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Simbología.

El pentagrama/pentáculo
El pentagrama significa en la Wicca el equilibrio 
entre los cuatro elementos del mundo (aire, 
tierra, agua y fuego) con el espíritu. 
 
La punta superior. 
Representa el elemento del espíritu, representa 
lo etéreo, lo eterno, y la inmanencia de la Diosa. 
Representa nuestras almas; representa a las 
partes de nosotros que se dedican a la brujería, 
a una conexión espiritual a la tierra y el uno al otro. Simboliza el amor espiritual. 
Todas las puntas restantes del pentagrama se relacionan con la experiencia 
humana, nuestras vidas como criaturas puramente profanas, hechas de cuerpo y 
mente. 
 
La punta izquierda superior. 
Representa al Aire. El Aire es el elemento de la mente. Representa el 
pensamiento, inteligencia, análisis razonamiento. 
Es el elemento que permite que examinemos el espíritu y que descubramos 
dónde cabe en nuestras vidas. 
 
La punta derecha superior. 
Es el elemento agua. El agua representa 
el ciclo de la vida: Venimos de la oscuridad 
acuosa de la matriz, y volvemos a las lágrimas 
de la muerte. El agua es el elemento de la 
emoción. El agua es el elemento que valida 
nuestra existencia como seres sensibles, 
porque permite que tengamos sensaciones, 
pero las sensaciones no temerarias, 
injustificables del fuego. 
El agua es la emoción que viene junto 
con el entendimiento y después de que todo se 
haya descubierto. El agua es el amor puro, la alegría pura, la tristeza pura, la 
cólera pura. El agua es el elemento que calma el fuego, combina la emoción con la 
razón. 
 
La punta izquierda inferior. 
Representa la tierra. La tierra es el elemento de la madre. Simboliza la 
seguridad, crecimiento, alimento, todas las cosas que la madre de la tierra 
proporciona para nosotros. Los elementales de la tierra son los que nos ofrecen la 
capacidad de explorar el espíritu. Sin tierra tendríamos siempre nuestra cabeza en 
las nubes. 
 
 
 
 
La punta derecha inferior. 
Representa el fuego. El fuego representa la pasión. Representa a esa parte 
de nosotros que desea derrocar a la razón, lanzarse sin pensar en nuestras 
acciones. El fuego es símbolo de la adrenalina, del ímpetu. El fuego reemplaza la 
intelecto. 
 
 
 
La triple luna/triple diosa.
Es una expresión de la naturaleza cíclica y cambiante de la Luna. Es adorada en el 
neopaganismo y por aquellos iniciados en la wicca. El término «Triple Diosa» lo creó el 
poeta y escritor británico 
del siglo XIX, Robert 
Graves. Se refería 
frecuentemente a ella en 
sus escritos y llegaba a 
afirmar que «todo poema 
verdadero es, en 
realidad, una invocación 
a la diosa blanca». Y es 
que «La Diosa» tenía 
tres facetas: Doncella, 
Madre y Anciana, pero 
no dejaba de ser la misma, como la Luna en las diferentes fases de su ciclo, como la vida 
misma y su incesante devenir.  
Encontramos diferentes referentes de la diosa, un ejemplo de ello es la diosa 
cazadora griega Artemisa es una expresión de la doncella, Selene, de la madre y la diosa 
babilónica Isthar, de la anciana. También en el mito de Perséfone y Deméter encontramos 
una clara similitud con las figuras de la doncella y a la madre.  
Hécate es la diosa por excelencia de las encrucijadas. Las representaciones más 
antiguas de la diosa la presentan como una guía para aquellos que están perdidos o 
realizan viajes. Era costumbre colocar estatuas de esta deidad en los cruces de caminos, 
sobre todo en aquellos en los que convergen tres de ellos. Muchas de estas obras 
mostraban a la diosa con tres cabezas, haciendo referencia a sus poderes triples como 
señora del cielo, el mar y el infierno. 
Para simbolizar el desarrollo femenino se vinculan las fases lunares con el 
crecimiento y la madurez. La fase menguante hace referencia a la niñez, cuando aún 
somos inexpertos, creativos y buscamos nuevos horizontes aún por descubrir con los que 
cambiar nuestra visión del mundo. La luna llena simboliza la madurez. Aquí ya somos 
personas capaces de utilizar aquellas herramientas necesarias para forjar el futuro que 
queremos para nosotros mismos. Por último, la fase menguante será la vejez. La vida se 
escapa, está llegando a su fin, el ciclo termina. Sin embargo, es aquí donde tenemos una 
buena perspectiva de la vida, donde somos capaces de discernir lo bueno de lo malo tras 
una vida llena de fallos y aciertos, de fracasos y victorias, de penas y alegrías. 
 
 
El dios astado/cornudo.
Unifica a numerosos dioses de la 
naturaleza de una amplia y dispersa serie de 
mitologías como el céltico Cernunnos, el 
inglés Herne el Cazador, el egipcio Osiris, el 
indio Pashupati, el griego Pan, el romano 
Fauno y el galaico Vestio Alonieco. Todas 
estas deidades masculinas siempre son 
representadas con cuernos y en asociación 
con la naturaleza. 
Representa el arquetipo divino de la 
fertilidad y la virilidad, al principio masculino 
de la naturaleza, ya sea asociado a la fertilidad 
de la vegetación o a la de los ciclos 
reproductivos de los animales. 
 
 
 
El trisquel/triple espiral.
Cuyo significado bien podría ser tres alas, es un 
símbolo formado por tres cuerpos unidos por sus 
extremos en un mismo eje. Aunque es bien 
conocido como símbolo celta, su origen se 
remonta al neolítico y aparece en el arte de otros 
muchos pueblos bien distribuidos por el mundo sin 
aparente relación entre ellas, desde las 
decoraciones numantinas de los celtíberos, 
pasando por el arte griego, romano o incluso por el japonés.  
En la cultura celta se le da un valor solar o astral, además de ser un símbolo de 
buena suerte y contra el mal de ojo. Lo encontramos grabado en estelas funerarias, en 
armas o escudos, sobre las puertas, ventanas o paredes de las casas o los pajares como 
símbolo de protección frente a demonios o brujas. Para ellos era uno de los símbolos con 
mayor poder y dependiendo del ritual podía representar la fuerza, la sabiduría y el amor, la 
trinidad de la energía divina, encarnada en las tres clases sociales de la cultura celta: los 
guerreros, los druidas y los trabajadores. En los ritos solares representaba las tres 
facetas del sol: amanecer, atardecer y noche. También era la representación de las tres 
facetas del ser humano: niñez, madurez y vejez. Aunque en otras ocasiones podía 
representar al aire, el agua y la tierra. El pasado, presente y futuro… 
El cristianismo adoptó muchos de los símbolos del arte pagano y entre ellos el 
trisquel al que otorgan el significado de representar a la santísima trinidad.

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