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Muchas personas de negocios no entienden que la responsabilidad que tienen ante Dios es que los demás puedan
ver el carácter de Cristo reflejado en sus negocios, empresas e emprendimientos.
Vivimos en una generación donde, tristemente, muchos cristianos no relacionan su vida de fe con su vocación
profesional. No ven conexión entre su llamado espiritual y su llamado laboral.
_Es común verlos adorando apasionadamente en los cultos dominicales, mientras dejan de lado a Cristo de lunes a
sábado en el lugar de trabajo_
Por nuestra naturaleza pecaminosa olvidamos con facilidad que Dios nos creó con un propósito (2 Ti. 1:9)
Él diseñó obras desde antes de la fundación del mundo para que anduviéramos en ellas (Ef. 2:10)
Nos dio dones y talentos para realizarlas (Ef. 4:7; 1 Co. 4:7)
Él es quien produce en nosotros tanto el querer como el hacer su buena voluntad (Fil. 2:13)
Por lo tanto, y a la luz del glorioso evangelio de Cristo (Ro. 12:1-1), debemos buscar ser intencionales en honrar a
Dios como empresarios cristianos (Col. 3:17, 1 Co. 10:31).
Tu crecimiento espiritual depende de esto (2 Ti. 3:16-17). No puedes compartir y reflejar lo que no mora realmente
en ti.
Como líder en tu empresa, esto es vital para alentar o amonestar en amor a tus empleados cuando tengan
dificultades, caídas, o estén en desánimo, a fin de que puedan ser edificados y consolados al poner su esperanza en
Jesús (1 Ts. 5:14).
Esto es necesario para fomentar una cultura en tu empresa que refleje el carácter íntegro, servicial, y excelente de
Cristo.
_El mundo empresarial no es fácil, y eso nos recuerda nuestra necesidad constante de la gracia de Dios_
*2. Mantén tus prioridades en orden*
Es común conocer a empresarios que no tienen sus prioridades organizadas conforme a la Biblia. Por eso descuidan
su caminar con el Señor, sus hogares, o la vida en la iglesia.
Busca primeramente el reino de Dios y su justicia, y confía en que las demás cosas que Él tiene preparadas para ti
serán añadidas (Mt. 6:23).