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J

EL PROCESO PEN.AL DEL EXPRESIUENTE

GUSTAVO ROJAS PINILLA

SEXTA PARTE

(Continuación)

Discurso del acusado, General Rojas Pinillo, en la sesión del día


5 de marzo de 1959.

Antes de dar l a palabra a 1 acusado, y una vez abierta lo


sesión, el Presidente del Senado dió posesión al doctor Eladio
Cortés, nuevo Senador por Caldas, q uien ing resó en- reem­
plazo del Senodor Ange l •Ramírez. Luégo, por disposición de l a
Presidencia, l a Secret-aría del Senado dio lectura a unos do­
cumentos presentados por -el' Senador cordobés doctor Ramón
Martínez VO':Iego, en -relación con las afirmaciones de Rojas
sobre el auto de detención d ictado en Cartagena contra u n
g r u p o de disti n g u idos' ciu dadanos d e esa ciudad. Esos docu-
mentos, en síntesis, son los si g u ient es :
La Secretoria precedió a dar leci•u ra de -u nos documen­
tos presentados ante la P residencia del Senado en ·la sesión
anterior, por el doctor Ramón Mortínez Vallego, relacionados
co,n los cargos que el acusado, General Roja·s Pinillo, hiciera
a los docto-res Raimundo E miliani Román y Eduardo Lemaitre.
Esto s docu mentos van dirigidos a desvirtuar lo afirmado
por el acusado en -la s-esión anterior.
Como sínvesis de la providencia di ctada por el Juez 24
de Instrucción C r i m inal , sol·amente s·e transcribe la parte reso­
lu tiva de d i c ho providencia, que dice: "El Juzgado 24 de Ins­
trucción Criminal, adm i n i strando justicia en nombre de la Re­
p ú b l ica de Co lom bia y por au toridad de la ley, resuelve:
"]9 Reponer su p ropia providencia de fecha 18 de dicie m ­
bre ú l timo e n e i sentido d e decretar que n o e s e l caso detener
a los señ ores Rai m undo E m i l iani Román, Eduardo Lemaitre ·Ro­
mán, Ro berto Mordecay, Carlos V é l ez Pombo, .Arturo Po-reja
Rica u r te y Bias E. Ferrari.
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"2° F i rmar orden a ·los Bancos d e l- a ciudad ordenando


ei desembargo de los bien es trabados en l a l itis, y de que
dan cuenta los oficios respectivos.
"3° Como hay una ·o rden de captu ra, pedir por medio
de oficio al Sic y a la Dirección de l a Policía, que la orden
de captura ya es ·improcedente .
"49 C omo el J uzgado competente está e n vacaciones, re­
m ítase el expediente por m edio de ·corr eo n - a don a l .
Notifíquese y c ú m p l as'e. E l Juez, (Fdo.), GuiHermo Suárez
Suárez".
Se leyó igualmente la providencia d ictada por el Tribunai
Superior del Distrito Jud icial de Cartagena de la Sala Penal,
e l que e n su parte resolutiva d ice:
"En mérito de lo d ispuesto, el Tribu nal Superior del D is­
trito J u d icial de Cartage na, Sa l a Penal, o íd o el concepto del
.
señor a gente del Min isterio P ú b l i co, y adm i n istrando justicia en
n ombre de la Rep ú b l ica, y por autoridad de la ley, resuelve:
"1° Confirmase la ord e n de cesar todo, p rocedimi·ento con­
tra los señores doctores E duardo Lemaitre· Romá n , Raimu ndo
Emi l iani Rom á n , Roberto Mordecay Marrugo, E rnesto Jiménez,
Carlos Vélez Pombo, Arturo Pareja Ricaurte y B i as E. Fe r rari,
contenida e n auto, de fecha 25 de marzo del present e añó,
d i ctado p or el señor Juez Seg u n d o Superior, d entro del p ro­
ceso adelantado en contra de aqu é l l os por rozón de d enun­
cia formu lada por el señor J org·e Román Ga rcía ant·e el Minis­
te r io de J usticia, en escrito de fecha 6 de agosto, de 1954.
"2° Revócase la parte f i nal d e d i cha providen cia en sú
l ugar, se revoca igual mente ·el auto de 6 de d iciembre de 1954
q u e admitió como parte civil en este proceso al señor Jorge
Ramón García, y d eclara que la d emanda presentada paro
el efecto por su apoderado el doctor Clodomiro Herrera Me­
ñata d e b i ó ser devuelta por no l·lenar las exigencias del a rtí­
c u l o 114 del Códi g o de P roce d i m iento Penal.
"39 Por el J u zgado del conocimiento se exped irá copia
de lo perti nente para que por e l funcionario competente se
i n ves't igu·e si el d o ctor G u i l l ermo Suá rez intervi no, en su carácter
de J uez 24 de I nvestigación Crim i nal, en responsabilidad pe­
nal por razón d e los hechos apuntados por el señor agente
del M iniste rio Públ ico.
Cópiese, n otifíquese y devuélvase. (Fdos'. ), José de León
Mortínez, Roberto Camacho, Carmelo So l d á n M.".
E l Presidente de la audien c ia, dodtor Manota. s Wikhes,
d i jo e ntoces :
44 El Proceso Penal de Rojas Pinillo

El Secretario anunció que los documentos presenta d qs· por


el doctor Martínez Vallego hábían sido leídos.
-Tiene l· a palabra el acusado.
República de Colombia. Ministerio de Justici·a. Bogotá,
marzo 4 de 1959. Atentament<e y para los fines que el ;señor
Luis Traslaviña, con cédula número 2303361 de Bucaramanga
Col ombia, lo t en ga a b i en , me permito info rmar que el du­
dadano antes nombrado fue sindicado •c omo posibl'e auto r del
delito de contrabando de maquinaria •agrícola hada la Repú­
bl-ica de Venezuela. Que adebntada<S las d iligencias cond u­
·centes a · poner en doro la existencia y verdad de 'los hechos
que se l·e impu•taban, q ue dó demostrado en forma satisfactoria
para este despacho, que Lui. s T raslaviña Rodríguez rea l izó he­
chos meramente c omerciales dentro del país', que carecen de
penalidad y de intención dolosa; y que, por tanto, se revocó
•el a uto d e detención que ·contra éi se había diciado en el su­
mario correspondiente, ya que, se repi�e, desaparecieron los
cargqs y hec h os en su ·contra, con la prácti·ca de algunas p rue­
bas que solicitó. Está go za n do actu·alment·e de libertad, en for­
ma incondicional. (,fdo.) Alfonso Hurtado Zu:luaga, Ju·ez 104
d e Instrucción Criminal.
-Señor Pres'idente, señ ores Senadores : La lectura del documen­
to que acaba de leer el señor Secretario del Senodo, comprueba
la afirmación que h ice ayer, que fue dictad o auto de dete nc i ó n con
tra esos distinguidos ciudadanos cartageneros, y que para evit-ar
que, ·c omo consecuencia de ese auto de dete · n·ción fueran encarce­
l·ados, el ex Gobernador de Córdoba, García Sánchez, solicitó la
intervención del Minister.ia, de Justicia y del Presidente de la Repú­
bica, para ver la manera de evitar que se atropellaran estos ciu­
dadanos, atropello que se ha hecho patent•e precisamente con las
resoluciones del Juez Superior o con ·los fallos del Tribu n a l .
Es decir, señor •Presider'rre , q u e l o afirmado p o r m í e n l·a s'esión
de ayer, está ceñido a la verdad, y de que lo que motivó el env ío de
ese visitador del Ministerio de Justic ia fue el a u to de detención dk­
tado contra esos ciudadanos. Yo fui o soy amigo de es"os señores,
ca.s i de todos :los cob ijados por esa prov·idencia ·del oulo d e dete·n­
ción, de mane ra que para mí es muy satisfactorio que el Juez Su­
perio r y el Tribunal hubieran fa llado en definitiva en la forma co­
m o falla ron. Pero es· evidente la intervención del G obie rn o para
qve ese auto de detención no h ubiera llevado a la cárcel a esos
eminentes ciudadanos, vuelvo a repeti rlo, injustamente s indicados
por el J uez, pero de ·todas maneras outo que produjo ansiedad, a · n­
gustia muy · j usta en ·la soci·edad cartagenera.
Y precisamente estas equivocaciones de lo jus t i c i a señor Pre-
,
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sid e n te, permiten habla:r de -cosos actua'les, en los' cu a l es ·no apare­


ce <lesde el p r i nc ip iq .jo inte r ven ci ó n de la justicia ordinaria sino la
i nte rve ns ió n de la justicia polí ti ca, j u stici a p olít ico que al e nt regar
l os respect i vos e xped i entes a los jueces ordinarios, revocan los pro­
videncias y ponen en l i bertad a los s indi ca dos.
Después del 3 de diciembre, casi toda la prensa de Bog otá
y tal· vez d i a r i os de diferentes' poblaciones c o lomb ia nas, hicieron
un gran despl ieg u e tipog:ráfi·co sobre nego ci ac i ones oscuros en -'le
Caja Agraria, espedfiqamente -s o�re negociaciones relacionadas
con tractores que se l levaban y s'e vendían en Venezuela. Contra
el señor Luis T mslav i ña enfocó sus baterías la prensa bogotana y
a raíz del 3 de d ici embre fue detenid o el señor Traslaviña, o msjor
dicho " rete n i do", enviado o La Picota, en donde estuvo por espa ·
cío de m ás de 90 días. El se ño r T ras l aviñ a estuvo el l <:> o 2 de di­
ciem b re visitándome en la res i denci a de la cal, l e 56, re ci é n llegado
de l a s l" s las de S a n .Andrés. Por cier! t o, venía un poco ale gre , y ve­
n ía a informarme que ·en las Islas de San Andrés se recordaba <:on
•cariño a l Presidente ·q ue las había i ncorpora d o a•l territorio nacio­
nal, que las había reinco r porado a Colombia y que cuando la gen­
te tomaba sus tragos y le echaba vivos al Presidente Rojas, l os isle­
ños a pl au día n con el "okey" ·pecu·l i a r en esos co sos . A eso se redu ­
j o l a vista del ·s eñor Traslaviña e sa •noche, l•unes o ma.rtes, es decir,
l 0 o 2 de d iciembre. A·\ d ía siguiente o ese mismo día, fue dete­
nido, y estando reten i do en La Pi cota, le dictaron auto de de nten­
ción por el p resu nto contrabando en mate ria de tractores, que él
compra ba , seg ú n dijo la prensa, en l·a Coja Agraria y l•uégo lle­
vada y revendía en Ven,ezuela, haciendo grandes uti l i dades .
Este señor T ro slavi ñ a , cuando el asunto del supuesto contra­
bando pa só a ·l·a justicia ordi naria, fue pue·sto en !libertad in c ond i­
cional, pero ya había estad a en La Picota por espacio de 90 d ías' .
N-atura lme nt e le d ieron l a s excusas, q u e perdonara , que h a bía sido
una e q u i vocac i ón. Este es el certificado que dio el juez 104 de
I n strucció n Cri m i n a·! , q ue d e pende del Min ist eri o de Justi·cia.
Com o pueden verlo, señores' Senadores, este es un nuevo caso
de persecución pol ít i ca , que po r fortuna paro el se ñor Traslaviña, al
llegar a la j u ri s d i cc ión de lqs Jueces q ue depend en del Ministerio de
Justicia, fue :res ue l to favorablemente :revocado el auto de detención.
Pero, seguramente, el mal causado al señor Traslaviño será mu y
d ifícil d e reparar, porque l a propaganda que hizo l a prensa contra
él ocupaba las prim e ras página•s de los diarios, no solamentte un
solo día sino varios días consecut ivos, y e·Ste ·certificado, esta p r ue­
ba de que él fue víctima de un atropello de la justicia política, segura­
mente no será pu b lica d o por los diarios, o ta l vez la publ i carón en
l a pógino de los avi·sos limitados.
46 El Proceso Penal de Rojas Pinil l o

Y h ay ot.ro cas' o , señor Presidente y se ñ ore s Senadores, m ucho


más a be r ra n te: e n una de mis ·in t ervenci ones ex pl iqu é en forma muy
cla ra, la m a nera cómo vend í al I n stituto de Parce l a ciones, en e nero
d e 1953, la finca que yo ten ía en el Carare, e ·informé que después
del 10 d e mayo la Comisión N·acional de Ins t r u cción Criminal, cre­
yendo que {lllí, encontraba algo indebido o de •los que, podía ser
investigado, .leva ntó la inform ación correspondiente, i n for mación de
l a cua l declaró el entonces Presidente de l·a Rep ública , doctor Ut r ­
daneta Arbeláez. Tan no h ub o nada doloso en esa negociación, que
se efectuó a n tes del 1 3 d e j u n io, que la famosa Comisión Inves­
t i g a do ra, o de I nstrucción Crim in a l , no pud o encontror nada. De ha­
b erl o encontrado, e l ·s eñ or Acusador h ab ría traído las p rueb as , en
estas a u diencias. ,
Esa negociación, señor Presidente, como he dicho, se efectuó
en enero de 1 953. Es d ec ir, hace más de s e i s añ os.
Las a cc i o nes o delitC)s q u e h u bieran podid o cometerse ahí pres­
cri bían n a l os ·cinco a ñ os, es decir, el año p a s ad o, sin embargo,
no se sabe. si porque el d o cto r Gómez l e ordenó al Procurador Ge­
nera l de la Nación, o porque este f un c iona r io, de motu propr i o, • l e
ordenó a un J uez, es el caso de q ue ho y se p resentó a la residen­
ci-a en donde vivo con m i esposa, u n Juez perteneciente a l Depar­
tamento de Nariñ o, d i zqu e a toma·r l e declara·c iones a m i esposa.
Es d eci r, no solamente se me está pe-rsiguiendo a mí, sino que se
q u i ere a b usar e inquietar también a mi e sposa . Dizq u·e em una de­
cla ración de asunto criminal. Yo le d i j e a ella, como se gu r ament e se
tratab a sobre la venta de la fi n ca, y con el o bjeto de q u e ninguna
persono p u d ie ra ima g i n a r de que ella estaba ocultando a�lgo: l e
i nsinué q u e rindiera la declaración.
A ella le pre g u ntaron q u é sab ía sobre esa venta, como era na­
tural e lla d i j o : yo no -recuerdo nada ni sé nada, p regúnt e l e a mi
esposo, él e s e l que d e be estar enterado de estas cosas.
Yo en esos m omen·tos tenía u na. conferencia con uno de m is
a bogados y no pud e a sisti-r, pues, a la · declarodón. Después f u i y
l·e pregunté al J uez, q u e si e•l j uici o q u e se estaba adelantando
era de carácter pen a l, o de caráct>er civil. El me dijo que de carácter
pena l, y ento nces le d ije: La declaración q u e u sted p iensa t o m a rle ·

a m i esposa ti·e ne que s e r en con t r a m ía , y eso, si u sted ·es ab o gad o,

tiene q u e saber q u e está p ro h i b i d o por el Código Pena l .


Además, u ste d debe d e estar muy bien informado, de q u e
existió u na i nv est i gaci ón sobre ese caso. L e p reg unté s i conocía la
investigación y me dijo que no. Lo n a t ura l era que u st� d h ubier�
conse g u i do el e xp ediente, lo h u biera leído con mu c h o c u t d � d o Y SI
hubi era encontra.do mot·i vo, pues venir y t o ma rme declaracton a m í
y p re g unta r me l o que hubiera pasado; pero por n inguna razón, e s
El Proceso Pe n a l de Rojas Pinillo 47

decir, por elemental sentido de decencia y respeto a una dama, no


tenía por qué ir a dirigirse a ella, con amenazas de que sí no ren­
día la declaración la llevarían a la fue rza y la citarían al juzgado
correspondiente.
Yo me explico la acuciosidad de este funcionario en su empeño
de hacer mérito, ahora que están nombrando Magistrados de Tri­
bunales. No recuerdo el nombre de este funcionario, pero el señor
Procurador General de la Nación debe tenerlo anotado si él le
ordenó, o tendrá que saber·lo, porque ese Juez tendrá que recla­
mar el pago ·de estos servicios que quiere prestarle a la Justicia
política.
Quiero referirme, señor Presidente, a la preocupación que,
reiteradamente, ha manifestado -e l periódico El Tiempo, porque no
se me permita contestar los cargos que ese periódico me ha ve­
nido haciendo o través de 700 dí os, desde el 1 O de mayo hasto hoy.
Es decir, 700 días calumniándome, difamándqme, y no quiere con­
cederme 1 O o 12 días para mi defensa. Y.o es la segunda vez que
este periódico recalca s·obre la necesidod de que lo s áudiencias
terminen, cuondo yo casi van a terminar, audiencios que por for­
tuno están dirigidos en formo justo, recta e imparcial- por el señor
Presidente.
Debo reconocerlo con mucha sat-isfacción y con especial gr-atitud.
Pero ya que El Tiempo habla de estos· cosas, ,debo leer algunos
documentos relacionados con este peródico, que sí representan una
intromisión en la administroción de justicio, sobre ·todo en los fun­
ciones que le corresponden, en lo contencioso odministr·otivo, ol Con­
sejo de Estado.
Ahí hay algunas series de hechos que representaron al final,
paro ese periódico una bueno economío en su potrimonio. Pero
antes quiero hacer una pequeña mención, señor Presidente, que
hoce contraste con aquel cargo que me hizo el señor Acusador de
que ero un vulgar defraudador de la ren'ta de impuestos naciona­
les. Es el caso, señor Presidente, que durante el gobierno de ·la dic­
taduro, duronte el gobierno del General Rojos' Pinillo, éste dictó un
decreto permitiendo orreglor aquellas declaraciones de renta que
p or uno o otro motivo no hubieran estado ajustadas a ·l a verdod. Es
decir hoblando en los mismos 'términos del señor Acusador, permi-tir
por ese decreto-ley que ·!os individuos que hubieran jurado en falso,
al hacer su declaración de renta, omitiendo bienes importantes,
pudieron hacerlo sin ninguna pena; es decir, sin que fueron per­
juros. Uno de los ciudadanos que se acogió o esta ·disposiciónn fue el
ex Presidente Edumdo Santos, quien reajustó su ·declaración de rento,
declarando un ·millón qui·nientos mil pesos de más.
El Proceso Penal de Rojas Pinillo

No l e hago el wrg_o d e ·q ue él hubiera sido un perjuro, cuando


declaró anteriormente y l uégo a di cionó su decla ración. El se acogió
a ese decreto benévolo y justo, conveniente para el p a ís en l as m is­
m a forma en que e l Porl a m ento •está d iscutiendo la amnistía de ca­
pital: es que se fuga ron del p a ís o que sal ieron del pa ís, pero que
de todas m aneras están fuéra de Colombia. Esod decretos, ind uda­
blemente, favorecen ·a los ciudadanos, p e ro favorecen m ucho más
al Tesoro Nacional, porque a u me ntan la renta de i m puestos sobre
la renta y patrimonio.
Pero luégo viene ·aquí un caso, s'e ñor Presidente, que sí afectó
·

sensiblemente a las rentas nacionales.


Quiero :referirme ·O una de ·las causas por · l a s cuales estoy en
este ba nquillo de los ocusados: como consec u encia que 1! a J efatura
•de Impuestos Nacional ·es, durante mi gobierno, quiso revisar los
libros d e los periódicos :E l 1Espectador y El Tiempo, y comprobar s i
eran c iertas o no l a s a cusaciones que a l gunos ·c iudadanos h a cían
d e que tales pe.r iódicos no p a·g aban el impuesto, de rento que ·les
·correspondía, de a cuerdo con !·as ganancias. Y traigo a cuento
esto, señor Presidente, p a ra que se ven ·l a forma como se procedía
d u rant·e el Gobierno Mil itar, es decir, las garantía·s que se le daban
a los ciudadanos para que se defendieran, en contra�te con los
atropellos' de l a Jefatu·ra de Rentas e Impuestos. Naciona les, atro­
pel los • c ontra mi fam i l i a y contra mí, que se h a n venido sucediendo
a partir d e l 1O de mayo d e 1 957 has·ta la fecha.

Aqu í hay un memorándum, memorándu m sobre l a revisión d e


El Espectador. D i ce: A l l iquidar l a declaración de renta de l a socie­
dad El Espect·a dor, por el año de 1953, la respectiva oficin a liqui­
dadora encontró :al gunas anoma 1 l ías que pare c ían provenir de al­
g unos defectos de carácter contable, envió e l expediente respectivo
al Depa rtamento Contable de ·lo J efaturn de ·Rentas e Impuestos
Nacionales con el objeto de que se destac a ra a las oficinas de
dicha empresa ·un cuerpo d e expertos en ·conta bi·l idad, para exa­
m ina r l os l i b ros y asientos hechos d urante el ejerci cio fis'c a l de
1953.
Llegando el expediente a la oficina de Revisoría Contable,
cuyas funciones d etermina das son precisamente control a r por m e d i o
de revisiones' los l ibros d e contab i l i dad de l os contribuyentes, ordenó
por medio de un a uto l levar a cabo la revisión de los l i bros de contr�­
b i l i dod de El Especta dor. Con e l cump l i m i ento de todos l os -requi­
sitos legales, propios de esta clase de d iligencia s, se llevó la re­
visión ·com p leto y técnica por contadores reconocidament·e capac�s
y honorab les, que levantaron, como era su deber, e l a cta d� l a dr­
l igencia de d icha revisión, acta que fue a m p liament·e ·co¡nocrdo por
El Proceso Penal de Rojos Pinillo 49

la empresa revisada, con el fin de que le h idera las observaciones


o reparos que ·estimara convenientes, como en efecto lo h izo. El con­
traste en el caso mío, d e que todo fue o espaldas mías, cuando yo
estaba fuéra, sin permitir q u e nadie pudiera i ntervenir como mis
representantes.
Completando en esta forma el expediente, pasó como es de
proced imiento interno de eso oficina, ol Jefe de lo sección, conocido
abogado y contador especialista en estas materias tributarias, quien
previo u n cuidadoso estudio de todo el expediente, emitió el con�
cepto contable que debía servir d e funda mento p ri ncipal y técnico
a! fallo o resO!Iución que debía expedir la Jefatura de Rentas.
Terminada esta p r i mera etapa, y siguiendo el procedimiento
rutinario, la oficina contable pasó el expediente a l Departamento d e
Impuesto sobre lo Renta, comunmente· conocida como "acción d e po­
nentes", en donde en la forma acostumbrada fue repartido por sor­
teo a uno de los abogados. Como se trataba de un negocio, q ue
nc sólo se presumía iba a tener repercusiones de toda clase, sino
qud odemás co11tenía problemas técnicos m uy profundos y difíciles,
el ponente encargado de tramitar este negocio so' i icitó al señor
Jefe de Rentas se hicieran u nos reuniones de los más capacitados
abogados de la sección jurídica del Departamento de Impuestos
sobre la · Renta y de los contadores más versados de la respectiva
sección. Dichas reu niones se l leva ron a cabo con lo asistencia e
intervención de los ¡efes de los tr·es departamentos respectivos, fun­
ciona rios muy versados en estas materias y de honorabilidad reco­
nocida, como q u e actua lmente permanecen la totalidad de ellos en
sus respectivos cargos.
Como c u lminación de estos estudios se produjo el fallo o re­
solu - c ión que contenía, en síntesis, los siguientes p untos: Es m u y con�
veniente observar, señor Presidente, que el personal subalterno del
Jefe de Impuestos es el mismo que funciona hoy. Pero el único q u e
pagó con cárcel e l atrevimiento d e revisar •los libros de estos dos
diarios, fue el Jefe de Rentas, señor Y.ergara, q u ien ·com o la prensa
informó, salió porque ya había pagado l a pena sin que lo h u bieran
-co n denado. Indudablemente a nte las protestas de los diarios, que
decía n que debía continuar en •la cárcel.
Que a pesar de haber solicitado E' l Espectador limitada, el rea­
juste permitido por los Decretos 23 1 7 y 3063 de 1953, era posible y
legal, de acuerdo con los artículos 18 y 19 de los referidos Decre­
tos, especiaimente con fundamento en el acto legislativo número 1 de
1936, !·levar a cabo la revisión, justamente, para establ·e cer si el
reajuste solicitado se h a b ía hecho d e acuerdo con ·las normas regla­
mentarias de d icho privilegio.
50 El Proceso Penal de Rojas Pinillo

Que existen dos sist·emas de contabil· idad, generalmente cono­


cidos, y que por cualquiera de los dos qu·e se adopte debe elaborarse
de acuerdo la declaración de renta.

El primer sistema es el llamado ·de "caja" a de "ingresos o egre­


sos efectivos". Según este sistema, debe incluirse como renta del
ejercicio fiscal la tot·alidad de los ingresos p·ercibidos realmente duran­
te el año, cualquiera que sea la época de su ·ca·usación y deducirse
los gastos efectivamente pagados.
El otro sistema es el de entradas y salidas causadas, en con­
sc;nancia con el cuol debe considerarse como renta toda utilidad
causada, oun cuando no se haya recibido físicamente, cualquiera
que sea el año en que se reciba o haya de recibirse, como consecuen­
Cia de computarse la totalidad de las expensas deducibles causadas
durante el año gravable, cualquiera que esa el año en que se pa­
guen o hayan de pagarse.
Esta doctrina es aceptada por todos !Qs tratadistas de conta­
bilidad, y al r8€pecto e·! profesor Alvarado, en su obra "Tratado de
Ciencia Tributaria", página 31 O, dice: "Desde el punto de vista del
impuesto lo que tiene importancia no es tanto el sistema de conta­
bilida d que se adopte, sino, la base del sistema. Por base se entiende
la mcdalidad consistente en contabilizar entradas y gastos efectivos
o bien ingresos y egresos meramente · causados". En el primer caso
se dice que la base es de "ingresos y egresos de caja". Y en el

segundo, que de "ingresos y egresos ·causados". Desde luego la base


de la contabilidad usada, no cambia la naturaleza de la renta, pues
no tiene más consecuencia que determinar el período del tiempo a que
corresponde una partida dada.
Que El Especta·dor Limitada, según se estableció plenamente
e n el expediente, llevó sus libros de contabilidad a fines de 1953
por el sistema de "ingresos y egresos de caja", o sea, que contabi­
lizaba como utilidad únicamente las sumas r·ealmente recibidas, y
como gastes los realmente efectuados. Siendo ·así, la suma que en
31 de diciembre de 1952 están adeudándü!le sus clientes por avisos,
suscripciones, etc., no puede ser materia de reajuste, pues· según lo
explicado y de acuerdo con el sistema de contabili· d ad empleado
por lo empreso, son rentas gravables del oño de 1953, bien por
haberse recibido en gran parte durante el año, q por habérsele dado
entr ada como renta, al cambiar el sistema a fines del año de 1953,
por ei de "ingresos y egresos ca·usados". Pre-cisamente por esta cir ..
cunstancia, de corresponder esta suma, que alcanza a a·lgo más de
$ 400.000, a renta de 1953, es por lo que no podía ser objeto. del
reajuste previsto por los decretos citados, ya que por expresa prohi­
bición de·! artículo ]0 que dice: "A no ser que la oficina de ha·cienda
�:1
El Proceso Penal de Rojas Pinillo 51

obtenga pruebas sobre d e que los b ienes propuestos como ojüste;�g­


rresponden a rentas obtenidas durante e l año gravable da 1 9531'.�( � l
'En tan clara, técnica y justa la tesis sucintamente expuesta, que-�,
fue la principal base para la revisión de El Espsdador, que el Tribuno! t\ .

Admin i>Strativo de Cundinamarca y pos.terio : mente



el_ .�onorab\e
Conse¡o de Estado, la sostuvo en su sentenc¡a de rev J s J o n de este
a cto admin istrativo de l·a Jefatura de Renta·s, y como si esto fuera i�- , ·

poco, la J efatura d e Rentas e Impuestos Naciona• l es,. bajo la d ire·c- ./


c ión del doctor Héctor Julio Becerro, escogi01 después del 1 O de ma-
yo, como e l más e xperto y honorab l e d e todos· l os colOmbianos, ha
continuad o sosteniendo com o una de sus más i mporta ntes y a certadas
tesis, hast a publicar e n e l Bol etín de Rentas Naciona l es, correspon­
diente al m es de d iciem bre de 1958, n úmero 21, pág ina 34, bajo
el título "Renta Si istema de rea l ización". El doc·tor Héctor Julio Be­
cerra hasta hace pocos días fue Director de Rentas e l mpuesttos
Naciona les. Tal vez h ace unas dos o tres semanas que fue c a m biado.
Que El Espectador, va l iéndose en forma habiliadosa, por no
d ecir m a liciosa, del privilegio del reajuste, para no declarar en 1953
la rent a que física mente ha debido declarar como gravab l e en d icho
-año, como que l a h abía recibidCI en él y en l os a ños de su caución
·no h a bía hecho mención a e l l a , en el renglón correspon d i ente o l a
"renta p o r l l evar", sistema d e contabi · l idad d e ·caja o d e rentas y
gastos rea lmente recibidos o gastados, por lo que se le i mpuso l a
sanción por innexa ctitud, prevista e n el artículo 1 ° del Decreto 3222
de 1952, exactamente par a estos·c asos, cua ndo l ice: "Configuran l a
inexactitud n o sólo l a e m isión d e b ienes o de in gresos, sino también
la i nclusión de factores i nexistentes o falsos, determina ntes de un -
m enor gravamen, mí como el hecho de d eclara r cua l quier fa lsa situa
ción que pueda ser favorabl e a l cC¡ntribuyente".
El Espectador om itió una renta físicamente redbida en 1953, de
más de $ 400.000. I n dudablemente estos d ineros, que subían a l a
a preciab l e ca ntidad d e $ 400.000, h a debido recibirlos e n e l 52,
no entrqban -en la considera·c ión cuando le l i quidaron e l i mpuesto
d e rentd'' y patrimonio. El Espe·ctador pl anteó así una falsa situa­
ción que ·l e era favorable, al decl- a r-ar con patrimonio reajustabl e
·una renta q u e debía s:er gravad a e n 1953. Clara m ente se puede ver
q ue e l privi' l egio del reajuste no puede por simp l e principio mora l,
conceders e para permitir a ·l os contribuyenres que con base e n é l
o culten rentas g ravables d e l año e n que s e concede d icho reáluste.
Ta l reajuste se concede con el o bjeto único de que aque l los contri­
buyentes que ten g a n patrimonio gravable y no lo haya n declarado,
lo declaren, o que a que·l los que han declarado e n años a nteriores,
p atrimonios inferiores ol que rea lmente han debidCI deolarar, lo aco­
moden en el año d e privilegio a su rea l situación económica.
52 El Proceso Penal de Rojas Pinil l o

E l segundo punto sobr e q ue versó l a situación d e El Espectador


es todavía más c l a ra y en él puede observarse t a mbién la dora in­
exactitud que venía cometiendo d i cha entidad e n sus declarac i ones.
D u ra nte el año de 1953, El Espectador vendió una maquinaria sohre
l a cua l había sol icitad o y se la había conced i d o d eprecia·c ión el
a ño de 1952, el a rtículo 19 del Decreto 554, de 1942, d ice: Cons­
tituyen rentas g ravables: b) las util id ades derivadas de la venta de
bienes depreciables; ·entre los c u a les· se hayan a ceptado a mortiza­
ciones para los fines del impuesto sobre ·l a rento".
Estos util idades se determ i n a r á n por lo d iferenci-a e ntre el pre­
cio de venta y e l costo respectivo, menos las a mortizadones conce­
d idas. Como E l Espectad or vendió en 1953, u na maq u inaria sobre
la c u a l había so l icitr¡d o y ·se le había concedido depreciación, la
uti·l idad habida en d i cha venta -era g ravable, sin l ug a r a la menor
duda, por último se le liquidó a esta entidad la inversión o impues­
to del 3 por 1 00 paro Acerías de Paz .d e l Río, con base e n normas
l eg a l es y que fue a p l icada a todo s los contribuyentes del país en
195 3.
Como informaba aquí en a l g u n a ocasión, señor Presidente,
cuando yo supe sobre l a revisión que lo J efatura de Rentas e I m ­
puestos Na ciona les, fu n da d a e n c l a ros derechos legales, l e i b a a
hacer a los periódicos E l Tiempo y E l Espectador, le d i¡e (a Vergara1
que deb ía tener mucho cuidado y d a rle todas l o s gara ntías pa ro
que se d efend iera n , ·a fin de q u e no se :pudieran quejar de que eran
atrope l l os. Por eso se ha visto la forma como se fueron suced iendo
l os hechos en las i nvestigaciones, y a q u í vamos a hablar de :los re­
cu rsos a que apeló El Espectador para d efenderse:

1° Reposición de la providencia ante el mismo Jefe d e Rentas


e I m puestos Naciona les, en la que se acced ió, dadas las razones
expuestas por dicho entidad, a la rebaja o revocatoriD en lo que res­
pectaba o la vento de maq uinaria o sea, el seg u n d o p u nto de l a
reso l ución, por las siguientes razones: E l Espectador a legó y ·la Je­
fatura aceptó su tesis, q u e l o moqui·n ori o vend ida no ero de su pro­
piedad , ya que ·l a casa a mericana vendedora se había r-eservado
el derecho de dominio sobre e l la, m ientras no se hubiera cancela d o
l a tot a l i d a d de su va l o r y que a ú n s e estaba debiendo g ran po rte
de e l l a . E n c onsecuencia lo que vendía E l Espectador no era pro­
piamente la m a q u i n a ri a sobre la cua: l no te n ía el derecho de d o m i­
niC' sino el derecho mueble que teníá sobre ella, por haberlo t raído

y agado pa rte de su valo r. Sabiend o El Especta � or que la m ? �.
ui­
n a n o e r a suya p o r l as razones que é l m ismo alego e n la repos1C1 �n ,
e n e l ano_ <Jntenor .
no h a debido solicita-r depreci a c i ón sob re ella
ente ·la
A pesa r de esto y p o r conside rar l o J efatu ra q u-e ciertam
El Proceso Pe nal de Rojas Pinil lo 53

maquinaria no era de su propiedad, modificó la resolución i n i c i a l


en l o que hace a este punto.
D e manera que la Jefatura de Rentas accedió, encontró jus­
tas las razones que expon ía El Espectador y a rregló ·l a ca ntidad, o
dis m inuyó la ca ntidad que tenía qu e p a g a r por la mu lta que se le
ha b ía impuesto. Agotada la vía g ubernativa, E l Espectador apeló o
demandó esta resolución a nte el honorable Tribu na l Adm i n istra­
livo de Cu ndi n a m a rca. En su falla el honora b le Tri b u na l adm itió y
confirmó la tesis de la Jefatura en cua nto la adición por las rentas
omitidas, como consecuencia de l cambio del sistema contab l e y tam­
bién confirmó los demás pu ntos apa rtándose en lo relacionado a l a
sanción p o r i n exactitud, considerando no que E l Espectador no hubie
r o incurrido en ella sino que dado que se había a cogido al rea­

j uste. La J efatura no ten ía facu ltad legal para sancionar e n cuanto


a los p untos sobre que versa ba el reajuste y que además podía
teners e simp lemente como e rror de i nterpretación.
E n resumen el honorable Tribun a l confirmó todos los puntos
de vista de la Jefatura pero consideró extrema la pa rte pertinente
a i nexactitud. Luégo d e l honorable Tribu n a l pasó a l Consejo de
Estodo. E l Consejo de Estado falló acepta ndo l a s rozones que ex­
puso a su tiempo e l a bogado d e . la empresa, me p a rec e que e ra e!
doctor Carlos Ll eras Restrepo. Le hizo una rebaja bastante a pre­
ciable , a l go así como cien m i l pesos. Posteriormente después de • l lO
de mayo, e l fa l lo de l Consejo de Estado fue revocado y e n conse­
cuencia El Espectador n o pagó a bsol utamente n a da al Tesoro Nacio­
nal.
El caso d e E l Tiempo es muy senci l l o y d e controversia j u rídica .
Aquí i nformaba a los señores Senadores, desde el tiempo el doctor
Gaita n, él permanentemente ven[a diciendo, tal vez pa ra defenderse
por a quellos ataques ta n virulentos q ue le hacía la prensa, de que
se revisa ran las dec l a raciones de renta y patrimonio de El Tiempo,
porque no estaba paga ndo l o que debía pagar. Desde e ntonces
venía n las recl a m aciones de muchos ciudadan os p a ra que revisa ra n
los l ib ros de El Tiempo.
Por •e so d ice: "Por reclamos constantes que llegaban a la J efa ­
tura d e Rentas e I mpuestos Naciona·l es de que el periódico E l Tiempo
n o pagaba l os impuestos que le debían corresponder, o si l o hacía
e ra en esca l a menor a su ca pacidad contributiba, la Jefatura· o ptó
por el p rocedi miento legal y rutinaria de pra•c tica rle a d icha empresa
la revisión de sus libros. A l l l eg a r · los funcionarios a d icha em presa
le m a n ifestaron que no podían exhibir los l i bros por cuanto el libro
Diario se había perdido.
Uno de los cargos m á s g raves que se ,Je hacia n a El Tiempo
e ra q u e m uchos avisos q ue e ra n pagados en dól ares no eran de-
54 El Proceso Penal de Rojas Pinillo

c l a ra dos cuando l e tocaba h a cer l a dec l aración d e renta y patri·


monio, Y qu- e por consig uiente ss le estaba haciendo f raude a las
rentas. Como en estos l i bros sí figuraban todas estas cosas, enton­
ces no se encontró e l l i b ro, p o r cuanto el libro D i a rio se h abía per­
d ido. Ante esta situa ción, com o instrumento lega l, l a J efatura podía
•conm!narlos con mu ltas sucesivas hasta obtener la p resentación de
d icho l i b ro, basta p a ra c u a l q u ier estudio contable, ante la m agni­
tud económica, y esta sí confismtoria, l a Jefactu ra resolvió p latearle
·e l caso a l Gobierno Naciona l, el que en un rasg o de generosid a d y
perd ón sin a ntecedentes, resolvió optar por perdonar d icha contra­
vención y olvidar estas sanciones, que h a brían termina do con l a ca­
pacidad económica d e sus d u e ños.
Esto tiene m u cha importancia porque se ve la forma como e l
Gobiern o N aciona l p roced ía. E l Gobierno de l a ·dicta d u ra, cuando
se presentaban casos como éstos, porque evidentemente el Jefe d e
Impuestos y Rentas N aciona les puso e n m i conocimiento la pérdida
del l i bro, yo hablé con e l Min istro de Hacienda, el doctor Vil!aveces
en ese entonces, y de común acuerdo resolvi mos que no le diéra mos
importancia porgue de d a r l e importancia, y de acuerdo con la
ley, ha bríamos podido poner m u ltas sucesivas q u e ind u dablemente
h abrían ten ido el carácter de confiscatorias, pero como d ice el in­
forme , el Gobierno N aciona l, ·e n un rasgo de generosidad sin ante­
cedentes, resolvió optar por perdona r d icha contravención y o lvi­
dar estas sanciones que habrían terminad o con la capacidad eco­
nóm ica de sus dueños.
Esto hace contraste, señor Presidente, por l a forma como la
a ctual Jefatura de Rentas e I m puestos Nacionales, digo actu a l a
partir del lO de mayo, es decir, desde el día que dejé el Gobierno
o desapareció el Gobierno Militar. Pa·ra la declaración del o ñ o si­
g u iente la oficina liquida·dora, dentro de su a utonomía, resolvió re­
chazar a l g unos gastos q u e no cons·ideraba como ordina rios del
negocio y a l g unos gastos q u e no venían certificados como lo
expresa ·la ley, los propietarios de El Tiempo e l evaron su rec l a m o
ante l a Jefatura de Rentas e Impuestos Naciona les, y correspondió
e l fa l l o al doctor Hé::tor J ul i o Becerra, designado Jefe después del
lO de mayo, quien por medio de provid encia rechazó las pretensiones
de los recla m a ntes, según se pudo leer en ·dich o periódico el comen­
tario en q u e demostraba su inconformidad con el fallo a l u dido,
per o en ning ún caso se atrevieron a considerar, como a nteriormen­
te, que se trataba de persecución o injusticia.
Est e párrafo o estas relaciones muy i m portantes', señor Pre­
sidente, porque demuestra u n a vez más que la J efatura de Rentas
e Impuestos N aciona les no procedía COl') afán persecutorio de .Jos
diarios, y sobre todo, que quien confirmó esta providencia o este
El Proceso Penal de Rojas Pinillo 55

concepto fue el m i s m o doctor Héctor J u l io Becerra, que a l principio


desempeñó e l cargo de l a Jefatura d e R entas e Impuestos Nacio­
nales del Gob ierno Milita r y q u ien fue nombrado después del d iez
d e mayo. El m ismo periódico reconoce como d ice aquí seg uramente
a los números correspondientes a e se tiempo, se puede ver q u·e no
e ra n in g u na i n j usticia, que no se trataba d e persecución o i n j us­
tic i a s, Si este m ismo fallo h u biera correspondido a l Gobierno a nte­
rior, h abrían sid o pocos los i ns u'itos y vejámenes a los f u ncionario�
del régimen a nterior a l diez de mayo.
Estos documentos, señor Presidente, tienen especia-l importan­
cía, porque por esta ma n era i mparcia l y j usta como procedió el
señor Vergara Lora f u e a dar a l a cá rcel, Sin embargo l os funcio­
n arios suba lternos del señor V er g a ra Lara, q u ienes fueron los en­
carga dos de estudia r e l caso en cuestión, que redactaron los i nfor­
mes, o que le h icieron conocer las irre g u l aridades, es decir los ver-
. daderos responsa bles de si h u b o atropetlo o inj usticia, conti n ú a n en
s us p uestos, pero los dos periód i cos atacaron violentament·e a Loro,
y algún juez te m e roso, a lg ú n j ue z ya sometido a las cuestiones de
l a j usticia política, enca rceló al señor Vergara . Lo ra y estuvo dete­
n i d o hasta diciembre del año p a s a d o , es decir, mucho mós de u 1 1
of.ío.
Siempre hay una pequeña diferencia e ntre ·la forma como
proced ía el d ictador, y l os empleados de la Jefatura de R en ta s, con
la forma como h a n procedido esos mismos empleados, pero ya pre­
siona dos por •la j usticia pol íti c a para qu e me i nvestiguen a mí y o
mi familia.
Dura nte el Gobierno mi·litar, señor Presidente, no ·s e prese n tó
un soln caso, en q u e se ordenara subir e l ava l úo catastra l en f o rm e
manifiestamente criminal, como e n el caso d e l a finca de Jerez, e·-.
La Guajira. El señor Sotomayor vendió -como l o explicaba con mu­
cha rlarida d y sencil lez a los señores Senadores-, vendió unas me­
joras d e mi:! q u i n ientas h e ctá r e·as, y u n supuesto derecho d izque so­
bre ?0.000 hectáre a s, cosa a bsurda que no ha de b id o figurar e ;'
esa escritu ra. Sin embargo, el Catastro de Ríohacha por orden n o
s é ele q u e a·utorida·d , c o n fines perse'Cu to ri as subió e l catastro de
es o f i nca sobre l a ba3e d e las 20 000 h ect á re a s , y les puso u n pr3-
ci o que no ha tenido n¡;nca n i n g u na f i n c a de l a región, n i que l o
p orlrá t e n e r e n m ucho� a ñ os .
Yo h i c e mención de u n a finca, u na de l as mejores f i n cas, con­
seguida con mucho esfu,erzo y a tra vés de muchos años por el Se­
nador P u m a re jo, u n a finca perfectamente abierta, con potreros muy
h11enos a la o ri l la del mar, u na finca que d u r a n te ta l vez e n e l
a fi o ele 1954-55 a: l g u n os señores q u isieron comprar, y l e ofrecieron
al señor Pumarejo u n m i l l ó n d e pesos.
56 El Proceso Penal de Rojas Pinillo

En ese tiempo, p ues, i n d ucjab lem ente con e l p royecto de l a


carrete ra Y la forma como esta ba n ava nza n do l os pos i b i l i dades del
ouerto de Pedreg a l para saca r e l carbón de Cerrejón, la finca va­
l ía más de un m i l lón d e peses. Ahora no vale un m i l lón de pesos,
pero, sin em bargo, esa finca titu lada, perfecta m entte titulada y le­
oa lmente titulada, y que es e l esfuerzo de m u chos a ños de trabajo
del d octor P u marejo, no paga como i mpuesto de renta y patrimo­
n io, n i la centésima pa rte de lo que tien,en que pagar estos b a l d íos
que no h a b ía n sido a d j ud icados. Y no hay persecución .pol ítica, n o hay
i usticia po l ítico, como d ice el señor Min istro de J usticia.
Este caso, señor Presidente, tal vez s í u n poco más grave y
ara rrear ía responsa b i l ida des a un Min istro nombrado después d e l
1 0 d e maya. N o es que p o n g a denu n cio contra ese funciona rio. A
mí no me interesa, como no me interesó d u rante mi gobierno, q u e
la� gentes fueran a l a s cárceles. Absol utamente. Y o sola mente lo
menciono p a ra q u e se vea q u e d urante e l gobierno o ios gobierno�
q ue han venido después d e l 1 O de mayo, sí han cometida verdade­
ras arbitra rieda des, verda deras intromisiones de u n poder dentro
del otro.
D i cen a ntecedentes constitucionales lega les. Esto se refiere, señor
Presidente y señores Sena d o res, a la importa ción de un papel por
e l periódico El Tiempo, porque esas c i rcu nstandas d ieron motivo
poro u n a s reso l u ciones de diferentes Administraciones de Aduana.
Unas que entreguen, otras que no entreg u e n , pero que a l f i n a l , vino
u na resol u ción del Admin istrador de la Aduana para que no fue­
r a entregado. Es decir, no e s el caso de ana l izar cuáles de los A'1-
min istradores de Ad u·ana tuvie ran razón o cuá l es se eq u ivocaro'l.
3i el principio que se consagró y la i ntromisión de un Ministro rle
Hacienda en las fun ciones privadas del Consejo de Estado. La ley
1 67 d e 194 1 consid")ró la org a n i zación de la j u r isd icción contecioso
a d ministrativo. Eso jurisdicción fue atribuído al Consejo de E;tado y
a los Tribunales Administrativos. Pa rece que este negocio siempre
a lcanza como a la cantidad de dos m i l lones de pesos, según los
i nforme s que vienen a q u í. Por m i n isterio de l o Constitucin NocionoL
a rtículos 1 37 y 1 4 1 , e l Consejo de Esta do tiene atribuciones admi­
nistrativas, judicia les y consultivos, esas son l o s bases. H u bo un de­
n u ncio por presunción de contrabando con relación al papel i mporta­
todo por El Tiempo. El Juez del conocim1ento ordenó cesa r el pro­
cedimiento, por ._considerar que el papel h a bía sido im portado con
la tota l i d a d de l os requisitos ordenados por la l ey de a d u anas y
ordenó, en consecuencia, la entrega de lo mercancía; con rozón
o sin e l l o le emp resa de El Tiempo demoró en l a prese ntación d e

l a,s manifiestos poro obtener l a nacionalización del papel, l o q u e


n o fue excusa para que l a Administración d e l a Aduano d e Barran-
El Proceso Penal de Rojas Pinillo 57

qui l la o rdenara la nac ionalización y entrega de la mercancía s i ;-¡


e l cobro de bodegajes ofici a l es. Es decir, como s e ha demorado e n
las adua nas, tenía que paga-r el bodega je. U n a cosa no rmal. La re­
so l u ción de la A d min isttración de la A duana de Barra n q u i l l a subió
a l a D irección General de Aduan as, e n grado de consulto, o de
expreso m a ndato de la ley de aduanas. Con rozón o sin e lla, la
D i rección General de Aduanas p rofi rió la reso l u ción J -00068, del
2 de abril de 1 956, revoca ndo l a profe-rida por la D i rección Gene­
mi de Bo r ran q u il l a , en pri m era i nstan c ia , y condenando o l a em­
úresa d e él Tie m po al pago de bodeaje; en ejercicio de leg íti m o
derecho, la e mpresa d e E l Tiempo so l i citó reposición d e l o resolu­
ción, la cual le fue negada j usta o injustam e nte, po r resol ución
399, ·del 17 de octubre de 1956. Esto ú l t i m o reso lución le fue noti­
ficada personalmente al Gerente de la e mpresa E l Tiempo, doctor
Abdón Espinosa Val derramo, e l 26 de octubre de 1 956, y en virtud
de haber renunciado a ,Jos 1 é r m inos de not ificación y eje cuto rie..
El 1 8 de enero de 1 957, casa e d itorial de E l Tiempo Lim itada,
demandó ante e l Consejo de Estado l a n u l idad de las reso luciones
68, y 399, de 2 de a b ri l , y 1 1 7 de octubre de 1 956. Es decir, esrc
ya había pasa d o a conocim iento o bajo la juris d i cción del Consejo
de Estado. De ahí que no tenga importancia l a rozón o sinrazón
de los d ife rentes A d m inistradores de Aduana. El coso es yo cuan­
do este negocio iba a ser fal lado por el Consejo de Estado. Con l a
d emanda, además de las copias auténticados de los actos acusa dos .
la empresa El Tiempo acompañó lo siguiente certificación de lo Di­
rección General de A d uanas, a ten d i endo a su sol icitud, q u e en las
anotac iones de la Secretaría consta, qu e la reso i Lr c ión J -399, de
17 de octubre de 1 956, por la ( •Ja l se confi rm a la providencia J -6 8
d e 2 d e a b r i l pasado, f u e notificada persona l mente e n octubre
26 de 1 956 al doctor A bdón Espinosa Valderrama, representante
le g a l de la empresa de El Tiempo, de Bogotá, q u ien renunció a
los térm i nos de ejecuc ión y ejecutoria, ·a dvi rtiendo q ue contrn esa
resol ución no procede rec u rso alguno por vía gubernativa, q uedan­
do, por tanto, en l i �ertad de recu r r i r ante la j u risdicción conten­
c icso-adm inistíOtiva. Una constancia q u e el m ismo Tiempo pidió,
es decir, reconoce f1ue ya está ia jurisdicción contencioso-adminis­
trativa.
L o demanda fue repartida y aceptada por el honorable Cor­
sejo de Estado, y en desarro l lo de l j u icio se pu b l i caron pruebas,
se oyeron pe r i to s, al fi scal y a las partes, c itándos e por último po r•J
sentencio.
E s decir, tod0s los trám ites normales en estos clases de nego­
c i os, no se o m ih ) n a d a brutal mente, n i se atropelló o nadie, s ino
�e dejó que no � m o l mente, el Consejo de Estado, sin i nterferencia
58 El Proceso Penal de Rojas Pinillo

alguna del Gohierno, p rocediera o resolviera este negocio. Llegó


el 1 O de mayo de 1 957 ( y aquí viene ya l a g rave d a d d el asunto ¡
ya vemos que estaba .bajo l a· j u risd icción d e l conte n c i o�o- a d m i nis­
trativo, del Consejo de estado. Es decir, que ten ía que ser fa l l a d :)
p o r esa entidad .
. . . . Llegó el 1 O de mayo d e 1 957, es decir, e l imperio de l a Cons­
titución, el respeto a l a s leyes, la terminación del mercado de i n ­
f l uencias, la horrible noche de concupiscencia, d e cohechos, d e con­
cusión, d e prevaricatos q u e h a bían m ancil lado el buen nombre de
Colom b i a .
E l 2 3 d e mayo, 1 3 d ías después de l a g loriosa jornada, E l T : ­
empo, por conducto, de su a bogado, doctor Sonia, solicitó del Mi­
n iste rio de Hacienda l a revisión de las resoluciones 68 y 399 de I:J
D i rección Genera·! de Aduanas, es decir, l a revisión de unos acto,.
a d m i n istrativos, que había n esca pado de ·la vía gubernativa, para
entrar en la órbita j u risdiccional del Consejo de <Estado .
S e h ab í a puesto a prueba la honestidad d e la nueva pol ítica
triunfante, de a·c uerdo con los postu•lad os éticos q u e la informa­
ban, a l men.o s en la propaganda. La sol icitud de lo empresa E:l
Tiempo debía ser rechazada, a legando simplement-e que ca recía·
de competencia , y de oport·u nidad, para revisar ·lo s so l·uci o nes que
tenía n el se l lo d e l a e jecutoria, y q ue estaban acusadas ante el
Con sejo de Estado. Pero el peticionario era nada me n os que Ei
Tiempo, prepotente, dador de honores y d ig nidades, a rtífice de
la n ueva pol ítica, j·uez y verdugo. Nada im p o ta b a que se pisotea­
r

ora la Constitución, ni que se atropel·lara la l ey, ni que se viol a ran ·


expresas, n o rmas de proced i m ie nto. Era imperioso que el Gob ie rno
¡pag a ra sin vaciladones, las cuentos de cobro; .el pobre señor Mi­
nistro de Hacie n d a del n u evo orden puso de su lodo, su conciencia
d e j urista, su reputación de hombre probo, d e honesto estadista
pa-ra com placer, pa-ra satisfacer, para h a la g a r a l p oderosO leviat6n.
¿Quién pod ía oponerse y e nfrentarse a El Tiempo, y quién se le
puede e nfrentar ahora?
Sustanció así el memor·ia l petito r i o, po r c ua nto en moterió de
bodegaje causado por mercancías a·lmacenadas en l o s bodegas
oficia les, las provide nci·as que dicten ·los funcionarios a du anero s
pueden s e r revisadas c u a n d o surjan. hechos n u evos 0'1 1 O d e mayo,
·no la cuestión procesal o pruebas cuando a l g u no s no han s id o va­
lorados debid amente:
"Se dispone pasar el presente memorial a la D irección Gen er a l
de Aduanas, para que proceda a revisar los providen cias a l l í dic­
tadas, en el caso de los bodegajes liquidados a l·a empresa El
Tiempo, po r la i m portanción de mil doscientos treinta rol l os d e pa­
pel periódico, traíd os por el vapor (?), a l p uerto de Ba·rranqu i l la
El Proceso Penal de Rojas Pinillo 59

el 4 d e diciembre de 1 955, decisión que toma este Ministerio, por


co ns i de r a r ate nd i bles las razones expuestas por e.f reclamante, en
mo ra l y monstruosa, fue ado pt ada por el Min¡ist>ro únicamente,
e l m emo ri a l que ·a nt ece de" .
La anterior dedsiórv, ahi'ertamente ilega'l e inconstitucional,
¡pues no. Heva la firma de·l Secretario del Ministerio como e s de
ley, ni siquiera l l evaba : l a firma, es decir e s resp o n sabl e, d irecto
y ú n ico, el Ministro.
El Mi n ist ro de Ha c i end a ·n o tuvo el valor de r es ponsab i l i ­
za rse, remitió e l ple ito a su s u ba lterno el d i-rector d e a d u a nas, él
n o q u iso ech ar la resolu ci ón sino la pasó a•l d i rector de aduanas,
para que ese fu n cio na r io, se -respo n sa bi l i za ra .
El m e r c a d o de infl uencia le a b rió el c am i n o a l prevaricato.
la , D irec.c ión Gene ral de Adu·a nas cuenta con un ostentoso dep ar­
tamento j u ríd ico. No fve e nv iado el memorial y la decisión d e l
Min i stro a ese ·dep a rtamen to, ten ía n q u e resolve r l o en l a :i n ti m i­
dad el D ir e ctor y su Se c re t ari o Genera l. Es decir esta resolución
·u o r de n del Min istro n o fue con su•l ta da como era e l c a s·o con e l
d ep a rtam e n to juríd ico , a fin de q u e el Director Gene·ra l d e Adua­
'nas no asum iera ·u na responsabilidad que no !e correspondía.
La so l i c i tu d de El Tiempo no pud o ser a gregada el exped i ente ,
q u e contenía todo lo concerniente al negocio. Ese exp·e d ie nte h a­
b ía si do remiNdo a la of i c i n a de origen, la Administración de A­
duanas de Barronquil la, en virt·ud de que ya• habí-a sido resuelta
fa consulta . Porque la Adm i n ist r a ci ó n de Adu a nas de Barran q u i.fla
a petición del Con sej o de Estado, •lo había remitido a esa cor­

pora ción, para efectos de la d ema nda q u e a l l í cursaba, pero eso


no er a obstáwlo, se imponía merece r los elog ios de l poderoso.

De la D irecci ón de Aduanas de BaHa n q u i l l·a, pasó a l Consejo


de Estado. P e ro a q u í V1ivimos a di sposi ci ó n del Mi n istro de Ha­
cienda, y p asa n do por encima del Consejo d e Estado, éste lo d e­
volvió a la Ad u a n a , que había rem it.ido ,fa do c ume n da c ió n a la
a u tor id ad superior. E l 1 4 d e a g osto de 1 957, 3 meses d espu és del
1 0 d e mayo, el Director General de Aduanas d i ctó la resolución
2070, con estos 2 co n si d e ra ndos: q u.e el señor Mi·ni·stro de Ha cien d a
y Crédito Público ha pasado a esta Dirección el escrito q u e con
fe c ho mayo 23 del año en cu rso, i nició el doctor Sarr.ia, en s u
·carácter d e a poderado especial d e l a sociedad "Ca sa Editorial
E l Tiem po, Ltd a .", e n r·e lación con los bodegajes que esta direc­
ción ordenó fueran cobra dos por representación tardía d e l mani­
f iesto 3557, co rrespondient e a 540 ton e l adas de papel periódico
importa das p o r la empresa El Tiempo (en esta parte dice 540,
a t rá s dice otra can t idad ) . Que el señor Ministro de Hacienda sus­
tanció el mencionado escrito así ( l o ya transcrito). Y c on una re-
60 El Proceso Penal de Rojas Pinillo

sol u·c ión en la p a rte resolutiva que d ice: como se ve, e l Admi nis­
trador de Aduanas de Barranqu i l l a vuelve y repite, que él había
d idado l a reso l ución para que se cobrara e l bodegaje.
E n consecuencia, las l iquidaciones de bodegoje que se hu­
bieran efectuado carecen de valor y sin efecto las Resoluciones
n úmeros 88, de fecha 2 de abril de 1 956 y 399, de fecha 1 7 de
octubre d e l mismo a ñ o, ori g i na rias d e esta Dirección. La l<esolu­
ció n 2070 es de fecha 1 4 d e l 057.
El Administrador de Aduanas de Barra n q u i�la, seguramente
era un O f i c i a· ! del Ejército, o de la A rmada, y consideró esto como
orden d e l Ministro, eso sí como orden, y procedió en con5ecue n cia,
sin ver que entraba a un campo peligroso de delincuen.c ia. Y simul­
táneamente con esa resol u ción, e n la misma fecha d e l , 1 4 de agos­
to de 1 957, e l doctor Sarria, apoderado especial dé la e mpresa
Etl Tiempo, elevó a l Consejo de Estado un memoria l de desistimiento,
alegando como fundamento: "Este desistimiento y l a expresada re­
'nu ncia obedecen a que e l a ctual Director General de Adu a n a s y
s:U Secretario, doctor Fernando Rodríguez Santos, por medio de la
ResS>Iución 2070 de esta fecha, ha declarado sin valor a·l g u n o los
actos acusados, ten iendo e n cuenta para e l lo, lo expuesto por
el suscrito en ·los memorándumes de 3 de mayo y 1 ° de j u l io del
añ-o e n curso, los que a l desarrollar los fundamentos j urídicos d e
l a demanda, d e muestran l a i lega-lidad d e ta les a ctos".

Es decir, e·l Adm i nistrador de Adu a na s de Ba:rranqu'iHa fal ló


l·a providencia· que debía fa l la r el Consejo de Estado. Se a caba de
consumar el monstruoso atraco de cerca de $ 2.000.000 al Tesoro
·d e la Rep ú bl ica.
Entre ·l íneas, e l señor Min istro de Haci·e nda dejó de leer en e l
memoria·! del d octo r Sarria, q ue l o s hechos n uevos que había n sur­
gido no e r a n otros q u e los producidos por e l l O de may-o. Es decir,
•corregi r los atropel los o •la ley, las violaciones a l a C-o nstitución y
a las leyes y sobre todo, garantizar la i:ndependencia de los d ife­
rentes tribu n a l es. ¿Cuánt-os dineros pasó El Tiempo? Estas s·o n aonsi­
deraciones que no va len le pena.
"Al preferirse l a Re so l uc i ón 2070 sin el expediente contentivo
d e 11os a ntecedentes, i nva·lidan d o o d ejand� sin efecto las resolu­
ciones 68 y 399, q u e ya estaban ejecutoriadas y con la ejecutoria
se había precluíd o •la vía gubernativa ·usu rpando jurisdicción y
a b rogánd ose u na competencia que lo ley habío radicado exclu ­
sivamente e n e'l Consejo d e Estado, se i n cu rrió e n e l delito de pre­
va ricato, por cua nto f u e d i ctad a a sabiendas u n a resolu ción con­
traria a la ley; expresa y manifiestamente injusta y p o r simpatb
ha cia l a· Casa Editorial E l Tiempo, principal artífice. del Frente Na­
dona·!".
El Proceso Penal de Rojas Pinillo 61

"La g rav e d a d n o i n c i d e p recisam ente e n e l a t raco d e cerca


de $ 2.000.000 a l Tesoro N a c i o n a l ; ni l a monstruos i d a d l a se ñ a·l a
e l p rev a r i cato . Lo g ra ve, lo monstruoso, está en la subversión d e l
orden j u rídico y constit u c i o n a l , e n e l p r e ce d e n t e que s e sienta, e n l a
inesta b i l id a d de l o s preceptos lega les y normati m os. Q u e n o h a bía
necesidad d e recurrir al señor Min istro, si no p e d i r l e al Co nse j o d e
Est-a d o q u e estu d i a r a y q u e f a l l ara. Si por c u a l q u i e r circunstancin
·

en l os p roc e d i m i e nt os , esa a l ta e n t i d a d seg u r a m e n t e h a b r ía l l eg a do


a l m i s mo re su l tado , y se le h a b í a e nt reg ado . Pero no h a bía razón
para q u e h u b i e r a n a p a recido tod a s estas cosas, contrarias a ese n ue ­
vo orden de respeto a l a Co nst i t u c ió n y a las leyes, y demás cosas
que se p r oc l a m a r o n de sp u és del 1 O de mayo.

"Ante la presu mib l e ocurrencia d e un ca mbio de G ob i erno ,

nuevo orden d e cosas, p o d r ía suceder con base e n igua­


desvia d o el
lles razones a las em pl e adas por e l Mi n i stro de Hacienda y el
Directo¡· G e nera l de A d u a nas, q u e se d i cta ra otra re s o l u c ió n i n v a ­ ,

l id a n d o 'lo 2074 y o r d en a n do a· El Tiempo e l pago d e los $ 2 .000.


000, q u e en la actu a l i d a d h a n dejado de e nt ra r a las arcas de· l Te­
soro Público".
Estas son c onsi dera ci ones que n o va l e n l a pena, pero sob r e to­
-

do, tie nen mucha importancia, señor Presidente y señores Senadores,


porque a q u í se ve q u e fue asiento El T iem p o del pago de u n gode­
gaje que subió a l a ca ntidad de equis los $ 2.000.000 o $ 1 .000.
000, lo que sea) . Yo estoy resp o n d i e ndo a q u í en estas a udiencias,
por l a l l a m a d a telefón ica del A d m i n ist r a d o r d e l a A d u a n a I nte­
r i or de Cali, y p o r l a supuesta l lamada telefónica del señor Eche­
ve rr i Herrero. Llamadas telefónicas, q u e como he dicho, no perju­

d i ca ro n o la Nación, n o perjudica ron a nin g ú n ind ividuo, n i fa-.


vorecieron a l señor Rojas Pini l lo. E n cambio u no d e los p e r i ód i cos
que, con más saña me h a perseguido de sd e el mismo 1 O de mayo,
hizo incurrir, porque él estaba en su derecho de re cl a d a r , h izo i ncu­
rrir a u n funcionario, j ust i c i a b l e por e l Senado, ,en g raves aten­
tados, en violaciones p erfcta me nte compro b ad o s de ,fa Constitución
Nacional.
Todas estas cos·as, señores Senadores, son l as q ue h a n a lar­
ga-do a·u d iencias, las cuales el .m ás interesad o que terminen es el
a cus a d o Pero como dia r i a m e nte a parec-e n n uevos cargos contra
.

•el General Rojos Pini llo, yo he veni do a re sp onder por todos esos
cargos, me veo en l·a obligación de a l a r g a r es!as audien cias, a l a r ­

g a r m i i ntervención, aun c u a n d o tenga que forza rme, desde e l pun­


to d e visto físico, señor Presidente. Porq ue ten go q u e h a cer u n a
g r a n fuerza d e vol untad, porque m i s a l u d está q u e bra nt a d a . H ice
u n esfuerzo extraordinario, y que tengo q u e h a cer, porqu.e es la
única oportunidad q ue yo tengo para d esbara-t ar tod os estos cargos,
62 El Proceso Penal de Rojas Pinillo

todas las imputaciones que se me han hecho en esos 22 la rgos me­


ses que h a n pasado desde el 1 0 de mayo.

Yo hubiera querido, que como era mi intención, la i ntervención


del acusado se hubiera reducido a las dos sesiones que yo creía.
Pero ya hemos visto que vamos e n 9 sesiones, todos !os d ías apa­
recen nuevos ca rgos para d emostrarle a la opinión pública, o l levar
a-! c o n cepto d e .tos S e n a d o res, de q u e verdade r a m 9 nte f u i i nd i q n o
d u ra n te e l ti·em po que e j ercí la Presidencia de l a Repúbl ica. Y co­
mo eso no es así, me he visto obl igado y me veo obligado,, señor
Presidente, a expl icar todas esas a ctuaciones. De ahí l a a utori­
zación que he d a do, señor Presidente, y que hoy vuelvo a presen­
tar atentamente a nte Su Señoría, que sean leídas en esas a udien­
cias todas l as a cusaciones, que sea n leídos todos los documentos;
todos los cargos que haya contra el General Roj a s Pinillo, así
sea en su condición de gobernante; así sea e n su condición de ciu­
d a d a n o ; así seo en su co n d i ción de mi l i t a r por actos q u e él h u b :ero
,

cometido por a cción ·u o misión e n actos s·u yos, desde e l 1 3 de ju­


n io de 1 953 en que asumí l a Presidencia de la República hasta el
1 O d e m oyo, en que saH del país.
Pero por lo menoo;· es i n j usto, señores Senadores, que u n perió­
dico ·como El Tiempo, que ·ininterrumpidamente, sin descansa·r u n d ía,
ha venido h aciéndome tremendos cargos d u ra nte 700 días, le pa­
rezca muy poco, como d i je al principio, que se me concedan a l re­
dedor de 1 O d ías para defender mi conducta.
En este recinto decía yo, señor Presidente, q u·e contra el Sena­
dor Tovar Concha se había presentado a l g u n a queja, o se había
ordenado a l g u n a investigación con re l a ción a una señora viuda
de Wiesner. Sobre esto s"O•Iamente q uiero leer este corto despacho
u oficio que d i rigió a l Fiscal del Tribúnol S up erior, el e nton ces Pro­
curador General de la Nación, Eduardo Piñeres y Piñeres, con fe­
cha 1 O de abril de 1 956.
Dice: "República de Colombia, Procuraduría Genera·! de la
Nación. Despacho del Procurador. Oficio n úmero 1 323. Bogotá, D.
E., 1 0 de a bril de 1 956. Señor Fisca l del Tribunal Superior, Repar­
timiento. E. S. D.-Con el objeto de que e l señor Fiscal se sirva ini­
ciar las di·ligencias respectivas, tendientes a solicitar del honora­
ble Tribuna l Superior ·la apl ica·c i ón de las medidas d isciplinarias
de que trata n las Leyes 62 d e 1 928, 2 1 d e 1 93 1 y 69 d e 1 945, y los
correspo ndientes decretos reglamentarios, contra e l abogado, d oc­
tor Diego Tovar Concha, me permito enviarle copia a·!Jténtica de u n
El Proceso Penal de Rojas Pinil lo 63

memori a l e leva do a estE!_ Despa cho por l a señora Raquel Bon i l l a viu­
da de Wiesner, y de los documentos a l l í e n u nciados. Ruego a l señor
Fisca l mantenerme inform a d o d e la que haya desde l a invéstigación
q u e por este oficio se solicita."
Yo fui el primero e n espera r que de esto n o h u biera habido
n in g ú n resu ltado y q u e h u biera sido absuelto este Senador. No tengo
n i n g ú n i nterés en q ue se condene a. n i n g u n a persona. Este memori a l
d e l Procurador General de la Nación, l o he leído para comprobar
las afirmaciones que h ice ese día, de que ha bía a lg u nas cosas reJ a.
cionadas. con esta se ñora viuda de Wiesner. Ojalá que esto no h u ­
biera dado resu lta d o .
Por e s o m e h e remitido, señor Presidente, a l eer es'te me­
moria,J, :para decir por qué dije que había a lg u nos cargos relacio­
n a dos en este caso.
Tovar Concha :
-Está difamando u n a vez más.
Rojas:
-Si a lg una persona está d ifamando es el Procurador Genera'! d e
l a Nación.
La base de mis exposiciones de a ho ra en adelante, señ o r P re­
sidente, están contenidas en la carta que con fecha 1 3 d e ju nio d e
1 958 ·le d irigí a los cinco m iembros de la J u nta M i l ita r, carta que se­
g u ra mente l os señores Sena dores no • conocen, pero que contiene l a
historia de m uchos· hechos important�s, hechos q u e adoraré e n su
debida oportunidad� porque, como digo, son las bases d e l 1 O de
mayo, l a verdadera verdad sobre el 1 0 de mayo. Esto e s una carta
de j u n io 1 3 de 1 958, de Las P a l mas de Gran Cana ria.
S8ñores m iembros de l a J unta Militar, Mayor Genera l G ra briel
París, Mayor General Deogracias Fonseca, Vice a l m i ra nte Rubén Pie­
d ra h ita, Brigadier Genera l Rafael Navas Pard o y Brigadier Gene­
ra l Luis E. Ordónez. Bogotá.
Esta ndo para term i n a r su m a n dato como gobernantes dé Colom­
bia, considero necesario y conveniente a na l izar en forma serena,
clara y senci l la, 1los a ntecedentes y las !Consecuencias del 1 3 d e junio
y del 10 de m ayo, pam revivir persona jes, record a r actuaciones
al pa recer olvidadas y p resta r hechos y deta l le s q ue perm itan a
lo opinión p ú b l ica apreciar la m a n era como ustedes cumpl ieron l a
misión qu·e l e s e ncomendé e l 1 O d e mayo, d e conti-n u a r e l Gobierno
de l as Fuerzas A rmadas. N o hay necesidad de violentar la memo­
ria p a ra recordar que e l 7 de a gosto d e 1 950, cuando el doctor Lau­
rea no Gómez asumió l a Presidencia d e la República, el partido
conservador se a g rupaba u n i do en torno a l Gobierno, y el partido
l i bera l se h a l laba en la oposición respirando odio y venga nza ha-
64 El Proceso P e n a l de Rojos Pinillo

ci a e l Pres idente e lecto, p o r q u e a lo largo de m u c h os a ñ os l a pren­


sa hablada y escrita del libe ralismo lo había c ata loga d o como el
'hombre intransigente, rencoroso, sang u inario y terrible, q u e sola­
mente buscaba su aniquilamiento. Las demoledoras c a m p a ñ a s en el
Congreso y por l a prensa cont ra t o d o l o que s e en f r enta ba a s u so­
berbia y vanidad, le va l ieron el títu lo de gra n o r a do r, de esc r it o r te­
mible y de frío cató lico.
Aconsejó la v io lenci a _ a s u s cop a rtidarios pam h a ce r invivible
'la República, la cárcel l e abrió sus puertas por i nsulta r a·l Gobierno
liberal y c re e r e n l a l i b e rt a d de expresión; l os p ú ! o itos de m uchas
. .
i g lesias tronaro n especta cula r m e nte po r sus o g ra vios e i r respetos a
la jerarquía eclesiástica. Empero las principa les actuaciones como
Mandatario se redu jero n a fusti g a r a los politiqueros; quebrantos
de s a l u d lo recluyeron en su lecho de e n fermo, dejando enc a rgado
del Gobierno al Designado, doctor Urda ne ta A rb e láez. Todos uste­
des soben q u e vo �>O g c:JZ ob o de l o s s i m p a t ías del doctor Góme? y
e n moyo de 1 95 1 me envió fuéra del país o la J u nta I nteramericano
de Defensa, de donde regresé en los ú ltimos d ías de sep t i emb re d e
1 952, por l lamamiento u rgente del nuevo Gobierno, e n vista del
a uge pe l ig roso que estaba tomando l a v iolencia política, q ue devo­
raba vidas de Oficiales, Sub-oficiales y soldados ante la i n d iferencia
de jefes y e l estupor y justa cólera de los m ili ta res .

Al rec ibi r el Comando G�ne ral de los Fuerzas Militares, del


Gene ral Régulo Ga itán, cono c í la comun icación que éste y los Co­
ma n d a ntes d e l E j ército, d e l a A r m a d o y d e l a F u e r z o Aéreo l e ha­
bían env i a do al Presidente Encargado, manifestándole en forma cate­
g ó r ico que m i e ntras conti ñ u o r o el G o b i e r n o b i céb l o Góm?Z -U r da­
neta, la v io lencia seg u i rí a a umentando y los Fuerzas Armadas, i npo­
sibi l ita ·d as física y mora lmente para atender al frente de g u erra y a l
frente pol ítico, se i r í a n desang rando p e l i g rosame nte p a r a l a est a ­
b i l i d a d d e l a s instituciones y la superv ivencia d e l a Patria.
E l an á l is is de l a situación dejaba v e r u n a s Fue rzas M i l i tares' en
co m p leta desmo ralización, por fa lta de medios adecu a dos para
combatir el bandole rismo por lo forzosa intervención en bajos me­
nesteres .po l íticos. La tota l i d a d de l p a rtido l iberal y la gran mayo­
ría del conse rvador, perseguidos con saña y ferocidad, casi con odio
satánico, por el doctor Gómez y sus hombres de confianza. Un ban­
dolerismo enva lentonado y cada d ía más f uerte, e ng rosado por h u es­
tes de c i u d adanos que por m i H a res huían de las ciuda des y d e los
ca mpos, a nte lo persecución ofici a l que los obligaba a tener que mo­
r i r comb at ien d o , en vez de vegeta r en las cárceles sin haber come­
t i do delito a l g u no .
La prensa hablada y escrita , sujeta a ,¡ a más e st ri ct a censura y
El P ro c e so Penal de Rojas Pinillo 65

en extremo caldeadb �1 amb i e nt e por los atropellos contra eminen­


tes compatriotas y los incendios de residencias y diarios. t n síntesis,
u n a completa falta de g a ra ntías para casi la total id a d de los colom­
bia nos, y u na desbordada e inconten ible odiosidad contra las per­
sonas de Laureano Gómez y de sus familia res. Era ur ge nte u n a com­
p leta reorganización y m e j o r encuadramiento de las unidades e n.
m isiones de orden p ú blico, con adecuadas dotaciones y m a te r i a les
de campaña que levantaran la m oral y perm itieron aprovechar a•l
máximo las grandes virtudes del soldado colombiano, y conseguir
que las autoridades p rotegieran a los ciudada nos y les permitieran
ejercer sus' derechos, sin d iscrimina ciones de grupos o p a rt i d o s p ol í­
ticos.

E l logro de este objetivo significaba salvar el Ejérci·t o, conten�r


el desa ngr·e horroroso q u e emp u rp u raba el suelo p-a trio, y tra-nsfor­
m a r l a violencia· política en una fecunda convivencia na cio n a l A fe.

m ía que el doctor Urda neta Arbeláez, con gran volu ntad y honesto
corc.zón, se convirtió en e l abanderado de tan patriótica campaña
y l u ch ó valientemente por desligarse de cualquier extraña y malsan::t
presión, que impidiera le recu peración del país y e l apacigua miento
de las ba1,1s' pasiones colectivas. Pero en su noble y generoso e mpe­
ño tropezó con e l obstácu lo del Presidente titu•la r, que para la nzar
a Colombitl a l abismo a ba n donó su lecho de enfermo, asumió de
nuevo e l Porler y precipitó e•l 1 3 de junio.
Desde rni discurso en e l banqu·e te de la Escuela Mil itar el 22 �e
mayo de 1 953, e n que le ofrecí al doctor Urdaneta Arbeláez el res­
p a l do total .y efectivo de •las Fuerzas Armadas, para gobernar nacio­
na lmente sin desmayar en sus' aspiraciones por alcanzar la paz y el
im p l a ntamiento de las gara ntías ciudadan as, el doctor Gómez descu­
brió fra ncamente sus planes de impedir la reorganización m i niste­
rial con el caso de Felipe Echavarría y de no aceptar sino median­
te ·u na severa y justa investigación l a cul pabilidad e i nconsciencia
d e m is suba lternos. Cuando a l gu nos días después fue cambiado el
Min istro de Guerra y salieron del Gabinete otros miembros, fui info r­
mado de q u e el Presidente titu l a r asu miría el Poder en las horas de
la tarde, inmediatamente ordené que las tropas de Bogotá se a l is­
taran para tom a r posesión de la ciudad, y le h ice saber que l a s
'f uerzas Arma das ·no .perm itiría n nuevas intervenciones suyas e n e l
Gobierno, porque el Gobierno bicéfalo estaba liquidado. Los Ofi­
cia les q u e trabajaron conmigo en el Comando Genera l, y especial­
mente los del Departamento de Informaciones del Estado Mayor Ge­
nera l , saben con absol uta certid u m b r e que yo no tuve n i n g u n a inter­
vención en el caso de Echavarrío, salvo orden que impartí que fue
estrictamente cumpl ido poro que lo alojaron e n e l Batal lón Guardia
P-residencial con todas los consideraciones debidos. E n el Ca s i no de
66 El Proceso Penal de Rojos Pinillo

ta l dependencia lo visité e n comp a ñ ía de los Min istros d e Gobierno,


J ustici<:� y Guerra, para asegurar l e que t.endría todas la-s' ga ra ntías
en e l desa rroii"O d e l p roceso, y que por conducto del Comandante
d e l Bata l lón podía presentar sus reclamos por ma los tratos o atro­
pellos de a<l g u n a persona. ha absurdo suponer q u-e yo h u biera or­
d enado m a rt irios a u n ciudadano de las condiciones persnnales, po­
l íticas y socia les del señor Fel·ipe Echavarría, cuando n unca en m i
vida la· h a b ía h echo con gentes d epravadas y reconocidos crimina­
l es; pero como lo buscado por e l doctor Gómez e ra un pretexto,
con esa terqueda d y consta ncia t.an pecu l iare s en él, l a nzó a los
cuatro vientos la esp e c i e de los m a rtirios y legó m i n o m b re sin n i n g n
escrúpu,lo d e conciencia de este h echo, obcecado por l ci i d e a d e
h acerme a u n l a d o para cont i n u a r c o n e l régi m en de terror. J udicial­
m e n te, como puede decirlo q u ien estu dia e l exped i e nte. está p r o b o ­
d o q ue Felipe E ch ava rría l e e ntregó a un Sub-ofici a l del E jército
l 00 pesos y una· pistola p a ra que p reparara el asesinato de perso­
nas importantes y numeradas en dos l istas d istintas, por amenazas,
segú n sus explicaciones, ·de gentes q ue por teléfono e n Nueva York
- le d ecían q ue si rehusaba cump l i r :as órdenes, se tomarían represa­
l ía·$' contra personas. La investigación pasó ·a <la· j usticia o r d i n a ria y
se concedió la l ibertad incondicion a l a l sindicado, y éste so l ió del
pa ís. El Presidente de l a Repúbl ica q uedó ·i nformado d e todas las
m a n iobras que se e jecutaban para conseguir su l iberta d, entre las
cual es, de acuerdo con testimon ios y pruebas fechacierites', esta­
ban en juego fuertes sumas d e d inero y la corrupción de l a justicia.
Dede ·u n principio consideré que lo mejor e ra que Ech avarría via­
j a ra al exterior porque su wlpabi l id a d debía atribu írse a las supes­
tas amenazas, a l a d e b i l id a d de carácter o a claras y graves per­
turbaciones' menta les. ·Esta es l a verdad y nada más que la verdad.
Qu ienes conocieron íntima mente· mis actos p úb l icos y privados d u­
rante los cuatro a ños de gobierno, y en toda mi vida anterior, y u s­
tedes espicia lmente, señores de la J unta Mil it-ar, saben mejor q u e
nadie l a demasiada generosidad con que traté h asta m is e n e migos.
En mi modo d e s'er no está ordenar a·tropel l-os contra las persona s
y con tra su d ig-n idad e n n inguna c i rcunstancia y por n i n g ú n motivo.
Todo l o que se diga en contra de estas a f i r m a c i o n e s es p u r a i n f a m e
'ca l u m n ia, h ija· del maJa barismo político y de bochornosos pecados.
El a poyo n a ciona-l ·a l Gobierno de las Fuerzas A rmadas, surgido e l
i 3 d e j u n io, a pa reció espontáne o y poderoso en todos los' sectores
-d e la opin ión púb l ica, sin previo acuerdo y organización entre ci­
viles y m i l itares. La i n conformidad m i litar había pod ido a preciarla
e n las visitas que h ice a ·las g u a rniciones y puestos d estacados d e
orden p ú b l i-c o y e n las conversaciones y confidencias' d e compañero,
a compa ñero. De los actuo'l es miembros d e ·la J u nta Mi l itar salomen-
El Proceso Penal de Rojas Pinillo 67

te el Brigadier Genera l Navas Pa rdo, Com a ndante en ese enton·


ces del Batal lón de Ingenieros Caldas, -d esempeñó un papel e n el
cambio de Gobierno y en la detención del no mbrado M'n istro d e
Guerra, doctor Jorge Leyva. Para Navas significaba u n gran esfuerzo
traicionar ·a quien había confiado pl ename nte en é l , q u ien come
Min istro d e Obras' P ú b l i cas supo resolver estos problemas de a l o­
ja m iento y bienestrar para sus tropas. Recuerdo muy bien su i n d e­
cisión al l la m a rlo por teléfono y pedirle q ue viniera a.l reconocim ien­
to oficia l , y sus g estos de reacción c-u ando el doctor Leyva e r a de­
tenido en la Guardia de Prevención y l l evado a u n o de los a loja­
mientos del Comando. Porque e n ese 1 3 de j-u n io, señores Senado­
ra al reconocimiento del Bata l lón .de I ngenieros Caldas fue el e nto n­
·res', quien l lamó por teléfono a l doctor Leyva· y lo invitó a que vinie­
ces Coronel Navas Pardo. Yo había reg resado ya de Melgar, estab a
en e l Bata l lón; existía la orden, l a disposición de detener a l doctor
Leyva y a las personas que viniera n con é l . Evidentemente para el
Coronel Navas Pa rdo era muy d u ro no solamente l la m a r l o por telé­
fo n o y e n gañarlo d iciéndole que viniera a reconocimiento, sino l ué­
·g o ordenar que fuera detenido por las tropas' q u e estaban bajo su
mando.
Estos son deta l les para l uégo e ntra � a ver la trayectoria d e
este Ofici a l , hasta l l egar a l a fecha del 7 d e agosto d e 1 958, e n
que dejó -el Gobierno de l a J u nta Mi'l itar. Ta l vez e n esos momen­
tos surg ían de nuevo con toda su fuerza ·acusatoria los cargos q u e
l e h i cieron m uchos Oficiales p o r e l m ovimiento d e l 1 0 d e j u l io,
tachándolos de oportu nismo y de traición. Yo creo que los señores
Senadores recuerdan qe en ese bochornoso cargo de l a detención
del resid ente doctor A lfoso López e n Pasto, se presentaro n u n a
serie d e hechos y s e l l evaron a l o s m i l itares a-un impasse, y especia'l­
mente al Coronel Phil ips, q u e era el Jefe de la revoJ ución o d el
golpe m i l itar. No sabía n qué h acer, porque ya las tropas no l e
respondían. E l resto de las ·g uarniciones del país, salvo Bucara­
m a nga, habían permanecido q uietas, y sobre tood la g ua rnición
_

d e Bogotá estaba completamente tra nqui-l a . El entonces Capitán N-e


vas Pardo había sal ido con los a l umnos de l a Escuela S u perior d e
G uerra, 'POr que e r a profesor de Fortifica ción, y quien de p o r sí
tomó la reso l ución, vio fracasado el mov i m ie nto y resolvió de por sí
tomó e n su a utomóvil y lo puso e n l ibertad. Los Oficiales posteriormente
dados se presentó a l sitio donde ·estab a detenido el doctor López, ·lo
tomó e s a utomovil y la pso en l ibertad . Los Oficiales posteriormente
le hacía n el cargo de oportun ista é l estaba comprometido en e l mo­
vimiento y vio que lo m anera de poderse salvar era actuar rápida­
mente y librar al doctor López. Evidentemente, él, e n esos consejos
de g-uerra que se sucedieron para j uzga r a las Oficiales responsa-
68 El Proceso Penal de Rojas Pinillo

bies d e ·ese ,movimiento, n o a pa rece com p rometido, pero los Oficia­


l es desde esa fecha siempre l o sindicaban com o u n oportunista y como
tra idor o las Fuerzas Armadas. En mi concepto ya creo q u e obró
m uy bien, sa lvó a m uchos Oficia les, y sobre todo, resolvió e l impasse
en que estaban esas Fuerzas. Los compa ñeros reiacionan su cond u c­
ta e n esas dos fechas de a cuerdo con a ctuaciones posteriores a 1 1 O
mayo. Claro que en esos a n tecedentes del 1 O de j u l io todos los com­
p a ñe ros l o relacion a ron ·c on sus actuaciones de él. Antes del 1 O de
mayo y después del 10 d e mayo, esos Oficiales decía n, y perfec­
tamente se puede decir, el 1 O de j u l i o d e 1 954 el levantamiento mi­
l itar estaba fracasado y e l carro de l a victoria condu cía a·l doctor
López. Por eso la ca•l ifica n de oportunista. El 1 3 de junio d e 1 953 e l
l evanta m iento m i l itar estaba triunfa nte, y e l doctor Leyva estaba de­
rrotado. Por eso los Ofida•les d icen que se tra icionó al ·doctor Ley­
va. El 1 O de mayo de 1 957 e l Genera l Rojos P i n i l l o dejaba e l Go­
bierno en m a n os de una J u nta Mil ita r de l a c u a l él forma ba pa rte.
A l asumir la Presidencia de la Repúbl ica buscaba la u n ió n conservadc­
ra con su gabinete homogénea que pudi·e ra garantizarl a como el
cam ino natural para poder conseguir la unión d e todos los colom­
'
bia nos ya que e n el p a ís el partido l i-beral se h a l laba completamente
e n ruina. Ante todo era imperioso evita r fueran perseguidos los em­
p l·eados ·de l Gobierno ant·e rior y que· el rég imen de venganzas, tan
norm a l y corriente en los cambios m i nisteriales, e j e rciera sus repre­
sa lias, con mayor razón en esos m omentos en q u e los· á n i mos esta­
ban j ustamente exaltados y flotaba por sobre ·la a l eg ría general e l
deseo irrefre n a b l e del desquite d e quienes hasta ese día estuvieron
·
pascritos y h u m i l l a dos.

La Nación entera es testigo de que so·l ament e f u eron d estituídos


los funcionarios i ncompetentes o rem isos al cump l imiento del deber,
l legando m i espíritu de reconcilia ción hasta el extremo de ofrecerles
Min isterios o cargos importantes en l a A d m i n istración a los mismos
person a jes que me h abían perseguido por o rden del d octor Gómez
y a este ciudadan o para q u e viviera dignamente en el exterior co­
mo corresponde a un ex Presidente de Col ombi·a . E l usurpa dor le
pagó re l i g iosamete, desde e l p r i mero h asta el ·Ú'itim o d ía de su a u ·
sencia, l a cantidad de tres m i l dóla res mensuales, .q u e cobró puntu a l ­
mente s i n m á s exigencia que · l a firma de ,Jos recibos, cumpl iéndose así
l a orden i m partida de que no se l e molestara con declaraciones d e
renta y recibos d e p a z y sa lvo, y s e ·le pusiera tra ba a l g u n a para
recib i r su pensión, y cuando se l e vencieron las o b l i·gaciones con el
Banco d e Bogotá y otras e ntidades intervine para que no se remata­
ra l a Empresa de .El Siglo y se p ublicara· nada ·en l a p rensa: e nemig<J ,
porq u e eran deudas p a rticulares y negocios privados, ejecutados
cuando era P residente titu l a r, cosa q ue podía hacer como cua•lq u ier
El Proceso Penal de Rojos Pin illo 69

ciudod a no, m á s tratá ndose d e préstamos a l o s ban cos para a tender


a s u patrimonio.
Esto es histórico. Hasta a h ora no h a a parecido ningun a rec-
t i f i ca·ció n en El S i g l o d e que no h ub i era recibido todo ese dinero.
Doctor Gómez Hurtado.
-Fa lso, todo eso es fal· so: l o ho 'Publicado veinte veces.
Rojas :
- ¡ Ah ! ¿No recibió · l a plata, los t r· es mil dólares mensuales?
Doctor Gómez Hurtado
-Eso es falso.
Doctor Ma n otas:
-Se llama l a atención a l Senador Gómez Hurtado paro que
presente los d o cumentos que quiera o hago l a d e bida rectificación
al comienzo d e la aud i e n c i a de maña na.
Gómez H u rtado:
-Yo no me espero, señor Presidente, veinticuatro horas para
ha cer rectificacio nes.
Rojas .Pin i'l l a :
-Aq u í se p r esenta u n caso, señores Sena dores; hasta d ó d e ¡,le­
gaba la generosid a d o el deseo d e n o persegui r a sus' e n emigos del
General Rojas Pini l l o. Cua n d o en la Asa nmblea 1'\l a cional Co nsti­
tuyente el doctor Luis I g n a cio A n drade atacClba e n forma tan violen­
t a a l Presidente Ro¡as .Pi n i llo, a-lgu nos emplea d os se presentaron a l
despa c h o presi d e n cial con alg u n os documentos comprobatorios d e
que e l hijo del d o ctor A n d m de, Felio, a ctua'l Gobern a d o r del H uila,
esta b a comprometido e n algunos m a los m a n e j os, ·es decir en el clá­
sico delito d e pecula d o. Y m e pedía n , co n esa debilid a d huma n a
d e l o s hombres, que me vengara e n é l d e lo.s ataques que e l doctor
And rade me venía h a ciendo e n la Constituyente. Yo les dije: -Esta n o
e s :la maner<:t ·de defenderme, y p a ra evitar c; u e algún j uez encar­
celara al hi[o del doctor A ndrade, l o nombré, me parece, Secreta­
rio de la Emba j a da d e Panamá. Yo creo que esa m a n era tan gallar­
da como el General Rojas P i nillo correspondió a los ataques d e l
d o ctor A n d rade f u e u n a d e las ca usas p a ra que h o y s e a Hermano
Anse'lmo de Santa Q u iteria.
Igua lmente, señores Senadores, en esos días me lleva ro n a l
Despacho presidencial fotoscopias d e los d ocumentos rel a cionados
con l a operación K, saca dos d e la Contro laría Genera l d e la Repú­
blica. Y me pedían que los publicara ·en el Diario Oficial y que
hiciera u n gra n escándalo, creye n d o que con eso yo iba a defen­
derme de ·los wrgos que me hadan e n l a Constituyente por el n ego­
cio de Berástagui. Esos documentos o fotos c o pias las metí e n u n o
d e los cajones d e l escritorio del Preside nte. Nunca hice uso d e e l l as,
porque consideraba que a u n cua n do la mejor defensa es el ataque,
como dice El Tiempo.
70 El Proceso Penal de Rojos Pinillo

E n ·esta forma, ese ataque n o iba a defenderme, sino a demos­


trar q ue e l Presidente m i l itar era u n i n d ividuo l leno de o d ios, con de­
seos de venga nza, con deseos de toma r rep resa l ias. Y eso, dentro
del espíritu militar, dentro del carácter y formación m i l itares, siem­
pre lo he considerado como una pasión muy baja. De ahí que no obs­
tante, señores Senadores, la forma tan a ce rca, ta n e nca rn izad a , como
h e sido perseguido desde el l O de mayo para acá, no tenga odios
por n i n g u n a persona, n i siquiera por mi juez tan im pa rcia·l, el Sena­
nadar Alvaro Gómez H u rtado.
Casos como este del doctor Fel i o Andrade podría rel ata r mu­
chos, pero no es necesario; bastan estos pequeños i ncidentes', que
aun cuand o son pequeños demuestran que e l General Rojas Pini l l o
no e s vengativo, no le interesan represa l ias; le i nteresa demostrar
q u e en l a medida de sus capaci·dades cumplió con sus o b l i g a ciones
de Presidente de la Rep úb l i ca .
Muchos fariseos s e rasga ron l a s vestid u ras a lega ndo que no
podía legal mente desterrarse a ciudada nos, cuando sabían muy
b ie n el i n m i nente peligro que a menaza ba l a vida d e l doctor Gó­
mez, ya que los extremistas l ibera l es insinuaban, veladamente en
p ú b lico y francamente e n p rivado, l a necesidad de su muerte. Aho­
r a lo a d u l a n , lo e nsalzan y piden su beatificación porque les en­
tregó e l poder al l levar a l a Presidencia al señ o r Alberto Lleras Ca­
m argo, perdiendo mí e l esfuerzo d e tod a una vida consa g rada a
la defensa de la doctrina conservadora, para consu m a r un acto de
venganza contra su propio p a rtido, inexplicable e n u n ca u d i l l o po­
l ítico.
Porque e l caso de Gómez es muy d iferente al que acerbadamente
condenaro n l a s colectivid ades políticas e n 1 930 y 1 946, cuando A­
badia y Lle�as tuvieron q u e someterse al resu•ltado de las u rnas, que
fue adverso al predomi n i o d e sus partido.s e n e l poder, por las d ivi­
siones I nternas y desordenado a p etito de los dirigentes.
I n d u d a blemente que las gentes que o tacaron a Abadía, es de­
cir, las g entes conserva·doras q e atacaron al doctor Aba d ía Mén­
dez, y las' gentes l iberales q u e atacaron al doctor Lleras Cama rgo,
pQr haber respetad o e l resu ltad o de las u rnas, fueron los extremis­
tas de 'los dos p a rt idos. Porque la gente verdade ramente democrá­
tica de esas dos colectivida des po l íticas a ceptaron, bien sea a re­
-
gañadientes, pero consideraron j usta l a decisión de esos P residen­
tes ·a l pasa r el poder a·l a dversa rio, a l entrega r e l poder a l a dver­
sario. Que habían perdido en unas eleccic�s j ustas y dentro de l a
pu reza que s e pod ía esperar e n esos tiem pos. Aquel los tránsitos
de gobie rno no pueden cata logarse como entrega del poder a l ad­
versario, pues l a volu ntad pop u l a r se expresó a favor del c a n d i dato
q u e fue consagrado por la mayoría de l a votación electora l . E n
cambio l o del 4 d e mayo de 1 958 e s l a l'l a n a entrega del poder a l
El Proceso Penal de Rojas Pinillo 71

adversario, si n g l oria n i excusas, con e l agravante de q u e s e viola­


ron pactos que se tenían por sagrados y se atropel la ro n derechos
que por solemne acu·erdo de los p a rtidos se l e habían concedido a l
conservatismo . Se purificó Lleras (amargo con l a claudicación d e
Laureono Gómez.
Servicio de Inte l i ge ncia Colombiano. Esta parte es muy impor­
ta nte, señores Senadores, porq u e el Servicio d e Inte l i g encia Colom­
bia no, •es decir, el ser t r-a nsformada lo antigua Prefectura Naciona l
de Seguridad, contra l a c u a l h a n apa recido cargos m uy graves, se
consiguió q u e ·los ciudadanos se sintieran proteg idos. Las ú n icas
tachas o q uejas que se presentaron contra esa orga n i za ción ofre­
cieron después cua ndo se presentó e n todas sus fuerzas :¡a oposición.
Del caso del C i rco de Toros, caso que yo h e ped ido a qu í q u e se in­
vestige m in u ciosamente, no l e hago cargo y o a ningún o ficial, por­
que yo no le hago cargo a n inguna persona m ientras no teng a d o­
cumentos, m ientras n o se h ayo presentado u n a i nvestigación, adelan­
tada i m pa rci a l m ente y h aya concl u í.d o con u n fa l l o condenatorio.
Para mí; los oficiales a q uienes yo les ordené que se l·es d ie ­
ran g arantías -a los -c iudadan os e n esa· corrida, n o serán responsa­
bles de esos hechos mientras un juez n o les dem uestre, es d ecir,
mientras no sean oídos y vencidos e n ju icio.
E n varias ocasiones h e afirm ado, y hoy vuelvo a decirlo, que n i n­
no de ustedes, oficio! o privada m e nte, ni persona a lg u n a q ue hubie­
ra vivido e n Colombia a ntes del lO d e mayo, puede ofirm a r que
yo h u biera insinuado o afirmado, o impartido instrucciones, para que
las a utoridades o funcionarios p ú b l i cos, y concretamen te para que
l os m iembros de las F u·erzas Armadas que desempeñaron puestos
a dmin istrativos dejar.an de cu mpl i r sus deberes y o b l igaciones de
a cuerdo con los dictados de su conciencia y lo recta interpretación
de la Constitución y leyes d e Colombia. Pequé por e x ceso d e gene­
rosidad, como u stedes permanentemente l o d ecían, pero n u nca me
permití abusar. Estos cinco m i!l itares permanentemente que veían y
me tachaban el q u e no od iara y que no b uscara represa l ias, el que
fuera demasia·do ge-neroso. con · los e nemigos. Yo les decía- yo no odio
a n i n g u n a pers ona; e l Gobierno Mi l it·a r busca ·l a paz, y l a ·m anera­
d e gara ntiza r la es evitar represa l ias, evitar que los odios b a nde­
rizos causen daño a personas, m uchas veces inocentes.
En el servicio de I nteligencia Col om bi a no, el Brigadier Luis E .
Ordóñez gozó de ampl i·a y completa a utqnomía p a ra nombrar y
remover su personal, sin que yo le recomendara jamás a una persona
para c u m p l i r determ inadas funciones, o le pre g u ntara olas · razones
para d estituír, o los a ntecedentes para escoger los individuos i nte­
g ra ntes d e tan importante Departam ento Administrativo.
Para mí e ra muy d ifíci·l estudiar l os a ntecedentes de las perso-
72 El Proceso Penal de Rojas Pinillo

nas que figu raba n e n los decretos que él me l l·evaba para la f i r­


ma; yo tan sólo le preg u ntaba: ¿usted está suficie nteme nte entera­
do de los a ntecedentes d e estas personas; usted está segu ro d e q u e
estos i n d ividuo s n o tienen a ntecedentes del ictuosos; usted tiene l a
seguridad de que va n a ser u n a garantío para l os colombia nos; usted
tiene la seguridad que en el Gobierno M i l itar no se i r á n a prese ntar
las quejas de los atropel los de la a ntigua Jefat u ra de Segu ridad? Y
él me aseguraba que sí; sobre esta seguridad yo le firmaba el decre­
to. Nunca le exigí n i le pedí que nombra ra en e l Servicio de I ntel i ­
g e ncia Colombiano, a u n a persona especi a l , y n i n u n c a l e dije q u e
p a ra determ inado servicio, p a ra determinada investigación, envíe
usted a determinada person a ; tuvo a mpl i·a libertad y a mpl ias fa­
cu ltades para dirigir e l Servicio de I ntel igencia Colombiano.

E n el primer d ía -encontró con l a plena confianza del Presiden­


te, y le d i l a orden i n m od ificable de que l a n ueva organ ización
puesta en su·s manos debío p roteger a los ci.udad anos honrados, q u e
castigara a los· del icuentes d e acuerdo c o n la ley, y ganase e l res­
peto y la seguridad de ·la sociedad, co,n sus correctos procederes, a
fin de q u e las F uerzas Armada·s se sin tier·a n org u l losas con sus nue­
vos servicios.
Mi i ntervención fue orde n a r l a libertad a estudia ntes y demás
personas ·c omprometidas por i rrespetos a la a utoridad, y utilizando
las facu ltades especia l es que ten ía e'l Gobierno. Extra ño, po.r con­
sigu iente, los d ecla raciones que e l Genera l Ordófi ez d io en la con­
ferencia de prensa insinua ndo que l os m i l ita res q u e desem peñ a ra n
ca rgos públ icos durante m i Gobierno obra ron m a l porque tenían
que cumpl i r órdenes m i litares, es decir, para ·e l caso concreto, e l Sic,
q ue contra lo que yo creí.o , y -conm igo todas l os gentes hon rados,
h u bo a ctuaciones turbias o p rocedimientos censu rab les, a espa·ldas
o sin conocim iento del Presidente de l a Repúbl ica . .
Y o conocí u n a s declaraciones q ue h izo para lo prensa e l Gene­
ra l Ordóñez. Si a l gu nos oficia les o miembros de l·o s Fuerzas Arma­
das obra ro n m a· l , o que hayan pro cedido por órdenes superiores.
Creo señor Presidente, q ue son las d os horas.
Continúo, señor Presidene, con la l e-ctura de este d ocumento o
carta a ·los m iem bros de la J u nta de Gobierno, q ue considero m uy
importante q u e l os señores Senadores la conozca n, p orque es la base
para expl icar los atecedenes del 1 O de m ayo, lo que sucedió en esa
fecha y luégo las posteriores consecuencias.
Dice, el plan d e obras p ú b l icas desarro l l ad o d ura nte mi Go­
bierno mejoró notab lemente los carreteras exisentes y abrió nuevas
rutas q u e necesitaban ·las d iferentes secciones, a f i n de conseguir e l
aba rata mieno. genera l d e l tra nsporte y facil itar que l a producción
ag rícola l legara con celeridad a los centros de consu mo, en busca de
El Proceso Penal de Rojas Pinillo 73

�n menor c �sto de l a vida. Evid entemente, el problema principal q u e


tiene el pa1s e s el problema agríco la, q u e no pro d uce - l o n e cesa rio
para sostener a los 1 3.000.000 de colcvnbianos. De ahí la necesidad
de esas carreteras o vias de penetración, para que los campesinos pu­
dieran sacar sus cosechas al menor ·costo y n o -p erdieran e l tiempo
o se vieran obl ig ados a vederlas a menos precio. Con u n criterio
perversamente equ ivocado se pedía la supresión de fne:ntes de tra­
bajo, diz que pa ra estabil izar la situación económica y atender me­
jor la cua ntiosa d e u d a comercia l externa, cua n do precisamente ta·l
medida iba a a g ravar el principa•l problema de producción i nsufi­
cient·e por el a ba ndono en .q ue ha n perma necido gra n d es extensiones
de tierra y n u me rosos colonos q u e n a cen, viven y m ueren olvidados
por com pleto d e sus semejantes, imposib H itados para sacar a tiempo
sus cosechas y venderlas a precios rem u n·e rativos 'por fa lta de buenas
vías d e comu nicación.
Mi i nterve n ción en e l Ministro d e Obws P ú b l icas' fue ·l a de'l es­
tud io, d iscusión y aprobación del .pl a n genera l ; se concretó a visi­
tar e n los d ías feriados las principa les construcciones, a fi'l de ayu­
dar con m is ·c onocim ientos de i n ge n i er o civil a corregi r e rrores g as­
tos superfl uos, ·conocer el progreso del los traba jos y colabor a r con
el Contraa l m i ra nte Pie·d rahita a l éxito de nuestra g estión a dm i n is·
rativa, que h a quedado como ejemplo viviente para los nuevos go­
biernos, por ser l a etapa d e l progreso naciona•l más i mporta nte en
l a h istoria de Colombia. I nd u d a b l em ente, los precios del café n o esta­
ban ta n b ajos · como a hora. Es verd ad q u e a lc a nzaron ·los $ 0.90
de l ibra en unas pocas semanas, precisamente en el año de 1 954,
que después e m pezó a p resentarse e l descenso de los precios, y e l
Gobierno tomó l a s medidas p a ra q u e e l Presupuesto term i n a r-a con
superávit, ·como efectivamene term i nó, inclusive e l año de 1 957 en
que dejé e l Gobierno.
Sobre estas cuestiones -las exporta ciones e im porta ciones, seño­
res Senadores, se ha h e ch o ·la ·c rítica de que se i m portaba sin medida
n i control con el objeto de •a umentar l a renta de adua nas. Es decir,
a l legar n uevos fondos p a ra ·a brir n u evos frentes de trabajo o ma nte­
ner los que estaban funcionando. Debo reconocer, señores Senado­
res, que fa ltó control para todos aque l los comerciantes e i n dustria­
les que qu isieron ·aprovecharse d e las divisas para i mportor todo · l o
que q u isieron. E n esto el Presidente ten ía que ser responsabl e con su
Min istro de Hacienda, Tal vez h ab ría s i do conven iente volver a los cu­
pos d e i mporta nción que se empleaban o uti lizaban a ntes. Pero de
todas maneras, esas i m portaciones produjero n recu rsos suficientes .pa­
ra que n o se suspendiera n i n g ú n frente de trabajo, es decir, par::1
q u e el pueblo no t·u viera h a mbre. E ncontró traba jo, sa·larios a cep­
tables, vivía más o menos bien, con d rogas baratas, es decir, sin an­
gustias, pudiendo educar a sus h i jos.
74 El Proceso Penal de Rojas P i n i l l o

Q u e se s u b i ó l a d e u d a comerci a l p rivada, e x t e rn a ; de eso, como


l o p u e d o d e m ostrar a q u í, f u e r o n resp.:> nsa b l es los c o m e r c i a n tes y los
i n d ustr i a l es. E l Gobierno es resp onsable p o r haber sido d e m a s i a d o
c o n f i a dq; el h a ber cre ído q u e todas esas venta jas, todas esas f a c i l i ­
d a d e s q u e e l G o b i e r n o les d i o a l a i n d ustria y a l comercio, n o i b a n
a s e r a p rovecha d a s e n contra d e l a eco n om ía n a c i o n a l , a u m e n t a n ­
do enormemente esa deuda com e rc i o! , q u e a l ca n zó ta l v e z a los
US$ 400.000.000 y q u e to.d a v í a se está p a g a n d o . Pero es cu r i o so ,
señore s S e n a d ores, q u e e n e l a f á n q u e t i e n e n m i s e n e m i g os d e d e ­
most r a r q u e l a r u i n a o l a m a l a s i t u a c ión e·co n ó m i c a por q u e atra­
viesa C o l o m b ia es l a h e r e n c i a de 'l a d i cta d u r a ; se q u iere ocultar la
verdadera ca usa d e esa crisis económica. Porque es evidente que
es d esastrosa l a situación económ i c a y s oc i a l d e l p a ís . Pero ¿es d e ­
sastrosa esa s i t u a c i ó n económica p a r a todos l os c o l o m b i a n a s? No.
señor Presidente. Porq u e l a m isma prensa nos d i ce q ue m i entras las
c l ases tra b a j a d oras m a n i f iestan su i n c o n fo r m i d a d o su a n g ustia por
l a fa lta d e a l i m e nto y d e m e d i os p a r a vivir h u m i l d e m e nte, todas las
e m p resas y las o l i g a rq u ías eco n ó m i cas h a ce n las g r a n d es g a n a n ­
c i a s. E s decir, l a crisis económica e s para l o s pobres, pero no p a rCJ
lqs ri cos .
No j u zgo necesa rio extenderm e en considera c i o n e s ni deta l les
sobre este tem a , porq u e s u co n j u n to está a la vista y puede ser a p r e ­
c i a d o imparcial mente por quienes tengan u n criterio i m pa r c i a l, se­
reno y recto. Sin embargQ, debo volver a m en cionar el proyecto d e l
Centro A d m i n istrativo O f i c i a l , p a r a q u e la o p i n i ó n p ú b l ica a p r e ­
c i e d es p reve n i d a m e nt e s i f u e u n error m ío proyect a r l o o u n a d e b i l i ­
d a d d e l a J u nta M i l i t a r suspen d e r l o y dest i n a r s u s c o n strucciones a
f i nes d if e re n tes. Aq u í u n os p u ntos de vista sobre e l Cen tro Ad m i n is­
trativo O f i c i a l , q u e e n mi ex p osición sobre esa obra n o l os a c l a r é su­
f i c i entemente.

Q u i e n n e ce s ite ve n t i l a r e n Bogotá asu ntos o f i c i a l es r e l a c i o n a ­


d os con l a Presi d e n c i a d e l a R e p ú bl ica, con l os d if e re ntes M i n iste rios ..
pi erde e l t i e m po y d i n ero v i a j a n d o ·de u n a d e p e n d e n c i a a otro, d 2
b i d o a l o ca p r i chosa e i n cove n iente d ispersión e n q u e resu lta ron
loca l izadas l a s oficinas p u b l i c as, a través de m uchos -a ñ o s, por los
g ustos o caprichos de los diferentes gobern a n t e s o Ministros. E s d e ­
c i r , l a f a l t a d e p l a neación q u e d e s d e hace m u c hos a ñ o,s s e h a ve­
nido reca lca ndo, esa falta d e p l a n e a c i ó n con que se construyeron l os
p r i m e ros e d i f i cios, trajo como conse c u e n c i a esa d ispersión t a n e n o r ­
me e n q u e e s1 ó n l a s o f i c i n a s p ú b l icos n a c i o n a l es . E l p l a n a c tu a l
de Bogqtá m u estra u n a c i u d a d a l a r g a d a y estr echa, con u n e n o r m e
vacío al occidente, urba nizado c a prichosa m ente, con b a rrios d e m ;:¡ J
aspecto. Q u i e n haya sa l i d o f u é r a d e Co l o m b i a y conozca l o s a n ­
tig u as res i d e n c i a s d e los em perad ores y reyes d e E u ropa y l a s d e
El Proceso Penal de Rojas Pinil lo 75

iqs primeros mandata rios de l as Rep ú b l icas a mericanas desde l a Casa


B l a n ca en los Estados U n idos hasta la Casa Rosada, en Argenti n a ,
se habrá dado ·c uenta que nuestra capital permanece estacionada
y muy por d eba¡o de pa íses mós p ob res y pe q u e ñ os .

Por e l emental d i g n i d a d y o.rg u l l o patrio era i mperioso resuci­


tar cua nto a ntes lo q u e en concepto de los extra njeros era u n a ver­
g üenza y e n los nacionales por l o m e n os u n a desconsidera ción con el
contribuyente. E n ta l virtud se proyectó e l Centro Admin istrativo, con
u n a residencia d i g n a del Presidente d e Colombia, e n el paso o b l i g a ­
do de · l o s tu ristas que •l legaren a l Aeropuerto I nternacional, y e n u n
sitio m ó s o menos equidistante y a menos d e d iez m i n utos d e cua l­
q u ier extremo d e la pobl a ción, po.r l a vía principa l .
Como los terrenos ·e scogidos s e va lorizarían extr-a ord inariamen­
te por l a n atura·leza y por e l costo de· tales obras, y por l os inmedia­
tos aeropuertos, se adqu irió u n a extensión suficiente para las cons­
trucciones oficiales, y p a ra una urbanización adicio n a l con cuya ven­
ta se atendería e l pago del proyecto, resolviéndose a sí, sin costo
a lg u n o para el Tesoro Nacio n a l , uno ·de ·los más im portantes pro­
b le m as para ·la capita l y el real ce d e la Nación .
Porque evidentemente, señores Senadores, u n proyecto d e tan­
ta trascendencia para l a dignidad del Gobierno y para e l país no
l e venia a costar nada, a bsol utam e n te n a da, a l Tesoro Naciona l ,
porq u e l a urban ización d e l o s terrenos a dyecentes d a ba para la
construcción d e l a obra. N o obsta nte estos sanos p ropósitos, a l g u nos
ricos influyentes, siemp re la i n f·l uencia o l i g a rca en estas cuestiones,
ese, deseo i nmoderado de a-umenta r las riquezas; n o obstante estos
sanos propósitos, a l gu n os ricos influyentes a l l egados a la prensa
cap ita l i n a , atacaron l a obra p orque se traducía e n l a d esva loriza­
ción de propiedades que poseían ·cerca del P a l a ci o o de los M;n isterios,
y n Q obstante estar en la J u nta M i l itar el Vicea l m irante Piedrah i­
ta (quien como Min istro de Obras P ú b l icas expl icó y defendió la con­
ven iencia y u rg e n cia de t a l es construcciones, se h izo suspender los
traba jos y destin a rlos a fi nes diferentes, sacrificando los verdaderos
intereses del Distrito Capita l , e n favor de a l g u nos pqcos infl uyentes
respa l d ados por u n a prensa pa rcia·l iza da y vendida.
Cuando visité por p r i mera vez l a Ciu d a d ·H e roica, con pleno co­
n oc i m i ento y responsab i l id a d, m a ni festé que l a j usticia estab a tan
corrompida y decla rada en colomb i a , que era preferi b l e l l evar a las
cárcel es a m u chos m iembros d e l Poder J ud i cr a l , y sacar de éstas a
los p resos p a ra reemplazarlos, en l a seguridad de que habría m ás
g a ra ntías y u n a m ás recta y eficiente a dm i n istración de justicia.
A l en rostrar a l a faz de l a NGción tan terri b l e verdad, l a pren­
sa que h oy me c a l u m nia y las g entes q ue me a p l ou d ieron f renéti­
camente, porque era f recuent.e que i n divid uos despre·ciados por la
76 El Proceso Penal de Rojas Pinil lo

sociedad y l l en os de vicio,s fuera n nom brados f u n cionarios de ins­


trucción a l servicio del sectaris m o político, para ·c ontin u a r ven g a n,zas
y term inar con la honra a¡ena, i nterpretando aviesa mente la ley, re­
cibiendo declaraciones fa lsas y a d u ltera n d o l as pruebas de que q u ie­
nes · ga n aron •la prueba electora l, protesta ron porque les robaron
el fruto honrado del traba¡o, de q uienes l u c h a ron para defender
sus vidas y. su patrimonio mora l .
M e a cuerdo m u c ho q u e ·a l a visita de Carta gena i nvité a m u chos
representantes d e l a prensa, especia l m ente a los periódi cos capita­
linos.
Conservo u n a fotog rafía de l a p rimera persona q u e m e a b razó
e mocionada, y por estas pal abras ta n l lenas de verdad, q u e pro n u n ­
c i é e n esa ocasión , esa persona, f u e e l a.c tu a l D i rector d e E l Tiempo,
Roberto Ga rcía-Peñ a . El sentía segura mente é l había sentido e n car­
ne viva, las consecuencias de está ¡ usticia política, que hasta e l 1 3
de ¡ u n io h izo estragos en el p a ís, y q u e l uégo después del 1 O de
mayo ha venido empara n do, como lo h e demostrado con e l encar­
celam iento de mucha gente inocente.

Para extirpar por -compl eto ta n tremenda infecdón, formé u n a


Corte d e J usticia paritaria, integrada po,r l os a bogados más l i m pios
y e m i nentes de nuestros dos partidos, q ue sin renegar de sus ideo­
logías políticas fuera n g uiones de dewro y d i g nidad, y no i nstrumen­
tos i ncondiciona les de i n stinto partid ista, a fin de que e l los d eco,ra­
ran el Poder J ud ic i a l y le presta ran al Estado tan u rgente y meritorio
servicio. S u labor fue a rd u a , pero efectiva. Durante mis cuatro a ños
de gobierno, l os odios pol íticos, las su cias veng a nzas, los procedi­
mientos tortuosos, no a l ca nzaron a sal picar de lodo l a conciencia
d e quienes se m a ntuvieron siem p re a¡enos al h a lago, y a l a adu­
lación.
Con el nombra miento de esa Corte d e J usticia que sin lugar a du­
das ha sido l a me¡or Corte S u prem a de J usticia que h a tenido el
país, n o se presentó u n solo reclamo, n i ·contra ·lo:s miembros que re­
presenta ban al pa rtido l iberal ni contra los m iembros q u e repre­
sentaba n a l par.tido conservador.
·
E n esa gran Corte toma ron asiento e l maestro Echa n d ía, Anto­
nio Rocha y todas esas figuras que les h a n dado prestigio a las dos
colectividades políticas.
Ya en las postrimerías de mi ,1\dministración, a l g u nos Mag istra­
dos presentaron ren u ncia i rrevo,cab l e de sus cargos, por h aber sido
d i ctado e l Decreto legislativo que creó la S a l a de Negocios Cons­
titucionales, que fue i nteg rada paritariamente, ·c on los miembros más
capacitados y sobresa· l ientes.
:E¡ Gqbierno ·consideraba, con sobrad a razón,que siendo l a
Constitución Nacio n a l la col u m n a vertebral del Esta do, debía existir
El Proceso Penal de Rojas Pinillo

en la Corte Suprema de J usticia una Sala especial encargada de


vel a r por su i nteg ridad y recta i nterpretación, y de resolver con am­
p l ia a utonomía y com plet.a l ibertad las d e m a ndas contra los decre­
tos ·d ictados por el Ejecutivo d u rante la perturb ación del orden pú­
blico.
I nficio n a do el a m biente por ejercicios, su posiciones, las oliga r­
q u ías pol íticas, en maridaje con la prensa,i ncen d i a ro n e l p a ís con
memori : a l es rabulescos y comentarios en contra d e una disposición
de i n negable trascendencia.
A hora, sin embargo, en las a u l as u niversitarias de Popa y á n y a
todo lo l a rgo y a n cho del país se a p l a u de hasta l l ega r a l frenecí,
al i lustre ex Presidente Da ría E ch a n d ía, porque .ava nza nd o todavía
más en l a defensa y g uarda de l a Carta, pide una Corte constitu­
cio n a l paritaria .
.Los señores Senadores recordarán que en esos tiempos ya se
había a rreciado ·la oposición a l Gobierno, y que casi todas l a s dis·
posiciones y d ecretos .que d ictaba eran considerados o vistos a tra­
vés del sectarismo pol ítico.
Se creía q ue estQs decretos buscaban afianzar al Presidente de
la República en la Primera Magistratura, violar l a Constitución y
atrop e l l a r los -d erechos ciudadanos.
Yo, señores Senadores, en vist-a de todos l os que se h a b ía n pre­
sentado a través de m u chos a ñ os, y que dormí.an e n l a Corte Su­
p rema, sin que f u eran resueltos, e s decir, todos esos decretos d ic­
tados sobre el a rtículo 1 2 1 de l a Constitución Nacion a l , dictados
desde el 9 de noviembre d e 1 949, c u a n do el Gob ierno d e l doctor
Ospin a pi n a Pérez decretó el estado de sitio, estab a n arri mados, a­
rrinconados, y no eran resueltos.
I n d ud a blemente se presento ron m uchas p resiones para l a mo­
dificación de decretos, pero todas esas presiones fuero n resistidas
por el Presidente d e l a Repúbl ica, porque el Genera l 'Rojas P i n i l lo
se p reocupaba por velar por la Constitución, y fue idea m ía, señores
.
Senadores, el constituir esa So·!a de Negocios, S a l a formada, me
pa rece que por seis u ocho Magistrados, c uatro l ibera les y cuatro
conservadores, elegidos por los mi·smos Magistrados de la Corte Su­
prema •de J usticia; n o se a u m entó e l n&meri d e ·los Magistrados. El
Gobierno dejaba en completa l i bertad a los Ma9istrados de esa
alt·a corporación, para que esco giera n segú n su d eber y entender,
y de acuerdo con los procedi mien tos sobre Consti.t ución, a los me­
jores constitucio na l istas, .p ara que el los resolvieran en esa S a l a to­
das las acusaciQnes o materias de acusaciones contra los Decretos
d i ctados en virtud del artíc u l o 1 2 1 de la Constitu ción.
Se contemplaba l a ·Creación de l a Sa·l a de Negocios laborales.
Es decir, l e daba en m ayor entidad a estas cuestiones sociales. Se
olvidó h aber o r g a niza-do, señores sen a dores, la Sa la d e Negocios
78 El Proceso Penal de Rojas Pinillo

M i litares, y haber terminado con la Corte Suprema M i l itar. S í, yo


recuerdo que e n a l g u n a ocasión, ta l vez a ra íz de la -renu ncia de
a l gu nos Senadores, d e a lg u nos Magistrados, que ren u n ciaron p re­
sionados por •la campaña de prensa y par m u chos memoria les que de
d iferentes c i u d a des del país eleva b a n o p u blicaban los a bogados,
e l doctor Cardozo Ga·itá n, después de haber p resentado su ren u n ­
cio, m e p i d i ó u n a a u d iencia para manifestarme s u s p untos de vis­
ta, i n d u d a blemente m uy se•r ios. Es uno de los b u enos constitucional is­
tas que tiene el pa ís, y decirme las razones que l o habían ob l igado
a retirarse de la Corte Suprema d e J usticia.
Yo, en forma sencil l a, le preg untaba o l doctor Cardozo Gai­
tán: D ígame, doctor, cuántas Salas hay e n l a Corte S u prema de
J usti cia. Y me habló de l a S a l a de Negocios Civi les, de las Pena l es
y d e ·l a de Negocios Genera les. Yo le pregu ntaba: ¿Cuál de esas
Salas en su concepto, doctor, es la más i mportante de l a s Salas en
la Cqrte Suprema de J usti cia? Dijo: P u es yo creo que todas las Sa­
l a s son i g u a les i mporta ntes, puesto que tienen que resolver asun­
tos d iferentes. Los señores a bo·g ados m e perdonarán si i ncurro yo
e n gazapos j urídi cos a l h a ce r esta expl i ca ción.
S i n embargo, me d ecía e l do.ctor Cardoso: Ta l vez la Sa l a de
Negocios Penales sea l a m á s i m po rta nte, porqu e tiene que ver con
l a l ibertad de los i n divi duos, y con l a vida y tal vez hasta con l a
h o n r a ; s í , podría dár-sele u n a m ayor i m portando . E ntonces yo l e
p reg u nté: Doctor, y ¿qué es l o más importa nte e n e l p a ís: lo q u e
s e trata en esas t res S a l as d e q u e usted' m e ha h a b l ado, o l a Cons­
titución Nacion a l ? Y ·lógicamente él tuv o que a ceptar que la Consti­
tución Nacional es l a col umna vertebral de este régimen n u estro,
y q u e por consig u iente era lo más i m p ortante. Yo l e dije: Lo idea
que ha tenido e l Gobierno, para ·la creación de esta S a l a es pre­
cisamente que las personas m ás capacitadas tengan a siento en la
Corte S u prema de Justicia, for m en esa Sala, sí, y resuelvan e n com­
p l eta liberta d la demanda contra tánto decreto que se h a d icta do a
partir del 9 de noviembre de 1 949.
Le dije: este decreto que ha di ctado el Gobierno n o tiene n i n ­
g u n a f i n alidad política. A l Gobierno no le interesa e n absol uto
que continúen teniendo fuerza l e g a l o, que sea n a n u·l ados, o de�
c larados i nexeq u i bles los d ecretos tictad os por el doctor Ospina,
o por el doctor Gómez, o por el d octor Urda neta, o por e l presente
Gobierno. Para m í fue muy satisfactorio h aber leído d espués e n
la prensa e l ·c oncepto del doctor Echa n d ía . E l , wmo digo yo en
esta carta a l os m i l itares, no sol ame·nte a ceptaba u n a Sa:la de
Negocios ConstituciQna Les, sino avanzaba todavía m a s en la de.
fensa d e la Constitución y pedía una Sal a Cosntitucional pari­
taria. Esa f a m osa Corte le J usticia que n om bró el Gobiern o Mi­
l itar, se nombró pa rita riamente, porqu e yo creo, señores Senado-
El Proceso Penal de Rojas Pinil l o 79

res, que en la a d m i nistración de j usticia n o t·i·e ne q u e ver nada,


absolutamente nada, l a- política . Es ·e n l a m isma forma como de­
cía ayer que los probl emas sum amente ·g raves que tenemos en e l
c a m p o económ ic(\ y •en e l campo social, n o p u e d e n s e r resueltos
con criterio pol ítico. Es como q uerer, señores Sena dores, uti l izar
pcira l i m p i a r u n piso en u n a casa, para b r i l l a r l os pisos de u n a
casa, n o q u·erer util izar l a b r i l l a dora com ú n y cQrriente y moderna,
sino entra r oa bri l l a r esos pisos con l a cuchilla d e un b u l l dozer
último m odelo y de g ra nd es toneladas.
La bri l bdora l i m p i a el piso y cumple su f u nción. ·E l b u l ldozer
tumba e l ed ifi·c io,. Así nos pasa con estas cuestiones de la política.
o intervenciones de la p o l ítico e n e l campo socia l y económico. La
pol ítica, tan revuelta como está ahoro , está a grova ndo l os p roble­
mas socioles y los problemas económicos en vez de resolverlos.
Conti nuamos con ésta. Ustedes son testigos, les decía a los cin­
co m i l itares, ustedes son testigos de l a mayor excepción de muchas
actuaciones persona les del Presidente de la Repúbl ica para salvar
de l a cárcel o de l a mbitrariedad a ciudada nos de todas las ca­
tegorías, am igos o enemigos del Gobierno. En esos decretos q u e se
d ictaron p a ra castigar i rrespetos a la a utoridad, y éstas, o manifes­
taciones o actuaciones d el ictuosas, que no fueran m uy g-raves siem­
pre se ponía un d ecretQ, siem pre se ponía ·u n a rtícu lo faculta ndo a l
Presidente d e l a República. para detener e n cualquier momento, o sus­
pender en cualqu ier moment-o, ·l a investigación, y sacar de l e cár.­
cel, si ya se había d ictado a uto de detención contra i nd ividuos. Es­
te a rtículo genera l me nte se pon ía porque :los más revoltosos eran
los estudia ntes, y yo CO¡.'lsideraba que era necesa-r i o tener m uchas
consideraciones con esos m u ch achos porque u no, cuando está e n esa
edad, es muy irresponsa ble; sí ( m u rmu'i l os en las barras), todos cuC11
más cual menos hemos s i do amigos en esas e da·des de i nsultar a la
Pol ida, de echarle piedra y d e rcvnper todo lo ·q ue pueda u no romper.
D e o h í como cas.os especiales, por e jemplo, e n a l•gun a ocosión,
a so l icitud de mi a m igo J u a n Lozano y Loza.no, tuve q ue sacar los
h i jos •de él, a varios estudia ntes reincidentes. D e acuerdo con e l
decreto1 debían ser envia dos diz que a colonias. I nmediatamente los
p adres m e hacían saber l a situación en q u e estaba n los hijos e n e l
Servicio d e I nteligenci a Colombiano, porqu e e l Sic, qu.e e r a e l encar­
gado de esas i nvestig aciones, y no hubo un solo caso ·en que el Pre­
s i den te de la Rep ú b u l i ca n o hub iera i ntervenido i nmediatamente y
h u biera ordenado que fuera puesto en l i bertad el estudiante com pro­
metido.
Cuando visité las islas de San Andrés y :Providenciu, encontré
en la cá rcel a u n anciano de más de sesenta años que cumplía des­
de hacía q u i n ce meses u na condeno de siete meses por el robo de un
coco, el Trib u n a l de Carta geno en la nota remisora del proceso de-
80 El Proceso Penal de Rojas Pinillo

cía c laramente cuándo debía ser p uesto e n l i bertad , ocho meses des­
pués. Con l a visita providensia l ·de l Presidente de ·l a Repúbl ica, que­
d a ba ·l ibre al comprender el Alcaide de la ·c árcel que estaba. come­
tiendo un del ito definido y castigado por el Código Pen a l . La prensa
l i bre y responsa b l e que impunemente m e ca l u mn iaba ha pedido ais­
l adam ente que se enju icie al Primer Mandatario porque i nterfirió la
justicia ordenando lo .libertad d e un pel i g roso criminal conservador.
A l principio decía n esto: q ue yo ha b ía soltado a u n pelig roso
criminal conservador. Recuerdo m uy b ie n ál corresponsal Camorgo
Gámez, q u e esteba. a m i lado ese d íD cua ndo pusimos en l ibertad a
ese pobre ·a nda na, que ya h a b ía pagado su condena. y recuerdo tam ­
bién, parece, que é l m e mostró el comu n icado q u e envió o l a co­
rresponsa l ía que envío a su periódico oqu í e n Bogotá, elogiando a l
Presidente por ese a.cto ·d e ·h umanidad.
·E n cierta ocasión a lg u nos conservadores del Valle d e l Ca-uca
so l icitaron un visitador d e l Min isterio de J usticia, p or·q u e un J uez, hijo
de u n conocido crimi n a l q u e m u rió a m a n os del Ejército e n ·las re­
vueltas del 9 de abril, q ue ría venga rse de León María Loza no poor
haber ayudado a ese ciudada no, en u n i ón de otros civiles conserva­
dores, a descubrir e l l ug a r en donde el fam as; y conocido bando­
lero se refug iaba con su cuad r i l l a.. 'El visitador e ncontró notorias ar­
b itra ridades y g raves deficiencias, q u e a l ser conocidas por el Tri­
bunal ocasionaron l a destitución del funcionario.
Cuando ·leí yo en la prensa e l i ntento de acusación por l a l iber­
tad de J esús Ma ría Lozano, yo creo que se refería a este ca::o, yo
tengo m uy bueno memoria, p e ro no he podido acorda rme lo que
e n buena lógica significa que n o s uced ió, e l q u e yo hubiera l·la mcv:lo
por teléfono p a ra dar esa l ibertad de León María Lozano, q u e fi­
g uró en e l exped iente, que no pasó a d e l a nte por prescripción, pero
q u iero aq u í resultar, y q ue e·l señor María Lozano era el jefe l a u rea­
n ista del Departamento del V a l le, o uno de ·l os jefes l au reanistas, ta l
vez el prin cipa·l jefe l a u reon ista en el -campo pop u l ar. Y es evidente
que yo vi u n a fotografío que mostraron a l lá, e n que el ta l Jesús
María Loza no con ·u no de l os h ijos del doctor Laurea-no Gómez, es
decir, e l los eran a migos de J esús María Lozano, y lógicamente, eso
sí existen las fotografías . . .
H a b l a e l doctor Gómez Hurtado:
-Señor Presidente, eso sí tiene que probarme a mf, traer esas
fotografías.
Rojas P i n i l l o :
- L a fotografía se l a sacaron e n u n a comida que le d ió e n e l
mismo sitio, porque ·es e l caso, e l caso es m uy cu rioso, a m í m e invitó.
Antes del 1 3 de junio yo visité a T u;J u á , y el señor León María Lozano
me i nvitó a comer a su casa, yo fui con otros amigos, y me d i jo. "Mi
Genera l, siéntese a q u í en el m ismo sitio donde se sentó el h i jo del
El Proceso Penal de Rojas Pinillo 81

doctor Laureano Gómez, y mire la fotografía q u e le sacamos"', y


me sacaron a m í también una fotografía, y ta fotografía apareció
después en la pr·ensa.
De manera que yo, que tengo tan buenas memoria·, no recor­
daba, y seguramente sucedió el que yo hubiera ·l lamado por teléfono
para que pusieran en l i bertad o cambiaran de cárcel a León María
Lozano. Aquí hemos visto el truco de la l l amada telefónica: ahí vi­
mos a l señor Bonet también diciend o que me h abía 'l lama d ' )Or te­
!éfono,y se demostró que era una falsedad lo que él decía, en l a
m isma forma que la l l amada p o r teléfono de Echeverri y estas fa­
mosas l l amadas telefón icas sobre el caso de León Loza no. Cuántas
gentes ·no se tomaban abusimamente el nombre del Presidente de ·la
República, especia l mente el Jefe de la Casa Militar, Coronel Ren­
g ifo; ·eso era mí, especia lmente como Rengifo; es Vallecaucano, él
q uería arreglar a su m a nera l os problemas políticos del Depa rtamento,
como Rengifo, el h i jo del d octor Rengifo, y recuerdo q u e servía mu­
c ho en -las caricaturas d:e Rendón, car·icaturas qu·e verdaderamente
eran editoriales. Rengifo era muy a m igo de León María Lozano, in­
tervenía ·e n la.s cosas del Va l l e del Cauca y ·e n forma funesta; sobre
todo en lo re lacionado con el doctor Sardi Garcés, é l q uería perju­
dicar a Sardi Garcés por a lg u nos negocios o a l g u nas diferencias
persona les que tenían los dos, y creo que presentaron a lg u nos inci­
dentes bochornosos en Cali.
De todas ma·neras, cuando era Gobernador de ese Departamen­
to el hoy Comanda-nte de las Fuerzas Armadas, Gómez Arenas, él
me h izo varios viajes a Bogotá para pedirme que le ordenara al Co­
rone·! Rengifo q ue no i nterviniera en las cosas del Valle del Cauca,
porque le estaba interfiriendo la Gobernación, l·e estaba interfiriendo
su obra de gobierno; parece que Rengifo l l amaba por teléfono a
d istintos funciona rios, se tomaba el nombre del Presidente d e la. Re­
p ú b l ica y decía: el President.e ordena tal cosa. Esas quejas del Gene­
ra l Gómez Arenas fueron atend id a s rápidamente. Llamé al Coronel
Rengifo y le dije: "Bueno, Coronel, aqu í en p resencia de'l General
Gómez Arenas debo notificarle a usted que no tiene por qué tomarse
el nombre m ío, ·el nombre del Presidente, para interferir la obra de
Gobierno del Genera·l Gómez Arenas". E l negó absolutamente; y o no
tomo e l nombre del Presidente, yo habló particularmente para tratar
de ·a rreg lar a l gunos asuntos q ue creo sea n importantes; sin embar­
go, creo que volvía nuevamente a l as andadas, y es muy seguro
que estas cosas de las l l a madas telefónicas en favor de Jesús María
Lozano hubieran sid o del Corone·! Rengifo, tomándose el nombre del
Presidente de la República.
De todas maneras, sobre esos cargos ta•n g raves q ue ·le hacían
a J esús María Lozano de que él era el responsab l e, el cóndor, el
jefe d e los pájaros, el General Gómez Arenas me solicitó que fuera
82 El Proceso Penal de Rojas Pinillo

extrañado, que l e im pusiera la pena de extra ñ a m iento o con�pi ro­


miento o Jesús Mo-ría; yo l e dije: hombre, p ues ·la p e n a de extrañ a ­
m iento es u n a p e n a que solament.e l a pued e p o n e r e l Juez compe­
tente; n i usted, n i e l Presidente de ·la Repú b l ica pueden poner ·esa pe­
na, porque eso sí es un a buso, es una violación de l a Constitución y
de ·l a ley. Pero yo puedo h a b l a r a m igablemente con él y pedi r q ue
abandone el Departamento, y nosotros podemos constatar que ver­
daderamente l a presencia de él en el Va l le e s l o causa de esta polí­
tica . Yo lo l lamé a l Despa cho Presidencial y le d i je: León María, e l
General Gómez Arenas, y o l o conocía porq u e é l m e ayudó como
Com a n d a nte de la Tercera Brigada y ayudó a todo e l Ejercitó e n la
pacificación del Departamento. ( H u bo risos � m las borras); p acifica­
ción que efectúo e-1 Ejército sin derramamiento d e sa ngre. La única
a cción en que e l Gobierno tuvo q u e empeña rse a fondo fue l a cua­
drilla de que he habl ado a nteriormente, pero de resto nada más. E l
ayudaba, pues, para la cuestión de las vías que h a b ía que tom a r para
cada determ inado sitio, pero n o e n c u estiones d e violencia; y l e dije
a Lozano: E l Gobernador del Valle, ,Genera l Gómez Arenas, se
queja de que usted es el jefe de los pája ros por eso l o l l a m a n e l Cón­
dor, y me pide de que usted a b a n done el Va l l e para que termine
la violencia. J esús María Lozano me dijo: "Preside nte, usted sabe q u ')
y o soy la persono m á s i nteresa d a e n q u e se pacifique m i Departa­
mento; yo tengo infl uencias sobre m u c has d e estas personas, pero
hay otros q ue se me han so ltado de las ma nos y que so n los ca usa n­
tes de l as atrope l las que se están preparando. Yo me comprometo,
Presidente, a g u i a r al Ejército para perseguir esos tipos, i n d ividuos
a los que hay que matar, es la ú nica solución, dijo é l . Yo d i je: Lo
zona, d eje q u e las a utori d a·d es remedien esto situación, yo le pido
que abandone e l Depa rtamento del Valle del Cauca, a fin de que
el Gobiern ador quede tra n q u i lo y se convenza o no de que usted
es el responsa b l e de la violencia o n o es responsable de la violenc·i a .
M e d i jo: m u y b i e n Presidente, ¿ p a r a dónde q uiere que me vaya?
Le dije: váyase para Santan der, Buca ramanga, viva tra n q u i l o a l lá . Me
d i jo : yo no tengo d i nero, porque evidentemente es un i n d ividuo a­
comodado pero todo el dinero l o h a gastado e n beneficio del partido
conservador, y él sal ió, creó, a·l d ía sig u iente o a los dos d ías par­
tió p a ra Bucara m a n g a . Como era de esperarse, y coma é l lo d ijo,
la violencia, en vez de terminarse, revivió por que ya u n montón de
gente quedó sin n i ng ú n control, porque esa gente violenta la contro­
laba él, la tenía e n la mano y no dejaba que cometieran atropel los;
al sentirse si n el control de él, se presentó la violencia, violencia,
pues, q ue el E j ército dominó, y tra n q u i l izó e l Departa mento del Va­
lle del Cauca.
A los pocos m eses él regresó a Bogotá a pedirme que l o dejara
volver a T u l u á p a ra a r re g l a r sus cosas; y o le d i je: es muy difícil, m u·l
El Proceso Penal de Rojas Pinillo 83

peligroso, que usted vuelva o Tuluá porque seguramente tendremos


un re<rudecimiento de la violencia; su caso es muy grave ya p reciso­
mente por las circu nstancias especia les que estaba viviendo el De­
partamento q uerían que los trasladaron a otro clima mejor porque
él sufría de asma; yo, recordando que el mejor cl ima que tiene el
p a ís es Ocaña, porque tiene uno temperatura de 20 grados, l o sa­
bía, pues, porque cua ndo íbamos a conseguir lo fábrica de mu nicio­
nes, .q u·e necesitaba u no temperatura u niforme, después de todos
l os estudios en el territorio ·nocional, encontramos que la temperatu­
ra o el clima más u niforme de todo el .país era en Ocoño, es a·lrede­
dor d e 20 grados, con m uy pocas vario·c iones, le d ije: muy bien,
Lozano; entonces, si usted se viene d e Bucoromango, puede irse para
Ocoña, en donde no lo molestará lo afección asmática que sufre.
Me solicito que lo dejara ir hasta Pereira paro arreglar ws
cosas y abandonar definitivamente el Val l e de Cauce. Cuand o él fue
a Pereira a a rreglar sus cosas, lo asesinaron por la maña na, metién­
dole cinco tiros por la espa lda.
Yo les digo a ·los señores m i l itares si, para fina l izar estos co­
mentarios sobre la justicia colombiano, yo emp lazo ·los miembros de
la ·rama jurisdiccional para que ·como los hombres de carácter, res­
ponsabl·es de sus actos, d ig a n publ icamente si en alguna ocasión re­
cibieron d e m í órdenes que los a partaran del juramento que pres­
taron de respeta r y cump l i r ·la Constitución y leyes de Co·lombia•,
como funcionar·i os re<tos, justos y ecuánimes.
Lo política ·g eneral de mi Gobierno buscaba el mejora m ie nto d e
los trabajadores y l a defensa del capital, para estabil izar sobre
bases firmes el progreso de Colombia, evitando, con firme y recta
intención, la temible l ucha de clases. En esto forma el proletar·iado
gozó d e garantías, ejerció sus derechos y avanzó en los conquistas
socia l es. El copito·l, dentro ·de un ambiente de confia nza y seguridad,
consiguió grandes ganancias. E l grava men o los divide ndos, aconse­
jado inútilmente por todos los Ministros de Haciendo, conservadores
y l i bera les, fue uno med ido justo, pues no ero equitativo que paga­
ron impuesto los personas consagrados a su trabajo durante o oho
horas dia rios, y estuvieron exentos e n camb i o los accion istas que ni
siqu iera necesita ba n cobra r sus dividendos porqué los cheques de los
ganancias les eran consignados en sus cuentas corientes. Puede que
tal gravamen h ub iera obligado a m u chos ricos o viajar menos a i
exterior, pero en cambio todos los padres d e famil ia, con varios hi·
jos por ed u car y ma ntener, dejaron de pagar impuestos si e l sueldo
o sol a rio era inferior a $ 500.00 mensua·les; esta d isposición fue lo
primera chispa d e inconformidad d e los capita l istas.
El Gobierno Mil itar, como tienen que reconocerlo los clases
trabajadoras y los oligar-quías económicas, evitó esa lucha de cla­
ses¡ protegió a l capito·l , protegió a l trabajo. Era verdad que e l cos-
84 El Próceso Penal de Rojas Pinillo

to de la vida subía, pero n u nca las clases traba j a d oras y las gentes
de l a clase media, es decir, los e m pl ·e ados, tuvieron las a n gustias q u e
se han ven i d o p resentando d espués del 1 O de mayo.
Con terca y sospechosa. i nsistencia se ped ía a l Gobierno q ue de­
cretara e l cambio l i bre, para que l a l ey d e la oferta y la dema n•d a
estabiliza ra el vaior del peso colombiano y contuviera •l a conti n ua
a lza ·en el ·costo de la vida. Hasta el 1 0 de mayo fue una lucha per­
m a nente la q u e sostuvimos con e·l Gab i nete Ejecutivo, contra ·los fi­
nancistas y economistas d e todas las categorías y tendencias polí­
ticas; existe u na grabación de mi conversación con los miembros de la
J u nta Directiva del Banco de l a •República, q u ienes term inaron acep­
tando este punto de vista d e l Gobierno, d'e q u e la adopción de t a l me­
dida e ra inconven iente p orqu e se presenta r ía n ·la s consecuencias
que hoy está lamenta n d o el país. Gráfica mente la califiq ué yo co­
mo u na puñalada que se le d a ba al p u e b l o por l a espa·lda, aun
cuando a hora l a prensa que a ntes me aduló tánto, y hoy m e ca­
l um ni a pa'r a enga ñar al puebl o y ocultar el fracaso del frente civil,
atribuye e l a lto costo d e ·la vida y l a cr·isis económica a los nego­
cios particulares del General Rojas Pin i l l o y no entre otras causas
a l a medi·da del cambio l ib re, q ue prod u j o e l escanda loso enrique­
cimiento de m is e nemi·gos.
Por otra parte, a u n ·cu a n do se h ubiera procedido con toda l a
reserva q u e e l caso i m ponía, y tomadas c o n a nticipación l a s de:fen­
sas ·q u e la técnica aconseja, era imposible e.v itar la especul ación y las
excesivas gonancias de i nd u stria l es y comerciantes, a costa del m ayor
e mpobrecimiento de l os empleados y traba jadores. Materias primas
i mportad a s al cambio del 2,50 a utomáticamente subirían a má·s d el
dob le, en i g u a l fama el c osto d e la vida y el de l os a rtícu los ma­
n ufacturados. Es decir, que sobrevendría i nevitab l eme.nte ·u n dob l e
encarecimiento. ¿Qué podría pasar después del 1 0 d e mayo, s i l a
m e d i d a d e l cam bio l ib re s e rad iodifu n d ió y s e avisó p o r l a p rensa
con dos meses de a nticipación? Y l os resortes económicos y finan­
cieros d e ·la Na c i ó n estaban ya e n m a nos de los ú nicos y privi legia­
dos b eneficia rios, y los m iem bros del Gobierno escasamente se con­
virtieron en espectadores de · l a tra gedia colectiva.
Porqve ·i n d u rab lemente, los m i l ita res no entendíamos de estas
cuestiones financieras y ecor.1ómi cas. A ellos les d i jeron q u e la me­
dida del cambio l i b re era ·l a salvación del país; el los cargaron so­
bre •los h ombros de los Ministros civiles la responsab i l idad, y estam­
paron su firma en ese decreto. Como decía ayer, esa es l a bom­
b a de t i empo -no sé cuándo l l eg u e a estal l a r- de esta revo l ución
social q u e viene desde 1 957.
E l hombre de l a ca l l e tend ría que preguntarse: ¿Qué tienen
que ver l os negocios particulares del General Rojas P i n i l lo, que sal i ó
del p a ís hace y a trece meses, c o n e l i nsufrible oumento del costo de
El Proceso Penal de Rojas Pinillá 85

. l a v i d a , c o n l a fa lta d e trabaio, c o n el recrudecimiento de l a violen­


cia? ¿Por qué si Laurano Gómez recibió del Banco de ·B ogotá prés­
tamos para sus negocios, concreta mente pa-ra su dia rio El Sig lo, si
Alfonso López en i g u a l forma recibio de los Bancos g ra n des sumas
de d i nero para sus negocios particulares, S i Ospina Pérez, o través
de su e m presa urb a n izadora recibió cant i d a d m uy a p recia b l e para sus
negocios particu lares, de las m ismas entidades, y nadie dijo en n i n­
g u n o de l os casos q u e esos préstamos eran indebidos o censurables?
¿ Por q u é causa a hora l os p réstamos que le h icieron los mismos Ban­
cos al Genera l Rqjas Pin i l lo para sus ne goci os paTiicu l a res, constitu­
yen un acto del ictivo? SensH iamente ten d rá ·q ue contestarse el m ismo
hom b re d e l a ca l le : porque las o l i g a rq u ías necesitan d istraer o des­
viar l a opin ión pública i nformando a d iario a ·g ra n d es titu l a res' el
nombram iento de comisiones investig a dores, q ue violando las reser­
vas d e l suma rio, dejan p ub l icar h asta l o q u e no d i jeron los sind i ca­
dos o declara ntes, con el f i n de que e·l pueblo o l vide que dura nte
mi Gobierno vivió mejor, ·encontraba trabajo fácil mente, y fue tes­
tigo de m i l u cha por evitar el engrandecimiento político y e conómi­
co de los poderosos a expensas de las a•ngustios y necesi dades de
los tra bajadores.
Porgue, c l a ro q u e las empresas, las grandes em presas, pub l i­
caban sus ganancias semestrales, p ero tal vez esas g a n ancias n o a l­
canzaron a los n iveles, o no l leg aron o los n iveles a q u e están l l-e­
g a n do a ct u a l mente, . c u a n do para •las clase s trabajadors sí existe •l a
crises econó m ica y social.
Antes del 1 O de m ayo -c ínicamente se propa laba l a especie de
q u e l a enorme deu da comerci a l que pesaba sobre e l p a ís era canse-
. cuencia de los . despifa rros y de los a rreg l os presupuesta les del Go­
bierno. Cuando se trataba ·s ólo de ·l a ·d eudo comercial privada de
los hombres d e negocios, q u e se e ngu l l ía n p rimero las pocas d ivi­
sos provenientes del café, y l uég o se endeudaban hasta donde se
lo permitían los exportadores extranje ros, l i q u idando cuantiosas u­
t il idades pro l uégo c u l pa r al tirano, al omnímodo d i ctador, de los
m ales que sufría Colombia, y del desbarajuste de su vida comercinl
y de su m a l a fe con. las casas de los Estados Un idos y E u ropa.
Porque es mala ·f.e de u n comerciante, de un i nd ustrial, endeu­
d a rse sin tener posib i l id a des d e pagar esa deudo. Y esto fue lo q u e
pasó, coma e l a u g e, el progreso económ ico d e l p a í s e r a arro l la dor,
tenía que producir i n d u d a b l e m ente grandes ganancias. Y e l los a b u ­
saron del créd ito, i mportaron merca ncías que, segú n supe después,
por más de trescientos mil· lones de dóla res, hicieron g randes g a nan­
cias, g a n ancias q u e triplicaron despu és con la m edida del cambio
l ibre.
E l Min i stro de Hacienda pub l icó oportu n amente los gastos oficia­
les pagados en d ivisas, ·los cua les no pasaban reg u larmente del 20%
86 El Proceso Penal de Rojas Pinillo

del t-otal, no obstante que en ta·n reducido porcentaje estaban in­


c l u idos los materia les p a ra la defensa naciona'l y el pago del per­
sono! q ue trabajaba fuéra del p a ís. Los problemas económicos no
p ueden resolverse atendiendo solamente las d isposiciones de las
c lases a ltas, sino controland o las especu laciones, ayuda ndo, sin p ri­
vileg ios n i monopol ios, a ·la suficiencia de l a producción naciona l,
e n busca d e n uevas fuentes de divisas, paro terminar con l a i mpor­
tación de víveres y e lementos q ue p odamos producir a bajo costo.
Exatament·e los m ismos problemas que estamos afrontando a hora .
Para su solución son ind ispensab les las carreteras de penetración;
la exp lotación de nuevas tierras; l a mejor util ización de las qu e cir­
cundan los poblaciones; facilidades y d inero para a p rovecha rlas
mejor; construcción de viviendas h ig iénicas y baratas; l a reformo a­
g raria y la colonización técnico. Obras adelantadas con denuedo
d u ra nte todo e l tiempo de m i administración.
La prensa habla mucho sobre l a necesidad de l a reforma a­
g raria y sobre todo sobre l o necesidad de parcelar las tierras cerca
de las poblaciones. la mayoría de esas tieras están dedicadas a
cultivos que no son ·l os apropiados, y genera l mente tierras d e p ri­
mera c lase son dedicadas o l o ganadería, cuando la ganadería de­
be util izarse las tierras de falda, las tierras de segun da clase. Si verda­
deramente se q u iere resolver este p roblema de l a falta de p roducción,
hay q ue o·frontar de manera resuelta l a pa rce lación de todos esas fin­
ecos que quedan cerca de Bogotá, cerca de Mede l l ín, cerca de todas
las capitales, pero no en forma como está parcelando el Depar­
ta mento de Nariño en l a parte central, porque a l lá el problema es
al contrario, el problema del minifu ndio. En cambio a q u í en todas
esas poblaciones g randes, el problema es el del latifundio. Afron­
tar de ma nera resuelta y resolver este problema. Cl aro que es peli­
g roso enfrentórseles a :los ricos, pero las cosas sociales yo creo que
tienen primacía, porque e l pueblo, como tántas veces l o he dicho,
es más del 90 % de la pob l ación de esos 1 3.000.000 de ha bitantes.
En Bogotá el Comisariato General y Sendas, tan combatido por
los comercia ntes afectados por ·la competencia, vendían en los ba­
rrios pobres los víveres esenciales, como ca rne, pa n, etc., a precios
reducidos. Esos cinco militares que formaban la J u nta era n testigos
de excepción en estas cosas, y era buena recordárselas. En forma
rigurosa y sin contemplaciones se i nvestigaron las denuncias por ac­
tuaciones sospechosos, y en los reu n iones en Palacio con ,Jos jefes
m i l itares se oían las quejas, se atend ían l os reclamos y se le daba
carta b l a n ca a l Controlador General para que revisara los ·libros,
h usmeara por todos los rincones y descubriera l os culpables, con
la ú nica advertencia de no conden a r a ninguno de sus com pañeros
sin a ntes comprobar sus faltas y delitos a fin de velar por el buen
nombre y prestigio de los m i l itares y dar ejemplo perma nente de ce-
El Proceso Penal de Rojas Pinillo 87

l o, rectitud, severidad y compañerismo . Es decir, e l dicho com ú n de


que " l a ropa sucia se l ava e n casa".Que se castigaran los d e l itos,
pero que mientras no fuera oído y vencidq en juicio un Oficial, n o
se le podía sindicar de u n delito. Mi ent ras no se le comprobara.
Esto es lo n orma l y esto es lo corriente. Esto e s ilo q ue aconseja lo
justicia.
Todos los •g obiernos h a n a nota do el pel i g ro que represento
para Colombia el m onocultivo de l café, ca d a d ía más pal pable por
l a competencia d e los pa íses africa nos, e n d o n de l a mano de obra
es más b a rata, así como l os transpqrtes, por su vecindad a l os cen­
tros de consu m o eu ropeo.
Todos señor Acusador, en u na de sus i ntervenciones, mencionó
el via je del señor A l cides Bru a Venezuela, diz que para tratar con
e l Gobierno l a exportación de g a n ad o cebú, o de ganado f i no.
Esto obedeció a q ue l a mayoría d e los p roductores de g anado, o
los criadores de cebú, le hab ía n man ifestado a l Presidente de l a
Repub l ica q u e Colombia estaba e n ca pacidad d e exportar g anado
ceb ú , y que era necesa rio traba j ar a nte el Gobierno de Venezuela,
a ver si se vencía l a cuestión de ·la aftosa, que ·es e l i n conveniente
para ma n d a r g anado a Venezuela, y se podía conseguir q u e 'el Go­
bierno venezolan o le comprara a Colombia el ganado cebú que
estaba impo rtando d e los hta·dos U nidos.
, Cuando e l señor Bru me dijo que via jaba a Venezuel a a resolver
a l g u nos p robl emas partiwlares que tenía, yo l e d i j e : "¿Por qué no
h a b l a usted sobre l a posi bi,l i da d de exporta r ganado cebú a Vene­
zuela, g a nado fino? 'Ese Gobierno está importa n do de los · Estados
U n idos, d e ma nera q u e nosotros p o demos venderle a menos costo
y podemos crear u na f uente de d ivisas por esta cuestión d e l m o no­
cu ltivo de11 café. Yo no lo m a nd aba a que fu-era a trabajar en favor
m ío, porque yo no ten ía ·gan ad o ceb ú para exportar de n i n g u na
clase, el g a n a do cebú l9 t�e n ían los criadores de cebú en los d ifere n ­
tes Departamentos. Esto es lo que el señor Acusador h a considerado
indignidad en el Presidente de l a Repú bl ica .
Si a esto a gregamos la poca o n i n g u na propaga nda a l os ca­
fés su aves, hecho fáci·lmente comprobab le, y l a necesidod d e todos
los pa íses de econom izar d ivisas al p re ferir las ca l i d a des inferiores,
se ve con claridad la amenaza sobre e l peso col o mbiano, q u e no
p uede evitarse con permanentes e i n j uriosos a rtícu los de p rensa
contra mi Gobierno, en el deseo de e nga ñar a los i ncautos, h acién­
doles creer q ue el m ejoramie n to de las ca rrete ra s, la construción
d nuevas vías, etc., y l os ne·gocos particu l a res del Genera l Ro•jas
Pin il·la, son l a causa del _actua l costo de l a vida y desva l uoción d e l a
moneda. N ada conseguirán mis detractores c o n d a r p a los de dego
y estre l l a rse contra mi reputación o a chaca r a la ind iferencia ame­
rica na la dism i n u ción de las com pras y el menor precio d e l g ra n o ,
88 El Proceso Penal de Rojas Pinilla

ya .que los pol íticos de tan poderosa nación deben pensar primero
en el frente e l ectora l infl uenciado por las amas de casa, que no to­
leran d e ninguna m a nera la subida de precios en su principal be- ,_

bida. Esto lo pudimos comprobar precisamente durante l as semanas


en que e l café a lcanzó los $ 0.90 por l ibra. Las amas de casa a m e­
ricanas se levantaron, le pidieron ol Gobierno, amenazaron con los
resultados electorales y el café se vino abajo.
Desgraciadamente, el Gobierno a mericano tiene que atender
a los naciona les, y co n el objeto de regu l a r ·los p recios del café
Nación h a ayudado con grandes capitales a los cultivos del café
e n e l Africa. Ese café africano, ·lo m ismo que el café brasilero, es
de muy baja ca lidad. Pero, sin e mbargo, la escasez de d ivisas no es
solamente en Colombia sino en todos los pa íses del mundo, con la
sola excepción de los Estados Unidos. Entonces todos esos países con­
sumidores de café tienen q ue comprar el c-afé más barato. E n a·l gu­
nas partes tienen que mezclarlos con buenos cafés, como e l café
colombiano, pero de todas maneras, el ·g ra n vol umen de café que
consumen todas esas naciones es café del Brasil o café africano. So­
bre todo e n E u ropa. Y el consumo o compra del ·C afé colombiano es
m uy red ucido e n· Europa y en esos países. Y lo mal o en esta cuestión
del m on ocultivo y de l os p recios del café, que indudab lemente es l a
causo principa l de esta falto de d ivisos, es q u e e l café, seg ú n los in­
formes, y segú n lo que comentaban en E u ropa, p orque las cosechas
en el Africa y e n el m ismo Brasil van a u mentando, tendrá que con­
tinuar en descenso, según decían e n Europa, vendrá a esta bil izarse
en los $ 0.35 'o $.40 o $ 0.40. De a h í ila u rgencia de estudiar verda­
deramente las' nuevas fuentes de d ivisos y empezar a a pret a r e l
cinturó n y ·e vitar l a importación d e muchos artíc u l os, que todavía son
suntuosos.
El azúcar, por ejempio, señores Senado res, ero un artículo que
se estaba exportando. Ahora en la octu a l ida·d se está importanao
e l azúcar. El Gobierno m i l itar tenía l isto uno medida, que seguro­
mente habría levantado una muy m a nifiest·a o grande oposición.
Lo producción d e pone·lo en el Vo·l le del Cauce era tan grande que
había invadido los mercados d e Boyacá, Santa nder y Cundinamorco,
l l evando a l a quiebra a todos esos grandes y pequeñ-os trapiches pro­
d uctores de panela. Nosotros contábamos qu e si aumentaba •lo . . .
car, podríamos exportar toda la producción d e azúcar del país y
sería u n o bueno fuente de divisas. Y ya q ue hablamos de azúcar,
¿no decían que cuando don Haro l d Eder estuvo de Ministro de Fo­
mento a provechó l a circunstancia para a umentar lo prod u cción de su
ingenio, e importó maq uinaria, yo después del 1 O de mayo, por­
que fue Ministro d e sp u és del l O de moyo, por cerca de quiniento<s
m i l dólares? esto f u e una operación q ue dio mo tivo p a r-o que la
prensa ·le hiciera una ·gran ·campaña por esa operación.
El Proceso Penal de Roias Pinillo 89

lndurablemenle este pro b lema ta n g rave del café no puede


ser resuelto con estas cuestiones de l os m a l a ba rismos pol íti co,s, por­
que la po l ítica, si q uiere resolver este pr obl e m a d e l café, más bien
lo a g ra ba en l u g a r de resolverlo.
Las facilidades que dio m i gobierno a los cultivadores de banano
para extender las p l a ntaciones y aprovec h a r gra·ndes extensiones
de tierras b a l d ías, ha n sido i nterferidas ba¡o la idea genera l de
terminar c o n todo lo bueno que h izo la a dm i nistración naciona l del
dictador.
A l l í en las islas Canarias, en d o n de e l cultivo del bana no cons­
tituye una de las g ra ndes fuentes de d ivisas, los ag ricultor·es son verda­
deros colosos de esa técn ica agrícola, porque empiezan por h a ce r
e l suelo, construír la rgos ca n a·les d e reg a d ío y a m ura l l a r l a s plan­
taciones p a ra protegerlas de los vientos, todo con u n costo d iez ve­
ces mayor que el corriente en Colombia. ¡ Qué g ra n negocio ha­
rían los bananeros colombianos y cómo l e servirían más efectiva­
mente al país, si m i les de estos campesinos que desea n via ¡ar a nues­
tra patria recibiera n u nas facilidades para el via ¡e, y la seguridad
d e q u e serán proteg idas sus vidas y el fruto de su traba¡o!
E l Gobierno m i l itar, como les consta a los señores bana neros de
l a costa del Atlántico, a los de la costa del Pacífico y de Tumaco,
i ncrementó muc;ho l a producción, y evidentemente estos ca na rios,
o h i ¡os de las Islas Cana rias, q u e es lo m ismo, son los verdaderos
colosos del cu· ltivo del banano. Esas islas están muy pobladas, tie­
nen muy pocas extensiones de tierra cu ltivable y se ven obligados
los cu ltivadores a h a ce r e•! suelo; e l·los hacen m uros en terrenos muy
á r idos, luégo cargan tierra, le echan l a tierra vegeta l y van sem bra n­
do. Todas las p l antaciqnes de banano están a mural l adas, los cana les
de reg a d ío son a base d e concreto, es decir, e l cuttivo del banano
e n las Islas Cana rias, se presenta con u n costo diez veces moyor q ue
el de Colombia; sí, claro, aHá en esas islas h a y superpoblación, y to­
das esas gentes me decían que ven drían a traba¡ar y con muy buen
provechq n o sol a mente para e l l os s1 no para los d ue ñ os de tierras, en
ese cu ltivo.
Una de Ias pri ncipa l es fuentes de d ivisas que tiene Espa ña es
el banano producido a h í e n las Islas Cana rias.
Precisa mente para traer especial istas, no solamente ·e n esas cues­
tiones de cultivos a g r ícolas, sino en d iferentes cosas o empresas, o
actividades d e la vida naciona l, con muchas d ificulta des y venciendo
muchos inconvenientes y presiones se organ izaron las com is i ones
de i n m igración, sobre todo e n España, Ita l i a y Alemania, me parece.
Para que empezaran a conseguir gente de buenos antecedentes
y que vi nieran a traba¡a r e n l as actividades que necesita Co lo m b i a .
Esas com isiones a l ca n za ron a traba ¡ a r dos otres m eses; después d e l 1 O
90 El Proceso Penal de Rojas Pinil lo

de mayo fueron suprimidas com p letamente, y contin ú a e n p i e el pro­


b l em a de l a i n m i gración.
Viene ya y nos vamos acerca ndo al 1 O de mayo, u n ión de las
o l i g arqu ías contra e l Gobierno, al regresa r ·O Colombia el ex Presi­
dente Llera s Cama rgo, después de l a rgos a ños de ausencia; desde
un p rincipio dejó ver su amb ición de volver a la Presidencia y re­
cuperar el poder para el l ibera l ismo, a provecha ndo l a s garantías
efectivas que e l Gobierno otorgaba a todos l os ciudada nos.
Con una h a b i liosa campaña consiguió e l apoyo de jefes l ibe­
r a l es, y sin esfuerzo a l g uno puso a su servicio a S u E m inencia e l
Card e n a l Luque.
Dejando a un lado el amor p ropio y org u l l o natura·/ en ·las per
sonas, les pidió, fué y h a b ló con e l doctor Gómez, prometió respe­
tar sus p u ntos de vida y sus orienta ciones p a r a tumbar a l usurpa­
dor, a justa rle las cuentas a l a Jerarquía Eclesiástica y demostrarle
a s u i rreconciliable ·e nemigo Ospi na Pérez, (está hab lando del doctor
Gómez), que no obstante de ignom i n iosa . . . con seis mil dólares men­
suales, continuaba o c a ud i l lando a l conservatismo y m a n d a ndo e n
l o s destinos del pa ís; l u é g o habló c o n e l doctor Osp i n a Pérez y
otros prestigiosos conservadores les aseg u ró q ue, caído e/ tirano, se
conseguiría el conservador .q ue e l los ind icara n para ocu par la Pre­
sidencia y tomó como mascar ón de prueba al eminente y conocido
hombre p ú b l ico G u i l lermo León V a l e n cia, para librar con él las pri­
meras batal·las y adormecer l a i n qu ietud que pudiera desperta r l a pér­
d ida del poder en el conservatismo. La debilidad política del doc­
tor Lleras (amargo es una cosa que no se puede negar. Aquí, como
decía yo, resultó sin razón e l ada·g io de que "el d i a b l o sabe más
por viejo que por d i ab l o".
Organ izados los pla nes en p l a n de ataq ue, fue fáci l conven­
cer a los cap ita l istas de que sus bienes esta ba n e n i n m i nente peli­
gro por la política soc i a l q u e se venía adela nta ndo y los reiterado-;
propósitos de hacer un g obierno d el pueblo, para e l p u e b l o y por
el p uebl o, sin a p a rtarse u na Hnea de la d octrina social de la I g l e­
sia Católica. El l l a mado Frente Civil trabajó por todos los medios
a fin de traerse al pueblo, pero fracasó tristemente a nte la despec­
tiva i n difere n cia de los trabaj-a dores, que por primera vez d isfru­
taban de verda deras gara ntías, l ibres por com pleto de la exp lo­
tación política, e n vida fraternal con los supuestos adversa rios del
partido contra ri-o y e n franca recuperación d e la ·l ibertad y de los
derechos de que h a b l a n la Constitución y las leyes de l a República .
Debe recordarse que cuando el Gerente y la J u nta Directiva d e
u n a empresa cerraban los t a l leres, los obreros s e d i rigía n a m í m a ­
n ifesta ndo que volverían a l trabajo cuando e l Gobierno lo d isp·u­
siera. En cua nto a l cierre de la Banca; fue la locu ra, porq u e ·l os me ..
ritorios ci-udadanos q u e .f om a ba n las ju ntas d irectivas se habían colo-
El Proceso Penal de Rojas Pinillo 91

cado l ibremente bajo las sanciones del Cód i go Pen a l . La autoridad


se vio obligada a defender ·l os e dificios y sus propias perso n a s con­
tra la justa furia popu l a r, por la retención de ahorros y cuentas -co­
rrientes, con fría p remeditac ión y violación d€ la ley.
Aquí se puede recordar perfectamente, cuando se cerrawn, me
parece, q u e J 5 o 16 fábricas en Bogotá, que los d irigentes obreros
de esas fábricas pidieron aud iencia ol Presidente de la República
y le manifest·a ron que l os obreros volverían a l a s fábricas i nmedia­
tamente que el Presidente l o d ijera.
Con relación a las fábricas que se cerraron e n MedeiHn, la pren­
sa publ icó u n m emorial, con m á s de 1 O o 1 5.000 firmas de obreros,
d iciendo exactamente la m isma cosa. -E s decir, e l puebl.o , los tra­
b ajadores, estaban del l a d o del Gobierno.
Para enemistarme con los Estados U n idos y conseguir que su
prensa arreciara sus ataques contra m i Gobierno, se util izaba n vin­
culaciones para p ropa l a r l a especie d e que yo constituía u n pe­
l ig ro p ara las buenas rel aciones entre los dos p a íses, explotando
aviesamente m i no asistencia a l a ·reu n ió n d e . Presidentes e n Panamá,
mi actitud frente a l protestantismo y m i sol icitud de que fuera cam­
biado el Embajador a mericano en Bogotá, actitudes suficientemente
justificadas, porque lo Asamblea P a n a meña a probó u n a protesto
contra m i Gobierno, con clara i ntervención en los asuntos internos
de otra Nación. Porque soy catól i co convencido y porque e l Emba­
jador asistía a comi das y reuniones a ntigobiernistas, con g rav e per­
juicio para el esfuerzo q u e hacía p or un mayor a cercamiento e ntre
las dos Naciones y por contrar restar la pro p a·g ando comu nista. A
tales i nformaciones, s i n embargo, no les di importa ncia, porque e x is­
tían pruebas suficientes de mi a mistad' con un país donde estudié
y viví.
La contribución de Colombia pam la guerra· e n Corea y la vi­
gilancia internacion a l d e l Canal de Suez se d ebió a m i s gestiones,
y no hay un sol o caso d u ra nte mi Gobierno en que las representa­
ciones colombia nos en las conferencias i nternaciona les hubieran i n ­
tervenido e n contra d e l o s intereses d e l .m u n d o occidental o d e ·I·OS
Estados U n idos en p a rticu l a r. Como puede a p reciarse ahora, el pl a n
s e d esarro l ló y s e -cumplió a caba lidad. Y e l señor Lleras a l canzó su
objetivo en las elecciones del 4 de mayo, a n te el justo regocijo del .J i­
bera l ismo, a nte e l estup o r y apa rente conformidad de l a I g l esia,
a nte la sum isión y espera nza de los jefes conservadores p residen­
dab les, pero también a nte l a i n d ignación d e las m asas conservadoras,
q u e fuer·on miserab l em ente engaña dos.
-Este asunto de la i ntervención del Embajador a mericonno, me
parece ·que era Mr. Thomson, e n los asu ntos i nternos del país, es
u n a cosa q ue no se podía ·a ceptar no solament e por el Gobierno
sino por los colom bianos.
92 El Proceso Penal de Rojas Pinillo

Yo t u ve l a gentileza y el c u i d a do con e l Embajador Bonsa l de


i nvitarlo a todas esas m anifestaciones, todos esos recorridos que
h ice a todo lo l argo y a ncho del país; era mi i nvitado especia·! para
que él pudiera palpar l a forma como el p uebl o recib ía a l P residente
y la aversión del pueblo por los pol íticos. Ta l vez él me acompañó
a d iferentes sitios; recuerdo m i visita a Armero , a l lá estuvo presente
e l E m ba jador americano, él pudo a preciar la ma nera como l os toli­
menses recibieron t u m ultuosamente a·l Presidente; era una visita q ue
me i n teresaba a m í m u cho porque recordaba que el 9 d e abril ese
m ismo p ueblo h a b ía asesinado a l cura párroco, e l Padre Ram írez,
me parece q u e era el a pel l ido de é l , y pude comproba r en la visita
que h ice a Armero que e l pueblo casi n o dejeba h a bl a r al n u evo
párroco, al Padre Fernández; creo que todavía está; ta l vez h u bo
a ctuaciones d iferentes, pero d e todas m aneras ese pueblo q u e co­
metió todos esos atropellos el 9 de abril, era un pueblo totalmente
tra nsformado, entrega d o a ·s u tra bajo, que respetab<J since ra mente
y ostentosamente, como e n esa m a n i festación, a las a utoridades ecle­
siásticas y civiles.

S i n embargo, segú n me h ab ía n i nformado a m í, E l Embajador


a mericano informaba a l os 'Estados U n idos, a l Departamento de Es­
tado, que el pueb lo estab a en contra del Gobierno, yo supe después.
Y comprendí que p a ra conservar las b uenas relaciones con los Esta­
dos U n i dos era necesario q ue nos cambiaran el Embaj<J dor. Esto in­
d u d a bl emente era u n a cosa sumam e nte g rave, y era J.a p ri mera vez
q u e se prese ntaba en l a vida d e Colombia, que Colombia pid iera
el cambio de·l Embajador america no, y n a da menos que americano;
l a prensa p u b l icó a l g u n as fotografías e n que e l Embajador a sistía a
comidas c l aramente a ntigobiernistas, e n d o n d e se ech a b a n abajas a l
Gobierno. Ta l vez a él [ o l leva b a n e ngañándolo, pero de todas m a ­
n eras é l aparecía e n esas fotografías, y a nte l a opinió n p ú b l ica in­
ternacio n a l se veía o a go recía el E mb aj a dor interfiriendo los asu n ­
tos del Gobierno o i ntervi n iendo l o s asu ntos i nt-e rnos d e Colombia.
Por esa rozón yo solicité por los con d uctos regulares, por los conduc­
t-os n orma les, al Gobierno a mericano que se cambiar<J al Embajador
Bok c h ner .. Un trabajo d ifíci l, pues e l Embaja dor colombiano e n Was­
h ington no h a b ía obten ido n i n g ú n resu ltado, y hubo n ecesidad, cuan­
do a q u e l l a reu nión de l-os ·envia·dos especia les del Presidente para
asu ntos económicos, que yo recomendara de ma nera especial a·l
contra a l m irante . Piedra h íta, quien viajó a los Estados U n idos como re·
comen da do d e l Presidente d e la Repúbl ica, q u e h a bl a ra p erso n a l ­
m e nte c o n e l P residente fisenhower. E l V icea·l m i ra nte Pied rah íta h a ·
b l ó c o n e l G eneral E isenhower, y a s í se obtuvo e l cambio d e l E m ­
b a jador. Claro que esto produjo u na gran reacción e n l a prensa
america n<J.
El Proceso Penal de Rojas Pinil lo 93

Igual mente se explotó m ucho l a cuestión de l a no asistencia


del Genera l Rojas, Presidente de Col ombia, a l a reunión de P a n a m á,
pero h a b ía razones poderosas para no asist i r a Pa namá. A m i me
dio m u ch a pena d ar le u na negativa a l enviado especia,l del Pres�
dente Eisenhower para que fuera a esa reunión. Sin lugar a dudas
l a persona q u e más interesaba a los Estados U n idos que asistiera
era el Presidente de Colombia, por ese viejo pleito, ,qu e m uchos h a n
olvidado y a , de l a separación d e Pana má; y y o no f u i , e l Presidente
de Colombia no podía i r, porque la Asa m blea Constituyente o l a
Asamblea de Pa namá, que seg ú n entiendo e s lo m ismo q u e e l Con­
g reso aquí, había a probado una p roposición o una moción de cen­
sura al Presidente Rojas Pin i l lo . Además, hubo muchas sol icitudes
que l legaban de los d iferentes Departa mentos para que el Presiden­
te no asistiera a esa reunión.
Luégo, ha blando sobre l a violencia, e l partido l ibera l gozó de
plenas g arantías ciud ada n as, ejerció sus d e rechos y vio respetada
su honra y bienes, gara ntía a bsol uta que ni siqu iera l e había n otor­
gado los m ismos gobiernos l ib era les, una po l ítica de convivencia tan
completa y franca fue pau,latinamente terminando con l a violencia
en cam pos y ciuda des, primero por e l regreso a sus hogares de los
guerr i l l eros y bandoleros que, arrepentidos, enca uzaron sus vidas
cristiana mente, y luégo por e l a n iq u i l a m i ento de los centros subver­
sivos comun istas, quedando tan sólo en el Departa mento del To l i m a
y regiones que l imita n c o n '8 1 H u i l a y u nos pocos aislados que para
el 1 O d e m ayo habían m a n ifestad o su volu nta d de · vivir en paz. Su
rendición o entrega co11,stituía, sin emba rgo, un delicado problema,
porque ta les ma l hechores eran responsab les de crímenes atroces co­
mo decapitar y q u e m a r vivos a centenares d e campesinos conserva­
dores sin respetar e d a d ni sexos, pues lo mismo caían los a ncianos
que los niños recién nacidos; implacablem ente cumplían la maca­
bro consigna de 'exter m inar por completo o'l conservatismo en ese
Depa rta mento. Las Fuerzas Armadas, con gran valor y perseveran­
cia e i nsufrib les privaciones y permanentes sacrificios, entrecha ro n
e l círcul o que finalmente se cerró e n l os ú ltimos reductos de barba­
rie, pagando con l a vida mucho.s de sus miembros ,la pacificación
del Departamento y de toda l a Nación, a cambio de escarnios y a ­
tropel los y horren d a i n g ratitud .
A l g u nos periodistas sol icitaron a utorización para publicar los
i nformes sobre tan h orrib l e masacre conservadora, pero tal publi­
cación era i nconvenientemente porque h ubiera despertado terrib les
represa lias e i mpedido la reconc i l iación naciona l , q u e ya se vis­
l u m braba merced a las virtudes de nuestros oficia les, su b-oficia les
y sold a dos. Solamente Su E m i nencia el Carden a l recibía metódica­
mente de p a lacio las i nforma ciones comp l etas, con l a súpl ica de
que pusiera su a lta d i g n idad a l servicio d e l a fraternidad e infl uyera
94 El Proceso Penal de Rojas Pinillo

a través de los demás Prelados p a ra que el sacerdocio emp re n d iera


una cruzada d e ·conviven ci a y rogara a D ios en sus oraciones por la
buena suerte de l os campesi n os conservadores.
Como p udo d emostrarse, y me refería a los se ñores Senadores,
se logró la pacificación del Tolima, a unque los ú ltimos focos no h abí­
a n entregado las a rm as, se h a b ía l legado a un acuerdo, una esp e­
tie de pacto entre caba l leros, y que se iban a entregar l as a rmas, con
l a condición de que respeta ran sus vidas y ayudaran para que se
revivieran· económica mente. Esos i n d ividuos, después del l O d e ma­
yo, volvieron con l a violencia, y creo q u e están todavía; e l los no en­
tregaron sus a rmas.
Parece, ·señor Presidente, que pasaron las cuatro h oras. Mucha�
g racias, señor Presidente.
Habla e l doctor Manotas:
-Queda citado paro m a ñana a ·l as cuatro de la tarde.

(Co,ntinuaró}

ESTACI O N O M ETROS

E l Municipio de Medel l ín está ins'talondo a ctua l mente en l a


ciudad n uevos es�acionómetros c .:> n u na capacidad hast·a de CINCO
(5) H ORAS, los cua les funcionan de acuerdo con las instrucciones
q u e ·a.p arecen en los m ismos aparatos'.

Con e·ste nuevo servicio más ·a m p l io, se busca proporcion arle


mayores fa dlidades de esta'Cion a m iento para su vehícul o y a de m ás',
evitar l e todas las molestias posib les. Por consiguiente, Ud. debe cum­
plir exact-a mente ta les i nstrucciones y depositar rigu rosom en�e los
va lores correspond'i·entes. De no hacerlo así se h a rá a creedor a las
sanciones vigentes o l respecto, las cua l es seró n aplicadas d e m-anera
inflex ib les a todos los infractor·es.

OFICINA DE IMPUESTOS MUNICIPALES

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