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Del estudio se desprende que Argentina ocupa el segundo lugar de América Latina, sólo
por detrás de México, seguida por Honduras, Costa Rica y Chile. En tanto, Brasil ocupa el
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sexto puesto, Perú el séptimo y Uruguay el octavo lugar entre los países más afectados
durante el último año.
Al respecto, Fernanda Gil Lozano, Directora Ejecutiva del CIPDH señaló que “en lo que va
del año, ya se registraron alrededor de 6.000 denuncias por ciberacoso, con un promedio
de 25 causas judiciales abiertas por día a lo largo y a lo ancho del país”. Desde 2012, la
cifra asciende a casi 30.000 casos denunciados.
A su vez, el trabajo refleja que “el 80% de las víctimas de bullying virtual son niñas, a
diferencia de lo que ocurre con el bullying presencial, en donde el 60 % se corresponde
con los varones. El dispositivo más utilizado para este tipo de acoso son los smartphones y
la aplicación preferida es WhatsApp, utilizada en el 74,3 % de los casos. Instagram,
Facebook, Twitter, Zoom y Telegram se reparten, en ese orden, el 25,7 % restante”.
El relevamiento del organismo de derechos humanos destaca que “el 90 % de las víctimas
reconocen que el asedio se da de manera cotidiana y que el hostigamiento, casi siempre,
se perpetua durante varios meses” y agrega que “el 60 % de los hechos no son
denunciados en tiempo y forma por vergüenza o por falta de información”.
Otro dato saliente indica que “el 86,7 % de los casos se corresponden con grooming y
pornografía infantil, perpetrados por pedofilos que aprovechan la tecnología para
establecer contacto con menores desde perfiles o cuentas falsas”.
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Según la UNESCO, es fundamental “sensibilizar a las personas a escala mundial acerca
del problema de la violencia en línea y el ciberacoso, sus consecuencias y la necesidad de
ponerles fin”. También hace “un llamado a los alumnos, los padres, los demás miembros de
la comunidad educativa, las autoridades encargadas de la educación y los diversos
sectores y asociados, incluido el sector de las tecnologías, a ponerle atención a este
problema para incitarlos a contribuir a la prevención de la violencia en línea, con miras a
garantizar la seguridad y el bienestar de niños, niñas y jóvenes”.
En congruencia con esa postura global, Fernanda Gil Lozano expresó que “si bien es
fundamental el rol de los padres para luchar contra estos delitos” explicó también que, “el
sistema educativo tiene una misión fundamental ante esta problemática, con la obligación
de abordar las cuestiones de seguridad en Internet, de ciudadanía digital y de utilización de
tecnologías”.
En ese aspecto, finalmente, agregó que “los colegios deben brindar a los niños, niñas y
jóvenes las capacidades y conocimientos necesarios para identificar la violencia en línea y
protegerse contra las diferentes formas en que puede presentarse, ya sea por parte de sus
compañeros o de los adultos”.