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Travessera de Gràcia, 17-21
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Advertencia
La enfermería es un área en constante evolución. Aunque deben seguirse unas precau-
ciones de seguridad estándar, a medida que aumenten nuestros conocimientos gracias
a la investigación básica y clínica habrá que introducir cambios en los tratamientos y
en los fármacos. En consecuencia, se recomienda a los lectores que analicen los úl-
timos datos aportados por los fabricantes sobre cada fármaco para comprobar las
dosis recomendadas, la vía y duración de la administración y las contraindicaciones.
Es responsabilidad ineludible del médico determinar las dosis y el tratamiento más
indicados para cada paciente, en función de su experiencia y del conocimiento de cada
caso concreto. Ni los editores ni los directores asumen responsabilidad alguna por los
daños que pudieran generarse a personas o propiedades como consecuencia del contenido
de esta obra.
El Editor
Presentación de la colección
Cuidados de Salud Avanzados
vii
Introducción
Por ser como somos, vivir donde vivimos, las cosas que nos suceden,
nuestra salud se fortalece o paga las consecuencias.
ix
x INTRODUCCIÓN
xiii
xiv COLABORADORES
1
Una aproximación al cuidado
como valor social
Genoveva Granados Gámez
INTRODUCCIÓN
No se pone en duda que el ser humano necesita los cuidados para vivir.
Cuidar para mantener y promover la vida en las mejores condiciones posi-
bles rebasa con mucho los aspectos biológicos, psicológicos y sociales; es
algo que se fundamenta y está impregnado de profundas bases filosóficas.
La interacción entre los componentes que participan en el cuidar (en cada
situación y estado de salud) convierte a los cuidados en una función com-
pleja y multidimensional, de tal forma que los profesionales de la salud
hacen del cuidar su objeto de estudio.
En este capítulo se tratan los conceptos del cuidado desde la perspectiva
psicosocial, de manera que se aborda como un hecho social y humano y
como tal actividad, sometida a las reglas que regulan las creencias y valores
socioculturales. Se recogen las claves en torno a las que se circunscriben
los determinantes psicosociales del cuidado para poder conocerlos e inter-
pretarlos, como única manera de aproximarnos al concepto integral del
cuidado. Se realiza una aproximación a las teorías explicativas que han sido
utilizadas como marco referencial en los estudios del cuidado profesional,
entendidas no como un fin en sí mismas, sino como el instrumento para
llegar al conocimiento. Y se identifica la capacidad científica como com-
ponente de alto valor para el avance del conocimiento en el cuidado de la
vida y su repercusión en el acto de cuidar, de acuerdo a las necesidades
de las personas que componen la comunidad humana y en concordancia
con las preferencias y creencias de la diversidad cultural de sus gentes.
Se concluye analizando el papel que juegan las investigaciones como
base y motor impulsor del desarrollo del cuidado y se explica cómo la
disciplina enfermera debe utilizar estrategias que permitan avanzar en el
conocimiento del cuidado socialmente competente.
LEGISLACIÓN Y NORMATIVAS
Las normas sociales académicas que la enfermería española ha tenido
hasta hace poco le han impedido avanzar en el conocimiento del cuidado.
Sin embargo, en la última década se había registrado un aumento del
financiamiento para la salud y la investigación sanitaria, se había prestado
mayor atención a la investigación sobre sistemas de salud y políticas y
prácticas basadas en datos científicos, y se había tomado conciencia acerca
de la formación de enfermería como pilar fundamental en los equipos de
salud. Esta evolución abría las puertas a la profesión de enfermería, he-
cho que se consolidó con el desarrollo de la legislación de las enseñanzas
presentan contradictorios. Por otro lado, lo que podría ser una oportunidad
de solidaridad en el intercambio de la información puede contribuir al
aumento del enriquecimiento de las multinacionales, que pretenden con-
trolar los modos de cubrir las necesidades básicas de la población a ins-
tancias planetarias. Esto exige por parte de los profesionales de la salud
adquirir conocimiento sobre los indicadores que ayudan a identificar la
calidad de las páginas que contienen información sobre el cuidado de
la salud. Igualmente, los profesionales pueden aprovechar las redes socia-
les que se constituyen a través de estos medios para obtener información
sobre la necesidad de la población en materia de salud. La identificación
y el conocimiento de las características de la red social de una persona da
información sobre quién se encuentra dentro de la red, la frecuencia de
las interacciones, su duración y la naturaleza de su contenido, entre otros
aspectos. Con todo, ante tal diversidad de información accesible a la po-
blación en general, el profesional de la salud debe actuar como experto en
cuidados con capacidad de negociar con el paciente, desde la autonomía
y su realidad, acerca de lo que se debe y no se debe hacer referente al
cuidado, en cada estado y situación.
Desde la filosofía antigua, en la que el mito del cuidar tuvo gran re-
levancia, la evolución del término ha quedado recogida de manera es-
pecial en la literatura especializada, la filosofía, la psicología, la ética
y la enfermería; se ha definido e interpretado el sentido de qué es cuidar y
10 APLICACIÓN DE LAS CIENCIAS PSICOSOCIALES AL ÁMBITO DEL CUIDAR
CUADRO 1-1
FIGURA 1-1 Modelo de interacción funcional que muestra las posibles interacciones que
determinan el modo de cuidarse y de ser cuidado.
AUTOEVALUACI Ó N
1. Desde la perspectiva psicosocial se entiende que:
a. El cuidado es un hecho social y humano, sometido a las reglas que
regulan los valores socioculturales.
b. El cuidado es la actividad que se dirige a recuperar la salud.
c. La experiencia psicológica del cuidar no debe ser relevante para
comprender a la personas.
d. La evolución del cuidado profesional es el resultado de la experiencia
en la práctica con la gente.
e. En el acto de cuidar se identifican los aspectos afectivo y
comportamental, no evidenciándose el cognitivo.
2. Los factores psicosociales que en la actualidad se pueden considerar
determinantes básicos en el modo de cuidar son:
a. La Ley General de Sanidad, el Decreto de Cartera de Servicios y
la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Protección de la
Dependencia.
b. La evolución en la teoría y la práctica del cuidado y los cambios
científicos.
c. Los factores interactivos resultado de nuevas expresiones en la
estructura del sistema de salud.
d. La legislación y las normativas promulgadas, los cambios en las redes
sociales y los cambios de valores y creencias.
e. La institucionalización del sistema de salud, el sistema de salud
comunitario.
3. Bajo el modelo de Juliene Lipson (2000), el cuidado competente atiende/
incorpora:
a. El contexto, el componente objetivo y el componente subjetivo.
b. La dimensión hereditaria de la diversidad cultural y el contexto.
c. El contexto, la conciencia cultural y la dispensación de cuidados.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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C A P Í T U L O
2
Comunicación y relación
en el ámbito del cuidar
José Manuel Hernández Padilla
y Genoveva Granados Gámez
INTRODUCCIÓN
CONCEPTOS
De este modo, la emisión de una respuesta por parte del receptor pri-
mario da lugar a que el emisor primario se convierta, también, en sujeto
receptor, pudiendo comprobar mediante la descodificación e interpreta-
ción del mensaje emitido en forma de respuesta el impacto que su primer
mensaje tuvo sobre su interlocutor.
No hay duda de que, si existe una característica básica común a cual-
quier comportamiento o conducta humana, esa es la imposibilidad total
de la ausencia de comportamiento. En este sentido, resulta interesante
detenerse a pensar cómo cualquier conducta humana puede ser conside-
rada el punto originario de una interacción interpersonal, en cuanto que
todo comportamiento conlleva la emisión involuntaria de un estímulo
con información codificada en forma de mensaje sobre aspectos con-
cretos de dicha conducta. De manera que si pensamos que es imposible
no comportarse y que cada comportamiento humano lleva aparejada la
emisión de un mensaje con información sobre sí mismo, se podría decir
que, para la naturaleza humana, es imposible no comunicarse (fig. 2-1)
(Watzlawick et al., 2000).
Como podría extraerse de lo afirmado hasta el momento, una de
las claves que permite definir la comunicación interpersonal como
un proceso relacional reside en el hecho de que todo comportamiento
humano no solo lleva asociada la emisión de un mensaje informativo
sobre él mismo, sino que también posee un impacto a nivel conductual
en el sujeto receptor en la medida en que cambia la realidad de este. En
esta línea de pensamiento, resulta vital tener siempre presente que todo
acto comunicativo humano posee un aspecto de contenido y un aspecto
de relación. Así, mientras el primero transmite la información sobre una
conducta concreta (aspecto referencial de la comunicación), el segundo
transmite la información sobre el impacto que la comunicación de esa
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TIPOS DE COMUNICACIÓN-RELACIÓN
Como hemos visto hasta ahora, la comunicación humana es un acto de
relación. Es la posibilidad de alterar la naturaleza de una entidad como
resultado de su respuesta a la percepción e interpretación de los mensajes
derivados de determinadas conductas. A este nivel interpretativo, sería
posible hablar de dos tipos de comunicación en función de las entidades
participantes en dicha relación comunicativa.
Por un lado, se dice que la comunicación interpersonal es aquella que se
caracteriza porque la presencia de actos expresivos llevados a cabo por un
individuo es secundada por una percepción (consciente o inconsciente)
de tales acciones expresivas por parte de otro individuo que, a su vez,
es observado como perceptor. Mientras, por otro lado, se entiende que
la comunicación intrapersonal es aquella que sucede «dentro» del propio
individuo. Se trata de un tipo de comunicación que depende, única y
exclusivamente, de la capacidad que una persona posea para establecer
un diálogo, generalmente autocrítico, con su propio self (v. más adelante
«Relación enfermero-self» en el apartado «Las relaciones en el ámbito del
cuidar»). La efectividad de ambos tipos de comunicación radica en la
adquisición de sólidas destrezas que permitan garantizar la calidad de
dichos encuentros comunicativos.
HABILIDADES DE COMUNICACIÓN-RELACIÓN
Al contrario de lo que pudiera creerse en un principio, las habilidades
de comunicación se resumen de manera muy sencilla, directa y fácil de
entender en dos grandes destrezas orientadas, fundamentalmente, a evitar
los errores en la interpretación de los mensajes. Para comunicarse efecti-
vamente, todo se reduce a saber cómo emitir y cómo recibir de manera
adecuada, completa y pertinente un estímulo comunicativo codificado en
forma de mensaje.
2. Comunicación y relación en el ámbito del cuidar 23
que, en el plano del contenido, el mensaje es completo, pero ¿qué pasa con
los sentimientos? Resulta evidente que el paciente no hace manifestación
alguna de sus sentimientos respecto a la situación mencionada. Sin duda,
el usuario debería incorporar a ese mensaje información acerca de cómo se
siente ante el hecho de que su familia no vaya a visitarlo. Así, por ejemplo,
podría decir: «Me siento decepcionado», permitiendo que, de este modo,
su interlocutor pueda comprender cómo vive él, como individuo, el que su
familia no lo visite.
Una vez exteriorizados de manera clara el contenido y el sentimiento
del mensaje, solo faltaría revelar manifiestamente la demanda. En la mayoría
de los casos, cuando los individuos se involucran en un acto comunicativo
suelen desear algo de forma implícita. Sin embargo, solamente manifes-
tando cuál es la demanda de forma explícita se logrará que el receptor
comprenda qué se pretende comunicar. Como ya se ha mencionado con
24 APLICACIÓN DE LAS CIENCIAS PSICOSOCIALES AL ÁMBITO DEL CUIDAR
ESTILOS DE COMUNICACIÓN-RELACIÓN
A la hora de aprender a comunicarnos y a relacionarnos de manera
eficaz, resulta conveniente saber que, en función del uso, o desuso, que
hagamos de las habilidades comunicativas, causaremos una impresión
u otra en nuestros interlocutores. Conocer cuáles son los cinco estilos
comunicativos universales (Satir, 2005), así como entender cuál es la re-
lación que estos guardan con las habilidades comunicativas citadas en el
apartado anterior, permite a los profesionales enfermeros ser conscientes
de la enorme importancia que una comunicación eficaz posee sobre la
calidad del cuidado ofrecido. En esta línea, se entienden los diferentes es-
tilos comunicativos del siguiente modo:
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RELACIÓN ENFERMERO-USUARIO
En general, se entiende que una relación eficaz entre el enfermero y su
paciente constituye un marcador de calidad dentro de la asistencia sanitaria.
La relación enfermero-usuario envuelve completamente a ambos dentro
del proceso de cuidar y es vista como un pilar fundamental dentro de la
enfermería como profesión, debido a que solo a través de esta relación es
cuando el enfermero puede vivenciar las verdaderas cualidades que definen
su identidad profesional.
El hecho de que cada sujeto tenga una perspectiva individual de su
propia experiencia implica que el trabajo de la enfermería está inexora-
blemente definido por esa visión subjetiva del mundo del cuidado que
convierte la relación enfermero-usuario en un complejo proceso, en el
que se requiere que los profesionales sean capaces de comprender los
significados simbólicos que los usuarios atribuyen a sus experiencias de
estar enfermos.
Se dice que la relación enfermero-usuario resulta relevante en la identi-
ficación de los problemas de los pacientes, en el uso que estos hacen de los
servicios sanitarios y en la adopción, por su parte, de conductas promotoras
de salud. Por ello, partiendo de la base de que el profesional de enfermería
es quien convive de cerca con el paciente y su familia, y dado que estos
se encuentran en una situación de crisis provocada por la angustia que
2. Comunicación y relación en el ámbito del cuidar 29
MARCO REFERENCIAL DE LA
COMUNICACIÓN-RELACIÓN HUMANA COMO PILAR
FUNDAMENTAL EN LOS CUIDADOS DE ENFERMERÍA
CONSIDERACIONES FINALES
AUTOEVALUACIÓ N
1. Todo acto comunicativo humano incluye aspectos:
a. Sentimentales y de demanda.
b. De contenido y sentimentales.
c. Conativos y referenciales.
d. Las respuestas a y c son correctas.
e. Todas las anteriores.
2. A la hora de emitir un mensaje como profesionales de enfermería es cierto
que:
a. Solo se debe expresar el contenido y la demanda asociados al mensaje.
b. Se deben ocultar los sentimientos personales para resultar objetivos.
c. No se debe incluir una petición de manera explícita en el mensaje.
d. Se debe clarificar el contenido, el sentimiento y la demanda del
mensaje de forma explícita.
e. Las respuestas b y c son ciertas.
3. La capacidad de mostrarse auténtico a la hora de comunicarse requiere:
a. Decir la verdad tal cual es, aunque pueda resultar dañina.
b. Evitar, en la medida de lo posible, el uso de eufemismos.
c. A veces, ser un poco brusco o imprudente.
d. Las respuestas a, b y c son correctas.
e. Todas son incorrectas.
4. La adopción de un estilo comunicativo calculador se debe a:
a. La falta de autenticidad.
b. La incapacidad de escuchar activamente, de empatizar o de mostrar
respeto por el interlocutor.
c. La falta de habilidades de escucha activa, de respeto y de inmediatez.
d. La incapacidad para emitir mensajes en los que se exprese no solo el
contenido, sino también los sentimientos y las demandas individuales.
e. Las respuestas a y d son correctas.
5. Las relaciones interprofesionales dentro del equipo de salud deben ir
dirigidas a garantizar:
a. La colaboración, la confianza y el respeto de todos sus miembros.
b. La minimización de la diversidad dentro del grupo.
c. La toma de conciencia plena de la realidad desde un punto de vista
individual.
d. Las respuestas a, b y c son correctas.
e. Las respuestas a y c son correctas.
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C A P Í T U L O
3
Conductas en la pérdida de salud
y estrategias de cuidados
Genoveva Granados Gámez
y Anabel Corral Granados
INTRODUCCIÓN
CONDUCTAS EN SITUACIONES
DE AMENAZA DE LA VIDA
TRASTORNO/ENFERMEDAD GRAVE
En la respuesta humana a las situaciones de pérdida grave de salud
participan aspectos biológicos, psicológicos y sociales. A nivel psicológico
se activa la respuesta emocional de ansiedad, que se adelanta en la mayoría
de las ocasiones, para hacer frente al peligro de pérdida vital. Esta emoción
suele ir cambiando a medida que la persona encuentra significado a su
situación de pérdida de salud, a la vez que es amortiguada por el apoyo
familiar y el de su red sociolaboral. Otra de las respuestas informadas por
el paciente es el sentimiento de falta de control, de miedo, y la necesidad
de saber lo que está pasando en cada momento en un ambiente asistencial
46 APLICACIÓN DE LAS CIENCIAS PSICOSOCIALES AL ÁMBITO DEL CUIDAR
CATÁSTROFES
Una catástrofe puede ser considerada como un desastre de grandes
proporciones, en la que, además de heridos graves, puede haber diferentes
niveles en cuanto a pérdida de vidas humanas, materiales, económicas y
de destrucción del medio ambiente.
Benyakar (2003) define el comportamiento adaptado de las personas a una
situación traumática (aquella que irrumpe en el psiquismo y produce re-
acciones que alteran la capacidad integradora y de elaboración) como aquel
comportamiento que resulta de evaluar de manera justa el peligro, calcular
las consecuencias de las decisiones que se adoptarían, tomar las que resulten
apropiadas y llevarlas a cabo de manera eficaz. En oposición, entiende el
comportamiento inadaptado como aquel que se manifiesta por reacciones
emocionales efímeras, reacciones neuróticas y reacciones psicóticas. A
su vez, estas reacciones pueden clasificarse en individuales y colectivas.
Estas últimas suelen ser poco frecuentes y normalmente solo se producen
en situaciones de escasa integración social y organización comunitaria
(reacciones de pánico colectivo).
Entre las fases de respuesta individual a la catástrofe se encuentran las
siguientes:
• De choque, anestesia o bloqueo afectivo/agitación o manifestaciones
de dolor intenso. Con grados moderados de confusión, se caracteriza
por obnubilación, desorientación espaciotemporal e inhibición motriz.
Algunas personas cursan con hiperalerta.
3. Conductas en la pérdida de salud y estrategias de cuidados 47
TABLA 3-1 Factores que determinan la recuperación de las personas en los desastres
y sus efectos
Naturaleza del evento Expresiones de:
Natural - Ansiedad, impotencia y
desesperanza; se culpabiliza
a la administración
(profesionales, funcionarios)
Inducido por el hombre - Ansiedad e indignación,
culpabilizándose a los
responsables
Estado de salud previo Población vulnerable: Manifestaciones
y nivel de desarrollo - Enfermos y ancianos psicopatológicas relacionadas
- Niños con la historia de:
- Experiencias traumáticas,
enfermedades previas
(trastornos de ansiedad,
psicosis, depresión, etc.) y
estados actuales de crisis
- Regresiones a estadios
anteriores del desarrollo
- Trauma psicológico
Grado de Ausencia de referentes y Comportamientos de:
desestructuración pérdidas de recursos: Inseguridad sobre el futuro:
de la vida cotidiana - Sociales y económicos - Trabajo, hábitat, vivienda,
- De personas amigos, familia. Separaciones
afectivas
Inestabilidad por:
- Desconocimiento del futuro
- Desplazamientos forzosos
- Dificultades económicas
Duelo por:
- Muerte o desaparición de
familiares y amigos
- Amputaciones corporales
- Riesgo vital del individuo y
seres queridos
Nivel de participación Profesionales Manifestaciones de estrés por
Líderes comunitarios exposición a:
La destrucción del desastre y de
las víctimas
La presión por aliviar a los
demás
Presencia de medios de
comunicación
Apoyo social Familia Actuaciones que ayudan a:
Profesionales y sociedad Validar y reconocer la
experiencia traumática de
las personas, entenderla y
darle un significado, evitando
alteraciones psicopatológicas
a corto y largo plazo
3. Conductas en la pérdida de salud y estrategias de cuidados 49
INTERVENCIONES EN SITUACIONES
DE AMENAZA DE LA VIDA
SITUACIÓN DE GRAVEDAD/CRÍTICA
Se considera situación crítica a la persona con problemas de salud cuyo
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CATÁSTROFE
La primera ayuda tras una catástrofe pretende evitar la mortalidad, utili-
zando los recursos sociosanitarios de urgencia. En los primeros momentos
de apoyo, denominados de primeros auxilios, se intenta estabilizar el fun-
cionamiento psíquico (desorganización transitoria cognitiva y emocional) de
la persona, que deberá articular en su psiquismo lo sucedido. El profesional
realizará una función mediatizadora, si es necesaria, en este proceso:
• En el primer contacto psicológico hay que ayudarle en la legitimación de
sus sentimientos, a veces contradictorios y ambivalentes.
• Examinar las dimensiones del problema, discriminando lo que debe
atenderse de inmediato, y considerando los pensamientos que se
hagan presentes, sean sobre hechos del pasado o actuales, con el fin
de prevenir complicaciones futuras. No se debe intentar modificar la
conducta defensiva que se expresa durante esta fase.
• Ayudar en las acciones concretas sobre las áreas emotivas, neuróticas,
psicóticas, etc., utilizando técnicas apropiadas para cada paciente, en
función de las capacidades de la persona. También atendiendo a las
personas que se sienten preocupadas ante la ausencia, en ellas, de
las reacciones y respuestas emocionales que son características en
estas situaciones de sufrimiento y pérdida.
• Realizar un seguimiento. Tal y como se recoge en la experiencia tras
el atentado del 11 M (Hillers y Rey, 2006), la atención a domicilio los
días siguientes a la tragedia se suele centrar en resolver los ataques de
pánico y las crisis de angustia.
A medida que se aleja el momento del suceso, la atención se focaliza
en la evolución de los tratamientos, la detección de respuestas tardías y
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
con la gente le sirve para estar mejor, etc. Es importante que pueda
volver a tener en su vida controlabilidad y predictibilidad (que
ella decida qué hacer y qué no, y cuándo). Hay que ayudarle a
identificar los resultados de su conducta, porque parte del síndrome
de indefensión consiste en la dificultad para volver a aprender la
relación conducta/resultados.
• Hay que recordar que en este estado las metas suelen permanecer
relativamente inalteradas y lo que suele disminuir es la estimación
de la probabilidad de lograrlas; ahí es donde podemos ayudar
(acompañando los primeros pasos, haciendo ver los avances
conseguidos por la persona, induciendo expectativas).
• También hay que entender que las reacciones de la persona dependen
de la controlabilidad y predictibilidad percibidas, no de las reales: se
entenderá mejor a la persona si se entiende cómo ella está percibiendo
el mundo.
Cabe señalar aquí que las situaciones de pérdida de salud de los pacien-
tes no suelen producir el mismo costo en términos psicológicos en todos
los profesionales, y que este no depende del estado de gravedad de los
pacientes que se cuidan. La variedad de respuestas encontradas se relaciona
con el equilibrio conseguido entre la identificación como profesional (em-
patía, apoyo, etc.) necesaria para cuidar y las variables personales, sociales
y contextuales donde se realiza el cuidado.
primer caso sería el enfermero que responde con taquicardia cada vez que
escucha un sonido metálico, tras haber asociado ese sonido al choque de
una cama de metal ocupada con un paciente grave contra la puerta
de urgencias, y del segundo caso sería el paciente que toca el timbre con
mayor frecuencia cada vez que determinado enfermero está de turno,
porque este refuerza, sin más, sus demandas. También se emplean los
procesos del aprendizaje cognitivo, que se basan en el principio de que
toda conducta está mediada por la cognición. Todos los modelos com-
parten la idea de que la conducta considerada anormal se aprende del
mismo modo que cualquier otra conducta.
Los enfoques cognitivo-conductuales presentan una elevada variedad
de estrategias de intervención que solo en casos muy excepcionales se
aplican de manera aislada. La combinación entre varias ha dado lugar a los
programas de intervención multicomponente o multimodales, que ofrecen
la ventaja de conseguir aumentar el tiempo de efectividad a largo plazo.
A continuación se abordan aquellas técnicas de gran utilidad profesional
en el área de ciencias de la salud.
ENTREVISTA MOTIVACIONAL
Está basada en la comunicación y en la interacción que ayuda a explorar
los problemas y potencialidades del paciente, así como a minimizar o
eliminar las ambivalencias entre el comportamiento y su situación de salud
y a que el paciente perciba la eficacia del cambio, asumiendo el compromiso
de realizar las modificaciones conductuales identificadas durante el proceso
(Flórez-Alarcón y Carranza, 2007). Las etapas de la entrevista motivacional
pueden concretarse en las siguientes:
• Planteamiento del problema que lleva a la persona a necesitar ayuda y
preparación del trabajo terapéutico.
• Identificación de la conducta problemática y de las características
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AUTOOBSERVACIÓN
La autoobservación se basa en focalizar la atención en la propia con-
ducta, atendiéndola y registrándola. Los elementos básicos de la técnica
de autoobservación son: los antecedentes, el sujeto en acción que atiende-
identifica-analiza su comportamiento y las consecuencias a nivel cognitivo,
afectivo y motor, además del autorregistro de la conducta. Los pasos de la
técnica son los siguientes:
• Selección de comportamientos observables.
• Entrenamiento en atención.
• Identificación de la secuencia de la conducta.
• Enseñanza sobre la utilización del registro.
• Observación y registro.
• Mantenimiento.
La autoobservación suele ir unida a la técnica de refuerzo, de modo que
durante el proceso la persona recibirá el refuerzo cada vez que se realiza la
observación adecuada de la conducta.
MODELADO
Del aprendizaje observacional surge la técnica de modelado, que es
aprender copiando lo que hacen otros. Los tratamientos de modelado
3. Conductas en la pérdida de salud y estrategias de cuidados 55
BIOFEEDBACK
Las bases de su funcionamiento práctico hay que encontrarlas en la
observación de los procesos internos de la homeostasia, que actúan a
modo de un feedback negativo. Y su fundamento teórico radica en el
condicionamiento operante, que puede adoptar numerosas variedades,
tantas como respuestas orgánicas puedan ser monitorizadas (presión san-
guínea, temperatura, electrodérmica, etc.) Se entiende que el biofeedback,
o retroacción biológica, es toda técnica que utiliza la instrumentación
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RELAJACIÓN
El fundamento de la técnica de relajación es su incompatibilidad con el
estado de tensión psicofísica y el malestar asociados a las respuestas de los
sistemas nervioso, endocrino y musculoesquelético.
No se puede iniciar una técnica de relajación sin haber aprendido a
mantener una respiración completa, puesto que se utilizan unidas. Con la
respiración natural correcta, intercalando los suspiros fisiológicos, se reduce
la ansiedad, la irritabilidad, la fatiga, el decaimiento, la tensión muscular, la
hiperventilación, etc. Recordemos que la modalidad de respiración, además
de ser un indicativo del funcionamiento orgánico general, lo es del estado
anímico y emocional (Gómez et al., 2012).
En función de los objetivos, puede ser general (si la relajación es total) o
parcial (si se focaliza solo en grupos musculares). A su vez, esta puede ser
superficial o profunda.
Entre los factores comunes en las técnicas de relajación se encontrarían: cen-
trarse en la percepción sensorial, restringir la atención (autoconciencia),
limitar la actividad corporal, proporcionar estimulación intensa pero mo-
nótona y aumentar la calidad de la conciencia corporal.
Las técnicas de relajación suelen ser utilizadas por los profesionales
como la fase preparatoria y antes de aplicar otras intervenciones, porque
sitúan al paciente en un grado de mayor susceptibilidad para trabajar
otras técnicas (p. ej., técnicas de autocontrol, solución de problemas,
etc.). Existe cierta controversia en cuanto a su utilización junto con la
desensibilización sistemática ante las respuestas de miedo (p. ej., al hablar
en público), por considerarse que en esta situación la persona no debe
focalizar la atención en sus sensaciones y respiración, ya que pueden
dispararse los síntomas que caracterizan a la ansiedad e inherentes a su
problema.
Otras terapias que han demostrado su eficacia en el cuidado profesional
son: la exposición imaginaria, las autoinstrucciones, la desensibilización sis-
temática, la terapia de aceptación y compromiso y la reestructuración
cognitiva. Esta última es considerada un instrumento valioso para ayudar
a los pacientes a detectar sus pensamientos negativos y la forma en que
estos se conectan e impactan sobre sus sentimientos y conductas. Las
fases del procedimiento incluyen: el análisis de la situación o problema, la
identificación de los pensamientos irracionales derivados, las consecuencias
emocionales o conductuales de estos pensamientos, la fase de diálogo so-
crático entre el profesional y el paciente y la evaluación de las consecuencias
(tras haber cambiado el paciente la forma de procesar la información y haber
modificado su pensamientos por otros más adaptativos).
Para finalizar, hay que señalar que la terapia cognitiva conductual está
orientada hacia las manifestaciones presentes, dado que su objetivo es
aumentar, mantener, disminuir o eliminar conductas específicas en las
personas.
3. Conductas en la pérdida de salud y estrategias de cuidados 57
AUTOEVALUACI Ó N
1. ¿Qué conductas caracterizan al segundo estadio en el proceso de
percepción de pérdida de salud?
a. De autotratamiento, autodiagnóstico y evitación.
b. De autodiagnóstico, búsqueda de ayuda diagnóstica y evitación.
c. De autotratamiento, búsqueda de ayuda diagnóstica y autoevaluación.
d. De autotratamiento, búsqueda de ayuda diagnóstica y evitación.
e. De búsqueda de ayuda diagnóstica, conducta de evitación y
autoevaluación.
2. La fluencia del síntoma, en la respuesta de búsqueda de ayuda
profesional, va a depender de:
a. Las variables sociodemográficas, la percepción del síntoma y la visión
personal de la enfermedad.
b. La información sensitiva externa-interna y la información aportada por
los demás.
c. Las variables sociodemográficas, las características del síntoma y la
visión personal de la enfermedad.
d. La viabilidad del síntoma, la severidad percibida y las interferencias
con la vida de la persona que lo sufre.
e. Las creencias sobre el síntoma, tomadas del entorno cultural y de la
experiencia personal.
3. Las etapas de la entrevista motivacional pueden concretarse en las siguientes:
a. De choque, identificación de la conducta problemática, de
negociación/acción, de mantenimiento.
b. De identificación de la conducta problemática, de negociación/acción,
de trabajo.
c. De choque o primera etapa, de negoción, de trabajo con el profesional.
d. De planteamiento del problema, de negoción, de trabajo.
e. Identificación de la conducta problemática, planteamiento del
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C A P Í T U L O
4
Cuidado al enfermo
con hipertensión esencial
desde la perspectiva psicosocial
Genoveva Granados Gámez
y Verónica Márquez Hernández
INTRODUCCIÓN
LA ENFERMEDAD HIPERTENSIVA
CARACTERÍSTICAS
La enfermedad hipertensiva esencial (illness) puede ser definida como «la
respuesta global del enfermo, resultante de una compleja interacción entre
variables, entre las cuales están el trastorno o alteración (disease), las variables
ambientales o contexto (internas y externas, familiares, sociales, culturales…) y
las variables que el individuo porta como tal (experiencia, creencias, esquema
de valores, sensibilidad de unas y otras contingencias, capacidad de dis-
criminación, etc.)», y que se identifica por el valor de dos cifras denominadas
presión arterial sistólica (PAS) y presión arterial diastólica (PAD), determina-
das a partir de un umbral o valor medio funcional.
Las premisas expuestas sobre el concepto de enfermedad (v. capítulo 3)
permiten inferir que existirán tantos tipos de enfermedad como de enfermos
diagnosticados con HTA, a la vez que señalan que el ser humano que vive
en un país desarrollado puede adquirir comportamientos que son factores
de alto riesgo en el desarrollo de la HTA. Esta enfermedad, considerada
una alteración psicofisiológica, presenta en su manejo y cuidados especiales
dificultades. Dentro de estas, se encontrarían:
• Es un trastorno asintomático, lo que en lenguaje coloquial se describe
como el «asesino silencioso», ya que es habitual que el sujeto no
informe de síntomas hasta que se ven afectados los órganos diana.
• Carece de manifestaciones que representen contingencias aversivas, lo que
ha facilitado que sea erróneamente subestimada por los sujetos que la
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Han sido varias las aproximaciones que han pretendido explicar la respues-
ta del enfermo a la enfermedad hipertensiva; una de ellas proviene de modelo
del sentido común. Este modelo representa una teoría personal, individualizada
e implícita, donde el individuo construye una representación sobre su proceso
de enfermedad a partir de la información de los cuatro componentes: la causa
(factores etiológicos), la identidad (compuesto de síntoma y etiqueta), la
expectativa de tiempo de enfermedad y las consecuencias (complicaciones).
Estos atributos están representados en dos niveles: a modo de eventos con-
cretos, inmediatamente perceptibles (síntomas), y como ideas abstractas,
que determinan la conducta de los sujetos hipertensos. De esta manera,
un régimen antihipertensivo que requiere adhesión para toda la vida, bajo
esta conceptualización, puede que sea muy diferente para el proveedor de
cuidados de salud (que ve la condición como crónica) que para el individuo
con HTA (que puede verla como un problema agudo, caracterizado por una
etiología, sintomatología y tratamiento específicos). La conducta de adhesión
4. CUIDADO AL ENFERMO CON HIPERTENSIÓN ESENCIAL 67
Health», con el fin de prevenir y tratar los factores de riesgo y alcanzar los
objetivos establecidos antes del año 2020.
Un aspecto importante en la línea de los programas comunitarios es su
implantación tanto a nivel escolar como familiar. En este sentido, la coordi-
nación entre los equipos de salud, de educación y la familia es imprescindi-
ble para poder conseguir, por ejemplo, que los hábitos higiénico-dietéticos
y de ejercicio, desarrollados a temprana edad, puedan ir moldeándose e
incorporándose al estilo de vida familiar.
El efecto de estos programas se observa en la comunidad cuando las
personas son capaces, en primer lugar, de identificar las descompensa-
ciones en la alimentación, causadas por la limitada variedad en la ingesta
de alimentos o por una cantidad inadecuada (p. ej., ingesta superior a
la necesaria) y, subsecuentemente, cuando muestran satisfacción por el
cambio realizado; de la misma manera, cuando el ejercicio forma parte de
la rutina cotidiana de esas personas sin ser considerado una obligación o
una carga añadida en su forma de vivir. Así, circunscribiéndonos al plano
de lo social, los focos de atención en este tipo de programas serán los pro-
blemas motivacionales y la modificación de las conductas consideradas de
riesgo para la salud.
AUTOEVALUACI Ó N
1. La hipertensión arterial esencial está asociada con la enfermedad:
a. Respiratoria.
b. Cerebrovascular.
c. Reumática.
d. Digestiva.
e. Neurológica.
2. La enfermedad hipertensiva esencial se considera un trastorno:
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
a. Agudo y sintomático.
b. Crónico y sintomático.
c. Crónico y asintomático.
d. Agudo y asintomático.
e. Ninguna de las respuestas anteriores es correcta.
3. Los factores determinantes en el seguimiento de las recomendaciones
terapéuticas son:
a. Características propias de la enfermedad y de la prescripción
terapéutica.
b. Características contextuales y de la interacción profesional-enfermo.
c. Características personales y psicosociales.
d. Ninguna de las respuestas anteriores es correcta.
e. Todas las respuestas anteriores son correctas.
76 APLICACIÓN DE LAS CIENCIAS PSICOSOCIALES AL ÁMBITO DEL CUIDAR
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C A P Í T U L O
5
Aspectos psicosociales del
cuidado al paciente con diabetes
Gabriel Aguilera Manrique
INTRODUCCIÓN
el grupo de 30-65 años y un 10% para el grupo de 30-89 años) y una parte
considerable de personas con diabetes (el 20% a nivel mundial) desconocen
que padecen esta enfermedad. Se calcula que en 2004 fallecieron 3,4 mi-
llones de pacientes con diabetes en todo el mundo; casi la mitad de esas
muertes corresponden a personas menores de 70 años y un 55% a mujeres
y la OMS prevé que el número de muertes se multiplique por dos entre
2005 y 2030. No hay duda de que la evolución de las defunciones debido a
la diabetes es un hecho imparable; por ejemplo, en España se ha pasado de
unas 7.000 defunciones en 1981 a más de 12.000 en 2011 (Instituto Nacional
de Estadística, 2013). Es por ello que la diabetes está catalogada como la
plaga o epidemia del siglo xxi, y constituye la enfermedad metabólica más
frecuente en España y en el mundo.
En términos de costo sanitario y social, la diabetes es una enfermedad
de elevado gasto por los altos índices de hospitalización, el elevado coste
derivado de las modalidades terapéuticas y el alto índice de absentismo y
pensiones por jubilación. En este sentido, se han realizado varios estudios
para estimar los costes económicos y sociales, comparando los diagnós-
ticos y tratamientos de la diabetes mellitus en distintos continentes y, en
general, los resultados obtenidos se han basado en la estimación de la
carga económica de la enfermedad en un período determinado. Según
la American Diabetes Association (ADA) (2013), en EE. UU. el coste se cifró
en 245.000 millones de dólares en el año 2012, para una población de 22,3
millones de personas con diabetes. Está claro que con la información y los
valores atribuibles a las complicaciones crónicas cualquier intervención
que reduzca el número o demore la manifestación de tales complicaciones
puede reducir el número total de estancias hospitalarias y, por tanto, la
carga económica al sector sanitario, además de proporcionar beneficios en
términos de calidad de vida para los propios pacientes. Sin embargo, tales
intervenciones, como, por ejemplo, la educación diabetológica y una mejora
del autocontrol, implican un coste adicional a corto plazo cuyos beneficios
no se materializarán inmediatamente. Por tanto, está sobradamente demos-
trado el impacto social de la diabetes.
En cuanto al impacto psicológico, como en toda enfermedad crónica
se admiten dos niveles: la reacción emocional que se produce al conocer
que se padece una enfermedad incurable y las consecuencias inherentes al
cambio del estilo de vida que impone la enfermedad.
En este capítulo se describen en primer lugar las características de la
diabetes, incluyendo aspectos importantes del tratamiento y el papel activo
del paciente en su normoglucemia. A continuación se revisan aspectos
sociales y conductuales de la diabetes. Después, se exponen las estrategias
para un óptimo control glucémico y, finalmente, se describen intervenciones
en el cuidado, incluidas las descritas en taxonomías estandarizadas de
enfermería, para el control y la prevención de complicaciones en el paciente
con diabetes.
5. Aspectos psicosociales del cuidado al paciente con diabetes 81
DIABETES MELLITUS
CARACTERÍSTICAS
La diabetes incluye un grupo de enfermedades que tienen en común
un trastorno en el metabolismo y la utilización de la glucosa por el cual
el organismo es incapaz de transformar la glucosa en energía útil a causa
de una deficitaria y anormal secreción de insulina. Todo ello tiene como
consecuencia una hiperglucemia mantenida.
Los tipos de intolerancia a la glucosa han sido organizados en un sis-
tema de clasificación desarrollado por un equipo internacional de trabajo
de la ADA, siendo las más frecuentes, por este orden, la diabetes tipo 2 y
la diabetes tipo 1.
Las complicaciones crónicas aparecen como consecuencia de la hiper-
glucemia sobre los órganos diana del organismo. Según el Diabetes Control
and Complication Trial, el United Kingdom Prospective Diabetes Study (UKPDS) y
la ADA, las complicaciones microvasculares podrían reducirse de forma sig-
nificativa manteniendo los niveles de glucosa tan próximos a la normalidad y
durante tanto tiempo como fuera posible. Entre las principales consecuencias
de la diabetes destacan el aumento del riesgo de cardiopatía y accidente vas-
cular cerebral, la neuropatía, la retinopatía diabética y la insuficiencia renal.
Para ayudar a prevenir la diabetes de tipo 2 y sus complicaciones, se
acepta que las medidas que se enumeran a continuación deben acompañarse
de una dieta saludable, actividad física regular, mantenimiento de un peso
corporal normal y evitación del tabaco. En general, se ha demostrado que
las medidas simples relacionadas con el estilo de vida son eficaces para
prevenir la diabetes de tipo 2 o retrasar su aparición. Así, se debería:
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
La diabetes subordina casi toda la vida del paciente. Hay pocos aspectos
que dejen de estar influenciados por la consecución del principal objetivo:
la normoglucemia. La conducta del paciente es la clave para una buena
evolución o para el empeoramiento de la enfermedad.
La prueba «estrella» de la autodeterminación de la glucemia ignora o
hace pasar a un segundo plano al paciente como persona, a sus obligaciones
familiares o laborales, a su ritmo de vida, a su entorno. La falta de persona-
lización o adaptación de las prescripciones terapéuticas son causantes de
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CUADRO 5-1
AUTOEVALUACIÓ N
1. «Desarrollar y fomentar las mejores prácticas en la política, tratamiento y
educación de la diabetes» es un objetivo estratégico de la:
a. Asociación Española de Diabetes.
b. Ministerio de Sanidad.
c. Federación Internacional de Diabetes.
d. Organización Mundial de la Salud.
e. Ninguna de ellas.
2. La diabetes se encuentra entre las principales causas de insuficiencia
renal. El porcentaje de pacientes que mueren por esta causa es de un:
a. 5%.
b. 10%.
c. 30%.
d. 40%.
e. 50%.
3. El feedback proporcionado por la autodeterminación de la glucemia puede
sustituir:
a. La falta de motivación.
b. La educación diabetológica.
c. El apoyo social.
d. La ausencia de contingencias de las transgresiones.
e. Ninguno de ellos.
4. El período de confirmación es una fase del programa de:
a. Discriminación de señales internas.
b. Discriminación de señales externas.
c. La estrategia grupal.
d. Habilidades de comunicación.
e. La adhesión terapéutica.
5. ¿Qué estrategia para aumentar la adhesión no es de intervención
individual?
a. Describir la conducta del paciente.
b. Crear un ambiente distendido.
c. Promover la capacitación del paciente que esté más motivado.
d. Empatizar con su conducta.
e. Solicitar alternativas para solucionar el problema.
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C A P Í T U L O
6
Un modelo para la conservación
de la dignidad en los cuidados
al final de la vida
Cayetano Fernández Sola
INTRODUCCIÓN
VOLUNTADES ANTICIPADAS
Hasta hace unas décadas no había razones para planificar el proceso de mo-
rir, pues las decisiones, conforme al paradigma naturalista, correspondían al
100 APLICACIÓN DE LAS CIENCIAS PSICOSOCIALES AL ÁMBITO DEL CUIDAR
médico. Fruto del proceso social de empoderamiento del ciudadano y del pa-
ciente arriba descrito, hoy es posible que podamos planificar anticipadamente
cuál es la atención que queremos recibir, especificando las intervenciones que
deseamos que se incluyan o se excluyan de la misma. No obstante, pese al
dominio del principio de autonomía, para dotar de eficacia nuestra voluntad
ha de realizarse por escrito, según lo estipulado en la legislación al efecto.
En España, la primera regulación legal del derecho a suscribir un «testa-
mento vital» fue aprobada en 2000 por el Parlamento de Cataluña, en la ley
sobre el derecho a la información y autonomía del paciente, que serviría de
referente para que otros gobiernos autonómicos aprobaran leyes similares.
Más tarde, el Estado aprobó la conocida como Ley 41/2002 de Autonomía
del Paciente, que en su artículo 11 regula el documento de instrucciones
previas, instrumento con el que una persona mayor de edad, capaz y libre,
manifiesta anticipadamente su voluntad, con objeto de que esta se cumpla
en el momento en que llegue a situaciones en cuyas circunstancias no sea
capaz de expresarla personalmente, sobre los cuidados y tratamiento de
su salud, o una vez llegado el fallecimiento, sobre el destino de su cuerpo
o de los órganos del mismo.
El mismo fenómeno de la declaración por anticipado de la voluntad ha
recibido distinta denominación en unas comunidades u otras: «voluntades
anticipadas» en la legislación catalana, vasca y, con matices, en la andaluza
(«voluntad vital anticipada»); «instrucciones previas» en la legislación es-
tatal y riojana, por ejemplo, y «manifestaciones anticipadas de voluntad»
en la normativa canaria. «Testamento vital» es, tal vez, el sinónimo más
comúnmente utilizado.
De distintas maneras, la persona puede declarar cuáles son los principios
filosóficos en los que sustenta su concepción de la dignidad y de la calidad
de vida, quién desea que le represente en situación de incapacidad, qué
tratamientos e intervenciones acepta, cuáles rechaza o desea expresamente
que no le sean aplicados, en qué circunstancias clínicas han de tenerse
en cuenta estas voluntades expresadas y su deseo sobre el destino de su
cuerpo y sus órganos, una vez producido el fallecimiento. Lo expresado en
la declaración de voluntades anticipadas prevalecerá sobre la opinión de
allegados y profesionales y perderá su eficacia en caso de revocación, nueva
declaración o consentimiento expreso de una intervención en el momento
de ofrecerse, aunque estuviera incluida en las rechazadas, en la declaración.
En este instrumento han visto algunos la salvaguarda para, sobreponién-
dose a la cultura de la ocultación, alcanzar una buena calidad de vida en la
fase final de la misma. Sin embargo, no parece tener la aceptación social que
cabía esperar, pues, pese a que la población tiene claras sus preferencias, es
un hecho que se expresan pocas voluntades anticipadas, lo que hace pensar
que el sistema español es inefectivo y la legislación al respecto desconocida.
El papel de los profesionales de la salud, y particularmente de enfermería
(por su cercanía y contacto directo con pacientes y familiares) es relevante
6. UN MODELO PARA LA CONSERVACIÓN DE LA DIGNIDAD 101
NIVEL DE INDEPENDENCIA
Definido como la capacidad de la persona para satisfacer por sí misma
las necesidades básicas. El autor lo caracteriza por la agudeza cognitiva y
la capacidad funcional, a lo que proponemos añadir la apariencia corporal.
• Agudeza cognitiva: es la capacidad de mantener las funciones mentales
como el pensamiento, la memoria, etc. Por ejemplo, una paciente de
59 años cuenta cómo la disminución de la capacidad cognitiva tiene
un efecto sobre su sentimiento de dignidad: «He visto fotos de mí
misma en la cena de Navidad y ni me acuerdo de la Navidad. ¿Quién
estaba allí? En esa situación, sentía que había perdido mi dignidad»
(Chochinov et al., 2002, p. 436).
104 APLICACIÓN DE LAS CIENCIAS PSICOSOCIALES AL ÁMBITO DEL CUIDAR
SÍNTOMAS DE SUFRIMIENTO
La experiencia de malestar o angustia por la progresión de la propia
enfermedad se caracteriza, según Chochinov, por los subtemas «sufrimien-
to físico» y «sufrimiento psicológico», a los que añadimos el «sufrimiento
espiritual».
• Sufrimiento físico: es un tema muy relevante, pues la intensidad de los
síntomas de malestar físico, antes de que sean controlados, pueden
llevar a los pacientes a ver en la muerte el único remedio posible
(y deseado) a los mismos. En ese sentido se aprecia una relación
inversa entre la intensidad de los síntomas de sufrimiento físico y el
sentimiento de dignidad. Pero, en ocasiones, lograr el compromiso
entre el mantenimiento de la autonomía o control sobre las acciones
y el control del sufrimiento físico (control de síntomas) puede
resultar una tarea difícil. Así, informa Chochinov (2002) de que con
la reducción de sedantes un paciente experimentó un aumento del
dolor, pero se le devolvió la sensación de control y autosuficiencia
para las rutinas diarias, cuya pérdida le tenía confuso y agitado. Este
fenómeno ha sido descrito también en unidades de cuidados críticos,
donde la disminución de la sedación, incluso en situaciones de
ventilación mecánica, proporcionó a los pacientes el sentimiento
6. UN MODELO PARA LA CONSERVACIÓN DE LA DIGNIDAD 105
LÍMITES DE LA PRIVACIDAD
Tema que denota el grado en que la dignidad puede verse alterada por el
entorno de atención a la persona moribunda. En los hospitales y residencias
son frecuentes los momentos en los que la intimidad está comprometida,
lo que es percibido como atentatorio contra la dignidad. Pero los cuidados
domiciliarios no están exentos de este problema, como lo confirma un varón
de 76 años que vive en el domicilio de su hijo y debe dormir en el salón:
«Es un poco embarazoso, cuando aún estoy durmiendo y (ellos) vienen
abajo… Tengo que ser el primero en levantarme y en vestirme» (Chochinov
et al., 2002, p. 439).
APOYO SOCIAL
Se define como la presencia de una comunidad, familiares, amigos y
proveedores de cuidados dispuestos a ayudar. «El personal ha mostrado
mucho interés en nosotros, han estado abiertos a nuestros deseos y hemos
explorado juntos cada posibilidad. Realmente les admiro.» (Chochinov
et al., 2002) Este apoyo social debe ser equilibrado por el deseo de cada
individuo de mantener los límites de su privacidad.
TEMOR A LA ATENCIÓN
Consiste en el miedo a ser tratados de manera indolente o indigna por
los cuidadores, o a ser objeto de una atención excesivamente medicalizada
e intervencionista, cuando ya no hay posibilidades objetivas de mejoría
o curación. El profesional sanitario puede ser un elemento que sirva de
apoyo social o que fomente el temor a la atención, según la manera en
que se acerque a la persona moribunda, pues, como señalan Chochinov
et al. (2002): «Si todo lo que ves al limpiar a alguien es excremento, su
dignidad va a sufrir; pero si puedes ver a toda la persona, es probable que
la dignidad permanezca intacta».
POSPREOCUPACIONES
El término pospreocupaciones se refiere a las preocupaciones o temores
acerca de los retos y dificultades que la propia muerte supondrá para los
demás. Este tipo de malestar psicológico es similar al que origina sentirse
una «carga para los demás», pero alude más específicamente a la preocu-
pación que genera el impacto que la propia muerte tendrá sobre sus seres
queridos.
ROL DE LA ENFERMERÍA
Para una mejor definición del rol de la enfermería en este modelo, se
procede al análisis de las áreas de intersección entre los elementos implica-
dos. En la figura 6-1 se presenta un mapa conceptual de las implicaciones
del modelo en la práctica de la enfermería. Si consideramos al paciente, el
enfermero y el entorno asistencial como círculos con zonas de intersección,
DIAGNÓSTICOS ENFERMEROS
Considerando la amplia perspectiva de la dignidad humana que ofrece
el modelo, los problemas con los que el profesional de enfermería se encon-
trará en relación con la dignidad de la persona en el cuidado al final de
la vida se encuadran en un amplio abanico de dominios o patrones. En
consonancia con la perspectiva psicosocial de esta obra, destacamos aquí
los diagnósticos (NANDA, 2012) relacionados con las dimensiones psíquica,
espiritual y social del modelo:
• En el dominio 6 («Autopercepción») encontraremos diagnósticos que
afectan a la autoestima y la imagen corporal:
• Trastorno de la identidad personal, cuando está relacionado con
cambios en el rol o se ve comprometida la continuidad de sí mismo.
• Desesperanza, relacionada con el estado de deterioro, el abandono
de la fe en valores trascendentes o el aislamiento prolongado.
• Baja autoestima situacional, relacionada con cambios en el rol social
o dificultades para el mantenimiento de la normalidad.
• Riesgo de compromiso de la dignidad humana que podría
formularse como real si aparecen manifestaciones que indican
alteración de los elementos que conforman el modelo aquí descrito.
• En el dominio 7 («Rol/relaciones») encontramos diagnósticos que
pueden afectar al cuidador y a los procesos familiares:
• Cansancio del rol de cuidador, que puede incidir en el sentimiento
de dignidad del paciente y el cuidador, dada la fuerte influencia
que la mirada del cuidador ejerce sobre la dignidad de la persona
cuidada.
• Interrupción de los procesos familiares, cuyos factores de relación
y características definitorias cuadran con numerosos elementos
descritos en el modelo de conservación de la dignidad (crisis,
6. UN MODELO PARA LA CONSERVACIÓN DE LA DIGNIDAD 113
RESULTADOS ESPERADOS
• En la clasificación de resultados de enfermería (Moorhead et al., 2009),
dominio III («Salud psicosocial»), clase M («Bienestar psicológico»), se
encuentran:
114 APLICACIÓN DE LAS CIENCIAS PSICOSOCIALES AL ÁMBITO DEL CUIDAR
INTERVENCIONES DE ENFERMERÍA
En cuanto a las intervenciones enfermeras, en el dominio 3 («Con-
ductual») de la clasificación de intervenciones de enfermería (Bulechek
et al., 2009) se encuentra la clase R («Ayuda para hacer frente a situaciones
difíciles»), que se define como «intervenciones para ayudar a otro a crear
sus propias resistencias, para adaptarse a un cambio de función o conseguir
un nivel más alto de funcionamiento». Ahí se encuentran intervenciones
relevantes en la ayuda al afrontamiento de estos problemas. La tabla 6-2
contiene un resumen de las más relevantes para nuestro modelo.
AUTOEVALUACIÓ N
1. La ley de mayor rango que recoge explícitamente el derecho a la dignidad
de la persona en el proceso de la muerte es:
a. Constitución española.
b. Ley básica del derecho a la dignidad al final de la vida.
c. No está legislado en España.
d. Estatutos de autonomía.
e. Declaración de derechos del paciente.
2. Lo expresado en la declaración de voluntades anticipadas pierde su
eficacia en caso de:
a. Consentimiento informado.
b. Opinión contraria del profesional.
c. Indicación médica basada en la evidencia.
d. Indicación contraria del familiar.
e. En ningún caso.
3. Uno de estos derechos no se recoge en la legislación sobre la muerte digna:
a. Rechazar o retirar intervenciones.
b. Asistencia médica al suicidio.
c. Derecho a la sedación paliativa.
d. Derecho al acompañamiento.
e. Derecho a cuidados paliativos domiciliarios.
4. En el modelo de Chochinov, a las preocupaciones relacionadas con la
enfermedad que pueden influir en la percepción de la dignidad del
paciente se les llama:
a. Síntomas de sufrimiento.
b. Fase de agonía.
c. Problemas relacionados con las enfermedades.
d. Inventario social de la dignidad.
e. Capacidad funcional.
5. Las dinámicas de la relación social que aumentan o disminuyen la
sensación de dignidad de un paciente reciben el nombre de:
a. Apoyo social.
b. Aislamiento social.
c. Repertorio de conservación de la dignidad.
d. Temor a la atención.
e. Inventario social de la dignidad.
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C A P Í T U L O
7
Cuidados al paciente
con un proceso oncológico
Francisca Rosa Jiménez López
y Margarita Jiménez López
INTRODUCCIÓN
TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD
Pasada la etapa inicial del diagnóstico y el impacto que conlleva, se
inicia un largo proceso de tratamiento, ingresos hospitalarios, pruebas
diagnósticas, etc. El paciente debe enfrentarse a una serie de circunstan-
cias, demandantes de atención y cuidados, que suponen un cambio en su
autoimagen y funcionalidad, y en el funcionamiento familiar.
En el transcurso de la enfermedad el paciente se encuentra en una lucha
constante por encontrar el equilibrio, que pierde cada vez que se enfrenta
a algo nuevo y doloroso. Este proceso es vivido como una gran crisis di-
ferenciada en tres fases: respuesta inicial (shock e incredulidad), disforia
(miedo ante el futuro, ansiedad, depresión, falta de apetito, insomnio, pobre
concentración, interrupción de las actividades normales, desesperación) y
adaptación o ajuste a la nueva situación.
Es importante la sensación de pérdida de control que experimenta el
paciente, con una necesidad incrementada de dependencia, falta de pri-
vacidad, sumisión a normas y tratamientos, restricción de sus actividades,
sobreprotección por parte de la familia y reajuste de planes previamente
establecidos.
El enfermo diagnosticado de cáncer pasará por un proceso de tratamien-
to que puede incluir cirugía, radioterapia y quimioterapia. Ya sea forma
independiente o combinados, según el caso, todos ellos tienen efectos
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CUIDADOS PROFESIONALES
Los cuidados profesionales deben sustentarse en:
• Reconocimiento de la dignidad personal del paciente en todo momento.
• Atención integral e individualizada, que cubra los aspectos físico,
psicológico, emocional, espiritual y social durante el proceso
evolutivo.
• El enfermo y su familia, como unidad de tratamiento. Si dicha unidad
existe, constituye el núcleo fundamental de apoyo del enfermo, en
el ámbito hospitalario y, sobre todo, en el domicilio. En muchos
casos las falsas creencias de la familia respecto a la enfermedad y
su afán protector hacen sufrir al paciente más de lo necesario. En
estos casos se debe intervenir reeducando en la nueva situación. Una
comunicación cálida y flexible entre los miembros de la familia sobre
la enfermedad contribuye a fortalecer los lazos y crear un clima de
confianza; esto es fundamental para afrontar la enfermedad y evitar la
conspiración de silencio que surge del deseo de protección mutuo y que
hace que tanto los pacientes como sus familias vivan de forma aislada
el duro proceso de la enfermedad.
• Actitud activa y positiva en la realización de los cuidados.
• Importancia del soporte emocional y social, ya que constituyen los
aspectos menos visibles de la enfermedad. Una comunicación adecuada
a las necesidades del paciente y de la familia, en cada una de las fases
de evolución de la enfermedad, es imprescindible para facilitar un
mayor soporte emocional. En ocasiones, el paciente, por no preocupar
a la familia, encuentra en el profesional de enfermería a la persona más
cercana con la que se siente atendido, escuchado y entendido, y sobre
él vierte sus dudas, inquietudes e incluso sus miedos. Este debe estar
preparado para ello. Son momentos de intensa sinceridad y de ternura,
donde sin reprimir su llanto, se le dará la comprensión, apoyo y
consuelo necesarios. Siempre se ha de acompañar y comunicar; a veces
un silencio puede ser la herramienta de elección.
Es conocido el avance en cuanto al diagnóstico precoz y el tratamiento
del cáncer; esto desacredita la falsa creencia de que hablar de cáncer equi-
vale a hablar de muerte. El estigma social de esta enfermedad es otra batalla
a la que se enfrentan el paciente y la familia, y que solo les resta la energía
necesaria para afrontar la situación. Es importante una concienciación social
en este sentido, que debe partir de los propios profesionales de la salud,
para que la persona diagnosticada de cáncer no sufra las consecuencias
sociales o lo haga en menor medida, y afronte la enfermedad con talante
esperanzador.
Ardua tarea queda por realizar a la enfermería en el campo de la onco-
logía, hasta completar los cuidados, en los diferentes niveles, requeridos
por los pacientes de cáncer.
7. Cuidados al paciente con un proceso oncológico 129
AUTOEVALUACI Ó N
1. ¿Qué reacción del paciente ante una mala noticia muestra inadaptación,
según Buckman?
a. Culpabilidad.
b. Cólera contra las personas.
c. Negociación.
d. Llanto.
e. Las respuestas a y b son ciertas.
2. En la comunicación con el paciente:
a. Siempre hay que decir la verdad.
b. Se tiene que informar siempre del diagnóstico.
c. Hay que tener en cuenta lo que el paciente quiere saber.
d. Las respuestas a y b son ciertas.
e. Las respuestas a y c son ciertas.
3. Son factores de riesgo en la enfermedad del cáncer:
a. La depresión.
b. La negación.
c. El estrés.
d. Las respuestas a y b son ciertas.
e. Las respuestas b y c son ciertas.
4. La garantía certera para un diagnóstico de cáncer es:
a. Una resonancia magnética.
b. Unos marcadores tumorales.
c. Un TAC.
d. El informe de anatomía patológica.
e. Todas son ciertas.
5. El diagnóstico de cáncer:
a. Es un estigma social.
b. Es una amenaza para el paciente.
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C A P Í T U L O
8
Los cuidados en situación
paliativa y de últimos días
Francisca Rosa Jiménez López
INTRODUCCIÓN
CUIDADOS PALIATIVOS
A través de los tiempos, han sido las enfermeras quienes siempre han es-
tado tras los cuidados a los enfermos en situación terminal (moribundos). Fue
Cicely Saunders (enfermera, trabajadora social y médica) quien, a partir de
su experiencia hospitalaria con enfermos cerca del final de sus vidas, decidió
profundizar en las necesidades de los enfermos terminales. Consecuencia de
su trabajo fue fundamentar las bases de la disciplina de Cuidados Paliativos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define los cuidados palia-
tivos como el «cuidado total y activo de los pacientes cuya enfermedad no
responde a un tratamiento curativo. El control del dolor, de otros síntomas
y de problemas psicológicos, sociales y espirituales, adquiere en ellos una
importancia primordial. El objetivo de los cuidados paliativos es conseguir
la máxima calidad de vida posible para los pacientes y sus allegados».
A partir de las recomendaciones del Consejo de Europa (1988) sobre los
derechos de las personas en situación terminal, la Consejería de Salud de
Andalucía (2002) adoptó una base reguladora de la autonomía del paciente
y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación
clínica, derechos que solo podrían tener respuesta desde una atención in-
tegral.
8. Los cuidados en situación paliativa y de últimos días 135
las siguientes palabras: «Debemos aprender a sentir con los pacientes, sin
sentir como ellos, si queremos darles la clase de escucha y el apoyo firme
que necesitan para encontrar su propio camino».
OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN
La intervención en cuidados paliativos va dirigida hacia el alivio del
sufrimiento del enfermo, la familia e, incluso, del equipo sanitario. Esto
supone un modelo de interacción de diferentes variables en cada uno de
los miembros: socioculturales, biográficas, contextuales, etc. Así como la
interacción entre los miembros que componen el trípode que sustenta
la situación del enfermo y su adaptación a la enfermedad (enfermo, familia
y equipo terapéutico), para alcanzar el mayor bienestar.
El término sufrimiento, a pesar de haber sido muy utilizado, se ha con-
siderado un término confuso en cuanto a su delimitación conceptual y su
medida. Algunos de los estudiosos del tema, como Chapman y Gravin
(1993), lo han definido como «un complejo estado afectivo, cognitivo y
negativo, caracterizado por la sensación que tiene el individuo de sentirse
amenazado en su integridad, por el sentimiento de impotencia para hacer
frente a dicha amenaza y por el agotamiento de los recursos personales y
psicosociales que le permitirían afrontar dicha amenaza».
Atendiendo a dicha definición, la sensación de amenaza percibida es
clave en el intento de aliviar dicho sufrimiento. A su vez, esta sensación
de amenaza es tan personal como el propio enfermo, así como los recursos
personales y psicosociales de que crea disponer o de que dispone realmente.
Ante estas premisas, nuestra atención deberá ir encaminada a priorizar los
síntomas que el enfermo siente como amenaza, para actuar sobre ellos con
el fin de eliminar o de atenuar el sufrimiento. Asimismo, deberemos com-
probar los recursos que el enfermo refiere tener para controlar la situación e
intervenir potenciándolos, o buscar recursos personales del enfermo que este
no entienda como aplicables a su situación. Todo ello teniendo en cuenta que
el objetivo final será la adaptación a la enfermedad por parte del enfermo,
para conseguir el alivio del sufrimiento y el mayor bienestar posible. Así,
la intervención profesional debe sustentarse en los tres pilares básicos que
son: el control de síntomas, el apoyo emocional y la comunicación.
DOLOR
El dolor ha sido definido por la International Association for the Study
of Pain (IASP) como una «experiencia sensorial y emocional desagradable,
asociada a una lesión tisular real o potencial, y que se describe como ocasio-
nada por dicha lesión». El dolor crónico maligno es el producido por una
enfermedad incurable en situación avanzada y/o terminal, que deteriora,
incapacita y compromete la dignidad de la persona que lo padece; algo
no aceptable, porque siempre se puede tratar y aliviar. El dolor se puede
acompañar de síntomas vegetativos, alterar el patrón del sueño y el carácter
y afectar a las relaciones interpersonales y sociales. Este dolor no se puede
considerar un síntoma, sino que se comporta como una enfermedad y, como
tal, hay que tratarlo. La persona con dolor crónico severo o muy severo
mal controlado presenta deterioro físico y psíquico, disminución de la
autonomía, pérdida de calidad de vida, sensación de gravedad, sufrimiento,
angustia, depresión y sensación de muerte. Frases como: «No me puedo
mover, me duele todo el cuerpo» o «En el sillón me pongo rabiando, no
aguanto», representan ejemplos de expresiones propias de personas con
este padecimiento.
Las consecuencias derivadas de un dolor de tipo crónico siempre son
nocivas y pueden destruir el bienestar físico y psicológico de la persona
y su familia, además de inducir el temor de que no pueda ser controlado.
Es importante hacer ver al paciente que tiene que aprender a vivir con
un cierto nivel de dolor, siempre que sea soportable, pues aunque es fácil
conseguir aliviarlo, la supresión total en pacientes con enfermedad muy
avanzada es difícil de conseguir.
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SÍNTOMAS RESPIRATORIOS
La respiración se ve alterada en la mayoría de los casos. La debilidad
generalizada de estos pacientes hace que cualquier movimiento, como
cambiar de postura e incluso el hecho de hablar, se convierta en una carga
con un gran compromiso respiratorio.
Enfermo: «¿Por qué tengo esta asfixia, que no me deja hacer nada? Me
da la asfixia cuando me cuesta evacuar y no puedo».
Familiar: «Se ahoga cada vez que tiene ganas de hacer caca».
138 APLICACIÓN DE LAS CIENCIAS PSICOSOCIALES AL ÁMBITO DEL CUIDAR
SÍNTOMAS DIGESTIVOS
La anorexia-caquexia constituye un grave problema para el paciente, a
la vez que es fuente de gran ansiedad para familiares y cuidadores. Estos
hacen una valoración del estado de salud del paciente en función de lo que
come; si come es buena señal.
Familiar: «Ayer estaba tan bien, se comió hasta un plato de natillas…».
La actitud terapéutica va orientada a mejorar la calidad de vida. Sería
importante ubicar al paciente en un lugar tranquilo, lejos de olores moles-
tos. Clásicamente se habla de cuidar la preparación y presentación de los
alimentos de la forma más esmerada posible. Las pequeñas raciones en
platos pequeños se suelen admitir mejor por parte del paciente. La presión
que ejerce la familia sobre el enfermo para que coma (platos enormes de
comida, comidas que no tiene costumbre de tomar o que no son de su gus-
to), junto con la falta de apetito, hace que el enfermo tenga menos apetencia.
Esto suele ser fuente de disgustos entre el paciente y sus familiares, que
insisten constantemente al equipo sanitario para su actuación al respecto.
Familiar: «Ha cerrado el pico y no hay forma de que coma».
Enfermo: «Es que me pone unos platos que no hay quien se los coma».
Familiar: «Póngale unas inyecciones que le den gana de comer. Con lo
hermoso que ha estado siempre y mire en lo que se ha quedado».
La familia cree que si el enfermo no come o toma algo que no le conviene
(aunque sea demandado por él mismo) morirá antes.
Enfermo: «¿Me podría tomar un vaso de vino con la comida? Mi
esposa se empeña en que no porque me va a sentar mal».
Clínicamente el cuadro que se deriva (caquexia) se presenta en forma de
debilidad muscular generalizada, aspecto general del paciente de padecer
un proceso de gravedad, letargia y torpeza de movimientos, con edemas
de predominio en miembros inferiores, palidez extrema y numerosas
alteraciones metabólicas.
Enfermo: «Tengo mucha flojera en las piernas».
Familiar: «Yo ya no puedo con él, me da miedo que se caiga».
8. Los cuidados en situación paliativa y de últimos días 139
SÍNTOMAS NEUROPSICOLÓGICOS
• Insomnio: en todos los casos el sueño y el descanso se ven
comprometidos. Los aspectos emocionales tales como miedo,
ansiedad, soledad (sobre todo nocturna), etc. serán los máximos
responsables. La caída de la tarde es temida y vivida como un
empeoramiento por parte del enfermo. Ante esta angustia, el paciente
hace llamadas de atención a las personas más cercanas para poder
encontrarse algo más seguro. Esta inseguridad se acentúa cuando
duerme en una habitación solo o cuando vive solo con su pareja. El
familiar sufre la falta de descanso, que se va acumulando conforme
pasan los días y, junto al exceso de cuidados, da lugar en muchos
casos a un cansancio en el rol de cuidador.
Enfermo: «¿Estás aquí, a mi lado?». Enfermero: «Cuando llega la
tarde noche quiere que llame a su hija porque dice que se nota peor».
Familiar: «Yo sí que estoy mala. Este hombre va a acabar conmigo, me
voy a morir antes que él».
• Ansiedad: es un estado emocional en el que el individuo se siente
atemorizado o alarmado y con notables correlatos somáticos. La
ansiedad en sí misma tiene una función activadora y protectora del
organismo. Pero cuando su frecuencia, intensidad o duración son
anómalas o desproporcionadas se habla de desadaptación. La etapa
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CUIDADOS EN LA AGONÍA
El enfermero es el miembro del equipo sanitario más próximo y en
estrecho contacto con el paciente y su núcleo familiar, y asume la res-
ponsabilidad de los cuidados que resultan necesarios en el último trayecto
de la vida. Así, el Consejo Internacional de Enfermería estableció que «la
función de la enfermería es fundamental para unos cuidados paliativos
destinados a reducir el sufrimiento y a mejorar la calidad de la vida de los
pacientes moribundos y de sus familias mediante una pronta evaluación,
identificación y gestión del dolor y de las necesidades físicas, sociales,
psicológicas, espirituales y culturales».
El paciente, de forma progresiva, e incluso a veces brusca, pierde su
independencia y el control sobre sí mismo, lo que le produce sentimien-
tos de desesperanza y pérdida de autoestima. Hay que evitar dar falsas
esperanzas y adecuar las expectativas del paciente y de la familia a la
realidad, transmitir nuestro interés de acompañamiento y el propósito
de mejorar su calidad de vida en todo momento, lo que evitará que
aparezca el sentimiento de abandono y dará apoyo y seguridad. El
objetivo de los cuidados se centrará en alcanzar el máximo bienestar
y confort del paciente. Es el momento de plantear la limitación del es-
fuerzo terapéutico (sonda para alimentación, etc.), decisión que debe
ser explicada y entendida por la familia, para su colaboración en la
atención al enfermo. Para ello es indispensable la evaluación continua
de la situación, adelantándose a posibles cambios y/o crisis que puedan
tener lugar, tomando las medidas adecuadas e informando de ello a la
familia. Entre los cuidados del paciente, familia y entorno en situación
de últimos días se incluyen:
• Acompañar: hay que hacer entender a la familia que deben mantener
siempre contacto físico con el paciente. En palabras de Burgaleta
(1999): «El acompañamiento del enfermo ha de tener la palabra justa
y el silencio largo». El tacto y el oído son los últimos sentidos que
8. Los cuidados en situación paliativa y de últimos días 143
COUNSELLING
Un instrumento terapéutico que ha mostrado ser muy útil en el contexto
clínico sanitario es el llamado counselling, cuyo manejo hace necesaria una
formación adecuada en conocimientos, actitudes y habilidades relacionales.
El objetivo final que persigue en el ámbito de los cuidados paliativos es el
alivio del sufrimiento facilitando el proceso de adaptación del paciente y la
familia a la situación actual. De este objetivo final se derivan los siguientes
objetivos intermedios:
• Disminuir la morbilidad psicológica que subyace a la amenaza
percibida.
144 APLICACIÓN DE LAS CIENCIAS PSICOSOCIALES AL ÁMBITO DEL CUIDAR
DUELO
social, afectando al doliente y a los que le rodean; íntimo, dado que cada
doliente lo vive de una manera personal e individual; social, ya que conlleva
rituales asociados a la pérdida y, por último, activo, dado que el doliente
deberá realizar un trabajo activo para superar la pérdida».
Según Worden (1997), el trabajo del duelo se realiza mediante las si-
guientes tareas:
AUTOEVALUACIÓ N
1. La atención integral al paciente terminal se basa en:
a. Control de síntomas.
b. Control del dolor.
c. Apoyo emocional.
d. Adecuada comunicación con el paciente y la familia.
e. Las respuestas a, c y d son correctas.
2. Worden establece como tareas para la resolución del duelo:
a. Aceptar la realidad de la pérdida.
b. Reprimir las emociones.
c. Recolocar emocionalmente al fallecido.
d. Imitar a la persona fallecida.
e. Las respuestas a y c con correctas.
3. Las bases terapéuticas recomendadas desde la SECPAL no incluyen una
de las siguientes medidas:
a. Paciente y familia son una unidad a efectos de tratamiento.
b. La familia, junto al equipo terapéutico, determinará las medidas
terapéuticas.
c. Atención individualizada y continua.
d. Atención integral.
e. Atmósfera de respeto, confort.
4. Poch y Herrero afirman que:
a. El duelo es un proceso.
b. El duelo es normal.
c. El duelo el dinámico.
d. El duelo es un estado pasivo.
e. El duelo es personal e individual.
8. Los cuidados en situación paliativa y de últimos días 149
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1997.
C A P Í T U L O
9
Aspectos psicosociales
del cuidado al niño
y al adolescente
Elena Marcos Pérez y César Carrillo García
INTRODUCCIÓN
Los aspectos psicosociales en el cuidado tanto del niño como del adoles-
cente deben partir de una concepción holística del mismo. A este pensa-
miento, que fue ya recogido por la OMS en 1948 al definir la salud como
«un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente la
ausencia de afecciones o enfermedades», se le ha reconocido posteriormente
su componente funcional. De manera que en la actualidad nadie duda
sobre la importancia de los aspectos psicosociales inherentes al cuidado
del niño y el adolescente. Como tampoco hay dudas a la hora de asumir
que los cuidados son fundamentales en el desarrollo y la definición de la
profesión enfermera.
Collière (1993) define los cuidados como «un acto de VIDA, en el sentido
de que cuidar representa una infinita variedad de actividades dirigidas a
mantener y conservar la vida y permitir que esta continúe y se reproduzca».
Collière completa la definición puntualizando que «cuidar es un acto
individual que uno se da a sí mismo cuando adquiere autonomía, pero, del
mismo modo, es un acto de reciprocidad que se tiende a dar a cualquier
persona que, temporal o definitivamente, requiere ayuda para asumir sus
necesidades vitales». Estos cuidados se pueden considerar más relevantes
en el caso de adolescentes y, sobre todo, en la infancia debido a su situación
de más vulnerabilidad.
La inclusión de las ciencias psicosociales en las ciencias de la salud surge
de la necesidad de una atención holística de la persona, y de la naturaleza de
los cuidados de enfermería, que es muy amplia, ya que se centra tanto en
aquellos requisitos indispensables para que esta etapa del ciclo vital se desa-
rrolle saludablemente. Identifican siete necesidades básicas, o «cuidados», sin
los cuales los niños y niñas no pueden crecer y desarrollarse adecuadamente;
la gran mayoría de ellos son de índole psicosocial.
Continuando con el planteamiento de las mismas fuentes, es importante
tener en cuenta las tensiones a las que se ven sometidas las parejas hoy en
día para la crianza de sus hijos. La primera infancia es la etapa más crítica
y vulnerable para la persona, ya que sus investigaciones (y otras muchas
en el ámbito de la medicina y en el de la atención temprana), así como su
experiencia clínica, demuestran que en los primeros años de vida (0-3 años)
se sientan las bases del desarrollo intelectual, emocional y moral, y que,
además, las consecuencias de carencias durante esos años pueden resultar
irreversibles.
La mayoría de los programas de atención temprana centran sus eva-
luaciones en las áreas cognitiva, de lenguaje y motora. Se omiten o se
despachan rápidamente otros aspectos de enorme importancia como los
psicosociales, los afectivo-emocionales y los familiares. Desde una pers-
pectiva psicoeducativa hay que ampliar el abanico de la exploración bus-
cando información en tres direcciones: la organización evolutiva del niño,
las características de su entorno familiar y social y la relación entre el niño
y dicho entorno (Candel, 2005).
El National Institute of Child Health and Human Development dice
que «la calidad de los cuidados es esencial para que el desarrollo infantil
sea óptimo».
La Fundación Eulàlia Torres de Béa manifiesta su preocupación porque
en la actualidad, a causa de los cambios sociales, es menor la calidad de las
intervenciones tempranas, debido al tipo de crianza que los padres ofrecen
al bebé. Estos dependen, a su vez, de la organización social (conciliación
de la vida familiar y laboral), y esto se traduce, según esta fuente, en la
presencia de cierto tipo de problemas que se observan en la clínica de
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
En este siglo xxi, a pesar de los grandes avances científicos en todos los
campos, hay millones de niños muriendo de hambre y/o guerreando en
buena parte del mundo, a la par que otros de «mundos más desarrollados»
son abandonados, maltratados e institucionalizados. Si a este panorama
añadimos la crisis de los últimos años, la situación de los menores puede ser
aún peor, ya que, bajo la justificación económica, se reducirán presupuestos
para sus cuidados, no solo biológicos (menos profesionales cualificados,
escuelas con mayor número de niños, padres y madres sin trabajo y/o con
trabajos poco satisfactorios, entre otros ejemplos).
Cuando hablamos de los menores incluimos, aunque las características
de cada edad son muy diferentes, a los adolescentes, ya que los cuidados
psicosociales en este período también son fundamentales para prevenir
conductas de riesgo asociadas justamente a estas edades. El autoconcepto,
por ejemplo, es un aspecto psicosocial fundamental para una conducta
«adaptativa» en los adolescentes, según Fuentes et al. (2011).
Si la cantidad, además de la calidad, es imprescindible en la primera
infancia, lo es también en la adolescencia, porque el adolescente está apren-
diendo a ser él mismo en un mundo saturado de riesgos, entre los que des-
taca uno: las tecnologías de la información y comunicación (TIC). Hoy en
día es un hecho que los niños y adolescentes obtienen información de «la
red», lo cual es imposible de controlar por los padres y educadores. El uso
abusivo que hacen de este tipo de medios está planteando serios problemas.
A partir de los 10-12 años, por ejemplo, una temática que les interesa es-
pecialmente es todo lo relacionado con la pareja y la sexualidad, dándose
situaciones de verdadero acoso entre los adolescentes, y teniendo lugar
incluso el primer abordaje a la pornografía. Estos primeros pasos pueden
encaminar en un futuro a corto plazo a comportamientos muy inadecuados,
e indeseados en una sociedad que persigue la igualdad de géneros.
158
Temprana (10-14 años) Media (15-17 años) Tardía (18-21 años)
Generalidades Anunciada por rápidos cambios Aparecen manifestaciones egocéntricas, Control de los impulsos; los
Maduración personal Introspección, comienza el desarrollo Habilidades intelectuales y empatía Objetivos vocacionales más
del pensamiento formal. Idealismo. mejoradas. Sensación de omnipotencia. realistas. Refinamiento de la
Necesidad de intimidad. Consolidación de una identidad escala de valores. Capacidad
Impulsividad. Labilidad emocional, personal y desarrollo de unos valores para la negociación y el
159
160 APLICACIÓN DE LAS CIENCIAS PSICOSOCIALES AL ÁMBITO DEL CUIDAR
en estas etapas del ciclo vital es cuando se adquieren los hábitos y conductas
saludables que van a repercutir en el estado de salud en la vida adulta.
En España, todas las comunidades autónomas poseen su programa de
atención al niño, que en las últimas actualizaciones incluyen la atención
al adolescente. Todos los programas dirigen sus planes de actuación a las
actividades tanto preventivas como de educación para la salud, detección
precoz de enfermedades e identificación de grupos de riesgo. Dentro de las
actividades preventivas y de promoción de salud en la infancia y adolescen-
cia en casi todos los programas encontramos: la promoción de la lactancia
materna, el síndrome de muerte súbita del lactante, la alimentación, la salud
bucodental, la prevención del maltrato, las vacunaciones, la prevención
precoz de patologías, la prevención de accidentes, la educación sexual, la
prevención del consumo de drogas, la identificación de factores de riesgo
social y el seguimiento del crecimiento y desarrollo.
Los programas de este tipo con el niño y el adolescente se llevan a cabo
desde el ámbito de la Atención Primaria de salud, siendo el personal de
enfermería el profesional de la salud de referencia. Sus líneas de actuación
se encaminan hacia la promoción de hábitos saludables, dado que las
principales causas de morbimortalidad en la edad adulta se relacionan con
la adquisición de hábitos y estilos de vida saludables o no en las primeras
etapas de la vida. La actuación de enfermería en este campo es básica, ya
que tiene un papel primordial en el seguimiento del desarrollo evolutivo
del niño y adolescente desde un concepto biopsicosocial, debido al contacto
frecuente que ofrece este programa con los niños o adolescentes y sus
familias.
presa mediante el llanto, lo cual genera una gran ansiedad en los padres.
En la etapa preescolar desarrolla una idea simple de lo que es la enfer-
medad; para él el síntoma es la enfermedad, pero es muy consciente de las
«ventajas» que supone estar enfermo, como no ir al colegio y recibir más
atenciones. Y respecto al tratamiento, adopta una concepción mágica del
mismo, ya que considera que tomar una medicina ya le va a curar.
En la etapa escolar tiene una idea de la enfermedad más elaborada y
sabe expresar lo que le pasa con mayor exactitud, lo que ayuda a establecer
un diagnóstico correcto por parte de los profesionales de la salud. Esa
mayor conciencia de la enfermedad le hace informar a los padres de que
se siente mal y valora la importancia de estar sano, ya que cuando está
enfermo no pueden salir a jugar con sus amigos, por ejemplo. Respecto
al tratamiento, no entiende que en algunas ocasiones este tenga que ser
doloroso.
164 APLICACIÓN DE LAS CIENCIAS PSICOSOCIALES AL ÁMBITO DEL CUIDAR
CLÍNICA
Se debería fomentar la implementación del modelo Neonatal Individuali-
zed Development Care and Assessment Program (NIDCAP) en las intervencio-
nes de enfermería en neonatología. Los cuidados centrados en el desarrollo
(CCD) son aquellos que consideran al niño neonato y su familia como una
unidad. Se basan en la interacción dinámica entre el niño, la familia y el
ambiente.
El modelo NIDCAP podría traducirse como el «Programa de evaluación
y cuidado individualizado del desarrollo del neonato», y es uno de los mo-
delos más desarrollados dentro de los cuidados centrados en el desarrollo.
La aplicación de este tipo de intervenciones es fundamental y no precisa de
grandes inversiones económicas, ya que lo más importante es la formación
del personal y el cambio de actitudes dentro de las unidades de trabajo.
Además, repercute en que el niño alcance el desarrollo más óptimo posible.
COMUNIDAD
• Inculcar la atención a la familia como prioridad, en todas las
intervenciones de enfermería pediátrica.
• Desarrollar la figura del enfermero escolar en la escuela ordinaria
(o «normal», ya que en la educación especial ya están implantados),
siguiendo la trayectoria europea y americana, llevando a cabo
intervenciones muy necesarias de promoción de la salud, prevención y
asistencia inmediata, así como de colaboración con otros profesionales
para atender las demandas de todos. El objetivo es conseguir el
9. Aspectos psicosociales del cuidado al niño y al adolescente 169
AUTOEVALUACI Ó N
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
2. ¿En qué edad son más importantes los cuidados de «índole psicosocial»
en los niños y adolescentes?
a. En el lactante (0-2 años).
b. En el preescolar (2-6 años).
c. En la edad escolar (6-12 años).
d. En la adolescencia (12-21 años).
e. En todas las etapas.
3. Dentro de las propuestas de nuevos planteamientos en las intervenciones
de enfermería en la infancia y adolescencia, ¿cuáles estarían incluidas
dentro de las actividades clínicas?
a. Favorecer la formación teórica con un enfoque biopsicosocial.
b. Inculcar la atención a la familia como prioridad.
c. Desarrollar la figura del enfermero escolar.
d. Fomentar la implementación del modelo Neonatal Individualized
Development Care and Assessment Program en neonatología.
e. Promocionar la inclusión de los profesionales de enfermería en los
equipos de atención temprana (AT).
4. Dentro de todas las medidas para minimizar el impacto de la
hospitalización en pediatría ¿cuáles serían las prioritarias?
a. Reducción del tiempo de las estancias clínicas (n.° de ingresos y
duración).
b. Extremar la calidad de la atención en urgencias y utilizar la analgesia
adecuada en cada edad y situación.
c. Presencia de los padres siempre que sea posible.
d. Presencia de la «escuela» y profesores en el hospital para la
continuidad académica y las actividades lúdicas educativas.
e. Decoración adaptada de las salas de pediatría.
5. Los cambios que se están produciendo en la estructura familiar son:
a. Matrimonios en edades mayores.
b. Aumento considerable de separaciones y divorcios.
c. Mayor número de parejas en las que trabajan ambos progenitores.
d. Familias con nuevas parejas que conviven con hijos no biológicos.
e. Todas las respuestas son correctas.
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© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
A P É N D I C E
Respuestas
de las autoevaluaciones
CAPÍTULO 1
1. Respuesta correcta. a.
Porque es en la cultura del grupo social donde se expresan
los símbolos (ideas y comportamientos de salud y enfermedad),
emergen las normas y reglas que la identifican y se interpretan las
señales internas y externas relacionadas con la salud, a las que sus
miembros responden en función de sus valores y experiencias. Para
cuidar hay que identificarse con cualquier ser humano por el hecho
de ser humano en un contexto sociocultural.
2. Respuesta correcta. d.
Entre los componentes sociales del cuidado se pueden encontrar
los determinantes interactivos personales y profesionales y aquellos
otros que responden a nuevas expresiones de estructura social, que
se identifican en las nomas legislativas, en valores sociales
y los cambios en las redes de ayuda social.
3. Respuesta correcta. a.
Según la autora:
El contexto integrado por la cultura del sistema de salud, la del
sistema social amplio, y el modo en que estos dos afectan tanto a los
proveedores de salud como al usuario, su familia y su comunidad.
El componente objetivo: focalizado en las características culturales,
económicas y sociales del usuario/comunidad.
El componente subjetivo: centrado en la idea de la influencia de los
profesionales en las personas que cuidan y la necesidad por parte
del profesional de realizar una autoevaluación sobre los propios
valores culturales, prejuicios y formas de comunicación; igualmente,
ha de tener la habilidad de cambiar las formas de comunicación
a partir de estos principios.
4. Respuesta correcta. d.
Porque un solo modelo no puede mostrar per se adecuadamente
la diversidad de los grupos que conforman las civilizaciones.
Además, la mayoría de los modelos y teorías utilizados suelen guiar
CAPÍTULO 2
1. Respuesta correcta. c.
Todo acto comunicativo humano posee un aspecto de contenido
y un aspecto de relación. Así, mientras el primero transmite la
información sobre una conducta concreta (aspecto referencial
de la comunicación), el segundo transmite la información sobre
el impacto que la comunicación de esa conducta ejerce sobre las
entidades participantes en el proceso y el modo en que estas se
relacionan (aspecto conativo de la comunicación).
2. Respuesta correcta. d.
Para ser entendido sin ser interpretado, el emisor debe poseer
la capacidad de expresar claramente el contenido, el sentimiento
y la demanda de su conducta comunicativa.
3. Respuesta correcta. e.
Ser auténtico exige coherencia entre nuestros propios pensamientos,
sentimientos y comportamientos. No obstante, la autenticidad
no debe ser confundida con imprudencia o falta de delicadeza. Así,
mostrar una actitud auténtica a la hora de comunicarse
no es incompatible con el uso, por ejemplo, de eufemismos.
4. Respuesta correcta. e.
El estilo comunicativo calculador obedece a la máxima de «nunca
expresar sentimientos». Las personas que adoptan este estilo de
comunicación suelen ser individuos extremadamente correctos
en el trato, tranquilos y razonables. Además, habitualmente, se
muestran distantes y tratan de emplear un vocabulario complejo y
sofisticado con el fin de hacer ver a los demás que son inteligentes.
APÉNDICE 175
CAPÍTULO 3
1. Respuesta correcta. d.
Este período va seguido a la autoevaluación personal y es el período
previo al diagnóstico profesional. En algunas personas se expresa
la denominada conducta de enfermedad (búsqueda de ayuda), en
otras se produce (a partir de justificaciones personales) una omisión
o una evitación y otros inician el autotratamiento.
2. Respuesta correcta. c.
Según Gil Roales-Nieto (2004), la respuesta al síntoma va a
depender de: ciertas variables sociodemográficas, como el género
y la clase social; de las características del síntoma (viabilidad del
síntoma, severidad percibida, interferencias con la vida de la
persona que lo sufre, frecuencia y persistencia del síntoma)
y de la visión personal de la enfermedad (creencias tomadas
del entorno cultural y de la experiencia).
3. Respuesta correcta. e.
Se asumen las siguientes fases:
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
CAPÍTULO 4
1. Respuesta correcta. b.
Diversos estudios epidemiológicos han puesto de manifiesto
la relación entre las cifras de presión arterial y la incidencia de
enfermedad cerebrovascular, de manera que cuanto más alta
es la presión, más elevada es la probabilidad de padecer dicha
enfermedad.
2. Respuesta correcta. c.
La hipertensión arterial es un trastorno crónico y asintomático, lo
que algunos autores han denominado como el «asesino silencioso»,
ya que es habitual que el sujeto no informe de síntomas hasta que se
ven afectados los órganos diana.
3. Respuesta correcta. e.
Las características asociadas a la enfermedad, así como al
tratamiento, constituyen factores determinantes para un correcto
seguimiento terapéutico. Además, es importante considerar la
relación profesional-enfermo, así como las propias características
personales de este último.
4. Respuesta correcta. a.
El modelo del sentido común es una teoría según la cual el
individuo construye una representación sobre su proceso de
enfermedad a partir de la información de cuatro componentes:
la causa (factores etiológicos), la identidad (compuesto de
APÉNDICE 177
CAPÍTULO 5
1. Respuesta correcta. c.
La Federación Internacional de Diabetes abordó en el Día Mundial
de la Diabetes 2012 la cuarta etapa en el enfoque de 5 años sobre
educación y prevención de la diabetes.
2. Respuesta correcta. b.
La afectación microvascular por la hiperglucemia produce
la insuficiencia renal. Podría reducirse de forma significativa
manteniendo los niveles de glucemia tan próximos a la normalidad
y durante tanto tiempo como fuera posible.
3. Respuesta correcta. d.
Si en la autodeterminación hay un mal resultado (p. ej., una
hiperglucemia), este adquiere poder de control para modificar su
conducta. El caso de la hipoglucemia es diferente, ya que implica
una disposición casi automática a adoptar una conducta correctora
por parte del paciente.
4. Respuesta correcta. a.
El entrenamiento en el control de las hipoglucemias tiene como
objetivo que estas no se conviertan en una circunstancia temida
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CAPÍTULO 6
1. Respuesta correcta. d.
Ese derecho ha sido explícitamente reconocido como tal en los
estatutos de autonomía como el de Cataluña, Aragón o Andalucía,
que tienen el rango de Ley Orgánica. La Constitución española no lo
recoge como tal.
2. Respuesta correcta. a.
Otorgar el consentimiento a una intervención en el momento
de la indicación clínica de la misma prevalece sobre
lo que hubiéramos dispuesto en su momento en la declaración
de voluntades anticipadas.
3. Respuesta correcta. b.
Las leyes dejan explícitamente claro que no se regula ningún tipo
de eutanasia. El suicidio asistido queda fuera de la regulación de la
muerte digna.
4. Respuesta correcta. c.
Dentro de estos problemas se incluyen el sufrimiento físico y
psicológico, la agudeza cognitiva, la capacidad funcional, etc., pero
todos se engloban en la denominación «Problemas relacionados con
las enfermedades».
5. Respuesta correcta. e.
El inventario social de la dignidad incluye elementos que aumentan
la sensación de dignidad (como el apoyo social) y otros que la
disminuyen (como el temor a la atención).
CAPÍTULO 7
1. Respuesta correcta. e.
La culpabilidad y la cólera contra las personas son reacciones de
inadaptación a la situación.
2. Respuesta correcta. e.
El enfermo tiene derecho a no querer saber su diagnóstico.
3. Respuesta correcta. c.
El estrés es un factor de riesgo que puede provocar conductas no
saludables e influir en el sistema inmune.
4. Respuesta correcta. d.
A pesar que todos son medios diagnósticos que nos pueden hacer
sospechar cáncer, el informe histológico de la muestra es la prueba
determinante.
5. Respuesta correcta. e.
Todas las respuestas se han de tener presentes antes para entender
la situación vivida por el paciente ante este diagnóstico.
APÉNDICE 179
CAPÍTULO 8
1. Respuesta correcta. e.
La atención integral al paciente terminal se basa en el control de
síntomas, apoyo emocional y una adecuada comunicación con el
paciente y la familia.
2. Respuesta correcta. e.
Worden establece como tareas para la resolución del duelo: aceptar
la realidad de la pérdida, trabajar las emociones y el dolor de la
pérdida, adaptarse al medio en el que el fallecido está ausente y
recolocar emocionalmente al fallecido, y continuar viviendo.
3. Respuesta correcta. b.
La autonomía y la dignidad del paciente rigen las decisiones
terapéuticas.
4. Respuesta correcta. a.
Poch y Herrero afirman que el duelo es un estado activo, dado que
el doliente deberá realizar un trabajo para superar la pérdida.
5. Respuesta correcta. d.
La negación es un mecanismo psicológico reconocido ante la idea
del fin de su existencia.
CAPÍTULO 9
1. Respuesta correcta. e.
Los cambios físicos que interiormente conllevan dificultades para
ser asumidos aparecen en la etapa temprana; también existe en esta
etapa un incremento de la capacidad del pensamiento abstracto y de
la fantasía.
Las manifestaciones egocéntricas aparecen en la etapa media, y
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.