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Este ámbito inicial del recurso de amparo, regulado en la LOTC, se ha completado con
otras disposiciones normativas posteriores:
Sin embargo, tras la entrada en vigor de la Ley Orgánica 6/2007, de 24 de mayo, por la
que se modifica la Ley Orgánica 2/ 1979, de 3 de octubre, del Tribunal Constitucional, la
mera lesión de un derecho fundamental o libertad pública tutelable en amparo ya no será
por sí sola suficiente para admitir el recurso, pues a tenor del artículo 50.1.b) LOTC, es
imprescindible, además, “su especial trascendencia constitucional”.
susceptible de amparo sobre el que no haya doctrina del Tribunal Constitucional (...); b) o
que dé ocasión al Tribunal Constitucional para aclarar o cambiar su doctrina, como
consecuencia de un proceso de reflexión interna, (...) o por el surgimiento de nuevas
realidades sociales o de cambios normativos relevantes para la configuración del
contenido del derecho fundamental, o de un cambio en la doctrina de los órganos de
garantía encargados de la interpretación de los Tratados y Acuerdos Internacionales a los
que se refiere el art. 10.2 CE; c) o cuando la vulneración del derecho fundamental que se
denuncia provenga de la ley o de otra disposición de carácter general; d) o si la
vulneración del derecho fundamental traiga causa de una reiterada interpretación
jurisprudencial de la ley que el Tribunal Constitucional considere lesiva del derecho
fundamental y crea necesario proclamar otra interpretación conforme a la Constitución; e)
o bien cuando la doctrina del Tribunal Constitucional sobre el derecho fundamental que
se alega en el recurso esté siendo incumplida de modo general y reiterado por la
jurisdicción ordinaria, o existan resoluciones judiciales contradictorias sobre el derecho
fundamental, ya sea interpretando de manera distinta la doctrina constitucional, ya sea
aplicándola en unos casos y desconociéndola en otros; f) o en el caso de que un órgano
judicial incurra en una negativa manifiesta del deber de acatamiento de la doctrina del
Tribunal Constitucional (...); g) o, en fin, cuando el asunto suscitado, sin estar incluido en
ninguno de los supuestos anteriores, trascienda del caso concreto porque plantee una
cuestión jurídica relevante y general repercusión social o económica o tenga unas
consecuencias políticas generales, consecuencias que podrían concurrir, sobre todo,
aunque no exclusivamente, en determinados amparos electorales o parlamentarios”.
5. Actos recurribles:
La LOTC, parece reducir el ámbito de los actos recurribles en amparo únicamente a los
actos de los poderes públicos, entendiendo por tales, todos los entes que ejercen un
poder de imperio. De tal forma, que lo son, tanto los Estatales, como los de las
Comunidades Autónomas y también los de todas las Administraciones Públicas.
La Jurisprudencia del Tribunal Constitucional permite recurrir en amparo los actos de los
particulares que vulneren derechos y libertades fundamentales a través de la técnica de
la “eficacia de los Derechos frente a terceros”.
De acuerdo con el criterio propio de la LOTC, los actos recurribles en amparo pueden ser
agrupados de la siguiente forma:
a) Actos Parlamentarios: son objeto de amparo las disposiciones o actos sin valor de ley,
emanados de las Cortes o de cualquiera de sus órganos; o de las Asambleas Legislativas
de las Comunidades Autónomas o de sus órganos, que violen los derechos y libertades
susceptibles de amparo (art. 42 LOTC)
El plazo para la interposición del recurso será, en este caso, de 3 meses contados a
partir
b) Actos del Ejecutivo: Son objeto de este recurso las disposiciones, actos jurídicos o
simples vías de hecho del Gobierno o de sus autoridades o funcionarios, o de los
órganos
Requisitos: 1o Haber agotado todos los posibles recursos dentro de la vía judicial
ordinaria; 2o que la violación del derecho sea imputable de modo inmediato y directo a
una acción u omisión del órgano judicial con independencia de los hechos que dieron
lugar al proceso en el que aquellos se produjeron, y sobre los que, en ningún caso,
entrará a conocer el Tribunal Constitucional; 3o que se haya invocado formalmente en el
proceso el derecho constitucional vulnerado tan pronto como se haya conocido su
vulneración.