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Bfy JC
Bfy JC
(BECAUSE OF YOU)
JULIE CANNON
13 de diciembre 2014.
SINOPSIS
Trabajé para una compañía petrolera y de gas durante unos años y uno de
mis compañeros de trabajo era un hombre que había sido secuestrado por las
FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Él estaba en un viaje de
pesca cuando fue secuestrado y lo mantuvieron cautivo durante nueve meses y
varios días. Él podía decir el número exacto de días y horas. No era un hombre
joven, el haber sido secuestrado entrado ya en sus mediados sesenta lo afectó
mental y físicamente. Esta no es su historia, que se inició hace muchos años, pero
sus historias ante una reunión de café y panecillos sonaba exactamente igual que
mi investigación. No somos perfectos, por lo que cualquier información errónea
acerca de las FARC, en Colombia, o la reintegración como rehenes es mi total
responsabilidad.
Esta es una obra de ficción pero sucede más veces de lo que podríamos
imaginar.
DEDICATORIA
A todos los hombres y mujeres que están en espera de volver a casa y a los que
nunca regresaron.
PRÓLOGO
Bogotá, Colombia
Una solitaria gota de sudor se deslizó en un ritmo torcido entre sus pechos
en su camino hacia el ombligo. Estaba más caliente que el infierno, incluso con el
chorro de aire acondicionado en lo alto. Había vivido en lugares calientes antes
por lo que estaba acostumbrada al calor, pero la humedad la estaba matando.
Echando un vistazo alrededor de la habitación no pudo evitar emitir un suspiro
exasperado. Ella no debería estar aquí. Podría haber enviado a uno de sus
funcionarios a estas reuniones, pero habían insistido en que fuera ella.
Tenía mejores cosas que hacer. Estaba mucho más allá de este jaleo
mundano sobre extensiones de contrato, horas de trabajo, y de lugareños frente a
los proveedores estadounidenses. Ella era la dueña de esta empresa, por el amor
de Dios. Le pagaba a la gente para lidiar con esta mierda. Para eso tenía aquí a
Debra y James.
Debra Packer, sin embargo, su vice-presidente de Global Digital, apenas y
había empezado a sudar. ¿Cómo hacía eso? En los nueve años que había
conocido a Debra, Barrett nunca la había visto sudar. O en el caso de Debra, la
palabra correcta sería ´transpirar´. Debra siempre decía: "Las damas no sudan,
transpiran." Debra era impecable, siempre perfecta, peinada y perfumada. Cada
collar hacía juego con sus pendientes, cada pulsera complementaban igualmente
los accesorios de última moda. A Barret le irritaba hasta el demonio que siempre
tuviera que esperar por Debra, quien si hubiera sido igualmente lesbiana como
ella, sería la chica de publicidad para promocionar un lápiz labial para lesbianas.
El cómo habían llegado a ser socias de negocios seguía siendo un misterio
para ella. Barrett trabajaba construyendo su propia empresa de software cuando
Debra prácticamente cayó en su regazo. Ella era la nieta de su vecina, una mujer
que había vivido al lado de ella por años, y Debra había llamado a su puerta un
día, extendiéndole una invitación para cenar. Después de un plato de lasaña y
varios vasos de vino, Barrett había descubierto que Debra tenía dinero para
invertir y cerebro para que Global Digital fuera una realidad. Durante años, Debra
aprendió el negocio y llegó a ser muy adepta a traer cuentas, todo sin conseguir
una sola arruga en su traje. No era molesto que los hombres en un salón,
obviamente preferían mirar a Debra que a ella. Debra podía probablemente
hacerlos comprar una calefacción central simplemente batiendo sus pestañas.
Barrett, sin embargo, estaba con el ánimo por los suelos. Habían estado
sentados en esa habitación mal ventilada durante tres días con cinco hombres, y
ella necesitaba desesperadamente un cambio de escenario y aire fresco. Bogotá
Electric estaba negociando con Global Digital para una nuevo sistema de red de
energía eléctrica para una mejor gestión de la distribución de su fuerza eléctrica
que, en los últimos doce años, había proporcionado electricidad sólo
esporádicamente a la creciente ciudad. Global Digital había sido elegida entre más
de un puñado de empresas en el mundo que podrían arreglar su problema, y
habían conseguido un permiso especial del Departamento de Estado de EE.UU
para hacer negocios con Bogotá Electric. ¡Qué dolor en el culo había sido ese
proceso.
No podía quedarse quieta por más tiempo. Empujó su silla lejos de la gran
mesa de madera de teca. "Señores, estamos en un punto en que Debra y James
pueden responder a cualquier pregunta adicional que puedan tener ", dijo ella,
poniéndose de pie y asintiendo con la cabeza en dirección de Debra y su director
de información. "Si me disculpan. "Incluso si ellos no lo hacían, ella saldría de allí.
Respirando con dificultad, sintiendo los brazos sin fuerza, Barrett salió de la
piscina y se deslizó la bata de felpa gruesa sobre su traje de baño. Cogió una
toalla y se frotó el cabello, apretando el exceso de agua de sus largos mechones.
Había estado jugando con la idea de cortarlo mucho más, pero aún no había
hecho una cita. El camarero le trajo una botella de agua, y ella no se molestó en
darle las gracias antes de regresar a la tumbona, con sus gafas de sol oscuras
cubriendo sus ojos.
Si Aarón pudiera verla ahora la llamaría derrochadora, decadente, niña
mimada, y una variedad de otros adjetivos que ella estaba segura él no tendría
problemas para encontrar. Su hermano era el más ecologista de todos los que ella
había conocido. No poseía un coche, vivía en una casa de dos dormitorios con su
esposa e hija, y con religiosa meticulosidad reciclaba cada cosa, de acuerdo con
el folleto que venía en el contenedor azul. Era un vegetariano estricto, lavaba la
ropa en agua fría, y aborrecía el exceso de cualquier tipo. Él fruncía el ceño ante
sus viajes de primera clase, pensando que ella debía por lo menos volar en clase
turista. Incluso iba más lejos como para sugerirle que ella realizara sus reuniones
por videoconferencia para ahorrar en el consumo de combustibles para reactores.
El hecho de que ella hiciera cien veces más el dinero que él hizo, no le
molestaba en absoluto. Ella trabajó duro y se ganó cada puto centavo. Podía
hacer lo que le viniera en gana con ello. Así que ella volaba en primera clase. ¿Y
qué? Ella comía en los mejores restaurantes, qué gran cosa. Y el traje que llevara
hoy ahora estaba tirado en el suelo de su habitación, y probablemente, costaba
más de lo que la camarera ganaba en un año. ¿A quién le importaba? A ella no.
Para ella era todo sobre el trabajo, así como el juego, con más de una fiesta de
pijamas de vez en cuando. Sus relaciones personales eran superficiales y
fugaces. Aparte de su familia, nunca tuvo sentimientos de una manera u otra
sobre cualquier otra persona en su vida.
Aarón le había advertido sobre ése viaje a Colombia. Basada en la
información que él le había dado durante la cena de la pasada semana, él debía
haber buscado por días en la web sobre la información atemorizante en el país.
¿Cómo podían ser tan diferentes aún siendo resultado de los mismos
padres? Él era alto y delgado, con más de seis pies, mientras que ella medía un
promedio de cinco pies y seis pulgadas, con exclusión del peso adicional, había
logrado mantener su peso de la universidad en ciento veinticinco libras. La única
cosa similar con su hermano mayor, que no fuera el hecho de que a ambos les
gustaba tener sexo con las chicas, era su pelo. Su rubia melena corta
naturalmente ondulada y espesa. Él mantuvo su pelo rizado igualmente muy corto
y práctico.
Finalmente relajada, Barrett se fue de nuevo a su habitación. Eran sólo
poco después de las cuatro de la tarde y estaba inquieta. Se duchó, se puso un
par de pantalones holgados color caqui, una camiseta desgastada y sandalias.
Puso su dinero en efectivo en su bolsillo frontal, su pasaporte en el otro, y sus
gafas de sol sobre su cabeza. Ella sabía lo suficiente como para vestirse
discretamente mientras estuviera en ese país. Cualquier muestra de joyería o
dinero sería como un faro para los matones u otra clase de gentuza. Dios, no
podían estas personas, al menos cuidar al turismo que traía dinero a su país? Sin
mirarse en el espejo, abrió la puerta y entró en el pasillo.
El ascensor la llevó al piso inferior, y las puertas de abrieron
silenciosamente. El vestíbulo estaba lleno de huéspedes ingresando, y ella siguió
su camino a través de la multitud rumbo a la puerta principal.
Su guía la estaba esperando y ella empezó a caminar a su lado, bajando
sus gafas de sol de la cabeza y tapándose los ojos. No iba a caminar en esta
ciudad sin un guía. Ella había estudiado un mapa local y sabía dónde iban, pero
de ninguna manera iba a estar en las calles sin algún tipo de protección.
El sol estaba caliente y el aire era espeso. ¿Qué diablos estoy haciendo?,
se preguntó. No le podrían importar menos las baratijas y la basura local, como
ella le llamaba a las mercancías turísticas típicas, pero sólo estaba haciendo esto
por su familia.
Caminaron durante unos minutos, luego giraron a la izquierda en la
segunda calle, pasando lo que parecía una oficina de correos. Un aroma
desagradable llenó sus fosas nasales. ¿Dios, qué era ese olor? Trató de no
vomitar y definitivamente no quería saber. La multitud aumentaba cuanto más se
acercaban al mercado al aire libre, hasta que estuvo codeándose con completos
extraños.
Echó un vistazo, curioseando por los pasillos, escogiendo una baratija aquí,
una chuchería allá. Incluso con su opinión de turista de mierda, ella tenía un librero
en su oficina lleno de artículos auténticos, nativos de los países a los que había
viajado. Un estante contenía una muñeca Geisha japonesa, una jarra de cerveza
de Alemania, un trozo de la Gran Muralla, una abrecartas de piel italiano, y una
pepita de oro desde África.
Hizo malabares con sus paquetes y la botella de agua que acababa de
comprar y se acercó a la última parada en la fila. Un color brillante le llamó la
atención, y supo que podía encontrar lo justo para Aarón. Dos hombres se
empujaron dentro de su espacio.
***
***
***
Barrett sintió como si estuviera en las profundidades del agua y poco a poco
estuviera llegando a la superficie. Estaba acostada de lado sobre barro, hojas, y
otra mierda que no podía identificar. Sin moverse revisó sus extremidades,
comenzando con los dedos de su pie izquierdo, pasando por su pierna, torso,
cada brazo, y terminando con los dedos en el pie derecho. Su inventario mental y
la falta de otro dolor sustancial le dijo que nada importante parecía estar roto. Sus
manos seguían atadas tras su espalda, sus pies amarrados con lo que parecían
unas bandas de sujeción, bandas de plástico utilizadas por las fuerzas policiales
como sustitutos de las esposas regulares. Tenía los dedos entumecidos, pero
todavía era capaz para moverlos.
La mordaza se había retirado de la boca, y un charco de vómito y sangre
estaban a una pulgada de sus labios entreabiertos. Al menos podía respirar,
apenas. No necesitó de un espejo para decirle que el dolor familiarizado en el
centro de su cara era por la nariz rota. A juzgar por la cantidad de sangre en el
suelo y el dolor en el lado izquierdo de su frente, probablemente tuviera un corte
profundo allí también.
Dos hombres estaban sentados sobre un tronco, a dos metros de distancia,
fumando un cigarrillo. El hombre mayor, supuso, medía más 1.80 de alto y tendría
que pesar por lo menos 140 kilos. Tenía el pelo largo y una barba desaliñada
incluso más larga. Estaba vestido con uniforme militar, un camuflaje eficaz en la
densa selva. Su compañero estaba vestido de manera similar, pero estaba bien
afeitado y era de la mitad de su tamaño. En ese momento no le prestaban ninguna
atención a ella.
Barrett se quedó inmóvil, en parte para detener la explosión en su cabeza y
también para espiar la conversación. Sus voces eran apagadas, pero ella fue
capaz de descifrar algo que le provocó más miedo. Estaban hablando de cuánto
tiempo les llevaría llevarla al campamento principal. Uno de ellos dijo que tres
días, el otro que cuatro o cinco, dependiendo de la rapidez con que pudieran
hacerla viajar.
Ella captó fragmentos de nombres - Manuel, Santiago, y El Coronel. Se
imaginó que habían enviado a conseguir otro tipo, cualquiera que esto significaba,
y algo acerca de una novia para la Libertad. La mayor parte de lo que decían no
tenía sentido, pero entendió lo suficiente como para saber que estaba
profundamente jodida.
El hombre de la barba, parecido a Barba Azul, se rió cuando él dijo algo
sobre el premio que le esperaba cuando regresaran. Él frotó su entrepierna para el
efecto, y su lascivo cacareo hizo que a ella se le revolviera el estómago. El otro
hombre se parecía más a un joven Desi Arnaz y, de los dos, definitivamente era el
que recibía las órdenes y controlaba. Era enjuto y muy moreno, con el pelo atado
tras de su cabeza en una cola de caballo.
Ese pensamiento hizo que le doliera la cabeza a Barrett. Su largo cabello
había sido jalado por lo menos dos veces, y ella maldijo su longitud, que le había
proporcionado a los dos matones que llamó Azul y Desi, la manera perfecta para
reprimirla. Cuando lograra salir de este lío tenía la intención de cortarlo
completamente.
Cerró su ojo sano y respiró profundamente. Sus costillas le dolían por la
caída o por alguna patada, pero cada respiración le ayudó a despejar la cabeza.
Estaba increíblemente serena. Había sido golpeada, secuestrada y atada, y
estaba casi tan tranquila como si se encontrara sepultada bajo cinco metros de
nieve en el Monte Hood. Las circunstancias eran muy diferentes, pero tal como
ésta experiencia, ella podría muy bien morir antes de que terminara el día.
Ella se puso de pie antes de que ellos vinieran y la arrastraran. Era una de
las pocas cosas en las que tenía control, por lo menos en esta mañana. Había
aprendido a controlar y a hacer de buena las cosas que otros encontrarían
intrascendentes -como caminar a donde ella quería cuando quería y a cepillar su
pelo cuando quería. Incluso ir al baño cuando ella necesitaba, frente a los demás
cuando la dejaban, lo que se había convertido en una delicia.
Por los últimos ocho meses, o por lo menos el tiempo que Kelly Ryan pensó
que llevaba cautiva, pero no estaba segura, otra persona controlaba sus
movimientos cada minuto de cada día. Se movía cuando le decían, se ponía de
pie cuando le pedían, y comía lo que le daban. Si no lo hacía, y a veces incluso
cuando lo hacía, era desnudada, golpeada, la dejaban sin comer, la ataban a un
árbol, o algo peor.
Ella no había sido la rehén con más tiempo, o con el menor. Juan Córdoba,
un Diplomático cubano, sostenía el dudoso honor de completar dos años, y
Francois LeCroix, un banquero francés, había sido arrastrado hacia el campo
cuatro meses atrás apenas con vida. Ella se pasaría por aquí y lo revisaría más
tarde después de que revisara a sus otros pacientes -los rebeldes la mantenían a
ella y a otras siete personas como rehenes en algún lugar de la selva.
Le dolía la espalda de dormir en el suelo, pero por lo menos no tenía
ninguna pesadilla mientras dormía -ninguna que ella recordara. Cuando había
llegado por primera vez, y durante los meses posteriores, sus sueños, cuando se
le permitió dormir, estaban llenos de imágenes de hombres enmascarados, gritos,
disparos y sangre. Mucha sangre.
Kelly estaba en su tercera visita a Bogotá, junto con otras cinco enfermeras
y dos médicos voluntarios en una clínica de una zona rural justo al Este de la
ciudad devastada por la guerra. Su primer viaje a Colombia había sido cuatro años
atrás con unas compañeras de enfermería, e inmediatamente se había enamorado
del país y de su gente. No tenía nada para tratar a sus pacientes, y la atención
médica de cualquier tipo era prácticamente inexistente. Si no se trataba
adecuadamente, algo tan simple como una herida menor podría resultar en la
muerte.
Su equipo estaba a dos días de regresar a casa cuando los rebeldes
atacaron su campamento. Kelly sabía los riesgos desde el simple hecho de venir a
Colombia, pero su trabajo y ver hasta qué punto estas personas los necesitaban,
había alejado cualquier pensamiento de peligro de su mente. Las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia, o FARC, se estableció a principios de los
60´s por el Partido Comunista Colombiano para defender el control de las zonas
comunistas en las áreas rurales. Había leído que era la insurgencia más antigua,
más grande, más capacitada, y la mejor equipada de América Latina, con más de
diez mil combatientes armados y miles de partidarios. Al igual que en la mayoría
de las guerras civiles, los civiles de su equipo a menudo quedaban atrapados en el
medio.
Lentamente estiró los brazos por encima de su cabeza. Su hombro
izquierdo le dolía, un remanente de su encuentro con uno de los guardias que ella
y sus compañeros rehenes apodaron Hércules. Era grande y corpulento y les
recordó al mítico Héroe griego. Varios meses atrás ella no se había movido lo
suficientemente rápido para evitarlo, y cuando él la agarró por el brazo, oyó un
estallido. Él silenció su grito con una bofetada en su rostro. El dolor era
insoportable, tuvo que decirles a sus compañeros de prisión que deslizaran de
nuevo su hombro a la cavidad.
Con 1.76 metros, Kelly era más alta que algunos de sus captores y, antes
de perder más de 25 kilos, los había superado también. Conservaba su pelo
castaño lo más corto que podía, con la longitud necesaria para mantenerlo limpio y
no quedar atrapada bajo las ramas colgantes cuando se vieran obligados a
marchar a través de la selva. Las costras que dejaron los insectos que se dieron
un festín con ella la noche anterior, estaban rojas y le picaban terriblemente, pero
había aprendido en su mente la forma de bloquear el escozor constante, al igual
que muchas otras cosas. Recorrió con su dedo torcido sobre la cicatriz decolorada
en su muslo derecho. La primera no había sanado correctamente después de que
se rompió cuando fue secuestrada, y la segunda había sido el resultado de una
caída contra una roca afilada hacía unos meses. Sus pies estaban desnudos. Los
zapatos que tenía cuando fue capturada se habían desintegrado bajo las duras
condiciones de la selva colombiana, y no había recibido otro par.
***
Otros dos guardias, uno de los cuales Francois había llamado Harry por la
película de Clint Eastwood, Harry el Sucio, recogieron a la mujer y la arrastraron
más cerca de un árbol. Tomando la cadena que ya estaba asegurada alrededor de
su base, sujetó el tobillo de la mujer, asegurándola efectivamente.
Kelly calculó la distancia entre el lugar donde ella estaba parada y la mujer
y juzgó que serían unos diez metros. Por un fugaz momento pensó en escapar de
Opie y correr hacia ella, pero sería inútil. Ella no sería capaz de hacer nada para
ayudarla antes de que Opie la atrapara, y tanto ella como la mujer sufrirían por sus
actitudes espontáneas. Antes de que tuviera la oportunidad de hacer algo
estúpido, el hombre al que todos llamaban El coronel, salió de su tienda de
campaña.
El coronel era el líder de esta banda de rebeldes, y era estricto y no
toleraba la pereza o la insubordinación. Si los hombres no saltaban cuando él
hablaba, los castigaba casi tan severamente como a los rehenes. Kelly sospechó
que él tenía algún tipo de formación militar por la forma en que daba las órdenes y
esperaba que fueran obedecidas sin vacilación.
Él era el más alto de todos los hombres que Kelly había visto durante su
cautiverio. Medía más de 1.80 metros y debía pesar por lo menos 120 kilos. Ella lo
sabía. Había estado encima de ella más de una vez. Alejó ese pensamiento
mientras observaba como él se acercó a la encogida mujer.
Él habló con uno de los hombres que habían traído a la mujer, mirando de
uno a otra mientras el hombre hablaba. El Coronel estaba de pie con los pies
abiertos y cuadró los hombros, y por su postura Kelly estaba segura de que podría
golpear, ya sea a uno o ambos hombres.
Ella había estudiado al Coronel -su caminar, sus gestos, sus discursos- y lo
encontró muy transparente si uno sabía qué buscar. Y ella lo hizo. Ella encontraba
a las personas fascinantes y a menudo se sentaba en un centro comercial lleno
viendo como pasaban. Era un juego que su primo Sam y ella habían jugado
cuando su madre los llevaba de compras. Se sentaban y adivinaban la ocupación
de cada persona mientras caminaban, juzgándolos por su ropa, su caminar, y sus
acompañantes. No tenían forma de saber si estaban en lo correcto, pero era una
forma muy divertida de matar el tiempo.
Las cabezas de los dos hombres golpearon hacia atrás, uno tras otro, y
todo lo que pudo ver Kelly era que el brazo del coronel regresaba a su costado.
Para ser un hombre corpulento era rápido, muy rápido, y más de una vez ella
había estado en el lado receptor de esa rapidez. Algo que los hombres habían
hecho o dejado de hacer había disgustado al líder, y no hizo ningún secreto de
ello.
Ambos hombres limpiaron la sonrisa de sus caras, la sangre de la nariz, y
se cuadraron en atención. A pesar de que todos hablaban en español, Kelly sabía
que a los dos los hombres les estaban pateando el culo, en sentido figurado y
probablemente literalmente como sería más adelante. El coronel nunca levantó
su voz, pero el mensaje fue claro cuando los dos hombres saludaron, dieron la
vuelta, y se marcharon lejos.
El coronel se volvió y se encontró los ojos de Kelly y ella luchó para no
desviar la mirada. Odiaba ser una cobarde, pero había aprendido en la batalla
cuando luchar y cuando no hacerlo. La mayoría era de no-luchar.
"Señorita Ryan, por favor, venga aquí." El coronel habló inglés con fluidez,
aunque con un fuerte acento español.
Kelly mantuvo sus ojos en el suelo mientras caminaba a través de la
suciedad y se detuvo frente al hombre. Otro de sus lecciones era no hablar hasta
se le hablara.
"Atienda a esta mujer. Ella es muy valiosa para nosotros. "Él no le dijo nada
más, pero emitió algunas órdenes tanto a Opie y a otro de los guardias que estaba
allí cerca. El guardia corrió en dirección de la comisaría, y El coronel volvió a su
tienda de campaña.
"Sí, señor," murmuró Kelly ya a sus espaldas, y cayó rápidamente sobre
sus rodillas. Removió el pelo que había caído sobre el rostro de la mujer y sintió
el pulso en el cuello. Era débil, pero constante. Con cuidado, Kelly rodó a la mujer
sobre su espalda y comenzó una revisión rápida de su cuerpo por cualquier signo
externo de lesión significativa. Más de una docena de cortes y rasguños en el
torso y extremidades, y cientos de picaduras de insectos que cubrían su piel; la
única herida grave que podía ver que no fuera una nariz rota, obviamente, era un
desagradable corte en la frente.
El guardia regresó con un magro suministro de vendas y antiséptico y dejó
caer la bolsa a sus pies. "Agua, por favor ", pidió ella en español.
***
Kelly prácticamente cayó sobre su manta de dormir. Opie por lo general no
era brusco, pero sospechaba que El Coronel estaba observando y que repartir
disciplina pensó que era apropiado. El Coronel veía todo y sus hombres le temían.
Mientras que la mayoría de los hombres seguían a sus líderes por respeto y
compartían una causa, los hombres del coronel sabían que serían asesinados si
no lo hacían. A menudo los ponía como ejemplo cuando alguno de ellos rompía
una de sus reglas. El castigo era severo, rápido, e inolvidable.
Opie aseguró la cadena en su tobillo, y ella vio al Coronel cruzar lentamente
al otro lado del campo hacia la mujer. Un guardia la arrastró de los pies. La mujer
lo miró de reojo mientras él se acercaba. Aunque Kelly sabía lo que iba a suceder,
se sobresaltó cuando él dio una bofetada en el rostro de la mujer. Su cabeza se
tambaleó y ella cayó al suelo.
El guardia que estaba de pie junto a la mujer tiró de ella de nuevo. Su
cabeza se ladeó y sus rodillas se doblaron, pero el guardia la sostuvo en posición
vertical.
"Despierte," gritó El coronel. "He dicho que despierte! "Esta vez el guardia
le arrojó un vaso con agua a la cara de la mujer. Ella farfulló y parpadeó varias
veces.
"Usted, señorita Taylor, es una prisionera de las Fuerzas Armadas
Revolucionarios de Colombia. Soy el Coronel Suárez y este es mi campamento.
Usted hará lo que yo diga, cuando yo lo diga, y tantas veces como lo diga. Si
intenta escapar la vamos a cazar y la atraparemos. Nadie nunca ha escapado de
mí, y usted", señaló con el dedo a la mujer, "no será la primera".
El coronel caminó lentamente alrededor de la mujer como si la
inspeccionara cual fuera carne de vacuno. O como un hombre inspecciona a su
siguiente pieza para echar un polvo. Kelly se estremeció ante el pensamiento.
"Estará con nosotros hasta que se pague su rescate. Eso puede ser en
semanas, pueden pasar años, pero si no lo pagan nunca lo dejará. "Él se detuvo
frente a la mujer y la miró directamente a los ojos.
"Usted es una captura maravilloso, señorita Taylor ", dijo el coronel en
perfecto Inglés. "Es muy rica, su empresa cuenta con una gran cantidad de dinero,
y tiene una familia que la ama. Será un buen botín. Espero que no sea demasiado
pronto. Es usted una mujer muy hermosa. "El coronel trazó los pechos de la mujer
con la culata de su siempre presente látigo.
El estómago de Kelly se apretó, y ella se sorprendió cuando la mujer
escupió al rostro del coronel. "Vete a la mierda," ella escuchó su respuesta un
instante antes de que él le diera un puñetazo en la boca. Kelly saltó y consiguió
avanzar los pocos centímetros que su amarre le permitió antes de que sus pies se
detuvieran y cayera sobre su estómago. Cuando el polvo se despejó y Kelly pudo
ver de nuevo, la mujer yacía inmóvil en el suelo, con sangre goteando de su boca.
CAPÍTULO CINCO
Todo mundo se quedó en silencio, excepto Azul, que lloraba y suplicaba por
su vida. Sin levantar la voz, el Coronel habló a sus hombres. "Su compañero ha
optado por desobedecer una de las reglas mientras estén bajo mi mando. Será
castigado en una forma acorde con su infracción ".
Barrett contuvo el aliento cuando el Coronel batió el látigo sobre su cabeza.
Una, dos, tres veces zumbando en el aire, causando el quejido de Azul. El Coronel
se dirigió a sus hombres y habló de nuevo. "Mis reglas son pocas pero sencillas.
El castigo por desobedecerlas es severo. Tú, "dijo, señalando a Blue ", éres una
vergüenza para nuestra Revolución. Tal vez lo vas a pensar la próxima vez que no
puedas controlar tus acciones. "Con un zumbido final, el látigo azotó el pene de
Blue, su grito llenó la luz de la tarde.
***
***
***
***
Kelly vomitó hasta que su estómago amenazaba con vaciarse, junto con la
exigua cena de la última noche. Limpiándose la boca con el dorso de su mano
temblorosa, se arrastró hacia su petate y se derrumbó. Estaba exhausta, tanto
mental como físicamente. No había manera de que pudiera haber dormido en la
posición que se encontraba. Cubierta de sangre y orina del guardia, había tenido
que soportar el festín de los moscos en su piel pegajosa toda la noche. Había
sentido cada respiración de él y supo el momento en respiró por última vez. Cerró
los ojos.
El agua salpicó su rostro, y Kelly levantó la mano para proteger sus ojos del
sol. Bruce estaba de pie sobre ella. Ella trató de sentarse y lo logró antes de que él
perdiera la paciencia.
"Sí, señor?", Preguntó Kelly de la forma que le habían enseñado. No es que
entendiera completamente lo que él le dijera, pero había captado lo esencial
bastante rápido. Bruce le hizo un gesto para que ella agarra al guardia muerto y lo
siguiera.
Los ojos del hombre estaban abiertos, mirando a la nada, y Kelly mantuvo
su atención en cualquier lugar, menos en lo que quedaba de su pene. Sujetándolo
por las muñecas ella caminó, arrastrando al hombre centímetro a centímetro
agonizante. Era pesado, y el calor y la humedad ya habían comenzado la rápida
decadencia de su cuerpo.
Pensamientos locos rebotaban en su cerebro mientras ponía un pie delante
del otro. ¿Qué pasó con mi coche? ¿Qué pasó con Needle´s? ¿Ariel se la habría
llevado? ¿Quién estaba haciendo los pagos de mi casa? ¿Quién tenía mis cosas?
¿Suzanne se habrá llevado mi colección de DVDs de Star Wars?¿Qué pasó con
las perlas que mi abuela me regaló? Oh, Dios, ¿qué habrán pensado cuando
abrieron el cajón del medio de mi mesita de noche?
Casi choca con la espalda de Bruce, que se había parado frente a ella. Él
señaló una pala, y estaba claro que ella cavaría una tumba para su camarada
muerto. Ella estudió la zona, agradecida por la lluvia que habían tenido días atrás.
El suelo estaba blando, y cuando el primero golpe de la pala se hundió en el tierra,
ella se desligó de nuevo.
Ella estaba cavando una tumba para su mascota, la tortuga Clifford, que
había muerto la noche anterior mientras ella estaba durmiendo. Ella tenía ocho
años y su primo Sam, tres años mayor, la estaba ayudando. Su madre le había
dado a Kelly una caja de zapatos y un viejo paño de cocina y estaba de pie junto a
ella brindándole apoyo. Su madre siempre había estado a su lado para todo. Si no
estuviera sosteniendo una tortuga muerta en una caja, estaría sentada en la orilla
de su sofá como cada dos noches en la semana, viendo su juego de softbol. Ella
siempre podía contar con su madre.
Su trabajo terminó, se tambaleó hacia atrás en la zona del campamento.
Estaba exhausta, y lo único que podía hacer era trastabillar hasta su petate. No le
importaba donde estaba Barrett o si estaba bien. En ese momento ella tenía que
cuidar de sí misma, y era la primera vez que pudiera recordar, que no se
preocuparía por nadie más.
***
Barrett estaba agradecido de que había sido ella la que tenía que arrastrar
a Azul. Dios sabe lo que habría tenido que hacer. ¿Por qué había venido a este
País olvidado de Dios?
Un guardia que Barrett nunca había visto antes le arrojó una cantimplora,
un pedazo de pan, y lo que parecía sospechosamente a una pierna de pollo a
unos metros delante de ella. Él repitió el movimiento y más alimentos aterrizaron al
lado del grillete que sostenía a Kelly todos los días.
Sus manos estaban libres y Barrett agarró las tres piezas delante de ella
y de inmediato arrancó un trozo de pan y se lo metió en la boca. Ella tragó
prácticamente en vez de masticar. Aparte del pan de ayer, era todo lo que había
tenido para comer desde que toda esta pesadilla comenzó. ¿Cuánto había
pasado, una semana? ¿Seis días? Sí, eran seis días. ¿O eran siete? A diferencia
de Kelly, ella no debía perder de vista el número de días. Su exigente naturaleza
no lo permitiría de otra manera.
Rápidamente terminó su exigua comida y buscó a Kelly. Ella sintió una
momentánea punzada de culpa, pero en esta situación era ´sálvese quien pueda´,
por así decirlo. Kelly podía haber aceptado su destino y esperar tranquila hasta
que fuera puesta en libertad, pero Barrett ciertamente no. Tenía que permanecer
despierta y alerta a cualquier oportunidad de escapar. Se deslizó hasta donde su
cadena le permitió y se estiró, pero estaba aún varios centímetros de distancia de
la pieza de pan. Miró a su alrededor por algo que usar para agarrar la comida,
pero antes de que encontrara cualquier cosa oyó un ruido detrás ella.
Kelly se tambaleó entrando en el campamento, y lo que vió Barrett hizo que
su estómago se apretara. Su cara, brazos y piernas estaban cubiertas de tierra,
con la sangre de Azul oscureciendo sus pantalones cortos. Un corte en su pierna
estaba en carne viva, y su rostro era pálido. Pero estaba viva.
El guardia aseguró a Kelly a la cadena de nuevo y regresó unos minutos
después con un cubo de agua. Primero, Kelly lavó con avidez sus manos y rostro,
luego sus brazos y piernas desnudas. Cuando sus extremidades estaban limpias,
se quitó la ropa y se echó agua encima.
Barrett observaba a Kelly, quien indiferente por su desnudez, fregaba la
sangre primero de sus pantalones cortos, luego de la camisa. Sus pezones
estaban duros por el esfuerzo y sus pechos eran perfectos.
Kelly levantó la vista y la atrapó mirando fijamente. Barrett sintió un rubor
subiendo hasta su cuello. Se sentía como una mirona, pero no pudo alejar la
mirada. Cuando Kelly le dió la espalda, Barrett inhaló bruscamente. Su espalda
estaba cubierta de un mosaico de cicatrices pálidas por el látigo.
La ira se elevó en su garganta y Barrett abrió la boca para decir algo. Se
detuvo. ¿Qué iba a decir? "¿Cómo te hiciste éso?" "Lamento que te hayan
azotado." Realmente no había nada que pudiera decir. Se estremeció ante el
maltrato que Kelly debió tener que soportar. Era casi inimaginable.
CAPÍTULO SIETE
***
***
***
Kelly ya estaba despierta cuando los primeros rayos del nuevo día
iluminaron el cielo. No había dormido en toda la noche, preocupada porque Barrett
estaba aún en la caja por sexto día.
Cuando recorrió el campamento realizando las funciones asignadas, trató
de acercarse a ella, pero cada vez que se encaminaba en esa dirección uno de los
guardias la detenía. El pensamiento del cuerpo alto de Barret, encerrada en ese
espacio caliente, la hacía sentir mareada.
¿Por qué lo hizo? Kelly se preguntó más veces de las que podía contar.
¿Por qué se arriesgaría una casi desconocida para protegerla a ella,
especialmente sabiendo las consecuencias? ¿Ella hubiera hecho lo mismo si los
papeles estuvieran invertidos?
Pero era el aislamiento lo más difícil. A pesar de que ella entendía algo de
lo que decían los guardias, los días pasaron sin que ninguna persona hablara con
ella. Se quedó sola durante horas, a veces días sin nada que hacer y nada en que
ocupar su mente. Ella había aprendido a orar, a meditar y llevar su mente a
cualquier lugar donde quisiera. Era doloroso cuando regresaba al presente, pero
por esos pocos momentos, el simple viaje a otro lugar, ella estaba en paz.
Acababa de terminar su desayuno cuando un sonido de forcejeo detrás de
ella hizo que se volteara. Su estómago dio un vuelco y parecía detenerse en su
garganta. Barrett estaba entre Hércules y Bruce, tambaleándose bajo el peso de
sus propios pasos. Kelly se puso de pie y luego volvió a sentarse con la misma
rapidez. No habría sido capaz de correr hacia Barrett de todos modos, su sujeción
de sólo cinco metros de largo se lo impedía. Pero ella estaba viva. "Gracias, Dios",
murmuró.
Los dos guardias caminaron delante de Kelly, y cuando lo hicieron, Barrett
abrió los ojos y la miró. Tenía los ojos vidriosos, su piel pálida, y era evidente que
había perdido peso. Estaba desnuda, una de las formas favoritas de tortura de los
guardias. Quítate la ropa y éres completamente vulnerable. No éres nada.
Barrett sostuvo la mirada de Kelly por el tiempo que pudo antes de que los
guardias continuaran con su trayectoria, alejándola de Kelly. En ese momento
Kelly trató de transmitirle a Barrett su fuerza y asegurarle que estaba bien.
No fue sino hasta dos semanas después de que vio a Barret de nuevo.
Estaba apilando troncos para la hoguera. Kelly inhaló bruscamente. Barrett estaba
delgada y demacrada, y sostenía su mano izquierda contra su pecho. Su pelo
estaba enredado y cojeaba, su ropa sucia y colgando de su cuerpo. Sus pies
estaban desnudos y sus pantalones desgarrados. Una y otra vez acumulaba cada
tronco, apilando cuidadosamente la madera en pequeñas y ordenadas filas.
Cuando no se movía lo suficientemente rápido o apilaba la madera exactamente
como su guardia lo quería, él le daba una palmada en la espalda con un
interruptor. Ella nunca levantó la cabeza o levantó su mirada para ver lo que
estaba alrededor de ella, su fuerza estaba minada, su espíritu abatido.
Finalmente se le permitió a Kelly hablar con Barrett una vez al día, bajo la
cuidadosa vigilancia de un guardia. Ella no se arriesgaba a más castigo y sólo
preguntaba las cuestiones relativas a su condición. Esperaba que la expresión de
sus ojos le transmitiera su preocupación y apoyo.
Unos días más tarde se les permitió construir un pequeño refugio, que
consistía en ramas y hojas y se mantenía unido con mucho de oración. La
estructura los mantendría algo abrigadas de las lluvias de otoño que venían ahora
con más frecuencia. Esa noche finalmente tuvieron la oportunidad de hablar.
Estaban aseguradas, como de costumbre, a algún objeto inamovible, pero a
menos de metro y medio de distancia una de otra.
"Barrett," Kelly susurró después que estaban solas. "¿Estás bien?"
"He estado mejor."
"Abre los ojos, deja que los revise. "Kelly necesitaba verlos, saber si eran
claros o todavía estaban nebulosos.
"En un minuto. Estoy en una cama tamaño grande en el piso quince del
Hotel Ritz, con el Arco Triunfo fuera en mi ventana. No viste el cartel de ´no
molestar´ en la pomo de la puerta? "
Kelly se sintió aliviada de que la mente de Barrett estuviera clara y no
hubiera sufrido ningún daño cerebral significativo debido a todo ese tiempo
encerrada en esa caja. "Lo siento, pero no hablo francés. "Ella cerró los ojos y se
obligó a imaginar el panorama. Nunca se había alojado en ningún Hotel Ritz, ni
estando en Estados Unidos, y mucho menos en París. "Qué otras cosas ves? "
"Hay un árbol de Navidad iluminado con luces parpadeantes. "Ella se rió
entre dientes. "Pero yo dudo que los franceses aprecien la referencia ".
Kelly sonrió. "Probablemente no. ¿Qué más? ", preguntó, tanto para ayudar
su propia mente y porque le gustaba el sonido de la voz de Barrett.
"Es una noche suave y la ventana está abierta. Hay una brisa que sopla las
cortinas un poco, y el cielo está claro. Escucho el tráfico, pero no mucho. Tú sabes
cómo es en París, los conductores tocando la bocina y maldiciendo entre sí. Usan
las dos manos como herramienta de comunicación cuando en realidad deberían
tenerlas sobre el volante”.
Los ojos de Kelly estaban cerrados, pero escuchó la sonrisa en la voz de
Barrett. "¿Por qué estás ahí?”
"Negocios. Siempre negocios".
Esta vez oyó la resignación en la declaración de Barrett. "¿Alguna vez fuíste
allí por placer?”
"No."
"Por qué no?"
"Porque yo trabajo."
Kelly pensó que era una respuesta extraña, pero estaba reacia a
desaparecer su virtual fantasía. "¿Qué piensas cuando miras el Arco del Triunfo?”
"Que tuve suerte de levantarme de la cama, sin despertar a la mujer con la
que había pasado varias horas".
Kelly no se sorprendió ante el comentario de Barrett. Sabía que Barrett era
lesbiana, y aunque ella no era del mismo equipo, no le molestaba. "¿Lo haces a
menudo? "Kelly abrió ojos queriendo ver el rostro de Barrett mientras contestaba.
"¿Qué? ¿Dormir con mujeres? Tanto como me sea posible ".
"No, escaparte a hurtadillas", preguntó Kelly, sin incomodarse por su
comentario.
"Yo no invito a una mujer a mi habitación", dijo Barrett, con total naturalidad.
"¿Así puedes escaparte?"
"Sí." Barrett ni siquiera vaciló.
"Escaparse no suena como una palabra que se deba utilizar después de
pasar la noche con alguien. A menos que no haya sido un buen momento ".
"Estuvo bien. Simplemente no soy de las del día-siguiente".
"¿Nunca?"
"Nunca."
"Y, ¿qué más puedes ver por la ventana? " preguntó Kelly, de repente
incómoda por la conversación acerca de la vida sexual de Barrett.
Pero Barrett ya estaba dormida.
CAPÍTULO NUEVE
****
Las semanas pasaban muy lentamente y Barrett estaba aburrida de no
tener actividad. Estaba acostumbrada a estar en constante movimiento, ya sea
asistiendo a las reuniones, negociando ofertas, o investigando como motivar a su
personal para avanzar juntos. Nada la había preparado para las horas y horas con
absolutamente nada que hacer. La única diferencia entre hoy, ayer, y hacía
dieciocho días era quien tenía el último contagio de malaria, hongos en los pies, o
una variedad de otras enfermedades parasitarias debilitantes. Su mano no había
sanado correctamente y le dolía como el demonio. Con los suministros médicos
limitados, cualquier dolencia que tuviera uno de ellos, sólo era cuestión de tiempo
antes de que todos la tuvieran.
Los mosquitos eran lo peor. Nada los mantenía a raya, y no tenían
ninguna protección contra las picaduras constantes desde los pequeños
bastardos. Barrett tenía una reacción de comezón y, a menudo era incapaz de
dejar de rascarse. Tendría cicatrices cuando saliera de aquí….si salía.
La conversación con los rehenes era limitada, pero podían jugar a los
naipes. Kelly se las había arreglado para crear una baraja completa de cartas de
las cajas descartadas de cigarrillo. Jovencito le había dado una pluma, y ella
meticulosamente plasmó el número y las figuras de cada naipe en la cubierta.
Incluso fue más lejos como para dibujar los reyes, reinas, y los jacks con todo
detalle.
Barrett estudió a Kelly a través del juego. Sostenía sus tarjetas como si
fueran los boletos ganadores de la lotería, con una mirada de concentración y
dureza en su cara que Barrett no veía a menudo.
Durante esos meses encontró que Kelly era la persona más preocupada y
caritativa que había conocido. Era obvio que cuidaba más a sus compañeros
rehenes de lo que se cuidaba a sí misma. En más de una ocasión, Barrett vió que
se desprendía de una parte o de la totalidad de su comida para alguno que lo
necesitara más. Cuando tenía la posibilidad de dormir bajo una cubierta, le daba el
lugar a otra persona. Sacrificaba su propio sueño -tan necesario, para velar por
alguien con fiebre.
¿Por qué alguien haría eso? a través de una planificación cuidadosa, actos
valientes, y aprovechando las oportunidades, había construido una vida que ella
controlaba y nunca se daba por vencida. ¿Pero no era así para la mayoría de la
gente? Sus vidas seguras, cuidadosamente construidas, la mantenían lejos del
lado más sórdido de la vida. Pero gente como Kelly y la organización en la que
trabajaba voluntariamente estaban inmersas en otra vida. No podía entender cómo
ellos podían arriesgarlo todo -para qué? Para Barrett nada valía la pena.
"¿Barrett?"
***
***
***
***
Kelly apretó los dientes mientras limpiaba las heridas en sus pies. Después
de que Barrett fuera rescatada, se habían mudado de campamento tres veces, sin
permanecer en un lugar por más de unos pocos días. El movimiento constante los
había afectado a todos ellos, especialmente a los ya debilitados.
Habían pasado dos semanas desde que Barrett se había ido, y ellos eran
castigados casi todos los días. Juan Cardoba había muerto dos días antes, en el
trayecto a este campamento, y Kelly había suplicado al Coronel que llevara su
cuerpo para un entierro apropiado. Él sólo consintió cuando Kelly le dijo que ella lo
cargaría. Eso sólo había durado unas pocas horas, hasta que finalmente ella se
derrumbó y se vio obligada a dejarlo atrás.
Estaba exhausta. No sabía cuánto tiempo pasaría antes de que se
movieran de nuevo, y ella tenía que dormir cuando tuviera oportunidad. Pero no
podía.
Pensaba en Barrett constantemente, preguntándose si había sobrevivido.
Había sido herida, y la imagen del cuerpo de Barrett retrocediendo era algo que
nunca olvidaría. ¿Dónde estaba ahora? ¿Fuera de la selva? ¿Perdida? ¿Muerta?
¿Cómo la habían encontrado esos hombres? ¿Quiénes eran? ¿Quién los
contrató? ¿Regresarían por los demás? ¿Regresarían por ella?
***
***
***
"No. Estoy en una especie de intermedio, como se dice. "Para ella, sin
embargo, el intermedio había sido cada vez más y más largo. Cuanto más se
citaba con alguien, menos chispa sentía, hasta que había llegado al punto que
estaba considerando seriamente quedarse sola el resto de su vida.
"No puedo creer que una chica guapa como tú no tenga a los chicos en fila
esperando su turno".
Kelly no pudo evitar reírse. "No siempre fuí hermosa, "ella replicó en broma.
"Yo era un poco pesada y muy cerebrito. Ahora, sin embargo, supongo que sería
descrita como delgada, con ese fresco resplandor exterior, y mis habilidades
sociales definitivamente han mejorado ", agregó.
"Bueno, se me ocurre pensar que eres increíblemente bonita. Si alguna vez
necesitas una cita, sólo llámame. Yo estaría orgullosa de ser tu acompañante".
Kelly se había reído, con un cosquilleo en su estómago por la invitación.
¿Estaría Barrett escoltando a alguien esta noche? ¿Estarían intercambiando una
conversación íntima sobre la luz de las velas y un buen vino? ¿Estaría planeando
seducirla y escapar? ¿Seguiría adelante con su vida como si esta pesadilla nunca
hubiera sucedido? ¿Habría cambiado por esa experiencia? ¿Alguna vez pensaría
en ella?
***
Más tarde esa noche y sola en su casa, con un vaso medio lleno de whisky
en la mano, Barrett observaba un partido de béisbol. No tenía idea de quien
estaba jugando y realmente no le importaba, pero la cadencia del monólogo de la
emisora era algo calmante. Ella solía amar el silencio después de un largo día.
Llegaba a casa después de la cena o de una reunión de negocios y dos pulgadas
de su licor favorito la ayudaba a relajarse. Si hubiera estado con alguien se habría
desnudado, duchado, y quedarse en la cama hasta que su alarma sonara a las
cinco. Cada mañana, ella comenzaba su día con una carrera en la playa, dos
tazas de café, y un batido de proteína de fresa camino al trabajo. Ahora, el silencio
era ensordecedor.
No podía conseguir calmar su mente. Estaba en un constante estado de
ansiedad y cada sonido la hacía saltar, lo que la irritaba hasta el infierno. Nunca lo
admitiría ante ella, pero Debra tenía razón. No podía concentrarse y tenía la
capacidad de atención de un niño de dos años. No podía quedarse quieta, no
tenía apetito en absoluto, y había intentado, sin éxito, perderse en el sexo. Por
otra parte, algunos días apenas podía arrastrarse fuera de la cama, estaba
apática, y no tenía interés en nada en absoluto.
Pero la culpa de haber dejado a Kelly y a los otros atrás, le pesaba más.
Había leído todo sobre la culpa del sobreviviente y las teorías del trastorno de
estrés postraumático y se negaba a admitir que podría estar sufriendo de la
mismo. Hacerlo significaría que ella no era tan fuerte como era antes, que ya no
era más capaz de cuidar de sí misma, que tenía que depender de alguien para
ayudarse a pasar por ésto.
Por mucho que se negara a admitirlo, su cautiverio la había cambiado y
no le gustaba lo que veía.
***
Ella no pudo evitar ver su reloj de nuevo. ¿Si habían topado con
problemas? Por favor, Dios, permite que la traigan. Brincó cuando su teléfono
celular sonó.
"Taylor".
"Paquete asegurado."
El alivio que Barrett nunca había experimentado inundó su cuerpo,
haciendo que sus rodillas se debilitaran. Ella tropezó con la silla y cayó en ella.
"Cinco paquetes en camino".
"Gracias." Un tono de marcar fue su respuesta.
No podía moverse. Su pulso estaba acelerado y se sentía mareada. Aún no
había terminado, pero Trevor y su equipo ya tenían a Kelly y a otros cuatro.
"Lori", gritó y saltó de la silla con más energía de la que había tenido en
semanas. "Necesito el avión y lo necesita ahora. "Había tenido un jet privado en
espera por semanas, esperando por esta llamada. Su maleta estaba lista y en el
maletero. Salió corriendo por la puerta con una sola cosa en su mente: una
oración silenciosa porque todos llegaran a salvo.
***
***
"Sra. Ryan, soy el Doctor Martin. Sabemos que ha pasado por muchas
cosas, y vamos a cuidar bien de usted”.
El médico se volvió y habló con Barrett. "Sra. Taylor, que bueno verla con
tan buen aspecto. "Su voz era cálida. "Mucho mejor que la última vez que la ví.
¿Cómo está el hombro? "
"Un poco duro de vez en cuando, pero bastante bien ".
Los latidos del corazón de Kelly se aceleraron, y el monitor hizo bip bip en
respuesta. Ella nunca olvidaría la imágen de Barrett cayendo hacia atrás por la
fuerza de la bala golpeándola.
El Dr. Martin miró la máquina delatora. "Como estaba diciendo, vamos a
cuidar bien de usted. Le diremos todo lo que vamos a hacer antes de hacerlo.
¿Está bien? "
Kelly asintió pero no hizo contacto visual. Ella había soportado muchos
meses de seguir estrictas órdenes de no hacerlo.
"Si se siente incómoda o asustada en lo más mínimo, hágamelo saber y nos
detendremos. No vamos a hacer nada que usted no quiera que hagamos ".
"El Dr. Martin estaba de servicio cuando yo ingresé. Cuando me enteré de
que venías en camino, le pedí que fuera él quien te revisara. "El comentario de
Barrett explicaba todo.
"Aquí Jackie,", le indicó a una enfermera en bata color púrpura que estaba
de pie junto a él, "te ayudará a sacarte esa ropa. ¿Cree que puede ayudar, o en su
caso ella puede retirarla en retazos? "
Le tomó un momento a Kelly para darse cuenta que le hacían una pregunta.
Durante meses simplemente le habían dicho qué hacer.
"Yo puedo hacer eso", dijo Kelly, recordando todas las otras veces que se
había despojado de la ropa frente a completos extraños. Pero de repente se sintió
muy tímida delante de Barrett, lo que no tenía absolutamente ningún sentido.
Barrett la había visto desnuda decenas de veces, pero esto era diferente. Kelly
miró a Barrett, agradecida cuando ella se dió la vuelta, ofreciendo intimidad.
Kelly fue revisada, pinchada, radiografiada, y habían hecho ocho
extracciones de sangre antes de que el Dr. Martin preguntara en voz baja, de
espaldas a Barrett, "¿Cuánto tiempo tiene? "
Kelly apreció su diplomacia y tacto y contestó tranquilamente. "Cerca
de cuatro meses, pero no estoy segura ".
"He llamado a una mujer obstetra, "dijo, con voz suave y comprensiva. "La
Dra. Foster podrá ayudarle en todo lo que necesite. Mientras tanto, Jackie la
ayudará a asearse un poco. Estoy seguro de que le gustaría una ducha, pero eso
tendrá que esperar hasta que pueda subir a su habitación”.
Ella trató de no estremecerse mientras Jackie experimentadamente
limpiaba la capa superior de mugre y suciedad mientras que Barrett esperaba
afuera. Ella siguió diciéndose a sí misma que esto no era un sueño, que estaba a
salvo. Quería desesperadamente cepillarse los dientes, pero sabía que también
tendría que esperar.
Por fin Kelly fue vestida con una bata de hospital, y la enfermera Jackie se
deslizó para abrir la puerta, permitiendo que Barrett entrara. Kelly sonrió.
"Probablemente huelo sólo un poco mejor, pero sé que me siento mucho mejor".
Barrett no se acercó a la cama. "Sé exactamente lo que quieres decir. Todo
lo que yo quería hacer era lavarme los dientes”.
Barrett finalmente sonrió, el pulso de Kelly se aceleró y su estómago hizo
saltó un poco. No tuvo oportunidad de decir nada antes que una mujer en sus
cuarenta con el pelo largo color negro azabache entrara en la habitación. Kelly
inmediatamente buscó la mano de Barrett, bajando la mirada y poniéndose rígida
por la costumbre.
"Señorita Ryan, soy la Doctora Marilyn Foster. ¿Cómo se siente? "
Barrett le apretó la mano. "Un poco abrumada ", admitió Kelly, mirando a la
Dra y luego a su regazo.
"No puedo ni imaginarlo", dijo ella, sin lástima en su voz.
La Dra. se acercó, y el repunte en el monitor cardíaco saltó y permaneció
alto. Barrett apretó de nuevo su mano.
"Está bien", dijo Barrett en voz baja.
Ella agarró la mano de Barrett y trató de calmarse.
"¿Quiere hablar en privado?" La Dra. Foster preguntó para que sólo Kelly
pudiera oírla.
"¿Sra. Ryan?"
Kelly intentó no estremecerse al oír su nombre, esperando el impacto.
Una voz familiar alivió su miedo. "Está bien, Kelly. Estás a salvo aquí”.
Tentativamente levantó la cabeza, todavía insegura de que todo esto era
real. Dios, cuando iba a dejar de preguntarse si ella estaba a salvo? El rostro de
Barrett le confirmó que lo estaba. Ella asintió con la cabeza. Barrett la hacía sentir
segura. Se había colgado de ella tanto literalmente como en sentido figurado,
desde que bajó del avión. Pero esto era diferente. Ella sabía que no tenía nada de
qué avergonzarse pero no quería que Barrett fuera parte de esto, que la viera así.
Por lo menos no ahora mismo. Ella asintió con la cabeza.
"Sra. Taylor, ¿podría por favor disculparnos por unos minutos?”
Barrett la miró expectante, y Kelly volvió a asentir. "Estaré bien."
Barrett parecía estar sopesando sus opciones antes de aceptar salir. "Voy a
llamar a tus padres y decirles que estás a salvo y podrás hablar con ellos tan
pronto como puedas”.
Por un instante, Kelly tuvo miedo que Barrett le dijera a sus padres que
estaba embarazada, pero luego se dio cuenta de que Barrett sabía que eso era
algo que ella tenía que hacer.
"Eso sería genial."
La puerta se cerró detrás de Barrett, y la Dra. Foster dejó el portapapeles
en la mesa junto a ella.
"¿Qué tiempo tienes?"
"Cuatro meses, creo", respondió ella vacilante. "Después de un mes o algo
así mi período fue irregular. Nunca imaginé que estaría embarazada ".
"¿Quieres contarme al respecto?"
Ella se arriesgó a mirar a la Dra., cuyos ojos eran cálidos y comprensivos.
Kelly tomó la oportunidad y comenzó por el principio.
Cuarenta minutos más tarde, la Dra. Foster, dijo, "Antes de que vayamos
más lejos, déjame ver con lo que estamos tratando. "Ella se movió hacia la
máquina de ecografía junto a la cama y levantó el vestido de Kelly, exponiendo su
redondeado vientre. Kelly se estremeció.
"Lo siento." La Dra. Foster rápidamente retiró su mano, su voz llena de
preocupación.
Kelly arriesgó otra mirada y dijo, avergonzada, "No, yo lo siento. Es sólo un
hábito que tendré que romper. Adelante. "De repente se dió cuenta de que era la
primera vez que le había dado permiso a alguien para hacer algo.
El gel estaba frío, y la Dra. Foster expertamente movió la varita sobre su
estómago. Ajustó las perillas y se concentró en la pantalla. "Bastante bien, creo.
Por lo que veo, yo diría que estás más cerca de los cinco que de los cuatro meses,
pero no voy a objetar por una semana o dos”.
Kelly sólo asintió con la cabeza, apenas escuchando las palabras. A pesar
de que sabía que estaba embarazada, escuchar la confirmación oficialmente lo
hacía real.
"¿Quiere tener a este bebé?"
La pregunta contundente sorprendió a Kelly. "No sé", respondió con
honestidad. "Hasta hace una hora no pensé que tenía una elección. "Ella frunció el
ceño y contó mentalmente. "¿Es demasiado tarde?"
"Si decide poner fin puedo ayudarla con eso. "La Dra. Foster no respondió
su pregunta, pero Kelly era enfermera y sabía de la dificultad de un aborto con
tanto tiempo.
"¿Cuánto tiempo tengo para decidir?" Se obligó a preguntar.
"No mucho. Sabe tan bien como yo de los riesgos y la disponibilidad entre
más tiempo pase. "Ajustó un poco más las perillas y apretó un botón en la
pantalla. Un trozo de papel se deslizó por una ranura al lado de la máquina. Kelly
supo que era una imagen del bebé. De su bebé. La Dra. Foster no se la mostró,
pero en vez de ello dijo, "Si quiere ésto va a estar en su charola. "Ella clipsó la foto
detrás de unos papeles en su charola y volvió toda su atención a Kelly.
"Si lo desea, puedo hacer los arreglos para que alguien charle con usted
acerca de sus opciones. No habrá presión de una manera o de otra. Sólo
información”.
Kelly asintió de nuevo, incapaz de encontrar su voz.
***
"Oh, Dios mío, ¿dónde están mis modales?”La puerta se abrió rápidamente
y Barrett entró. "Roberto! Robert, ven aquí rápido. "La señora Ryan
hizo un gesto a Barrett hacia la sala de estar.
Sus zapatos hicieron clic en el laminado piso de madera mientras Barrett
cruzaba la gran habitación.
"¿Qué pasa, Fran?" Un hombre con los ojos de Kelly se apresuró a la sala.
"Robert, esta es... lo siento. Olvidé su nombre”.
Barrett dio un paso adelante, con la mano extendida en señal de saludo.
"Sr. Ryan, soy Barrett Taylor”.
Un destello de reconocimiento pasó por su rostro y luego fue reemplazado
con confusión. Él miró a su mujer y luego a ella.
"No te preocupes por eso ahora, querida ", dijo su padre, tomando su mano.
"Tu madre tiene razón. Debes pasar algún tiempo con nosotros, hasta que te
recuperes antes de volver a tu casa. ¿Quién va a cuidar de ti si te vas a casa
ahora?"
Obviamente, algo pasaba con su casa y sus cosas, pero de repente estaba
muy cansada y no tenía fuerza para presionar sobre el tema. Había pasado mucho
tiempo desde que ella presionara para algo, y se sentía reacia a hacerlo. Sus
padres eran de carácter fuerte y no era un buen lugar para empezar en su confusa
condición.
"Mis amigos. Sarah y su esposo Steve viven al otro lado de la calle. Sarah
se queda en casa con sus hijos, y hemos llegado a ser muy buenos amigos. "Ellos
realmente no eran muy buenos amigos, pero una pequeña mentirilla blanca que la
alejaría de la atenta mirada de sus padres, valía la pena.
"Vamos a tomar las cosas día a día, podemos? ", dijo su padre, mirándola
directamente con esa expresión que Kelly sabía era su última palabra.
***
Barrett se apoyó contra la fría pared del hospital, su cabeza contra la dura
superficie, y cerró los ojos. Había salido unos minutos para dar a Kelly y a sus
padres un poco de privacidad, y se sintió de repente muy cansada.
Por un momento, ella era la que estaba en esa cama de hospital tratando
de dar sentido al mundo que enfrentaba. Había estado en cautiverio por sólo un
corto período de tiempo en comparación con Kelly, y sabía que Kelly pasó por
muchos meses difíciles. Más aún porque estaba embarazada.
Una punzada de culpa casi golpeó Barrett hasta sus rodillas. Si solo hubiera
sabido lo que tenía que hacer antes, si sólo hubiera llamado a Trevor unas
semanas antes, si sólo la hubiera podido rescatar más pronto... los ´si solo´
corrían en tropel a través de su cerebro.
"¿Barrett?"
Barrett abrió los ojos y vio la cara familiar de su psicóloga, la Dr. Grace
Hinton. Barrett había llamado a la Dra. Hinton tan pronto como supo que Kelly
estaba viva y había volado hasta aquí tan pronto como Kelly hubo llegado.
"¿Cómo te va?" preguntó la Dra. Su expresión era benevola, pero sus ojos
delataban su preocupación.
Barrett se apartó de la pared. "Estoy bien." Trató de mentir de manera
convincente.
"¿Lo estás?
Bueno, tal vez no tan convincente. "Lo estaré. "Se corrigió. “Tan pronto
como Kelly esté lista para irse, regrese a casa y se asiente".
La Dra. Hinton la miró críticamente, y Barrett luchó contra el impulso de
escaparse. Desde sus primeras visitas la Dra. Hinton siempre pudo ver a través de
su caos. Incluso a pesar de que iba en contra de todo lo que se había enseñado a
sí misma, Barrett se encontró abriendose a la mujer, a diferencia del hombre que
sus padres habían enviado.
"Tú sabes que ella nunca podrá asentarse". La Dra. Hinton cautelosamente
hizo hincapié en las últimas palabras.
"Lo sé. Pero ella tiene familia y amigos que la aman, y tendrá todo lo que
necesita para estar bien. Me aseguraré de ello, "dijo, decidida a hacerlo.
"Tú no tienes la culpa, Barrett."
Ella se presionó enfadada, en una réplica automática, no sin antes de que
la Dra. Hinton viera su reacción.
"No te hagas parte de esto, Barrett. No se trata de tí. No hiciste nada malo.
Todo lo contrario, si no fuera por tí, Kelly todavía estaría allá ".
"Lo sé." Barrett no ocultó la frustración en su voz, ni siquiera estaba segura
de quererlo.
"¿Lo sabes?"
Barrett suspiró, repentinamente aún más cansada. Desde el día en
queTrevor y su equipo habían pisado el suelo en Colombia, constantemente
estuvo luchando por mantener sus emociones arraigadas, que no era propio de
ella, en absoluto. Tenía que tener cuidado. Barrett respiró hondo.
"Sí, lo sé. Pero voy a hacer todo lo que pueda para ayudar a Kelly”.
La Dra. Hinton la miró durante un buen rato. "Está bien", dijo finalmente,
cambiando su mirada de penetrante a preocupada. "Pero recuerda que tienes que
cuidarte tú, también. Esto puede traerte viejos recuerdos, y necesitas estar
preparada".
Demasiado tarde, pensó Barrett, pero no lo dijo.
***
***
"Lo siento, ¿qué dijo?" Barrett no tenía idea de lo que la madre de Kelly
había dicho.
"Dije que estoy preocupada por Kelly. Ella no se ve bien. Es pura piel y
huesos, no tiene energía, y su piel está fría”.
Barrett contuvo las palabras de enojo que vinieron a su mente. "Ella ha
pasado por mucho. Las condiciones de vida no eran tan buenas, y no siempre
tenía suficiente para comer. El agua era siempre un riesgo, y los mosquitos
llevaban todo tipo de enfermedades. "Barrett supo que probablemente decía
demasiado, pero le molestaba que los padres de Kelly parecían esperar que ella
se viera exactamente de la misma manera que salió de Colombia tal como habia
entrado.
"Sí, supongo que tienes razón," dijo la Sra. Ryan, no demasiado
convincente.
"Sólo recuerden que Kelly está viva y libre. "¿Por qué tenía que decirles
éso? "El resto llevará un tiempo en tomar su lugar. Se pondrá más fuerte todos los
días, y con la comida adecuada, y mucho de todo, irá ganando peso”.
Barrett se preguntó si Kelly había dicho a sus padres sobre el bebé. No
habían dicho nada, y ciertamente no era el lugar para darles la noticia. Quizás
Kelly había decidido no tenerlo y no necesitaba discutir puesto que ya no estaría
allí en breves días.
"Sólo queremos que vuelva a casa con nosotros ", dijo el Sr. Ryan. "Pero
ella no quiere. Dijo que se quedaría unos días, pero fue inflexible sobre volver a su
casa y luego a trabajar. "Él negó con la cabeza, obviamente no estaba de acuerdo
con los planes de su hija.
"Ella nos necesita", dijo su madre, y Barrett tuvo la impresión de que estaba
tratando para conseguir la ayuda de Barrett. De ninguna manera la iba a poner en
el medio de eso.
"Sé que Kelly está emocionada de verlos y agradecida por querer ayudarla,
pero tal vez ella sólo quiere volver a su vida lo más rápido que pueda. Ya saben,
volver a la rutina de ir a trabajar todos los días, ir a la tienda, ver a sus amigos ".
¡Qué montón de mierda, pensó Barrett. En el caso de Kelly no era más que
pura mierda. No había nada normal después de lo que había pasado. No sería
nada normal cuando sus amigos y compañeros de trabajo anduvieran de puntillas
en torno al tema queriendo saber cada detalle horripilante. Cuando su familia
nunca lo mencionara, pensando que si no lo nombraban, no habría ocurrido
realmente. Como si ella y Kelly pudieran olvidar jamás.
"Pero ella es nuestra niña. Nos necesita”. Su madre casi gimió, repitiendo,
retorciéndose las manos.
Lo que era, pensó Barrett pero no lo dijo, era que ellos necesitaban a Kelly,
no al revés. "Sr. y Sra. Ryan, voy a asegurarme de que Kelly tenga todo lo que
necesite para salir de esto. Y ella lo va a conseguir. "Barrett puso una de sus
manos sobre cada uno de los padres de Kelly. "Yo sé que no es lo que quieren oír,
pero Kelly tiene que hacer esto a su manera, y tal vez no sea lo que ustedes
piensan que ella debe hacer, incluyendo el mudarse de nuevo con ustedes. Sé
que sólo quieren lo mejor para ella y quieren cuidarla, pero al final eso podría no
ser lo mejor para ella”.
Barrett no tenía ni idea cuando se convirtió en filosofa o incluso de donde
salieron las palabras. La Dra. Hinton debió haberlas canalizado a través de ella. A
Barrett realmente no le importaba, pero se preocupaba por ayudar a Kelly a llegar
donde tenía que estar, donde quiera que fuese.
La Dra. Hinton entró en el comedor y llamó la atención de Barrett. "¿Por qué
no vuelven y ven a Kelly unos minutos más ", dijo Barrett, volviendo su atención a
los padres de Kelly. "Voy a pasar un poco más tarde para llevarlos al hotel, se
podrán registrar y conseguir un poco de descanso".
Los padres de Kelly no reconocieron a la Drs. Hinton al pasar a su lado. La
Dra. Hinton se sentó en la silla a su izquierda.
"Te ves muy escurridiza."
"Sus padres son-"
"Los típicos padres, con ganas de llevar a su niña a casa y protegerla de
experimentar el dolor más cruel del mundo? "
Barrett se rió entre dientes, la tensión en su cuerpo se relajó. "Maldita sea,
eres buena ", dijo, bromeando.
"Es por eso que sacaste mi trasero fuera de la cama en la oscura media
noche de este día, me pusiste en una lata, y me hiciste que volara para cruzar
medio mundo. Lo menos que puedes hacer es comprarme una taza de café, y no
del café de la cafetería. Vi una cafetería Pete´s a media cuadra. "La Dra. Hinton se
levantó. "Tú pagas."
Barrett se levantó, sabiendo que había hecho lo correcto al llamar a la Dra.
Hinton. Por mucho que quería preguntar cómo fue la conversación, sabía que la
Dra. Hinton no le diría, y lo más importante, ella no quería invadir la privacidad de
Kelly. Sintiéndose casi normal, fuera lo que fuese, Barrett le extendió su brazo.
"Con una oferta como ésa, ¿cómo una chica podría negarse?"
Dos tazas de café y una hora después, Barrett puso a los padres de Kelly
en un taxi, y ella y la Dra. Hinton subieron a otro para ir al hotel.
Se tardó más de lo normal debido al tráfico de la hora punta que era un
elemento básico de la vida en cualquier gran ciudad. Una ola de agotamiento la
golpeó mientras deslizaba su tarjeta de acceso en la ranura de la puerta de su
habitación de hotel. Una vez allí, dejó caer la tarjeta en el escritorio, vació sus
bolsillos, y abrió la puerta minibar. Alcanzó una cerveza, cambiando de idea en el
último segundo y sacó una Coca-Cola y un licor de cereza del estante
perfectamente organizado.
El hotel había llenado amablemente el cubo de hielo, y dejó caer tres
cubitos en un vaso, vaciando el licor y añadiendo un toque de Coca-Cola.
Quitandose los zapatos, mientras caminaba a través de la habitación, la alfombra
gruesa acarició sus pies cansados. Las cortinas estaban abiertas, ofreciéndole
una vista del Canal de Panamá en la distancia. Se sentó en un lado de la silla y
puso sus pies sobre la mesita frente a ella.
Barrett tomó un sorbo de su bebida, una vez, luego otra y luego otra,
sintiendo el cálido liquido deslizandose por su garganta. Estiró su cuello de lado a
lado y luego del frente hacia atrás, contando hasta diez en cada movimiento
tratando de aliviar los músculos tensos. Necesitaba un masaje, pero no tenía la
energía para llamar a recepción y agendar uno.
Ella había estado en el hospital desde Kelly llegó el dia de ayer y todo el día
de hoy, lidiando con sus padres y la doctora Hinton, y ahora eran cerca de la diez
treinta. En resumen había estado levantada casi cuarenta horas y no era para
menos estar cansada. La fatiga tiraba de cada musculo, sin embargo, su cerebro
continuaba funcionando a toda velocidad.
***
***
"No es tu culpa, Barrett."
"Lo que tu padre dijo es cierto. Si te hubiera buscado antes- "
"Detente en este momento", dijo Kelly, sin tratar de mantener la ira bajo
control. "Mi padre no tenía derecho de decir eso."
Barrett se acercó a la ventana, girándose más de espaldas a Kelly. "Él sólo
dijo lo que piensan todos".
"No todos están pensando eso" dijo Kelly desesperadamente. Barrett se
estaba cerrando, sin permitrle entrar.
"No importa."
Kelly tiró de las sábanas y empezó a salir de la cama. Barrett debió
escucharla porque se dio la vuelta.
"¿Qué estás haciendo? Vuelve a la cama. "Barrett metió las sábanas
alrededor ella.
"Barrett", dijo, pero un golpe en la puerta fue seguido por el Dr. Martin
asomando la cabeza.
"¿Puedo entrar?", Preguntó. No era realmente una pregunta, porque él ya
estaba en la habitación antes de que ella tuviera la oportunidad de responder.
"¿Cómo se sientes esta mañana?" Miró las señales dobles en el monitor.
"Bien," mintió Kelly, y la forma en que el Dr. Martin la miró demostraba que
él también sabía.
"Ya quiero irme a casa," dijo ella, sorprendiéndose a sí misma. Quería
quedarse aquí, donde estaba a salvo y el mundo quedaba fuera, pero ella quería ir
a casa.
"Creo que necesita unos días más. Haremos algunas pruebas más y usted
está anémica. La Dra. Foster quiere verla un par de veces más antes de darla de
alta ".
"¿Qué día es hoy?", Preguntó a Barrett.
"Martes".
"Quiero salir de aquí el viernes por la mañana. Tengo que volver a mi vida.
Quiero poner mis finanzas en orden y averiguar si necesito encontrar un nuevo
trabajo ".
"Kelly, no tienes que preocuparte por nada de eso en este momento " dijo
Barrett.
"Sí, tengo que hacerlo. No soy independiente y rica como tú. Tengo que
trabajar ", dijo bruscamente.
"¿Qué tal un acuerdo?" Barrett se volvió al Dr. Martin. "¿Qué tal si Kelly sale
mañana, pero nos alojamos en el Hotel Trump por unos días más? Ella podría
volver para cualquier prueba más que necesite pero empezaría a aclimatarse al
mundo ".
"Eso podría funcionar", dijo el Dr. Martin con cautela.
"Yo quiero ir a casa." Sabía que sonaba como una niña petulante pero
no podía pensar con claridad suficiente para encontrar otro argumento a favor de
su caso.
"No tienes pasaporte," dijo Barrett simplemente. "Podemos ir a la embajada
el Lunes y empezar los trámites. Tomará unos días para conseguir que lo emitan,
y mientras tanto podrás hacerte las pruebas y descansar. "
Kelly ni siquiera había pensado en cómo había que salir del país. Jesús,
pensó, no tenía absolutamente ninguna forma de identificación. Y ni tarjetas de
crédito, por escaso que fuera su límite de crédito. Probablemente estaba en ceros
ahora.
"No me puedo permitir eso", dijo ella con tristeza. Un hotel sonaba mejor
que alojarse en esta sala monótona, pero no tenía forma de pagar por ello, tenía
que quedarse aquí le gustara o no.
"Yo me encargo de todo. Todo lo que tienes que hacer es centrarte en
ponerte bien. "
Kelly iba a oponerse, entonces lo pensó mejor. Barrett había orquestado su
rescate, y lo menos que podía hacer era ser agradecida. Miró a Barrett y al Dr.
Martin. Necesitaba hablar con él sobre el seguimiento de su cuidado cuando
llegara de vuelta a casa de todos modos. "Está bien, pero sólo hasta que obtenga
mi pasaporte. Después me iré a casa. "Ella contuvo el aliento, insegura de la
reacción.
La última vez que había exigido algo, los resultados fueron oscuros y
dolorosos. Para su auto-preservación, su mente cambiaba automáticamente a otro
lugar. Allí el viento era cálido, el cielo claro y azul, y la risa de los amigos llenaban
el aire. El toque en su brazo fue suave, como la de un amigo o un amante, no era
difícil y doloroso, con la intención de infligir dolor.
"Kelly, soy Barrett." La voz suave derivó alrededor de los bordes de su
mente como si buscara una forma de entrar. Su nombre fue repetido repitió otra
vez y ella se centró.
"Si los medicos te permiten volar, saldremos tan pronto como recibas tu
pasaporte. No debe tomar mucho tiempo.".
Justo en ese momento, la Dra. Hinton entró.
CAPÍTULO DIECISÉIS
Barrett observó que Kelly luchaba para mantener el control. Estaban en el
asiento trasero del coche que Barrett había rentado para llevarlas hasta el hotel, y
los ojos de Kelly se fijaban en todas partes. Barrett recordó cómo se había sentido
ella la primera vez que se aventuró en una calle. Estaba aterrorizada de que fuera
secuestrada de nuevo y no se relajó hasta que puso doble llave a la puerta de la
habitación del hotel, una vez entró. Puso su mano sobre la de Kelly. Estaban
temblando.
"Estará bien. Sólo toma tiempo ".
"Suenas como la Dra. Hinton."
Barrett no pudo evitar sonreír. "Sólo repitiendo lo que ella me dijo por lo
menos ocho docena de veces ".
"Y es así, o todo es sólo mentira?"
Barrett se rió entre dientes. "Un poco de ambos, supongo. Pero se pondrá
mejor ".
"¿Alguna vez se irá?" Kelly se mantuvo mirando al frente.
Barrett no sabía si debía decirle a Kelly la verdad o mentirle. La primera
podría darle esperanza, la otra solo desesperanza.
"Hazlo por mí." Kelly alejó su atencion de la calle llena de gente y miró a
Barrett.
"Está bien, no cien por ciento, pero yo diría que por lo menos un noventa ".
La expresión de Kelly no cambió, y el nudo en el estómago de Barrett se
apretó un poco más.
"La Dra. Hinton dijo que podía verla tanto como lo necesitara ".
"Eso va a ser de utilidad."
"Cuando le dije que no podía pagarle, al menos no de inmediato, ella dijo
que todo estaba pagado. "
Barrett esperó por el resto.
"¿Tú hiciste eso?"
"¿Eso importa?", Preguntó Barrett, tratando de evadir la pregunta.
"Sí."
"Pues sí, le dije que me enviara las facturas. Es lo menos que puedo
hacer". Sin duda era lo más mínimo, pero debía ser más.
"Gracias", dijo Kelly en voz baja cuando el coche se detuvo en la entrada
circular del hotel.
Mientras esperaban el ascensor que las llevaría a sus habitaciones, Barrett
sintió que el miedo de Kelly crecía a medida que más personas se unían a ellas.
No creía que Kelly era consciente que se acercaba un paso más a ella, mientras
una nueva persona llegaba. Como Kelly dudaba en subirse al ascensor con otras
personas, Barrett les indicó que siguieran adelante sin ellas. "Vamos a coger el
siguiente. "Les tomó otros dos ascensores antes de que fueran solas a su piso.
Kelly se miró en el espejo de la puerta del ascensor por primera vez desde
el día en que había dejado los Estados Unidos hacia su nefasta misión médica. Su
piel tenía una palidez inusual, lo que acentúaba los círculos oscuros bajo los ojos.
Estaba delgada, casi hasta el punto de verse anoréxica, su embarazo acentúado
por su delgadez. Su pelo estaba opaco y sin vida, y los hongos en sus pies
estaban finalmente empezando a desaparecer. Necesitaba una manicura, un corte
de pelo profesional, y veinte libras más de peso. Lo que ella quería era un baño
caliente, una hamburguesa y una cerveza fría. Podía tener sólo uno de los tres, la
hamburguesa podría esperar hasta que su cuerpo estuviera preparado para ello y
la cerveza hasta después del bebé. El nutricionista le había advertido acerca de
comer nada mas comida blanda al principio e introducir lentamente un alimento a
la vez. Su cuerpo no estaba listo para reanudar sus hábitos alimenticios normales,
sin rebelarse.
"Dios, me veo como si estuviera muerta. Y por favor, no me digas que he
pasado por mucho. Si escucho esa frase una vez más, me voy a ahogar en ella".
Barrett se rió. "Bien por tí. Yo creo que te ves muy bien ".
La respuesta de Barrett la sorprendió. "¿Bien por mí? "
Las puertas se abrieron y Barrett hizo un gesto para dirigirse a la izquierda
del pasillo. "Sí, bien por tí. Es genial escucharte luchar de nuevo".
Kelly pensó acerca del comentario de Barrett. Se sentía segura con Barrett
y confiaba en ella. Con los demás... bueno, no es que luchar de nuevo fuera una
lección que había tenido que aprender de la manera difícil, y probablemente sería
igualmente difícil desaprenderlo.
"Me siento segura contigo," dijo ella, sorprendiéndose a sí misma. Barrett
debió haberse sorprendido también, porque sus pasos vacilaron y Kelly casi
tropezó con ella.
"Nunca haré nada para cambiar eso, Kelly. Tengo la intención de hacer
todo lo que esté en mi poder para asegurarme de que nunca sientas miedo de
nuevo ".
***
La habitación era excelente. Kelly caminó por el vestíbulo y entró en la gran
sala principal. Nunca había visto una habitación de hotel tan extravagante, y
ciertamente ella no pertenecía a ésto.
"Barrett, esto es demasiado. No puedo aceptarlo. "
"Kelly, por favor, déjame hacer esto por tí. "Barrett caminado un poco más
lejos en la habitación. "Todo lo que importa es que estés segura y cómoda".
Kelly no volvio a protestar cuando Barrett le mostró dónde estaba todo en la
habitación. "Esta puerta conecta a mi habitación, y tus padres están un piso más
abajo. Puedo tratar de conseguir una al otro lado para ellos si lo deseas".
"No, están bien allá", dijo. Lo último que necesitaba era que su sentencia se
filtrara por debajo de la puerta. Se acercó al gran ventanal con vista al Canal de
Panamá. La vista era impresionante y se sintió un poco mareada. Tomó la parte
posterior de una de las sillas de patio para mantener el equilibrio.
Barrett llegó y se detuvo a su lado, y de inmediato se sintió tranquila.
"Gracias".
"No tienes que agradecerme, Kelly."
"Sí, tengo. Tú me rescatas, envías un avión para mis padres, después la
Dra. Hinton, y ahora esto. "Indicó la habitacion de hotel. "No sé cómo puedo
agradecerte, o pagarte. "Ella ya había abordado el tema de pagarle a Barrett por
todo lo que había hecho, y Barrett inmediatamente se negaba. Por el rabillo del
ojo, Kelly vio a Barrett girarse hacia ella.
"Por favor, mírame, Kelly."
Poco a poco se volvió y encontró la expresión preocupada de Barrett.
"Tú no me debes nada."
"Yo te debo todo", dijo ella, y eso era el meollo del asunto. Sin Barrett, ella
todavía estaría en la selva y traerpia a su bebé en ese infierno. Le debía a Barrett
más que el dinero. Ella le debía su vida, la de su bebé, y su cordura. Le debía la
oportunidad de respirar aire fresco, controlar su propia vida, y no estar
encadenada a un árbol como un animal. Le debía a Barrett en formas que ella
nunca sería capaz de comenzar a contar.
"Si no hubiera sido yo, alguien más te habría rescatado ".
"No, Barrett. Tú eras mi única oportunidad, y yo nunca voy a olvidar ese
hecho. Porque mi bebé nacerá en un hospital y estará rodeada por personas que
la amen ".
Kelly sintió el malestar de Barrett cuando ella mencionó al bebé. "Está bien
hablar de ello. Es el elefante en la habitación, por así decirlo ".
"¿Es una niña?" Kelly vio un destello de chispas a través de los ojos de
Barrett.
"Sí. La Dra. Foster lo confirmó esta mañana, antes de dar el alta" La
sensación que había recorrido a Kelly ante la noticia de que era una niña fue
indescriptible. Cada instinto maternal había golpeado muy dentro, y ella estaba
más segura que nunca de tener este bebé y criarla en una casa llena de amor.
Algún día, de alguna manera, ella le explicaría a su hija cómo llegó a ser
concebida. Pero hasta entonces ella tenía cosas más importantes con que lidiar.
"¿Definitivamente has decidido tenerla? ", preguntó Barrett expectante.
"Sí." Ella movió sus manos de la silla para cubrir instintivamente su
creciente barriga. "Amo a mis padres y siempre querría tener su aprobación, pero
soy una mujer adulta, y tomo mis propias decisiones, ya sea que les guste o no. Y,
obviamente, a ellos no les gusta ésta". Su corazón se rompió un poco ante la idea
de que su hija podría no tener un relación con sus abuelos, pero prefería eso a
exponerla a sus creencias equivocadas. Un golpe en la puerta interrumpió el hilo
de su pensamiento.
"Yo abriré", dijo Barrett, dejándola sola en el patio. Kelly inmediatamente
sintió el vacío creado por su ausencia. Había llegado a depender de Barrett para
ayudarla a través de su confuso, y a menudo aterrador laberinto de su regreso.
Barrett la había guiado por momentos muy difíciles, y esas veces Kelly fue
abrumada por su generosidad. Pero era lo menos que Kelly podría hacer.
"Kelly, cariño, Barrett nos dijo que ibas a estar aquí hoy ", dijo su madre
detrás de ella. "¿Cómo te sientes?", preguntó secamente.
"Un poco cansada. Estaré mejor ahora que salí del hospital. No sé cómo
ellos esperan que uno pueda descansar con todo el mundo entrando y saliendo y
revisando todo el tiempo. “Era una pequeña charla, sin consecuencia alguna, pero
mejor hablar de nada a no hablar en absoluto.
"Lo sé. ¿No son maravillosas estas habitaciones? La nuestra es una suite.
Yo nunca he estado en un hotel tan bonito, y mucho menos en uno tan agradable
como este. "Su madre estaba prácticamente entusiasmada. Su padre, por otro
lado, no había dicho nada y apenas si entró en la habitación. Era como si él
pudiera captar algo que hizo.
"Y Barrett está pagando por todo ", agregó en voz baja.
"Sí, mamá, lo sé. Es muy generoso de su parte”.
Ahora su padre dio un paso adelante. "Es lo menos que podía hacer
después de dejarte atrás con esos hombres-"
"Papá, eso no es justo. Ella no me dejó. No tenía otra opción "¿Por qué no
podían ver eso? Buscó a Barrett para ver si había oído las palabras crueles de su
padre. Ella no estaba en la habitación, pero la puerta de la habitación contigua
estaba abierta. Debió haberse ido a su habitación cuando llegaron sus padres. Al
menos esperaban que eso hubiera sucedido.
"Papá, te quiero mucho, pero no voy a permitir que hables de Barret de esa
manera. Pareces olvidar que ella también estaba en manos de la misma gente que
yo y soportó las mismas condiciones sádicas que nos hicieron a todos nosotros.
Ocho de nosotros estábamos allí y sólo cinco salimos. No he escuchado a ninguna
de las otras familias culparla por no venir más pronto. Están agradecido que sus
seres queridos estén vivos. Ella hizo lo que pudo, cuando pudo. Y estoy muy feliz
de que lo haya hecho. Si no tienes nada bueno que decir sobre ella, entonces no
es necesario decir nada en absoluto. Porque si lo haces, no volveré a dirigirte la
palabra".
***
***
Esta vez Kelly se rió más fuerte. Una risa corta y tranquila, pero era una
risa. "Ahora que lo dices."
"Entonces levántate. ¿Estabas tratando de tomar una ducha? "Kelly asintió,
y Barrett la ayudó a ponerse de pie. "Bien. Puedo ayudarte con eso."
Asegurandose que Kelly estaba bien, Barrett abrió la puerta de la ducha y giró la
llave del grifo. Ajustó la temperatura y extendió su mano para ayudar a Kelly a
entrar.
"¿Estás bien?", Preguntó antes de alejarse.
"Sí, gracias."
Barrett cerró la puerta. Quería darle a Kelly su privacidad, pero tampoco
quería dejarla sola. Necesitaba asegurarse de que estaba bien y se quedó. La
espalda de Kelly daba hacia ella, el agua deslizándose sobre su piel llena de
cicatrices. Un rayo de dolor se deslizó a través de Barrett cuando vio que muchas
de las cicatrices estaban frescas. Podía contar fácilmente sus costillas.
Barrett puso la toalla de felpa azul próxima a la puerta de la ducha y de
mala gana salió de la habitación.
CAPÍTULO DIECISIETE
Seis días más tarde Kelly abrochó el cinturón de su asiento en el avión que
Barrett había fletado para volver a casa. Trató de convencer a Barrett de que era
capaz de tomar un vuelo comercial, pero Barrett había insistido y ella finalmente
accedió. El despegue fue suave y casi silencioso mientras el avión ascendía, con
destino a Denver.
La semana entera en el hospital y los cuatro días en el hotel habían sido
borrosas, marcadas por más pesadillas y las tensas visitas de sus padres. Ellos no
mencionaron al bebé o sus planes cuando regresara a casa, todos prefirieron
tener conversaciones sin importancia. Ella confirmó su decisión de no interrumpir
su embarazo con las revisiones del Dr. Foster y tuvo varias sesiones con la Dra.
Hinton. Ella no estaba ni cerca de donde tenía que estar mentalmente o
físicamente, pero necesitaba familiarizarse con su entorno. Había insistido en
volver a casa.
Barrett estaba sentada en el asiento frente a ella, con la mirada centrada en
la pequeña ventana. Había estado a su lado casi cada minuto. Le insistió en que le
dejara comprar unos cuantos conjuntos de ropa hasta que fuera capaz de ir de
compras por su cuenta, con su propio dinero. Y ésa era otra cosa que tenía que
averiguar.
¿Aún tenía un trabajo? ¿Estaría capacitada para volver a trabajar? Estaba
demasiado débil para hacer algo más que caminar de arriba a abajo en el lobby
del hotel. Poco a poco había progresado hasta hacer ocho vueltas, pero eso
ciertamente no era suficiente para el extenuante trabajo de enfermería. Ah, y no
podía olvidarse de que el bebé le consumiría su tiempo y energía en unos pocos
meses.
Kelly recordó la conversación de dos días atrás con respecto a su casa. No
podía recordar cómo empezó la conversación, pero no pasó mucho tiempo antes
de que Barrett le confesara que ella había pagado su hipoteca.
"¿Hiciste qué?"
"Kelly, tengo mucho dinero, y tú no tenías que preocuparte acerca de dónde
irías a vivir cuando regresaras a casa ", dijo Barret con total naturalidad.
"Pero eso es demasiado."
"No te preocupes por eso"
"No es tu responsabilidad", dijo Kelly, la ira empezaba a hervir. Finalmente
se dio por vencida, sabiendo que sus argumentos no cambiarían nada.
Kelly odiaba deberle a nadie, especialmente cuando se trataba de dinero.
Era suficientemente malo deberle al banco, pero nadie sabía que no estaba en
condiciones de pagar en efectivo por una casa. Excepto, por supuesto, Barrett,
quien le explicó cómo había descubierto que tenía su hipoteca y lo fácil que fue
entrar al banco y llenar un cheque por el saldo. No tuvo tanta suerte cuando se
trató del coche. El banco había recogido de nuevo el coche después de cuatro
meses, por falta de pago. A ellos no les importaba que Kelly no pudiera hacer el
pago -sólo que ella lo hizo.
Barret tenía los ojos cerrados, y Kelly tuvo la oportunidad de estudiarla.
Parecía un poco marimacho, y con el pelo mucho más corto de lo que estaba
cuando estuvo en el campamento, ella lo apartaba fácilmente. Ella era,
obviamente, una mujer de negocios exitosa, la forma en que tomaba el control y
las cosas que esperaba se hicieran cuando las pedía. Llenaba cualquier
habitación con su confianza y carisma que, incluso en su condición debilitada,
Kelly encontró sorprendentemente atractiva.
La cicatriz en su frente era notable, y Kelly se sentía mal de no haber sido
capaz de hacer más para evitarla. Era todo lo que pudo hacer para evitar que se
infectara. Barrett le contó de la cirugía para arreglar su mano y reparar el daño
que la bala le había infligido en su hombro.
Kelly sabía que Barrett se culpaba a sí misma por dejarla atrás. No lo hizo,
pero no podía lograr que Barrett cambiara de modo de pensar. Si los papeles
estuvieran invertidos, se suponía que sentiría lo mismo. Como fuera, le debía su
vida a Barrett, y eso superaba cualquier cosa y todo lo demás. Dios, las dos eran
un desastre, pero considerándolo, las cosas podrían haber sido mucho peor.
Barrett abrió los ojos y vió su mirada fija en ella. Observó como los ojos de
Barrett se tornaban del desenfoque a más oscuros y luego penetrantes. Quería
ahogarse en esos ojos y dejar que se fuera todo el dolor del mundo. Incluso
cuando estaban cautivas, Barrett había sido la fuerza estabilizadora en su vida. No
había conectado con ninguno de los otros rehenes en el campamento como lo
hizo con Barrett. Como ahora. Algo respecto a Barrett la había alcanzado
inexplicablemente entonces, y la atracción sin duda estaba aquí ahora.
"Es mi turno de preguntar cómo lo estás llevando".
"Estoy bien. No soy la única que ha sido rescatada".
"Pero estuviste mucho tiempo. Revivir éso no puede dejar de afectarte".
"Suenas como la Dra. Hinton." Barrett frunció el ceño.
Barrett estaba obviamente incómoda hablando de su experiencia. "Ella no
divulga ninguna confidencia entre médico y paciente. A pesar de que todavía no
estoy segura a donde llevará, puedo leerte bastante bien. Nosotras no pasamos a
través de lo que hicimos juntas y sin compartir un enlace. Nosotras dependiamos
una de la otra, y eso mo cambiará ahora que estamos afuera. "Kelly se sorprendió
de sus palabras. Realmente nunca pensó en ello de esa manera, pero una vez
que las palabras salieron de su boca, ella las creyó.
Los ojos de Barrett se estrecharon como si se miraran dentro de su alma.
Debía sentirse incomoda, pero en vez de eso se sentía confiada -que ella podía
contar con Barrett para cualquier cosa y ella haría lo mismo por ella. Le debía a
Barrett más que sólo su vida, y estaba agradecida por siempre.
"Sólo han pasado unos meses desde que regresaste a casa ", añadió Kelly.
"De hecho son casi seis, y gracias por tu preocupación, pero estoy bien. "El
tono de Barrett le dijo que el tema estaba cerrado. "Esto no es sobre mí, Kelly, es
acerca de tí".
"Yo espero que seamos amigas, por lo menos. Después de todo, es tanto
acerca de tí como de mí.Los amigos se dan y toman uno del otro ".
Barrett sonrió. "Tienes razón. Estoy dando y tú estás tomando. Así que a
acostumbrarse a ello".
***
***
Barrett hizo una mueca. ¿Podría Ariel hacer ésto peor? Dios, esperaba que
no, por el bien de Kelly. Kelly se puso de pie, con una expresión de dolor e
incredulidad en su rostro que Barrett no había visto nunca.
"Adiós Ariel," dijo Kelly, saliendo de la habitación sin mirar atrás, y Barrett
se contuvo para no golpear con la puerta el culo de Ariel al salir.
Barrett encontró a Kelly sentada en la cama en el dormitorio principal.
Sombras azules llenaban el cuarto dominada por una gran cama extra grande
flanqueada por mesitas de noche a juego. Un tocador en la pared adyacente y una
mecedora metida en un rincón de la esquina, completaban el mobiliario.
"Esto no era lo que esperaba”
La voz de Kelly era tranquila y Barrett tenía que esforzarse para oírla.
"Estas personas eran mis amigos, o al menos yo pensaba que lo eran.
Estas personas... "Vaciló como si buscara el adjetivo correcto. "No sé qué quieren
de mí. Y mis padres... "
La voz de Kelly se quebró, y Barrett cruzó la habitación y se sentó a su
lado. Ella no tenía ni idea de qué decir o hacer para ayudarla, y dijo. "Lo siento
mucho, Kelly. Debí haberlo visto venir".
"¿Cómo se supones que sabrías que mis padres harían esto? Ni yo pensé
que lo harían. Supongo que muchas cosas han cambiado ", dijo ella, claramente
abatida.
Otra muesca del "nunca debí haberla dejado" golpeó a Barrett,
derrotándola. Se estaba volviendo casi demasiado grande para manejarlo. Unas
pocas ocasiones más como ésta, y no tardaría en convertirse en un club.
"Gracias por traerme a casa, Barrett ", dijo Kelly. Pero Barrett oyó la palabra
no dicha "por fin".
Paralizada era la primera palabra que Kelly podía pensar para describir
cómo se sentía. Herida, sorprendida, decepcionada y traicionada por los otros que
flotaban a su alrededor. Barrett había mantenido su palabra sobre todo, pero por
otra parte ella confiaba en Barrett. Ella no era responsable de este fiasco, y no
debía tomarlo para sí. Tratando de deshacerse de su estado de ánimo, Kelly se
levantó.
"Te pediría que te quedaras a cenar, pero probablemente no tenga nada
comestible en mi cocina. Necesito ir a la tienda y comprar algunos alimentos
básicos para los próximos días " dijo, empezando a hacer una lista mental de lo
que necesitaría. Uyy, absolutamente todo, desde huevos hasta un nuevo cepillo
de dientes.
Ella le había pedido a Barrett que se detuviera en su banco para conseguir
un poco de dinero en efectivo y una nueva tarjeta de débito y crédito. La tarjeta de
débito no fue ningún problema, pero la de crédito se canceló debido a su saldo
vencido. Su crédito debía estar en el caño, ahora. Barrett le dijo que podía decirle
a un abogado que revisara cualquier mala deuda. Kelly había argumentado que no
podía hacer eso, pero Barrett insistió, citando los numerosos abogados que ella
tenía en su empresa frente a ninguno por el lado de Kelly.
"Tú debes tener la mayoría de los alimentos básicos y los ingredientes para
arreglar un par de cenas. Yo encontré un servicio para comprar y puse unas cosas
justo en tu refrigerador y en el gabinete, " añadió Barrett, probablemente debido a
la expresión de Kelly. "Después mañana iremos por tu coche ".
"¿Un coche?" Ella debió escuchar mal a Barrett porque, seguramente no
iba a comprarle un coche? Pero entonces ella había pagado por su casa, por lo
que qué eran diez mil más?
"El tuyo fue embargado y yo no pude recuperarlo. "
La generosidad de Barrett estaba empezando a sentirse incómoda. Ella
sabía que Barrett se sentía culpable por haber sido obligada a dejarla atrás, y no
necesitaba tener un Doctorado como la Dra. Hinton para llegar a la conclusión de
que estaba tratando de compensarla por ese hecho. Pero la única persona que
culpaba a Barrett era la misma Barrett. Ella, a su vez, le debía la vida a Barrett, y
una manera de que pudiera pagarle era aceptar gentilmente lo que Barrett
pensaba que tenía para ofrecer. Dios, era confuso.
"Voy a comprar mi propio coche, Barrett. No. "Ella levantó su mano cuando
Barrett comenzó a objetar. "Voy a comprar mi propio auto. "Hizo hincapié en cada
palabra. Cómo tendría que pagar por ello era otro asunto. Sin comprobantes de
ingresos no sería capaz de conseguir un préstamo. Tenía que echar mano de sus
ahorros, lo que no quería hacer, pero no tenía otra opción.
"Está bien", dijo Barrett. "Como tú quieras”.
Kelly escuchó el dolor en a voz de Barrett. "Lo siento." Puso su mano en el
brazo de Barrett. "Yo no quiero sonar tan grosera. Pero esto es algo que yo tengo
que hacer. "Eso pareció suavizar sus duras palabras, y Barrett asintió.
"Entiendo." Barrett se puso de pie y se dirigió hacia la puerta.
"Probablemente estás agotada. Debo irme".
Kelly no quería dejar ir a Barrett pero necesitaba un poco de tiempo para sí
misma y para reencontrarse con su casa, sus cosas, a sí misma. "¿Vendrás a
tomar un café en la mañana? ", preguntó Kelly siguiendo a Barrett por el pasillo
hacia la parte delantera puerta.
"No me lo perdería."
Mariposas bailaban en el estómago de Kelly.
Barrett abrió la puerta para salir, y el final de la tarde la enmarcó en la
puerta. La forma en que el sol reflejaba hacía parecer que cada partícula de luz
solar restante se centraba en el rostro de Barrett. Barrett era absolutamente
impresionante. La garganta de Kelly se secó y sus rodillas de repente se
debilitaron. Ella nunca había visto a Barrett de esta manera y sin duda nunca
había utilizado esa palabra para describir a alguien. Especialmente una mujer.
Pero encajaba en Barrett perfectamente.
Kelly se acercó, cerrando la distancia entre ellas, y la abrazó. Habían caído
en el hábito de abrazarse cuando se separaban. Había sido una reacción natural
para ella abrazar a Barrett cuando bajó del avión en Panamá, y Barrett había
devuelto el gesto la primera vez que salió de la habitación en el hospital. Kelly
nunca abrazó a sus amigas cuando se separaban, pero se sentía natural con
Barrett. Y si la intensidad de los abrazos de Barrett eran una indicación, a ella no
parecian molestarle tampoco.
No quería dejar ir a Barrett. No se cansaba nunca de sentise viva en sus
brazos. Después de que Barrett fue rescatada, Kelly había soñado con el
momento en que la viera de nuevo. Cuando estuvo en sus brazos después de
bajar del avión, se perdió en la sensación de alivio abrumador. Afortunadamente
consiguió la oportunidad de repetirlo a menudo. De mala gana ella se apartó.
"Si necesitas algo, llámame." Habían comprado un teléfono celular para
Kelly, y el número de Barrett era el primero en la marcación rápida.
"Lo haré."
Barrett estrechó sus manos y le preguntó: "¿Estás segura que vas a estar
bien?"
"No, pero lo estaré", respondió ella, claramente sorprendiendo a Barrett por
abrazarla de nuevo. "Ahora vete." Kelly le dio la vuelta hacia la calle. "Tu trabajo
aquí ya terminó. El desayuno es a las ocho. No llegues tarde o tus huevos se
enfriarán".
Kelly dio un ligero empujón a Barrett, quien se encaminó por la acera hacia
su coche.
***
"Eyy, niña, ¿qué es esto?", Preguntó, frotando la cabeza del Border Collie y
alrededor de sus oídos. "¿Quieres jugar? ¿Eso eso? "Se puso de pie y lanzó la
pelota, y el perro se fue tras ella. La trajo de vuelta hacia Barrett y la miró
expectante.
"Parece que tienes una nueva amiga."
"Sí, y es muy graciosa", dijo Barrett, frotando al perro detrás de las orejas y
lanzando la pelota de nuevo.
"Éres un imán para las chicas. Vienen directo a tí".
"Sí, bueno, ya sabes los perros y los niños son buenos jueces por
naturaleza". Barrett lanzó la pelota a su izquierda y el perro se fue, pero esta vez
la cogió para llevarla a su amo. Barrett se rió entre dientes. "Obviamente he
perdido mi magnetismo animal".
"Oh, dudo que alguna vez lo pierdas," dijo Kelly, disfrutando por primera vez
en mucho, mucho tiempo. Sentada en un banco del parque, el sol calentaba su
cara junto a una encantadora e inteligente mujer, que era más de lo que alguna
vez había imaginado que haría de nuevo. Pero aquí estaba sentada al lado de la
mujer que había hecho todo esto posible. Una repentina abrumadora gratitud hizo
que abarzara a Barrett.
"Hey," dijo Barrett, obviamente sorprendida. "No es que me queje, pero esto
por qué es?”
"Porque darte las gracias no sería suficiente”.
Kelly cerró la puerta principal y su casa estaba de repente muy vacía. Por
supuesto que lo estaría, se dijo. Hace unas horas treinta personas estaban aquí, y
ahora estaba sólo ella. Se detuvo. Si contaba a partir del día que se fue para
aquella misión médica, habían sido más que dos años desde había estado
completamente sola. El pensamiento la sorprendió. Había estado con su equipo
médico, luego con sus captores, despues el personal del hospital, y con Barrett en
la habitación de al lado en el hotel en Panamá.
Sus pasos resonaban en lo que se había vuelto de repente una casa
claustrofóbica. Durante una de sus sesiones, la Dra. Hinton le dijo que era
probable que tuviera algunas dificultades en el regreso a su vida. Podría sentirse
completamente indefensa o experimentar la sobrecarga sensorial y nada entre una
cosa y otra. Podría sentirse entumecida o ansiosa. Después de tener cada minuto
de su vida bajo el control de otra persona sin esa dirección, sin tener ahora quién
le diga qué hacer y cuándo hacerlo, ella podría sentirse como si se estuviera
ahogando en el vacío.
Needle, necesitaba conseguir a su perro Needle. Ariel había dicho que
estaba en su casa y se la traería mañana. Dejando su ansiedad a un lado, Kelly
vagó a través de su casa. Ella había comprado la casa de una sola planta como
una inversión, cuando la vivienda del mercado se derrumbó hacía varios años. Se
sintió culpable al cosechar el beneficio por la desgracia de alguien, pero finalmente
lo superó. Lo que fue lamentable es que antes que el propietario anterior se fuera,
había destrozado el lugar. No tenía ningún aparato, cada pared tenía al menos
tres orificios en la hoja de yeso, y cada grifo estaba roto. Los baños estaban
obstruídos con Dios sabía qué, y la puerta del garaje estaba fuera de los rieles. El
patio estaba destruído por igual con malas hierbas que rozaban su trasero
mientras ella caminaba. Pero después de varios meses, de varios miles de
dólares, y también de muchos dolores musculares y ampollas para contar,
finalmente quedó casi como ella quería. Todo lo que quedaba era el cuarto
dormitorio que ahora servía como eventual cuarto de cachivaches.El dormitorio
dos era la habitación de invitados, el número tres la oficina, pero su orgullo y
alegría era su dormitorio.
El gran dosel de la cama king-size asentada en medio del enorme cuarto.
La colcha había costado mucho más de lo nunca soñó que podía permitirse, pero
Kelly se había enamorado en el minuto que la vio. Había pintado las paredes en
distintos tonos de azul, y las almohadas completaban el aspecto. Quería una
sensacion cálida y agradable en este cuarto, un espacio donde pudiera anidarse,
acurrucarse y hacer el amor. Todavía podía ver la huella en la cama donde Barrett
se había sentado a su lado. Ella no había dicho mucho, pero le había agradado el
sólo tener a Barrett aquí. Podría acostumbrarse tener a Barrett a su alrededor. Era
fácil estar con ella. No sentía ninguna presión por ser algo que no era, una
sobreviviente de un terrible calvario, una mujer que intentaba recuperar su vida.
Barrett comprendía que ella era una entre un puñado de personas que habían
compartido esa experiencia desgarradora.
¿Cómo sería si hubiera conocido a Barrett bajo diferentes circunstancias?
Difícilmente se hubieran conocido. Por Dios, vivían a cientos de kilómetros de
distancia. No se movían en los mismos negocios o círculos sociales. Se preguntó
cómo serían las amistades de Barrett. ¿Eran dueños de negocios exitosos como
ella? ¿Vivían cerca de ella o estaban repartidos por todo el mundo? ¿Todas eran
lesbianas o tenía amistades hetero? Esas fueron sólo algunas de las preguntas
que flotaban en su cabeza mientras lavaba unas cuantas ropas y los platos. Ella y
Barrett había estado juntas durante meses en la selva, pero cuando podían hablar
los temas no iban más de la línea de supervivencia – no charlaban de la barbacoa
del último fin de semana.
El zumbido de la secadora la sacudió de sus pensamientos, y llenó la cesta
con ropa de abrigo. Se volvió al sofá y empezó a acomodar los calcetines en
pares. De repente dejó caer un par como si estuvieran en llamas, sus manos
temblaban incontrolablemente. Su corazón se aceleró y no podía respirar. Se
tambaleó sobre sus pies, la canasta de la ropa cayó al piso. Se agarró del
respaldo de una silla cercana para sostenerse. Instantaneamente, la habitación la
asfixiaba. Ella tenía que salir.
***
"¿Hiciste qué?"
"Contraté a los mismos mercenarios que me rescataron para volver por los
otros ".
"Jesús, Barrett, yo no tenía ni idea. ¿Por qué no me lo dijiste? "La voz de
Debra se había suavizado sustancialmente.
"Porque apenas puedo sostenerme yo misma. No podía hacer frente a todo
el mundo que me preguntaba todos los días si yo había oído nada. "Esa era la
verdad, por Dios. Cada vez que su teléfono sonaba su corazón saltaba
prácticamente fuera de su pecho, y eso después de que ella lo había mirado por
horas mendigando que sonara.
Por lo tanto, ahora que la misión estaba cumplida, qué seguía después?
Sería mejor que se diera cuenta muy pronto porque estaba aburrida de sí misma
con la misma pregunta. Su vida había siempre se trató de contestar preguntas,
resolver dificultades, problemas complejos, y poner el caos en orden. Ahora Kelly
estaba fuera y ella podría volver a su vida normal. Sin embargo, estaba más
inestable que nunca antes.
***
***
Kelly no tuvo que pedir dos veces a Barrett para ir de compras con ella
después de la tarde. Había perdido más de treinta kilos durante su cautiverio, y no
sólo no había nada de su talla en su armario, sino que también necesitaba ropa de
maternidad.
Cuando fueron a comprar, Barrett sabía exactamente lo que ella necesitaba
y a dónde ir, y cuando lo encontraba, ella lo compraba. Es decir, si Kelly no podía
comprarlo en línea o pedirle a alguien que lo comprara para ella. Ella nunca había
comprado con las amigas cuando era una adolescente, y como ella no tenía
amigas ahora de adulto pasaba muy poco tiempo haciendolo. Odiaba comprar
cualquier cosa, sus comestibles eran entregados por la tienda, y enviaba a Lori
por los regalos obligatorios.
Barrett sintió que la tensión de Kelly crecía mientras se acercaban al centro
comercial. Quería dar la vuelta y llevar a Kelly de regreso a su casa, donde se
sentía segura, y nunca dejar que tuviera miedo de nuevo.
"¿Estás segura que puedes hacer esto?" preguntó cuidadosamente. No
quería que Kelly se sintiera avergonzada. "Has tenido un largo día ".
"Tengo que conseguir por lo menos un par de cosas."
Barrett oyó el temblor en la voz de Kelly. Además, hizo caso omiso de la
pregunta.
"Está bien, pero si comienzas a sentirte demasiado cansada, simplemente
lo dices y nos vamos. " Barrett estaba decidida más que nunca para mantener una
estrecha vigilancia sobre Kelly pero creía que sería un problema. Lo que fue un
problema, sin embargo, fue la mirada que recibieron del vendedor cuando ambas
entraron en el pequeño vestidor en una de las tiendas. Como si ellas fueran a
coger en el vestuario de Mamá y yo.
Kelly estaba obviamente petrificada por estar entre la multitud de un sábado
por la tarde. Se quedó tan cerca de Barrett que más de una vez ambas tropezaron
una con otra, y Kelly se apretaba de muerte de su brazo. La culpa inundó a Barrett
por ver a Kelly en tal estado, y después de sólo dos tiendas ella convenció a Kelly
para volver a su casa y comprar en línea.
****
Decirle adiós a Kelly esta vez era diferente. Barrett no la dejaba para volver
más tarde o incluso mañana a comprobar como lo estaba llevando o si necesitaba
algo. Ella se estaba despidiendo aquí en el aeropuerto. Volaría de regreso a San
Francisco -a su trabajo, a sus responsabilidades, a su vida. Y eso no incluía a
Kelly.
Se había quedado en Denver, cerca de Kelly, durante tres semanas más.
Había visto mejoras en Kelly y sabía que estaba hablando con la Dra. Hinton todos
los días. Aún estaba temerosa y en guardia alrededor de la gente, cuando ellas
estaban entre multitudes, y se negó a ir al cine. Sus amigos la visitaban o la
llamaban, y Kelly había accedido a reunirse con ellos para la cena un par de
veces.
Pero Barrett tenía que volver a la oficina. Debra estuvo llamando todos los
días, y cuando pedirle a Barrett que volviera no funcionaba, ella trataba con
amenazas e incluso una dosis completa de culpabilidad.
"Barrett, tienes que volver aquí y empezar a hacer frente a tus propias
cosas. Entiendo tu enlace con Kelly, pero tienes la responsabilidad de
miles de otras personas también. El negocio está sufriendo. Los clientes están
preguntando dónde te encuentras y están preocupados de que Digital no sea
capaz de continuar apoyandolos. Ellos ya no están creyendo en lo de 'ella está
fuera de la ciudad'. Los rumores están circulando sobre tu estado psicológico y la
estabilidad financiera de la empresa. Algunos están insinúando que si no te ven
pronto, van a llevar su negocio a otros lugares ".
"Debra-"
"No, Barrett. Junta tu mierda y trae tu culo de vuelta aquí. Espero verte el
lunes por la mañana a las ocho. Si no, iré a la Corte y tomaré el control de Digital,
y no creas que no lo haré. Yo no necesito este trabajo, pero no voy a dejar que
arruines la vida de todos los empleados de esta compañía. En serio, Barrett. El
lunes a las ocho en punto. "Barrett nunca había oído ese tono en la voz de Debra
antes.
***
"No, gracias, Sharon. Estoy bien. Lori puede venir cuando esté lista
a bombardearme con la pila de papeles que ha estado apilando".
Barrett abrió la gran puerta del área con un suave metálico clic. Entró y
cerró la puerta detrás de ella. Su oficina era grande, medía 8 metros por 7 metros.
Recordó cuando su arquitecto le había mostrado los planos de su oficina, y
recordaba con exactitud las medidas. Obviamente había sido importante para ella
entonces.
Su gran escritorio, hechos a medida, quedaba frente a la puerta, un panel
de ventanas que abarcaban toda la longitud de la habitación detrás de él. En el
aparador detrás del escritorio, había numerosos premios que varios grupos cívicos
le dieron a Global Digital, algunos donados y otros por haber patrocinado su
causa. La madera estaba pulida a un alto brillo, y con el reflejo del sol de la
mañana, no era visible ni una mota de polvo.
A su derecha estaba un sofá de dos plazas de cuero, dos sillas laterales
isabelinas de antigüedades, y una mesa de café hecha por el mismo artesano
popular que había hecho su escritorio. Al otro lado de la cómoda área de sentar,
estaba una mesa de conferencias con asientos para seis y reposabrazos de cuero,
con la Insignia de Digital Global grabada ordenadamente en el centro. Dios no
quisiera que nadie pudiera dañar la superficie de la mesa con el anillo de la taza
de café o el sudor del vidrio.
Las paredes estaban adornadas con fotos enmarcadas, donde ella o Digital
Global aparecían en la portada. Todo, a excepcion del firmado por Georgia
O'Keeffe que había hipotecado su primera casa para comprar, todo era acerca de
ella. Palabras como ego, narcisista, y absorta en sí misma le vinieron a la mente.
Se sintió mal. La puerta se abrió detrás de ella, chocando contra su espalda. Dio
unos pasos hacia adelante y se dio la vuelta.
"Oh, lo siento, Barrett. No sabía que estabas parada allí. ¿Está todo bien?"
La preocupación endureció los suaves rasgos de Lori.
Lori había sido su asistente desde el día en que pudo permitirse una, y eso
fue años después de que necesitaba una. Barrett sabía más sobre Lori que de
cualquier otro empleado que se había encontrado esta mañana, y eso sólo fue
porque Lori insistió en compartir su vida con ella. Barrett raramente preguntaba,
pero eso no impedía a Lori.
"Sí, estoy bien." Barrett no optó por responder a todas sus preguntas. Lori
era lista y adivinaba su renuencia de inmediato, pero sabía que no debía preguntar
de nuevo.
"Sharon dijo que estabas aquí. Te traje un poco de café, "
"Gracias," dijo Barrett automáticamente. Caminando por la oficina, dejó el
maletín sobre su escritorio.
"¿Cómo estuvo tu viaje? ¿Obtuviste lo que buscabas? ¿Traes nuevas
ofertas? ¿Hiciste un montón de dinero? ", Preguntó Lori en tono de broma.
Barrett la estudió un momento, decidiendo qué postura tomar. Ella podría
decirle lo habitual, que tuvo un buen viaje, hizo buenos contactos, y vendió unas
cuantas cosas, o podría compartir su experiencia con Lori. Barrett nunca hablaba
de cosas personales en la oficina. Negocios eran negocios y el placer era el
placer, y los dos rara vez se se encontraban. ¿Cómo reaccionaría Lori si lo hacía?
Y si le dijera: En realidad fueron unas cinco semanas muy estresantes.
Contraté a los mismos mercenarios que me rescataron para volver a la selva y
rescatar a los otros cautivos, uno de los cuales era un mujer que, porque yo no lo
hice a tiempo, volvió embarazada. Yo pagué la casa de la mujer para que no se
fuera a juicio hipotecario y traté de comprarle un coche. Ella se negó, pero sí me
permitió comprarle algo de ropa nueva, algunas eran de maternidad, debido a lo
que le pasó en cautiverio después de que me fui, y me dejó hacer algunas otras
cosas en mi minúsculo y patético intento de compensarla por haberla dejado. No,
no hice ningun dinero, no, y no estreché ninguna mano, pero tuve por mucho, las
más productivas y perspicaces cinco semanas de mi vida.
Pero si le dijera, luego estaría obligada a llamar al 911 porque Lori caería
muerta justo en frente de ella sobre su escritorio de diecisiete mil dólares. Por
supuesto, todos estos pensamientos llegaron a ella en un nanosegundo, junto con
la decisión que la había conducido toda su vida.
"Fue bueno. ¿Qué tienes para m? ", dijo Barrett en su lugar, cambiando a
modo jefe y zanjando con eficacia abajo cualquier conversación más. Esta vez,
sin embargo, Barrett sintió la acuciante necesidad de decir más. Pero no lo hizo, y
eso la consoló y la perturbó a la vez.
***
Eran más de las nueve cuando Barrett se dispuso a salir del edificio. Los de
la planta ejecutiva se habían ido. Todos ellos tenían vidas a las que estaban
ansiosos por llegar a casa. Sólo Lori y Debra habían comentado que Barrett había
reemplazado las caras ilustraciones, portadas de revistas, y premios que habían
cubierto las paredes de su oficina con impresiones enmarcadas. Estaba sola en el
ascensor, por lo que no se detuvo en ninguno de los diecisiete pisos hasta el
vestibulo. La recepcionista desconocida había sido reemplazada con un guardia
de seguridad, que apenas levantó la vista cuando ella pasó.
Salió del edificio a la fresca noche de verano. Las luces halógenas en el
estacionamiento proporcionaban suficiente luz para estar a salvo y segura, sin
embargo estaban diseñadas para ser energía eficiente, también conocidz como
costo-efectiva. Su coche era el único que quedaba en el estacionamiento. Al mirar
esta misma escena solía pensar, Sí, soy la gran jefa. Estoy aquí más tarde que
cualquiera de ustedes. Trabajo más duro que cualquiera de ustedes. Merezco el
espacio de estacionamiento, los muebles en mi planta, y la vista por encima del
hombro. Ahora todas estas cosas la hacían sentir solitaria y superficial.
El chirrido de la alarma de seguridad en su coche sonaba tan caro como lo
era. Otros vehículos emitían un bocinazo, una serie de chirridos, o una variedad
de otros desagradable sonidos para indicar que su coche estaba seguro de la
gentuza, como su tío Al solía llamarlos. Gentuza -la gente que prefería robar que
trabajar.
Abrió la puerta del coche, la tenue iluminación reflejó los caros asientos de
cuero suave y de su interior. Abrochó su cinturón de seguridad y una suave voz
europea la saludó. "Buena tarde, Barrett. ¿Cuál es tu destino? "
El vendedor en el concesionario estuvo muy deseoso de mostrarle el
sistema de navegación personalizado. La propietaria podía programar el saludo y
simplemente indicar una serie de instrucciones o decisiones que, a su vez,
activaban el sistema GPS para que no terminara en algún otro lugar. La empresa
de Barrett había diseñado el sistema interactivo que sabía si era de mañana, tarde
o noche, dependiendo de la hora en el reloj digital de cuarzo en el tablero. Había
esperado a que terminara su discurso antes de pedirle hablar con su gerente.
Ella le pidió al gerente que le dijera lo que sabía sobre el sistema, y
después que él terminó, ella pidió hablar con su administrador. Finalmente llegó el
administrador de la concesionaria y le informó a él de su experiencia. A
continuación, pasó a decirles a todos ellos exactamente lo que hacía su sistema y
lo que no hacía y que su vicepresidente de desarrollo de productos estaría en la
oficina del dueño de la concesionaria a primera hora del lunes en la mañana, para
asegurarse de que sus clientes no se dejaran engañar en el futuro. Ella tomó nota
mental para enviar a algunos empleados como compradores encubiertos a los
otros concesionarios de BMW para determinar si la misma desinformación similar
estaba siendo comunicada. Ella no toleraba la incompetencia cuando se trataba
de un producto con el nombre de su compañía en él.
Barrett puso el coche en marcha, haciendo caso omiso de la pregunta.
Debió haber llegado a casa en piloto automático porque no recordaba nada de
eso. Por lo general, ella estaba en el teléfono con clientes en el extranjero o
proveedores o simplemente dictando una nota recordatoria, memorandum o una
carta para que Lori la recoiera por la mañana. Muchas veces ella se preguntó, si
necesitaba reaccionar para evitar un accidente, ¿podría?
Para entrar por la puerta que conducía a la casa desde el garaje, Barrett
introdujo el código de seguridad en el teclado del sistema de alarma. El pitido
se detuvo, y el único sonido era de los tacones de sus mocasines hacendo clic en
el piso de baldosas.
El olor a limpiador de vidrio y al pulimento de los muebles no era tan fuerte
hoy como lo era ayer cuando llegó a casa desde el aeropuerto. Había llamado a
su asistente domestica unos pocos días antes de salir de Denver, y la mujer había
hecho un viaje especial a lo que ella llamaba, refrescar la casa.
Ella hurgó en el refrigerador por algo apetecible, pero realmente no tenía
hambre. No había comido nada en el desayuno y apenas había removido la
comida en su plato durante el almuerzo con un cliente. Necesitaba comer algo,
pero no se atrevía a hacer nada que no fuera abrir una botella de cerveza. Se
quitó los zapatos y se sentó en el sofá, poniendo los pies sobre la mesa de café en
frente de ella. Inclinó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos, de repente muy
cansada.
El sueño había eludido la noche anterior y la noche antes, y su última noche
en Denver. Ella y Kelly cenaron en un pequeño restaurante italiano no muy lejos
de la casa de Kelly. Compartieron una botella de vino sin alcohol, tres palitos de
pan, y una pizza. Ambas estaban deprimidas, la conversación era tensa, no
probaron el postre y se habían ido a la cama temprano.
De alguna manera Barrett había pasado el día de hoy. Se había sentido
completamente desconectada de lo que estaba pasando y lo atribuyó al hecho de
que rara vez tomaba tiempo libre, y nunca por tanto tiempo. No podía
concentrarse o mantener la atención en el tema de conversación. Varias veces
había pedido que le repitieran lo dicho, y una vez vio a dos empleados
intercambian miradas. La frase "Ella no es la misma" sin duda fue cierta hoy. Casi
se sentía como si no perteneciera a ningún lado.
***
"¿Y si ella quiere ser una figura del patinaje? ", preguntó Kelly, con la risa
claramente en su voz.
"Entonces podrá decir que estará en el estrado de las medallas de oro en
los Juegos Olímpicos de 2030, los que se celebrarán probablemente en algún
lugar del que nadie ha oído hablar".
"¿Y qué si ella quiere seguir tus pasos?”
Eso era algo que Barrett definitivamente no esperaba. ¿Seguir sus pasos?
Ella sabía que estaba cansada, pero el comentario que hizo dobre la tía Barret y lo
de seguir sus pasos, significaría que Kelly quería que ella fuera una parte de la
vida de la bebé? Mierda. Ella no tenía ni idea de qué hacer con los niños. Nunca
se había relacionado realmente con ellos.
"¿Barrett? ¿Te quedaste dormida encima de mí? "
"Todavía estoy aquí", dijo Barrett sobre la sensación de mariposas en su
estómago. "Sabes, si ella va a seguir mis pasos y será una ejecutiva exitosas de
los negocios, necesitas asegurarte de darle a ella un nombre apropiado ".
"¿En serio?"
"Sí, de verdad. No te puedo decir cuantas mujeres he conocido, cuyo
nombre contradice completamente su posición o la posición que está tratando de
conseguir ".
"Dame un ejemplo."
"Bueno, no recuerdo cuándo, pero conocí a esta mujer, la Directora de una
importante organización, que hacía un millón de dólares al año, tenía miles de
personas que trabajan para ella, y su nombre era Bambi Anderson. ¿Imaginas éso
en una tarjeta de presentación en relieve de oro? ¿Puedes imaginar cómo se
miraría en un cuarto lleno de accionistas o con los medios de comunicación
cuando su nombre se cruzara por una pantalla de quince metros? Todo lo que ves
es Bambi, y quieras o no, todos tenemos una idea de lo que es un Bambi. No
quiero ser crítica, pero caray ".
"Buen punto,” respondió Kelly, su risa le hizo cosquillas al oído de Barrett.
"Entonces, qué sugieres?”
Barrett dudó un momento. "Yo no sé. No he pensado en ello. Es tu bebé ".
"Sí, pero tú tienes una perspectiva diferente ".
"Bien, eh, ¿qué te parece Leigh o Dylan? Tal vez algo como Elliott o Lane.
Tú sabes, poderoso y fuerte, o incluso algo como- "
Kelly interrumpió. "Barret Elizabeth Taylor”.
Barrett no sabía qué decir. ¿Cómo había sabido Kelly su segundo nombre?
Ella nunca lo revelaba. ¿Kelly pensaba que su nombre era poderoso y fuerte? No
iba a nombrar en serio a su bebé como ella, o sí? Ó sí? "Mi madre amaba a
Elizabeth Taylor. Además, creo que ese nombre ya está tomado ", dijo ella con voz
temblorosa.
"Buen punto", respondió Kelly.
"Y necesitas tener cuidado con las iniciales también. No querrás nombrarla
Ann Suzanne Stevens o Barbara Francis Davis”.
Kelly rió y Barrett se le unió, sintiendose un poco menos temblorosa.
"Tienes que mirar hacia adelante y a la parte práctica de las cosas”.
Charlaron durante los siguientes diez minutos más o menos, compartiendo
historias y riéndose del sentido del humor de ambas, hasta que Kelly preguntó,
"¿Qué estás haciendo?"
"Me estoy vistiendo".
"¿A esta hora?"
"A menos que quieras que me vaya en pijamas al aeropuerto, sería una
buena idea ".
"¿A dónde vas?"
"Colorado", respondió Barret vagamente.
"¿A dónde en Colorado?"
Barrett sabía que estaba reventada. "Denver".
"Barrett."
"Kelly".
"Barrett Elizabeth, no vengas aquí ".
"¿Ves lo que quiero decir, sobre esa cosa del nombre? Suenas mucho más
aterradora que si hubieras dicho Bambi Jane. "Barrett trató de dirigir la
conversación en la dirección correcta, pero Kelly no se lo permitió.
"Estoy bien. Estoy teniendo una noche difícil. No hay necesidad de que
vengas aquí ".
"Tal vez yo quiero ir", contestó Barrett, su voz era tranquila y un poco
seductora, si se escuchaba correctamente.
"No te necesito aquí."
"Mentira." Hubo un silencio en la línea. "Puedo ir", dijo Barrett en voz baja,
haciendo una mueca como si estuviera esperando recibir un golpe en la cabeza.
Como si alguien pudiera meter algo de sentido en ella.
"Aprecio eso, pero no te necesito".
"Tal vez yo lo necesito."
"Tengo que salir de esto. Teniendote a ti viniendo a rescatarme cada vez no
me hará ningún bien. "
"Sólo estoy tratando de ayudar."
"Sólo el hecho de que durante los últimos veinte minutos has estado
habando conmigo cuando podrías haber estado durmiendo... me dice que te
importa, Barrett. Sé que quieres ayudar. Pero estoy bien, de verdad. Hablar
contigo me ayudó a poner las cosas en perspectiva ".
"Muy bien, entonces," dijo Barrett después de un pausa larga. "¿Qué estás
planeando hacer mañana? ¿O debería decir hoy? "
"Voy a colgar, subiré la cubrecama hasta la barbilla, y volveré a dormir. Algo
que tú necesitas hacer también. No sé lo que voy a hacer el resto del día. Voy a
improvisar. ¿Y tú que harás? "
"Bueno, tanto como me gustaría no hacer nada mejor que improvisar, tengo
un barco lleno de trabajo en mi escritorio. Y no lo digo para que te sientas mal por
despertarme ", añadió rápidamente. "En serio, Kelly, me puedes llamar en
cualquier momento. Yo siempre voy a responder. Siempre tendré tiempo para ti ".
"Buenas noches, Barrett," dijo Kelly justo antes de que apretara el botón de
cerrar de su teléfono. Sabía que Barrett no colgaría, así que ella lo hizo.
¿Por qué se sentía como si hubiera cortado algo más que la conexión
telefónica? Había estado completamente presa del pánico, y al instante en que
oyó la voz de Barrett a través del teléfono, empezó a calmarse. Barrett tenía una
manera de hablarle. No importaba lo que dijera. Era el sonido de su voz, la
cadencia de las palabras, el mero hecho de que estuviera hablando con ella.
Barrett comprendió lo que ella estaba pasando y sabía cuándo usar su sentido del
humor para romper la tensión sin avergonzarla.
"Porque sólo la haría sentir más culpable. Continuaría pensando que ella es
responsable de mí, que no soy capaz de poder ir a la tienda de comestibles, o al
banco, o a cualquier lugar donde hubiera más de una persona sin mirar por
encima de mi hombro. Eso sólo haría que se sintiera más culpable e incrementar
sus acciones para tratar de mitigar la culpa. "Kelly se recostó contra el sofá y se
frotó la cara con ambas manos. "Dios mío, qué mierda de círculo vicioso",
concluyó.
"Sí, puede ser. Las emociones como la culpa, la obligación y la
responsabilidad pueden llevarnos a conductas que pueden o no ser buenas para
nosotras. Puede o no puede ser buena para la persona con quien sientas la
necesidad de reparar el mal. Cuanto más lo hagas, más culpable te sientes porque
nunca puedes compensar lo que piensa que hiciste mal. Nunca hay suficiente. Y
hasta que te des cuenta de eso y te perdonas a tí misma... "
"Entonces continuaría con ese comportamiento" Dijo Kelly. "Entonces,
¿cómo puedo lograr que Barrett se perdone a sí misma? "
"Tú no. No puedes. Tú no puedes hacer nada. Cualquier cosa que hagas
sería tan ineficaz como lo que ella está tratando de hacer. Ellos no funcionan. Por
el contrario, se alimentan uno del otro ".
"Entonces, ¿qué hago?"
"Yo no creo que puedas hacer nada más que aceptarlo gentilmente. Es una
línea delgada entre la efusividad sobre lo que te ha sido dado e ignorarlo,
actuando como si no tuviera importancia ".
"Y sólo yo puedo darme cuenta de eso."
"Me temo que sí."
****
"No me importa."
"¿Qué quieres decir con que no te importa?"
"Escúchame, Debra. Lee mis labios si tienes que hacerlo. Dije que no me
importa " Ellas estaban en su oficina y habían discutido durante los últimos diez
minutos, y Barrett ni siquiera estaba segura de saber de qué iba el tema.
Barrett estaba decidida a aparentar como si se hubiera reajustado y
estuviera de vuelta en el ritmo de su vida. En su interior, sin embargo, estaba
ansiosa e incómoda. No había hablado con Kelly en cuatro días y estaba
desesperada por escuchar su voz.
En las últimas semanas desde que Kelly había llamado en medio de la
noche, ella había ido de mal en peor. Había regañado a todo el mundo, no
devolvía las llamadas, y había cancelado varias reuniones con posibles clientes.
"¿Qué está pasando contigo, Barrett?" La voz de Debra era más calmada
de lo que había sido momento antes. "Y por favor, no me digas que nada. Te
conozco mejor que eso. De hecho, probablemente te conozco mejor de lo que te
conoces tú misma".
"No hay nada de que hablar. Quiero decir, "añadió cuando Debra la miró
con escepticismo. No quería admitir que extrañaba totalmente a Kelly. Ciertamente
no lo admitiría ante nadie más.
¿Qué estaría haciendo Kelly? ¿Habría vuelto al trabajo? ¿Se habría re-
encontrado con sus amigos? ¿Y sus padres? ¿Cómo estaba la bebé Ryan?
¿Necesitaba algo? Porque no podía dejar de pensar en Kelly, Barrett se sentía
completamente vacía, como si estuviera deambulando en un campo abierto sin
dirección ni propósito. Estaba en busca de una señal que no podía encontrar ".
“Por favor, Debra ", dijo. A Barrett no le importaba si sonaba como una
súplica. No le importaba nada más. "No quiero hablar de eso."
Debra la miró, obviamente, sin decidir presionar a Barrett o simplemente
dejarla. Cuanto más esperaba, Barret se sentía más incómoda. Esto era nuevo
para ella también. A menudo utilizaba el silencio como una táctica de negociación
efectiva, pero ahora estaba en su contra. Finalmente, Debra habló.
"Nunca pensé que diría esto, Barrett, pero estás hasta la mierda por esta
mujer ".
"¿De qué estás hablando? ¿Qué mujer? "Dios, que patética soy, pensó, y
acababa de ser una completa idiota al hacer esas preguntas. Debra la miró como
diciendo ya-sabes-exactamente-a-quién-me-refiero.
"Está bien." Ella asintió. "Admito que estoy preocupado sobre cómo lo está
pasando Kelly, pero yo no diría que estoy hasta el cuello ".
"Ajá."
"No, en serio, ella ha pasado por mucho. "Maldita sea, deseaba que Debra
dijera algo. Se sentía más y más idiota a cada segundo. "Ella es hetero, Debra."
Mierda. Pa´acabarla. Era una completa idiota.
CAPÍTULO VEINTIUNO
"No puedo hacer eso", dijo Kelly enfáticamente. El reposo en cama durante
las próximas seis semanas estaba fuera de discusión. Tenía cosas que hacer.
Tenía que volver a su trabajo, comprar muebles para el bebé, y al menos diez
docenas otras cosas.
"Kelly, escúchame," su obstetra, la Dra. Reed, le había dicho pacientemente
durante una visita de emergencia. Había tenido deshechos de vez en cuando por
varios días. A Kelly le agradaba la Dra. Reed. Fue recomendada por una de sus
amistades quien sutilmente o en algunos casos no tan sutilmente le comentó en
dar a su hija en adopción. Ellos, sin embargo, la llamaron su hija o la bebé. Ella
imaginó que si la llamaban ´eso´, no parecería como una persona real.
Ella había hablado con la Dra. Hinton sobre las reacciones de sus amigos
muchas veces. Las conversaciones sobre sus padres eran aún más numerosas.
Todo el mundo tenía su opinión y puntos de vista sobre el aborto y la adopción,
pero Kelly sabía desde el principio que ella sería quien iba a vivir con las
consecuencias. Sería su cara en el espejo cada mañana, sus esperanzas y
sueños serían afectados. Esta era la decisión posible más personal. La había
tomado y nunca miraría hacia atrás.
"Kelly, eres enfermera, y no necesito decirte, pero lo haré, "Le dijo la Dra.
Reed. "Está en peligro de entrar en parto prematuro, y tu bebé no está listo. Sus
pulmones no se han desarrollado lo suficiente y podría tener problemas al respirar.
Puede que tenga que estar en un ventilador. Ella puede tener ictericia, sangrado
en su cerebro, un fallo gastrointestinal en el tracto digestivo, y no ser capaz de
mantener su calor corporal”.
Si la Dra. Reed había estado tratando de asustarla, la misión se llevó a
cabo. Si hubiera perdido al bebé desde el principio podría haber sido lo mejor,
pero este era su bebé, su hija, y ella la amaba más de lo que nunca podría
imaginar.
Kelly recogió su ordenador portátil, su botella grande de agua, y el teléfono
antes acomodarse en el sofá. La Dra. Reed le había dado instrucciones
específicas de no hacer nada más agotador que ir al baño o hacer un sándwich.
Nada de cocinar, ni correr a la tienda o al buzón de correo. No podía estar parada
durante más de unos pocos minutos, y absolutamente ningun exceso.
Su ordenador ya no cabía en su regazo, así que puso la bandeja del
desayuno sobre sus piernas. Tenía que comprar unas cuantas cosas para la bebé
y había que ponerse a trabajar y hacerlo. Se le estaba acabando el tiempo. Sus
amigos le ofrecieron hacerle un baby shower, pero ella declinó. Lo último que
necesitaba era un grupo de mujeres trastabillando entre ellas para no decir algo
inapropiado. Sólo tenía sentido para ella, pero su bebé y todo lo que le rodeaba
era privado.
Su hija nacería en cuatro semanas, y ella no se había decidido por un
nombre, no tenía nada de muebles, y sólo había comenzado a recoger un poco de
ropa aquí y allá. Necesitaba pañales y mantas, y su bebé no podía volver a casa a
menos estuviera atada de forma segura en un asiento de seguridad.
Estaba leyendo comentarios de los consumidores sobre cochecitos cuando
sonó el teléfono. Mariposas revolotearon alrededor de su estómago cuando la foto
favorita de Barrett apareció en el identificador de llamadas.
"Hey, extraña. ¿Cómo estuvo tu viaje? “Barrett había estado en Hong Kong
por una semana, y con la diferencia de horas sólo habían podido hablar unas
pocas veces.
"Largo y cansado," respondió Barrett.
Dios, era bueno para escuchar su voz. "¿Estás en casa?" Kelly miró el reloj
en la pared sobre el televisor.
"No."
"Barrett, son las ocho y media. Espero que no estés aún en la oficina.
Trabajas demasiado”. Kelly sabía que Barrett a menudo se quedaba hasta tarde
en la oficina.
"No estoy en la oficina."
Algo en el tono de Barrett le provocó un aleteo en el estómago. No era la
bebé. Ella había pasado la etapa del aleteo y estaba bien entrada en dar serias de
impresionantes patadas. "¿Dónde estás, entonces?"
"Estoy frente a tu puerta."
***
***
"Ella quiere salir y unirse al mundo, pero no está lista. La Dra. Reed me
indicó reposo en cama hasta la fecha probable".
"Y no me dijiste!" exigió Barrett, el enojo reemplazando la preocupación.
"¿Cuando sucedió esto?"
"Hace dos semanas." Kelly esperaba la reacción de Barrett, pero no era en
absoluto lo que ella esperaba. Estaba enfadada, casi furiosa.
"¿Dos semanas?" Barrett levantó las cejas con escepticismo. ¿Cómo podría
el fuego en sus ojos hace un momento transformarse en otro, significando algo
completamente diferente? Kelly asintió. Barrett apretó la mandíbula.
"¿Cuándo ibas a decírmelo?" Ella vaciló, y Barrett no le dio oportunidad
para continuar. "No lo ibas a hacer, verdad?”
"Por supuesto que sí."
"¿Cuándo? Después de que naciera la bebé? ¿Tan siquiera me ibas a decir
que ya tenías al bebé? "
El tono de Barrett era frío. A su hija tampoco le gustó y pateó en
desaprobación. "Barrett. Estabas fuera de la ciudad y no quería molestarte ".
"¿Y el que tu médico te pusiera en reposo no era lo suficientemente
importante como para llamar? “Barrett se levantó y empezó a caminar por la
habitación. "¿No querías... crees tan poco en mí para creer que algo como esto no
me molesta? Jesús, Kelly. “Barrett se pasó las manos por el pelo, obviamente
incrédula y algo más, pero Kelly no tenía idea de qué.
"¿Qué hubieras hecho, Barrett? ¿Rentar otro jet privado y volar hasta aquí
para cuidarme? "Ahora ella estaba molesta. ¿Por qué estaba obteniendo ésta
mierda? Esta era su vida, su bebé. Ella era perfectamente capaz de cuidar de
ambas. “No puedo creer que esto esté ocurriendo," dijo ella, disgustada con toda
esta escena. Ella empezó a levantarse.
"Siéntate," gritó Barrett.
"¿Perdón?" Kelly dejó claro que nadie podría hablarle de esta manera.
Nunca más.
Barrett bajó la voz. "Por favor, siéntate. Cualquier cosa que necesites, lo
traeré. No debes enojarte".
"Deberías haber pensado en eso antes de que me reclamaras por no
haberte llamado, "replicó Kelly.
"Mira", dijo Barrett. "¿Podemos empezar? Me dejaste como piedra, y me
sorprendiste con la noticia de la bebé. Reaccioné mal. Te pido disculpas”. Barrett
de verdad parecía arrepentida, de pie en sus pantalones de color caqui arrugados.
Kelly se tragó una réplica. Últimamente, sus hormonas habían atado sus
emociones a una montaña rusa. No llegarían a ninguna parte discutiendo de ésa
manera.
"Me alegro de verte." En realidad estaba muy emocionada, pero no se fiaba
de poner sus sentimientos sobre la mesa de nuevo.
"Es bueno verte a ti también," respondió Barrett, sonando igual de serena.
"Te extrañaba, así que me las arreglé para aterrizar aquí en Denver en vez de en
San Francisco. Quería verte. "La voz de Barrett se suavizó mientras hablaba.
"Me alegro de que lo hayas hecho. Yo también te extrañé. Por favor,
siéntate. Me estás poniendo nerviosa. "Kelly palmeó el sofá al lado de ella, donde
Barrett estaba sentada cuando se besaron. Oh, Dios mío, cuando nos besamos.
Ella inhaló bruscamente, con la mano instintivamente en su boca mientras
recordaba el sabor y la sensación de los labios de Barrett. Barrett notó su reacción
y sus ojos eran penetrantes.
"Kelly", dijo Barrett, y Kelly sabía que iba a hablar de lo que había sucedido.
Ella no quería hablar sobre ello. Quería fingir que nunca ocurrió y quería que
sucediera de nuevo. Jesús, esto era todo lo que necesitaba ahora. La niña seguía
insistiendo en nacer, ella se estaba quedando sin fundamentos, y había besado a
una mujer. No, ella había besado a Barrett. Deben ser las hormonas. Por favor,
Dios, que sean las hormonas.
***
***
El sólo hecho de que Barrett estaba acostada en una cama a tres metros
del pasillo, no estaba ayudando para que Kelly pudiera descansar. Después de
que la bebé había interrumpido el beso, tanto ella como Barrett evitaron el tema.
Ella no sabía de Barrett, pero por lo que le preocupaba se había convertido en
algo que realmente no podían ignorar.
Trataron de sacarlo de su mente mientras se habló de nombres, buscaban
muebles, y seleccionaban baberos y mantas, pero siempre estaba allí bajo la
superficie. Su atracción por Barrett era confusa. Había tenido muchas, muchas
amigas en su vida, algunas más cercanas que otras, pero nunca las había visto
con deseo de besarlas, incluso cuando eran adolescentes y estaban aprendiendo
sobre los asuntos complicados de la vida, el drama de novios y el sexo. Algunas
de sus amigas habían experimentado con otras niñas, aunque Kelly nunca lo hizo.
La única cosa que había hecho era besar a Cindy Baker y a algunas otras chicas
mientras jugaba el juego de la botella en una fiesta de cumpleaños y pijamas
cuando ella tenía catorce años, pero nunca se sintió atraída por ella.
Sintió mariposas pero de curiosidad cuando una de las chicas sugirió el
tradicional juego de chico-chica, pero era más acerca de caminar por el borde que
la curiosidad real sobre besar a una chica. Cuando la botella se detuvo y apuntó
hacia ella, ella y su compañera se fueron al pasillo, al igual que las cuatro niñas
antes que ellas. Estaba más incómoda que nerviosa o excitada, y tardaron varios
minutos antes de que decidieran quién empezaba antes de que lo hicieran. No fue
desagradable, pero ella no sintió ninguna de las campanitas, mariposas ó el
vértigo que tenía cuando había besado a Jeff Stevens la semana anterior. Otro par
de turnos hacia el pasillo y Kelly supo que las chicas no eran lo suyo.
Así que ¿por qué estaba sintiendo ésto hacia Barrett? ¿Por qué la había
besado? ¿Por qué aún quería besarla? Tendría que hablar con la Dra. Hinton
sobre esto y pensó en lo que la buena Doctora diría. Estaba segura que sería, "¿Y
qué crees que esto significa, Kelly?” Ella empezaría a balbucear y tropezar con
algunas palabras y, en definitiva sentía que ni siquiera comenzaría a describir la
confusión sobre lo que estaba experimentando.
¿Sentía ésto hacia Barrett por lo que habían pasado juntas? Sí, eso era un
vínculo que nunca se rompería, pero ella estaba confundiendo la gratitud hacia
Barrett para salir de ese infierno y salvarla a ella y a su bebé con algo más? La
gratitud y la necesidad a menudo podrían confundirse con el deseo. ¿Era eso lo
que estaba pasando aquí?
¿Podría alguien de repente volverse gay? Se rió de su propia frase-
volverse gay. ¿Qué ridículo sonaba? La gente no se volvía homosexual. O eran o
no lo eran. ¿Pero era así de simple? ¿Naciste gay, o te enamoraste de alguien, y
si ocurrieron que son del mismo sexo, entonces te convertiste en gay? No había
pensado en eso. Pero sin duda estaba pensando en ello ahora, cuando debería
estar descansando.
El bebé se movió y Kelly se dio cuenta que era inútli tratar de dormir porque
su hija, obviamente, tenía otros planes. Barrett le había preguntado si había
resuelto el nombre todavía. Necesitaba hacerlo. La Dra. Reed la había asustado al
darse cuenta de que este bebé podría venir cualquier día, tanto si estuviera lista o
no. Tenía un nombre en mente y estaba tratando de convencerse pero no hasta el
punto de seleccionarlo. Quería la opinión de Barrett, y sonrió al pensar en todos
los pedazos de papel que había tirado con diferentes nombres en ellos, en forma
de una tarjeta de presentación. Eso había sido a sugerencia de Barrett. Al principio
pensó que era una tontería, pero cuanto revisaba los nombres, más cambiaba de
opinión.
La opinión de Barrett y lo que ella pudiera pensar de algo estaba en su
mente cada día más. Al principio le había molestado. Ella había estado sola
durante tanto tiempo y había tomado sus propias decisiones a la primera, rara vez
se preguntaba una segunda vez. Ahora era casi todo lo contrario. Se preguntaba
si Barrett pensaría que éstos colores combinaban, o si debía pintar de rosa la
habitación del bebé o un color neutral, o si debía contratar a una niñera.
Al principio consideró que era un signo de debilidad el tener miedo de tomar
una decisión. Cuando ella fue secuestrada, si no hacía nada sin preguntar o lo que
le hubieran dicho, era severamente castigada. Debido a que la mente es una cosa
maravillosa y complicada, no le tomó mucho tiempo para cambiar su patrón de
comportamiento con el fin de sobrevivir. Cuando fue rescatada y regresó a casa,
tuvo que desaprender ese comportamiento. Lo había hecho, o al menos pensó
que lo hizo hasta que empezó a tomar en cuenta la opinión de Barrett más y más
a menudo. Ahora estaba cómoda por el simple hecho de saber lo que Barrett
pensaba. No basaba sus decisiones sobre lo que decía Barrett, pero lo
consideraba. Esta noche era un excelente ejemplo.
Cuando estuvieron buscando varias opciones para las cunas, las sillitas, y
los asientos de coche, ella escuchó la opinión de Barret y su recomendación sobre
el estilo o el color. A veces coincidían, pero otras veces ella tenía su propia opinión
y escogió lo que quería.
Ahora quería saber lo que Barrett pensó del beso, o más precisamente
cuando ella le dio un beso. Supo que no fue sino hasta la última fracción de
segundo antes de que Barrett se diera cuenta que iba a besarla, y le había tomado
a ella varios segundos antes de que le devolviera el beso.
Dos días más tarde, Barrett abrió la puerta a la chica de UPS y firmó para
recibir ocho cajas. Al día siguiente y el día después, la mujer en uniforme marrón
regresó. Al cuarto día, la mujer le había escrito su nombre y un número de teléfono
en una notita de color amarillo en el centro de la caja para firmar. En su vida
anterior, Barrett la habría invitado a pasar después del trabajo. Ahora Kelly y su
bebé era en lo único que se centraba. Firmó la hoja, su firma audazmente
bordeando la nota amarilla. Barrett vio la mirada de decepción en los ojos de la
mujer, pero al día siguiente cuando trajo la caja que contenía la carreola, su
actitud fue más seria.
Después del impacto de Kelly sobre su descanso en cama, Barrett se negó
a irse y hablitó una recámara adicional de Kelly. Global Digital era una empresa
virtual, por lo que realizar reuniones a través de Skype o conferencia de llamadas
no era nada nuevo. Lori la contactaba continuamente, y Debra empezaba y
terminaba casi todas las conversaciones con un movimiento no-tan-sutil de su
cabeza y acompañado con un tsk, tsk.
El mobiliario estaba previsto que llegara en dos días, y Barrett estaba
poniendo los toques finales en la bien arreglada habitación del bebé. Kelly estaba
en el sillón reclinable en la sala de estar, supervisando la pintura a través de la
cámara de video que Barrett había comprado el día antes.
Barrett había vuelto a casa de la tienda de pinturas, con muestras de varios
colores en cuadros del tamaño de la palma de su mano, así como dos libros con
muestras de papel para pared. Terminada la cena, Kelly había acordado en el
color de las paredes, una orilla que rodeaba la habitación a nivel de los ojos, y un
marco para la ventana. Ella se puso a trabajar al día siguiente, prohibiendo a Kelly
poner un pie en el cuarto, temerosa de que los vapores de pintura dañarían a la
bebé.
"Podría acostumbrarme a tenerte cerca. "Dijo la voz divertida de Kelly
por el altavoz, lo que hizo que Barrett sonriera. Ella ya estaba acostumbrada a
estar cerca.
"Lo dices porque yo cocino para ti" dijo ella, sumergiendo el cepillo en la
estrecha lata de pintura. La risa de Kelly era cálida, y la llenó de calor. Ambas
habían evitado hablar sobre el beso que habían compartido la noche que había
llegado. El primer día fue extraño, pero rápidamente cayeron de nuevo en
el nivel de comodidad que habían compartido antes. Al menos eso era lo que
Barrett se decía a sí misma.
"Tu idea de cocinar es levantar el teléfono ".
"¿Y? Hay todo tipo de cocinas. Criolla, Cajun, mexicana, barbacoa- "
"Y para llevar", dijo Kelly.
"Sí, y para llevar. ¿Y tu observación es…? "Se limpió las manos en una
vieja camiseta que Kelly había convertidoi en un trapo de pintura.
"Mi observación es mantenerte humilde."
"¿Humilde? ¿Por qué querría ser humilde? "
"Porque te ves tan linda con pintura en la mejilla ".
Barrett dudó media atontada después de oír el comentario de Kelly. ¿Linda?
¿Realmente creía que ella era linda? No podía ser. Tenía que estar bromeando.
Ninguna de las dos se había acercado al tema de su beso de hace ocho días,
como si ambas acordaran que el acuerdo de silencio siginificara que si no
hablaban al respecto, realmente nada había ocurrido.
Por la noche cuando estaba oscuro y en silencio, Barrett revivía cada
segundo de ello. Pero nunca hizo nada más. No quería que Kelly se sientiera
incómoda o avergonzada como si la dejara sola. Lo que la sorprendió porque ella
siempre se enfrentaba a las cosas, sobre todo si eran difíciles. Pero esto era
diferente. Esto era Kelly, y lo último que Kelly necesitaba en este momento era
otra incómoda, y extraña situación.
"¿Qué te pasa, Rembrandt? ¿El gato se comió tu lengua? ", dijo Kelly,
trayendo los pensamientos de Barrett de vuelta al presente.
Ella no pudo haber estado parada más de un momento o dos, dejando
gotear la pintura sobre la lona como tonta. De espaldas a la cámara, parpadeó un
par de veces y en voz baja aclaró su garganta.
"¿No tienes algo que hacer, como doblar las cobijitas o empatar calcetines
de bebé?”Su pincel se sacudió un poco mientras sumergía la brocha de nuevo en
el bote. Oyó la risita de Kelly y luego el sonido de las noticias de la noche se
escuchó a través del altavoz.
Barrett dio un paso atrás e inspeccionó su progreso en el alféizar de la
ventana. Tenía que volver a hacerlo porque ella había hecho un trabajo de mierda
después del comentario que hizo Kelly. Se estaba haciendo tarde y estaba
perdiendo la luz, por lo que decidió limpiar y terminar el trabajo mañana. Iba a ser
otra larga noche.
***
***
***
"Gracias por llevarme" dijo Kelly más tarde esa noche, con sus pies
apoyados sobre dos almohadas al final del sofá.
"Gracias por dejarme." Barrett todavía estaba un poco inmersa por la
experiencia, y de repente Kelly parecía a punto de llorar. "Kelly, ¿qué pasa?” Se
acercó y se sentó precariamente en el borde del sofá. Si no tenía cuidado
terminaría sobre su trasero o en el regazo de Kelly, o lo que quedaba del mismo.
***
Kelly ladeó la cabeza, con una mirada en su cara que decía tienes que
estar jodidamente bromeando, lo que ella rápidamente verbalizó diciendo
exactamente eso. "Yo sé lo que es la transferencia. Y si lo que estás diciendo es
que porque estoy agradecida que salvaste mi vida, estoy transfiriendo esos
sentimientos hacia tí? ¿Que voy a tener sexo contigo porque tú quieres y me
siento obligada porque me salvaste la vida? ¿Que me he enamorado de ti? ¿Qué
te deseo? ¿Yo quiero tener sexo contigo? ¿Hacer el amor contigo? ¿Poner mi
boca en ti? ¿Cómo funciona eso? Porque no creo que ese argumento tenga más
agua que los que tú tienes. Estás tan llena de mierda que no sabes cuánto.
"Barrett."
El susurro de Kelly era suave y cálido, su toque en su brazo excitante.
"Barrett."
"Me encanta el sonido de tu voz diciendo mi nombre. "Ella se arqueó hacia
donde provenía el sonido, con ganas de que el sonido acariciara su cuerpo.
"Barrett, cariño, necesito que te levantes".
Barrett abrió los ojos y vio el rostro hermoso de Kelly justo frente al suyo.
Incluso en las sombras de la noche podía ver los ojos de Kelly con claridad. Eran
oscuros y ardientes. Levantó la mano y la deslizó detrás del cuello de Kelly y tiró
de ella en un beso. Rayos bailaban detrás de sus párpados. El beso que habían
compartido ayer era casi casto en comparación con éste. Era atrevido y sensual,
con la promesa de más por venir. Las lenguas luchaban por control, ambas sin
aliento, Barrett acercó plenamente a Kelly en un abrazo, su cuerpo cálido y
obediente, De repente Kelly se separó con un jadeo que arrojó a Barrett fuera de
su bienaventuranza.
"Ugh," dijo Kelly, agarrándose su estómago y jadeando en rápidas
respiraciones, -obviamente por el dolor en lugar de la pasión.
"Kelly, mi Dios, ¿qué pasa?" Barrett sacudió el últim resquicio de sueño de
su cerebro. No tenía idea de lo que estaba pasando. En un minuto Kelly la estaba
despertando con besos, al siguiente... oh, mierda!
Barrett se movió para sentarse, encendió la luz al lado de la cama. Kelly
estaba doblada, con el rostro retorcido en agonía. "Dios Mío, Kelly, ¿es el bebé?”
"Sí," dijo con los dientes apretados. "Ya he llamado a la Doctora. Tenemos
que irnos. Me quiere en el el hospital”.
En ese momento la plena realidad de lo que que estaba pasando la golpeó.
Kelly estaba teniendo al bebé. Se arrastró fuera de la cama, casi llevando consigo
a Kelly, entonces la agarró con las dos manos y la acomodó suavemente en la
cama. "Jesús, Kelly, Lo siento. ¿Estás bien? "
La respiración de Kelly empezaba a volver a la normalidad. "En este mismo
momento, sí. "Kelly la miró. "Pero sugiero que te vistas, ahora. "
Barrett miró hacia abajo y vio que estaba completamente desnuda. Buscó
en el montón de ropa que había apilado en el suelo, se puso los zapatos, agarró
su cartera y el teléfono de la mesita de noche.
Ayudó a Kelly a entrar en el coche, y se fueron a toda velocidad por la
autopista, antes de que su cerebro comenzara a funcionar de nuevo. "¿Cuándo
empezaste a tener contracciones?”
"Me desperté como a la una y media y me sentí, no sé, extraña. La primera
fue pocos minutos después de las dos. No se sentía como las primeras que había
tenido antes, así que llamé a la Dra. Reed. Mientras esperaba el servicio de
contestador, se me rompió la fuente. Así que, lista o no, esta pequeña chica está
en camino”.
Kelly hizo una mueca de nuevo, jadeando otra vez. "Jesús", dijo Barrett, y le
pisó al gas, lanzando a ambas contra la parte trasera de los asientos. Parecía que
el agarre de las contracciones comenzaba a soltarse. "¿A qué tiempo están una
de otra?”Ella recordó haber leído que entre más frecuentes las contracciones más
cerca estaba la cabeza del bebé. De ninguna manera iba a dejar que Kelly diera a
luz en el asiento trasero de su coche.
"¿Cómo hacen esto las mujeres?" Ella se preguntó. "Tener algo dentro de tí
moviéndose, dando patadas, haciendo difícil respirar y apoyada en tu vejiga, por lo
que tienes que orinar todo el tiempo. Y para conseguirlo a través de ... "Barrett ni
siquiera podía imaginar. "Sin ánimo de ofender, pero esto no se ve como un buen
momento. "Ella ni siquiera estaba segura de que fuera el momento adecuado para
estar haciendo estas preguntas estúpidas, pero estaba más nerviosa de lo que
había estado en toda su vida.
Kelly no tuvo que responder; la señal roja parpadeante de la sala de
emergencias apareció a la vista. Se detuvo en ecírculo y saltó casi antes de que
apagara el coche. Ella agarró una de las sillas de ruedas vacía, alineadas como
soldados de juguete en espera de sus asignaciones de batalla. Ayudó a Kelly a
sentarse en la amplia silla y cerró la puerta con más fuerza de lo que quería, la
adrenalina corriendo a través de ella. Se acercó a las puertas dobles y se abrieron
automáticamente.
Las luces eran brillantes, el olor idéntico a la de cualquier otro hospital en el
que había estado. Recuerdos de cuando ella fue llevada a la sala de emergencia
en Panamá hizo cosquillas en el borde de su conciencia. Los alejó. Esto no era
sobre ella; esto era sobre Kelly.
Ella giró a Kelly hacia dentro y miró a su alrededor. Las infaltables sillas
negras de plástico estaban esparcidas alrededor de la sala, dos o tres de ellas con
personas que parecían estar tomando una siesta. Se apresuró hacia la
recepcionista sentada detrás de un vidrio a prueba de balas. ¿Vidrio a prueba de
balas? Esta era una sala de urgencias, no una zona de batalla, pensó justo antes
de que la joven levantara la mirada.
"La Dra. Reed nos dijo que viniéramos, " dijo Barrett, tomando de alguna
manera el control. "Kelly Ryan, tendrá un bebé."
"Sí, Sra. Ryan, hemos estado esperando. Felicitaciones. Síga derecho. "La
mujer le apuntó al conjunto de puertas verdes dobles que inmediatamente se
abrieron. Barrett comenzó a entrar cuando una enfermera en bata de color púrpura
dio un paso adelante.
"Me quedo con ella ahora", dijo, alcanzando las asas de la silla. "Hay que
esperar aquí hasta que consigamos que todo esté resuelto ".
"No," dijeron Barrett y Kelly al unísono, obviamente demasiado contundente
si la reacción de la enfermera era alguna indicación.
"Por favor", dijo Kelly. "Yo la necesito conmigo”.
La enfermera miró a Barrett como si decidiera si ella valía la pena para
romper las reglas. Antes de que tuviera oportunidad de decidir, llegó otra
enfermera corriendo por el pasillo.
"Está bien, Tammy," le dijo a la enfermera que obviamente estaba
perturbada en la flexión de las reglas. "La Dra. Reed dejó órdenes de que la
señora Taylor puede quedarse todo el tiempo”.
Kelly se relajó visiblemente, y Barrett cambió el mango de la silla de ruedas
por la mano de Kelly mientras caminaban por el pasillo.
"Te dije que sería hermosa" dijo Barrett, entregándole la bebé a Kelly en la
sala de partos. Sostener algo tan pequeño la ponía nerviosa. No tenía sentido. Su
maletín a menudo pesaba dos veces más que estas cinco libras, fuertemente
envueltas, un paquete de cara rosada, pero Barrett tenía miedo de dejarla caer de
todos modos.
Alexandra McKayla Ryan había hecho su entrada con un grito justo antes
del almuerzo. Kelly había insistido en que Barrett cortara el cordón, y cada minuto
de la experiencia le había fascinado. Con Alexandra en el cunero y Kelly en su
habitación para un descanso muy necesario, Barrett se desplomó en la silla de
plástico duro en la cafetería. Un plato de espaguetis estaba frente a ella, y tenía
una humeante taza de café.
No había tenido un minuto para pensar desde que Kelly la despertó hacía
menos de doce horas. Mirar a Kelly sufrir y hacer tanto esfuerzo fueron las horas
más largas de su vida. El miedo, la alegría, el pánico, el terror, la ansiedad, y la
euforia luchaban por un espacio en su cerebro, en su corazón, y en su estómago.
Ella estaba alternadamente rebosante entre la alegría y las náuseas. Su cerebro
se congeló, sin embargo, ella capturó cada segundo como si se registrara en
video. El milagro de dar a luz ni siquiera empezaba a describir lo que había
experimentado.
Alexandra tenía otras ideas que dormir camino a casa. Lloró todo el camino,
y Barrett tuvo que detenerse, así Kelly podía amamantarla unos pocos minutos. Se
sintió avergonzada cuando Kelly levantó su camisa y sacó su pecho para
Alexandra. Amamantar era perfectamente natural, pero se sentía como una
mojigata si se daba la vuelta y una pervertida si no quería.
El pecho de Kelly había pasado de ser sexual a ser funcional. ¿Qué pasaba
cuando las mujeres que alimentaban con leche materna tuvieran relaciones
sexuales? ¿Acaso su pareja conseguía un bocado de leche? ¿Acaso su cuerpo
sabía que era el momento de cerrar la fábrica de leche? ¿Siquiera las nuevas
mamás tenían relaciones sexuales? Había aprendido de una de las muchas
revistas que había leído que entre la lactancia materna, la lavandería, y dormir
sólo unas pocas horas a la vez, si tenían suerte, las nuevas madres estaban
completamente agotadas. Se preguntó si no había realmente una razón física para
la regla de no-sexo-por-seis-semanas o si la nueva madre sólo necesitaba reposo.
Dios mío, ¿por qué estaba pensando acerca de estas cosas? ¿Desde
cuándo su vida pasado de fusiones y adquisiciones a pañales y toallitas para
bebé? Había ocurrido al minuto en que ella dejó atrás a Kelly.
"¿Barrett? Dijo Kelly, tocando el brazo de Barrett. "Ya llegamos".
Barrett saltó como si la mano de Kelly fuera un atizador caliente. Había
estado bastante presionada hoy. "Oh, sí, claro," dijo ella, entrando al
estacionamiento y apagando el coche. Saltó del coche y corrió hacia el lado del
pasajero para ayudar a Kelly. Todavía estaba un poco tambaleante y con dolor.
Ella no había necesitado una cesárea, pero Alexandra había necesitado un poco
de ayuda.
Agarrando a Kelly con un brazo y a la bebé en la otra, Barrett se dirigió
hacia la puerta principal. Se sentía como si estuviera mirando hacia abajo, una
observadora de la escena, y no se reconocía a sí misma. Estaba siendo amable y
gentil sólo porque Kelly necesitaba que lo fuera, no porque quería obtener algo. Se
miraron como cualquier otra pareja joven que llegaba a casa con su bebé por
primera vez. Una nueva vida empezaba para todos. Ella podía verse a sí misma
en este papel por un momento. Estaba incómoda pero de alguna manera se sentía
bien.La vista desde arriba era ciertamente diferente a la vista desde el suelo.
CAPÍTULO VEINTICINCO
Barrett sólo podía sentarse, aturdida cuando Kelly se acercó a ella. No hizo
contacto con los ojos o incluso no la tocó cuando tomó a Alexandra de sus brazos
y la llevó a la habitación. Ella no sabía qué hacer, cómo actuar, qué decir. No tenía
ni un punto de referencia para esto. Estos sentimientos, estos deseos, esto que
quería era algo que nunca había experimentado. Quería a Kelly, eso era un hecho,
pero ella la quería en su vida, no sólo en la cama, y la quería para todos los días.
¿Podría vivir de acuerdo con las expectativas de Kelly? ¿Podría vivir por su
cuenta? ¿Sería una buena madre? ¿Qué pasaría con su empresa? ¿La vendería
a Debra o trabajaría a distancia? ¿Cómo iba a dejar a Kelly y a la bebé durante
semanas a la vez como lo exigía su trabajo en la actualidad? ¿Kelly se mudaría a
San Francisco? ¿Ella se mudaría a Denver? ¿Podría ser fiel a una mujer? ¿Sabría
cómo?
Si Kelly estaba dispuesta a intentarlo, entonces ella también. Barrett se
revovió en la silla y la siguió.
Kelly estaba cubriendo a Alexandra con una manta ligera, y Barrett se
cernía justo fuera de la puerta. "¿Está dormida?" Su voz sonaba extraña, una
mezcla de nervios y vacilación.
"Sí", respondió Kelly mirando su reloj. Volteó el monitor de bebé al lado de
la cama de Alexandra. "Ella debe dormir varias horas. "Alexandra tenía en casa
tres semanas y se había adaptado rápidamente a una rutina fácil.
"Ella es un niña buena", dijo Barrett. Kelly la miró como si ella hubiera
afirmado haber encontrado la manera de asegurar la paz mundial. "Quiero decir
que ella es buena durmiendo. "Iba de mal en peor muy rápido. Kelly dejó la puerta
de la habitacion de Alexandra casi cerrada y se encaminó a su dormitorio. Barrett
no estaba segura de si debía seguir a Kelly pero instintivamente sabía que tenía
que hacer algo. Estaba balbuceando como si fuera primeriza. Pero, otra vez, no
era quien era, de una manera irónica. Ella nunca hizo el amor con una mujer que
amara, y la presión a favor de Kelly era desalentadora.
FIN