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Ginkgo Biloba . . . . . . .

Considerado un soberbio tónico circulatorio, sobre todo a nivel cerebral,


la fama creciente del ginkgo (Ginkgo biloba) ha alentado algunas
controversias. ¿ Qué hay de verdad y qué hay de mito en este árbol
legendario?
• Integral (Connecor)
• 1 Aug 2019
• TEXTOS: BLANCA HERP, CON INFORMACIONES DE JORDI CEBRIÁN, DR. J.L. BERDONCES Y J. ROSSELLÓ.

El ginkgo es, sin duda, la planta medicinal china más conocida y consumida en Occidente. A ello contribuyeron las investigaciones que
científicos como el Dr. Schwabe realizaron a mediados de los años sesenta del pasado siglo, que mostraron la posible eficacia del extracto
de sus hojas en el tratamiento de la insuficiencia cerebral. Pero su verdadero descubridor para Europa fue el físico y botánico alemán
Engelbert Kaempfer, que vivió en Japón una temporada y vio un ginkgo por primera vez en Nagasaki en 1691, desde donde se llevó las
primeras semillas al jardín botánico de Utrecht, en Holanda.
Antioxidante y neuroprotector
El ginkgo contiene bioflavonoides y otras sustancias bioquímicas como lactonas terpénicas (ginkgólidos y bilobálidos) hasta alcanzar los 21
principios activos en los que se ha demostrado su función terapéutica. Eso le otorga una actividad antioxidante y neuroprotectora notable,
ejerciendo además como inhibidor plaquetario y vasodilatador periférico.
Las hojas del ginkgo se cosechan poco antes de su caída otoñal, pues en ese momento su contenido en sustancias activas alcanza su mayor
grado. Estas hojas se pueden emplear recién cosechadas o desecadas. Y las sustancias activas se aíslan mediante disolventes como la
acetona o el alcohol para que el organismo pueda asimilarlas con mayor facilidad.
Fósil viviente
El ginkgo (Ginkgo biloba) es venerado en China y Japón no sólo por sus múltiples atributos curativos, sino también por su
portentosa longevidad. De hecho, es la especie viva de árbol más antigua que se conoce. Se cree que ya existió en el Carbonífero, unos 350
millones de años atrás, y que durante el Jurásico pudo extenderse ampliamente por Asia, Europa y América. Debió superar el azote de
diversas extinciones masivas, incluida la que acabaría con los dinosaurios, al final del Cretáceo, pero desapareció de Europa hace unos tres
millones de años.
De la vasta familia de las ginkgoáceas, que en épocas antiguas pudo ser dominante y de cuya existencia sólo sabemos a partir de restos
fósiles de más de 250 millones de años de antigüedad, la única que ha perdurado hasta nuestros días es el Ginkgo biloba. Este poderoso
superviviente encontró refugio en algunas áreas boscosas y pantanosas del este de China y Corea, donde se conservan ejemplares que
pueden tener más de mil años.
Un árbol sagrado
El ginkgo es un árbol sagrado para la tradición budista y por ello se ha plantado en los jardines de los templos y junto a las pagodas, como
reconocimiento a su gran capacidad para crecer en las condiciones más adversas. Conocido es el caso de un ejemplar que consiguió rebrotar
un año después del horror de la bomba atómica en Hiroshima, cuando a su derredor todo era muerte y desolación.
Esta capacidad de adaptación, así como su asombrosa longevidad han hecho de él un elemento insustituible de la tradición medicinal china
que, según ciertos indicios, lo ha venido utilizando desde hace unos dos milenios.
Hoy día, el ginkgo nos muestra su prodigiosa resistencia al adaptarse al clima contaminado de algunas de las mayores metrópolis del
mundo, como Nueva York y Londres, y puede verse también en las calles y plazas de otras muchas como Lisboa y Madrid. Es un árbol de
porte majestuoso, de hasta 30 metros de alto, del que destacan sus características hojas en forma de abanico, partidas en dos lóbulos, de ahí
su nombre específico de biloba. En otoño estas adquieren una bellísima coloración amarillo dorado.
Los usos tradicionales
En la medicina tradicional china las hojas se han destinado a aliviar trastornos de circulación, inflamaciones reumáticas y problemas de la
piel, mientras las semillas se han utilizado para combatir mucosidades en ataques asmáticos y bronquitis, como antialérgico, para la
incontinencia, la enuresis infantil, la inflamación de vejiga, la candidiasis vaginal, como tónico renal (de tipo yang) y revulsivo sexual.
Ahora bien, dada la toxicidad de las semillas, las dosis no deben sobrepasar los 6 o 10 gramos y se toman desprovistas de su parte externa.
Formas de tomar ginkgo
Las hojas del ginkgo, que encontraremos en cualquier buen herbolario, se prestan bien a ser utilizadas en remedios caseros. Conviene
intercalar periodos de descanso y los tratamientos no deben sobrepasar las doce semanas seguidas. Las presentaciones más comunes son:
• Planta seca para infusión simple o combinada. Se toma una cucharada de postre por taza, dos o tres tazas al día, en ayunas.
• Extracto líquido en frascos. Se prescriben entre 20 y 30 gotas diarias, según la dolencia.
• Cápsulas y comprimidos en cajetillas o frascos de cristal, con 60 o 90 unidades, en combinación a veces con ciprés, hamamelis, etc. Se
toman de 2 a 3 diarias.
• Gel antivaricoso en uso externo.
• Jugo de planta fresca, 1 cucharada sopera 3 veces al día.
Un abanico de aplicaciones
Las principales indicaciones del ginkgo sobre las que existe al menos cierto acuerdo entre los partidarios de la fitoterapia e investigadores
adscritos a laboratorios farmacéuticos y universidades, como la clínica Mayo, son:
• La claudicación intermitente, que se produce como consecuencia de una mala irrigación y por la obstrucción de las arterias, y que se
manifiesta en las piernas y en los brazos como un dolor agudo, con calambres.
Se puede aliviar con ejercicio físico, pero el ginkgo ofrece buenos resultados como terapia de apoyo. Se toma en extracto líquido, por vía
oral, en dosis de 120 mg en tratamientos de unos cuatro meses como máximo, con pausas intermedias de un mes.
• Problemas de circulación venosa, como varices y hemorroides, en ataques no agudos, así como para tratar los hormigueos y la pesadez de
piernas y pies. Tonifica las venas y favorece el retorno sanguíneo. Se aplica en forma de baños de asiento, y en infusiones por vía oral,
asociado a otras plantas, como la vid roja, el meliloto y el rusco.
• Prevención de trombos, infartos, embolias o edemas, así como daños en los tejidos, favorecidos por una falta de oxigenación celular. Se
administra en extracto líquido y seco, hasta 1 g diario, en tratamientos de hasta 12 semanas.
• En casos de demencia senil y primeros estadios de la enfermedad de Alzheimer, o por deterioro cerebral como resultado de un infarto.
Puede ser tan eficaz como los medicamentos inhibidores de la acetilcolinesterasa, aunque se demandan más estudios clínicos. Se administra
en forma de extracto líquido o cápsulas, en dosis de hasta 240 mg para tratamientos de hasta seis meses.
• Pérdida de memoria en personas maduras y de edad avanzada. Se puede tomar en cápsulas, extracto o infusión. Favorece la irrigación
sanguínea en el cerebro y ayuda a despejar la mente. Se tomará en ayunas, preferiblemente por la mañana. Con todo, existe una abierta
controversia sobre su eficacia en este caso.
• Mejora de la función cognitiva para personas de todas las edades. Ciertos ensayos han mostrado resultados favorables en la mejora de la
capacidad de atención y velocidad de respuesta, así como en la facultad para retener la información, en personas jóvenes y maduras, con
dosis que van de los 120 a 360 mg de extracto . Pero, una vez más , se requieren nuevas investigaciones clínicas.
• Alteraciones por mala irrigación sanguínea de los órganos, que se manifiesta con la aparición de vértigos, cefaleas, tinnitus (zumbido de
oído) y sordera , sobre todo en personas de edad avanzada. Se aplica en extracto líquido, en dosis de entre 50 y 120 mg.
• Otras indicaciones, como enfermedad de Raynaud, retinopatías en pacientes diabéticos, esclerosis múltiple, fibrosis pulmonar intersticial,
apoplejía, vitíligo, reducción de los efectos de la quimioterapia y aumento del deseo sexual no cuentan con estudios concluyentes y algunos
de los que se han acometido han mostrado resultados contradictorios.
Investigaciones recientes
Hoy en día se están ensayando la idoneidad de los extractos de ginkgo para el tratamiento de:
• El maI de altura, que padecen a altitudes superiores a los 2.500 metros muchos alpinistas y excursionistas, y que se manifiesta con agudos
dolores de cabeza, mareos, inestabilidad, etc. Se toma en cápsulas o extracto fluido.
• La pérdida de memoria en pacientes con síndrome de Down. Se han hecho ensayos en laboratorio , pero aún queda mucho camino por
recorrer.
• Apoyo en el cáncer gástrico. Se ha ensayado el extracto del exocarpo de la semilla del ginkgo para detener tumores malignos del tracto
superior del aparato digestivo. Sin embargo se precisan más estudios y en mayor profundidad.
• Apoyo en el glaucoma. El ginkgo puede favorecer el flujo sanguíneo hacia el nervio óptico y disminuir de forma indirecta la presión
interocular, pero esto todavía es otra hipótesis sin confirmar.
Cuando no debe tomarse
El ginkgo no es una planta peligrosa, pero dados sus efectos tampoco se recomienda la automedicación. Es preferible contar con un
asesoramiento médico adecuado y leer bien las etiquetas.
En general, los preparados con ginkgo están contraindicados para quienes puedan presentar alergia a alguno de sus compuestos. Y se
desaconsejan a:
• Niños menores de cinco años, por precaución mínima.
• Mujeres embarazadas y en periodo de lactancia.
• Pacientes con riesgo de sangrados frecuentes o que tomen fármacos que fluidifican la sangre. Como puede interaccionar con la warfarina
o la aspirina y otros anticoagulantes y fluidificadores, conviene consultar con el médico.
• Pacientes que toman fármacos antidepresivos, como los IMAO.
• Personas que hayan padecido convulsiones en el pasado. Asimismo, es preferible no tomar las semillas, por ser potencialmente tóxicas.
Las recetas del herbolario
Es bueno contar con el asesoramiento de un herbolario de confianza a la hora de utilizar el ginkgo en sus diferentes presentaciones. Estas
son cuatro de las fórmulas magistrales más comunes que incluyen sus hojas:
• Pesadez de pies y piernas por problemas de mala circulación. Se combinan a partes iguales hojas de ginkgo, hamamelis, meliloto y vid
roja en la proporción de tres cucharadas soperas de la mezcla por litro de agua.
Hervimos dos minutos, dejamos reposar 5 más y vertemos la infusión en un balde para descansar los pies y las piernas en agua entre 15 y
20 minutos, hasta que pierda el calor. Se repite la operación por la noche.
• Varices, hemorroides y calambres por trastornos de insuficiencia venosa. Combinamos a partes iguales ginkgo, hamamelis, ciprés y rusco.
Dos cucharadas de la mezcla por medio litro de agua. Infundir 10 minutos y colar. Se deben tomar 2 o 3 tazas al día, edulcoradas con miel
de romero, antes de las comidas.
• Gotas vasodilatadoras, para aliviar la claudicación intermitente y la debilidad muscular. En cantidades de 40 ml, extractos líquidos de
ginkgo, ajo y espino albar, hasta 50 gotas en tres dosis diarias, con zumo de frutas o agua. Esta fórmula se indica también en caso de
insuficiencia cerebral y en la prevención de cardiopatías y edemas.
• Tisana para favorecer la memoria y la capacidad de concentración. Se combinan a partes iguales hojas de ginkgo, romero, eleuterococo y
centella asiática. Hervir 2 minutos, dejar que repose otros diez, colar y tomar, en ayunas 1-2 veces al día, en periodos vulnerables de estrés
o confusión. Se puede optar por tomarlo en forma de extracto fluido.

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