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Los médicos y enfermeras que trabajan en el modelo

de atención a 120 familias deben cumplir a cabalidad

los principios de la ética médica vigentes en Cuba para

todo el personal de salud.

Las particularidades que caracterizan su trabajo, el

cual se desarrolla de manera fundamental en el terreno,

necesaria y convenientemente, deben promover amistad, confianza y respeto entre el médico y la


población

por cuya salud debe velar. Esto, a la vez, determina

que los principios de la ética médica tengan que ser

observados con cuidado y algunos ampliados.

Su función esencial, ser guardián de la salud, implica que debe estar en estrecho contacto con las
familias

que atiende, visitar sus hogares y familiarizarse con sus


hábitos de vida, higiene, cultura y todas las cuestiones

que influyen en la salud.

Su primer deber es detectar lo que en la vida diaria

puede incidir de forma negativa en la salud, y con

paciencia, sencillez y perseverancia, esforzarse por

producir los cambios necesarios, para alcanzar un modo

de vida más sano.

Debe ser observador perspicaz y aprender a escuchar con atención y sin prisa todo lo que le refieren

y mostrar un gran interés por las preocupaciones o

interrogantes que le planteen, las cuales deben tener

una respuesta adecuada.

Debe lograr que sus respuestas sean comprendidas,

por lo que su lenguaje debe ser claro y las explicaciones, aunque deben tener fundamentación científica,
tienen que estar despojadas de palabras técnicas, y

utilizar ejemplos y expresiones, que sin caer en la

vulgaridad, sean adecuadas y asequibles al nivel cultural de las personas, a quienes se dirige.

El médico, al visitar los hogares, con independencia

de la familiaridad con la que se reciba y trate, debe, en

sus expresiones y conducta personal, comportarse con gran respeto hacia la familia y cada uno de sus
miembros. El grado de confianza en él depositado no debe

ser defraudado por acción alguna que hiera el pudor o

la sensibilidad de la familia, o sea, contraria a la moral

y los principios de nuestra sociedad.

Las observaciones que realice y las consultas o confidencias que se le hagan a un paciente serán objeto
de

estricta reserva, y se utilizarán solo para promover una

mejor salud, tanto del colectivo como de los individuos


que lo conforman.

Especial atención y cuidado debe prestarse al desarrollo de los niños desde su más temprana edad, a los

problemas de los adolescentes y de los ancianos, grupos

todos que tienen características biológicas y sociales

que los hacen particularmente vulnerables.

El interrogatorio y el examen físico, tanto en el

hogar como en la consulta, se harán siempre de forma

meticulosa e impecable desde el punto de vista técnico,

en condiciones de privacidad adecuada, para respetar

el pudor y no lesionar la sensibilidad de la persona.

Siempre que el paciente deba realizarse un procedimiento médico diagnóstico o terapéutico en el

policlínico o en el hospital, se procederá de la manera


siguiente:

- Coordinar con el médico o personal responsabilizado

con la realización del procedimiento, para fijar día

y hora en que este debe hacerse.

- Explicar cuidadosamente al paciente la necesidad

del procedimiento y, si este es el caso, las reacciones

biológicas o riesgos que implica. Responder, como

se señaló con anterioridad, todas las preguntas que

se formulen.

- Permanecer junto al paciente en el momento de

realizarse el procedimiento, y tratar de inculcarle

tranquilidad y confianza. Si se trata de una interconsulta, se obtendrá siempre que se considere


necesario

y sea posible, toda la información que se requiera, del especialista interconsultante, para asegurar la
calidad del seguimiento médico.

- Explicarle, de forma comprensible, los resultados

obtenidos y su significado diagnóstico, pronóstico

y terapéutico. Cuando se estime que los resultados

total o parcialmente no deben ser de su conocimiento, se seleccionará a un familiar para brindarle la

información completa, a fin de aclarar, en la medida

de las posibilidades, todas las dudas que al respecto

se planteen.

Todo paciente asistido en el hogar o en la consulta,

que debe ser seguido por el médico, se visitará o citará

a la consulta cuantas veces se crea conveniente, sin

esperar su llamada. Si es necesario, deben hacerse las


coordinaciones pertinentes que posibiliten una interconsulta o remisión, justo en el momento oportuno.

Cuando una de las personas que le corresponde

atender al médico, ingrese en el hospital, la visitará con

frecuencia y, coordinadamente con el médico de asistencia,

se precisará lo que se le puede o debe explicar del diagnóstico, pronóstico, evolución y tratamiento. Se
tendrá

conocimiento de toda la historia hospitalaria para que,

con posterioridad al alta, se pueda seguir en la consulta.

Los pacientes con enfermedades malignas o incurables, o pacientes agonizantes se deben visitar con

frecuencia, tanto en el hospital como en el hogar, y se

apoyará a ellos y a sus familiares en todo lo que sea

necesario.

Por ningún motivo o circunstancia se dejará de

escuchar, atender o examinar médicamente a aquel


que lo solicite. Si se trata de un paciente que no está

comprendido en las 120 familias asignadas, se atenderá

con la misma solicitud y calidad que si le correspondiera y, con posterioridad, se le informará dónde
debe

ser atendido para su seguimiento.

Si es un paciente con una urgencia médica o quirúrgica, para cuya atención no se cuenta con los
recursos

necesarios, se acompañará al centro asistencial más

cercano donde pueda ser atendido de manera adecuada.

Todo certificado de salud, dieta u otra documentación que se firme y pueda ser utilizado para eximir

el cumplimiento de una obligación, tiene que estar

sustentado sobre un criterio estrictamente médico, sin

que medie ningún elemento basado en nexos familiares, de amistad o de cualquier otro tipo, ajenos a la

profesión médica.
Al ofrecer información a los organismos del gobierno o de masas sobre el estado de salud de la
población

que atiende, no divulgará datos que sean parte de la

vida privada de los pacientes o de personas relacionadas con ellos.

El médico cuidará su aspecto personal, tanto físico

como en el vestir, y evitará todo tipo de extravagancias. Debe convertir en necesidad el estudio diario,
de

manera que se mantenga actualizado permanentemente.

Se esforzará porque su trabajo tenga una alta calidad técnica y sea, a la vez, realizado con sencillez,

afabilidad y dedicación, lo que hará que gane el afecto

y reconocimiento de la población que atiende.

Por su trascendencia, esta idea de nuestro Comandante en Jefe, basada en la mejor tradición del trabajo

médico y en infinito amor por el hombre, dará a la

práctica de la medicina una nueva dimensión más


universal y humana. El contribuir a su éxito es un alto

honor y un sagrado compromiso

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