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La historia de la geología estudia el desarrollo a lo largo de la historia de la geología

como ciencia —que hoy se ocupa de la composición, estructura, historia y evolución de las
capas internas y externas de la Tierra y de los procesos que la conforman—. La geología,
como ciencia de la Tierra, comparte tronco común con muchas disciplinas que se han
desgajado de ella, o compartido campo, como la paleontología, la vulcanología,
la sismología o la geomorfología y por ello, parte de su historia es común con esas y algunas
ramas más de la ciencia.
Algunos de los fenómenos geológicos más visibles —terremotos, volcanes y erosión— así
como algunos temas de su estudio —rocas, minerales, menas y metales, piedras preciosas,
fósiles—han interesado a la humanidad desde siempre. El primer vestigio de tal interés es una
pintura mural que muestra una erupción volcánica en el Neolítico en Çatal Hüyük (Turquía)
que data del milenio VI a. C.. La antigüedad se preocupó poco de la geología, y cuando lo hizo
sus escritos apenas tuvieron influencia directa sobre la fundación de la geología moderna. El
estudio de la materia física de la Tierra se remonta a la antiguos griegos, que conocían la
erosión y el transporte fluvial de sedimentos, y cuyos conocimientos
compendia Teofrasto (372-287 a. C.) en la obra Peri lithon [Sobre las rocas]. En la época
romana, Plinio el Viejo escribió en detalle sobre los muchos minerales y metales que se
utilizaban en la práctica, y señaló correctamente el origen del ámbar.
Algunos estudiosos actuales, como Fielding H. Garrison, opinan que la geología moderna
comenzó en el mundo islámico medieval, cuando la noción de capa aparece explícitamente
durante el período árabe clásico y de forma más clara en China, aunque esas contribuciones
tampoco influyeron en el nacimiento de la geología moderna. Abu al-Rayhan al-Biruni (973-
1048) fue uno de los primeros geólogos musulmanes, cuyos trabajos comprenden los
primeros escritos sobre la geología de la India, con la hipótesis de que el subcontinente
indio fue una vez un mar. El erudito islámico Avicena (981-1037) propuso una explicación
detallada de la formación de las montañas, el origen de los terremotos, y otros temas centrales
de la geología moderna, que proporcionan una base esencial para el posterior desarrollo de
esta ciencia. En China, el erudito Shen Kuo (1031-1095) formuló una hipótesis para el proceso
de formación de la Tierra, y basándose en su observación de las conchas de los animales
fósiles en un estrato geológico en una montaña a cientos de kilómetros del mar, logró inferir
que la Tierra se habría formado por la erosión de las montañas y por la deposición de
sedimentos.
La misma situación continuó en Europa durante la Edad Media y el Renacimiento, sin que
surgiera ningún paradigma, y estando los estudiosos divididos sobre la importante cuestión
del origen de los fósiles. Durante los primeros siglos de exploración europea4 se inició una
etapa de conocimientos mucho más detallados de los continentes y océanos. Los
exploradores españoles y portugueses acumularon, por ejemplo, un detallado conocimiento
del campo magnético terrestre y en 1596, Abraham Ortelius vislumbró ya la hipótesis de
la deriva continental, precursora de la teoría de la tectónica de placas, comparando los perfiles
de las costas de Sudamérica y de África.5
Richard de Bury (1287-1345), en un libro titulado Philobiblon o Filobiblión [El amor a los libros],
utilizó por primera vez el término geología, o ciencia terrenal. Sin embargo, no parece que el
término fuese usado para definir una ciencia cuyo objeto de estudio fuese la Tierra, sino más
bien el término ciencia terrenal aparece por oposición al término de teología u otros términos
con connotaciones espirituales. El naturalista italiano Ulisse Aldrovandi (1522-1605) usó por
primera vez la palabra geología con un sentido próximo al que tiene hoy, en un manuscrito
encontrado después de su muerte. Consideró la geología como la ciencia que se ocupaba del
estudio de los fósiles, pero hay que tener en cuenta que el término fósil incluía también en esa
época los minerales y las rocas. Posteriormente, en 1657 apareció un trabajo de Mickel
Pederson Eschilt, escrito en danés, y titulado Geologia Norwegica, en el que estudiaba un
terremoto que afectó a la parte meridional de Noruega. En 1661, Robert Lovell (1630-1690),
escribió una Universal History of Minerals [Historia Universal de los Minerales], una de cuyas
partes denominó con el nombre latinizado de Geología. Después esta palabra fue usada por
Fabrizio Sessa en 1687, en su trabajo titulado Geologia -nella quale se spiega che la Terre e
non le Stelle influisca né suaoi corpi terrestre, afirmando que «la geología es verdaderamente
la que habla de la Tierra y de s

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