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1 de octubre

VENERABLE FRAY LUIS AMIGÓ Y FERRER1


Fundador de los Terciarios y Terciarias Capuchinos

CEREMONIERO: Bienvenidos hermanos y hermanas a esta celebración en


la que conmemoramos la Pascua de Fray Luis Amigó quien, en un día como
hoy y rendido por los ochenta años de vida, se sintió enfermo durante el
verano de 1934.

Se dio cuenta de que se acercaba el fin de su vida y, con la seguridad de quien


ha obrado bien, recibió la noticia con la ecuanimidad que le caracterizaba:
“Hágase la voluntad de Dios”, dijo, y se puso a orar.

A continuación, con fortaleza cristiana y con la fe de quien tiene la partida


ganada, dijo: “Quiero recibir el Santo Viático, para pasar a mejor vida”.

El momento del viático fue emocionante. El padre Luis, sentado en una silla,
hizo con todo fervor y pleno conocimiento la profesión de fe y, con lágrimas
en los ojos y señales de gran emoción, perdonó y pidió perdón a todos.

Al despedirse el obispo Lauzurica – que le había llevado el Viático-, el padre


Luis le cogió las manos y, dándole las gracias por su caridad, se las besó
diciendo: “Señor obispo, yo no soy más que un pecador”.

Monseñor Lauzurica, vivamente emocionado, dijo entonces a todos los


presentes: “Es un santo, es un santo”.

El día primero de octubre, el telégrafo anunciaba que el padre Luis Amigó,


obispo de Segorbe, había fallecido apaciblemente en la Residencia de Godella.

Al atardecer del día 2, sus restos fueron trasladados a la Iglesia de


Massamagrell, en la que –el 3- se celebraron sus solemnes exequias, siendo
llevado a continuación su cuerpo a la cercana iglesia de las hermanas
Terciarias Capuchinas, donde sería inhumado.

Las flores que envolvía la caja se las disputaron los fieles como preciada
reliquia, y las Terciarias y Terciarios Capuchinos, que rodeaban por completo
el féretro, se despidieron llorando a su santo patriarca.

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Para esta fiesta, se dice la Plegaria Eucarística Jesús, que pasó haciendo el bien.

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Hoy, sin embargo, al iniciar esta eucaristía no queremos hablar de muerte,
sino de vida.

Luis Amigó ha continuado siendo, incluso después de su tránsito a la Casa del


Padre, un mensaje de vida para todos aquellos a quienes ha llegado – a lo
largo y ancho del mundo- la acción benéfica y misericordiosa de sus
seguidores, religiosos y laicos. Y lo ha sido, sobre todo, para aquellos más
desprotegidos y necesitados, como son los niños, niñas y adolescentes en
situación de riesgo.

Que la Eucaristía que ahora iniciamos traiga de un modo particular a la


memoria de nuestro corazón estas palabras testamentarias con las que el
propio padre Luis nos legó el mensaje de vida que le había distinguido:
Vosotros zagales del Buen Pastor, sois los que habéis de ir en pos de la oveja
descarriada hasta devolverla al aprisco… y no temáis perecer en los
despeñaderos y precipicios en que muchas veces os habréis de poner para
salvar la oveja perdida. Iniciemos alegres y agradecidos esta gran celebración.

Antifona de Entrada
Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. Jn 10, 11

Oración colecta

O h Dios, Padre de todos los dones, de quien procede cuanto somos y


tenemos, queremos darte especialmente gracias por la vida del padre
Luis Amigó, en quien, para beneficio de tu iglesia y de la sociedad, infundiste
el carisma de acoger y educar cristianamente a los “jóvenes apartados del
camino de la verdad y del bien”. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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LITURGIA DE LA PALABRA

CEREMONIERO: En la primera lectura escucharemos las palabras del


profeta haciendo memoria de la historia de Israel: la historia de la fidelidad de
Dios y la infidelidad del pueblo. Una historia en la que constantemente
aparece el Dios de amor y compasión que no abandona, sino que rescata,
levanta y guía como un pastor a su rebaño, para que las ovejas caminen sin
tropezar. Esta imagen de Dios como Pastor también la encontramos en el
Evangelio de Juan, en el pasaje del que Luis Amigó tomó el lema de su
episcopado: “Yo doy mi vida por mis ovejas”. Jesús es el Buen Pastor que
conoce personalmente a las ovejas y ellas le conocen. Todos los que creemos
en Él le seguimos, porque sabemos que es la única y mejor guía de nuestra
vida. La segunda lectura nos presenta a Pablo animando la vida de la
comunidad de Filipos. Nos recuerda la preocupación del apóstol y también la
del propio Luis Amigó, velando por los hermanos y hermanas, y nos anima
hoy a vivir la verdadera fraternidad: una comunidad de amor.

LECTOR 1: Primera Lectura del libro del Isaías

Quiero recordar el amor del Señor y cantar sus alabanzas, por todo lo que el
Señor ha hecho por nosotros, por sus muchos beneficios a la casa de Israel;
por la abundancia de sus bondades y por su amor sin medida.

Él dijo: “Son mi pueblo, hijos que no engañarán”; y fue para ellos el salvador
en todas sus angustias. No fue un mensajero ni un enviado, sino Él
personalmente quien los salvó. Por su amor y su piedad los rescató: cargó con
ellos y los llevó en brazos todos los días del pasado. Más ellos se rebelaron
contra Él y entristecieron su santo espíritu, y Él se convirtió en su enemigo y
luchó contra ellos.

Entonces se acordaron de los días antiguos, y de Moisés, su siervo. Y dijeron:


¿Dónde está el que sacó del mar, al pastor de su rebaño? ¿Dónde el que
infundió en su interior su santo espíritu, el que acompañó a Moisés con su
glorioso poder, el que separó las aguas ante ellos, haciéndose eternamente
famoso, el que los hizo andar por el fondo del mar como caballos por la
estepa, sin permitir que tropezaran, cual ganado que baja al valle? El espíritu
del Señor los condujo al reposo. Así condujiste a tu pueblo y tu nombre se
hizo famoso. /Palabra de Dios…

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LECTOR 2: Al salmo nos unimos diciendo

V/. Mi fuerza y mi poder es el Señor, Él es mi salvación


R/. Mi fuerza y mi poder es el Señor, Él es mi salvación

Cantaré al Señor, sublime es su victoria. Él es mi Dios, yo lo alabaré, el Dios


de mis padres, yo lo ensalzaré. R/.

Cuando soplaste, las aguas se pararon, las corrientes se alzaron como un


dique, y las olas se cuajaron en el mar. R/.

Extendiste tu diestra, se los tragó la tierra, guiaste a tu pueblo hasta tu santa


morada.
Lo introduces y los plantas en el monte del Señor. R/.

LECTOR 3: Segunda Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los
Filipenses

Si quieren darme el consuelo de Cristo y aliviarme con su amor, si nos une el


mismo Espíritu y tienen entrañas compasivas, denme esta alegría:
manténganse unánimes y concordes, con un mismo amor y un mismo sentir.
No obren por envidia ni por ostentación, déjense guiar por la humildad y
consideren siempre superiores a los demás. No se encierren en sus intereses,
sino busquen todos el interés de los demás. Tengan entre ustedes los
sentimientos propios de una vida en Cristo Jesús. /Palabra de Dios…

EVANGELIO
Yo soy el buen pastor

Lectura del santo Evangelio, según San Juan (Jn 10, 11-15).

Entonces Jesús les dijo: Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por
las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las
ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en
ellas y las dispersa. El asalariado se porta así, porque trabaja únicamente por
la paga y no tiene interés por las ovejas. Yo soy el buen pastor, y conozco a
mis ovejas y ellas me conocen a mí, lo mismo que mi Padre me conoce a mí y
yo lo conozco a él; y doy mi vida por las ovejas. /Palabra del Señor…

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ORACIÓN DE LOS FIELES

SACERDOTE: Ante el inmenso amor de Cristo por nosotros, abramos


nuestro corazón al perdón, a la solidaridad y al servicio para con todos
nuestros hermanos.

R. Renueva, Padre, los prodigios de tu amor.

(Aquí, Pasa el representante de cada grupo a leer la ACCIÓN DE GRACIAS y PETICIÓN.


En el caso de no pasar, leer las siguientes peticiones).

 Por la Iglesia, para que, tras los pasos de su Maestro, actúe con
verdaderas entrañas de misericordia ante toda miseria humana y
aparezca así ante todos como “sacramento del amor con que Dios ama a
todo hombre”; roguemos al Señor.

 Por los obispos, sacerdotes y cuantos tienen alguna responsabilidad


pastoral, para que siguiendo el ejemplo del Buen Pastor se muestren, en
todo momento, cercanos y disponibles a cuantos les han sido confiados
y sepan apacentar su rebaño con amor, roguemos al Señor.

 Por los seguidores de Luis Amigó –religiosos y laicos- para que fieles a
la invitación de ser zagales del Buen Pastor, “amen a la medida” a los
niños, niñas y jóvenes a quienes han sido enviados, sean cercanos a
ellos, compartan sus alegrías y tristezas y por ellos se desvían
diariamente en el ejercicio de su apostolado, roguemos al Señor.

 Por todos los aquí reunidos, para que teniendo los mismos sentimientos
de Cristo, compartamos un mismo amor, vivamos en armonía y a
ejemplo del padre Luis Amigó, hagamos de la sencillez y humildad
“nuestra vestidura”, roguemos al Señor.

 Por la pronta beatificación de padre Luis Amigó, el “apóstol de la


juventud en dificultad”, roguemos al Señor.

SACERDOTE: Padre Omnipotente y santo, que te sirves de los hombres para


completar designios de salvación y amor; enséñanos a seguir con humilde fe al
fundador de nuestra Congragación de Religiosos Terciarios Capuchinos, Fray
Luis Amigó, quien a lo largo de su vida te ha alabado y glorificado. Por Cristo
nuestro Señor.

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PROCESIÓN DE OFRENDAS

La procesión de ofrendas va en el siguiente orden:

ESCUELA HORIZONTES
1. Encauzamiento Mujer 1. Avanzar
2. Afianzamiento Mujer 2. Porvenir
3. Identidad 3. Proyección
4. Voluntad 4. Liberación
5. Autonomía 5. Superación
6. Génesis
Oración sobre las ofrendas

e ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza para darte gracias por el


T gran beneficio del carisma amigoniano que, en tu bondad, quisiste
regalar a todos por medio del padre Luis Amigó. Por Jesucristo, nuestro
Señor.

Antífona de comunión
Alegraos en el Señor los que habéis sido iluminados, habéis gustado el don
celestial y habéis sido hechos partícipes del Espíritu Santo. Hb 6, 4

Oración después de Comunión

S eñor, Dios nuestro, al concluir esta eucaristía de acción de gracias por la


vida de Luis Amigó, te pedimos concede tu gracia a las religiosas,
religiosos, laicos y cooperadores amigonianos, para que vivan en
fidelidad constante y creciente al carisma misericordioso que han recibido. Por
Jesucristo nuestro Señor.

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