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DANIEL OLIVERA

LIBERTAD, PATRIA Y VIDA


RICARDO LÓPEZ MURPHY
GRUPO UNIÓN
BUENOS AIRES - ARGENTINA
2021
978-987-8391-18-2

Grupo Unión
Primera Junta 1094, Loc. 8
1642 San Isidro
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AGOSTO 2021

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Índice

Palabras Preliminarespor Daniel Olivera 7


Prólogopor Marita Carballo 11
I  15
II  49
III  75
IV  117
V  159
VI  185
VII  215
Los Nobel y yo  237
Epílogo  247
Palabras Preliminares
por Daniel Olivera

Si el lector busca en estas páginas la respuesta a un dilema


casi existencial de la política argentina -por qué Ricardo Ló-
pez Murphy no fue presidente en el 2003-, que vaya cerrando
el libro porque no la encontrará.
Los analistas dirán que si las mezquindades políticas del
arco no peronista (las de Lilita Carrió para ser más preciso)
no hubieran sido tantas, RLM hubiera aglutinando una masa
crítica que sin dudas lo hubiera puesto en el ballotage contra
Carlos Menem, habida cuenta de la fragmentación justicialis-
ta de aquellos tiempos.
Los más insidiosos rivales de “El Bulldog” dirán que el
trauma de la ingobernabilidad que vivió en la administración
De la Rúa pesó de manera inconsciente en su ánimo. En fin,
que no pudo, no supo o no quiso (la famosa frase que la histo-
ria le tiró por la cabeza a Raúl Alfonsín).
En definitiva, que él, Ricardo López Murphy fue víctima y
victimario de una candidatura que lo tuvo a las puertas de la
Rosada.
En esta versión de la historia, queda como el Amadeo Sa-
battini (el histórico dirigente cordobés de la UCR que con
su defección le abrió las puertas al entonces Coronel Perón)
del siglo XXI que, por inacción u omisión, permitió el desem-
barco de un por entonces desconocido gobernador de Santa
Cruz llamado Néstor Kirchner.
En su descargo, él dice que la verdad histórica es que se
vio tan cerca del objetivo, que se confió y se fue al Norte (ar-

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gentino) en busca de una quimera: captar el voto clientelar


que el peronismo tiene cautivo hace 75 años. Y, ya sabemos,
la confianza mata al hombre.
Yendo al punto, el lector deberá hacer un ejercicio de libre
interpretación si quiere saber por qué RLM no fue presidente
en el 2003. Por mi parte, yo sí despejé mi gran incógnita: quién
podría haber sido el Presidente no peronista que rompiera el
maleficio y hubiera concretado un turno (seguramente con re-
elección) exitoso. Que hubiera cambiado el sino antimercado
que -para mal- distingue a la Argentina en el mundo. Que hu-
biera fortificado las instituciones de la República. Y por sobre
todas las cosas, hubiera revertido el disloque moral que atra-
viesa de manera transversal a la política criolla.
A ese hombre que hubiera realizado un trabajo más exi-
toso que el que terminaron haciendo Alfonsín, De la Rúa y
Macri como presidentes no peronistas, lo tuve frente a mi du-
rante muchísimas horas. De manera presencial y virtual.
Pasaron varios meses de trabajo arduo en 2019 (con via-
jes a varias provincias) antes que nos tuteáramos. Ese código
“antiguo”, propio del siglo pasado, también tenía otras im-
plicancias. A mitad de camino entre el respeto intelectual y
el timming con el que un político de raza y un periodista se
vinculan para lograr amasar una criatura llamada libro. Don-
de las historias de un país indomable como la Argentina se
reciclan en un corsi e riccorsi perpetuo.
En esa fragua fuimos fundiendo y transmutando los re-
cuerdos de setenta años de la política criolla.
Reinterpretamos (en horas de charla) a Perón, Balbín,
Frondizi, Illia, la Revolución Libertadora, la resistencia pero-
nista, los tiempos bravos de Onganía y Lanusse. Y los con-
textualizamos en un mundo donde las atrocidades de Mao,
Stalin o las del salvajismo de los Kmmer Rouge en Camboya,
nos sirvieron para analizar, debatir, y muchas veces disentir,
cómo la Argentina y sus sucesos no estaban desarticulados
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de la irreversible caída de la Unión Soviética y la utopía so-


cialista.
Dos largos años, con intervalos extensos por razones de
salud -de RLM y sanitarias-, nos permitieron aprender a in-
teractuar casi como un entretenido ida y vuelta. Recordamos
una juventud compartida en la ciudad de La Plata y el cono-
cimiento mutuo de actores políticos de los años 70. Pudimos
concluir que el matrimonio Kirchner nunca tuvo el protago-
nismo en las formaciones políticas- y menos en las armadas-
de aquel tiempo que sugiere el relato K. Y también, que su
entrañable amistad con Ricardo Balbín -fue su padrino de
bautismo- lo marginaron de un protagonismo al que estaba
llamado de manera natural, en los años del alfonsinismo.
Con gran hidalguía RLM me confesó que ese veto alfonsi-
nista, lo blindó. Y todo ese universo de conocimiento econó-
mico que asimiló en su paso por la Universidad de Chicago, lo
pudo poner en práctica como asesor de gobiernos ubicados
en las antípodas como el uruguayo de Luis María Sanguinetti
y el de los alocados comandantes del primer sandinismo en
Nicaragua. Para que no se asuste el lector, la experiencia san-
dinista la hizo por cuenta y cargo del Banco Mundial.
Esos años son, a mi juicio, los mejores del libro. Y de la ca-
rrera profesional de RLM. Sólo escuchar el timbre de su voz
(más agudo de lo que se lo reconoce) y el brillo de sus ojos,
pude reconocer hasta qué profundidades calaron sus viajes
a China.
López Murphy pulsó y calibró en esos viajes ese fenóme-
no explosivo que transformó una economía devastada en el
segundo y tal vez hoy después de la Pandemia, el país más
desarrollado del planeta.
Metí el bisturí en su sensibilidad cuando llegamos a la
Alianza y su rol controversial. Pero como un paciente mode-
lo, Ricardo se dejó interpelar. Y salió airoso, explicando por
primera vez los entretelones del quizás el gobierno que peor
regusto nos dejó a los argentinos.
10 DANIEL OLIVERA

Lo mejor de su verborragia y su astucia para diseccionar


hechos, rivales y aliados políticos lo reservó para analizar el
trienio kirchnerista y el climax y el ocaso macrista.
Afectado emocionalmente por la crisis del Covid 19, RLM
entra en un estadío de extraña contradicción. Creo que, si por
él fuera, destruiría el extraño andarivel político que constru-
yó Cristina Kirchner con esa coalición llamada Frente de To-
dos. Y mientras su Jekyll lo impulsa a destruir, su Mr. Hyde
le recuerda que él, Ricardo López Murphy, tiene hoy frente
a sí la tarea inabarcable de reconstruir los cimientos de una
nueva República. Así como después de Rosas tuvieron que so-
brevenir Alberdi, Sarmiento y Mitre.
Y en eso está al momento de escribir su última página.

Julio 2019
Prólogo
Por Marita Carballo

A los 70 años, las personas sin duda tienen historia: pueden


mirar para atrás y hacer un balance de sus experiencias, tan-
to para asumirlas como para sacar de ellas conclusiones hacia
adelante que puedan servirle a uno mismo, pero también a
otros. Eso es lo que hace Ricardo López Murphy en este libro.
El autor se autodefine como economista y político. La de
economista es la profesión elegida; aunque, como lo muestra
en los esfuerzos realizados como estudiante en los Estados
Unidos, para él es una vocación.
La política es una elección motivada por un valor que lo ca-
racteriza: el patriotismo. El contexto que relata sobre su niñez
y la relación con sus padres, contribuye a entender la persona-
lidad y en gran medida su interés por la política. La devoción
por sus progenitores concurre para explicar su adhesión al
partido radical y su vocación por la “cosa pública”. Esto se pro-
longa en su etapa de estudiante, donde irrumpe la militancia
política universitaria y donde hace sus primeras lides en este
campo. Allí se afianza y destaca como un gran orador.
En la campaña del radicalismo de 1972, apoya a Alfonsín
pese a que Balbín era su padrino.
En 1975, Ricardo López Murphy es nombrado funcionario
del área económica como asistente de Héctor Diéguez. Allí
conoció un experimentado grupo de economistas con quie-
nes tuvo mucha interacción, además de Di Tella y Cafiero.
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12 DANIEL OLIVERA

Luego se fue a Chicago en 1978 con su mujer y sus dos hijos a


realizar estudios de posgrado. Allí tuvo profesores excepcio-
nales como Gary Becker, Robert (Emerson) Lucas Jr., Arnold
Harberger, Larry Sjaastad, Jacob Frenkel, Michael Mussa. Este
período lo marcó mucho en su formación económica.
Ya de vuelta a Buenos Aires y con Alfonsín como Presi-
dente, no encuentra espacio en su propio partido pero suce-
de lo contrario en el gobierno del Partido Colorado en Uru-
guay de Julio M. Sanguinetti para el que trabajó como asesor
del Banco Central.
En los noventa va consolidando una personalidad pública
en base a sus opiniones sobre economía. Pero dada la gravi-
tación del tema en nuestro país, ello lo hace derivar hacia la
política. En esos años comienza a verse en él cierta imagen de
estadista. Es lo que lleva a Bernardo Neustadt a considerarlo
uno de los hombres con las capacidades necesarias para go-
bernar un país difícil, como la Argentina.
Los años siguientes lo mostrarán en su momento más com-
plejo y trascendente. Con la llegada de Fernando De la Rúa al
poder, es designado ministro de Defensa del gobierno de la
Alianza. Es un área con la cual no ha tenido demasiado contac-
to, pero que asume con vocación y fuerte dedicación. Es una
gestión breve pero contundente, que deja la impronta de su
huella en las Fuerzas Armadas. No eran pocos quienes veían
su presencia en este Ministerio como el anticipo de su pase al
área económica, como había pasado una década antes, con la
Cancillería de Domingo Cavallo, que precedió su llegada al Mi-
nisterio de Economía durante el gobierno de Menem. Las difi-
cultades económicas crecientes hicieron que fuera así.
En marzo de 2001 asume el Ministerio de Economía. Plan-
tea un programa de reformas profundas y contundentes, al-
gunas de las cuales chocaban con las tradiciones de su propia
fuerza política. En ese contexto, el presidente tiene que optar,
pero no está dispuesto a avalar el ajuste que planteaba López
Murphy y lo hace por la opción que le genera menos presión
en lo inmediato. Ricardo deja así el ministerio antes de que se
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cumpla un mes de haber asumido. Y el presidente nombra a


Cavallo en su reemplazo.
Pero esta situación, que habría decepcionado a muchos,
lo lleva a asumir plenamente su vocación política, con la in-
tención de realizar lo que no había podido hacer entonces.
La crisis de 2001-2002 encuentra al economista ya transfor-
mado plenamente en político, con una definida vocación de
liderazgo. Arma su propio partido y es proclamado candidato
a presidente. Junto a él se reúnen economistas ortodoxos e
intelectuales progresistas.
Haciendo historia contrafáctica, López Murphy sin lugar
a dudas pudo haber sido elegido presidente en la elección de
abril de 2003. Esta es la parte quizás más importante del li-
bro, en la cual López Murphy asume esta posibilidad y anali-
za con sinceridad cuáles fueron los errores que la impidieron.
En particular destaca que, en el tramo final de la campaña,
viendo que el triunfo estaba al alcance de la mano, optó por
dar prioridad al estadista en sus discursos y manifestaciones,
urgido por los problemas del país que debía enfrentar. Ob-
tiene el 17% de los votos frente al 24% de Carlos Menem y
el 22% de Néstor Kirchner, pero se impone en la Ciudad de
Buenos Aires.
En los años siguientes reconoce haber obtenido resultados
electorales decrecientes. Desde una actitud de firme oposición
al kirchnerismo, tanto económica como políticamente man-
tiene activa presencia y participación en los medios y foros.
Crítico de Mauricio Macri, no lo acompaña en su proyecto
político que lo llevaría finalmente a la Presidencia. Pero 2021
lo encuentra nuevamente volcado a la política activa, buscan-
do unir a la oposición frente a una elección legislativa que es
percibida como decisiva.
En el Epílogo de su libro nos deja una nota optimista y sos-
tiene que vislumbra un mundo mejor y destaca la necesidad de
aprovechar las ventajas extraordinarias que tiene la Argentina.
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Hace referencia al consejo que Ortega y Gasset nos dio hace


ya 80 años y que está vigente hoy: “argentinos, a las cosas”.
Vista su trayectoria en perspectiva, la política es una cons-
tante que sigue movilizando sus esfuerzos, inquietudes y pre-
ocupaciones. Ricardo López Murphy es realmente amigo de
sus amigos. La lealtad que muestra en la política, también la
manifiesta en sus relaciones personales.
En lo personal, es un amigo para mí desde hace tiempo
pero en los últimos años lo he conocido en mayor profundi-
dad en nuestro trabajo conjunto en la Comisión Directiva de
la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas que me
tocó presidir. Veo en él a un hombre honesto, transparente,
inteligente, fiel a sus convicciones, lleno de energía, entusias-
ta, con alta autoestima, capacidad de liderazgo, seguridad en
sí mismo y marcada pasión por la Argentina.
En los años cuarenta, un destacado hombre público que
además fue Presidente de la Academia Nacional de Historia
y de la Academia Nacional de Letras, Ramón J. Cárcano, es-
cribió un libro, “Mis primeros ochenta años”, con cuyo título
quería dar a entender que todavía tenía mucho para dar. De
forma análoga, este libro podría haberse titulado “Mis prime-
ros setenta años”. Es un libro de balance, evaluación y revi-
sión, pero en modo alguno se lo percibe como de retirada o
de final. No es el primer libro que escribe López Murphy; ha
escrito muchos sobre economía y política y ha incursionado
en las relaciones internacionales y la historia. Pero sin duda
este es su libro más personal, aunque en otros ya haya revisa-
do pasajes de su vida.
Entre las memorias y la autobiografía, ha elegido el diálogo
como método para dar a conocer su vida, que es su mensaje.
Marita Carballo
I

¿Qué alquimia espiritual brotaría en el cerebro de un ni-


ño-adolescente de principios de los años ‘60, que era capaz
de procesar con igual rigor y pasión las afiebradas aventuras
de Emilio de Roccanera a bordo del mítico bergantín “Relám-
pago” con la lectura cotidiana de la saga de la Guerra Fría en-
tre la U.R.S.S. de Nikita Kruschev y EE.UU. de Kennedy? ¿O el
que estudiaba los avances y retrocesos del conflicto interno
del Ejército Argentino, dividido entre “azules” y “colorados”?
Casi sesenta años después de aquellos tiempos pretéritos,
el hombre-padre-abuelo-economista-político no tiene una
respuesta certera y concluyente, pero sí el recuerdo vívido de
esas sensaciones que perviven y nos trascienden. Que confor-
man la materia prima de la personalidad que está asociada a
nuestro nombre y apellido.
Si casi nadie –por acción u omisión- podía escapar a me-
diados del siglo anterior al legado paterno, el niño-adoles-
cente Ricardo Hipólito menos aún podría.
Como un tatuaje de tinta invisible en el ADN, su padre le
transmitió el santo y seña que le abriría las puertas al grial de
la política argentina: la Unión Cívica Radical.
Sería un radical de cuna, paladar negro. Su padrino de bau-
tismo fue Ricardo Balbín. Y lo que hoy puede ser interpretado
sólo como un dato histórico, en aquel momento equivalía a
una declaración de principios y de valores.

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16 DANIEL OLIVERA

Para agosto de 1951 cuando el primogénito de los López


Murphy nació, Balbín no sólo había sido el líder del legen-
dario “Bloque de los 44” (el grupo opositor más sólido y con
mejor nivel intelectual de la historia parlamentaria argenti-
na), sino el símbolo de la resistencia al creciente autoritaris-
mo del gobierno de Juan Domingo Perón.
“El Chino” como cariñosamente lo conocía la militancia
radical, había sido condenado a 5 años de cárcel de cum-
plimiento efectivo –en el penal de Olmos, en las afueras de
La Plata que un año después sería rebautizada “Ciudad Eva
Perón”- en marzo de 1950, luego de haber sido desaforado
en setiembre del año anterior por una Cámara de Diputados
“adicta” al peronismo.
Nueve meses después de la sentencia, Perón le concedió a
Balbín el indulto. Fue un intento de refrenar los efectos negati-
vos que tenía para el peronismo, que la figura más notable de
la oposición estuviera presa por ejercer el derecho democrá-
tico de la crítica. Pero en 1954, en medio de la efervescencia y
el enfrentamiento, Perón dispuso un nuevo arresto de Balbín.
En ese contexto de “grieta” exacerbada nació –en la mater-
nidad de la clínica Bazterrica en la entonces Capital Federal-
el vástago varón. Y ese padrinazgo de Balbín representó una
alegoría política para la familia López Aguirre. Como Balbín
no pudo estar presente, lo reemplazó Arturo Frondizi junto a
la pila bautismal.
Explicitar los motivos del segundo nombre de pila es casi
una perogrullada. Desde 1890 (la insurrección cívico-militar
conocida como Revolución del Parque) en adelante, Juan Hi-
pólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen fue un sinóni-
mo virtual del radicalismo.
Una década después del nacimiento de Ricardo Hipólito,
la taba se había dado vuelta (como en los versos de José Her-
nández en el Martín Fierro) y la política argentina –siempre
inescrutable y extremista- hasta había prohibido la palabra
“Perón” o “peronismo”. El fantasma de ese “nombre maldito”,
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 17

sin embargo, sobrevolaba la Argentina como un huracán tro-


pical a punto de desatarse.
La segunda mitad de la década del ‘50 ya se había degluti-
do a los gobiernos militares de la llamada Revolución Liber-
tadora; había hecho estériles los intentos por crear un nuevo
formato constitucional (la Asamblea Constituyente del ‘57)
que zanjara la “cuestión de fondo” –cómo gobernar un país
en el que el principal partido político estuviera proscripto-; y
con la vuelta de página en el calendario y el inicio de los ‘60,
la evidencia cada vez más notable de que el gobierno de Fron-
dizi (electo con el apoyo de un sector del peronismo alentado
por el mismo Perón desde el exilio) era una hojarasca.
Periodista: -¿Cómo discernías a tus once-doce años esos
mundos disociados de “El Corsario Negro” de Salgari (dónde
el héroe era capaz de conquistar, a fuerza de sangre, sudor y
lágrimas, la imaginaria fortaleza de Maracaibo y en el mismo
acto el corazón de la bella Honorata), o los “viajes al centro
de la Tierra” de Julio Verne, con la “real politik” radical que se
vivía en tu casa y las lecturas diarias de la columna internacio-
nal o la de política nacional del diario “La Nación”?
RLM: -Mi niñez estuvo marcada por un problema de salud
bastante serio –sufría de asma bronquial-, que me impedía
tener la actividad física normal de un chico. Y mi gran refugio
para mitigar ese déficit, fue la lectura.
Leer todo lo que cayera en mis manos me sumergía en
mundos imaginarios como los que proponían Salgari o Verne.
Pero como una deriva de esa curiosidad que me producían las
historias -y aquí es bueno detenerse un momento-, también
comencé a leer libros -sin ningún método o propósito más
que el de satisfacer mi curiosidad- de historia (Roma, Grecia
o la antigua Europa), o la historia argentina o sobre Hipólito
Bouchard, que fue también una especie de “corsario” de las
conquistas de la independencia.
Y ahí hice un descubrimiento muy importante: como a mi
padre le apasionaba la historia, encontré una manera muy
práctica de vincularme con él.
18 DANIEL OLIVERA

Periodista: -O sea que lograste romper ese techo de cristal


que separaba el mundo de los adultos y el de los niños o ado-
lescentes y que era, hace sesenta años, muy difícil de perforar.
Las opiniones de los chicos eran muy poco tenidas en cuenta
en aquella época y la diferencia generacional era muy notable.
RLM: -Para mi padre también fue todo un descubrimiento
que yo me interesara por la historia y la política. Y ahí hice
un segundo movimiento de piezas: avancé un poco más, y co-
mencé a leerle las noticias internacionales, que por entonces
ocupaban un lugar muy importante en la portada y en el inte-
rior de los diarios de papel. Y también las de política nacional.
¡Ah! y una curiosidad, las páginas de turf.
Periodista: -O sea que bien podríamos estar ante el primer
intento tuyo de seducción al mundo de la política, que por otro
lado era parte de la vida cotidiana en tu casa.
RLM: Bien podemos decir que mi casa era un apéndice de
la Casa Radical. Desde 1958 a 1962 mi padre fue diputado
nacional en la Capital Federal por la UCR del Pueblo. La gran
mayoría de sus amigos (incluido Ricardo Balbín, claro) y mi
propio padre habían sido muy perseguidos durante el gobier-
no de Perón y esa persecución los había hermanado en la lu-
cha política.
Ese bloque de diputados de la UCR del Pueblo, del que mi
padre fue integrante, seguía la tradición de ser muy homogé-
neo política e intelectualmente. Estaba comandado por An-
selmo Marino y Carlos Perette, dos figuras que años después
serían, uno gobernador de Buenos Aires y el otro vicepresi-
dente de Illia.
Por lo tanto, mi casa era un lugar donde los debates y las
discusiones internas -no nos olvidemos que el “frondizismo”
era una escisión de la Unión Cívica Radical y agitó enorme-
mente al partido- estuvieron presentes a toda hora.
Periodista: -Tu casa era, de alguna manera, una “escuela”
de doctrina partidaria, algo que se complementaba de mara-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 19

villas con un niño-adolescente que absorbía conocimientos que


sólo parecían estar al alcance del mundo de los adultos.
RLM: -Como casi siempre, todo tuvo que ver con todo. Yo
encontré en la lectura un modo de generar empatía, prime-
ro con mi padre y después con sus amigos. Podía comprobar
cómo me ganaba un espacio de interacción muy grande con
personas cuyas conversaciones me resultaban muy intere-
santes. Ser testigo de discusiones apasionadas, me dieron
una formación muy especial.
Y por otro lado estaba la lógica de una típica familia de in-
migrantes, que valoraban tremendamente el éxito educativo.
Ese era un impulso muy fuerte para un espíritu como el mío.
Y en eso son decisivas las figuras de mi madre (Brígida
Murphy), y de mi abuela (Elena Aguirre). Ellas, cada una a
su modo y con su estilo, sentían que la virtud estaba en la
superación a través del estudio. Y esos son conceptos que te
marcan a fuego.
También hacía mi madre énfasis en la actividad física: ella
creía que nadar me aliviaba el asma e insistía con eso.
En la primaria siempre fui abanderado (iba a una escuela
pública de muy buen nivel, la Número 8 Antonio Schettino,
en el corazón de Caballito) y aún recuerdo la “fiesta” que me
hacía mi abuela por ese logro. Me regalaba caramelos y libros
como premio a esas notas destacadas. Todo un mensaje.
Periodista: -Por aquellos años, los patrones culturales de la
sociedad aceptaban que el “jefe de familia” fuera el hombre y
que el peso del sostén económico recayera en él, mientras que
la mujer se ocupaba del vasto universo (incluida la educación
de los niños) puertas adentro de la casa. En tu caso las figuras
rectoras fueron dos, tu madre y tu abuela. ¿Podrías trazarme
en una breve pincelada esas influencias que te legaron?
RLM: -Mi madre era hija de irlandeses. Esa marca de ori-
gen ya podría por si sólo describir un temperamento repleto
de tesón y empeño. Los irlandeses son un pueblo de lucha, de
20 DANIEL OLIVERA

esfuerzo, de pasión por superarse a sí mismos. En mi madre


esos rasgos estaban muy presentes.
Para ella el gran héroe de la argentinidad era el Almiran-
te Brown, un irlandés –claro- que llegó al Río de la Plata en
1811, se nacionalizó argentino, y con los años se convirtió en
el gran prócer naval de la Argentina.
Para ella, la hazaña de San Martín de cruzar la Cordillera
de los Andes era extraordinaria, pero decía que sin la ayuda
del Almirante Brown que navegó las costas del Pacífico -re-
cogiendo información valiosísima en Chile; el Callao, Lima;
Guayaquil y Nueva Granada- hasta lo que hoy es Colombia,
San Martín no podría haber encarado con el éxito y la rapidez
que lo hizo, la independencia del Perú.
Tenía el sustento teórico de que el gran diferencial esta-
ba en dominar los mares, o como en el caso argentino, el Río
de la Plata que nos da el acceso al Océano Atlántico. Tengo
grabadas, en mi memoria, su obsesión por trasmitirme que
la clave última del poder, era el control de los mares. Segura-
mente, una herencia del imperio británico.
Periodista: -¿Y tu abuela?
RLM: -Ahhhhh, mi abuela… Ella era una vasca de un tem-
peramento fenomenal. Tenía un concepto muy “sarmientino”
de la vida, por el cual una persona sólo debía progresar sobre
la base de tres pilares: mérito, esfuerzo y talento. Hoy sería la
versión meritocrática del progreso.
Y entonces, como percibía que yo podía ser un alumno
muy destacado, ella se ocupó de que fuera “el mejor”. Y me
hacía leer y me daba tarea extra a la que me daban en la es-
cuela. Tan en serio se tomó ese rol (se ocupaba, también jun-
to a mi madre de que jamás perdiera mis clases de natación,
porque en aquel tiempo se creía que el asma bronquial que
sufría se atenuaba mucho agrandando la caja toráxica con ho-
ras de natación), que yo les tenía más miedo a los deberes de
mi abuela que a los de mi maestra.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 21

¡Me hacía leer los editoriales de “La Nación” para que mi


lenguaje se cultivara! Para enriquecer mi vocabulario, decía.
Eso en la juventud me permitió tener un recurso muy valo-
rado por mis amigos: yo era el que me ocupaba de escribirles
las cartas de amor a sus novias.
Periodista: -En “La ciudad y los perros” de Mario Vargas
Llosa, el personaje principal de los jóvenes cadetes del Liceo
Militar de Lima se gana sus soles y francos, escribiendo poemas
y cartas de amor para sus compañeros liceístas.
RLM: Ese recurso fue muy valioso. Mis amigos se convir-
tieron, casi todos, en profesionales (contadores, economistas,
o gerentes de empresas), pero era durísimos para escribir y
seducir a través de la palabra. Y como a mí me salía muy fá-
cil –gracias al entrenamiento que me había dado mi abuela-,
bueno… ahí estaba para que las novias soñaran que tenían un
galán que además escribía lindo.
Mientras tanto, y al compás de su sempiterna inestabili-
dad institucional de golpes militares que tumbaban a gobier-
nos civiles, la vida política argentina se colaba por los inters-
ticios de la “otra” vida, la cotidiana, de los López Murphy.
Arturo Frondizi, que representó una esperanza para bue-
na parte de una generación terminó sucumbiendo a las pre-
siones cruzadas de los sectores militares más antiperonistas,
por un lado; y a la creciente resistencia del peronismo a tra-
vés de huelgas y sabotajes realizados por un sindicalismo ob-
sesionado con el regreso de Perón al poder, por el otro.
Si a eso se le suman errores no forzados del “frondizismo”
como la “políticamente incorrecta” reunión de Frondizi con el
Che Guevara en Buenos Aires, o la increíble saga de intrigas y
malentendidos entre Rogelio Frigerio (Secretario General de
la Presidencia y hombre fuerte de ese gobierno) y el mismísi-
mo Perón, que terminó con éste último rompiendo la alianza
táctica que mantenían en una zona “turbia” y nominando al
sindicalista textil Andrés Framini como candidato a gober-
nador de la Provincia de Buenos Aires en marzo del ‘62. El
22 DANIEL OLIVERA

triunfo de Framini -bajo la sigla de “Unión Popular” terminó


de convencer a los sectores “duros” del Ejército que Frondizi
debía ser derrocado.
Pese a que Frondizi intentó anular las elecciones legisla-
tivas, once días después de esa elección fatídica para él, no
pudo evitar el golpe de Estado. El experimento de implantar
en la Argentina un modelo “desarrollista” –renegando con-
ceptualmente de algunas de las históricas banderas del radi-
calismo explicitadas en la Declaración de Avellaneda de abril
de 1945-, tuvo un final anunciado: el Golpe.
El atajo institucional estaba preparado, y José María Gui-
do pasó de ser presidente provisional del Senado a ponerse
la banda presidencial, bajo el paraguas de la llamada Ley de
Acefalía.
Con el control absoluto del país en manos de las Fuerzas
Armadas, con el peronismo oficialmente proscripto de parti-
cipar en elecciones y con Frondizi aún detenido, los militares
permitieron que Guido llamara a nuevas elecciones naciona-
les para el 7 de julio de 1963. Por fin, después de 33 años un
radical “puro” llegaría a la Casa Rosada. Con apenas un tercio
de los votos (31.90%) totales, el médico pergaminense–pero
afincado en Córdoba- Arturo Humberto Illia fue ungido Pre-
sidente.
En octubre de 1963, Illia asumió la presidencia y con él
-por primera vez en más de tres décadas- el radicalismo -en-
carnado en la Unión Cívica Radical del Pueblo- retornó al go-
bierno de la Argentina.
El triunfo radical de 1963 reabrió el crédito a la esperanza
de encaminar institucionalmente al país.
Para el partido de Alem, Yrigoyen y Marcelo T. de Alvear,
la victoria implicó también acceder al control de un territorio
casi perdido: el de la estratégica Provincia de Buenos Aires
y el macrocefálico Conurbano bonaerense. Anselmo Marini
(un balbinista histórico) se convirtió en el gobernador de la
provincia más grande de la Argentina.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 23

Y casi en paralelo, representó un cambio sustancial para


la familia López Murphy. Porque Marini nombró en el cargo
de jefe de policía de la Provincia de Buenos Aires a Juan José
López Aguirre, el “pater familiae”, lo que implicó no sólo la
asunción de nuevas responsabilidades, sino la mudanza a La
Plata, sede de la jefatura de la policía provincial.
Ejercer el mando efectivo de la policía bonaerense nunca
fue una tarea sencilla.
Y si bien es cierto que hasta la década del ‘60 el narcotráfi-
co ni la lucha fratricida entre las bandas armadas habían de-
sarrollado metástasis en el cuerpo de la mayor fuerza policial
del país, López Aguirre tenía el doble desafío de conducir “la
tropa” con la Constitución en la mano (fue uno de los últimos
civiles que ejercieron el cargo) y con el pulso tan férreo que
no quedaran dudas de quién ejercía el mando. Conducir con
mano firme y recuperar la autoestima de la fuerza policial,
para evitar que se atomizara en pequeñas “bandas”, eran sus
misiones centrales.
Su apostura marcial (con su metro noventa y tres bien po-
día pasar por un militar prusiano), el gesto adusto y severo,
y una voz potente que le calzaba perfecto al “psique du rol”
que le tocaba interpretar, hacían que, desde sus secretarios
o colaboradores civiles hasta los oficiales y suboficiales de la
más remota de las comisarías de la Provincia, supieran que
con López Aguirre había “que marchar” con el pie derecho.
RLM: -Mi padre era de una conducta patriótica y actitu-
des ejemplares. Tenía el don de mando natural (esa misma
severidad la aplicaba para su vida personal y yo como hijo
recuerdo haberlo “sufrido” un poco) y sus obsesiones -cuan-
do Marini le encomendó la tarea- fueron la de luchar a brazo
partido contra la delincuencia y mejorar la calidad institucio-
nal y material de la policía bonaerense.
Y para eso él aplicó un método de motivación que buscaba
que “la fuerza” recuperara la autoestima. El cuerpo policial
se sentía disminuido frente al resto de las armas militares
24 DANIEL OLIVERA

(Ejército, Marina, Aeronáutica; Gendarmería, Policía Federal


y Prefectura) y mi padre les insufló un “nuevo espíritu”.
¿Cómo? En su gestión hubo un gran desarrollo institucio-
nal y material en las escuelas, liceos e institutos policiales.
Lo que no era más que aplicar en la policía bonaerense, el
esfuerzo por extender la Educación a todos los campos que
hizo el gobierno radical del ‘63 al ‘66.
Pero él sentía que, si la fuerza necesitaba recuperar su au-
toestima, tenía que vincularse con la gente de manera prácti-
ca. No alcanzaba con que el vigilante de la esquina ordenara
el tránsito.
Y ese plus fueron los desfiles. Un verdadero hallazgo mo-
tivacional de mi padre. Así la banda musical se rearmó y
perfeccionó tanto, hasta el punto que los ensayos los reali-
zaba en el Teatro Argentino de La Plata (una de las salas más
prestigiosas de la lírica en el país). Poco a poco, la idea fue
prendiendo y así comenzaron a destacarse los desfiles de la
Escuela de Oficiales y la del Liceo, para luego continuar con
la de Suboficiales, la Guardia de Infantería, la de Caballería y
hasta la de Perros. Un despliegue teatral de música y parada
militar que tenía su clímax los 19 de noviembre (aniversario
de la ciudad), pero que después se fue extendiendo y ramifi-
cando a lo largo y a lo ancho de todos los pueblos de la Pro-
vincia.
Así, como un efecto de imitación, para el ‘65-’66, cada vez
que mi padre visitaba una ciudad o pueblo con motivo de al-
gún aniversario, aprovechaba para auditar el funcionamien-
to de las comisarías locales mientras la plaza se convertía en
una fiesta popular animada por el desfile y la banda musical.
Era todo un espectáculo que servía para acercar a la policía a
la ciudadanía.
Ese efecto de emulación fue muy positivo. Lo más increí-
ble me sucedió más de treinta años después, cuando me tocó
asumir como ministro de Defensa y pude valorar en una
dimensión mucho mayor -con una vivencia personal e inte-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 25

rior- la importancia de los símbolos y gestos para la vida de


la Fuerzas Armadas o de Seguridad. Recuerdo haber pensado
entonces: “cuánta razón tenía mi padre en poner énfasis en
los símbolos, para la autoestima, en sus desfiles, en su banda
de música, en sus informes, en sus establecimientos produc-
tivos y educativos.
Ese trienio (‘63-’66) marcó un quiebre. Mudanza, nuevos
amigos, nueva escuela y su padre absorbido por una tarea ex-
cluyente.
La bucólica localidad de City Bell albergó la segunda etapa
del adolescente Ricardo Hipólito. La comarca arbolada y don-
de la clase media platense buscaba un estilo de vida menos
urbano, fue el escenario donde transitó el salto siempre ver-
tiginoso hacia la juventud.
Las lecturas febriles y eclécticas se entremezclaron con
los veranos en las extensas playas de Miramar (con su mítico
“vivero”), la natación en el club Universitario, las bicicletea-
das colectivas y por las tardes-noches de los fines de semana,
la clásica matinée donde el orador florido se lucía en el arte
de seducir “señoritas”.
Un universo muy cool de clase media platense y para nada
hippie ni menos “revolucionario”. Los recuerdos del adoles-
cente Ricardo Hipólito en la secundaria resonarían naif para
cualquier joven de 14-15 años del siglo XXI.
Uno de los planes era salir “con las chicas” al Colegio de
Abogados de La Plata a escuchar poesías de Gustavo García
Saraví. El futuro economista maximizaba los recursos. Con
sólo un boleto de ómnibus City Bell-La Plata, cubría una sa-
lida con chicas de su edad, sin gastar ni para una Coca Cola y
escuchando poesía al mejor estilo decimonónico.
Periodista: -¿Qué noticias te impactaron más? Ya cuando la
adolescencia iba dejando paso a la juventud.
RLM: Tengo el recuerdo muy potente de la Guerra de los
6 días en 1967, la invasión de la Unión Soviética a Checoeslo-
26 DANIEL OLIVERA

vaquia que terminó con la llamada “Primavera de Praga” y el


gobierno reformista de Dubcek, y las revueltas parisinas del
Mayo del ‘68.
Periodista: -Las fotos e imágenes televisadas de jóvenes che-
cos poniendo flores en las bocas de los cañones de los tanques
soviéticos o la postal de jóvenes y trabajadores marchando
codo a codo por las calles de París, evidentemente inflamaban
la imaginación de todos aquellos que “querían cambiar el mun-
do” y por eso me resulta muy lógico tu interés por esas noticias.
Lo que no alcanzo a entender, es ¿por qué te interesaba tan-
to una guerra que marcaría los últimos 53 años en una de las
regiones más “calientes” del planeta?
RLM: A mí no me resultaba fácil entender el conflicto en
Medio Oriente. Por eso lo tomé como un desafío. Y, por otro
lado, tenía varios amigos judíos, unos años mayores que yo,
que me habían introducido en las lecturas de ese universo
tan particular que representaba la socialdemocracia laboris-
ta en el Estado de Israel. La cuestión casi filosófica de vivir en
comunidad en los “kibutz”
Al final de mis años de la secundaria, me había consus-
tanciado con muchas lecturas que venían de ese origen. Esa
cosmovisión me atraía, porque me parecía que ahí estaba la
fórmula para el dilema de cómo unificar de manera práctica
los conceptos de libertad e igualdad.
Por aquellos años me interesaba mucho cómo resolver el
problema de la marginalidad y esas lecturas parecían haber-
me dado una respuesta.
Periodista: -¿Cuál era el punto de atracción de experiencia
israelí?
RLM: -Me impresionaba mucho el hecho de ver como con-
vivían el pluralismo, la libertad y el fuerte énfasis que ponían
en la igualdad.
Yo estaba fascinado con esa posibilidad. Y debe haber sido
muy fuerte el entusiasmo que me provocó, que muchos años
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 27

después -cuando la situación se puso complicada en mate-


ria de empleabilidad, durante el gobierno de Menem-, unos
amigos míos promovieron el fenómeno de granjas al estilo
kibutz “para reeducar a la gente”, y entonces el ex senador
Berhongaray (Antonio) me llamó para preguntarme si yo es-
taba atrás del proyecto y si eso significaba una regresión a
mis ideas juveniles sobre los kibutz (Risas).
Periodista: ¿Y tenía razón Berhongaray?
RLM: -Ese experimento me parecía entonces, y aún hoy
me sigue pareciendo, formidable. Pensemos en los ‘90, cuan-
do Israel fue capaz de incorporar a un millón y medio de emi-
grados que venían de Rusia. Hay que pensar que esa sociedad
incorpora un número de gente excepcional que emigra, le
encuentra trabajo, la califica, la adapta… Eso me impresiona
mucho. Pensemos como un espejo de lo que sucede con la in-
migración en toda Europa y los problemas de adaptabilidad
que hoy padecen.
Periodista: -¿Es cierto que viviste en un kibutz?
RLM: -Si, claro. En una de mis visitas a Israel viví unos
días en un Kibutz. En ese momento -1995- estaba tratando
de escribir un libro sobre por qué las pequeñas y medianas
empresas israelíes (start ups) eran tan exitosas. Y fui a inves-
tigar eso y escribí un libro, tratando de ver qué había ahí que
los hacía tan flexibles, capaces de adquirir y practicar cono-
cimiento. Y sobre todo, cómo habían cultivado la cultura del
trabajo.
Bueno, todo ese “universo” formó parte de mis lecturas
universitarias iniciales e influyó mucho en mis primeros años
en la carrera de Economía.
Otra vez, como en la niñez y la adolescencia, mi pasaporte
al nuevo mundo de la Universidad fue la lectura voraz de todo
lo que cayera bajo mis manos. Leía desde Karl Marx y Federi-
co Engels a Ayn Rand.
28 DANIEL OLIVERA

Periodista: ¿Cómo impactaba en tu intelecto lecturas tan


eclécticas que iban de “El Capital” a “El Hombre, la Economía y
el Estado” o de “La ética de la Libertad” a “Del socialismo utó-
pico al socialismo científico”?
RLM: -No me cuestionaba esa falta de homogeneidad en
las lecturas. Mi obsesión era acumular conocimiento. Así tuve
la oportunidad de disfrutar de gente que me orientaba a leer
antropología.
Algunos amigos que recuerdan aquella época mía, me di-
cen -un poco en broma y un poco en serio- que estuve “cega-
do por la izquierda”-.
Periodista: -Una verdadera confesión digna de un libro para
el perfil que siempre cultivaste… ¿Y cómo “superaste” ese “pe-
cado” de juventud?
RLM: -Para tercer año de la carrera de Economía, entré en
una verdadera crisis, respecto a cómo repensar el mundo y
sus dilemas.
Periodista: -¿Qué sucedió?
RLM: -En tercer año comencé a estudiar Economía en se-
rio, y aprendí que esa “cosa” (la planificación socialista) no
iba a funcionar nunca, que estaba destinada al fracaso.
Cuando aprendí todas las ecuaciones que había que resol-
ver para entender los procesos de la economía, me di cuen-
ta que todo el palabrerío de la economía “dirigista” era una
chantada. Que eso que Marx y Engels habían escrito, eran
ideas que no se habían pensado bien. Que el que creía que se
podía hacer eso (reemplazar al mercado) desde una oficina
burocrática del Estado no sabía de qué estaba hablando. Fue
un shock muy impactante ese descubrimiento.
Periodista: -¿Y cómo zanja esa fractura que te provocó el
descubrimiento?
RLM: -Salí de ese proceso de crisis abastecido intelec-
tualmente por gente que me rodeaba (grandes profesores,
amigos mayores que estaban más avanzados en la carrera y
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 29

algunos compañeros) y así me encontré -en esos cruces que


el azar ¿o el determinismo? nos plantean- con dos libros que
tuvieron gran impacto en mi vida: uno es el de Karl Popper
(“La sociedad abierta y sus enemigos”) donde todo esa fal-
sa superioridad del marxismo es destruida analíticamente,
y con “Camino de servidumbre”, “el” libro de Von Hayek que
me produjo una profunda impresión porque hacía una crítica
devastadora de lo que fue el régimen colectivista nazi.
Estos descubrimientos de Popper y Von Hayek tendrían
enormes implicancias en mi vida universitaria, luego profe-
sional y por supuesto en la política.
Así fue como mientras más economía estudiaba, me trans-
formaba en un economista cada vez más ortodoxo. ¿Qué
quiero decir con esto? Que me fui acercando a la corriente
principal, a lo que predominaba en el pensamiento académi-
co, y eso fue irreversible.
Periodista: -¿Qué otro cambio notable advertiste en el resto
de tu vida, para esa época?
RLM: -Desde ese momento adquirí un activo muy valo-
rado: tener mucha rigurosidad para pensar los problemas, y
para mi fortuna, esa característica la conservo hasta hoy.
Lo que estudié después me sirvió para confirmar casi
siempre -por no decir siempre- las hipótesis más ortodoxas.
Y por eso tiendo a creer que si vas en contra de las ideas que
han prevalecido en la literatura económica, la carga de la
prueba es responsabilidad tuya.

***

¿Pero qué pasa con la política y ese joven fogoso y tempe-


ramental que conoce el mundo universitario?
Para el ‘68, el país era gobernado por la llamada Revolu-
ción Argentina del general Juan Carlos Onganía, que pensaba
eternizarse en el poder después de derrocar a Illia, y que en
julio de 1966 había desalojado violentamente cinco faculta-
30 DANIEL OLIVERA

des de la Universidad de Buenos Aires, con la Dirección Gene-


ral del Orden Urbano de la Policía Federal.
Periodista: ¿Cómo se resiste en la Universidad de La Plata-
bafectad a ese gobierno autoritario, que había desalojado del
poder al radicalismo y en términos personales a tu padre que
era jefe de policía?
RLM: -El desalojo perpetrado contra don Arturo Illia (que
también se hizo extensivo a mi padre) y la prohibición de la
actividad de los partidos políticos, influyeron mucho en mi
participación en la vida política universitaria. De manera na-
tural comencé a interactuar con amigos y conocidos del ra-
dicalismo y así me integré a los cuadros universitarios de la
Juventud Radical con inusitado vigor.
Periodista: -Visto en perspectiva, ¿cuánto crees que impactó
la caída del gobierno de Illia en la militancia de la Juventud
Radical? Más, cuando ese gobierno logró -en apenas tres años y
con el “fantasma” de la vuelta de Perón siempre sobrevolando-
bajar la desocupación, disminuir la deuda externa, destinar el
23% del presupuesto a la Educación (la cifra más alta en la
historia argentina), llevar adelante un ambicioso plan de alfa-
betización, sancionar la Ley de Salario Mínimo, Vital y Móvil y
votar la Ley “Oñativia” de Medicamentos, entre otros aspectos
positivos de gestión.
RLM: -La sensación era de una enorme frustración. Se
había construido –desde algunos medios de comunicación y
desde los poderosos sindicatos alineados con el peronismo-
una imagen distorsionada y negativa del gobierno de Illia. Lo
tildaban de “lento” (“Tortuga” lo apostillaban) y la verdad era
que había sido un gobierno muy dinámico.
El estado de ánimo general en ese tiempo, era desolador.
Los jóvenes radicales estaban muy shockeados por el Golpe
y el rumbo que había tomado el país. Incluso algunos de esos
chicos pasarían luego a situaciones más extremas, mientras
que otros decidieron alejarse del radicalismo afectados y
muy desencantados sobre cómo funcionaba el sistema demo-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 31

crático. La debilidad de la democracia fue el caldo de cultivo


de la violencia y la anarquía que sobrevendría años después.
Pero, así como es imposible evitar este diagnóstico negati-
vo, también hay que decir que hubo muchos dirigentes radi-
cales que nos escuchaban y nos contenían. Había seminarios,
había correcciones, había debates –primero en la clandesti-
nidad y después de manera abierta- donde hombres como
Balbín, Marini, Tróccoli, Pugliese, Mor Roig, García Puente
nos hacían aportes muy valiosos. Estoy convencido que eso
evitó una sangría mayor en las filas del radicalismo y que
el resultado recién lo pudimos ver quince años después, en
1982, cuando tras la guerra de Malvinas se abrió el proceso
democrático y el radicalismo, de la mano de Alfonsín, tuvo un
crecimiento aluvional de participación juvenil.
Periodista: ¿Qué análisis político haces de la conmoción que
significó el Cordobazo, la caída de Onganía y el gobierno de
Lanusse que abrió la puerta al regreso de Perón?
RLM: -La primera reflexión -a poco más de cincuenta años
de los hechos- es que para la época del Cordobazo la Argen-
tina transitaba uno de sus momentos de mayor prosperidad
económica (tal vez sólo superado por la década del ‘80 en
el siglo XIX o por los primeros cuatro años del gobierno de
Marcelo T. de Alvear) en toda su historia. Hay que recordar
que nuestro país creció, entre 1963 y 1974, a una tasa del 5%
anual. Y en los 46 años siguientes, apenas crecimos al 1%.
Eso explica, por sí sólo, nuestra enorme decadencia.
A finales de los años ‘60 la Argentina superaba holgada-
mente a España en su ingreso per cápita, mientras que hoy
nuestro PBI es de apenas un tercio el de España. Éramos un
país con una extendida clase media, con indicadores econó-
micos y sociales más parecidos a los países más desarrolla-
dos que a los del resto de América Latina.
Periodista: -En palabras de Adalbert Krieger Vasena, “los sa-
larios pagados a los obreros de la industria automovilística de
Córdoba eran los más altos del país y teníamos a mediados del
32 DANIEL OLIVERA

‘69 la tasa de desempleo más baja de los últimos veinte años”. A


eso hay que sumarle que tras la devaluación del 40% de 1967,
en 1969 la inflación había bajado al 6% anual, las inversiones
extranjeras directas estaban en fuerte expansión y después de la
corrección de sacarle dos ceros a la moneda, para 1969 un dólar
pasó a costar 3.50 pesos. En éste contexto, ¿cómo se explican no
sólo el Cordobazo sino las sucesivas revueltas en el interior del
país como el Tucumanazo o el Rosariazo?
RLM: Está claro que había varios problemas políticos de
fondo: la extraordinaria presión que los sindicatos alineados
con el peronismo ponían al gobierno para forzar la vuelta de
Perón, el contexto mundial propicio a las revueltas estudianti-
les en alianza con los trabajadores más radicalizados (hay que
recordar que la izquierda en el mundo era aún muy fuerte) que
dejaron los sucesos del mayo francés del ‘68, y una lucha inter-
na del Ejército entre Onganía y su sector y el general Lanusse
y el suyo.
El general Onganía tenía una inquina muy grande contra el
sistema de partidos políticos (alguno de sus asesores popula-
rizó el neologismo de “partidocracia” para definirlos) y buscó
anularlos de raíz. Prohibió todo canal de participación política,
cerró facultades y bloqueó todo intento de volver a la demo-
cracia representativa.
Su concepción de cómo se debía gobernar el país era “cor-
porativa”. Para él (Onganía), las corporaciones: empresarios,
sindicatos e Iglesia, debían –equilibradamente- ser el trípode
sobre el que se articulaba la gobernabilidad. Eso explica el
fuerte apoyo económico que recibieron la Iglesia Católica y
los sindicatos (liderados por el mandamás de la UOM, Augus-
to Vandor, que dirigía una fracción del peronismo que pro-
pugnaba un “peronismo sin Perón”).
Periodista: -Uno de los legados corporativos más impactan-
tes, fue el acuerdo al que llegaron Onganía y Vandor, por el cual
se les otorgó a los sindicatos el manejo de la extraordinaria caja
de las obras sociales que, medio siglo después, controlan por lo
menos un tercio del sistema de salud argentino.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 33

Por esas paradojas del destino, un año después, para 1970,


Onganía fue desalojado del poder y Vandor ya había sido asesi-
nado en junio del ‘69 por un comando autodenominado Ejército
Nacional Revolucionario cuyos miembros luego confluirían en
las filas de Montoneros.
Pero el esquema de las Obras Sociales en manos de los sin-
dicatos quedó intacto.
RLM: -En realidad el modelo corporativo viene de bastante
antes que Onganía tomara el poder. Hay una figura muy impor-
tante, que fue la del jurista catalán José (Miguel Francisco Luis)
Figuerola y Tresols, que influye directamente sobre el pensa-
miento de Perón con ideas como las del sindicato único por
actividad y bajo directo control del Estado. Figuerola traía su
experiencia corporativa por haber participado en el gobierno
“falangista” español de (Miguel) Primo de Rivera y luego en la
Italia de Mussolini. En esos primeros años fundacionales del
peronismo, su impronta estuvo presente en cada una de las
etapas del ascenso y consolidación de Perón en el poder. Inclu-
so en la redacción del primer Plan Quinquenal.

***

La referencia de López Murphy al rol de José Figuerola es


central para comprender el origen, la matriz corporativa que
inspiró al peronismo. El golpe de Estado de junio de 1944 a
cargo de un grupo de jóvenes coroneles conocidos como el
GOU, le abrió las puertas al entonces coronel Perón al estra-
tégico Departamento Nacional de Trabajo.
Es en esa dependencia donde se encuentran por prime-
ra vez Perón y Figuerola. Y es a instancias del primero, por
consejo del segundo, que el DNT se convierte en Secretaría
de Trabajo y Previsión, siendo el catalán nombrado director
de Estadísticas. Cargo que abandonará meses después para
seguir a Perón cuando asumió como ministro de Guerra. Y
un par de semanas después cuando Perón acumula el cargo
de vicepresidente, Figuerola fue nombrado consejero técnico
34 DANIEL OLIVERA

de la vicepresidencia. Y es desde éste lugar donde Figuerola


concibe el Consejo Nacional de Posguerra.
Éste CNP será el organismo de planificación por excelen-
cia del peronismo y constituirá el antecedente de referencia
más notable para la articulación del primer Plan Quinquenal
del Justicialismo en el poder.
Periodista: -El final de esa historia terminó con el general
Lanusse desalojando a Onganía, heredando una situación eco-
nómica favorable, pero al mismo tiempo generando (tal vez
con una lectura política demasiado optimista respecto de sus
fuerzas) una puja abierta con el propio Perón, que desembocó
en el regreso de éste al poder.
¿Por qué crees que Lanusse terminó favoreciendo el re-
greso de su “enemigo político”?
RLM: -Creo que confió mucho en que las condiciones eco-
nómicas del país tan favorables, y lo que él consideraba como
un estancamiento electoral del peronismo en un porcentaje
que oscilaba el 35%, le permitirían afrontar las elecciones
con la suficiente fuerza para ir a una segunda vuelta (era una
de las cláusulas que había impuesto) y triunfar.
Sin dudas no evaluó el caldo de cultivo que fermentó en
la juventud argentina después del mayo francés, la crecien-
te oleada anti racial y anti guerra de Vietnam que se dio en
Estados Unidos, y festivales multitudinarios -anti “establis-
hment”- como el de Woodstock, así como una valoración
equivocada de la Revolución Ciudadana en los auditorios
intelectuales ligados. Y cómo esas señales que venían desde
el mundo se conectaron con las revueltas del Cordobazo o el
Rosariazo, o la resistencia al modelo “corporativo” de su pre-
decesor Onganía, Lanusse no supo o no pudo leer correcta-
mente esas señales.
Periodista: -No eran las únicas alertas a las que el nuevo
presidente desoyó. Los partidos políticos a los que Onganía ha-
bía freezado y Lanusse rehabilitado salieron de su hibernación
más proclives a convertirse en herramientas de oposición al
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 35

gobierno militar que a formar parte de un Gran Acuerdo Na-


cional de carácter antiperonista como se imaginó Lanusse. El
documento firmado por La Hora del Pueblo y que llevó por tí-
tulo: “Sin solución política es impensable una solución econó-
mica”, hablaba hasta qué punto había una disociación entre los
números reales (y muy positivos) de la economía en 1970, y la
“sensación térmica” contraria que se vivía en la calle.
RLM: -Con habilidad política, Perón desde España sí supo
interpretar esos signos. Alentó a la juventud, que masivamen-
te se pasó de posturas de izquierda al peronismo. Perón co-
queteó con ese espíritu y Lanusse no vio venir el cambio ge-
neracional. No entendió que miles de jóvenes que provenían
de hogares antiperonistas de golpe se comprometieron polí-
ticamente con el peronismo y sus consignas revolucionarias.
Perón cambió radicalmente su postura respecto a esa ju-
ventud. Cuando llegó al poder dejaron de ser “la juventud ma-
ravillosa” para ser los “imberbes”. Pero para entonces, Lanus-
se había perdido su oportunidad y el peronismo estaba otra
vez en el poder tras 18 años.
Periodista: -Salgamos de los tiempos de Onganía, Lanusse
y Perón, y volvamos a situarnos en tus inicios de la vida uni-
versitaria. Ese “inusitado vigor” que vos recalcas en tu relato,
sugiere que tanto tu formación intelectual autodidacta como
el temple para superar tus problemas físicos en la niñez, ca-
talizan en tu espíritu y te dan la seguridad para afrontar el
siempre difícil escenario de la tribuna universitaria.
En aquel momento histórico del mundo y de la Argentina,
ser un “orador” en la trinchera de la barricada o en el prosce-
nio de una “asamblea”, era un pasaporte al reconocimiento so-
cial del mundillo universitario (en aquellos años la Universidad
de La Plata tenía una población activa de estudiantes, profeso-
res y no docentes que se acercaba a las cien mil personas) y el
inicio de una carrera política.
RLM: -Sin dudas todas las experiencias previas me habían
formado intelectualmente y forjado un carácter. El mayor
36 DANIEL OLIVERA

descubrimiento fue el verme, sin jactancias ni falsas modes-


tias, como un muy buen orador. Y eso en las asambleas uni-
versitarias se notaba. Puedo decir que era uno de los mejores
oradores en las asambleas de la Universidad de La Plata.
El otro, una especie de competidor dentro del radicalismo
con mayor peso específico, era Federico Storani. Los dos te-
níamos nuestros propios estilos narrativos y seducíamos a la
tribuna cada uno con su propia personalidad y su mirada de
los problemas del mundo.
Periodista: -¿Quién era mejor o más popular?
RLM: -Freddy (Storani) era el prototipo de orador caris-
mático y popular. Sus consignas siempre estuvieron “a la
izquierda” de mi construcción y estaban muy de acuerdo al
espíritu de la época del “mayo francés” o “el Cordobazo” en
nuestro país. No éramos los únicos, claro. También recuerdo
al “colorado” Luis Menucci, un polemista áspero que con los
años se convirtió en un destacado dirigente del radicalismo.
Lo mío, en el plano narrativo, era más estructurado, más
“entrenado”. Y otro rasgo, que se mantiene intacto cincuenta
años después, es que yo desplegaba –y cada vez que puedo lo
hago hasta hoy- un gran sentido del humor en mis discursos.
Y lo rescato, porque el humor era significativo a esa altura de
los acontecimientos, que eran de naturaleza dramática.

***

No hay ni un ápice de exageración en la frase “aconteci-


mientos de naturaleza dramática”.
La ciudad de La Plata y su universidad fueron epicentros
de la lucha dialéctica primero (hasta mediados del ‘72) y de
la lucha armada frontal y de acción directa después, entre los
sectores orgánicos de la juventud peronista (Montoneros,
Fuerzas Armadas Peronistas), desprendimientos radicaliza-
dos del viejo Partido Comunista (Fuerzas Armadas Revolu-
cionarias), el ala más combativa del troskismo (Ejército Re-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 37

volucionario del Pueblo), versus los sectores de la ultradere-


cha como la Concentración Nacional Universitaria y la orga-
nización paramilitar Triple A, que se alimentaba de milicias
armadas de sindicatos como la Unión Obrera Metalúrgica y la
Unión Obrera de la Construcción.
Esa tormenta perfecta de caos y violencia se desató con
furia en la ciudad y la universidad donde vivía el joven Ricar-
do Hipólito.
Periodista: -¿Cuáles eran tus “blancos” dialécticos preferi-
dos? ¿Los cuadros de Montoneros o los del trostkismo?
RLM: -Recuerdo haber participado en un número infinito
de debates con los que luego serían los líderes de las organi-
zaciones armadas locales vinculadas al peronismo combativo
-que formaban parte orgánica del debate universitario- y cla-
ro, también con los cuadros trostkistas, siempre muy prepa-
rados intelectualmente, así como con los cuadros de la Fede-
ración Juvenil Comunista.
Periodista: -¿Recordás nombres?
RLM: -Si claro. Kunkel (Carlos) era uno de los líderes des-
tacados de Montoneros en la facultad de Derecho y tuvimos
encontronazos muy fuertes en aquellos años. Siempre me im-
presionó la convicción –rozando el mesianismo- con la que
defendía las posturas de su “orga”, a veces de una violencia
verbal inusitada. En Derecho también se destacó como pole-
mista el que hoy es senador por Neuquén, Marcelo Fuentes.
Otro orador muy potente por aquellos años fue Julio Ve-
lazco. Él estudiaba filosofía y era un cuadro muy formado,
encuadrado dentro del Partido Comunista Revolucionario
(PCR). Creo que sobre finales del gobierno militar él se exilió
en Italia, donde reencauzó una brillante trayectoria como di-
rector técnico de vóley profesional.
Otro “cuadrazo” de la “Fede” con el que me tocó polemizar
en aquellos años febriles de la universidad de La Plata fue
Eduardo Sigal, que militaba en la facultad de Medicina y que
38 DANIEL OLIVERA

después de renunciar públicamente al PC en los años ‘90, se


reconvirtió en el Frente Grande. Lo paradójico fue que, desde
dos visiones antagónicas, los dos confluimos en el gobierno
de la Alianza. Yo desde mi origen radical, y él por el Frepaso
que lideraban Chacho Álvarez y Graciela Fernández Meijide.
Periodista: -Néstor y Cristina Kirchner militaban activamen-
te -según sus relatos para algunos libros que se publicaron en
los años del kirchnerismo en el gobierno-, en agrupaciones uni-
versitarias justicialistas. ¿Te tocó enfrentarlos en algún debate?
RLM: -No, y eso tiene una explicación: ellos no eran cua-
dros significativos en las estructuras universitarias del pero-
nismo en ese tiempo. Serían militantes de base pero nunca
me tocó interactuar con ellos. Sí, en cambio tuve largos cru-
ces con Kunkel o con Fuentes, con Benigno Gutiérrez, Forna-
sari y otros.
Ese universo de discusión y debate cotidiano sirvió mucho
a mi formación intelectual y fortaleció mi narrativa. Y mi ca-
pacidad para argumentar ideas, porque me obligó a hablar en
público muchas veces y en muchos lugares en un mismo día.
Así fue como desarrollé una técnica de afrontar los discursos
que conservo hasta hoy: armo mis discursos como los arma-
ba en esa época.
Periodista: -¿Cómo es ese armado de tus discursos?
RLM: -En general los armo en tres bloques bien diferen-
ciados. En el primero hago una descripción introductoria que
incluye el contexto muy ilustrativo de la situación sobre la
que voy a hablar. Luego fijo las dos, tres o cuatro ideas cen-
trales y allí armo mi hilo argumental, y por fin dejo paso al
cierre que siempre tiene lo que en inglés se denomina “happy
end”, o sea, un final feliz, que le sirva a la audiencia para tener
una visión esperanzadora sobre el futuro.
Periodista: Casi en sintonía con la estructura teatral (que
después copió el periodismo escrito) de introducción, nudo y
desenlace. Sólo que en tus discursos siempre hay un “final feliz”.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 39

RLM: -Esta es otra gran influencia de mi abuela. Ella siem-


pre solía decir: Las puertas del infierno/no prevalecerán/
después de la tormenta/siempre vendrá el arco iris. Es parte
de la tradición hebreo-cristiana, que siempre nos da la ilu-
sión de que el mal no va a prevalecer.
Con el paso de los años y mi confluencia con las ideas de
la libertad, me sentí muy identificado con el liberalismo por-
que justamente ratifica entre sus postulados que el progreso
técnico y científico siempre prevalecerá sobre las fuerzas del
oscurantismo, es un legado de la Ilustración escocesa.
Periodista: -No hay discurso sin platea ni tribuna. Y en 1972,
tuviste la primera chance de probar tu habilidad dialéctica en
la interna de la UCR que enfrentó a la “vieja guardia” radical
reagrupada en torno a la figura de Balbín (que para 1970 ha-
bía sido uno de los líderes de la llamada “Hora del Pueblo”, una
agrupación multipartidaria -que incluía además de la UCR al
justicialismo, el socialismo, el conservadurismo popular, la de-
mocracia cristiana y expresiones de izquierda como el FIP de
Jorge Abelardo Ramos-) contra la fulgurante aparición de Raúl
Alfonsín y su Movimiento de Renovación y Cambio, que tenía
su propio movimiento juvenil, la Junta Coordinadora Nacional.
¿Fue por un tema práctico o ideológico por el cual vos no inte-
graste la Junta Coordinadora?
RLM: -Fui contemporáneo a ellos, y la mayoría de las figu-
ras más prominentes eran uno o dos años mayores que yo.
Por un lado, eso marcó una diferencia. Por el otro, tuve una
adolescencia y una juventud con restricciones económicas, y
eso hizo que tuviera que trabajar y estudiar (entre ambas me
llevaba unas 80/90 horas semanales) y entonces viajar al in-
terior del país por la militancia universitaria era un sacrificio
enorme. No lo hacía con asiduidad. Asistía cuando el compro-
miso o la reunión eran muy grandes. Ese fue un factor impor-
tante, no fui de otra generación que los cuadros de la Coordi-
nadora, pero a los efectos prácticos estaba lejos de ellos.
Y el otro tema fue que mi padre participaba activamente
del proceso interno del radicalismo. A mi casa venían muchos
40 DANIEL OLIVERA

dirigentes balbinistas, había una gran interacción. Y yo escu-


chaba sus argumentos y de alguna manera me sentía influido
por ellos.
Periodista: -¿Y entonces? ¿Por quién te definiste en esa cam-
paña?
RLM: -Para gran disgusto de mi padre, apoyé a Alfonsín
en esa campaña del ‘72. Tuvimos un lío inolvidable. Mi padre
era el jefe de campaña de Balbín y yo era el ahijado de Balbín.
¡Imaginate lo que significó para él!.
Periodista: -De alguna manera estuviste a tono con la época.
Peor habría sido que tu rebeldía te hubiera llevado a los brazos
de Perón, como sucedió con miles de jóvenes en ese tiempo.
RLM: -¡Eso jamás hubiera sucedido! Pero mi padre recién
lo pudo entender con el tiempo. En ese momento no. Igual
nunca me arrepentí de esa decisión política. Yo pensaba que
el radicalismo tenía que hacer un gran “aggionarmiento” y
me parecía que Raúl hablaba de temas que los otros (el balbi-
nismo en general) no hablaban.
Yo leía con fruición la revista “Inédito” y siempre me lla-
maron la atención las columnas firmadas por Alfonso Carrido
Lura (el seudónimo que usaba Raúl Alfonsín) y me parecía
que era la voz que estaba cuestionando el “statu quo”.
Hablaba con dirigentes como Armando Tróccoli, y tenía
un diálogo inteligente con muchos “balbinistas”. No iba a co-
cinar una interna o un carguito. Iba a discutir por qué el plan
de desarrollo de Illia tenía una tasa del seis por ciento. Es-
cuchaban mis criterios y me mandaba a hablar con Enrique
García Vázquez. Fue una experiencia interesante.
Y lo mejor es que no quedó en mí el encono de haber perdi-
do la interna. Hubo un gran gesto de Balbín, que después del
triunfo le dijo a García Puente (su alter ego) que me invitara
a integrar el equipo de recorrida. Y yo, por supuesto, acepté.
Así fui orador en muchos actos de la campaña presidencial
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 41

de Balbín. Eso generó un clima muy afectuoso. Y también, de


alguna manera me reconcilió con mi padre.
Periodista: -En el mundo de las ideas de finales de los ‘60 y
principios de los ‘70, la importancia del experimento socialista
era muy grande. Era un gran tema y mucha gente que te rodea-
ba en la universidad estaba seguramente muy entusiasmaba.
¿Cómo contrarrestabas esa “opinión mayoritaria” que se había
inclinado fervorosamente hacia la izquierda?
RLM: -Tenía algunos “fetiches” que mi padre me había ino-
culado y que me sirvieron de base argumental cuando debía
confrontar con los preparados cuadros de nuestra izquierda.
Uno eran los llamados “Juicios de Moscú”, que mi padre
siempre me los ponía como ejemplo de lo que podía hacer el
totalitarismo. Me impresionaba mucho el carácter nefasto de
esas conductas, cuando uno -él líder, en este caso Stalin (Jo-
seph)- juzga a toda una nación o un pueblo. O, como sucedió
después de Stalin, el Politburó del Partido Comunista de la
Unión Soviética lo reemplazó. El régimen comunista exhibía
una barbarie y arbitrariedad y se convirtió en un régimen po-
licial que ordenaba “purgas”, muertes o traslados masivos a
Siberia.
Con el paso de los años, la hipótesis de mi padre quedó
plenamente confirmada. El mecanismo de eliminar a varias
generaciones de comunistas contraria a los designios que de
Stalin se conoció en Occidente, me dio una señal de alerta
respecto de las atrocidades que se podían cometer en nom-
bre del comunismo.
Otro episodio que mi padre me mencionaba siempre, fue
la atroz represión que desató el gobierno de Alemania Orien-
tal en 1953, cuando los alemanes que habían quedado en el
Este de Berlín, decidieron escapar hacia Berlín Occidental y
el ejército socialista llevó a cabo una matanza masiva para
frenar la huida. Algo muy parecido a lo que sucedió en Hun-
gría en el ‘56.
42 DANIEL OLIVERA

Todas esas conversaciones que había mantenido con mi


padre años atrás, volvían a mí con una gran intensidad. Y el
otro “caso testigo” que como estaba en ese momento en ple-
na ebullición, no lo alcancé a descifrar en toda su magnitud
(recién muchos años después lo pude estudiar “in situ” en
China), fue la locura alucinante del llamado “Gran Salto Ade-
lante” de Mao Tse Dong, ¡donde murieron 40 millones de per-
sonas! Sin dudas la locura maoísta fue la más grande de las
locuras de la historia.
Pero la obligación de analizar con información los desas-
tres que provocó el socialismo tuvo la gran virtud de alejar-
me, para siempre, de las versiones marxistas de la historia.
Periodista: -Sospecho que un punto de conflicto para vos se-
ría la evolución de la guerra de Vietnam en los primeros años
de los ‘70. Por un lado, teníamos la resistencia y la ofensiva de
los comunistas de Ho Chi Min y por otro la compleja posición en
la que quedó Estados Unidos, donde buena parte de la sociedad
(en especial los jóvenes) se puso fervorosamente en contra del
conflicto.
RLM: -En esos años la guerra de Vietnam me generaba
sentimientos encontrados. Por un lado, a mí no me gustaba la
intromisión de Estados Unidos en otro país, en una geografía
tan lejana, y por otro lado desconfiaba de todo lo que hicie-
ran los comunistas. Por todo eso tenía una posición ambigua.
Me parecía que los comunistas, sea en la U.R.S.S. en Alema-
nia Oriental o en Vietnam, querían arrasar con todos los que
discrepaban con ellos. Y empecé a experimentar esa tensión
entre lo injusta y atroz que puede ser la ocupación de un país
por parte de una potencia extranjera y la lucha por la libertad
contra un sistema que oprimía a sus pueblos.
Y otra cosa que me impactó mucho, fue que varios de mis
profesores de la universidad que habían regresado de estu-
diar en Estados Unidos, volvieron con una impronta muy anti
guerra. Y eso me impresionaba. No los voy a nombrar, pero
algunos de ellos que fueron figuras destacadas, habían apo-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 43

yado públicamente la candidatura de Mc Govern en las elec-


ciones norteamericanas del ‘72.
Y la lógica de ese proceso era la oposición a la guerra.
Periodista: -¿Cómo lograste desatar ese nudo gordiano que
significó Vietnam en tu vida?
RLM: -Durante muchísimos años el tema me rondó como
una materia pendiente. Tanto que debo ser uno de los pocos
argentinos que viajó varias veces a Vietnam. No por razones
turísticas, sino para comprender por qué pasó lo que pasó.
Por qué triunfó el comunismo, por qué fracasó estrepitosa-
mente después, y finalmente por qué el capitalismo se desa-
rrolló de esa manera tan exitosa. Y todo eso sucedió en un
cuarto de siglo.
Estuve en Hanoi, cuando ya se había convertido en un pa-
raíso capitalista, a finales de 2010. Y me concentré en hablar
con gente de todo tipo, en las calles, en las oficinas y con al-
gunos funcionarios.
¿Por qué invertí tantos recursos económicos y físicos en ir
a Vietnam varias veces? Porque el tema me había impresio-
nado tanto en mi juventud que era un dilema que tenía que
resolver de forma presencial.
Periodista: -¿Lograste comprender? ¿Quién te lo explicó me-
jor?
RLM: -Sin dudas, la mejor explicación me la dio un señor
al que yo le insistía con mis interrogantes. Creo que lo harté.
Al final, y para que no quedaran dudas, este señor me miró y
me dijo: “Los comunistas nos quedamos en el poder porque
ganamos la guerra. Después, lo que hicimos (aplicar la receta
comunista) no funcionó. ¿Por qué no funcionó? Simple, por-
que no servía. ¿Y qué hicimos? También muy simple, cambia-
mos por todo lo contrario. Y esta vez sí funcionó. Punto”.
Fue uno de los contrapuntos más enriquecedores de mi
vida. En pocas palabras me sintetizó medio siglo de debate
ideológico.
44 DANIEL OLIVERA

***

Salgamos de la obsesión vietnamita del joven López Mur-


phy, y retornemos al primer trienio de la década más convul-
sionada de la historia argentina de los últimos cien años.
La Universidad de La Plata no escapó a las generales de la
ley y debió soportar las tres “intervenciones” sucesivas dis-
puestas por los ministros de Educación del peronismo, Jorge
Taiana (73-74, inició su gestión con Héctor Cámpora y des-
pués Perón lo confirmó en el cargo), Oscar Ivanissevich (74-
75, en el auge del poder de José López Rega) y Pedro J. Arrighi
(75-76, en la última etapa del gobierno de Isabel Perón). Todo
en el contexto de tomas, ocupaciones, movilizaciones y hasta
enfrentamientos armados adentro y en los alrededores de los
edificios de las facultades.
Periodista: -¿Cómo sobreviviste en medio de ese caos coti-
diano?
RLM: -Desde principios del ‘73 la demanda de mis estu-
dios de la carrera de Economía empezó a ser extraordinaria-
mente exigente y me dediqué a estudiar con enorme intensi-
dad. ¿Cuánto? Entre 70 y 80 horas semanales.
Con esto quiero decir que en verdad vivía en un mundo
“paralelo”. Por un lado, la efervescencia verbal y gestual de
los primeros años de esa década comenzó a dejar paso a la
violencia activa. Mientras tanto, yo estaba concentrado en
aprender la mayor cantidad de conocimientos posibles.
Esa tenacidad en el estudio, me permitió para el ‘74 (cuan-
do la situación en los claustros estaba descontrolada) ense-
ñar -como auxiliar de cátedra- la materia “Inferencia esta-
dística”. Además, era auxiliar en Econometría. O sea, que ese
nuevo rol me ponía un poco por fuera de esta situación caó-
tica y de alguna manera a resguardo de mi militancia política
en la universidad. Y eso hizo que muchos los profesores me
vinieran a buscar, independientemente de mi ideología.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 45

Y fue uno de ellos, Héctor Diéguez, me dijo:” López Mur-


phy, la cosa se está poniendo muy complicada en la universi-
dad, porque no viene a ayudarme al ministerio de Economía
de la Nación”.
Él había asumido como subsecretario de Di Tella (Guido)
y de Cafiero (Antonio) y me llevó como asistente. Ahí conocí a
un grupo muy experimentado de economistas más allá de Di
Tella y Cafiero, y tuve una interacción muy grande con todos
ellos.
La verdad es que nunca había pensado en ir a trabajar al
ministerio de Economía de un gobierno peronista, pero fui. El
nivel de violencia que había en la Universidad de La Plata era
extremo y me pareció un consejo sano y prudente. Acababa
de ser padre y además de aumentar mis ingresos, era un sal-
voconducto que evitaba exponerme a riesgos muy grandes.
Es verdad que seguí dando clases, pero lo hacía por las ma-
ñanas, cuando por lo general no se generaban las bataholas
ni los atentados con bombas como sí sucedían por las noches.
Periodista: -¿Qué pasaba con el resto de los estudiantes, en
especial los de las agrupaciones más radicalizadas? ¿Cómo lo-
graste convivir en un contexto donde la violencia física era la
norma?
RLM: -Yo había sido el mejor alumno de mi promoción y
tenía una relación con cierto ascendiente respecto al resto de
los estudiantes. A muchos los ayudaba a lidiar con los pro-
blemas prácticos de la carrera. Venían a mi casa de City Bell
a que les explicara y eso generaba cierta tolerancia en la dis-
crepancia políticas que teníamos.
Era muy gracioso porque en ese tiempo me había vuelto
muy ortodoxo en el plano económico (entre el ‘73 y el ‘74
me cayeron todas las fichas) y uno de mis compañeros me
apodaba “Harry” (por el famoso economista canadiense Ha-
rry Gordon Johnson), que era un autor muy ortodoxo en eco-
nomía monetaria y en economía del comercio internacional.
46 DANIEL OLIVERA

Eso se generalizó y después era muy común que me dijeran:


“Harry, vení a explicarme esto que no entiendo nada”.
Y “Harry” iba y explicaba.
Eso fue una época muy especial de mi vida. De mucho
esfuerzo y gran aprendizaje. En el ministerio de Economía
aprendí a redactar informes -no ya papers académicos-, y
también a estudiar una enorme magnitud de temas. Así fue
como terminé trabajando en una unidad de elite del sector
público que fue la Dirección Nacional de Investigación y Aná-
lisis Fiscal, rodeado de un grupo de trabajo formidable.
Entre la Universidad de La Plata y la Unidad de Análisis
Fiscal, tenía una masa crítica de información tan grande y
profunda, que no me daba la cabeza para aprender todo lo
que me enseñaban.
Otra de mis obsesiones de esos años era cómo acelerar el
crecimiento de la Argentina. Yo insistía con ese tema. Hasta
que un día, un economista muy valioso me dijo: ¿“Usted se da
cuenta hasta dónde debería aumentar la tasa de ahorro para
hacer lo que usted dice que hay que hacer?
¿Cómo se hace para aumentar la tasa de ahorro en un país
democrático donde la prioridad es repartir la riqueza?”.

***

Como el funcionario de Hanoi que le sintetizó en cien pa-


labras como Vietnam saltó de la economía planificada comu-
nista al capitalismo extremo, el economista de la Unidad de
Análisis Fiscal del ministerio de Economía de un gobierno
peronista que iba como el Titanic rumbo a chocar contra la
punta del iceberg, le resumió uno de los grandes dilemas ar-
gentinos. Que aún 45 años después sigue sin resolución.
Periodista: -¿Qué tan grave veías al paciente Argentina a
finales del ‘75? ¿Y alguna vez imaginaste que el remedio provo-
caría la catástrofe más severa de la historia argentina?
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 47

RLM: -Obviamente yo veía el cuadro de situación como de


una gravedad extrema. Por un lado, teníamos una economía en
crisis aguda y que iba camino a la hiperinflación. De hecho, si
los militares hubieran atrasado el golpe seis meses, la ‘hiper’ le
hubiera estallado en la cara al gobierno de Isabel Perón.
El gobierno de Perón -la etapa que va de setiembre del ‘73
hasta su muerte el 1 de julio del ‘74- había reprimido de ma-
nera compulsiva (y ficticia) la inflación, con un Pacto Social
que generó desabastecimiento y distorsiones increíbles. Y
buscando llegar a la meta de repartir la riqueza fifty-fifty en-
tre empresarios y trabajadores, estaba gastando sin control
(lo mismo que hicieron los Kirchner 35 años después) justo
cuando el precio de los commodities del agro estaba en des-
censo. Si para el ‘72 el trigo se exportaba a 50 dólares la tone-
lada (en el ‘73 llegó a doscientos dólares, lo que hoy sería un
valor de 1000 dólares), en el ‘75 esa misma tonelada valía la
mitad. Por lo que esa diferencia era infinanciable.
Por otro lado, estaba la bomba política que había dejado
encendida la muerte de Perón en julio del ‘74. La batalla in-
terna entre la izquierda y la derecha peronista, a la que se
agregaba el desafío insurreccional de los sectores que, alen-
tados por la mano de Cuba, buscaban que triunfaran sus po-
siciones afines a la Unión Soviética.
La sociedad que miraba atónita y sin respuestas frente a es-
tado de virtual guerra civil larvada, mostraba su hastío en la re-
pulsa a personajes como el “brujo” (José) López Rega o Lastiri
(Raúl) y sus trescientas corbatas colgadas en su placard.
Periodista: ¿Todo ese estado de situación caótico y violen-
to justificaban otro golpe?
RLM: A mi juicio no. Porque yo siempre escuchaba reso-
nar en mis oídos una frase que mi padre usaba mucho: “No
te metas en un lugar de donde no sabés cómo vas a salir”. En
este caso aplicaba. No sabíamos, nadie, ni militares ni civiles,
cómo podríamos salir de esa trampa que sería el golpe mili-
tar de marzo de 1976.
II

Activar la computadora cerebral de este hombre de físico


robusto -que en determinados momentos de la charla des-
borda energía vital y en otros parece sereno y reflexivo– e
intelecto agudos pero a veces poco flexible, implica el desafío
de agudizar sus contradicciones.
O mejor aún, remarcar –para poner el acento- en los “cis-
nes negros” (esos eventos inesperados de la historia que se
presentan como un encadenamiento inevitable) que con-
dicionaron su cosmovisión desde que tiene uso de razón. Y
puede ejercerla con libre albedrío.
Desde la deriva de la “Época del Terror” en la que dege-
neró la Revolución Francesa hasta la violencia irrefrenable y
mesiánica de las formaciones armadas de la Argentina en la
década de los ‘70.
De la génesis del marxismo en la figura de un Carlos Marx
violento y promiscuo, hasta el universo alucinado del comu-
nismo en sus variantes stalinista, trostkista, maoísta, norco-
reana, vietnamita o cubana.
Del fervor antiperonista de su padre, que daba por cierto
(lo que bien pudo ser una fake news de los años ‘50 del si-
glo anterior) que Perón era un pedófilo que vivía cometien-
do estupro en la residencia de Olivos, al rechazo visceral que
le provocó el ascenso vertiginoso del populismo chavista en
muchos países de América Latina.
En todo caso las palabras clave -vitales en el universo de
internet- siempre son las mismas: “peronismo”, “revolución”,
“marxismo”, “comunismo” o “violencia”. A esos estímulos re-
acciona éste Ricardo Hipólito López Murphy, que se acerca a

49
50 DANIEL OLIVERA

cumplir siete décadas de vida. Y que no renuncia a interpre-


tarlas o re interpretarlas, a la luz de su vida y sus experiencias.
Periodista: -Después de haber apenas sobrepasado -en el
recuerdo- tus primeros 25 años de vida, queda la sensación de
que ahí –en ese tiempo- se maceró tu estructura de entendi-
miento y comprensión política. Y que desde ese momento en
adelante construiste en tu pensamiento una gran muralla,
para impedir el paso de esos cinco fetiches (peronismo, revo-
lución, marxismo, comunismo y violencia como herramienta
de transformación), lo que te dejó muy claramente del bando
contrario a esas ideologías y a las “praxis” instrumental que
representa la violencia armada cuando la lucha por el poder se
agudiza al extremo.
Te propongo un paneo retrospectivo, como si tuvieras en tus
manos una cámara de cine, que vaya de tu experiencia directa
ante la violencia desatada entre las organizaciones armadas
de la izquierda y la derecha peronista, y la izquierda filo cas-
trista en los ‘70, y que vaya desgranando un análisis tuyo de los
“cisnes negros” (marxismo, comunismo, revolución francesa)
que tanto te perturbaron y que percibo que aún permanecen
en tu imaginario como una rémora incómoda del inconsciente.
RLM: -Partamos de la base de que al sistema totalitario yo
siempre lo tuve entre ceja y ceja. Siempre es siempre.
Para mí nunca hubo ninguna explicación que me satis-
ficiera de todas estas atrocidades a la humanidad como los
“juicios de Moscú” de Stalin; la policía de terror de (Lavren-
ti) Beria (quien entre 1938 y 1953 fue el Comisario del Pue-
blo Para Asuntos Internos –NOKVD- y el torturado favorito
de Stalin, una especie de colaborador de la muerte como lo
fue Himmler para Hitler en la Alemania nazi)1, las masivas
1 Pasó a la historia como el brazo ejecutor de Josepf Stalin en lo que
se llamó “La Gran Purga” –iniciada en 1934- donde miles de miembros
del Partido Comunista, socialistas, anarquistas y opositores, fueron
perseguidos, “juzgados” y luego desterrados –cuando no fusilados- en
los campos de concentración llamados “Gulag”. Se calcula que unos 6
millones de personas fueron condenadas al destierro, en especial desde las
poblaciones de Polonia y de los países bálticos que anexionó la U.R.S.S. Una
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 51

deportaciones y matanzas en los Gulag de Siberia y el Trans-


cáucaso, los horrores de Pol Pot, el líder de los Khmer Rouge
o “Jemeres Rojos” en Camboya o el “Salto Adelante” y la “Re-
volución Cultural”de Mao Tse Tung.
Siempre tuve un rechazo visceral a esta desviación de las
conductas humanas de matar al adversario político como un
mecanismo de construcción de poder.
Cuando en la Argentina se desató la violencia política en
los inicios de la década del ‘70, hubo muchos casos que me
impresionaron enormemente.
Periodista: -¿Por ejemplo?
RLM: -Por supuesto, la ejecución a punta de pistola del ex
presidente (Pedro Eugenio) Aramburu. Un poco antes la sal-
vaje matanza del entonces líder de la Unión Obrera Metalúr-
gica (Augusto Timoteo) Vandor o la del secretario general de
la CGT, José Alonso.

***

La gravedad de los asesinatos, la conmoción social que


provocaron, la influencia política que marcaron y por sobre
todo la fría lógica con la fueron reivindicados por sus autores
materiales e ideológicos, nos invitan a detenernos y analizar
en mayor profundidad los tres casos.
A los que bien podría sumarse el de José Ignacio Rucci
(mandamás de la poderosa UOM y de la CGT para 1973, y
hombre de extrema confianza y cercanía de Perón), ocurrido
a manos de un comando de “Montoneros” tan sólo dos días
después que el líder justicialista fuera electo –con una ava-
lancha de votos, el 61.85%- presidente por tercera vez. El ob-
jetivo: “tirarle un fiambre” al anciano presidente, que a juicio

frase de Beria, extractado de un discurso radial emitido a sus compatriotas


en 1937, sintetizó su pensamiento: “Que nuestros enemigos sepan que
cualquiera que levante la mano contra la voluntad del pueblo, y contra
la voluntad del partido de Lenin y Stalin, será aplastado y destruido sin
misericordia”.
52 DANIEL OLIVERA

de “Montoneros” se había desviado ideológicamente hacia “la


derecha”, según lo consigna con elegante prosa el periodista
Ceferino Reato en su libro “Operación Traviata”.
En los cuatro “golpes” privó la idea mesiánica de que la
única alternativa posible era la eliminación física del “enemi-
go”, palabra que servía para definir las acciones en el marco
de una terminología de combate abierto. No era una guerra,
pero casi, la que se vivía en la Argentina.
En todos sobresalió la espectacularidad y la puesta en es-
cena, casi teatral, de la muerte como factor último. Grupos
comandos, logística de apoyo, y el remate y acribillamiento
de las víctimas que murieron sin la menor posibilidad de de-
fensa y sin una mínima pizca de dignidad humana.
Y, por lo menos en los tres primeros, el relato -en primera
persona por parte de los protagonistas directos- demoró va-
rios años en tomar estado público. Recién fueron “oficializa-
dos” a través de órganos de prensa propios para el verano de
1971, meses después del asesinato de Aramburu. Aun así, las
contradicciones sobre quiénes fueron los autores materiales
son parte de un debate que hasta hoy pervive entre los sobre-
vivientes y testigos de los hechos.
El 30 de junio de 2019, cuando se cumplieron 50 años del
asesinato de Augusto Timoteo Vandor, los periodistas (y ex
militantes de formaciones armadas de izquierda) Eduardo
Anguita y Daniel Cecchini, firmaron en Infobae un documen-
tado artículo al que titularon: “Quién mató a Vandor, a medio
siglo de la muerte del líder metalúrgico”.
Anguita y Cecchini aseguran que los acuerdos entre el go-
bierno de Onganía y Vandor fueron la causa que lo condenó.
Y que varios meses antes del Cordobazo y el Rosariazo ya es-
taba decidida la sentencia. Los ejecutores son mencionados
como “un grupo de peronistas” y sin develar sus identidades
dice que ese grupo estaba compuesto por ocho integrantes.
Que para marzo del ‘69 quedó reducido a cinco. Que se ju-
ramentaron no salir del edificio de la UOM con Vandor con
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 53

vida. Que llamaron al operativo “Judas” y describe con una


memoria –demasiado fotográfica- las armas que se usaron:
dos pistolas 45, un revólver 38, otro 32, un 22, una pistola
22, cinco metralletas caseras calibre 22 y tres kilos de trotyl.
La narración describe minuto a minuto cómo los atacantes
ingresaron en la UOM (con credenciales falsas de policías),
buscaron oficina por oficina hasta hallar la de Vandor y que
cuando éste quiso encerrarse, fue acribillado por decenas de
disparos.
Anguita y Cecchini se involucran en las versiones y por
un lado le dan crédito al llamado “Comando Héroe de la Re-
sistencia, Domingo Blajaquis”, del Ejército Nacional Revolu-
cionario, que en febrero del ‘71 se autoproclamó autor del
asesinato. Para luego recordar que “en realidad el grupo que
mató a Vandor luego se llamaría “Descamisados” y se suma-
ría a partir de 1972 a las filas de Montoneros.
La muerte de José Alonso (en ese momento líder del gre-
mio del Vestido y secretario general de la CGT “dialoguista”)
después de ser impactado por catorce balazos en un opera-
tivo que duró menos de un minuto el 27 de agosto de 1970,
recién fue “oficializada” en 1974 en un relato en primera per-
sona que apareció publicada en la revista “Causa Peronista”.
Más allá de la truculencia exacerbada con la que los au-
tores relatan el momento de la ejecución de Alonso (“El re-
vólver usado fue un Rubí 22 de 9 tiros. El ‘cumpa’ le vació el
tambor en la cabeza, pero Alonso seguía moviéndose como
un muñeco y salpicando todo de sangre”), el dato es que los
autores no sólo reivindican su nombre como “Comando Mon-
tonero Emilio Maza del Ejército Revolucionario Nacional”,
sino que se atribuyen ser también los asesinos de Vandor.
Los enigmas sobre cómo ocurrieron en verdad los asesi-
natos y quienes fueron sus autores (todos) aún hoy, a más de
cincuenta años, permanecen en la nebulosa.
El otro ejemplo paradigmático del rompecabezas sin ter-
minar de armar que son los crímenes políticos de los años
54 DANIEL OLIVERA

‘70, es el del secuestro y asesinato del general (R) Pedro Eu-


genio Aramburu.
En mayo de 2020, otra vez en Infobae, la dupla revisionis-
ta de Anguita y Cecchini se ocupa de escribir -y precisar en
detalle- cómo fue “desde adentro” la llamada “Operación Pin-
dapoy” que terminó con la vida de Aramburu y en el mismo
acto dio a luz pública el nacimiento de “Montoneros”.
La nota periodística no presenta sorpresas en cómo suce-
dieron los hechos.
El comando que, vestidos con ropa militar, fue al departa-
mento de Aramburu, tocó timbre, fue recibido por la esposa
de uno de los hombres fuertes de la Revolución Libertadora,
tomaron café mientras esperaron que Aramburu se duchara.
Conversaron con él en el living y luego lo invitaron a seguirlos
a través de un ardid (Aramburu creyó que iban a una reu-
nión donde se hablaría de los detalles de un futuro golpe al
gobierno de Onganía). Cómo hicieron el cambio de autos y
la manera en que lo maniataron. El viaje hasta la estancia La
Celma (propiedad de un familiar de los secuestradores) en
la localidad de Timote, en Carlos Tejedor. Los dos juicios “re-
volucionarios” a los que lo sometieron (uno por su “respon-
sabilidad” en los fusilamientos de civiles y militares de la re-
sistencia peronista tras el levantamiento de junio de 1956, y
otro por la desaparición del cadáver de Eva Duarte de Perón),
y las escenas finales antes que le descerrajaran un disparo de
pistola 9 mm en el pecho y dos tiros de gracia.
La novedad tampoco son los ocho nombres que son de-
velados (Mario Firmenich, Norma Arrostito, Ignacio Vélez,
Emilio Maza, Carlos Maguid, Fernando Abal Medina, Carlos
Ramus y Carlos Capuano Martínez), sino los dos que se ocul-
tan ex profeso. ¿Quiénes son esos dos integrantes que per-
manecieron en el anonimato? ¿Están vivos? ¿Por qué aún a
cincuenta años de los hechos no son nombrados?
Los dilemas no son menores.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 55

La periodista María O’Donnell autora de “Aramburu”, una


biografía que apareció en las librerías de Argentina en 2020,
asegura que el único superviviente del “Operativo Pindapoy”
es Mario Firmenich.
¿Y los dos que permanecieron en el anonimato?
O’Donnell tuvo un solo encuentro con Firmenich. Fue en
Sitges, en las afueras de Barcelona, donde el ex líder de Mon-
toneros vive refugiado.
Uno de los pasajes más recordados del libro es cuando Fir-
menich, con el control absoluto de la situación y con un estilo
teatral, se coloca una servilleta en su boca y dice “pro-ce-da”,
para explicarle cómo fue posible que Aramburu haya podido
decir esa palabra -según el relato oficial que el propio Fir-
menich y Arrostito narraron en la revista “Causa Peronista”,
por primera vez en 1974- segundos antes que Fernando Abal
Medina le disparara.
Periodista: -Revivir cincuenta años después estas crueles his-
torias argentinas que desembocaron en las tragedias de la des-
aparición forzada de personas, los campos de tortura y repre-
sión de la dictadura militar siguen resultando conmovedoras.
En todos los relatos de los protagonistas de las formaciones
armadas de los ‘70 sobrevuela una especie de delectación res-
pecto de la muerte.
Un regodeo por el derramamiento de sangre, que resulta
muy difícil de explicar para las generaciones post-democracia.
Como si el baño de terror estuviera justificado por un fin último
nunca bien precisado.
¿Qué explicación le encontrás, vos que fuiste testigo direc-
to de ese escenario infernal, pero que al mismo tiempo lo-
graste preservarte de ese clima de época?
RLM: -Siempre me resultó muy impactante el testamento
(en formato documental que se filmó en Florianópolis y del
que participó Graciela Fernández Meijide) que dejó (Héctor)
Leis, uno de los dirigentes más importantes de Montoneros.
56 DANIEL OLIVERA

Él -que se exilió en Brasil en 1976- elaboró una profunda crí-


tica a la lucha armada.
En uno de sus libros dice: “no puedo arrepentirme por lo
que hice porque lo hice queriendo y empujado por el espíritu
de la época. Pero sí pido perdón por el sufrimiento causado
por mis acciones. Lo nuestro fue una locura que fue al en-
cuentro de otra locura”.
Periodista: -Leis fue muy crítico de la conducción de Mon-
toneros y se animó a decir que las acciones armadas como el
asesinato de Rucci (José Ignacio) u otros ataques guerrilleros a
la democracia durante el gobierno peronista, fueron una de las
causas principales del Golpe del ‘76.
RLM: -La sinceridad de su testimonio es conmovedora. En
la película llega a decir: “Soñaba con la revolución (Leis co-
menzó su militancia en el Partido Comunista y después pasó
a las filas del peronismo). Apuntar con un arma y tirar al
blanco, para después tirarle a una persona, fue lo más natural
para mi generación. Yo quería matar a todos, no podía parar”.
Y así fue. Él (Leis) llegó a decir que quería matar a un mi-
llón de personas.
Me acuerdo que en aquellos años veía en muchos de ellos
una actitud muy parecida a la que leía en los killing fields de
Camboya2.
“Vamos a matar a todos”, era una frase muy escuchada en
esos años. Y a mí esa barbarie en estado puro me producía un
rechazo enorme.
Esa repulsa se agudizó hasta el punto de resultarme into-
lerable con el episodio de matar a trece oficiales, suboficiales
y conscriptos en el cuartel de Formosa (los nueve soldados,
tres suboficiales y un oficial murieron el 5 de octubre de 1975
en el marco del enfrentamiento armado, cuando un comando
2 Así se los conocía por su nombre en inglés a los Campos de Exterminio
armados por el régimen de los Jemeres Rouge camboyanos. Chueung Ek
fue uno de los más famosos, y sólo allí en 1979 fueron encontrados 8.895
cuerpos de seres humanos.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 57

de “Montoneros” buscó “copar” el Regimiento de Infantería


de Monte N° 29 “Coronel Ignacio Warnes” de Formosa). Para
1975 la Argentina era una suma de brutalidades.
O las atroces muertes (el 1 de diciembre de 1974 en Yerba
Buena, en las afueras de San Miguel de Tucumán, un coman-
do de 12 integrantes del llamado Ejército Revolucionario del
Pueblo (ERP) atacó a balazos el auto que conducía el capitán
del Ejército Humberto Viola y donde también viajaban su es-
posa María Cristina Picón, que estaba embarazada de cinco
meses, y sus hijas María Cristina de tres años y María Fernan-
da de cinco. La pequeña María Cristina murió en el momento,
igual que su padre, en tanto María Fernanda sobrevivió pese
a las graves heridas, igual que su madre3)
Periodista: -¿Podías hacer algún tipo de esfuerzo intelectual
o político para comprender a esos jóvenes que parecían cega-
dos por un fin que justificaba los medios?
RLM – Nunca creí que el fin legitimaba los medios y los ac-
tos de barbarie. No entraba en el marco de mi comprensión. Y
menos aún podía aceptar que se predicara la violencia como
método de resolución de los conflictos, o que se entrenara a
los jóvenes para la barbarie. Eso me chocaba extraordinaria-
mente.
Y ese rechazo me impedía, tal vez, comprender -y menos
justificar- esa idea casi religiosa de aplicar una especie de ho-
guera a aquellos a los que percibían en el bando contrario. En
algún momento llegué a pensar que ese modo de actuar tal
vez hubiera derivado de la locura que fue la Santa Inquisición.
Porque para muchos de ellos, los “enemigos” eran here-
jes. Y a los herejes había que limpiarlos. Me repugnaba esa
idea de que “el otro” era eliminable. Que había dejado de te-
ner cualquier punto de contacto con un ser humano. Era una
“cosa” que había que liquidar.

3 Sólo tres integrantes del salvaje ataque fueron condenados a prisión


perpetua en 1979, pero ocho años después fueron liberados.
58 DANIEL OLIVERA

Se iba justificando barbaridad tras barbaridad. Me tocó


vivir la experiencia con algunos ex compañeros del secun-
dario. Los vi pasar por la fase del aislamiento, de no poder
tener contacto con otras personas que no fueran parte de su
organización armada, y de ahí algunos terminaron pasando
a la clandestinidad. En ese proceso, muchos conocidos -que
tenían una cierta notoriedad- dejaron de venir a clases. Y mu-
chos de ellos, en una atmósfera muy enfermiza (del otro lado
era brutal la represión), entraron en una dinámica que yo ya
no reconocí. Con mucho dolor tuve que admitir que había
personas que no podía creer en lo que habían terminado.
Ya diría que a finales del ‘75 se había llegado a un extremo
inaudito.
Periodista: -En La Plata de los años ‘70, la violencia era ejer-
cida con igual furia tanto desde las organizaciones más vin-
culadas a la izquierda revolucionaria, como desde la derecha
estudiantil y sindical. ¿Veías alguna diferencia metodológica o
de fines entre izquierda y derecha?
RLM: -Conocí a muchos dirigentes de la ultraderecha a los
que mataron o que seguramente mataron a gente de izquier-
da. No importaba de qué sector viniera la violencia. Todo me
parecía atroz. Me daba el mismo rechazo uno y otro bando.
Con el agravante de que en La Plata hubo muchas muertes
de jóvenes que estaban más en la “superficie”, más expuestos,
y que por lo tanto eran más fáciles de localizar y así luego
eliminar.
Nunca reconocí a los extremos. Creo que escuché dema-
siadas veces, desde ambas trincheras, “los vamos a matar a
todos”.
Fue una época de mucha barbarie desatada. Tanto desde
las organizaciones terroristas y como desde las bandas para-
policiales o para sindicales dedicadas a la represión salvaje. Y
también de grupos autónomos como la CNU (la autodenomi-
nada Concentración Nacional Universitaria) que salía direc-
tamente por las calles de la ciudad a matar.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 59

La única conceptualización política, o mejor, el único en-


cuadre político que le puedo dar a los hechos es que el fe-
nómeno guerrillero no sólo era patrimonio de la Argentina.
Había estallado también en Uruguay (con Tupamaros); Chile
(donde el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el
GAP ( Grupo de Amigos Personales, una guardia armada de
origen socialista que se creó para defender al ex presidente
Salvador Allende) enfrentaron y combatieron al gobierno de
Pinochet desde setiembre del ‘73 en adelante; Perú (con el
Movimiento Revolucionario Tupac Amarú y el autodenomi-
nado Ejército de Liberación Nacional), Venezuela (el Movi-
miento de Izquierda Revolucionario (MIR) ; Colombia (con
el “sesentista” Ejército Nacional de Liberación, con mucho
ascendiente en las filas de los sacerdotes alineados con la lla-
mada Teología de la Liberación, y las FARC, Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia).
Todos sabíamos que como telón de fondo de cada acción
guerrillera estaba el marco de la Guerra Fría entre los Esta-
dos Unidos (que apoyaba a gobiernos militares, básicamente,
porque combatían la insurgencia armada) y la Unión Soviéti-
ca y su brazo instrumental en América Latina que era Cuba y
la política deliberada de infiltración que llevó adelante Fidel
Castro desde los primeros años de la década del ‘60 hasta los
primeros años de la del ‘80, cuando comenzó una oleada de
retornos a la vía democrática y se apaciguó la lucha armada.
Periodista: -Otra de las claves de ese tiempo, es el alto valor
que le otorgaba la juventud a la cuestión “intelectual”. Pare-
cía que no se podía ser joven y no estar subsumido en lecturas
de gran densidad sobre los fenómenos políticos y sociales de la
época. Una muestra también del triunfo de la “batalla cultural”
que inició el marxismo en el mundo occidental.
RLM: -Sin dudas esa cuestión fue muy importante. Estaba
muy de moda leer sobre la revolución insurgente en Argelia,
seguramente como resabio del Mayo Francés que fue muy
afectado por el conflicto argelino, y del otro lado también ha-
60 DANIEL OLIVERA

bía mucha bibliografía que trataba sobre los métodos repre-


sivos extremos que llevó adelante el ejército colonial francés.
También entre los universitarios se leía mucho a (John Wi-
lliam) Cooke4, que era muy popular porque creía que el pero-
nismo debía transformarse en un movimiento “revolucionario”
y era un crítico acérrimo de lo que él llamaba “la burocracia
sindical”. Él era el verdadero líder intelectual de la izquierda
peronista, y después de su muerte (en 1968) tuvo gran ascen-
diente sobre el pensamiento de los jóvenes en los ‘70.
Periodista: -No hay que olvidar que Cooke fue el único hom-
bre al que Perón designó apoderado del Movimiento Nacional
Justicialista tras el golpe del ‘55 y su exilio. Casi lo nominó como
su heredero. Y qué durante el segundo gobierno peronista, fue
acusado por Raúl Apold (poderoso secretario de Medios y un
peronista “ortodoxo”) de “comunista. Los seguidores de Cooke
salieron a responderle a Apold y lo tacharon de “nazi”.
Así, por lo menos desde lo consignado en los archivos escri-
tos o audiovisuales, se abrió la primera “grieta” en el interior
del peronismo, entre “zurdos-comunistas” y “nazis o fachos”,
que sería uno de los combustibles sobre los que se retroalimen-
to la lucha armada de los ‘70 para imponer la supremacía al
interior del justicialismo.
RLM: -También se leía mucho a Hernández Arregui, y en
especial un libro que se tituló “La formación de la conciencia
nacional”. Ahí claramente él plantea que la “conciencia nacio-
nal es la lucha del pueblo por su liberación”. Él, después de
repasar las distintas ideologías que a su juicio habían predo-
minado en la Argentina (el pensamiento liberal, las izquier-
das, el nacionalismo de derecha, el yrigoyenismo, el forjismo,

4 Nació en La Plata el 14 de noviembre de 1919 y murió en la Capital


Federal el 19 de setiembre de 1968. En la Universidad de La Plata conformó
la Unión Universitaria Intransigente y fue electo diputado nacional por el
peronismo en 1946, con tan sólo 25 años. En 1951, a pedido de Eva Perón,
fue el encargado de expropiar el diario La Prensa, acusando a sus dueños
de conspirar contra Perón.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 61

el peronismo y la izquierda nacional), llegó a la conclusión


que estas dos últimas debían unirse.
Para mí, esas lecturas tenían un carácter y una raíz muy
sesgada. Para mi fortuna, y pese a que estaba rodeado de un
espíritu de época que era mayoritario, nunca fui permeable a
esa impronta.
Leía muy críticamente todos esos relatos. No compraba
esos argumentos. No me parecían que reflejaban los hechos
tal cuales eran. No podía adherir a esa construcción forzada
de la realidad.
Era muy crítico de esas explicaciones históricas y tenía
conciencia de que el país había retrocedido. Que bajo esas re-
glas que ellos auspiciaban, el experimento no funcionaba en
la Unión Soviética, en Cuba ni en China. Y mucho menos podía
funcionar en la Argentina.
Periodista: -Uno de los aspectos menos revisados de la his-
toria de los ‘70, es la pobre capacidad y entrenamiento mili-
tar que tenían, en general, las organizaciones armadas. En
prácticamente todos los combates reales con el Ejército fueron
ampliamente derrotados. Y sus “golpes” más efectistas fueron
sobre blancos que no tenían capacidad de defensa.
RLM: -Lo primero que hay que decir al respecto, es que los
militares tienen –en general- una vocación y una instrucción
militar bastante severa. Por eso, los militantes que se trans-
formaron en “cuadros militares” no tenían ese rasgo de ca-
rácter. El resultado siempre fue que cayeron derrotados.
Ellos, en ese plano también, tenían una lectura equivocada.
Había una visión mesiánica y un mal diagnóstico de la
viabilidad militar que tenían, y por otro lado evaluaban de
manera incorrecta la capacidad del Ejército Argentino, de
las Fuerzas Armadas y las de Seguridad. De su organización
logística y de la capacidad económica que éste tenía en esa
época. No olvidemos que aún no había sucedido la tragedia
62 DANIEL OLIVERA

del último gobierno militar, y los recursos económicos de las


Fuerzas Armadas eran mucho más amplios.
Muchos “combatientes” de las organizaciones armadas
creían que iban -de verdad, lo creían- a vencer al Ejército. Y
éstos eran ejércitos de verdad, no eran un remedo del dicta-
dor Batista (Fulgencio) en Cuba. En la Argentina y otros paí-
ses del continente eran ejércitos preparados y combatieron
con profesionalismo. Para no decir lo que eran las fuerzas de
Seguridad federales. Los cuadros de la Policía Federal, Pre-
fectura y Gendarmería, eran de gran envergadura. Y desde las
organizaciones armadas no tenían noción de la magnitud de
las tropas que iban a enfrentar.
Con los años, las lecturas y los análisis de estos episodios
fueron muy distintas. Si hubieran reflexionado más, o hubie-
ran tenido información real, no hubieran tomado el camino
del enfrentamiento armado directo.
Entiendo que hubo una muy mala lectura de la experien-
cia cubana. Y obviamente de la situación política, social, eco-
nómica y militar de la Argentina.
Hasta el año ‘73 esa fachada de que resistían a gobiernos
militares la pudieron sostener. Pero ya con la vuelta del pero-
nismo al poder eso se demostró como una gran mentira.
Ellos atacaron y mataron a Rucci a los dos días que Perón
había ganado con casi el 62% de los votos.
Periodista: -¿Es posible comprender la reacción “furibunda”
de Perón que se propone aniquilarlos tras el asesinato de Rucci?
RLM: -A mí lo que más me impresiona de Perón, es que se
calzó el uniforme de teniente general después del ataque a
la guarnición de Azul (ocurrido en la noche del 19 de enero
de 1974, cuando un grupo de ochenta militantes del ERP al
mando de Enrique Gorriarán Merlo y Hugo Irurzún– el ERP
era el brazo armado del trostkista Partido Revolucionario de
los Trabajadores- atacó la guarnición militar de Azul.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 63

La intentona fracasó rotundamente, pero dejó el saldo del


asesinato del coronel Camilo Gay, su esposa Nilda Cazaux, y el
soldado Daniel González, y el secuestro del teniente coronel
Jorge Igarzábal5; y tres muertos entre las filas de los atacan-
tes) y más allá del detalle gestual de usar la vestimenta de
teniente general, anunció públicamente: “va a tronar el es-
carmiento”. Y se puso en marcha un mecanismo de represión
inaudito. Debe recordarse que el coronel Gay había sido in-
tegrante de uno de los escuadrones de granaderos que de-
fendieron la Casa Rosada en junio de 1955 y que había sido
distinguido por el mismo Perón en esos episodios.
Después del ataque a la guarnición de Azul, la determina-
ción de Perón de liquidarlos fue total. Le intervino la Provin-
cia de Buenos Aires a (Oscar) Bidegain, lo hizo renunciar, y
le dejó las manos libres -literalmente- al vicegobernador, el
sindicalista de la UOM, Victorio Calabró.
A partir de ese momento no hubo marcha atrás. Se desca-
labró (parece un juego de palabras con el reemplazante de
Bidegain) el poder político que había construido Montone-
ros, en especial en la Provincia de Buenos Aires, donde “con-
trolaba” al gobernador.
Perón, de un golpe de mano, se lo dio vuelta. Y el delirio
fue “in crescendo” día a día.
Periodista: -Hay dos matanzas, que por distintos motivos, te
tocaron de cerca. Las dos sucedieron con 48 horas de diferencia
en julio de 1974. La de David Kraiselburd, director del diario
“El Día”, que fue secuestrado a pocas cuadras de su diario el
25 de junio y asesinado el 17 de julio; y la de Arturo Mor Roig,
dirigente “balbinista”, que había sido ministro del Interior de
Lanusse, en un comedor en San Justo.
¿Qué recuerdos tenés de cada uno de los casos?

5 Igarzábal fue secuestrado en Azul y llevado a sucesivas “cárceles del


pueblo”. Once meses después, en medio de uno de los traslados, el militante
del ERP que conducía el auto fue interceptado por un retén policial, y antes
de ser detenido ejecutó a Igarzábal de un disparo.
64 DANIEL OLIVERA

RLM: -El asesinato de Kraiselburd6 padre me golpeó muy


de cerca. Recuerdo que tuve terribles discusiones en la uni-
versidad, contra quienes justificaban esa masacre a un hom-
bre indefenso.
Hubo una persona, en especial, que me indignó cuando
la escuché quejarse porque el Ejército los había descubierto
“cuando todavía no habíamos cobrado la plata del rescate”.
¡Esas eran sus reflexiones! Estaba contrariado porque no ha-
bían podido cobrar el secuestro.
Ante mi enojo por la barbaridad que acababa de decir, sólo
me respondió: “cada tipo que matamos es un paso que avan-
zamos”.

***

Lo más paradójico en la tragedia de Kraiselburd fue que él


siempre tuvo una gran militancia de izquierda. Nació y se crió
en un hogar judío y socialista. En sus años de estudiante en
el Colegio Nacional de La Plata, llegó a organizar una huelga
de estudiantes en solidaridad contra las ejecuciones de los
anarquistas Sacco y Vanzetti en Estados Unidos. Y en 1936 se
incorporó a las Brigadas internacionales para viajar a España
y pelear del lado republicano, contra el fascismo, hasta 1939
cuando el franquismo triunfó.
De alguna manera, el caso de Mor Roig también es paradó-
jico, ya que él, como ministro del Interior de Lanusse entre el
‘71 y el ‘73, fue el arquitecto de una salida ‘que por primera

6 Kraiselburd fue secuestrado por un grupo comando de las denominadas


Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) el 25 de junio de junio de 1974 y murió
asesinado el 17 de julio de ese año, cuando un allanamiento -por parte de
fuerzas policiales y del Ejército- a la casa donde lo mantenían secuestrado
derivó en un enfrentamiento armado. El parte oficial indica que en el tiroteo
resultaron muertos el presidente de la JUP de Derecho en la universidad de
La Plata, Carlos Starita, y Kraiselburd que presentaba varios impactos de
bala en su cuerpo y en sus brazos. Fuentes extraoficiales, sostienen que el
director del diario “El Día” murió acribillado en el ataque de las fuerzas
policiales a la casa, al ser utilizado como “blanco” por los secuestradores.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 65

vez contempló la participación del peronismo en elecciones


sin condicionamientos.
Sin embargo, el mismo Mor Roig se sintió “condenado a
muerte” después de la “masacre de Trelew” del 22 de agosto
de 1972. Y su presunción se cumplió el 15 de julio de 1974.
Cuando estaba en pleno almuerzo -sólo, sin portar armas y
sin custodia- en un restaurante de San Justo, trabajando para
ganarse la vida, entró al local un grupo comando de cuatro
personas y lo acribillaron de diez balazos.
Periodista: ¿Cómo te impactó la muerte de Mor Roig? ¿Lo
conocías personalmente? ¿Frecuentaba a tu padre?
RLM: Sí. Mi padre lo estimaba y admiraba. Siempre decía
que era el dirigente más talentoso del gobierno de Illia. Tenía
un escritorio con García Puente a cuarenta metros de la ofici-
na de mi padre en la calle Lavalle al 1400.

***

El asesinato de Mor Roig abrió, definitivamente, las puer-


tas al octavo círculo del infierno en la Argentina.
Quince días antes había muerto Juan Domingo Perón, ge-
nerando un vació de poder sin precedentes en el país. Quince
días después “Montoneros” y el “ERP” pasarían a la clandesti-
nidad, declarándole la guerra abierta a uno de los gobiernos
más “débiles” de la historia: el de Isabel Perón. En ese julio de
1974, el todopoderoso ministro de Bienestar Social y “Ras-
putín” de Isabel, José López Rega, aceitaría la maquinaria del
terror de la “Alianza Anticomunista Argentina”, la Triple A.
Sólo en ese segundo semestre cayeron (mencionamos los
casos de figuras de alcance público nacional, a los que hay que
sumar las víctimas locales en cada provincia de la Argentina)
el reconocido abogado y director de la revista “Militancia”,
Rodolfo Ortega Peña en una de las primera acciones impac-
tantes de la Triple A; el secuestro -a manos del ERP- del coro-
nel, Argentino del Valle Larrabure, que moriría en 1975 tras
permanecer 372 días en cautiverio en una “cárcel del pueblo”
66 DANIEL OLIVERA

–con una conducta ejemplar de resistencia. Montoneros eje-


cuta el secuestro de los hermano Born, en el llamado “Opera-
tivo Mellizas”, que le reportó la increíble suma de 60 millones
de dólares; los parapoliciales de la Triple A provocan el exilio
masivo de artistas e intelectuales como Luis Brandoni, Mar-
tha Bianchi, Héctor Alterio, Nacha Guevara, Norman Briski,
Horacio Guarany y Mercedes Sosa, entre otros; el asesinato
del ex vicegobernador de Córdoba, Atilio López; el del ex jefe
de policía bonaerense y sobreviviente de las matanzas por
el alzamiento de 1956, Julio Troxler; el del intelectual Silvio
Frondizi y el mortal atentado que le costó la vida al general
Carlos Prats (y a su esposa), ex comandante en jefe del Ejér-
cito de Chile.
Periodista: -La narración a repetición continua de las muer-
tes y horrores de ese tiempo, hace muy compleja la tarea de
intentar comprender la magnitud del proceso histórico.
A lo largo de tu relato, y de la verificación en los archivos
de los sucesos, hay una idea de la existencia de una “realidad
paralela” de los actores, una especie de delirio místico empa-
rentado con una cuestión casi religiosa o filosófica. Pero en
particular me impresionó mucho la historia del grupo maoísta
que allá por los finales de los años ‘60 tenía adherentes en La
Plata (ya que su líder había nacido en Italia, pero vivió en esa
ciudad) y planteaba la más “delirante” de las interpretaciones
que pude escuchar respecto a un socialismo utópico.
La recordarías, por favor.
RLM: -Era un grupo que se llamaba a sí mismo Partido
Obrero Revolucionario Posadista, con origen en la IV Interna-
cional trostkista, y que planteaba que “en los platillos volado-
res vendrían marcianos que ayudarían a las masas a crear las
condiciones para derrumbar al capitalismo y la burocracia de
los estados obreros, y así instaurar el socialismo”.
El delirio de ese señor que se hacía llamar J. Posadas (Ho-
mero Rómulo Cristali Frasneli, era su nombre real), el líder del
PORP, era mayúsculo, de dimensiones épicas. Les decía a sus
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 67

seguidores que iban a venir unos marcianos que nos iban a


convencer a todos de lo bueno que era ser socialista.
Recuerdo que cuando yo discutía con sus seguidores, su
argumento era que se trataba de una organización de “avan-
zada”, más evolucionada que el resto. Y aunque parezca in-
creíble hoy, tenía adeptos.
Periodista: -Salgamos de la locura “setentista” y volvamos
a tus fetiches.
¿Es verdad que nunca usas la palabra capitalismo, porque
su copyright le pertenece al marxismo?
RLM: -Es cierto, nunca uso “capitalismo”. Me gusta usar el
término “sociedad abierta”. Me parece que capitalismo es una
expresión que viene del marxismo, de la tradición intelectual
marxista.
Prefiero hablar más “a lo Popper”, de una “sociedad abier-
ta”, pluralista, donde no hay un único propietario ni patrón.
Donde se toleran visiones diferentes, donde el Estado es laico
y no está empoderado atrás de un credo ni una ideología.
Tiendo a hablar de una sociedad abierta donde hay una
economía descentralizada que opera por incentivos. No es
que esté mal decir capitalista.
Pero hablar de capitalismo es entrar en un juego que pone
los términos del debate en un marco que está fuera de tiem-
po. No veo hoy que el marxismo le dé una respuesta a ningu-
no de los problemas del mundo.
El experimento marxista fracasó “urbi et orbi”. Y los que
perviven aplicando esa ideología -bajo los parámetros de una
economía planificada y el poder absoluto del Estado- son los
países a los que peor les va, como Corea del Norte o Cuba.
Creo que usar el término “sociedad abierta”, economía
descentralizada o “mixta” es más atractivo. Por otro lado, en-
tiendo que es natural que el fraseo marxista esté entre noso-
tros, porque una de herencias más influyentes de Marx fue-
ron su narrativa, sus palabras, sus definiciones.
68 DANIEL OLIVERA

Yo intento no ser cautivo de esa narrativa.


Periodista: -Parece convivir en vos dos fuerzas antagónicas
cuando de hablar de Carlos Marx se trata. Por un lado, una
admiración contenida respecto de un hombre que con sus ideas
condicionó los dos últimos siglos de la humanidad, y por otro
un profundo rechazo en el plano moral y personal.
¿Podés explicar mejor esta dicotomía?
RLM: -A mí me impresionó siempre el programa de inves-
tigación que llevó adelante, y la enorme formación filosófica
que tenía Marx. Otro tema que siempre me llamó la atención
de él, fue el gran esfuerzo que hizo por aprender matemáti-
cas. Hay que pensar que hizo esos estudios en la soledad más
grande.
Pero, así como me provocaba admiración su talento y su
capacidad de trabajo para aprender a dominar tópicos com-
plejos como las matemáticas o la filosofía; siempre me dio
una gran repulsa él como persona, los aspectos conocidos de
su vida familiar, sus relaciones de abuso de poder con la em-
pleada doméstica, sus abusos vinculados a su vida licenciosa
que hoy (para los parámetros de la sociedad del siglo XXI)
serían intolerables.
Y lo peor, es que esa faceta de la vida de Marx nadie las
pone sobre la mesa. Definitivamente no me parecía en aque-
llos años de formación, y menos aún me parecen hoy, los ras-
gos de un hombre de características ejemplares.
Discutí el tema con muchos psicoanalistas, a los que les
preguntaba ¿por qué en todo el debate alrededor de la figu-
ra de Marx, nunca nadie rescató estos temas de su conducta
personal, sus frustraciones, sus desvíos?
Algunos de ellos quedaron en escribir un libro para poner
estos episodios en perspectiva. La verdad es que no sé si lo hi-
cieron.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 69

Para mí es uno de los grandes dilemas sin respuesta: ¿Por


qué, una figura como la suya, impresiona e influye tanto a la
sociedad?
Periodista: -Esa incomprensión tuya respecto de la persona
de Carlos Marx, también podría ser extendida a la de Perón. ¿O
me equivoco?
RLM: -Hay un punto de contacto muy poderoso, en las his-
torias de Marx y Perón, y es la amoralidad de sus costumbres.
A mi padre lo que más le impresionaba de todas las cosas
de Perón, es la historia de que “dormía” con una chica de 14
años. “El estuprador” le decía mi padre.
Como sería la impresión que me provocó, que una de las
primeras palabras que fui a buscar al diccionario fue estu-
prador.
Con los años y la lectura de distintas investigaciones, supe
que cuando llegó Evita a la vida de él, ella echó de su casa a
una chica que tenía 14 años. Imaginemos el escándalo que
hoy provocaría que un Presidente de la república quisiera sa-
lir con una chica de secundario, o durmiera con ella. ¿Cuál
sería la reacción de la sociedad ante una actitud como ésta?
Más aún si fuera miembro de una organización política su-
bordinada como era la UES.
Hubo juicios y cosas muy delicadas de esa historia de Pe-
rón. Eso a mi padre le parecía algo aberrante, algo tremendo.
Decía que no podía aceptarse.
Periodista: -Es cierto que la historia de Perón y “la chica de
14 años” se ventiló con fuerza durante el exilio de él y sin que
pudiera dar su versión de los hechos. Y que nunca, finalmente,
fue sometido a proceso. También en los años ‘60 se decía que
Perón era homosexual –dándole una connotación negativa,
como si fuera una perversión- y que estaba en pareja con el
boxeador Archie Moore.
Lo que indica que, tal vez, haya estado sujeta a manipula-
ción política como suele suceder en muchísimos casos.
70 DANIEL OLIVERA

RLM: -Lo cierto es que de éstos episodios a mí siempre me


quedó la obsesión por chequear cómo son las personas en el
ámbito privado. Tratar de investigar cuáles son sus conduc-
tas. Y fue ese afán por averiguar sobre la vida personal de los
personajes, como llegué a leer sobre la vida familiar de Carlos
Marx. Y ahí descubrí un monstruo. Faceta, la del monstruo,
que por distintas razones no sé porque nadie resalta de su
vida, como tampoco resaltan el estupro de Perón. Por otra
parte, eso hoy está esclarecido en los libros del abogado que
fuera destacado miembro del gobierno de Frondizi.
Es impactante cómo, desde el periodismo o la literatura,
se hace la “vista gorda” sobre estos temas.
Periodista: -También es cierto, por la anécdota que vos me
contaste que te sucedió con una de tus nietas, que te tocó vi-
vir una variante del tema en éste caso con las “in-conductas”
personales de uno de tus héroes políticos. ¿Es así? Pareciera
que en tu familia el tema se va heredando de generación en
generación.
RLM: -(Risas)… Algo de eso podría haber. El asunto en
cuestión sucedió cuando con mis nietas norteamericanas fui-
mos a visitar la casa de (Thomas) Jefferson. Ellas, iban con
una visión muy favorable a su persona, hasta que descubrie-
ron que Jefferson había tenido hijos con mujeres esclavas de
él mismo, a un extremo muy llamativo.
Y eso, literalmente, las indignó. ¿Cómo pudo haber hecho
esa barbaridad?, me preguntaban. Yo intenté explicarles que
estábamos hablando de hechos que sucedieron 250 años
atrás; que, si bien eso no justificaba su conducta, debíamos
contextualizarlo en ese momento histórico. El viaje de regre-
so desde Monticello, en Virginia, fue un martirio de cuatro
horas. Ellas interrogándome sobre la conducta moral de Je-
fferson y yo tratando de encontrar una explicación plausible
para ese ídolo que se había desarmado.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 71

Periodista: -Se habían invertido los roles. Ahora vos bus-


cabas explicaciones y tus nietas eran tan inflexibles como tu
padre con el estupro de Perón o vos con la doble vida de Marx.
RLM: -Les dije que la cultura de la época era distinta, y que
él había quedado viudo… y la soledad… Que sin dudas no era
una conducta para elogiar, pero había que verlo en perspec-
tiva histórica. A la luz del siglo XXI es repudiable, pero a fines
del siglo XVIII no se veía de la misma manera. Pero no hubo
forma.
Ellas viven en una sociedad que repudia al racismo. Los
padres no coinciden con el enfoque de (Donald) Trump y tie-
nen una actitud sensible a esos temas y obviamente les chocó
mucho el episodio.
Por mi lado, siempre admiré mucho a Jefferson en su es-
fuerzo por hacer de los Estados Unidos una sociedad demo-
crática, pero reconozco que lo que hizo no es para ponerse
contento.
Periodista: -Cuestionaste con severidad a Marx y Perón
por sus conductas personales, pero ¿qué análisis político ha-
cías a mediados de los ‘70 y cuál hacés hoy, tanto de la teoría
marxista y como del movimiento político que creó Perón?
RLM: -En aquellos años ya no me cerraba el programa
científico de Marx. Con el paso de los años, todas sus predic-
ciones se demostraron erradas y resultaron completamente
al revés.
Con los programas marxistas llevados adelante por los
países comunistas, lo que más creció fue el retraso y la diver-
gencia con los países exitosos. Estoy pensando en los casos
de las dos Alemanias y las dos Coreas.
En cambio, y como la contracara, en las “sociedades abier-
tas”, nunca hubo tanto éxito económico como en los últimos
100 años. Los progresos fueron extraordinarios cuando las
fuerzas del mercado se liberaron.
72 DANIEL OLIVERA

Está claro que la plusvalía de Marx es una idea metafísica


que no cierra con las ecuaciones de los precios de los bienes.
Él nunca pudo transformar el valor en precio, por lo tan-
to, uno puede seguir adjudicándole que “ahí” hay “algo”, pero
como fenómeno metafísico, porque no se puede predecir el
valor de la plusvalía. Pero la verdad es que nadie puede expli-
citarlo como él lo trató de explicar.
Lo que quiero decir es que mi choque con las ideas de
Marx fue no sólo con una metafísica que yo encontraba meto-
dológicamente frágil, sino también con la experiencia de esas
ideas llevadas a la práctica.
En el caso del peronismo, el enfoque corporativo, aislacio-
nista, de antagonismo y culto a la personalidad, me producía
rechazo. Ni hablar de los fenómenos de la corrupción como la
Fundación Eva Perón o la compra de los trenes holandeses a
finales de los ‘40.
Periodista: -En el final de un capítulo donde en el tiempo
histórico que se analiza (los años ‘70) la sangre corrió en la
Argentina con mucho mayor abundancia que las ideas, queda
reflexionar sobre la “madre” de las revoluciones, la Revolución
Francesa.
RLM: -Lo que más me impresionó siempre de la Revolu-
ción Francesa fue la sensación espeluznante de que esa revo-
lución se comía a sus propios hijos. Los mismos que habían
derrocado a la tiranía del Rey bajo el lema de “Igualdad, Fra-
ternidad, y Libertad”, eran devorados por un régimen salvaje
como el del Terror, que encabezaron Robespierre y Louis de
Saint Just.
La idea era que todos, potencialmente todos, eran traido-
res. Ese había sido un régimen inaceptable, de una ideología
extrema.
Y la misma figura demencial que me aterraba de los lla-
mados Comités de Salud Pública de Robespierre, la volví a
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 73

ver cuando estudié la Revolución Rusa y vi la actuación de


Trostky y de Lenin.
El episodio que más me impresionó de esa época fue la
lectura de la matanza de cientos de marineros y trabajadores
de Kronstadt, que se alzaron en 1921 contra el gobierno bol-
chevique. Y después de eso, terminé en los Procesos de Mos-
cú cuando miles de opositores y aún disidentes comunistas
fueron son torturados hasta el punto de confesar crímenes
que nunca habían cometido. Todo era producto de la tortura.
Todo eso me pareció monstruoso desde el mismo comien-
zo. Hay un telegrama de Lenin que a mí me impresionó mu-
cho que decía: “cuélguelos delante de la gente, para que vea
lo que estamos dispuestos a hacer”. Hablaba de los agriculto-
res. Todas eran órdenes macabras.
Lo mismo que me impresionaron enormemente la colecti-
vización forzosa, o el Gran Salto Delante de Mao que costó la
vida de 40 millones de personas. De la Revolución Francesa
y su régimen del terror hasta las patologías del régimen co-
munista sea en Rusia, China o Corea del Norte, siempre me
opuse a esos sistemas totalitarios que te ofrecen el paraíso a
la tierra, para no contar el régimen del “Jemeres” camboyano.
Con esa idea mesiánica de que ellos venían a arreglar el
mundo y que eran hombres puros. Los medios no importa-
ban. En realidad, todas las discusiones políticas son sobre los
medios, nadie es tan sádico como para tener fines espurios.
III

En naciones como la Argentina, con patologías tan severas


y prolongadas en su vida política y económica, la profesión de
economista sufre una grave distorsión en el rol que les toca
afrontar de cara a la sociedad.
La población los ve –y los evalúa- más como médicos (o
chamanes, para los adictos a la medicina no tradicional) que
deberían diagnosticar el remedio para salvar de la muerte o
el desahucio a un “paciente” (el país) que vivió –y vive- en
estado de coma casi permanente en los últimos setenta años
y con episodios “terminales” (hiperinflaciones, estanflación,
default y crisis múltiples y combinadas) cada cinco años en
promedio.
El joven Ricardo Hipólito López Murphy, que partió en
1978 (con 27 años y una familia –su esposa Norma y sus
hijos mayores, Pablo y Analía- que lo contendrían en esos
años de gran esfuerzo intelectual) rumbo a los claustros de
la Escuela de Economía de la Universidad de Chicago, iba, tal
vez sin siquiera saberlo, a integrar ese lote de académicos en
una profesión a la que en la Argentina se le exigen resultados
científicos positivos en medio de un caos semejante al que
provocó el Big Bang.
El destino siempre azaroso se había ocupado de que fue-
ra Chicago y no Yale, la “cátedra” donde recibiría los conoci-
mientos profundos para transitar su vida profesional.
Dos años antes, en 1976, el máximo representante de la
Escuela de Economía de Chicago y “apóstol” laico del libre
75
76 DANIEL OLIVERA

mercado, Milton Friedman, había sido premiado con el Nobel


por la Academia Sueca de Ciencias, por sus análisis del con-
sumo, la historia, la teoría monetaria y su política de estabili-
zación monetaria.
El prestigio de ese faro radiante de ideas liberales estaba
en la cúspide. Y sólo era cuestionado desde algunos sectores
de la política norteamericana, por su padrinazgo al programa
económico que implementó el General (Augusto) Pinochet,
y su visita a 1975, que fue interpretada como un “excesivo”
apoyo al gobierno dictatorial chileno. Por el resto, la figura de
Friedman alcanzó una dimensión inusitada y fue, sin dudas,
un factor inspirador en las reformas pro mercado que impon-
drían unos años después Ronald Reagan en Estados unidos y
Margaret Thatcher en el Reino Unido.
RLM: -Llegué a Chicago por “accidente”. Mi decisión era ir
a estudiar a Yale, pero la beca no salió a tiempo y para cuando
sucedió, ya era 21 de septiembre y en Yale las clases habían
comenzado a principios de ese mes. Había perdido el mes ini-
cial y eso fue imposible de revertir.
Para mi fortuna, las clases en Chicago comenzaban el 3 de
octubre. Así que mandé un telegrama (hoy eso se arreglaría
con un simple correo electrónico) y les pedí que me readmi-
tieran –yo había calificado para ir a Chicago, pero había re-
chazado esa admisión para ir a Yale-, y de manera providen-
cial, lo hicieron.
Periodista: ¿Por qué elegiste Yale a Chicago, teniendo en
cuenta que el prestigio de Friedman estaba por la estratósfera?
RLM: -Había elegido Yale porque había ya varios profeso-
res provenientes de Chicago trabajando en la Argentina y me
parecía que sería más enriquecedor que tuviera otra pers-
pectiva sobre el devenir de la economía.
La gran diferencia eran que en Yale se destacaba James
Tobin7, quizás la figura más rutilante, en aquellos años, del
7 James Tobin fue premiado con el Nobel de la Academia de Ciencias de
Suecia en 1981, por su “Análisis de los mercados financieros y sus relaciones con
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 77

keynesianismo en Estados Unidos (en especial sus trabajos


analizaban cómo los niveles de producción y empleo afectan
a los consumidores y contrastaban con las teorías moneta-
rias “duras” de Friedman). Carlos Díaz Alejandro, que había
trabajado mucho en la Historia Económica Argentina, me ex-
plicó que tendría una formación que me ayudaría al contraste
y que eso enriquecería mis conocimientos.
Periodista: -¿Cuál fue el cambio que más te impactó de sal-
tar de la Universidad de La Plata a Chicago?
RLM: -Si bien es cierto que disfruté mucho la experiencia,
me di cuenta de lo duro que era el sistema. Era terriblemente
exigente. Siempre, hasta ese momento, había sido el mejor
alumno.
Tanto en la primaria, donde siempre fui “abanderado” en
una escuela pública de excelencia, una escuela donde, por
ejemplo tenía al frente del grado a un maestro (el mío) que
era de profesión médico.
Como en la secundaria. Por algo la vicedirectora, Inés He-
rrera de Ciappa que fue profesora de la Universidad Nacional
de Tucumán, me pedía que hablara en los actos patrios, por
mi lenguaje florido y los conocimientos de historia y de cul-
tura general que tenía.
Y también en la universidad, donde mi desempeño fue el
de un estudiante sobresaliente.
Siempre había sido un buen alumno. Y eso representó
para mí una virtud. Sólo una vez, pude percibir que ese “ta-
lento” podía jugarme en contra.
Periodista: -¿Cómo fue eso?
RLM: -En la campaña electoral del 2003, un periodista in-
vestigó los promedios que habíamos tenido en nuestras ca-

las decisiones de gastos, empleo, producción y precios”. También se destacó


por su “Teoría de la selección de cartera de valores”, para explicar cómo los
particulares y las empresas determinan la distribución de sus inversiones en
Bolsa.
78 DANIEL OLIVERA

rreras universitarias los principales candidatos. Tanto los de


Elisa Carrió, Néstor Kirchner, Carlos Menem como los míos.
Y el jefe de mí campaña tuvo que convencerlo de lo negativo
que sería para mi imagen que se publicara esa información.
Él sostenía: “¡lo único que falta, todo el mundo cree que López
Murphy es el alumno 10 y nosotros lo vamos a confirmar!”.
Periodista: -Se entiende, vos querías ser presidente de la Ar-
gentina, donde un “alumno 10” no es tan bien visto, como por
ejemplo sí lo es en Estados Unidos. ¿O sea, que de alguna mane-
ra Chicago vino a medir la horma de tus zapatos?
RLM: -Por empezar, mis compañeros en las aulas de Chica-
go eran una luz de fantásticos y talentosos. Y, además, yo tenía
algunas contras serias: una preparación bastante deficiente
en inglés, y venir de una ciudad (La Plata) muy parroquial.
La primera vez que viajé a EE.UU. fue para estudiar. Nunca
antes había llegado a América del Norte y la verdad es que
era muy “pajuerano”. Todo me sorprendía. El mismo día que
llegué, pedí que me instalaran el teléfono. Y me lo pusieron a
la tarde. ¡Eso en la Argentina de finales de los ‘70 demoraba
veinte años!.
Viví situaciones muy graciosas porque yo desconocía ab-
solutamente las costumbres. Así, los primeros días iba a cla-
ses vestido de traje. Lo que era un bochorno, nadie se vestía
de traje para ir al aula en Chicago. Todos me miraban como a
un extraterrestre.
Inmediatamente se me vino a la cabeza una imagen que
me había quedado grabada de la primaria. Ahí tuve un com-
pañero al que la madre le ponía un moño enorme (como los
de Minnie Mouse, más o menos) de color azul con pintitas
blancas. El bullying que sufrió ese chico fue indecible. Tenía
compañeros que le rellenaban las pintitas blancas con tinta
china, o vivían tirándole el moño. Era una tortura cotidiana.
Bueno, en mis primeros días en las aulas de Chicago yo era
“el chico del moño”.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 79

Pero más allá de esas anécdotas iniciales, el ritmo de es-


tudio era muy exigente. Iba a la biblioteca a las 8.30 todos
los días y me quedaba hasta la 1 de la mañana. De lunes a
sábado. Los domingos a la mañana por suerte estaba cerrada
la biblioteca y ahí aprovechaba a estudiar desde el mediodía.
Y sólo pasaba a segundo año el 33 por ciento superior de la
camada. Fueron meses de altísimo sacrificio, donde –literal-
mente- quedé fuera del mundo y de la vida. Me sentía bajo
una presión extraordinaria.
Al final me fue bien. Hice lo que debía, con una obsesión
por sobrevivir y una noción muy clara de lo que es el estudio.
Puedo decir que esa experiencia me enseñó a sobrevivir:
la meta era estar entre ese 33% que promocionaba de año.
La verdad es que mi esposa sufrió mucha presión también,
porque ya teníamos dos hijos y como teníamos pocos recur-
sos económicos los chicos iban a un colegio cooperativo, y
por lo los padres tenían que dedicar una parte de su tiempo
a tareas comunitarias. Así que mi mujer, para que yo pudiera
concentrarme en el estudio, hacía mi turno y el de ella. Fue
increíblemente duro. Pero sobreviví.
Periodista: -¿Cómo era tu vínculo con la Argentina? ¿Cómo
te enterabas de la situación política de nuestro país, cuando en
los Estados Unidos ya se comenzaba a hablar del tema de los
“desaparecidos” y los Derechos Humanos, en especial después
del Mundial ‘78 y la visita de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos de la OEA?
RLM: -Estaba muy al tanto de la situación en la Argentina.
Era un funcionario de carrera en el Ministerio de Economía,
que estaba estudiando en Chicago con una beca, pero mante-
nía mi vínculo con lo que sucedía en el país. También leía la
prensa internacional y los primeros tiempos escribía cartas a
mi familia y mis amigos. Después compré un grabador y man-
daba -por sobre- los casetes.
80 DANIEL OLIVERA

Por otro lado, en Chicago tenía compañeros de Ciencias


Políticas que hablaban de derechos humanos. El clima era
muy abierto y había preocupación con esos temas.
Recuerdo cuando se produjo el alzamiento del general
Menéndez contra la junta militar (porque Menéndez quería
que el gobierno desobedeciera un fallo de la Corte). Apare-
cieron los tres miembros de la Junta de Comandantes con el
presidente, con los uniformes, en la primera página del New
York Times. Vista desde los Estados Unidos, era una foto ri-
dícula. A todos mis compañeros estadounidenses o europeos
les parecía absurdo ver a los militares con charreteras y oro-
peles como poder ejecutivo. Era muy chocante.
Por varios canales tenía información. Había sido profesor
en la Universidad de La Plata y varios estudiantes míos ha-
bían desaparecido -habían muerto en combate en realidad,
porque murieron con los fusiles en la mano-. Y yo conocía
esos episodios y sabía perfectamente quiénes habían pasado
a la clandestinidad.
Todo era horrible. Sabía de los atentados a Guillermo Wal-
ter Klein (en 1979, mientras era Secretario de Coordinación
Económica de Martínez de Hoz, sufrió un ataque con bombas
en su casa, del que resultó herido él, su esposa y sus 4 hijos),
antes a Juan Álemann, secretario de Hacienda de Martínez de
Hoz (en junio del ‘78, en el mismo momento que Argentina
convertía el cuarto gol frente a Perú en el Mundial, una bom-
ba explotó frente a su casa en el barrio de Belgrano y el aten-
tado no fue reivindicado por organizaciones terroristas, sino
que se atribuyó a bandas parapoliciales ligadas al almirante
Emilio Massera), y también supe de Paula, la hija del viceal-
mirante Lambruschini8.
8 Se refiere al atentado que ocurrió a dos años del comienzo de la dictadura
militar, el 1° de agosto de 1978. Ese día, con la idea de matar al vicealmirante
Lambruschini, una bomba explotó en Barrio Norte, sobre la calle Pacheco
de Melo, y mató a su hija menor, Paula, a dos vecinos e hirió a otras quince
personas.
Según se supo, la bomba fue puesta en la pared que daba al dormitorio de
Paula, que tenía 15 años.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 81

Fue una época atroz.


Pero volviendo a Chicago, en marzo de 1979 tuve mi pro-
pia tragedia personal: mi papá enfermó de cáncer y murió
de manera muy rápida. Tanto que cuando me avisaron ya no
tuve tiempo de viajar.
Periodista: -Sospecho que el dolor y la presión te dejaron
huellas imborrables.
RLM: -Para mí fue doblemente terrible y desestabilizador,
porque su muerte coincidió con la preparación para los exá-
menes finales. Fue espantoso ese proceso. Pero lo superé.
Tal vez por eso, cuando Theodore Schultz extraordinario
profesor, premio Nobel de Economía ese mismo año (1979,
por sus estudios sobre el capital humano y su contribución
teórica para el desarrollo económico, en especial en los paí-
ses del Tercer Mundo), un verdadero genio me preguntó
qué había aprendido yo en Chicago, sólo atiné a contestarle:
“aprendí a ser duro”.
Periodista -No quiero imaginar la sorpresa de Schultz ante
tu respuesta.
RLM: -Schultz me quería matar.
“¿Usted cree que esta universidad es una pista de infante-
ría marina? ¡Es un claustro académico!”, me amonestó.
Él esperaba que le dijera que era la mejor universidad del
mundo (y yo creo que efectivamente lo es). Que le nombrara
la extraordinaria cantidad de premios Nobel o todos los pro-
fesores increíbles que tuve.
Pero a mí, en ese momento, me salió decirle lo duro, lo
exigente que había sido mi experiencia en Chicago.
Periodista: -Hoy, a poco más de 40 años de los hechos, sin
la carga emocional de la muerte de tu padre, ¿qué crees que
aportó a tu formación profesional tu paso por la Universidad
de Chicago?
82 DANIEL OLIVERA

RLM: -Aprendí mucho de Economía. Aprendí a pensar, a


tener un pensamiento crítico (el famoso “pensamiento late-
ral”) de todo. A desconfiar. A leer pensando que lo que leía
estaba mal. En Chicago se valoraba mucho si descubrías un
error. Si eras crítico, si corregías a un profesor.
Y, obviamente, me impresionaba mucho la calidad del
cuerpo académico. Tuve profesores excepcionales como Gary
Becker, Robert (Emerson) Lucas Jr, y otros “cerebros” fantás-
ticos como Arnold Harberger, Larry Sjaastad, Jacob Frenkel,
Michael Mussa. Gente excepcional de una brillantez intelec-
tual como nunca antes había conocido.
Fueron profesores míos y después los dos fueron premios
Nobel (Becker en 1992 por “haber extendido los dominios
del análisis microeconómico a un rango más amplio del com-
portamiento y la interacción humana, incluyendo comporta-
mientos fuera del mercado”. Y Lucas Jr. en 1995 por ser uno
de los autores de la “Teoría de las expectativas racionales”)
y yo los pude “vivir” y disfrutar mientras ellos estaban en el
proceso de acumular conocimientos.
Era mucha la tensión que te generaba cada clase con ellos,
pero al mismo tiempo era apasionante escucharlos.
Periodista: -¿Cómo es la experiencia de “corregir” a un futu-
ro premio Nobel?
RLM: -La verdad es que me sucedió una vez y me sirvió
para siempre. Corregí a Robert Lucas Jr. en clase y en ese mo-
mento todos mis compañeros latinos me querían matar: me
decían que nos iban a echar a todos, que cómo me atrevía a
decirle que se había equivocado.
Nunca me olvidaré la situación. Lucas Jr. se dio vuelta,
pensó un rato y después me dijo: “usted tiene razón”. Por su-
puesto, después que hice esa observación, cada vez que ex-
plicaba algo, me preguntaba. Y la mayor parte de las veces yo
no entendía nada porque era todo muy difícil. Esa vez lo ha-
bía “pescado” en un error, porque yo conocía ese sistema de
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 83

ecuaciones muy bien y lo sorprendí haciendo mal un cálculo.


Pero fue una casualidad.
El asunto más demandante fue que Becker siempre me
preguntaba “¿Why?” Y yo no nunca sabía para qué lado aga-
rrar. Estaba obligado a contestar y no sabía qué decirle. Por
eso vivía aterrado con las preguntas de los profesores.
Periodista: -Cada clase era vivida por vos como una especie
de tortura intelectual.
RLM: -Algo así. Pero me sirvió para descubrir que, en los
exámenes, los profesores preguntaban cosas que ellos mis-
mos no entendían.
Ellos investigaban, no le encontraban la vuelta y te trasla-
daban esa duda como pregunta de examen. El argumento era
que bajo esa presión y esa angustia a nosotros se nos podían
ocurrir respuestas geniales. Y a veces pasó.
Las mentes más brillantes de esa generación pasaron por
Chicago y bajo esa inmensa presión ocurrían cosas. Tenía que
competir con compañeros a los que se les ocurrían respues-
tas geniales.
Periodista: -¿Nunca tuviste respuestas geniales?
RLM: -Lo mío era la obsesión por estar entre el 30% de la
clase que promocionaba de año. Todavía hoy recuerdo el Día
D. La nota se publicaba en un tablero en el departamento y
me dijeron: “allá están las notas”. El corazón se me salía por
la boca. Tenía el número 21. Era todo con códigos, bien anóni-
mo. Cuando vi el 21 y leí “passed” me arrodillé a rezar.
Las llamadas telefónicas a la Argentina eran caras, pero
ese día me comuniqué con todos: con mi familia y mis ami-
gos. Al principio, me temblaba el corazón, debía tener 120
pulsaciones. Me arrodillé a rezar y dar gracias. De ahí, me fui
a la parroquia a volver a rezar y dar gracias.
Periodista: -¿Eras tan católico o era el efecto examen el mo-
tivo de tanta devoción?
84 DANIEL OLIVERA

RLM: -Cuando pasó lo de la muerte de mi padre, encontré


una contención muy grande en el capellán católico de la Uni-
versidad. Un hombre muy inteligente que se conmovió -era
irlandés y seguramente pesó mi origen-, así que me invitaba
a cenar y en esas cenas discutíamos de teología, de la parte
económica del Concilio Vaticano II y sobre la interpretación
de ciertas enseñanzas.
“Sujéteme a un examen crítico”, me decía siempre.
Recuerdo que, para Acción de Gracias, como él sabía que
estábamos solos, nos invitó a su casa. Pero no lo hacía solo
para ofrecerme contención. Me daba un texto a leer y me de-
cía: “esta noche discutimos esto” y yo le leía todos los textos
de economía y cuestiones teológicas.
En Chicago, ser el capellán era complicado, porque todo
era muy sofisticado y éste sacerdote era descollante.
Periodista: -Retrocediendo en el tiempo, ¿quién o quienes
más te ayudaron a sobrevivir en ese ambiente tan competitivo?
RLM: -Hubo dos argentinos que me ayudaron muchísimo.
Estaban en niveles superiores al mío y ejercieron una influen-
cia muy importante. Eran dos personas extraordinariamente
ortodoxas en lo económico, pero que habían tenido que huir
de la Argentina. Y no porque estuvieran ligadas a la subver-
sión (es más, en uno de los casos, en la lucha antisubversiva
estaba del lado de las fuerzas legales), pero ambos aparecie-
ron en las libretas equivocadas.
Uno de ellos era un “infierno” en materia de conocimien-
tos y ejerció una suerte de padrinazgo, de tutor. A decir ver-
dad, los dos me ayudaron muchísimo.
El otro fue el más brillante de los alumnos que conocí en
Chicago.
Periodista: -¿Cómo era esa tutoría?
RLM: -Se sentaba atrás mío y anotaba todo. Había un co-
reano y taiwanés estudiando conmigo, y, al mediodía, cuando
íbamos a comer me decía: “noté que te levantaste dos veces
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 85

para ir al baño, y el coreano y el taiwanés no se levantaron


nunca. Estás dando mucha ventaja”.
Fíjate lo que era el sentido de la competencia. La vara era
esa. Siempre tenía que dar más que el coreano, más que to-
dos. Siempre tenías que estudiar más, “robándole” horas a la
noche. De tutor era un infierno.
El otro simplemente era un genio. Por eso cuando no me
salían las cosas, iba a hablar con Saúl (su apellido era Lizondo
y era tucumano). Saúl era el alumno más brillante de Gary
Becker. Era muy común que al final de una clase, Becker nos
interrogara. Como ninguno de nosotros sabíamos para dón-
de agarrar, Becker terminaba la ronda diciendo: “please, Saúl,
tell us the truth”, por favor Saúl, díganos la verdad. Y Saúl con-
testaba.
Obviamente Saúl me ayudaba con los exámenes. Una for-
ma de entrenar para pasar, era revisando los de años ante-
riores. A veces se repetían las preguntas, a veces no. Así que
estaba obligado a analizar exámenes de los últimos diez años.
Mi coaching era Saúl. Y cuando yo no podía descifrar la res-
puesta correcta, Saúl se ocupaba.
Periodista: -¿Había dilemas económicos que involucraban a
la Argentina y que resultaban interesantes en Chicago?
RLM: -La famosa “tablita” de Martínez de Hoz, porque en
aquel tiempo era una novedad conceptual. El punto de dis-
cusión entre alumnos y profesores era que la “tablita” para
funcionar tenía que ser consistente con la política fiscal y mo-
netaria y con la tasa de devaluación. Y como no lo era, ¿por
qué no lo era?
En ese momento, los chilenos, los uruguayos y los argenti-
nos estaban haciendo la “tablita”.
Periodista: -¿Cómo te llevabas con tus compañeros chilenos,
que venían con el respaldo de varios años siguiendo la línea
económica marcada desde Chicago?
86 DANIEL OLIVERA

RLM: -La discusión con ellos era fuerte y con algunos ribe-
tes graciosos. Tenía muchos compañeros chilenos de derecha
(yo soy bien liberal y ortodoxo, pero más “moderado”) que
estaban muy cercanos al régimen de Pinochet.
Y había uno, en particular, que luego de discutir conmigo
me gritaba, cuando se enojaba: “demócrata cristiano”. Como
si ese mote fuera una acusación criminal.
Era un “momio” (así se denomina en Chile a los militantes
de derecha) terrible, que no toleraba que yo tuviera una gran
valorización de la democracia representativa, republicana y
federal.
Este compañero, que había vivido el gobierno socialista de
Salvador Allende y la crisis de Chile entre 1970 y 1973 y tenía
una identificación muy fuerte con el régimen de Pinochet se
volvía “loco” cuando yo resaltaba las virtudes de la democra-
cia. Ahí se enojaba y me gritaba: “demócrata cristiano”. Para
él, representaba un insulto de la más baja calaña.
Periodista: -¿Qué sucedió que regresaste en 1980 a Buenos
Aires sin completar plenamente el proceso, sin el doctorado?
RLM: -En Chicago estuve dos años y lamentablemente me
volví porque era funcionario de la Secretaría de Hacienda del
Ministerio de Economía y las cosas se complicaron mucho y
el financiamiento que tenía se terminó.
Concretamente, me ordenaron volver. Pero está claro que
de buena gana hubiera seguido, sentía un gran placer estu-
diando en ese ambiente tan estimulante.
Después, el costo de oportunidad de ir a terminar el doc-
torado siempre me resultó muy gravoso, porque me iba muy
bien en la vida profesional y entonces se planteaba el dilema:
volver a Chicago y obtener el doctorado, a un costo econó-
mico muy alto para mí, o continuar trabajando de manera
rentada y con experiencias muy atractivas. Y elegí la última
alternativa.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 87

Es cierto que durante bastante tiempo –en las décadas del


‘80 y el ‘90- elaboré varios “papers” que hubieran formado
parte de mi disertación doctoral, pero bueno… La vida es
como fue. Las circunstancias me dieron la oportunidad de ha-
cer cosas atractivas y bien remuneradas. Trabajé en Uruguay,
en China, en Nicaragua, en Alemania Oriental, en Ecuador, en
Bolivia. No me puedo quejar, tuve una vida muy rica en opor-
tunidades de trabajo.
Periodista: -Regresaste a la Argentina en 1980, cuando el
gobierno militar comenzaba a dar síntomas de un desgaste
inexorable.
RLM: -Para diciembre de 1980 yo ya estaba reinstalado en
la Argentina.
¿Qué país encontré?
Hubo una crisis financiera muy grande a lo largo del año
‘80 y la transición del gobierno del general (Roberto Eduar-
do) Viola era muy compleja (en julio de 1978 Viola sustituyó
a Videla como comandante del Ejército y se convirtió en el
“jefe” de la segunda Junta Militar; posteriormente, en marzo
del ‘81, fue nombrado Presidente “de facto” y removido de
ese cargo el 11 de diciembre de 1981).
Para ésa época, yo era un cuadro técnico del servicio civil
del Ministerio de Economía, pero veía los números y me daba
cuenta que la situación era extraordinariamente delicada.
Perdíamos reservas todos los días.
Recuerdo haber sido testigo de una anécdota muy fuerte.
El general Ortiz, futuro secretario de la presidencia, invitó a
Juan Carlos De Pablo (que en ese momento ya era –y es- un
magnífico expositor de la economía para todos los públicos)
a conversar sobre la situación, y en un momento le preguntó
qué opinaba sobre “el silencio” del general Viola. Y De Pablo
le contestó: “entre los economistas hay dos hipótesis: que tie-
nen un plan genial o que están en bolas. Me inclino por lo
segundo”. Le reconozco la audacia y la valentía a De Pablo. No
era fácil hacer esos comentarios en ese tiempo.
88 DANIEL OLIVERA

Periodista: -¿Era la primera vez que veías, desde adentro,


“los números” de un gobierno? Como un cirujano que abre el
cuerpo del paciente.
RLM: -No, había sido asistente del subsecretario de Coor-
dinación y Programación en el segundo semestre del ‘75. Viví
de primera mano la transición del 75/76, estaba en un lugar
crítico y era muy jovencito. No había computadoras en ese
tiempo y llevaba unas planillas cuadriculadas que medían
como 20 metros lineales. Así llevaba anotados todos los tipos
de cambio, que todos los días se modificaban. La verdad es
que eso era un “despelote”.
Lo que me hizo testigo privilegiado de episodios desespe-
rantes de la conducción máxima del Estado. Un día de enero
del ‘76, recuerdo, cuando volvíamos de la Casa Rosada de ver
a María Estela Martínez de Perón, un alto funcionario de la
época me dijo: “no le cuente ni a su esposa lo que vio hoy.
Guárdelo como un secreto, pero sepa que estamos en un pro-
blema enorme. No sólo por la realidad, sino porque quien
conduce está en ese estado crítico que usted observó”.
Y no exageró en nada. Isabel Perón estaba en medio de
una situación límite. Era difícil para cualquiera y ella estaba
en un estado de shock.
Periodista: -¿Qué tan “desesperantes” eran los números que
viste en diciembre del ‘80, a tu regreso de Chicago, comparados
con los que habías visto en el final del gobierno de Isabel Perón?
RLM: -La de 1980 era una situación crítica porque durante
toda la década del ‘70, la inflación internacional había sido
más alta que la tasa de interés que pagábamos por nuestros
bonos. Por eso cuando en noviembre del ‘79 asumió Paul
Volcker en la Reserva Federal de Estados Unidos, y subió las
tasas al 18%, por año y los precios de nuestros commodities
se derrumbaron más del 20% por año. Nuestra economía se
pulverizó.
Aunque hubiéramos estado sanos, quebrábamos. ¿Se en-
tiende la magnitud de la crisis?
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 89

Periodista: -¿Qué tan sanas estaban nuestras cuentas?


RLM: -Nosotros habíamos hecho muchas macanas, como
siempre, pero los uruguayos y los chilenos no habían cometi-
do los errores nuestros y se fueron al precipicio igual. Porque
si te caen los precios un 20% y te suben las tasas un 20%, ¡no
te salva ni Dios!
Y para mí, todo ese desbarajuste implicó una pequeña re-
vancha personal.
Periodista: -¿Cómo es eso?
RLM: -A mediados de la década del ‘70, cuando estaba en
la Secretaria de Hacienda, los viejos funcionarios me decían:
“López Murphy, ¿usted no se da cuenta que nos endeudamos
a una tasa más barata que la inflación internacional y que la
inflación nos paga la deuda? No jorobe ni diga tonterías”.
Ellos me “cargaban” porque yo alertaba sobre lo que po-
día pasar. Y me “corrían” diciéndome: “nosotros nos endeu-
damos al 6/7 %, y la inflación era del 8/9%. Para ellos, yo
era un joven ignorante, que no entendía bien los textos… Y
entendía perfectamente.
Por eso cuando Volcker cambió las reglas de juego, hice
un trabajo muy preciso donde expliqué los riesgos de haber-
nos endeudado (en una situación muy parecida a la que vivió
el gobierno de Macri cuarenta años después) en los años ‘70.
Y entonces recibí el reproche de un viejo funcionario de
carrera: “Tenía razón, pero no hablemos más de esto. No sea
desagradable, repetitivo, e intolerante”.
Periodista: -Vos habías actuado con la lógica “de que el que
avisa, no traiciona”…
RLM: -Mi intención era hacer un “rácconto” de los proble-
mas, para no volver a repetirlos. Pero este viejo funcionario
me insistía: “López Murphy, no tiene que hablar. Ya sabemos
que tenía razón, pero no lo recuerde porque nos sentimos
mal de verlo nomas”.
90 DANIEL OLIVERA

Con los años me vi actuando como ese viejo funcionario


de Economía.
Periodista: ¿Por qué?
RLM: -Cuando mis hijos eran chicos yo no quería que dije-
ran “malas palabras” y ellos me respondían que todos los chi-
cos del mundo decían palabrotas. A mí el tema me molestaba
mucho y era severo como me habían enseñado mis padres.
¿Qué hacía? Les decía que no quería escuchar “malas pala-
bras” porque “me dolían los oídos”.
Mi hija, que se comportó siempre como una “alumna 10”,
le molestaba que yo fuera tan exigente y, como toda adoles-
cente, me interpelaba. Me decía que no me podía adaptar a
las épocas y todos esos argumentos de “rebeldía” generacio-
nal. Mi respuesta siempre fue la misma: “a mí me molestan
las ‘malas palabras’ y nadie las dice en mi casa. Y punto”.
Lo gracioso, es que con los años me convertí en abuelo y
escuché a mis nietos decir “malas palabras”. Lo sorprendente,
es qué en esa situación, mi hija les dice: “no digas eso porque
a mí me lastima el oído”. Para, acto seguido, mirarme y decir-
me: “y no me digas nada”.
Un verdadero guiño de la vida.
Periodista: -La descomposición del gobierno militar, tanto
en el plano económico como en el político, se acentuó en 1981
con la caída de Viola y su reemplazo por Galtieri. ¿Se reflejaba
eso en los números de la macroeconomía?
RLM: -Como funcionario de Hacienda tuve en mis manos
toda la información sobre el llamado “Marco Austral”.
Conocí desde adentro el enorme agujero fiscal (el gasto
militar en armas que tuvimos entre 1977 –cuando salió el
laudo arbitral favorable a Chile en el litigio por las islas Pic-
ton, Nueva y Lennox– y 1980 fue superior a los 10 mil millo-
nes de dólares norteamericanos a valor del año ‘79, algo así
como 8 puntos del producto. Hoy serían 35 mil millones de
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 91

dólares) que quedó como herencia de todo ese proceso arma-


mentístico que se había hecho de manera secreta.
Un año y medio después, en 1982, me tocó participar en
la refinanciación de la deuda –en la negociación abierta con
el Fondo Monetario Internacional- que había dejado el “Mar-
co Austral” y nadie pudo saber a ciencia cierta el armamento
que Argentina había comprado. Cuando se firmó ese acuerdo
con el FMI, aparecieron 7/8 mil millones de dólares de deuda
que no figuraban en ninguna contabilidad.
Y ésa era deuda del “Marco Austral”. O sea, un pasivo con-
traído para comprar armamento. Ahí entendí que el equipa-
miento bélico que teníamos en diciembre del ‘78 para afron-
tar la inminente guerra con Chile era descomunal.
Periodista: -En ese momento vos estabas cursando tu pri-
mer año en los claustros de Chicago. ¿Qué análisis histórico ha-
cés de esos hechos?
RLM: -Fue la única vez que vi el uso de la fuerza militar
para conseguir un logro en política exterior. Y la verdad his-
tórica es que la Argentina consiguió mucho más de lo que ha-
bría podido obtener por la vía diplomática. Fue un episodio
de la historia. El gobierno dio vuelta un laudo importante que
tenía perdido
Periodista: -¿Pudiste presentir la invasión a las islas Malvi-
nas?
RLM: -Lo de Malvinas no lo pude ver venir. Y eso que yo
estaba muy cerca de la información económica.
Periodista: -¿Qué tan cerca?
RLM: -Era el segundo en jerarquía en el servicio civil du-
rante la gestión del ministro Roberto Álemann. Por mi cargo,
me tocaba el control del programa macroeconómico. Era el
técnico que controlaba el programa que se hacía con la cola-
boración del Fondo Monetario.
92 DANIEL OLIVERA

Ésta anécdota puede sintetizar a la perfección cómo uno


puede estar “metido” adentro de un proceso político-econó-
mico y al mismo tiempo ignorar información clave.
Para febrero/marzo del ‘82 comencé a ver que “el merca-
do” nos compraba dólares. Me desesperaba porque yo estaba
seguro que nosotros debíamos comprar dólares.
¿Y entonces quién los estaba comprando?
Esos días llamé a todos los funcionarios de Hacienda y del
Banco Central para ver quién estaba haciendo macanas. Pero
nada. El programa estaba bien cerrado y yo buscaba quién
gastaba la plata, y no podía entender por qué estaba com-
prando dólares.
Sólo la mañana del 2 de abril, comprendí
Había “alguien” que sabía que iban a invadir las islas y co-
menzó a comprar dólares 20/25 días antes.
En ese momento aprendí una gran lección: a no ser sober-
bio y arrogante, por muy cuidadoso que uno haya sido.
Yo estaba en el momento de mayor vigor intelectual. Había
salido de la mejor universidad del mundo, era un “escalpelo”
afilado. Y aprendí una lección para el resto de mi vida: cuan-
do los mercados van al revés de lo que vos ves, es porque hay
alguien que sabe algo que vos no sabes.
Los mercados dan información: alguien sabía algo. Y lo usó.
Periodista: -¿Cómo fueron esas horas después del shock ini-
cial, teniendo en cuenta que vos eras el número dos del servicio
civil del ministro de Economía?
RLM: -El 5 de abril me llamó el subsecretario de Econo-
mía y me dijo: “a lo mejor lo tenemos que trasladar a Mal-
vinas, porque necesitamos a alguien que hable inglés”. En el
ministerio, en esa época, había sólo tres o cuatro personas
que dominaban bien el idioma y yo era el más joven. Mi mu-
jer se quería morir. Al final el ministerio decidió que me ne-
cesitaba más en Buenos Aires. Hubiera sido una experiencia
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 93

única, porque una de las tareas principales era que los kel-
pers cambiaran su moneda –la libra “malvinera”- para darles
pesos argentinos.
Periodista: -¿Tenías información militar? ¿Intuiste que el fi-
nal sería el que fue?
RLM: -Esa misma tarde tuve una conversación con el en-
tonces coronel (Héctor) Ríos Ereñú (quién años después fue
el Jefe de Estado Mayor del Ejército de Alfonsín). Los dos éra-
mos parte de una comisión designada por el doctor Álemann
para la Reforma del Estado.
Esa tarde, Rios Ereñú me dijo que todo era una locura. Él
me hizo la cuenta. Me dijo: si ellos (por el Reino Unido) mue-
ven lo que tienen, no aguantamos la réplica. Me describió el
operativo que iban a hacer ingleses: cómo nos iban a rodear,
nos iban a poner submarinos, y no nos íbamos a poder abas-
tecer. Nos desgastarían. Las islas están a 700 kilómetros de la
costa argentina y nuestra Fuerza Aérea sólo podía operar, en
acciones ofensivas, pocos minutos con autonomía.
Con claridad meridiana, Ríos Ereñú me explicó que des-
pués de un tiempo las tropas inglesas iban a desembarcar,
nos iban a someter a desgaste, para finalmente arrasarnos. Y
exactamente eso fue lo que pasó. Tal cual él me lo adelantó.
Sólo prolongamos la agonía porque nuestras tropas com-
batieron con extraordinaria destreza, profesionalidad y he-
roísmo. Pero nunca pudieron compensar la inmensa des-
proporción de medios que había. La batalla del Estrecho San
Carlos entre la Armada inglesa, la Fuerza Aérea Argentina y la
Aviación Naval Argentina fue decisiva.
Periodista: -Sin embargo, en las crónicas postguerra se hizo
una furibunda crítica a la actuación de nuestras Fuerzas Ar-
madas.
RLM: -Porque pocos se tomaron el trabajo de analizar los
combates. El desempeño de la Fuerza Aérea fue extraordina-
rio y muy profesional. Los pilotos fueron casi kamikazes. Las
94 DANIEL OLIVERA

tropas de Comando argentinas, la Infantería de Marina, y los


regimientos de Infantería y Artillería combatieron con firme-
za. Eso no quiere decir que no hubiera errores, pero se luchó
con extraordinaria valentía.
El problema fue la decisión estratégica inicial, que se tomó
de manera equivocada. Nunca se debió hacer una misión
ofensiva, si no estábamos en condiciones de aguantar la ré-
plica. Es de manual de guerra.
Para el 14 de junio –el día de la rendición -, ya todo estaba
perdido. Fue un error muy grande y eso no tendría arreglo. Y
trajo cambios muy trascendentes para la vida política e insti-
tucional de la Argentina.
Esa derrota terminó con la hegemonía de las Fuerzas Ar-
madas, que –como todos sabemos- fue muy desproporciona-
da desde el Golpe de 1930 hasta el ‘83.
Creo que desde el descalabro en Malvinas se consolidó la
idea de que es mejor tener un gobierno con chequeos y ba-
lances, que como país nos impida tomar una decisión tan gra-
ve sin una adecuada evaluación. Y comenzó una etapa donde
la democracia -como forma de gobierno y como sistema uni-
ficador para todos los argentinos- pasó a ser innegociable.
Periodista: -¿Por qué crees que el gobierno militar cerró las
puertas al mundo y se tragó la llave?
RLM: -Hubo una sucesión de muy malas lecturas de la rea-
lidad. En especial a nivel internacional. Se evaluó con muy
poco análisis estratégico de qué lado se pondría Estados Uni-
dos, cuando todo el mundo sabía que Inglaterra es y siempre
será su aliado histórico. También se leyó muy mal un hipoté-
tico apoyo militar de la Unión Soviética (que estaba empan-
tanada en la guerra contra Afganistán) simplemente porque
Argentina le vendía millones de toneladas de granos.
Periodista: -El 4 de agosto de 2019, a 37 años de los sucesos,
el general (RE) Martín Balza (ex jefe del Ejército durante el go-
bierno de Carlos Menem y veterano de la guerra de Malvinas)
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 95

escribió un documentado artículo en Infobae, donde sostuvo


que el 1 de abril de 1982, horas antes del desembarco argenti-
no en las islas, el secretario de Estado norteamericano, Alexan-
der Haig convocó al embajador argentino en Washington y le
dijo que sabía de la operación en marcha, le pidió la inmediata
detención de la misma, y se ofreció como mediador.
Balza recordó que Haig le dijo claramente al embajador ar-
gentino qué si Argentina desataba la guerra, Estados Unidos
apoyaría incondicionalmente al Reino Unido. Que éste mensaje
le fue transmitido de manera textual al Canciller Nicanor Costa
Méndez, y que éste se lo explicitó a Galtieri.
O sea, el gobierno argentino conocía la real situación aún
antes de pisar suelo de las islas.
¿Cuál es tu explicación para que se siguiera el camino
errado?
RLM: -Todo lo hicieron al revés. La idea inicial era ir, des-
embarcar, visibilizar el conflicto respecto de la soberanía de
las islas y luego regresar al continente.
¿Pero qué ocurrió? Una vez que nuestras tropas desem-
barcaron en las islas, la explosión de popularidad (agitada
por el sentimiento nacionalista, que la propaganda oficial
alentó a través de los medios de comunicación bajo control
absoluto del Estado) fue incontenible. Y la Junta Militar no
supo cómo salir de esa trampa que ella misma había creado.
Nunca vi una manifestación tan multitudinaria y de algu-
na manera espontánea como la del 10 de abril del ‘82. A mi
juicio eso condicionó la decisión y así fue como Galtieri dijo,
entre otras bravuconadas: “si quieren venir que vengan, les
presentaremos batalla”.
Ya no hubo vuelta. Se acabó. Ese día, desde el balcón de
la Casa Rosada, Galtieri quemó las naves. Con la tripulación
adentro.
Periodista: -La derrota militar de Malvinas, y por sobre todo
la humillación a la que se vio sometida la Argentina, pulverizó
96 DANIEL OLIVERA

todo intento de los militares por continuar ejerciendo el poder.


Sólo les quedó “llegar con muletas” a unas elecciones (las de
octubre del ‘83) que se transformarían en un hito histórico, ya
que a partir de allí el sistema democrático se consolidó como
“el único” posible para dirimir el conflicto social, cualquiera
sea el carácter del mismo.
Confesaste que “no viste venir” Malvinas. En el tiempo acia-
go que transcurrió después del 14 de junio de 1982 hasta el 30
de octubre del ‘83, ¿pudiste vislumbrar el triunfo del radica-
lismo, que así volvió al gobierno 17 años después del derroca-
miento de Arturo Illia?
RLM: -Mi lectura política era que el gobierno del ‘73/’76
(en el que yo inicié mi carrera como funcionario en el área
económica) le generaba muchos recuerdos trágicos a la gen-
te. El nivel de conflicto desatado con Perón en el gobierno y
mucho más tras su muerte, en 1974, fue de características ex-
traordinarias. El enfrentamiento armado en las calles entre la
izquierda y la derecha peronista había saturado a la sociedad.
La irresponsabilidad y la locura de un gobierno que estuvo
en manos del “brujo” López Rega e Isabel Perón, para mí eran
manchas imborrables que el peronismo no podría remontar.
Se me hacía imposible pensar que el peronismo pudiera
reconstruirse -en menos de un año- y afrontar competitiva-
mente las elecciones del ‘83.
Por ese tiempo se hizo muy famosa una película “No habrá
más penas ni olvidos” (dirigida por Héctor Olivera y basada en
el libro de Osvaldo Soriano), donde se narraba la represión
de la Triple AAA, y el delirio de la pelea interna en el pero-
nismo. Esa imagen de caos -que tan bien “pintó” ese film- fue
decisiva en la campaña electoral del ‘83, sobre todo entre los
jóvenes.
Era muy desproporcionada la ventaja que tenía el radi-
calismo, si comparábamos las principales figuras de unos y
otros. Y no lo digo tanto por Alfonsín y Lúder (Ítalo Argenti-
no), que eran dos figuras políticas de peso, sino por ejemplo
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 97

por lo que sucedía en la Provincia de Buenos Aires cuando


comparábamos a los candidatos de uno y otro.
Si uno confrontaba la fineza, la distinción, de Alejandro
Armendáriz y Elba Roulet con la imagen rocambolesca que
proyectaban Herminio Iglesias y Carmelo Amerise, cualquier
persona se daba cuenta que era imposible que el peronismo
triunfara.
La elección del ‘83 hubiera sido más difícil para la UCR si
(Antonio) Cafiero hubiera prevalecido en una interna sobre
Iglesias y la fórmula del PJ hubiera sido Luder/Bittel, Cafiero
y otro candidato. Ahí hubiera resultado todo más parejo.
Lo de Herminio los hacía lucir ridículos. Cuando inventó
en el acto en Vélez el “conmigo o sinmigo”, o prendió fuego
un ataúd con una bandera de la UCR en el acto del Obelisco.
Recuerdo que dos actos previos al cierre de campaña me
dieron la pauta de que Alfonsín sería el Presidente. El que
hizo el peronismo en la cancha de Vélez, donde “la izquierda”
del PJ abucheó y no dejó hablar a Lorenzo Miguel (acusándo-
lo de ser un burócrata sindical), remarcando la vigencia del
conflicto interno por el que había corrido tanta sangre.
El otro fue el acto de Ferro que había convocado el radica-
lismo el 30 de setiembre del ‘83, y que la UTA intentó boico-
tear armando un “paro sorpresa” de los choferes de colecti-
vos. Esa tarde, cuando vi a semejante multitud caminar desde
el Centro a Caballito, entendí que un fenómeno muy especial
estaba sucediendo. Esa noche Alfonsín planteó por primera
vez la existencia de un pacto militar-sindical, y esa denuncia
caló muy hondo entre los jóvenes.
Y si algo faltaba para completar la sucesión de desatinos
de la campaña peronista, estuvo el acto de cierre del Obelisco.
Todos hablamos mucho de la quema del cajón de Herminio,
pero nunca pude dejar de pensar en otra imagen (no vista
por televisión, claro) de esa noche. ¡La de Lúder que no podía
hablarle al país porque en el mismísimo palco le había roba-
do los zapatos!
98 DANIEL OLIVERA

Periodista: -Ricardo Balbín murió el 9 de setiembre de 1981


y la herencia de la UCR se volcó a los brazos de Raúl Alfonsín.
Vos te posicionaste del otro lado de la vereda. ¿Por qué?
RLM: -La herencia del “balbinismo” puro, sus hombres
más cercanos, estaba encarnada en Fernando De la Rúa (pese
a que algunos “revisionistas” del radicalismo insisten que
el hombre elegido era Alfonsín) y en ese momento, mucha
gente cercana a él, como Nicolás Gallo y Enrique Olivera me
pidieron que colaborara. Yo era funcionario del ministerio de
Economía y no podía hacerlo públicamente, pero claro coope-
raba con ellos, explicándoles la verdadera situación del país.
Periodista: -Vos nunca fuiste “alfonsinista”, eso está claro,
salvo en aquella experiencia de 1972 ¿por qué crees que Al-
fonsín le ganó la pulseada interna a De la Rúa, cuando estaba
tan fresco el recuerdo de la hegemonía “balbinista” en el radi-
calismo?
MLM: -Un factor importante fue la avalancha de jóvenes
que se acercaron al partido después que los militares abrie-
ron la posibilidad de elecciones. Y esos jóvenes se sintieron
muy atraídos por la idea de renovación que planteaba el “al-
fonsinismo”. Después sucedió que buena parte de la estructu-
ra del partido se plegó a Alfonsín, interpretando que los vien-
tos que soplaban favorecían más a candidatos como él que a
personalidades como De la Rúa.
Y la alianza que Raúl Ricardo ató en Córdoba con el “ange-
locismo” terminó de quebrar el juego en su favor. Al inclinar-
se Córdoba a favor del “alfonsinismo”, se dieron vuelta buena
parte de las provincias del interior.
Periodista: -Sin embargo, en ese proceso interno que va con-
solidando la hegemonía del “alfonsinismo” dentro de la UCR,
vos mantenías lazos con hombres de consulta de Alfonsín, como
García Vázquez, por ejemplo.
RLM: -Por distintas razones, yo era muy amigo de Enrique
García Vázquez y él me preguntaba muchas cosas y yo lo ayu-
daba a pensar los problemas. En esa etapa era muy impor-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 99

tante conocer “desde adentro” los verdaderos números de la


economía.
Era una persona de consulta para él. Y eso me acercó a
muchas reuniones de los grupos de trabajo de los economis-
tas radicales que se harían cargo del gobierno a partir del 10
de diciembre de 1983.
Pero donde pasé a tener un rol importante fue cuando
vino a Buenos Aires Raúl Prebisch, después del triunfo de oc-
tubre. Prebisch era tío de Julio González del Solar (quien fue-
ra presidente del Banco Central entre agosto del ‘82 -después
de la gestión Cavallo en el BCRA- y el fin de semana previo a
la asunción de Alfonsín como Presidente).
En esa oportunidad, González del Solar le dijo a Prebisch:
“López Murphy es el que conoce el problema al detalle”. Y fue
así como me pasé tres o cuatro días completos, de la mañana
a la noche con Prebisch, explicándole “los problemas” a los
que se enfrentaría el gobierno de Alfonsín.
Nos hicimos amigos de él y su señora. Ahí Conocí al Pre-
bisch “ortodoxo”. Él siempre se reía porque decía: “¿sabes un
secreto? Yo me vuelvo ortodoxo cada vez que regreso a la Ar-
gentina”.
Periodista: -Todo hacía pensar que vos ibas a ocupar un rol
importante en el nuevo gobierno de Alfonsín, más que nada por
el caudal de información importante que había pasado por tus
manos en la última etapa del gobierno militar.
RLM: -Es cierto. Así parecía. Pero… En ese momento, asu-
mió Grinspun (Bernardo) como ministro de Economía y me
mandaron a la biblioteca. Y de asistente.
Periodista: -¡Un castigo como el que le impusieron a Borges
en la década peronista! ¿Cómo zafas de esa “factura” interna?
RLM: -A los pocos días de haber asumido, García Vázquez,
ya a cargo del BCRA, me nombró en el gabinete de asesores.
En esos días transmití con toda claridad que la situación era
100 DANIEL OLIVERA

crítica, que el déficit era enorme, y que eso iba a resultar ex-
plosivo.
Pero nadie quería escuchar ese diagnóstico “negativo”. Y
menos que menos el ministro Grinspun.
Periodista: -¿Por qué los distintos gobiernos -militares, pe-
ronistas o radicales- sistemáticamente se niegan a “ver la rea-
lidad”?
RLM: -En ese momento parecía absurdo que llegara el go-
bierno democrático y tuviera que hacer un “ajuste”.
Pero la verdad era que en el año ‘83 –en los últimos meses
del gobierno militar-, el ministro de Trabajo, Héctor Villavei-
rán (muy cercano a las posiciones de los sindicatos más po-
derosos), había subido los salarios reales del sector público
y privado, creando con esto un desequilibrio enorme; lo que
generó un déficit fenomenal.
No hay nada peor para un gobierno que llega, que el que se
está yendo suba los salarios. Por eso siempre digo que Alber-
to Fernández tuvo la suerte que Macri hizo el “ajuste” duran-
te todo el 2019, y entonces recibió un sector público casi sin
déficit primario, lo que a su vez explica por qué se pudieron
pegar esta espectacular fiesta de emisión y gasto para lidiar
con la pandemia del Covid-19.
Bueno, el asunto es que el gobierno militar le dejó a Alfon-
sín un agujero colosal por el acuerdo de Villaveirán con los
sindicatos. Ahí está también la explicación del sofisticado ar-
gumento de Alfonsín de que hubo un pacto “militar-sindical”,
cuando en realidad lo que existió fue una gestión de Villavei-
rán muy favorable a los sindicatos.

***

Argentina atravesó uno de los dos períodos (el otro sería


el que va de 1966 con la caída de Illia, hasta 1976 con el as-
censo de la primera Junta de Comandantes) más turbulentos,
trágicos y feroces de la vida política y social de la Argentina.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 101

Mientras tanto, López Murphy vivía la experiencia intelectual


más grande de su vida (el paso por Chicago) y después como
“testigo y parte” de las cuentas públicas del país desde las
entrañas del Ministerio de Economía.
Pero por más egocentrismo argentino, no era posible de-
jar de vislumbrar que el mundo estaba cambiando acelera-
damente.
A principios de 1984 Ronald Reagan se encaminaba a su
reelección en USA; Thatcher había consolidado, guerra de
Malvinas mediante, su mote de “Dama de Hierro”; Francois
Mitterrand apenas había cumplido el 15% de su mandato de
14 años; Felipe González se animaba a sacar a España del os-
curantismo franquista y toda América Latina iniciaba la res-
tauración de las democracias perdidas en el continente, ha-
bida cuenta que “la solución militar” imaginada desde Wash-
ington nunca había producido los resultados esperados.
Periodista: ¿Cómo analizás en perspectiva histórica la si-
tuación mundial de los años ‘80?
MLM: -Para comienzos de 1984 el mundo había cambiado
violentamente, pero nosotros estábamos inmersos en nues-
tros dramas. Creo que nos costaba ver lo que sucedía afuera
porque vivíamos en un estado de emergencia y zozobra per-
manente.
La Argentina estaba en una situación de enorme compleji-
dad: salía de una guerra perdida, las tasas de interés de nues-
tra deuda eran elevadísimas y los precios de los commodities
habían bajado abruptamente.
Revisar la década del 80 es muy ilustrativo para entender
nuestro presente y nuestro futuro próximo. Pero las circuns-
tancias que vamos a tener en los próximos años son diferen-
tes a las que enfrentó Alfonsín en su gobierno.
¿Cuáles son? Un muy difícil acceso al crédito lo que no
nos permite usufructuar las tasas bajas, que como en aque-
lla época nos obligaba a renegociaciones muy complejas.
102 DANIEL OLIVERA

Precios altos para nuestros productos (una gran diferencia


con aquella etapa). Y Brasil complicado, pero con una recu-
peración potencial mas fuerte que en aquel entonces, y con
un tipo de cambio menos competitivo. Si vos tenés Argentina
sin reservas, precios razonables, descontrol fiscal interno y
Brasil complicado… ¡que te agarre confesado!
Tanto a comienzos de 1984 como hoy, la situación fue y es
de gran vulnerabilidad.
Periodista: -¿Y cómo interpretabas los cambios globales en
la década pre-globalización?
RLM: -A mí me parecía que el mundo había aprendido la
lección de los años ‘70. Con la alta inflación, había llegado a
una crisis de los llamados “Estados de bienestar” y tenía que
hacerse una reestructuración. Y la estaban haciendo los ale-
manes, los franceses, los ingleses, los americanos.
El mejor ejemplo fue Mitterrand. Él asumió en el ‘81 con
la pátina romántica de ser un socialista moderno. Se mandó
un “viandazo” de aquellos en sus primeros seis meses de go-
bierno, y después la realidad se impuso. Echó a su primer mi-
nistro de Economía y lo reemplazó por Jacques Delors y ahí
hicieron un ajuste enorme los franceses.
Como también lo tuvo que hacer Felipe González en Es-
paña. Y Alemania, el Reino Unido, Estados Unidos, o Canadá.
Todos los países reestructuraron, después de una década de
alta inflación, sus economías estaban exhaustas.
Y lo hicieron tan bien, que no “mataron” el “Estado de
bienestar”, sino que lo hicieron viable. Tanto Reagan como
Thatcher estabilizaron el gasto, no lo bajaron. Y desregularon
mucho, lo que creo fenómenos (verdaderos ejemplos) como
el de la desregulación aérea norteamericana, que produjo una
explosión del transporte aéreo en el mundo y dejó el camino
sembrado para el boom de los viajes globales que explotó (en
sentido positivo) en las siguientes décadas.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 103

Periodista: -¿Cuál es la clave para entender a Reagan y los


cambios que impulsó?
RLM: -Con Reagan, Estados Unidos se volvió mucho más
competitivo. Él dejo que el capitalismo operara, que volvieran
a las reglas genuinas de mercado. Confirmó a Paul Volcker
al frente de la Reserva Federal, confirmó la estabilización de
la economía norteamericana y se dedicó estructuralmente a
vencer a la Unión Soviética. Él tenía un cálculo estratégico:
era el momento de vencer a la U.R.S.S. porque ésta estaba ex-
tenuada por el esfuerzo militar en Afganistán, y la ineficien-
cia de la economía planificada. Ahí Reagan inventó el sistema
armamentístico que llamó “la guerra de las galaxias”, que im-
plicaba un presupuesto colosal, y con eso logró que los sovié-
ticos tiraran la toalla. Y se derrumbaran. Y hay otro cambio
colosal que había sucedido en 1979 y que pocos lo registran
en su verdadera magnitud.
Periodista: ¿Cuál?
RLM: -En 1979, Deng Xiaoping tomó la decisión de que
China iría hacia una economía de mercado y puso en marcha
(en las provincias del sur de China de Guangdong y Fujian)
una serie de experiencias “piloto” de industrialización a gran
escala.
Dos datos permiten entender la revolución extraordina-
ria que impuso Deng, a un pueblo que venía de sacrificar 40
millones de vidas en los experimentos colectivistas del “Gran
Salto Adelante” y la “Revolución Cultural” de Mao.
En 1984 (el año cuando Alfonsín iniciaba su gobierno en la
Argentina) había en el sur, sobre la costa, un pueblito de pes-
cadores llamado Shenzhen, donde vivían 10 mil personas, en
su inmensa mayoría pobres. Doce años después, para 1996,
Shenzhen tenía 2.5 millones de habitantes y su PBI se había
multiplicado por 20.
En ese mismo período (12 años) China había cuadruplica-
do su PBI y la renta “per cápita” de su población. Todo bajo
el paraguas de una frase de Deng que pasó a la historia: “no
104 DANIEL OLIVERA

importa que el gato sea blanco o negro, lo que importa es si


caza ratones”.
Ese cambio del ‘79 en China fue dramático en un senti-
do positivo para el mundo. Fue el inicio de una era donde se
fueron derrumbando los regímenes de administración cen-
tralizada que servían de guía al comunismo internacional. En
1986 fue el turno de Vietnam, con todo lo que implicó como
símbolo. Y así llegamos a los ‘90 cuando el derrumbe del blo-
que soviético y sus satélites fue irreversible.
En once años, los chinos, los vietnamitas, los rusos y me-
dia Europa se transformaron en economías capitalistas. El
colapso ideológico de las ideas de izquierda fue completo.
Y creo que la llave maestra de ese cambio copernicano fue
“la guerra de las galaxias” impulsada por Reagan. Él tensó la
cuerda al extremo de cortarla.
Periodista: -Noto una gran corriente de simpatía de tu par-
te hacia la figura de Reagan…
RLM: -Disfruté mucho de las anécdotas y “cuentos” que
tenía de sus reuniones con Gorbachov. Eran muy graciosas.
Había una que decía: un americano y un soviético viajaban en
un avión y al americano se le ocurre decirle (para mostrarle
las ventajas de la democracia liberal): “yo, como ciudadano
americano, puedo ir al Salón Oval a decirle al presidente Re-
agan que este ciudadano no está de acuerdo con sus ideas”.
Y el soviético, que era comunista vivo y sabía la verdad del
fracaso del experimento, rápido de ingenio, le responde: “yo
también puedo hacer lo mismo. Puedo ir al Kremlin y decir-
le a Gorbachov que no estoy de acuerdo con las políticas del
presidente Reagan”.
Esa anécdota, contada por Reagan era desopilante.
Periodista: -¿Y qué te generaba Margareth Thatcher?
RLM: -Nunca me pude recuperar del choque brutal que
me generó la derrota de Malvinas. Eso me dejó heridas ex-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 105

traordinarias. Viví con muchísimo dolor los muertos de esa


guerra, desde el capitán Giachino9 en adelante.
Pero siempre separé el tremendo enojo y dolor por Mal-
vinas, del reconocimiento a una figura que hizo una reforma
que permitió que el Reino Unido se modernizara y potencia-
ra. Thatcher los convirtió en un país muy exitoso.
Años después viajé en varias oportunidades a exponer al
Reino Unido y eso me dio la oportunidad de interactuar con
el liderazgo inglés post-Thatcher (todos funcionarios del go-
bierno conservador John Major). Tuve larguísimas conversa-
ciones con ellos sobre cómo se llevó adelante la reforma y los
problemas que afrontaron (en especial la fuerte resistencia
de los sindicatos británicos) y cómo los superaron.
Periodista: -Te regreso a mayo de 1985 en la Argentina. El
gobierno de Alfonsín estaba con sus cuentas públicas en un rojo
notable (el diario especializado “El Economista” había consig-
nado que el déficit fiscal era del orden de los 3.600 millones de
dólares) y una inflación que devoraba su capital político. Alfon-
sín había sacrificado a su amigo Grinspun y lo reemplazó por
un académico como Juan Vital Sourrouille. El gobierno radical
debía afrontar, en esa primavera, su primera elección parla-
mentaria y se jugó por implementar un plan de “estabilización
económica” -eufemismo con el que se buscaban hacer digeri-
bles medidas de ajuste-. Así nació el Plan Austral. Que tras un
arranque más o menos exitoso (la UCR se impuso en las eleccio-
nes con el 43.85% de los votos y preservó la mayoría absoluta
en Diputados), acabó por naufragar. ¿Qué sucedió, a tu juicio?
RLM: -El Plan Austral fue un intento muy inteligente, muy
bien preparado, y con un diseño muy completo, que tuvo una
falla central: sus metas no se cumplieron. Porque la política

9 Pedro Edgardo Giachino fue un militar argentino, jefe de la patrulla de


comandos anfibios y buzos tácticos que desembarcó en las islas en la noche
del 1 de abril de 1982. A las 6 de la mañana del 2 de abril, Giachino y sus
hombres rodearon la casa del gobernador militar inglés y los intimaron
a la rendición. Los británicos tomados por sorpresa, abrieron fuego y lo
convirtieron así en la primera víctima de la guerra.
106 DANIEL OLIVERA

no entendió el espíritu del Plan Austral. No comprendió que


era un plan de “estabilización” que requería de una enorme
disciplina fiscal.
Y el gobierno sólo quería ganar elecciones. Quería estabi-
lidad, pero sin usar las reglas de la estabilidad.
Un poco lo que después pasó con Menem en la Convertibi-
lidad, cuando el ministro Cavallo se enojaba porque le hacían
gastar más de lo que se podía.
El Austral fue un plan muy bien diseñado, pero como casi
siempre, falló por nuestra sempiterna tendencia a la indisci-
plina fiscal.
El plan lo armó Sourrouille, con cooperación de la Teso-
rería americana, la Reserva Federal y el FMI. Tuvo mucho
apoyo internacional. Incluso el FMI operó la publicación (en
“Ámbito Financiero” que aún era propiedad de Julio Ramos)
de un plan falso para cubrir al gobierno mientras se lanzaba
el verdadero, lo que indica el interés que tenía el Fondo para
ayudar.
Pero, a medida que pasaron los meses no se mantuvo esa
disciplina y todo terminó naufragando.
Periodista: -Era extraño ese apoyo, porque en el discurso
público Alfonsín siempre parecía querer enfrentar a Reagan. Y
ambas administraciones no tenía el “feeling” que sí tuvo años
después Carlos Menem con Bush padre.
RLM: -Es cierto, pero en éstos tópicos el gobierno nortea-
mericano de aquellos tiempos era muy estratégico. El secre-
tario del Tesoro era James Baker, que después fue secretario
de Estado de Bush padre. Había una idea de continuidad y
ellos hacían prevalecer el interés en la región. Por eso, para
Estados Unidos el Plan Austral fue muy importante. No des-
estabilizar a la Argentina era una decisión estratégica. Los
americanos querían un sistema democrático que les fuera
bien en la región y no un régimen dictatorial. Hubo un gran
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 107

apoyo al gobierno de Julio María Sanguinetti en Uruguay y la


verdad es que a él le fue mejor que a Alfonsín.
Periodista: -Al que nunca terminó yéndole bien con Alfonsín
fue a vos. ¿Por qué?
RLM: -Si lo miramos en términos puramente económicos,
la decisión de Grinspun de mandarme a la “biblioteca” como
asistente fue lo mejor que me pasó en la vida.
Periodista: -No entiendo. ¿Vos decís que haber sido “castiga-
do” por un gobierno radical es lo mejor que te pasó en la vida?
RLM: -Como expliqué antes, García Vázquez me rescató y
me nombró como asesor en el Banco Central. Y estando ahí
fue cuando recibí una oferta para hacer una “asistencia técni-
ca” a Uruguay. Acepté. Sin dudas, fue la mejor decisión de mi
vida. Me fui a trabajar a Montevideo en agosto del ‘84 y viví
grandes años. Fue una época muy destacada que el ex presi-
dente Sanguinetti reconoció hace poco tiempo, al mencionar
a los cuadros técnicos que lo habían ayudado en su primer
gobierno.
Recuerdo que esos años trabajé como un loco. Hacía jor-
nadas que empezaban a las 8 de la mañana y terminaban a las
10 de la noche. Era una fiera trabajando. Estaba entrenado en
Chicago para trabajar muchas horas. En Uruguay volví a esa
locura. El staff económico de Sanguinetti me convirtió en un
personaje importante del Banco Central uruguayo. Entrené a
muchísimos funcionarios que después fueron ministros, se-
cretarios y hasta un candidato a vicepresidente.
En total, estuve en Uruguay cuatro años “full time”, uno
“part time”, y después seguí como consultor varios años, ya
entrada la década del ‘90.
Varios años después a los uruguayos se les ocurrió hacer
una jornada en mi honor, y uno de los asistentes -un funcio-
nario-, preguntó: “¿Se murió López Murphy que hacemos
este homenaje?”.
108 DANIEL OLIVERA

Periodista: -¿Tuviste la oportunidad de hablar con Alfonsín


sobre el tema?
RLM: -Sí, una vez. Fue en mayo del ‘87, en la embajada
argentina en Montevideo, cuando Alfonsín estuvo de visita.
Recuerdo que me apartó de la reunión y me dijo: “sé que estu-
vimos mal con usted, pero tiene que volver”. Y yo le contesté
que ese destrato no había sido un momento agradable, ‘pero
seguí el consejo de García Vázquez y transformé un problema
en una oportunidad’.
Periodista: -¿Qué te dijo concretamente García Vázquez?
RLM: -Él me dijo: “hubieras sido un funcionario legenda-
rio del estado argentino, pero muy pobre”. En cambio, como
consultor internacional gané mucho más dinero. No me hice
rico, pero consolidé mis finanzas personales y por sobre todo
viví experiencias laborales fascinantes.
Periodista: -También implica bucear hasta qué punto guar-
das rencores “políticos”.
RLM: -No soy de guardar rencores. Muchos años después
de esos episodios me pidieron ser expositor en un desayuno
de oración inter confesional. Y allí hablé sobre “amar al ene-
migo”. Siempre me pareció una de las partes del Evangelio
más extraordinarias. El padre Rafael Braun, sorprendido, me
acotó algo que me pareció fantástico: “usted, López Murphy,
siempre predique el mensaje de la concordia. Porque concor-
dia significa corazones sonando al unísono”. Lo que nunca
supo el padre Braun, es que había sido el capellán irlandés de
Chicago el que había influido en esa línea.
Periodista: -Salgamos del plano espiritual y retornemos a
la Argentina “caliente” de Semana Santa de 1987, el comienzo
del fin para el gobierno de Alfonsín. Vos estabas trabajando en
Uruguay, pero seguramente tenías buena información sobre el
polvorín sobre el que estábamos parados los argentinos.
RLM: -Semanas antes de los sucesos, había estado conver-
sando del tema con Juan Manuel Casella (en ese momento
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 109

ministro de Trabajo y después fallido candidato a goberna-


dor de la Provincia). Por mi rol como funcionario de carrera
durante el gobierno militar, había estado vinculado a los pro-
blemas presupuestarios del área de Defensa. Eso me permi-
tía conocer que había una tensión enorme en las FF.AA. Si a
eso le sumamos que tengo un “olfato especial” para detectar
los conflictos, podía saber que el gobierno de Alfonsín estaba
frente a una situación explosiva.
Tenía una relación muy cercana con Casella, y los sábados,
cuando por lo general yo volvía de Uruguay, él me pedía to-
mar un café y ahí conversábamos de los problemas económi-
cos. Pero acercándonos a la fecha de Semana Santa, la preo-
cupación de ambos viró al malestar de los oficiales medios
por tener que ir a declarar en los juicios. Era público y noto-
rio que se estaba incubando un problema enorme.
Periodista: -¿Qué falló para que llegáramos a las dramáti-
cas horas del domingo de Pascuas de 1987 y al “la casa está en
orden” de Alfonsín en el balcón de la Casa Rosada, blindado por
las primeras figuras de un renovado peronismo?
RLM: Creo que todo ese desbarajuste se debió haber evi-
tado. La propuesta de la ley de Obediencia Debida estaba en
la campaña del ‘83, cuando Alfonsín explicitó que había tres
niveles de responsabilidad. La verdad es que esa diferencia-
ción de responsabilidades estuvo en el proyecto inicial y no
pudo pasar por el voto en contra del senador neuquino Elías
Sapag. Ese capítulo quedó afuera, y fue crucial para los pro-
blemas posteriores.
Periodista: -Los hechos históricos fueron tal cual vos lo de-
cís, pero cargar las tintas de un problema semejante al voto
negativo de un senador por Neuquén es tan maniqueo como
pretender culpar a Julio Cobos por su voto “no positivo” en el
conflicto con el campo por la 125.
RLM: -Vamos a ser absolutamente francos. Las distintas
fuerzas de seguridad están entrenadas para detener a los de-
lincuentes y llevarlos a la justicia. Las Fuerzas Armadas están
110 DANIEL OLIVERA

preparadas para aniquilar al adversario y quebrar su capaci-


dad de combate.
Nunca se debió convocar a las FF.AA. para que hicieran ta-
reas policiales. Era obvio que ocurrirían disparates como los
que efectivamente, sucedieron.
El enorme error de la lucha antisubversiva, lo digo cada
vez que puedo, fue hacerlo sin una doctrina precisa. Eso llevó
a la locura de la lucha general. El otro error que cometieron
las Fuerzas Armadas, fue haber tomado el gobierno en mar-
zo del ‘76. Las FF.AA. tendrían que haberse concentrado en
la lucha antisubversiva, no en hacerse cargo del gobierno. Y
la pelea contra la subversión debió hacerse con una doctrina
que fijara con claridad las responsabilidades. Y éstas (las res-
ponsabilidades) son siempre del que da las órdenes. En nin-
gún ejército del mundo un subteniente “analiza” o “evalúa”
o “inspecciona” las órdenes de un coronel o un general. Se-
ría un comportamiento que impediría funcionar a cualquier
ejército de cualquier país del mundo.
Periodista: -¿En el juicio a las Juntas esa doctrina “tácita”
estuvo planteada?
RLM: -Cuando uno lee el fallo de la Corte Suprema que
condenó a los miembros de las Juntas y a los “jefes” de las
principales organizaciones guerrilleras, en la Causa 13 se lee
con claridad que existió una guerra subversiva. Y en esa gue-
rra se atacaban cuarteles (como es el caso de Formosa, Azul
o Monte Chingolo) y se tomaba parte del territorio nacional
(como en Tucumán).
Lamentablemente esa descripción de la realidad tal cual
sucedió, no es la que prevalece al día de hoy.
Pero en la causa 13 está todo muy claro.
Periodista: -Páginas atrás trajiste a la memoria el nombre
del senador Elías Sapag (que dicho sea de paso fue quien tam-
bién “volteó” la Ley Mucci que buscaba recortar el poder de los
sindicatos) y no puedo dejar de mencionar que el Senado siem-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 111

pre fue una valla infranqueable para los gobiernos “no peronis-
tas” y, a la vez, una muralla, un bastión, para el peronismo. Des-
de Sapag hasta Cristina Kirchner casi cuarenta años después.
RLM: -Es cierto, Sapag le asestó al gobierno de Alfonsín
su primera derrota parlamentaria seria, cuando evitó que se
aprobara la ley que buscaba reformar el sistema “corporati-
vo” armado por el sindicalismo peronista.
Fue muy importante -en el devenir histórico- que el go-
bierno radical no tuviera mayoría en el Senado a pesar de
haber obtenido una victoria del 52% en la categoría “presi-
dente” (en el Senado la UCR sólo consiguió 18 bancas, contra
20 del PJ, que siempre sumaba como aliados a fuerzas pro-
vinciales como el MPN, el Pacto Autonomista correntino o el
Bloquismo sanjuanino), porque el peronismo siempre hizo
pesar su predominio electoral en los distritos más pobres y
atrasados del país.
Creo que la derrota de la UCR en Santa Fe en el ‘83 fue
crucial. Si hubiera ganado ahí, el radicalismo hubiese tenido
los senadores que le faltaron siempre. Y tal vez se habrían
podido impulsar los cambios para modernizar el país.
Pero ese es el juego de la democracia, ¿no?
Periodista: -Revisitar la historia tiene un encanto especial.
Nosotros pudimos ver, sólo en éste capítulo, cómo fenomenales
errores de cálculo estratégico (como la de las FF.AA. en la lucha
contra las organizaciones guerrilleras sin una doctrina espe-
cífica que las respalde, o la de Galtieri en sostener una guerra
contra una potencia como el Reino Unido sin un plan de acción
razonable) o pequeños cabos sueltos (como el del gobierno de
Alfonsín que no supo negociar los votos necesarios en el Sena-
do para imponer leyes trascendentales), pueden condicionar la
vida de un país y de sus habitantes.
Y también están las derivas personales que marcan los des-
tinos. Vos llegaste a las aulas de Chicago por “default de Yale” y
te reinventaste como consultor económico por un capricho de
Bernardo Grinspun. Y ya en el Uruguay la sucesión de hechos
112 DANIEL OLIVERA

azarosos te llevó a trabajar en los dos países “enemigos” de tu


pensamiento liberal: China y la Nicaragua sandinista. Narrados
así parecen sucesos de ficción, pero ocurrieron en la realidad.
RLM: -Bien puedo decir que a Chicago y a los sandinistas
llegué por accidente (risas). Para 1988, llevaba varios años
como asesor principal en el Banco Central de Uruguay y en
Nicaragua los sandinistas habían hecho en una década (la re-
volución del Frente de Liberación Sandinista había triunfa-
do en 1979) cuanta barrabasada se podía hacer: tenían una
hiperinflación del 40.000 %, había llevado a la catástrofe al
sistema financiero, y estaban condenando a su pueblo a la
miseria extrema.
Para ese año, desesperados, los sandinistas pidieron “ase-
soramiento” (en realidad pedían auxilio) al Fondo Monetario,
y ellos (el FMI) me contrataron para que intentara ayudar a
poner un poco de orden a ese caos.
¿Por qué a mí? En mi caso, con la ayuda de un equipo ex-
cepcional habíamos hecho un trabajo enorme en Uruguay.
Como economista argentino tenía bastante “expertise” en te-
mas inflacionarios, y bueno, así fue como un buen día aterricé
en Managua, como asesor del gobierno sandinista contratado
por el FMI.
El Fondo es un organismo autónomo, independiente, y
cuando los países le piden ayuda, ellos tratan de darla. Por
eso me contrataron.
Periodista: -López Murphy trabajando para el sandinismo y
enviado por el FMI es casi un oxímoron. Por esos años, EE.UU.
estaba obsesionado con derrocar a Daniel Ortega y “sus secua-
ces”. En 1981, Reagan les declaró la guerra abierta y le otorgó a
la CIA un presupuesto de 20 millones de dólares para crear una
fuerza paramilitar contrarrevolucionarias (“Los Contras”),
compuesta por los antiguos miembros de la Guardia Nacional
del régimen de Anastasio Somoza.
RLM: Todo fue muy surrealista. Todos los días trabajaba
con el presidente del Banco Central y con el “comandante
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 113

Carrión”10, que en ese momento era el hombre fuerte en el


área económica. Me instalaron en las oficinas del Banco Cen-
tral y desde allí comencé a ver los números de esa economía
desquiciada.
El sandinismo había estado mandando a sus cuadros eco-
nómicos jóvenes a estudiar a la Unión Soviética y desde allí
volvían con los conceptos de la economía planificada que
estaba a punto de derrumbarse en todo el mundo. Ninguno
de esos jóvenes estudiantes nicaragüenses había estudiado
nada de los problemas de la hiperinflación o el desastre fiscal
en el que estaba metido su país.
Ellos sólo atinaban a decirme: “tenemos este caos, ¿qué
hacemos?”. Era tal la inflación, que el dinero no se podía con-
tar, lo teníamos que pesar.
Lamentablemente, años después, eso mismo lo pude escu-
char en la Argentina.
Periodista: -¿Por dónde arrancaste para intentar estabili-
zar el sistema financiero de la economía sandinista?
RLM: -Intenté armar -con todas las limitaciones que po-
damos imaginar- un sistema financiero con su contraparte
fiscal y monetaria que pudiera funcionar. La verdad es que
intenté poner orden en medio del caos. Escribí un documento
muy largo que el FMI supervisó y que fue motivo de grandes
discusiones internas.
Periodista: -¿Cuál era tu percepción respecto de la revolu-
ción y su futuro?
RLM: Una de las ventajas que tenía fue la de que podía ir a
comer a lugares no turísticos e interactuar con la gente. Muy
rápido me di cuenta que, si esa gente podía votar libremente,
los “mataban”. Los comandantes no eran muy conscientes de
esa realidad. Ellos creían que la arenga revolucionaria per-
manente tenía “estupidizada” a la gente. Pero la realidad era

10 Luis Carrión Cruz fue viceministro de Gobierno de Nicaragua entre


1980 y 1987, y ministro de Economía desde 1988 a 1990.
114 DANIEL OLIVERA

que habían pasado casi diez años de la revolución y Nicara-


gua estaba cada vez peor.
Periodista: -¿En las charlas mano a mano con Carrión o con
otros comandantes te dabas cuenta que vivían en el “limbo”?
RLM: -Carrión era muy sofisticado. Muy inteligente. Escu-
chaba y razonaba lo que yo le planteaba. Su preocupación era
¿por qué había pasado lo que había pasado en su país?, ¿cuál
era mi forma de entender el problema y qué se podía hacer
para corregirlo? Era muy difícil explicarle que Nicaragua era
un país arrasado por el ideologismo. Era la revolución de los
“teenagers”, habían hecho un experimento adolescente y ha-
bían fracasado.
Y él (Carrión) me preguntaba ¿cómo era en otros países?
¿Y cuál era la lógica? Era como decir “pero a quién se le ocu-
rrió que eso -la vida que se llevaba en Nicaragua- no fuera así
en todos lados”.
Pero tengo que reconocer que siempre fueron diálogos y
discusiones amables.
Ellos (los cuadros dirigentes sandinistas) vivían refugia-
dos, con la psicosis de que iban a ser invadidos por los nor-
teamericanos. Yo cambiaba de auto cuando los iba a ver y
nunca no se sabía bien adonde estaban.
Todo fue para peor, porque ya entrado 1989 entró en cri-
sis el régimen de Gorbachov en la Unión Soviética, se derrum-
bó el Muro de Berlín y se sucedió una caída en dominó de casi
todos los regímenes socialistas.
Ahí se les derrumbaron las diferencias conceptuales y sólo
quedó -expuesta como nunca antes- una crisis estructural so-
bre lo que funcionaba y lo que no funcionaba a nivel global.
Y la Nicaragua sandinista estaba en el lote de lo no que fun-
cionaba.
Periodista: -Vos describís un panorama desolador, pero des-
de la Argentina se veía al sandinismo con un dejo romántico y
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 115

se “toleraban” sus desmanejos económicos y políticos, compa-


rándolos con el régimen de Somoza.
RLM: -Hay que decir que el régimen “somocista” había
sido terrible, muy degradante y que se había prolongado mu-
cho en el tiempo. La imagen del “somocismo” era catastrófica.
Ese trasfondo era real, existía.
Con una diferencia: en el régimen “somocista” la economía
había crecido rápidamente, a tasas muy altas. Eso acentuó las
diferencias con las penurias económicas que el sandinismo le
imponía a la gente.
Había una sensación de que el fracaso había sido total. Un
poco lo que pasó en Venezuela décadas después: los sandinis-
tas habían destruido todos los mecanismos de la economía.
Habían hecho un desbarajuste colosal.
En los primeros años, el sandinismo contó con la simpatía
por parte de la población. Pero claro, el contigo pan y cebo-
lla, cuando empieza a faltar la cebolla… no va más. Ahí te das
cuenta que los que mandan podían ser unos ineptos o unos
idiotas.
Y yo llegué a Nicaragua cuando el nivel de vida se caía es-
trepitosamente todos los días.
Periodista: -¿Cómo manejaba esa dualidad la elite de los co-
mandantes sandinistas?
RLM: -Ellos tenían una visión utópica y romántica de que
iban a llegar a igualar las posibilidades de todo el pueblo y
eso iba a generar una abundancia y una prosperidad enorme.
Creo que de verdad estaban convencidos del poder hacer
realidad el sueño socialista. Y que cuando lo lograran, “llo-
verían” una plétora de recursos que mejoraría la vida de la
gente.
Y la realidad les mostró que lo único que “llovía” del cielo
era una escasez impresionante. Para ellos (por lo menos los
comandantes con los que yo conversaba) eso fue un descu-
brimiento muy potente.
116 DANIEL OLIVERA

Siempre pensé que, a diferencia de los “castristas” cuba-


nos, los sandinistas fueron (por lo menos hasta esa época)
más sanos. Porque en Cuba la elite comunista disfrutaba del
poder. Los “castristas” no tenían pruritos para abusar del res-
to de la sociedad cubana.
La elite cubana siempre vivió mucho mejor que el resto de
los habitantes de Cuba.
En cambio, los sandinistas (hago la salvedad que hablo de
esa época, no del presente de la dictadura de Ortega), tenían
un rasgo que sólo había visto antes en los guerrilleros argen-
tinos: el mesianismo. Ellos sabían (o creían saber) cómo or-
denar su proyecto de vida para ser más sano. Una impronta
casi jesuítica. Los comandantes sandinistas no eran de aque-
llos que te hablan de la revolución socialista y la igualdad, y
cuando te das media vuelta se van a disfrutar la vida en una
residencia espectacular.
Ahora que lo pienso, tal vez sólo hayan sido dos tipos dife-
rentes de patologías.
Periodista: -¿Cómo terminó tu consultoría al sandinismo?
RLM: Muy bien. Fue un trabajo muy valioso. Fui (no solo
yo, sino con el apoyo del Departamento del FMI) uno de los
canales por donde los sandinistas comenzaron a reflexionar
de manera distinta. Digamos que se ofreció un camino para
mejorar ese desquicio. Y, en verdad, algunas reformas empe-
zaron a funcionar.
Es cierto que perdieron las elecciones (contra Violeta Cha-
morro) porque el rechazo de la población era enorme. Lo mis-
mo sucedería hoy si Ortega fuera a elecciones limpias: perdería
80 a 20. Pero creo haber hecho una contribución interesante.
En términos personales, la experiencia de Nicaragua y la
de China en los ‘90 fueron muy “shockeantes” y enriquece-
doras para mi formación. Mi ideario liberal ya lo tenía muy
elaborado filosóficamente, pero haber visto -desde sus entra-
ñas- los desatinos y locuras del sandinismo y el maoísmo me
confirmaron que estaba en el camino correcto.
IV

Por una sorprendente asincronía temporal, en los últi-


mos sesenta años en la historia de la humanidad los sucesos
trascendentes que por su magnitud modificaron el curso del
mundo tal cual era hasta ese momento (el triunfo de la revo-
lución cubana (1959), la llegada del hombre a la Luna (1969),
el salto al capitalismo de la China comunista (1979), la caída
del Muro de Berlín (1989), la gran recesión mundial produc-
to de la crisis financiera desatada por la burbuja inmobiliaria
en los Estados Unidos (2009), la pandemia del coronavirus
(2019), coincidieron -menos en 1999- con el número 9 del
sistema de números naturales y el calendario gregoriano que
rigen nuestros destinos.
La década del ‘90 -que pareció decretar el “fin de la histo-
ria” y el comienzo de una era unipolar donde Estados Unidos
era el líder hegemónico-, no fue la excepción. El 9 de noviem-
bre de 1989 se derrumbó en Berlín el muro que dividía en
dos a Alemania y con él se profundizó la demolición del edifi-
cio comunista en media Europa, que desde 1945 en adelante
había vivido bajo la égida soviética tras la llamada Cortina de
Hierro.
Ese dramático y simbólico giro en la historia universal,
tuvo su correlato en la Argentina. Donde Carlos Saúl Menem,
el más populista de los candidatos justicialistas post-Juan
Domingo Perón, se había hecho del gobierno (primero derro-
tando en las “internas” al “correcto” pero nada carismático
Antonio Cafiero y después –en la general- al radical Eduardo
Angeloz) prometiendo “salariazo y revolución productiva” a
diestra y siniestra.

117
118 DANIEL OLIVERA

Y mientras el país se “incendiaba” en el fuego fatuo de las


dos hiperinflaciones (la de julio del ‘89 y la de enero del ‘90),
Ricardo López Murphy había protagonizado –por primera
vez en primera persona- el “personaje” del académico eco-
nomista, que con gesto de “bulldog”, le pedía a la sociedad
-como Winston Churchill en la Gran Bretaña asolada por los
bombardeos aéreos nazis- una pócima de “sangre, sudor y lá-
grimas”.
Periodista: -1989 fue un año muy especial en tu vida. Volvías
del exilio al que te confinó el “alfonsinismo” y sos parte sustan-
cial de la campaña de Angeloz. ¿cómo recordás ese tramo de
tu historia?
RLM: Todo resulta muy extraño visto desde el presente.
Durante el segundo semestre de 1988 fui, al mismo tiempo,
economista jefe de la campaña de Angeloz y consultor por el
FMI del sandinismo nicaragüense. La consultoría con el san-
dinismo la terminé en diciembre del ‘88, y la verdad es que de
algo tenía que vivir. Para esa época me financiaba trabajando
como consultor. Nunca viví de la política.
Periodista: ¿De verdad creías que Angeloz podía ganar la
elección del ‘89, con una inflación que volaba hacia una previ-
sible hiperinflación, y siendo candidato de un gobierno radical
que lo veía como un “derechoso”, un escenario parecido al de
Cristina con Scioli en el 2015?
RLM: No era ninguna locura creer que Angeloz podía ser
un candidato muy competitivo. Había una hipótesis muy alta
de que pudiera ganar. Finalmente sacó el 38 por ciento de los
votos. Un resultado increíble si pensamos que se votó en me-
dio del 200 % de inflación mensual. Su planteo (el de Ange-
loz) era más crítico del gobierno de Alfonsín que el que hacía
el propio Menem que era el candidato opositor.
Periodista: -Más allá de la valoración que pueda hacerse del
comportamiento electoral de Angeloz como candidato a presi-
dente, lo cierto es que vos y tus ideas tuvieron una plataforma
de visibilidad estupenda.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 119

RLM: -Bien podemos decir que buena parte de las ideas


que defiendo en la Argentina vienen de esa campaña. Nunca
olvidaré la impresión que causó en la sociedad la “famosa”
presentación de las ideas de Angeloz, el 10 de abril de 1989.
Ese día salté a la fama. Expliqué, junto a un equipo muy va-
lioso que lideraba Francisco “Paco” Mezzadri, todos los cam-
bios que había que hacer al sistema económico argentino. Y
pude medir el impacto enorme que provocó sobre la mentali-
dad estatista, dirigista e inflacionaria que existía.
Periodista: -Fue muy disruptiva y audaz. Faltaba muy poco
tiempo para la elección.
RLM: -El discurso fue el 10 de abril y la elección era el 14
de mayo. La sociedad argentina estaba en medio de una crisis
fenomenal. Y si bien es cierto que puesto hoy diría lo mismo
que dije en ese día, todavía no sé cómo tuve la audacia de
decirlo.
Le había contado a Antonio Tróccoli (éste fue ministro del
Interior hasta setiembre del ‘87, cuando después de la derro-
ta ante la Renovación peronista fue reemplazado por “Coti”
Nosiglia) el eje de mi discurso y él me dijo: “si usted se anima
a decir esto, se va a armar un lio increíble” (con otras pala-
bras, claro). Y mi única salida fue preguntarle: ¿y qué hago,
Antonio?
Él me respondió: “esto es lo que hay que hacer… pero qué
lio se va a armar”, me pronosticó.
Periodista: -¿Angeloz asumió íntegramente tu discurso?
RLM: -Eduardo era el hombre más propenso a ver la reali-
dad que había en la Argentina de ese momento. Era el jefe del
radicalismo cordobés que, como estructura partidaria, había
sido muy estatista. Pero él se daba cuenta que eso no iba más.
Y que el atributo valioso que tenía, era que lo hacía el único
político de los partidos mayoritarios capaz de formular un
discurso vigoroso y diferente.
120 DANIEL OLIVERA

Todo el mundo lo escuchaba con consideración. Y no es


una frase. El suyo fue el discurso que más se escuchó en la
gira por Europa, cuando todavía los candidatos a presidente
tenían que hacer giras europeas para presentar sus ideas.
Lo mío, estaba claro, era ocuparme de la polémica pública.
Parte de los atributos que desarrollé después, fue por eso:
porque fui el polemista oficial en términos económicos de la
campaña.
Y también es cierto que parte de lo que hizo Menem des-
pués, lo pudo hacer porque nosotros ayudamos a crear ese
clima intelectual. Estoy convencido que hubo un punto de in-
flexión en el debate de las ideas con ese discurso.
Periodista: ¿Te sentiste en el centro de la escena por prime-
ra vez?
RLM: -Era imposible no sentirlo. Mientras yo decía todo lo
que íbamos a privatizar, la gente del otro lado de la televisión
hacía la lista de todo “lo que se iba”. En mi plan, se acababa
el Estado “asegurador”, “astillero”, “siderúrgico”, “hotelero”, y
así decenas de sectores más. Era un discurso muy enérgico y
también muy chocante para la Argentina de esa época.
Es cierto que no era el único que hacía esos planteos. Al-
berto Natale (entonces diputado demócrata progresista por
Santa Fe) también tenía un discurso muy bien articulado en
el mismo sentido que el mío. Álvaro Alsogaray también y la
UceDé eran una experiencia liberal muy fuerte en ese tiempo.
Pero yo era joven y muy agresivo en el discurso. Era imposi-
ble de omitir, era abrasivo. Era apasionado.
Periodista: -En ese momento histórico también comenzaron
a jugar fuerte la influencia de los comunicadores de radio y
televisión.
RLM: -Sucedía que la gente se interesaba mucho ante los
debates. Era muy fuerte el rol que tenían, por ejemplo, Neus-
tadt (Bernardo) y Grondona (Mariano) en la opinión públi-
ca. Ellos tenían más de 20 puntos de rating todos los jueves.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 121

Se paraba el país para verlos. Y por alguna razón, que nunca


pude entender bien, me hacían una distinción muy grande
respecto de otras figuras políticas o económicas. Distinción
que tenía que ver, seguramente, con que ellos dos tenían la
sensación que en nuestros planteos había algo novedoso in-
telectualmente.
Pero no era sólo en la televisión donde sentía que algo
muy fuerte estábamos generando, algo que excedía la campa-
ña. Por ejemplo, la gente llenaba los estadios para escuchar
las propuestas de los políticos (algo impensado hoy). Aún re-
cuerdo una exposición mía en el Consejo de Ciencias Econó-
micas en Rosario. No quiero exagerar, pero acudieron más de
mil personas a escucharme.
Periodista: ¿Por qué crees que tomaste, como economista de
la campaña, una preponderancia tan grande?
RLM: Creo que hay que buscarlo por este lado. Era pro-
fesor universitario, daba cursos de posgrado y estaba muy
acostumbrado a hablarle a gente muy bien preparada. Tenía
un estilo “casi docente”.
Y esa no era la respuesta que se esperaba de los políticos
argentinos. En ese ámbito, todos batallaban con eslóganes. Y
yo no era ese perfil. Nunca supe por qué pasó, pero sucedió
así. Yo argüía sobre los libros que había escrito y sobre la re-
forma que también había escrito. O sea, vivía citándome a mi
mismo. Lo que también tenía algo de simpático.
Periodista: -¿Por qué crees que Bernardo Neustadt te veía
como un “modernizador”, un adalid del cambio?
En ese momento él había percibido la crisis de la Unión
Soviética y eso le impactó muchísimo. Veía cómo Gorbachov
era un agente del cambio. Por otro lado, era muy difícil ubi-
carse en esa época y no ver el fracaso estruendoso del so-
cialismo. Y Neustadt era muy inteligente y perceptivo a ese
cuadro de situación.
122 DANIEL OLIVERA

Un poco más adelante en el tiempo, él escuchaba con aten-


ción mis relatos de mis viajes a China. En especial una histo-
ria que me sucedió en el Palace Hotel de Beijing. Mejor dicho,
en la vereda de enfrente de ese hotel, donde había un puesto
de verduras. Desde la ventana de mi habitación observaba,
cotidianamente cuando me levantaba religiosamente a las
6.30 a trabajar, a un hombre. A esa hora, él también comen-
zaba sus tareas. A la tarde, cuando yo regresaba al hotel, me
encontraba con ese mismo hombre atendiendo el puesto. La
escena se repetía día a día, incluidos sábados y domingos. El
señor estaba firme. Siempre.
Tanto me llamó la atención, que comencé a ir cada vez más
tarde a la noche y cada vez más temprano a la mañana, para
ver si alguna vez no lo veía.
Periodista: -¿Y?
RLM: -Y estaba siempre. Tan fuerte fue la impresión, que
llegué a creer que ni dormía. Y la persona que me acompa-
ñaba, el traductor, me dijo: “por qué se asombra. Hace cinco
años que no veo a mi familia. Yo trabajo los siete días de la
semana y nunca tuve vacaciones”.
Periodista: Tu traductor te ratificó que el dueño del puesto de
verduras frente al Palace Hotel de Beijing no era una excepción
en esa China que había adoptado con fervor el capitalismo.
RLM: Pero entendámonos. A las 6.30 estaba trabajando, y
a las 23.30 también estaba trabajando. Era una cosa de locos
que me shockeaba.
A medida que pasaban los días el comportamiento de
ese verdulero se transformó en una obsesión. Nunca había
conocido a nadie que trabajara tanto. Me impresionó, pero
me permitió entender el crecimiento extraordinario de una
China que, años después, estudié en las planillas de cálculo.
Y eso me lleva a otra “obsesión” positiva que pude ver con
mis propios ojos en los ‘90.
Periodista: ¿Cuál?
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 123

RLM: En el año ‘94 me tocó ir a Corea del Sur a partici-


par de una reunión académica. En ese momento, el gobierno
de Menem estaba evaluando iniciar un proceso de integra-
ción con la OECD11. Se armó una delegación integrada por un
funcionario oficial, un empresario y un académico (yo). Nos
invitó Price Waterhouse, y se presentaron ponencias por el
tema impositivo y los paraísos fiscales. Todas cuestiones que
25 años después tuvieron una enorme importancia, cuando
se destapó el escándalo de los Panamá Papers.
Bueno, en esa reunión había coreanos, taiwaneses, singa-
purenses en la misma mesa que estaba un contador argenti-
no, especialista en impuestos. La discusión giraba en torno
al rol de la familia y la educación. Y estaban obsesionados
porque no sabían si un hijo del coreano iba a entrar a la Uni-
versity. Y los abuelos y tíos iban a hablar con él sobre la “ver-
güenza” que significaría para la familia si él fallaba.
Entonces el singapurense dijo: “yo vivo con mis padres
para que le hablen a mi hijo todo el tiempo”. Y el taiwanés
agregó: “nosotros también, tenemos contratados unos profe-
sores para que nos ayuden. Y los tutores y los chicos estudian
sábado y domingo, todo el tiempo”.
Mi reflexión fue: ¿Cómo vamos a competir con esta gente?
Es una cuestión cultural la obsesión que tienen los asiáti-
cos con el trabajo (el verdulero de Beijing), la educación (los
coreanos, taiwaneses y singapurenses de Price Watherhou-
se) y con el aprendizaje de idiomas.

***

La noche del 3 al 4 de junio de 1989, el Ejército chino re-


cibió la orden de dispersar (sin especificar metodología) las
masivas protestas -lideradas en principio por estudiantes-
que llevaban casi siete semanas en la plaza de Tiananmén,
en Beijing. Y donde hubo manifestaciones de hasta un millón
de personas -la mayor de la historia en China durante la era
11 OECD: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
124 DANIEL OLIVERA

comunista-, en medio de un ambiente festivo y pacífico. La re-


presión contra los manifestantes que exigían más libertades
y el fin de la corrupción fue de una brutalidad desmesurada.
A más de 30 años, el gobierno chino nunca ventiló la cifra real
de muertos y heridos. Según las diversas fuentes, pudieron
ser cientos o miles. Las revueltas comenzaron a modo de con-
memoración por la muerte, en abril de 1989, de Hu Yaobang,
ex secretario general del Partido Comunista Chino, que había
sido “purgado” en 1986 por criticar las insuficiencias de las
reformas económicas encaradas por Deng Xiaoping. Procura-
ba reformas aún más grandes y profundas hacia una econo-
mía de mercado.
La llamada “masacre de Tiananmén” bien pudo haber alte-
rado el rumbo del liderazgo comunista en China.
Periodista: ¿Cuál es tu análisis, después de haber estudia-
do en el terreno todo el proceso, o por lo menos hasta bien
entrada la década del ‘90?
RLM: -La versión siempre difundida como “verdad oficial”
por parte de la cúpula china, es poco sólida. Sostiene que
estos grupos rebeldes de estudiantes habían estado mucho
tiempo en la plaza, por la muerte de Hu Yaobang, que era un
ex secretario del Partido Comunista, con una mentalidad “de-
masiado” aperturista.
La realidad es que los jóvenes -estudiantes y buena parte
de la elite más joven de China- reclamaba por más libertad.
Y eso era inaceptable para la cúpula del PCCh. Todo hay que
ponerlo en contexto, porque los hechos sucedieron hace más
de 30 años. Y una de las cuestiones a considerar es que los
estudiantes “rebeldes” eran la elite de China y lograban con-
vencer a todo el mundo con sus argumentos. Por eso, para
reprimir trajeron al 28° cuerpo del Ejército chino. ¿Por qué
eligieron a esa fuerza? Porque justamente no hablaban el
mismo idioma (en Beijing se usa el chino-mandarín) que ha-
blaban los estudiantes. De esa manera no pudieron entablar
ninguna negociación. No hubo lugar para el diálogo.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 125

Fue así como los suboficiales y tropa del 28° cuerpo de Ejér-
cito entraron por arriba y abajo, los estudiantes se asustaron y
trataron de resistir, ahí empezaron a “hacer hablar” a las ame-
tralladoras. La situación se le escapó de control al ejército.
Lo otro a tener en cuenta que quien gobernaba China en
ese momento era un hombre al que todos le tenían “terror”:
se llamaba Li Peng (fue primer ministro chino entre 1987 y
1998 y murió a los 93 años en 2019) y él fue quien dictó la ley
marcial que le dio marco “legal” a la represión. Pero atención,
tuvo el visto bueno de Deng Xiaoping, que era el líder supre-
mo de China, por esos días.
Lo único cierto, es que la represión de Tiananmén fue tan
brutal, que nunca más nadie se animó a algo así. Ahora, el
riesgo, es que las protestas de Hong Kong deriven en una so-
lución al estilo de la de Li Peng.
Periodista: Ese era un momento de un fenomenal despegue
de la economía china, que treinta años después la colocó a pe-
lear cabeza a cabeza con los Estados Unidos por el liderazgo
planetario.
RLM: -En el año ‘89, cuando pasó lo de Tiananmén, Chi-
na había tenido una crisis con inflación, pero uno veía una
transformación extraordinaria. Yo notaba ese proceso. Pero
la verdad es que nunca imaginé que iba a ser tan exitosa y que
podría sostenerse tanto en el tiempo.
Lo que ellos tenían en la cabeza era resultado de ver a Co-
rea del Sur (que le fue muy bien) y a Corea del Norte (que le
fue muy mal). Ellos comenzaron las reformas en el ‘78-’79, y
esa experiencia prevaleció hasta el 2000, más o menos, cuan-
do iniciaron otra etapa.
En mis viajes, los chinos siempre me daban el ejemplo de
la diáspora China. A Taiwan, a Singapur, a Hong Kong les ha-
bía ido muy bien con las reformas capitalistas. Advertían que
los únicos que habían fallado eran ellos. Entendieron que de-
bían (así de imperativo) hacer algo. Ellos miraban el modelo
Singapur como un modelo extremadamente exitoso.
126 DANIEL OLIVERA

Lo que nunca imaginé, fue la magnitud de crecimiento ex-


traordinario que tuvieron.
Crecieron 30 años al 10 %, y cada 7 años duplicaron el in-
greso. Siempre creí que iban a ser exitosos, pero no tanto. Lo
mismo me impresionó en Vietnam.
Y lo divertido, era que ninguno de los modelos que admi-
raban era marxista.
Periodista: ¿Hay alguna explicación a esa contradicción?
RLM: La única lógica marxista que sobrevive en China, es
que el PCCh es la vanguardia de la dictadura del proletaria-
do. O sea, la dictadura se impone y ellos son la elite elegida.
Ellos entienden que llegaron a esa posición a través de la he-
rramienta del Partido Comunista, pero ninguno cree en los
argumentos marxistas para manejar la economía.
Lo mismo me pasó en Vietnam. Ningún académico vietna-
mita usaba el discurso marxista, eso no funcionaba. Al con-
trario, sus argumentos eran exageradamente pro mercado.
Muy ortodoxos, tanto en Vietnam como China.
En Vietnam hay una economía tan capitalista, que es difícil
imaginar algo así en América Latina. Todo el mundo trabaja,
vende, produce, nadie hace mendicidad. Todos trabajan como
locos. Las dos veces que viajé -en 2011 y 2018- quedé impac-
tado. La segunda vez, en Saigón, quedé anonadado porque
me sumergí en un verdadero emporio capitalista.
Había momentos en que me agobiaba la voluntad de tra-
bajo que tenía ese pueblo. Era una cosa muy increíble. Era im-
pensable cincuenta años atrás que serían los más mercantiles
y productivos del planeta. Y hoy lo son.
Basta llegar a Singapur y observar la belleza arquitectóni-
ca, el lujo de los hoteles. Todo eso resulta increíble para los
occidentales.
Ese país, en 1970 era muy pobre y hoy es inmensamente
rico.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 127

Y acá tengo que hacer un “mea culpa”. En la década del ‘90,


en plena Convertibilidad, usé mucho los ejemplos asiáticos
para explicarle a los argentinos cómo respondía un modelo
exitoso. Pero después del 2000 fui abandonando esa prédica.
¿Por qué los usé menos? No tengo una buena respuesta…
Supongo que viví muy obsesionado por las atrocidades de
Cuba, Venezuela y Nicaragua, y no supe intelectualizar lo de
Hong Kong, Singapur, Corea. A lo mejor no hice lo que debía
hacer, que era usar más intensivamente esos ejemplos.
En la primera y segunda década de este siglo estuve muy
obsesionado por el tema del euro, la crisis griega, la proble-
mática europea. Me pareció que era más fácil de entender
que la cuestión asiática. Pero no estoy seguro de que fuera lo
más inteligente.
Periodista: No te quiero absolver de tus “pecados”, pero pa-
rece una falta menor la tuya, al lado de los fracasos que viene
acumulando (incluido el de la Alianza que te tuvo como mi-
nistro) la Argentina en los últimos 30 años. Vos siempre decís
que la reforma encarada por el gobierno de Carlos Menem,
con la asistencia de Domingo Cavallo como súper ministro de
Economía, nos dejó lecciones sobre lo bueno que se hizo y no
se profundizó, y sobre todo los errores cometidos que dejaron
enseñanzas que deberíamos capitalizar.
RLM: -Para que la Argentina sea viable, necesita de tres
pilares: inversión, empleo genuino (no planes o subsidios) y
crecimiento de la productividad. Y cuando propongo revisar
los ‘90, es porque estoy convencido de que podemos apren-
der de lo que acertamos y de lo que nos equivocamos.
Propongo revisar la historia pensando en el momento ac-
tual, en el presente.
¿Cómo fue la crisis previa? ¿Cómo tuvo lugar un retroceso
tan estrepitoso de nuestro PBI “per capita”?
Antes de la Segunda Guerra Mundial, la Argentina tenía un
PBI que era de alrededor del 85% del PBI de Alemania.
128 DANIEL OLIVERA

En 1990, cuando tras la caída del Muro de Berlín se reu-


nifican las dos Alemania, nosotros teníamos un PBI que era
apenas el 30% de la Alemania unificada.
Por un lado, están ellos (los alemanes) que fueron arra-
sados por la guerra más cruenta de la historia y después por
la división artificial producto de la Guerra Fría. Por el otro,
estamos nosotros (perdimos una guerra, Malvinas, pero ésta
no fue ni el 1% de la de Alemania), que retrocedimos para
quedar en apenas un tercio de ellos.
Periodista: ¿Cuál es tu diagnóstico? ¿Qué sucedió?
RLM: -Muy sencillo. Tuvimos muy bajo crecimiento has-
ta 1980 y una caída significativa del ingreso “per capita” en
la década del ‘80. Ahí Argentina cayó un 25%. Era un récord
internacional en el ranking de retrocesos, hasta que llegó Ma-
duro a Venezuela y rompió todas las marcas.
Maduro logró algo que nunca se había conseguido. Que
los venezolanos vieran caer su nivel de vida en un 80%, en
menos de una década. Eso nunca había pasado ni en países
asolados por una guerra.
Pero volvamos a la Argentina. En la década del ‘80, la caída
de la inversión “per capita” fue del 70%. ¿Cuál era la convic-
ción que había en 1989?: “Mañana será todo peor”. Había una
canción de Cacho Castaña que relataba con una precisión me-
ridiana cómo era la Argentina de ese momento. “¿Qué te ha
pasado Argentina?”, decía. Era la sensación de que el mundo
se acababa.
Es por eso mismo que se hicieron las reformas de los ‘90.
La única razón verdadera es que se hicieron porque no había
otro camino.
La inflación había sido entre 1945 y 1974 del 27%. Y si
medimos la inflación argentina entre 1890 y 1945, tuvimos
menos inflación que Estados Unidos y además crecimos más
rápido que ellos.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 129

Pero, la inflación que había sido de casi 30 % en 30 años


pasó a ser, después del Rodrigazo en 1975, de 3 dígitos. Así
fue como tuvimos una mega inflación durante 15 años y des-
pués para rematarla tuvimos dos hiperinflaciones.
Las hiperinflaciones se dan en países que están en guerra.
Nosotros tuvimos dos y las tuvimos en tiempos de paz. Es un
fenómeno casi inexplicable porque esto implica la destruc-
ción del Estado.
Y repito, nosotros tuvimos dos hiperinflaciones.
La primera fue en julio de 1989 vs julio del 88 que fue de
5000%. La segunda fue en marzo de 1990 cuando fallan los
primeros planes de Menem y alcanza el 21000%. Era estre-
mecedor.
Ahí está la respuesta a uno de los interrogantes (“¿Cómo
pudieron pasar las reformas de Menem y Cavallo?”) que se
plantean cuando analizamos la Argentina de 30 años atrás.
En el 89 yo todavía trabajaba como consultor en Monte-
video, mientras era economista de la campaña de Angeloz.
Y cada vez que volvía de un viaje, preguntaba: ¿cómo van las
cosas? Y mis amigos del Banco Central me respondían:
Hoy voy a decretar feriado
¿Pero por qué?” les insistía yo.
Porque la única forma que tengo de parar esto es que los
bancos estén cerrados. me contestaban.
Y ¿qué vas a hacer pasado mañana?”, les repreguntaba.
Ahhh, eso no no sé. Yo solo quiero que no explote mañana,
me contestaban con un aire resignado.
Ese era el clima en el que vivimos los argentinos. Colap-
sábamos. Se derrumbó la inversión “per capita”, pasamos de
una mega inflación a una hiperinflación y se produjo un ab-
soluto y total descalabro productivo. La crisis de la seguridad
social fue generalizada. Se acumulaban deudas impagas entre
el estado federal, las provincias, las intendencias de tal mag-
130 DANIEL OLIVERA

nitud, que los proveedores sabían que nunca cobrarían sus


deudas.
De fondo estaba una fenomenal crisis energética. Como
economista de la campaña de Angeloz era muy difícil expli-
carle a la gente por qué pasaba lo que pasaba, entre otras co-
sas, porque se nos apagaba la luz en todos lados.
Delante de cada banco había un generador porque se cor-
taba la luz. Pero no un rato. No, había cortes en la línea de
transmisión de Yacyretá. No había potencia. Los cortes eran
un símbolo de una situación económica terminal.
Se inventó el plan Bonex. A la gente que depositaba su di-
nero a siete días le dijeron: “te vamos a pagar a diez años” con
un bono que ni Dios sabía si podríamos responder por él en
algún momento.
Habíamos “defaulteado” la deuda. No teníamos sistema fi-
nanciero, ni mercado de capitales, ni acceso al crédito.
Por eso entender el problema que tuvimos en 1989-1990
nos ayudaría a entender lo que tenemos que hacer hoy en
2020. Y por eso, también, las reformas eran la única salida.
Periodista: -¿En qué consistió la reforma de Menem-Cavallo?
RLM: -En 1990 había que hacer dos acciones, no muy dife-
rentes a las que hay que hacer hoy, en 2021.
Había que organizar la economía para regenerar las acti-
vidades productivas. Y para eso se necesitaba (y se necesitan
hoy) tener reglas claras. No podía haber discrecionalidad.
Y lo segundo, había que estabilizar los agregados macro-
económicos. En buen romance, no podíamos seguir al 1000%
de inflación. Lo mismo que hoy, en 2020, nadie cree que po-
demos seguir al 50 o 60% de inflación anual.
Periodista: ¿Cuál fue la clave para estabilizar una economía
totalmente descalabrada como era aquella?
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 131

RLM: -Miramos la experiencia de Carlos Pellegrini en


1890. Él, por entonces, hizo la “caja de conversión”. Y Menem
y Cavallo hicieron la ley de Convertibilidad.
Muchísima gente creyó que la Convertibilidad la habían
traído de afuera. No. Nosotros, los argentinos, ya lo habíamos
hecho en 1890. Solo hay que estudiar la historia. Ahí está
toda la explicación.
La ley de Convertibilidad tenía tres principios básicos: 1)
una regla nominal (ahí se podía elegir, ya sea los agregados
monetarios, el tipo de cambio, gasto público, o el que uno
quisiera), que fue el tipo de cambio. Y esto implicaba que, si
se elegía el tipo de cambio, las demás variables tenían que
ser flexibles. Y si, por ejemplo, los precios internacionales se
venían abajo, los niveles de vida de la población tenían que
bajar. No había escape.
Y para ser honesto con los hechos históricos, cuando Cava-
llo me consultó a principios de marzo del ‘91 qué me parecía,
yo le dije: “yo no lo haría. Porque si tenemos un shock adver-
so, ¿cómo hacemos?”
Lo que nunca imaginé, es que el shock adverso me tocaría
a mí, una década después con De la Rúa como presidente de
la Alianza.
El principio dos era: no violar las reglas. ¿Y cómo era la
regla?: no se podía emitir si no teníamos reservas. Eso impe-
día darle préstamo al Estado o al banco. La Argentina tenía
no solamente el problema del Estado, sino también el de los
bancos. No había lugar para la emisión inorgánica y eso le dio
viabilidad y consistencia a todo el programa.
El tercero principio básico fue la fijación de la paridad “un
peso, un dólar” por ley del Congreso. Esa fue una jugada clave
(creo que Duhalde todavía no lo entendió y eso que pasaron
más de 30 años) que logró anclar las expectativas. ¿Por qué
se hizo eso? Muy simple: la devaluación es como la infideli-
dad. Si usted avisa no es infidelidad, es complicidad.
132 DANIEL OLIVERA

La devaluación se puede hacer si sorprende a la gente, si


no lo sabe. Si la gente lo sabe, nadie la espera en pesos. Eso es
sentido común.
¿Y cuál era el atributo que le daba credibilidad a la Conver-
tibilidad?: que nadie sabía cómo salir de ella.
Si hubiéramos querido salir de la Convertibilidad como
salieron -de un tipo de cambio atado al dólar- los alemanes,
los japoneses o en Singapur (porque el tipo de cambio ameri-
cano era una moneda obesa, ineficaz y que nadie quería), era
fácil: teníamos que ordenar nuestras cuentas como ellos sí lo
hicieron a lo largo de muchísimos años.
El problema es que a nosotros siempre nos gusta ir para
el lado incorrecto. Nosotros hicimos como los gordos que se
engañan a sí mismos con mil artilugios, porque a los argen-
tinos nos encanta -en términos metafóricos- vivir en la hipe-
robesidad.
Un amigo mío siempre decía (yo tengo una colección de
amigos gordos): “los gordos odiamos la balanza, la balanza
nos deprime”.
Y entonces, ¿cómo querés que nos midan si no es con la
balanza?, lo interrogaba.
Y él contestaba: “con la ropa. Si me ajusta el saco estoy
bien, si no me ajusta estoy mal. Y una vez me confesó que
usaba sacos elásticos, para que nunca llegara la hora de la
verdad.
Bueno, nosotros, los argentinos, somos como los gordos o
los obesos mórbidos.
Así fue como 10 años después probamos con salir de la
Convertibilidad por la “puerta” incorrecta y todo voló por los
aires. Fue tal la destrucción, que nuestro PBI se destruyó en
más del 20% y los índices de pobreza treparon al 60%.
La gran lección fue que siempre, pero siempre, se puede
destruir todo, aún un “edificio” (la Convertibilidad) que nos
permitió tener una década de estabilidad.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 133

Poder destruir siempre es posible. Lo que sí, eso no es in-


teligente.
Periodista: -Volvamos al 27 de marzo de 1991, cuando el
Congreso aprueba la ley 23.928, conocida desde ese momento
como Ley de Convertibilidad. ¿Qué pasó para que las cuentas
fiscales se acomodaran?
RLM: -Si vemos en retrospectiva lo que pasó, fue que se
logró un rápido balance de las cuentas fiscales.
¿Y cómo se logró poner en orden las cuentas fiscales?
Porque se privatizó masivamente. El imperativo de la hora
era ajustar el sector público.
¿Y por dónde se hacía ese ajuste? Todos sabíamos que ese
gobierno (y tampoco ningún otro) puede “sacarse de encima”
millones de empleados públicos y jubilados.
¿Cuál era la solución entonces? Eliminar el déficit de la
multitud de empresas públicas que la Argentina había ido
acumulando a lo largo de los años. ¿Y cómo se eliminaba ese
déficit? Transfiriendo las empresas públicas al sector priva-
do. No había otro camino.
Periodista: -O sea, la receta que vos presentaste en abril del
‘89 como jefe de campaña de Angeloz. Lo paradójico del caso,
es que Menem que llegó al gobierno prometiendo revolución
productiva y salariazo, terminó adoptando –en sociedad con
Cavallo- tu receta privatizadora.
RLM: -Siento que ese debate intelectual –podemos llamar-
lo así- lo ganamos. ¿Por qué creo que lo ganamos? Porque la
experiencia del euro -que se dio en paralelo con la nuestra- es
como la experiencia de la Convertibilidad.
Y si hubiera estado mal hecho, nadie hubiera sostenido al
euro. En cambio, todos los países de Europa sostuvieron la
moneda única: los irlandeses, los portugueses, los españoles
y los griegos. Estoy mencionando a países que tenía econo-
mías muy maltrechas y que tuvieron que hacer sacrificios
134 DANIEL OLIVERA

desmesurados, respecto a lo que era necesario hacer en la


Argentina, para ajustarse a los patrones del euro.
Eso demuestra que si nosotros hubiéramos tenido más se-
riedad y perseverancia en hacer los deberes que nos exigía la
Convertibilidad, hubiéramos tenido muchos años de estabili-
dad, no sólo una década.
Es muy fácil decirlo con “el diario del lunes”, pero los ar-
gentinos ya sabemos que el camino que seguimos nos llevó
a una catástrofe. El camino era el otro. El que siguieron los
países que se ataron a la disciplina que exigía el euro.
Y no digo esto para hacer una reivindicación personal. En
un punto voy a citar a Perón, cuando a su regreso a la Argen-
tina dijo: “ Yo estoy descarnado”. El tiempo pasó y si vuelvo al
tema es para que no repitamos los errores. Para aprender de
la experiencia.
Periodista: -Insistís con la idea de que Argentina erró el
rumbo. ¿Cuáles fueron esos “errores”?
RLM: -¿Dónde estuvo la falla?: en dos cuestiones muy bá-
sicas.
La primera fue que la inflación de los primeros dos años
(‘91-’93) permaneció muy por encima de lo que debería ha-
ber estado. Eso fue por una cuestión política básica: Menem
quería -y tenía para mantener así el liderazgo ante la socie-
dad- ganar las elecciones, las del 91 y las del 93. Entonces
actuó con más flexibilidad de la que el régimen de la Conver-
tibilidad lo permitía.
Volviendo a la analogía de los gordos: si usted tiene que
bajar de peso y se pega una “panzada” antes de iniciar la die-
ta, ésta tendrá que ser más severa. Lo que usted engordó al
principio es lo que tendrá que adelgazar al final.
Por eso todo se hizo más duro y exigente a medida que
avanzábamos en el tiempo.
La segunda cuestión que dio una señal de alerta (y yo
siempre me quejaba por esos años) era la tasa de interés. El
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 135

mejor indicio de que una economía funciona es la tasa de in-


terés. Cuando esta es “extravagante”, es porque la economía
va mal.
La cuestión era (en ese momento y lo podemos tranqui-
lamente aplicar a este presente del 2021) poder estabilizar
la economía sin recurrir a tasas extravagantes. El problema
que tuvimos tres años seguidos (‘91-’92-’93) con una tasa de
interés que permaneció en niveles muy altos.
Eso quería decir (la economía también tiene su traducción
al lenguaje) que no estábamos haciendo el esfuerzo necesa-
rio. Lo marcaba la inflación y lo marcaba la tasa de interés.
Eso es lo que le decía a Cavallo: “no importa si tienen con-
fianza en vos como ministro. Lo que importan son los indica-
dores objetivos”: la inflación era más alta de lo que debía ser,
la tasa era más alta.
La regla era esa. Y al no cumplirla, todo el programa se fue
distorsionando.
Periodista: -Si la Convertibilidad sobrevivió una década, ha-
brá tenido éxitos importantes. ¿O no?
RLM: -Si claro. Ya destaqué la decisión de privatizar mu-
chísimas empresas públicas. Luego se hizo una gran refor-
ma tributaria. Sólo quedaron cinco impuestos, básicamente:
IVA, Ingresos Brutos, el Impuesto Interno, Combustibles y los
Aranceles. Se eliminó el impuesto a los Ingresos Brutos en la
cadena agropecuaria e industrial, los impuestos a las expor-
taciones, y por supuesto se eliminó el impuesto inflaciona-
rio. Esto último fue muy importante, diría que decisivo, para
mantener el plan con alta aceptación de la sociedad como el
que tenía en aquellos años.
Pero para bajar el impuesto inflacionario y el que se apli-
caba a las exportaciones, el fisco tenía que resolver sus pro-
blemas, ya que dependía de esos dos impuestos.
Y ahí vino otro dilema. Cuando se tomó la decisión de ba-
jar impuestos, todos sabíamos que el paso siguiente sería re-
136 DANIEL OLIVERA

cortarles fondos a las provincias, les gustara o no a los gober-


nadores. La otra alternativa era bajar el gasto.
Había que elegir el menos desagradable. Así fue como Me-
nem y Cavallo eligieron hacer a través de un acuerdo político
que se llamó “pacto fiscal”.
Pero adónde fracasó el programa: en que no se logró bajar
la evasión tributaria en una porción significativa del sector
productivo. Durante todos los ‘90 persistió un nivel muy alto
de informalidad. El gobierno trató de cobrar un alto impuesto
laboral a las pymes (aunque más bajo que antes) y no se pudo
lograr ese objetivo.
Esto dejó una enseñanza que ojalá se capitalice. Hacer una
reforma impositiva requiere de bajar los impuestos al traba-
jo. No funciona de otra manera. Y eso nos lleva otro punto
crucial: y es que la Argentina de los ‘90 -y la del 2020- nece-
sitaba (y necesita) de una reforma laboral grande.
En ese momento el ministro de Trabajo, Armando Caro Fi-
gueroa, hizo una reforma importante, pero a todas luces fue
insuficiente para lo que se necesitaba.
Cuando uno mira y compara los números fiscales y las re-
gulaciones laborales de esa época, eran más generosas de lo
que fueron antes y después. Pero el problema es que la Con-
vertibilidad ponía un nivel de exigencia extraordinario. Y se
necesitaban reformas extraordinarias.
Es decir: el sistema era mucho mejor que el de antes de
la Convertibilidad, pero sólo si hablamos de controlar la in-
flación. Pero el problema estaba en que la Convertibilidad
era en sí mismo un régimen tan exigente que requería una
performance mejor que la de Estados Unidos. Esa la clave del
éxito.
Recuerdo, qué en noviembre de 1992, cuando Bill Clinton
ganó la elección en los Estados Unidos, en la tesorería argen-
tina se brindaba “con champagne”, porque decían: “si con los
republicanos ya teníamos margen, ahora que viene éste que
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 137

tiene una vida disipada, nos va a dar más margen”. Y nos tocó,
por desgracia, el presidente de los Estados Unidos (Clinton)
más disciplinado en materia fiscal y monetaria.
Periodista: -Una de las reformas más controversiales fue
el traslado a las provincias de la Educación y la Salud. ¿Cómo
evaluás esa reforma?
RLM: -En la lógica de la reforma, se trasladó a las provin-
cias Salud, Educación y Acción Social. La lógica era mejorar
administrativamente la cuestión de salud y educación, pero
sobre todo mejorar la representación política.
¿Cuál era el problema de manejar una escuela de Catamar-
ca o Chubut desde Buenos Aires? Que nadie podía reclamar
nada.
Pero, más allá de las buenas intenciones, no resultó efec-
tiva. Los gobernadores se financiaron con la coparticipación,
y la sociedad siguió sin poder reclamar ante un interlocutor
válido.
En mi caso, hubiera municipalizado, por lo menos, parte
de la atención primaria de Salud y Educación. Porque es la
figura del intendente la que está todo el día al frente de los
ciudadanos. Si ese intendente no provee con eficiencia los
servicios de educación y salud, lo linchan en una semana.
En cambio, el gobernador resulta inaccesible para cualquier
ciudadano de cualquier pueblo del interior de una provincia.
Casi tan inalcanzable que un presidente. Hay que recordar
que la estabilidad amplió enormemente, en términos reales,
los ingresos de las provincias.
Periodista: -O sea que aquí Menem y Cavallo se quedaron
“cortos”. ¿Y qué pasó con el gran agujero negro: el de la segu-
ridad social?
RLM: -Para cuando se puso en marcha la Convertibilidad,
teníamos tres problemas con la seguridad social: el “pasado”,
el “presente” y el “futuro”.
138 DANIEL OLIVERA

El pasado, porque el presidente Alfonsín firmó un decre-


to (el famoso DNU 2196/86 por el cual se suspendieron las
liquidaciones de sentencias por cinco años) que decía que la
Argentina transitaba por un período de emergencia previsio-
nal. La traducción literal era que no se podían pagar las jubi-
laciones ni las pensiones, tal cual lo marcaba la ley. Es decir,
a partir de ese momento el sistema previsional acumuló deu-
das impagas con millones de jubilados y pensionados.
La Corte Suprema le contestó a Alfonsín que, por decreto,
no se podía dejar de pagar lo que correspondía pagar. El go-
bierno de Alfonsín dijo -con lógica: “no tenemos los recursos,
¿qué hacemos?”
Entonces se empezaron a acumular deudas enormes con
los jubilados y hubo millones de juicios reclamando porque
no se pagaba lo que establecía la ley.
Ese era el problema del “pasado”: había que consolidar
esa deuda. Esa fue una de las herencias más pesadas que Al-
fonsín le dejó a Menem.
Periodista: Revisar el pasado es un ejercicio fascinante, por-
que vamos recordando sucesos que a su vez nos llevan a otros
que tuvieron gran impacto en la sociedad.
RLM: -Tal cual. La verdadera explicación que nunca se ani-
maron -ni Menem ni Cavallo- a dar de por qué vendimos YPF,
fue que la privatizaron para poder pagar la deuda a los jubila-
dos que se venía arrastrando desde el DNU de Alfonsín.
La verdad histórica es que pagamos la deuda a los jubila-
dos con las acciones de YPF.
Tal vez de esa manera toda la sociedad del 2021, pueda
comprender mejor como sucedieron los hechos hace treinta
años atrás.
Periodista: -Nombraste la carga del “pasado” que debieron
afrontar Menem y Cavallo. ¿Qué sucedió con “el presente” y el
“futuro”?
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 139

RLM: -El segundo problema con el que debía lidiar el pro-


grama de Convertibilidad, era con el presente: con el régimen
previsional vigente en 1991, no se podía pagar la extraordi-
naria deuda acumulada con millones de jubilados.
Y el tercer problema era exactamente el mismo que tene-
mos ahora, treinta años después: el futuro. Las expectativas
de vida se van alargando. No se puede trabajar y aportar 25
años, para estar jubilado 30 años.
No dan las cuentas. La regla es histórica. Cuando Roose-
velt (Franklin Delano) inventó el sistema de seguridad social
norteamericano en la década del ‘30, la gente se jubilaba a los
65 años y la expectativa de vida también era de 65 años. Era
un milagro si las personas sobrevivían más allá de los 75/80
años.
En los últimos noventa años, y con el avance fenomenal de
la ciencia y el progreso las expectativas de vida se alargaron de
manera dramática. Es imposible pretender que contribuyendo
25 años alguien pueda vivir jubilado durante 35 años. No hay
sistema en el mundo que aguante esa proporcionalidad.
En Francia, por ejemplo, Emmanuel Macrón, que es un lí-
der muy inteligente, instaló un gran debate al plantear que,
así como está, el sistema de seguridad social francés es in-
viable.
Y lo más increíble, es que en el sistema francés hay que
aportar 42 años para acceder al beneficio. En la Argentina no
podría jubilarse nadie. ¿Y cuál es argumento? Que la expecta-
tiva se alargó y que hay que corregirlo. Lo van a corregir a lo
largo de 30 años. Porque esa es otra lección, las reformas se
hacen a largo plazo.
¿Qué sucede en la Argentina de hoy? Un monotributista
paga 600 pesos por mes y pretende ganar 11.000 pesos cuan-
do se jubila.
No necesito hacer la cuenta: no hay magia. Ahí tienen que
hacer la corrección. Hay que ir hacia un régimen donde la
140 DANIEL OLIVERA

gente se jubile a los 70 años y con 40 años de aporte. Y otro


gran problema es que hay gente que no aporta y se jubila,
y hay gente que aporta mucho menos de lo que cobra como
jubilado.
Periodista: -Inexorablemente te adelantás en el tiempo y
aparecés en el 2021. Volvamos a la Convertibilidad y a la re-
forma previsional que se llevó adelante durante el gobierno de
Menem.
RLM: -La reforma de las AFJP (Administradoras de Fondos
de Jubilaciones y Pensiones) fue sancionada por el Congre-
so en setiembre del ‘93 y arrancó efectivamente en julio de
1994. Representó un cambio muy grande en ese entonces,
porque se quiso resolver el “pasado”, el “presente” y crear un
“futuro” más atractivo que el que tenían los argentinos hasta
ese momento. El sistema básico era que hubiera correspon-
dencia entre el ahorro que uno hacía y el que retiraba.
El sistema tenía tres pilares: una jubilación mínima para
todo el mundo. Otra jubilación que se ajustaba por lo que uno
aportaba, y otra adicional si hacia aportes voluntarios. Siem-
pre creí que ése era el mejor sistema.
Periodista: -Como siempre, lo que en teoría debería funcio-
nar se fue desvirtuando en el camino.
En el inicio (en 1994) había 26 entidades (AFJP) en el
mercado. Para 1999 quedaban sólo 14, que tenían 7.2 millo-
nes de afiliados, 3.5 millones de aportantes y fondos por unos
12.500 millones de pesos-dólar.
En el crac de 2001, las AFJP suscribieron -a instancias de
Cavallo, en el breve periodo en el que te reemplazó en el Mi-
nisterio de Economía de la Alianza -un “bono patriótico”, lo
que las convirtió en “acreedoras” de la deuda pública argen-
tina.
Para octubre 2008 (cuando CFK dispuso en final compul-
sivo del sistema de AFJP), muchos analistas sostenían que las
AFJP se habían apropiado de unos 10.000 millones de dóla-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 141

res en “comisiones”, mientas que otros 35.000 millones de


dólares habían engrosado las utilidades de las empresas, be-
neficiadas con las rebajas de los aportes patronales dispues-
ta en el 94 por Cavallo. Y que sólo unos 20.000 millones de
dólares habían ido a las cuentas de los afiliados al sistema de
capitalización.
Periodista: ¿Cuál es la verdad histórica?
RLM: -La verdad es que Cristina Fernández de Kirchner y
su gobierno nos robó a todos. Nos confiscaron los ahorros. Y
acá voy a hablar en primera persona y a contar mi caso, por-
que es un caso “testigo” y muy ilustrativo.
Me robaron todo lo que tenía. En total yo aporté al sistema
previsional argentino durante 40 años. Fui uno de los millo-
nes que creyó en el país y por lo tanto hice aportes importan-
tes para seguridad social, en mi cuenta personal.
Como la reforma fue en el ‘94, entonces tenía 22 años por
delante hasta que me llegara la hora de jubilarme. ¿Qué me
pasó? Cada año, del ‘94 en adelante, aportaba cifras que re-
presentaban tres o cuatro veces lo que me correspondía, para
que mi jubilación fuera la más alta posible. ¿Se entiende? Si
mi aporte normal debía ser 100, yo aportaba 400.
Y me robaron todo, porque me obligaron a volver al viejo
sistema y esa plata se perdió.
Es verdad que yo ahorraba en el sistema previsional por-
que ahí no me cobraban el impuesto al ahorro, y me daban
un seguro de vida, y si yo fallecía mi mujer tenía la jubilación.
Había ventajas. Y de eso se trata un sistema sano y regulado
por el mercado.
Pero no, los Kirchner me robaron todo. Y lo peor es que la
gente festejó ese robo. Fue casi como cuando la gente celebró
el default del 2001. Son reacciones que uno sólo las puede en-
tender desde la manipulación del relato que hacen los popu-
lismos.
142 DANIEL OLIVERA

Porque uno año antes -en 2007- cuando Néstor y Cristina


quisieron modificar el sistema y le ofrecieron a la población
la posibilidad de pasarse al sistema de reparto, no pudieron
seducir a la gente.
¿Entonces qué hicieron? Los violaron. Le robaron todo. No
es una cuestión menor porque fue el único país de América
Latina que le robó a los futuros jubilados.
Eso hizo que ahora, en 2020, es muy difícil persuadir a la
gente que ahorre para la vejez. Si lo que ahorró se lo robaron.
Por eso una reforma de ese tipo ya no la podemos hacer nun-
ca más. Pues entonces la vamos a tener que hacer más simple,
a la francesa. De manera mucho más brutal en términos de
simplificar el régimen.
Así fue la historia.
Lo otro que se hizo bien -en la Convertibilidad- y que im-
pactó en materia previsional, fue reestructurar la deuda. El
famoso Plan Brady. Se hizo una reestructuración de deuda
con proveedores a 16 años con seis de gracia. Eso permitió
también reestructurar la deuda con la seguridad social. Se
pagó lo que se debía, pero a diez años.
No fue un sistema perfecto, claro. Pero marcó un camino.
Y Lo último que se hizo fue consolidar las deudas con las pro-
vincias. A algunas provincias que no se les había pagado, se
les pagó. Y aquí es bueno detenernos en la historia, porque
surge una historia adentro de otra.
Periodista: -Sospecho que será una de las historias sobre la
que más insististe desde hace más de 20 años…
RLM: -Exacto, de esa consolidación de las deudas con las
provincias viene la historia interminable (como el famoso li-
bro de Michael Ende) de los fondos “extraviados” de Santa
Cruz. Qué, para hacer honor a la verdad, se los llevó “el mu-
chacho”.
Contar esa historia es muy ilustrativa. Pasaron muchos
años, pero tengo como un derecho de autor, porque fui uno
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 143

de los que más escribió esa historia de los fondos de Santa


Cruz.
Recuerdo que ante mi insistencia sobre el “extravío” de
esos fondos, me llamó un senador muy importante del justi-
cialismo -yo había trabajado con él cuando era un joven eco-
nomista de la Secretaría de Hacienda en el ‘75- para decirme:
- López Murphy, usted es un economista muy valioso. No
diga que “desaparecieron” los fondos de Santa Cruz. ¿Cómo
va a “desaparecer” ese dinero? No es posible…
- Bueno -le respondí-, pero no los encuentro. Toda mi vida
he trabajado para consolidar un número fiscal, y los busco y
no los encuentro.
- Usted es un hombre de bien -me aconsejó en tono pater-
nalista -, necesitamos que a usted le vaya bien. No diga cosas
que no pueden ocurrir. Si usted sigue jorobando con esto, un
día le van a decir “idiota, toque F4 (sic) en la computadora y
ahí estarán”.
Y el tema siguió dando vueltas. En la campaña del 2003
me invitaban a los programas de televisión y me decían: “de
lo único que no podemos hablar es de los fondos de Santa
Cruz. Hablemos de la cultura, de la salud, de la economía;
pero no hablemos de los fondos de Santa Cruz” Era un tema
tabú. Entonces yo hablaba de cultura: “muy importante el
programa del Colón, pero habría que extenderlo al resto del
país. Siempre es muy importante llevarlo a las provincias…” Y
el periodista en cuestión me miraba aterrado, porque intuía
por dónde iría mi discurso. Entonces yo decía: “en algunas
provincias, como Santa Cruz, no se podrá hacer porque se
han llevado los fondos” (risas).
De lo único que quería hablar era de eso: de los benditos
fondos de Santa Cruz. Yo decía que había fuga de capitales.
Periodista: Te hago como en el 2003 y te saco del tema de
los fondos de Santa Cruz. Hacé un resumen de buenas y malas
de la Convertibilidad.
144 DANIEL OLIVERA

RLM: -En el activo de los años de la Convertibilidad hay


que poner a la cabeza la extraordinaria privatización de em-
presas públicas. Se vendieron activos por más o menos 30
mil millones de dólares. Lo que representó unos 10 puntos
del PBI. Para tener una dimensión del efecto que provocó, es
como si hoy en 2021, vendiéramos empresas del Estado por
50 mil millones de dólares.
Otro capítulo a analizar es el de las regulaciones. Ahí hubo
regulaciones buenas y malas. Se hizo muy buen trabajo en
energía eléctrica y gas. Y muy mal trabajo en peajes, en aguas
o en Aerolíneas Argentinas. Las regulaciones en los bancos
estuvo muy bien encarada.
En síntesis, fue muy heterogénea, hubo aciertos y errores.
Lo digo para aprender de la experiencia. Hoy, una de las
prioridades que debe afrontar el país, es poner regulaciones
adecuadas en energía, en aguas, en transporte, en peaje. No
pueden ser decisiones arbitrarias. No puede ser lo que le gus-
te al secretario de Energía o al ministro de Transporte. El pre-
cio tiene que ser el que corresponde, no el que al funcionario
de turno le guste.
Otro gran acierto de la Convertibilidad fue que la Argenti-
na arregló el sector externo. Argentina venía siendo un gran
fracaso. Nosotros que participábamos de alrededor del 2.5%
del comercio mundial habíamos descendido al 0,3%. Las ex-
portaciones habían bajado del 35% del PBI al 10%.
Sin dudas, los cambios fueron muy importantes.
Las exportaciones, por ejemplo, lideraron el crecimiento
durante buena parte de la década. Justo lo que necesitamos
ahora.
Se eliminaron los regímenes de control. Es muy impor-
tante recordar que por primera vez después de 40 años se
eliminaron los controles de precios y los controles de cambio.
Pero para ser justos debo decir que los cambios habían
comenzado en el gobierno de Alfonsín. En 1987, se elimina-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 145

ron todas las restricciones cuantitativas. Para que nos demos


una idea de lo que representa eso, en 2019 cuando Macri
dejó el gobierno, todavía mantenía activas 1.600 restriccio-
nes cuantitativas. O sea, en la Argentina había importaciones
prohibidas en 1600 rubros.
Planteo esto para entender el problema que tenemos por
delante.
Se logró poner en marcha el régimen del Mercosur, con sus
luces y sombras. Es cierto que hubo muchos sectores donde
no se reformó, como por ejemplo automóvil, papel, tabaco,
azúcar.
Se hicieron cambios muy importantes en muchos rubros
como seguros, granos, servicios portuarios, transporte. El
gran mérito fue que, en muchos casos, se hizo explícito el
marco regulatorio.
Se hizo una gran reforma en el servicio civil, se cambiaron
las leyes de presupuesto, de crédito público, de registración.
Otro punto a favor de la Convertibilidad fue la ley de inver-
sión pública. Todos los proyectos tenían que ser escrutados.
Periodista: -Pero esa ley fue sistemáticamente “gambetea-
da” por las diferentes administraciones que se sucedieron.
RLM: -Si hubiéramos aplicado y respetado esa ley, jamás
se hubiera construido la represa eléctrica de Rio Turbio. Ahí
gastamos dos mil millones de dólares y vamos a producir
energía en base a carbón. Por eso van a ir todos presos.
Y no teníamos carbón para quemar, y no sabíamos qué ha-
cer con las cenizas. Entonces hicimos unas cañerías para que
pase gas. Y la han inaugurado como diez veces y no funcionan.
Si malgastamos el dinero así, el país no tiene forma de cre-
cer. Y con evaluar el proyecto Río Turbio no se debería haber
hecho jamás. Como no se debería hacer el soterramiento del
ferrocarril Sarmiento.
146 DANIEL OLIVERA

El proyecto más disparatado que tiene la Argentina es me-


ter el tren Sarmiento en un túnel que va desde plaza Once a
Moreno. Eso es absurdo. Ahora reconocen que no se puede
construir, después de haber gastado fortuna en un proyecto
que siempre fue una locura.
Tan mal gastó su escaso dinero la Argentina, que hoy no
tenemos doble puente entre Resistencia y Corrientes y sí te-
nemos una central térmica en un lugar donde no hay com-
bustible, o pretendemos hacer un túnel de 60 kilómetros en
la Ciudad de Buenos Aires.
¿A alguien se le puede ocurrir que eso es sensato?
En síntesis, la reforma general fue insuficiente y gradual
si la comparamos con la de Paraguay, Bolivia, Chile y Perú,
pero vista en perspectiva fue una reforma grande para la Ar-
gentina.
Algo muy importante que no se logró cambiar, y que des-
pués fue parte de una “tragedia”, fue el régimen de adquisi-
ción estatales. El tema de los famosos “Cuadernos”. El único
lugar que ni esa administración (la de Menem-Cavallo en la
Convertibilidad) ni ninguna otra ha logrado entrar, es en la
ley de compras de las administraciones públicas.
La Mega causa “Cuadernos”, es el problema del nivel de co-
rrupción que alcanzo este país. Buena parte del poder empre-
sarial de la Argentina está mencionada en esos cuadernos.
Tengo un conocido que siempre me dice “gracias a Dios no
me alcanzaba la plata para pagar esas coimas. Porque si me
hubiera alcanzado, hubiera pagado y ahora estaría ahí (en la
causa “Cuadernos”)”. Y no porque este señor fuera corrupto,
sino porque si no pagaba no lo dejaban trabajar. Y como no le
alcanzaba, no lo dejaron. “Me salvé por eso”, me confesó.
Esa reforma (la de la ley de Adquisiciones Públicas) hay
que hacerla de una vez y para siempre. Lo de los “Cuadernos”
no puede pasar más, lo tenemos que entender todos.
Periodista: ¿Y en que fracasó la reforma?
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 147

RLM: El primer gran problema fue que no aumentó el aho-


rro. Argentina tiene un déficit de ahorro enorme. Y no se pue-
de aumentar porque seguimos con déficit.
A ver si se los puedo transmitir de manera inteligente.
El gran enemigo de la inversión es el déficit público. Los
dos usan ahorros. Usted puede elegir: hacer inversión o ge-
nerar déficit.
¿Qué hacen con el déficit? Se sacan bonos. Si usted tiene
bonos, por ejemplo, a un gobernador cualquiera le damos
100 millones de esos bonos. Ese gobernador va a ser rico
para su plan de gastos. Pero el conjunto de los contribuyentes
los tiene que pagar. El bono no genera riqueza. El que lo tie-
ne (el gobernador de turno) es rico, pero los demás son más
pobres porque van a pagar impuestos para financiar el bono.
Si en vez de bonos pusiéramos máquinas, seríamos más
ricos.
El gran enemigo del crecimiento es el déficit. Con el dé-
ficit están robando el futuro de nuestros hijos. Si ponemos
máquinas nos volvemos prósperos. Si ponemos bonos, nos
empobrecemos.
Si los argentinos entendemos esto, nos salvamos.
El otro punto crucial que la Convertibilidad no afrontó en
toda su dimensión fue la reforma laboral.
La reforma laboral la tendríamos que haber hecho en los
‘90 y hasta hoy está pendiente. Pasaron 30 años y nada. Hoy
hay que hacer una reforma pro Pyme y pro interior. Le tene-
mos que dar a las Pyme y al interior del país, capacidad de
competencia.
Para dar una pista: un contrato de locación de obra y ser-
vicios de lo que da el Estado. Las Pymes los primeros cinco
años contratan por obra y servicio (esta es la versión mode-
rada. La versión dura es “suprimamos el derecho laboral”, nos
guiamos por el derecho civil). En EEUU no hay derecho labo-
ral, hay derecho civil.
148 DANIEL OLIVERA

Eso es a elección. A mí me parece que la reforma más fácil


es crear un contrato de cinco años, con período de prueba y,
al cumplirse ese plazo, se evalúa el resultado. Creo que eso
crearía una enorme expansión del empleo en las pymes y en
el interior.
Ninguna gran empresa necesita la reforma laboral. Yo he
visitado las plantas de Siderca y Siderar, y no hay gente en las
plantas. Miles y millones de dólares en máquinas y no hay
gente, hay que buscarlas con anteojos. Son plantas mecaniza-
das, automatizadas, capitales intensivos. Las pymes usan mu-
cha mano de obra en la producción agropecuaria, industrial
y en los servicios.
Si entendiéramos que la reforma laboral es a favor de las
pymes y del interior, ese día saldríamos a flote.
Y el otro tema dramático para la Argentina es reconstruir
la confianza en el país. Y lamentablemente el final de la Con-
vertibilidad destruyó esa confianza. Y eso se tradujo en el fa-
moso “riesgo país”. O sea, todos los “deberes” que no se hicie-
ron en los años ‘90, se tradujeron en ese indicador.
Cuando baja la tasa de “riesgo país” se multiplican los ne-
gocios.
Voy a ser autorreferencial para explicar, a través de un he-
cho cotidiano, qué es el “riesgo país”.
Mi mujer, que tiene gran desconfianza de mis aptitudes
como conductor, plantea que yo “no tengo una gran ductili-
dad conductiva”, para decirlo en términos elegantes. Tal es
así, que está por retirarme el registro porque no quiere vi-
vir para pagar la prima del seguro que “mi imprudencia en
el manejo” puede ocasionar. Ella dice: “cuanto más pague de
prima de seguro menos nos queda para otras actividades. Si
te saco el manejo y baja la prima de seguro, nos queda un
montón de dinero para invertir”.
El riesgo país es como una gran prima de seguro. Y la Ar-
gentina de 2020 -a diferencia de los primeros años de la Con-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 149

vertibilidad- resulta tan onerosa como si yo chocara todos los


días. Vivimos para pagar ese riesgo y ese riesgo nos puede
hacer colapsar.
Alemania coloca sus bonos a menos 0,30% a diez años. O
sea, para comprar bonos alemanes hay que pagarle al tesoro
alemán. Por el costo de almacenaje de la plata: en vez de co-
brar, pagan. Nosotros pagamos un disparate.
¿Por qué Chile o Perú pagan un décimo de lo que pagamos
nosotros? Porque han creado instituciones para no hacer lo-
curas. Si logramos bajar eso, baja totalmente el esfuerzo que
tenemos que hacer. El esfuerzo de superávit primario. O sea,
lo que tenemos que ahorrar antes de pagar los intereses, de-
pende esencialmente de cual sea el “riesgo país”.
La deuda argentina es 50 puntos del producto. Si el riesgo
es 10, tenemos que tener un superávit primario de 5. Si el
riesgo es 1, necesitamos medio. Es decir, el futuro se juega
ahí. En bajar el “riesgo país”.
Por eso necesitamos un gobierno mayoritario, un acuerdo
que nos permita convencer a propios y extraños que la mejor
inversión son los bonos del tesoro argentino, que ni muertos
los vamos a dejar de pagar.
Necesitamos un Nicolás Avellaneda y su compromiso con
el futuro y su excepcional patriotismo.
Avellaneda, cuando construyo la Argentina moderna, para
persuadir a todos los que venían a invertir al país, decía. “tengo
una sola bandera, un solo honor y un solo crédito. Ahorraré so-
bre la sed y el hambre de los argentinos para honrar la deuda”.
Pero eso creo el boom de la Argentina a finales del siglo
XIX. Porque no había nada más seguro que prestarnos a no-
sotros. Esa fue una de las grandes diferencias entre la Caja de
Conversión de Pellegrini y la Convertibilidad, del liderazgo ar-
gentino de fin del siglo XXI y comienzos del siglo XXI. La con-
vicción política para poner al país en la senda del progreso.
150 DANIEL OLIVERA

Periodista: -Pero no se puede negar que la Argentina de la


Convertibilidad tuvo una gran transformación.
RLM: Totalmente de acuerdo. Argentina se adaptó a la
transformación del resto de América Latina, a la caída del
Muro de Berlín, al colapso del régimen colectivista, a la refor-
ma china, a la reforma vietnamita. A un mundo que se organi-
zaba bajo otras reglas. Y el país se adaptó.
Y fue así porque venía de una crisis muy profunda. En los
años ‘80 el PBI per cápita había caído 25%, la inversión per
cápita el 70%. Lo que hizo la Argentina, en realidad, fue un
proceso de adaptación y una gran transformación de sus ser-
vicios públicos, una gran modernización en comunicación,
electricidad, gas, caminos y puertos.
¿Por qué sucedió eso? Sobre todo, porque después de casi
45 años el país volvió a tasas de inflación de un digito. Eso le
permitió normalizar su sistema tributario, sus deudas con el
mundo, y sus deudas adentro del país.
Un gran saneamiento que desgraciadamente enfrentó cir-
cunstancias muy adversas en los ’90, que todavía no son bien
comprendidas.
Periodista: -Como la frase que acuñó el ex presidente Macri:
“pasaron cosas”.
RLM: -Tres cosas muy importantes pasaron: una gran caí-
da de los precios internacionales que exportábamos, una gran
devaluación en Brasil y un gran fortalecimiento del dólar en el
mercado mundial que siempre actuó como un gran chaleco de
fuerzas para nosotros. Cuando el dólar se devalúa, la Argenti-
na tiene aire. Cuando se reevalúa, la Argentina sufre.
Y el otro punto que nos jugó en contra, fue que con la Con-
vertibilidad y la estabilización económica surgió un optimis-
mo muy grande en un país pesimista.
Esa sensación de que “todo estaba bien” fue desmesurada.
En el sentido que no se veía con claridad la magnitud de
las tareas que faltaban, de las reformas que aún no se había
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 151

hecho. Quizás Cavallo lo veía y quizás la parte política del go-


bierno de Menem no. Siempre tuve la impresión que había
una subestimación de la magnitud de las reformas moderni-
zadoras que necesitaba la Argentina.
No se pudo ver que quedaban pendientes grandes refor-
mas en salud, en educación, en medio ambiente y de gober-
nanza federal.
Y por sobre todo en el programa de empleo público, don-
de no había reglas cuidadosas y podía ocurrir un descalabro
como el que efectivamente ocurrió después en el sistema pú-
blico y previsional.
Periodista: ¿Cuánto influyó, de manera negativa, la pelea
política entre Menem y Cavallo?
RLM: -Más que esa pelea, influyó la incomprensión de lo
que venía por delante. Tengo una interpretación que a lo me-
jor es equivocada porque yo no estuve ahí, en ese gobierno,
pero que me la fui formando de escuchar a un dirigente justi-
cialista que tuvo un rol importante en el menemismo.
Ellos se habían hecho la ilusión de que entraban en una
curva de crecimiento y que eso los haría hegemónicos sin ne-
cesidad de hacer barbaridades.
En realidad, con la Convertibilidad habían crecido mucho
hasta el ‘97 pero después en adelante, la situación de Brasil,
del dólar, la crisis asiática y rusa hizo que ese crecimiento se
diluyera.
Eso los llevó a tener una gran frustración. Sentían que ha-
bían hecho un esfuerzo enorme con las reformas realizadas, y
no veían –como compensación- un crecimiento espectacular.
Para ponerlo en claro, había tenido un crecimiento muy
grande, pero eso lo veían en el pasado, para adelante no per-
cibían un escenario parecido al de comienzos de los ‘90.
Y si bien es cierto que hubo conflictos entre Menem y Ca-
vallo, hay que recordar que también hubo uno muy serio en-
tre Menem y Duhalde.
152 DANIEL OLIVERA

Pero no me quiere concentrar en las cuestiones político-


personales. Para mí lo más grave es que el gobierno de Me-
nem (con Cavallo hasta su renuncia en julio del ‘96 y después
con Roque Fernández en el Ministerio de Economía) no logró
armar una doctrina modernizadora de su propuesta.
Y viceversa, en las fuerzas opositoras tampoco se había
consolidado una doctrina, porque la de lo que fue la Alianza
desde 1997, era muy débil e incipiente.
Periodista: -La sensación siempre fue que las peleas políti-
cas habían frenado el impulso de la Convertibilidad.
RLM: -No podemos negar que la reelección de Menem en
el ‘95 frustró el proyecto que tenía Duhalde para llegar a ser
presidente (en realidad lo demoró, porque él asumió ese car-
go el 2 de enero de 2002) y que eso llenó de tensión el segun-
do mandato de Menem (la crisis política que marcó el asesi-
nato en Pinamar del fotógrafo de revista “Noticias”, José Luis
Cabezas, fue un ejemplo). Y que esa enemistad entre Menem
y Duhalde favoreció las chances electorales de la Alianza en
el ‘99. Todo eso existió.
Pero sigo insistiendo en que el mayor déficit del menemis-
mo fue tener un diagnostico “débil” sobre la naturaleza del cre-
cimiento y la reforma que trajo aparejada la Convertibilidad.
¡Ojo!, que aún en países muy exitosos como Chile (obser-
vemos la crisis política y social que se abrió en 2019), el re-
sultado de estas reformas, no siempre resultó satisfactoria
para las sociedades.
No porque no se perciba, sino porque las aspiraciones que
estas reformas generan, hacen que la gente crea que vive en
Holanda o Dinamarca. Y en el caso de Chile, es un país de in-
gresos medios que ha salido de una pobreza muy grande y
tiene un sendero de crecimiento, pero también muchas cosas
que resolver en el camino.
Esas cosas que resolver son laboriosas, de largo plazo.
Por ejemplo, aun las mejoras educativas importantes influ-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 153

yen luego de varias décadas. Me parece que en la región hubo


cierta incapacidad general de percibir estos cambios.
Obviamente hay quienes sí tuvieron más capacidad para
verlos, como Chile, Uruguay, o Paraguay, y otros como Panamá.
Colombia, o Perú, que sólo tuvieron un desempeño bueno.
Periodista: -Pero en el fondo tu planteo es que América La-
tina en general y Argentina en particular, no supo aprovechar
la “oportunidad” que brindó el inicio de la globalización en el
primer lustro de los años ‘90.
RLM: -Tenemos una trampa. Cuando los precios de los re-
cursos naturales (los famosos “commodities”) son buenos,
América Latina es un fenómeno.
Ese concepto de vivir de los recursos naturales viene del
mundo hispano, de la colonización española. Es un concepto
demasiado perimido.
Hoy tenés que hacer énfasis en un mundo híper capitalis-
ta, y no en las tendencias nuestras que vienen de la herencia
indígena o española. Son tendencias tribales o corporativas,
que son pocos congruentes con las tendencias competitivas
del mundo del siglo XXI, el de la innovación.
Esa batalla cultural de la modernidad o aún de la post mo-
dernidad, no la pudimos ganar.
Periodista: -¿Por qué te invade el pesimismo en ese punto?
RLM: -No creo que los jóvenes hayan aprendido de la ca-
tástrofe que fueron y son Venezuela, Cuba, Zimbawe o Corea
del Norte.
Si no lees que esos modelos tribales, colectivistas son muy
fracasados… tenés abierto un conflicto que te hostiga.
Es lo que le sucede a Chile. Me cuesta entender por qué los
jóvenes no ven las catástrofes de Venezuela o Cuba. Entien-
do que no hayan visto el desastre de Zimbawe, que fue más
profundo que en Venezuela. O la horrible crisis de Corea del
Norte.
154 DANIEL OLIVERA

¿Por qué esos modelos no se ven? O el modelo de Putin y


Lukashenko12, dos gobiernos muy autoritarios que no tienen
en nuestra radiografía un reflejo cabal.
Periodista: -¿Por qué te opusiste a la reforma constitucional
del ‘94?
RLM: -Nunca creí que fuera un camino adecuado. Entendí
que Menem estaba lanzado a eso y Alfonsín creyó que era me-
jor una salida consensuada que algo irreparable, como una
reforma constitucional votada en una gran fricción. No estu-
ve de acuerdo con eso. Me pareció que fue un error.
A mí me parecía que el debate importante que teníamos
que dar, era el de perfeccionar las reformas económicas.
En mi caso entendía que esas reformas debían ir en una
dirección liberal, pero que también se podía haber ido en
la dirección que tomaron Felipe González en España o Tony
Blair en el Reino Unido, que fue en un sentido socialdemócra-
ta. O bien el rumbo que tomó la democracia cristiana alema-
na, que podía congeniar con el sector tradicional peronista.
Pero lamentablemente no fue así. Tomamos otro rumbo
equivocado. Fue una falta de lucidez sobre el mundo que ve-
nía, que era un mundo de mucha transformación tecnológica,
Me acuerdo que en la segunda mitad de los años ‘90 -en
mi rol de economista de FIEL- me invitaban a muchas ciu-
dades del interior de la Provincia de Buenos Aires, Córdoba,
Santa Fe, y Entre Ríos. Y yo siempre comentaba que empresas
como Amazon, Apple, Microsoft o Google iban a transformar
el mundo, y los liderazgos políticos y económicos de esas ciu-
dades me miraban como si fuera un marciano.
Mientras yo hacía hincapié en la falta de ahorro e inver-
sión, ellos (los liderazgos locales) seguían creyendo que el
estatismo era la única respuesta. Estaba muy metida la idea

12 Se refiere a Alexander Lukashenko, el presidente de Bielorrusia que


maneja el país con un estilo autoritario que le ha valido ser calificado como
el último dictador de Europa.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 155

de: “para qué ahorrar nosotros, que ahorre el extranjero”. Eso


creó una gran fragilidad.
Por supuesto, los episodios del 11S de 2001 colapsaron
el mundo y ahí nos encontramos en una situación aún más
compleja.
Periodista: -En tu análisis, Menem logra imponer la refor-
ma constitucional y triunfar en las elecciones del ‘95, pero se
queda sin “fuelle” para hacer el cambio que necesitaba la Con-
vertibilidad. ¿Se conformó sólo Menem o fue el país todo el que
se “conformó” con lo hecho en la Convertibilidad?
RLM: -Creo que el país entró en una gran dificultad de vi-
sualizar los cambios que debían hacer. Yo hice un esfuerzo
muy grande para acercar ideas reformistas a la política a tra-
vés del Ateneo Motor Leandro N. Alem y como convencional
nacional de la UCR. Pero fracasé.
De alguna manera todo lo que se hizo bien en la Converti-
bilidad, fracasó en el diagnóstico respecto del crecimiento del
Estado, y la deficiencia creciente de los servicios educativos,
administrativos, sanitarios.
Lo voy a decir con total brutalidad. Es como si, en ese tra-
mo crucial de la historia de la segunda mitad de los años ‘90,
se hubiera descontrolado el “management” de todas las cosas
que se financian con impuestos: obras sociales, escuelas, sis-
temas sanitarios. Y eso generó un enorme daño.
Periodista: -Para 1997, Alfonsín parece querer reparar el
error del ‘94 (habilitar la reforma constitucional a Menem)
y trabaja duro para formar una Alianza opositora como una
alternativa a un menemismo que pregonaba la re reelección.
¿Qué pasó con tu rol ahí?
RLM: -Otra vez no estuve de acuerdo. Me opuse porque me
parecía que eso era muy poco exitoso. Creía (y aun lo creo)
que ese camino era rehuir las reformas que los partidos polí-
ticos (el justicialismo y el radicalismo) tenían que hacer para
adentro.
156 DANIEL OLIVERA

Esa salida (la de formar la Alianza) prácticamente “freezó”,


congeló el liderazgo en los partidos mayoritarios. Si miras el
liderazgo de la Alianza lo formaba una mesa de cinco que no
tenía nada que ver con las autoridades. Ese mecanismo de
decisión me parece que no se planteó en lo que para mí era
crucial: reformar y modernizar las estructuras políticas.
Pase dos años de gran soledad política entre el ‘97 y el ‘99.
No entendía bien el arreglo con el Frepaso. Me parecía que
era un arreglo electoralista. Y ojo que tenía buen concepto de
varios de sus dirigentes, en especial de Graciela Fernández
Meijide, pero creía que había que hacer una reforma dentro
de los partidos y que no estábamos maduros para una coali-
ción que no tuviera un programa preciso.
Y que subestimábamos la enorme crisis que se venía.
Periodista: -Te opusiste a la reforma constitucional y des-
pués a la conformación de la Alianza. Así te alejaste de todo el
arco político. ¿Lo admitís como una falla política tuya?
RLM: -No lo sé. A lo mejor lo fue. Pero yo no compartía
el rumbo, y me parecía que el mundo tenía otros problemas
que podían llevarnos a una crisis de insondable profundidad.
Y yo vivía obsesionado hablando de qué teníamos que hacer
si Brasil devaluaba. Y cuando eso pasó, fue muy traumático.
Pero eso no formaba parte de la agenda y el debate público
ni privado. Porque eso nos exponía a poner reglas de ajuste,
forma de la economía argentina que estaba en las antípodas
de lo que fuerzas políticas ofrecían.
Y la gran ilusión en la sociedad era que con un nuevo go-
bierno (el de la Alianza) iba a haber una administración más
transparente, más sensible, sin grandes cambios y que el
mundo seguiría bien.
Y yo no veía eso.
Periodista: -¿Vos veías al “monstruo de cuatro cabezas”?
RLM: -Veía venir directo a chocar contra nosotros a un
mundo en el que se derrumbaban los precios internaciona-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 157

les, se avecinaba una fenomenal crisis de los mercados de


capitales (anticipada por las crisis del Tequila, la de Brasil,
la asiática y la de Rusia) y se consolidaba la revaluación del
dólar. O sea, una tormenta perfecta.
Ese abismo entre lo que veía yo y lo que veía el liderazgo
de la Alianza hizo eclosión el 14 de abril de 1999, cuando fui
expulsado del staff que asesoraba a los candidatos, por decir
sobre el fenomenal proceso de ajuste que íbamos a tener que
enfrentar.
No porque era lo que yo quería, sino porque era lo que
sucedería. No había más remedio.
La flexibilidad que nuestra política concebía era la de las
devaluaciones. Y con el régimen (la Convertibilidad) que te-
níamos no podíamos devaluar porque estaba todo agarrado
a ese cepo.
Había que producir reformas en el sistema fiscal, laboral,
financiero. Pero nadie las quería hacer. Nadie quería pagar
los costos políticos de ese ajuste.
Eso revela que nuestra clase política estaba muy mal pre-
parada. Cuando entramos a la Convertibilidad (en julio de
1991) la expectativa que tenían muchos de nuestros líderes
(acierto en el error) era que el dólar, que era una moneda que
se había
devaluado mucho históricamente (como vimos en los
años ‘70), respecto al yen, iba a seguir devaluándose.
Y en la segunda mitad de los ‘90 (con Bill Clinton en la
Casa Blanca) se revalúo fuertemente. O sea, se volvió una mo-
neda muy apreciada.
Eso generó un efecto que descolocó a prácticamente to-
dos. Fue como prepararse para competir una maratón contra
un “gordito” y de golpe nos apareció un maratonista. El re-
querimiento sobre nosotros como país fue inmenso. Y nues-
tro liderazgo no percibió la magnitud del desafío.
158 DANIEL OLIVERA

Periodista: -¿Y cuál era ese desafío cuando estábamos al


borde del abismo más profundo?
RLM: -Era lograr que la política se sujetara a reglas eco-
nómicas a las que nunca antes se había sujetado. Voy a poner
un solo ejemplo porque fue muy ilustrativo: el gobernador de
la Provincia de Buenos Aires (Duhalde) no debía haber des-
calabrado las finanzas del Banco Provincia como lo hizo, sólo
para ser más competitivo en su pelea interna contra Menem.
¿Se entiende? El liderazgo político no comprendió que el
mundo había cambiado y que la virtud de la Convertibilidad
era que nos impedía devaluar. O sea, teníamos que ser serios
y hacer las reformas.
La historia saldó la cuestión. Con más sangre, sudor y lá-
grimas que si hubiéramos hecho lo correcto.
V

Si hubiera necesidad de confirmar lo veleidoso que puede


resultar el “relato” de la historia, alcanzaría con leer y releer,
los millares de páginas escritas sobre la mitológica vida de
Sir Winston Leonard Spencer Churchill.
Héroe de la democracia liberal del siglo XX que convenció
al entonces todavía imperio inglés de resistir (con “sangre,
sudor y lágrimas”) hasta la muerte, si hiciera falta, el avan-
ce del nacionalsocialismo de Hitler. Y al mismo tiempo au-
tor intelectual de una de las mayores crisis migratorias (en
seis meses murieron más de 4 millones de personas) cuando,
por cuestiones geopolíticas, ordenó en 1947 dividir India y
crear Pakistán para evitar que la U.R.S.S accediera al control
de las mayores reservas mundiales de petróleo, en el Golfo
de Omán.
Nacido en “cuna de oro” en Blenhein Palace (el palacio de
estilo barroco es lo más cercano a Versailles que se constru-
yó en Inglaterra -tiene una biblioteca de 55 metros de largo,
el pintor William Turner retrató para la posteridad “el lugar
más bello de Inglaterra” y en su parque se levanta el famosí-
simo árbol de Harry Potter-, y fue un regalo de la reina Ana al
duque de Marlborough en 1704), Churchill terminó sus días
-90 años después- acogido por el calor popular de buena par-
te de una Londres que revivía de las cenizas. Una parábola de
la democracia nacida al calor de la “Revolución Gloriosa”.
Escritor excelso (fue el único primer ministro inglés que
obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1955). Corresponsal

159
160 DANIEL OLIVERA

de guerra en las contiendas de Cuba y la segunda guerra Al-


glo-Boer y estratega fracasado como Lord del Almirantazgo
en la Primera Guerra Mundial. Bebedor contumaz (capaz de
desayunar con whisky y un habano). Pintor aficionado. Terco
hasta la obstinación y lúcido de juicio en igual proporción.
Misógino y machista que –sin embargo- se rendía ante el po-
der de una mujer: la reina Isabel II. Conservador-liberal- y
otra vez conservador a lo largo de 70 años de vida política del
Reino Unido.
Ese colosal personaje (excéntrico, contradictorio, comple-
jo, hierático y pasional al mismo tiempo) cuyo busto vigila
equidistante el equilibro entre Westminster (sede del Parla-
mento) y Buckingham Palace (sede real), dejó una de las me-
jores definiciones sobre lo que significa la democracia para
Occidente: “La democracia no es un régimen perfecto, tiene
muchas fallas y errores. Pero por ahora es la única y mejor
alternativa”.
Periodista: -Sos un gran admirador de Churchill y su legado.
Podrías parafrasearlo y decir que vos dijiste durante muchos
años que La Caja de Conversión de Pellegrini -versión Conver-
tibilidad- era el símil de la democracia según Churchill. Un sis-
tema imperfecto y con errores, pero el único posible para curar
de raíz nuestros males económicos endémicos.
¿Cuánto de verdad hay es esta descripción que nos intro-
duce de cabeza en el post-menemismo y la traumática expe-
riencia de la Alianza UCR-Frepaso?
RLM: -Siempre creí que había que hacer lo imposible,
como hizo Europa con el euro, para salvar la Convertibilidad.
Me parecía que ese era el camino menos traumático. A lo lar-
go de la década del ‘90 pedí con insistencia reformas labo-
rales, presupuestarias y financieras muy fuertes, justamente
porque la Convertibilidad -la Caja de Conversión- estaba me-
tida con los contratos y en toda nuestra nominalidad y dere-
chos de propiedad.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 161

Si destruíamos esa línea contractual, destruíamos todo.


Han pasado 20 años y no hemos podido volver a la “normali-
dad” con los contratos en las empresas de servicios públicos
ni en la deuda. Nunca terminamos de arreglar los problemas
de esa época. Por eso yo era partidario de hacer las reformas
dentro del régimen de Conversión. Creía que había que de-
mostrar que íbamos a sostener el régimen como ya lo había
dicho Nicolás Avellaneda.
En parte, porque la reforma que yo proponía, con un sis-
tema monetario más flexible, la había hecho Fernando Hen-
rique Cardoso en Brasil. En esa época, los estados brasileños
(un símil de nuestras provincias) eran peores que los nues-
tros y, sin embargo, se disciplinaron drásticamente.
Periodista: -¿Cómo hizo Brasil?
RLM: -Miraron ejemplos exitosos como los de Singapur o
Alemania. Ellos salieron del tipo de cambio fijo “para abajo”
al comienzo del Plan Real, es decir, salieron por el éxito. Ar-
gentina venía de vicios de hiperinflación, de destrucción de
la moneda, y por esa razón, volver a las sucesivas devalua-
ciones nos llevaban por mal camino. Y así terminamos: mul-
tiplicamos por ciento cincuenta el valor de la Convertibilidad
y seguimos con los problemas inflacionarios, fiscales y de fi-
nanciamiento.
Periodista: -Hay un consenso general de que la Convertibili-
dad no podía resistir mucho más. Vos insistís que con reformas
drásticas se podía salvar su vida.
RLM: -Sí. Pero eran tan drásticas esas reformas que la po-
lítica no las quiso hacer. Porque dos años y medio después
-para mediados de 2002- la situación mundial empezó a re-
vertir su ciclo (algo que partía de la opinión informada y con
la que yo coincidía) y comenzó una caída en el valor del dólar
con respecto a otras monedas. Eso, sumado a una recupera-
ción del precio de las commodities, hubiera ayudado a corre-
gir los problemas que teníamos.
162 DANIEL OLIVERA

Y la Argentina hubiera quedado con una organización


económica muy buena, con un nivel de gasto público relati-
vamente ordenado y no hubiera ocurrido todo lo que sucedió
después.
Una vez que soltamos el corsé de la Caja de Conversión
fue imposible controlar las variables y todo terminó en una
catástrofe.
Sé que el camino que proponía yo no era un camino fá-
cil, no. Tampoco lo fue para España, Italia, Grecia, Portugal
e Irlanda. Pero ninguno de esos países fue para “otro lado”.
Si el camino de Argentina hubiera sido inteligente, ellos nos
hubieran imitado. Y sin embargo, no lo hicieron.
Periodista: -¿Te escuchaban en la Alianza?
RLM: -Si, me escuchaban. Lo que no quiere decir que me
hicieran caso. El debate interno en el radicalismo sobre lo
que implicaba un régimen monetario rígido -como lo era la
Convertibilidad- era muy fuerte.
Mi postura era complicada. Porque decía que el ajuste más
grande que hubo en política fiscal en la historia argentina lo
hizo Hipólito Yrigoyen, entre 1916 y 1918. Nadie quería, en el
radicalismo, seguir ese ajuste de Yrigoyen. Es más: muchos ni
estaban enterados que había impuesto un ajuste fiscal brutal.
La gran mayoría de los radicales que integraban la Alianza
seguía atada al gran entusiasmo estatista y a los programas
del “estado de bienestar” que encandiló a la UCR a mediados
de la década de los años ‘40, que concluyó con la famosa de-
claración de Avellaneda que se hizo pública el 4 de abril de
1945.
Esa línea histórica prevaleció en la UCR del 2000. Aún
desconociendo lo que hicieron, en términos económicos, Yri-
goyen y Alvear. O como leían a Prebisch todos estaban “ena-
morados” de sus ideas, menos de los dos artículos de los años
1955 y 1956, cuando se plantea “moneda sana o inflación
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 163

descontrolada” y una reforma estructural para aumentar la


productividad.
Por eso cuando la Alianza ganó y llegó al poder, subyacía la
idea de que la Caja de Conversión era una locura. Y no lo era.
Era lo que había hecho Pellegrini en 1890, que había durado
hasta mediados de los años ‘30, y que en los hechos –con sus
correcciones- tuvo vigencia hasta 1944.
Periodista: -Hay un punto que no alcanzo a entender. Si vos
eras de los pocos economistas que insistías en que había que
“ajustar” durísimo para no perder la Convertibilidad. Si eras
de los pocos radicales que desafiaban el consenso mayoritario
en la UCR de seguir la línea socialdemócrata (insistiendo que
si tus abuelos -que sembraron la semilla de la Unión Cívica Ra-
dical- hubieran querido ser socialdemócratas hubieran ido a
afiliarse a la Casa del Pueblo donde había figuras de la talla
de Juan B. Justo, Enrique Dickmann o Nicolás Repetto, pero en
cambio eligieron un comité de la UCR justamente porque no
tenía una visión colectivista ni socialista). Si Fernando De la
Rúa te expulsó de su staff de asesores económicos el 14 de abril
de 1999 (esa tarde dijo en vivo por televisión que vos “nunca”
serías su asesor), meses antes de las elecciones, ¿cómo es que
aparecés siendo ministro de Defensa de una coalición tan hete-
rogénea como la de la Alianza y con la que tenías tantas con-
troversias ideológicas y metodológicas?
RLM: -La historia fue así: el día del triunfo de Fernando
de la Rúa, (24 de octubre de 1999) lo fui a saludar, porque a
pesar del incidente de aquel 14 de abril, siempre había sido
muy amable y cordial conmigo.
En noviembre de ese año, el expresidente fue internado
por un problema pulmonar. El escueto parte médico señaló
que padeció un neumotórax espontáneo derecho, que fue tra-
tado con anestesia general y que lo llevó a permanecer tres
días internado en las agitadas horas posteriores a su triunfo
y previas a la asunción del poder.
164 DANIEL OLIVERA

También fui a verlo al hospital. Ahí es donde, a pesar de su


estado de salud, me preguntó:
- ¿Cuál es tu motor más grande: el rencor o el patriotismo?
Periodista- ¿Qué respondiste a esa pregunta?
RLM: Le dije que primero se tenía que recuperar. Encontré
esa fórmula de compromiso para eludir la respuesta. Pero él
insistió:
-No, no. Ahora: ¿cuál es el motor más grande: ¿el rencor o
el patriotismo?
Obviamente, respondí que el patriotismo
“Entonces deberías aceptar integrar mi gabinete”, me dijo
desde su lecho de convaleciente.
Cuando volví a casa, mi mujer me preguntó por la salud de
Fernando de la Rúa y yo le respondí que estaba delicado pero
que se iba a recuperar.
Y de golpe, me soltó la pregunta incómoda: -¿Te embromó
o no?
No tuve más respuesta que decirle: Si, me embromó.
Fernando estuvo astuto. Era muy difícil decirle a alguien
que “no” en esas circunstancias.
Periodista: -Calificas de “astuto” a De la Rúa, pero pasó a
la inmortalidad como el presidente “menos avispado” (por ser
generoso) de la historia argentina…
RLM: -De la Rúa fue un hombre inteligente, consciente de
los problemas argentinos. Cuando decidió apartarme (en la
noche del 19 de marzo de 2001) de mi rol de ministro de Eco-
nomía y Hacienda, por el rumbo que yo decía que había que
imprimir al ajuste, me dijo: “no puedo avalar este camino.
Quiero seguir otro”. En ese momento no tuve más alternati-
va que presentarle la renuncia. Pero siempre conservó, aún
en esos momentos dramáticos, una gran amabilidad hacia mi
persona.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 165

Periodista: ¿Cuándo te nombró ministro de Economía, él no


sabía que vos ibas a ir por ese camino?
RLM: -Fueron circunstancias muy difíciles. Él me había
escuchado en el gabinete -a lo largo de un año y pico- en to-
das las discusiones y sabía mi pensamiento. Yo no hablaba en
público cuando era ministro de Defensa porque respaldaba
al ministro de Economía (José Luis Machinea), pero en el ga-
binete -cuando se cerraban las puertas- era un infierno. Y él
(De la Rúa) conocía mis opiniones.
Mi fama era qué, si asumía el cargo de ministro de Econo-
mía, iba a llevar adelante una política de consolidación fiscal
muy, pero muy, firme. Pero cuando las circunstancias me lle-
varon a eso, él tuvo la percepción de que no había respaldo en
la opinión pública ni en la oposición para intentar los recor-
tes que había que hacer.
Por mi lado, estaba convencido que no podíamos volver
atrás de lo que habíamos anunciado.
No había alternativa y entonces el entonces presidente de-
cidió nombrar a Cavallo en mi reemplazo.
Periodista: -¿Con quién confrontabas más en el gabinete de
la Alianza? ¿Con Machinea? ¿Con el Frepaso?
RLM: -En general, Machinea (cuando fue ministro) coin-
cidía con mis posiciones en esas reuniones de gabinete tan
“intensas”. En realidad, buena parte del programa que elevé
en marzo del 2001 lo había propuesto el propio Machinea en
noviembre del ‘99. O sea, estaba todos los días planteada so-
bre la mesa esa necesidad de ajustar.
Mis discusiones y enfrentamientos fueron más con el ala
política y en particular con el presidente. De la Rúa se sentía
muy acosado por la coalición de gobierno y por la demanda
de poner un freno a los recortes. Ya lo había hecho drástica-
mente en el gasto público, en más de cinco mil millones de
dólares, y eso generó un impacto muy fuerte. Fue en base a
recortes nominales muy drásticos.
166 DANIEL OLIVERA

Y la propuesta mía era dar un paso más en esa dirección.


Periodista: -Medido en millones, ¿cuánto más creías que ha-
bía que recortar?
RLM: -Nosotros habíamos propuesto un recorte de mil
ochocientos millones adicionales e íbamos por otra ronda, en
el curso de los cuatro años de gobierno, con un programa de
reforma estructural de alrededor de 5 mil millones más.
Lo que había crecido el presupuesto desde 1996 en ade-
lante había que volverlo para atrás. Y esperar que el dólar se
debilitara como efectivamente ocurrió a mediados de 2002.
Todo eso sucedió tal cual había sido argüido por mí. Pero ese
tránsito parecía muy duro y no lo pudo soportar el liderazgo
de la Alianza.
Periodista: -Personas a la que De la Rúa escuchaba, como
Fernando de Santibáñez, ¿no le sugerían al ex presidente que el
camino que vos reclamabas transitar era el correcto?
RLM: -En general, los economistas que estaban en el go-
bierno opinaban todos más o menos lo mismo que yo. Era un
problema de diagnóstico profesional. No había muchas alter-
nativas. Había que mirar los costos, los números y focalizar
adónde había que recortar. Ahí todos pensaban parecido.
El problema era la inmensa presión social que ejercía el
ala política. Ellos imponían la consigna de que había que ir
para “el otro lado”.
Y yo creía que ese camino nos llevaría indefectiblemente
a una catástrofe.
Periodista: -A tu juicio, ¿cuánto del escándalo de la ley Ba-
nelco -que estalló en abril de 2000, cuando un supuesto “arre-
pentido” (Mario Pontaquarto) afirmó que cinco senadores pe-
ronistas habían recibido una valija con 5 millones de dólares
para aprobar en el Senado la ley de Reforma Laboral impul-
sada por la Alianza y que minó las bases de credibilidad de un
gobierno que se había construido sobre la idea de ser la contra-
cara del menemismo- fue real y cuánto una operación política
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 167

que se diseminó por medios “amigos” (la primera denuncia fue


publicada por Joaquín Morales Solá en La Nación) de la Alian-
za?
RLM: -Todos esos episodios ya fueron juzgados. Todos he-
mos visto el fallo que absolvió al ex presidente De la Rúa.
Ese es un fallo muy importante de leer. El fallo del tribu-
nal oral dice que había falsificado todos esos argumentos y
ordenaron los jueces empezar juicio contra los que habían
hecho la denuncia contra el expresidente. Eso agota la cues-
tión judicial.
Ahora bien, sigo creyendo que la reforma laboral era im-
prescindible.
Periodista: -Pero, ¿qué tanto se erró para terminar en un
escándalo que marcó al gobierno y que provocó la renuncia
del vicepresidente Álvarez? ¿Cómo pudo haber tanta impericia
política?
RLM: -El propio De la Rúa lo explicó muy bien en el juicio.
Él tenía mayoría en el Senado. Para mí lo que faltó fue una na-
rrativa de cara a la sociedad. Una versión clara de los costos
y los riesgos que corríamos como país si no hacíamos lo que
correspondía, en este caso la reforma laboral. Si no hubiera
sido ministro de Defensa y hubiera estado libre como eco-
nomista en el debate público, probablemente hubiera hecho
ver con claridad a la opinión pública por qué no había más
remedio que hacer esa bendita reforma.
El costo alternativo era catastrófico, como realmente lo fue.
Periodista: -¿El “costo alternativo” es un eufemismo para no
decir que sin reforma laboral se rompía la Convertibilidad?
RLM: -Sí. El costo de romper el régimen de la Caja de Con-
versión era nefasto, y lo fue. Y por no haber hecho las refor-
mas del 2000 no nos hemos podido recuperar todavía, veinte
años después.
168 DANIEL OLIVERA

Periodista: -¿Qué recordás (y qué eliminó tu inconsciente)


de esas dos semanas de marzo de 2001, cuando asumiste el
cargo público más importante de tu vida política?
RLM: -Mi primer recuerdo es el de vivir un régimen de tra-
bajo febril, de unas 20 horas diarias en esas dos semanas. No
descansé bien ni una noche. Sabía que íbamos a contrarreloj,
a todo o nada. No habría espacio para una segunda oportuni-
dad, había que crear un shock de credibilidad en la opinión
pública.
La idea era que la sociedad percibiera que el gobierno de
De la Rúa se alineaba detrás de la consolidación de las cuen-
tas públicas. Para que los argentinos creyeran que esta vez
íbamos en serio, el primero que debía estar convencido de
ello debía ser el propio gobierno.
Hay un artículo con una carga “tremenda” (que a mí me
costó muchos disgustos) de Germán Sopeña que La Nación
publicó el día después (17 de marzo de 2001) de mi discurso
anunciando las medidas. En ese artículo, Sopeña decía: “Es
el primer discurso presidencial que escuchamos en esta ges-
tión”.
Periodista: Imagino el efecto que habrá generado esa frase
en el ex presidente De la Rúa y en el gobierno en general.
RLM: -Fue un discurso importante, porque marcaba un
rumbo. Yo no dije que el paso sería fácil, teníamos que en-
frentar una complejidad de problemas muy grandes, pero
personalmente estaba convencido de que hacer el camino
por el lado de no violar las reglas resultaría mucho menos
traumático que ir por el otro camino.
Periodista: -¿Después de ese discurso sentiste que tenías las
“horas contadas”, literalmente?
RLM: -Yo asumo el lunes de la semana anterior al viernes
que hablé al país. Mi programa económico estuvo completo
el martes a la noche. Desde ahí hasta el viernes de la semana
siguiente estuvimos discutiendo con la coalición de gobierno
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 169

(UCR más Frepaso), con la comisión parlamentaria, con el ga-


binete. Cientos de horas.
Por increíble que parezca hoy, en ese momento había gen-
te en el gabinete de la Alianza que opinaba que yo tenía que
conseguir un financiamiento extraordinario que duplicara el
“blindaje”(con ese nombre coloquial se conoció al crédito por
20 mil millones de dólares que el FMI le otorgó al país en ene-
ro de 2001) que el organismo internacional nos había dado
tres meses atrás.
Estaba clarísimo que eso era imposible. Que no había nin-
guna posibilidad que eso ocurriera. Las alternativas que me
proponían no eran salidas viables. Pero esa discusión se dio
con una intensidad extraordinaria.
Periodista: -¿Quiénes eran esos funcionarios?
RLM: -No quiero hacer nombres. No debo hacerlo.
En la mañana del 16 de marzo de 2001, preparé la versión
final del discurso que di a la noche y al mediodía fui a ver a De
la Rúa. Él había leído el discurso en detalle. Lo habíamos ana-
lizado y le dije que, si no iba a respaldarme inequívocamente,
que me relevara del cargo antes de hacerlo público.
El presidente reflexionó sobre eso. La encrucijada en la
que estaba era contundente: pagaría un costo por respaldar
ese discurso y pagaría un costo por no hacerlo.
El dilema estaba planteado y era feroz. Es verdad que no
cedí un ápice en la necesidad de hacer un recorte del gasto ni
en la necesidad de sustituirlo por falsos atajos.
Periodista: -¿No cediste en nada?
RLM: -Bueno, sólo estaba dispuesto a reemplazar esas me-
didas por otras. Pero esas medidas tenían que ser por el lado
del gasto y tenían que ser contundentes.
No “vamos a c…”, dije. Los recortes tenían que plasmarse
en el decreto presidencial. Y ese era el problema. Todos que-
rían que fuera “un compromiso sobre mayor disciplina fiscal”.
170 DANIEL OLIVERA

Yo creía que eso no alcanzaba. Sostenía que había que impul-


sar medidas contundentes que transmitieran un mensaje in-
dubitable sobre lo que íbamos a hacer.
No fui obtuso. Ahora, si lo que me proponían era “López
Murphy, endéudese por el doble del blindaje”, eso no era fac-
tible y no era una opción disponible. No había ninguna chance.
Periodista: ¿Cuál era la parte que el “ala política” de la
Alianza y el ex Presidente no entendían? ¿O no querían en-
tender?
RLM: -Por esos años habíamos recibido un terrible shock
negativo de oferta. El gran problema no era de demanda. Ha-
bía que adecuar la demanda a las posibilidades reales que te-
níamos. En general, las ideas keynesianas se aplican cuando
un país tiene un shock de demanda, no un shock de oferta.
Y eso de que el shock de oferta nos obligaba a una contrac-
ción del nivel de vida era algo que la coalición gobernante no
terminaba de entender. Pagué, con la renuncia como minis-
tro, el costo por las mismas razones (mi diagnóstico) por las
que me habían echado en abril del ‘99.
Las dos veces expuse el mismo diagnóstico: si a la Argen-
tina le bajó fuerte el precio de lo que vende (commodities),
teníamos que bajar nuestro nivel de vida. No había opción.
Periodista: -Lo más increíble, es que tu caída fue liderada
públicamente por el ala universitaria del radicalismo (Franja
Morada) y no por el peronismo.
RLM: -Vamos con cuidado por ahí. El recorte de las univer-
sidades que propuse era muy pequeño y ellos tenían fondos
extrapresupuestarios muy significativos.
¿Cuál era el problema? O reducíamos el presupuesto uni-
versitario o recortábamos los subsidios a otras actividades.
Y para evitar el recorte en las universidades había que limi-
tar o retirar otros subsidios. No había escapatoria: o cortaba
una cosa o cortaba la otra y ellos no querían ni terminar con
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 171

los subsidios ni “podar” los presupuestos. No querían cortar


nada, en general.
Periodista: -¿Qué otros subsidios querías recortar?
RLM: Subsidios a la producción, subsidios a los combusti-
bles, y por sobre todo había gastos de la política que se tenían
que sacar. Y las famosas “pensiones graciables”.
Era un recorte brutal de subsidios a la “politiquería”. En
general afectaba a gente de altos ingresos, pero muy vincula-
das a la política. Y en la universidad -concretamente- ponía el
foco sobre el gasto universitario que se había duplicado des-
de el año ‘92. Yo, que venía de ser ministro de Defensa, sabía
que el gasto nominal de Defensa era inferior al del año ‘92.
Para que quede claro, en marzo de 2001 todas las Fuerzas
Armadas y de Seguridad gastaban menos que en el inicio de
la Convertibilidad, y el gasto universitario se había duplica-
do. Entonces, yo decía que sacar 40/50 millones de dólares
a 1800 millones de dólares del presupuesto universitario no
era significativo.
A ver… ningún ministro anterior a mí (Domingo Cavallo,
Roque Fernández ni José Luis Machinea), se había desborda-
do con los gastos. El sector público argentino tenía un déficit
relativamente ajustado. Se había bandeado en el 97/99 por
la interna del justicialismo (Menem vs Duhalde), sobre todo
en la Provincia de Buenos Aires. Ahí hubo un desliz. Yo no
proponía un recorte colosal, sólo pedí volver a los gastos del
año ‘96.
Recuerdo que un ministro de la Alianza decía: “nosotros
hacemos política social y no llega nada a la gente. Todo el gas-
to de política social se lo come la estructura burocrática que
lo presta”. Eso se notaba mucho en PAMI, Anses y en las Obras
Sociales.
Periodista: -Éste punto es muy importante, porque en el
imaginario colectivo quedaste como “él” recortador de las ju-
bilaciones.
172 DANIEL OLIVERA

RLM: -Pero eso no es verdad. La sociedad puede ver y leer


mi discurso de marzo del 2001. Ahí se puede ver que no ha-
bía recortes en salarios ni en jubilaciones. Acá, la tragedia
para muchos de mis adversarios es que el discurso está en
Youtube y allí está todo a la vista.
Periodista: -Pero en la narrativa sobre lo sucedido en aquel
período, quedaste como un ajustador de jubilaciones.
RLM: -(Silencio). Si uno compara los gastos en Educación
de 2001 contra los del 2002, 2003, 2004 y 2005, los de éstos
últimos cuatro años fueron mucho menores a los de 2001. La
devaluación pulverizó el nivel de vida, lo que se hubiera evi-
tado con el programa de medidas que propuse aquel viernes
16 de marzo de 2001. La devaluación que generó la salida
de la Caja de Conversión produjo una caída dramática. Hizo
explotar los indicadores de pobreza e indigencia hasta llegar
al 60% de la población de la Argentina.
La devaluación le hizo pagar a la población un costo mu-
cho más doloroso. De eso estoy convencido. Y esa experiencia
fue la que tomaron en cuenta en Europa, por eso ningún país
europeo devaluó.
Periodista: -Si tu lógica aparece de manera clarividente
veinte años después, ¿por qué la Argentina siguió el camino
más doloroso?
RLM: -La coalición de gobierno nunca asumió que le tocó
hacer oficialismo en un tiempo muy adverso. Cuando uno lle-
ga al gobierno, llega para pagar costos. Y los gobiernos en la
Argentina tratan de evitar eso. No quieren hacerse cargo.
Ese es parte del problema de Alberto Fernández hoy, vein-
te años más tarde. En cambio, Lacalle Pou, en Uruguay, lo pri-
mero que hizo cuando irrumpió el Covid-19 fue reducir los
gastos estatales para hacer espacio a los gastos de la pande-
mia. En la Argentina, Fernández no lo pudo (o no lo quiso)
hacer. Sólo hay que mirar cómo le va a Uruguay y cómo nos
va a nosotros.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 173

A nuestra elite dirigente le cuesta aceptar que el nivel de


vida depende de la productividad, de los términos de inter-
cambio, de los precios externos y del riesgo país. No de la
“bondad” de los gobernantes. Si baja la productividad o ba-
jan los precios externos, el nivel de vida va a caer. Esa lógica
tremenda, no la ha podido aceptar buena parte de nuestro
liderazgo. Para amortiguar ello hay que ahorrar en la prospe-
ridad, como decía el consejo de José al faraón en el Antigüo
Testamento.
Periodista: ¿Cómo te afectó emocionalmente esa etapa
traumática?
RLM: -Fue una época muy dura, tanto como ministro de
Defensa como en mis dos semanas en Economía. Tuve que
lidiar con problemas presupuestarios terribles. Pero mantu-
ve una actitud que creo que al final fue positiva: me propuse
ejercer la gestión con un carácter profesional.
No hice nada que no fuera congruente con mis conviccio-
nes profesionales internas. Mi afecto no desbordó mi forma-
ción académica. Procedí como si hubiera sido cirujano y me
hubiese tocado operar a mi hijo. No lo habría operado dis-
tinto que a otros pacientes. Lo hice a mi mejor saber y en-
tender y con la mayor profesionalidad. Eso me tuvo siempre
muy tranquilo con mi conciencia. Fui a dar lo mejor de mí y lo
mejor para mí patria.
Periodista: -¿No te deprimió una salida tan brutal y descar-
nada del lugar de poder que tanto habías anhelado?
RLM: -No. Tras la salida del gobierno me mantuve muy
distante y prácticamente no hice comentarios públicos hasta
diciembre de ese año.
En todo ese tiempo –cuando el país se incendiaba- sólo
una vez volví a la Quinta de Olivos. Y fue porque De la Rúa
me pidió que lo acompañara a una cena con funcionarios de
organismos multilaterales de crédito y consideró que era útil
que yo estuviera allí.
174 DANIEL OLIVERA

Por esas cosas del destino, en diciembre de 2001 hice una


serie de actos públicos y así comencé la vertiginosa carrera
política para convertirme en el líder de la oposición, que casi
termina conmigo ganando la elección presidencial de 2003.
Periodista: -Un repaso de esas circunstancias excepciona-
les que vivió la Argentina en diciembre de 2001, nos muestra
a López Murphy como un perfecto ejemplo de lo que da en lla-
marse un oxímoron político: un “perdedor exitoso” que pasó de
ser el “malo de la película” que ajusta a jubilados y empleados
públicos al líder que peleó palmo a palmo la chance de ser el
rival (un pasaporte al triunfo) de Carlos Menem en el seguro
ballotage en el 2003.
RLM: -Está muy claro que la extraordinaria elección que
hice con Recrear (después de abandonar formalmente la UCR
en 2002, formé el espacio Recrear para el Crecimiento) en
2003, tuvo lugar porque la lectura social que hizo la opinión
pública fue que si hubiéramos seguido en 2001 el camino que
propuse, nos hubiera ido mucho mejor de lo que nos fue rom-
piendo la Convertibilidad y declarando el default.
Y eso sólo fue posible porque estaba con mucho ánimo po-
sitivo, en momentos donde casi todos estaban desanimados.
Eso me permitió ser una alternativa política. Desde junio de
2002 (el 26 de junio de ese año se produjeron los asesinatos
de los jóvenes dirigentes sociales Darío Santillán y Maximilia-
no Kosteki y el 2 de julio el entonces presidente provisional
Eduardo Duhalde llamó a elecciones para el año siguiente)
les expliqué a los argentinos un programa muy claro para el
futuro, que era muy distinto a lo que prevalecía en el país.
Desgraciadamente, los episodios habían confirmado que el
rumbo que había marcado en marzo de 2001, era el camino
correcto. Muchos años después los ministros y funcionarios
de la Alianza lo reconocieron e incluso uno de ellos -Darío
Lopérfido- lo dijo públicamente.
Durante ese tiempo (los dos años posteriores a la salida
traumática de la Alianza y la elección de 2003) yo estaba con-
vencido de eso y mi vida política posterior estuvo marcada
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 175

por ese estado de ánimo. Todo mi accionar contagiaba opti-


mismo y quería volver a la Argentina a un sendero de sensa-
tez y racionalidad.
Periodista: -Visto en perspectiva histórica, suena más lógico
que te hayan echado del ministerio de Economía de la Alianza
a que no hayas entrado en el ballotage de 2003 para competir
contra un candidato, como Carlos Menem, que tenía el 75% de
imagen negativa. Néstor Kirchner te ganó “la cuerda” en la úl-
tima vuelta, para usar una metáfora de la Fórmula Uno.
¿Por qué pasó lo que pasó? ¿Qué gran error político come-
tiste?
RLM: -Nosotros hicimos, (porque fuimos un equipo, no
solo mi persona), una campaña excepcional. Ése es el primer
dato a considerar.
Probablemente el error más importante lo cometí en los úl-
timos 15 días de campaña, cuando empecé a considerar muy
seriamente que entraría al ballotage y podría ser Presidente.
Y me dediqué más a preparar la presidencia que a ganar la
elección. Creí, después del acto del Luna Park y con las encues-
tas que me daban cabeza a cabeza, que íbamos a “espiralizar”,
como decían los encuestadores y analistas de campaña.
Me dejé llevar por esa posibilidad y empecé a creer que
mi problema no era ganar la elección sino armar la goberna-
bilidad. Eso me llevo a un hilo de argumentación equivocado.
Periodista: -En 2015 Mauricio Macri no cometió ese error…
RLM: -Debí haber dicho algunas cosas más pícaras en los
discursos, y probablemente ser más ambiguo en mis pro-
puestas. Fui demasiado preciso. Tampoco es que fui un tonto.
No, estaba buscando un mandato muy claro. Nadie pudo de-
cir que lo engañé con promesas o que me había votado para
otra cosa de lo que había sido marcado a fuego en la campaña.
Periodista: -Tu campaña tuvo una épica singular. Unía a ra-
dicales machucados por el fracaso de la Alianza con incipientes
fuerzas liberales. ¿Cómo analizas ese fenómeno?
176 DANIEL OLIVERA

RLM: -En Recrear se produjo una gran convergencia de


sectores moderados y centristas. Tanto a Ricardo Gómez Diez
(mi candidato a vice) como a mí, se nos vio como una fórmu-
la muy sana, de antecedentes muy limpios. Éramos como un
saneamiento para la política del país.
Era una combinación de experiencia de gobierno, prepa-
ración intelectual de gente con vida familiar y ética impeca-
ble. La militancia creía que estaba del lado de “los buenos”.
Estaban convencidos que había una diferencia ética abismal
contra los otros candidatos y que había un prestigio impre-
sionante en nuestras filas.
Ricardo (Gómez Diez) era el mejor senador de la república,
había sido vicegobernador de Salta y tenía una experiencia
muy significativa en gestión de gobierno. Y yo tenía también
muchos atributos de experiencia, preparación intelectual y
se sumaba que era (algo que es importante en política mo-
derna, sobre todo con los medios) un formidable polemista.
Era una combinación que parecía imbatible.
Toda nuestra militancia -desde Jujuy a Tierra del Fuego y
desde Mendoza a Entre Ríos- estaba convencida de qué, si ha-
bía un debate, nosotros triunfaríamos. Creía que lo único que
necesitábamos era una oportunidad.
Me acuerdo que fuimos a Tucumán a cerrar la campaña
presidencial y durante todo el trayecto que fue desde el hotel
al estadio, no alcance a tocar el piso. Había mucho pueblo y
una confianza en ese momento espectacular. Quizás esa sen-
sación fue exagerada. Pero tenían la idea que nosotros éra-
mos los campeones del mundo. Y que los otros eran impre-
sentables.
Periodista: Esa “borrachera” de euforia pre-electoral tal vez
te nubló la vista y no alcanzaste a comprender que del otro
lado te enfrentabas a un verdadero “animal político” como
Carlos Menem, y vos tenías que pescar votos en esa laguna.
RLM: -Para mí era muy difícil entender que sin recursos
económicos tuviéramos esa movilización multitudinaria. Era
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 177

una sensación apabullante, en especial después del acto del


Luna Park.
¡Y los otros (en especial Menem y Kirchner) tenían tantos
pecados! Siempre insistía con los benditos fondos de Santa
Cruz. Y había periodistas que me invitaban a la televisión, con
la única condición de que no mencionara ese urticante tema.
Periodista: -¿No tuviste un error estratégico serio al no se-
ducir más a un sector que votó a Menem? Sacó 25% y una parte
del menemismo te pudo haber sumado a vos, en especial los
que apoyaron el proceso de la Convertibilidad a la que vos de-
fendiste hasta las últimas consecuencias.
RLM: -Durante bastante tiempo tuve la sensación de que
por aparato y por discurso, íbamos a ir a la segunda vuelta
Néstor Kirchner y yo. Que Menem se iba a caer. Creía que iba
a decantar porque era muy obvio que él estaba fuera de lugar.
Las encuestas eran muy negativas para Menem. En mi visión
-que resultó equivocada-, Menem tenía aparato, tenía buena
parte del “peronismo” en las provincias, pero su figura no
daba la talla para esa elección. Mi expectativa –frustrada al
final- era que él (Menem) se caía y me lo iba a tener que en-
contrar en el ballotage al santacruceño.
Probablemente también fue un error de apreciación estra-
tégica compartido con mis consultores. Ellos creían que iba a
pasar algo parecido a lo que sucedió con Uribe en la elección
de Colombia, donde en un momento de la campaña, la figura
de Uribe se “espiralizó” y los demás se cayeron.
En realidad, Menem resistió porque en todas las provin-
cias del Norte consiguió un voto importante y eso lo sostuvo.
Periodista: ¿Qué otro error estratégico cometió tu comando
de campaña?
RLM: Hubo un error que tuvo que ver con nuestro finan-
ciamiento. Nosotros llegamos a las últimas semanas sin un
peso. Veníamos muy ajustados presupuestariamente y al fi-
nal contábamos con buenos publicistas, pero no con finan-
178 DANIEL OLIVERA

ciamiento para poner esas piezas en los medios. Por ejemplo,


podíamos hacer buenos discursos, pero no podíamos pagar
Crónica o algún otro canal que los difundiera de manera com-
pleta.
Probablemente, ahí hubo un error de cálculo. Si entraba
en el ballotage me habían prometido una fortuna, pero no
pude pasar la primera vuelta.
Pero si tengo que elegir cuál fue mi gran error, no hay du-
das que creo que hubo una lectura exageradamente positiva
del cuadro de situación. Y me tengo que hacer cargo de eso.
En un momento, faltando 15 días para la votación, mi discur-
so empezó a virar hacia cómo íbamos a gobernar. Dejó de te-
ner ese componente apasionado electoral y empezó a ser el
discurso de un estadista.
En un análisis muy fino, recuerdo otro episodio que nos
hizo bajar la guardia y que fue muy grave. Fue el domingo an-
terior a la elección. Asistí al programa de Mariano Grondona
y él no podía ocultar que simpatizaba conmigo. Y más que con
mi persona, con ese modelo de país que decía representar.
A Grondona le pareció que había ocurrido un milagro. Que
de repente el país que soñó toda su vida estaba al alcance de
la mano. Y el programa fue… inolvidable. Ese día yo estaba
con todas las luces encendidas.
Al final del programa (que se hizo en los estudios de Canal
9) había treinta o cuarenta dirigentes pletóricos de euforia
esperándome. Todos se sintieron ganadores.
Y hubo una sola persona que nos decía: “Tengan cuidado”.
El resto estábamos embriagados por un sentimiento de triun-
fo. Y ahí, en ese momento, cometimos un gravísimo error.
Periodista; -¿Qué error?
RLM: -Viajar toda la última semana al norte del país a cerrar
la campaña. Me acuerdo porque el contador Urquiza –coordi-
nador de la campaña- me decía: “no vayas, no vayas, quédate
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 179

acá –en Buenos Aires”. Nos esperaban actos espectaculares en


Jujuy, Salta, y Tucumán y sucumbí a la tentación.
Ahora, la moraleja –si tuviera que dar una enseñanza para
el país- es que una elección “apretada” se gana en los canales
de televisión de Buenos Aires una semana antes de votar.
Pero no, nosotros nos fuimos al norte lunes, martes y miér-
coles. Como también fue un error hacer un cierre de campaña
en Lanús y otro en La Boca. Nosotros tendríamos que haber
cerrado en el Luna Park y habernos quedado esos últimos
cuatro días en la Buenos Aires, metiéndole palo y palo a los
programas de tele, dos o tres horas todas las noches.
Pero yo creía que en el programa de Grondona (Mariano
me dijo; “lo espero el domingo próximo -27 de abril de 2003-
como Presidente) había dado un golpe de knock out. Pero no.
Periodista: -¿Qué les sucede a los candidatos que, en gene-
ral, no quieren escuchar las “malas noticias”?
RLM: -También pudo haber sido falta de experiencia. Su-
pongo que los candidatos que ya pasaron por el trance de
perder una elección que parecía segura, o sobre la que tenían
muchas expectativas positivas, aprenden (aprendemos) la
lección.
El asunto es que éste gran colaborador (el contador Urqui-
za) leía las encuestas con mucha suspicacia. “Demasiado bue-
no para ser cierto”, decía. No sospechaba de nada. Sólo decía:
“van a lanzar una feroz ofensiva el lunes a la mañana”. Y eso
fue lo que efectivamente hicieron. Me transformaron en una
víbora, un gorila, un ser maligno que sólo quería perjudicar a
los trabajadores y los jubilados.
Fue una ofensiva feroz de lunes a jueves. Alguna vez, uno
de los ministros del gobierno de Duhalde, me contó que en
las encuestas que hacía la SIDE (realizaban encuestas diarias,
con más de 6000 casos, encuestas descomunales), estuve
arriba hasta el martes al mediodía previo a la elección.
180 DANIEL OLIVERA

O sea, mi candidatura no pudo soportar esos cuatro días


de feroz propaganda negativa.
Periodista: -Te hicieron una clásica campaña de Fake News,
casi veinte años antes que éstas se popularizaran en el mundo.
RLM: -Eran acusaciones disparatadas. Por ejemplo, en la
administración pública central había 150 mil empleados y
decían que yo iba a echar 400 mil. Todas “noticias” sin fun-
damento, pero repetidas cada dos minutos, por todos los me-
dios y con una enorme intensidad. Finalmente nos quebraron
y nos sacaron muchos votos en la Ciudad de Buenos Aires y
el primer cordón del Conurbano. Finalmente, hubo un millón
de votos que se nos escaparon.
Hay que detenerse y reflexionar sobre estas “lecciones”.
De esos errores hay que aprender.
Y también mirar con atención lo que hace el rival. El kir-
chnerismo se movió con mucha inteligencia (en el doble sen-
tido del término lo digo) respecto de nosotros. Sabían que
estábamos cortos de dinero. Tenían claro que habíamos gas-
tado todo nuestro presupuesto para llegar a estar primeros
en las encuestas, y que, si había una contraofensiva de ellos,
nosotros no teníamos una “reserva” para afrontar esa contin-
gencia.
Puesto en términos bélicos, el kirchnerismo tenía bien cla-
ro que nosotros habíamos prevalecido en la “cabecera de pla-
ya”, pero que no teníamos “resto”. Si ellos no se asustaban, se
mantenían firmes, y contratacaban ferozmente con muchos
recursos en la semana previa, nos iban a ganar.
Esa fue la jugada que hicieron y les salió bien.
Perdón, no les “salió”. Lo hicieron bien. No atacarme hasta
el lunes previo a la elección fue inteligente. Me empezaron a
golpear con increíble ferocidad ese lunes a la mañana. Y mu-
cha gente que estaba vacilante, volcó su voto en buena parte
hacia Carlos Menem y a otros candidatos.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 181

Periodista: -¿Te quedó alguna cuenta pendiente con lo que


entonces se llamaba “el establishment” y unos años después
pasó a llamarse “el círculo rojo”?
RLM: -No. Porque creo que ellos leían mal las encuestas y
tenían el temor que el mío fuera un gobierno muy “sorpresi-
vo”. Un gobierno que iba a reformar cosas, que iba a ser muy
disruptivo, como se dice hoy.
Hubo uno de ellos que vino a ayudar con recursos y me
dijo: “voy a poner diez veces más en el otro lado (por la cam-
paña de Menem) porque yo sé qué, si tengo dificultades, us-
ted no me va a ayudar y él sí me va a ayudar”.
Le contesté: “voy a ayudar a los pobres, a los niños y a los
ancianos. Para los capitalistas no va a haber, porque nosotros
haremos capitalismo en serio, no capitalismo de amigos”.
“Por eso voy a poner diez veces más en el otro lado, para
que mi mujer y mis hijos no vean dónde estoy haciendo el
esfuerzo”, me respondió. En ese momento, la mujer y los hijos
de esta persona, le decían que haga “el esfuerzo” en nuestra
campaña. Pero no hubo caso.
Periodista: -¿Cómo tomaste la derrota, después de que el do-
mingo anterior en el programa de Grondona, te habías sentido
el “winner”?
RLM: Razonablemente bien. Ese fin de semana de la vota-
ción estuve trabajando con Correa (Enrique Fernando Correa
Ruiz), el consultor chileno que me asesoraba y que había sido
secretario del ex presidente Patricio Aylwin, y con Cordero,
otro chileno que también era asesor y había trabajado en la
campaña de Lavin.
Con los dos preparé mi discurso para la noche de la vota-
ción.
A decir verdad, preparé dos discursos. Uno por si pasaba a
la segunda vuelta, y otro discurso si “calificaba primero”.
Periodista: -Tu nivel de autoconfianza era altísimo. Normal-
mente los candidatos a Presidente usan ese fin de semana (el
182 DANIEL OLIVERA

de la elección) como un momento de distensión. De hecho, si


uno revisa el archivo, encuentra que el sábado fuiste a misa con
tu esposa al Seminario de la Santa Cruz que está a 300 metros
de la que era tu casa en Adrogué; y que esa tarde-noche del sá-
bado 26 de abril de 2003, también fuiste a nadar con un amigo
a la pileta Edunaqua en Temperley.
Pero vos lo primero que recordás es que preparaste (no los
escribiste) dos discursos. Los dos triunfales…
RLM: -No sé qué representará ese recuerdo. Pero lo cierto
que una parte de ese trabajo quedó grabado en el discurso de
la noche, donde me tocó reconocer la derrota. Y ahí, en esos
momentos cuando tuve que aceptar que no había entrado en
el ballotage, ocurrió un hecho gracioso.
Periodista: -¿Cómo es posible recordar un “hecho gracioso”,
cuando acababas de perder la oportunidad de tu vida para ser,
ni más ni menos, que Presidente de la Nación?
RLM: -Si uno repasa -con un poco de humor- la historia,
verá que tiene tintes graciosos.
Cuando llegó el momento de reconocer que Néstor Kirch-
ner había quedado segundo y que Menem pisaba el 25% pero
estaba “fulminado” políticamente para ganar el ballotage, yo
dije: “bueno, voy a tener, luego de la segunda vuelta, que sa-
ludar a Kirchner”.
Y así, con buen ánimo y entereza, lo llamé cuando Menem
anunció su retiro para reconocer su victoria y felicitarlo.
¿Y con qué me encontré? Con Kirchner agradeciéndome el
gesto de haberlo llamado para felicitarlo. Era tal el estado de
crispación de la sociedad argentina en ese momento, que él
(Kirchner) sólo alcanzó a decirme: “Gracias, López Murphy.
Usted fue el único que me llamó”. ¿Era o no era para tomarlo
con humor? ¡El electo presidente de los argentinos me agra-
decía por haberlo llamado para saludarlo!
Es más, Cristina alguna vez también lo dijo públicamente:
que el único “caballero” había sido yo. Es una cosa notable.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 183

El clima electoral estaba tan enrarecido, el encono era tan


fenomenal, que algo tan normal como era reconocer la derro-
ta o aceptar la victoria del otro, no se podía hacer.
Siempre me quedó en la cabeza la frase de Cristina: esa
noche, el único que había aceptado el triunfo de Néstor Kir-
chner fui, justamente, yo.

***

Lo que ninguno de los protagonistas de esa noche extraña


(Menem, Duhalde, los Kirchner, Carrió, Rodríguez Saa, y me-
nos aún López Murphy) intuía, era que el rumbo de la Argen-
tina daría un volantazo político tan extraordinario.
Sólo comparable a los del 2 de abril de 1916 (triunfo de
Yrigoyen), 6 de setiembre de 1930 (primer golpe de Estado),
el 17 de octubre de 1945 (movilización obrera que aúpa a
Perón en el poder), el 16 de setiembre de 1955 (Revolución
Libertadora), el 1 de julio de 1974 (muerte de Perón), el 24
de marzo de 1976 (inicio del llamado Proceso de Reorganiza-
ción Nacional), y el 30 de octubre de 1983 (triunfo de Alfon-
sín en el regreso de la democracia).
Un desconocido -y poco votado- Néstor Kirchner (y su es-
posa, la entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner,
sellarían la sociedad política hegemónica de las dos primeras
décadas del siglo XXI.
Pero esa será otra historia.
VI

El 25 de mayo de 2003 la política argentina inició uno de


los giros copernicanos más inesperados de su historia. Desde
el minuto cero Néstor Kirchner dio pistas de lo que vendría:
desde jugar con el bastón presidencial en la jura hasta saltar
la valla de la Plaza de Mayo y entremezclarse con la gente
que había ido a festejar, pasando por el discurso de asunción
donde anticipó el revival “setentista” y la nueva “teología” de
los DD.HH. que impondría como un dogma.
Todo transpiraba “populismo”, teñido con una pátina de
revancha por la frustrada experiencia de la izquierda pero-
nista en el poder en los 49 días (del 25 de mayo al 13 de julio
de 1973) que Héctor J. Cámpora gobernó la Argentina.
Pero vos los conocías, a los dos integrantes del matrimo-
nio, desde la adolescencia –en el caso de ella- y desde la vida
universitaria -con Néstor- en La Plata. Eras el único rival di-
recto que los había saludado el día de su victoria.
Periodista: ¿Qué recuerdos tenías de ellos? ¿Podías antici-
par que harían el gobierno más inclinado hacia la izquierda,
por lo menos desde el plano de la retórica, de toda la historia
del país? ¿Y qué construirían -con un casi nulo capital políti-
co acumulado- un nuevo “ismo” a la saga personalista de la
Argentina?
RLM: -Cristina es un año menor que yo y cursó la secun-
daria en el Colegio Misericordia, que estaba a dos cuadras de
la Escuela Superior de Comercio donde yo completé el ciclo
medio. Cuando teníamos 16 o 17 años (en los años ‘67 y ‘68)
185
186 DANIEL OLIVERA

íbamos a los mismos bailes. La Plata era una ciudad muy pa-
rroquial y de costumbres muy tradicionales. Todos nos co-
nocíamos. Después nos reencontramos ya más grandes en la
universidad. Ella militaba en el núcleo de la Juventud Pero-
nista y, en mi caso, en Franja Morada.
Es cierto que en la universidad se notaban las diferencias
de “encuadre” (para usar una terminología marxista) que
existían entre nosotros.
Personalmente, ya tenía un desarrollo como dirigente ju-
venil nacional en la FULP (Federación Universitaria La Plata),
y era un orador consolidado junto a Federico Storani o Luis
“El Colorado” Mennucci. En cambio, Cristina y Néstor eran
militantes rasos. Néstor en la Federación Universitaria de la
Revolución Nacional y ella, si mal no recuerdo, en el Frente
Agrupación Eva Perón.
Después hicimos nuestras vidas y no nos volvimos a ver
hasta el año ‘95, cuando tuvimos un cruce en un programa de
televisión.
En ese momento ella (Cristina) “actuaba” como una dipu-
tada semi-rebelde que buscaba despegarse del menemismo.
Trataba de aparecer como una versión más “renovadora”,
pero siempre dentro de un sistema organizativo (la Converti-
bilidad) que había hecho una transformación enorme.
Lógicamente, esa noche ambos polemizamos, pero no re-
cuerdo que haya sido un debate muy duro. A ella le sirvió con-
frontar conmigo, porque yo era famoso en los debates en la
década del ‘90. Era un economista destacado y tenía espacios
en los medios.
Periodista: -¿Podías imaginar que Cristina se convertiría en
el eje sobre el que giraría la política argentina de las dos pri-
meras décadas del siglo?
RLM: -La verdad es que no. Ella era una mujer muy bien
vestida, muy maquillada, y -un detalle- usaba joyas que nor-
malmente no usan los dirigentes políticos. Al verla, llamaba
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 187

la atención. A mí me impresionaban esas joyas, porque no


eran baratijas, vamos a decir la verdad. Y ella no tenía ver-
güenza en lucirlas.
Periodista: -¿Y con Néstor, qué percepción tenías? ¿Creías
que podría hacer una construcción política tan grande como la
que finalmente, hizo?
RLM: -No, no tuve esa percepción. Había viajado bastante
a Santa Cruz y me parecía que el de los Kirchner era un lide-
razgo muy feudal. Las últimas elecciones provinciales (en el
2001) habían sido parejas y ellos en la Legislatura tenían 16
bancas y la oposición sólo dos.
Kirchner como gobernador había armado un sistema si-
milar al de Insfrán (en Formosa), Gioja (en San Juan), o los
Juárez/Zamora en Santiago del Estero. Son provincias con
mecanismos de reelecciones interminables. Con controles
políticos sobre las Cortes provinciales que no respetaban las
acordadas de la Suprema Corte a nivel nacional.
Además, los Kirchner se opusieron con fiereza a los arre-
glos limítrofes que el gobierno de Menem había hecho con
Chile. Argentina acababa de ganar Laguna del Desierto que
era un tema muy conflictivo. Y hubo una firme actitud de ce-
rrar esos conflictos y los Kirchner se opusieron. Entonces yo
le preguntaba al canciller Di Tella: “¿cómo no pueden frenar
un poco eso?”.
En resumen, veía los Kirchner como un ejemplo de lo que
no estaba bien.
Y para colmo, sabía que lo de los fondos de Santa Cruz era
un escándalo.
Me producía un fuerte rechazo el sistema institucional que
el matrimonio Kirchner había erigido en Santa Cruz. No me
parecía un modelo que pudiera replicarse en la Nación. Creí
que no se debía dar paso a lo que después se dio. Pensé que
iba a haber un rechazo muy grande de parte de la sociedad.
188 DANIEL OLIVERA

Periodista: -Pero te equivocaste en toda la línea. Fue el ini-


cio de una hegemonía política que perdura hasta el presente.
¿Cómo reaccionaste, en términos políticos, teniendo en
cuenta que habías peleado voto a voto contra el hombre que
ahora iba rumbo a consolidar un liderazgo fortísimo?
RLM: -De entrada, tuve la idea de que teníamos que hacer
una oposición muy enérgica. De visión republicana. De plan-
tearles una alternativa de país muy moderna.
¿Dónde me equivoqué? En que creí que iba a encontrar
mucho campo receptivo a mis ideas. El modelo de los Kir-
chner lucia muy atrasado, intemperante, intolerante. Esos
escándalos que tuvieron con los senadores chilenos, con los
empresarios españoles, los fondos de Santa Cruz… Todo lo
que venía de ellos me parecía mal.
Periodista: -Sin embargo, en julio de 2004, cuando se cum-
plieron 30 años de la muerte de Perón, el Senado de la Nación
te distingue con la posibilidad de ser uno de los oradores por la
oposición en el homenaje al fundador del peronismo.
RLM: -Es cierto. Fue un senador peronista -con el cual
teníamos una buena relación personal- el que me convocó.
Recuerdo que me dijo: “aproveche esta circunstancia para
cerrar la brecha. Que la discusión sea más conceptual y no
esa antinomia exacerbada, irracional, de rechazo casi sin con-
templaciones del otro”.
A ese senador lo había conocido muchos años antes. En la
campaña del 2003, tenía cierta simpatía intelectual por mí.
En el sentido que creía que mi presencia le hacía bien al siste-
ma político, que los dirigentes con más preparación intelec-
tual nos obligan a todos a pensar mejor los argumentos. Fue
él quien, cuando yo insistía con los fondos de Santa Cruz en
la campaña, me llamó y me dijo: “no jorobe más con eso. No
puede haber pasado lo que usted dice que pasó. Le van a de-
cir, López Murphy, toque F413 y ahí estarán los fondos. Y usted
va a hacer un papelón”.
13 En realidad, no era F4 sino “Toque F5”. Coloquialmente hace referencia
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 189

Cuando este dirigente me llamó, en 2004, para el discurso


homenaje a Perón, lo primero que me dijo fue: “Vio, no se en-
cuentran los fondos de Santa Cruz”.
Periodista: -¿Y qué le contestaste?
RLM: -Que iba a armar un discurso donde tendría una vi-
sión crítica de lo que fue la propuesta de Kirchner y de lo que
eligió el peronismo. Pero, además, le dije que yo compartía el
hecho de propiciar un clima de debate racional, de más con-
cordia. De alguna manera parecido a lo que sucedía en Uru-
guay.
Eso implicaba que podíamos discutir cosas de fondo sos-
teniendo nuestras convicciones y nuestros modelos, pero no
descalificando al otro.
En mi discurso retomé la figura del Perón que volvió al
país. El que se abrazó con Balbín. El que hizo el discurso don-
de reemplazó el “no hay nada mejor para un peronista que
otro peronista”, por el “no hay nada mejor para un argentino
que otro argentino”. Donde convocó a la unidad nacional, lla-
mó a un proyecto de concordia, y enfrentó con severidad las
expresiones terroristas subversivas.
Cité tres mensajes descarnados de Perón. El de enero, el
del 1 de mayo y el del 12 de junio de 1974. Tres mensajes
útiles de recordar siempre.
¿Qué hice? Como los Kirchner estaban avanzando muy
fuerte con la narrativa pro organizaciones sediciosas, mi dis-
curso rescató la visión de Perón del ‘74. O sea, “los peronistas
de Perón” no podían dejar de simpatizar con mi opinión.
Pero más allá de esta anécdota, hice una oposición muy
dura conceptualmente. Y desde el comienzo de la gestión de
los Kirchner vi la deriva autoritaria. Los peores vicios los per-
cibí desde el mismo inicio de la impronta de Néstor.

a la tecla de Función que, en Windows, se usa para refrescar una página de


internet. Así, la información se “actualiza”.
190 DANIEL OLIVERA

Periodista: -Al final, todas las precauciones que trató de im-


poner tu “amigo” el senador peronista, fueron en vano. Fuiste
al choque.
RLM: -La verdad es que fue así. Tuve un enfrentamiento
terrible con ellos. Ambos tenían una estrategia para polemi-
zar conmigo. Había un Fernández que hacía de bueno y otro
Fernández que hacía de malo. El que me agredía en público-
tuvimos un debate en televisión terrible- era Aníbal, y el que
me llamaba en privado y me hacía observaciones amistosas
era Alberto.
Periodista: -El viejo truco del policía bueno y el policía malo.
RLM: Con Aníbal, al final, terminé bien. No voy a decir que
“estuvimos de acuerdo”, pero entendió mis argumentos y mi
forma de hacer política. Sabía que iba a ser bravo y feroz, y
que él iba a ser impiadoso conmigo.
Una o dos veces fueron debates terribles. Pero después él
me tomó el tiempo y ya sabía cómo iba a reaccionar yo. En
vez de concentrarse en discutir –es muy buen polemista, sabe
“pelear” frente a las cámaras-, me atacaba con disparates que
parecían sólidos.
Hasta mi derrota en la campaña de senador de 2005, me
apuntaron todos los cañones. Me estigmatizaron con mentiras.
Periodista: -¿Por ejemplo?
RLM: -Decían que yo había bajado -en el famoso discurso
de abril de 2001- los sueldos de la educación y las jubilaciones.
¿Cómo les respondía? Mostrando los gastos de 2001 y los
gastos de los cuatros siguientes años. Y eso daba que en to-
dos esos años (2002, 2003, 2004 y 2005) se gastaba mucho
menos en educación que en 2001. Entonces, si íbamos a los
números, les ganaba la discusión. Además, no se habían baja-
do ni sueldos ni jubilaciones en ese programa.
Pero entonces, me armaron una campaña feroz con el ar-
gumento falaz de la reducción del gasto en la educación. Y
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 191

otra campaña tremenda sobre mi rol como ministro de De-


fensa. Todo lo que dijeron fue falso.
¿De qué se trató esa campaña? Editaron videos con salu-
dos míos, cuando fui ministro de Defensa, a formaciones mili-
tares. Obviamente yo usaba la fórmula castrense y decía –con
gran ímpetu-: “subordinación y valor”, y entonces la tropa
contestaba: “para defender a la Patria”. Este saludo se hace
así en la Argentina desde hace mucho tiempo y en el mundo,
se replican otros equivalentes.
Pero ellos, los que manejaban el aparato de propaganda
de los Kirchner, me mostraban como si yo fuera un jerarca
prusiano.
Yo les respondí con una ironía: les pedí que me mostraran
un solo video, de cualquier país, donde el ministro de Defensa
saludara a la tropa bailando salsa.
Tengo que reconocer que mi defensa encarnizada del rol,
en cualquier sociedad, de las fuerzas de seguridad y las Fuer-
zas Armadas, les vino de maravillas en un momento en el cual
vestir uniforme, convertía a uno en un objetivo a atacar.
Periodista: -¿Cuándo alcanzas a comprender que el “seten-
tismo” sería la “religión” del kirchnerismo?
RLM: -Creo que, como muchos, lo vi poco después que ga-
naron la presidencia, no antes. Cuando Néstor Kirchner fue
gobernador de Santa Cruz no tuvo esa narrativa y nunca se
ocupó de esos temas.
Simplemente recuerdo cómo se me trataba de estigmati-
zar en esos primeros tiempos del kirchnerismo, cuando yo
representaba un riesgo político para ellos.
Periodista: -Para la narrativa que se terminó de imponer
con la baja del cuadro de Videla, vos eras un blanco ideal.
RLM: -Es cierto. Y también me opuse, en los términos que
se opuso el doctor (Carlos) Fayt a que hubiera juicios con le-
gislación penal retroactiva: eso fue juzgar dos veces a la mis-
192 DANIEL OLIVERA

ma persona en la misma causa y desconocer la existencia de


jueces naturales.
Todas esas violaciones que hubo al derecho penal en el
mundo, están muy bien explicadas en los fallos de Fayt14. La
mayoría de la Corte Suprema –cuya composición alteró el
nuevo gobierno- usaba ese argumento sistemáticamente en
contra de esos valores. Y lo seguiría usando: esa idea de hacer
juicio con legislación retroactiva ha sido terrible.
Periodista: -Los Kirchner siempre estuvieron muy orgullo-
sos (en plena pandemia el presidente Fernández también lo
reivindicó) de la remoción de la “Corte automática menemis-
ta” y su reemplazo por una Corte más “progresista”. ¿Cómo lo
analizás vos?
RLM: -A mí todo lo que hizo esta gente con la Justicia me
pareció muy peligroso para la salud de la República. Siempre
coincidí con el criterio de De la Rua, en el sentido que para él
la Corte no debía ser modificada. Es muy importante la esta-
bilidad de ese órgano de Justicia. En Estados Unidos, proba-
blemente, la clave del éxito estuvo en esa cualidad.
En la Argentina, fue un hecho desgraciado cuando la Cor-
te Suprema validó los golpes de Estado del 6 de septiembre
de 1930 (cuando militares al mando de Uriburu derrocaron al
presidente Hipólito Yrigoyen) y el del 4 de junio de 1943 (el
que terminó con la presidencia de Ramón S. Castillo). De he-
cho, con esa “excusa” se le hizo juicio al máximo tribunal en el
primer gobierno de Perón, que había participado deliberada-
mente en ambos. Ahí se generó una gran inestabilidad, porque
desde ese momento todos los gobiernos soñaron que podían
tener una Corte Suprema propia. Ese fue el principio del fin del
Estado de Derecho y de la vigencia de la “Rule of Law”.

14 Carlos Fayt fue juez de la Corte Suprema durante más de tres décadas.
Emblema de la resistencia a los gobiernos de Néstor y Cristina Fernández
de Kirchner, estuvo en su cargo desde el 21 de diciembre de 1983 y
permaneció en él durante cinco presidencias de la democracia. Desde la
Corte lideró la oposición a la reforma judicial que impulsó el kirchnerismo
y resistió las presiones oficiales para que abandonase el cargo.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 193

Periodista: Llegamos a 2005, donde el kirchnerismo demos-


tró que se había convertido en una maquinaria electoral arro-
lladora, cuando derrotó por paliza al matrimonio Duhalde y se
quedó con, prácticamente, la totalidad del peronismo.
Y, también claro, marcó el final de una etapa en tu vida polí-
tica. Tu abrumadora derrota te dejó fuera del juego.
RLM: -Lo viví como lo que fue: mi derrota más significati-
va. La que me costó la inviabilidad política por muchísimos
años.
Periodista: -Otra vez hubo un grave error de cálculo políti-
co. Fuiste a competir en la Provincia de Buenos Aires, donde el
“kirchnerismo” y el “duhaldismo” libraron la “madre de las ba-
tallas”, cuando podrías haber ido como candidato en la Ciudad
y no quedar tan expuesto. ¿Por qué esa decisión?
RLM: -Decido ir a pelear en la provincia de Buenos Aires,
esencialmente, porque me parecía que esa elección iba a ser
crucial. No me imaginé que el peronismo se dividiría en dos
y que eso crearía una circunstancia muy complicada para mí.
La derrota del 2005 me sacó del espacio donde mi candida-
tura era importante.
Periodista: -La elección para senadores por la Provincia de
2005 fue, para tu carrera, una verdadera tragedia política15. Te
sacó del radar. Licuó todo lo que habías acumulado en la pre-
sidencial de 2003. Sumaste poco más de medio millón de votos
en la Provincia y quedaste lejísimo de Chiche Duhalde que salió
segunda, y que a su vez fue duplicado en votos por el Cristina.
Y lo peor, en términos de posicionamiento opositor, fuiste la
contracara de Mauricio Macri, que se consolidó como “el due-
ño” de la Ciudad de Buenos Aires, y al otro día inició un proceso

15 En las elecciones de 2005, el resultado para López Murphy fue


catastrófico. El líder de Recrear que supo salir victorioso en Capital y
quedar tercero en las presidenciales de 2003, quedó quinto en la provincia
de Buenos Aires, con poco más del 8 por ciento de los votos, detrás de
figuras como Marta Maffei y Luis Brandoni.
194 DANIEL OLIVERA

de acumulación que se cristalizaría una década más tarde con


su desembarco en la Casa Rosada.
RLM: -Diría que nunca fui mejor candidato que en el 2005
y nunca me fue peor en términos electorales. Era un buen
candidato, entendía muy bien las cuestiones cruciales que se
dirimían y era muy claro por qué tenía que ser senador por la
provincia de Buenos Aires.
Desgraciadamente todos los que se querían oponer a la
esposa de Duhalde se volcaron masivamente a votar por Cris-
tina, que era senadora por Santa Cruz y se presentaba para
ese mismo cargo pero en Buenos Aires. Intenté explicar a los
bonaerenses que una de las que había vaciado sus arcas fue
justamente Cristina Kirchner (como representante de Santa
Cruz). Les di números. Les expliqué, por ejemplo, que recibía
8 veces la cápita de Buenos Aires. No hubo caso.
Todo quedó circunscripto a una batalla entre peronistas.
Esa elección, la de 2005, me sacó viabilidad electoral. En
términos navales diría que me escoraron. Dejé de ser viable
para ganar una elección. Pasé a ser un candidato que podía
defender ideas, pero ya no podía ganar.
Periodista: -¿En ese momento pudiste mensurar que los Kir-
chner seguirían en la Casa Rosada durante diez años más?
RLM: -Sin dudas, predecir el futuro con absoluta precisión
no es mi especialidad (risas). Pero, ahí se combinó un conjun-
to de circunstancias económicas inmensamente favorables
para los Kirchner, como nunca había tenido el país, salvo la
primera década del siglo XX.
Periodista: -¿Decís que Néstor y Cristina tuvieron más “vien-
to de cola” que Perón en la posguerra?
RLM: -Tal vez es cierto. Agregaría que los tres primeros
años de la posguerra. Ese fue el otro momento de la historia
contemporánea donde la Argentina tuvo un escenario extre-
madamente favorable.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 195

Durante la Segunda Guerra Mundial hubo una inmensa


acumulación de divisas por parte de nuestro país. Cuando
Perón asumió, tenía en el Banco Central el equivalente a 200
mil millones de dólares de reservas (hablando en pesos ac-
tuales). Era colosal. Lógicamente, esos fondos deberían haber
financiado la inversión que no se había podido hacer durante
la guerra. Otro tipo de gobierno hubiera recuperado infraes-
tructura que varios años de conflicto habían deteriorado. Ha-
bíamos ganado mucho dinero con la Segunda Guerra Mun-
dial. No participar nos dio muchas posibilidades. Ellos, los
europeos, estaban destruidos y nosotros estábamos intactos.
Pero en la primera década de este siglo, desde mediados
del 2002 al 2014, tuvimos precios (en algunos períodos ex-
travagantemente altos) de nuestros commodities como nun-
ca antes habíamos tenido. Y durante tantos años seguidos.
Precios muy altos así también tuvimos en la posguerra y en
los primeros quince años del siglo XX.
Y, además, tuvimos una vinculación con nuestros vecinos
que no había sido tan intensa desde finales de los ‘80 y du-
rante toda la década del ‘90.
Y por si todo eso fuera poco, con Brasil viviendo una eu-
foria extraordinaria. Ese país, con una economía cinco veces
más grande que la nuestra, es como una gigantesca aspirado-
ra sobre la Argentina.
Eso hizo que, junto a una tasa de interés muy baja en el
mundo y con Brasil aspirándonos todo lo que le vendíamos
a un tipo de cambio enormemente favorable para nuestros
productos, se produjera una combinación excepcional.
Eso le dio al kirchnerismo una sensación de abundancia
enorme que le permitió, sin dudas, disimular ciertos “horro-
res”. Como, por ejemplo, esa locura que fue cancelar el prés-
tamo que nos daba el FMI a una tasa irrisoria del 3/4%, y en-
deudarnos con la Venezuela de Chávez al 15%. Un disparate.
Pero en una época de abundancia, todo lucía como fácil de
hacer. Aún un despropósito como ese.
196 DANIEL OLIVERA

Periodista: -A tu juicio el kirchnerismo no hizo nada bien.


Pero se sostuvo en el poder 14 años y medio. ¿Cómo explicás ese
contrasentido? ¿O lo explicás por sus errores?
RLM: -Fui un crítico acérrimo de entrada porque ellos eli-
gieron un modelo donde la economía del país se cerraba y se
alejaba del mundo, donde hubo un fortísimo crecimiento del
sector estatal y con la multiplicación exponencial de planes
sociales (que los había iniciado Duhalde en la crisis provo-
cada por el final de la Convertibilidad) y subsidios inútiles.
Además de descapitalizar el país por baja inversión y estan-
camiento en los volúmenes de exportaciones.
Y con un diagnóstico equivocado de cuán sostenible en el
tiempo sería un contexto externo “tannnn” favorable en ma-
teria de precios. No tuvieron ninguna lectura del argumento
de Raúl Presbich16.
Creo que ese rumbo que tomaron fue muy equivocado. En
particular el que impusieron luego de que echaran a Rober-
to Lavagna (cabe recordar que éste fue ministro de Economía
durante la presidencia interina de Eduardo Duhalde y luego
reconfirmado por Néstor Kirchner en 2003. Fue el artífice del
levantamiento del corralito en 2002 y del canje de deuda a
principios de 2005. En noviembre de ese año, dejó su cargo
luego de haber denunciado sobreprecios en la obra pública y
por diferencias ya insalvables con el entonces presidente Kir-
chner)
Porque mientras estuvo Lavagna, tuvieron cierta pruden-
cia presupuestaria. Después de su partida empezó un desas-
tre fiscal enorme, que se acentuó luego del 2007 cuando llegó
Cristina a la Presidencia.

16 Raúl Presbich redactó el documento fundacional de CEPAL, “El


desarrollo económico de la América Latina y algunos de sus principales
problemas”, que posteriormente fue conocido como el Manifiesto de la
CEPAL. EN él sentó las bases del enfoque centrado en las particularidades del
desarrollo de los países de la periferia del sistema mundial, especializados
en la producción de materias primas y alimentos.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 197

Ese descalabro que comenzó en 2005, después de la salida


de Lavagna, es el que hoy, quince años después, hace tan difí-
cil de “arreglar” a la Argentina.
Porque no es un desmadre de una obra o por un subsidio
en particular, sino que fue el resultado de duplicar el personal
del sector público, multiplicar por dos el número de jubilados
y aumentar indiscriminadamente los planes sociales y sub-
sidios, hasta el punto que en 2014 tuvimos un “Plan Cunita”.
O sea, se usaron circunstancias excepcionales (el precio
extremadamente alto de las commodities, la bonanza de Bra-
sil y las tasas bajísimas) para hacer creer la fantasía de que
había recursos para siempre. Y esa confusión dejo gastos per-
manentes que son muy difíciles de corregir aún hoy.
Cuando un gobierno jubila 3,5 millones de personas sin
aportes, al principio no parece un hecho tan grave, pero des-
pués, eso produce una crisis enorme. Lo mismo sucedió con
los dos millones de empleados públicos que ingresaron al
Estado o los millones de planes sociales que se pusieron en
marcha aluvionalmente. Todo eso creó una dependencia del
Estado y una carga sobre el sector privado, que –lógicamen-
te- comenzó a padecer impuestos extravagantes.
Y esos impuestos “increíbles” dejaron el país a la miseria,
sin inversión, sin innovación y prácticamente sin salida.
Por eso, cuando los precios internacionales tendieron a la
baja y se estancaron, el país dejó de crecer y no pudo hacerlo
nunca más de manera sostenible.
Periodista: -¿Se equivocó Néstor cuando nominó a Cristina
como “su” candidata en 2007, y no fue por su propia reelección?
RLM: -En ese momento ellos sentían que tenían el control
absoluto de la Argentina. Siempre recuerdo que, mientras
recorría la provincia de Buenos Aires en campaña para las
elecciones de 2007, en una reunión con productores agrope-
cuarios de Azul, pude notar que ellos, en general, le tenían
simpatía al matrimonio Kirchner.
198 DANIEL OLIVERA

Yo no lo podía creer, padeciendo como padecía las políti-


cas aplicadas al campo. Entonces les dije -cómo habrá sido mi
impresión que hasta hoy lo recuerdo-: “después de las elec-
ciones les van a subir las retenciones de una manera espeluz-
nante”.
Periodista: -Así era entendible que no te votaran. Les esta-
bas “pinchando el globo” en un momento en el que el país vivía
un boom de nuevos derechos y una bonanza económica inédita.
RLM: -Pero yo tenía que decirles a los productores lo que
sucedería, decirles la verdad. Y así fue. Inmediatamente des-
pués de las elecciones subieron las retenciones. Y no con-
tentos con esa suba espectacular las volvieron a subir con la
resolución 125, refrendada por el entonces ministro de Eco-
nomía, el radical Martín Lousteau.
Así fue cómo en octubre de 2007 pegaron un golpe brutal
a las retenciones, y en marzo de 2008 le dieron el mazazo
definitivo con “la 125”: ahí fueron muy lejos. Así se produjo la
primera gran crisis para el “kirchnerismo”.
Periodista: -Cuándo les anticipaste a los productores agro-
pecuarios de Azul que se vendría una gran suba en las reten-
ciones, ¿fue porque tenías información “desde adentro” o fue el
pronóstico de un economista que leía la evolución de los núme-
ros del gobierno?
RLM: -Era lógica pura. Los Kirchner subieron el gasto a
un ritmo espectacular y alguien tenía que pagar esa cuenta.
Por el modelo de economía que proponían, ellos tenían que
cerrar la economía y ese “cierre” lo financiarían con la suba
de las retenciones al agro y con mayor inflación y descapita-
lización.
Pero lo que me sucedió con los productores en Azul, no fue
un hecho aislado. Me pasó en Olavarría, 25 de mayo y muchos
otros pueblos de la Provincia. Muchos productores argumen-
taban que yo estaba “enceguecido” en mi batalla contra los
Kirchner. Y la verdad es que en un punto tenían razón: mis
opiniones contra los Kirchner eran muy agresivas.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 199

Pero al final, cuando el Gobierno los machacó con “la 125”,


no tuvieron más alternativa que darme la razón.
Periodista: -Por ese tiempo (2007) tus colegas de la oposi-
ción política también parecían poco afectos a criticar a Néstor
y Cristina.
RLM: -En ese momento, tenía la sensación de que el sis-
tema político era muy contemporizador con el Gobierno. En
cambio, yo lo confrontaba sin piedad.
El escándalo de las tierras fiscales en Santa Cruz, donde
habían vendido todas las propiedades del Calafate al “matri-
monio” y sus parientes y amigos, para que después las reven-
dieran a cien veces más de su valor, a mí me parecía un horror
imposible de tapar. Y hacía lío con eso. Quería que se hablara
de ese tema. Pero, salvo Elisa Carrió, que hacía más lío que yo,
el resto no registraba esa jugada.
No olvidemos que el candidato del radicalismo en 2007
fue Roberto Lavagna, que venía de ser ministro de Economía
de Néstor, y por supuesto no tenía un discurso agresivo ni po-
tente, como se necesitaba para hacerle frente a ese tandem.
Digamos que muchas veces me sentí “el llanero solitario”
yendo a los medios a batallar contra las locuras de Chávez en
Venezuela y los Kirchner en nuestro país.
¿Un ejemplo simple pero elocuente? En los programas de
televisión todos festejaban el “exprópiese” de Chávez. Todos,
menos yo, que decía: “eso va a terminar en un colapso com-
pleto”. Miremos hoy lo que queda de Venezuela. Y ahora nadie
quiere refrescar esos videos donde describí el futuro con pre-
cisión: no les conviene.
Periodista: -Tanto ritmo le impusiste al relato, que nos “sal-
tamos” la famosa Cumbre del ALCA en Mar del Plata, que mar-
có el nacimiento del “bolivarianismo” explícito como corriente
anti Estados Unidos.
200 DANIEL OLIVERA

MLM: -Ahí también, otra vez, tuve una opinión totalmente


contraria al rumbo que tomó la Argentina gobernada por los
Kirchner.
El ALCA (el Área de Libre Comercio de las Américas) fue
un proyecto que nació en la I Cumbre de las Américas reali-
zada en Miami en 1994, con el propósito de expandir hacia
América Latina –excluyendo a Cuba- los efectos del Tratado
de Libre Comercio de América del Norte. Se trató, sin dudas,
de una inmensa oportunidad para Argentina y el resto de
América Latina.
Teníamos un tipo de cambio muy competitivo (en noviem-
bre de 2005 cada dólar costaba 2 pesos con 96 centavos),
estábamos en las mejores condiciones para aprovechar esas
circunstancias extraordinarias y lograr lo que consiguieron
México, Chile, Perú, y Colombia, por ejemplo.
Fue un error estratégico extraordinario, como el que co-
metimos (en realidad el error lo cometió Perón y la élite
intelectual de ese tiempo) a la salida de la Segunda Guerra
Mundial, creyendo que existiría una “Tercera Posición” como
resultado de una nueva guerra. Esto fue igual. Le erramos al
blanco (otra vez, la pifiaron los Kirchner) por 180 grados. La
oportunidad era magnífica, en especial por el tipo de cambio
competitivo que teníamos en 2005. Pero tomamos -otra vez-
para el lado equivocado.
Periodista: -También es cierto que George Bush (hijo), con
su excesiva prédica “anti terrorista” global y su poca empatía
con los temas de la región, permitió -probablemente por omi-
sión- que creciera un liderazgo como el de Chávez (muy aliado
a la Cuba de Fidel Castro), que en Mar del Plata hasta se animó
a decir: “ALCA, al carajo con el ALCA. Los pueblos de América
entierran hoy al ALCA”.
RLM: -Mi planteo fue, en ese momento, con lo que a mi
leal saber y entender eran los intereses de la Argentina. Con
el ALCA tuvimos la posibilidad de llegar a un acuerdo equili-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 201

brado, que nos abría un campo exportador amplio y nos daba


inserción en el mundo.
En ese tiempo, el comercio crecía mucho más rápido que
el PBI, y con un tipo de cambio competitivo como el que te-
níamos, estábamos en condiciones de aprovechar de una ma-
nera extraordinaria esa oportunidad para generar inversión,
empleo, productividad y modernización.
Periodista: -El entonces presidente Lula Da Silva, represen-
tando a Brasil, pese a estar en la foto junto a Néstor y Chávez,
no desaprovechó tanto esa oportunidad del ALCA.
RLM: -No, claro. Pero nosotros nos dejamos arrastrar a la
locura de Chávez. El “Comandante” proponía una cosa dispa-
ratada, demencial, sin ningún proyecto sensato. Y los Kirch-
ner se dejaron llevar por esa locura tropical.
Chávez deliraba, creía que iba a ser infinitamente rico. Re-
cuerdo una discusión que mantuve en 2005 con economistas
y funcionarios del “chavismo” en Brasilia.
En esa reunión, los “chavistas” –que no eran tontos- es-
taban convencidos que esa inmensa riqueza nunca acabaría.
El precio del petróleo había subido (el 21 de noviembre de
2007 el barril de petróleo -de 159 litros- cotizó a 99.29 dóla-
res) casi un 60% en un año, y ellos decían que el precio se iba
a ir a “las nubes” e iban a tener unas rentas inmensas.
“Acá hay que administrar la riqueza”, me decían. Yo tenía
la sensación de que el precio del petróleo iba a ir un poco
más arriba y después iba a caer, como lo hizo históricamente.
“Bueno, no. Usted no sabe nada López Murphy”: me dijeron,
ignorando absolutamente el ciclo de las commodities.
Sostenían –sin ninguna argumentación sólida- que se había
acabado el petróleo en el mundo. Y hoy, trece años después,
vemos que nunca hubo más abundancia que la actual.
Así de delirantes eran estos personajes que tenía el “cha-
vismo”. Lo peor de esta situación, es que recuerdo a varios
funcionarios y políticos argentinos -cuyos nombres no voy a
202 DANIEL OLIVERA

revelar- que se divertían en ese debate, dándoles la razón a


esos energúmenos. Sólo para hacerme enojar.
Pero así es. Después la vida probó quién tenía razón.
Periodista: -¿Por qué motivo la Argentina se dejó arrastrar
por el delirio de Hugo Chávez y su régimen?
RLM: -Fue una jugada loca. En esa misma reunión en Bra-
silia pude percibir que los funcionarios “kirchneristas” creían
-sin el nivel de delirio de los “chavistas”- que había un espa-
cio espectacular para el precio de las commodities del agro.
Y yo no veía que el fenómeno chino -de crecimiento al 8 o 9%
anual- permitiera que nuestros precios “volaran” indefinida-
mente en el tiempo.
¿Qué quiero decir con esto? Que yo no creía que los pre-
cios iban a ser extraordinarios para los chinos, para Chávez y
para todos.
Ellos me contestaban que aún faltaba “lo mejor, por venir”.
Periodista: -Pero el fenómeno de China como locomotora de
nuestros commodities existía, era real.
RLM: -Por supuesto y fue una época muy venturosa. Lo
que a mí me parecía, fue que no era inteligente apostar a que
un país siempre fuera a tener “buena suerte”.
Es cierto que las predicciones de bonanza de los funciona-
rios “kirchneristas” eran menos disparatadas que los argu-
mentos de los “chavistas”, que directamente eran delirantes.
Pero a mí me sonaba muy difícil sostener esa construcción en
el tiempo.
Periodista: -Pero de golpe, arrancó 2008 y con él comenzó
una serie de “eventos desafortunados” para el kirchnerismo. El
inicio de la crisis global de las hipotecas norteamericana y -a
nivel local- la rebelión del campo ante la asfixia impositiva que
desató la famosa resolución 125.
¿Ahí, sentiste o creíste que el gobierno de los Kirchner se
derrumbaba?
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 203

RLM: -No. Sabía que tenían una resiliencia alta. Sí creí y


sentí que había cambiado el clima político. La opinión públi-
ca había salido del “encandilamiento” y había surgido una
conciencia sobre lo que estaba ocurriendo en la Argentina y
sobre la deriva del gobierno que hasta ese momento no se
había dado.
Se armó un polo contrario poderoso, que es el que llevó a
la oposición a la victoria del 2009, pero, que no logró percibir
el dramático cambio de circunstancias externas nuevamente
favorables que sobrevendría en 2010 y 2011.

***

No apuremos la marcha. El 17 de julio de 2008 a las 5 de


la madrugada, el vicepresidente de Cristina Kirchner Julio
Cobos volteó -con su voto “no positivo” que desempató una
votación de 36 votos a favor y 36 en contra- en el Senado la
resolución 125, que establecía retenciones móviles para las
exportaciones de soja, maíz y trigo. Y con él, le propinó al
kirchnerismo el primer golpe severo que recibió tras más de
cinco años de hegemonía política.
El sufragio de Cobos fue más que simbólico ya que él era
el segundo en la línea de sucesión presidencial. En los cuatro
meses previos, el campo, embanderado detrás de las cuatro
entidades rurales más significativas, había sido el catalizador
que unió a toda la oposición política y social (alcanzaría con
recordar los cortes de rutas en todo el país y las multitudina-
rias concentraciones en Rosario y en Palermo, para dar con-
texto al clima de época) al gobierno de los Kirchner.
Al otro día (18 de julio de 2008) el entonces jefe de Gabi-
nete -y hoy Presidente-, Alberto Fernández, anunció que el
Gobierno daría marcha atrás y dejaría sin efecto la norma.
Periodista: Esa noche en la que toda la Argentina estuvo en
vela esperando el resultado, ¿de verdad no “fantaseaste” con
que el gobierno de Cristina Kirchner se caía?
204 DANIEL OLIVERA

RLM: No. Ellos representaban un bloque importante y no


se iban a dar por vencidos tan fácilmente.
Periodista: -Hagamos pie en 2009, otro año aciago para los
Kirchner. Néstor pierde, a manos del empresario “neo peronis-
ta” Francisco de Narváez, la elección de medio término en la
provincia de Buenos Aires. Su tiempo político parecía agotarse.
La oposición se reagrupó y pasó a comandar la Cámara de Di-
putados y en algún momento pareció desarrollar un auténtico
“gobierno paralelo”.
¿Por qué no estuviste en esa foto? Justamente después de
haber protagonizado, casi en soledad, la primera oposición
seria a la hegemonía K.
RLM: -Trabajé –literalmente- para ayudarlos. Muy duro.
Pero debo recordar que yo había quedado muy herido por
mi doble fracaso: en la elección a senador de 2005, a lo que se
sumó la elección de 2007, donde fui en un doble rol (candida-
to a presidente y también a diputado) y me quedé con las ma-
nos vacías al salir sexto y conseguir apenas 1.1% de los votos.
La muy mala elección de 2007 tuvo otro efecto muy negativo:
mi relación con Mauricio Macri quedó muy afectada.
Todo eso explica por qué en 2009 ya había perdido tanto
volumen político.
Periodista: -Podés contar, con el mayor detalle posible, qué
pasó en tu relación política con Macri y Carrió en 2007. Y por
qué afectó tanto tu futuro como uno de los líderes de la oposi-
ción.
RLM: La historia fue así: en junio de 2007, Elisa Carrió me
ofreció ser candidato a senador por la Ciudad. En ese momen-
to yo me postulaba a presidente por Propuesta Republicana.
Por la evaluación política que hice en ese momento, estaba
dispuesto a bajar mi candidatura a presidente y ser candida-
to a senador por la Ciudad sólo si integraba la coalición con
Macri, que ya estaba consolidado.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 205

Carrió, en ese momento, me dijo con mucha claridad: “mi


límite es Macri. Vos sí, Macri no”. A mí, me hubiera ido muy
bien en la Ciudad. Pero tengo lealtad. Mi palabra es sagrada.
Y como lo había hecho con Patricia Bullrich en el 2003,
tenía un compromiso y no estaba dispuesto a provocar una
ruptura para ser senador. En vista de las circunstancias, se-
guramente lo hubiera conseguido.
Pero los términos que Carrió me imponía en aquellas dis-
cusiones –que eran entendibles desde su proyecto y perspec-
tiva- no eran aceptables para mí.
Periodista: ¿No la pudiste convencer?
RLM: Ella tenía la idea de que yo no me aliara con Macri,
porque su “límite” era él. La vida después la llevó por otros
rumbos y terminó siendo “socia” de Macri. Pero en ese mo-
mento, en la casa de Enrique Olivera, estaba en otro lugar y
eso nos llevó a largas horas de discusión.
Le expliqué diez veces que no podía cometer esa desleal-
tad. Pero no hubo caso.
Periodista: -¿Y mientras tanto, ¿cómo se portó Mauricio Ma-
cri con vos?
RLM: -La dura verdad es que en las elecciones de 2007 no
se portó nada bien. Macri, a mis espaldas, hizo pactos y llamó
a votar por gente que competía conmigo. Fueron muy deslea-
les. Y ahí comenzó la ruptura con el PRO, que se completó en
2008 cuando -en una elección interna muy amañada-, Este-
ban Bullrich se quedó con Recrear y lo puso a disposición del
macrismo.
Lo más doloroso para mí, es que en 2007 hice el sacrificio
de no ser candidato a senador en la Ciudad para no romper
la coalición opositora a los Kirchner. Por eso, la deslealtad me
pareció intolerable. No me afecto anímicamente. Pero me pa-
reció una bajeza de nivel superlativo.
206 DANIEL OLIVERA

Periodista: -¿Vos decís que no afectó tu ánimo la sucesión de


reveses electorales y la “traición” del macrismo, que se quedó
con la marca “Recrear” y la licuó?
RLM: -Siempre tuve una firme convicción en mi propuesta
para el país. Estaba convencido de que mi mensaje era el más
modernizador de la Argentina. Soy nieto de vascos e irlande-
ses y llevo en la sangre la tenacidad. A esa cualidad, los adver-
sarios le dicen “testarudez”.
Creí que mi propuesta tenía una frescura que iba a ser
la bandera alternativa a todo el populismo ramplón que yo
veía campear. Además, buena parte de mi vida política la
hice adentro del radicalismo, como expresión de una minoría
muy pequeña. Estaba acostumbrado a la pelea desde posicio-
nes de desventaja numérica. Siempre tuve que defender mis
ideas en contextos adversos.
Periodista: -Pero una cuestión es defender ideas en contex-
tos adversos, y otra muy distinta es soportar la traición y la
deslealtad.
RLM: -Tal cual. Las deslealtades y las actitudes que no son
sanas me abrieron los ojos. Hasta ese momento (cuando fue
la elección interna de Recrear en 2008) tuve una lectura más
“indulgente” de muchas cosas que no me parecían bien. Pero
a partir de ahí se acabó mi indulgencia.
Yo tenía el sano propósito de pretender unificar las ex-
presiones de la oposición que eran más pro sociedad abierta,
más economía de mercado, más lógica modernizadora. Y a
tono con ese espíritu, me pareció que Macri y la expresión
política que lo acompañaba (Compromiso para el Cambio)
serían compañeros de ruta imprescindibles.
Ahora bien, las deslealtades me pusieron en alerta. A par-
tir de ahí no pude ser más indulgente. Se me cayó la “tela” que
me nublaba la vista.
Y no tuvimos más relación con Macri y el macrismo.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 207

Toda esa larga historia explica por qué en el 2009 trabajé


duramente para ayudar a la oposición, pero ya no fui candi-
dato.
Eso responde, también, mi ausencia en la famosa foto de
la noche del triunfo de De Narváez ante Néstor Kirchner en
2009.

***

En esa foto, se ve un abrazo victorioso entre Mauricio Ma-


cri, Felipe Solá y Francisco de Narváez en un hotel porteño.
“Rubricaron”, así un frente para las legislativas de ese año
que derrotara de una vez a los Kirchner. Lo lograron, pero
esa alianza duró lo mismo que un suspiro: al poco tiempo, se
separaron.
RLM: Y todos esos sucesos explican también que yo no es-
tuviera en la Cámara de Diputados, cuando el llamado “Grupo
A” (nombre que se le dio a prácticamente todos los bloques
opositores al kirchnerismo) se repartió el control de la Cáma-
ra baja desde diciembre de 2009 a mediados de 2010.
No estuve en el engranaje electoral de la oposición, pero
traté de ayudar. Recorrí, con gente conocida, la Provincia de
Buenos Aires. Y otra vez, protagonicé anécdotas que parecen
graciosas, pero que son muy sintomáticas respecto a los pro-
blemas que arrastramos los argentinos.
Periodista: -A ver…
RLM: -Lo rescato porque era algo que se repetía sistemáti-
camente. Iba a una municipalidad del interior de la Provincia,
hacía mi exposición (que era seguida con mucha atención y
con indisimulable simpatía), pero al final siempre planteaba
el tema del empleo público y su efecto nefasto sobre la eco-
nomía.
Entonces, preguntaba: “¿cuántos empleados tiene hoy esa
municipalidad y cuántos tenía en 1983”? Y ahí cambiaba el
208 DANIEL OLIVERA

clima. Era una pregunta muy incómoda. Todos sabían que ha-
bían hecho barbaridades con el empleo público.
Periodista: ¿Cómo explicás el repunte fenomenal de los Kir-
chner a partir de 2010 y la debacle de una oposición que los
había tenido “groggy” en 2009 tras la derrota de Néstor Kirch-
ner en las legislativas?
RLM: -Por un lado, porque hubo una fuerte dispersión de
intereses políticos de los diferentes grupos de la oposición.
Pero, a mi juicio, la oposición no analizó el contexto mun-
dial y regional con propiedad. La vigorosa explosión de los
precios de nuestras commodities, y por sobre todo la feno-
menal tracción que hizo Brasil, que volvió a comprar todo lo
que le vendíamos debido a una revaluación enorme..
Ese combo, fue lo que generó para ella (Cristina) la in-
mensa oportunidad del 2011, donde terminó por conseguir
el 54% de los votos.
Periodista: -Cuando el macrismo te desplazó del centro de
la política a la periferia, con toda la carga negativa que eso
implicó, también te dio la oportunidad de ver y analizar la rea-
lidad en mayor profundidad. ¿Eso explica que vieras, antes que
otros opositores, el resurgimiento electoral del “kirchnerismo”?
RLM: -En esa época yo estaba muy golpeado en términos
políticos, pero estaba anímicamente fuerte.
Me dediqué a estudiar. Durante todo 2010 asistí con regu-
laridad a esos grupos que analizaban el comportamiento de
la sociedad con el instrumento de la Cámara de Gesell. Una
de las revelaciones que más me sorprendió, fue que ese año
-y aún antes de la muerte de Néstor Kirchner-, el gobierno de
Cristina recuperaba popularidad.
Esos estudios realizados con la Cámara de Gesell fueron
útiles para comprender mejor la sociología de los votantes.
Aprendí mucho.
En especial para mí -pero lo puedo hacer extensivo a la
gran mayoría de los dirigentes políticos- que provengo del
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 209

ambiente universitario, que soy profesor, y que mi vida está


influida por todo ese ambiente calificado y educado.
A través de ese instrumento me pude sumergir en las re-
flexiones y los pensamientos de los sectores sociales más ba-
jos. Y ahí descubrí que esos sectores valoraban mucho mejor
al kirchnerismo y por lo tanto, la ponderación del gobierno de
Cristina era mucho más alta de lo que los opositores creían.
Una parte muy grande la sociedad, como decía Perón, se
fijaba en la “víscera” más importante: “el bolsillo”.
Eso demostraba también, que cuando la economía va para
arriba, aunque se hagan las barbaridades que se hagan, la
ciudadanía empieza a mirar al político “lindo y de ojos celes-
tes”. En cambio, cuando los indicadores económicos van hacia
abajo, aunque ese político sea un fenómeno, lo van a matar.
Por eso creo enfáticamente que, en las legislativas de
2021, el peronismo tendrá una derrota severa, aún con con-
diciones favorables recientes en precios y tasas de interés.
Pero volvamos al 2010/2011. Mi lectura de esos años es
que la gente estuvo muy influida por una coyuntura económi-
ca muy favorable. Y eso no lo comprendió la oposición.
Tanto es así, que en todos los almuerzos y cenas a donde
asistí en 2011, pronosticaba (es cierto que nunca decía cuál
era mi “secreto”) que Cristina iba a ganar en primera vuelta.
Y todos mis amigos creían que estaba loco.
Periodista: -Para los festejos del Bicentenario, en mayo de
2010, ya se notaba con claridad que el clima social era favora-
ble a los Kirchner: en esa semana de celebraciones, cerca de 6
millones de personas salió a las calles.
RLM: -Lo que yo había visto en esos grupos de análisis
sociológico, quedó confirmado en el Bicentenario. La idea de
prosperidad que había en ese tiempo fue muy grande. Y esa
sensación la supo canalizar muy bien el kirchnerismo.
210 DANIEL OLIVERA

Periodista: ¿Cómo recordás la mañana del 27 de octubre de


2010, cuando el país conoció la noticia de la muerte de Néstor
Kirchner?
RLM: -Comprendí que debía tener una actitud civilizada
frente a un hecho de esa magnitud. Y tomé una decisión muy
arriesgada, cuando -al día siguiente- trajeron el féretro a la
Casa Rosada y fui a dar el pésame al gobierno nacional.
Recuerdo que fui caminando por las calles y vi muchísima
gente haciendo cola para despedir, por última vez, a Néstor
Kirchner. La verdad es que pude caminar, observar, llegar solo,
caminando entre la gente y no tuve ningún inconveniente.
Esa noche me invitaron a la televisión (al programa de
Alejandro Fantino, “Animales Sueltos”) y tuvo un rating es-
pectacular, tanto que el programa duró como tres horas. To-
das las preguntas apuntaron a que explique por qué había
ido a saludar, cuando yo había sido un acérrimo opositor al
gobierno. Y señalé lo que pensaba: que el país necesitaba que
todos actuaran de manera racional, civilizada y constructiva.
Dicho así, parece que todo fue como si hubiésemos estado
en un país escandinavo. Y la verdad que los cruces al aire fue-
ron durísimos. Yo no hice una sola concesión al kirchnerismo
-fui implacable- y los panelistas de “ellos” me atacaron con
ferocidad. Tanto que se paraban de sus sillas para “discur-
searme”. Eso seguramente dio mucho rating, lo que me llevó
a recordar mis épocas de dirigente universitario en La Plata
de los ‘70.
Periodista: -Entonces tu diagnóstico fue que Cristina ganó
con el 54% de los votos por la conjunción de, al menos, tres fac-
tores: el alza en el precio de los commodities y el impulso de la
economía brasileña; la muerte de Néstor Kirchner que re-crea
un clima social favorable al Gobierno y la escasa visión política
de la oposición, que además se fragmenta.
RLM: -Creo que entre 2010 y 2011 hubo una recuperación
espectacular del precio de las commodities, que tuvo su im-
pacto en Brasil, Paraguay y Uruguay, o sea en el Mercosur.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 211

Y, además, una reevaluación enorme del Real brasileño,


que actuó como una inmensa “aspiradora” sobre los bienes
y productos argentinos. Eso generó una mejora de más del
50% en el PBI de Brasil, no porque creciera en términos rea-
les, sino porque su moneda (el Real) se revaluó mucho. Brasil
pasó a tener un PBI de dos trillones y medio de dólares. Si un
país está al lado de una economía que se infla de esa manera
es inevitable que se produzca un efecto de “arrastre”. Eso su-
cedió con la Argentina y el resto de los países vecinos a Brasil.
Si pensamos que Argentina venía de una aguda contrac-
ción (el PBI de ese año cayó un 5.9%) en el 2009 (producto de
los errores del gobierno y también del crac financiero inter-
nacional por la crisis de las hipotecas en los Estados Unidos),
esa reversión violenta de la situación externa (commodities
más Brasil) hizo lucir más (en 2010 el PBI creció 10.12%) esa
sensación de prosperidad que vivían los argentinos. Y si eso
le sumamos el factor sicológico y sociológico que implicó la
muerte de Néstor Kirchner, podemos entender por qué Cris-
tina arrasó en 2011, cuando además el país siguió creciendo
al 6%: un ritmo menor pero suficiente como para que la so-
ciedad comprara la ilusión de un país que avanzaba.
Periodista: -Lo que no evaluaste fue el rol de la oposición,
que parecía muy fuerte en 2009 y en apenas dos años se quedó
sin “fuelle”.
RLM: -La oposición cometió el error de fragmentarse en
varias facciones. Y esa fragmentación dio lugar a una catas-
trófica debacle en 2011. Porque la derrota no hay que anali-
zarla sólo el porcentaje que “ella” (Cristina) sacó -que de por
sí fue muy, muy alto-, sino y sobre todo, por el nivel de frag-
mentación de la oposición.
Tuvimos muchas candidaturas (Duhalde, Alfonsín, Rodrí-
guez Saa, Carrió, Binner y Altamira) para tan pocos votos.
Entonces, no sólo las circunstancias fueron muy favora-
bles al gobierno de Cristina, sino que la oposición lució muy
desorganizada. Y eso produjo una hegemonía de poder enor-
212 DANIEL OLIVERA

me– y de concentración interna dentro del kirchnerismo, ya


que muy rápido comenzó a notarse la ausencia de Néstor Kir-
chner- en la figura de Cristina.
Periodista: ¿Y dónde te ubicás vos, en esa “fragmentación”,
cuando 2011 se transformó en un culebrón sin audiencia para
la oposición?
RLM: -Hice todos los esfuerzos posibles para que la opo-
sición marchara en bloques más homogéneos. Traté –como
pude- de ayudar al candidato del radicalismo (Ricardo Alfon-
sín), no por afinidad sino porque me parecía que era donde
más fácil podía converger la oposición.
Pero él (Alfonsín) no tuvo un discurso alentador y no logró
alcanzar un acuerdo con Binner. Todo terminó en un desca-
labro.
Periodista: Para vos, en términos personales y políticos,
2011 también significó tu “derrota del Peloponeso”. El 10 de
julio de 2011, competiste –bajo el sello del Partido Autono-
mista- en la primera vuelta para dirimir quién sería el jefe de
Gobierno de CABA en el período 2011-1015, y quedaste último
con el 1.40% de los votos.
Y, como contrapartida, otra vez Mauricio Macri jugó sus
cartas con astucia (en la versión oficial tanto Durán Barba
como su papá Franco Macri le aconsejaron no enfrentar a “la
viuda” en las presidenciales) y decidió hacer de la Ciudad de
Buenos Aires su fortaleza, hasta que los “vientos” cambiaran.
RLM: -En ese momento tenía una gran discrepancia con
todo lo que se hacía en la Ciudad, y la verdad es que me fue
muy mal.
Mi idea fue tratar de poner en blanco sobre negro los pro-
blemas que veía en la Ciudad, con la idea de que eso sirviera
como un gigantesco “warning”.
Intenté instalar una gran advertencia sobre lo que podía
pasar en el país si esa mala gestión en la Ciudad se replicaba
a nivel nacional.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 213

Desgraciadamente, los porteños no escucharon mi voz de


alarma y cuando Macri saltó a la Nación cometió, como era
previsible, las mismas fallas que en la Ciudad. Con una salve-
dad: en proporción, el país (Argentina) tiene sólo un tercio de
la riqueza que posee Buenos Aires. Por eso creí (y la realidad
demostró que así fue) que ese experimento político que no
había sido bueno en la Ciudad, replicado a nivel nacional ter-
minaría mal, tal como efectivamente ocurrió.
Periodista: -Pero a un precio descomunal: terminaste últi-
mo en un lote de diez competidores…
RLM: -Me mató la polarización entre los K y el “macrismo”.
Lo que no quiere decir que mi discurso no haya sido escucha-
do. O sea, logré que mucha gente entendiera lo que estaba
mal en la Ciudad, y con el tiempo esa idea finalmente maduró.
A veces los procesos históricos son más lentos que las candi-
daturas.
El argumento que usé fue que, como jefe de Gobierno de la
Ciudad, De la Rua gastaba 2.800 millones de dólares por año,
mientras que Macri gastaba 9.000 millones de dólares. Eso
implicaba que algo estaba muy mal en la Ciudad.
O sea, les marqué a los porteños que el experimento del
PRO en la Ciudad, que había seguido los dislates que hacían
los Kirchner a nivel nacional, significaba un mal gobierno.
Y el período 2015-2019 demostró que estaba en lo cierto.

***

Como si la varita mágica de Harry Potter se hubiera agota-


do para Cristina Kirchner la noche del 23 de octubre de 2011
cuando consiguió triunfar con el 54% de los votos, cinco días
después (el 28 de octubre) ella en persona tuvo que instruir
a Amado Boudou (por entonces ministro de Economía y fla-
mante vicepresidente electo) para que éste impusiera el pri-
mer cepo cambiario. El dólar tenía un valor de 4.25 pesos y la
alternativa a ese cepo sería una devaluación importante. Un
214 DANIEL OLIVERA

dilema de hierro ante el drenaje incesante de reservas que


golpeó duramente al BCRA de la época.
Así arrancó el segundo periodo de CFK al frente del Eje-
cutivo y el tercer mandato consecutivo del kirchnerismo en
el poder.
El cepo cambiario sólo fue un anticipo de un período eco-
nómico marcado por la inestabilidad (el PBI cayó en los años
no electorales -1.02% en 2012 y -2.51% en 2014- y subió en
los años electorales –+2.40% en 2013 y + 2.73% en 2015) y
por una profunda desconfianza sobre el rumbo económico y
político elegido por el kirchnerismo.
El 22 de febrero de 2012, la llamada Tragedia de Once (un
accidente en el cual una formación del tren Sarmiento cho-
có contra el parachoques de la estación de Once y provocó la
muerte de 51 personas y 789 heridos), alteró el clima políti-
co y social del país. El accidente puso en evidencia las fallas
estructurales y de corrupción en los servicios públicos admi-
nistrados por el Estado.
Para completar la trilogía nefasta, en mayo de 2012 el
Congreso Nacional, a instancias de CFK, votó la expropiación
del 51% de las acciones que retenía el consorcio español
Repsol-YPF, iniciando una aguda controversia internacional
y sumando muchos puntos al “riesgo país”, que reflejaba la
enorme inquietud de los mercados financieros.
Otra vez, las encrucijadas del destino (y por sobre todo
las acciones de sus gobernantes) ponían al país en la senda
de una antinomia insalvable. Lo que en las décadas de la Or-
ganización Nacional fueron las guerras civiles, después fue
el peronismo-antiperonismo, ahora tendría el nombre pos-
moderno de “La Grieta”. Como si se tratara de un ente supra
humano.
Hacia esas profundidades viajará –en los próximos años-
un “magullado” pero tenaz Ricardo Hipólito López Murphy.
Siempre en la búsqueda de una luz que alumbre la salida co-
rrecta de las recurrentes crisis argentinas.
VII

2013 es un año bisagra en la historia contemporánea ar-


gentina. El kirchnerismo, que había dominado con relativa co-
modidad la escena política, cumplía una década en el poder.
Como en un flashback cinematográfico, los argentinos vie-
ron las imágenes de un desconocido Néstor Kirchner que ju-
gueteaba con el bastón presidencial -el 25 de mayo de 2003-
como si fuera el Rosebud del Ciudadano Kane. O que salta-
ba la valla, al estilo cancha de fútbol, de la Casa Rosada para
abrazar a la pequeña multitud que Eduardo Duhalde le había
logrado reunir ese frío día de su asunción. O que inauguraba
una maratón de populismo cerril, invitando al visitante que
se le cruzara a sentarse en el sillón de Rivadavia.
Pequeñas postales de un tiempo político inédito en la de-
mocracia nacida el 10 de diciembre de 1983. Un collage que
entremezclaba conceptualmente al peronismo del ‘45 con las
teorías políticas postmodernas de Amor-Odio, que pregonaría
el teórico Ernesto Laclau. Después sobrevendrían la masacre
política que los Kirchner le propiciaron al matrimonio Du-
halde. La carnicería mediática a la que NK expuso a Roberto
Lavagna (Economía) y Martín Redrado (BCRA), para quedar-
se con el poder supremo. La elección de Cristina como parte
del plan para quedarse 20 años en la Presidencia alternando
el cargo. Los escándalos de Skanska y las valijas del agente
venezolano Antonini Wilson. La locura de ir “por todo” au-
mentando las retenciones agropecuarias con la famosa reso-
lución “125”. La rebelión chacarera de 2008-2009 que puso
a Cristina a un golpe del nocaut. La derrota de Kirchner en
la Provincia a manos del millonario Francisco de Narváez. La

215
216 DANIEL OLIVERA

resurrección política del kirchnerismo en el agora de Parque


Lezama y el germen de la Cámpora. La histórica andanada de
Cristina contra Hugo Moyano ante un Monumental repleto el
1 de mayo de 2010. La increíble decisión de apropiarse de los
fondos de la AFJP y la jubilación “sin aportes” de 3 millones de
personas. La muerte súbita de Néstor Kirchner y el velatorio
cual mise-en-scène que catapultó a Cristina a su reelección en
2011. El efecto Brasil que posibilitó que el kirchnerismo tu-
viera los dos saltos más importantes del PBI en 2010 y 2011.
El 54% de Cristina y casi de inmediato la tragedia de Once y la
devaluación inevitable de Kicillof. La ruptura del peronismo
con Sergio Massa abriendo una grieta por donde se filtraron
infinidad de dirigentes que buscaban una alternativa peronis-
ta al kirchnerismo. La desastrosa re estatización de YPF.
Periodista: -La enumeración es impactante. Lo único cierto
es que Cristina Kirchner estaba en ese lugar incómodo que en
la política norteamericana se lo conoce como “El Pato Rengo”.
Vos, que habías sido un espectador privilegiado por haber es-
tado a un palmo de arrebatarle el segundo puesto a Kirchner y
haberte convertido en presidente virtual en 2003, ¿cómo ana-
lizabas ese momento?
RLM -Mi percepción era que los problemas penales que se
estaban gestando, por los graves hechos de corrupción a lo
largo de esa década, iban a dominar la agenda del kirchneris-
mo. Que Cristina adoptaría una actitud defensiva y “realista”.
O sea, nombraría al candidato peronista que tuviera en las
encuestas mejores chances y que condicionaría la fórmula
como, en los hechos, hizo.
Y que la oposición, por lo tanto, debería hacer el esfuerzo
de reunificarse con la lógica de terminar con una deriva, que
tenía un rumbo enormemente peligroso para el país. Porque
estaba el riesgo de convertirnos en Venezuela. Y para ser cla-
ros, hoy, en 2021, Venezuela descendió cuatro quintos el nivel
de vida de sus castigados ciudadanos. Por lo tanto, el experi-
mento venezolano de Maduro, no es un proceso político que
afecta sólo a las libertades y las garantías. Es un experimento
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 217

catastrófico en términos de la población y su nivel de vida. La


Venezuela de Maduro costará varias generaciones de frustra-
ciones y de miseria, más allá de todas las pérdidas de liber-
tades, derechos cívicos, de ilegitimidad y gangsterismo que
rodean a ese proceso.
Por todo eso, yo creía que había que parar al kirchnerismo
y que para eso había que confluir fuerzas. Los K no podían ni
debían ganar en 2015.
Periodista: -Tu diagnóstico era apocalíptico. Pero más allá
de ese rasgo, ¿A quién veías como “el opositor” más eficaz?
RLM: -Macri tenía la ventaja de ser el jefe de gobierno de
CABA, donde en ocho años había armado una estructura para
organizar una alternativa opositora. Y me parecía que lo que
se pudiera hacer en ese campo había que hacerlo.
Si hubiera surgido un candidato más articulado que Macri,
con una agenda mas lúcida de los problemas que teníamos,
hubiera sido muy positivo. Pero eso no sucedió en los hechos.
Por episodios del 2011, se había frustrado esa posibilidad en
la oposición. A Ernesto Sanz, la virtual ruptura de la UCR en
el 2011 lo puso en una situación de gran fragilidad. Y a Carrió
no le daba “el cuero”, en términos electorales y de base social,
como decía el general Lanusse.
Pero más allá de si Macri era el mejor candidato, a mí me
parecía que terminar con la experiencia kirchnerista era muy
importante, porque el país estaba en estado catastrófico a fi-
nales de 2015.
Periodista: Vos insistías en llamar “catastrófico” al estado
de la Argentina a fines del 2015. ¿Sobre qué bases hacías ese
diagnóstico y por qué fue relativizado por Cambiemos, cuando
aún se llamaba asi?
RLM: -En verdad, nadie lo reconoció. ¿En qué sentido lo
califiqué de catastrófico? Nos habíamos quedado sin reser-
vas en el Banco Central, con una enorme deuda (yo me reía
cuando acusaban a Macri de las Leliq por 15 mil millones de
218 DANIEL OLIVERA

dólares, cuando Cristina tenía 45 mil millones de dólares en


noviembre de 2015 sin ningún respaldo en el BCRA). Habían
vendido 18 mil millones “a término”, o sea, habían vendido
dólares que no tenían. El sector energético estaba terrible-
mente descapitalizado (podemos recordar la oleada de cor-
tes en el verano 2013/2014), y estábamos en default, situa-
ción que se prolongó un largo período.
La de esa época fue una crisis que no se transformó en
algo mucho más grave simplemente porque los mercados es-
peraban que ganara la oposición, y que ése nuevo gobierno
tuviera comportamientos más sensatos.
En 2015, los mercados de capitales actuaron en “E-1”. O
sea, no esperaban que los hechos ocurrieran. Por ejemplo,
si éste año -2021- la oposición ganara abrumadoramente
las elecciones de medio término, los últimos dos años de Al-
berto Fernández serían vistos por los mercados de manera
muy distinta, ya que todos estarán esperando lo que haría el
próximo gobierno.
Periodista: ¿Y qué rol te autoasignaste en esa batalla del
2015?
RLM: -Orienté mucho mi trabajo a ilustrar la gravedad de la
situación. Recuerdo una exposición en el Consejo Profesional
de Ciencias Económicas de CABA, a mediados de 2015, don-
de presenté este mismo panorama “catastrófico”. La gente de
Cambiemos que participó de la charla, en cambio, creía que
“no había grandes problemas”. A mí eso me angustiaba, por-
que creía que con esa narrativa no se iba a poder hacer nada,
porque no iban a tener un mandato para hacer cosas y proba-
blemente eso los llevaría a ser un gobierno muy mediocre.
La verdad es que yo creía que iban a ser más inteligentes
de lo que fueron. En todo caso podían ser mediocres, pero no
suicidas como lo fueron, al “pegarse” una fiesta los primeros
dos años y “pegarse” un brutal ajuste los últimos dos.
Periodista: -¿Por qué crees que el núcleo duro de Cambie-
mos no compartía tu diagnóstico?
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 219

RLM: -Sin dudas no habían leído con realismo la gravedad


de la situación fiscal, el deterioro enorme que había en el sis-
tema previsional, el enorme crecimiento del gasto. O sea, no
le daban la jerarquía que tenían estas cuestiones.
En segundo lugar, había un optimismo panglosiano, mal-
sano17.
Todos sus comentarios eran “positivos”. Con una expecta-
tiva -que yo no convalidaba- que con ellos se acababa la pesa-
dilla populista y vendría una euforia de los mercados. En los
hechos, esto sí ocurrió en materia financiera, pero no en ma-
teria de inversión. Hubo expectativas favorables porque no
se percibía la gravedad de los problemas que teníamos. Creo
que eso los llevó a formularse un discurso en la campaña que
los inhibió inicialmente de actuar.
¿Y cuando actúan? Cuando se chocan con una crisis espan-
tosa. Ahí la crisis los obligó a tomar medidas, y lo hicieron con
bastante racionalidad desde el segundo semestre del 2018.
Es cierto que no aplicaron todo el rigor que a mí me hu-
biera gustado porque (de nuevo) tenían mucho temor a que
el dólar valiera lo que tenía que valer.
En síntesis, la administración Cambiemos tenía que ayu-
dar a que el país se rebalanceara, y eso no lo entendieron
bien. Ese rumbo los llevó al error. Una visión exageradamente
optimista. Un mal diagnóstico sobre los problemas que tenía-
mos. Metas imposibles en materia de inflación. Si pretendían
bajar la inflación colocando deuda, se tiraron un tiro en los
pies. Es decir, el pensamiento que sobrevolaba todas las ac-
ciones era: “hagamos cosas que no nos cuesten”.

17 Se refiere al optimismo desmesurado del Dr. Pangloss, viejo tutor en


la novela satírica de Voltaire Cándido. Pangloss era un optimista incurable,
aunque equivocado, que afirmó que “todo es lo mejor en el mejor de los
mundos posibles”. Tan persistente era su optimismo que lo mantuvo incluso
después de presenciar y experimentar una gran crueldad y sufrimiento.. El
nombre “Pangloss” proviene del griego pan, que significa “todos” y glossa,
que significa “lengua”, lo que sugiere ligereza y locuacidad.
220 DANIEL OLIVERA

La tercera hipótesis que también tiene algo de plausible,


es que ellos hicieron esta evaluación política: sacamos el 34
por ciento de los votos. Ganamos el ballotage porque más de
la mitad de los argentinos no quiso que el kirchnerismo si-
guiera, pero no ganamos con una base política electoral só-
lida. Y a partir de ese cuadro de situación política, actuaron
como actuaron
Es decir, Cambiemos tenía mucho miedo a la desestabili-
zación.
Periodista: ¿Ese temor explica que eligieran el gradualismo
a una terapia de shock?
RLM: -Creo que eligieron un procedimiento gradualista no
por los méritos del gradualismo (que los tienen, como lo tie-
nen las terapias de shock) sino por ese contexto político. El
sistema gradualista tiene una lógica para que todo y “todos”
se vayan acomodando, pero eso no te excusa de hacer lo que
corresponde hacer, sino sólo que hay que hacerlo de manera
gradual. Yo hubiera elegido el camino del shock.
Y cuando se elige el gradualismo, lo primero que hay que
admitir es que es más costoso que el shock. Tenés dolor mu-
cho tiempo y dolor acumulativo. Sea en medicina o en econo-
mía. No sólo tenés que arreglar lo que te toca arreglar, sino
también lo que fue quedando de saldo en cada una de las eta-
pas, más los intereses que tuviste que endeudarte por eso.
El gradualismo es fuertemente más costoso en nuestro
caso. Pero ellos (Cambiemos) lo “vendía” a la ciudadanía
como algo menos costoso, en el sentido que no los obligaba a
poner sus fuerzas en conflicto en un momento donde se sen-
tían débiles.
Esa explicación es crucial, porque en realidad no había ex-
periencia gradualista en la Argentina que hubiera resultado
exitosa.
Periodista: -¿Por qué, entonces, no se buscó ampliar la base
de sustentación de la coalición Cambiemos?
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 221

RLM: -Ése fue un buen debate a principios de 2015. Como


no se entendía bien la complejidad del dilema, fue algo que
se subestimó. Tanto, que en 2016 se bajaron las retenciones
a las exportaciones y los llamados “impuestos inflacionarios”.
Justamente, cuando son los dos recursos que más a mano tie-
ne un gobierno federal.
Y si no vas a contar con esa masa de fondos, mejor que
tengas una coalición política con una espalda brutal que te
sostenga. Era eso, justamente lo que Cambiemos tenía que
construir. Pero no lo hizo.
Periodista: -¿Por qué crees que no se hizo?
RLM: -Por un exceso de confianza en el que creyeron que
sólo con haberle ganado una elección al kirchnerismo, alcan-
zaba. Recordemos lo que pasó cuando en el ‹17 Cambiemos
ganó la elección de medio término. ¿Cómo reaccionaron? En
vez de hablar de las reformas que había que hacer, hablaban
que había dos periodos para Mauricio (Macri), dos para Ma-
ria Eugenia (Vidal), y otros dos para Horacio (Rodríguez La-
rreta). Según ese relato fantasioso, Cambiemos se iba a que-
dar en el poder indefinidamente.
Periodista: ¿Vos decís que primó la soberbia política?
RLM: A ver, también hay que analizar el contexto, que sin
dudas les jugó en contra. El núcleo fuerza de Cambiemos
creía ver que una buena parte del peronismo estaba dispues-
ta a plegarse con ellos. Y no estaban tan errados. Porque en
realidad estas fuerzas provinciales que nosotros tenemos de
ambos lados (peronismo y antiperonismo) son fuerzas que
dependen del presupuesto y del Estado. Entonces, si el que
gobierna a nivel nacional es del otro bando, cualquier gober-
nador o intendente puede saltar al sector contrario.
No son muy ideológicos los gobernadores y los intenden-
tes. Entre 2015 y 2017, muchos gobernadores e intendentes
peronistas podían haber reencauzado su relación o vínculo
con Mauricio Macri.
222 DANIEL OLIVERA

Periodista: ¿Una especie de “pan-peronismo macrista”?


RLM: -Claro. Pero, además, todos sabemos que Macri toda
la vida soñó con ser candidato del peronismo. Y nunca, hasta
2014, con que llegaría a serlo por la coalición por la que fue
candidato. ¡Duhalde le ofreció a Mauricio Macri ser candidato
en el 2003!
La lógica de la construcción política de Macri siempre fue
por el peronismo. Al final, él fue para el otro lado por el po-
sicionamiento radicalizado del kirchnerismo, por los riesgos
del chavismo, y por las cosas complicadas que fueron ocu-
rriendo en el tiempo. Pero su impronta siempre estuvo ligada
al peronismo.
Periodista: -¿No pudo haber pasado que, al no haber ante-
cedentes de coaliciones opositoras al peronismo exitosas, Cam-
biemos no haya sabido cómo crear un espacio multipartidario
más sólido?
RLM: -Pero otra vez: al no haber un diagnóstico realista
nadie pensó en ampliar la base de sustentación. Cambiemos
no percibía que el problema de las empresas dependientes
del sector público, ya sea por propiedad o regulación, era
dramático. Tampoco que el contexto externo era gravísimo.
O del terrible drama de que el empleo formal en relación de
dependencia, que es el que está ligado a la modernidad y no a
la marginalidad, hacía muchísimos años que no crecía.
Ese diagnóstico crudo requería de una coalición muy com-
pleja de construir, no con esas simplificaciones (peronismo/
antiperonismo) sino con reformas importantes.
Periodista: ¿Como cuáles?
RLM: -La del régimen de coparticipación, por ejemplo. O
sea, como se financian las provincias y todos estos feudos al
estilo del de Gildo Insfrán en Formosa, o el de Santiago del
Estero con Gerardo Zamora. Que son calamidades que nacen
del régimen de financiamiento.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 223

Y la otra calamidad es el régimen electoral. Por eso se dia-


loga con los gobernadores, porque son ellos los dueños de
los votos. No los ciudadanos. Los gobernadores que confi-
guran las listas electorales. Porque se vota así: vos estás si
estás bien con el gobernador. Y si no, te borran. Ese sistema
electoral hay que cambiarlo. Ese sistema de distribución de
recursos hay que erradicarlo. Y después siempre aparece el
Frankenstein de todos los gobiernos: el sistema previsional,
que inexorablemente se les fue de madre.
Periodista: -¿Cómo se va de madre un sistema previsional?
RLM: -La seguridad social es un seguro. Un seguro com-
plejo, pero seguro al fin. Tiene que haber una prima, y tiene
que haber un aporte. Y eso no estaba. ¿Por qué? Porque había
mucha informalidad. Y ¿por qué había informalidad? Porque
hay mucho impuesto al trabajo que financia el seguro social.
Eso así no es viable. Como no es viable pensar que el Estado
puede emplear la gente que no consigue empleo.
Ese mecanismo fue creando un peso sobre la inversión
que hizo que nadie quiera invertir. Por eso la empresa y el
capital humano se escapan de la Argentina.
Periodista: -Y como lo emparchan los gobernadores en las
provincias y los intendentes a nivel local?
RLM: -Llenando las oficinas de empleados públicos. Pero
eso, a largo plazo es autodestructivo. Es como si vos me di-
jeras: yo tomo pastillas para dormir, para despertarme, para
hacer mi trabajo… Eso no es normal. ¡Hay que hacer ejerci-
cios y no empastillarse para todo!. ¿Cuál es la diferencia entre
vos y el Estado? Que vos tenés una vida finita, el Estado no.
Tenes que pensar en tus hijos, tus nietos. Visto atemporal-
mente, la pastilla no sirve.
Si es grave en el ser humano, imaginemos cuán infinita-
mente peor es en el Estado.
Periodista: -Hagamos un balance del gobierno de Macri.
¿Crees que hubo un tipo de acuerdo con Cristina, que nunca
salió a la luz?
224 DANIEL OLIVERA

RLM: -No. Creo que no hubo ningún acuerdo secreto. Ella


(Cristina) tenía en 2015 -y lo sigue teniendo hoy- un proble-
ma terrible que es el de los juicios penales. Que no se inicia-
ron con Macri, sino que comenzaron dos o tres años antes y
que tuvieron una repercusión enorme. Un hecho dramático
es el que protagonizaron los secretarios de Cristina y Néstor
(Fabián Gutiérrez y Daniel Muñoz), quienes fueron hipermi-
llonarios en dólares. Sin mencionar el caso del contador Man-
zanares.
El tipo en la causa Cuadernos (Oscar Centeno) devela todo
lo que había que saber sobre enriquecimiento ilícito. Y saca
a luz otros problemas como el de las pensiones. Cuando Cris-
tina se dedica a cobrar dos pensiones (una como presidente
y otra como vice), tres ingresos del Estado de alrededor de
2 millones y recibe un retroactivo de 100 millones libres del
impuesto a las Ganancias... Eso, en una sociedad normal, sería
el final de su carrera. Y más cuando en el medio su gobierno
(de que ella es su figura más importante más allá de ser la
vicepresidenta) practica un ajuste feroz. Para mí eso es in-
aceptable. Pero la gente lo naturaliza.
Periodista: -Respecto de un hipotético “acuerdo” Cristina-
Macri, ¿por qué no creés en su existencia?
RLM: -No veo acuerdos de un lado ni del otro. Tengo la
sensación de que Macri llegó al poder con la ilusión de que
tenía margen para hacer cosas que en los hechos no pudo ha-
cer. A mi juicio hizo una transposición equivocada de lo que
significa pasar de ser jefe de Gobierno de la ciudad más rica
de la Argentina a ser Presidente de un país con gravísimos
problemas.
Periodista: -Entre 2015 y 2017, Cambiemos tuvo un capital
político interesante, y las causas contra Cristina no avanzaron.
¿No creés que la movilización que hizo el kirchnerismo a prin-
cipios de 2016 cuando Cristina fue por primera vez a Comodo-
ro Py, hizo retroceder a Macri?
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 225

RLM: -En todos los episodios donde ella (Cristina) quedó


involucrada, lo fortuito fue importante. En éste tipo de “affai-
re”, los cabos sueltos, lo inmanejable, a lo largo del tiempo
cobra mucho valor.
Lo de López (José, el ex secretario de Obras Públicas de
Julio De Vido) tirando los bolsos en el convento era inmane-
jable. Como lo fue lo del secretario de transporte de Kirchner,
Ricardo Jaime, en la causa del choque del tren en la estación
Once. Explota una bomba y entre los escombros brota un es-
cenario de podredumbre y corrupción.
Episodios así saltaban en los medios todos los días. Y son
hechos verificables, como la inmensa riqueza que acumuló
Muñoz (Daniel), el exsecretario de Néstor Kirchner que mu-
rió en mayo de 2016 de un cáncer fulminante.
Muñoz era el que recogía los bolsos y los traía al departa-
mento que los Kirchner tenían en Uruguay y Juncal, en Reco-
leta. Y el mismo quien junto a su mujer (Carolina Pochetti)
compró -y luego vendió a las apuradas cuando su salud se
malogró- 16 departamentos en Miami y Nueva York por un
valor de mercado de 70 millones de dólares, que quedaron
al descubierto cuando se conocieron los llamados Panamá
Papers.
Es verdad que hubo un episodio tremendo, que es el de la
“Causa Cuadernos”, que se estuvo incubando un año. Se de-
moró con los fiscales y el diario La Nación que guardaba los
elementos. No es que alguien desde el poder político les dijo:
“largalos ahora”.
Estuvieron preparando la causa y por eso es, todavía, tan
difícil escaparse de la Justicia. Eso explica, a mi juicio, por qué
no puede el gobierno arreglar causas de esa complejidad. Son
causas muy difíciles. Hubo muchos elementos fortuitos, co-
sas que fueron pasando, gente que se fue quebrando, que fue
contando.
226 DANIEL OLIVERA

O sea, ¿quién preparó el secuestro del secretario (Fabián


Gutiérrez) y que tenía cierta conducta que lo hacía vulnera-
ble? Nadie lo preparó, pero pasó.
Volvamos a Muñoz. Le agarró cáncer unos meses después
de la salida de Cristina del poder. Y pasó. Muñoz tenía que
ocultar y manejar cientos de sociedades y de bienes que es-
tán a su nombre y de golpe contrajo cáncer.
La moraleja es que siempre, en estos hechos de corrup-
ción, algún eslabón se corta en la cadena de complicidades. Al
final, alguno se quiebra, se muere o sus propias debilidades
humanas lo traicionan. Lo que demuestra que esta idea de
que hay un crimen perfecto, es una ilusión.
Periodista: -Analiza el tiempo de Macri Presidente, desde tu
costado personal.
RLM: -Para mí esos años fueron de más tranquilidad res-
pecto de los que me tocó vivir con el kirchnerismo. En el sen-
tido que no sentía una persecución personal ni sentía que el
gobierno estaba dispuesto a desconocer el marco jurídico o a
forzarlo al extremo.
Periodista: -Pero hoy, en 2021, avanza en la Justicia una me-
gacausa por el espionaje a dirigentes oficialistas y opositores al
gobierno de Macri por parte de una banda de espías que repor-
taban a la AFI de Gustavo Arribas.
RLM: Hubo episodios, sin dudas, pero no de la magnitud
que habían ocurrido antes. De todas maneras, yo no sentí la
sensación de patotas que me venían a atacar, como sí lo sufrí
durante los años kirchneristas. Justo es decir también, que
tampoco supe si esos ataques estuvieron direccionados des-
de las presidencias de Néstor o Cristina.
Sí hubo grupos que me venían a atacar en la década K. Me
atacaron, por ejemplo, a la salida de las radios y tuve que de-
fenderme. A lo mejor eran “armados” espontáneos, pero esas
cosas sucedieron. Una vez, con Jorge Fontevecchia, director
del grupo Perfil, presentamos un libro en el Club Español y
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 227

había una patota de cien energúmenos que no me querían


dejar entrar. Al final pasé igual, pero armaron un despelote
colosal sólo porque Fontevecchia y yo presentábamos un li-
bro. Eso ilustra mucho sobre el kirchnerismo y cómo en la
presidencia de Macri, esos desbordes no pasaban. Tampoco
ví al gobierno de Macri financiando operadores de efedrina,
con vínculos con sectores narcos.
Periodista: -¿No queda muy claro si en tu balance lo excul-
pás a Macri por “lo que no supo, no pudo o no quiso” (para-
fraseando a Raúl Alfonsín), o tenés una visión muy crítica de
sus cuatro años en el gobierno?
RLM: -Voy a ser absolutamente claro: le fue mal. El balance
que hace la sociedad no es bueno. Y yo concuerdo con eso.
En 2015 la gran expectativa estaba dada en que el gobierno
de Cambiemos no terminara en una crisis, porque como bien
lo sabemos, lo primero que hay que prevenir son las crisis.
Y él tomó un rumbo muy riesgoso y vulnerable a las crisis.
Si él hubiera tomado una política menos riesgosa, con menos
endeudamiento, menos riesgo de fragilidad, el balance sobre
su gobierno habría sido más generoso.
Con más reformas importantes, menos vulnerabilidad el
resultado hubiera sido positivo. Si hubiera ampliado la coa-
lición Cambiemos, por ejemplo. O si hubiera impedido que
se formara la coalición alternativa del Frente de Todos (Ma-
cri podría haber ayudado a eso y fue suicida no adelantar la
elección en la Provincia de Buenos Aires en 2019), hoy quizás
Macri podría haber sido reelecto o bien su legado político se
hubiese revalorizado.
Sin dudas, hubo un problema de planeamiento político.
Creo que gran parte de la decisión de no dejar adelantar la
elección en la Provincia a Maria Eugenia Vidal, fue porque
quisieron usarla como “escudero” personal de Macri. Y eso
fue muy negativo.
228 DANIEL OLIVERA

Periodista: -¿Macri actuó con soberbia y poco tino político


al no llegar a un acuerdo real con Massa? Después de todo fue
Massa la llave que usó Cristina para re unificar al peronismo.
RLM: -Cuando Macri llevó a Davos a Massa, creí que iba a
haber una cooperación verdadera. Pero otra vez, acordémo-
nos del 2017. Cambiemos creía que iba a ser una fuerza he-
gemónica. En el fondo, una de las cosas que más bronca me
daba, era ver que ellos pretendían reemplazar al peronismo
pero no en términos de transformar la economía y las reglas
de juego o la institucionalidad, sino como partido hegemóni-
co.
Querían convertirse en los dueños del sistema político ar-
gentino, como durante décadas lo fue (y de alguna manera lo
es aún) el peronismo con sus tentáculos.
Periodista: -Ese fue un sueño recurrente de todos los gobier-
nos no peronistas. La Coordinadora radical tenía el proyecto de
estar “cien años” en el gobierno
RLM: -Una de las razones por las que me opuse al alfon-
sinismo, fue que el llamado Tercer Movimiento Histórico me
pareció siempre un disparate. En el regreso a la democracia
en el ‘83, había que restablecer el pluralismo, la democracia,
la república. No un Tercer Movimiento Histórico contradicto-
rio con la Constitución que tenemos.
Periodista: En octubre de 2017 Cambiemos logra derrotar
electoralmente a CFK y es entonces cuando se consolidan estas
ideas hegemónicas. ¿Los culpables fueron sólo Marcos Peña y
Durán Barba?
RLM: -Creo que simplemente ellos traían una receta que
habían probado exitosa en CABA. El PRO siempre se presentó
como un partido de gestión, sin ideología. Eran, o pretendían
ser, lo moderno contra lo anacrónico. En ese esquema podían
ser de centro izquierda o de centro derecha. Por eso las polí-
ticas sociales muy fuertes y la lógica de emplear planes socia-
les a diestra y siniestra, aunque eso estuviera en contra de su
base de votantes.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 229

Pero atención, en la Ciudad el PRO había hecho eso. Por-


que la táctica de Macri no era gobernar para los “propios”,
sino juntar los votos de un lado y después irse para el otro.
Eso que hicieron durante ocho años en la Ciudad lo traslada-
ron al gobierno nacional.
Pero mientras tanto, los problemas se incubaron en el ‘16
y en el ‘17. En esos dos años se sumaron el descalabro fiscal
provocado por la ley de solidaridad previsional, con la falta
de corrección de los desastres que había en las empresas re-
guladas y públicas. Para finales del ‘17 todo ese gran “Alber-
gue Warnes” se desmoronó.
Y otro dato, Cambiemos tenía enorme pánico de explicarle
a la sociedad lo que ocurría. No se ilustró a la sociedad en
detalle, tuvieron un miedo visceral de hacerlo.
Había que invertir en infraestructura para revertir el ex-
traordinario deterioro del capital público. Y en cambio se
invertía en consumo y planes sociales. Y es cierto que había
millones de personas con problemas, pero eso se arreglaba
haciendo reformas laborales, regulatorias, y tributarias. Te-
nían que impulsar la inversión, el empleo formal y las expor-
taciones. Ese era el mecanismo virtuoso.
Obvio que era difícil ganar una reelección con eso que ha-
bía que hacer, pero el país estaba quebrado. No generaba em-
pleo, inversión ni futuro. Si uno miraba las cuentas del 2018
estaba clarísimo que a Macri la bomba le iba a explotar en las
manos.
La cuenta externa daba que necesitaban préstamos por 40
mil millones de dólares. Por año, no un año: recurrentemen-
te. Eso era imposible. Y, además, lo peor fue que no usaron
es monumental deuda para invertir, sino para sostener un
inmenso ejercito de marginales con la lógica de “yo no hago
reformas porque no puedo”.
Periodista: -¿Cuál habría sido el camino que debería haber
tomado Macri?
230 DANIEL OLIVERA

RLM: -La clave era saber dónde él quería poner su capi-


tal político y su energía. La política y el gobierno son actos
de docencia. Ese gran presidente de Brasil que fue Fernando
Henrique Cardoso lo tenía muy claro. Gastaba buena parte de
su día hablando y explicando los problemas a los brasileños.
Ningún país es fácil. Mirá Italia: ¿cuánta habilidad deberá te-
ner Mario Draghi para manejar las reformas en Italia?, que
por otro lado es un país incorregible.
El problema de la Argentina es que nadie les explica a los
argentinos las cuestiones básicas. Como, por ejemplo, que no
puede haber seguro sin prima, algo tan obvio. Si entendiéra-
mos eso, dejaría de existir un régimen disparatado como el
de la Coparticipación Federal de Impuestos. Y así hay que ir
explicando por qué hay que reformar el sistema jubilatorio,
previsional y electoral. Esa es la clave.
¿Vos viste alguna de esas reformas en los cuatro años de
gobierno de Macri? No, ninguna.
Periodista: -Bueno, hizo un intento menor de reforma jubi-
latoria y todo terminó en una batalla campal.
RLM: -Pero Macri la anunció al inicio de su mandato y des-
pués dijo que la iba a concretar en el ‘19. A quién se le puede
ocurrir semejante dislate. ¡En el año en que se jugaba la ree-
lección iba a hacer una reforma de ese tipo? Así le fue.
Periodista: -Una cuestión con la docencia de los presidentes.
Cristina hacía maratón de cadenas y hartó a propios y oposi-
tores...
RLM: -Cristina no hablaba docentemente. Lo hacía como
“mariscala” de su tropa y agredía todo el tiempo a la facción
que no era propia. Ella no hablaba en el sentido que yo digo,
como un docente que explica tal o cual cuestión. O como una
líder que explica los dilemas a los que se tenía que enfrentar,
como sí lo hizo Merkel durante los 16 años de su mandato. O
Como Franklin Delano Roosevelt en su mensaje radial del 7
de diciembre de 1941. ¿O alguien cree que Roosevelt no sabía
que se le venía la guerra con Japón y Alemania? Claro que sí.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 231

Pero esperó circunstancias que le permitieran crear la masa


crítica, para hablarles a los norteamericanos. Acá es lo mis-
mo. La masa crítica la creas hablando más a los “ajenos” que
a los “propios”. Tenés que explicar los problemas, por qué los
tenes y qué soluciones planteas. Tenés que explicar en deta-
lle.
Es más, no necesariamente era una tarea que debía hacer
Macri. El mejor ejemplo fue Menem. Él se daba cuenta de los
problemas, pero no los hablaba en persona, sólo hacía co-
mentarios como al pasar. Después tenía ministros-voceros
como Carlos Corach que todas las mañanas hacía una rueda
de prensa en la puerta de su departamento, y se encargaba
de explicarle a la gente cuáles eran los problemas y qué solu-
ciones había.
Macri se vendió a sí mismo esa idea de que Cambiemos
era un partido de gestión. Que es lo mismo que decir que te-
nía una empresa sin directorio, sin un horizonte adonde lle-
var el barco.
¿Cuál es la impronta de mi gobierno?, ¿Por qué quiero que
me recuerden?, ¿Por qué estuve sentado en el sillón presi-
dencial? Son todas preguntas que Macri dejó sin respuesta.
Periodista: -¿Y por qué crees que Macri estuvo cuatro años
en la Casa Rosada?
RLM: -Tengo una mirada bondadosa, indulgente. Creo que
él creyó que podía ejecutar una política más transparente,
eficaz y ordenada que la que habían sido las gestiones kir-
chneristas. Que él conocía bien como empresario proveedor
y contratista del Estado. Había visto disparates del otro lado
del mostrador y es fácil hacerse esa confusión. Pero no tuvo
la decisión de controlar el Estado, la gestión, y por sobre to-
das las cosas no tuvo esa impronta que le da a un presidente
tener una proyección en el tiempo.
Periodista: ¿Esperabas o intuías la jugada de Cristina, de
nombrar candidato a Fernández y ponerse ella como vice?
232 DANIEL OLIVERA

RLM: -La verdad es que no. Me pareció una obra de arte.


Me pareció una jugada que “escondía” su presencia cuando
su presencia era decisiva. Hay un reportaje que me hicieron
en junio del 2019, y debo decir que fui uno de los primeros
que se dio cuenta lo que nos esperaba. Ahí decía: “yo no co-
nozco ningún líder político en la Argentina que haya podido
nombrar al presidente, al gobernador de Buenos Aires, a toda
la lista de diputados y senadores del país, y que nadie se dé
cuenta que está en la plantilla electoral”. Eso fue increíble.
Magistral.
Claro que esa jugada fue facilitada por el gobierno. Porque
el proceso de ajuste que tuvieron que hacer el mismo año de
las elecciones fue muy intenso. Dejó una situación económi-
ca más arreglada, porque Cambiemos casi eliminó el déficit,
pero a un costo político brutal. Ese ajuste no se hace el año
de las elecciones y lograr que te salga “gratis”. Cambiemos lo
hizo, y lo pagó con la derrota.

***

La “jugada maestra” de CFK transformó a Alberto Fernán-


dez en inesperado Presidente en diciembre de 2019. Tres
meses después, el vendaval de la pandemia del Covid-19 ter-
minó con todos los planes. En el naciente oficialismo y en la
oposición. Sobrevivimos a una de las cuarentenas más largas
del mundo y a una de las caídas del PBI más altas del planeta.
El 2020 fue “El año en que vivimos en peligro”, literalmen-
te como el título de la película. Y 2021 nació condicionado
por el lastre ¿post Covid-19? Se viene una elección de medio
término muy compleja. Con un oficialismo abroquelado en la
coalición FdT y con un control muy estricto de Diputados y
Senadores. Un gobierno que eligió como sus enemigos dia-
lécticos al Fondo Monetario -con el que tiene que renegociar
una deuda colosal- y un sector al que tildan de “hostil” de la
Justicia. Y a una oposición desarticulada, con grietas internas
profundas en JxC y la aparición aún larvada de una opción
“liberal” que podría terciar.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 233

Periodista: ¿Cómo lo ves a Alberto Fernández en medio de


toda esa «ensalada rusa» política?
RLM: Lo veo muy condicionado por esa coalición, que es
muy heterogénea, por definirla de alguna manera.
Lo veo sin programa económico a largo plazo.
Lo veo agobiado por ese conflicto permanente en el que
vive y se debate. En si ella (Cristina) es la que manda o si él
(el Presidente que tiene la lapicera) tiene más margen de ma-
niobra del que se ve públicamente.
Y, al revés de lo que opina todo el mundo, lo veo resistien-
do en dosis cada vez menos efectivas. Por ejemplo, el escan-
daloso proceso del vacunatorio VIP que le costó el cargo a
Ginés González García y los problemas judiciales –por el que
tuvo que bajarse Marcela Losardo.
Y eso que ha debido soportar un brutal ataque de las fuer-
zas propias. Del kirchnerismo en sus diferentes vertientes.
Hay un senador republicano de los Estados Unidos al que
una vez le preguntaron cómo veía a sus “enemigos”, los demó-
cratas. Y él respondió: “esos no son mis enemigos, son mis ad-
versarios. Los verdaderos enemigos están aca adentro”.
Y creo que él (Alberto Fernández) ha resistido, aunque es
cierto que decayendo y entregándose cada vez más.
Ahora bien, dicho esto, tengo una pésima evaluación del
gobierno de la coalición Frente de Todos. Lo veo como un go-
bierno que ha fracasado en tres cuestiones decisivas.
La primera es la sanitaria. Fracasó en traer los test y por
falta de testeos llevó el aislamiento a una cuarentena intermi-
nable, una catástrofe.
Segundo, fracasó en tener la vacuna. No estoy juzgando
por el resto del mundo. No pretendo que sea Israel, digo,
pongamos metas que se puedan alcanzar. Comparando con
Chile y Uruguay, creo que en junio de este año (2021) vamos
a estar peor que ellos.
234 DANIEL OLIVERA

Y ojo que me estoy jugando con el pronóstico. Toda mi


visión electoral pasa porque el gobierno no puede salir de
la gravísima crisis económica, porque no puede resolver la
crisis sanitaria. La crisis sanitaria se arregla con vacunas y
vacunas hay pocas, pese a que marzo arrancó con 4 millones
de vacunas ya en la Argentina. Uruguay compró 3 millones
700 mil vacunas, para una población 12 veces menor que la
argentina. Chile está más o menos igual en cuanto a cifras y
porcentajes.
Nosotros necesitamos vacunar entre 15 y 20 millones de
personas y lo digo con preocupación porque estoy en la es-
cala más vulnerable. A mi juicio nos están sometiendo a un
experimento y un riesgo extraordinario.
Mis amigos están aterrados, encerrados. Tengo un conoci-
do, un intelectual muy importante que me llama todo el tiem-
po y me dice: “no sé como te animas a salir, Ricardo, yo estoy
encerrado tratando que el virus no me alcance”. Una tragedia
a nivel de la salud mental. Y estoy hablando de gente inteli-
gente, valiosa, productiva
Periodista: -¿Qué evaluación hacés del ministro Martín Guz-
mán, el encargado de conseguir una renegociación de la ex-
traordinaria deuda externa?
RLM: -En la misma línea que al resto del gobierno. Se da
cuenta que éste esquema tiene infinidad de problemas. Él es
un economista bien formado. Sabe lo que funciona, más alla
de los deslices argentinos. Él sabe que hay un sistema impo-
sitivo desastroso, un régimen de coparticipación tragicómico,
un sistema de seguridad social disparatado y sabe que hay
que hacer reformas. Y reformas en el gasto. No cosméticas.
Guzmán sabe que no puede funcionar un país donde la
masa laboral registrada está por debajo de la multiplicidad
de planes sociales que existen a nivel nacional, provincial y
municipal.
Él conoce los problemas que tiene la negociación con el
FMI. Y sabe que no es razonable que YPF esté al borde del de-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 235

fault, igual que la Provincia de Buenos Aires o de Entre Ríos y


siete u ocho provincias más.
Como puede ser que la provincia que administra Kicillof
no haya arreglado el default y Córdoba si, y Mendoza sí. ¿Por
qué ocurre eso?
La respuesta es que los que no quieren que haya ningu-
na solución lo plantean dogmáticamente. Y acto seguido me
pregunto: ¿entonces para qué Guzmán busca el arreglo de la
deuda nacional? La respuesta a ésta última pregunta es ob-
via: para liberar el acceso al sector privado a poder refinan-
ciar su deuda y obtener recursos para invertir.
Bueno, justamente eso es lo que han quebrado de raíz en
la Provincia de Kicillof y en YPF. Eso tendrá un costo inmenso
a futuro. Guzmán sabe que no puede estar sin reservas, más
allá de la liquidación circunstancial entre marzo y junio de la
cosecha del campo. Sabe que estar sin reservas lo llevará a
hacer locuras.
En síntesis, tengo una mala opinión de lo que han hecho
hasta ahora, pero creo que Guzmán está inmerso en esa sen-
sación de que nadie gobierna y él pone la cara por ver cómo
se dan las cosas
Periodista: -¿Creés que más tarde que temprano Guzmán va
a terminar arreglando con el Fondo?
RLM: -Me parece una operación compleja. No estoy al tan-
to de cómo están las negociaciones en el día a día. Supongo
que él (Guzmán) no puede hacer un programa realista ahora.
Lograr un stand by por un año, corre el vencimiento de capi-
tal un año (lo que le permitirá reestructurar con el Club de
París) me parecen objetivos muy difíciles de alcanzar, pero
realistas.
Claro que todo puede ser mejor si lo comparamos con lo
que hizo Kicillof en su momento. Un negocio desastroso para
el país, costosísimo. Él (Kicillof) tiene el record por haber pa-
gado la tasa más alta que había pagado la Argentina nunca
antes.
236 DANIEL OLIVERA

Con él (Kicillof) compramos en 10 mil millones de dólares


una empresa (YPF) que hoy vale 1.400 millones de dólares,
y pagamos al Club de Paris tasas extravagantes como nunca
pagó ningún gobierno argentino. Nunca ocurrió algo pareci-
do a lo que hizo Kicillof.
El ministro Guzmán para arreglar eso y el préstamo que
tomó Macri, necesita un acuerdo con el Fondo para antes de
que esté en la calle este libro, y lograr un arreglo de un año.
¿Para qué? Para después de las elecciones de término medio,
discutir un programa más serio y cumplible en el tiempo.
Ahora, en los términos que la coalición gobernante lo
plantea, nadie del Fondo, en su sano juicio, lo firmaría. O sea,
los requerimientos que le impone la “política argentina” no
es consistente con la realidad del mundo.
Y no estoy planteando una conspiración. Lo que el Fon-
do le dé a la Argentina, después se lo va a tener que dar a
Sudáfrica, Egipto… y una larga lista de países. Argentina no
es el único país vulnerable del mundo, y más después de la
pandemia.
Existen países que tienen problemas complejísimos, como
Ucrania, Jordania, Siria e Irak, por no decir Pakistán y Sudá-
frica. Problemas infinitamente más graves que los nuestros.
Creo que Argentina puede ir postergando los pagos, recom-
poniendo su situación financiera, reingresando al mercado
de capitales. Todo eso se puede hacer y creo que Argentina
tiene posibilidades inmensas si hace las cosas bien.
Pero eso requiere otra lectura de las cosas por parte de
los que nos gobiernan hoy. No una visión caprichosa, obtusa,
fraccional y suburbana.
LOS NOBEL Y YO

La corriente de pensamiento de la Escuela de Economía


de Chicago no sólo fue a contramano de las ideas keynesianas
que inspiraban al mundo a mediados del siglo XX. También
sembró el germen para que pensadores, economistas y aca-
démicos desarrollaran una nueva forma de ver la realidad.
Abrió cabezas que terminaron en una prolífica descendencia.
Y esa visión moderna, avanzada, superadora y científica de la
vida cotidiana permitió que el mundo se enriqueciera con 91
premios Nobel engendrados en sus claustros.
Ya sea por su líder histórico, George Stigler pasando por
Milton Friedman hasta la actualidad, la escuela de Economía
de Chicago demostró su excelencia cultivando y promovien-
do a estos “cráneos” de la economía y la ciencia. A muchos de
ellos tuve la fortuna de conocer personalmente.
Interactuar, confrontar, aprender, disuadir y escuchar a
mentes brillantes que ganan un premio Nobel fue más que
un regalo de la vida: fue el camino que marcó mi historia aca-
démica. Era “normal” para mí, en los años de estudio, entrar
a un aula y encontrarme con Theodore Schultz, por ejemplo.
Esa “normalidad” no impidió que valorara lo extraordina-
rio de ese hombre. En 1979, Schultz ganó el Nobel de Econo-
mía por su aporte a la economía agraria. En los años que estu-
vo al frente de la escuela de Economía dirigió la investigación
que explicó los motivos por los cuales Alemania y Japón se
recuperaron de la devastación de la Guerra.

237
238 DANIEL OLIVERA

Recuerdo que en una oportunidad dio una fiesta especta-


cular en la misma universidad que era, para él, como su casa.
Por supuesto, lo fui a saludar.
Schultz era amable y atento con todos los alumnos. Nos es-
trechamos las manos y me preguntó: ¿qué aprendió usted en
Chicago? Se dispuso a escuchar una larga lista de cualidades
de sus profesores, libros, exámenes y clases. Pero solo le dije:
“aprendí a ser duro”. El rigor para pasar de año, para apro-
bar cada instancia de estudio me llevó a “curtirme”. Sonrió
y cuando se despidió de mí me dio un consejo que recuerdo
con exactitud: “cuando vuelva a Argentina sepa que la clave
es evitar esos enormes desequilibrios presupuestarios”. Era
el consejo de una mente brillante que había estudiado con
profundidad los descalabros que una guerra puede hacer
en las economías de los países. Desde esa realidad me habló
Schultz. Su visión era que los déficits sempiternos de la Ar-
gentina la han destruido como sociedad. ¡Y todavía no habían
llegado los ’80!
Atrás de cada “premio Nobel” hay una persona. George Sti-
gler no solo fue un genio de la economía. En 1982 le dieron
el Nobel por sus aportes a la economía de la información y
su férrea defensa a la no intervención pública en los merca-
dos. Como profesor era impecable. Fue una de las personas
más simpáticas frente al aula y eso que ya tenía como 80 años
cuando se paraba frente a esos auditorios multitudinarios,
repleto de alumnos –entre ellos, yo- que disfrutábamos de
sus ocurrencias.
Stigler era increíblemente inteligente, un innovador no
sólo en economía, un hombre de infinitos recursos académi-
cos. Pero lo más sorprendente era el humor que le imprimía
a sus clases. El desacartonaba el mundo académico, donde la
lucha por descubrir el conocimiento hacía adustos y circuns-
pectos a los profesores. Stigler no. Él se reía. Se podía ser se-
rio académicamente y no plantearlo como si fuera una batalla
entre Marvin Hagler y Tommy Hearns, esos dos gladiadores
del boxeo mundial. Él se reía. Tenía una chispa y un sentido
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 239

del humor impecable y eso lo hacía, para mí, tan fascinante


como por sus conocimientos.
Decir que una persona que gana un Nobel es inteligente
es una perogrullada. Pero Gary Becker, quien fue laureado en
1992 por sus investigaciones sobre la economía y la discrimi-
nación racial, su objeto de estudio desde la época de gradua-
ción, en 1955 tenía una lucidez impecable.
Becker trabajó y estudió codo a codo con Milton Friedman
en el mundo real, con problemas humanos y no sólo teorías
macroeconómicas. Quizás por eso desarrolló una inteligencia
como jamás vi en otra persona.
Su talento me cautivó. Dialogué en muchas ocasiones con
él y de cada encuentro salía con la plena convicción de haber
estado con una de las personas más inteligentes que conocí
en la vida.
El, a todo lo que yo le dijera –como alumno primero y como
panelista después, cuando la vida me dio la oportunidad de
compartir eventos con él- me respondía con una sola palabra:
“Why?” ¿Por qué?
Cada vez que él preguntaba “por qué; Ricardo?” yo cava-
ba con fruición en mis conocimientos, experiencias y saberes
para profundizar un poco más la respuesta. Era una puñala-
da retórica y conceptual que le imprimía a mi razonamiento.
¿Por qué?
Cada vez que me preguntaba eso se generaba una tensión
intelectual que él disfrutaba y yo padecía, porque me obliga-
ba a tener todas las luces de mi intelecto encendidas, alertas,
expectante, para que su capacidad inquisitorial hurgara más
profundo.
Becker me subyugó por su talento y el recuerdo indeleble
que dejó, a lo largo de la cantidad de veces que interactua-
mos, cada uno de sus “why?”.
Filoso como Becker y tan inteligente como él, Milton
Friedman fue otro Nobel del que tuve la fortuna de aprender.
240 DANIEL OLIVERA

A él lo conocí en un seminario en Monterrey, Estados Unidos.


Su inteligencia sarcástica, la agudeza de sus reflexiones y la
creatividad de sus respuestas lo hacía un hombre respetable
pero también, temible.
Ya había ganado el Nobel (en 1976) cuando lo conocí.
Friedman era un hombre mayor y en aquel seminario vi a
muchos profesores de reconocida trayectoria transpirar por
la intervención de Friedman quien, a pesar de su edad –o jus-
tamente por ello- no le temblaba el pulso para poner en jaque
sus conocimientos.
Son experiencias que considero un lujo en mi vida. Para
mí, que soy un gran admirador del conocimiento humano,
hay vivencias que atesoro. Como la del conversatorio “priva-
do” al que asistí para escuchar a James Buchanan en el depar-
tamento de José María Benigno Pastore.
A Buchanan le dieron el Nobel en 1986, como corolario a
cuarenta años de investigaciones sobre lo que se llama “pu-
blic choice”, la elección pública. Escuchar sus definiciones so-
bre la economía y la política a través del Estado, entendido
éste como la suma de voluntades individuales ante un públi-
co selecto (estaban Benegas Lynch y otros economistas ar-
gentinos) fue un auténtico privilegio.
En aquella oportunidad pude explicarle lo que para mí era
un conflicto medular de la Argentina: su deuda pública. Pero
no sólo por lo económico, sino también por lo institucional.
Lo hice sin amedrentarme, pese a que la solidez intelectual
de Buchanan más su gesto adusto, la de un hombre que jamás
se reía, eran dos frenos importantes a mi locuacidad. Pero él
anotaba lo que yo le decía. No sé si Buchanan era irlandés,
pero parecía: sin que se le moviera un músculo de la cara
asentía y callaba. Lo leí mucho, fue un auténtico pensador
institucional.
También me llevó a profundizar el pensamiento de la evo-
lución de la economía y la importancia de la institución de la
libertad el Nobel (1993) Douglas North. Cuando vino a la Ar-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 241

gentina fui su “Cicerone” y lo acompañé por unas horas, que


aproveché para profundizar sobre su visión de las ideologías
y las instituciones.
Esto de ser el “guía” local de los académicos que visitaron
la Argentina o Uruguay me dio tremendas gratificaciones. En
el tiempo que fui asesor del Banco Central de Uruguay, re-
cuerdo, invitaron a dos Nobel de economía a dirigir sendas
jornadas. Uno fue James Tobin y otro Joseph Stiglitz.
Tobin fue uno de los grandes economistas del siglo XX. En
1981 le dieron el Nobel por su análisis pionero de los mer-
cados financieros y sus relaciones con el gasto, el empleo, la
producción y el precio. Una mente brillante. Tobin había sido
profesor en Yale y cuando yo le dije que por problemas de
financiamiento no había podido ser su alumno –pese a que
había aprobado el ingreso- se rió con ganas. Sus exposiciones
eran brillantes, me cautivaron desde el principio al final.
Stiglitz aún no había recibido el premio de la academia
sueca cuando llegó a Uruguay, pero me sorprendió la fluidez
con la que hablaba bien de sí mismo. Una personalidad muy
atractiva y carismática. Al término de aquellas jornadas ha-
bía que entregarles medallas (lo acompañaba el economista
Guillermo Calvo, quien también recibiría su reconocimiento).
“Nunca escuché nada igual”, le comenté a Calvo. El compartía
esa mirada sobre Stiglitz.
De quien aprendí el paradigma de la investigación fue de
Robert Lucas. 58 años tenía cuando le dieron el Nobel, en
1995. Lucas fue profesor mío en la Universidad de Chicago y
su distinción fue por haber desarrollado y puesto en práctica
la hipótesis de las Previsiones racionales que transformaron
radicalmente las bases del análisis macroeconómico y la vi-
sión de la economía.
Lucas fue el paradigma de la investigación. Cómo explicó
sus trabajos, la minuciosidad y precisión de su relato fue algo
que me colmó de enseñanzas. No podía salir de mi asombro.
“No estoy en esta raza humana, cómo se le pueden ocurrir
242 DANIEL OLIVERA

estas cosas”, pensaba frente a su clase. Él enseñaba Keynes, lo


hacía para ayudarnos a entender de dónde vienen las ideas.
El conocimiento se va acumulando como capas geológicas y
es fundamental saber en dónde se originan, cómo surge una
idea que luego se transforma en una teoría.
Obviamente, tenía una visión crítica y tenaz de la teoría
keynesiana, pero en vez de cerrarse a esa mirada, hacía el
esfuerzo intelectual de entenderla y transmitirla. Acá sería
impensado una mente así, abierta y respetuosa, aunque tre-
mendamente crítica.
También conocí, aunque en menor profundidad, a Robert
Mundell, quien recibió el Nobel en 1999 por su análisis de la
política monetaria y fiscal en diferentes sistemas de tasas de
cambio. Mundell fue el padre ideológico del euro, una mente
brillante al que escuché con fruición en una conferencia.
También a James Heckam, un estudioso de la economía
del capital humano, El Nobel lo recibió en el 2000 por sus
contribuciones decisivas en econometría. A él le debemos el
concepto de “sesgo de selección”.
Vernon Smith, a quien también conocí, es un hombre en-
cantador. A él le dieron el Nobel en 2002 por sus aportes a la
economía experimental. Su habilidad para detectar los pun-
tos débiles de los mercados y de las políticas me asombró
infinitamente. Sentí mucha afinidad personal con Smith. No
solo por sus ideas innovadoras, por su inteligencia para apli-
car la teoría de los precios a los problemas más imaginables
sino, y sobre todo, por su enorme simpleza y simpatía.
Explicó, en la oportunidad que tuve de interactuar con él,
por qué no podría vivir en California pese a que amaba ese
estado. “Es por la presión tributaria –me dijo- respecto a Ari-
zona”. Lógico pero concreto e irrefutable: “llega un punto en
la presión impositiva le hace cambiar del lugar que le gusta
por uno que no le gusta”. Con una lógica didáctica ejemplar
me hablaba del intertemporal de impuestos que debería pa-
gar en California que no pagaba si se quedaba en Arizona.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 243

Una explicación extremadamente ortodoxa que me pareció


genial.
En esta enumeración de personas emblemáticas y asom-
brosas, no puedo dejar de mencionar a Edmund Phelps,
quien ganó el Nobel en 2006 por estudios similares a los de
Lucas. En Phelps me impresionó mucho la teoría de las eco-
nomías dinámicas, la idea de innovación. Una idea que viene
de Schumpeter, la idea de la destrucción creadora.
Phelps me señalaba que una de las trabas enormes en la
Argentina para el crecimiento, lo que había hecho fracasar
a esa sociedad tan exitosa era que nos habíamos vuelto una
economía corporativa, que no compite, que vive de rentas, de
explotar al otro. Es decir, economía que no compite economía
que no puede tener dinamismo porque la innovación requie-
re la destrucción creadora del sistema.
Yo entendí esta lógica con un ejemplo muy elocuente: es
como que una sociedad, para que las diligencias y las carre-
tas no se queden sin trabajo, impida la llegada del ferroca-
rril. “Por eso en la Argentina nadie habla de crear fuentes de
trabajo, sino de conservar empleos”, me dijo Phelps con su
agudeza irrebatible. Enumeraba también las economías exi-
tosas como las de Taiwán, Singapur, el corredor de Stanford,
el corredor de Massachusset, todos lugares de innovación y
no de preservación.
Por último, una breve reseña de otros Premios Nobel con
los que coincidí en algún tramo del camino:
A Thomas J. Sargent (gran economista al que le dieron el
premio en 2011). Como a Stiglitz y Tobin lo conocí en Uru-
guay, adonde fue invitado a exponer sobre sus investigacio-
nes. Sargent es muy simpático y afable y yo presencié un
breve diálogo que mantuvo con el embajador americano en
Uruguay.
-¿Con qué compararía al socialismo, usted? Le pregunta el
embajador a Sargent.
244 DANIEL OLIVERA

- Con el Pentágono.
Yo “paré” el oído. Era una respuesta poco convencional.
Explicó Sargent: “Hay pocas actividades que funcionan sin
mercado y una de esas pocas es el Pentágono. Cuando uno
quiere extender la lógica del plan, las órdenes, el comando
de control del Pentágono a otras actividades las economías
colapsan”. El embajador cambió de tema. Sargent sabía lo que
decía: él escribió mucho sobre inflación y macroeconomía.
Interactué con él aquella vez en Uruguay y como compa-
ñero de banco en la universidad de Chicago. Era un alumno
reconcentrado y atento. Una vez me dijo: “Qué difícil es seguir
esta argumentación”, en una clase donde yo también estaba a
los tumbos. Recuerdo que pensé: “si este no puede seguir la
explicación, yo estoy perdido”.
Y otra vez, en un seminario sobre por qué las economías
latinoamericanas tenían problemas fiscales y monetarios y
como repercutió en el bajo desempeño de Latinoamérica.
También hice lo mismo en Argentina con Paul Krugman
en 1994. Krugman vino invitado por el IAEF (Instituto de Eje-
cutivos de Finanzas) y lo acompañé hasta Ushuaia a hacer la
exposición.
Como no hablaba español, yo lo traduje y eso me llevó a
estar a su lado todo el viaje de ida. Una experiencia extraordi-
naria junto a un economista que lo era aún más.
También conocí a Michael Spence cuando estaba en un
proyecto sobre desarrollo económico mundial y me invitaron
a interactuar sobre los primeros documentos. Me maravilló
discutir con él desde un panel. Era encantador.
De todos estos tipos lo que más me impresionaba era la
inteligencia que me parecía superlativa. Tuve un profesor, Ar-
nold Harberger que pensaba que iba a ser Nobel y no fue. Con
el interactué mucho. Siempre que me sentaba con el aprendía
algo.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 245

Bastaba que abriera la boca para que saliera de ella algo


valioso. Son personas de mentes privilegiadas. Discrepar con
ellos era un desafío intelectual que siempre me asustaba y
me estimulaba a la vez. Sabía que, si Harberger no estaba de
acuerdo conmigo y yo tenía que fundamentar mi opinión, me
metería en problemas dialécticos.
De todas las experiencias académicas que tuve en la vida,
interactuar con estos genios del pensamiento fue la más di-
dáctica de todas. No solo por lo que me aportaron en cono-
cimiento sino porque me enseñaron un secreto. Todos ellos,
desde distintas posturas y con distintas motivaciones, me en-
señaron cuál es el camino que genera una idea.
Cuando uno descubre ese manantial, provoca un cambio
necesario: se hace más humilde como persona y como inte-
lectual.
Los monstruos del conocimiento nunca se comportaron
como tales. Al contrario, su humildad, su sencillez y la sere-
nidad con la que transmitían sus conocimientos humanizó el
conocimiento.
Y esa humildad y el ejercicio de la misma es una invalora-
ble lección que les debo a ellos.
EPÍLOGO

Para completar lo que pretende ser la historia política de


mi vida dentro de la vida política, económica y social de la
Argentina, quiero cerrarla con una nota optimista y a la vez
racional.
No es una expresión de deseos ni una lectura banal y lige-
ra de la realidad, plena de expectativas sobre el futuro. Justo
cuando voy a cumplir 70 años.
El mundo que viene será mejor, entre otras razones por-
que aprendió muchísimo de la pandemia generada por el Co-
vid-19.
Y así como en el decalustro posterior a la Segunda Guerra
Mundial generó el fin de las contiendas sangrientas a escala pla-
netaria, y la cuasi desaparición de regímenes totalitarios como
el nacionalsocialismo y el comunismo (las rémoras comunis-
tas de Corea del Norte, Cuba o Laos, son eso: lastres destinados
a desaparecer), el siglo XXI despuntó con tres amenazas globa-
les: la del terrorismo integrista religioso que hace tambalear
el equilibro Occidente-Oriente, el problema ambiental que se
coló como una prioridad para el G-7, y el Covid-19 que lleva
-a abril del 2021- casi 30 millones de contagiados y más de 3
millones de muertos en 197 países del mundo.
Las dos primeras cuestiones (la amenaza del integrismo
islamista y el cambio climático) exceden el marco teórico de
éste trabajo. Pero el efecto de la gran Pandemia universal nos
toca muy de cerca la salud a cada uno de los 7.800 millones
de personas que habitan la Tierra.
247
248 DANIEL OLIVERA

Tan de cerca, que se transforma en un tema personal. Se


vislumbra en esa delgada línea que nos separa entre la vida
y la muerte de cada uno de nosotros. Yo, por ejemplo, viví
recluido y preocupado durante largos meses en el pasado
invierno del Hemisferio Sur. Soy lo que denomina la jerga
sanitaria, un “paciente de riesgo”. Tengo enfermedades y do-
lencias preexistentes al Covid-19, que me colocan en una si-
tuación en extremo vulnerable.
¿Por qué entonces soy optimista? En primer lugar, por la
reacción coordinada -y a una velocidad nunca antes vista- de
gobiernos e industrias farmacéuticas y laboratorios de inves-
tigación (a finales del 2020 ya se estaban aplicando dosis de 6
vacunas diferentes), que en menos de un año lograron que ya
-en abril de 2021- haya más del doble de personas vacunadas
que personas contagiadas en el mundo.
¡Cómo no estar esperanzado por el futuro que nos aguar-
da! Si en el trieno 1917-1920 -hace apenas cien años-, la lla-
mada «Gripe española» se cobró 50 millones de muertos. Esa
comparación sirve para contextualizar el gran valor de los
avances de la medicina y los servicios de salud a nivel mun-
dial y los efectos benéficos del sistema capitalista de merca-
do, que aplicados en sintonía generan una respuesta extraor-
dinariamente exitosa.
Ni qué hablar de la inmensa revolución tecnológica que
nos permitió sobrevivir como una humanidad, cuando el
mundo prácticamente dejó de usar los transportes -aviones,
barcos, trenes y ómnibus- habituales. De un día para otro, los
trabajadores de todos los continentes se adaptaron al teletra-
bajo, las telefinanzas y la telemedicina. El hombre se probó
capaz de mimetizarse con la innovación tecnológica y evitar
el colapso universal. Al final del 2020, “El año en que vivimos
en peligro”, el PBI global caerá entre un 3 y 4%. El peor de-
rrumbe de los últimos cien años.
Pero las previsiones de la OCDE -si el efecto combinado de
las vacunas se prueba eficaz-, el rebote podría ubicarse por
encima del 7% a nivel global.
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 249

¿Y mientras tanto qué pasa con la Argentina en éste caos


que a mi juicio preanuncia un mundo que está sabiendo re
transformar una crisis en una oportunidad?
Y la Argentina ha demostrado, hasta ahora, y a pesar de
la baja calificación que le doy a la coalición oficialista Fren-
te de Todos, una gran aptitud para lidiar con la pandemia. Y
quisiera resaltar el fenomenal desarrollo informático y bio-
tecnológico. Las principales empresas digitales (los llamados
“Unicornios”) de América Latina son expresiones del talento
argentino.
Un dato que alimenta mis expectativas positivas, es la
elección de tres empresas argentinas (Onapsis, Technisys y
VU Security) que hizo en 2019- o sea en pre-pandemia- el
Massachusetts Institute of Technology, por ser fruto de un
ecosistema tecnológico emprendedor muy potente como el
argentino. El MIT resaltó la “la resiliencia destacable y las
grandes posibilidades que ofrecen a futuro” los CEOS -hom-
bres y mujeres- de las compañías argentinas. Capaces de su-
perar los obstáculos y agresiones de sindicalistas mafiosos,
como le sucedió a Marcos Galperín de Mercado Libre.
Subido al tren del optimismo, no puedo dejar de señalar el
potencial minero que tienen provincias como San Juan -por
no hablar de Mendoza, La Rioja o Catamarca, Salta o Jujuy-.
San Juan tiene casi el mismo potencial minero que Chile. Las
previsiones dicen que debajo de la tierra sanjuanina hay para
extraer mineral por 500 mil millones de dólares a valor de
mercado. Eso sólo en San Juan. Por supuesto hay que hay que
incentivar la llegada de capitales que tendrían una rentabi-
lidad a largo plazo. Eso sí, con una tasa de riesgo al 17 por
ciento como la que tenemos hoy, no es factible. Pero poten-
cialmente está.
Esto explica por sí solo el interés de China por generar
proyectos de infraestructura como la Hidrovía. Cuando la
segunda potencia mundial pone sus ojos en nuestro país, es
porque todo es “mas fácil y más barato”. El potencial de los
recursos agrícolas, ganaderos, de silvicultura y la cadena de
250 DANIEL OLIVERA

transformación está intacto. Sólo necesitamos una Argentina


racional y organizada.
Sigamos alimentando la ilusión en un país mejor. Tenemos
un “globo” de gas bajo nuestro territorio en un momento don-
de el gas es decisivo. Tenemos Vaca Muerta, cuando el fracking
parece comenzar a renacer en los Estados Unidos. Ahí depen-
demos de las reglas del capitalismo. A menos de 40 dólares
el barril de petróleo, Vaca Muerta no existe. A 50 dólares ya
se transforma en un negocio interesante. De 60 dólares para
arriba el barril, la ecuación es muy muy rentable.
¿Imaginan la cantidad de empresas que vendría a inver-
tir si tuviéramos un gobierno medianamente sensato? Hoy el
mundo tiene una tasa de interés «Cero» (0). Uruguay coloca
sus bonos al 2%, y nosotros a 18 %. Visto desde el mundo, en
los board donde se toman decisiones podrían preguntarse:
¿»pero qué les sucede a la gente en ese país”?
Todo se arreglaría si tuviéramos un gobierno sensato. Que
plantee correctamente los dilemas. Y no quiero ser simplista.
No digo que sea fácil arreglar la coparticipación, el régimen
previsional, la seguridad social, el régimen electoral, la cul-
tura inflacionista, populista y demagógica. Pero la diferencia
es que la clase política argentina entienda esos problemas. El
tema es lograr, de una buena vez, conseguir un liderazgo in-
teligente y hacer las reformas. Votar un gobierno que no sea
como el de Mauricio Macri, sino que siga el consejo que Orte-
ga y Gasset nos dio hace 80 años en una brillante conferencia
que dio en La Plata, la ciudad donde viví mi adolescencia y mi
juventud: “argentinos, a las cosas”.
Hay un espacio enorme para aprovechar las ventajas ex-
traordinarias que tiene la Argentina. No tenemos conflictos
con nuestros países vecinos (el último se saldó con el Tratado
de Paz y Amistad con Chile de 1984). No tiene problemas am-
bientales irreductibles. Tampoco litigios raciales -como los
que sacuden a los Estados Unidos, por ejemplo), ni religiosos
(la convivencia de una multiplicidad heterogénea de credos
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 251

nos distingue en el mundo), ni misilísticos, atómicos, bacte-


reológicos, o químicos.
Es cierto que sí tenemos un problema económico y polí-
tico muy complejo en su zona exclusiva del mar. Tenemos el
mejor caladero del mundo y nos roban 3 mil millones de dó-
lares por año. A diario hay de 500 a 600 barcos “piratas” que
saquean a discreción nuestra riqueza ictícola. Y resulta que
cuando los Estados Unidos envían un buque para auxiliarnos
a combatir la pesca ilegal, y no lo dejamos operar.
Ese prejuicio ideológico nos cuesta muy caro a los argen-
tinos. Y ese mismo prejuicio que quedó patentizado en el no
cuidado de nuestra zona marítima exclusiva, lo podría aplicar
para cientos de ejemplos.
Pero aún así, el epilogo de mi vida es de una profunda fe y
esperanza en el futuro de la Argentina.
Es cierto que muchas cosas no nos salieron bien en los
últimos 90 años y pasamos de tener el PBI “per capita” más
alto del mundo -según el Maddison Historical Statistics- en
el bienio 1895-1896, a ser un país de ingresos medios em-
pobrecido, con un 40% de su población en la pobreza. Tam-
bién lo es que con seguridad la gente votó muchas veces de
manera errada, eligiendo el populismo a la racionalidad. Y si
bien eso es incontrastable, también lo es que la agenda de
reformas que tenemos no es una agenda tan difícil como la
colombiana o mexicana, o como la cubana que es una catás-
trofe extremadamente difícil de revertir. O la iraquí o la siria,
donde los problemas son de un dramatismo extraordinario.
O en la frontera con Corea, o en Afganistán.
En la Argentina sólo tenemos que hacer “cosas normales”.
¿Qué quiero explicitar cuando hablo de “cosas normales”?
Parte de la historia argentina se puede explicar en dos episo-
dios centrales, uno positivo y otro negativo.
El primero –el positivo- tuvo lugar en la Argentina del úl-
timo tercio del siglo XIX. Y hay que asociarlo a tres “innova-
252 DANIEL OLIVERA

ciones”, que concatenadas, dieron al país un salto cualitativo.


1) El ferrocarril como sustituto de la carreta de bueyes. 2) La
masificación del barco a vapor y con ese avance tecnológico,
la construcción de los barcos frigoríficos, que provocaron un
colapso de los costos del 99%. Por eso las praderas pampea-
nas, que hasta ese momento eran campos de caza del ganado
vacuno –como se cazan elefantes o tigres en África -, se recon-
vierten en unidades productivas donde se pasó a industriali-
zar el ganado. Y el punto 3, a mi juicio el más determinante y
crucial, es la consolidación de la propiedad privada.
¿Y por qué le atribuyo a la propiedad privada tan alto va-
lor? Porque es el instrumento de los seres humanos que nos
permite ganar inter-temporalidad.
La única forma de transaccionar entre el presente y el fu-
turo es a través de la propiedad. Porque puedo adquirir bie-
nes hoy y venderlos más adelante en el tiempo. Los adquiero
cuando estoy en la vida activa y los vendo en la pasiva. Sin
decir una blasfemia, puedo asegurar que la propiedad priva-
da crea inter-temporalidad.
Por el contrario, la destrucción de propiedad achica el ho-
rizonte humano para acercarlo al bestialismo. Por eso el so-
cialismo como idea es una tragedia. Una tragedia conceptual.
Porque nos hace perder esa dimensión superlativa de los se-
res humanos que no tiene ninguna otra especie, que es poder
operar inter temporalmente. Los seres humanos podemos
operar a través de las generaciones: yo pienso en mis nietos.
¿Qué león, jirafa o tigre piensa en sus nietos? Esta visión anu-
la el sentimiento tribal colectivista.
Cuando planteo que es un horror reproducir a Marx, es
porque no sólo nos sumió en la tragedia del colectivismo, del
comunismo, los Gulag, las matanzas catastróficas de Stalin,
Mao, o los Kmer Rouge, sino porque nos quitó la dimensión
inter temporal que nos da la propiedad privada.
Volvamos entonces a ese momento glorioso del último
tercio del siglo XIX. ¿Qué ocurrió en la Argentina cuando se
produjo esa reducción dramática de costos por el efecto com-
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 253

binado del ferrocarril, los barcos frigoríficos y la consolida-


ción de la propiedad privada? Las pampas, que eran cotos de
caza, se convirtieron en el granero del mundo y produjeron
un salto en el nivel de vida que nos convirtió en el país más
rico del mundo.
Y ahí es donde aparece la genialidad de Alberdi y Sarmien-
to. Ellos advierten nuestro déficit. No teníamos el capital hu-
mano para semejante desarrollo y Sarmiento plantea la inmi-
gración masiva. Pero no sólo no teníamos capital físico, tam-
poco teníamos capital institucional. Y por eso Alberdi (veía
dos problemas terribles: el desierto y la distancia) resuelve el
dilema con dos acciones: redactar una Constitución inspirada
en los “Padres Fundadores” de los Estados Unidos y librarnos
de Juan Manuel de Rosas y su mentalidad retrógrada, colonial
y anti desarrollo de las fuerzas productivas
El resultado práctico de Alberdi y Sarmiento, fue que deja-
mos atrás la cultura de la monarquía española de vivir de los
empleos públicos y las prebendas, que habíamos heredado
en la Colonia.
140 años después, los Kirchner nos regresaron a un ré-
gimen pre colonial, bárbaro y atrasado. Que es vivir del go-
bierno, del Estado. No de la producción ni el trabajo ni del
esfuerzo propio.
Ese momento (el último tercio del siglo XIX) fue extraordi-
nario, porque se dio la simultaneidad de cambios tecnológi-
cos, de liderazgo y de las ideas necesarias para que la Argen-
tina cambiara.
Nos volvimos un país híper moderno. Por eso mis abuelos
en vez de quedarse en el que sería el país más rico de Euro-
pa, que era Irlanda, vinieron a la Argentina. ¿Se equivocó mi
abuelo? No, en el sentido que él vio el desarrollo. Lo que no
pudo adivinar fue la increíble ceguera de nuestros dirigen-
tes después de la Segunda Guerra Mundial. No lo vio en el
sentido que a nadie se le ocurrió que podíamos cometer un
suicidio colectivo que destruyera nuestra patria, a los extre-
mos que la hemos destruido en particular en los últimos 20
254 DANIEL OLIVERA

años. Con un liderazgo desquiciante, quebrado moralmente,


que buscó reformar nuestras instituciones hacia una justicia
previa al sistema constitucional. Porque lo que pretendió y
pretende, Cristina Fernández de Kirchner es que la Justicia no
sea independiente de la “monarquía”, donde ella es la “reina”.
CFK me recuerda a los viejos textos del Antiguo Testamento,
donde es el rey Salomón el que administra justicia. Bueno,
ella (Cristina) siempre quiere administrar la Justicia. Y eso
es pre-constitucional. El cambio en el Estado de Derecho es
siempre progresivo.
Ahora bien, así como podemos explicar por qué la Argen-
tina tuvo el PBI “per cápita” más alto del mundo en el bienio
1895-1896, también podemos explicar la decadencia popu-
lista de las primeras dos décadas del siglo XXI, a partir de un
hecho en apariencia muy favorable para el país como lo fue la
extraordinaria suba de los precios de los commodities agro-
pecuarios que exportamos al mundo desde 2002 a 2014.
Este segundo episodio que a mi juicio explica la Argenti-
na del presente fue catastrófico. ¿Y por qué le doy ese rango
negativo? Porque provocó un problema muy conocido en Es-
tadística y Econometría, que es el de identificación. Cuando,
por alguna razón, la sociedad no puede identificar la causa
que producen los hechos.
En éste caso, la sociedad argentina le atribuyó a los Kir-
chner la prosperidad generada por la suba de los precios de
nuestros commodities (soja, maíz, trigo, entre otros) cuando
el fenómeno era, como decía un médico de mi madre, “a pesar
de ellos”. A pesar de ellos (Néstor Kirchner y Cristina Kirch-
ner) se produjo la prosperidad. Mi madre era famosa porque
a los 90 años fumaba un atado de cigarrillos diario, tomaba
dos medidas de whisky al mediodía, y otras dos a la tarde.
Cuando se murió el médico de cabecera de mi abuela, mi
abuela fue con mi madre a la consulta con el nuevo médico. Y
allí mi madre le describió las “costumbres irlandesas” de mí
abuela. Y el médico le dijo: “usted vivió hasta los 90 años a
pesar de lo que hace...”
LIBERTAD, PATRIA Y VIDA 255

La Argentina tuvo esos años de prosperidad, a pesar de los


Kirchner. Cuando se acabaron las circunstancias externas, sin
que los Kirchner ni Macri lo entendieran, el país entró en un
estado de deterioro muy profundo. Habíamos hecho las cosas
mal. Nos habíamos convertido en lo contrario que Alberdi que-
ría: en rentistas. Así hoy somos un país artificialmente engor-
dado de empleados públicos, jubilados, y planes sociales.
O sea, recreamos la vida pre colonial. Todo aquello que Al-
berdi y Sarmiento quisieron terminar.
Pero mirando al horizonte y con la perspectiva que me da
la experiencia de haber vivido con intensidad la vida política
argentina, ninguno de nuestros problemas me quita el sueño.
Sé lo que hay que hacer en cada caso. No lo digo con arro-
gancia. Tengo propuestas superiores para solucionar los pro-
blemas, a las políticas populistas de quienes nos gobiernan Y
son soluciones donde ganan todos. Una “win-win situation”.
Mi lectura no sólo no es descorazonante, sino que razonable-
mente optimista. Pensemos que en el mundo del “conocimien-
to”, nosotros tenemos la materia humana crítica. Esa capaz de
generar estos “unicornios tecnológicos”. Y el mundo -me da
la sensación- tiene un amplio espacio para acoger a una Ar-
gentina razonable. Es verdad que tenemos un enorme proble-
ma de credibilidad. La sucesión de crisis y default nos puso el
sanbenito de “pecadores sin remedio”. Pero para ésa falencia
también tengo un remedio: imitar a los países de Asia y seguir
el sendero que a ellos los llevó al éxito: sudor y sacrificio.
La fórmula del comerciante chino de frutas y verduras en
Beijing (yo iba a analizar el incipiente fenómeno capitalista
de China), que hace más de treinta años me marcó de por
vida. Cada vez que bajada de mi hotel a hacer las compras,
ese señor de mediana edad estaba en su puesto de trabajo
dispuesto a venderme su producto. Y así día a día. Semana a
semana. Mes a mes y año a año. Trabajo y perseverancia: esa
es la fórmula que debemos aplicar los argentinos si alguna
vez queremos cumplir el sueño de ser otra vez, una potencia.

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