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Si bien siempre hubo trabajo por cuenta ajena, y durante mucho tiempo,
además, trabajo libre, y si bien hubo regulaciones de esas clases de trabajo 2,
esas regulaciones no pueden en realidad compararse con el Derecho del
Trabajo tal como fue después de la Revolución Industrial, que es como ha
llegado, poco más o menos, hasta nuestros días.
A. EL TRABAJO PREINDUSTRIAL
En este ámbito de la fabricación artesanal, a partir sobre todo del siglo XII,
se desarrolló la práctica de la agremiación 3. Aquellos gremios medievales
tuvieron el propósito de regular las prácticas del oficio de que se tratase y
controlar el acceso y progreso en el oficio. También regularon los gremios
medievales los precios de ventas y a veces los salarios de los trabajadores
subordinados a los artesanos, pero esto, al revés del Derecho del Trabajo
moderno, no para garantizar remuneraciones mínimas, sino para evitar el alza
de precios. Los gremios medievales fueron parte de un sistema social
fuertemente estructurado o estamentado, en el cual, por más que los
agremiados fueran trabajadores libres que prestaban servicios u obras a
“contrato”, había un fuerte componente de congelación del status, en cuanto no
le era permitido o le era muy difícil, al artesano de oficio, dejar de serlo y
encarar otra actividad. En el imperio Bizantino, que es posiblemente uno de los
ejemplos históricos de mayor duración de una organización regulada, se
registra que el oficio de los agremiados pasaba obligatoriamente de padres a
hijos.
3
Conforme CABANELLAS DE TORRES, Guillermo (Cfr. Compendio de Derecho Laboral, Ed. Actualizada
y ampliada por GUILLERMO CABANELLAS DE LAS CUEVAS, T. I, Ed. Heliasta SRL, Año 1992, pág.
101 y ss.) con remotos antecedentes en las asociaciones de agricultores, pastores y artesanos de la India
primitiva y con entronque más cercano en los colegios romanos y en las guildas germánicas, surgen en la
Edad Media espontáneas agrupaciones de trabajadores de igual oficio o profesión. Sus encarnaciones
más típicas se hallan en las cofradías y en los gremios. Los primeros hombres libres que se agrupan para
defensa de sus intereses son los mercaderes. A su ejemplo, aparecen las corporaciones de artesanos. A
partir del Siglo XII, en Italia, Francia y España van formándose corporaciones, con organización propia, de
actividad común, de hondo sentimiento religioso y jerarquizadas por la escala gremial, que partía del
aprendiz, ascendía por el oficial o compañero y concluía en el maestro. La comunidad o similitud de oficio
como base de la asociación personal, y la voluntariedad como vínculo, las corporaciones se
comprometían bajo juramento, a defender sus intereses. Solía pagarse cuota de ingreso, había que
acatar los estatutos y pagar las asignaciones. Tenían personalidad moral y jurídica, con capacidad para
poseer casas, tierras y dinero. Reglamentaban la prestación laboral con la fijación de la jornada de
trabajo, que solía ser de sol a sol; con el descanso dominical y en las festividades religiosas; con la
determinación de los salarios; promoviendo la formación profesional, desde los rudimentos hasta la obra
maestra y manteniendo la tradición y el prestigio en su especialidad laboral.
El sistema de gremios decayó lentamente a partir del siglo XVI y en general
se acepta que llegó a su término al tiempo de la Revolución Francesa.
B. LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
5
La expresión calificativa de Revolución Industrial la aplicó, por primera vez, TOYNBEE para designar el
período de la historia económica de Inglaterra desde 1760 a 1830 que caracteriza una época de cambios
profundos para ese país. Se sirve del sustantivo revolución para expresar la transformación repentina y
total, no la evolutiva; y con el adjetivo industrial se concreta su aplicación a la actividad elaboradora de
productos, que es donde había repercutido de modo más especial. En el presente, por revolución
industrial se designa no sólo la innovación profunda que provoca un intenso o un nuevo sistema técnico,
sino, por antonomasia, el conjunto de hechos que determinó la transformación de la humanidad, en el
proceso de la producción y en la organización del trabajo, desde fines del siglo XVIII a mediados del siglo
XIX. La revolución industrial se define desde el punto y hora en que la mecánica se incorpora a la
construcción de nuevas máquinas (CABANELLAS DE TORRES, G., ob. cit., pág. 128.)
6
POLANYI, Karl, La gran transformación, México, D.F., 1992, pág. 92, cit. por RAMÍREZ BOSCO, ob. cit.,
pág. 70.
7
HOBSBAWN, Eric, La era de la revolución, 1789-1848, Crítica, Buenos Aires, 1997, p.36, cit. por
RAMÍREZ BOSCO, ob. cit.
serie de hilos. En 1771, ARKWRIGHT inventó una máquina de hilar, la wáter frame, que era
movida por la acción del agua. En 1779, el hilandero SAMUEL CROMPTON combinó los dos
inventos anteriores en uno que, por hídrido de aquéllos, denominó mula. Por último, en 1785,
CARTWRIGHT, párroco de kent, aplicó a los tejidos las máquinas ideadas para el hilado. No
obstante, fue la máquina de vapor, perfeccionada por WATT sobre ideas de Papin, y el
adicional sistema de rotación, logrado todo ello entre 1769 y 1782, lo que consintió aplicar el
vapor a toda clase de maquinarias.
8
CABANELLAS DE TORRES, G., ob. cit., pág. 129
9
Tratado Práctico del Derecho del Trabajo, T. I, pág. 3, Ed. La ley 1989
hombres, con la aparición de la máquina 10 y consecuentemente de los
procesos de producción en masa (racionalización y división del trabajo) y la
irrupción del capitalismo (concentración de capitales), deterioró la situación de
los trabajadores, al extremo que la necesidad de protegerlos constituyó la raíz
del derecho del trabajo.
En la época feudal el señor sometía a sus siervos pero les daba protección. Con
posterioridad el artesano ordenaba y aprovechaba del trabajo del oficial y del aprendiz, pero
dentro de un orden que inicialmente permitía el progreso profesional y otorgaba un marco
protector. Con la revolución industrial irrumpió el capitalismo que asumió como propia la
filosofía liberal. El trabajador perdió toda protección porque paso a formar parte no diferenciada
de un complejo de producción, en el cual la máquina asumía el rol fundamental y los operarios
que las manejaban podían ser reemplazados libremente sin responsabilidad alguna para el
empleador.
10
En 1763 se introduce la lanzadera volante de John Kay y luego Thomas Highs perfecciona una máquina
sobre la base del torno de bobinar, en la cual el huso no lleva volante y en la que el hilado y bobinado se
alternan. Las máquinas utilizaban la rueda hidráulica como motor. En 1785 la invención del telar, permite
fabricar toda clase de telas. La máquina recibe su consagración definitiva con la invención del motor
mecánico, la máquina de vapor de Watt. La máquina de vapor es el primer motor mecánico que va a
reemplazar el uso directo de las fuerzas naturales. Revolucionará sobre todo los transportes permitiendo
la creación del ferrocarril. El gran taller moderno se instala, en adelante, con sus máquinas y sus sistemas
de máquinas accionadas por motores mecánicos. El descubrimiento de la electricidad permite reemplazar
la energía de los combustibles por la de los saltos de agua. (P. Barret, “El trabajo humano”, pág. 40,
Eudeba, 1963)
que la agrupación de trabajadores en uniones o sindicatos y la realización de
movimientos de huelga por aquellas coaliciones tuvieron por objeto romper el
rígido esquema dentro del cual se desenvolvía la situación del trabajador
dependiente, carente de un mínimo de protección y de resguardos jurídicos
adecuados para su desenvolvimiento como trabajador y como persona.
C. LA CUESTIÓN SOCIAL
11
Derecho del Trabajo, El Ateneo, Buenos Aires, 1960
los hombros de la multitud innumerable de proletarios un yugo que difiere poco
del de los esclavos”.
Lo que ha dado fundamento y contenido a la moderna doctrina social de la Iglesia son sus
encíclicas “Rerum Novarun”, del Papa León XIII (15 de Mayo de 1891), “Quadragésimo Anno”
(15 de Mayo de 1931) y “Divini Redemptoris” (19 de Mayo de 1937) de Pío XI, “Mater et
Magestra” (15 de Mayo de 1961) y “Pacem in Terris” (11 de Abril de 1963) de Juan XXIII,
“Populorum Progressio” (26 de Marzo de 1967) de Paulo VI, “laborem Excersens (14 de
Septiembre de 1981) y “Solicitudo Rei Socialis” (30 de Diciembre de 1987) de Juan Pablo II.
Para la Iglesia el trabajo constituye una dimensión fundamental de la existencia humana
sobre la tierra que tiene un valor ético vinculado completa y directamente al hecho de que quien
lo lleva a cabo es una persona, el hombre es sujeto del trabajo, y desde un punto de vista
subjetivo todo trabajo humano es igualmente válido. El principio de dignificación y de prioridad
del trabajo respecto del capital constituye el basamento de la doctrina social de la Iglesia.
Para Caldera estas doctrinas consideran que el régimen está basado en la injusticia y en
la explotación de los trabajadores, y proponen distintas soluciones, según su condición
reformista o revolucionaria, que llegan hasta la destrucción de la organización social capitalista
y su reemplazo por una sociedad sin clases, en la que los bienes deben ser socializados. El
anarquismo se basa en un individualismo extremista que rechaza toda organización social y
propone la destrucción de la existente por medio de la violencia. Los llamados sociales utópicos
o románticos, Saint Simon, Owen, Fourier, Louis, Blane, Proudhon, criticaban a la sociedad
capitalista proponiendo su reorganización, la eliminación progresiva de las injusticias y la
creación de las bases de la futura sociedad socialista por medios pacíficos.
El socialismo científico funda sus teorías en un análisis concreto y minucioso de la realidad
económica. Basándose en las contradicciones internas del sistema capitalista prevé su
desaparición por medios violentos. El principal representante de esta teoría fue Carlos Marx,
que publicó en 1867 el primer volumen de “El Capital”, y organizó la Primera Internacional, que
puso en contacto a los obreros revolucionarios de distintos países.
Para el marxismo el hecho económico es base y motor único de toda la historia de la
humanidad. La economía es la estructura social, no hay Dios, no hay patria, no hay reglas
morales de valor absoluto, sólo hay relaciones económicas, la totalidad de estas relaciones
forman la estructura económica de la sociedad. De acuerdo con esta doctrina, la producción y
el reparto de lo producido constituyen el fundamento de todo régimen social. La articulación
social en clases se regula por la forma de producción y por los sistemas de intercambio. Por
eso en las modificaciones del modo de producción y de cambio es donde deben buscarse las
causas últimas de todas las modificaciones sociales y todos los cambios políticos. La
modificación del hecho económico es provocada por la lucha de clases (burguesía y
proletariado) que constituyen la fuerza propulsora del marxismo.
En lo económico científico afirma la teoría del valor, según la cual cuando el capitalista
obtiene un beneficio esa plusvalía no es sino trabajo no pagado. De tal modo el capital tiene
origen viciado y debe desaparecer.
D. LA EVOLUCIÓN LEGISLATIVA
12
Ob. cit, pág. 132.
También pioneras fueron las regulaciones sobre accidentes de trabajo:
Inglaterra en 1880 y 1897; Prusia en 1884; Austria en 1887, Francia en 1899 y
España en 1900/1904.
Con carácter general, decían Bayón Chacón y Pérez Botija que de los
países industriales más adelantados, Alemania fue el primero en encarar una
legislación laboral o social y los estados Unidos el último, éste sólo después de
la crisis de 1930, como parte de la política del new deal. En Francia se inició
una tendencia a la legislación social en 1848, con la gran revolución de ese
año, pero no parece haber sido algo mayormente orgánico, fuera de las
contradicciones y alternativas que registra la historia francesa de esa época. En
Prusia parece que se registran leyes obreras de 1839 y hasta una ley del
trabajo de 1860. Pero su aporte decisivo a la materia fue sin duda el de las
leyes sobre seguros de enfermedad, accidentes y vejez, de 1883, 1884 y 1889,
a las cuales se atribuye con bastante generalidad el mérito de ser el primer
plan social gubernamental sistemático, si no el nacimiento de la Seguridad
Social como concepción de una actividad estatal integral.
En Europa en sus orígenes el fenómeno sindical fue reprimido y toda forma de coalición
fue penada. La figura penal respectiva que se encuentra en la Ley de Chapelier de 1791
afirmaba el valor fundamental atribuido por el Estado liberal a la libre concurrencia.
En una etapa ulterior el sindicato fue plenamente legitimado. En Francia la Ley Waldeck-
Rosseau del 21 de marzo de 1884, incorporada posteriormente al Libro III del Code du Travail
establece una protección de la libertad sindical en las relaciones entre los sindicatos y el
Estado, en el plano individual y en las relaciones entre sindicatos concurrentes. Posteriormente
otros países dictaron leyes similares, específicamente destinados a regir las entidades
sindicales como por ejemplo la Ley Wagner (1935) en los Estados Unidos, entre otras.
Las profundas modificaciones en las condiciones de los trabajadores se
relacionan también con los cambios políticos, económicos y sociales que se
produjeron con motivo de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
13
La Conferencia Obrera de Leeds de 1916, expresó que en “el tratado de paz que pondría fin a la guerra,
asegurando a los pueblos la libertad e independencia política y económica debía a la vez asegurarse a la
clase obrera de todos los países un mínimo de garantías de orden moral y material relativas al derecho
del trabajo, derecho sindical, migraciones, seguros sociales, duración de la jornada, higiene y seguridad
del trabajo”. En 1919, finalizada la guerra, se reunió en Berna la Conferencia Sindical Interamericana que
aprobó “La Carta Sindical de Berna”, basada en el pronunciamiento de la conferencia de Leeds. En ellas
los trabajadores solicitaban a la Sociedad de las Naciones que considerara como una de sus misiones
primordiales crear una legislación internacional de protección del trabajo y garantizaran su aplicación,
formulando principios relacionados con el trabajo, la enseñanza, el trabajo de los menores, mujeres y sus
salarios, a la jornada, al descanso, al trabajo nocturno, a la higiene y seguridad en el trabajo, al derecho a
sindicalizarse, a la migración de los trabajadores, al paro, al seguro social, al trabajo de los marítimos, a la
inspección del trabajo y a la creación de una Organización Internacional del Trabajo de carácter
permanente para elaborar acuerdos con fuerza legal.
En el mismo año 1919, se proclamó la Constitución alemana de Weimar,
que anticipada por la de México de 1917, incluyó en su texto derechos
“sociales”, se inició así el denominado constitucionalismo social que elevó los
derechos de los trabajadores a la más alta jerarquía normativa.
A estos treinta años se los conoce comúnmente como “los años dorados” o
“los treinta gloriosos”, y sea como fuere, llegaron a su término en la segunda
mitad de los años ´70. Mientras duraron, dieron ocasión, si no causa, a un
importante crecimiento de los derechos laborales y de la seguridad social,
hasta que se alcanzó algo más o menos parecido al punto de evolución ahora
conocido.
CONCLUSIONES
A. CONSIDERACIONES GENERALES
14
Juan Carlos Fernández Madrid, Tratado Práctico de Derecho del Trabajo, Tomo I, La ley 1989, pág. 120 y sig.
de la jornada de labor, las instituciones fundamentales del derecho del trabajo
se desarrollaran después de los años 30; que por cuestiones de política
creciera el derecho tutelar después de 1943 y que una fecunda labor
jurisprudencial sobre la L. 11.729 (arts. 154 a 160, Cód. de Com.) fuera
recogida en 1974 en la ley de contrato de trabajo (L. 20.744). Esta ley conserva
su fisonomía originaria pese a los cortes de que fue objeto en el año 1976 por
la ley 21.297.
En efecto, según lo explica Luis Ramírez Bosco 15, la historia del derecho del trabajo
argentino no puede pensarse en los mismos términos que la que acabamos de ver. En primer
lugar el desarrollo del derecho del Trabajo argentino no es sólo posterior al de los países
industriales sino que en realidad es tan posterior que sus inicios más organizados se dieron
apenas poco antes de que en el mundo se llegara a los “treinta gloriosos”, y en cuanto se trata
de un derecho que se debe aplicar a un número importante de trabajadores industriales lo
cierto es que la cantidad de éstos, en Argentina, sólo creció considerablemente a partir de
mediados de la década de los años ´40, o sea, cuando en el mundo ya se había ingresado a la
época de la prosperidad y cuando se habían ya difundido las ideas consiguientes. Debe
apuntarse que en Argentina la población industrial propiamente dicha nunca parece haber sido
tan considerable o haber tenido tanto peso como en otras partes con relación a la población
ocupada en el comercio o en los servicios. Aún cuando la industria no llegó aquí nunca, a lo
que fue el fenómeno en otras partes, en todo caso la industrialización y la población industrial
argentinas, aparte de permanecer en proporción menor, crecieron sólo a partir de 1935, más
decididamente desde 1948 y hasta aproximadamente mediados de los años ´70, después de lo
cual decrecieron bastante. O sea que, paradójica-mente, el sector industrial argentino empezó
una vía de decaimiento sostenido en el mismo momento en que el Derecho del Trabajo
nacional llegó a su mayor punto de madurez legislativa.
En tercer lugar, en Argentina, por más que no se cuente con registros de época sobre el
desempleo en los que se pueda confiar, no parece que ni aún en las décadas de la gran
inmigración (1880-1920) se haya generado una situación de sobre oferta de la mano de obra
comparable con la originaria en los países industriales.
B. EVOLUCIÓN HISTÓRICA
Los repartimientos
Obrando por cuenta propia, Colón impuso a los indios el tributo de los
mantenimientos, que consistía en la obligación de labrar las tierras para
sostener a los conquistadores. Además dispuso que todo indio mayor de 14
años pagara un tributo, que podía reemplazarse por la prestación de servicios
personales. Este tributo en especie originó protestas de los indígenas en Santo
Domingo y, casi simultáneamente los españoles de esa isla exigieron el reparto
de los indios aptos para el trabajo, a fin de que le prestaran servicios
personales. El descubridor autorizó esa petición y con ella surgió la institución
de los repartimientos, que se traducía en la entrega de tierras a los
colonizadores y en la adscripción de indios a aquéllas, con la obligación de
cultivarlas para los titulares de esa doble adjudicación de bienes y personas, a
título gratuito.
Al llegar a conocimiento de la reina Católica los repartimientos de indios,
ordenó al gobernador Ovando, el primero de las Indias occidentales, que
pusiera en libertad a los indios repartidos y que, de acuerdo con los caciques –
los jefes indígenas- se señalara el tributo que aquéllos, como vasallos libres,
debían satisfacer, a más de compelerlos a trabajar por el salario justo que se
les asignara.
Igual que la esclavitud indígena, lo repartimientos subsistieron y hasta
fueron reconocidos por una provisión de 1504, que sancionaba esta institución
y permitía extenderla a los territorios que se fueran descubriendo o poblando.
La declinación de los repartimientos se fija en 1609, al imponerse para los
indios un régimen de libertad, condicionado por la obligación de trabajar.
La encomienda
La mita
El yanaconazgo
Por considerarse trabajos insalubres para los indios, les estaba prohibido
sacar y portear la nieve, ocuparse en los ingenios de azúcar, en las pesquerías
de perlas (reservadas para los negros), en la granjería de la coca y en la
aleación de oro bajo. Con igual finalidad protectora de la salud, estaba
prohibido que los indios llevaran cargas pesadas (llegaron a limitarse a dos
arrobas, unos 24 kilos) o que las transportaran, aún de menor peso, a mucha
distancia.
Ordenanzas diversas
Aunque las leyes de Indias integran la más conocida y fundamental de las
recopilaciones del Derecho Indiano, los monarcas españoles, los virreyes
destacados en América y el Consejo de Indias, fundado en 1511 por Fernando
el Católico, dictaron numerosas disposiciones de índole laboral. Cabe
mencionar las Ordenanzas de don Francisco de Toledo, virrey del Perú, que, a
mediados del siglo XVI, protegieron al indio como persona y como trabajador,
especialmente en las tareas de las minas y en cuanto al cultivo de la coca.
En 1580, el gobernador Ruiz de Gamboa dictó otras ordenanzas que
establecían la supresión del servicio personal y la reducción del tributo de los
indios, así como el nombramiento de corregidores indios para ampararlos en el
pago de la denominada tasa de Gam boa.
Las ordenanzas del visitador Alfaro integran un código de 120 artículos
sobre cuestiones económicas y laborales del Indio, de modo particular en
Tucumán.
En 1777, el virrey Cevallos, en el Río de la Plata, expidió un bando para
reglamentar el trabajo de los peones.
Como señala Cabanellas de Torres, por entonces, mientras la Argentina tiene como
preocupación esencial organizarse políticamente, en el Viejo Mundo adquiere vehemencia la
lucha social y surge una incipiente legislación del trabajo en los pueblos más desarrollados
industrialmente. Ese panorama explica, durante este período constituyente y codificador en la
república Andina y del Plata, el contraste que se señala entre los continentes. En tanto que en
los países europeos la legislación del trabajo no ha sido obtenida sino después de luchas,
muchas veces sangrientas, en el Nuevo Mundo ha sido otorgada voluntariamente por los
gobiernos. La razón, proviene de que en América se ha encontrado la clase trabajadora
16
Cit. por CABANELLAS DE TORRES, ob. cit., pág. 121
desunida, aislada; además no existe una situación de necesidad como la sufrida por los
trabajadores en los principales centros industriales de Europa. No ha habido fuerza de
asociación que logre o consolide conquistas de carácter social.
Las causas determinantes de la indiferencia laboral del legislador argentino del siglo XIX
son valederas también para los restantes países iberoamericanos. Pueden señalarse las
siguientes: a) mayor extensión geográfica, menor densidad de población, y por ello, mejores
posibilidades económicas; b) escaso valor de la propiedad rural, que permitía el fácil acceso a
un trozo de suelo propio; c) escasa población absoluta, con mano de obra más independiente,
más solicitada y mejor pagada, al menos en las ciudades; d) ausencias de espíritu de
asociación, explicable en parte por la afluencia e idiosincrasia de los inmigrantes; e) escasez de
grandes industrias, aunque había numerosos artesanos y pequeños talleres; f) mayor número
de trabajadores agrícolas que industriales; g) falta de concentración de los trabajadores en
grandes masas, por la dispersión industrial y territorial; h) mejores salarios y perspectivas
familiares para los trabajadores; i) mayor preocupación por lo político que por lo económico-
social; j) la actitud obsesiva de los inmigrantes en el sentido de enriquecimiento individual, con
preferencia sobre las reivindicaciones colectivas de índole laboral; k) finalmente, que el
continente americano constituía en aquellos tiempos una de las soluciones probables, y
probadas por muchos, para el problema social que agobiaba a los trabajadores europeos, que
podían emprender en el suelo americano una nueva y esperanzada vida.
Se deduce, en consecuencia, que no existía la preocupación legislativa en la esfera
económico social.
Puede decirse, que se dictaron algunos preceptos sobre el trabajo, pero no laborales.
17
Cfr. TISSEMBAUM, obra citada, pág. 284;
De fuerte inspiración en el Código Francés de 1804, el Código Civil
Argentino de 1869, confundía el contrato de trabajo con la locación de
servicios, “que tiene lugar cuando una de las partes se obligare a prestar un
servicio, y la otra a pagarle por ese servicio un precio en dinero”. Sus efectos
se remitían a lo dispuesto para las obligaciones de hacer.
La L. 11729 que modificara los arts. 154 a 160 del Código de Comercio,
hasta entonces constituyera la regulación fundamental del contrato de trabajo
en el país, estableciendo la obligación de preavisar o en su defecto, indemnizar
y una más eficaz protección contra el despido arbitrario.
Empero, la actividad legislativa no se detiene con tales disposiciones, pues
en 1940 la L. 12637 sanciona el estatuto de los trabajadores bancarios y al
año siguiente, la L 12713 instituye el régimen de trabajo a domicilio que rige en
la actualidad, perfeccionando el establecido en 1918; Los viajantes de comercio
son reglados por la ley 12637 de 1940, sustituida en 1958 por la ley 14546; en
1943 el D. 2669/43 reglamenta la constitución y organización de las
Asociaciones Profesionales, el D. 16672/43 consagra el Estatuto del Servicio
Civil para la Administración Nacional.
La flexibilidad laboral
a) Concepto
El término flexibilidad refleja “la disposición de algunas cosas para doblarse
fácilmente sin romperse”.
Son muchas las razones alegadas para introducir una mayor flexibilidad en
el empleo en Europa. El informe acerca de la flexibilidad en el empleo en los
países de la Comunidad Económica Europea” coordinado por Jean-Michel
Maury y publicado en septiembre de 1985 señala cuatro principales:
Según cual sea la posición del intérprete o los intereses que predominen,
puede contemplarse una flexibilidad para proteger, una flexibilidad de
adaptación y una flexibilidad de desregulación o desprotección 24.
24
JAVILLIER, Jean-Claude, “Ordenamiento Jurídico, relaciones profesionales y flexibilidad. Enfoques comparativos e
internacionales”, Trabajo y Seguridad Social, T. XIV, 1987, pág. 3; citado por FERNÁNDEZ MADRID.
De ahí que el art. 75 de la LCT prevea que el empleador debe adoptar las
medidas que, según el tipo de trabajo, la experiencia y la técnica, sean
necesarias para tutelar la integridad psicofísica y la dignidad de los
trabajadores, lo cual configura una directiva amplia que impone la incorporación
de los cambios tecnológicos tendientes a eliminar las condiciones de
insalubridad.
La afirmación de un derecho del trabajo cambiante, que se adapte con
flexibilidad a las nuevas necesidades, sólo implica excluir la posibilidad de
consagrar un ordenamiento ideal, intocable, permanente, pero no significa que
se realice de acuerdo a los intereses particulares de la empresa con olvido de
los principios del derecho del trabajo.
En nuestro país los distintos aspectos de la flexibilidad que han dado origen
a un amplio e interesado debate en el sentido de que más que superar la crisis
económica a través del derecho de la emergencia se trata de modificar la
relación de fuerzas entre trabajadores y empleadores. Y se trata de un debate
carente de sentido porque nuestro derecho laboral, viciado en su contenido
económico y caracterizado por la más amplia posibilidad de despedir sin causa,
constituye un paradigma para los flexibilizadores europeos.
25
Ob.cit., pág. 114
IV. DERECHO DEL TRABAJO: CONCEPTO
El maestro Krotoschin señala que son varias las definiciones que se han
dado. Casi todas tienen en común la inclusión del factor “trabajo” como uno de
los elementos constitutivos. En la doctrina prevalece la opinión de que a los
fines del derecho del trabajo sólo interesa una determinada forma en que el
trabajo se presta, o sea, el trabajo efectuado en situación de dependencia o
subordinación −por más difícil que en algunos casos resultase la determinación
de esa dependencia−, que constituye la condición previa de la aplicación de las
normas del derecho del trabajo.
Sin embargo, expresa, lo que suele ocurrir con fórmulas tan sintéticas es
que no sirven para lo que tendrían que servir, porque sólo son comprensibles, o
útiles, para quien tenga por anticipado conocimientos suficientes, pero para el
que necesita introducirse en la materia y a partir de la definición ir
desarrollando en orden la adquisición de conocimientos o para ubicar los
límites del temario, una fórmula tan breve es mayormente inútil, por lo que una
definición útil necesita ser más compleja y tratar de cumplir con las siguientes
funciones: a) informar sobre el contenido de la materia, sobre la razón o el
propósito con el que se da a este material un tratamiento distinto y sobre el
mecanismo o procedimiento diferenciado con el que se lo hace. O sea, sobre el
qué, el para qué y el cómo de la materia a definir; b) delimitar el ámbito dentro
del cual se pueda o proponga aplicar con utilidad funcional las normas de la
materia diferenciada, c) contener potencialmente el desarrollo de la materia,
como si fuera un plan de exposición, de modo que pueda ordenadamente
derivarse de la síntesis contenida en la definición a su análisis en la exposición
del material.
En este contexto expresa: “el Derecho del Trabajo es la rama del Derecho
que regla el contrato de trabajo dependiente, con el objeto de proteger a los
trabajadores, y que lo hace dando a ese contrato contenidos obligatorios, por
medio de normas públicas imperativas o de normas producto de la autonomía
colectiva de los mismos trabajadores, contenidos cuya aplicación efectiva se
refuerza con un uso intensivo del poder de policía estatal”.
31
En razón de que algunos autores agregan que debe ser un conjunto sistemático de normas o un
conjunto de normas o principios, pero un planteo así tiene mas que ver con la autonomía de la materia
que con su identificación.
trabajadores entre sí, siendo todos estos contenidos del derecho del Trabajo
definitorios como los propios del contrato individual.
Por otra parte, al elegir la figura del contrato como uno de los elementos
nucleares de la definición, se suma a los conceptos básicos la elaboración
científica sobre esa categoría –el contrato-.
Para lograr equiparar la relación laboral, la ley impone a las partes, con
carácter de orden público, un mínimo de condiciones inderogables. No se
suprime la autonomía de la voluntad sino que se la limita hasta donde resulte
necesario para cumplimentar sus fines. No se limita la libertad de contratación
sino que una vez concertada la relación, sus condiciones deben subordinarse a
las normas ineludibles del orden público laboral. Estas normas son
inmodificables en sentido negativo: se produce una limitación de la autonomía
de la voluntad y se establece un mínimo de garantía social de carácter
normativo e imperativo.
VII. CONTENIDO
El Estado, según las épocas, impulsado por el quehacer sindical y/o por
desiciones propias a las que no han sido ajenas los organismos internacionales
como la OIT, ha contribuido o se ha puesto a la cabeza del proceso de creación
de normas que han constituido con el tiempo el Derecho del Trabajo como
rama autónoma del derecho desprendida del derecho civil y del derecho
comercial. Sus funciones de policía han dado origen a un sistema normativo
destinado al cumplimiento de las disposiciones de distinta índole que protegen
al trabajador dependiente por cuenta ajena. Asume un papel decisorio en todo
lo relacional con la seguridad y el medio ambiente (art. 200 LCT, L. 19587,
Decreto 351/79).
Asimismo, en esta etapa del desarrollo del Derecho del Trabajo, se han
creado en casi todas las jurisdicciones tribunales judiciales con competencia
específica para lo laboral, habiéndose modelado un Derecho Procesal del
Trabajo, con rasgos propios que lo diferencian del derecho Procesal Civil.
• Por otra parte ciertos aspectos de este derecho, sin perder su unidad,
regulan relaciones de derecho internacional privado y la actuación de la O.I.T. y
los acuerdos binacionales permiten hablar de un Derecho Internacional del
Trabajo. Está constituido por los Tratados Internacionales y especialmente por
los Convenios y recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo.