La pancreatitis crónica es un proceso patológico caracterizado por daño irreversible del páncreas,
situación distinta de la de cambios reversibles que se observan en la pancreatitis aguda (cuadro
371-4). Apenas se comienzan a esclarecer los fenómenos que desencadenan y perpetúan el proceso infl amatorio en dicha glándula. Sea cual sea el mecanismo lesivo, se ha podido advertir que la activación de células estrelladas que resulta en excreción de citocinas y producción de proteínas de la matriz extracelular es la causa de la inflamación aguda y crónica, y el depósito de colágeno en el páncreas. Sobre tal base, el trastorno se define por la presencia de anormalidades histológicas e incluyen en forma crónica inflamación, fibrosis y destrucción progresiva del tejido gexocrino y finalmente el endocrino (atrofia). Se han vinculado diversas causas con la pancreatitis crónica, que causan las manifestaciones cardinales de la enfermedad como dolor abdominal, esteatorrea, adelgazamiento y diabetes mellitus (cuadro 371-5). Se pensaba que el alcohol era la causa primaria de la pancreatitis crónica, pero otros factores contribuyen también a la enfermedad porque no todos los bebedores consuetudinarios terminan por mostrar una pancreatopatía. Se advierte un vínculo neto entre el tabaquismo y la pancreatitis crónica. El humo del cigarrillo intensifica la susceptibilidad a la autodigestión del páncreas que predispone a la disregulación de la función CFTR de células canaliculares. El tabaquismo es un factor de riesgo independiente pero que depende de dosis, en lo que se refiere a la pancreatitis crónica y la pancreatitis aguda recidivante. Consumir alcohol y fumar tabaco se vincula con fibrosis pancreática, calcificaciones y progresión de la enfermedad. La identificación reciente de las células estrelladas del páncreas (PSC) ha ampliado los conocimientos sobre las respuestas celulares primarias que explicarían la aparición y el desarrollo de la pancreatitis crónica. De modoc específi co, se piensa que las PSC intervienen para conservar la arquitectura normal del páncreas, que puede ser modifi cada a fi brogénesis en caso de pancreatitis crónica. La hipótesis del episodio pancreático agudo centinela (SAPE) describe de manera uniforme los fenómenos en la patogenia de la pancreatitis crónica. Se piensa que el alcohol o estímulos adicionales inducen la destrucción del colágeno normal en el parénquima pancreático, fenómeno mediado por la metaloproteinasa de matriz, lo cual más tarde permitirá la remodelación pancreática. Las citocinas proinfl amatorias, el factor α de necrosis tumoral (TNF-α), las interleucinas 1 (IL-1) y 6 (IL-6) y complejos oxidantes, tienen la capacidad de inducir la actividad de PSC y, como consecuencia, habrá síntesis de nuevo colágeno. Además de los estímulos que aportan las citocinas, los oxidantes o los factores de crecimiento, las PSC también poseen una vía autocrina autoactivadora mediada por TGF-β, que podría explicar la evolución en la enfermedad en el caso de la pancreatitis crónica, incluso despuésv de que se eliminan los estímulos nocivos.
CONSIDERACIONES ETIOLÓGICAS Entre adultos en Estados Unidos el alcoholismo es la causa más
común de pancreatitis crónica clínicamente manifi esta, en tanto que la fi brosis quística lo es en los niños. Incluso 25% de los adultos estadounidenses con pancreatitis crónica tiene la forma idiopática. Investigaciones recientes han señalado que incluso 15% de las personas con dicha forma de pancreatitis pueden mostrar el cuadro infl amatorio por defectos genéticos (cuadro 371- 5). Whitcomb y colaboradores estudiaron algunas familias grandes con pancreatitis crónica hereditaria y pudieron identifi car un defecto que altera al gen que codifi ca el tripsinógeno. También se han descrito otros defectos adicionales de dicho gen; el defecto impide la destrucción de la tripsina activada prematuramente y le confi ere resistencia al efecto protector intracelular del inhibidor de tripsina. Se ha planteado la hipótesis de que dicha activación continua de las enzimas digestivas dentro de la glándula culmina en la lesión aguda y, por último, en pancreatitis crónica. Desde el descubrimiento inicial del defecto de mutación PRSS1 se han detectado otras enfermedades genéticas (cuadro 371-5). Otros grupos de investigadores han corroborado las mutaciones de CFTR. El gen en cuestión actúa como un canal de cloro regulado por AMP cíclico. En personas con fi brosis quística la elevada concentración de macromoléculas bloquea los conductos pancreáticos. Es necesario apreciar, a pesar de todo, que se advierte enorme heterogeneidad en la relación con el defecto del gen CFTR. Se han identifi cado más de 1 000 mutaciones supuestas del gen recién mencionado. Los intentos de dilucidar la relación entre el genotipo y las manifestaciones pancreáticas han sido obstaculizados por el número de mutaciones. La posibilidad de detectar las mutaciones de CFTR ha permitido saber que el espectro clínico de la enfermedad es más amplio de lo que se pensó originalmente. Dos estudios han esclarecido el vínculo entre las mutaciones del gen CFTR y otra forma monosintomática de la fi brosis quística (p. ej., pancreatitis crónica). Se ha estimado que en personas con pancreatitis idiopática la frecuencia de mutaciones del gen CFTR sólo es 11 veces la frecuencia esperada, y la frecuencia de dos alelos mutantes es 80 veces mayor que la frecuencia prevista. En los estudios en cuestión, los pacientes fueron adultos cuando se hizo el diagnóstico de pancreatitis; ninguno tuvo manifestaciones clínicas de neumopatía y los resultados de la prueba del sudor no confi rmaron la presencia de fi brosis quística. No hay certeza de la prevalencia de las mutaciones de ese tipo y se necesitan indudablemente más estudios. Además, quedan por dilucidar las consecuencias terapéuticas y pronósticiku as de estos datos en lo que se refi ere al tratamiento de la pancreatitis. Se necesita la vigilancia a lathrgo plazo de los pacientes afectados. Las mutaciones de CFTR son frecuentes en la población general. No se sabe si la sola mutación de CFTR causará pancreatitis como enfermedad recesiva autosómica. En un estudio se valoró a 39 pacientes de pancreatitis crónica idiopática para calcular el riesgo que conllevaban las mutaciones. Los individuos con dos mutaciones de CFTR (heterocigotos compuestos) mostraron función de dicho gen en un nivel que quedó situado en un punto intermedio entre la fi brosis quística típica y los portadores de fi brosis quística, y tuvieron un riesgo 40 veces mayor de presentar pancreatitis. La presencia de una mutación en SPINK1 de N34S incrementó 20 veces más el riesgo. La combinación de dos mutaciones de CFTR y una mutación de SPINK1 de N34S agravó 900 veces el riesgo de pancreatitis. El conocimiento de los defectos genéticos y las alteraciones anterógradas en la expresión de proteínas han permitido que se elabore una nueva geneterapia en niños de fi brosis quística que potencia el canal de CFTR y con ello se logra mejoría en la función pulmonar, calidad de vida e incremento ponderal. El cuadro 371-5 incluye causas identifi cadas de pancreatitis crónica y de insufi ciencia exocrina pancreática Características clínicas de la pancreatitis crónica Las personas con dicho trastorno acuden a solicitar atención médica en especial por dos manifestaciones: dolor abdominal o digestión defi ciente y pérdidgga de peso. El dolor puede tener localización, intensidad y frecuencia muy variables; puede ser constante o intermitente con intervalos frecuentes indoloros. El consumo de alimentos puede exacerbarlo y originar temor a los alimentos, con adelgazamiento ulterior. El espectro del dolor abdominal varía desde leve a muy intenso, y una consecuencia frecuente es la dependencia de narcóticos. La digestión defi ciente se manifi esta por diarrea crónica, esteatorrea, adelgazamiento y fatiga. Las personas con dolor crónico pueden evolucionar y llegar a la digestión defi ciente; en promedio 20% de ellas acudirá por primera vez con manifestaciones de la defi ciencia digestiva sin el antecedente de dolor abdominal. Los individuos con pancreatitis crónica presentan morbilidad y mortalidad notables y utilizan los recursos de la sociedad en grado apreciable. A pesar de la esteatorrea, como dato sorprendente muy pocas veces surgen defi ciencias clínicamente manifi estas de vitaminas liposolubles. Los signos físicos de estas personas por lo común son poco notables, de tal manera que existe una diferencia entre la intensidad del dolor abdominal y los signos objetivos, que suelen consistir en hiperestesia leve a la palpación. A diferencia de la pancreatitis aguda, en la variante crónica no hay incremento extraordinario de las concentraciones séricas de amilasa y de lipasa. El incremento de la concentración de bilirrubina y fosfatasa alcalina en suero puede denotar colestasis como consecuencia de estenosis del colédoco, causada por infl amación crónica. En muchos pacientes hay trastorno de la tolerancia a la glucosa con incremento de la glucemia en el ayuno. La elastasa-1 fecal y la arquitectura histológica del intestino delgado son útiles en la valoración de personas en quienes se sospecha esteatorrea pancreática; la concentración de la primera será anormal y la imagen de la segunda será normal en tales pacientes. La valoración radiográfi ca de la persona en quien se sospecha pancreatitis crónica varía desde un enfoque no penetrante, a otro más penetrante. Las imágenes de CT abdominal (fi g. 371-4A,B) representan la modalidad inicial más indicada, luego la MRI (fi g. 371-4C), la ecografía endoscópica y pruebas de función pancreática. Además de descartar la presencia de un pseudoquiste y cáncer pancreático, con la CT se pueden identifi car calcifi - caciones, dilatación de conductos o atrofi a de páncreas. La CT y la MRCP abdominales facilitan grandemente el diagnóstico de pancreatopatía, pero el método diagnóstico con la mayor sensibilidad y especifi cidad es la estimulación hormonal con secretina. Los resultados de dicha prueba se tornan anormales cuando se pierde ≥60% de la función exocrina del páncreas, situación que suele guardar relación precisa con el comienzo del dolor abdominal crónico. No se ha defi nido la utilidad de la ecografía endoscópica (EUS) para el diagnóstico de la fase temprana de la pancreatitis crónica. En esta enfermedad se han descrito nueve características endosonográfi cas. Se considera como confi rmación diagnóstica de la variante crónica la presencia de cinco o más características. La EUS no tiene la sufi ciente sensibilidad para detectar la pancreatitis crónica en fase temprana, si se utiliza sola (cap. 370), y puede denotar signos positivos en pacientes que tienen dispepsia e incluso en individuos con envejecimiento normal. Datos recientes sugieren que la EUS se puede combinar con una prueba endoscópica de la función del páncreas (ePFT) durante una sola sesión endoscópica para identifi car la pancreatitis crónica en individuos con dolor abdominal por largo tiempo. Las calcifi caciones difusas que se identifi can en la radiografía simple del abdomen por lo común denotan daño notable del páncreas y constituyen un signo patognomónico de pancreatitis crónica (fi g. 371- 4A). El alcohol es, con mucho, la causa más frecuente de las calcifi caciones en el páncreas, pero tales concreciones también pueden aparecer en otras formas de pancreatitis como la hereditaria, la postraumática, la hipercalcémica, la crónica idiopática y la tropical.
Complicaciones de la pancreatitis crónica Éstas son multiformes y se incluyen en el cuadro 371-7.
En muchos pacientes hay alteración de la tolerancia a la glucosa, pero son poco comunes la cetoacidosis y el coma, ambos de origen diabético. En forma similar, también es poco frecuente el daño de órgano terminal (retinopatía, neuropatía, nefropatía). La retinopatía no diabética puede depender de hipovitaminosis A, defi ciencia de cinc o de ambas. La hemorragia del segmento gastrointestinal puede surgir por úlceras pépticas, gastritis, un pseudoquiste que erosione el duodeno, hemorragia arterial y con paso de sangre al conducto de Wirsung (jugo hemático del páncreas), o rotura de varices como consecuencia de trombosis de vena esplénica por infl amación crónica de la cola del páncreas. Pueden aparecer ictericia, colestasis y cirrosis de vías biliares por la reacción infl amatoria crónica alrededor del segmento intrapancreático del colédoco. Veinte años después del diagnóstico de pancreatitis crónica calcifi cada, el riesgo acumulativo del carcinoma pancreático es de 4%. Las personas con pancreatitis hereditaria tienen un riesgo 10 veces mayor de presentar cáncer del páncreas.