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Clínicas de Psicología Integral

C.P.I. S. De R.L.
Licda. en Psicología Sandra Maria Ehrler
Master en Criminología
Colegiado No.14-2024

Tegucigalpa, MDC. 22 de febrero 2019

FICHA DE IDENTIFICACIÓN

Nombre del solicitante: Karen Pineda

Motivo: Valoración psicológica

Instruir a los padres sobre la metodología a utilizar en la crianza y educación de sus hijos
en las diferentes etapas del desarrollo psicosocial, basando las recomendaciones en la
teoría del desarrollo psicosocial de Erik Erikson.

Tema: niños entre las edades de 2 a 6 años la separación de los padres, como debería
de ser la convivencia entre ellos y cuál es el método correcto según las etapas
psicosociales para educar, socializar, y convivir en ambas casas materna y paterna.

Metodología
Investigación basada en documentos científicos.
Con base en:
La Teoría del Desarrollo Psicosocial de Erik Erikson, explica los estadios psicosociales.

UNICEF Revisada por Julia Somarra, consultora de UNICEF, doctora en Psicología Social
con énfasis en temas de infancia de la Universidad del País Vasco.

En la Convención Internacional de los Derechos del Niño, aprobada por la


Asamblea General de Naciones Unidas en 1989 y ratificada por todos los países
de la región, se establece claramente que: «Todos los niños tienen derecho a
protección contra toda forma de perjuicio o abuso físico, mental o sexual, descuido
o trato negligente, maltrato o explotación.» (Artículo 19)

Conclusiones:

Durante la primera infancia, los cuidados maternos y familiares son los que garantizan
el desarrollo de actitudes y conductas de comunicación profunda e íntima estos parecen
producir efectos beneficiosos en el niño o niña.
La carencia de este tipo de cuidados y de una vinculación afectiva estrecha, produce
efectos negativos que no son fáciles de superar en el futuro.

Por lo tanto, nos queda claro que la relación que el niño o niña establece con su madre
en esta primera etapa del desarrollo psicosocial sirve de modelo para establecer
relaciones futuras.
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En otras palabras, la relación establecida por el niño o niña con la figura de apego
determina la calidad de otras relaciones y apegos que el niño o niña establecerá con
otras personas de su entorno de iguales, donde trasladan el estilo conductual
desarrollado con la figura de apego.

La madre, por lo general, es la principal fuente de apoyo y cuidado para el niño o niña
en esta etapa del desarrollo psicosocial entre 2 a 6 años, por eso los hijos establecen
primero una relación de apego con ella.
Aclarando que esto no significa que el niño o niña no pueda y no necesite relacionarse
con su padre y con otras personas cercanas.
El padre no debe ser privado de la oportunidad de aprender y practicar los
procedimientos de cuidado y crianza del niño o niña.

En esta etapa del desarrollo entre los 2 y 6 años la recomendación profesional

En cuanto a los “cambios” de una casa a la otra serían cíclicos, apuntando a estabilizar,
es conveniente utilizar el ciclo de fines de semana en una casa y en la semana en la otra
con esto se le está proporcionando una rutina de vida, un ambiente ordenado y con
horarios, permiten al niño o niña ir formando hábitos y desarrollando seguridad para
afrontar el mundo.

Ya que, si vive en un ambiente sin orden, sin organización ni rutina clara, el niño o niña
se hace más irritable y más inseguro, pues nunca sabe lo que va a pasar, ni cuándo sus
necesidades serán satisfechas.

Utilizar esta metodología les da resultados beneficiosos para el niño o niña, para el
padre, la madre y la familia, el vivir en un ambiente relajado, cariñoso, con un clima
positivo y donde existe humor para acoger lo bueno de la vida, les proporciona más
posibilidades de desarrollarse física y psíquicamente sano.

Por el contrario:

Vivir en un ambiente de tensión prolongada, cambios constantes de vivienda aumenta


las posibilidades de que el niño o niña se enferme y desarrolle problemas
psicosomáticos como asma, trastornos del sueño y del apetito.
Muchas enfermedades infantiles tienen un origen psicológico.

Queda claro que Los hijos necesitan a sus dos progenitores. Necesitan querer a su madre
y a su padre, estar orgullosos de ellos.
También necesitan su amor, su interés, su alegría y su estima. Es importante que el hijo
mantenga un contacto tan estrecho como sea posible con sus dos progenitores.
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• Es recomendable que los padres se tomen el tiempo y la paciencia de consensuar ciertos


parámetros de disciplina, de manera de que lo que no está permitido en una casa,
tampoco se le permita en la otra.
• No siempre es posible generar acuerdos, pero cuanto más los niños sientan que el
criterio de límites y disciplina es al menos similar, mejor asumen las reglas y menos
compleja es también la tarea de los padres al limitar.

Expongo

La etapa del desarrollo de los niños entre los 2 y 6 años, en este periodo de sus vidas se
producen grandes cambios en todos los ámbitos; físico, cognitivo, social etc.
El desarrollo del cerebro, la madurez de las neuronas su capacidad de memoria, del
pensamiento lógico, y capacidad de análisis sucederán en esta etapa.
En lo que respecta al ámbito social, en esta etapa los niños comienzan a sentirse atraídos
por sus semejantes, por otro niño de su edad, a través de los juegos el niño o niña de
cubrirá distintos papeles y funciones dentro de los mismos, aprendiendo lo bueno y lo
malo, que puede ganar y perder, Este periodo es entonces decisivo para el desarrollo de
las cualidades intelectuales del niño, su idea de la amistad, emociones como la
vergüenza y la culpa afloraran en su vida, siendo necesario tener presente favorecer el
buen desarrollo afectivo y emocional.

Desarrollo de la personalidad en esta etapa (2 a 6 años)


Las personas se diferencian unas de otras, por la herencia particular, el contexto y las
influencias ambientales, que las hacen singulares, todo ello ayuda a conformar la
personalidad pues esta es el fruto de la acumulación de experiencias comunes a otros
(desarrollo normalizado), de experiencias únicas (las singulares vivida) y la herencia
(genética, carácter, temperamento).
La personalidad será pues, un conjunto de rasgos psicológicos fruto del desarrollo
personal y la vida afectivo social.
Los aspectos que definen la personalidad son el autoconcepto, la autoestima, la
autonomía personal, el desarrollo social y el apego.

La familia en esta etapa:


Para estudiar el análisis de la familia sobre, el desarrollo del niño es inadecuado
limitarse al análisis de las relaciones diádicas que se producen en su seno, hace falta
entender la familia como un sistema de relaciones interpersonales sujeto a un entorno,
en relación con otros contextos como, por ejemplo;
El trabajo de los padres
La relación entre estos

Ejemplos: Hay padres que mantienen unas relaciones cálidas y afectivas con sus hijos e
hijas, en las que muestran gran cantidad de sensibilidad ante las necesidades de los
niños y que además los alientas a expresarse y verbalizarlas.
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En otro extremo: se sitúan las relaciones en que la falta de expresiones de afecto, la


frialdad la hostilidad y la falta de intercambios comunicativos serían las características
dominantes.
En resumen, la educación de los hijos requiere de autoridad que no se debe confundir
con el autoritarismo y la arbitrariedad.
Uno de los ingredientes de la autoridad paterna es la credibilidad, de la cual nace el
poder de persuasión y, en último extremo, la imposición. Así es como nace la disciplina.

• Se ha comprobado que la autoconfianza, la autoestima, la seguridad, la


capacidad de compartir y amar, e incluso las habilidades intelectuales y sociales,
tienen sus raíces en las experiencias vividas durante la primera infancia en el seno
familiar.

En un hogar donde se respira un ambiente de cariño, de respeto, de confianza y de


estabilidad, los niños o niñas se crían y se desarrollan psíquicamente más sanos y
seguros, y se relacionarán con el exterior de esta misma forma, con una actitud más
positiva y constructiva hacia la vida.

En conclusiones:

Para desarrollarse intelectual, emocional, social y moralmente, el niño o niña necesita,


en cada una de estas áreas, gozar regularmente y durante un largo período de su vida
de un vínculo afectivo fuerte, cercano, recíproco y estable, el cual desempeña una
función muy importante en su bienestar.

El vínculo o apego es una relación afectiva positiva, incondicional y duradera que se


caracteriza por el placer mutuo de estar juntos y el deseo de mantener este cariño.

Las interacciones positivas con personas que lo cuidan de forma estable generan en
el niño o niña un sentimiento de bienestar y van creando una seguridad básica.

Este sentimiento se ha denominado “confianza básica” y es fundamental, no sólo para


el desarrollo socio emocional sino también para el desarrollo cognitivo del niño o niña.

Para formar esta relación de amor, el niño o niña necesita recibir de su madre, padre o
persona que lo cuida, demostraciones de cariño, cuidado y atención.

Esta actitud tiene que ser continua, diaria, estable. Así el niño o niña va desarrollando
seguridad y confianza y el sentimiento de ser valioso e importante.
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El niño o niña necesita dar y recibir afecto. El cariño es una verdadera «vacuna» que
previene muchos problemas en cuanto a desarrollo emocional en el corto, mediano y
largo plazo de la vida del ser humano. Es la base de la seguridad en el mundo, en los
otros y en sí mismo.

La relación madre-hijo y padre-hijo son cualitativamente distintas y ambas tienen un


impacto diferente y necesario en el desarrollo del niño o niña.
Es importante que el padre aprenda a mirar al niño o niña, hablarle, hacerle preguntas,
tomarlo en brazos, acariciarlo, jugar con él, darle de comer, mudarlo.
Mediante esto se va estableciendo un vínculo afectivo estrecho con el niño o niña y una
relación de apego mutuo que durará toda la vida.

Los niños que pertenecen a familias cariñosas y estimuladoras tienen más posibilidades
de desarrollarse sanos y felices.
El niño o niña necesita un ambiente seguro, con reglas y límites claros y coherentes.

Un ambiente de irritación y violencia familiar es perjudicial para el desarrollo psicosocial


infantil.
El maltrato físico y psicológico afecta en forma negativa el desarrollo del niño o niña.

• Las parejas que se llevan bien, en las que hay acuerdo en la forma de criar a los
hijos y en las que el padre constituye un apoyo real como agente educativo en la
relación con los niños, generan un ambiente muy favorable que impacta
positivamente el desarrollo psicosocial y físico de los niños.

Si la madre, el padre o persona que cuida al niño o niña cambia constantemente la forma
de tratarlo, él no entenderá qué pasa, se sentirá confuso e inseguro y no podrá sentir
confianza en la gente que lo rodea.
Los niños necesitan límites: saber lo que está permitido y lo que está prohibido, y lo que
ocurre si se transgreden esos límites. Los límites deben ser firmes y permanentes para
que ayuden al niño o niña a disciplinarse.
Las reglas y prohibiciones claras y firmes enseñan a distinguir lo bueno de lo malo, lo
correcto y lo incorrecto. Además, le dan seguridad al niño o niña y son una muestra de
amor.

La falta de límites empeora las relaciones interpersonales, facilita la aparición de


conductas de transgresión de normas de convivencia y fomenta el egoísmo.
En consecuencia, el niño o niña puede llegar a pensar sólo en su beneficio.
Es muy importante que los padres aprendan estrategias adecuadas para formar la
disciplina de sus hijos: el diálogo, el establecimiento de acuerdos, límites y
negociaciones.
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Las peleas, las discusiones, los gritos y las tensiones de los adultos son percibidas
incluso por el bebé.
El miedo, la inseguridad y la tensión, que estos hechos causan, alteran el desarrollo
psicosocial del niño o niña.
Las discusiones violentas y agresivas entre adultos hacen que los niños se sientan
culpables de ellas y experimenten una sensación de angustia. Los niños imaginan que
sus padres se pelean por lo que ellos han hecho.

El castigo físico tiene consecuencias muy negativas; los niños castigados físicamente
frecuentemente tienden a ser:
_ Temerosos e inhibidos.
_ Dependientes.
_ Poco creativos.
_ Irritables.
_ Agresivos y mentirosos.
_ Sentir que son rechazados.
_ Desarrollar sentimientos y deseos de venganza.
_ Tener mala autoimagen.

Además, el castigo físico sólo logra frenar o inhibir la conducta negativa durante un rato,
mientras dura el dolor del golpe y el temor a un nuevo castigo.

En la Convención Internacional de los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea


General de Naciones Unidas en 1989 y ratificada por todos los países de la región, se
establece claramente que: «Todos los niños tienen derecho a protección contra toda
forma de perjuicio o abuso físico, mental o sexual, descuido o trato negligente, maltrato
o explotación.» (Artículo 19).

INFORMACION ADICIONAL

Autonomía y vergüenza
Este estadio empieza desde los 18 meses hasta los 3 años de vida del niño.
Durante este estadio el niño emprende su desarrollo cognitivo y muscular, cuando
comienza a controlar y ejercitar los músculos que se relacionan con las excreciones
corporales. Este proceso de aprendizaje puede conducir a momentos de dudas y de
vergüenza. Asimismo, los logros en esta etapa desencadenan sensación de autonomía y
de sentirse como un cuerpo independiente.

Iniciativa
Este estadio viaja desde los 3 hasta los 5 años.
El niño empieza a desarrollarse muy rápido, tanto física como intelectualmente. Crece
su interés por relacionarse con otros niños, poniendo a prueba sus habilidades y
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capacidades. Los niños sienten curiosidad y es positivo motivarles para desarrollarse


creativamente.
En caso de que los padres reaccionen negativamente a las preguntas de los niños o a la
iniciativa de éstos, es probable que les genere sensación de culpabilidad.

Laboriosidad vs. Inferioridad

Este estadio se produce entre los 6-7 años hasta los 12 años.
Los niños muestran un interés genuino por el funcionamiento de las cosas e intentan
llevar a cabo muchas actividades por sí mismos, con su propio esfuerzo y poniendo en
uso sus conocimientos y habilidades. Por esa razón es tan importante la
estimulación positiva que pueda ofrecerle la escuela, en casa o por el grupo de iguales.
Éste último comienza a adquirir una relevancia trascendental para ellos.
En el caso de que esto no sea bien acogido o sus fracasos motiven las comparaciones
con otros, el niño puede desarrollar cierta sensación de inferioridad que le hará sentirse
inseguro frente a los demás.

Etapa Conflicto básico Eventos importantes Resultado

Infancia postnatal (nacimiento a 18 meses):


Confianza frente a desconfianza Alimentación Los niños desarrollan un sentido de confianza
cuando los cuidadores proporcionan fiabilidad, atención y afecto. Su ausencia dará lugar a la
desconfianza.

Primera infancia (2 a 3 años):


Autonomía frente a vergüenza y duda Control del esfínter Los niños desarrollan un sentido de
control personal sobre las habilidades físicas y un sentido de independencia. El éxito conduce a
sentimientos de autonomía. La falta de resultados produce sentimientos de vergüenza y duda.

Preescolar (3 a 5 años):
Iniciativa frente a culpa Exploración los niños comienzan a imponer su el control y poder sobre
el entorno. El éxito en esta etapa conduce a un sentido de propósito. Los niños que intentan
ejercer demasiado poder experimentan desaprobación, lo que produce un sentimiento de culpa.

Edad escolar (6 a 11 años):


Laboriosidad frente a inferioridad: la escuela, los niños necesitan enfrentarse a las nuevas
demandas sociales y académicas. El éxito conduce a un sentido de competencia, mientras que
los resultados de fracaso producen sentimientos de inferioridad.
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Adolescencia (12 a 18 años):


Identidad frente a confusión de roles. Relaciones sociales durante la adolescencia, los niños
exploran su independencia y el desarrollo de un sentido de sí mismos.
Los que reciben el estímulo y refuerzo adecuados a través de la exploración personal saldrán
de esta etapa con un fuerte sentido de sí mismos y una sensación de independencia y control.
Los que continúan inseguros con sus creencias y deseos tienden a experimentar inseguridad y
confusión acerca de su identidad y futuro.

Edad Período de Estructuras cognitivas


desarrollo
Nacimiento a 2 años Sensorio-motriz Los bebés entienden el mundo a través de la
percepción y la acción. Sus habilidades se amplían
durante este período, por lo que los niños
pequeños pueden combinar sus acciones
voluntariamente a los dos años.
2 a 11 años Subperíodo Los niños dominan las habilidades adquiridas de
preoperacional forma independiente. Los niños son capaces de
concreto formar representaciones mentales de los objetos e
imaginar las acciones relacionadas con ellos. El
pensamiento es egocéntrico (centrado en sí
mismo).
7 a 11 años Subperíodo Los niños son capaces de pensamiento lógico. Su
operacional imaginación se ven limitada por la realidad, y
concreto pueden realizar operaciones lógicas sobre objetos
concretos.
12 años a edad adulta Operaciones Niños desarrollan la capacidad de razonar de
formales manera abstracta.

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