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contexto periodístico en el que cualquier aparición impresa niega su interpretación (de la obra). La disociación del texto de su comentario
propia función crítica al servicio de la publicitación. A diferencia del es de por sí una distinción tan fútil como la creencia de que las obras
arte, donde su torbellino arrastra todo lo que permanece en el exterior necesitan una interpretación situada fuera de sí mismas (algo que las
a sus límites interiores, institucionalizándolos, una crítica amateur corrientes del formalismo y el estructuralismo ya refutaron). De la
en la música o el cine, o incluso en la literatura, puede fácilmente propia distinción se desprende un cariz moral, al elevar el texto a los
rivalizar con otra aparentemente profesional. Mucha de esta crítica ha altares de la creación, mientras que el comentario (y la crítica) sería poco
conseguido emanciparse del formato clásico de la revista y el periódico menos que un virus que reproduce y mantiene a la obra en vida pero
como autoridad suprema sobre las producciones culturales haciendo desprovista de cualquier valor, innovación o invención.
de la blogosfera el espacio donde la crítica borra y difumina tales
jerarquías sobre la autoridad. El siguiente paso en la búsqueda de la Aparte de los paralelismos entre comentario y crítica, y las
horizontalidad en la crítica debe hallarse en el desvanecimiento de las connotaciones peyorativas que ambas arrastran con respecto al texto
críticas "especializadas'; las cuales están encantadas de seguir pautando original, merece centrarnos en la percepción contemporánea del simple
en bloques temáticos los suplementos culturales de mayor tirada, así acto de comentar. En principio, todo comentario lo es de una reflexión o
como en la relación de esas críticas con respecto a una única crítica que texto preexistente, es decir, objeto de la intertextualidad que le es propia
denominaremos "crítica cultural''. a todo texto. A menudo, en este canto fúnebre que se entona alrededor
de la crítica se dice (se comenta) que la desaparición de la crítica viene
determinada por la sustitución por parte de otras formas escritas, por
MHACOM[NTARIO tanto, del comentario. Pero, ¿qué es el comentario? ¿Cuáles son sus
formas? ¿Cuáles sus aplicaciones más allá de la sección de comentarios
La cita de Arthur Schopenhauer de que "los primeros cuarenta años de los blogs y la prensa online? El comentario no llega a la categoría de
de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario" (aparte género para la crítica. Groys escribió con buena flema humorística que
de pasar a engrosar el fondo de archivo de citas ingeniosas), puede después de que el juicio crítico se haya derretido todo lo que queda es
leerse doblemente. Una interpretación es aquella en la que el escritor el comentario; habla del "comentarista de arte" como el calificativo más
tiene hasta los cuarenta para construir su obra, y a continuación puede apropiado para la vigente etapa de la crítica de arte:
sentarse a disfrutar de los frutos de esa obra. La otra lectura, más
lingüística, giraría en torno a las formas en las que se da la una y la otra, Cuando las obras de arte no están provistas de un texto -en un
el texto y su comentario. La cita, aplicada a la ciencia de la historiografía, panfleto que lo acompaña, catálogo, revista de arte o en algún otro
deviene en una fórmula hermenéutica de frase-dicha que corre el lugar- parecen haber sido arrojadas al mundo desprotegidas, perdidas
riesgo de caer en la mayor de las simplificaciones. No debe tomarse y desnudas. Las imágenes sin texto son embarazosas, como una
esto al pie de la letra, cuando los periodos de formación y las categorías persona desnuda en un espacio público. Y como mínimo necesitan de
de juventud se han alargado peligrosamente hasta la mediana edad y un biquini textual en forma de inscripción con el nombre del artista
donde, por lo demás, el propio posmodernismo ha dejado obsoletas y el título (en el peor de los casos se puede leer "sin título"). Sólo la
categorías como obra primeriza, obra de madurez por no hablar de intimidad doméstica de una colección privada permite la completa
antológicas, escritos escogidos y otras acepciones pertenecientes a épocas desnudez de una obra de arte. La función del crítico de arte - quizás
extintas. Merece rescatarse la oposición que en ella se enuncia, es decir, comentarista de arte sería una mejor manera de denominarlo-
la distinción entre la obra (o el texto) separada de su comentario. No es consiste, eso se piensa, en preparar tales ropajes textuales protectores
difícil sustituir este "comentario" por el término crítica, de modo que para las ~bras de arte. Esos son, desde el comienzo, textos no
después de los primeros cuarenta años, tendríamos treinta de crítica o necesariamente escritos para ser leídos. El rol del comentarista de
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aceptar, sabiendo de antemano que en cualquier proceso de mediación Jameson observa en el metacomentario una herramienta
hay distorsión, alteración, pérdida y también ganancia. hermenéutica para la comprensión histórica de los textos, una
manera de hacer asomar el contenido social implícito en una
Todo comentario es, además, un metacomentario. Se le debe a Jameson obra mediante un exhaustivo reconocimiento estilístico. Él parte
el haber introducido el término metacomentario dentro del discurso de de una resistencia típica de los sesenta, a saber, la resistencia a la
la teoría crítica. El metacomentario es el modo crítico apropiado para interpretación elaborada por Susan Sontag en su ensayo Contra la
su personal modo de interpretación marxista, el cual, deviene en un interpretación, donde se determina que el rechazo a la interpretación
programa político que está indefinidamente en movimiento, y en el que no desemboca en un antintelectualismo o en una mística de la
cualquier ejercicio crítico resultante debe ser considerado como una obra, sino en todo lo contrario, como bien lo demostraran los
aventura ad hoc; debe incorporar una evaluación crítica en el propio formalistas rusos."º Que toda crítica deviene en una elaborada
proceso de construcción del método interpretativo. Una crítica marxista se metacrítica significa ponerla a funcionar bajo el prisma de la
distingue por un intento por estudiar los fenómenos culturales en el marco historia. El metacomentario nos obliga a poner distancia respecto
de la historia, algo para lo que no existe un manual o ABC, de forma que del texto específico de la interpretación, incluso a tomar distancia
los acercamientos y las metodologías deben reinventarse cada vez. temporalmente de los métodos y modos de interpretación para
a continuación obtener una vista más amplia. Cuando el trabajo
Por ejemplo, coger prestados algunos conceptos clave marxistas de la hermenéutica sitúa a la obra bajo la lente de la historia, la
supondrá someterlos a juicio. Dichos conceptos son vistos como propia interpretación y la misma posición del comentador tienden
problemas más que como categorías fijas a ser aplicadas. Debido en a historizarse. Mientras historizamos la obra somos conscientes de
parte a esto, su escritura ha obtenido una reputación que para muchos nuestra propia posición histórica. Este no-método condu ce a una
resulta difícil, y que se distingue por la orquestación de un pluralismo
de métodos y teorías que se comparan y oponen constantemente en
el proceso crítico, pudiendo observar así las fortalezas y endebleces
forma de interpretar las problemáticas de las obras indivi duales no
tanto de frente, como una solución directa o resolución, sino por
medio de un comentario de las propias condiciones de posibilidad del
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de los diferentes métodos utilizados. El metacomentario es, de alguna problema i:uismo. El siguiente pasaje arroja luz sobre el proceder del
manera, la facultad para moverse de un método crítico a otro, testeando metacomentario:
el método crítico escogido pero nunca asumiendo su superioridad cada interpretación individual debe incluir una interpretación de
específica por encima de otro. El metacomentario consiste en un su propia existencia, debe mostrar sus credenciales y justificarse
comentario sobre las condiciones de existencia del problema estudiado a sí misma: cada comentario debe ser también al mismo tiempo
que incluye una "crítica de la crítica". un metacomentario. [... ] En este punto, por lo tanto, rozamos la
Nu nca confrontamos un texto de manera realmente inmediata, en justificación más básica para el ataque a la interpretación, y para el
todo su frescor como cosa en -sí. Antes bien los textos llegan ante resuelto formalismo de un metacomentario o una metacrítica: El
nosotros como lo siempre-ya -leído; los aprehendemos a través contenido no necesita ser tratado o interpretado porque en sí mismo
de capas sedimentadas de interpretaciones previas, o bien - si el es esencial e inm ediatamente significativo, como significativos son
texto es enteramente nuevo- a través de los hábitos de lectura y los gestos en una situación, o las frases en una conversación. El
las categorías sedimentadas que han desarrollado esas imperativas contenido es ya algo concreto, en el sentido de que es esencialmente
tradiciones heredadas. 'º9 experiencia social e histórica, y podríamos decir aquello que Miguel

109. Fredric Jameson, Documentos de cultura, documentos de barbarie, Visor, Madrid, 11 O. Ver Susan Sontag, "Contra la interpretación", en Contra la interpretación, Alfaguara,
1981, p. l l. Madrid, 1996.
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Ángel dijo de su piedra, que bastaba eliminar todas las partes
sobrantes para que la estatua aparezca. 1 u

Este pensamiento a la segunda potencia refuerza la autorreflexividad


y la autoconsciencia del at1tor con respecto a sí mismo y en relación
al objeto de estudio. Al partir de una posición o grado superior de
autoconsciencia, se reconoce a quien piensa dentro del experimento
y no como un ente exterior; el inte11to de pensar sobre un objeto
dado en un nivel y a la vez observar los procesos de nuestro propio
pensamiento. Es por ello que este modo de pensamiento trata de
incluir un con1entario de sus propios instrumentos intelectuales como
parte de su propia estructura de trabajo. 11 2 En la lógica cultural del
capitalismo tardío, es decir en el posmodernismo, el metacomentario
deviene en el modo de acercamiento privilegiado para pensadores con
dificultad para asir una realidad contradictoria y cambiante, donde
únicamente el comentario no resulta suficiente debido al clima de
extrema confusión entre sujeto y objeto y en las que todas las formas de
racionalidad parecen sospechosas. Ello supone bucear en la profunda
textualidad que los objetos culturales llevan inscrito en su interior
rescatando su lado inconsciente o reprimido, todo aquello que todavía
no ha sido dicho ni escrito sobre ellos. El metacomentario (al igual
que la dialéctica) no es ningún método mágico que facilita la exégesis
de las obras de arte (como tampoco lo es, de paso, la deconstrucción).
Su propia conversión en un método ahogaría su propio potencial
dialéctico. Se podría ver co1no un continuo revolverse de la crítica sobre
sí, desafiando las continuas reificaciones a las que la propia faena se
enfrenta. El metacomentario puede verse también como un metatexto.
Un buen ejemplo de ello lo tenemos en el teatro épico de Brecht,
cuando al lado del texto principal de los actores, se leen las indicaciones
escénicas del autor y otras anotaciones destinadas en principio al actor
y no al espectador, haciendo qt1e éste escuche simultáneamente dos
voces superpuestas una encima de la otra. Todo texto crítico incorpora
más de una voz.

111. Fredric Jameso11, «Metaco1nmentary", en The Ideologies of Theor_y: Essays 1971 -1986,
Volume 1, Situations of Theory, University of Mi1111esota Press, Minneapolis, 1988, pp. 5/14.
Tradt1cción propia.

112. Ver Fredric Jameso11, Marxism and Form, Princeton University Press, Princeton, 1974,
pp. 335-340.
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redunda en algo más especulativo e indeterminado, difícil de asir; arroja
DISCURSO. CRIHRIO. CRITICALIOAO picos de irradiación de un nivel superior. Es un hecho comprobable
que nada garantiza mayor legitimación en el arte contemporáneo que el
El término criticalidad no existe en lengua castellana. En el contexto hechizo de la teoría cayendo sobre las obras de arte o sobre los artistas.
académico angloamericano, por crilicality se entiende el estado o cualidad Que esto sea así no es obstáculo para que, más que nunca, necesitemos de
de ser crítico, el ambiente o reacción que de algún u otro modo produce una teoría que sea crítica.
crítica. La distinción entre ambas, criticalidad y crítica, pertenece al orden
de la retórica. Con todo, la criticalidad tiene connotaciones positivas El arte es ahora una experiencia cognitiva que ha desplazado a otros
mientras que la crítica arrastra un marchamo de negatividad, de manera modos de experiencia estética donde los sentidos desempeñaban un
que podría decirse que la primera es, de algún modo, la positividad de rol destacado, desde lo sensorial a lo emocional, lo cual no quiere decir
la última. Por criticalidad también podemos entender una actitud en que la pasión haya desaparecido de la contemplación y mucho menos
una escena artística o contexto concreto (en artistas, comisarios, críticos la emoc ión, sino que la articulación de la obra de arte se basa en una
y otros agentes), algo que va más allá del pensamiento individual y que multiplicidad de estratos articulados simultáneamente. La estructura de la
trata más de compartir ideas de rechazo, examinación, contestación y obra de arte es la de un hojaldre, no la de un fruto con un secreto núcleo
discusión. Una escena artística es el conjunto de las relaciones sociales interior. El arte ya no es "expresión''. lo que hace que los mecanismos de
que establecen individuos con intereses comunes. La criticalidad puede interpretación pasen desde modos trascendentes (o misticismos sobre la
esbozarse pensándola como una latencia crítica en algunas escenas, interpretación de la obra abstracta) o incluso métodos más inmanentes
objetos y producciones culturales. Por otra parte, todo aq~~llo ~ue merece (como una descripción en primera persona del encuentro con el objeto)
la pena ser criticado posee una capacidad para aloJar la cnttcah_~ad en a un tipo de crítica fundada en el conocim iento, la investigación y
su interior. La latencia es más grande cuanto mayor es la atracc1on Y una textualidad que en principio parece ajena a la propia obra de arte
resistencia hacia la crítica. Podemos tornar corno una posible definición de analizada. El resultado de este proceso es la transformación de la propia
crítica la manifestación física o plasmación escrita de esta criticalidad. crítica así como la progresiva complejidad del arte: nos enfrentamos a
la discursivización de la práctica artística o a la utilización crítica del
Un estado general de criticalidad (de discurso crítico) puede conducir discurso por todos los agentes operacionales, artistas y comisarios. El
a nuevas voces en la escritura (para lo que habría que sondear algunos divo rcio manifiesto entre teoría y práctica en las escuelas de arte no
casos específicos en los que, ante la falta de esta figura del crítico, los augura nada bueno. La discursivización del arte no se reduce a la escuela
artistas asumen la responsabilidad de la crítica). Esta crítica escrita por o facultad sino a esa ilusión del capitalismo tardío que nos advierte de
artistas posee una larga estirpe de casos de consideración cuya voz Y ·que nunca estamos lo suficientemente preparados, y que nos lleva a
timbre marcan una diferencia (pienso por ejemplo en Donald Judd). embarcarnos en cursos y sem inarios que mantengan viva la llama de esa
Lo que caracterizaría esta relación entre la crítica y \ª criticahda~ ,es su fantasía que es la educación permanente o sin fin.
reversibilidad; visto desde el otro ángulo, la presencia y pubhcac10n de
crítica (escrita) en una escena artística puede generar una atmósfera Quizás sólo sea una cuestión de estadística, pero basta comprobar
de criticalidad. Esto lleva a identificar el modo en que ambas están sistemáticamente las relaciones de causa-efecto como prueba de que algo
dialécticamente relacionadas, comprobar la función y presencia de la falla cuando la literalidad se convierte en la moneda de cambio. "Lo crítico"
crítica en situaciones geográficas definidas, sean locales o nacionales. El (the critica/) es toda una categoría organizadora en la coyuntura existente:
concepto de criticalidad goza de buena aceptación dentro de la academia, divide, clasifica, ordena y jerarquiza. El mercado busca asimilar e integrar
pues mientras que la crítica denota una acción, una activida~, u_na praxis a su o.rganismo las aptitudes evanescentes de "lo crítico''. La multiplicación
que permanece unida a la publicación y a la escritura, la cnttcahdad de "lo crítico" resulta en su opuesto: no todo "lo crítico" lo es.
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La vindicación del criterio es una llamada a la inmunización. A todo mercado? Para los sin criterio siempre queda una ley del mercado la cual
crítico se le presupone un criterio en la medida que ejerce una influencia proporciona aquello de lo que a priori carecen. La crítica debería ayudar a
en el público al que se dirige. Lo que el crítico debe proporcionar al lector subvertir este mandamiento del mercado. Lo que tiene lugar es justamente
es una independencia de criterio, un aumento de las herramientas para la lo contrario, a saber, que crítica y mercado coinciden. Sin duda, esto
formación de ese criterio. Se dice que criterio se tiene o no se tiene. En la ocurre en la industria literaria, donde las listas de los libros más vendidos
modernidad el criterio suplantó al concepto burgués del gusto. Se puede Ylas listas de "lo mejor del afio" tienden a mimetizarse. No por casualidad
tener buen o mal gusto, mientras que en el criterio lo principal es tenerlo o los libros que más venden son los preferidos de la crítica en los balances de
no tenerlo. Supone ir en contra del intelecto argumentar que no se pueda fin de afio.
adquirir un criterio o una formación. Con el deterioro del juicio, el criterio
se establece más por las afinidades electivas que los críticos mantienen
en su trabajo que por cualquier contenido concreto en la escritura. Es
en la elección que el crítico hilvana una línea de coherencia. Como
sujetos que vivimos en una era de copiosidad y consumo, se nos interpela
continuamente a tener que escoger, a ejercer el criterio. El capitalismo
recompensa a aquellos sujetos que lo ejecutan, usando nuestras listas en
los carritos de compra online o haciendo un seguimiento algorítmico (con
la complicidad de las redes sociales) de nuestro historial de navegación.
Cuando compramos un bien cultural, libro o disco, se nos invita a
valorarlo, juzgarlo. Se ofertan líneas de productos parecidos o en sintonía
con aquello que ya hemos adquirido. Se busca, se apela y se invita no tanto
al consumidor pasivo e irreflexivo, sino al experto crítico de lo cotidiano,
a los consumidores proactivos. La red produce un denso murmullo de
valoración y cortejo al cliente. La construcción del gusto está basada en
el consumo pretérito donde agregar y levantar el pulgar equivalen a lo
mismo. En la red los criterios de selección no son neutrales porque están
atravesados por un laberinto algorítmico que no comprendemos o que no
podemos justificar desde nuestra autonomía informativa. Se diría que los
filtros de información, tan necesarios para poder vivir en un entorno de
saturación informativa, se rebelan contra nosotros, sus usuarios, en una
siniestra conspiración. El criterio lo es todo, también en el consumo y en
la adquisición de una identidad diferenciadora pues en ésta, y no en la
vieja homogeneización del consumidor como una masa neutra, reside el
principio del marketing más especial y penetrante.

En el terreno del arte, los "selectores" ya no son los críticos en absoluto,


sino los comisarios, refrendados guardianes ~el criterio. El proceso se
parece al cotejo: esto les sirve, esto otro no. Hay una sencilla pregunta que
en la esfera del arte se tiende a evitar: ¿Cómo está la crítica con respecto al

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