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51-65
www.doi.org/10.24275/uam/izt/dcsh/alt/2020v30n60/Peters
Abstract Resumen
This article analyses how museums and cultural cen- Este artículo analiza cómo los museos y espacios cul-
ters based close to the “zone 0” of the Chilean Spring of turales aledaños a la zona cero del estallido social de
2019-2020, responded in its organizational operability octubre de 2019 en Chile respondieron en su opera-
and decision-making during the first months (from 18 tividad organizacional y toma de decisiones durante
October 2019 until February 2020). Considered as public los primeros meses (18 de octubre de 2019 a febrero
and cultural deliberative spheres, this article analyses de 2020). Consideradas como esferas públicas y
how these organizations acted during the development culturales deliberativas, este artículo examina cómo
of the marches, protests and events of the revolt in its estas organizaciones actuaron frente al desarrollo de
territories and communities. In doing so, this research las marchas, protestas y acontecimientos de la revuelta
developed a number of semi-structured interviews en sus territorios y comunidades. Para ello, se reali-
(N: 13) to members of the museums and cultural cen- zaron entrevistas semiestructuradas a trece encarga-
ters based in the more conflictive and violent area. The das/os de los espacios culturales y museos alojados
results show that the museums and cultural centers en el área de mayor conflicto y violencia. Los resul-
with public and hierarchical dependency tended to sta- tados demuestran que los museos y espacios culturales
blish a distant relationship during the Chilean Spring, de dependencia pública tendieron a establecer una
meanwhile the privates and independent ones promoted mayor distancia frente al estallido social, mientras que
a territorial link as well as a collaborative and creative los independientes y privados promovieron un vínculo
one with the protesters and contingent communities. tanto territorial como colaborativo y creativo con los
Key words: Chilean Spring, public sphere, cultural manifestantes y comunidades contingentes.
centers, museums, territory Palabras clave: estallido social, esfera pública, espacios
culturales, museos, territorio
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Popular en 1970 bajo el liderazgo de Salvador Allende sino también obstaculizar por la vía legal cualquier
(Collier y Sater, 2004). Desde su llegada al poder, y mecanismo de cambio o reformulación profunda de
conforme los principios de la “vía chilena al socia ese modelo social (Uggla, 2005). Sin embargo, con la
lismo”, se desencadenaron procesos políticos, sociales, caída simbólica de Pinochet en 2006 y el surgimiento
económicos y culturales que tuvieron consecuencias de nuevas demandas sociales y políticas, Chile se pre-
estructurales e inéditas para la sociedad chilena. paraba para un nuevo capítulo en su historia (Collins,
Durante los tres años de gobierno de Allende se cons Hite y Joignant, 2013).
truyó un proyecto revolucionario que definió un nuevo Entre la década de 2000 y 2010 el modelo económico
horizonte de expectativas para los segmentos sociales de libre mercado logró una fuerza inusitada en el país.
pobres e históricamente excluidos, pero que chocaba Durante esos años Chile vivió un “milagro” económico
de manera directa con los intereses y modelos de so- que se vio reforzado y legitimado políticamente por
ciedad de las clases productivas y oligarcas del país reformas constitucionales y sociales (Sehnbruch y
(Haslam, 2005; Qureshi, 2009). Siavelis, 2014). Esta “tesis exitosa” revelaba que la
Con el derrocamiento de Allende en septiembre de integración social se lograría mediante la ampliación
1973 (Guardiola-Rivera, 2013) y la posterior instau- del consumo de la población. En otros términos, que, a
ración de la dictadura militar de Augusto Pinochet, través del crédito y el aumento de los niveles de ingreso
el proyecto revolucionario de la Unidad Popular se vio y educación, sería posible establecer en las/os chilenos
por completo desechado y reemplazado por un nuevo un principio de autorresponsabilidad y autocuidado
modelo societario inédito en la historia moderna: la financiero. Como han mostrado algunos autores (La-
economía neoliberal (Taylor, 2006). Bajo los principios rraín, 2001; Moulian, 1997), la sociedad chilena se
de Milton Friedman –y sus seguidores locales, los de- autodescribió como formada por consumidores libres,
nominados Chicago boys–, la economía chilena definió competitivos y autónomos. No obstante, este triunfo
un contrato social basado en los principios de la libre individual se develaría como una apariencia.
competencia y el mínimo rol del Estado. Este modelo El plan de los gobiernos democráticos era implantar
económico logró una institucionalidad política con la un neoliberalismo con rostro humano, a pesar de las
nueva Constitución de 1980 (Barros, 2002). Valida evidentes desigualdades y exclusiones sociales que
da en un plebiscito caracterizado por irregularidades el modelo estaba generando (Taylor, 2006; Solimano,
jurídicas y nula participación de la oposición, en ella 2012). Como han señalado variados estudios y revi-
no sólo se establecieron los principios y bases legales siones históricas (pnud, 2020), Chile se inscribió en el
para sostener un Estado subsidiario y reducido frente ámbito mundial como una economía ascendente –en
al mercado, sino también un resguardo estructural del 2010 Chile se convirtió en el primer país latinoame-
régimen militar: la presencia de Pinochet como líder ricano en ingresar a la Organización para la Coo
del ejército si se lograba la democracia, la presencia de peración y el Desarrollo Económicos, ocde–, pero con
senadores designados por el régimen y el sistema uno de los índices de desigualdad social más alto y
de elecciones parlamentario binominal, entre otros. mala distribución de ingresos. Pese a las políticas de
En su conjunto, la ciencia política denominó estas superación de la pobreza surgidas desde 1990, las
herencias constitucionales como enclaves autoritarios clases pobres y medias tuvieron que desarrollar es-
(Garretón, 2003). trategias de sobrevivencia bajo un modelo económico
Con el plebiscito de 1989 –y la caída del régimen excluyente e inequitativo (Han, 2012; Araujo, 2009),
dictatorial un año después–, Chile vivió la materiali- lo que fue acumulando una sensación de desprotec-
zación de una política de los acuerdos entre el mando ción y frustración. En efecto, los logros económicos
militar saliente y el cuerpo civil entrante (Garretón, alcanzados y la estabilidad política de estas décadas
1996; Jocelyn-Holt, 2001). La Concertación de Par- no fueron suficientes para detener el malestar social
tidos por la Democracia –coalición gobernante inin- que emergió desde mediados de la década de 2000.
terrumpidamente hasta 2009– tuvo que convivir con Esta tesis del malestar ha sido expuesta con mayor
esta condición paradójica: reconstruir un proyecto de- claridad por las/os investigadores de la sede chilena
mocrático con base en principios redistributivos y
del Programa de las Naciones Unidas para el Desa-
de justicia social (enfocados en memoria y derechos rrollo (pnud, 2020). Ya en los primeros informes de
humanos), pero arrastrando y prolongando las bases desarrollo humano se ponía de manifiesto la parado-
económicas y políticas fundamentales del régimen ja de la modernización en el país: por un lado, un país
militar. A partir de una democracia protegida no sólo en creciente complejización capitalista y, por otro, una
se buscó priorizar una estabilidad política y económica sociedad que no logra constituirse como plenamente
sustentada en principios neoliberales y autoritarios, en desarrollo. Después, los enfoques se concentraron
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en explicar los desafíos de los individuos para mejorar desestabilizar las estructuras de poder hegemónicas
su vida diaria y apropiarse/definir su propia trayectoria heredadas de la dictadura militar. Pero, al mismo
biográfica (pnud, 2002). Estas conclusiones, sobre todo tiempo, promueven la emergencia de nuevas formas
culturales, revelaron la dificultad de las/os chilenos de participación política y ciudadana inéditas para un
para construir sus proyectos biográficos en una so- país como Chile. El estallido social de octubre de 2019
ciedad cada vez más individualizada. es la culminación –o inicio– de este proceso histórico
Entre las primeras manifestaciones de la crisis del de casi medio siglo. Una crisis de legitimación de un
“modelo chileno” estuvieron los movimientos estudian- modelo impuesto en dictadura y fortalecido durante
tiles de 2006 y 2011 (Donoso, 2013; Bellei y Cabalin, 30 años en democracia.
2013 y Cabalin, 2012). Enfocados en la gratuidad y Varios han sido los diagnósticos que han expuesto
calidad de la educación pública, estas movilizaciones esta crisis y malestar social (Mayol, 2012; Ruiz, 2015;
llegaron a ser nombradas como el Chilean winter Garretón, 2016; Araujo, 2016; pnud, 2020; Somma
(Villalobos-Ruminott, 2012) y significaron una señal et al., 2020). Empero, desde el estallido de octubre de
clara del descontento estructural de la población so- 2019, ha habido consenso en que uno de los motivos
bre el modelo económico neoliberal. Estos tiempos de principales ha sido la desigualdad estructural de la
la politización en Chile (pnud, 2015) demarcaron un sociedad chilena y la acumulación de abusos y alzas
nuevo trazado social. Al finalizar la presente década, en los servicios básicos (salud, educación, agua, luz,
otros movimientos sociales se sumaron al estudian transporte, medicamentos) (Garcés, 2020 y 2019). De
til, unos antiguos otros emergentes: luchas mapuche igual forma, el estallido no se explica sin las actuales
(surgidas en la década de 1990), rebelión feminista, luchas feministas (Zerán, 2019) y los variados mo
nuevas formas de reconocimiento y disidencia sexual, vimientos sociales históricos (estudiantiles, ecológi-
movimientos ecologistas, etcétera. En todos ellos se cos, sexuales, por previsión social digna, entre otros).
reconoce como denominador común la lucha por Todo esto ha llevado a cuestionar las estructuras
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puntualiza que desde la década de 1960 las políticas torios científicos, destaca que los primeros despliegan
culturales se conectan con la esfera pública en su los conocimientos experimentados directamente en la
sentido más general: en los choques de ideas, luchas sociedad, produciendo nuevas realidades y relaciones
institucionales y relaciones de poder en la producción imaginables y perceptibles. Así, al ser espacios epis-
y circulación de significados-bienes simbólicos. Desde temológicos y públicos –donde se establecen ensam-
su surgimiento como acciones gubernamentales, las blajes entre personas-públicos, objetos-culturales y
políticas culturales son parte del debate político y no espacios expositivos-experimentales–, los museos se
materia de administración técnica. En cuanto tales, constituyen como dispositivos de intervención en lo
advierte McGuigan, deben ser tratadas en relación con social. Con los resultados de cada nueva exposición
las determinaciones económicas y políticas de cada pueden producirse cambios en las formas de ver,
sociedad y época. Ellas son parte de la discusión crítica percibir y regular tanto una sociedad específica (las
y racional de la esfera pública. Si bien esta última es identidades locales y territoriales) como las otredades
fragmentada, múltiple y diversa, es en los espacios (diversidades culturales).
culturales donde pueden generarse instancias para Jennifer Barrett (2012) y Clive Gray (2015) han se-
que todos tengan la posibilidad de participar de for- guido esta discusión en años recientes. Por una parte,
ma equitativa en ella. Y es justamente en este punto Barrett afirma que los museos contemporáneos son
donde McGuigan se enfoca. Siguiendo los postulados espacios abiertos, instituciones democráticas para y
de Michel Foucault, Jürgen Habermas y Raymond de la gente. Gracias a la experiencia acumulada en las
Williams, en su libro refuerza la idea de que las insti- últimas décadas, los museos y espacios culturales han
tuciones culturales producen y circulan significados y inscrito en sus misiones y objetivos a sus comunidades
prácticas simbólicas como ninguna otra esfera. En la y territorios como agentes de interés, pues son tanto
segunda mitad del siglo xx, estos espacios no pueden productores de cultura como renovadores activos del
pensarse sólo como escenarios de control, restricción rol público de ellos. En la actualidad, explica Barrett,
y regulación social, sino como generadores de contro- los museos han alcanzado un compromiso crítico en el
versias públicas. discurso público. Al ser espacios públicos y democráti-
McGuigan afirma que en las sociedades democráti- cos, los museos e instituciones culturales han perdido
cas las políticas culturales deben ser entendidas como la histórica jerarquía de poder que poseían. Junto
reflejo de la voluntad pública, es decir, como instancias con ello, se han descrito como espacios de represen-
que influyen en las instituciones culturales para lo- tación de la diversidad cultural y como generadores
grar cambios sociales. Es en los museos, bibliotecas, de conocimientos compartidos con sus territorios y
teatros, salas de concierto, galerías, etcétera, donde comunidades. Lo interesante al respecto, especifica
deben reducirse las diferencias e inequidades de poder. Barrett, es que los museos y espacios culturales de
Esos espacios, entendidos como públicos y “abier - hoy en día son comprendidos como escenarios de con
tos para todos”, deben funcionar entonces como es- troversias y debates crítico-culturales. En este sentido,
cenarios donde la razón y los acuerdos comunicativos los museos y espacios culturales no son plataformas
operen en igualdad de condiciones. de apoyo a la esfera pública: son ellos mismos una
Al profundizar en estos debates, Tony Bennett (2005) esfera pública. Como indica Barrett, son esferas pú-
ha señalado que, a finales del siglo xx y comienzos del blicas culturales de deliberación social y política; están
xxi, los museos e instituciones culturales pueden ser pensados para que las personas tengan la oportunidad
comprendidos como laboratorios cívicos. En efecto, de participar en los procesos democráticos generados
luego de los ecomuseos y las nuevas tendencias en simbólicamente en sus paredes y pasillos. En su inte-
museología surgidas desde la década de 1970, los mu rior no sólo se disponen obras que reflexionan sobre
seos funcionaron como instrumentos para la promo- lo social, sino que, al ser exhibidas ahí, producen dis
ción de la diversidad cultural y esto generó una nueva cursos públicos. Si los museos no fueran accesibles
forma de ser pensados. Con base en la metáfora de para todos, entonces sería evidencia de una falta de
los laboratorios de ciencias, Bennett piensa los mu- cohesión social, o, en otras palabras, la democracia
seos como espacios donde se manipulan y experimen- en sí estaría en riesgo.
tan subjetividades, objetos culturales y regulaciones Por su parte, en The politics of museums Gray se
sociales. En su conjunto, y como lo hicieron en los enfoca en entender los museos como agentes políticos.
siglos pasados, pueden promover saberes inéditos y Ellos están involucrados tanto en su relación con el
crear nuevos regímenes de verdad. mundo globalizado como con los conflictos poscolonia-
Si bien Bennett habla de la dificultad de comparar les; tanto en las decisiones internas de poder entre los
los museos con el funcionamiento real de los labora- profesionales como en las formas de pensar e influir en
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Centro Cultural Palacio de La Moneda, Galería bech, Teatro del Puente, Centro Cultural Gabriela Mistral, Museo de Arte
Contemporáneo sede Parque Forestal, Museo Nacional de Bellas Artes, Museo de Química y Farmacia, Centro Cultural
de España, Museo Violeta Parra, Museo Benjamín Vicuña Mackenna, Cine Arte Alameda, Museo de Artes Visuales, Cine
El Biógrafo, Biblioteca de Providencia –sedes Parque Bustamante y Parque Balmaceda–, Cine Arte Normandie, Museo de
Arte Colonial, Teatro de la Universidad de Chile, Galería Gabriela Mistral y Biblioteca Nacional.
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se incendiaron edificios aledaños, se hicieron barri- sus actividades (si surgían problemas en el exte-
cadas en las calles y se desató una fuerte represión rior, debían evacuar a su público por vías seguras).
policial. Esto llevó a los espacios y museos a cerrar por Además, se “camuflaban” apagando las luces para
completo y, los que poseían equipos de guardias, a aparentar estar cerrados o instalando protecciones
reforzar su presencia. Junto con ello, y según se seña- poco evidentes. Otros espacios más institucionales,
ló en las conversaciones, entre los equipos se produjo debido a las manifestaciones y acciones que ocurrían
una sensación de “perplejidad”, “incertidumbre”, “te- a las afueras de sus puertas, optaron por reforzar sus
mor” y “desorientación”, pero, al mismo tiempo, un accesos y colocaron muros de fierro (tipo bunkers). En
“entusiasmo”, “emoción” y “optimismo” por los aconte- general, las/os entrevistados dijeron que, durante las
cimientos en curso. Las primeras impresiones de esas primeras semanas, se determinó no eliminar ni borrar
horas eran que esto duraría “la noche” y se volvería a los rayados realizados en las paredes de los museos
la “normalidad” en unas cuantas horas. y espacios. Existió un reconocimiento amplio de que
El 19 de octubre, y al evaluar el escenario político servían como soportes de expresiones del movimiento:
y de movilización de la ciudad, la totalidad de los mu por tal razón, se registraron (fotografiaron), archivaron
seos y espacios culturales cerraron durante ese fin y sistematizaron como “documentos históricos”.
de semana. Como indicaron las conversaciones, el mo Los espacios culturales privados e independien-
nitoreo de los acontecimientos era permanente y las tes, al mantener cierta apertura, lograron seguir con
decisiones fueron claras: mantener cerrados hasta que exposiciones o presentaciones artísticas, pero éstas
el territorio permitiera la llegada segura de los traba- sufrieron cambios en sus horarios, títulos y formatos.
jadores, y no hubiera riesgo de amenazas físicas para Sin embargo, todos los espacios y museos analizados
ellos ni para los edificios (en especial por incendios). precisaron –o es posible leer en sus memorias del año–
En el transcurso de los días posteriores, los espacios que la asistencia de públicos se redujo a niveles críti-
dependientes de organismos públicos recibieron tanto cos e inexistentes en su historia. Salvo algunos casos
directrices de autoridades ministeriales y estatales de –donde se llevó a cabo una inauguración de exposi-
mantener cerrados como ayuda para reforzar medidas ción–, el resto de los espacios casi no recibió públicos
de seguridad de la infraestructura y de guardias –con durante los meses de octubre, noviembre y diciembre.
acceso sólo a trabajadores–, mientras que los espacios
privados e independientes abrieron de manera parcial,
debido, en parte, a las exigencias de seguridad de su Vínculos de apoyo
edificación y equipo. En el primer caso, a las afueras y protección institucional-pública
de los espacios y museos de dependencia pública se al espacio
realizaron intervenciones por parte de los trabajadores
(como colgar lienzos para unirse a la protesta o pre- Durante el estallido social, los museos y espacios cul-
sentaciones artísticas que respaldaban las movilizacio- turales no sólo debieron sortear el cambio radical de
nes). En el segundo caso, fueron los mismos equipos sus programaciones y establecer nuevos protocolos
de trabajo los que se mantuvieron en su interior con el de funcionamiento y seguridad, también enfrentaron
fin de proteger, cuidar y resguardar las instalaciones. exigencias organizacionales y crisis de financiamien-
Varios de estos espacios independientes, al estar en to-operación. Al consultarles a las/os entrevistados
zonas estratégicas, sirvieron como puntos de resguardo sobre los niveles de apoyo o protección de las insti-
de los manifestantes y de primeros auxilios, lo que tuciones culturales públicas, es decir, del Ministerio
generó un vínculo de cuidado mutuo entre ellos y el de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile,
espacio cultural. las respuestas varían significativamente según el tipo
Durante las semanas sucesivas los museos y espa- de espacio. Los museos y espacios culturales de de-
cios culturales debieron suspender y/o reprogramar pendencia pública recibieron, desde los primeros días
su calendario de actividades. Debido a los aconteci- del estallido, apoyo económico y protección mediante
mientos que se estaban desarrollando –en especial de el reforzamiento de guardias privados. En la mayoría
enfrentamientos con alto nivel de violencia, saqueos e de estos casos, la comunicación fue directa con los
incendios en edificios aledaños, como farmacias, ban- agentes ministeriales. No obstante, en los espacios cul-
cos y oficinas públicas– algunos museos públicos de turales de dependencia universitaria, el vínculo con la
cidieron proteger sus obras en depósitos especiales institucionalidad pública cultural fue más débil. Algo
o trasladaron objetos valiosos patrimoniales hacia parecido se observó en los espacios independientes y
áreas sin riesgo. Otros espacios culturales privados privados: según las/os entrevistados, casi no hubo
abrieron sus puertas “cuando se podía” y repusieron vínculos de cooperación y trabajo con el ministerio –ni
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El viernes 27 de diciembre de 2019 uno de los espacios culturales independientes, el Centro Arte Alameda, sufrió un in-
cendio –por razones que se investigan– que destruyó gran parte de su infraestructura. Dos meses después, el viernes 28
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ese espacio público como un territorio resignificado: la crimógenas, lanzaaguas, represión directa de fuerzas
zona cero se transformó en Plaza Dignidad y día tras policiales–, también fueron espacios de atención mé-
día se apropiaron, en diversas formas, de ese espacio, dica a heridos durante las protestas. En cuatro casos,
siendo los viernes el día de mayor afluencia y conflicto dentro de estos espacios se implementaron pique -
barrial. tes de salud de la Cruz Roja o de estudiantes-profesio-
Las entrevistas permitieron advertir, principalmen- nales de la salud, lo que significó un involucramiento
te, tres tipos de relación de los museos y espacios directo con el territorio y la contingencia del estallido.
culturales en sus territorios: a) con los manifestantes, Al disponer de dispositivos de salud y resguardo, las/os
b) con los públicos tradicionales y c) con las comuni- entrevistados narraron que los manifestantes se sin
dades circundantes (vecinos). Los museos y espacios tieron amparados y protegidos. De hecho, estos espa
culturales de dependencia pública mantuvieron una cios culturales y museos programaron actividades
relación “distante” con los tres tipos identificados, en artísticas vinculadas a la protesta social y efectuaron
especial con los manifestantes (en particular por el te- conversatorios con los públicos y artistas luego de
mor a saqueos, protección a los edificios patrimoniales, funciones y exposiciones. A pesar del riesgo de esta
robos de documentos, etcétera). Si bien en ocasiones situación, en las entrevistas se comentó la percepción
se pusieron a disposición salas de reuniones para de que el vínculo y el reconocimiento del territorio, los
encuentros con los vecinos y comunidades, las/os en- públicos y las comunidades sobre estos espacios se
trevistados de algunos museos de dependencia pública vio fortalecido y ampliado.
y tamaño pequeño reconocieron que fueron instan-
cias de rendimiento contextual, es decir, no siempre
se lograba una asistencia importante y dependía de Uso y estrategia comunicacional
muchas variables (seguridad, horario, día, calidad del del espacio cultural
aire, etcétera). Los ejemplos exitosos de encuentros con
vecinos y comunidades se realizaron en especial afuera Las redes sociales y las estrategias comunicacionales
de las entradas principales de los espacios cultura fueron una dimensión emergente durante el estalli-
les y museos (por ejemplo, “Coloquio de perros”). Los do, la cual fue reconocida como clave por parte de
mayores encuentros, cabildos y reuniones masivas de todas/os las/os entrevistadas/os. Desde el 18 de octu-
artistas, gestoras/es culturales, investigadoras/es, bre, y a causa de los cierres y cambios de programación
comunidades vinculadas al mundo artístico y públicos por parte de los museos y espacios culturales, la vía de
tuvieron lugar en espacios culturales independientes comunicación con sus comunidades, públicos y so-
alejados de la zona cero. En el caso de museos de ciedad en general fue a través de las redes sociales
mayor tamaño, y aun cuando mantenían fuertes lazos (Facebook, Twitter, Instagram). Según quedó en evi-
históricos con sus comunidades y vecinos, debieron dencia en las entrevistas, en los primeros días estos
suspender sus trabajos territoriales y enfocarse en si- medios fueron utilizados para informar el cierre o
tuaciones contingentes, donde los vínculos se restrin- los cambios de horarios de la programación. Sin em-
gieron a solicitudes específicas (por ejemplo, mayor bargo, a los pocos días, algunos museos y espacios cul-
seguridad durante la noche por miedo a incendios o turales fueron increpados –“funados”– por usuarios
peticiones de modificación de inmobiliario público per- tanto por el uso de ciertos términos como por la falta de
teneciente a los museos). De la misma forma, a veces, referencias al estallido social. Por ejemplo, en un caso,
y según dicen las/os entrevistados, los museos de la frase “volveremos cuando se regrese a la normalidad”
dependencia pública y algunos espacios culturales recibió críticas de los usuarios debido a que, luego del
recibieron amenazas de ataques y robos. estallido, ya nada volvería a la normalidad. Con base
A diferencia de los museos y espacios culturales en ese tipo de experiencias, las comunicaciones co-
públicos, los espacios independientes sostuvieron una menzaron a ser más cuidadas y reflexionadas.
política de apertura y apoyo a los manifestantes y, “en Si en un comienzo las comunicaciones se enfocaron
la medida de lo posible”, mantuvieron su programa- en informar los cambios de horarios y programacio-
ción. Además de servir como refugio para personas nes, en el transcurso de las semanas subsecuentes
huyendo de diversas formas de represión –bombas la- se gestaron diversas estrategias: por una parte, los
de febrero, ocurrió lo mismo con el Museo Violeta Parra, espacio cultural privado, sin fines de lucro. En ambos casos, fue
patente cómo la vinculación y tratamiento con sus territorios jugó un rol clave en su función y devenir en cuanto espacios
culturales y museos.
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museos y espacios culturales de dependencia pública y museos, sino de la sociedad en su conjunto. Además,
universitaria se mantuvieron difundiendo sus horarios se requería superar el muy extendido imaginario de
de funcionamiento y decisiones contingentes. No obs- que la cultura y las artes son un espacio privilegiado
tante, en algunos de ellos, se utilizaron obras de sus para un segmento de la sociedad, y que, en cambio, son
colecciones para fomentar y ampliar el debate sobre un derecho de todos.
los acontecimientos sociales. Por otra parte, algunos Finalmente, fue posible identificar discursos especí-
espacios culturales tomaron una “posición de apoyo” a ficos: las/os entrevistados indicaron que la emergencia
la movilización social, lo que implicó críticas y respal- de las comunicaciones y la digitalización de las colec-
dos al mismo. Incluso, en uno de ellos, los directivos y ciones y acciones de los museos y espacios culturales
equipo profesional recibieron amenazas por parte de será un escenario futuro real. Asimismo, las entrevis-
grupos contrarios a la movilización. Finalmente, otros tas refuerzan las dudas sobre el rol que los museos y
espacios culturales independientes, además de noti- espacios culturales cumplirán como esferas públicas
ficar sobre sus actividades, solicitaron en sus redes en un escenario de nuevos cierres y suspensión de la
sociales ayuda en materiales de primeros auxilios, programación anual. Sumado a lo anterior, se mencio
alimentos, profesionales de la salud, etcétera. En su na la inseguridad que han alcanzado los museos y
conjunto, las/os entrevistados manifestaron que la co espacios culturales por el financiamiento futuro y la
municación a través de las redes sociales sirvió como necesidad de reconstruir tanto la infraestructura da-
un termómetro o indicador para la toma de decisiones ñada de algunos de ellos, como la urbanidad misma
en los museos y espacios culturales. Pero, de manera de la zona cero.
simultánea, contribuyeron a que los espacios y mu-
seos comenzaran a ser conocidos y reconocidos tanto
por los públicos y comunidades históricas como por Conclusiones: apuntes
la sociedad en general. para pensar las políticas culturales
en contextos de crisis
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Anexo 1
Museos y espacios culturales de la muestra
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