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I-INTRODUCCIÓN
El artículo referido establece que por cada solicitud de verificación de crédito que se
presente, el acreedor pagará al síndico un arancel de cincuenta pesos que se sumará a
dicho crédito. El síndico afectará la suma referida a los gastos que le demande el
proceso de verificación y confección de los informes, con cargo de oportuna rendición
de cuentas al juzgado, quedando el remanente como suma a cuenta de honorarios a
regularse por su actuación. Excluyese del arancel a los créditos de causa laboral, y a los
menores de mil pesos sin necesidad de declaración judicial.
(ii)No se advertía en este caso una afectación de entidad tal que obste al desempeño en
la profesión o que derive en un perjuicio patrimonial sustantivo.
(iii)Los gastos que el funcionario sindical tuviere que anticipar y rendir detentan en el
orden normativo concursal una prioridad que los coloca por encima de muchos de los
créditos de los acreedores a los cuales se les impondría el acrecimiento pretendido por el
arancel.
(iii)La influencia de la inflación en preceptos que fijan un valor monetario y las posibles
formas de corregir esta circunstancia.
II-LA NATURALEZA DE LAS FUNCIONES DE LA SINDICATURA
El tema ha sido siempre objeto de especial atención por parte de la doctrina, donde se
evidencia un profuso tratamiento.
Al examinar la posición de BONELLI los tratadistas citados señalan que para este autor
tres estadios pueden distinguirse en el procedimiento de quiebra: en el primero, el
síndico es enteramente emanación de la voluntad del tribunal; en el segundo, es un
producto de la voluntad del tribunal, iluminada por los acreedores; en el tercero es,
principalmente, el resultado de la voluntad de los acreedores, controlada por el tribunal.
Sin embargo en ningún caso representa al fallido porque para ello sería necesario que el
representado continuase siendo propietario de los bienes desapoderados y tampoco
representa a los acreedores. Considera BONELLI que no le cuadra al síndico la
calificación de oficial público.
Para SATTA existe un mínimo sobre el cual no existen controversias: las funciones de
administración sustitutiva del deudor, ya que el concurso tiene por objeto no bienes del
deudor sino su patrimonio, que es un conjunto de derechos y obligaciones, de relaciones
activas y pasivas, y como tal no puede ser objeto de una simple disposición como la
que se desarrolla en la ejecución singular.
1
GARCÍA MARTÍNEZ, ROBERTO,FERNÁNDEZ MADRID,JUAN CARLOS, Concursos y quiebras, t.II, p.
1428,Ediciones Contabilidad Moderna, Buenos Aires, 1976.
2
GARCÍA MARTÍNEZ, ROBERTO,FERNÁNDEZ MADRID,JUAN CARLOS, Concursos y quiebras, t.II, p.
1431,Ediciones Contabilidad Moderna, Buenos Aires, 1976.
Es necesaria una actividad de carácter negocial, dirigida a la liquidación de relaciones, y
en cuanto sea necesario, también la constitución de nuevas relaciones. Como el deudor
no puede disponer ni administrar su patrimonio, es preciso un órgano que lo sustituya.
MORO, siguiendo a MAFFIA señala que el uso promiscuo de los términos “órgano” y
“funcionario” es frecuente, pero la diferencia entre las nociones expresadas entre estos
vocablos es nítida: órgano es el género y funcionario la especie, a saber, ciertos órganos
que amén de sus características genéricas poseen algunas propias: permanencia,
profesionalidad, retribución por el Fisco, formas especiales de designación, de ascensos,
de responsabilidades, etc. como ocurre con los jueces, fiscales y secretarios. En cambio,
es órgano el síndico, que a diferencia de aquéllos no desempeña la sindicatura de modo
permanente, no con exclusión de otras actividades profesionales, ni es retribuido por el
Fisco, etc. esta distinción- concluye- entre órgano y funcionario permite considerar al
juez y al secretario como órganos-funcionarios del Estado, en tanto el síndico es órgano
del proceso. Por lo tanto el quehacer de los primeros se imputa al Estado, mientras que
la tarea del síndico es atribuida al proceso.4
3
ARGERI, SAÚL A., Intervención de la sindicatura en el proceso de quiebra, LA LEY 1979-D, 1040
4
MORO, CARLOS EMILIO, Cámara Héctor, El Concurso preventivo y la quiebra, actualizado bajo la dirección de
Ernesto E. Martorell, T.V, p 248, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2007.
GRACIABILE entiende que necesariamente el Estado debe valerse de órganos para
llevar a cabo sus fines. Encasilla dentro del concepto de órgano en sentido lato a aquel
que cumple una función del Estado determinada por el orden jurídico -creación o
aplicación de normas-.
Para concluir que no podemos negar el carácter de funcionario público del síndico,
quien ejerce funciones dentro del proceso concursal por imperio de una norma general
-ley concursal-, por voluntad estatal, pues es la ley quien determina su actuación y la
forma en que ella se desarrolla, sin tener injerencia alguna la voluntad de las partes
interesadas. En consecuencia, la sindicatura es un órgano del Estado stricto sensu, es
decir, funcionario público, que encuentra su estatuto en la ley específica sobre la
materia, actuando en interés del Estado.5
CONIL PAZ explica que el síndico es uno de los funcionarios del concurso. Así lo
prescribe la ley de concursos: art. 275. De ello parece fluir que a través de su
caracterización legal, el síndico es un funcionario auxiliar de la justicia. Es más, podría
inclusive admitirse que son portadores de una función pública.
Considera que cabe asimilarlos a un órgano judicial del concurso, vinculándolo, eso sí,
con una acepción lata, comprensivo no sólo de quienes están investidos de la función de
crear normas previstas de fuerza obligatoria, "sino también de quienes se hallan
adscriptos a aquellos para el cumplimiento integral de la función pública procesal".
Como forma de "cubrir" dichas necesidades se creó un órgano que asume todas esas
funciones. En nuestro derecho se denomina: sindicatura.
Más allá de la complejidad de esta semblanza se debe considerar que las dificultades
provienen de las singulares exigencias estructurales del proceso concursal, entre las
cuales se destaca la necesidad de que el síndico administre, negocie, liquide,
diagnostique, aconseje, etc., según las circunstancias o necesidades del proceso.
El síndico, en síntesis, es—para esta doctrinaria-- un colaborador del juez del concurso,
dotado de capacidades técnicas, experiencia e idoneidad, que completan las tareas de
éste, excediendo sus funciones a las de un simple administrador dado que ellas se
despliegan en un complejo abanico de deberes y atribuciones. 7
De modo que se ha señalado que el hecho de que el síndico sea funcionario del concurso
y por eso se le reconozca calidad de oficial público, no puede llevar a que respecto de él
no rigen las disposiciones atinentes a las notificaciones y que todas las resoluciones
deben notificársele por cédula, implicaría un privilegio inadmisible. El art. 298 de la ley
concursal última parte, dice que el síndico es parte en el proceso principal y en todos sus
incidentes; luego le son aplicables a él, como a los demás intervinientes, las normas
correspondientes.10
El cincuenta por ciento de dicho depósito, dentro de los cinco días de dictada la
resolución que dispone el art. 36 de la ley concursal (Adla, LV-D, 4381) (en adelante
L.C.); el otro cincuenta por ciento dentro de los cinco días de presentado el informe
general art.39 L.C.
Otra posibilidad sería que la segunda cuota se abone en forma conjunta con la
presentación de la propuesta de pago en el expediente, para otorgar al concursado
mayor plazo aún entre el pago de la primera y segunda cuota.
Respecto al monto del depósito, que como se dijo lo será en dos cuotas, prima facie
parece justo establecer el mismo en el equivalente a dos sueldos de secretario de
primera instancia, pues es el mínimo que el art. 266 LCQ in fine, fija para la
retribución de los honorarios profesionales en los concursos preventivos.
Mas allá de esta propuesta de lege ferenda, la legislación vigente estipula pautas que
podemos denominar genéricas en materia regulatoria de honorarios, pero también
exhibe un gran número de situaciones no previstas que quedan al arbitrio de la
jurisprudencia y de la aplicación de las leyes arancelarias locales.
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TEPLITZCHI, EDUARDO ; TITO, VERÓNICA, El concurso preventivo y los honorarios del síndico. Cómo
intentar prevenir su incobrabilidad, LA LEY 2002-B, 1179
el arancel se fije en referencia un cierto porcentual del salario mínimo vital y móvil o
por caso de la retribución de un Secretario del Poder Judicial de primera instancia.
Ello permitiría que, en época de inestabilidad y depreciación de la moneda, las
actualizaciones de los parámetros de referencia incrementen el arancel no dejándolo,
como ahora acontece, desactualizado en relación a la función con la que fuera
concebido.