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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

POSGRADO EN HISTORIA DEL ARTE


FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS

LA CASA HABITACIÓN NOVOHISPANA EN LA CIUDAD DE MÉXICO EN


MANOS DE CRISTÓBAL DE MEDINA VARGAS

ENSAYO DE INVESTIGACIÓN
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE:
MAESTRA EN HISTORIA DEL ARTE

PRESENTA:
ISABEL CERVANTES TOVAR

DR. EDUARDO BÁEZ MACÍAS


INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS
DR. HUGO ANTONIO ARCINIEGA ÁVILA
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS
DRA. RAQUEL PINEDA MENDOZA
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS

MÉXICO, D. F. NOVIEMBRE 2012


UNAM – Dirección General de Bibliotecas
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Índice

Introducción……………………………………………………………………………….3

Memoria y condición de obra …………………………………………………………...11

Casa de panadería, Santísima Trinidad ……………………………………………...….19

Conclusiones casa de panadería ………………………………………………………...35

Casa en Sto. Domingo……………………………………………………………….…..39

Conclusiones casa de Sto. Domingo …………………………………………………....57

Casa en la Calle de Páramo …………………………………………………………..…59

Conclusiones casa de Páramo …………………………………………………………..69

Constantes ………………………………………………………………………...…….70

Importancia de Cristóbal de Medina Vargas en la arquitectura novohispana.…….…..73

Reflexiones Finales …………………………………………………………………...…76

Índice de imágenes ……………………………………………………………………....82

Índice de planos …………………………………………………………………........…99

Apéndice documental ………………………………………………………………......105

Bibliografía .....................................................................................................................155

2
Introducción

En las ciudades novohispanas del siglo XVII, especialmente en la Ciudad de México,

bullía la vida. Eran ciudades construidas a partir de la traza española y se caracterizaban

por las acequias, sobre las cuales puentes estratégicamente ubicados, daban paso a

peatones, animales de carga y carruajes.1 Las acequias fueron simultáneamente vías de

navegación y conductos de desechos que ofrecieron al habitante novohispano, así como a

quienes escribieron sobre la ciudad, el elemento distintivo y característico de esta urbe:

fueron hitos en la historia de la capital novohispana.

Surgieron además, las plazas como señalamientos urbanos: la Plaza Mayor y otras

plazas dentro de la ciudad se convirtieron en puntos de referencia: para orientarse, los

habitantes novohispanos localizaban la Plaza de Santo Domingo, la del Marqués o la del

Volador, etcétera.2

En el espacio público de la ciudad de México, durante el siglo XVII, se ofrecían a

propios y extraños todo tipo de mercancías. Se desarrollaba una gran actividad comercial

pues también era punto de transacciones para toda la Nueva España. Los productos de la

tierra y los objetos manufacturados provenientes de otras latitudes, se ponían a

disposición del público en espacios destinados para tal fin, como mercados, tianguis y

accesorias. Estas últimas son interesantes puntos de referencia en las construcciones

urbanas, pues se hallan mencionadas en los contratos de obra de ese periodo histórico.

1
Guadalupe De la Torre Villalpando, “Las calles de agua de la ciudad de México en los siglos XVIII y
XIX” en Boletín de Monumentos Históricos, 3ª. Época, Núm. 18, México, INAH, enero-abril 2010, p. 66.
2
500 Planos de la Ciudad de México 1325 – 1933. México, Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras
Públicas, Impresora Formal, 1982, p. 64.

3
Ha habido varios estudios que se ocupan de la traza urbana de la Ciudad de México.3

Entre ellos, hay quienes defienden los vínculos de la traza novohispana con las ciudades

romanas; otros la relacionan con ideas urbanas renacentistas o sencillamente le atribuyen

su diseño al reflejo de la ciudad prehispánica que encontraron los conquistadores

españoles, tal como lo señala Alain Musset.4

Alejándome de estas ideas puristas, considero que el desarrollo de un fenómeno

urbano como la ciudad de México responde a diversos factores, todos ellos importantes,

en diversos grados, en el proceso de integración de una novedosa ciudad. Recordemos

que el diseño de la nueva ciudad consistió en la creación de dos espacios urbanos: la calle

y la plaza. La traza original señalaba un ámbito dedicado única y exclusivamente para uso

y beneficio de los españoles, mientras que la zona circunvecina era para los habitantes

indígenas.5 La observancia de esta norma sólo fue acatada en los primeros años del

periodo novohispano.

Las principales calles (llamadas calles reales), iban de la plaza Mayor hacia las

afueras de la ciudad. Estas arterias representaban un espacio que permitía la libre

circulación de mercancías y carruajes. Agustín de Vetancurt menciona que se

3
Edmundo O’Gorman, Reflexiones sobre la distribución urbana colonial de la Ciudad de México. México:
XVI Congreso Internacional de Planificación y de la Habitación, 1938. Ramón Gutiérrez, Arquitectura y
urbanismo en Iberoamérica. Madrid: Manuales Arte Cátedra, 1983. Manuel Toussaint, Federico Gómez
Orozco, Justino Fernández. Planos de la Ciudad de México, siglos XVI y XVII, Estudio Histórico,
urbanístico y Bibliográfico. México, UNAM, DDF, IIE, XVI Congreso Internacional de Planificación y de
la Habitación, 1990. Richard Kagan L. Imágenes urbanas del mundo hispánico 1493-1780. Madrid,
Ediciones El Viso, 1998. Alain Musset, Ciudades nómadas del Nuevo Mundo, México, Fondo de Cultura
Económica, 2011.
4
Alain Musset, Ciudades nómadas…, op.cit., p. 44-47.
5
Hugo Arturo Cardoso Vargas, “El paseo del pendón: la fiesta patronal, civil y religiosa en la ciudad de
México” en Autores y actores del mundo colonial, Nuevos enfoques multidisciplinarios. Quito, Universidad
San Francisco de Quito, CASO, Georgetown University, 2008, p. 28.

4
caracterizaban por su derechura y eran de superficie pareja, con un ancho de catorce varas

(12 m.).6

Las calles de la Ciudad fueron escenario de episodios personales, familiares y

comerciales en los que no contaba la condición social de los actores, pues albergaron a

gachupines, criollos e indios sin ninguna distinción social. Sin embargo, no todas las

calles eran iguales: las más cercanas a la Plaza Mayor, a algún recinto religioso o una

plaza, otorgaba status social y económico. Por tal motivo, los inmuebles fueron valuados

a partir, no sólo de lo edificado, la ubicación era un elemento determinante.

En estas vías urbanas las edificaciones determinaron la identidad de los habitantes y

fueron el escenario de sus trabajos, enfrentamientos (aún culturales) y acción económica.

A la fecha muchas edificaciones religiosas del Centro Histórico de la Ciudad de México,

erigidas durante el periodo novohispano, se encuentran en pie.

De algunas de estas construcciones se poseen suficientes datos sobre sus autores,

constructores y habitantes; es decir, son abundantes los estudios sobre arquitectura

religiosa. No sucede lo mismo con la arquitectura civil: se han estudiado pocos aspectos

de su desarrollo.

Uno de los arquitectos que realizó obras eclesiásticas, civiles y urbanas durante la

segunda mitad del siglo XVII fue Cristóbal de Medina Vargas Machuca, examinado en el

arte de la albañilería y cantería el 14 de julio de 1659.7 Entre las distinciones que recibió

6
Agustín de Vetancurt, et. al., "Tratado de la ciudad de México y sus grandezas que la ilustran después que
la fundaron españoles", en La ciudad de México en el siglo XVIII (1690-1780) tres crónicas, México,
CONACULTA, 1990, p. 45. Vara – Medida castellana de longitud, dividida en tres pies o cuatro palmos y,
equivale a 835.9 mm. Vocabulario Arquitectónico Ilustrado. México: Secretaría de Patrimonio Nacional,
1975, p. 450.
7
Martha Fernández, Cristóbal de Medina Vargas y la arquitectura salomónica en la Nueva España
durante el siglo XVII. México: UNAM, IIE, 2002, p. 19. El albañil es el maestro en el arte de construir
edificios con ladrillo, piedras u otros materiales. Fernando García Salinero, Léxico de alarifes de los siglos

5
este constructor, destaca el nombramiento de maestro mayor de la fábrica material de la

Santa Catedral y su desempeño como veedor del gremio de arquitectos. Su labor cesó el

12 de agosto de 1699, fecha de su muerte.8

Cristóbal de Medina realizó avalúos, presupuestos y obras para los principales

conventos de la Ciudad; de igual manera, llevó a cabo valuaciones en Coyoacán,

Chapultepec, San Jacinto y en San Agustín de las Cuevas. Participó en el reconocimiento

y en la realización de diferentes obras para el Ayuntamiento de la Ciudad de México;

como el examen que hizo al Real Desagüe de Huehuetoca en 1682, en compañía del

virrey Conde de Paredes.9 Entre muchos otros trabajos, Raquel Pineda menciona que

nuestro arquitecto arregló la caja de la fuente de la Mariscala,10 y en 1685 realizó la

reconstrucción de la caja principal del Acueducto de Santa Fe.11

Tuvo una destacada labor dentro de la arquitectura civil, ejecutando innumerables

avalúos y obras para casas habitación propiedad de particulares y de órdenes religiosas, el

número de trabajos efectuados en este ramo indican su amplia labor. A diferencia de su

práctica en la arquitectura religiosa; la mayoría de sus obras civiles no se han estudiado,

por ello se desconoce cuántas de ellas se mantienen en pie.

La fama y la reputación de Medina Vargas se manifestó en la forma en que suscribió

ante la sociedad (Fig. 1), se notaba orgulloso del nombramiento: “yo, el maestro Cristóbal

de oro. Madrid: Real Academia Española, 1968, p. 32. Su reglamentación estuvo regida a partir de las
primeras Ordenanzas de Albañilería en la Nueva España establecidas en 1599.
8
Glorinela González Franco, Catálogo de artistas y artesanos de México, México, Instituto Nacional de
Antropología e Historia, 1986, p. 61.
9
Glorinela González Franco, et. al. Artistas y Artesanos a través de fuentes documentales, Volumen I,
Ciudad de México, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1994, p. 264.
10
Raquel Pineda Mendoza, Origen, vida y muerte del acueducto de Santa Fe. México: UNAM, IIE, 2000,
p. 78.
11
Martha Fernández,“Cristóbal de Medina y el Acueducto de Santa Fe”, en Estudios acerca del arte
novohispano. Homenaje a Elisa Vargaslugo, México: UNAM, 1983, pp. 43-59.

6
de Medina Vargas que lo soy por su majestad del arte de arquitectura de todas las

provincias de la Nueva España y alarife Mayor de esta ciudad”, palabras que denotan

seguridad.12 Gracias al desempeño de su trabajo profesional, obtuvo el nombramiento de

veedor de arquitectura, designación honorífica que lo posicionó como uno de los

arquitectos más fecundos de la segunda mitad del siglo XVII.13

Existen diversas publicaciones que han abordado la figura de este arquitecto. De éstas

sólo una de ellas constituye un trabajo monográfico; otras obras sólo le destinan algunas

páginas. El primero de estos trabajos es Arquitectura y gobierno virreinal, los maestros

mayores de la ciudad de México siglo XVII,14 de Martha Fernández, publicado por el

Instituto de Investigaciones Estéticas en 1985. Un año después sale a la luz el trabajo de

Glorinela González Franco, Catálogo de artistas y artesanos de México,15 obra editada

por el INAH en 1986. De esta misma autora en 1994 el INAH publica Artistas y

Artesanos a través de fuentes documentales, Volumen I, Ciudad de México.16

En las investigaciones mencionadas se considera el trabajo profesional del arquitecto

novohispano como uno de los más prolíficos desarrollados por los alarifes del virreinato.

Sin embargo, estas referencias en ocasiones sólo cuentan con la inclusión de algunos

fragmentos de sus contratos, o bien el documento se menciona en forma genérica; a veces

12
Biblioteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Colección Eulalia Guzmán. (En adelante
BINAH-CEG), 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1r.
13
El cargo de veedor era exclusivamente honorífico en un doble sentido: no recibían remuneración por
ejercerlo y no se traducía como un grado más elevado que el maestro. Era un compromiso adquirido con su
sociedad gremial que los beneficiaba en lo individual y les concedía un rango dentro del gremio vigilaban
el cumplimiento de los contratos y examinar a los candidatos a la maestría. Martha Fernández, Arquitectura
y gobierno virreinal. Los Maestros mayores de la Ciudad de México siglo XVII, México, UNAM, Imprenta
Universitaria, 1985, p. 46.
14
Fernández, Arquitectura…, op. cit.
15
González Franco, Catálogo…, op. cit.
16
González Franco, Artistas…, op. cit.

7
se omiten los datos de archivo de los documentos localizados, imposibilitando su

consulta.

La tesis doctoral de Martha Fernández: Cristóbal de Medina Vargas y la arquitectura

salomónica en la Nueva España durante el siglo XVII,17 editada por el IIE en 2002, es un

estudio monográfico sobre Medina Vargas. A pesar de ello, la obra en cuestión solamente

aborda el trabajo profesional de nuestro arquitecto dentro de la arquitectura eclesiástica.

Por tales motivos, existen diversos aspectos del trabajo arquitectónico pendientes de

estudiar, de manera especial la labor desempeñada en el ámbito de casa habitación y sus

relaciones con quienes lo contrataban.

Por otro lado la casa habitación novohispana ha generado diversas publicaciones. De

ellas destacan las destinadas a palacios nobiliarios, es decir a las casas habitación

propiedad de los altos estamento sociales.18 La mayoría son investigaciones monográficas

colectivas o individuales que ubican a una edificación específica. Como la que aborda las

reparaciones encomendadas a Cristóbal de Medina para la casa del Capitán de

17
Martha Fernández, Cristóbal…, op. cit.
18
Manuel Romero de Terreros, La Casa Colonial, México, Anales del Museo Nacional de Arqueología,
Historia y Etnología, 1913; Manuel Romero de Terreros, Residencias coloniales en México, México,
Monografías Mexicanas de Arte, Oficina Impresora de Secretaría de Hacienda, Departamento Editorial,
1918; Carlos Flores Marini, Casas virreinales en la ciudad de México, México, Fondo de Cultura
Económica, 1970; Ignacio González-Polo, El palacio de los Condes de Santiago de Calimaya (Museo de la
Ciudad de México), México, DDF, Colección Distrito Federal, 1983; Ricardo Prado Núñez, El palacio de
Manrique y la Canoa. Una casa mexicana del siglo XVIII, México, UNAM, Facultad de Arquitectura,
1983; Josefina Muriel, “Casas de vecinos y palacios en la época colonial” en Vida cotidiana en la Nueva
España, Espacios recientemente rescatados del Museo de El Carmen, México, CONACULTA, INAH,
Sociedad de Amigos del Museo de El Carmen, Museo Franz Mayer, 1997; Gustavo Curiel, "Dos ejemplos
de arquitectura habitacional del siglo XVI en la ciudad de México: Las casa de Alonso de Villaseca y la de
Juan Guerrero en la calle de Moneda" en Muchas Moradas hay en México, México, UNAM-INFONAVIT,
1993, pp. 29-51; Clara Bargellini, Et. al., “La casa del Conde del Valle de Súchil”, en Casas señoriales del
Banco Nacional de México. México: Fomento Cultural Banamex, 1999, pp. 126-152; Gustavo Curiel, “El
Palacio del mayorazgo de la Canal” en Casas señoriales del Banco Nacional de México, México, Fomento
Cultural Banamex, 1999, pp. 210-242. Luis Ortiz Macedo, Palacios nobiliarios en la Nueva España,
UNAM y CONACULTA, México, 2009 (la más reciente versión). “El Palacio del mayorazgo de la Canal”
en Casas señoriales del Banco Nacional de México, México, Fomento Cultural Banamex, 1999, pp. 210-
242.

8
Avendaño.19 En este artículo, Gustavo Curiel toca algunos aspectos asentados en la

escritura que se realizarían en una casa, que por sus características habitacionales, como

por su dueño, fue propiedad de un personaje perteneciente a los estamentos sociales más

altos de la Nueva España.

En los estudios anteriormente mencionados surgen visiones derivadas de variadas

disciplinas, como la arquitectura, la historia, la historia del arte y los novedosos estudios

sobre ajuares domésticos.20 En dichos trabajos destacan aportaciones funcionales como

datos históricos de la edificación y sus ocupantes, reconstrucciones arquitectónicas y en

un nuevo abordaje de la historia del arte, reconocen y plantean, entre líneas, la vida activa

y palpitante de un palacio novohispano.

Sin embargo, la casa habitación de los estamentos sociales medios ha sido abordada

de manera genérica, tanto en las dependencias que la conformaron como en sus usos, sin

detenerse específicamente en el trabajo de un arquitecto o en un inmueble.21

19
Gustavo Curiel, “Cristóbal de Medina Vargas Machuca y las reparaciones de la casa del capitán de
Avendaño (1672)” en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas. Vol. 58, México: UNAM, IIE,
1987, 187-195.
20
Gustavo Curiel, “El ajuar doméstico del tornaviaje” en México en el mundo de las colecciones de arte.
México: Editorial Azabache, 1994; “El efímero caudal de una joven noble: inventario y aprecio de los
bienes de la marquesa doña Teresa Francisca María de Guadalupe Retes Paz y Vera” (Ciudad de México,
1695) Anales del Museo de América. Madrid: 2000; “Ajuares domésticos de la Ciudad de México: los
rituales de lo cotidiano. Siglo XVII”, en Pilar Gonzalbo Aizpuru, Historia de la Vida Cotidiana, México: El
Colegio de México, Fondo de Cultura Económica, 2005; “Biombo: entrevista de Cortés y Moctezuma y las
Cuatro Partes del Mundo”. Imágenes. México: UNAM, IIE, 2009.
21
Enrique Ayala Alonso, “La casa mexicana: evolución y rupturas” en La odisea iberoamericana.
Arquitectura y urbanismo. El quinto centenario: aventura y desventuras de la arquitectura
iberoamericana, México, UAM-Xochimilco, División de Ciencias y Artes para el Diseño, 1995, pp. 89-96.;
Carlos González Lobo, “La vivienda en Iberoamérica y su arquitectura” en La odisea iberoamericana.
Arquitectura y urbanismo. El quinto centenario: aventura y desventuras de la arquitectura
iberoamericana, México, UAM-Xochimilco, División de Ciencias y Artes para el Diseño, 1995, pp. 81-88.
Enrique Ayala Alonso, La casa de la Ciudad de México, México, CONACULTA, 1996; Martha Fernández,
“La casa en la Nueva España” en Casas señoriales del Banco Nacional de México, México, Fomento
Cultural Banamex, 1999, pp. 16-44. Enrique Ayala Alonso, Casas barrocas, México, CONACULTA,
Círculo de Arte, 2005; Enrique Ayala Alonso, Antologías. Habitar la casa: Historia, actualidad y
prospectiva, México, UAM, 2010; Francisco García González, “La vivienda novohispana en Zacatecas”,
en: Casas, viviendas y hogares en la historia de México, México, El Colegio de México, 2001, pp. 207-

9
Particularmente, el trabajo de nuestro arquitecto, en este rubro, no ha sido estudiado. En

ello estriba la importancia y novedad del presente trabajo, y su pertinencia.

Del universo documental que he localizado y en el que el arquitecto Cristóbal de

Medina Vargas interviene, he privilegiado para este trabajo varios contratos para

edificación o reparación, documentos que contienen las “memorias y condiciones de

obra” y que fueron elaborados en el periodo de 1668 – 1688.

La mayoría de ellos se encuentran acompañados de la escritura suscrita ante los

escribanos por las partes. Sin embargo, existe el caso en el que solamente he localizado

las memorias y condiciones de la obra. Todos ellos los he utilizado para establecer un

mejor perfil del inmueble estudiado, sus ocupantes y las relaciones comerciales que se

originan de ellos. Estos folios, son nuevas opciones ante el desconocimiento que se tiene

del ejercicio de la arquitectura durante el siglo XVII.

La pertinencia de este ensayo responde a una revisión de lo anteriormente

mencionado bajo dos líneas de investigación. La primera de ellas se refiere al trabajo

profesional del arquitecto Cristóbal de Medina Vargas en la arquitectura civil; la segunda

se enfoca hacia el análisis de la casa habitación novohispana, de manera particular, las

construcciones de este arquitecto en dicho rubro.

Considero que en los estudios de Historia del Arte sobre arquitectura habitacional son

necesarios los análisis especializados sobre el quehacer arquitectónico; estas

investigaciones darán luz sobre importantes temas de la sociedad novohispana. Un mayor

230. Sonia Lombardo de Ruiz, “La vivienda en una zona al suroeste de la plaza mayor de la ciudad de
México” en Casas, viviendas y hogares en la historia de México, México, El Colegio de México, 2001, pp.
109-146. Rosalva Loreto López, “La casa, la vivienda y el espacio doméstico en la Puebla de los Ángeles
del siglo XVIII” en Casas, viviendas y hogares en la historia de México, México, El Colegio de México,
2001, pp. 109-146.

10
comprensión de esta sociedad puede surgir de conocer los espacios que habitaron sus

dueños, sus relaciones con los constructores, y sus gremios y el mundo relacionado con la

construcción, los materiales, las leyes que regían la relación entre propietario y

contratados; las normas constructivas y las necesidades de los dueños e inquilinos.

A través de la presente investigación me interesa establecer la relación que persiste

entre la casa habitación y la sociedad novohispana; debe reconocerse la vivienda

edificada, durante el periodo que me ocupa, como uno de los productos sociales, en el

que el arte arquitectónico muestra la intencionalidad del artista y de sus dueños, para

responder a las problemáticas del momento. Creo que el tipo de casa de los estamentos

medios permite conocer la “cultura de las clases subalternas”.22

Memorias y condiciones de la obra

Tomando en cuenta que una de las características que han determinado la selección de

estos corpus documentales son las “memorias y condiciones de obra”, me interesa hacer

algunas precisiones sobre este tipo de documentos. Éstas contenían la descripción del

proyecto arquitectónico o parte de él;23 también se utilizaba a manera de proyección, para

indicar la obra a realizar o partes de la misma.

Las memorias y condiciones suscritas por de Medina Vargas señalan, sin ser

exhaustivo el texto, aspectos como medidas de los solares, de los paramentos, de los

corredores y de las alturas; pero genéricamente omiten mencionar el número de

habitaciones y su distribución. Pero hay espacios, soluciones o detalles de las obras que

menciona cabalmente como: medidas de algunos elementos arquitectónicos, materiales y

22
Carlo Ginzburg, El queso y los gusanos. El cosmos según un molinero del siglo XVI. Barcelona:
Ediciones Península, Océano, 1976, p. 10.
23
Vocabulario Arquitectónico Ilustrado, México, Secretaría de Patrimonio Nacional, 1975, p. 296.

11
técnicas. Por ello considero que estos documentos, en cada caso, dan luz sobre el trabajo

de nuestro arquitecto, los tipos de casa habitación que edificó y las dependencias que

integró a sus edificaciones.

Estos escritos eran elaborados en papel común y, en la mayoría de los casos

revisados; fueron adosados a la escritura para comprometer el trabajo del arquitecto.24 En

estos folios se establecían las obligaciones para que la obra fuera cabalmente realizada;

en su defecto, el arquitecto debería modificar las condiciones, corregirlas y terminarlas

conforme al compromiso establecido, todo a su costa, o bien pagar las rentas que los

propietarios dejasen de recibir por retraso en su entrega.

En el expediente que forman las memorias y condiciones y la escritura, se establecían

las circunstancias económicas y legales, y, a éstas, quedaban sumadas las arquitectónicas.

Así, se constituyen las condiciones de pago, las sanciones por incumplimiento del

arquitecto, las garantías que aporta y el fiador u obligado solidario.25 Las condiciones que

nuestro edificador acataba lo llevaron a hipotecar sus casas como garantía.26 Los

propietarios también firmaban la escritura;27 sin embargo, en la suscrita por las religiosas

de Balvanera, todas estamparon su rúbrica, lo que muestra la instrucción que recibían.

24
Acervo Histórico del Archivo General de Notarías del Distrito Federal. (En adelante AHN), Notario 382
Juan de Marchena, Libro 2533, 13 de julio de 1685, f. 134v.
25
Fiador – Se aplica al que responde por otro. Se aplica a diferentes cosas o dispositivos que sirven para
asegurar algo. María Moliner, Diccionario de uso del español. 2Vols., Madrid: Gredos, 2007, p. 1352.
26
El arquitecto incluso llegó a solicitar la firma de su cuñado Juan Sánchez de Cuenca “el mozo”, como
fiador; en otras ocasiones la presencia de su esposa, la que no sabiendo escribir pidió que un testigo lo
hiciese a su nombre, como si hubiera sido un acto de fe
27
En caso de no saber firmar, podía hacerlo un testigo, como sucedió con la propietaria de la casa ubicada
en la calle de los Mesones, Doña María de Campos. AHN, Notario No. 383 Diego de Marchena, Libro
2541, 19 de diciembre de 1684, f. 163v.

12
En el momento de la firma de la escritura, el arquitecto mostraba las memorias y

condiciones, realizadas previamente, y la “planta y montea,”28 que en algunos títulos

también ha sido llamado “mapa”.29 Este último documento, que ocasionalmente fue

firmado por el escribano y los contratantes, quedaba en manos de los propietarios, como

en los folios de la casa ubicada en la calle de Mesones.30 Este pliego servía para validar y

hacer entendible la obra a realizar; era la proyección de una realidad virtual que satisfacía

a los contratantes.31 Los propietarios, al término de la fábrica podrían consultar con otro

arquitecto sobre la calidad de la obra entregada por Medina Vargas; en caso de

observaciones, nuestro constructor realizaría sin algún otro pago las correcciones

solicitadas.

Son diez los corpus documentales que sustentan esta investigación, es decir, son diez

los inmuebles que reúnen las características documentales que he mencionado. En el

entendido de que el análisis e identificación de cada uno de estos folios me ha llevado a

constituirlos en un corpus documental.32 Los siete primeros ofrecieron información que

ayudan a sustentar el análisis de los últimos tres. He privilegiado éstos últimos porque no

sólo detallan las memorias y condiciones de la obra: además aportan riquísima

información del inmueble, de su arquitecto y de sus poseedores.

28
Planta – 1) Figura que forma sobre el terreno la cimentación de un edificio, 2) Dibujo de esta figura.
Sección horizontal de los muros de un edificio o indicaciones sobre un plano de proyección horizontal, de
la situación relativa de muros y tabiques con los diversos huecos, tales como los de las puertas y ventanas,
salientes y entrantes, chimeneas, columnas, pilastras, etc. Vocabulario Arquitectónico…op. cit., p. 346.
Montea – Dibujo geométrico al trazo, que representa el plano, corte, elevación y detalles de un edificio.
Vocabulario Arquitectónico…op. cit., p. 306.
29
AHN, Notario No. 383 Diego de Marchena, Libro 2541, 20 de noviembre de 1684, f. 161v.
30
Ibid., 19 de diciembre de 1684, f. 162.
31
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, f. 126v. Cabe mencionar que la
producción gráfica de ese momento era poca y la posibilidad de un dibujo representaba un importante
avance.
32
Luciana Duranti, Diplomática: usos nuevos para una antigua ciencia. Sevilla: S&C ediciones, 1996, p.
152.

13
Las primeras obras que detallo, son cinco propiedades de particulares. Buen ejemplo

es la casa de Doña María de Campos, viuda del capitán Don Matías de Cuenca, ubicada

en la calle “que viene de los Mesones al hospital de Jesús Nazareno”. Esta obra requirió

diversas reparaciones y adaptaciones pero los dos instrumentos que he localizado sobre

esta edificación no aportan los elementos necesarios para conocer, ni la ubicación exacta

de la obra, ni las medidas del solar.33 Por las memorias y condiciones de obra realizadas

el del 20 de noviembre de 1684,34 y escriturada el 19 de diciembre del mismo año se sabe

que en la propiedad en cuestión existía una casa principal, una casita que el arquitecto

describe como “de la calle” y una casita accesoria con tienda y trastienda.35

A pesar de que nuestro arquitecto realizó dos obras para el capitán Cristóbal Tamariz

de Carmona, heredero de mayorazgo por la muerte de su tío el capitán Don Diego de

Vasconcelos y Paz, es reducida la información al respecto. La primera escritura fue

suscrita el 13 de julio de 1685 “para construir una casa en la esquina de la cacaguatería

que está en la calle de San Agustín”.36 En el contrato asienta que la obra quedaría

concluida en cuatro meses con un costo de mil cuatrocientos pesos, durante este tiempo la

accesoria “de la esquina” debía permanecer desocupada por el arrendatario. Resalta el

hecho de que el arquitecto debería recibir parte del pago de manos de terceras personas,

quienes tenían libranzas a favor del capitán Tamariz.37 La segunda escritura se firma el 9

33
Dato publicado en Mina Ramírez Montes, Catálogos de documentos de arte. Archivo de Notarías de la
ciudad de México, Protocolos I. México: UNAM, IIE, 1993, p. 18.
34
AHN, Notario No. 383 Diego de Marchena, Libro 2541, 20 de noviembre de 1684, fs. 160r.-161v.
35
Ibid., 19 de diciembre de 1684, fs. 162r-163v. AHN, Notario No. 383 Diego de Marchena, Libro 2541,
20 de noviembre de 1684, f. 160r.
36
AHN, Notario No. 382 Juan de Marchena, Libro 2533, 13 de julio de 1685, fs. 134r.-135v.
37
Libranza – Orden de pago que se da, ordinariamente por carta, contra alguien que tiene fondos a
disposición de quien la expide, la cual, cuando es a la orden, equivale a la letra de cambio.
http://lema.rae.es/drae/?val=libranza. Diccionario de la Lengua Española. Consultado 4 de octubre de 2012

14
de octubre de 1688,38 ahora por la construcción de una parte de una casa en la calle de

Capuchinas. En ambos casos se elaboran memorias y condiciones de la obra,39 pero la

documentación se encuentra incompleta y carece de datos suficientes para su ubicación

exacta.

De las reparaciones que Medina Vargas realizó en la casa ubicada en la calle que

“viene del colegio de las niñas al Convento de Regina Celi”, propiedad de Hernando

Gutiérrez Layado y de doña Ana de Bribiesca, su mujer, solamente he encontrado las

memorias y condiciones de obra. Esta es una situación atípica, ya que forma parte de uno

de los libros del Notario No. 6 José de Anaya. Este documento de fecha 29 de junio de

1672 no aporta medidas del solar; sólo menciona que tenía una casa principal y una casita

de alquiler que daba a la calle.40

Otro contrato para la reparación de una casa en la calle de Donceles quedó registrado

el 31 de octubre de 1676.41 Este documento está firmado por Cristóbal de Medina y el

licenciado Fulgencio Zapata y Vique, y aunque se encuentra incompleto nos permite

concluir que las reparaciones tendrían un costo de mil seiscientos pesos.

Además de los cinco inmuebles mencionados, localicé dos conciertos más, los cuales

corresponden a obras realizadas para congregaciones religiosas. Por ejemplo, la firmada

el 5 de julio de 1673 por los padres del Oratorio de San Felipe Neri y Cristóbal de

Medina, que corresponde a la reparación de una casa que poseían en la calle del Águila

38
AHN, Notario No. 382 Juan de Marchena, Libro 2535, 9 de octubre de 1688, fs. 114-116v.
39
Dato publicado en Ramírez Montes, op. cit., p. 38-39.
40
AHN- Notario 6 José de Anaya, 29 de junio de 1672, f. 273r.-274v. Este documento es mencionado en
Fernández, Arquitectura…, op. cit., p. 138.
41
AHN, Notario 382 Juan de Marchena, Libro 2528, 31 de octubre de 1676, fs. 121v.-125v. Dato publicado
en Ramírez Montes, op. cit., p. 34.

15
(hoy Cuba).42 Los folios indican que la propiedad tenía de frente doce varas de largo, las

cuales corrían de Oriente a Poniente en la que había una casa principal y una accesoria;

en la traza de la ciudad de México puede apreciarse que el lado mayor de las manzanas

corría en este sentido.43 Una constante en las casas-habitación de nuestro arquitecto es el

espacio comercial, paradigma que repite en estos trabajos, bajo diferentes

interpretaciones.

El documento referente a una última propiedad de este grupo de siete, afirma que las

memorias han sido exhibidas por el arquitecto ante el escribano y que queda insertada en

la escritura. Este inmueble pertenecía a los frailes del convento de San Agustín. El folio

se firmó el 16 de junio de 1677.44 En este caso, de Medina Vargas edificaría una casa alta

en la esquina de la “calle del Arco, que da vuelta a la ermita de Monserrat”, que por la

cantidad de ocho mil pesos la entregaría en dieciocho meses. El solar tenía diez y seis

varas y dos tercias de Norte a Sur y treinta y siete varas de fondo de Oriente a Poniente.

Por lo que de las memorias se infiere, se trata de una casa con cochera cuya portada

principal quedaría frente a la capilla de San Agustín, además habría una accesoria en la

esquina, dotada de tres habitaciones, en una de las cuales se establecería una

“cacaguatería”.45

42
AHN, Notario 382 Juan de Marchena, Libro 2527, 5 de julio de 1673, f. 116v.-119v. Dato publicado en
Ramírez Montes, op. cit., p. 33.
43
Fernández, La arquitectura de la ciudad…, op. cit., 1987, p. 59.
44
AHN, Notario 382 Juan de Marchena, Libro 2529, 16 de junio de 1677, fs. 189r.-195. Dato publicado en
Ramírez Montes, op. cit., p. 35.
45
De lo anterior deseo mencionar que el censo de 1689 registra que en esta accesoria Esteban Valero de
Alfaro tenía una cacahuatería. Ignacio Rubio Mañé, “Gente de España en la ciudad de México, Año de
1689” en Boletín del Archivo General de la Nación, Segunda Serie, Tomo VII, Núms. 1-2, México:
Secretaría de Gobernación, AGN, Palacio Nacional, 1966, p. 29-30. Una cacahuatería antiguamente era una
tienda de comestibles. Eduardo Báez Macías, “Planos y censos de la Ciudad de México 1753” en Boletín
del Archivo General de la Nación, Segunda Serie, Tomo VII, Núms. 1-2, México: Secretaría de

16
Los tres corpus documentales restantes imponen diferentes análisis y abordajes. La

información que arrojan me ha permitido organizarlos bajo dos hilos conductores. Esto se

debe a que no sólo otorgan información del inmueble y su constructor, sino que de igual

manera me han llevado a reconocer a sus propietarios, a quienes habitaban o trabajaban

en esos espacios, a analizar el desempeño profesional de nuestro arquitecto y, en un par

de casos, a identificar su ubicación.

Estos dos hilos conductores, columnas de este ensayo, responden a intereses distintos.

El primero es el análisis de una casa unifamiliar propiedad de particulares, en la que se

sitúan espacios para un establecimiento comercial y alberga accesorias para renta. Las

otras propiedades pertenecen a órdenes religiosas y el encargo que hacen al arquitecto

responde a la intención de edificar casas que, por sus características, serán rentadas a

estamentos medios-altos de la sociedad. Por la información que aportan, he privilegiado

estos conjuntos documentales porque son, desde mi punto de vista, tres interesantes micro

historias. Cabe señalar que estos inmuebles son el vehículo por el que transitaré con la

intención de responder a las hipótesis de esta investigación.

Considero que el análisis de las relaciones entre la casa habitación y la sociedad

novohispana son fuente de conocimiento e información para reconocer el medio social

del siglo XVII virreinal. Pretendo que la documentación que he seleccionado para esta

investigación revele situaciones básicas y puntuales que soporten las diferentes hipótesis

que planteo.

De manera específica, las memorias y condiciones de obra que abordan el trabajo de

Cristóbal de Medina contienen las soluciones arquitectónicas que planeó para cada

Gobernación, AGN, Palacio Nacional, 1966, p. 409. El sitio ha sido identificado pero lamentablemente la
edificación ha desaparecido y en su lugar se encuentra un edificio que aloja en la planta baja una cafetería.

17
edificación. De igual manera señalan los compromisos adquiridos por el constructor y las

penas a las que sería acreedor en caso de incumplimiento. Otro documento relevante fue

la planta y montea, que ofreció nuevas posibilidades para la mejor comprensión de las

propuestas del arquitecto.

Los paradigmas constructivos que de Medina Vargas desarrolló para la vivienda

media ofrecieron novedades en las casas habitación. Alejado de solares de gran tamaño y

de importantes caudales, este tipo de casa resolvió con restricciones económicas y

espaciales, las necesidades de una sociedad inmersa en crisis económica y en crecimiento

poblacional, que requería espacios para vivir.

El arquitecto tuvo que tomar precauciones para la salvaguarda de sus edificaciones.

Su constante labor profesional en obras religiosas, civiles y para el Ayuntamiento de la

Ciudad, lo hacían consciente de los problemas ocasionados por temblores e inundaciones.

Los múltiples materiales de los que echó mano el arquitecto tenían características que

respondieron a las necesidades específicas del sitio en el que se colocaban. En ellos se

privilegiaba la calidad y la economía.

Las habitaciones y servicios de la vivienda fueron distribuidos conforme a los

requerimientos de los ocupantes, privilegiando la planta noble para los dueños. La

inclusión de accesorias en las propiedades respondió a demandas habitacionales y

económicas, siempre a favor de los propietarios. Ellos mismos buscaron destacarse a

través de ornamentaciones, soluciones arquitectónicas o la pintura de sus fachas, siempre

tras el prestigio y el reconocimiento social.

Este conocimiento se revelará a partir de conocer las pautas establecidas en los

contratos de obra, las relaciones laborales, la responsabilidad del arquitecto, las sanciones

18
y penas por incumplimiento, los materiales, los costos de obra y las garantías que el

inmueble ofrecía al particular, tanto en condiciones mercantiles como inmobiliarias.

Infiero que estas fuentes aportarán luz sobre la utilización de materiales y técnicas nuevas

para ese momento. Esta información será el camino para la identificación de elementos

que sirvan para restaurar, datar y atribuir obras de las que no tenemos información.

Uno más de los aspectos que me parece fundamental considerar son las

transformaciones ornamentales y de elementos arquitectónicos que aparecen o se omiten

en los inmuebles, tales como nichos y espacios para renta, entre otros. Analizar la

inclusión y desaparición de elementos en la vivienda nos habla de manifestaciones

ideológicas y sociales. Buen ejemplo de ello está referido a la expresiva religiosidad de la

sociedad novohispana.

Casa de la panadería, Santísima Trinidad

Para entrar en materia, iniciaré con una casa de particulares con giro comercial. Este

corpus documental se refiere a la propiedad de “Juan de los Reyes y María de Castañeda

su mujer, vecinos de esta ciudad” quienes el 21 de mayo de 1668,46 firmaron escritura

con Cristóbal de Medina Vargas, para construir una casa de panadería, con un costo total

de siete mil cincuenta pesos de oro común en reales.47

Una casa de panadería en el mundo novohispano, generalmente era propiedad de

españoles peninsulares o de sus descendientes dedicados al pequeño comercio, sin formar

parte de los grupos más acaudalados. Sin embargo, el trabajo operario de una panadería

46
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, fs. 125v. – 134v.
47
La mayoría de los residentes españoles, criollos o gachupines, no eran ricos; muy pocos de ellos poseían
algún inmueble. Pilar Gonzalbo Aizpuru, “La vida en la Nueva España” en Historia mínima de la vida
cotidiana en México. México, El Colegio de México, 2010, p. 64.

19
estaba en manos de indios y mestizos, 48 estos últimos eran los conocedores del oficio, es

decir, los verdaderos panaderos.49

Los panaderos formaron un gremio y su producción predominantemente era

artesanal.50 Sin embargo, en algunas panaderías, por el número de operarios que

trabajaban, la alta producción y la organización para la venta y distribución, sus

productos llegaban a ser, en cierta forma, industriales.51 Un promedio de 14 operarios

trabajaban en cada panadería;52 produciendo tanto pan de basto (ordinario o tosco), como

pan floreado (hecho con la flor de la harina).53

La casa de panadería que Cristóbal de Medina debía construir para Juan de los Reyes

se ubicaría, según los documentos, “a las espaldas de la iglesia de La Santísima Trinidad

en la calle que viene del convento de religiosas de la Señora Santa Inés” (hoy calle de

Emiliano Zapata). El arquitecto dice que sobre esta calle, el solar mide: “en todo su largo

treinta y siete varas [30.8 m.] que corren de oriente a poniente; y para la otra parte y calle

48
Con la instalación de los primeros molinos de trigo en el siglo XVI, inició la operación de las incipientes
panaderías bajo la reglamentación gubernamental. Ernestina Arreola Izquierdo, De oficio panadero.
(Testimonios de panaderos michoacanos). Morelia: CONACULTA, D.G.C.P.I, 2003, p. 24.
49
Virginia García Acosta, Las panaderías, sus dueños y trabajadores. Ciudad de México. Siglo XVIII.
México, DF: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Ediciones de la Casa
Chata, 1989, p. 69.
50
José Antonio de Villaseñor y Sánchez, Theatro americano. Descripción general de los reinos, y
provincias de la Nueva España, y sus jurisdicciones. México: Editora Nacional S. A., 1952, Libro 1, p. 58.
51
García Acosta, op. cit., p. 34
52
Ibid., p. 150.
53
En esta mercancía existían diferencias en el precio, así como en el público consumidor al que estaba
destinado. Por ello el pan floreado era el que se vendía en las panaderías y el pan común era remitido para
su venta a las pulperías. “Las panaderías se localizaban más bien hacia el centro de de la ciudad, donde
residía la población con mayores recursos […] Las pulperías […] estaban diseminadas en la ciudad,
encontrándose en la periferia, donde vivía la gente pobre”. García Acosta, op. cit., pp. 27-30.

20
que atraviesa a la acequia,54 tiene treinta y dos varas [26.72 m.] de largo que corren de

norte a sur”;55 es decir, una superficie de 825.38 m2.

El “Plano de localización de bienes inmuebles históricos” publicado en el Catálogo

de monumentos históricos INAH (Fig. 2),56 ha sido uno de los instrumentos que he

utilizado para tratar de ubicar la obra. Este documento me ha permitido establecer una

posible localización del inmueble en materia. La Planta de México de Juan Gómez de

Transmonte realizada en 1628 (Fig. 3),57 señala el espacio objeto de este análisis, sin

ninguna edificación y sólo es posible distinguir la acequia que corre al lado del solar. Por

otra parte, el Plano General de la Ciudad de México (Fig. 4), 58 corrobora que al lado del

predio, ya ocupado, sigue pasando a un costado la acequia. El precio de este sitio debió

ser bajo, comparado con los solares aledaños a la Plaza Mayor; por situarse hacia el

Oriente de la ciudad y en dirección hacia la laguna de Texcoco.59 Pero dentro de su

ámbito espacial, la ubicación en esquina y a lado de la acequia, “elevaba el precio de

venta o de alquiler”.60

Infiero que la casa de panadería que Medina Vargas edificó se encuentra, bajo la

nomenclatura actual, en la esquina que forman la calle de Emiliano Zapata y la Calle de

San Marcos, en el centro histórico de la Ciudad de México. Las diferencias que surgen

54
Las acequias, calles de agua formaban parte del entramado urbano de nuestra ciudad. 500 Planos de la
Ciudad de México 1325 – 1933, op. cit., p. 18.
55
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, f. 126 v.
56
Catálogo nacional de monumentos históricos inmuebles: Centro Histórico de la Ciudad de México:
Perímetro A, 3 Vols., México, INAH, 1988, p. 10-11.
57
Este documento actualmente se encuentra en la Biblioteca Mendicea Laurenziana en Florencia
58
Plano General de la Ciudad de México, editado por Debray en 1875, Archivo Histórico del Distrito
Federal.
59
Villaseñor y Sánchez, op. cit., p. 60.
60
Pilar Gonzalbo Aizpuru, “Familias y viviendas en la capital del virreinato” en Casas, viviendas y hogares
en la historia de México. México: El Colegio de México, 2001, p. 87.

21
entre el documento en cuestión y la actual edificación posiblemente responden a los

múltiples acontecimientos que la edificación ha enfrentado a través del tiempo.

Esta propiedad ha sido catalogada como monumento histórico por el INAH. Por tal

motivo, están disponibles algunos datos del inmueble. Ellos me han dado a conocer que,

la superficie del solar señalada por nuestro arquitecto y la que muestra esta publicación

son similares, es decir el predio no ha sido fraccionado (Fig. 5). Asimismo, me ha sido

útil para saber que en la actual edificación los paramentos maestros miden 80 cm. Por su

parte, Cristóbal de Medina señaló en su documento que estas paredes tendrían el grosor

de una vara; una vara son 83.5 cm. Esta medida está especificada solamente para los

paramentos de la planta baja, ya que los del primer nivel serán más angostos, midiendo

tres cuartos de vara (62.5 cm.).

Pero el sustento de la edificación, en correspondencia con los paramentos maestros,

son los cimientos. La importancia de estos elementos constructivos es fundamental

porque ellos deben soportar y distribuir el espeso del edificio sobre el terreno.61 Por tal

motivo si las dimensiones del muro maestro eran de una vara, el cimiento sería de una

vara y cuarta (1 m. aproximadamente) y la profundidad del mismo de vara y media (1.20

m. aproximadamente).

Por otra parte, después de la “Gran Inundación” de 1629 se hizo necesaria la

reedificación de la mayoría de los edificios de la Ciudad.62 Con tal experiencia, las

nuevas construcciones requerían una alta previsión en su factura. Esta inundación anegó

la ciudad por cinco años, trayendo como consecuencia el abandono y derrumbe de un

61
Ángel Hidalgo Bahamontes, Construcción de cimientos. Barcelona: Ediciones CEAC, 1991, p. 5.
62
Ayala, Casas…, op. cit., p. 12.

22
75% de sus casas.63 Poco tiempo después de la tempestad, muchos viviendas que estaban

aún en pie, amenazaban con derrumbarse;64 por tal motivo, algunas construcciones

tuvieron que ser demolidas.

Sobre esto último, nuestro arquitecto indicó una solución que salvaguardaría sus

obras. El recurso que otorgó ante el peligro de inundaciones, fue la elevación de los

cimientos de los paramentos maestros. El documento indica que los cimientos serían

media vara (41.5 cm.) más altos que el nivel de la calle;65 solución que también registró

en las memorias y condiciones de la obra de la calle del Arco.66 Los desbordamientos que

habían hecho estragos en la Ciudad, llevaron a Medina Vargas a preveer que el agua no

entrase en sus obras, especialmente en la edificada a un costado de la acequia.

Musset considera que estos fenómenos llevaron a que desde el siglo XVI se

construyeran casas tipo fortalezas, con cimientos sólidos y muros anchos;67 esta

condición es palpable en la casa de panadería. Además de los sólidos cimientos, el muro

de la esquina presenta un engrosamiento desde el nivel de la banqueta y hasta dos tercios

de la altura. Es decir, el punto de unión de los dos paramentos maestros que hacen

esquina, presentan una solución de mayor fortaleza a manera de contrafuerte (Fig. 6).68

De vital importancia es la distribución de las cargas sobre el solar, con la intención de

equilibrar el peso de la edificación buscando la menor fatiga del terreno y por lo tanto

63
Flores Marini, op. cit., p.25-26.
64
Richard Everett Boyer, La gran inundación. Vida y sociedad en México (1629-1638). México: Sep
setentas. 1975, p. 28.
65
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, fs. 127r.
66
AHN, Notario 382 Juan de Marchena, Libro 2529, 16 de junio de 1677, fs. 190v.
67
Musset, op. cit., p. 129-130.
68
Deseo agradecer los valiosos comentarios del Dr. Hugo Antonio Arciniega sobre éste y otros puntos de
este ensayo.

23
menores hundimientos.69 Sin embargo, los cimientos de los atajos medirían tanto de

ancho como de profundo, tres cuartas (62.62 cm.) de vara dimensiones menores que los

de los paramentos maestros y serían estacados con cedro.

En este espacio Medina Vargas se comprometió a “fabricar […] una casa principal de

trato de panadería; y accesorias a ella, cinco casitas de alquiler con los cumplimientos que

se contienen”.70 La conjunción de los documentos ha sido vital para esta atribución, con

el apoyo de fotografías del Catálogo del INAH y visitas a la edificación, podemos

suponer que las casas de alquiler que define Medina Vargas se pueden identificar (Fig. 7).

Así, como quedó asentado en el contrato, de las cinco casitas accesorias que edificaría,

tres de ellas caerían hacia la calle que viene de Santa Inés (Emiliano Zapata), las cuales

debían ser entregadas en un plazo de seis meses. Las dos casitas restantes serían

entregadas al año de la firma de la escritura; de modo que se ubicarían hacia la actual

calle de San Marcos. Estas casas accesorias tendrían sala, recámara, pasillos y aposentos.

Derivado de los espacios, este tipo de vivienda sería destinada también para comercio

o taller, en el que los arrendatarios pudieran vivir. Las rentas de estas viviendas

generarían importantes ingresos; su ubicación e independencia de la casa principal, por la

puerta y ventana que daba a la calle, les otorgaban un alto valor. 71

El arquitecto menciona que en las dos fachadas que caerían hacia la calle, los vanos

de puertas y ventanas debían ser de piedra de cantería. Con ello existe una coincidencia

más para la atribución del inmueble señalado, ya que mantiene vanos para puertas y

ventanas en este material —aunque no es el original—. Ello me permitió ubicar tres

69
Hidalgo, op. cit., p.7.
70
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, fs. 126v.
71
Gisela von Wobeser, "Dime en qué patio vives y te diré quién eres" en Muchas Moradas hay en México.
México: UNAM-INFONAVIT, 1993, p. 55.

24
casitas sobre la calle que viene de Santa Inés y dos sobre San Marcos; hoy en día estos

lugares son accesorias en servicio, que alojan comercios.

La casa principal tendría al centro, el patio enmarcado por los corredores que

comunicarían a cada una de las viviendas. Uno de los puntos que me genera duda sobre la

edificación es que en la actualidad la casa principal no permanece, en el área en la que

debió estar edificada, sólo se encuentra un amplio patio (Fig. 8). Confío en que la

investigación posterior aportará más datos sobre el inmueble.

Son trescientos cuarenta y cuatro años los transcurridos desde el momento que

Medina Vargas suscribió estas memorias y condiciones, lapso en el que invariables

cuestiones pudieron llevar a la desaparición de la casa principal. Como las diversas

necesidades de los habitantes por lo que pudo ser demolida o posiblemente haya sido

afectada por fenómenos naturales, como inundaciones o temblores.72

Siguiendo con los espacios edificados, la planta baja incluía: una habitación para el

mayordomo, aposento de harinas y amasijo con su cama para el tendido del pan; área en

la que se colocaría el horno envigado y tres habitaciones como viviendas para los

indios.73 Es decir: a un lado de los lugares de trabajo, estaban los sitios que habitarían los

72
Un evento de esta naturaleza llevó al derribo de una casa de panadería. Ésta se ubicaba en la segunda
cuadra de la calle de las Damas (hoy Bolívar). El incidente se refiere de esta manera: la casa se había
“cuarteado en todas direcciones […] y desplomado considerablemente el último piso, por lo que se dispuso,
entre otras cosas, que se mudaran los harineros”. Concepción Amerlinck, Relación histórica de
movimientos sísmicos en la Ciudad de México (1300-1900). México: Desarrollo Social, SOCICULTUR,
1996, p. 78.
73
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, f. 129r.

25
indios.74 Ya fuera en calidad de trabajadores o esclavos, la cantidad de habitaciones

destinadas a ellos indica que era un grupo numeroso.75

Dentro del conjunto de trabajadores, existían los voluntarios que se contrataban por

un salario, y los forzados; éstos “eran reos o condenados enviados por las autoridades

competentes a cumplir condenas, trabajando en las panaderías, previo pago por parte del

dueño de éstas”.76 A los reos que no merecían pena capital se les vendía, por periodos de

ocho a diez años por la cantidad ciento y ochenta pesos, y de cincuenta a los que tenían

culpas menores;77 estos trabajadores no recibían pago, solamente los alimentos. 78

El establecimiento de una panadería requería lugares e instalaciones especializadas.

En el caso de que fuese instalada en una casa particular, era denominada generalmente:

“casa-panadería”. En ella deberían instalarse uno o varios hornos, tener un buen abasto de

agua y espacios suficientes para “la sala de tornos o cernidor; el amasijo; el patio con el

horno; una o dos bodegas para la leña, harina y aperos, conocidas también como leñero y

74
En estos sitios podría haber “esteras de palma u hojas de tule como lechos para dormir”. Federico Gómez
de Orozco, El mobiliario y la decoración en la Nueva España en el siglo XVI. México: UNAM, IIE, 1983,
p. 34.
75
Esto indica el lugar que los indios ocupaban dentro de la sociedad novohispana y su forma de
consideración; señala la baja estima de que eran objeto; al grado de que fueron denominados en muchas
ocasiones: “perros” u otros apelativos denigrantes. “Relación del obispo-virrey Juan de Ortega Montanéz a
su sucesor” (1696), en Ernesto de la Torre Villar, Instrucciones y memorias de virreyes. México: Porrúa,
1991, p. 660. Sin ser considerados dentro de las castas (Gonzalbo, “La vida en la nueva …”, op. cit., p. 62.)
resultado del mestizaje, eran señalados como “gente melancólica y pusilánime, pero atroz, vindicativa,
supersticiosa y mendaz: sus torpezas, robos y barbaridades dan pocas prendas de su aprovechamiento
espiritual”. “Relación que de orden del rey dio el virrey de México Don Antonio Sebastian de Toledo,
Marqués de Mancera (1664-1673) a su sucesor el excelentísimo Señor Don Pedro Nuño Colón, Duque de
Veragua en 22 de octubre de 1673” en Torre Villar, op. cit., p. 585.
76
García Acosta, op. cit., p. 80.
77
García Acosta, op. cit., p. 81, Apud, Martín, Norman F. (prólogo y notas). Instrucción del Virrey
Marqués de Croix que deja a su sucesor Antonio María de Bucareli, México, D. F: Editorial Jus, S. A.,
1960, p. 63.
78
Así como los convictos, de igual manera fueron reclutados mendigos de la calle, por tal motivo tanto a
los reos y mendigos se les encerraba para trabajar. Por lo anterior recibían trato de prisioneros,
asegurándolos con grilletes de fierro. Existía otra condición de trabajadores dentro de las panaderías, estos
eran los retenidos por deudas; muchos de ellos fueron encerrados en calidad de esclavos, pagando sus
compromisos con trabajo. García Acosta, op. cit., p. 76-82.

26
harinero” y sitio para la vivienda del dueño y operarios, y la accesoria para la venta del

pan.79 Esta edificación como otras del mismo giro, tenían las áreas productivas en la

planta baja;80 posiblemente alguna parte fue destinada para la venta del pan.81

En la planta alta, sobre el cuarto del mayordomo, se incluiría espacio para oratorio ó

escritorio,82 tres habitaciones para la familia y, sobre los cuartos de los indios cocina con

fogón y chimeneas, así como los aposentos para las mozas.83 La azotea estaría situada

sobre el cuarto de harinas, para que en ella la chimenea desalojara los humos. Cabe

señalar que, el que una casa familiar tuviese oratorio indicaba que sus poseedores podían

realizar ritos dentro de su hogar, además de contar son suficientes recursos económicos,

para pagar la merced o concesión por estas celebraciones.

Por otro lado, todos los vanos de la casa recibirían un tratamiento específico. A los

destinados a ventanas del piso superior, que daban a la calle, les serían colocadas

contraventanas o lo que el arquitecto denomina puertas falsas, las cuales serían sujetadas

con bisagras y aldabas.84 El documento en cuestión indica que en algunas de ellas, se

instalarían balaustres de cedro torneados. De igual manera, señala que en las ventanas de

la sala principal sobre las puertas del primer nivel se debería poner un balcón volado de

fierro de dos varas y media de largo (2.08 m.). En esta misma habitación se harían dos

alacenas con puertas de cedro, cerraduras y llaves.

79
Ibid., p. 55-56.
80
Wobeser, op. cit., p. 56.
81
Lombardo, op. cit., p. 131.
82
Escritorio– s. XVI al XX. Aposento donde tienen su despacho los hombres de negocios. Martín Alonso
Pedraz, Enciclopedia del idioma. Diccionario histórico y moderno de la Lengua Española (Siglos XII al
XX). Madrid: Aguilar, 1958. Tomo II, p. 1822.
83
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, fs. 129r.-129v.
84
Contraventana – Postigo que cierra el hueco de una ventana por la parte de fuera. Puerta-ventana que se
pone en la parte de afuera para mayor resguardo de las ventanas y vidrieras. Vocabulario
Arquitectónico…op. cit., p. 144.

27
Otro lugar en el que se colocaría puerta con llave era el aposento de pajar o del

salvado, sitio que se ubicaría debajo de la escalera. En el arranque de ésta misma, se

instalaría puerta con cerradura y llaves. La instalación de una puerta al inicio de la

escalera indica que se buscaba salvaguardar los espacios que se encontraban detrás de

ésta, ya sea de robo o de presencias inoportunas, situaciones probables ante la constante

actividad de diferentes personas dentro de la casa. En cierta manera la escalera era la

frontera entre los “ocupantes principales” y quienes vivían en los bajos. 85

Pero no sólo las descripciones de los espacios de las accesorias coinciden, entre el

documento y la edificación en pie. De igual manera, los acabados y ornamentaciones se

encuentran a la par. El documento también indica que los vanos de la fachada, tanto de

puertas como de ventanas, deberían ser elaborados con piedra de cantería; así como los

canales que llevarían las aguas a la calle, y éstos últimos, con sus cañones de plomo.86

Del mismo modo, se anota que el pretil sería de dos tercias de vara de alto, y embebidos

en él, estarían los canales de desagüe, elementos presentes en la casa ubicada en Emiliano

Zapata No. 74 (Fig. 9).

Actualmente la fachada de la casa mantiene un cornisamiento que se arquea a la

altura de cada canal de desagüe, la descripción de esta solución por parte de Cristóbal de

Medina, va de esta manera: “encima de dichos pretiles se han de echar sus arquillos de

ladrillo; con declaración que se entiende que dichos arquillos ha de ser sólo a la parte que

cae a la calle, echándoles encima sus remates”.87 Los arquillos que el arquitecto menciona

se colocarían a la altura de cada canal, conectándose uno a otro a través de una cornisa.

85
Ayala, Antologías…, op. cit., p. 45.
86
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, fs. 127r.-127v.
87
Ibid., 21 de mayo de 1668, f. 128r.

28
Estos elementos ornamentales estarían sobre los enmarcamientos de cantera de la fachada

y señalarían la “jerarquía de los habitantes de la casa” dentro de una sociedad

estratificada.88 Considero que estos recursos ornamentales dotan de lujo a la edificación,

ellos son elementos arquitectónicos suntuarios.

Sumado a lo anterior, el arquitecto menciona que la casa debería ser pintada de

“colorado, blanco y azul”.89 Sin detallar los espacios a cubrir con cada color, esta

información revela algunos datos. Entre ellos, que el total de los acabados estaba en

manos de los arquitectos; en este caso, los paramentos exteriores deberían ser pintados y

no se pide sean cubiertos con tezontle. Las paredes de las casitas accesorias, y de las

habitaciones de la planta alta deberían ser encaladas y blanqueadas, con sus cenefas de

almagre.

Enrique Ayala,90 establece dos soluciones para los acabados de los paramentos de este

periodo: uno de ellos, a partir de ajaracas de diversas geometrías, o los enlucidos con

mortero de cal y pintados.91 De éste último modelo es el paradigma indicado por nuestro

arquitecto; solución que destaca Juan Manuel de San Vicente al relatar su permanencia en

la Ciudad, al señalar que las casas estaban “hermosamente pintadas por lo interior y

exterior”.92 Como ya he señalado, los exteriores de la casa fueron responsabilidad del

88
Ayala, Casas…, op. cit., p. 13.
89
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, f.128r.
90
Ayala, Antologías..., op. cit., p. 20.
91
Enlucido - Capa de yeso, estuco u otra mezcla, que se da a las paredes de una casa con objeto de obtener
una superficie tersa. http://lema.rae.es/drae/?val=enlucido, Diccionario de la Lengua Española. Consultado
21 09 12.
92
Juan Manuel de San Vicente. “Exacta descripción de la magnífica, corte mexicana, cabeza del nuevo
americano mundo, significado por sus esenciales partes, para bastante conocimiento de su grandeza” en
Agustín Vetancurt, et. al., La ciudad de México en el siglo XVIII (1690-1780,) tres crónicas, México,
CONACULTA, 1990, p. 163.

29
arquitecto; de igual manera, el contorno de la propiedad quedó bajo su trabajo, por ello

debería empedrarla hacia uno y otro lado de la calle con un ancho de tres varas.93

Otra coincidencia vital es el remate que se haría en la esquina principal “para que en

él vaya su cruz vidriada”.94 Por su parte el catálogo del INAH señala que: “Se perdió la

cruz que estaba en la esquina” (Fig. 10).95 El terminado de la esquina hoy es un pequeño

chaflán, en la parte alta, coronado por un remate mixtilíneo, que bien pudo recibir una

cruz de cerámica vidriada; en la que aún se advierte el pequeño rostro de un felino.

Esta ornamentación o remate es equiparable a los nichos que ornamentaban y

ornamentan aún las casas habitación de los estamentos sociales más altos. Elemento

distintivo que dotaba de una particular presencia a la edificación dentro de la Ciudad; así

como a sus poseedores de cierto resalto social. Las características de la esquina en esta

edificación cumplieron la función de referente urbano en la ciudad. No hay que olvidar

que la mayoría de las casas en los cruces de las calles tenían nichos con imágenes,96

elementos que las destacaba; marcando diferencias sociales, las que además hablaban de

religiosidad. Una solución como la mencionada, era indicativa de que el inmueble era

propiedad de personas que se hacían notar en el espacio urbano, en la sociedad y en la

comunidad religiosa.

Actualmente sobre la calle de San Marcos no sólo existen las dos casitas accesorias

que probablemente construyó Medina Vargas en ese solar, sino también nuevas

93
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, f. 131r. Pocos años después Juan
de Viera resalta los materiales de las calles: lozas y piedras que ofrecían gran comodidad. Juan de Viera,
“Breve compendiosa narración de la ciudad de México corte y cabeza de toda la América septentrional", en
La ciudad de México en el siglo XVIII (1690-1780,) tres crónicas, México, CONACULTA, 1990, p. 193.
94
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, f. 128r.
95
Catálogo nacional…, op. cit. p. 552.
96
Gustavo Curiel, Et. al., Pintura y vida cotidiana en México 1650 – 1950. México: Fomento Cultural
Banamex, A. C., CONACULTA, 1999, p. 53.

30
accesorias y una entrada para autos; pero, claramente se distinguen diferentes del periodo

constructivo del siglo XVII. Esta reflexión encuentra apoyo en el documento

novohispano en el que se indica que: “las dos casitas de la vuelta que han de caer junto a

la acequia no se doblan de presente sino que quedan entresoladas”; es decir, después de la

construcción de las dos casitas accesorias que darían hacia la acequia, el solar tendría un

espacio sin edificar.97

En este caso, el costo de la obra se estableció en siete mil y cincuenta pesos de oro

común. El primer pago sería de tres mil y cincuenta pesos y el importe restante sería

cubierto a razón de cincuenta pesos semanales.98 Esta cantidad, incluía “todos los

materiales de cal, arena, piedra, tezontle, canterías, adobes, maderas, ladrillos, puertas,

ventanas,” de igual manera el pago por “todos los oficiales de albañiles, peones, canteros,

carpinteros, empedradores”. En esta cantidad también quedó considerado el pago que se

le hizo al arquitecto por: “el trabajo e inteligencia que ha de tener durante la dicha

fábrica”.99

El plazo para la entrega total fue de un año y seis meses. Al final del año entregaría la

casa principal y las tres casitas que caerían sobre la calle que viene de la Santísima y las

otras dos, seis meses después.100 Al incumplimiento de la fecha de entrega, Medina

Vargas o Juan Sánchez de Cuenca su fiador, pagarían a sus contratantes las sumas por los

alquileres que dejarían de recibir durante el tiempo de retraso. A pesar de que el plazo

para la entrega fue corto, el arquitecto cumplió su compromiso.

97
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, fs. 125v. – 134v.
98
Ibid., 21 de mayo de 1668, f. 133r.
99
Ibid., 21 de mayo de 1668, f. 127r.
100
Ibid., 21 de mayo de 1668, f. 132r.

31
Pero la información sobre este inmueble no termina; he localizado una escritura

suscrita por los mismos actores del documento de 1668. Cuatro años después, el 15 de

mayo de 1672,101 nuestro arquitecto fue contratado para reparar la misma casa y no es por

demás, mencionar que este escrito enriquece lo analizado anteriormente.

Este documento indica la ubicación del inmueble en la: “calle que atraviesa por detrás

de la iglesia de la Santísima Trinidad y va a dar a la acequia de Santa Cruz”.102 Sé que es

muy aventurado proponer que la cruz en la esquina de la casa pudo nombrar este tramo

de la acequia; pero me parece interesante apuntar que en el primer documento no era

señalada bajo ningún nombre. Considero que esta es una forma de la creación de hitos en

nuestra ciudad. Lugares y arquitecturas que marcan una referencia en el entramado

urbano, en este caso creado por la sociedad civil y no por ninguna entidad gubernamental.

Quizá estos hitos, son las referencias netamente populares que perduran y tienen un

mayor arraigo en la sociedad. Los hitos daban nombre a las calles: “Puerta falsa de San

Andrés”, “Rinconada de San Diego”, “Calle de la Cruz Verde”, etcétera.

Dentro de los trabajos que le fueron solicitados, está la fabricación de dos hornos con

sus troneras para que saliera el humo por ellas.103 Estos vanos medirían tres cuartas de

alto y una cuarta de abertura.104 Las chimeneas debían elevarse dos metros de los techos

para que el humo no molestara; estaba prohibido “inundar el vecindario del tizne de los

hornos de las panaderías”.105 Considero que esta condición es indicativa de crecimiento

comercial, ya que no es una reparación de los primeros hornos, sino la construcción de

101
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2503, 15 de mayo de 1672, fs. 275v.-279v.
102
Ibid., 15 de mayo de 1672, f. 275v.
103
Tronera.- Ventana angosta y pequeña por donde escasamente entra la luz. Sinón. Aspillera, saetera.
Vocabulario Arquitectónico…, op. cit., p. 438.
104
AHN, Notario 379, Baltazar Morante, Libro 2503, 15 de mayo de 1672, f. 276r.
105
Gonzalbo, “La vida en…”, op. cit., p. 149.

32
dos más de ellos. Lo anterior, sumado al compromiso económico suscrito por los

“aderezos, mejoras y reparos” solicitados, señala que la panadería podía cubrir los pagos

semanales a los que se comprometió.106

En esta fecha le pidieron que el paramento de la fachada después de encalado, se

debía: “vallar de listas blancas y negras según y como las casas de Juan de Esquivel

Santiago y se le ha de echar las canales de cantería con sus chiflones de plomo y han de

ser como las de la otra casa de enfrente”.107 Lo anterior me lleva a considerar que la

forma de pintar esta fachada no era única, posiblemente el modelo a seguir marcó una

pauta que se buscaba imitar, por reconocimiento o estatus. Es necesario apuntar que la

casa de la que se toma el modelo, era un hito de nuestra ciudad. A ello hay que sumarle

que, el desear que los canales sean a semejanza de otros, indica que se contaban con

recursos para elegir y pagar por soluciones o trabajos específicos; los cuales puedan ser

signo de la búsqueda de prestigio y distinción, o simplemente de gusto.

Tanto la colocación de cerrojos y las puertas con llave son acciones que sobresalen y

encuentran una posible explicación con estas palabras: “al corral se ha de fortalecer los

pies derechos y echarle su puerta de madera con su llave para la seguridad de que no se

huyan los indios”.108 Ya ha sido señalado que las tres habitaciones para los indios estaban

en la planta baja, los cuales, pienso, trabajaban en la panadería. Lo que no he podido

determinar es si todos los indios eran esclavos o solo algunos de ellos. La condición en la

que estas personas se encontraban en el inmueble es palpable, al indicar el cuidado para

106
AHN, Notario 379, Baltazar Morante, Libro 2503, 15 de mayo de 1672, f. 276r.
107
Ibid., 15 de mayo de 1672, f. 277r. Otro hito de la ciudad novohispana de la segunda mitad del siglo
XVII fueron las casas de Juan de Esquivel Santiago, referencias que se utilizaron como otra alternativa a
manera de nomenclatura. (Nota de la autora)
108
Ibid., 15 de mayo de 1672, f. 277v.

33
que no escapen. A esta reflexión es necesario sumarle la petición que se le hace al

arquitecto para que construya paramentos a lo largo y ancho de la propiedad, quizá con el

afán de colocar barda para controlar el acceso y la salida. Es decir, que, dentro del

inmueble habitaban personas contra su voluntad las que seguramente eran objeto de

explotación.109

Por otra parte, un aspecto que resalta en las memorias y condiciones son algunas

especificaciones de los materiales. En ellas, en ocasiones se indica que tipo de material se

usaría en un lugar específico y sus razones para ello, o señala sus calidades. Por ejemplo

para la casa de panadería se utilizaría tezontle nuevo en los: “paramentos maestros”;110 de

igual manera señala que “las paredes que no lleven carga, serán de adobe blanco con el

mismo grueso de los paramentos de piedra y tezontle”.111 Aunado a ello hace hincapié en

la calidad de materiales, al señalar que: “las maderas […] han de ser cortadas en buen

monte y de toda satisfacción, y la piedra […] ha de ser piedra dura.

También se ocupa de indicar las mezclas y las técnicas constructivas. Por ejemplo,

señala que los cimientos debían ser elaborados con tres tantos de arena, dos de tierra y

dos de cal.112 La alta presencia de cal en esta parte de la casa, muestra que se buscó

proteger el cimiento de la humedad. Sin embargo, en la elaboración de lo que llama

109
Sin ser privativo el mal trato para los esclavos, los trabajadores en sí, eran presa de injusticias y abusos.
Las ordenanzas del gremio de panaderos no establecían horarios específicos, es hasta 1762 que se prohibió
el trabajo nocturno, práctica común para obtener el doble de producción. Una referencia sobre la valoración
de éstos, como trabajadores en una panadería, procede de Juan Manuel de Lara, administrador de la
panadería de la Compañía de Jesús durante 12 años, quien declaraba: “los operarios cada vez tienen menos
respeto […] siendo necesario para que trabajen, adelantarles dinero conforme a la anticuada costumbre del
país a esta gente perversa, pues en otra manera es casi imposible el conseguirlo y al más leve descuido
desertan”. García Acosta, op. cit., p. 85.
110
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, f. 131r.
111
Ibid., 21 de mayo de 1668, f. 132r.
112
Ibid., 21 de mayo de 1668, f. 130v.

34
“mezcla fina,”113 los tantos de los ingredientes son cinco de arena y dos de cal,

combinación que utiliza para las paredes. Cubrir las paredes con cal servía para sellar la

superficie de cualquier agente dañino que pudiera afectar a los habitantes; además

permeaba y secaba el paramento y lo alejaba de la humedad, amén de recibir los

pigmentos.

El pago total por estas reparaciones fue de mil setecientos pesos, con un anticipo a la

firma de la escritura de cuatrocientos; con pagos semanales de cincuenta hasta completar

mil pesos y los trescientos restantes al finalizar la obra.114 Sobre la forma de pago y las

ganancias del arquitecto falta mucho por investigar. En este caso Medina Vargas indica

que el anticipo lo destinaría para comprar materiales. Creo que las entregas semanales

cubrirían el pago de salarios y quizá, el importe final sea la ganancia que el arquitecto

recibía de la obra.

Sólo a manera de referencia deseo señalar que, el arquitecto cobró la cantidad de ocho

pesos con cincuenta y cuatro centavos por cada metro cuadrado edificado de la casa de

panadería. Sin embargo, esta cantidad y el importe pagado por las reparaciones

representan un problema por analizar. El tema económico no es menor, por ello considero

que nuevas y mayores luces sobre este aspecto fundamental, será uno de los objetivos de

la continuación de estas investigaciones.

Conclusiones sobre la casa de panadería

El análisis de la unidad que forman los documentos de la casa de panadería edificada por

Medina Vargas detrás de la iglesia de la Santísima Trinidad, ofrece la posibilidad de

estudiar una edificación bajo dos opciones que se entrelazan y permiten nuevas visiones
113
Ibid., 21 de mayo de 1668, f. 131r.
114
AHN, Notario 379, Baltazar Morante, Libro 2503, 15 de mayo de 1672, fs. 278r. – 278v.

35
sobre la sociedad novohispana. Por un lado, tenemos la arquitectura descrita, la cual

proviene de los datos y referencias que el arquitecto proporciona; por otro lado, tenemos

arquitectura edificada que se mantiene en pie. Lo anterior nos lleva a inferencias y

concepciones espaciales con mayor veracidad.

Sin tener la certeza de que un edificio estudiado personalmente fue una obra dirigida

por Medina Vargas; es un hecho que algunas características responden a las

especificaciones consignadas en el documento analizado. Lo que permite la posibilidad

de conocer alguno de los trabajos de nuestro arquitecto pues indica que las soluciones

arquitectónicas ejecutadas en esta fábrica son un ejemplo común en las edificaciones

novohispanas. Sin embargo es necesario señalar que una de las coincidencias que resalta

entre lo detallado por Medina Vargas y lo que se observa son las dimensiones del solar.

Sobre todo, porque dentro de las manzanas en las que se encuentra y las cercanas, las

áreas de los predios se diversifican y hasta el momento no he localizado alguna que tenga

una superficie semejante.

Esta obra fue una garantía de inversión. Cubría las necesidades de los contratantes,

como el espacio de vivienda familiar, las áreas para la instalación de la panadería, los

aposentos para la servidumbre y los trabajadores, y las casas accesorias para renta. Es

decir, la casa de panadería ofrecía a sus poseedores la posibilidad de ingresos constantes

y suficientes. La edificación respondió a las previsiones que el arquitecto tomó,

especialmente por el lugar en que se encontraba, privilegiando la fortaleza de paramentos

y cimientos. Al mismo tiempo buscó salvaguardar la edificación de inundaciones,

otorgándole una elevación sobre el nivel de la calle y reforzando el punto de unión de los

paramentos maestros, ante la proximidad de la acequia.

36
Las descripciones de las dependencias de la casa nos dejan ver una vida ordenada,

donde los espacios se construían con un destino específico, es decir, son espacios

especializados para llevar a cabo en ellos alguna actividad definida, como los amasijos,

las cocinas, las habitaciones de mozas e indios. No había cuartos para ser ocupados

indistintamente por trabajadores y servidumbre. Los diferentes elementos y soluciones

arquitectónicas que encontramos en esta edificación como el balcón volado y la

ornamentación, fueron elementos de status y superioridad, distintivo de presencia y

reconocimiento.

El punto de separación de ambos mundos fue el arranque de la escalera, a la que se le

colocó puerta con llave. Ante la presencia de indios, quizá en calidad de trabajadores o de

esclavos, fue necesaria la separación y control, tanto más por la forma en que era

considerado este grupo social, el cual distaba de aceptación y confianza. Sin olvidar las

precarias situaciones en las que laboraban y vivían los trabajadores de la panadería, entre

ellos los esclavos. Es necesario reconocer que dentro de la casa, el patio fue el espacio

favorable de intercambio y contacto entre los diferentes estamentos sociales.

Son casi cuatro años el tiempo entre una y otra escritura relativas a los trabajos que

Medina Vargas realizó en esta casa. Pero en realidad fueron dos años y medio entre la

conclusión de la primera obra y el inicio de la segunda. Con este lapso de tiempo, una

edificación con alta actividad requirió modificaciones en los sitios que tenían mayor

desgaste. Así lo muestra la solicitud relativa al recalzamiento de las paredes de “los

aposentillos de los indios […] por de dentro y fuera en todo su largo de cal y canto hasta

37
donde esta carcomido.”115 Lo anterior me lleva a inferir que era un grupo numeroso de

personas quienes trabajaban y vivían es este inmueble. Sin olvidar los estragos que la

humedad causaba a la edificación por la proximidad de la acequia.

Los documentos que abordan las obras de Medina Vargas en esta casa dejan entrever

aspectos como crecimiento económico, que redundan en materiales de buena calidad,

mejoras habitacionales, mantenimiento de la edificación y la búsqueda de reconocimiento

y presencia a través de acabados y detalles en la fachada del inmueble.

A pesar de que la casa se localizaba hacia las orillas de la traza urbana, el barrio

comercial en el que se ubicó garantizaba éxito económico. Aunado a ello, una propiedad

en esquina tiene mayor valor. Sobre todo en este caso, porque gracias a las cinco casitas

accesorias se abrieron tiendas comerciales. Quizá una de las causas por la que se conserva

parte de la edificación, es que esta zona fue de difícil acceso, tanto por el comercio, como

por la delincuencia. Sólo las ornamentaciones y los canales, prohibidos por desahogar las

aguas hacia la calle, son los fieles custodios que saben lo que aconteció en el inmueble.

Esta edificación debió señalar el espacio urbano de manera especial, por encontrarse

al lado de la acequia, por la elaboración del pan y por las ornamentaciones que le fueron

colocadas a la obra. Sumado a estos elementos, otros que propiciaron la construcción del

hito fueron los que propios y extraños encontraban en el sitio. Imagino que fue el

escuchar el movimiento del agua de las canoas que navegaban en la acequia, las

campanadas de las iglesias cercanas (la Santísima Trinidad y la Santa Cruz) y el olor que

impregnaba el ambiente, el pan recién horneado.

115
Ibid., 15 de mayo de 1672, f. 276v.

38
Casa en Sto. Domingo

El segundo hilo conductor de este trabajo son los ejemplos de casa habitación edificada

para rentarse, una constante de estos inmuebles es que fueron propiedad de órdenes

religiosas. El modelo de casa habitación que propone el arquitecto responderá a las

necesidades de sus contratantes. El primer corpus documental de esta serie lo encontré en

el Archivo Histórico del INAH, situación que detonó esta investigación. A diferencia de

los demás documentos que apoyan este ensayo, los cuales fueron localizados en el

Acervo Histórico del Archivo General de Notarías del Distrito Federal.

El conjunto de documentos que dan noticia de la construcción de la obra

perteneciente a los religiosos del Colegio de Señora Santa Ana llega a nosotros a través

de las memorias y condiciones de obra de fecha 1 de abril de 1682.116 Este documento y

los recibos de pago entregados por el maestro de Medina Vargas, integran un conjunto de

instrumentos que ofrecen varios aspectos de la historia de una casa que se construyó para

rentarse, buscando con esta edificación el mayor ingreso económico para sus poseedores.

Las memorias y condiciones fue registrada en papel común; en ella, Medina Vargas

se comprometió con los carmelitas descalzos a edificar: “cuatro casas principales […]

dejándole a cada una, una cochera”;117 de igual forma menciona que la: “tienda de

esquina ha de tener tres piezas.” A partir de lo anterior es posible imaginar la fábrica que

propone, la cual considera conveniente para ser habitada por comerciantes o señores

prebendados”,118 por su cercanía a la plaza, a la catedral y a los comercios, y que éstas no

116
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1r.-3v.
117
Ibid., 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1r
118
Prebenda: Oficio, empleo o ministerio lucrativo y poco trabajoso. Diccionario de la Lengua Española.
http://www.rae.es/rae.html, Consultado el 30 de julio de 2012.

39
las “apetecerán señores togados”.119 Así, el arquitecto señaló el grupo social al que

estaban destinadas, quizá lo que podríamos denominar un estamento social medio. Al

decir que no serían apetecibles a señores que usan toga,120 las establece fuera de los

intereses de magistrados, catedráticos o quizá ministros de la Real Audiencia.121 Esta

edificación tendría un costo de quince mil pesos y sería entregada en dos años.122 Estas

condiciones fueron tomadas en cuenta por nuestro constructor para realizar un tipo de

vivienda específica, como se verá más adelante.

La ubicación de la obra fue la siguiente: “un sitio que es en esta ciudad en la calle del

convento de Santo Domingo y dan vuelta para el convento de religiosas de nuestra Sra.

de la Encarnación […] y dicho sitio y casas viejas tocan y pertenecen al Colegio de

Señora Santa Ana de religiosos de Carmelitas descalzos”.123 Manuel Ramos menciona

que en el siglo XVI los carmelitas compraron una propiedad,124 para lo cual tomaron el

dinero que tenían para alimentos.125 Este inmueble pertenecía a Juan Maldonado

Montejo, y se ubicaba junto a las casas de los Donceles, sitio en el que establecieron el

colegio a pesar de las protestas de los dominicos. En el año de 1603 recibieron la

119
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1r.
120
Toga: Traje principal exterior y de ceremonia, que usan los magistrados, letrados, catedráticos, etc.,
encima del ordinario. http://www.rae.es/rae.html, Diccionario de la Lengua Española Consultado el 30 de
julio de 2012.
121
Villaseñor, op. cit., p. 37.
122
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 3v.
123
Ibid., 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1r.
124
Manuel Ramos Medina, El Carmelo Novohispano. México: Centro de Estudios de Historia de México,
CARSO, 2008, p. 127.
125
Agustín de la Madre de Dios, fray. Tesoro escondido en el Monte Carmelo Mexicano. Versión
paleográfica, introducción y notas Eduardo Báez Macías, México: UNAM, 1986, p. 233.

40
autorización para levantar en este lugar colegio con iglesia, la cual “había de ser cerrada,

sin puerta a la calle […] ni había de haber campanario.126

De ello se desprende que el Colegio de Señora Santa Ana estaba ubicado en la

manzana que comprende hacia el Norte la actual calle de Luis González Obregón, hacia

el Sur, la calle de los Donceles, al Este, la calle de Argentina y al Oeste la calle de Brasil.

(Fig. 11) Más tarde, los carmelitas trasladan el Colegio de Santa Ana a la Villa de

Coyoacán, cansados de los conflictos con los dominicos.127

Santo Domingo fue uno de los barrios en donde el comercio y la cercanía a la plaza

mayor y a importantes conventos determinaron el precio de los solares. Los inmuebles de

esta área, solamente se encontraban un poco más abajo que los ubicados en las zonas más

costosas de la ciudad, como la Plaza Mayor y la calle de San Francisco o Plateros.128

Razón por la cual, la inversión en la edificación de estas casas garantizaba el alquiler, y

de esto nos da constancia el constructor al mencionar que: “a lo menos rentará cada una

de ellas a trescientos y cincuenta pesos y en otras temporadas a cuatrocientos” pesos

anuales.129 Considero que el sitio en el que se ubica esta edificación ha sido un hito desde

el siglo XVI. La edificación que Medina Vargas realizó en el siglo XVII no podía ser

menos, ya desde el siglo anterior la calle que iba al convento de Santo Domingo mantenía

126
Ibid., p. 233. Otra referencia más sobre la ubicación de este colegio lo he localizado en la memoria y
condición de la casa ubicada en la calle de los Donceles. AHN, Notario 382 Juan de Marchena, Libro 2528,
31 de octubre de 1676, fs. 122r.
127
Para el nuevo establecimiento del Colegio de Señora Santa Ana ocuparon terrenos cercanos a la huerta
de Felipe de Guzmán en Chimalistac. Sin embargo, la cercanía del convento de San Jacinto en Tenanitla
fundado en el siglo XVI por los dominicos, generó nuevas protestas. No obstante, después de la
intervención de las autoridades y de los apoyos para los carmelitas de parte de la población, el Colegio se
estableció en San Ángel. Ramos, op. cit., pp. 128-132.
128
Francisco de la Maza y Luis Ortiz Macedo. Plano de la ciudad de México de Pedro de Arrieta, 1737.
México: UNAM, IIE, 2008, p. 12-13.
129
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1r.

41
hermosas fábricas, situación que Alfaro resalta al mencionar que la calle termina con

magníficas casas en ambos lados.130

El Plano de la Ciudad de México de Pedro de Arrieta de 1737,131 indica a lo largo de

la mancha urbana los precios que acordaron los maestros del gremio de arquitectos. Ellos

buscaban unificar los avalúos, por tal motivo, determinaron el valor de los terrenos a

partir de las posibilidades comerciales y las comodidades que ofrecía a sus poseedores.

En este documento, la esquina en la que Medina Vargas edificó para los carmelitas

descalzos señala el número “70”, solo debajo del número “100” indicado para los

espacios ubicados en la Plaza Mayor y a manera de comparación los señalados con el

Número “4” correspondiente a la zona en donde se ubicó la casa de panadería (Fig. 12 ).

A pesar de que este mapa fue realizado varios años después del momento de la

construcción de la obra, el dato es una referencia importante para la valoración del

predio. Otra reflexión sobre la estimación del solar la he encontrado en la obra

Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica, de Ramón Gutiérrez en la que menciona que

la relación de proximidad residencial con la plaza era a la vez un medidor del control

social-racial.132

Otro dato que aporta el arquitecto son las medidas del solar en el que va a edificar:

“tiene por la calle de Sto. Domingo treinta y dos varas de norte a sur y por la calle de

nuestra señora de la Encarnación cuarenta y ocho varas de oriente a poniente”.133 Que a

razón de 83.5 cm. por cada vara, (32 varas = 26.72 m. X 48 varas = 40.08 m.) equivaldría

a un terreno de 1070.93 metros cuadrados. Extensión que, repartida entre las cuatro casas

130
Francisco Cervantes de Salazar, México en 1554. México: Editorial Porrúa, 1963, p. 48.
131
Maza, op. cit., p. 15.
132
Gutiérrez, op.cit., p. 90.
133
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1r.

42
y la tienda de esquina me lleva a considerar que cada casa tuvo una superficie

aproximada de 200 m2 (Planos 1 y 2).134

Siguiendo la misma metodología que utilicé para identificar el lugar en el que Medina

Vargas edificó la casa de panadería ubicada detrás de la iglesia de la Santísima Trinidad,

en esta ocasión nuevamente recurrí al “Plano de localización de bienes inmuebles

históricos” publicado en el Catálogo de monumentos históricos INAH (Fig. 13). 135 Por lo

anterior, atribuyo la edificación que actualmente se encuentra en la esquina de las calles

de República de Brasil No. 29 y Luis González Obregón en el centro de la Ciudad de

México al arquitecto Cristóbal de Medina Vargas (Fig. 14).

Gracias a la generosidad del Sr. Miguel Peña Pérez, propietario del inmueble he

podido reconocerlo, medirlo y fotografiarlo. Los datos que se desprenden de estas visitas,

me llevan a sostener la atribución que he mencionado. Sin embargo, debo señalar que

actualmente la edificación no mantiene las dimensiones que Cristóbal de Medina señala

en su documento. Es decir, de las cuatro casas que el arquitecto edificó solamente puedo

reconocer dos de ellas, las cuales han tenido diferentes intervenciones. Algunos de los

puntos medulares para la atribución, han sido el reconocimiento de la mayoría de los

paramentos, una de las cocheras, cuatro ventanas rasgadas hacia la calle de Brasil y los

arcos en el arranque y en el desembarque de las escaleras. A partir de estos datos, y del

trabajo del arquitecto Julio César Venegas Cardoso, he realizado la reconstrucción

hipotética de la obra de Medina Vargas (Planos 1- 4). Para una mejor referencia, he

numerado las casas en los planos ofrecidos, así las casas No. 1 y 2 son las que perviven.

134
A manera de hipótesis infiero que cada una de las casas tenía en la planta baja una superficie edificada
cercana a los 150 m2., y en la planta superior una área de 100 m2.; por lo que considero que la zona
construida total, posiblemente sería de 250 m2., entre planta baja y alta por cada una de las casas.
135
Catálogo nacional…, op. cit., p. 10-11.

43
La casa no. 3 desapareció y en ese espacio ha sido edificado un hotel. En el área que

ocupó la casa no. 4 que caería hacia la calle de Luis González Obregón, ahora se eleva el

“Edificio Encarnación”. Como lo menciona Ramírez, esto ha sido un trabajo

arqueológico en el que he tratado de exhumar y diferenciar los significados de la obra que

se mantiene en pie. 136

Actualmente el predio mide 31.49 m. por la calle de Luis González Obregón y 18.11

m. por la calle de República de Brasil, medidas menores a las asentadas por Medina

Vargas (Fig. 15). Muchos de los datos que aportan los documentos persisten en el sitio;

sin embargo, surgen importantes diferencias que atribuyo a las innumerables

transformaciones que la obra ha sufrido. Alusión a estas alteraciones en la fábrica quedan

manifiestas en la ficha nacional del Catálogo de Bienes Inmuebles Históricos.137

Las memorias y condiciones o programa arquitectónico, indican que las cuatro casas

ofrecerían a los arrendatarios servicios y lugares para albergar “almacén, aposento de

mozos, caballeriza y pajar”,138 además de corral y gallinero. La cochera de cada una de

estas cuatro casas permitiría la entrada de un coche, pero al ser reducidas sus

dimensiones, no habría espacio suficiente para que el vehículo diera vuelta en este sitio.

De igual manera no tendrían jardín ni pila.139 En el plano de la planta baja que ofrezco se

indican los posibles lugares en que estaban ubicadas estas dependencias (Plano 1). Es

decir, me he dado a la tarea de proyectar la obra novohispana a partir de los datos que

aporta Medina Vargas, buscando una recreación tanto en plantas, como en alzados. Sé

136
Ramírez, Juan Antonio. Construcciones ilusorias. Arquitecturas descritas, arquitecturas pintadas.
Madrid: Alianza Editorial, 1988, p. 11.
137
Catálogo nacional…, op. cit., p. 198.
138
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1r.-1v.
139
Ibid., 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1r.

44
que estos documentos son resultado de una mirada actual, y si localizara los realizados

por el novohispano, distarían sobre manera uno de otro. Los documentos que ofrezco son

una aproximación histórica del proyecto y el inmueble.140

A pesar de que el arquitecto no lo mencionó, infiero que por ser una edificación en

esquina y por las dimensiones del solar, una casa caería hacia la calle de la Encarnación

(Plano 3), y tres hacia la Calle de Sto. Domingo (Plano 4), con su tienda o accesoria en el

cruce de las calles. Sólo de ésta última el arquitecto indicó que “la tienda de esquina ha

de tener tres piezas, capaces por que la una es dicha tienda y otra pieza para azúcar, cacao

y otras cosas de mercadería, y luego sala para dormitorio y habitación de los que la

alquilaren en tal manera que se le ha de dejar puerta que caiga a la calle de la

Encarnación, para que por ella tenga la servidumbre dicha tienda y no por la esquina”.141

El arquitecto mencionó que el alto de esta planta sería de cuatro varas y media (3.76

m.),142 altura que prevalece y no permite la colocación de un tapanco.143

En las memorias el arquitecto indicó que se demolería toda dicha finca, y “se han de

fabricar los cimientos de todas las paredes maestras de dentro afuera que han de cargar

maderas y han de tener de grueso vara y cuarta y de fondo vara y tres cuartas”.144 Además

propuso que los cimientos se eleven media vara (41 cm.) sobre el nivel de la calle. Estas

soluciones indican que se buscaba dar seguridad y permanencia a la edificación ante los

graves problemas de temblores e inundaciones que enfrentaba continuamente la ciudad.

140
Ramírez, op. cit., p. 68-69.
141
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1r.
142
Ibid., Leg. 79, No. 21, f. 1v.
143
La altura de la planta baja en las edificaciones que he revisado de nuestro arquitecto fluctuaban entre
3.62 m, como en el caso de la casa de la calle del Arco. AHN, Notario 382 Juan de Marchena, Libro 2529,
16 de junio de 1677, fs. 192r.
144
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1v.

45
Lo anterior lo reiteró al señalar que los cimientos: “han de ir todos estacados con estacas

de cedro de a vara y media de largo […] para seguridad del edificio”.145 La detallada

información de estas previsiones señala la solidez de la edificación. En las memorias y

condiciones indicó que los paramentos maestros de la planta baja llevarían una vara (83.5

cm.) de grueso desde el cimiento, hasta el enrasado de la solera del primer suelo.146 El

Catálogo publicado por el INAH ofrece una medida muy cercana a la asentada por el

arquitecto al indicar que el grosor de las paredes es de 70 cm.,147 y las medidas actuales

de la mayoría de los paramentos maestros fluctúan entre 80 y 85 cm.

No solamente nuestro arquitecto mencionó las condiciones que debían guardar las

paredes, así mismo respondió a las necesidades constructivas a partir de los constantes

movimientos telúricos a los que se enfrenta la ciudad de México: “por ser lo que pide

dicho edificio según lo que ha de ser levantado en primero y segundo techo, y

mayormente en este suelo de México por ser todo móvil”.148 Situación que ha llevado a

desplomarse gran cantidad de edificios que no han tenido las condiciones constructivas

idóneas para esta ciudad.

A lo largo del periodo novohispano los temblores que se suscitaron en la capital del

virreinato ocasionaron cuarteaduras, desprendimientos parciales, grietas y derrumbes en

edificaciones, las cuales tuvieron que ser reparadas o demolidas. En el siglo XVII los

temblores que afectaron en mayor medida a la ciudad de México fueron los de los años

de 1611, 1668, 1687 y 1698.149 Es interesante observar la forma en que la sociedad

145
Ibid., 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1v.
146
Ibid., 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1v.
147
Catálogo nacional…, op. cit., p. 198.
148
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1v.
149
Amerlinck, op. cit., p. 16-21.

46
novohispana refiere su experiencia ante los movimientos terrestres, los cuales van desde

la sorpresa ante las replicas, su duración y consecuencias.150 Inclusive, el número de

muertos bajo los escombros de una casa era un elemento indicativo de la fuerza del

sismo.151 Por lo tanto la afectación y derrumbe de edificaciones fue una de las muchas

preocupaciones que debía preveer nuestro arquitecto.152

Por otro lado, respecto a los materiales y los acabados de la obra, nuestro arquitecto

refirió que a la fachada se le pondría “sillar de tezontle nuevo”.153 Este dato es

significativo, porque nos habla de la utilización constante de una piedra porosa, resistente

y de color rojo que otorgaba menor peso a las edificaciones. En este caso, el tezontle

formaba parte del paramento y no fue utilizado para cubrir el muro. Enrique Ayala

menciona que, la forma común de cubrir los paramentos en el siglo XVII eran los

recubrimientos comunes de mortero,154 resaltando las cornisas, jambas y dinteles con

piedra chiluca. Condiciones que se mantienen hasta el momento en la edificación.

El arquitecto detalló otras características de la obra: en “todas las fachadas se han de

echar canales de cantería con chiflones de plomo” sobre las azoteas.155 Encuentro que

para Cristóbal de Medina es importante la obra, la ornamentación y la buena

150
La repetición de estos fenómenos fueron observados como situaciones insólitas que generaron diferentes
actos religiosos como misas y procesiones. La unidad de medida para la duración de los sismos era por
credos, es decir está sociedad altamente religiosa refiere movimientos con duración “de uno a seis credos o
bien tan solo se dice que duró mucho rato o poco rato”. Teresa Rojas Rabiela, Y volvió a temblar.
Cronología México (De 1 pedernal a 1821). México SEP, Cuadernos de la Casa Chata, 1987, p. 35.
151
Amerlinck, op. cit., p. 21.
152
Seguramente Medina Vargas formó parte de las comisiones que inspeccionaban los edificios dañados, y
evaluaban los montos de las reparaciones, ya que éstas “estaban integradas por los arquitectos de más
renombre”. Rojas, op. cit., p. 47.
153
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 3r. Tezontle – Del n’ah. tetl “piedra” y zonnectic
“cosa fofa”. Roca ‘ígnea estrusiva o volcánica con textura vesicular característica que le imparte una
gravedad específica aparente muy baja, que la hace muy ligera, sin que pierda por esto su resistencia
necesaria para la construcción. Su color puede ser café rojizo, gris o negro. Vocabulario Arquitectónico
Ilustrado. México: Secretaría de Patrimonio Nacional, 1975, p. 420.
154
Ayala, Antologías…, op. cit., p. 20.
155
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 3r.

47
funcionalidad de sus elementos, de ello depende la salvaguarda del inmueble, porque en

caso de que el agua de lluvia se estanque, será en perjuicio de la edificación. Esta

preocupación está presente tanto en este trabajo constructivo y en otros de su autoría,

como lo señaló en el documento: “como las que acabé del convento de Señor San

Agustín.”156 De igual manera se comprometió a que los paramentos de las cuatro casas y

la tienda de esquina serían encalados y blanqueados con cinco manos de brocha y cenefas

de almagre.157 Los terminados de los paramentos interiores, encalados a cinco manos,

estaban garantizando que quedarían libres de humedad y salitre.

Asimismo, todas las portadas de las dos fachadas de la calle en alto y bajo habían de

ser de cantería con su cerramiento y cornisa de lo mismo. Las basas de las puertas serían

de piedra de chiluca, está previsión indica la intención de proteger los enmarcamientos y

accesos a la propiedad; de este mismo material serían las dos ventanas para cada una de

las casas. Éstas serían rasgadas, una para balcón y otra para reja cerrada, por lo que en

total serían ocho ventanas (Plano 3 y 4).158

Cristóbal de Medina fue preciso en la utilización y condición de los materiales, por

ejemplo las ventanas y puertas que darían a la calle, serían de cedro y los armazones de

oyamel.159 Sin embargo, señaló diferencias en el uso de varios tipos de madera según el

156
Ibid., 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 3r.
157
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 3r. Encalar – Blanquear con cal algo,
principalmente una pared. Diccionario de la Lengua Española. http://www.rae.es/rae.html. Consultado el 7
de agosto de 2012; Cal – Óxido de calcio. Sustancia alcalina de color blanco o blanco grisáceo que, al
contacto con el agua, se hidrata o se apaga, con desprendimiento de calor, y, mezclada con arena, forma la
argamasa o mortero. Diccionario de la Lengua Española. http://www.rae.es/rae.html. Consultado el 7 de
agosto de 2012.
158
Ibid., 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1v. En las dos casas que al momento se mantienen en pie en
cada una de ellas existen dos ventanas enmarcadas con chiluca
159
Ibid., 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 2r. Cedro - Árbol de la familia de las Abitáceas, que alcanza
unos 40 m de altura, con tronco grueso y derecho, ramas horizontales, hojas persistentes casi punzantes,
flores rojas al principio y después amarillas, y cuyo fruto es la cédride. Diccionario de la Lengua Española.

48
sitio en el que se ocuparía, al decir: “Todas las puertas y ventanas de adentro se han de

mandar hacer hechizas de cedro de Xochimilco y ayacaguite,160 que es mejor que cedro

porque en México se dilatan mucho y yendo con medidas legitimas las traen mejores que

de México”.161 Actualmente, solo las puertas de las ventanas son de madera, y para mí

placer, se mantienen en buen estado (Fig. 16).

El arquitecto novohispano requirió específicamente de un tipo de madera según el

lugar en el que la colocaría, porque argumentó que la humedad de la Ciudad de México

afectaba excesivamente a este material y consideraba que el cedro le aportaría una

ventana de mayor calidad. Y las razones las encontramos en Vitruvio: “El cedro y el

enebro poseen las mismas propiedades y las mismas ventajas; pero que mientras que del

ciprés y del pino destila la resina, del cedro brota un aceite que se llama aceite de

cedro”,162 esta condición aceitosa del cedro es lo que garantizó a Cristóbal de Medina una

madera impermeable que no absorbiera fácilmente la humedad.

Queda claro que el cedro, que es una madera más resistente a la humedad, sería para

las ventanas exteriores y en los marcos se utilizaría una madera suave. Para las ventanas

http://www.rae.es/rae.html. Consultado el 07 de agosto de 2012; Cedro - Su madera tiene la cualidad de


ahuyentar a insectos y gusanos, y un olor peculiar. Sus propiedades de imputridez lo hacen idóneo en la
construcción naval. En México crece especialmente en los estados de Campeche, Colima, Chiapas,
Durango, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San
Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán.
http://www.uv.mx/cienciahombre/revistae/vol17num3/articulos/cedro/index.htm. Consultado el 7 de agosto
de 2012. Oyamel - Árbol con copa cónica de hasta 35 metros de altura, la corteza es gruesa, oscura y
rugosa cuando viejo; la calidad de la madera es buena, suave y fácil para trabajarla. Árbol nativo de
México, crece especialmente en los estados de Hidalgo, Jalisco, Estado de México, Nuevo León, Puebla,
San Luis Potosí, Sinaloa y Veracruz. Otros nombres comunes: Abeto, pinabete, axcoyatl.
http://www.verarboles.com/Oyamel/oyamel.html. Consultado el 7 de agosto de 2012.
160
Ayacahuite - Es un miembro del grupo Pinus, subgénero Strobus, árbol de hasta 40 m de altura
(inclusive 50 m) por 1 m de diámetro, de ramas extendidas y verticiladas; corteza grisácea y lisa en los
árboles jóvenes, áspera y de color moreno rojizo en los viejos, dividida en placas irregulares. Es
sorprendentemente tolerante a frío. En México crece en los estados de Guerrero, Oaxaca, Puebla, Veracruz
y Chiapas. http://es.wikipedia.org/wiki/Pinus_ayacahuite. Consultado el 7 de agosto de 2012.
161
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 3r.
162
Marco Lucio Vitruvio Polión, Los diez libros de Arquitectura. Madrid: Alianza Editorial, 2002, p. 121.

49
interiores usaría el cedro que llama hechizo, posiblemente sea un tipo de madera muy

cercana al cedro en calidad, pero de costo inferior y lo que denomina ayacahuite es una

madera de pino que utilizará para las ventanas del interior. Estos datos destacan porque

indican la función y el lugar que las maderas ocuparían en el inmueble, así mismo,

indican principios de economía. Incluso, usó madera para las aldabas de las ventanas. 163

Así mismo, colocó los elementos de hierro necesarios para los acabados, como los

cerrojos con llaves para las alacenas.164 A pesar de que utilizó diversos tipos de madera,

este material no lo consideró suficientemente resistente para colocarlo en las puertas que

dan a la calle, por ello realizó los sardenetes, con piedra de cantería.165

Por otro lado, sobre los materiales con los que se cubriría los pisos, el novohispano no

sólo señaló su tipo y consistencia, añadió las razones de su utilización: “todos los dichos

cuartos han de ser enladrillados con ladrillo raspado y las juntas revocadas con meseta de

tezontlale, para que la escoba no la consuma.”166 Medina Vargas deja asentado en este

comentario que los materiales deben ser específicos a partir de sus propiedades, según el

uso que fueran a tener, sería el sitio que ocuparían en su obra.

El espacio destinado para las cocheras era reducido, porque en él no alcanzaba a dar

vuelta el coche. De las dos casas que se mantienen en pie, solamente se conserva el patio-

163
Aldaba – Barreta de metal o travesaño de madera con que se aseguran, después de cerrados, los postigos
o puertas. Diccionario de la Lengua Española. http://www.rae.es/rae.html. Consultado el 7 de agosto de
2012.
164
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 3r.
165
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 2r. Sardinel – Escalón saliente del piso de ancho
menor que una huella normal, que se coloca en algunas habitaciones para impeder el paso eventual del
agua. Vocabulario Arquitectónico Ilustrado. México: Secretaría de Patrimonio Nacional, 1975, p. 392.
166
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 2r. Revocar – Enlucir o enfoscar el exterior de las
fábricas. García Salinero, op. cit., p. 200.

50
cochera de la casa no. 1.167 La cochera de la casa No. 2 ha sido cubierta y utilizada como

accesoria, pero en su interior se perciben las vigas que corrían a lo ancho de este espacio

(Fig. 17). Inclusive, los canes continúan en su sitio y para una mejor identificación de

este elemento, anexo un dibujo del mismo (Fig. 18). El patio de estas viviendas no sólo

ofreció el lugar para la permanencia de un coche, fue la zona articuladora desde la cual se

ingresó a las diferentes habitaciones y servicios de una casa. De igual manera, fue el sitio

por el cual la vivienda mantuvo contacto con el exterior, permitiendo la entrada de luz y

viento.168

Por otra parte, cada una de las casas tendría una escalera de dos idas con mesa en

medio, en la que el tramo superior debía ser armado sobre vigas de cedro. En el sitio que

se formaba debajo, estaba la covacha,169 lugar en el que hoy se encuentra una bodega con

su arco y puerta (Fig. 19). Del mismo modo, el arquitecto indicó que haría en cada una de

las escaleras un arco al inicio y en la planta alta: “tres arcos, uno para el desembarque

otro para lugar de tinajas y otro para el pasadizo que va a la cocina, con que son todos en

lo alto doce arcos de mampostería de tezontle y ladrillo con su cornisa de lo mismo.”170

Es decir, en cada casa realizó tres arcos en la planta alta, que sumados los de las cuatro

casas, son en total, los doce arcos que mencionó en las memorias y condiciones de obra.

En la casa No. 1, el arco situado en el arranque de la escalera permanece, pero no así

los de la planta alta (Fig. 20). A pesar de que el patio-cochera de la segunda casa fue

cubierto, los arcos de la planta baja que daban paso a la escalera subsisten (Fig. 21). Hoy

167
Patio-cochera – He amalgamado estos dos servicios de la casa, los cuales se llevaban a cabo en la misma
área.
168
Werner Blaser, Patios. 5000 años de evolución. Desde la antigüedad hasta nuestros días. Barcelona:
Gustavo Gili, 1997, p. 140.
169
Lombardo, “La vivienda en la zona…”, op. cit., p. 118.
170
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 2r.-2v.

51
ya no cumplen la función para la que fueron edificados, sólo son testigos mudos de los

cambios espaciales del inmueble, son el ornamento que no se explica dentro de una

accesoria comercial. Igualmente notable en esta segunda casa, es que dos de los arcos de

la planta alta de esta escalera perduran, ahora dan forma a dos ventanas de un espacio

transformado. Es decir, el desembarque de esta escalera ha sido modificado totalmente,

en su lugar existe una oficina (Fig. 22).171

Una solución más, asentada en las memorias y condiciones por Cristóbal de Medina

digna de mencionar es que: “en dichas paredes maestras se han de dejar tres alacenas, una

en la sala otra en la recámara y otra en la cocina”, 172 a las que les colocaría sus tablas y

puertas de madera. En la sala de la casa No. 1 identifiqué una alacena (Fig. 23),173 la cual

tiene una profundidad de 58 cm., pero carece de los entrepaños y las puertas

mencionadas.

Por otro lado, el arquitecto señaló que las puertas y ventanas interiores de las cuatro

casas: “han de ser de mampostería de tezontle y ladrillo, pies derechos, cerramiento y

cornisa”.174 Las modificaciones de estos espacios ha sido múltiple, ejemplo de ello son

los vanos de ingreso a algunas habitaciones (Fig. 24) que ahora son ventanas, o ventanas

rasgadas que fueron cegadas parcialmente (Fig. 25), esto es perceptible al comparar lo

asentado por nuestro arquitecto en las memorias y condiciones de obra, las imágenes

171
Otra referencia a la ejecución de nuestro arquitecto para los arcos de las escaleras la he localizado en la
documentación de la casas del Arco. AHN, Notario 382 Juan de Marchena, Libro 2529, 16 de junio de
1677, fs. 190v.
172
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f.. 2v.
173
Alacena – Hueco hecho en la pared con puertas y anaqueles que se utiliza como armario. García
Salinero, op. cit., p. 29.
174
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 1v.-2r.

52
actuales y las que provienen de la fotografía de los mismos espacios proporcionada por el

INAH.

En las memorias se mencionó que los corredores de la planta baja se ubicarían uno

delante de la sala y otro delante de la escalera, es decir, formando un ángulo de 90

grados, los cuales estarían cubiertos en lo alto. En este momento es visible parte de la

estructura formada con vigas; como lo menciona Enrique Ayala,175 estas estructuras

estuvieron soportadas genéricamente por columnas (Fig. 26). El documento indica que

fueron dos columnas con basa y capiteles de chiluca, planchas y zapatas de cedro las que

sostenían esta estructura, las cuales han desparecido. En su momento el arquitecto

también se preocupó por señalar que los corredores deberían ir “techados en lo alto

porque no se entre el agua en la sala ni en la escalera”.176

Muchos de los envigados originales de la casa persisten, el arquitecto menciona que

entre una y otra viga debe existir una cuarta,177 es decir 20.87 cm. aproximadamente. La

distancia entre viga y viga aseguraba que el envigado no se combara.178 Tanto la distancia

entre vigas, como el estado de conservación se percibe en la obra, algunas de ellas se

encuentran con buen mantenimiento y otras altamente deterioradas (Fig. 27). Los pisos y

techos estaban sostenidos por vigas;179 el relleno o alcatifa,180 sería de cascajo y lodo

prieto.181

175
Ayala, Antologías…, op. cit., p. 29-30
176
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 2v.
177
Ibid., 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 2r.
178
Combar - Torcer, encorvar algo, como la madera o el hierro. http://www.rae.es/rae.html.Diccionario de
la Lengua Española. Consultado el 2 de octubre de 2012.
179
Ayala, Casas…, op. cit., p. 32.
180
Alcatifa - Relleno para allanar, se echa en el suelo antes de enlosarlo o enladrillarlo o sobre el techo para
tejar. http://www.rae.es/rae.html. Diccionario de la Lengua Española. Consultado el 2 de octubre de 2012.
181
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f.. 3r.

53
A manera de cierre, por lo que respecta a este inmueble, deseo sumar a lo

anteriormente señalado, dos recibos de pago por diferentes cantidades entregadas a

Cristóbal de Medina por la construcción de las cuatro casas. El primero de ellos fue

suscrito por nuestro constructor a casi dos años de iniciada la obra, 19 de febrero de

1684.182 En él, aceptó haber recibido la cantidad de 2000 pesos a cuenta de su trabajo.183

Este documento habla de una escritura, la cual, como mencioné, no he ubicado. Lo

anterior señala que esta obra como cualquier otra, siguió el procedimiento legal para este

tipo de operaciones, la escrituración ante un escribano público. Pero este recibo contiene

todavía más información; es la que se refiere a que estaba construyendo “según el mapa,

calidades y condiciones”.184 Esta información es reveladora, porque estas palabras

indican que el arquitecto estaba siguiendo a cabalidad su compromiso; trabajaba de

acuerdo a un proyecto o por lo menos a un dibujo. Conocer la existencia de este

documento, a pesar de no contar con él, sumado a las memorias y condiciones; me

permiten reconocer la organización, compromiso y preparación de Medina Vargas; así

como la honradez y fidelidad del trabajo ofrecido y ejecutado.

El segundo recibo es por la cantidad de 1500 pesos y fue firmado el día 15 de

septiembre de 1684,185 de igual manera aporta nuevos datos. Este documento menciona,

que se le ha entregado al arquitecto novohispano “la cantidad de once mil y quinientos

que tiene recibidos”.186 Pienso que en esta cantidad están los 1500 pesos entregados en

esta fecha y que amparan este recibo; lo que indica que posterior al 19 de febrero de ese

182
BINAH-CEG, 19 de febrero de 1684, Leg. 90-4, No. 29, f. 1r.
183
Ibid., 19 de febrero de 1684, Leg. 90-4, No. 29, f. 1r.
184
Ibid., 19 de febrero de 1684, Leg. 90-4, No. 29, f. 1r.
185
BINAH-CEG, 15 de septiembre de 1684, Leg. 90-4, No. 36, f. 1r.
186
Ibid., 15 de septiembre de 1684, Leg. 90-4, No. 36, f. 1r.

54
año, Medina Vargas debe haber recibido otro pago de 2000, este último recibo no ha sido

localizado.

De esta manera otro dato que resalta es el precio total de la obra. Parece ser que el

costo se modificó en relación al precio suscrito en el contrato inicial, porque en este

recibo se asienta que, con pagos realizados por Juan de la Purificación, procurador

general del Colegio de Señora Santa Ana a Medina Vargas: “con ellos [queda] pagado y

satisfecho este otorgante de toda la porción que se obligó a darle por dichas fábricas […y]

no quedarle a deber cosa alguna”.187

A partir de esta información, se sabe que el precio final de la obra quedó en 11500

pesos, precio por debajo del registrado en las memorias y condiciones. Una de las

posibles razones para que el precio total se haya reducido la encontramos en las palabras

del arquitecto: “por hacer buena obra al dicho colegio”.188 Este último pago nos dice de

igual modo que la obra fue concluida en poco más o menos el periodo comprometido por

el arquitecto: dos años.

La propuesta de pago inicial era de 15 000 pesos, que se pagarían con una primera

entrega de 8 000 y el resto sería cubierto de la siguiente manera: “cuatro mil dentro de

seis meses y los tres mil para fenecer dicha obra”.189 A partir de los recibos mencionados

parece que el pago inicial fue de 6 000 pesos, con una segunda entrega por la cantidad de

2 000 pesos el 19 de febrero de 1684, casi un año después de la posible fecha de inicio de

la obra. Estas cantidades suman los 8000 pesos que se mencionan en el primer recibo.190

Como último pago y total el arquitecto obtiene 1500 pesos, lo que para completar el

187
Ibid., 15 de septiembre de 1684, Leg. 90-4, No. 36, f. 1r.
188
Ibid., 15 de septiembre de 1684, Leg. 90-4, No. 46, f. 1r.
189
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 3v.
190
BINAH-CEG, 19 de febrero de 1684, Leg. 90-4, No. 29, f. 1r.

55
precio de 11 500, nuestro artista debió recibir un pago de 2000 pesos entre el 19 de

febrero y el 15 de septiembre de 1684. El precio inicial de la obra sufrió modificaciones y

su reducción representa el 23.3% del costo propuesto. No obstante el precio promedio por

metro cuadrado construido fue de diez pesos con setenta y tres centavos, importe superior

comparado con la casa de panadería.

De lo anterior se desprende la importancia en el manejo de las matemáticas para los

cálculos. El arquitecto novohispano no solo consideró los gastos que realizaría, de igual

forma tomó en cuenta los materiales que se encontraban en la obra y que puedieran serle

útiles, así como los pagos por los salarios de trabajadores, al decir: “… la obra que tengo

de hacer en dichas casas aprovechando todos los materiales que están en ellas que pueden

servir. Y dividiendo piedra dura, cal, arena, tezontle, cantería, ladrillos, basas de chiluca,

columnas, planchas, viguerías, tablazón, llaves, aldabas, puertas y ventanas, oficiales de

albañil, carpinteros, canteros, peones y sobrestantes hasta dar fenecida y acabada dicha

obra”.191

El último documento que presento sobre este inmueble es la escritura de fecha 8 de

agosto de 1685.192 En ésta, el maestro se comprometió a realizar algunas “mejoras” a una

de las cuatro casas edificadas por él. Al parecer estas modificaciones serían a partir del

descanso de la escalera y los espacios crecerían hacia el segundo patio con un escritorio,

caballería y una zotehuela. El crecimiento sería hacia la parte posterior de la casa,

tomando en cuenta que la profundidad del terreno lo permitía.

Es posible que por la realización de esta obra Cristóbal de Medina haya recibido muy

poca o ninguna ganancia económica porque menciona: las “mejoras importaban más de
191
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 3v.
192
BINAH-CEG, 8 de agosto de 1685, Leg. 90-4, No. 46, f. 1r.

56
setecientos pesos y por hacer buena obra al dicho colegio las haré por dichos

cuatrocientos pesos en que se combino con dicho reverendo padre rector”.193

Conclusiones acerca de las casas de Santo Domingo

La construcción de esta edificación por nuestro arquitecto se integró a un hito de nuestra

Ciudad, la Plaza de Santo Domingo, espacio privilegiado que brinda innumerables

ventajas al compartir el sitio con el convento de Santo Domingo y con el edificio de la

Santa Inquisición. Su ubicación dentro del paisaje urbano ofrece referencia y

nomenclatura; su diseño anuncia qué tipo de actividad se llevaba a cabo en su interior.

Esta obra cumple necesidades de habitación a un determinado grupo social, tanto por el

espacio habitable que ofrece, como por el lugar de su ubicación; en conjunto estos

elementos otorgan prestigio al sitio. A pesar del tiempo y las diferentes intervenciones de

las cuales las casas fueron objeto, una parte o fracción de la obra de nuestro arquitecto

permanece, sumándose al conjunto urbano reiterando su pertinencia.

Cada una de las cuatro casas tenía puntos de observación desde las ventanas altas y

los balcones, creando sitios de poder. Por la ubicación privilegiada que gozó, desde estos

vanos, se podía observar procesiones y la entrada de virreyes a nuestra ciudad. Solamente

imaginar desde una de estas casas el trayecto de un carruaje hacia la Plaza Mayor o hacia

cualquier otro sitio de prestigio, genera reconocimiento y status.

Esta edificación se ubicó en una zona de alta actividad comercial y social; sin

embargo, en privado, en su interior un micro cosmos de interacción familiar se llevaba a

cabo. Sus distribuciones espaciales y áreas reducidas ofrecían los servicios necesarios,

como la cochera, el escritorio, las caballerizas y las cocinas entre otros. La importancia de

193
Ibid., 8 de agosto de 1685, Leg. 90-4, No. 46.

57
la integración de un lugar para el ingreso y permanencia de un coche para las casas de

estamentos medios, indica no solo su presencia entre las posesiones de este grupo social.

Además señala prestigio y confort, tomando en cuenta que quienes vivían en la calle de

Santo Domingo en ocasiones lo utilizaban para llegar a la Plaza Mayor. La gran cantidad

de coches en la ciudad de México,194 requirió que las casas contaran con un espacio

destinado para este vehículo.

La intención de una reconstrucción hipotética de la fachada o de algunas áreas en los

dibujos que presento, tienen la intención de generar una imagen más completa no solo de

la edificación, sino del trabajo de Medina Vargas específicamente, y de nuestra ciudad en

los último años del siglo XVII. A partir de estas imágenes, es palpable la simetría de las

plantas y de la fachada. De ésta última, es necesario resaltar su composición, elemento

que integra materiales y anuncia espacios. La vista de este inmueble advierte el tipo de

vivienda y la condición social de sus habitantes. También es necesario mencionar que

hubo diferencias en las superficies de las casas, alguna de ellas fue un poco más pequeña,

y otra más, tuvo la accesoria al lado.

Como queda señalado, atribuyo al maestro de Medina Vargas la obra del edificio que

se mantiene en pie en la actual calle de República de Brasil No. 29. Sé que los

documentos que he relacionado con este inmueble aportan luces y sombras; sin embargo

el trabajo del constructor registrado en los instrumentos que refiero, no desmerece ni

carece de valor, es un camino ante las diferentes interrogantes que la Historia del Arte se

plantea continuamente.

194
Gage menciona que en la primera mitad del siglo XVII se pensaba que existían en la ciudad más de
quince mil coches. Thomas Gage, Nuevo reconocimiento de las Indias Occidentales, México:
CONACULTA, Mirada Viajera, 1994, p. 138.

58
Casa en la calle de Páramo

La segunda edificación para renta que se le encargó a nuestro arquitecto que presento en

este ensayo es la que ampara la escritura de fecha 13 de marzo de 1684. En

representación del convento de Balvanera las hermanas: “Clara de San Pedro abadesa,

Nicolasa de San Bartolomé vicaria, María de San Antonio, Antonia de San Francisco,

Úrsula del Sacramento y Elvira de San Felipe definidoras”,195 compraron una casa

ubicada en la calle de Páramo al médico Joseph Díaz Brisuela.196 Calle comprendida

entre: “la puerta de la iglesia del Convento de San Agustín al hospital Real de los indios”

(hoy Uruguay, Fig. 28); la propiedad en cuestión lindaba por una parte con casas que

fueron del capitán Pedro Sedano y por la otra, con casas del Convento de Nuestra Señora

de la Concepción.197

Son ocho los instrumentos localizados que aluden a la compra de esta casa y a la

fábrica que Cristóbal de Medina realizó en el mencionado inmueble. Este conjunto de

documentos que abordaré en orden cronológico, mencionan las operaciones legales y

comerciales que se llevaron a cabo para poner en manos de nuestro arquitecto esta obra.

En algunos de los casos estos han sido insertos en fechas posteriores a su emisión, porque

forman parte de los instrumentos de una escritura realizada con posterioridad.

El primero de estos documentos, fechado el 19 de febrero de 1684,198 señala que

desde 1546 hasta el 23 de octubre de 1682 las casas ubicadas en la calle de Páramo, que

se encontraban en posesión del protomédico Joseph Díaz Brizuela y Doña Margarita de

Céspedes su mujer, vecinos de la Nueva España, no tuvieron alguna imposición de

195
AHN, Notario 383 Diego de Marchena, Libro 2542, 13 de enero de 1685, f.15r-15v.
196
Ibid., 12 de enero de 1685, f. 9r.
197
Ibid., 13 de enero de 1685, f.5r.
198
AHN, Notario 199, Juan Díaz de Rivera, Libro 1311, 19 de febrero de 1684, f. 66v-66r.

59
censo.199 Es decir, este instrumento, es lo que actualmente conocemos como certificado

de libertad de gravamen.200 El folio indica que, durante el periodo que menciona esta

propiedad no fue hipotecada, por lo que era susceptible de ser censada.201 Este tipo de

registro no ha perdido vigencia, actualmente es posible obtener datos similares de los

inmuebles a través de la solicitud del “Folio Real” en el Registro Público de la

Propiedad.202 Ello indica la forma y constancia de los procesos administrativos utilizados

desde el periodo virreinal hasta nuestros días. Este mismo documento señala que en esa

fecha le fue impuesto censo a la propiedad por la cantidad de mil pesos a favor del

convento de Nuestra Señora de Regina Celi de la Ciudad de México. Por la que el doctor

Díaz Brizuela pagará de renta anual cincuenta pesos de oro común, este dato indica que el

porcentaje de réditos por el mencionado préstamo era de 5% anual.

La operación de compra-venta entre las religiosas del convento de Balvanera y el

doctor Díaz de Brizuela por la casa en la calle de Páramo se llevó a cabo 13 de marzo de

199
Censo – Obligación o carga que existe sobre alguna propiedad, por la cual el que la disfruta tiene que
pagar cierta cantidad a otra persona, bien como intereses de un capital recibido de ella, bien como
reconocimiento de su dominio sobre la finca. Moliner, op. cit., p. 605.
200
Certificado de libertad de gravamen – Es el documento registral (Inscripción o anotación en un registro
público) en términos del cual el registrador expresa, dentro del ámbito de la publicidad registral, si un bien
inmueble en el sistema del registro tiene un gravamen o limitación de dominio. En Diccionario Jurídico
Mexicano. México: Porrúa, UNAM, IIJ, 2005, p. 530.
201
Uno más de los datos relevantes de este documento es la relación de poseedores registrados que había
tenido esa propiedad. Ellos son relacionados desde el más cercano al más distante, a partir de la cesión y
traspaso que recibe el Doctor Díaz Brizuela de “Doña Beatriz de Montes de Oca mujer del capitán Don
Francisco Villarroel Ordóñez, que primero lo fue de Juan de Ávila, que se le remataron por bienes del
Doctor Cosme de Urieta y Doctor Francisco de Urieta su padre, y antes fueron del Doctor Sebastian de
Urieta, y antes de Francisco de Villalobos, y Lucrecia de León su mujer”; es decir, Francisco de Villalobos
y su esposa fueron los primeros poseedores registrados de ese inmueble. AHN, Notario 199, Juan Díaz de
Rivera, Libro 1311, 19 de febrero de 1684, f. 66r. Estos datos son nuevas vías de investigación, a pesar de
que carecen de las fechas en que se llevaron en cada caso los cambios de propietario
202
Folio – Desde el punto de vista jurídico, es todo escrito o documento que se elabora con el fin de dejar
constancia de un acto jurídico. Diccionario Jurídico…, op. cit., p. 1538. Registro Público de la Propiedad –
Tiene por objeto dar a conocer cuál es la situación jurídica de los bienes, primordialmente inmuebles, que
se inscriben en él. Diccionario Jurídico…, op. cit., p. 3255.

60
1684.203 La operación quedó registrada en dos instrumentos; el primero de ellos es

elaborado en papel común, autorizado por el secretario del Arzobispo, Don Alonso de

Aguiar Lovera, e integrado a la escritura de misma fecha. Este documento inicial, señala

que el poseedor, Juan Díaz de Brisuela asigna un precio de ocho mil pesos a la casa

mencionada, la cual ha empezado a labrar y en la que se encuentran impuestos censos por

la cantidad de cuatro mil y cincuenta pesos de principal.204 Esto último es interesante al

recordar que el instrumento que alude a los censos impuestos sólo señala uno de ellos por

la cantidad de mil pesos.

Sin embargo, en este documento se detallan los otros censos impuestos a la

propiedad, que sumados al otorgado por el convento de Regina suman en total cuatro mil

cincuenta pesos. Uno de los censos fue por la cantidad de dos mil y ochocientos a favor

de la capellanía de Doña Leonor de Ribera. Otro de ellos, fue por doscientos cincuenta

pesos a favor de la capellanía que mandó fundar la Madre María de la O y los un mil a

favor del convento de religiosas de Regina Celi, ya mencionado. Sobre lo anterior, es

interesante reconocer que el censo registrado y del que se expidió certificado es el

impuesto por el convento de Regina Celi y no así los impuestos por capellanías.

Posiblemente los préstamos otorgados por capellanías tuviesen algún trato informal en

cuanto a documentación, pero sin desestimar responsabilidades en sus reconocimientos y

pagos.

A todo esto, las religiosas del convento de Balvanera ofrecieron inicialmente un pago

total de siete mil pesos.205 No obstante, modificaron su oferta: reconocerían los censos y

203
AHN, Notario 199, Juan Díaz de Rivera, Libro 1311, 19 de febrero de 1684, f. 66r.
204
Ibid., 19 de febrero de 1684, f. 63r.
205
Ibid., 13 de marzo de 1684, f. 63r.

61
entregarían un pago de contado de dos mil cuatrocientos y cincuenta pesos.206 En otras

palabras, seis mil y quinientos pesos fue la cantidad que juzgaron como el “justo valor”

de la propiedad.207 Su ofrecimiento se apoyó en la tasación que había realizado sobre el

inmueble el arquitecto Cristóbal de Medina, la cual arrojó un importe de seis mil,

ochocientos dieciséis pesos. Así mismo, argumentaron que la obra edificada no les era

útil: “por haberse de hacer dos casas con sus accesorias”.208

A pesar de que el propietario señaló que en el inmueble había invertido cantidades

superiores a los ocho mil pesos, la tasación observa un precio inferior. Por lo que se

infiere que la mecánica en la adquisición de inmuebles era fijar precios bajos, que se

reforzaban con la idea de que lo edificado no era de utilidad a los nuevos dueños. Este es

el primer documento sobre este inmueble en el que surge el nombre de nuestro arquitecto,

en él, destaca su labor como valuador y proyectista, porque la propuesta de edificar dos

casas en donde solo existía una, fue de Medina Vargas como se verá más adelante.

El doctor Díaz de Brizuela aceptó que los “seis mil y quinientos pesos son el justo

precio y valor de las dichas casas y que no valen más y, caso que lo valgan de la demasía

y más valor hago gracia y donación al dicho convento y sus religiosas”.209 La firma de

esta escritura se realizó el 13 de marzo de 1684.210 Transcurrieron siete meses entre la

compra de la propiedad y la elaboración de las memorias y condiciones por parte de

206
Para concluir el trato, el doctor Díaz de Brisuela debería cubrir los adeudos por los intereses generados
por los censos.
207
Ibid., 13 de marzo de 1684, f. 63v.
208
Ibid., 13 de marzo de 1684, f. 63v.
209
Ibid., 13 de marzo de 1684, fs. 61r.-62v., 67r.-67v. Las donaciones y acciones piadosas a favor de las
órdenes religiosas les permitieron adquirir innumerables propiedades de la ciudad, fue una estrategia de la
que se valieron para apoderarse del suelo urbano.
210
Ibid., 13 de marzo de 1684, f.. 62r.

62
Cristóbal de Medina. En este folio de fecha 24 de octubre de 1684,211 señaló que en la

propiedad mencionada edificaría dos casas principales, cada una con accesoria y

cocheras;212 modificando lo anteriormente construido en la propiedad, con la intención de

incrementar y garantizar las rentas que el convento recibiría. La obra sería entregada a

dieciocho meses de firmada la escritura; cobrando la cantidad de “doce mil quinientos

pesos, que es lo muy moderado”.213 En la proyección de la obra observo una constante;

casas para renta en la que la tipología incluye dependencias para renta.

La inutilidad de la obra anterior para los fines de las religiosas y de nuestro

arquitecto, determinó que los trabajos iniciarían con la demolición de la fachada y la

reconstrucción de ésta misma desde sus cimientos.214 Entre otros detalles el documento

señala que a la cocina se le haría su chimenea y campana (servicio que se ubicaría detrás

de las escaleras en la planta alta); el corral de gallinas al que se ingresaría por una

escalera de tablón que descendería desde la cocina, así como un pozo y una pileta para las

mulas. 215

Ante la necesidad de reunir el dinero para el pago inicial para Cristóbal de Medina,

las religiosas del convento de Balvanera solicitaron dos mil quinientos pesos a la obra pía

de casar huérfanas fundada por Alonso de Pareja. En el documento fechado el 3 de enero

de 1685 se comprometieron “por especial hipoteca y en la general todos los bienes de su

211
AHN, Notario 383 Diego de Marchena, Libro 2542, 24 de octubre de 1684, f. 12r.-13r.
212
Ibid., 24 de octubre de 1684, f. 12r.
213
Ibid., 24 de octubre de 1684, f. 13r.
214
Es necesario señalar que el arquitecto no menciona que tenía que demoler toda la obra, infiero que pudo
adecuar lo construido a su proyecto. Tanto la fachada como los cimientos fueron rehechos. Esto es
destacable, porque solo la seguridad de que estas soluciones arquitectónicas cumplieran las características
de su trabajo, lo levarían a confiar en lo que edificaba. (Nota de la autora)
215
AHN, Notario 383 Diego de Marchena, Libro 2542, 24 de octubre de 1684, f. 13r.

63
convento” .216 El pago de esa cantidad sería en el “ínterin que profesaban dos religiosas

novicias, con cuyas dotes se prosiguiera dicha obra.” En otras palabras, las dotes de las

religiosas no solo eran el bien sobre el cual se solicitaba un préstamo, además estos

caudales serían destinados para los siguientes pagos de esta obra.217

En este mismo pliego se registró el resultado de la “vista de ojos” del maestro alarife

Juan de Zepeda,218 en la que expresó una necesaria correspondencia entre las rentas que

recibiría el convento, con el precio total del inmueble después de la edificación. Por lo

que para recibir una renta de ochocientos pesos anuales por las dos casas y las dos

accesorias, el inmueble debería valer dieciséis mil pesos.219

De lo anterior es posible observar que, tanto por los censos impuestos como por las

rentas, el valor de la propiedad o del censo generaba un rédito del 5% anual. Lo que lleva

a considerar un inmueble como un productor activo de ingresos en la misma medida que

dinero en efectivo. Por demás interesante es que el costo fijado inicialmente por Medina

Vargas sufrió una disminución de tres mil pesos, mismo que aceptó “por hacer bien a

dicho convento”,220 pero no sin mencionar “que no en todos tiempos, los materiales valen

a un mismo precio”. El documento señala que nuestro arquitecto recibiría un pago inicial

216
Ibid., 3 de enero de 1685, f. 6r-8v.
217
No cabe duda que la buena inversión de los recursos económicos que estaban a disposición de las
órdenes religiosas debían ser invertidos en operaciones seguras y redituables. (Nota de la autora)
218
Del arquitecto y maestro de alarife Juan de Zepeda se tiene registrada actividad profesional en Ciudad de
México entre los años de 1657 – 1700. González Franco, Catálogo…, op. cit., p. 107. Realizó avalúos,
inspecciones y presupuestos a conventos y sus propiedades como los de: Jesús María, San Lorenzo, San
Jerónimo, La Encarnación, Balvanera, Regina Coeli, La Concepción y San José de Gracia. Intervino en
avalúos, reconocimientos a inmueble civiles. González Franco, Artistas…, op. cit., p. 357-358.107. Fue
propietario de una finca con accesoria frente al templo de Jesús María y murió el 9 de febrero de 1701.
219
AHN, Notario 383 Diego de Marchena, Libro 2542, 3 de enero de 1685, f. 6r-6v. Para sumar esta
cantidad, consideraron los seis mil y quinientos pesos que pagaron por el inmueble y el pago que harían al
nuestro arquitecto. Por tal motivo se le solicitó que el costo de su obra fuera por nueve mil quinientos pesos
y no por los doce mil quinientos que pidió en las memorias y condiciones de obra. (Nota de la autora)
220
Ibid., 3 de enero de 1685, f. 7v.

64
de cinco mil pesos, tres mil más a los nueve meses de iniciada la obra y mil quinientos

pesos al concluir su trabajo.

A pesar de las diferencias en cuanto al costo, las religiosas insistieron que de Medina

Vargas fuera el encargado de la obra porque “había corrido con las demás obras de dicho

convento”.221 Nuestro arquitecto había realizado algunos trabajos en diciembre de 1679

para el convento de Balvanera, así como en unas casas de su propiedad.222 La nueva

contratación indica que el resultado de los trabajos anteriores era satisfactorio.

El maestro Juan de Zepeda cometió un error al considerar solamente una accesoria, al

decir que las rentas que recibiría el convento serían solamente de setecientos pesos.223 Él

mismo sería quien reconocería la fábrica a su término, del resultado de esta última “vista

de ojos”, no sólo autorizaría el último pago al arquitecto; de igual manera lo eximiría de

cualquier responsabilidad, ya que si el fallo fuese contrario, Cristóbal de Medina estaría

obligado a pagar las rentas que dejarían de recibir las religiosas por el tiempo que tardaría

en entregar la obra.224

Nueve días después, se emitió un documento, hoy conocido como libertad de

gravamen, en este nuevo certificado se hace constar que la casa de Páramo se encuentra

libre de censo; por tal motivo, el inmueble fue susceptible de ser hipotecado.225 Sin

dilación, al día siguiente, 13 de enero de 1685 se realizó la operación que dio como

221
Ibid., 3 de enero de 1685, f. 6v.
222
Fernández, Cristóbal…, op. cit. pp. 475-478.
223
AHN, Notario 383 Diego de Marchena, Libro 2542, 3 de enero de 1685, f. 8r.
224
Ibid., 3 de enero de 1685, f. 8r.- 8v. En caso de que el inmueble no cumpliera con las condiciones
ofrecidas, tendría que terminar conforme la montea o en su defecto sería penalizado por las cantidades que
indicaran los maestros que la reconocieran.
225
Ibid., 12 de enero de 1685, f. 5r. Infiero que los censos impuestos a la casa de Páramo, mientras estuvo
en posesión del Dr. Díaz de Brizuela, habían sido pagados para esta nueva fecha por las religiosas del
convento de Balvanera.

65
resultado el séptimo documento de este grupo. Éste fue la imposición de censo o hipoteca

sobre la propiedad, por la cantidad de dos mil quinientos pesos.226

La escritura para la realización de la obra fue firmada el 13 de enero de 1685.227 Por

parte de los contratantes, estuvieron presentes las religiosas de Balvanera y las

autoridades religiosas.228 Por la parte contratada, el arquitecto Cristóbal de Medina

Vargas y Doña María Sánchez de Cuenca su esposa, aceptaron hipotecar tres pares de

casas principales con sus accesorias que poseían frente al Hospital de Jesús Nazareno.229

El instrumento no fue firmado por Doña María de Cuenca, esposa del arquitecto, ya que

manifestó no saber; a su ruego lo firmó, Manuel de Arroyo, un testigo.230

Otro documento que hasta el momento no he localizado y debería de formar parte de

este grupo de instrumentos es la planta y montea; la alusión a este pliego es amplia en el

conjunto que he referido.231 La importancia de que el arquitecto mostrara la planta y el

alzado, conllevó a una infinidad de cuestiones: en primera instancia, el contratante

reconoció y aceptó lo que el arquitecto le propuso edificar. Esto fue referido en los

documentos; por las religiosas, al mencionar que las casas y accesorias estaban “bastante

226
Ibid., 13 de enero de 1685, f. 4v., 9r-9v. Esta suma, fue el segundo préstamo para las religiosas del
convento de Balvanera, por la cantidad de dos mil quinientos pesos, importe similar al solicitado sobre las
dotes de las religiosas por profesar, que formó parte del pago inicial para el arquitecto.
227
AHN, Notario 383 Diego de Marchena, Libro 2542, 13 de enero de 1685, f. 11v., 14r. – 16v. Este
documento ha sido mencionado en Fernández, Arquitectura y gobierno…, 1985, p. 142.
228
“la Madre abadesa vicaria y definidoras de dicho convento de nuestra señora de Balvanera y presente el
señor Doctor Don Diego de la Sierra Canónigo Doctoral de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad,
consultor del Santo Oficio de la Inquisición de esta Nueva España, gobernador y provisor de este
Arzobispado por el ilustrísimo Señor Doctor Don Francisco de Aguiar y Seixas Arzobispo de México, y el
licenciado Don Felipe de Contreras mayordomo de dicho convento”. Ibid., 13 de enero de 1685, f. 14r.
229
“sin que las puedan vender dar, donar, trocar, ni cambiar, ni en otra manera enajenar hasta tanto que
dicha obra esté acabada y puesta en toda perfección, dentro de diez y ocho meses”, plazo establecido por el
arquitecto para terminar la obra. Ibid., 13 de enero de 1685, f. 14r.-16r.
230
Ibid., 13 de enero de 1685, f.16v. Esto último me parece un acto de fe, ya que ningún documento avaló
esta situación, que fue de uso común en la época. Sin embargo, la presencia de la esposa de Cristóbal de
Medina Vargas y su anuencia para hipotecar sus propiedades indica que su figura era importante ante este
acuerdo. (Nota de la autora)
231
Ibid., 24 de octubre de 1684, f. 13r.

66
repartidas”.232 De igual manera, por el arquitecto, al describir en las memorias y

condiciones que ilustró en la planta y montea, como: “las cajas de escalera van de dos

idas según están demostradas”.233

Del conocimiento de este conjunto de instrumentos surgen diversas vetas de estudio,

como la práctica mercantil en materia de compra-venta; en este caso en particular,

reconocer los pasos necesarios para la adquisición de una propiedad por una

congregación religiosa femenina. Otra de ellas, es la imposición de censos y préstamos

concedidos, así como el reconocimiento o traslado de censo impuestos durante la venta

del inmueble. Un aspecto relevante en los préstamos para el convento de Balvanera, es la

solicitud de una cantidad garantizada por las dotes de dos religiosas próximas a profesar.

Estos préstamos fueron solicitados a capellanías; operación comercial en la que no hay

ningún inmueble en garantía. Sin embargo, esta información me lleva a inferir la validez

y soporte económico que garantizaban la obtención de dotes por parte del convento.

Otro aspecto que destaca de las operaciones mercantiles abordadas, es reconocer que

el producto que generaba un préstamo mediante un censo o la inversión de este capital en

un inmueble era del 5% anual, ingreso por el cual, las órdenes religiosas no pagaban

impuestos. De igual manera es relevante el registro y control sobre las propiedades que el

gobierno llevaba a cabo, y que nos lleva a reconocer que estos principios están vigentes

desde el virreinato hasta nuestros días.

La continúa labor del arquitecto; como valuador, proyectista y constructor sobresale

en los folios analizados. Considero que su participación es fundamental porque cohesiona

las acciones de los demás actores. En la puja para fijar el precio de una obra a realizar, el
232
Ibid., 3 de enero de 1685, f. 6v.
233
Ibid., 24 de octubre de 1684, f. 13r.

67
arquitecto tasó la propiedad a comprar, realizó las memorias y condiciones y su proyecto

fue evaluado a partir de la conjunción de la fábrica, las memorias y condiciones, y la

planta y montea. Por ello considero que documentos inseparables deberían ser los

instrumentos que el arquitecto elabora (memorias y condiciones de obra, y la planta y

montea). Así mismo, estos instrumentos fueron la base para que el precio inicial que

estableció por el trabajo, sufriera casi una rebaja del 25 %.

Es relevante conocer que las religiosas de Balvanera insistieron que Medina Vargas

realizara la edificación porque él se había ocupado de las otras obras del convento;

considero que esto indica que el trabajo de nuestro arquitecto ofrecía seguridad,

permanencia, calidad y entrega oportuna. Asimismo, las religiosas reconocieron que la

obra propuesta estaba bien repartida, según la planta y montea. Punto notable que señala

que ellas habían visto la planta y montea y sabían qué les ofrecía el arquitecto con su

trabajo. En la memoria quedan manifiestas las propuestas del arquitecto, a partir de

privilegiar la garantía de rentas; objetivo de las religiosas ante los compromisos

económicos que se establecieron tanto para la compra de la propiedad como para su

edificación.

A partir de la relación de documentos y operaciones mercantiles queda manifiesto el

valor y seguridad económica que garantizaba un inmueble, por ello la edificación y el

lugar de elevación fue altamente relevante, ya que de ello se garantizaba la renta a cobrar.

Bajo esta óptica una propiedad en renta era tan valiosa como el dinero en efectivo.

Además las garantías que el arquitecto debía ofrecer a sus contratantes se elevaban sin

comparación a las que sus contrapartes ofrecían. Es decir, su patrimonio estaba en riesgo

mientras realizaba una obra, sin importar los incrementos en los precios de los materiales,

68
la contratación de trabajadores y las innumerables situaciones que debía sortear, al ser él,

el único responsable de la obra ante los propietarios.

Conclusiones en relación con la casa de Páramo

El solar mantenía una forma rectangular que permitía una edificación hacia lo

profundo, porque sus medidas más angostas eran hacia el frente con veinte varas (16.70

m.) de Oriente a Poniente y de Norte a Sur cuarenta y siete varas (39.24 m.).234 La

superficie del terreno era aproximadamente de 655 m2, espacio suficiente para dos casas,

cada una de ellas con su cochera y accesoria con ventana. Es necesario reflexionar sobre

las dimensiones de la obra, ya que en promedio, cada casa tendría una superficie que

fluctuaría entre 250 y 300 m2. En el solar originalmente sólo se encontraba una casa

habitación y el arquitecto rediseñó el inmueble ofreciendo dos casas y dos accesorias, con

la intención de que el convento recibiera mayores rentas.

La falta de espacios habitacionales se hizo sentir a lo largo del siglo XVII, incluso

hubo denuncias de los regidores por el acaparamiento que las órdenes mendicantes

tuvieron sobre las propiedades.235 Esto llevó a la fragmentación de solares y a la

construcción de varias casas habitación en donde existía solo una. Enrique Ayala

considera que a partir de entonces se crearon nuevas tipologías.236 En este caso es posible

percibir que el tipo de casa que edifica aquí Cristóbal de Medina presenta muchas

similitudes con las cuatro casas que edificó en la calle de Santo Domingo. Cada una de

las casas de la calle de Páramo y Santo Domingo tiene dos niveles, el solar en que se

ubican es rectangular y cada una de ellas tiene una superficie de 250 metros cuadrados en

234
Ibid., 24 de octubre de 1684, f. 12r.
235
Ayala, La casa de…, op. cit., p. 49-50.
236
Ayala, Antologías…, op. cit., p. 20.

69
promedio, con medidas similares tanto en el frente como a lo largo (9 m. X 20 m.); áreas

que responde a un posible módulo en la obra de nuestro arquitecto.

Por demás interesante es imaginar el diseño de la fachada del inmueble, por ello me

he dado a la tarea de ofrecer una vista hipotética de la edificación, apoyada en las

descripciones del arquitecto (Plano 5). Él la describe de esta manera: “se han de formar

en cada casa tres portadas, una del zaguán, otra de la cochera y otra de la casa accesoria”

y en la planta alta realizaría “cuatro ventanas de cantería rasgadas dos para cada casa y en

ellas se han de poner cuatro balcones de fierro”.237

Es interesante reconocer que al colocar dos ventanas con balcón similares para cada

casa, las aparta del modelo de casa con balcón sobre el zaguán resaltado en

ornamentaciones, característico de los palacios novohispanos. Considero que esta

disposición señala este tipo de casa para ser habitada por estamentos medios. Inclusive, el

hecho de que una casa similar se ubique al lado, induce a establecer elementos constantes

en las edificaciones y de igual manera en sus ocupantes. Es decir, este tipo de casa no

presenta emblemas de nobleza.

Constantes

Algunas soluciones espaciales y de servicio son constantes en el trabajo de Medina

Vargas; independientemente de que sea destinada para renta o para particulares. Ejemplo

de ello son los corredores, uno al frente de la escalera y otro, formando un ángulo de 90

grados que da entrada a las habitaciones. Esta disposición se repite en cada una de las tres

casas que he revisado. Los corredores de la planta alta genéricamente fueron sostenidos

237
AHN, Notario 383 Diego de Marchena, Libro 2542, 24 de octubre de 1684, f. 12r.

70
por columnas de cantería o pilares de cedro como en el caso de la casa edificada detrás de

La Santísima Trinidad.238

Tanto los patios-cochera de las casas para renta como el patio de la casa de panadería

tenían planta rectangular. El continuo ingreso de coches en estos espacios llevó al

arquitecto a colocar umbrales de cedro y a enmarcar los vanos de ingreso con cantería,

como en el caso de la casa de Mesones.239 En el patio-cochera se encontraban los

principales accesos para las diferentes dependencias de la casa.

La solución arquitectónica que enlazaba las plantas de la edificación, era la escalera.

Sus disposiciones eran constantes al ser de dos idas con mesa en medio, arco en el

embarque y dos o tres arcos en el desembarque. En la parte alta de las escaleras de

algunas casas, como la de la calle del Colegio de las Niñas,240 la de Donceles,241 y la de la

calle del Arco,242 se integraron espacios para tinajas, solución que no se menciona en la

casa ubicada en la calle de Páramo.

En la casa de panadería se indicó que el ancho de la escalera será de “tres varas y

media de ancho [(2.92 m.)] y cuatro varas y media de grueso” (3.75 m.),243 en la que se

instalarían “barandillas de cedro torneadas con cerradura y llave, y un poyo para las

tinajas”;244 nuevamente surge en esta casa un espacio cerrado con puerta y cerradura.

Las medidas en las escaleras y las soluciones me permiten inferir que en las casas de

particulares las tinajas y sus aderezos fue una solución común. En casas para renta, no

238
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, fs. 129v.
239
AHN, Notario 383 Diego de Marchena, 20 de noviembre de 1684, f. 160.
240
AHN, Notario No. 6, José de Anaya, 29 de junio de 1672, f. 273v.
241
AHN, Notario 382 Juan de Marchena, Libro 2528, 31 de octubre de 1676, fs. 122r.
242
AHN, Notario 382 Juan de Marchena, Libro 2529, 16 de junio de 1677, fs. 191v.
243
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, fs. 128v – 129r.
244
Ibid., 21 de mayo de 1668, fs. 128v.-129r.

71
siempre eran colocadas las tinajeras; el arquitecto sólo las menciona en la casa de Santo

Domingo, posiblemente en la casa de Páramo no fueron instaladas. Así mismo, las

proporciones en las escaleras mencionadas distan de las que mantiene la de la casa de

Sto. Domingo, observable en el plano hipotético que presento (Plano 1).

Hacia los costados de las escaleras, ya sea de un solo lado o, como en el caso de la

casa de panadería, de los dos lados, se ubicarían los atajos o pasos para otras

dependencias; es decir, eran pasillos que llevaban a las áreas que se encontrarían al

costado o detrás de las escaleras. Estos pasadizos los habría tanto en la planta baja como

en la alta. En el piso superior conducirían a la cocina y zotehuela; en la planta baja

comunicarían el patio con las caballerizas y los corrales, como en el caso de las casas de

los Mesones,245 en la casa ubicada en la calle del Colegio de las Niñas, en la de

Donceles,246 en la de Regina,247 en la de Sto. Domingo,248 y en la de Páramo, todas ellas,

obras de nuestro arquitecto.249

En un patio interior o también conocido como patio de servicio, detrás de las

escaleras se situarían las caballerizas, 250 bajo un cobertizo de tejamanil o de teja a la que

se le haría zanja, pesebres y envigado de morillos de cedro para el orinal.251 A un lado de

estas áreas y en este mismo nivel, se encontrarían los corrales, que genéricamente

tendrían comunicación con los espacios de servicio de la planta alta, porque precisamente

debajo de la cocina, estarían los corrales o el dormitorio de gallinas.252

245
AHN, Notario No. 383 Diego de Marchena, Libro 2541, 20 de noviembre de 1684, f.160.
246
AHN, Notario 382 Juan de Marchena, Libro 2528, 31 de octubre de 1676, fs. 122v.
247
AHN, Notario No. 6, José de Anaya, 29 de junio de 1672, f. 273r.-274v.
248
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f.. 2r.
249
AHN, Notario 383 Diego de Marchena, Libro 2542, 24 de octubre de 1684, f. 13r.
250
Gómez de Orozco, op. cit., p. 37.
251
AHN, Notario 382 Juan de Marchena, Libro 2529, 16 de junio de 1677, fs. 191r.
252
AHN, Notario No. 383 Diego de Marchena, Libro 2541, 20 de noviembre de 1684, f. 160.

72
En la planta alta detrás de la escalera o a un costado se colocarían las cocinas. En la

casa de Santo Domingo,253 en la del Arco,254 y en la de la calle del Colegio de Niñas, los

documentos señalan que se harían sus fogones de arquillos de ladrillo y sus campanas y

chimeneas. Es decir, esto habla de una estufa de mampostería con fogón y hornilla,

conocido como bracero andaluz.255 De igual manera, algunos folios señalan las medidas

de las cocinas, la de la casa de Donceles tendría: “cinco varas de largo y seis de hueco

con su fogón”,256 y la de la calle del Colegio de Niñas tanto de ancho como de largo

mediría cuatro varas. En esta última cocina se colocaría “una escalera de madera para que

bajen al corral de las gallinas”.257

En la mayoría de las ocasiones, a un costado de la cocina se ubicarían las

zotehuelas,258 que cumplirían funciones de espacios de luz y comunicación en las áreas

de servicio.259 Estos sitios estaban construidos sobre planchuelas de cedro y sostenidos

por pilares. Dotadas de un canal de desagüe y, 260 como en la casa de la calle del Arco,

con dos lavaderos. 261

Importancia de Cristóbal de Medina Vargas en la arquitectura novohispana

Para posicionarse dentro del gremio de arquitectos como un profesional de renombre y

obtener el grado de veedor, nuestro arquitecto debió reunir una serie de méritos evidentes

en cada una de sus obras; a través de los instrumentos analizados he podido conocer tres

de ellas. Vitruvio mencionó que una de las cualidades de un buen arquitecto era la
253
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 3r.
254
AHN, Notario 382 Juan de Marchena, Libro 2529, 16 de junio de 1677, fs. 192v.
255
Gómez de Orozco, op. cit., p. 34.
256
AHN, Notario 382 Juan de Marchena, Libro 2528, 31 de octubre de 1676, fs. 122v.
257
AHN, Notario No. 6, José de Anaya, 29 de junio de 1672, f. 274r.
258
AHN, Notario 382 Juan de Marchena, Libro 2529, 16 de junio de 1677, fs. 191v.
259
Loreto, op. cit., p. 161.
260
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 3r.
261
AHN, Notario 382 Juan de Marchena, Libro 2529, 16 de junio de 1677, fs. 191v.

73
actividad intelectual, porque ella le “permite interpretar y descubrir las obras construidas,

con relación a la habilidad y a la proporción de sus medidas”.262 La documentación citada

muestra el reconocimiento y la valoración que los contratantes manifestaron por Medina

Vargas. Incluso, es palpable la estimación que se tiene por su labor y talento al

mencionar: “entrado en dichos siete mil y cincuenta pesos el trabajo e inteligencia que ha

de tener durante la dicha fábrica de dicho Cristóbal de Medina”.263

La “experiencia profesional” de nuestro arquitecto se manifiesta al registrar en sus

memorias y condiciones sus razonamientos y disposiciones para la mejor edificación.

Vitruvio pensaba que otra cualidad que debería tener un arquitecto era el conocimiento de

las leyes o lo que menciona como “ilustrado en jurisprudencia.264 Este principio básico lo

encuentro presente en las palabras de Medina Vargas cuando dice: “en dichas

condiciones declaro todas las circunstancias que ha de tener dicha obra que con ello se

quita el litigio que puede haber de una u otra parte”.265 Es decir, Cristóbal de Medina

conocía la esfera legal que le competía en el desarrollo de su actividad.

Uno más de los aspectos que se revelan en los documentos son las relaciones

profesionales que el arquitecto mantenía con los diferentes grupos de trabajadores de su

gremio. Del mismo modo han salido a la luz los trabajos que solicitó a carpinteros,

torneros y herreros entre otros, aspecto que requiere mayor investigación. Sin embargo,

esto indica relaciones comerciales y laborales con otros gremios, es decir es generador de

empleos e impulsor de una importante actividad económica durante el virreinato, en un

262
Vitruvio, op. cit., p. 59.
263
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, fs 127r.
264
Vitruvio, op. cit., p. 59.
265
BINAH-CEG, 1 de abril de 1682, Leg. 79, No. 21, f. 3v.

74
siglo de profundos problemas económicos. Nuestro arquitecto como cabeza de un grupo

de trabajo desempeñó actividades sobresalientes en varias esferas de la economía

novohispana, como productor de fuentes laborables, perito valuador para facilitar

operaciones de compra-venta de inmuebles, asesor y proyectista financiero, al ofrecer

mejores y provechosas inversiones para sus contratantes y productor de más espacios

habitables para una población en constante crecimiento.

La confianza que el arquitecto tenía sobre su trabajo ha sido manifiesta de diversas

maneras, se preocupó de la permanencia de sus obras y los servicios que pudieran ofrecer

tanto a poseedores como a arrendatarios. Gracias a las memorias y condiciones,

instrumento legal, he podido conocer como Cristóbal de Medina Vargas definió su

trabajo y lo presentó para ser juzgado y confrontado contra la planta y montea que

entregó previamente y la edificación final. Además aceptó que a partir de este documento

los peritos designados “la reconozcan y vean si esta hecha con arte y en la forma que va

referida en estas condiciones”.266 Al someterla a escrutinio, también invitó a que

reconozcan en ella el “arte” en su edificación, sus palabras hablan de seguridad

profesional. Esta confianza esta respaldada por el trabajo de los diferentes integrantes de

su gremio, a los que encabezó.

Pienso que la importancia de Cristóbal de Medina en la sociedad novohispana fue

determinante, porque con su labor tocó diversos ámbitos como el espacial dentro de la

vivienda, el inmobiliario, el constructivo, el comercial y el laboral. Además se desarrolló

como perito valuador y por si fuera poco, apoyó especialmente las economías de las

órdenes religiosas al bajar sustancialmente sus precios. Quien contrataba a Medina

266
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2503, 15 de mayo de 1672, f. 278r.

75
Vargas sabía que su labor era garantía, a tal grado, que a la fecha posiblemente algunos

de sus trabajos subsisten.

Reflexiones finales

A lo largo de este ensayo he incluido apartados concluyentes para cada una de las

casas abordadas. No obstante, deseo enfatizar algunos puntos que resaltan en el quehacer

de Cristóbal de Medina; los cuales son nuevos caminos para el estudio de la arquitectura

novohispana. Ejemplo de ello, es la fortaleza que nuestro arquitecto otorga a los

cimientos, el ancho de los paramentos maestros y la altura de las edificaciones,

soluciones arquitectónicas que estaban permeadas de las previsiones que tomó ante los

sismos.

De igual manera, llevó a cabo acciones para enfrentar las inundaciones y el continuo

hundimiento de la ciudad. Los cimientos de los tres inmuebles analizados desplantan

desde una profundidad que fluctuó entre una vara y cuarta (1.04 m.) y una vara y tres

cuartas (1.46 m.), pero el ancho de todos fue de una vara y cuarta (1.04 m).267 Si

visualizamos la edificación en conjunto, es decir, considerando los cimientos, más lo

elevado sobre el nivel de la calle, es posible que percibamos un edificio que reparte su

peso a lo largo y ancho del terreno, imagen indicativa de una construcción sólida.

De Medina Vargas señaló que en algunos inmuebles elevaría el cimiento media vara

sobre el nivel de la calle. Sin embargo, son relevantes las tres cuartas de vara (63 cm.

aproximadamente) que los cimientos de la casa de Páramo deberían sobresalir.268

Considero que esta solución obedece a los graves problemas que las inundaciones habían

generado en la ciudad. De manera especial, la sociedad de la segunda mitad del siglo


267
Ibid., 24 de octubre de 1684, f. 12r.
268
Ibid., 24 de octubre de 1684, f. 12v.

76
XVII mantenía en el imaginario colectivo los percances que las edificaciones presentaron

especialmente por la inundación de 1629.

Otro de los puntos que resaltan en las obras de Cristóbal de Medina es la utilización

de materiales de la tierra, los cuales fueron utilizados a partir de las características que

otorgaban. Sobresalen entre ellos, las maderas ricas en aceites naturales para puertas y

ventanas exteriores; así como las de gran resistencia para vigas y aldabas. Los

recubrimientos para encalar paredes con importantes porciones de cal para eliminar

humedades y los ladrillos que se utilizarían, por su resistencia al desgaste, para formar

los pisos. De igual manera el tezontle incorporado a los paramentos y la piedra chiluca

que se ocupó gracias a su permanencia. Los materiales fueron seleccionados por su

calidad y destinados para utilizarse en los sitios idóneos para su servicio y conservación.

A través de este ensayo he identificado que algunas de las casas encargadas a

Cristóbal de Medina, fueron ocupadas por estamentos medios. De ello surge una

tipología de casa habitación, es decir, una vivienda que incluía todos los servicios: como

una cochera y accesorias para renta; sin que las restricciones económicas y de espacio

fuesen un obstáculo. Estas casas tenían en la parte posterior las dependencias de servicio;

las habitaciones de la servidumbre y de los trabajadores, en la planta baja; y al centro, el

patio-cochera, como área articuladora y medular.

Resalta bajo esta organización, una vida ordenada en la que las habitaciones

mantenían una función especializada. Las accesorias o casitas accesorias, denominadas

de esta manera por nuestro arquitecto, siempre fueron incluidas en sus obras. Estas

dependencias generalmente contaban con tres habitaciones y ventana; colocadas, de ser

posible, en la esquina del solar. Las opciones de vivienda y comercio que ofrecían y los

77
ingresos que generaban a los propietarios del inmueble, las llevaron a ser indispensables

en toda fábrica que buscaba soluciones de habitación.

En las casas para renta se advierte una composición simétrica, tanto en las plantas

como en las fachadas, éstas últimas anuncian espacios, indicando el tipo de vivienda y la

condición social de sus habitantes. En ellas el espacio habitable se distribuía a lo largo

del solar, ofreciendo un frente que oscilaba entre 9 y 12 metros (10.84 – 14.45 varas);

medida que me lleva a establecer un módulo, al que nuestro arquitecto recurrió

continuamente.

El módulo para los frentes de las casas para renta fue en promedio de 10.5 m. (12

varas). En estas dimensiones se colocaron en la planta baja: entrada para la cochera,

zaguán y en la mayoría de las ocasiones, tienda accesoria; en la planta alta se instalaron

dos ventanas. El módulo se repitió por cada una de las casas, por tal motivo este

paradigma se exhibe en la edificación en correspondencia con el número de casas

habitación edificadas dentro del inmueble. Los ejemplos de casas para renta tuvieron la

constante de dos ventanas rasgadas en la planta alta, iguales entre sí, por lo que ninguna

de ellas se destaca por su ornamentación. En este tipo de viviendas no se colocaban

tinajas y poyos en el desembarque de la escalera.

Por otra parte, uno de los puntos probados a lo largo de este ensayo es que las

memorias y condiciones de obra fueron el documento medular de la escritura. Estos

folios, elaborados en papel común y firmados únicamente por el arquitecto, fueron el

instrumento legal que señalaba algunos aspectos de la fábrica y en el que se enfatizaban

las soluciones arquitectónicas relevantes. Derivado del análisis de las memorias de obra

que he estudiado, es claro que el arquitecto dictaba a un escribano los detalles de los

78
trabajos a realizar, los compromisos y el costo. Otro de los folios realizados por el

arquitecto y que fue parte fundamental de los compromisos adquiridos, era la planta y

montea. Los planos representaron una obligación tan valiosa como las memorias y

condiciones, de ellos se generaron ambientes de seguridad, confianza, comprensión y

compromiso entre el arquitecto y sus contratantes.

Las memorias y condiciones, y la planta y montea son de una riqueza incalculable,

porque en ellos nuestro constructor asentó muchas de las razones profesionales y

personales de sus acciones, para el beneficio tanto de la fábrica, como de él mismo. Lo

asentado en estos documentos indica su talento y la garantía de su trabajo, elementos que

lo llevan a asegurar contrataciones posteriores. Estos pliegos ofrecen nuevas líneas de

conocimiento respecto a la organización gremial de los alarifes como: el número de

oficiales y sobrestantes contratados; los trabajos específicos que debían llevar a cabo los

canteros y los pintores; los tiempos comprometidos para la entrega de las obras; las

condiciones impuestas por los comitentes y la posibilidad de que algunos de ellos supiese

leer y escribir, para poder interpretar los planos y proseguir con la obra en ausencia del

maestro mayor. También es relevante conocer las relaciones que mantenían diferentes

gremios, como los herreros, los carpinteros y los torneros, entre otros.

Algunos datos más que se desprenden de la presente investigación es la instalación en

algunos casos de puertas y cerrojos, delimitando las áreas. Solución que daba intimidad y

restringía el acceso a determinados sitios. Ello habla de transformaciones sociales dentro

de los estamentos medios; de manera especial, indica nuevos conceptos sobre los

espacios habitacionales y su forma de vivirlos.

79
Por otro lado, la integración de cornisas, motivos religiosos y remates en la casa

habitación, fueron elementos arquitectónicos suntuarios que respondieron a diversos

fenómenos e intereses, como: el señalar y resaltar la propiedad, esta distinción tenía

connotaciones a nivel urbano, por el lugar en que se ubicaba; económico, por las

aderezos que portaba en la fachada; y religiosos, por las advocaciones que mostraba que

estaban en relación con los dueños de la casa; de igual manera, por la protección que el

inmueble recibía al mostrarlos. Estas acciones recaían directamente en los propietarios de

la edificación, con prestigio social, económico y religioso; con la finalidad de crear un

perfil positivo en el imaginario colectivo.

En los casos estudiados, los paramentos exteriores fueron pintados y no cubiertos de

tezontle, esta información me lleva a proponer nuevas hipótesis: como la posibilidad de

que en este periodo todavía no se utilizara la cobertura con tezontle; otra de ellas es que,

este recubrimiento resultara muy costoso y por lo tanto sólo era empleado en las

propiedades de la elite.

La riqueza documental que he localizado sobre las tres casas estudiadas me ha

servido para completar y dar sustento a esta investigación. Estos datos son una aportación

al estudio de la arquitectura civil en la Ciudad de México; de manera especial, a la

edificada en el siglo XVII de la cual se conoce muy poco. La casa habitación

novohispana de los estamentos medios no ha sido trabajada a detalle, por tal motivo una

contribución para su estudio es toda noticia que nos lleve a conocerla, así como a

reconocerla en los edificios que aún se mantienen en pie. Por tal motivo es necesario

aceptar que las relaciones entre la casa habitación y la sociedad novohispana son fuente

de conocimiento e información para examinar el medio social durante el siglo XVII

80
virreinal. Los documentos suscritos por Cristóbal de Medina Vargas y sus contratantes,

así como los planos que ofrezco tienen la intención de lograr una aproximación histórica

de los proyectos y de los inmuebles. Pero sobre todo, esta manera de analizar la

documentación ofrece aportes en el estudio de la historia social de la arquitectura.

Cada vez se realizan más estudios históricos sobre nuestra ciudad, sin embargo la

unión formada por la arquitectura y el urbanismo como espacios para la vida de las castas

novohispanas que actuaban en ellos, se han dejado de lado. El unir estos ámbitos nos

permite observarlos en conjunto, con la intención de comprender los procesos sociales.

Fenómenos como la consolidación económica de las órdenes religiosas apoyada por

autoridades eclesiásticas; el establecimiento comercial de criollos y su búsqueda de

ingresos económicos; los fundamentos del control y el registro de bienes inmuebles por

las autoridades gubernamentales; la creación y transformación de nuevos espacios

habitacionales para una sociedad en constante crecimiento; así como las diversas

situaciones que el arquitecto debía sortear bajo el desempeño de su actividad profesional.

Todos estos procesos enmarcados en nuestra arquitectura, la arquitectura habitacional.

La construcción, conformación y transformación de una ciudad conlleva infinidad de

fenómenos. Cada uno de sus actores dota de presencia y permanencia a los espacios en

que se desenvuelve. Estos actores en conjunto, es la sociedad que se transforma y genera

su propia historia, que vive y palpita en el escenario urbano. El aporte personal toma

impulso al formar parte de una fuerza social que no se destaca en lo individual, surge

como resultado de un grupo que sustenta los verdaderos cambios, construyéndolos en el

día a día.

81
ÍNDICE DE IMÁGENES

Fig. 1. Firma del arquitecto Cristóbal de Medina Vargas, Biblioteca del Instituto Nacional
de Antropología e Historia, Colección Eulalia Guzmán, 19 de febrero de 1684, Leg. 90-4,
No. 29, f. 1r.

Fig. 2. Fragmento del Plano de la Ciudad de México en el que se ubica la casa de


panadería, Catálogo de monumentos históricos INAH, 1988, p. 10-11.

Fig. 3. Plano de la Ciudad de México en el que se ubica la casa de panadería, Juan Gómez
de Transmonte, Planta de México, 1628, Biblioteca Mendicea Laurenziana, Florencia,
Italia.

Fig. 4. Fragmento del Plano General de la Ciudad de México, Ed. Debray, 1875, AHDF,
Litografía.

Fig. 5. Planta arquitectónica de la casa ubicada en Emiliano Zapata 74, Catálogo de


monumentos históricos INAH, 1988, p. 552.

Fig. 6. Casa de Emiliano Zapata No. 74 esquina con la calle de San Marcos, la unión de
los paramentos maestros es reforzada a manera de contrafuerte. Foto: Rodolfo Heredia.

Fig. 7. Casas accesorias con su ventana, casa de Emiliano Zapata No. 74. Foto: Rodolfo
Heredia.

Fig. 8 Patio de la casa de Emiliano Zapata No. 74. Catálogo de monumentos históricos
INAH, 1988, p. 552.

Fig. 9. Canales de plomo en la casa de Emiliano Zapata No. 74. Foto: Rodolfo Heredia.

Fig. 10. Sitio en el que se ubicó la cruz vidriada, esquina de la cada de Emiliano Zapata
No. 74. Catálogo de monumentos históricos INAH, 1988, p. 552.

Fig. 11. Ubicación de la manzana en la que se encontraba el colegio de Señora Santa,


Listado en Inventario de Monumentos Históricos Inmuebles, Coordinación Nacional de
Monumentos Históricos, INAH, Disco compacto.

Fig. 12 Plano de Pedro de Arrieta, 1737 en Maza, Francisco de la y Luis Ortiz Macedo.
Plano de la Ciudad de México de Pedro de Arrieta, 1737. México: UNAM, IIE, 2008.

Fig. 13. Ubicación de la casa de Brasil No. 29 en el “Plano de localización de bienes


inmuebles históricos” en Catálogo de monumentos históricos INAH, 1988, p. 5.

Fig. 14. Casa de Brasil No. 29. Foto: Rodolfo Heredia.

82
Fig. 15. Planos de la casa de Brasil No. 29 en “Ficha nacional de Catálogo de Bienes
Inmuebles Históricos” en Catálogo de monumentos históricos INAH, 1988, p. 198.

Fig. 16 Ventana de la casa de Brasil No. 29, en la que se perciben los derrames. Foto:
Isabel Cervantes Tovar.

Fig. 17 Viga y can dentro de la accesoria que formaba parte de la cochera de la casa No.
2 de la calle de Brasil No. 29. Foto: Isabel Cervantes Tovar.

Fig. 18 Detalle de uno de los canes que soportan las diversas viguerías que aún existen en
la casa de la calle de Brasil No. 29. Dibujo: Julio César Venegas Cardoso.

Fig. 19 Tramo superior de la escalera, armada sobre vigas de madera, casa No. 1, Brasil
No. 29. Foto: Isabel Cervantes Tovar.

Fig. 20 Arco de embarque de la escalera, casa No. 1, Brasil No. 29. Foto: Isabel
Cervantes Tovar.

Fig. 21 Arcos de la planta baja de la escalera de la casa No. 2 de Brasil No. 29. En el arco
derecho daba inicio el embarque de la escalera y en el izquierdo estaba la puerta de la
covacha. Foto: Isabel Cervantes Tovar.

Fig. 22 Arcos de la planta alta de escalera de la casa No. 2 de Brasil No. 29. Foto: Isabel
Cervantes Tovar.

Fig. 23. Alacena en la planta alta de la casa No. 1 de Brasil 29. Foto: Isabel Cervantes
Tovar

Fig. 24 Vanos de ingreso antes de las modificaciones, casa No. 1 de Brasil 29. Fototeca
Constantino Reyes-Valerio de la CNMH-CONACULTA-INAH-MEX. (ca. 1970).

Fig. 25. Ventanas rasgadas que fueron cegadas parcialmente, casa No. 2 de Brasil 29.
Foto: Isabel Cervantes Tovar.

Fig. 26. Vigas que soportan los corredores altos de la casa No. 1 de Brasil No. 29. Foto:
Isabel Cervantes Tovar.

Fig. 27 Vigas en la casa No. 1 de Brasil No. 29. Foto: Isabel Cervantes Tovar.

83
IMÁGENES

Fig. 1. Firma del arquitecto Cristóbal de Medina Vargas, Biblioteca del Instituto Nacional
de Antropología e Historia, Colección Eulalia Guzmán, 19 de febrero de 1684, Leg. 90-4,
No. 29, f. 1r.

Fig. 2. Fragmento del Plano de la Ciudad de México en el que se ubica la casa de


panadería, Catálogo de monumentos históricos INAH, 1988, p. 10-11.

84
Fig. 3. Plano de la Ciudad de México en el que se ubica la casa de panadería, Juan
Gómez de Transmonte, Planta de México, 1628, Biblioteca Mendicea Laurenziana,
Florencia, Italia.

85
Fig. 4. Fragmento del Plano General de la Ciudad de México, Ed. Debray, 1875,
AHDF, Litografía.

Fig. 5. Planta arquitectónica de la casa ubicada en Emiliano Zapata 74, Catálogo


de monumentos históricos INAH, 1988, p. 552.

86
Fig. 6. Casa de Emiliano Zapata No. 74 esquina con la calle de San Marcos, la unión de
los paramentos maestros es reforzada a manera de contrafuerte.
Foto: Rodolfo Heredia.

Fig. 7. Casas accesoria con su ventana, casa de Emiliano Zapata No. 74.
Foto: Rodolfo Heredia.

87
Fig. 8. Patio de la casa de Emiliano Zapata No. 74. Catálogo de monumentos
históricos INAH, 1988, p. 552.

Fig. 9. Canales de plomo en la casa de Emiliano Zapata No. 74.


Foto: Rodolfo Heredia.

88
Fig. 10. Sitio en el que se ubicó la cruz vidriada, esquina de la casa de Emiliano
Zapata No. 74. Catálogo de monumentos históricos INAH, 1988, p. 552.

Fig. 11. Ubicación de la manzana en la que se encontraba el colegio de Señora


Santa, Listado en Inventario de Monumentos Históricos Inmuebles, Coordinación
Nacional de Monumentos Históricos, INAH, Disco compacto.

89
Fig. 12. Plano de Pedro de Arrieta, 1737 en Maza, Francisco de la y Luis Ortiz Macedo.
Plano de la ciudad de México de Pedro de Arrieta, 1737. México: UNAM, IIE, 2008.

90
Fig. 13. Ubicación de la casa de Brasil No. 29 en el “Plano de localización de bienes
inmuebles históricos” en Catálogo de monumentos históricos INAH, 1988, p. 5.

Fig. 14. Casa de Brasil No. 29. Foto: Rodolfo Heredia.

91
Fig. 15. Planos de la casa de Brasil No. 29 en “Ficha nacional de Catálogo de Bienes
Inmuebles Históricos” en Catálogo de monumentos históricos INAH, 1988, p. 198.

Fig. 16 Ventana de la casa de Brasil No. 29, en la que se perciben los derrames.
Foto: Isabel Cervantes Tovar.

92
Fig. 17 Viga y can dentro de la accesoria que formaba parte de la cochera de la casa
No. 2 de la calle de Brasil No. 29. Foto: Isabel Cervantes Tovar.

Fig. 18. Detalle de uno de los canes que soportan las diversas viguerías que aún
existen en la casa de la calle de Brasil No. 29. Dibujo: Julio César Venegas Cardoso.

93
Fig. 19. Tramo superior de la escalera, armada sobre vigas de madera, casa No. 1,
Brasil No. 29. Foto: Isabel Cervantes Tovar.

Fig. 20 Arco de embarque de la escalera, casa No. 1, Brasil No. 29.


Foto: Isabel Cervantes Tovar.

94
Fig. 21. Arcos de la planta baja de la escalera de la casa No. 2 de Brasil No. 29. En el
arco derecho daba inicio el embarque de la escalera y en el izquierdo estaba la puerta de
la covacha. Foto: Isabel Cervantes Tovar.

Fig. 22. Arcos de la planta alta de escalera de la casa No. 2 de Brasil No. 29.
Foto: Isabel Cervantes Tovar.

95
Fig. 23. Alacena en la planta alta de la casa No. 1 de Brasil 29.
Foto: Isabel Cervantes Tovar.

Fig. 24 Vanos de ingreso antes de las modificaciones, casa No. 1 de Brasil 29.
Fototeca Constantino Reyes-Valerio de la CNMH-CONACULTA-INAH-MEX. ca. 1970.

96
Fig. 25. Ventanas rasgadas que fueron cegadas parcialmente, casa No. 2 de Brasil 29.
Foto: Isabel Cervantes Tovar.

Fig. 26. Vigas que soportan los corredores altos de la casa No. 1 de Brasil No. 29.
Foto: Isabel Cervantes Tovar.

97
Fig. 27. Vigas en la casa No. 1 de Brasil No. 29.
Foto: Isabel Cervantes Tovar.

Fig. 28. Zona en la que se ubicó “la casa de la calle de Páramo” en el “Plano de
localización de bienes inmuebles históricos” en Catálogo de monumentos históricos
INAH, 1988, p. 12-13.

98
ÍNDICE DE PLANOS

Plano 1. Planta baja de la casa de Sto. Domingo y la Encarnación

Plano 2. Planta alta de la casa de Sto. Domingo y la Encarnación

Plano 3. Fachada por la calle de la Encarnación (Hoy Luis González Obregón)

Plano 4. Fachada por la calle de Sto. Domingo (Hoy Brasil)

Plano 5. Fachada de la casa de Páramo (Hoy Uruguay)

99
PLANO 1.
PLANTA BAJA DE LA CASA DE SANTO DOMINGO Y

REPUBLICA DE BRASIL
(SANTO DOMINGO)

26.75
(32 VARAS)
18.11

local
casa casa casa comercial
3 2 1

local
comercial
2.01
7.52

1er 1er 1er


patio patio patio local 31.49
comercial
s s 1.5
s

1.76
40.12
(48 VARAS)

2do 2do 2do


patio patio patio

s
1er
2do patio casa
patio 4

MUROS MAESTROS
EXISTENTES

100
PLANO 2.
PLANTA ALTA DE LA CASA DE SANTO DOMINGO Y LA

REPUBLICA DE BRASIL
(SANTO DOMINGO)

26.75
(32 VARAS)
18.11

sala sala sala

1.18
0.58

casa casa casa


3 2 1
recamara recamara recamara

recamara recamara recamara 31.49

B B B

40.12
recamara recamara recamara (48 VARAS)

cocina cocina cocina

casa
4
B

sala

cocina recamara recamara recamara

MUROS MAESTROS
EXISTENTES

101
PLANO 3.

3.62
7.52
3.9

40.12
(48 VARAS)
102
PLANO 4.
FACHADA POR LA CALLE DE SANTO DOMINGO
(HOY REPUBLICA DE BRASIL)

3.62
7.52
3.9

26.75
(32 VARAS)
REPUBLICA DE BRASIL
(SANTO DOMINGO)
103
PLANO 5.
FACHADA DE LA CASA DE PARAMO
(HOY URUGUAY)

16.7
(20 VARAS)

URUGUAY
(PARAMO)
104
Apéndice documental

Los documentos que se integran en este apéndice han sido localizados en el Archivo
Histórico de la Biblioteca Nacional de Antropología del INAH y en el Acervo Histórico
del Archivo General de Notarias, a los cuales se les aplicó el método de ortografía
actualizada. Las versiones paleográficas son de Isabel Cervantes Tovar.

Documento No. 1 Escritura de contrato entre Cristóbal de Medina y Juan de los Reyes
para construir una casa de panadería. 21 de mayo de 1668.

Documento No. 2 Escritura de contrato entre Cristóbal de Medina y Juan de los Reyes
para reparar su casa, ubicada detrás de la iglesia de la Santísima Trinidad. 15 de mayo de
1672.

Documento 3. Memoria y condición por la construcción de cuatro casas en la calle de la


Encarnación con Sto. Domingo por Cristóbal de Medina Vargas a los Carmelitas del
Colegio de Santa Ana. 1 de abril de 1682.

Documento 4. Carta de pago a Cristóbal de Medina Vargas por 2000 pesos por la
construcción de las fincas del Colegio de Santa Ana. 19 de febrero de 1684.

Documento 5. Carta de pago a Cristóbal de Medina Vargas por 1500 pesos por la
construcción de las fincas del Colegio de Santa Ana. 15 septiembre de 1684.

Documento 6. Carta de pago de Cristóbal de Medina Vargas por 400 pesos por las
mejoras a las casas de Santo Domingo pertenecientes al colegio de San Ángel. México 8
de agosto de 1685.

Documento 7. Libertad de gravamen sobre la casa del Doctor Joseph Díaz Brizuela
ubicada en la calle de Páramo. 19 de febrero de 1684.

Documento 8. Compromiso de compra-venta entre las religiosas del convento de


Balvanera y el Doctor Joseph Díaz Brizuela por la casa ubicada en la calle de Páramo. 13
de marzo de 1684.

105
Documento 9. Escritura por la compra de una casa en la calle de Páramo por las religiosas
del convento de Balvanera. 13 de marzo de 1684.

Documento 10. Memoria y condiciones de obra por dos casas con dos accesorias
pertenecientes al convento de Balvanera, que están en la calle de Páramo. 24 de octubre
de 1684.

Documento 11. Censo por 2500 sobre las dotes de dos religiosas novicias que profesarán
en el convento de Balvanera. 3 de enero de 1685.

Documento 12. Libertad de gravamen sobre la casa ubicada en la calle de Páramo


propiedad del convento de Balvanera. 12 de enero de 1685.

Documento 13. Escritura por el censo impuesto a la casa en la calle de Páramo, propiedad
de las religiosas del convento de Balvanera. 13 de enero de 1685.

Documento 14. Escritura de obligación por la obra que Cristóbal de Medina Vargas
realizará a una casa ubicada en la calle de Páramo, propiedad de las religiosas del
convento de Balvanera. 12 de enero de 1685.

106
Apéndice documental

Documento No. 1 Escritura de contrato entre Cristóbal de Medina y Juan de los Reyes
para construir una casa de panadería. 21 de mayo de 1668.

En la ciudad de México, a veinte y un días del mes de mayo de mil seiscientos sesenta y
ocho años. Ante mí, el escribano y testigos, por sesión de la una parte Cristóbal de
Medina, maestro de arquitectura, como principal obligado y Juan Sánchez de Cuenca “el
mozo”, mercader, como su fiador y principal pagador. Y haciendo como hace de deuda y
negocio ajeno suyo propio, y sin que sea necesario hacer ni que se haga contra el dicho
Cristóbal de Medina, principal, ni sus bienes diligencias, ni ejecución alguna de fuero, ni
de derecho. Cuyo beneficio expresamente renuncia ambos a dos principal y fiados juntos
y de mancomún y a vos de uno y cada uno de los dos de por sí y por el todo in solidum.
Renunciando como renuncian las leyes y derechos de la mancomunidad y el beneficio
de la división y ejecución de bienes, como en ellas se contiene. Y de la otra Don Juan de
los Reyes y Doña María de Castañeda su mujer, todos vecinos de esta dicha ciudad. A
quienes doy fe conozco, y con licencia, que la susodicha pide al dicho su marido. Para
hacer y otorgar juntamente con él esta escritura, jura y pone en ella, los requisitos de
derecho necesarios. Y el dicho su marido se la dio y concedió, en bastante forma, que se
obliga de hacer por firme en todo tiempo, lo expresa, obligación que hace de su persona y
bienes habidos y por haber. Y aceptando la dicha licencia y de ella usando, y ambos a
dos, marido y mujer, juntos y de mancomún, y a vos de uno y cada uno, de por si y por el
todo in solidum. Renunciando como renuncian las dichas leyes de la mancomunidad y el
beneficio de la división y escisión de bienes como en ellas se contiene.
Dijeron que, por cuanto los dichos marido y mujer están convenidos y concertados
con el dicho Cristóbal de Medina maestro de arquitectura como principal y con el dicho
Juan Sánchez de Cuenca, como su fiador en que dándole al dicho maestro siete mil y
cincuenta pesos de oro común en reales. Los tres mil y cincuenta pesos de ellos luego de
contado y los cuatro mil pesos restantes a los plazos y ocasiones que irán declarados en
esta escritura. El dicho maestro se ha de obligar y obliga juntamente con el dicho su
fiador de que en el sitio que los dichos marido y mujer tienen en esta dicha ciudad a las

107
espaldas de la iglesia de La Santísima Trinidad. En la calle que viene del convento de
religiosas de Señora Santa Inés, que medido dicho sitio tiene así a dicha calle que viene
del convento de Señora Santa Inés, a la iglesia de la Santísima Trinidad; en todo su largo
treinta y siete varas que corren de oriente a poniente; y para la otra parte y calle que
atraviesa a la acequia tiene treinta y dos varas de largo que corren de norte a sur.
Y en todo el dicho sitio ha de fabricar el dicho maestro una casa principal de trato de
panadería y accesorias a ella cinco casitas de alquiler con los cumplimientos que se
contienen y demuestran en la planta y montea que tiene entregada a los dichos marido y
mujer. Los cuales confiesan están a su contento y satisfacción; y la dicha casa principal
y cinco casitas accesorias a ella, el dicho maestro las ha de dar acabadas y perfeccionadas
de todo punto sin que les falte cosa alguna para que se puedan habitar dentro de un año y
seis meses que corra y se cuente desde hoy día de la fecha de esta escritura en adelante.
Con declaración de que la casa principal con tres de dichas cinco casitas que son las que
han de caer debajo de ella las ha de dar acabadas de todo punto al fin del año y las dichas
dos casitas restantes a los seis meses que es cuando se cumple el año y medio del plazo
de esta escrituras; y dicha obra ha de ser en la forma y con las calidades y condiciones
siguientes:
Primeramente. El dicho maestro Cristóbal de Medina, se obliga por los dichos siete
mil y cincuenta pesos de oro común, sin dicha paga ni cantidad alguna de dar acabada la
dicha casa principal y cinco casitas accesorias a los plazos y según va expresado
comprando en dichos siete mil y cincuenta pesos todos los materiales de cal, arena,
piedra, tezontle, canterías, adobes, maderas, ladrillos, puertas, ventanas, y todo lo demás
necesario hasta que perfectamente quede acabada dicha fábrica y que se puedan habitar
dichas casas.
Pagando por su cuenta todos los oficiales de albañiles, peones, canteros, carpinteros,
empedradores y las demás personas que hubieren de conducir a dicha obra y así mismo
ha de poner el dicho maestro todas las herramientas, cubos, guacales, y lo demás
necesario sin que falte cosa alguna y maderas para los entablados, y una persona que
sirva de sobrestante que ha de pagar por su cuenta el dicho maestro. Entrando en dichos
siete mil y cincuenta pesos el trabajo e inteligencia que ha de tener durante la dicha

108
fábrica de dicho Cristóbal de Medina, porque para ella ni cosa alguna de materiales,
maderas, oficiales, ni sobrestante no le han de dar los dichos marido y mujer otra cantidad
ninguna poca ni mucha porque todo ha de salir de dichos siete mil y cincuenta pesos. Y
según dicha planta y montea las dos fachadas que han de caer a la parte de la calle en que
se han de fabricar las puertas y ventanas han de ser de piedra de cantería; se entiende los
pies derechos de dichas puertas y ventanas y cerramientos y cornisas de lo mismo de obra
toscana; y las basas de todas las puertas bajas han de ser de piedra de chiluca por su
permanencia y de obra toscana y todas las canales que han de caer a la parte de la calle
las que fueren precisas han de ser de piedra de cantería labradas y asentadas y con sus
cañones de plomo.
Síguese las condiciones del primer suelo en que se ha de obrar dicha fábrica que son
los cimientos principales, que han de ser de media vara mas altos que la superficie de la
calle y han de tener desde la superficie abajo de fondo vara y cuarta y de ancho han de
llevar la misma vara y cuarta; y todos los que tocaren a paredes maestras han de llevar
este mismo fondo y ancho y se han de estacar dichos cimientos con estacas de cedro, y
los cimientos de los atajos han de ser de tres cuartas de fondo y otras tres cuartas de
ancho estacándolos donde fuere menester y dichos atajos desde la superficie han de llevar
una vara en alto de piedra hechos con cal y arena y de allí para arriba hasta topar con el
enmaderado ha de ser de adobe blanco ripiado por una y otra parte.
Síguese la declaración de todas las paredes maestras de todas las dichas casas que han
de ser hasta las primeras maderas de una vara de grueso de cal y canto y de allí para
arriba han de ser dichas paredes de tres cuartas de grueso de dicho cal y canto; y habiendo
rematado con segundo techo alto; los pretiles que le han de guarnecer han de ser de dos
tercias de alto y de grueso una tercia; y encima de dichos pretiles se han de echar sus
arquillos de ladrillo. Con declaración que se entiende que dichos arquillos ha de ser solo a
la parte que cae a la calle, echándoles encima sus remates y en la esquina principal dicho
remate para que en él vaya su cruz vidriada; y dichos remates han de ser de ladrillo y
mezcla.
Y las dichas dos fachadas han de ir pintadas de colorado blanco y azul; y las canterías
fingidas y el alto que ha de tener el primer suelo bajo, desde la superficie para arriba ha

109
de ser cuatro varas y cuarta, entrando las soleras en ellas y el segundo techo alto ha de
tener de grueso cuatro varas, medidas desde el superficie del enladrillado hasta donde se
asienta la solera sobre que ha de cargar el enmaderado. Y todos los enmaderados del
primer suelo de todas estas casas han de ser de vigas de poste de a siete varas de largo,
labradas a boca de asuela y asentadas sobre sus soleras, y de unas a otra ha de haber una
cuarta de hueco entablándolas con tablazón de la de Xochimilco, echándole encima su
alcatifa y terrándolas y enladrillándolas con ladrillo raspado y asentado con buena mezcla
y revocándolo por las juntas y bruñéndolo.
Y en esta forma se han de enladrillar las azoteas de dicha casa principal y dos
accesorias que han de quedar sin doblar encima. Síguese los enmaderados altos de dicha
casa principal porque las de las dos casitas de la vuelta que han de caer junto a la acequia
no se doblan de presente sino que quedan entre solados; han de ser de cuartones buenos y
de un cuartón a otro ha de haber una sesma de hueco y han de ir labrados y acepillados y
cubiertos con tablazón de Xochimilco, echándoles encima su alcatifa de cascajo y lodo
prieto y enladrillándoles con ladrillo y revocado por las juntas y dándoles corrientes a la
calle.
Síguese los corredores altos y bajos, los cuales llevan en la parte de abajo sus dos
columnas de cantería y sus capiteles de lo mismo y han de ir asentados sobre sus basas de
piedra de chiluca, y sobre dichas columnas se han de asentar sus zapatas de cedro para
que sobre de ellas carguen las dos planchas de cedro de poste de trece varas. Las cuales
han de ir labradas y acepilladas, y en esta forma y manera referida ha de ir el corredor
alto, excepto que en él han de ir tres pilares de cantería con sus planchas, zapatas,
capiteles y basas de piedra de cantería y el alto de estos corredores ha de ser
correspondiente al de dicha obra.
Síguese la escalera principal la cual ha de tener cuatro varas y media de grueso fuera
de los dos atajos de los lados, y a la primera ida de abajo se le ha de hacer su arco de
tezontle y ladrillo y la mesa ha de ser de bóveda; y la ida alta, para que debajo quede un
aposento de pajar o que sirva de echar el salvado con su puerta y llave, y los escalones
que han de ir en la ida alta y baja han de ser de tenayuca abocelados echándoles sus
escalones que fueren menester según el peralte de altura que lleva la dicha casa. Y por la

110
parte de arriba ha de llevar dos arcos según el de abajo, y el uno ha de servir para
desembarco de dicha escalera al corredor; y en el dicho ha de llevar una tinajera con sus
barandillas de una y otra parte de cedro torneadas con cerraduras y llave y su pollo para
poner tinajas; y pegado a dicha escalera queda un aposento por lo bajo para servidumbre
al mayordomo y por arriba ha de servir de oratorio o de escritorio. Síguese por la parte de
adentro en la casa grande en lo bajo el aposento de harinas y amasijo, que ha de llevar
cama para el tendido de pan de tablones como se acostumbra, caballerías y corral de
gallinas.
Así mismo, por lo bajo quedan tres piezas para vivienda de indios estas piezas
referidas por lo bajo han de ir encaladas de planos y los dos de aposentos de harina y
amasijo han de ir entabladas con Ixtapaluca; sentadas sobre sus soleras de cuartón. Y en
la parte que le se señalase, se ha de hacer el techo para horno envigado y con azotea
encima. El patio, zaguán y corredores han de ir empedrados de guijarro y a donde cayeren
las canales con Tenayuca, y por la parte de abajo, en la pieza que hubiese de ser
caballeriza, se ha de hacer su pesebre, y en lo bajo zanja y enmaderado y lo restante
empedrado.
Por la parte de lo alto se siguen tres piezas en correspondencia de las de abajo y por
esa otra parte se ha de hacer una cocina y aposento de mozas encima de las viviendas de
los indios, dejándole a la cocina su fogón y chimenea; y la cocina y aposento de mozas ha
de ir enladrillado en alto y bajo, los corredores en lo alto y bajo han de ir techados con
Ixtapaluca buena, labradas a boca de azuela, las que cayeren en lo bajo y las que fueren
en lo alto acepilladas, y de una a otra ha de haber una sesma de grueso y en dichos
corredores en lo alto han de llevar sus canales de pisietes de cantería con sus cañones de
plomo. Y en el corredor se han de echar sus arquillos de ladrillo, que sirvan de
barandillas y en el de la azotea ha de llevar su pretil de dos tercias de alto y una de grueso
embebidas las canales en dicho pretil.
Y en las ventanas de la sala principal sobre las puertas se ha de poner un balcón
volado de fierro de dos varas y media de largo con el alto ordinario; y a todas las
ventanas que se señalaren se han de echar balaustres de cedro torneados. Y en las salas
altas se han de hacer dos alacenas con sus puertas de cedro cerraduras y llaves, y en la

111
casa grande se han de echar puertas de en medio en el zaguán y en la escalera, de tablones
chaflados con clavazón cerraduras y llaves. En el corral de la vivienda de indios, se ha de
hacer una (ilegible) en toda forma y como se acostumbra. Y es calidad que todos los
enladrillados altos y bajos sin excepción ninguna han de ser asentados después del
cascajo sobre buena mezcla.
Las cinco casitas que caen a la parte de la calle que han de ir todas en tabladas con
Ixtapaluca asentadas sobre sus soleras y zoclos de piedra, y en lo que toca a las dos de
ellas entresoladas que han de caer a la parte de la acequia han de ir cubiertas sus salas,
recámaras, pasadizos, y aposentos. Con vigas de siete varas de largo labradas a boca de
azuela y asentadas sobre sus soleras y repartidas una cuarta una de otra entablándolas con
tablazón de Xochimilco, echándoles su alcatifar, terrándolas y enladrillándolas con buen
ladrillo, según en la forma que va referido; y el uno y otro patio de dichas dos casillas han
de ir empedrados y con sus corriente a la calle; y todas cinco casitas han de quedar
encaladas y blanqueadas echándoles sus cenefas de almagre, y lo que ha de ser cocheras
ha de quedar así mismo encalado y blanqueado y empedrado por abajo.
Todas las piezas altas de la casa grande han de ir encaladas y blanqueadas y con sus
cenefas de almagre, y todas las puertas que caen a la calle y de las casitas; tienda de
esquina y casas grande han de ser de tablazón de Jalocote con su armazones de oyamel y
sus quicialeras de fierro y sus cerraduras de lobos, y en la misma forma los dos de la
cochera de adentro y fuera. Y en lo que toca a las ventanas altas de la calle; es
declaración que han de ser de cedro con sus postigos de obra enrasada y la clavazón
negra engoznadas con gonces en sus marcos de oyamel echándoles aldabas a donde se
necesitare de chica, chica y a donde grande, grande.
Todas las puertas y ventanas de lo interior de adentro, así en la casa grande como en
la casas chicas, y en lo alto como en lo bajo han de ser hechizas de Xochimilco que serán
tan buenas como fueran hechas en México. Las de los aposentos bajos de obra enrasadas
y clavadas y engoznadas en sus marcos, y en lo que toca a las de la casa grande, habrán
de ser las de lo alto que fueren precisas y necesarias, de obra de chaflán, engoznadas en
sus marcos y mandadas hacer a las medidas de los claros de puertas y ventanas;
echándoles así mismo sus llaves y cerrojos a las que necesitaren como va dicho. Y todas

112
las mezclas con que se hubiere de obrar dicha obra, en los cimientos han de ser de tres de
arena, dos de tierra y dos de cal que es lo que se observa en los cimientos, y en lo que
toca a las mezclas para obrar las paredes han de ser medidas de cinco de arena y dos de
cal, que son mezclas finas y las mezclas para los enladrillados altos y bajos han de ser de
buena mezcla como va expresado.
Y todas las paredes maestras han de ser de tezontle nuevo y las maderas que se
hubieren de gastar en dicha obra han de ser cortadas en buen monte y de toda
satisfacción, y la piedra con que se hubiere de obrar los dichos cimientos hasta la
superficie de la tierra, ha de ser piedra dura. Y en la casa grande, en la parte donde fuere
conveniente, se ha de abrir su pozo, estacándolo y echándole su brocal; y es condición
que se ha de empedrar todo el contorno de la casa grande y casitas para la parte de la una
y otra calle, de tres varas de ancho.
Y se obliga el dicho Cristóbal de Medina de hacer la dicha fábrica según y en la
forma y de la calidad que va referido por menudo en esta escritura y en cada partida sin
exceptuar ni recusión nada de ello, a toda costa, poniendo en ellas como va dicho toda la
piedra, cal, arena, morillos para estacados, ladrillo, adobe, vigas, planchas de cedro
tablazón, pilares de cantería guijarro y piedra para todos los empedrados toda la piedra de
cantería para las puertas y ventanas de la calle todas las vigas para umbrales: puertas y
ventanas interiores de adentro; las mochetas y pies derechos que han de ser de tezontle y
ladrillo y los cerramientos de umbrales y todas las puertas y ventanas con sus llaves y
aldabas competentes.
Y así mismo todas las piedras de Tenayuca para escalones de la escalera y donde
hayan de dar las canales el golpe; y todas las madera para los techos y entablados, cubos,
guacales, herramientas y lo demás necesario para concluir dicha obra, pagar oficiales de
albañiles, canteros, peones, carpinteros, herrero, marcar el fierro y pagar las hechuras del
balcón y poner un sobrestante y pagarle a su costa hasta que con efecto de acabada y
perfecta la dicha obra y todo lo que va dicho ha de hacer poner y pagar el dicho maestro
con los dichos siete mil y cincuenta pesos, entrando en ellos su trabajo y ocupación que
ha de tener todo el tiempo que durare dicha obra hasta que la acabe. Sin que pueda pedir
ni se le de otra ninguna cantidad poca ni mucha, ni complete por lo de que ha hecho

113
mejoras en dicha obra de más de lo que va asentado en esta escritura porque si las hiciere
ha de ser por su cuenta y se han de quedar en dicha obras sin que pueda pedir se le
paguen, porque así queda asentado.
Y es declaración como va expresado en este instrumento, que todas las paredes de
dicha casas principal y cinco pequeñas así bajas como altas donde no cargaren maderas
han de ser del dicho adobe blanco con el grueso y cimiento que va especificado en esta
escritura. Y también, lo es que, después de acabada dicha obra perfectamente todos los
materiales que sobrasen viejos y nuevos han de ser para el dicho maestro y se los ha de
llevar libremente sin que se le ponga impedimento en ellos. Y también es declaración que
las dos casitas que han de caer a la parte de la acequia, han de ser entresoladas, para que
después si quisieren se puedan doblar encima.
Y como dicho es, se obliga el dicho Cristóbal de Medina que para la dicha cantidad
de siete mil y cincuenta pesos, sin otra cantidad alguna que se le dé ni pueda pedir dentro
del dicho año y seis meses; que corre desde hoy día de la fecha, dará acabadas la dicha
casa principal y cinco casas pequeñas. Sin que les falte cosa alguna y que se puedan
habitar, al fin del año la dicha casa principal y tres pequeñas debajo de ellas; y las otras
dos entresoladas al fin de los seis meses del plazo de esta escritura. A contento y
satisfacción de los dichos don Juan de los Reyes y Doña María de Castañeda su mujer,
que puedan llamar maestro del arte que las vean y reconozcan; y hallando que no ha
cumplido con esta obligación calidades y condiciones de las le pueda compeler al dicho
maestro o a su fiador, o a cualquiera de los dos, insolidum debajo de dicha
mancomunidad por todo liga de justicias a que a su costa y mención acaben la dicha obra
para que quede a satisfacción de los dichos marido y mujer y maestro.
Y cumplido el plazo de esta escritura se les pueda compeler no haciéndolo hecho a
que acaben dicha obra a su costa llamando personas que lo hagan y por lo que montare de
más de los dichos siete mil y cincuenta pesos se les pueda ejecutar. Y el tiempo que
pasare cumplidos los plazos de esta obligación todo él, hasta que se acaben dichas casas
han de pagar a los dichos marido y mujer los alquileres que las dichas casas o cualquiera
que faltaren puedan ganar. Y el dicho Juan Sánchez de Cuenca, como fiador principal
pagador y debajo de esta dicha mancomunidad se obliga que por defecto de no cumplir el

114
dicho Cristóbal de Medina principal con las circunstancias de esta escritura a su costa y
mención, lo hará, guardando todas las calidades y condiciones que refiere sin faltar a
ninguna y dentro del plazo asignado y a ello pueda ser compelido por todo rigor de
justicias y vías ejecutivas o como más convenga.
Siendo creídos en todo lo que requiere prueba los dichos marido y mujer con solo su
juramento simple sin otra alguna de que desde luego les relevan y con él y esta escritura
sin otro instrumento traiga aparejada ejecución. Y el dicho Cristóbal de Medina otorga
que recibe en presencia de mí el presente escribano y testigos, de los dichos marido y
mujer los dichos tres mil y cincuenta pesos de oro común en reales del contado de que me
piden dé fe, y yo el escribano la doy del entrego y recibo de dichos tres mil y cincuenta
pesos. Porque se hizo realmente y con efecto en mi presencia y la de dichos testigos, y
quedaron en poder del dicho Cristóbal de Medina contados.
Y los cuatro mil pesos restantes, cumplimiento a los dichos siete mil y cincuenta
pesos del precio de dicha obra. Los dichos marido y mujer se los han de ir dando al dicho
Cristóbal de Medina. Cincuenta pesos de oro común en reales, en cada un sábado de
todas las semanas, para la paga de oficiales y otros gastos sin hacerle falta ni que se le
dejen de dar en ninguno de dichos sábados; porque se los han de ir entregando uno en pos
de otro sin faltar en ninguno, que el primer sábado ha de empieza a correr desde el que
viene que se cuentan veinte y seis de este corriente mes de mayo en adelante.
Y cumplido el año y seis meses del plazo de esta escritura, habiendo acabado toda la
dicha obra sin que falte cosa alguna, quedando a satisfacción de los dichos marido y
mujer y de un maestro si quisieren que la reconozca; le han de pagar al dicho Cristóbal de
Medina la cantidad de pesos que se le restaren debiendo cumplimiento a los dichos cuatro
mil pesos entrando en ellos lo que montasen los dichos cincuenta pesos que le han de ir
dando cada sábado para la paga de oficiales; y los dichos marido y mujer debajo de la
dicha mancomunidad se obligan de ir dando al dicho maestro los dichos cincuenta pesos
de oro común en reales cada sábado en el discurso de dicho año y medio para la paga de
oficiales sin hacerle falta en ninguno de ellos. Y rebajando la cantidad que montasen
todos los dichos sábados al dicho, receptores cincuenta pesos en cada uno estando
acabada la dicha obra sin que falte cosa alguna a su satisfacción y de un maestro, si lo

115
llamasen para que la reconozca, habiendo cumplido con las calidades de esta escritura, le
pagaran luego de contado al dicho Cristóbal de Medina y a quien por él sea parte la
cantidad de pesos que le restaren debiendo cumplimiento a los dichos cuatro mil pesos.
Y ambas partes, cada una por lo que les toca obligan debajo de la dicha
mancomunidad los dichos principal y Don Juan de los Reyes sus personas y bienes
habidos y por haber; y la dicha doña María de Castañeda los suyos habidos y por haber
dan poder a los jueces y justicias de su Majestad de cualesquier partes que sean en
especial a las de esta dicha ciudad Corte y Real Audiencia de ella a cuyo fuero y
jurisdicción se someten renunciando el suyo propio domicilio y vecindad, ley si
convenerit de jurisditiones.
Para que las dichas justicias les compelan y apremian a lo que dicho es, como si fuese
por sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, renuncian las demás leyes y defensas
de su favor y gane del derecho; y la dicha Doña María renuncia el beneficio del senator
consultus veleyano leyes de todo Madrid y partida; y las demás que son y hablan a favor
de las mujeres de que dijo ser sabedora y jura por Dios Nuestro Señor y a una señal de
cruz según derecho de hacer por firme esta escritura por convertirse su efecto en su
provecho y utilidad contra cuyo tenor no se opondrá por razón de sus bienes dotales
parafernales hereditarios ni mitad de multiplicar ni por el privilegio de ellos antes, los
obliga a su seguridad y paga.
Y declara que la base de su libre voluntad sin apremio ni fuerzas que se le haga hecho
y del dicho juramento para contravenir a ella no pedirá absolución ni relajación a quien
de derecho se la pueda y deba conceder, y si se le concediere y relajare, no usará de ello,
so pena de perjura y de caer en caso de menos valer y tantas cuantas veces se le
concediere y relajare tantos juramentos hace y uno más para que siempre quede firme el
contenido en esta carta y haya un juramento más que relajaciones hubiere debajo de la
cual declara que no tiene hecha ni hará protestación ni reclamación. Y si lo hiciere, no sea
oída en juicio sino desechada de él y condenada en costos, y así lo otorgaron siéndoles
leídas del verbo as verbum. Lo firmaron los dichos principal y fiador y Don Juan por la
dicha su mujer que dice no saber, a su ruego lo firmo un testigo siéndolo Don Manuel de
Torres, Andrés de Palomares Castro y Domingo de Rosas presentes y vecinos de México

116
Cristóbal de Medina Don Juan de los Reyes Juan Sánchez de Cuenca
[Rúbrica] [Rúbrica] [Rúbrica]

A ruego de la otorgante y p. testigo Don Manuel de Torres


[Rúbrica]

Ante mí Baltazar Morante


[Rúbrica]
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2499, 21 de mayo de 1668, fs. 125v. – 134v.
Dato publicado por Mina Ramírez Montes, Catálogos de documentos..., p. 54.

Documento No. 2 Escritura de contrato entre Cristóbal de Medina y Juan de los Reyes
para reparar su casa, ubicada detrás de la iglesia de la Santísima Trinidad. 15 de mayo de
1672.

En la Ciudad de México, a quince días del mes de mayo de mil seiscientos y setenta y dos
años, ante mí el escribano y testigos parecieron de la una parte Cristóbal de Medina
Vargas maestro de arquitectura y de la otra Don Juan de los Reyes y Doña María de
Castañeda su mujer, vecinos de esta dicha ciudad que doy fe conozco; y dijeron que están
convenidos y concertados en que el dicho maestro. Les haya de hacer y haga en las casas
de su morada que tienen y poseen en esta dicha ciudad, en la calle que atraviesa por
detrás de la iglesia de la Santísima Trinidad y va a dar a la acequia de Santa Cruz los
aderezos obras y reparos por la cantidad de pesos y dentro de termino y forma siguiente:
Primeramente se han de hacer dos paredes de cal y canto, la una que corre de norte a
sur y la otra de oriente a poniente, la que corre de oriente a poniente tiene diez y seis
varas de largo, y la que corre de norte a sur tiene diez varas y media; y se han de sacar de
dichos cimientos estacados con estacas de cedro, y ha de tener de grueso dicha pared tres
cuartas y el cimiento una vara de ancho, y dando vara y media y en partes una vara
dejándole trabazón en una y otra pared de la dicha casa, y de alto ha de tener cuatro varas
y media.
Porque con eso le queda hueco para el techo que ha de hacer de los dos hornos; a los
cuales se les ha de hacer su techo de cuartones sacándole dos pilastras de cal y canto de
una vara en cuadro cada una, para que sobre ellas carguen las planchas y zapatas de cedro

117
labradas a boca de asuela y los cuartones han de ir labrados a un alto y se han de techar
con tablazón de Xochimilco; y este techo ha de ir enladrillado echándole sus canales
donde más convinieren y por delante hacia lo que cae.
El patio de la casa: sus pretiles de cal y canto o arquillos porque no se caigan al dicho
patio, y en las dos paredes detrás han de ir subiendo de cal y canto al peso y altura que
tiene la casa, por si en algún tiempo se hiciere algún cuarto puedan servir dichas paredes
y han de tener de grueso en lo alto dos tercias, y la una pared tiene diez y seis varas de
largo, y la otra de las diez y media poco más o menos y en la pared de abajo se han de
dejar sus troneras para que respire el humo de los hornos de a tres cuartas de alto y una
cuarta de abertura.
Y a esto se sigue que en el patio en los dos corredores se han de echar siete pilares de
cedro cuatro abajo y tres arriba y los de abajo han de llevar sus basas de piedra de los
Remedios nuevas, y en lo alto sobre las planchuelas que estuvieren buenas se ha de echar
su guardapolvo que servía de cornisa y sobre ellas se han de echar sus pretiles de cal y
canto en todo el redondo de la casa que han de tener de alto tres cuartas y una tercia de
grueso, y los dos corredores altos se han de techar de cuartones según el hueco de la sala
volviéndolos a entablar y a enladrillar de nuevo, dejándoles sus canalitas de cantería con
sus plomos y los demás enladrillados de la azotea que estuvieren malos así abajo como
arriba se han de revocar, y los tres pilares de arriba se les han de echar sus tres varas de
piedra de cantería labradas como las de abajo.
Y en los corredores bajos se han de echar en los cuatro claros sus arquillos de ladrillo
pintados, y la escalera y estos corredores han de quedar blanqueados de nuevo y en la
misma forma todo lo de abajo de corredores, patio y zaguán; dándoles sus cenefas de
cantería por abajo y el caño del patio ha de quedar cubierto con su tablón ancho. Y a esto
se sigue que los aposentillos de los indios se han de recalzar las paredes de sus contornos
por de dentro y fuera en todo su largo de cal y canto hasta donde esta carcomido, y por la
parte de adentro de una y otra hilada de aposentos se han de meter cuatro arquitos de
ladrillo que rempujen una pared y otra de una tercia de grueso para que no se caigan y
con eso se puede andar por debajo de ellas.

118
Y a esto se sigue que en la fachada de la calle principal de dicha casa se ha de encalar
toda y vallar de listas blancas y negras, según y como las casas de Juan de Esquivel
Santiago. Y se le ha de echar las canales de cantería con sus chiflones de plomo y han de
ser como las de la otra casa de enfrente; y a las ventanas de lo alto de dicha fachada se le
han de echar sus cornisas de ladrillo fingidas de cantería, y a todas las demás puertas y
ventanas de la calle se han de tallar y fingir de cantería. Y así mismo en la caja de la
escalera se han de resanar los escalones que estuvieren malos y aderezarle el pasamano y
recalzar las paredes de dichas escalera por debajo y por afuera se meterá rafa si carga en
alguna cosa falsa, y a las dos ventanas de abajo de la calle se ha de subir los antepechos
tres cuartas más de lo que hoy tiene porque con eso queda seguro de la parte de la calle.
Y así mismo la sala principal y otras tres piezas en lo alto se han de revocar los
pedazos de encalados que estuvieren quitados, y si se necesitare se han de blanquear y
echarle sus cenefas y macizar todas las rajaduras que tuviere para su permanencia. Y así
mismo echarle la torta a los hornos de cal y canto porque con eso se aseguran las
rajaduras de ellos. Y así mismo se ha de hacer un cuarto nuevo encima del techo de los
hornos subiéndole su pilastra de cal y canto para echar su plancha según y como la de
abajo con sus zapatas de cedro, echándole su pared de cal y canto de una tercia de grueso
dejándole su puerta y dos ventanas para el cuarto, y ha de tener la altura que hoy tiene la
sala principal dejándolo enladrillado y con sus corrientes a donde más conviniere.
Y así mismo se ha de empedrar las dos listas de la fachada de la calle y los remiendos
de las otras casitas de enfrente; y así mismo la puerta que entra al corral se ha de
fortalecer los pies derechos y echarle su puerta de madera con su llave, para la seguridad
de que no se huyan los indios. Y lo del corralillo se ha de recalzar por dentro y fuera lo
que necesitare de cal y canto más se ha de hacer una secreta debajo de tierra con su pretil
y asiento de cal y canto y su techo de cuatro Ixtapalucas cubierta con su hormigón y
canalita.
Y en el corral se ha de echar todo el redondo su caballete de cal y canto; y las mezclas
de las paredes han de ser de cinco huacales de arena y dos de cal y las demás de los
cimientos y enladrillados como se acostumbra. Y esta es toda la obra que el dicho
maestro Cristóbal de Medina ha de hacer en dichas casas, según va declarado en estas

119
condiciones que asentó con los susodichos poniendo por su cuenta el dicho maestro todos
los materiales de piedra, cal, arena, maderas y lo demás para dicha obra hasta acabar los
oficiales y peones y un sobrestante, hasta que la entregue y de fecha con toda
permanencia y arte; y se obliga de acabarla toda perfectamente dentro de seis meses que
corran y se cuenten desde hoy día de la fecha de esta escritura en adelante.
Donde no cumplido el dicho plazo se le pueda compeler por el rigor de justicia como
más convenga a que la acabe quedando a satisfacción de los dichos Don Juan de los
Reyes y Doña María de Castañeda, que si quisieren nombren un maestro por su parte, y
otro por la del dicho Cristóbal de Medina para que la reconozcan y vean si esta hecha con
arte y en la forma que va referida en estas condiciones, y lo que declararen no estar
conforme a ellas le puedan compeler a que lo haga y acabe a su costa.
Por toda la dicha obra, esta convenido y concertado con los susodichos en un mil y
setecientos pesos de oro común en reales, que le han de dar por ella sin que pueda pedir
otra ninguna cantidad, poca ni mucha ni mejoras con ningún pretexto por que no ha de
hacer más que lo contenido en las condiciones de esta escritura, ni llevar por todo hasta
dejarlo acabado y entregado más que los dichos un mil y setecientos pesos, de los cuales
recibe en presencia de mí, el escribano y testigos, cuatrocientos pesos del dicho oro
común en reales para comprar materiales de que me pide de fe y yo el escribano la doy
del entrego y recibo de dichos cuatrocientos pesos porque se hizo realmente y con efecto
en mi presencia y la de los testigos de esta carta y que darán contados en poder del dicho
maestro, y los otros un mil y trescientos pesos restantes que le han de ir dando los dichos
marido y mujer, los un mil pesos de ellos a razón de cincuenta pesos cada semana una en
pos de otra, sucesivas para ir prosiguiendo dicha obra.
Y los trescientos pesos restantes de que les hace pago el dicho Cristóbal de Medina a
los dichos marido y mujer por cuenta y parte de pago de la cantidad de pesos que restare
deberles y constare por sus vales que les ha dado, de que han de ajustar las cuentas que la
demás cantidad en que le alcanzaren se la satisfará después de otros efectos que a mayor
abundamiento de dichos trescientos pesos se dio por entregado sobre que renuncia leyes
del no entrego y su prueba como en ellas se contienen, con declaración de que en

120
ajustándose dichas cuentas le han de volver sus vales que equivalieren a los dichos
trescientos pesos.
Y los dichos marido y mujer aceptan esta escritura y se obligan juntos y de
mancomun y a vos de uno y cada uno de los dos de por si, y por el todo insolidum
renunciando como renuncian las leyes y derechos de la mancomunidad y el beneficio de
la división y escisión de bienes como en ellas se contienen; de dar al dicho maestro los
dichos un mil pesos de oro común cincuenta pesos cada semana en reales que la primera
ha de empezar desde el sábado que viene, veinte y uno de este corriente mes de mayo y
año de la data.
Cumpliéndose por su parte con el tenor y forma de las condiciones de esta escritura, y
a su cumplimiento ambas partes cada una por lo que les toca obligan sus personas y
bienes, y la susodicha los suyos habidos y por haber dan poder a los jueces y justicias de
su majestad de cualesquier partes que se han en especial a las de esta dicha Ciudad Corte
y Real Audiencia de ella. A cuyo fuero y jurisdicción se someten renuncian el suyo
propio domicilio y vecindad ley si combenerit de jurisdicione para que les compelan a
ello como por sentencia pasada en cosa juzgada, renuncian las demás leyes y defensas de
su favor y general del derecho y la susodicha renuncia el beneficio del senatus consultus
beleyano leyes de todo Madrid y partida. Y las demás que son y hablan en favor de las
mujeres de que confiesa ser sabedora para no aprovecharse de ellas, y jura por Dios
nuestro señor y a una señal de la cruz según derecho de saber por firme escritura en todo
tiempo, contra cuyo tenor no se opondrá con ningún pretexto ni derecho porque declara
que su efecto se convierte en supro y utilidad por lo cual hace y otorga de su libre
voluntad sin apremio ni fuerza.
Y del dicho juramento para contravenir a ella no pedirá absolución ni relajación a
quien de derecho se la pueda y deba conceder, y si se le concediere y relajare no usara de
ello so pena de perjura y de caer en caso de menos valer, y tantas cuantas veces se le
concediere y relajare tantos juramentos hace uno más, para que siempre que dé firme el
contenido en esta carta haya un juramento más que relajaciones hubiere debajo del cual
declara que no tiene hecha ni hará protestación ni reclamación y si pareciere la revoca y
da por ninguna para que no valga judicial ni extra judicialmente. Y así lo otorgaron y

121
firmó el dicho maestro y Don Juan de los Reyes y por la dicha su mujer que dijo no saber
a su ruego lo firmó un testigo siéndolo Juan Eliseo de Ariza, Diego de la Mata y Lucas
González vecinos de esta ciudad

Cristóbal de Medina Don Juan de los Reyes


[Rúbrica] [Rúbrica]

A ruego y parte Juan Eliseo de Ariza


[Rúbrica]

Ante mí Baltazar Morante


[Rúbrica]
AHN, Notario 379 Baltazar Morante, Libro 2503, 15 de mayo de 1672, fs. 275v.-279v.
Dato publicado por Mina Ramírez Montes, Catálogos de documentos..., p. 57.

Documento 3. Memorias y condiciones para la construcción de cuatro casas en la calle


de la Encarnación con Sto. Domingo por Cristóbal de Medina Vargas a los Carmelitas del
Colegio de Santa Ana. 1 de abril de 1682.

Memorias y condiciones de la obra que yo, el maestro Cristóbal de Medina Vargas, que
lo soy por su majestad del arte de arquitectura de todas las provincias de la Nueva España
y alarife Mayor de esta ciudad. Tengo de hacer en un sitio que es en esta ciudad en la
calle del señor de Santo Domingo y dan vuelta para el convento de religiosas de nuestra
Sra. de la Encarnación. El cual tiene por la calle de Señor Santo Domingo treinta y dos
varas de norte a sur y por la calle de nuestra Señora de la Encarnación cuarenta y ocho
varas de oriente a poniente; y dicho sitio y casas viejas tocan y pertenecen al Colegio de
Señora Santa Ana de religiosos de Carmelitas descalzos.
En él, que se han de fabricar cuatro casas principales porque cinco no es conveniente,
respecto de que se dignifica el sitio por estar en la parte donde está y siendo cuatro bien
repartidas y dejándole a cada una, una cochera por ser muy conveniente para que las
habiten señores prebendados por la cercanía de la plaza y la catedral y que estas no las
apetecerán señores togados; por razón de no poder dar vuelta un coche en los patios ni así
mismo tener sitio para jardín ni pila con que serán apetecibles para mercaderes por la
cercanía de la plaza y comercio y que los más de ellos tienen coche y a lo menos rentará
cada una de ellas a trescientos y cincuenta pesos y en otras temporadas a cuatrocientos.

122
También es de mi dictamen que en lo tocante a la tienda de esquina ha de tener tres
piezas, capaces por que la una es dicha tienda y otra pieza para azúcar, cacao y otras
cosas de mercadería, y luego sala para dormitorio y habitación de los que la alquilaren en
tal manera que se le ha de dejar puerta que caiga a la calle de la Encarnación, para que
por ella tenga la servidumbre dicha tienda y no por la esquina, y también se comunique
de las viviendas bajas a cada una de las casas grandes consumiendo el que no haya casitas
accesorias por ser de poco precio y lo que podían rentar dichas casitas lo rentaran las
casas grandes. Siendo como serán de todo complemento por que darle almacén, aposento
de mozos, caballeriza y pajar, corral y gallinero dentro de dicho corral.
Para todo lo cual se ha de demoler toda dicha finca, y después de demolida se han de
fabricar los cimientos de todas las paredes maestras de dentro afuera que han de cargar
maderas y han de tener de grueso vara y cuarta y de fondo vara y tres cuartas; por ser lo
que pide dicho edificio según lo que ha de ser levantado en primero y segundo techo, y
mayormente en este suelo de México por ser todo móvil y han de ir todos estacados con
estacas de cedro de a vara y media de largo y de una estaca a otra una tercia; con que
vienen a tener dichos cimientos la cuarta parte de cuatro que es para seguridad del
edificio.
Las paredes maestras han de llevar una vara de grueso desde el cimiento hasta el
enrasado de la solera del primer suelo el que ha de tener de alto cuatro varas y media sin
el grueso de la solera con que con solera y todo tendrá cuatro varas y dos tercias, que es
lo conveniente para el primer suelo, porque el bajo ha de ser alto y el alto bajo por razón
de lo que sube es en tal manera, que ha de quedar el enrasado de los cimientos media vara
más alto que la superficie de la calle, porque desviarlo más serán menester escalones y de
esta manera no.
Así mismo todas las portadas de las dos fachadas de la calle en alto y bajo han de ser
de cantería con su cerramiento y cornisa de lo mismo, y en las puertas sus basas de piedra
de chiluca y las ventanas quedan para cada una de las casas han de ser dos rasgadas, una
para balcón y otra para reja cerrada con que vienen a ser ocho ventanas. Todas las puertas
y ventanas de adentro de dichas cuatro casas han de ser de mampostería de tezontle y

123
ladrillo, pies derechos, cerramiento y cornisa, y los umbrales de todas las puertas y
ventanas de dentro y fuera han de ser de cedro para su mayor duración.
Los atajos divisiones de un cuarto a otro, se han de profundar al parejo de los otros
cimientos estacándolos según como los otros, y han de tener de grueso dos tercias y de
grueso hasta las primeras maderas, media vara. El envigado de los primeros techos han de
ser de vigas de a siete varas, labradas a boca de azuela y asentadas sobre sus soleras de lo
mismo y de una viga a otra ha de haber una cuarta; es condición declarada y todos dichos
techos han de ir con tablazón de Xochimilco juntada y con alcatifa de cascajo y lodo
prieto; y todos los dichos cuartos han de ser enladrillados con ladrillo raspado y las juntas
revocadas con meseta de tezontlale, para que la escoba no la consuma.
Todos los patios, zaguanes, corredores, caballerías y corrales han de ir empedrados de
guijarro y con corriente a la calle por sus albañales. La tienda de esquina y todos los
cuartos bajos han de ir encalados, blanqueados y con cenefas de almagre, los suelos bajos
se han de envigar de Ixtapaluca. Sobre sus soleras y suelos de cal y canto engargoladas en
sus soleras porque con eso quedan permanentes. Todas las puertas y ventanas que tocaren
a las fachadas de la calle han de ser de cedro y los armazones de oyamel, clavadizos con
clavazón negra, quicialeras de fierro y llaves de loba, y las ventanas con aldabas de una
cuarta cada una. A las caballerizas se ha de hacer su pesebre con su viga y agujeros y al
pisaje de las cabalgaduras su zanja con sus pretiles de cal y canto y envigado de morillos
de cedro.
A las puertas de la calle se han de echar sus sardenetes de cantería, porque los de palo
se pudren luego. A esto se sigue las escaleras de todas cuatro casas las cuales han de ir
formadas todas de cal y canto, formándole a cada una de ellas su arco de mampostería
con cerramiento y cornisa de lo mismo, partiéndola en dos y dar con su mesa en medio; y
la mesa y ida alta ha de ir armada sobre vigas de cedro y sobre dichas vigas, sus escalones
de tenayuca abocelados como los acostumbro y el pasamano de cal y canto y sus bocetes
para encima de lo mismo; en lo alto de estas escaleras se han de formar tres arcos uno
para el desembarque otro para lugar de tinajas y otro del pasadizo que va a la cocina con
que son todos en lo alto doce arcos de mampostería de tezontle y ladrillo con su cornisa
de lo mismo.

124
Y luego se siguen los corredores de todo lo bajo uno delante de la sala otro delante de
la escalera, los cuales han de tener a tres varas de ancho con plancha y todo y el largo de
la pared a pared y estos van techados en lo alto porque no se entre el agua en la sala ni en
la escalera y luego se sigue un corredor angosto que hace pasadizo a la sala y a de tener
nueve varas de largo y vara y media de ancho con plancha y todo armándolo sobre dos
columnas de cantería capiteles de lo mismo y basas de chiluca y planchas y zapatas de
cedro de parte de a doce varas y en lugar de barandillas, sus arquillos de ladrillo pintados
por dentro y fuera; a esto se sigue la obra alta.
Las paredes maestras han de tener a tres cuartas de grueso formando en ellas las
puertas y ventanas competentes según el repartimiento de cada pieza enrasándolas en el
altura de cuatro varas y tercia que se cuentan desde el enladrillado hasta la solera porque
es lo competente para cuadro y silla y en dichas paredes maestras se han de dejar tres
alacenas una en la sala otra en la recámara y otra en la cocina para los menesteres de
dichas casas poniéndole sus tablas y puertas de madera todos los atajos de lo alto han de
ser de cal y canto de una tercia de grueso y los que se echaren sobre vigas han de ser
sobre tres porque sobre dos comban luego y en ellos se han de dejar sus puertas de
mampostería para que se entre de un cuarto a otro todos los techos de lo alto de dichas
cuatro casas han de ser de vigas de a siete varas labradas a boca de azuela y acepilladas y
asentadas sobre sus soleras de lo mismo y de una viga a otra ha de haber una cuarta
porque no pueden combar como los cuartones y han de ir techadas con tablazón de
Xochimilco alcatifados y enladrillados todas las azoteas y revocadas con mesetas de
tezontlale.
Los pretiles de la calle han de tener una tercia de grueso y tres cuartas desde encima
del envigado a todas las fachadas se han de echar canales de cantería con chiflones de
plomo y dichas fachadas han de ser de sillar de tezontle nuevo como las que acabe del
convento de Señor San Agustín en la calle de la espontilla; a las cocinas se han de hacer
sus fogones, de arquillos de ladrillo y sus campanas y chimeneas en las azoteas en los
patios y corredores sus canalitas de cantería con chiflones de plomo porque las de barro
las quiebran los muchachos. Las zotehuelas han de ir sobre sus planchuelas de cedro y
pilar de lo mismo sobre su zoclo echándole su pretil de cal y canto y canal que caiga al

125
corral y baja a la calle en los corrales se ha de hacer sumidero para el agua de la cocina
porque no es conveniente salga al patio en tiempo de seca.
Todas las casas referidas en todo ello, ha de quedar encalado y blanqueado en cinco
manos de brocha y cenefas de almagre. Todas las puertas y ventanas de adentro se han de
mandar hacer hechizas de cedro de Xochimilco y ayacahuite que es mejor que cedro
porque en México se dilatan mucho y yendo con medidas legitimas las traen mejores que
de México. A las puertas se han de echar sus llaves hechizas y a las ventanas sus aldabas
de a cuarta, a las alacenas sus cerrojos con llaves.
En la parte de la calle en las dos fachadas se han de levantar los empedrados de las
cinco zanjas dejándolas a desván porque no haya perjuicio a las casas circunvecinas todas
las rejas de fierro que se hallaren en dichas casas y se contaren, me obligo a volverlas a
entregar y poner en dichas casas en las partes que convinieren. Y esta es toda la obra que
tengo de hacer en dichas casas aprovechando todos los materiales que están en ellas que
pueden servir. Y dividiendo piedra dura, cal, arena, tezontle, cantería, ladrillos, basas de
chiluca, columnas, planchas, viguerías, tablazón, llaves, aldabas, puertas y ventanas,
oficiales de albañil, carpinteros, canteros, peones y sobrestantes hasta dar por fenecida y
acabada dicha obra dentro de dos años por necesitar de que se enlujen las paredes por el
daño que reciben las maderas y porque en dichas condiciones declaro todas las
circunstancias que ha de tener dicha obra que con ello se quita el litigio que puede haber
de una o otra parte y ser obra muy permanente como llevo referido y por precio de quince
mil pesos, los ocho mil descontado y siete, los cuatro mil dentro de seis meses y los tres
mil para fenecer dicha obra que son hechas en México en primero de abril de mil
seiscientos y ochenta y dos años.

Cristóbal de Medina Vargas


[Rúbrica]

Biblioteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Colección Eulalia Guzmán, 1 de abril de 1682.
Leg. 79, No. 21, f. 1r.-3v.

126
Documento 4. Carta de pago a Cristóbal de Medina Vargas por 2000 pesos por la
construcción de las fincas del Colegio de Santa Ana. 19 de febrero de 1684.

En la ciudad de México, a diez y nueve días del mes de febrero de mil seiscientos y
ochenta y cuatro años. Ante mí el escribano y testigos. El maestro mayor Cristóbal de
Medina Vargas, que lo es de esta Santa iglesia Catedral de esta ciudad y Real Palacio de
esta y alarife mayor de esta ciudad que doy fe, conozco y otorgó, haber recibido del
reverendo padre fray Juan Crisóstomo. Rector del colegio de Señora Santa Ana de
Carmelitas descalzos, jurisdicción de la villa de Coyoacán, por mano del padre fray Juan
de los Reyes vicerrector de dicho colegio.
Dos mil pesos de oro común en reales, por cuenta y pendiente de pago de la
cantidad de pesos que se obligó dicho colegio. Por escritura ante mí, el presente
escribano, a dar a este otorgante por la fábrica nueva y a destajo, que esta haciendo el
dicho maestro mayor en casa de dicho colegio. En la esquina de Santo Domingo de esta
ciudad y dan vuelta a la calle de la Encarnación. De ella según el mapa, calidades y
condiciones de dicha escritura a que se remite; y como entregado dichos dos mil pesos y
con ellos estar enterados ocho mil. Por cuenta de dicha escritura, renuncia la excepción
de pecunia leyes del entrego y prueba y otorgó carta de pago en forma y lo firmó.
Testigos Rodrigo Cortés y Juan de Vera y Gerónimo Carrillo vecinos de esta ciudad.

Cristóbal de Medina Vargas


[Rúbricas]

Biblioteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Colección Eulalia Guzmán, 19 de febrero de
1684, Leg. 90-4, No. 29, f. 1r.

Documento 5. Carta de pago a Cristóbal de Medina Vargas por 1500 pesos por la
construcción de las fincas del Colegio de Santa Ana. 15 septiembre de 1684.

En la ciudad de México, a quince días del mes de septiembre de mil seiscientos y ochenta
y cuatro años. Ante mí, el escribano y testigos, Cristóbal de Medina Vargas maestro
mayor de la Real fábrica material de esta santa iglesia Catedral y alarife mayor de esta
ciudad que doy fe, conozco y otorgó haber recibido del padre fray Juan de la Purificación,

127
religioso sacerdote de los descalzos de Nuestra Señora del Carmen y procurador general
de su colegio de Señora Santa Ana, de dicha orden jurisdicción de la villa de Coyoacán.
Un mil y quinientos pesos de oro común en reales, resto y cumplimiento a la
cantidad de once mil y quinientos que tiene recibidos; y en que hizo escritura de
obligación ante mí el presente escribano. De hacer a destajo la fábrica nueva de ciertas
casas principales y accesoria, en la calle de Santo Domingo de esta ciudad, que hacen
esquina y dan vuelta a la del convento de la Encarnación. Con las calidades y condiciones
que contiene dicha escritura a que se remite, y como entregado de los dichos un mil y
quinientos pesos y con ellos estar pagado y satisfecho este otorgante, de toda la porción
que se obligó a darle por dichas fabricas la presente de dicho colegio, y no quedarle a
deber cosa alguna. Por esta razón renuncia la excepción de pecunia leyes del entrego y
prueba y otorgó carta de pago y finiquito en forma y derecho y lo firmó. Testigos Joseph
Marqués de los Ríos, Rodrigo Cortés y Gerónimo Carrillo vecinos de esta ciudad.

Cristóbal de Medina Vargas


[Rúbricas]

Biblioteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Colección Eulalia Guzmán, 15 septiembre de
1684, Leg. 90-4, No. 36, f. 1r.

Documento 6. Carta de pago de Cristóbal de Medina Vargas por 400 pesos por las
mejoras a las casas de Santo Domingo pertenecientes al colegio de San Ángel. México 8
de agosto de 1685.

En la ciudad de México, a ocho días del mes de agosto de mil y seiscientos y ochenta y
cinco años. Ante mí el escribano, y testigos. Cristóbal de Medina Vargas maestro mayor
de el arte de arquitectura, en esta provincia de Nueva España, de la fábrica material de
esta Santa Iglesia Catedral y Real Palacio de esta corte y alarife mayor de esta ciudad que
doy fe, conozco. Otorgó haber recibido del reverendo padre fray Gerónimo de Santa
Teresa, religioso sacerdote de el orden de Nuestra Señora del Carmen y rector actual de
su colegio de San Ángel; cuatrocientos pesos de oro común por las mejoras que ha de
hacer en dichas casas, de dicho colegio y en la calle de Santo Domingo que se fabricaron
de nuevo.

128
Y las mejoras son en la postrera casa, en el descanso de la escalera, un escritorio y
encima otro cuarto y debajo de él una caballería y una zotehuela en la parte del corral,
que mira a las casas del mayorazgo que posee Don Joseph de Solís y Cárcamo; y las
paredes de dicho mayorazgo las ha de levantar de una vara de piedra y lo demás de adobe
blanco ripiado, y así mismo un vacío de secretas en el rincón de las dos paredes maestras
de una y otra casa. Cuyas mejoras importaban más de setecientos pesos y por hacer buena
obra al dicho colegio, las haré por dichos cuatrocientos pesos en que se combino con
dicho reverendo padre rector. Y de ellos se da por entregado, renuncia la excepción de
pecunia leyes de la entrega y la prueba y otorgó carta de pago en forma y lo firmó. Siendo
testigos Joseph Marqués de los Ríos, Felipe Pérez Manzano y Rodrigo Cortés vecinos de
esta dicha ciudad presentes.

Cristóbal de Medina Vargas


[Rúbricas]

Ante mí Gabriel de Mendieta Revollo


Escribano Real [Rúbricas]

Biblioteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Colección Eulalia Guzmán, Leg. 90-4, No. 46,
f. 1r.

Documento 7. Libertad de gravamen sobre la casa del doctor Joseph Díaz Brizuela
ubicada en la calle de Páramo. 19 de febrero de 1684.

Juan Jiménez de Siles Secretario de su majestad y Teniente del capitán Miguel de Vera
escribano mayor del Cabildo justicia y regimiento de esta ciudad de México, doy fe que
habiendo visto y revisado los libros de los censos que paran en el oficio de dicho
Cabildo, donde se registran y toma razón de los que se imponen sobre casas y haciendas,
desde el año de mil quinientos y cuarenta y seis hasta hoy, hallo y parece por ellos
haberse registrado que se haya impuesto sobre unas casas principales, que actualmente se
están edificando, en esta dicha ciudad en la calle que llaman de Páramo, y va de la puerta
de la iglesia del convento de Señor San Agustín al hospital Real de los Indios; y lindan
por la una parte con casas que fueron del capitán Pedro Cedano, y por la otra, casas del
convento de religiosas de Nuestra Señora de la Concepción, que fueron del capitán Pedro

129
Ruiz de Colina, que hoy posee dichas casas el doctor Joseph Díaz Brizuela protomédico
de esta Nueva España.
A quien las cedió y traspasó Doña Beatriz de Montes de Oca mujer del capitán Don
Francisco Villarroel Ordóñez, que primero lo fue de Juan de Ávila, que se le remataron
por bienes del Doctor Cosme de Urieta y Doctor Francisco de Urieta su padre, y antes
fueron del Doctor Sebastian de Urieta, y antes de Francisco de Villalobos, y Lucrecia de
León su mujer, el censo siguiente:
En la ciudad de México, a veinte y tres días del mes de octubre de mil seiscientos y
ochenta y dos años, por parte del convento de Nuestra Señora de Regina Coeli de esta
dicha ciudad y de la madre María Antonia de San Joseph religiosa profesa en dicho
convento, se registro una escritura de censo contra el doctor Joseph Díaz Brisuela
protomédico de esta Nueva España y Doña Margarita de Céspedes su mujer; de cincuenta
pesos de oro común de renta en cada un año al redimir por mil pesos del dicho oro de
principal, que impusieron y cargaron sobre sus personas y bienes presentes y futuros y
especial y señaladamente sobre unas casas principales que el dicho doctor está edificando
en esta ciudad en la calle que llaman de Páramo, y va de la puerta de la iglesia del
convento de Señor San Agustín al hospital Real de los Indios, y lindan por la una parte
con casas del capitán Pedro Cedano y por la otra, casas del convento de Nuestra Señora
de la Concepción, que fueron del capitán Pedro Ruiz de Colina y se obligaron a guardar y
cumplir las demás condiciones de dicha escritura. Su fecha en esta dicha Ciudad, en diez
y ocho días de este presente mes y año ante Luis Díaz de Rivera Escribano, Real y
Público.
Y no hallo ni parece por los dichos libros que me remito haberse registrado que se
haya impuesto otro ningún censo que actualmente este por redimir sobre las dichas casa
por razón de los poseedores que se expresan en él y para que conste de pedimento de la
parte doy el presente en México a diez y nueve días del mes de febrero de mil seiscientos
y ochenta y cuatro años.

AHN, Notario 199, Juan Díaz de Rivera, Libro 1311, 19 de febrero de 1684, f. 66v.

130
Documento 8. Compromiso de compra-venta entre las religiosas del convento de
Balvanera y el doctor Joseph Díaz Brizuela por la casa ubicada en la calle de Páramo. 13
de marzo de 1684.

En la ciudad de México, a trece días del mes de marzo de mil seiscientos y ochenta y
cuatro años, el señor Doctor Don Diego de la Sierra Canónigo Doctoral de la Santa
Iglesia Catedral de esta ciudad, catedrático de decreto en la Real Universidad de esta
Corte consultor del Santo Oficio de la Inquisición de esta Nueva España, gobernador y
provisor de este Arzobispado por el Ilustrísimo Señor Doctor Don Francisco de Aguiar y
Seixas, Arzobispo de México del Consejo de su majestad; esta habiendo visto lo pedido
por el doctor Joseph Díaz Brisuela protomédico de esta Nueva España, sobre que tiene y
posee una casa en la calle, que llaman de Páramo que va al convento de San Agustín.
Las que les había empezado a labrar y con los censos que tienen que son cuatro mil y
cincuenta pesos de principal y lo que había gastado en ellas le estaban en ocho mil pesos
y que estaba en intención de no proseguir en labrar de dichas casas, por algunos motivos
y en atención a lo dicho, y que tenía noticia, que estaría bien a alguno de los conventos
que necesitaban de fincas y en especial al de Nuestra Señora de Balvanera. Y que se le
diese noticia que las daría en siete mil pesos reconociéndose dichos censos y dándosele
tres mil de contado, y que para ello se despachase licencia a dichas madres, las cuales
respondieron haber reconocido su mayordomo las dichas casas con maestros de alarifes y
que sería útil a dicho convento el comprarlas, reconociéndose los cuatro mil y cincuenta
pesos de los censos. Y que darían dos mil de contado al dicho Doctor y la vista de ojos y
tasación que tiene hecha Cristóbal de Medina, maestro de alarife en virtud del decreto de
dicha vista de ojos en que declara según su real saber y entender, valen dichas casa en el
estado que hoy se hallan seis mil, ochocientos, y diez y seis pesos.
Y la respuesta del dicho doctor sobre dicha tasación e informe de dichas madres, en
que refiere dará las dichas casas en seis mil setecientos y cincuenta pesos, y que salía
perdido no en dicho precio sobre que dichas madres abadesa, vicaria y definidoras juntas
con su mayordomo respondieron que tenían reconocida dicha tasación y que no les era
útil. Lo que se había de deshacer en dicha obra nueva por haberse de hacer dos casas con
sus accesorias, y que reconocerían dichos cuatro mil y cincuenta pesos de censo, y darían
de contado al dicho doctor dos mil cuatrocientos y cincuenta que hacen seis mil y

131
quinientos. Que es la cantidad que juzgan ser justo valor y que dicho doctor exhibiese las
cartas de pago de dichos censos, y estar pagados y satisfechos de sus corridos, hasta el día
del otorgamiento de dicha escritura y lo nuevamente pedido por el dicho doctor, en que
consiente lo dicho, y alegado por dichas madres y que se le entreguen los dichos dos mil
cuatrocientos y cincuenta pesos que ofrecen dichas religiosas.
Y visto así mismo los títulos de dichas casas de remate y posesión con los demás
autos, que se le dio a Doña Beatriz de Montes de Oca, viuda de Juan de Ávila, la que
cedió y traspasó dichas casas al dicho doctor por escritura ante Juan Díaz de Ribera
escribano público, a primero de mes de julio del año pasado de mil seiscientos y ochenta
y un años. Y el testimonio de Cabildo presentado con lo demás, que contienen dichos
autos dijo que de consentimiento de dichas religiosas, y en conformidad de la utilidad que
alegan, les concedía y concedió licencia, facultad y permiso, para que juntas la madre
abadesa, vicaria y definidoras puedan otorgar escritura de compra de dichas casas en el
precio de los seis mil y quinientos pesos; reconociendo los dos mil y ochocientos a favor
de la capellanía de Doña Leonor de Ribera. Los un mil a favor del convento de religiosas
de Regina Coeli y de la madre Ma. Antonia de San Joseph religiosa del a quien tocan, y
los doscientos y cincuenta pesos restantes a favor de la capellanía que mandó fundar la
Madre María de la O, y así mismo puedan entregar de la casa del depósito los dos mil
cuatrocientos y cincuenta pesos, cumplimiento a los seis mil y quinientos, a dicho doctor
Joseph Díaz Brizuela.
El cual exhibirá en la Secretaría de Cámara y gobierno de este Arzobispado cincuenta
y un pesos de los corridos de cuatro años, y un mes del censo de dichos doscientos y
cincuenta pesos por vacante de la capellanía, que mandó fundar la dicha madre María de
la O, que son desde el día doce de febrero del año pasado de mil seiscientos y ochenta, en
que se hizo el remate de dichas casas y aceptó dicha Doña Beatriz ante Bernardino de
Ameraga Notario Público, que fue del juzgado de testamentos y capellanías, hasta doce
de este presente mes de marzo, y año de ochenta y cuatro. Y para la entrega de dichos dos
mil cuatrocientos y cincuenta pesos y aprobación de la escritura que así se otorgare, está
presto su Majestad dicho señor gobernador y provisor de ir personalmente a sacarlos de la
caja de dicho depósito y asistir a dicho otorgamiento. Y de ellos dará dicho doctor carta

132
de pago y otorgará a dichas madres la de venta en toda forma con las firmezas, cláusulas
y requisitos necesarios y de este auto se dé testimonio para que el escribano público
ordene realmente quien pasare le inserte, en la que así se otorgare para que en todo
tiempo conste. Y así lo proveyó, mandó y firmó Don Diego de la Sierra. Ante mí Don
Alonso de Aguiar y Lobera secretario.
Concuerda este traslado con el auto que queda con los demás en esta razón hecho en la
Secretaría de Cámara y Gobierno de este Arzobispado de mi cargo a que me refiero y
para que conste de mandamiento del Señor Gobernador y Provisor doy el presente en la
Ciudad de México, a trece días del mes de marzo de mil seiscientos y ochenta y cuatro
años. Siendo testigos el Prior Joseph de Avilés presbítero, Don Juan Espejo notario
público del juzgado de los naturales y el Prior Miguel Antonio de Vicarrez vecinos de
esta ciudad.

En fe de ello lo firmé y rubriqué Alonso de Aguiar y Lobera


[Rúbrica]

AHN, Notario 199, Juan Díaz de Rivera, Libro 1311, 13 de marzo de 1684, f. 63r.- 65r.)

Documento 9. Escritura por la compra de una casa en la calle de Páramo por las
religiosas del convento de Balvanera. 13 de marzo de 1684.

En el nombre de Dios nuestro Señor amén, sépase como yo el doctor Joseph Díaz
Brisuela protomédico de esta Nueva España, vecino de esta ciudad de México. Digo que
por cuanto tengo y poseo por mías propias unas casas en esta ciudad en la calle que va del
convento del Señor San Agustín al Hospital Real de los Naturales; y lindan por la una
parte con casas que fueron del capitán Pedro Sedano y antes de Tiburcio de Urrea y por la
otra casas del convento de Nuestra Señora de la Concepción de esta ciudad., que antes
fueron del capitán Pedro Ruiz de Colina.
Las cuales hube por cesión que de ellas me hizo Doña Beatriz de Montes de Oca
viuda del capitán Juan Dávila, por escritura su fecha en esta ciudad a primero de julio del
año pasado de mil seiscientos y ochenta y uno, ante el presente escribano. Y la susodicha
las hubo por remate que de ellas se le hizo en el juzgado eclesiástico de esta corte por
bienes de Don Sebastián de Veieta médico difunto. Las cuales comencé a edificar de

133
nuevo, desde sus cimientos y por hallarme sin intención de proseguir en su fábrica por
diferentes motivos, puse en práctica el vender dicha casa y obra, y habiéndolo tratado con
el convento y religiosas de Nuestra Señora de Balvanera de esta dicha ciudad, y dado
noticia a el Señor Doctor Don Diego de la Sierra canónigo doctoral de esta Santa Iglesia
catedrático de decreto en la Real Universidad de esta corte consultor del Santo Oficio de
la Inquisición de esta Nueva España, juez, provisor, vicario general, gobernador de este
Arzobispado por el Ilustrísimo Señor Doctor Don Francisco de Aguiar y Seixas arzobispo
de esta ciudad; con vista de los autos que en razón de dicha venta se han hecho.
Habiendo presidido a valuación de dicha finca por auto que proveyó al día de la fecha
de esta, se sirvió de conceder licencia a las madres abadesa, vicaria y definidoras de dicho
convento para que efectuasen dicha venta y otorgasen la escritura necesaria. Según más
largamente consta y parece por el testimonio en relación de dichos autos dado por Don
Alonso de Aguiar Lovera secretario de su ilustrísima que irá por principio de la copia que
de ésta se diere, y exhibo al presente escribano para que inserte en su registro en cuya
conformidad y poniendo en ejecución lo así tratado por mí y en nombre de mis herederos
y sucesores presentes y por venir.
Otorgo que vendo en venta real de hoy para siempre jamás a dicho convento de
nuestra señora de Balvanera y sus religiosas que al presente son y serán de aquí adelante
dichas casas, de suso referidas y deslindadas con dicha obra y materiales que en ella se
hallaren existentes y todo lo demás que les pertenece de entradas y salidas usos, derechos,
costumbre y servidumbres que ambas ha y les pertenece: Y el derecho que tengo que de
decir y representar contra dicho convento de Nuestra Señora de la Concepción razón de la
cantidad de pesos que puede importar la medianía de la pared que divide una y otra
posesión en conformidad de escritura que a mi favor otorgó el dicho capitán Pedro Ruiz
Colina, cuando poseyó dicha casa y convino gravamen la vendió a dicho convento; todo
lo cual lo vendo en precio y cuantía de seis mil quinientos pesos de oro común, los cuatro
mil y cincuenta de ellos que sobre dichas casas están impuestos y cargados a censo
redimible, los un mil a favor de la madre María Antonia de San Joseph mi hija, monja
profesa en el convento de Nuestra Señora de Regina Coeli de esta ciudad, y los tres mil y

134
cincuenta a favor de las capellanías que mandaron fundar Doña Leonor de Rivera y
madre María de la O religiosa en dicho convento de la Concepción.
Cuyos principales ha de reconocer dicho convento y obligarse a pagar los réditos que
les corresponden desde hoy día de la fecha en adelante, a las personas a quien pertenecen
mientras no los redimieren y quitaren; y dos mil y cuatrocientos y cincuenta pesos que
recibo en reales de contado en presencia del escribano público y testigos de esta carta de
que pido de fe y yo pido al escribano. La doy de cómo los recibió dicho Doctor Joseph
Díaz Brisuela y que para entregárselos y abrir el cofre del posito de dicho convento se
halló presente dicho señor gobernador y provisor; e yo el dicho doctor otorgo recibo en
forma y declaro que dichos seis mil y quinientos pesos son el justo precio y valor de las
dichas casas y que no valen más, y caso que lo valgan de la demasía y más valor hago
gracia y donación al dicho convento y sus religiosas.
Para mera perfecta e irrevocable que el derecho llama hechas interbinos con las
insinuaciones y renunciaciones de leyes necesarias y las hechas en cortes de Alcalá de
Henares que hablan en razón de las cosas que se compran o venden por más o menos de
la mitad del justo precio, y las del engaño mayor o menor y norme hoy normísimo y otra
lección o derecho que me competa; y desde hoy en adelante me desisto y aparto del
derecho o acción propiedad y señorío que a dicha casa y obra tengo; y los cedo, renuncio,
y transfiero en dicho convento y en quien su derecho representare.
Para que haga y disponga de ella a su voluntad, como absoluto dueño sin dependencia
alguna y con la carga de dichos censos no habiéndolos redimido; y les doy el poder y
facultad y a su mayordomo en su nombre, para que por su autoridad y de la justicia como
le pareciere pueda tomar y aprehender su tenencia y posesión. Y en el ínterin que la toma,
me constituyo por su inquilino tenedor y poseedor, para acudirle con ella cada y cuando
que la quiera; y como real vendedor me obligo a la revisión seguridad y saneamiento de
esta venta, en la más bastante forma que por derecho puedo y debo ser obligado, en tal
manera que son mías propias habidas y adquiridas según derecho es, y que no tienen más
censos que los dos referidos de cuatro mil cincuenta pesos de principal a favor de las
personas y capellanías expresadas, y no tienen otra alguna carga gravamen, ni hipoteca
como parece del testimonio del teniente del escribano mayor del cabildo de esta dicha

135
ciudad; que así mismo exhibo para que el presente escribano lo ponga en su registro e
inserte en el traslado que de esta diere.
Las cuales y lo cuales pertenece, le serán ciertas y seguras a dicho convento y a quien
su causa hubiere, y a ellas ni parte alguna no le será puesto pleito embargo ni
contradicción; y si se le pusiere luego que de ello consta y sea requerido tomar la voz y
defensa del dicho pleito, y los seguiré, feneceré y acabaré a mi costa y condición, por
todas instancias y sentencias hasta dejarlo en quieta y pacífica posesión y si sanearnos a
las pudiémele, daré y volveré los dicho pesos de esta venta, y los principales de censos si
los hubiere redimido y las costas, daños mejoras y menoscabos que se le siguieren
definido en su juramento sin otra prueba de que les relevo todo en reales bien y
llanamente con las costas y salarios de su cobranza y a su cumplimiento, me obligo con
mis bienes habidos y por haber y con ellos me someto a los jueves y justicias de su
majestad que de mis causas puedan y deban conocer en especial a las de esta dicha ciudad
corte y Real Audiencia de ella.
A cuyo fuero me someto, renuncio el mío propio domicilio y vecindad, la ley si
combenerit de jurisditione omnicum judicium y demás de mi favor y defensa, con la
general del derecho, para que a ello me apremien, como por sentencia pasada en cosa
juzgada. Y estando presentes las dichas madres abadesa, vicaria y definidoras juntas y
congregadas en uno de los locutorios de dicho convento, a son de campaña tañida como
lo tenemos de uso y costumbre, para tratar y conferir cosas tocantes a él, es a saber Clara
de San Pedro abadesa, Nicolasa de San Bartolomé vicaria, María de San Antonio,
Antonia de San Francisco, Ursula del Sacramento y Elvira de San Felipe definidoras
usando de la licencia dada por dicho Señor provisor, gobernador de este Arzobispado.
Y en presencia de su señoría, y con asistencia del Bachiller Felipe de Contreras,
presbítero nuestro mayordomo y administrador, habiendo oído y entendido esta escritura
de venta, otorgamos que la aceptamos según y como en ella se contiene. Y de dichas
casas y sus títulos, nos damos por entregadas, renunciamos las leyes de entrega y su
prueba y nos obligamos con nuestras rentas y propios, de pagar los réditos de los censos
referidos, mientras no redimiremos sus principales y hacer reconocimiento de ellos. Que
es fecha en la ciudad de México a trece días del mes de marzo de mil seiscientos y

136
ochenta y cuatro años. Y yo el escribano, doy fe, conozco a los otorgantes que lo
firmaron, con su señoría dicho señor gobernador y dicho mayordomo siendo testigos Juan
de Monzón el licenciado Don Alonso de Aguiar y Lovera presbítero secretario de su
Ilustrísima y el Prior Joseph de Avilés presbítero presentes.

Don Diego de la Sierra Clara de San Pedro Nicolasa de San Bartolomé


[Rúbrica] [Rúbrica] [Rúbrica]

Ursula del Sacramento Elvira de San Felipe María de San Antonio


[Rúbrica] [Rúbrica] [Rúbrica]

Antonia de San Francisco Felipe de Contreras Joseph de Brizuela


[Rúbrica] [Rúbrica] [Rúbrica]

Ante mí Juan Díaz de Rivera


[Rúbrica]
Escribano real

AHN, Notario 199, Juan Díaz de Rivera, Libro 1311, 13 de marzo de 1684, f. 61v.- 62v., 67r., 67v.)

Documento 10. Memoria y condiciones de obra por dos casas con dos accesorias
pertenecientes al convento de Balvanera, que están en la calle de Páramo. 24 de octubre
de 1684.

Memoria y condiciones de la obra y fábrica de las dos casas principales, con dos
accesorias y dos cocheras; que se han de fabricar en el sitio perteneciente al sagrado
convento de Nuestra Señora de Balvanera; que está en esta ciudad, en la calle que llaman
de Páramo. El cual sitio tiene veinte varas de frente, que corren de oriente a poniente, y
por su fondo tiene cuarenta y siete varas de norte a sur, en el que han de fabricar las dos
casas principales, dos accesorias, y dos cocheras debajo de su lindero.
Las cuales se han de sacar desde sus cimientos, demoliendo toda la fachada de la calle
y después de demolida se han de sacar desde sus cimientos, los cuales han de tener de
hondo vara y media y de ancho vara y cuarta; porque las paredes maestras de la calle y la
que le corresponde, han de tener una vara de grueso, respecto de que las maderas, con que
se ha de techar la fachada han de ser de a ocho varas para que con eso tenga el juego de
los coches.

137
Y en dicha fachada se han de formar en cada casa tres portadas, una del zaguán, otra
de la cochera y otra de la casa accesoria, con su ventana todas de cantería con el
cerramiento y cornisa de lo mismo y basas de piedra de chiluca. En lo bajo de dicha casa
y a la parte de adentro en la puerta del zaguán y las demás del patio han de ser así mismo
de cantería con el mismo embasamento. Y en lo alto de dicha fachada se han de formar
cuatro ventanas de cantería, rasgadas, dos para cada casa, y en ellas se han de poner
cuatro balcones de fierro. Techando la parte alta de dicha calle con vigas de a ocho varas
según y como las de abajo, y de una viga a otra ha de haber una cuarta, y esto se entiende
en toda la fábrica de las dos casas.
Y a la parte de adentro se han de formar los cimientos de los cuartos de las viviendas
en todo su largo, y han de tener a una vara de grueso y vara y cuarta de hondo, todos ellos
estacados con morillos de cedro. Y las paredes maestras han de tener en lo bajo a tres
cuartas de grueso hasta las primeras maderas, las cuales maderas han de ser de vigas de a
siete varas para la permanencia de dichas casas; así las dichas vigas sobre sus soleras con
el hueco de una cuarta de una a otra, guarnecidas por las cabezas con ladrillo para que no
las pudra la mezcla.
Todos los atajos de la parte baja han de ser de cal y canto, los cimientos de una vara
de hondo y media vara de grueso y sobre ellos cargan los atajos de una tercia de grueso
hasta las primeras maderas y en la misma forma han de ser todos los atajos de todas
dichas dos casas. De la parte alta, el alto que ha de tener el primer techo desde la
superficie del cimiento hasta la solera, ha de ser de cuatro varas y cuarta con declaración
que dicho cimiento queda levantado tres cuartas de la superficie de la calle. El segundo
techo desde el enladrillado hasta la solera ha de tener otras cuatro varas y cuarta, que con
eso cabe cuadro y silla con que vienen a tener diez varas, con pretil y todo, y la vara y
media de cimientos hacen once varas y media.
Todo su edificio en todo el largo y ancho todas las paredes maestras de lo alto han de
tener a dos tercias de grueso, todas las puertas y ventanas de adentro han de ser de
mampostería de tezontle y ladrillo; y los umbrales de dicha obra han de ser todos de
oyamel, todas las puertas y ventanas que tocan a la fachada de la calle, han de ser las
bajas de cedro y las altas de ayacahuite, mandadas hacer de Xochimilco para cada hueco,

138
la que le tocare, y en la misma forma han de ser todas las de adentro de dichas dos casas
grandes, cocheras y accesorias;. Echándole a las puertas sus llaves y a las ventanas sus
aldabas, de a cuarta cada aldaba, los corredores han de ir armados en lo bajo sobre tres
columnas de cantería con sus basas de chiluca; y capiteles y planchas y zapatas de cedro
moldadas, y sobre dichas planchas sus enmaderados de vigas de a siete varas y en lugar
de barandillas arquillos de ladrillo, pintados por un lado y otro, y han de tener una vara de
alto y una tercia de grueso.
Las cajas de escalera van de dos idas según están demostradas, en dicha planta
armadas sobre vigas de cedro, y escalones de tenayuca abocelados, echándole un
pasamano de mampostería; así mismo abocelado en la parte baja de mampostería de
tezontle. En la parte de lo alto lleva tres arcos, dos para la escalera y uno para el pasadizo
que da entrada a la cocina, y zotehuela. La cual ha de ir armada sobre su plancha de
cedro, y pilar de lo mismo. Las dos casas accesorias han de ir encaladas, y blanqueadas; y
entablados los suelos bajos con Ixtapaluca, sobre sus soleras y zoclos, en la misma forma
han de ir todas las bodegas y aposentos de mozos.
De la parte baja de dichas dos casas; a las caballerías se han de hacer sus pesebres,
zanjas, y envigados, los zaguanes, patios y corredores han de ir empedrados de guijarro,
para que salgan las aguas a la calle. A las puertas de la calle se han de echar sus
sardinetes de cantería y en la misma forma los que cayeren a los patios; todo ello
encalado, y blanqueado y con sus cenefas de almagre. A la cocina se ha de hacer su
chimenea, y campana; al corral de gallinas se le ha de hacer su escalera de tablón para
bajar de dicha cocina a dicho corral, y debajo su dormitorio de aves. A cada casa se ha de
hacer su pozo y pileta para las mulas; todas las canales han de ser de cantería con
chiflones de plomo, porque las vidriadas se quiebran luego y se pudren las maderas; la
fachada de la calle se ha de empedrar de nuevo.
Todo ello ha de quedar enladrillado en alto y bajo, y revocado, y según y como va
referido, por mayor y menor. Incluye toda la dicha obra en la planta, y montea, que
exhibo; y por precio y cuantía de doce mil quinientos pesos, que es lo muy moderado en
que ofrezco hacer dicha obra sin llevar en toda ella adobes, y todo de maderas de viguería
para la permanencia y útil de dicho convento. Poniendo todos los materiales y balconería

139
con oficiales, carpinteros, canteros, peones y sobrestante, hasta darlas fenecidas y
acabadas; que será dentro de diez y ocho meses que se contarán desde el día del
otorgamiento de la escritura que son hechas en veinte y cuatro de octubre de mil
seiscientos y ochenta y cuatro años.
Cristóbal de Medina Vargas
[Rúbrica]

Concuerda este traslado con la memoria de las condiciones que el maestro Cristóbal de
Medina Vargas propone. Que originales quedan en la Secretaría de Cámara y Gobierno
de este Arzobispado de mi cargo, a que me refiero, y para que conste de mandamiento del
Señor Gobernador y Provisor doy el presente. En la ciudad de México a diez días del mes
de enero de mil seiscientos y ochenta y cinco años siendo testigos a lo ver sacar, corregir,
y concertar el Prior Joseph de Avilés Baldez Presidente el Prior Miguel Antonio de
Vicarrez y Diego Valpuerta vecinos de esta ciudad.

Y en fe de ello lo firmo y rubrique Alonso de Aguiar Lovera


[Rúbrica]

AHN, Notario 383 Diego de Marchena, Libro 2542, 24 de octubre de 1684, f. 12r.-13r.
Dato publicado por Mina Ramírez Montes, Catálogos de documentos..., p. 19.

Documento 11. Censo por 2500 sobre las dotes de dos religiosas novicias que profesarán
en el convento de Balvanera. 3 de enero de 1685.

En la ciudad de México, a tres días del mes de enero de mil seiscientos y ochenta y cinco
años. El señor Don Diego de la Sierra, canónigo doctoral de la Santa Iglesia Catedral de
esta dicha ciudad catedrático de decreto en la Real Universidad de esta corte consultor del
Santo Oficio de la Inquisición de esta Nueva España, gobernador y procurador de este
arzobispado por el Ilustrísimo señor Don Francisco de Aguilar y Seijas Arzobispo de
México del consejo de su majestad, mi señor.
Habiendo visto los autos hechos a pedimento del Prior Felipe de Contreras como
mayordomo del convento de religiosas de Balvanera de esta ciudad. Sobre que se le den a
censo dos mil y quinientos pesos pertenecientes a la obra pía de casar huérfanas, que
fundó Alonso de Pareja, que se hayan en depósito en poder del capitán Luis Sáenz de

140
Tagle; cuyo derecho de su patronato toca y pertenece a la madre abadesa de dicho
convento, para cuyo seguro daría e hipotecaría por especial hipoteca, unas casas que
dicho convento tiene y compró al doctor Joseph Díaz Brisuela, en seis mil y quinientos
pesos. Que están empezadas a labrar y para ponerlas en toda perfección costaría su
fabrica de ocho a nueve mil pesos, y a tanto a no haber reales, con que proseguirla, que se
le diese dicha cantidad.
En el ínterin que profesaban dos religiosas novicias, con cuyos dotes se prosiguiera
dicha obra y la vista de ojos que tiene hecha el señor reverendo Don Diego Piñeiro, juez
de testamentos, capellanías y obras pías de este arzobispado; y tasación del maestro
Cristóbal de Medina Vargas, en que refiere valer en el estado presente, seis mil
ochocientos y diez y seis pesos; y que gastándose diez mil según expresa en su
declaración rentaran ochocientos y cincuenta pesos y valdrán diez y seis mil ochocientos
y diez y seis.
Y el informe hecho por el dicho señor reverendo, Don Diego Piñeiro, a dicho señor
ilustrísimo sobre dicha razón, en que expresa haber reconocido dicha fabrica con la dicha
tasación, y que respecto del buen sitio que gozan, y de no tener censo alguno, dándose
dichos dos mil y quinientos pesos tendrían toda permanencia y seguridad, y más que
dicho convento se obligaba a gastarlos en dicha fabrica. Hasta ponerlas en corriente quien
procuraría como patrón de dicha obra pía, conservar la voluntad del dicho fundador
siguiéndosele utilidad como lo juzgaba, por no percibir sus arrendamientos. Y así mismo
dicha obra pía por quedar la dicha cantidad asegurada, para las dotes de sus huérfanas.
Y que solo faltaba hacer notorio lo referido a las madres abadesa, vicaria y
definidoras de dicho convento y lo informado por las susodichas al traslado que se le dio
para que dijesen sobre todo, en que declaran, que el pedimento hecho por el dicho Prior
Felipe de Contreras como su mayordomo y administrador sobre que, se les den los dos
mil y quinientos pesos del principal de dicha obra pía para proseguir la fábrica, que se
menciona.
Obligándola por especial hipoteca y en la general todos los bienes de su convento, lo
cual habían sido con su consulta y de su consentimiento por ceder en utilidad suya y de
dicha obra pía, y pedían se les concediese licencia para otorgar la escritura a favor de ella,

141
y que proponían para la fábrica de dichas casas al maestro mayor Cristóbal de Medina
Vargas, que había corrido con las demás obras de dicho convento haciendo precisión de
la planta para la obra, su costo y condiciones, y que el dinero se entregase al dicho Prior
para que habiéndose otorgado la escritura por dicho maestro se le fuese entregando
conforme lo que se pactare en la obligación dándosele en la misma forma lo que hiciere
en depósito y de lo que en ella entrare hasta ajustarse lo que costase dicha fábrica.
Y la vista de ojos que su majestad dicho señor gobernador y procurador tiene hecho
en virtud de decreto de remisión proveído por dicho señor ilustrísimo para reconocerse lo
que sería preciso y necesario gastar en la dicha fábrica sobre que tiene declarado el dicho
maestro mayor Cristóbal de Medina que serán necesarios doce mil pesos y quinientos
pesos según la montea y memoria que presentaba.
Y así mismo Juan de Zepeda maestro de alarife nombrado para dicha vista de ojos
hace declaración de haber reconocido la dicha planta y memoria que esta bastante
repartida en el sitio con dos casas grandes, dos accesorias y dos cocheras, las cuales
rentarían setecientos pesos a trecientos cada una y ciento de las dos accesoria, que le
corresponden a catorce mil de principal, en cuya conformidad según lo pedido por el
dicho maestro mayor en sus condiciones y los censos que dichas casas tienen. El dicho
Prior Felipe de Contreras podría informar sobre su conocimiento para el ajuste de dicha
obra en conformidad de tener el costo de los doce mil pesos que por la dicha planta y
condiciones reconocía siendo este su sentir según su leal saber y entender.
Y lo dicho y alegado por el dicho Prior sobre haber reconocido las tasaciones hechas
por el dicho maestro mayor, respecto de decir que las casas con la obra empezada valen
seis mil ochocientos y diez y seis pesos y que, gastándose diez mil en hacer dos grandes
con sus cocheras con dos accesorias acabadas valdrían diez y seis mil ochocientos y diez
y seis pesos, cuya renta sería de más de ochocientos pesos y en el escrito de condiciones
dice que dentro de diez y ocho meses dará acabadas las casas, y por precio de doce mil y
quinientos pesos, siendo muy moderado en que ofrecía hacer dicha obra.
Sobre lo cual había caído la tasación del dicho maestro Juan de Zepeda en que parece
costaría doce mil pesos, rentando todas hasta setecientos pesos, como llevaba expresado y
que, correspondía a catorce mil de principal de manera que el valor de ellas no sería lo

142
que el maestro mayor tenía dicho, quien tenia contra si la declaración, en que decía que
con el gasto de diez mil pesos rentaría la posesión mas de ochocientos; y que esto no lo
podía segurar por ser materia contingente, en que se reconocía manifiesto exceso y que lo
que dicho convento podría darle, seria hasta nueve mil pesos obligándose a acabar la
dicha obra con las condiciones y calidades que por su escrito expresa.
Y lo que tiene respondido el dicho maestro mayor Cristóbal de Medina, sobre decir
haber diversidad en los escritos presentados por su parte, en que contienen valer la fábrica
de dichos diez y seis mil ochocientos y diez y seis pesos, y que, gastándose diez mil en la
fabrica de dichas casas, valdrían la dicha cantidad de diez y seis mil ochocientos y diez y
seis pesos, y rentarían en cada un año ochocientos; y que en el escrito de condiciones
proponía dar acabada las dichas casas en el termino de diez y ocho meses. Y por cantidad
de doce mil pesos, y que aunque la variación del precio es cierta, es por causa de que no
en todos tiempos, los materiales valen a un mismo precio, estando al presente bastante
caros.
Y que se rectifica en lo que se refiere que rentaran la dicha cantidad de ochocientos
pesos respecto a que las accesorias se componían de sala y recámara, y que la fábrica
según tenía propuesto por sus condiciones, la haría por diez mil pesos lo cual sería por
hacer bien a dicho convento. Y que se procediese a determinar sobre ellos y entregase los
reales para comprar con toda conveniencia los materiales, por el tiempo en que se
hallaba.
A que tiene respondido el dicho Prior Felipe de Contreras haber recavado y estar
concertado con el dicho maestro mayor, que rebajará quinientos pesos, de los diez mil
que propone. Que con los seis mil y quinientos pesos que costo el sitio y lo obrado en él,
montara diez y seis mil pesos, cuya regulación de sus réditos corresponde a los
ochocientos que se mencionan. Y que se procediese al entrego de dicha cantidad, y al
otorgamiento de la escritura en la forma y placer que a dicho señor gobernador y
provincial pareciese.
Lo cual tenía consentido el dicho maestro mayor Cristóbal de Medina, al traslado que
de ellos se le dio, y vistos los títulos de dichas casas, escrituras de cancelación, testimonio
de Cabildo y lo demás que contienen dichos autos, dijo que en conformidad del informe,

143
hecho por el dicho señor juez de testamento, el capitán Luis Sáenz de Tagle, en quien
paran los dos mil y quinientos pesos del principal de dicha obra pía del dicho Alonso de
Pareja. Los exhiba y entreguen a la madres abadesa, vicaria y definidoras de dicho
convento, a quienes se les da licencia y facultad para que puedan otorgar y otorguen
escritura de censo, a favor de dicha obra pía con las cláusulas, vínculos, firmezas y
requisitos necesarios.
Obligando por especial hipoteca las casas referidas, con lo que en ellas se labrare y
aumentare, y en la general todos los bienes, rentas y posesiones de dicho convento y con
calidad que habiéndose de redimir haya de ser y sea, ante su señoría ilustrísima otro señor
prelado que le suceda, y haciéndose lo contrario sea en sí nulo de ningún valor ni efecto.
Y así mismo, se le entreguen al dicho maestro mayor Cristóbal de Medina Vargas, los
nueve mil y quinientos pesos en que tasa la obra; de los cuales por ahora tan solamente se
le den cinco mil pesos, y pasados nueve meses, tres mil y, acabada la obra en toda
perfección, los mil y quinientos restantes cumplimiento a la dicha cantidad de nueve mil
y quinientos pesos.
Y se ha de obligar a hacerla en termino de diez y ocho meses, que se cuenten desde el
día del otorgamiento de la escritura, que así mismo ha de otorgar de obligación
juntamente con su esposa, obligando, e hipotecando las casas que tiene ofrecidas y con
expresa calidad. Que habiéndose cumplido el dicho termino, se ha de reconocer la fábrica
y obra por los maestros que se nombraren; y por defecto de no estar acabadas y
habitables, ha de correr por su cuenta, lo que montare los arrendamientos de las dichas
casas y no estando según la montea y condiciones que tiene ofrecidas, ha de ser obligado
a cumplirlas como en ella se contiene.
Y volver la cantidad en que fuere condenado, por la declaración de los dichos
maestros que así la reconocieren, y para el otorgamiento de dichas escritura y entrega de
la cantidad de dichos cinco mil pesos, está presente su majestad dicho señor gobernador y
procurador, de ir personalmente y asistir a todo ello, y mando que de este auto se dé
testimonio, para que se inserte en una y dicha escritura. Y en la que otorgare dicho
maestro mayor, se pondrá testimonio de las condiciones que tiene ofrecidas, y una y otra
se registrará en los libros de los censos del cabildo y regimiento de esta ciudad.

144
Dentro del término de la ley Real y de la de censo, se tomará razón en el libro del
Becerro del dicho juzgado de testamentos y de capellanías de este arzobispado. Para que
en todo tiempo conste, y a el dicho Prior Felipe de Contreras se le otorgarán los títulos y
escritura que tiene presentados, dejando recibo en estos autos. Y al dicho capitán Luis
Sáenz de Tagle se le vuelva el depósito original que tiene otorgado de dichos dos mil y
quinientos pesos de dicha obra pía y así lo proveyó, mandó y firmó. Prior Diego de la
Sierra Ante mí, Don Alonso de Aguiar y Lobera secretario.
Concuerda este traslado con el auto original que queda con los demás hechos, en esta
razón, en la Secretaria de Cámara y Gobierno de este Arzobispado de mi cargo; a que me
refiero, y para que conste de mandamiento del señor gobernador y procurador, doy el
presente en la Ciudad de México, a tres de enero de mil seiscientos y ochenta y cinco
años, siendo testigos a lo ver, sacar, corregir y concertar el Prior Joseph de Avilés Baldes
presidente, el Prior Miguel Antonio de Oscarres y Don Diego Valpuerta vecinos de esta
ciudad.

Y en fe de ello lo firmé y rubriqué Alonso de Aguiar Lovera


[Rúbrica]

AHN, Notario 383 Diego de Marchena, Libro 2542, 3 de enero de 1685, f. 6r.-8v.
Dato publicado por Mina Ramírez Montes, Catálogos de documentos..., p. 19.

Documento 12. Libertad de gravamen sobre la casa ubicada en la calle de Páramo


propiedad del convento de Balvanera. 12 de enero de 1685.

Juan Jiménez de Siles, escribano Real y teniente del mayor del Cabildo de esta ciudad de
México, doy fe que habiendo visto y buscado los libros de los censos que paran en el
oficio de dicho Cabildo; donde se registran y toma razón de los que se imponen sobre
casas y haciendas. Desde el año de mil quinientos y cuarenta y seis hasta hoy, no hallo ni
parece por ellos haberse registrado que se haya impuesto ningún censo, que actualmente
este por redimir.
Por razón de los poseedores que se expresaran sobre unas casas principales, con todo
lo que les pertenece, que son en esta ciudad. En la calle que llaman de Páramo, que va de
la puerta de la Iglesia del Convento de San Agustín, al hospital Real de los indios; y

145
lindan por la una parte, con casas que fueron del capitán Pedro Sedano, y por otra casas
del Convento de nuestra Señora de la Concepción de esta ciudad.
Que hoy poseen las referidas, el convento de nuestra Señora de Balvanera. De ella
que las hubo y compró, del doctor José Díaz Brizuela, médico; y al susodicho, se las
traspasó Doña Beatriz de Montes de Oca. A quien se le remataron por bienes del doctor
Cosme de Urrieta y el doctor Francisco de Urrieta su padre; y antes fueron del doctor
Sebastian de Urrieta, y antes de Francisco de Villalobos y Lucrecia de León su mujer.
Como parece de los dichos libros a que me refiero, y para que conste de pedimento de la
parte; doy el presente en México, a doce días del mes de enero de mil seiscientos y
ochenta y cinco años.

AHN, Notario 383 Diego de Marchena, Libro 2542, 12 de enero de 1685, f. 5r.
Dato publicado por Mina Ramírez Montes, Catálogos de documentos..., p. 19.

Documento 13. Escritura por el censo impuesto a la casa en la calle de Páramo,


propiedad de las religiosas del convento de Balvanera. 13 de enero de 1685.

Sepan cuantos esta carta vieren como nos, las madres abadesa, vicaria y definidoras del
convento de nuestra Señora de Balvanera de esta ciudad de México. Nombradas Clara de
San Pedro abadesa, Nicolasa de San Bartolomé vicaria, María de San Antonio, Antonia
de San Francisco, Ursula del Sacramento, Elvira de San Felipe definidoras. Estando
juntas y congregadas, a voz de campaña tañida como lo tienen de uso y costumbre para
tratar y conferir las cosas tocantes al servicio de Dios Nuestro Señor; bien y aumento de
dicho su convento.
Y presente el señor doctor Don Diego de la Sierra canónigo doctoral de la Santa
Iglesia Catedral de esta ciudad catedrático de decreto en esta Real Universidad consultor
del Santo Oficio de la Inquisición de esta Nueva España gobernador y provisor de este
Arzobispado y el licenciado Don Felipe de Contreras rector del Colegio de Cristo de esta
dicha ciudad mayordomo de dicho convento y dijeron que por cuanto tienen y poseen por
suyas propias unas casas en esta dicha ciudad en la calle que llaman de Páramo que va de
la puerta de la iglesia del Convento del Señor San Agustín al hospital Real de los indios.
Que lindan por una parte con casas que fueron del capitán Pedro Cedano y por otra
casas del convento de nuestra señora de la Concepción, que las hizo y compró dicho

146
convento del doctor Joseph Díaz Brisuela, médico. Por escritura que de ellas le otorgó a
los trece días del mes de marzo del año pasado de seiscientos y ochenta y cuatro ante
Juan Díaz de Rivera escribano real y público y respecto de que dichas casas están
reedificándose de nuevo. Y no hay bastante cantidad para ponerlas en toda perfección.
El dicho Prior Don Felipe de Contreras por petición que presentó ante dicho señor
provisor dijo que, atento a que dichas casas estaban empezadas a labrar y para ponerlas
en toda perfección necesitaba dicho convento de dos mil y quinientos pesos
pertenecientes a las obra pía de casar huérfanas que fundó Alonso de Pareja que se hayan
en depósito en poder de Luis Sáenz de Tagle mercader de plata y vecino de esta dicha
ciudad para imponer los censos sobre las dichas casas referidas y que las hipotecarían por
especial y expresa hipoteca y en la general los demás bienes y rentas de dicho convento
que vistos los autos informe y vista de ojos por dicho señor provisor se sirvió de conceder
licencia a dicha madre abadesa, vicaria y definidoras para que puedan recibir a censo
dichos dos mil y quinientos pesos.
Y otorgasen escrituras en razón de ello y para ello los exhibiere el dicho Luis Sáenz
según más largamente consta y parece por el testimonio en relación de dichos autos dado
por Don Alonso de Aguiar y Lovera secretario que ira por principio de la copia que de
ésta se diere y exhibimos al presente escribano para que la ponga en su registro en cuya
conformidad y usando de dicha licencia las dichas madres abadesa, vicaria y definidoras
de dicho convento por nosotras y las demás religiosas que el presente son y adelante
fueren por quienes prestamos voz y caución de rategrata judicatum sovendo que estarán
y pasaran por lo contenido a esta escrituras lo expresa obligación que para ello hacemos
de los bienes y rentas de dicho convento otorgamos que vendemos y damos en venta real
a la dicha obra pía de casar huérfanas que fundó el dicho Alonso de Pareja ciento y
veinticinco pesos de censo y en cada un año a el redimir y quitar por razón de los dos mil
quinientos pesos que imponemos y cargamos libres todos los bienes y rentas de dicho
convento y especial y señaladamente sobre las dichas casas suso referidas y deslindadas.
Que como dicho el son en esta dicha ciudad en la calle que va del convento del Señor
san Agustín a el hospital Real de los indios que por una parte lindan con casas que fueron
del capitán Pedro Cedano y antes de Tiburcio de Urrea y por la otra con casas del

147
convento de Nuestra Señora de la Concepción que antes fueron del capitán Pedro Ruiz de
Colina libre las cuales declaramos no haber ningún censo, carga ni gravamen, empeño,
hipoteca ni otra enajenación como parece del testimonio del teniente del escribano mayor
del Cabildo que así mismo va por principio de esta escritura y sobre dichas casas y lo que
en ellas se labrare aumentare y mejorare y sobre todo lo que les pertenece de hecho y de
derecho usos y costumbres y sobre todos los bienes y rentas de dicho convento hacemos
la dicha imposición de dichos ciento y veinte y cinco pesos en cada un año de renta y
tributo que es la cantidad que le corresponde a los dichos dos mil y quinientos pesos los
cuales recibimos y se los entregan en presencia del dicho señor provisor en reales de
contado de que pedimos de fe a el presente escribano de ello y el escribano dio y de cómo
dichas madres abadesa, vicaria y definidoras de dicho convento recibieron dichos pesos
en reales de contado y quedaron en su poder, y nosotras las susodichas otorgamos recibo
de ello en forma, y nos obligamos a dicho convento de dar y pagar a la dicha obra pía y a
sus patrones y a quien por ella fuere parte legitima los dichos ciento y veinticinco pesos
en cada un año con forme a la nueva y real pragmática de su majestad de a veinte mil el
millar desde hoy día de la fecha de esta en adelante mientras nosotras los redimiremos y
quitaremos por sus tercios corridos a el fin de cada cuatro meses la tercia parte en reales
bien y llanamente y con las costas y salarios de su labranza a razón de dos pesos de oro
de minas en cada un días hasta la real paga de mas de lo cual, guardaremos las
condiciones y calidades siguientes.
Condiciones. La primera, que no hemos de poder vender, ceder ni traspasar, dividir,
ni en manera alguna enajenar las dichas casas ni parte alguna de ellas sino fuere a persona
lega, llana y abonada y no de las prohibidas en derecho y antes que se efectúe la tal renta
o enajenación e nos de ser obligadas y dicho convento a lo a ser saber a la parte de dicha
obras pía y sus patrones para que si las quisiere por el tanto que diere cuyo precio hemos
de declarar con juramento la pueda ver primero que otro y no las queriendo preste
consentimiento para dicha venta o en enajenación y esta cláusula y condición se ha de
guardar todas las veces que pasare de un poseedor a otro.
Item, con condición que nos obligamos y a dicho convento a que tendremos las dichas
casas y ni estas y reparadas de todas las labores, edificios y reparos de que tuviere

148
necesidad de manera que vayan en aumento y no vengan en disminución y para saber si
así se hace la parte de dicha obra pía las ha de poder ver y visitar todas las veces y cuando
le pareciere y hallando tener necesidad de algunos reparos requerimos se hagan y por su
defecto compelen a dicho convento a ello a hacerlo a su costa y por lo que gastare
ejecutarnos en virtud de esta escritura y su juramento sin otra prueba de que le relevamos.
Ítem, con condición que cada y cuando que quisiéremos redimir y quitar los dichos
dos mil y quinientos pesos del principal de este censo lo hemos de poder hacer haciendo
obligación de ellos y de los réditos que dicho convento estuviere debiendo hasta la real
paga ante su señoría ilustrísima, señor prelado que fuere de este arzobispado se ha visto y
se entienda, quedan dichas casas y dicho convento y sus bienes libres de dicho censo,
carga y obligación mandándosenos entregue redención y cancelación en forma por parte
de dicha obra pía en las que las dichas condiciones y calidades hacemos esta imposición
sobre todos los dichos bienes y rentas de dicho convento y de dichas casas especial y
señaladamente que para su paga y seguro hipotecamos por especial y expresa hipoteca sin
que la general la derogue ni por el contrario y en cuanto a su principal y réditos desde hoy
día de la fecha en adelante desistimos y apartamos a dicho convento del derecho y acción,
propiedad y señores que a dichas casas tiene y lo cedemos, renunciamos y traspasamos en
la parte de dicha obra pía y le damos poder para que aprebenda su tenencia y posesión y
con un tanto de esta escritura sea visto haberlas adquiridas y obligamos a dicho convento
sus bienes y rentas a la escisión, seguridad y saneamiento de dicho censo en la mas
bastante forma que por derecho podemos y debemos ser obligadas en tal manera que
dicho censo y fincas serán ciertas y seguras en todo tiempo y por su defecto le
volveremos y pagaremos los dichos dos mil y quinientos pesos del principal del y los
réditos que se debieren y costas que se causaren diferida la liquidación en el juramento
del cobrador sin otra prueba de que le relevamos y a su cumplimiento obligamos los
bienes y rentas de dicho convento habidos y por haber damos poder a los jueces, justicias
y prelados que de nuestras causas conforme a derecho puedan y deban conocer a el fuero
de las cuales nos sometemos renunciamos el nuestro, para que nos apremien como por
sentencia pasada en cosa juzgada y la ley si combenerit de jurisditione y demás leyes y
privilegios de nuestro favor con la general del derecho que es hecha en la ciudad de

149
México a trece días del mes de enero de mil seiscientos y ochenta y cinco años y las
otorgantes a quienes y el escribano.
Doy fe conozco lo firmaron con dicho señor provisor y dicho mayordomo siendo testigos
Manuel de Arroyo, Gerónimo Canal y Baltazar Morante, secretario real de México.

Don Diego de la Sierra Clara de San Pedro abadesa


[Rúbrica] [Rúbrica]

Nicolasa de San Bartolomé vicaria Ursula del Sacramento


[Rúbrica] [Rúbrica]

Elvira de San Felipe María de San Antonio


[Rúbrica] [Rúbrica]

Antonia de San Francisco Felipe de Contreras


[Rúbrica] [Rúbrica]

Ante mí Diego de Marchena


[Rúbrica]

AHN, Notario 383 Diego de Marchena, Libro 2542, 13 de enero de 1685, f. 4v., 9r-9v.
Dato publicado por Mina Ramírez Montes, Catálogos de documentos..., p. 19.

Documento 14. Escritura de obligación por la obra que Cristóbal de Medina Vargas
realizará a una casa ubicada en la calle de Páramo, propiedad de las religiosas del
convento de Balvanera. 13 de enero de 1685.

En la Ciudad de México, a trece días del mes de enero de mil seiscientos y ochenta y
cinco años. Ante mí, el escribano y testigos, por de la una parte Cristóbal de Medina
Vargas, maestro mayor del arte de arquitectura de esta Ciudad de México por su
majestad, y veedor de dicho arte; y dijo que por cuanto esta convenido y concertado con
las madres abadesa, vicaria y definidora del convento de nuestra señor de Balvanera de
esta dicha ciudad.
Como por la presente le conviene y concierta, por vía de consiente y obligación, a
como mejor haya lugar en derecho en hacer. Como el dicho Cristóbal de Medina se
obliga hacer y que hará, en las casas que posee dicho convento, en la calle que llaman de
Páramo. La obra y fábrica que se contiene en una memoria de condiciones, y que entrega
un traslado de ellas a mí el presente escribano. Dado por Don Alonso de Aguiar y Lovera,

150
secretario para que la ponga en esta escritura, y de la otra la Madre abadesa vicaria y
definidoras de dicho convento de nuestra señora de Balvanera. Y presente el señor Doctor
Don Diego de la Sierra Canónigo Doctoral de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad,
consultor del Santo Oficio de la Inquisición de esta Nueva España, gobernador y provisor
de este Arzobispado, por el ilustrísimo Señor Doctor Don Francisco de Aguiar y Seixas
Arzobispo de México.
Y el licenciado Don Felipe de Contreras, mayordomo de dicho convento, el cual hizo
saber a dicho señor Provisor lo referido. Y su señoría fue servido de conceder licencia a
dichas madres, para otorgar escritura de ello con cargo y calidad. Que el dicho Cristóbal
de Medina Vargas se ha de obligar juntamente con Doña María Sánchez de Cuenca su
mujer, y a hipotecar las casas que tienen por en frontera del Hospital de Jesús Nazareno.
Y a dar acabada la dicha obra dentro de diez y ocho meses que corren y se cuentan desde
hoy día de la fecha de ésta como más largamente consta. De un traslado de dichos autos,
dado por Don Alonso de Aguiar Lovera secretario que así mismo y da por principio del
traslado de esta escritura.
Y en conformidad de dicha memoria de condiciones el dicho Cristóbal de Medina
Vargas y la dicha Doña María Sánchez de Cuenca, con licencia y expreso
consentimiento, que pide y demanda a dicho su marido, para juntamente con él, hacer y
otorgar esta escritura. Y el susodicho se la dio y concedió cuan bastante de derecho se
requiere y es necesaria; y de ella manda ambos a dos juntos de mancomún a vos de uno y
cada uno por el todo insolidum renunciando como renunciaron las leyes y derechos de la
mancomunidad, división y ejecución como en ellas se contiene. Se obligan a dar hecha y
acabada toda la dicha obra, según y de la manera que se contiene en la dicha memoria de
condiciones, dentro de dichos diez y ocho meses que corren y se cuentan desde hoy día
de la fecha de ésta; y parte de ellas se le han de dar y pagar nueve mil y quinientos pesos
de oro común en reales.
En esta manera, los cinco mil de ellos que recibe de dichas madres abadesa, vicaria y
definidoras de dicho convento presentes, dicho señor provisor y mayordomo, y en mi
presencia y de los testigos, de cuya entrega y recibo yo el escribano, doy fe. Quedaron en
poder del dicho Cristóbal de Medina Vargas realmente y con efecto y como contento y

151
entregado de ellos, otorga carta de pago, y tres mil pesos para de hoy día de la fecha de
ésta en nueve meses. Y los un mil y quinientos pesos restantes, cumplimiento a dichos
nueve mil y quinientos pesos. Se le han de dar y entregar a dicho Cristóbal de Medina
Vargas, fenecidas y acabadas dichas obras.
Y puesta en toda perfección y satisfacción de dos maestros nombrados por ambas
partes, para que si faltare alguna cosa que hacer, según las dichas condiciones que tiene
presentadas, se haga a su costa y mención. Además de pagar a dicho convento los costos,
daños y menoscabos que se le siguieren y recrecieren; diferida su liquidación y monto en
su juramento simple. Sin otra prueba de que le relevan y declaran que con dichos nueve
mil y quinientos pesos, están pagados y satisfechos de toda la dicha obra y de la industria,
asistencia y trabajo personal del dicho Cristóbal de Medina Vargas. Cal, arena, piedra,
madera, oficiales y peones, carpinteros, balconería y todo lo demás que fuere necesario
para toda ella. Y que en ello se le sigue utilidad y ganancia, por estar informado de su
derecho y de lo que en este caso y los demás les convienen; y que no alegaran lesión
engaño mayor menor y norme y normísimo. Por estar enterados y satisfechos del tenor y
forma de dichas condiciones, que por el dicho Cristóbal de Medina Vargas se hicieron y
asentaron.
Y que aunque en la memoria de ellas expresa que son necesarios doce mil y
quinientos pesos, ahora el dicho Cristóbal de Medina Vargas declara que, con dichos
nueve mil y quinientos pesos esta pagado y satisfecho, de dichas obras y de su industria y
trabajo y de todo lo demás que va referido en esta escritura. Y estando presente las dichas
madres abadesa, vicaria y definidoras de dicho convento nombradas Clara de San Pedro
abadesa, Nicolasa de San Bartolomé vicaria, María de San Antonio, Antonia de San
Francisco, Úrsula del Sacramento, Elvira de San Felipe definidoras estando juntas y
congregadas como lo tienen de uso y costumbre para tratar y conferir las cosas tocantes a
el servicio de Dios nuestro señor bien y aumento de dicho su convento. Y en voz y en
nombre de las demás religiosas, que a el presente son, y en adelante fueren, por quienes
prestaron voz y caución grato iudicatum soliendo.
Que estarán y pasarán por lo contenido en esta escritura, se expresa obligación que
para ello hicieron de los bienes y rentas de dicho convento, y presente dicho señor

152
provisor, y dicho Don Felipe de Contreras como tal mayordomo. Las dichas madres
otorgan que aceptan esta escritura, según y como en ella se contiene. Y obligan a dicho
convento sus bienes y rentas, de dar y pagar al dicho Cristóbal de Medina Vargas y a la
dicha Doña María Sánchez de Cuenca su mujer, y a quien su poder y causa hubiere, los
dichos cuatro mil y quinientos pesos que se le restan.
Debiendo de toda la dicha obra los tres mil de ellos, para de hoy día de la fecha de
ésta en nueve meses. Y los mil y quinientos restantes, cumplimiento a dicha cantidad.
Estando acabada y en toda perfección la dicha obra, en reales bien y llanamente y sin
pleito alguno; y con las costas y salarios de su labranza, a cuyo cumplimiento, ambas
partes, cada una por lo que le toca. El dicho Cristóbal de Medina y dicha Doña María de
Sánchez de Cuenca, obligan su persona y bienes habidos y por haber; y dichas madres los
bienes y rentas de dicho convento habidos y por haber. Y para mas seguridad de todo lo
referido en esta escritura, los dichos Cristóbal de Medina y Doña María Sánchez de
Cuenca, hipotecan por especial y expresa hipoteca, tres pares de casas principales con sus
accesorias y con todo lo que les pertenece, de hecho y de derecho; que tienen y poseen en
esta ciudad frontero del Hospital que llaman de Jesús Nazareno. Para no las poder vender,
dar, donar, trocar, ni cambiar, ni en otra manera enajenar.
Hasta tanto que dicha obra esté acabada y puesta en toda perfección, y según y de la
manera que están obligados en esta escritura. Y la venta, enajenación que de esta manera
se hiciere, sea en sí ninguna, y de ningún valor ni efecto. Y dicho convento y dicho
mayordomo en su nombre, y quien por el fuere parte legitima, las puedan sacar de tercero
y más poseedores, venderlas. Y hacerse pago de lo que así faltare de hacer en dicha obra,
según dichas condiciones y de la manera que va expresado en esta escritura; y sin que la
general derogue a la especial, ni por el contrario y todos dan poder a las jueces, justicias y
prelados.
Que de las causas de cada uno puedan y deban conocer, conforme a derecho, para que
les apremien. Como por sentencia pasada en cosa juzgada, renunciaron las demás leyes y
privilegios de su favor, con la general del derecho. Y así mismo la dicha Doña María
Sánchez de Cuenca, renuncio las leyes de los emperadores Justiniano y Beleyano Senatus
Consultus, leyes de Madrid y partidas, y demás favorables a las mujeres. De cuyo efecto

153
me avisó el presente escribano, y como sabedora de él, me aparto de su remedio, y juró
por Dios nuestro Señor y la Señal de la Cruz.
En forma que para otorgar esta escritura necesitó compulsar apremiadamente por el
dicho su marido, ni otra persona en su nombre, porque declara la de dejar libre voluntad
como sabedora de las defensas. Y convertirse su efecto en la utilidad y provecho y contra
ella no se opondrá por su dote, arras, bienes parafernales ni otros que le toquen. Y si lo
hicieren, no sea oída en juicio, y debajo de dicho juramento. Declara que: contra esta
escritura no tiene hecha ni hará protestación ni reclamación en contrario, y de dicho
juramento no pedirá absolución ni relajación a ningún juez ni prelado que se la deba
conceder. Y si de propio motusa de fertum axendi le fuere concedida, del no usará pena
de perjura, y de caer en caso de menos valor, y tantas cuantas veces concedido y relajado
le fuere, tantos juramentos hace y uno más, todo lo cual le dé más fuerza y valor. Y lo
otorgaron a los cuales doy fe conozco y lo firmaron excepto, la dicha Doña María de
Cuenca, que dijo no saber, y a ruego un testigo siéndolo Manuel de Arroyo, Gerónimo
Canal y Baltasar escribano real presentes

Don Diego de la Sierra Clara de San Pedro abadesa


[Rúbrica] [Rúbrica]

Ursula del Sacramento Antonia de San Francisco


[Rúbrica] [Rúbrica]

Elvira de San Felipe María de San Antonio


[Rúbrica] [Rúbrica]

Felipe de Contreras Cristóbal de Medina Vargas


[Rúbrica] [Rúbrica]

Por testigo y a ruego de la otorgante Manuel de Arroyo


[Rúbrica]

Ante mí Diego de Marchena


[Rúbrica]

AHN, Notario 383 Diego de Marchena, Libro 2542, 13 de enero de 1685, f. 11v., 14r. – 16v.
Dato publicado por Mina Ramírez Montes, Catálogos de documentos..., p. 19.

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Archivos Consultados
AGN Archivo General de la Nación
AHDF Archivo Histórico del Distrito Federal
AHN Acervo Histórico del Archivo General de Notarias
AMH Archivo de Monumentos Históricos
BINAH Acervo Histórico de la Biblioteca del INAH

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