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Los científicos las llaman “zonas muertas”: vastas extensiones de agua oceánica que
contienen poco o nada de oxígeno, lo que hace que sea casi imposible para muchas
formas de vida marina sobrevivir dentro de ellas. Estos peligros ecológicos gigantes,
que han crecido drásticamente tanto en número como en volumen en las últimas
décadas, ahora se expanden más allá del mar hacia fuentes de agua dulce en tierra, y
según un nuevo estudio, es posible que hayamos subestimado el tamaño del problema.
La visión convencional de las “zonas muertas” (también conocidas como zonas
mínimas de oxígeno y llamadas a veces “zonas de sombra”) es que sus condiciones
hipóxicas -bajas en oxígeno- se producen cuando el exceso de contaminación de las
actividades humanas fluye hacia las aguas costeras, lo que fomenta el crecimiento de
la proliferación de algas, que a su vez, se descomponen en material orgánico que se
hunde. A medida que ese material orgánico cae lentamente al fondo del mar, atrae y
consume oxígeno en un proceso que priva a la vida marina del mismo recurso vital.
Este proceso general es visto como la causa principal de las “zonas muertas”, pero
podría haber otro factor importante detrás del problema que hemos pasado por alto
hasta ahora, según un equipo internacional de investigadores dirigido por la
biogeoquímica Sabine Lengger de la Universidad de Plymouth, en Reino
Unido. “Nuestro estudio muestra que la materia orgánica que se hunde en el fondo
marino no solo proviene de la superficie del mar, sino que también incluye una
contribución importante de las bacterias que viven en el océano oscuro y que también
pueden fijar el carbono”, dice Lengger, que ha publicado sus hallazgos en Global
Biogeochemical Cycles.
Soluciones
Por si los efectos mencionados antes no fueran suficientes, la falta de oxígeno puede
además impulsar al océano a liberar sustancias químicas peligrosas como por
ejemplo óxido de nitrógeno, un gas con efecto invernadero 300 veces más
poderoso que el dióxido de carbono.
No obstante creen que es un problema que tiene solución.
"Frenar el cambio climático requiere un esfuerzo global, pero incluso las acciones
locales pueden ayudar con el declive de oxígeno provocado por el exceso de
nutrientes", señaló Breitburg.
Además de implementar medidas para frenar el calentamiento global, los expertos
creen que se pueden crear áreas marinas protegidas o zonas donde se prohíba la
captura en áreas que los animales usan para escapar del bajo nivel de oxígeno.