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Más allá del rebaño.

Nietzsche, filósofo de la mente / Óscar Quejido Alonso

Mariano Rodríguez González


Más allá del rebaño. Nietzsche, filósofo de la mente
(Madrid, Avarigani Editores, 2018)

Por Óscar Quejido Alonso

Mariano Rodríguez retoma en su nuevo ciencia de su época. El embriólogo W.


libro el tema de la relevancia del pensa- Roux o el biólogo W. Rolph, además de
miento de Nietzsche en el marco de la Fi- R. Boscovich o F. Lange, conformarían el
losofía de la mente. Sin embargo, en esta suelo intelectual de la noción de volun-
ocasión lo hace de una manera mucho tad de poder, que, a su vez, será el núcleo
más centrada en los textos nietzschea- fundamental de la psicología nietzschea-
nos que en su anterior libro1, centrado na y de su resignificación de la noción
en la posible integración de la propuesta de alma.
nietzscheana en la historia de la filoso- Si bien el desacuerdo básico lo mantendrá
fía de la mente. Rodríguez sostiene, por Nietzsche con Platón, será en Descartes
tanto, que es posible tomarse en serio donde localizará la presentación moderna
a Nietzsche respecto a estas cuestiones, de la cuestión. El proyecto epistemológi-
aunque será preciso para ello llevar algo co moderno se desarrollará a partir del
de «claridad al enmarañado laberinto de planteamiento del pensador francés, para 193
los textos nietzscheanos» (p. 21), escla- quien «yo existo» en la misma medida
reciendo su filosofía sobre el alma y el en que «yo pienso mis pensamientos»,
cuerpo. En este sentido, y a falta de una de manera que introspección, claridad
ciencia cognitiva en época de Nietzsche, interior y certeza, irán de la mano en el
el punto de partida serán las abundantes proceso de conocimiento de uno mismo.
lecturas que éste llevará a cabo sobre la Una especie de «punto cero» del cono-
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cimiento representacional, en el que el duce a una cuestión de método. Una vez


acceso primero a los estados mentales resignificada el alma, en su dimensión
propios no se produce en los términos filosófica y antropológica, solo queda
de ideas-representaciones. Para Nietzs- seguir —como estrategia metodológi-
che, por el contrario, no habrá hechos de ca— «el hilo conductor del cuerpo»: lo
conciencia en este sentido fuerte, origi- único que hay son estados corporales.
nario, inmediato del término, por lo que Un cuerpo que, en realidad, es mucho
la introspección no podrá ser tenida por más enigmático, profundo y rico que la
una forma de conocimiento. Esto será mente. La riqueza del cuerpo nietzschea-
fundamental en dos puntos esenciales de no tendrá que ver con la pluralidad y la
nuestra experiencia de nosotros mismos; complejidad de «sistemas en interacción
ni actuamos por medio de nuestra vo- recíproca […] dotados de una cierta, in-
luntad como una forma de autodetermi- discutible unidad. Esto significa recono-
nación ni tampoco nos experimentamos cer en la corporalidad un orden superior
como agentes plenos. Es decir, Nietzsche de coordinación, propio de “aquella in-
cuestiona el carácter primero, origina- teligencia [que es] más elevada y amplia”
rio, de los contenidos de conciencia más que la propia del yo consciente» (p. 49).
elementales de nuestra experiencia más De esta manera, Nietzsche nos propo-
básica: tanto el «yo quiero» como el «yo ne comprender lo mental a partir del
hago». Estas dos creencias serán básicas cuerpo, es decir, «comprender nuestros
para la vida en tanto que supervivencia, querer, sentir y pensar desde la matriz
pero que no por necesarias dejarán de ser de inteligibilidad que nos proporcionan,
falsas. Lo mismo sucede con la causali- para empezar por ellas, las funciones ani-
194 dad entre pensamientos, ya que esta no males orgánicas» (p. 50). Seguir siempre
puede ser contrastada, nunca tenemos el hilo conductor del cuerpo, será lo que,
certeza absoluta de ésta, por lo que que- como apunta Rodríguez, nos propondrá
daría cuestionado todo el edificio de la el actual desarrollo de la embodied mind,
lógica. para el que el cuerpo es también la fuente
Como para Descartes —apunta Rodrí- primera de sentido. «Esta decisión meto-
guez—, a juicio de Nietzsche todo se re- dológica de investigar filosóficamente los
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territorios de la psicología, la política, la Nietzsche le interesa poner en juego una


estética, siguiendo en cualquier caso “el noción alternativa a la de voluntad en
hilo conductor del cuerpo” se seguiría tanto que facultad, en tanto que causa de
naturalmente de la fuerte tesis “ontoló- la acción, superando de esta manera la
gica” fundamental de Nietzsche según la concepción metafísica de ésta. La noción
cual “Solo hay estados CORPORALES: nietzscheana de voluntad será presentada
los estados mentales son sus consecuen- como una dinámica pulsional, ligando
cias y símbolos”» (p. 51). fuerza y afecto bajo la lógica del mandar
Ahora bien, ¿cómo entender la unidad y el obedecer. Con ella, Nietzsche pro-
del organismo, de la persona siguiendo blematizará la noción tradicional de vo-
los nuevos parámetros de la corporali- luntad, en tanto que facultad o potencia
dad, y dejando atrás el atomismo del psicológica, y con ella, a su vez, se cues-
alma? «El cuerpo humano acontece o es tionan los planteamientos clásicos la de
“uno”, pero solo como unidad de senti- acción y, por tanto, de la libertad, pero
do, y ese sentido unitario del aconteci- en los polémicos términos, como explica
miento resulta ser la dominación de una Rodríguez, de que «simplemente no hay
colectividad, o, como lo dice literalmen- voluntad ninguna, ni libre ni no libre»
te el propio Nietzsche, “una colectividad (p. 70). Es en este importante momen-
dominada”» (p. 58). to en el que se insertaría precisamente el
Llegados a este punto, Rodríguez abor- tema de la valoración o de la estimación
da tres formas de los estados mentales, de valor, como forma nietzscheana de ex-
siempre siguiendo el hilo conductor del presión de la voluntad y del ser.
cuerpo. Es muy notable el esfuerzo que Sin embargo, la renuncia a la libertad
ha hecho el autor, para recopilar y orga- tradicional —como sucede con la vo- 195
nizar gran cantidad de textos, entre ellos luntad— no significa que Nietzsche no
muchas anotaciones en los cuadernos de plantee una alternativa, ya que en su
trabajo, en los que Nietzsche va confor- caso encontramos la noción de la volun-
mando su noción de la voluntad, de la tad entendida como «afecto de mando».
sensación y del pensamiento. Es en este punto, en el que el libro de
Desde mediados de los años ochenta a Rodríguez señala el punto de inflexión
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de la filosofía nietzscheana: «El caso es ta es necesario partir, a juicio de Rodrí-


que voluntad y causalidad solo se po- guez, de la distinción entre pensamiento
drán afirmar como reales, y no ya como consciente e inconsciente. Se recogen en
simples prejuicios sin fundamento, con este momento dos conclusiones avanza-
la condición de enfocar ambas a partir das anteriormente: en primer lugar, «con
de la filosofía definitiva de la voluntad pensamientos conscientes no podemos
de poder» (p. 79). De esta manera, se conocer la realidad como tal sino como
va perfilando que toda la filosofía de lo mucho indicarla o señalarla»; la segunda
mental en Nietzsche se desarrolla como —más interesante—, el carácter epife-
una filosofía de la acción: el querer no es noménico del pensamiento consciente,
más que un complejo de todos los demás es decir, «los pensamientos conscientes
procesos mentales básicos, es decir, del no van a poder producir movimiento
sentir y del pensar. alguno por lo menos directamente» (p.
Sentir: «el sentir sería un “medio de rea- 109). Sin embargo, se trata de un epife-
lización” del proceso de alimentación que nomenismo que de manera ambigua y,
es común, y que por lo tanto une o liga, podríamos decir, escéptica («puede que
a una multiplicidad de fuerzas» (p. 92). sí, puede que no») el propio Nietzsche va
Nuevamente son los momentos de resis- a cuestionar: «De la problemática efecti-
tencia, organización y evaluación los que vidad del pensar consciente en tanto que
darán sentido o inteligibilidad, al sentir. consciente, propiamente no se podría
De lo que se trata con las sensaciones, si- hablar, porque no hay pensar consciente
guiendo el modelo de la nutrición, es de aislado del fondo pulsional, desconecta-
asimilar, de apropiarse o de incorporar, do, exento» (p. 111), señala Rodríguez.
196 por tanto, de interpretar; es una fuerza Un fondo pulsional que supone, tal y
activa, nuevamente, una fuerza configu- como se señala a lo largo del libro, lo que
radora, que al acoger al estímulo, ya lo la actual psicología denomina «incons-
modifica en una determinada dirección ciente cognitivo». Este es el verdadero
o perspectiva. pensamiento antes de convertirse en pen-
Ahora bien, ¿qué significa pensar para samiento conceptual, pensamiento «en
Nietzsche? Para responder a esta pregun- bruto» que necesita de interpretación, de
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refinamiento, en última instancia, para y la imaginaria. Esto lleva a Rodríguez a


llegar a ser un pensamiento, este pensa- afirmar que
miento, para no ser confundido con lo
que no es, afirma Rodríguez, quien a lo Si la filosofía nietzscheana de la mente lle-
ga a entender en definitiva las diversas fun-
largo de todo el texto contiene cualquier
ciones mentales como distintos tipos de
desliz que pueda convertir a Nietzsche en actividad básicamente pulsional o impul-
un metafísico. siva, eso quiere decir que las va a entender
La segunda parte del libro está dedica- como diferentes modalidades del apodera-
miento, de la dominación del estímulo por
da a la noción fundamental de pulsión
parte del organismo, a partir del modelo o
[Trieb], separando el análisis de esta foco metafórico de la deglución y posterior
del de la voluntad, que se ha llevado a asimilación o incorporación del alimento
cabo en la parte primera, en tanto que (p. 150).
supuesta facultad de actuar. De entre
los muchos lugares en los que en la obra Es decir, que la importante noción
nietzscheana es posible encontrar la cues- nietzscheana de la interpretación tam-
tión de las pulsiones, Rodríguez presta bién debe ser vista desde el hilo con-
especial atención a la caracterización ductor del cuerpo, ya que la actividad
dada por Nietzsche, en el aforismo 119 principal de la pulsión es interpretar,
de Aurora. De ella se extrae la convicción aunque la pulsión no sea en sí misma
nietzscheana de que, a pesar del lenguaje nada fijo, y solo se constituya en cuanto
figurado con el que nos referimos a las tal, en su propia actividad.
pulsiones, ya que no tenemos un acce- El problema surge al llevar toda esta
so directo a las mismas, sin embargo, el teoría pulsional a la dimensión huma-
hombre «es», básicamente, sus pulsiones. na. Si, como afirma Rodríguez, «lo más 197
Dos temas más serán relevantes para dar profundo y potente de nuestro ser de
cuenta de la teoría pulsional de Nietzs- animales humanos está formado preci-
che, a partir de este aforismo: en primer samente por las pulsiones por las que
lugar, que las pulsiones también segui- se conserva la comunidad» (p. 154),
rían el modelo de la alimentación, por por el instinto de rebaño, entonces el
otra, distinguir entre la alimentación real individuo soberano se convierte en una
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anomalía. Hay que precisar bien este la nutrición como asimilación o incorpo-
juego entre el individuo y los otros como ración junto con la expulsión de los restos
inutilizables, la consiguiente acumulación
condición esencial para la emergencia
de la energía excedente, y el resultado de
de cualquier yo, es decir, como condi- todo esto, que no sería sino la reproduc-
ción de posibilidad de la construcción ción o proliferación (p. 165).
de una persona a partir de la contrapo-
sición, ya que no está claro que este los La importante distinción inicial entre
otros deba constituirse como un rebaño. pulsiones conscientes e inconscientes,
Incluso la necesidad de unidad orgánica conduce la investigación de Rodríguez a
que antes se señaló, no debe reducirse a determinar que la pulsión, en tanto que
una unidad como comunidad. Algo de estimación de valor consciente, constitu-
escepticismo faltaría aquí. Posiblemen- ye un discriminador del juego pulsional,
te, una de las preguntas más acuciantes y lo que podemos denominar razón o in-
es la de si es posible establecer criterios telecto, en tanto que herramienta de las
para una forma de comunidad a partir pulsiones surgido del propio juego esti-
de la filosofía de Nietzsche, eludiendo, mativo de las pulsiones.
claro está, la comunidad-rebaño; no hay El análisis de la corporalidad desemboca
que subestimar en el juego nietzscheano en la caracterización nietzscheana de la
la absoluta necesidad de estas anoma- conciencia, en la última parte del libro.
lías, llamadas «individuos soberanos», Tomando nuevamente como punto de
para la conservación de la especie. Aun- partida la relación entre lo consciente y
que todas estas cuestiones, por otra par- lo inconsciente, Rodríguez se centra en
te, quizás no deban ser planteadas con el análisis de que dicha relación no se
198 profundidad en un libro que aborda la establece por causas naturales; antes al
filosofía de la mente nietzscheana. contrario, serán las condiciones cultu-
El hilo conductor del libro de Rodrí- rales y epocales las que las determinarán
guez es la interpretación de la voluntad en cada caso. Más allá de todo esto el
de poder como una noción muy próxi- planteamiento nietzscheano desemboca,
ma a la de la nutrición, extraída por a juicio de Rodríguez, en un especie de
Nietzsche de sus lecturas fisiológicas: panpsiquismo por medio de la hipótesis
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de que «toda materia está dotada de al- de lo que Nietzsche denomina poetizar.
gún grado de sensación por mínimo que Concluye Rodríguez que el eliminacio-
sea» (p. 189). En este punto se detiene el nismo nietzscheano de la conciencia en
estudio, planteando la propuesta nietzs- tanto que unidad y facultad, una autén-
cheana de la mente en los términos de la tica enfermedad, en palabras del filósofo.
conciencia fenoménica y de la conciencia Un hueco que, sin embargo, quedaría
intencional, tal y como se expresa en la cubierto por una concepción afectiva y
actual filosofía de la mente, o lo que es lo emocional de la conciencia. La deca-
mismo, el paso de la conciencia cualitati- dencia occidental adquiere su forma más
va (qualia) a la conciencia con un conte- extrema bajo una radicalización de la
nido conceptual. No es el único diálogo caracterización racionalista, idealista del
que se establecerá en esta parte del libro; sujeto y de la condición humana, posi-
el texto está salpicado por comentarios ble todo ello gracias a la centralidad dada
que introducen posiciones contempo- a la conciencia como unidad.
ráneas de la conciencia, en relación al Sin duda se trata de un libro que, por
planteamiento propuesto por Nietzsche, la gran cantidad de temas novedosos que
de manera que se explicaría la resignifica- trata, por la minuciosa y organizada se-
ción de ésta y su posición respecto al in- lección de los textos nietzscheanos, así
consciente cognitivo corporal, verdadera como por las vías que apunta, se con-
«inteligencia» que rige y ordena la vida vertirá en un libro de referencia para los
del organismo, a partir de la consabida estudios sobre Nietzsche en español.
idea de la superficialidad de una con-
ciencia simplificadora y esencialmente
lingüística. Un paso más allá, del incons- 199
ciente humano emerge la tendencia a
completar lo que entrecortadamente per-
cibimos, de manera que nuestra aversión
Notas
al vacío es contrarrestada por una fuerza
1
Rodríguez González, M., Nietzsche como últi-
productiva que, inconscientemente, nos
ma palabra. Estudios de Filosofía de la Mente,
lleva a producir imágenes, bajo la forma Editorial Académica Española, 2012, 260 p.

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