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También las hay que por el contrario añaden material mediante la aplicación de hojas
o láminas metálicas / deposición química o electroquímica / esmaltados, pinturas, o lacas.
Otras modifican la superficie metálica por medio de productos químicos y/o calor producien-
do oxidaciones intencionadas. Lo más frecuente es que en un mismo objeto se den varias de
estas técnicas combinadas.
Lo mismo ocurría con las espadas. Una vez forjadas pasaban a los maestros guarnicio-
neros (también llamados espaderos aunque no realizaran propiamente las hojas) que eran
los que elaboraban y decoraban empuñaduras y vainas. Otros artesanos como los doradores
o plateros se dedicaban a las decoraciones especiales, más lujosas.
Algunas espadas medievales alcanzaron fama legendaria, tanta o más que sus dueños,
convirtiéndose en objetos mágicos o venerados. Recordemos a Excalibur, la espada de Arturo,
las dos espadas del Cid, Tizona y Colada, Joyosa, la ”larga, pesada y fatal” espada de Carlo-
magno, Durandal (o Durandarte), la espada irrompible de Roldán que según la leyenda tuvo
que tirar al agua para que no cayera en manos del enemigo. Esta espada escondía en el pomo
un trozo de tela de la Virgen María, un diente de San Pedro, unos cabellos de San Denis y una
gota de sangre de San Basilio. O también la Lobera, la espada de Fernando III el Santo, a la que
la tradición atribuye poderes mágicos. Desde 1255, cada año el día 23 de noviembre, como
conmemoración de la reconquista de la ciudad de Sevilla en 1248, el alcalde de la ciudad la
saca en procesión, agarrándola por la punta pues sólo un rey puede hacerlo por la empuña-
dura. (Espero que también este año sea posible ir a la ceremonia en noviembre).
No es de extrañar que estos objetos tan apreciados fueran un muestrario de todo tipo
de sistemas decorativos.
Bruñido
Técnica de acabado y decoración de los me- 3
tales para darles un aspecto compacto y brillante,
así como una superficie lisa y reflectante. El bruñi-
do se ha empleado mucho en la técnica de dorado
con panes y láminas de oro. Tradicionalmente para
el bruñido se han empleado varios bruñidores con
una dureza adecuada, como piedras de ágata, zafi-
ros, granates, dientes de varios animales, etc. Este
ejemplo, aunque no es sobre soporte hierro puede
daros una idea de un bruñido con ágata sobre oro.
https://www.youtube.com/watch?v=zIfBKucUVX8
Grabado al aguafuerte
El aguafuerte es una modalidad de grabado que se realiza teniendo como base una
plancha o lámina metálica, generalmente de hierro/acero y zinc o de cobre, que se recubre
con una fina capa de barniz o de cera resistente a los ácidos, sobre la que dibuja o se rasca el
motivo decorativo con una herramienta punzante haciendo la presión necesaria para llegar
justo hasta el metal. Posteriormente se sumerge la lámina en una solución de agua y ácido
nítrico u otro ácido suave, que corroe el metal por las partes donde no está protegido por la
cera, es decir justamente en las líneas del dibujo.
Los ejemplos de decoración grabada aparecen en las hojas de espada desde fines del
siglo XIII, aunque la técnica puede ser mucho más antigua. La decoración grabada de armas y
armaduras del siglo XVI a veces se copiaba directamente de grabados populares, producien-
do diseños bastante elaborados y complejos, incluidas escenas pictóricas e inscripciones.
Troquelado
Decoración que consiste en imprimir
o sellar la superficie por medio de un cuño
o troquel (manual o mecánicamente) de dis-
tintas formas (estrella, punta, flor, etc). Se
utiliza para reseñar los números de las ar-
mas, la marca registrada o el punzón de cada
armero. También se utiliza para decorar ce-
nefas.
Traste/Calado
Llamamos calado a la técnica de cor-
tar estos motivos decorativos en las superfi-
cies que a veces se emplean para revelar una
capa subyacente de metal o textil, y llama-
mos traste a diseños de corte a lo largo de
los bordes. En las armaduras alemanas y oc-
cidentales de finales del siglo XV, los motivos
decorativos recuerdan las tracerías góticas.
1.- Ataujía simple: consiste en rellenar un surco, trazado a buril, con alambre o hilo de oro,
plata o cobre. Una vez embutido se pule con el resto de la pieza.
2.- Ataujía superficial: se hacía un cajeado ancho con el motivo decorativo y se aplicaban
placas de oro o plata remachadas mediante las pestañas de sus bordes. Estas incrustacio-
nes no duraban demasiado por lo que fue sustituida por la picadura por punceta.
3.- Picadura por punceta. La punceta es un pequeño cortafríos que produce incisiones o
surcos paralelos en dos direcciones opuestas. Sobre los surcos de la punceta se aplicaban
pequeñas laminillas o hilos (más finos que los utilizados para las ataujías) que se adherían
al metal por frotación con bruñidores, con lo que se obtenían superficies uniformes. La
punceta fue sustituida por la cuchilla de mano que produce cortes muy finos y juntos, cru-
zados en dos o tres direcciones.
Niel
El niel es un material de aspecto vítreo
y frágil, negro, gris o azul-negro muy oscuro.
Consiste en la mezcla de uno o más sulfuros
metálicos que se aplicaban en forma de pas-
ta generalmente en un surco preparado en
el metal y cuya fórmula variaba con el tiem-
po y con el metal base.
Dorado
El oro siempre ha sido un metal de valor elevado por lo que a lo largo del tiempo se han
ido desarrollando diversas técnicas para obtener resultados muy satisfactorios con cantida-
des cada vez menores de este metal. Un notable avance para la economía fue la introducción
de la lámina de oro en el II milenio aJC. y la posterior introducción del dorado al fuego hace
unos 2000 años. Durante el siglo XVII era una práctica habitual, incluso con el único fin de
evitar la corrosión. Fue una práctica tan popular que en 1618 Jaime II de Inglaterra emitió un
edicto que restringía el uso del oro en exhibiciones ornamentales (temiendo su efecto sobre
el tesoro nacional y las reservas de oro), pero prudentemente incluyó una exención para su
uso con armaduras y armas.
Durante los últimos 300 años. Se han desarrollado numerosos procesos de “baños”. La
aparición del electroplateado a mediados del s. XIX produjo ya el control total sobre la canti-
dad de oro o plata depositada en la superficie.
1 -hoja de oro
2 -hoja de plata
Uno de los primeros mordientes utilizados fue el betún, tal como se atestigua en va-
rios objetos dorados procedentes de la ciudad de Ur en Mesopotamia. El término em-
pleado tradicionalmente en España para referirse a este tipo de mordiente graso es “sisa”
y en la tratadística española de tecnología artística encontramos varias recetas sobre su
preparación, dependiendo del soporte al que se iba a dorar o de su aspecto final ( una
receta común incluye el mordiente de ocre o bermellón cocido en aceite de linaza). En la
actualidad se emplea el término “dorado al mixtión” como genérico para el dorado al mor-
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Se distingue la “lámina de oro” del “pan de oro” por el grosor, aunque es muy difícil
emplear este criterio de manera estricta ya que su valor varía entre épocas, talleres y téc-
nicas. Posiblemente, la diferencia entre una lámina y un pan de oro se podría establecer en
el hecho de que la primera tuviese el suficiente grosor para que permitiera manejarla con
las manos y sujetarla en la superficie a dorar de forma mecánica.
La diferencia de grosor entre los panes de oro podría ser considerable. Las razones de
estas diferencias son varias, como la pericia de los batihojas (Los fabricantes de estas finísi-
mas hojas) o la técnica. La fabricación de los panes de oro ha sido un gran hito tecnológico
ya que su delgadez permitía el recubrimiento de todo tipo de objetos, reproduciendo con
precisión los detalles superficiales. Como ejemplo este curiosísimo video de 1959 sobre
producción industrial de panes de oro. https://www.youtube.com/watch?time_continue=
102&v=2Lak64SAaIY&feature=emb_logo
3. Dorado al mercurio en frio: sólo se utiliza en metales base que se puedan alear con
mercurio: cobres, bronces, latones, plata y aleaciones de plata. El hierro no se encuentra
entre ellos, a no ser que se recubra previamente de una hoja, lámina o disolución de co-
bre. Para preparar esa disolución (según se describe en el Mappae Clavicula del siglo XII),
se hierve el hierro con vinagre en un recipiente de cobre durante 1 hora dejándolo reposar
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en la solución resultante durante algún tiempo. Posteriormente se pule con una piedra de
ónice. Se puede repetir una segunda vez si fuera necesario). Posteriormente el soporte se
frota con mercurio y se aplica la hoja de oro no excesivamente fina. Cuando el mercurio se
evapora naturalmente se habrá amalgamado con la cara interna de la hoja de oro.
4. Dorado al fuego (amalgama): En este caso no se usa hoja sino una amalgama. La amal-
gama se prepara de varias maneras, pero esencialmente implica mezclar pequeñas piezas
de oro (o panes de oro) y mercurio en una proporción de 1:8. Esto da como resultado una
pasta que debe calentarse lentamente y agitarse con una varilla de hierro hasta que el oro
se funda. Luego, la mezcla se enfría en agua fría y se elimina el exceso de mercurio apre-
tando la mezcla colocada en una bolsa de gamuza o ante. El producto final es una pasta con
la consistencia de la mantequilla, que se puede aplicar fácilmente a la superficie del objeto
una vez preparado.
Como hemos dicho antes en el caso del hierro o el acero la superficie debe prepararse
recubriéndola de una capa delgada de cobre.
La amalgama se aplica usando un cepillo de latón o de cerda, una espátula o una he-
rramienta similar, dependiendo del área a dorar. Inmediatamente antes de la aplicación,
el proceso se “acelera” aplicando previamente una capa de mercurio, que mejora la ad-
herencia de la pasta. Para grandes áreas de dorado, probablemente es más fácil usar una
lámina de oro colocada directamente sobre mercurio en la superficie del objeto, en lugar
de la pasta de amalgama.
Es difícil encontrar estos dorados al fuego en aceros si no se hacen antes análisis para
determinar la presencia de cobre bajo el oro, ya que su aspecto es muy similar al obtenido
con otras técnicas.
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Los trabajos con mercurio son extremadamente tóxicos ya que producen hidrargiris-
mo, enfermedad que afecta a riñones, cerebro y sistema nervioso, por lo que la mayoría de
quienes trabajaban en ello no deberían tener vida muy larga.
5. Dorado por inmersión: Se sumerge el objeto en una aleación líquida de oro con cobre
(para bajar el punto de fusión) que recubrirá el objeto al solidificarse. No es muy uniforme.
6. Dorado químico o autocatalítico: para cualquier tipo de sustrato incluido hierro o ace-
Antes del dorado por electrólisis conviene preparar el objeto a cubrir por medio de cual-
quier sistema común de desengrasado y a veces se somete a un niquelado previo para dar 15
más grosor al recubrimiento. https://www.youtube.com/watch?time_continue=10&v=lT-
7oElakv0&feature=emb_logo
Pavonado
La patinación artificial, o coloración intencionada de las superficies, se puede efectuar
con fines decorativos buscando el contraste con otros metales incrustados o superpuestos o
por motivos prácticos.
Para hacer el pavón tradicional se calentaban directamente los objetos o se les apli-
caba previamente una capa de grasa o aceite animal. Otras veces se obtenía de la misma
operación durante el templado si en vez de utilizar agua se utilizaba aceite. De esta manera
obtenemos un pavonado marrón, llamado también bronceado, compuesto principalmente
por óxido férrico. Si a continuación se sumerge la pieza en agua hirviendo o se expone a un
Se requiere una habilidad considerable para lograr que el calor de lugar a una patina-
ción uniforme de grandes áreas (por ejemplo, una coraza o una armadura completa). El color
preferido para la armadura, las armas con filo y los cañones de las armas de fuego era el azul
oscuro/negro. El marrón que fue muy popular en los cañones de armas de fuego a fines del
siglo XVIII y XIX.
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Entre las recetas empleadas más recientemente se encuentran las mezclas de ácido
nítrico, sulfato de cobre y acido selenioso diluido en agua utilizado para obtener un color ne-
gro sumergiendo repetidas veces el objeto en la disolución. También se utiliza sosa cáustica,
nitrato y nitrito potásico diluidos en agua. Para obtener color azul se utilizará una disolución
en agua hirviendo de tiosulfato de sodio y acetato de plomo, o clorato de potasio, cloruro de
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Pintura
Una forma frecuente de decoración (la pintura como protección se tratará en otra uni-
dad) es la coloración de ciertas áreas o toda la superficie de un objeto por medio de pintura,
corlas o lacas. Sin duda este tipo de coloración en Europa se conocía desde la antigüedad,
aunque no ha sobrevivido ningún objeto de antes del siglo XIII debido a la fragilidad de la
técnica y de los pigmentos y barnices.
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Esmalte
El esmalte es una técnica decorativa que se aplica sobre soportes diferentes revestidos
de fundente (materia vítrea incolora) para facilitar la adherencia. Se compone fundamental-
mente de sílice, bórax, plomo, sosa, potasa o cal; esta mezcla básica, transparente, se conoce
como frita, y a ella se le añaden diversos óxidos metálicos responsables del color o la opaci-
dad: hierro (rojo); antimonio, plomo y plata (amarillo); cobalto (azul); cobre (verde), etc.. Su
Para que el esmalte quede bien sobre una chapa de hierro debe tener una fusión uni-
forme y la chapa debe tener el mismo grosor en todos los sitios, ya que las partes más gruesas
permanecen calientes mucho más tiempo que el resto cuando se saca del calor, y el esmalte
aún queda líquido por zonas surgiendo tensiones entre sus partículas y produciendo agrieta-
dos.. Para evitarlo la capa de esmalte debe aplicarse lo más fina posible segido de un enfriado
lento y uniforme, lo que le dará, ademas, una mayor durabilidad.
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El lacado es una técnica muy utilizada en armaduras y armas japonesas. La laca utiliza-
da procede del refinamiento de la resina del Urushi no ki, el árbol de la laca.
Consiste en la aplicación de numerosas capas de laca, cada una de las cuales se deja
secar antes de dar la siguiente; de esa manera se va formando una corteza tan dura que se
puede tallar en relieve. Es posible combinar capas de dos colores o más, a veces en estra-
tos, de manera que una quede al descubierto al tallar la de arriba. También es muy habitual
esparcir limaduras diminutas de oro o de plata sobre la superficie durante la aplicación del
lacado para conseguir efectos cromáticos (maki-e).
Los lacados proporcionan una superficie muy compacta al secarse, otorgando al objeto
a serie de cualidades prácticas y estéticas, al proteger el material base frente a los agentes
externos a la vez que le presta un carácter ornamental y decorativo. Una vez aplicada la laca
pueden aplicarse incrustaciones de nácar, metal, polvo de oro, telas o decoraciones esculpi-
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das.
Debido a la amplitud del tema hay múltiples referencias y manuales de diversas técnicas ar-
tísticas:
DE QUINTO ROMERO, María Luisa (1984): “Los batihojas, artesanos del oro”. Artes del
Tiempo y del Espacio, nº 13, Editora Nacional, D.L., Madrid.
GÓMEZ REIZ, Francisco (1984): Los esmaltes sobre metales. Editora Nacional, D.L., Madrid.
GIRALDO CABALLERO, Manuel (2006): “El trabajo del batihoja”. Los retablos: Técnicas, mate-
riales y procedimientos, Grupo Español del IIC.
KROUSTALLIS, Stefanos K.: (2015): Diccionario de materias y técnicas. (II. Técnicas). Ministerio
de cultura y deporte
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MAYER, Ralph (1985): Materiales y técnicas del arte. Hermann Blume, Madrid.
TITIAN, Rodrigo, TITIAN, Rosalia (1993): Gilding and lacquering. Letts, London.
El Boletín del Metropolitan Museum of Art tiene muchos números y monográficos dedica-
dos al tema de armas y armaduras que son descargables en su página:
“Arms and Armor”, The Metropolitan Museum of Art Bulletin, v. 32, no. 4 (1973–1974)
“Arms and Armor from the Permanent Collection”, The Metropolitan Museum of Art Bulletin,
v. 49, no. 1 (Summer, 1991)
BLAIR, Claude, PYHRR, Stuart W. (2003): “The Wilton ‘Montmorency’ Armor: An Italian Armor
for Henry VIII”. The Metropolitan Museum Journal, v. 38
LAROCCA, Donald J. (1996): The Gods of War: Sacred Imagery and the Decoration of Arms and
NICKEL, Helmut, PYHRR, Stuart W., and TARASSUK, Leonid (1982): The Art of Chivalry: Euro-
pean Arms and Armor from The Metropolitan Museum of Art. The Metropolitan Museum of
Art.
PYHRR, Stuart W. (2012): “Of Arms and Men: Arms and Armor at the Metropolitan, 1912–
2012.” [adapted from The Metropolitan Museum of Art Bulletin, v. 70, no. 1 (Summer, 2012)]
PYHRR, Stuart W. (2000): European Helmets, 1450–1650: Treasures from the Reserve Collec-
tion. The Metropolitan Museum of Art.
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