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LECTURA 1. Competitividad - Michael E. Porter
LECTURA 1. Competitividad - Michael E. Porter
Fronteras en expansión
Michael E. Porter
Titular de la cátedra Bishop William Lawrence en Harvard y profesor de la Harvard Business School.
Cada vez resulta más frecuente que la competencia no se detenga en las fronteras
nacionales. Este artículo describe la influencia de la ubicación de las empresas en su
ventaja competitiva.
Además, destaca la relevancia de los cúmulos o agrupaciones sectoriales y analiza el papel
del Estado en la competitividad de las empresas y las naciones.
El autor afirma que “la prosperidad nacional se crea, no se hereda” y que la innovación
continua en las empresas es un requisito necesario para alcanzar esa prosperidad
económica y social.
Sin embargo, la globalización impide limitarse a pensar en términos nacionales. Las
empresas tienen cada vez menos estrategias nacionales y más estrategias plurinacionales o
mundiales.
Como espero que sea manifiesto, mi trabajo descansa sobre un núcleo básico de ideas acerca de la
competencia y ofrece una perspectiva coherente. No obstante, mis ideas evolucionan constantemente
y las he ido ampliando a lo largo del tiempo para abarcar nuevas dimensiones. La estructura sectorial,
la visión de la ventaja competitiva basada en las actividades y mi reciente teoría del papel que la
ubicación desempeña en la competencia representan las tres concepciones de base que están
presentes en todo mi trabajo. Mi entendimiento de cada una de ellas y de sus interconexiones mutuas
se profundiza y extiende constantemente.
La exploración de una cuestión relativa a la competencia y a la estrategia ha suscitado la siguiente
cuestión, y la exploración de ésta segunda ha suscitado una tercera. La reflexión sobre la competencia
y la estrategia en un sector, por ejemplo, me llevó a interesarme por la influencia que la
diversificación tenía en la competencia sectorial. Los primeros trabajos sobre el posicionamiento me
impulsaron a una concepción de la empresa basada en sus actividades. La reflexión sobre las
actividades me llevó a preguntarme sobre la influencia de la mundialización, lo que a su vez planteó la
cuestión de la importancia de la ubicación. Esto, a su vez, me obligó a abordar el papel del Estado, no
sólo de las empresas, en la competencia. Mi trabajo sobre la ubicación también provocó un interés en
el desarrollo económico, la pobreza urbana y la política medioambiental.
A lo largo del tiempo, me he sentido impulsado a explorar nuevas unidades de análisis. Mis trabajos
iniciales hacían hincapié en el sector en un momento en el que predominaba la empresa como unidad
de análisis dominante. Partiendo de las reflexiones sobre la empresa como conjunto, mis siguientes
trabajos se ocuparon de la actividad. Y partiendo de la atención prestada al sector, mi labor posterior
pasó a tomar como objetos de estudio el cúmulo (la agrupación de empresas) y la ubicación
geográfica.
Cada vez que me he planteado una nueva cuestión, que he desarrollado un nuevo conjunto de ideas,
he tenido que volver a examinar las ideas anteriores. La concepción basada en las actividades de la
empresa me hizo refinar y ampliar mis anteriores reflexiones sobre las estrategias genéricas. Mi
trabajo sobre las diferencias entre la eficacia operativa y la estrategia (“¿Qué es estrategia?”) se basa
en mis trabajos anteriores y los aclara. La nueva teoría ha profundizado mi idea del posicionamiento y
la ha conectado más estrechamente con las actividades. A lo largo de este nuevo trabajo, también he
ampliado mi teoría de la actividad con el concepto de renuncias y el de adecuación.
La distinción entre eficacia operativa y posicionamiento también arroja una nueva luz sobre una
amplia variedad de cuestiones. Las presiones de los mercados financieros, por ejemplo, pueden ser
motivadores deseables de mejoras operativas, pero frecuentemente hacen que las empresas
comprometan su posición estratégica al tratar de crecer en segmentos en los que carecen de toda
ventaja real. Otro ejemplo de la distinción se encuentra en la evaluación del papel que desempeña la
informática en la competencia. Buena parte de las nuevas tecnologías de la información se está
dirigiendo a mejorar las prácticas idóneas la eficacia operativa, no a hacer posible un posicionamiento
singular. Sin embargo, el peligro que acecha con la nueva generación de instrumentos informáticos es
que demasiadas empresas los empleen de la misma manera. Si esto ocurre, los instrumentos tendrán
el imprevisto efecto de homogeneizar la competencia, socavar la capacidad de elección del cliente y
provocar una rivalidad mutuamente destructiva.
La estrategia mundial
La investigación sobre la ubicación también ha sacado a la superficie otras conexiones, nuevas e
importantes. La más evidente es una concepción enriquecida de la estrategia mundial. La ubicación,
en cualquier caso, desempeña un papel en la estructura del sector y en la ventaja competitiva, puesto
que define, entre otras cosas, qué formas de competir son viables. El estado del “rombo” (véase el
cuadro 1) y la dimensión del “cúmulo” pueden elevar o rebajar las barreras de entrada en un sector,
el poder de los clientes y proveedores, y la combinación y amenaza de sustitutivos. Los factores de
ubicación también influyen en las formas de rivalidad que son viables en una nación o región, que van
desde la imitación y la competencia en precios en las economías en vías de desarrollo hasta la
innovación y diferenciación en las economías avanzadas. En las economías en vías de desarrollo, por
ejemplo, las deficiencias debidas a la ubicación suponen que las empresas han de enfrentarse a
grandes dificultades para penetrar en sectores atractivos y para evitar una destructiva rivalidad en
precios. Simultáneamente, la intervención estatal y la escasez de capital suelen enervar las fuerzas
competitivas y conservar los monopolios.
CUADRO 1