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UNIVERSIDAD “JUAN AGUSTÍN MAZA” FACULTAD DE KINESIOLOGÍA Y FISIOTERAPIA

CÁTEDRA: KINESIOLOGÍA LEGAL Y BIOÉTICA


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UNIDAD 5

Ejercicio Ilegal de la Profesión Alfredo Achaval. Kinesiología Legal. 2da. Edición. 1986.
Editorial Abeledo Perrot - Alejandro Basile. Fundamentos de Medicina Legal. 5ta. Edición.
2004. Editorial El Ateneo
Es clásico denominar así a los tres tipos de delitos que se encuentran enunciados en el
artículo 208 del Código Penal, correspondiendo al primer inciso el vulgarmente denominado
“curanderismo”, al segundo inciso “charlatanismo” y al tercero, la “cesión de diploma”.

Curanderismo
Art. 208._ Será reprimido con prisión de quince días a un año:
1) _ El que sin título ni autorización para el ejercicio de un arte de curar o excediendo
los límites de su autorización, anunciare, prescribiere, administrare o aplicare
habitualmente medicamentos, aguas, electricidad, hipnotismo o cualquier medio
destinado al tratamiento de las enfermedades de las personas, aún a título gratuito.
Son elementos de éste delito:
a) autor, con los siguientes caracteres:
_ carece de título
_ carece de autorización
_ se excede de los límites de su autorización.
b) acto con carácter de habitualidad: es decir se repite como profesión.
c) acción de:
_ anunciar
_ prescribir
_ administrar
_ aplicar.
d) objetos que se accionan:
_ medicamentos, aguas, electricidad, hipnotismo o cualquier medio destinado al
tratamiento de las enfermedades de las Personas.
e) precio que puede ser:
_ en dinero
_ permuta; regalos por “cura”
_ gratuito.

Charlatanismo
2) _ El que con título o autorización para el ejercicio de un arte de curar, anunciare o
prometiere la curación de enfermedades a término fijo o por medios secretos o
infalibles.
Son elementos de éste delito:
a) autor con los siguientes caracteres que le permiten actuar legalmente en una
profesión del arte de curar:
_ con título, o
_ con autorización.
b) acción con caracteres de:

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Titular: Prof. Lic. Sandra Riquelme Parra Año 2020
Adjunta: Prof. Lic. Érica Gili

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_ anunciar, o
_ prometer
c) objeto que se acciona:
_ curación de enfermedades a término fijo,
_ curación de enfermedades por medios secretos,
_ curación de enfermedades por medios infalibles.

Según el diccionario, charlatán es quien habla con locuacidad e insubstancialmente con una
sola mira, la de embaucar. Es un problema mundial que nació y prosperó, según Voltaire,
“desde que el primer pillo se encontró con el primer imbécil”.
Hay tres formas de charlatanismo: 1) el penal, que se encuentra definido y sancionado en el
art. 208, inc. 2° del Código Penal; 2) el contravencional, en el art. 48, incisos c), d), f), g), h),
j) y k) de la Ley N° 17.132 y 3) el ético, contemplado en el Código de Ética.

El concepto ético ha sido estudiado y dividido por Brouardel en dos tipos: Voluntario: en el
que se incurre cuando se llama la atención pública sobre los beneficios y éxitos de sus
tratamientos, mediante folletos, radio, diarios, revista, televisión, etc. Involuntario: sería por
ejemplo la carta de agradecimiento de un paciente, publicada por éste en el o los diarios.

Cesión de Diploma
3) _ El que con título o autorización para el ejercicio de un arte de curar, prestare su
nombre a otro que no tuviere título o autorización, para que ejerza los actos a que
se refiere el inciso 1) de éste capítulo.
Son elementos de éste delito:
a) autor con caracteres que le permitirían actuar legalmente en una profesión del arte
de curar cuyo ejercicio cede a otro, que carece de esas condiciones.
Dichos caracteres son:
_ con título, o
_ con autorización.
b) Acción consistente en:
_ prestar el nombre a quien carece de título o autorización;
_ que el prestatario ejerza curanderismo.
c) Objeto que se acciona:
_ nombre contenido en diploma o autorización.

Usurpación de títulos u honores


Art. 247._ “Será reprimido con multa de cuatrocientos cincuenta a doscientos cincuenta mil
pesos argentinos, el que públicamente llevare insignias o distintivos de un cargo que no
ejerciere o se abrogare grados académicos, títulos u honores que no le correspondieren”.

Son elementos de este delito:


a) actor con sus caracteres de:
_ carecer del cargo, grado académico, título profesional u honor y que no le
corresponden.
b) acción:
_ llevar públicamente insignias, distintivos, o
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_ usar grados académicos, títulos profesionales u honores.
c) objeto que se acciona:
_ cargo que no se ejerce,
_ grado académico que no corresponda,
_ título profesional que no corresponda,
_ honores que no correspondan.

Responsabilidad Profesional
Alejandro Basile. Fundamentos de Medicina Legal. 5ta. Edición. 2004. Editorial El Ateneo
“Es la obligación del profesional del arte de curar (kinesiólogo – fisioterapeuta) de dar
cuenta ante la sociedad por los actos realizados en la práctica profesional, cuya
naturaleza y resultados sean contrarios a sus deberes, pudiendo adquirir a veces
relevancia jurídica”.
La responsabilidad del profesional puede ser penal o civil, de acuerdo con el fuero
accionado.
La responsabilidad penal puede ser culposa, si resulta de una violación de un deber de
cuidado (olvido de gasas dentro del cuerpo en una intervención quirúrgica, lesiones
inexcusables por falta de conocimientos en una especialidad o tratamiento, etc.), o bien
dolosa, si resulta de una acción intencionada (aborto criminal, violación del secreto, etc.)
La responsabilidad civil deriva de la obligación de reparar económicamente los daños
ocasionados a otros.

Lesiones Alejandro Basile. Fundamentos de Medicina Legal. 5ta. Edición. 2004. Editorial El
Ateneo
La Real Academia define a la lesión como “daño o detrimento corporal ocasionado por una
herida, golpe o enfermedad”. En sentido médico, es todo cambio patológico producido
en un organismo; pero en medicina legal, involucra el aspecto jurídico, que implica
presunción del daño (culposo o doloso), de origen accidental o voluntario, intencionado o
inesperado, por negligencia o impericia en el proceder, por ignorancia o falta de cumplimiento
de deberes o de funciones de un cargo, que implica un deber de cuidado y da a lugar a
sanciones previstas en la ley.
Las lesiones constituyen delitos contra las personas.
Lesiones dolosas: son realizadas con intención.
Lesiones culposas: son realizadas sin intención.

Formas de culpa
Alejandro Basile. Fundamentos de Medicina Legal. 5ta. Edición. 2004. Editorial El Ateneo
La violación del deber de cuidado en la práctica profesional de los profesionales del arte de
curar, se materializa bajo las formas que se describen:

 Imprudencia
La imprudencia es la carencia de templanza o moderación, que concluye en una actitud
temeraria que genera lesiones o muerte de la víctima.

Ejemplos:
a) Realizar tracción cervical en pacientes con labilidad vascular en niveles cefálicos.
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b) Realizar experiencias peligrosas.
c) Abandonar el paciente a rayos ultravioletas confiando en personas no idóneas.
d) Tener aparatos eléctricos sin descarga a tierra.

 Negligencia
La negligencia es la carencia de atención puesta al servicio de acto kinésico. Es el descuido,
omisión o falta de aplicación o diligencia que provoca la producción de un daño.

Ejemplos:
a) Examen deficiente y error de diagnóstico como consecuencia.
b) Abandono sin causa de fuerza mayor del paciente, durante el tratamiento.
c) Permitir radiaciones ultravioletas sin anteojos protectores.
d) Realización de gimnasia sin exámenes de aptitud.

 Impericia
La impericia es la carencia de conocimientos mínimos o básicos necesarios para el correcto
desempeño de una función profesional; es la ausencia de conocimientos normales de una
profesión o de los propios de una especialidad.

Ejemplos:
a) Errores de práctica terapéutica.
b) Movilización activa de inválidos temporarios cardiovasculares.
c) Luxaciones en movilizaciones pasivas.

 Inobservancia de los reglamentos y deberes a su cargo


Esta forma de acción culposa se da cuando existiendo una exigencia u orden (verbal o
escrita) dispuesta con fines de prevención de un daño por un superior responsable, el
subalterno no le da cumplimiento, generando un resultado indeseable. Coincide a menudo
con imprudencia si la conducta es activa o con negligencia si hay omisión.

Mala Praxis
No existe este término en el diccionario de la Real Academia Española. En términos
cotidianos podría decirse que es realizar una práctica profesional incorrectamente.
En la interpretación jurídica es el daño provocado en el paciente a consecuencia del
incorrecto accionar profesional, que podría haberse evitado.
Por lo tanto: “existirá mala praxis en el área de la salud, cuando se provoque un daño en el
cuerpo o en la salud de la persona humana, sea este daño parcial o total, limitado en el
tiempo o permanente, como consecuencias de un accionar profesional realizado con
imprudencia o negligencia, impericia en su profesión o arte de curar o por inobservancia de
los reglamentos o deberes a su cargo con apartamiento de la normativa legal aplicable”.
Por su parte, el Código Penal tipifica la mala praxis de modo específico, a través de los
delitos de homicidio culposo (art.84 CP) y de lesiones culposas (art.94 CP), que de ella, la
mala praxis, se deriven y, sanciona a quienes resulten declarados culpables, con penas de
prisión y de inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión o de la actividad que por
su ejercicio, haya sido generadora de la muerte o de la lesión.-

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Prevención de la Mala Praxis
Todos los cuidados y precauciones que se puedan tomar en la labor profesional diaria, nos
conducen a realizar una prevención de la Mala Praxis.

A saber:
 Adecuada información sobre la Responsabilidad Profesional; esto significa saber
claramente donde estoy ubicado respecto a mi responsabilidad profesional, saber
cuáles son mis deberes como profesional y cómo deben ser puestos en evidencia,
también cuáles son mis derechos y cómo ejercerlos correctamente.
 Una buena relación entre el profesional y su paciente; una relación profesional-
paciente amistosa deja al asistente y al asistido en condiciones de ejercer
tranquilamente sus papeles.
 Confeccionar una apropiada “Historia Clínica” del paciente, basada en una adecuada
anamnesis y una minuciosa evaluación. Evolucionar la misma diariamente incluyendo
las evaluaciones periódicas.
 Informar al paciente o a su tutor, sobre el tratamiento que le vamos a realizar
utilizando un vocabulario acorde a su capacidad de comprensión; obtener el
“consentimiento informado”, ya sea verbal o escrito.
 No generar falsas expectativas respecto al tratamiento a realizar (art. 208 Cod. Penal,
inciso 2°, Charlatanismo).

DEL VINCULO CON EL PACIENTE A LA DEMANDA DE MALA PRAXIS


Autor: Prof. Lic. Klgo. Ftra. Andrés E. Feldmann

INTRODUCCIÓN
Se pretenderá realizar un análisis de las características del vínculo entre profesional y
paciente, de las distorsiones que se producen, y las eventuales consecuencias de las
mismas.
Sin pretender transformar este artículo en un ensayo, resulta la expresión de una visión
personal , no casual, observada desde una posición particular - la de auditor – luego de tratar
de entender los reclamos de pacientes y kinesiólogos.
Debe quedar claro que lo escrito acerca del Kinesiólogo es, por lo visto en el quehacer
cotidiano interdisciplinario de auditoría, común o similar a todas los profesionales de la salud.
Todos los reclamos son válidos, a veces exagerados por el apasionamiento o la indignación,

pero deben ser atenuados, comprendidos, por las partes pues las consecuencias son
conflictos crecientes que atentan contra la salud mental de los actores, y además entorpecen
la accesibilidad a los objetivos de cada uno.
En otras palabras es menester encontrar mecanismos que corrijan lo que está mal, para
evitar convivir con malestares cada vez mayores para todos, bah... para casi todos; siempre
hay quienes se benefician de los males ajenos.
DESARROLLO

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La relación kinesiólogo paciente es el vínculo que se establece entre el profesional que
presta su atención, o efectúa su asistencia, a otra persona que generalmente le solicita la
misma.

Razones de urgencia, operatividad o estado del paciente, a veces, hacen diferir un poco esta
explicación.
Esta relación tiene diferentes ópticas según la visión de cada una de las partes.
En el contexto terapéutico debemos reconocer que el paciente se presente a este vínculo en
inferioridad de condiciones; el solo hecho de estar sufriendo lo sitúa en una posición de
desigualdad. Como expresa E. Levinas “la enfermedad es una fatalidad que provoca
indefensión”.
Así el paciente sufre, padece dolores, miedos, inseguridad; sensaciones fluctuantes de
confianza, desconfianza y dudas; se siente vulnerable. Contrariamente el profesional tiene el
poder que le confiere su saber.
A esta relación inicial tiende a depositar la confianza en ese saber; cabría preguntarse
¿confía en el saber o en la persona que posee el saber?
¿Se puede confiar en un desconocido?
Aparece aquí una distorsión en la histórica relación entre paciente y profesional.
Clásicamente el paciente, aunque sea por referencia, conocía a su profesional, ahora
muchas veces, demasiadas, no.
El paciente casi no puede elegir el profesional que desea, muchas veces opta de una nómina
donde todos los nombres le son extraños, otras veces se convierte en una suerte de azar
donde por “sorteo”, profesional y paciente se encuentran por primera vez.
Estas personas entonces, son dos desconocidos, en ocasiones hasta inidentificados el uno
para el otro, casi anónimos. Del vínculo futuro podrán recordarse o no.
¿Se reconocerán a la próxima sesión? ¿Recordará el profesional el malestar del paciente?
¿Se sabrán los nombres el uno del otro?
Cabe otra vez preguntarse ¿puede el paciente confiar, en estas circunstancias, en el
profesional tratante?
Por otra parte el paciente concurre a la atención en la presunción o expectativa que todo
tiene solución.
Los profesionales y los medios masivos de comunicación han creado, y crean, la imagen que
todo es curable y esto probablemente genere la fantasía (en el paciente y/o su familia) que lo
que no se cura es debido a la impericia o al mal accionar del profesional.

Simultáneamente se deberá admitir que los intereses de cada una de las partes no siempre
son convergentes. Y las sensaciones también son distintas.
Cuando digo sensaciones también me refiero al sentir, al sentimiento.
El paciente estima - también el entorno familiar – que su sensación de malestar debe ser
“sentida” por el profesional casi en la misma intensidad; al mismo tiempo éste estima que
debe ponerse la coraza que lo proteja de dicha intensidad.
El paciente busca la cura absoluta, el profesional muchas veces se contenta con mejoría y
alivio. El paciente desea que el profesional se dedique totalmente a él, y el profesional se
debe dedicar a muchos pacientes.

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El acto de sentir, entonces, es tan personal que sólo el que lo siente lo comprende. “El otro
jamás comprenderá mi sensación”. Puede llegar a concluir que al otro “no le interesa lo que
me pasa, lo que siento”.
Esta sensación de incomprensión por parte del otro lo padecen ambas partes, cada uno en
su “versión”.
En tanto el kinesiólogo está formado, como todo profesional de la salud, para responder a
exigencias. Ha elegido una actividad que impone entre muchos otros requisitos:

- El deber de brindarse al otro, de responder a sus necesidades.


- Tener compasión, es decir ser solidario con el paciente. Al decir de Torralba i Roselló:
ponerse en su piel pero sin robarle su identidad.
- Tener tacto en lo que dice y como hace.
- Preocupase por el otro. No solo oírlo, también escuchar y atender.
- Generar en él confianza, tener empatía, acercarse, tener proximidad, mantener la
confidencialidad.
- Tener competencia - saber -, poseer tenacidad en la acción y continuidad en el tratamiento.
- Ser paternalista no para imponer sino para responder la demanda, para esclarecer y
serenar lo que el paciente siente dentro de sí.
- Recordar que si bien no siempre se puede curar, si se debe cuidar; que si bien no siempre
se puede generar beneficencia la menos no debe provocar maleficencia.
Siguiendo el decir de Levinas “el rostro del otro me obliga y recuerda lo que debo hacer”, se
impone la conclusión que quien no mira el rostro no puede entender al otro.
“Recibir al otro, es cuestionar mi libertad es, poner entre paréntesis mi libre quehacer y
conciliar el ejercicio de mi libre albedrío con las necesidades del otro, es cuestionar mi
libertad, es poner entre paréntesis mi libre quehacer y conciliar el ejercicio de mi libre
albedrío con las necesidades del otro Dónde hay ética, hay libertad responsable. En la praxis
de los cuidados, esta tesis es fundamental. El profesional, en tanto que profesional, goza de
una libertad en el ejercicio de su profesión, pero ello no le capacita para hacer y deshacer sin
considerar las consecuencias que dicha acción puede tener para otro ser humano. El
ejercicio de la libertad profesional debe desarrollarse en el marco de una responsabilidad
global para el otro” (La llamada del otro. E.Levinas).
Ahora bien esto es lo que todo profesional debería cumplir, lo sabe él y lo percibe y exige el

paciente. ¿Pero qué podría suceder si esto no ocurriese?


Existen muchísimas explicaciones o razones para justificar su incumplimiento: plétora de
pacientes, atención masiva, retribución insatisfactoria, excesivas demandas,
despersonalización asistencial, falta de tiempo, divorcio entre la ciencia y la ética, etc.
Si además como expresa Agrest “al médico por su parte le toca:
1.- confiar poco en la verosimilitud de la historia clínica narrada por el paciente. No se trata
aquí del engaño sino de las altas probabilidades de malentendidos y de interpretaciones
engañosas. Toda información de síntomas o signos debe ser corroborada por repetición u
observación si se trata de signos. Síntomas y signos, fruto de percepciones e
interpretaciones, tienen una sensibilidad y una especificidad lamentablemente poco

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estudiadas y en general reemplazados por métodos auxiliares de interpretación más
reproducible o reemplazadas por interpretaciones de colegas previamente consultados.
2.- confiar poco en la adherencia a las indicaciones médicas tratando de caracterizar el
grado de adherencia con la información del paciente o subrogantes. Una adherencia del 70%
puede ser percibida por el paciente como casi total.
3.-confiar poco en la comprensión del paciente de sus propias necesidades y objetivos
frecuentemente desvirtuados por la promoción y la información sesgada por intereses
económicos del marketing de la industria médica y el periodismo médico que afecta no sólo a
los pacientes sino también a los mismos médicos. En especial debe tener cuidado que el
paciente comprenda sus explicaciones y sus indicaciones“. Y que además “el lenguaje verbal
puede ser fuente de malentendidos ya que los significados pueden ser distintos para
médicos y pacientes, y el médico deberá estar alerta a esta circunstancia”, estamos en
presencia de una potencial conflictividad.
Imaginemos ahora a un paciente que se siente no escuchado u oído, atendido en tiempos
breves o insuficientes, sin respetarse su pudor ni privacidad (otros pacientes escuchan lo
que cuenta, alguno podría ser visto ligero de ropas o sin ellas).
Tratemos de ponernos en el lugar del paciente - en realidad solo lo lograremos
efectivamente cuando nos toque ser pacientes -, presuponer que piensa y se pregunta
¿sabe el profesional como me siento?, ¿se acuerda quien soy?, ¿realmente le importo?
Respondámonos: ¿cómo se llama este paciente?, ¿el paciente sabe cómo me llamo?, ¿me
importan estas cuestiones?
El profesional antes que ello es un ser humano y como tal tiene la posibilidad, y el derecho
de equivocarse, pero la sociedad no admite su error.
Al decir sociedad me refiero al inconsciente colectivo, a las normas jurídicas, y a quienes
deben dirimir los litigios entre las personas.
Agrest, agudo observador, expresa “el temor al castigo personal físico (la cárcel), psicológico
(el desprestigio) y económico mas que un estímulo por la prevención se ha convertido en un
estímulo para el ocultamiento” y agrega “estimula al profesional a la hipocresía, a mentir, a
no admitir el error”.
Es conocido el viejo dicho “errar es humano” pero como expresan Les Luthiers “más humano
es echarle la culpa al otro”.

Aquí ya llegamos entonces al punto del conflicto. En un mundo donde van aumentando las
actitudes individuales, en una sociedad con un alto componente de egocentrismo, en un
contexto social de menor sensibilidad y solidaridad, frente a un sentimiento globalizado de
preeminencia de valores basados en la economía y el poder del dinero, priman intereses que
desvirtúan o tergiversan fácilmente la sana relación kinesiólogo-paciente.
En este explosivo contexto al paciente podría acometerle el razonamiento ¿por qué me va a
interesar el otro, si el otro no se interesa por mí?
¿Cuán lejos esta este pensamiento de una demanda de mala praxis, ante el mínimo no
acierto?
Así se juntan y mezclan la anomia, la pérdida de la identidad, la no confianza, el error, la
mala retribución y la escasez de tiempo que pueden desencadenar la demanda de mala
praxis.

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CONCLUSION
Pareciera, en este punto de la lectura, que los juicios son lógicos e inevitables.
Erróneo, podemos modificar este razonamiento admitiendo que debemos atender al paciente
(ocuparse de él y prestarle atención); que debemos “prestar la oreja” al doliente; explicarle lo
que le pasa y corresponsabilizarlo en el tratamiento.
Se debe conducir al paciente brindándole lo que necesita y comprometiéndolo en su
recuperación. Juntos. En muchos casos también incluyendo familiares o allegados.
Recordar la expresión de Levinas que dice “el ejercicio de cuidar es un deber ineludible para
la realización de las sociedades humanas”.
Este ejercicio compete “al profesional de la salud en acoger al otro vulnerable” y a la
sociedad toda en respetar valores fundamentales de la condición humana.
Entre ellos: Cuidarse. Cuidar al que cuida. Cuidar al otro.

Iatrogenia
Con éste término se designa un daño en el cuerpo o en la salud del paciente causado por
algún integrante del equipo profesional (kinesiólogos – fisioterapeutas) a través de sus
acciones profesionales, conductas o medios terapéuticos (u otros medios como quirúrgicos,
diagnóstico, psicoterapeutas, etc.) cuando el resultado indeseado no le es imputado
jurídicamente.

La iatrogenia designa el resultado nocivo que no deriva de la voluntad o culpa del profesional
en la producción del daño, sino por un hecho imprevisto o imprevisible, que escapa a toda
posibilidad de ser evitado por los medios habituales o normales de cuidado individual o
colectivo (equipo de salud)

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