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subjetividad1.
1
El presente texto se basa en: Los espacios de encuentro en la Psicología Comunitaria (2006) y
Algunas precisiones sobre los espacios de encuentro en la Psicología Comunitaria (2007)
Presentados en el I y II Foro de Trabajo Comunitario organizado por la Cátedra Estrategias de
Intervención Comunitaria. Facultad de Psicología .U.N.C. El primero de estos trabajos fue
publicado en: “Subjetividad y política”. Revista de Ciencias Humanas. Pereira, Diciembre de
2007.pp 155-167. En: Apunte de Cátedra Estrategias de Intevenciòn Comunitaria 2009.
2
Pensamiento que es en este caso enunciado por uno, pero es colectivo en tanto surge a través de
discusiones y experiencias de la Cátedra Estrategias de Intervención Comunitaria y el transitar,
discutir, llorar y reír con las personas de las comunidades con que la cátedra viene trabajando
desde hace mas de 10 años. Sin ellos este pensamiento no existiría. Al respecto, Lewkowicz
(2003) marca muy bien: “estoy pensando por conexión con un encuentro”, son ocurrencias y
pensamientos que fueron, vinieron, se construyeron con estas otras y otros .
1
Más de una vez apareció en el trabajo cotidiano con las vecinas de los
barrios con que trabajamos3 la pregunta de cómo poder sostener un proceso de
transformación social emancipatoria cuando las condiciones de producción
actuales revisten características de determinación. La vivencia fue nueva desde lo
antiguo: reflexionar4 sobre las condiciones de lo colectivo5 y de ruptura en lo
cotidiano.
Así se hicieron visibles una serie de experiencias que permitieron poner en
tensión estas preguntas. Una de las primeras cuestiones que surgieron fue pensar
como el trabajo con grupos en la Psicología Comunitaria (PC) 6 era una manera de
nombrar estas experiencias, pero no suficiente, algo se escapaba, había que
aclarar constantemente. Es allí que aparecen conceptos que permiten pensar: lo
colectivo, lo intermediario-bifronte es decir los bordes, la experiencia, lo múltiple.
En dos aspectos centrales de nuestro trabajo con la gente en las comunidades:
como entendíamos al otro/a desde un posicionamiento crítico (ético y político) y un
modo de relación en procesos de transformación de la subjetividad.
Fuimos llegando así, a la consideración de que: la Psicología Comunitaria
además de trabajar desde los procesos comunitarios que devienen y se
construyen en las comunidades, asienta su trabajo en la construcción de
espacios de encuentro
3
Nos referimos aquí al trabajo de psicólogas y psicólogos comunitarios que, en nuestro trabajo
cotidiano en barrios en condiciones de pobreza y ante constantes situaciones de adversidad, nos
lleva a reflexionar constantemente sobre el sentido de nuestras prácticas.
4
La sabia experiencia de Freire aun tiene una vigencia abrumadora cuando no abrimos a su
extensión.
5
Lo colectivo del cual forma parte también lo grupal, lo “mas de uno”. Fernandez (2007) lo refiere
también como “entre-muchos”.
6
Pensamos aquí la psicología comunitaria como en clave de trabajo en los procesos comunitarios
(Plaza 1999; Barrault y Vazquez 1999 Montero 2004, 2006), en los espacios organizativos
comunitarios (Blanes, Cedron, Cherine: 2004). “Es posible hablar de procesos comunitarios en
tanto incluyen una historia del lugar presente en este proceso, interacciones entre sujetos, grupos,
organizaciones que hacen que existan ciertas modalidades en este proceso; representaciones,
percepciones respecto del otro, representaciones del mismo espacio habitado; un lugar, ese
espacio se vuelve lugar en tanto es cargado de significación, identidades múltiples en tanto es
posible la multiplicidad de pertenencias, fuente de sentido e identidad, relaciones de poder, campo
de lucha”(Plaza 1999:3) y espacios organizativos comunitarios entendidos como: “espacios
dinámicos en los cuales prima lo organizante, las actividades a partir de las cuales los sujetos se
nuclean para dar respuestas de manera colectiva a sus necesidades.”( Blanes-Cedron_Cherine
2004:58)
2
1. Subjetividad y Producción de subjetividad
7
Configuración entendida como disposición articulada de elementos, al modo de un conjunto , al
modo de estructura, que deviene de una historia y se hace en cada situación. No es inamovible,
pero cada elemento tiene una relación con el resto.
8
Entendido como un mas allá de la representación, de lo simbólico. Como dice Enriquez (2005),
tomando en cuenta a Lacan, lo real es siempre lo imposible de matrizar y también lo que resiste, lo
que se opone, pero sobre lo cual hay que hacer algo. Al punto de pensar que un aspecto del
imaginario social incluye lo real. Comprender así lo real, como dice este autor, posibilita
comprender el cambio.
3
dimensiones consideradas. No es igual como tramitan las exigencias, como
operan mecanismos igualadores–transformadores de la subjetividad, como son las
practicas implementadas para resolver estas exigencias. Existe una cierta
autonomía de la subjetividad pero a la vez debemos considerar su constitución en
cierto estado de la situación social: no son los mismos procedimientos de
subjetivación en una subjetividad estatal que en el modo actual del mercado
neoliberal (Pezzola 2004) donde se requiere otros procedimientos de pensamiento
en condiciones diferentes –fluidez- (Bauman 2000, Leukowicz 2004)
9
No solo discursos, sino en el sentido que nos trae Agamben: “cualquier cosa que tenga de algún
modo la capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y asegurar los
gestos, las conductas, las opiniones y los discursos de los seres vivientes” (2005:6)
10
Situación como disposición particular de un conjunto de elementos presentados en un momento
dado. Guy Debord (1957) alude a la construcción de situaciones como ambientes colectivos,
conjunto de impresiones que determinan la calidad de un momento.
4
acontecimiento, como también pensar en estos contextos al conjunto, al estado
de la situación. Esto enriquece la mirada, la lectura de la realidad compleja 11 de
las comunidades con que trabajamos y que excluye mirar a las comunidades
como unidades homogéneas (Sawaia 1996)
11
Se puede pensar en múltiples dimensiones y complejidades, imbrincadas en los procesos de
intervención. en las comunidades. (Barrault 2005)
12
Virno, P 2003:41
13
En este sentido habla de “organización colectiva de la desafección y el rechazo global las formas
instituidas de subjetividad”.
14
Lazzarato 2006:147
15
No responde a una lógica de la totalidad como la fragmentación.
5
otros y que es, por tanto, un nudo de múltiples inscripciones deseantes,
históricas, políticas, económicas, simbólicas, psíquicas, sexuales, etc.” 16
16
Ana Fernandez 2006:9
6
posibilidad de autoimponernos prácticas (que es una manera de hablar de la
decisión de los sujetos) y la descolocación de lógicas hegemónicas. Esta última es
la posibilidad de “salir” temporariamente de los modos habituales de tramitación de
las exigencias de las lógicas imperantes. No planteamos la alienación total de los
socio-histórico, sino la posibilidad de jugar en el borde de esta exigencia, en
corrimientos singulares, momentáneos, como un irse y volver, momentos de
suspensión –no anulación- del carácter impositivo de estas lógicas.
2. La noción de Vínculo18
17
En este punto nos parece interesante lo que plante Kosik (1991:29): “La independencia no
significa hacer lo que hacen los otros, pero no significa tampoco hacer cualquier cosa sin tener en
cuenta a los demás. No significa que no se dependa en nada de los demás o que uno se aísle de
ellos. Ser independiente es tener con los demás una relación tal que la libertad puede producirse
en ella, es decir realizarse en ella”.
18
Se trabajan aquí, fundamentalmente los aportes del Psicoanálisis Vincular. Es la denominación
que se da a una vertiente de desarrollo del psicoanálisis, que como uno de sus aspectos más
significativos incluyo el trabajo con familias, parejas y grupos lo que llevo a nuevos desarrollos
metodológicos y metapsicológicos (es decir aspectos dinámicos, tópicos y económicos). Como
referentes argentinos podemos mencionar algunos como J.Puget, I.Berenstein, C.Rojas,
S.Moscona entre otros
7
de nosotros que aportamos lo que podemos, es algo que vemos en nuestro
trabajo diario. Siempre parece poco desde una expectativa de transformación
social mas global, pero -y en esto la sorpresa es siempre bienvenida- la
incertidumbre, si bien es inquietante, reviste también de alternativa. La capacidad
de estar siempre alerta a lo nuevo, lo no esperado, la potencia de los vínculos y
por ende las pertenencias, la multiplicación no prevista, es difícil de vivirla (sentirla,
pensarla, hacerla). Los tiempos actuales son los de la unicidad, el control, la
previsión, tiempos y espacios de este capitalismo aun gozante de tan buena salud.
¿Qué de la violencia estructural de este capitalismo impone, mas de lo necesario
como marca original, en la constitución de los vínculos? ¿Cómo se subjetiviza al
borde de la no existencia, del no reconocimiento del otro? 19. Las comunidades, si
bien no revisten tan marcadamente características de "no lugares" (Auge 1998),
no están exentas de reproducir las practicas dominantes de promover la
“desexistencia”20.
También los deseos21, las 'necesidades', son tan justas y acomodadas,
previstas y controladas como se pueda, y si no es así son invisibilizadas y mas
aun tratadas como inexistentes. Los mecanismos de reproducción de estas
prácticas sociales, son alimentados a diario a través de los medios de
comunicación masivos, las instituciones (el estado en gran parte) y las propias
prácticas que se asientan en el motor emocional de las personas.
19
Me refiero en particular a la violencia social en el sentido que lo define Berenstein (2000:260) “la
violencia incluye el arrasamiento del sentimiento de pertenencia de un conjunto de sujetos o parte
de una comunidad por parte de otro conjunto o parte de la misma comunidad. La violencia
transubjetiva originada en lo sociocultural atraviesa los vínculos interpersonales y al propio Yo.” En
particular me llama la atención como incide en los vínculos esta capacidad de al otro despojar de lo
humano de las relaciones, de desconocimiento del otro en su particularidad, en su ajenidad y en su
alteridad.
20
“Podemos decir que en el contexto sociopolítico [actual] la vulnerabilidad política tiene su
correlato en sentimientos de desolación /no-existencia/no-asignación, indignidad aprendida y fuerte
ataque a los sentimientos de pertenencias a los vínculos. En modo general se prefigura una
sombra sobre una subjetividad marcada por la desolación y la desesperanza, que tiene que ver
con lo más íntimo de los sujetos, que altera, se imbrinca en lo más profundo de una subjetividad
política: ser en acción, como potencia, ser a partir y con otros.” Alderete, Cedrón, Barrault, Plaza,
Perez, Pomares, Vasquez (2004:18). “La expulsión social produce n desexistente, un
´desaparecido´ de los escenario spúblicos y de intercambio”. Dutchatzky, Corea (2005:18)
21
Los deseos entendidos como motor, “en términos de ´posición comunitaria´, el termino que
funda la posibilidad de la salud es precisamente el deseo”. (Corea-Aldea-Lewcowicz)
8
Para pensar los vínculos en la comunidad se hace necesario destacar
algunas características de cómo lo entendemos22: la presencia, su significatividad,
lo ajeno23, el sentimiento de pertenencia, el apuntalamiento, en el marco de la
subjetividad.
Por un lado en la Psicología Comunitaria el sentimiento de pertenencia es un
concepto ya planteado, desde la mirada del Apoyo Social (Musitu, Gil Lacruz
2000, Gracia Fuster 1997) o de la relacionada Sentido de comunidad Comunidad
(Sanchez Vidal 1991, Montero 2004, Montenegro 2004). Esta relacionada con el
sentimiento de participar de un conjunto mayor (Sarason 1974 citado por Pons,
Grande, Gil-Lacruz, Jimenez 1996). En trabajos científicos se ha mostrado la
importancia de la integración comunitaria -en este sentido de pertenecer a una
comunidad-, aún mas que la participación, en aspectos tales como la salud mental
(Musitu, Herrero, Gracia 1996). En relación al apoyo social Lin (1986) -citado por
estos autores- distingue: el sentimiento de pertenencia –en relación a la
comunidad-, el sentimiento de vinculación –referido a las redes sociales y el
sentimiento de compromiso -en relación a las relaciones íntimas y de confianza.
Aquí hablamos de vínculo como construcción de una relación. Podríamos
también decir el establecimiento de un vínculo. Donde tanto “establecimiento”
como “vínculo” denotan la pertenencia a un espacio común construido, significado
y a fin de cuenta inventado. En este sentido se habla solamente del sentimiento de
22
Desde la el psicoanálisis y la psicología social fue Pichon-Riviere (1985) el primero de hablar en
términos de vínculos, especificándoles un carácter comunicativo-interaccional dentro de una
estructura.
23
Es así que para hacer vínculo con el otro se requiere tanto de su presencia como de su ausencia.
Debemos aclarar aquí que hablar de presencia del otro “no significa solo que esta ahí, si no que su
carácter fundante es la ajenidad inherente al vinculo con ese otro...” (Berenstein 2001: 95). Es decir
algo del otro se me impone en su ajenidad, aquí vemos indicios de lo que denominamos apertura
hacia lo distinto. También podemos decir que:“la presencia no es solo del orden de lo perceptible,
se refiere tanto a la ocupación de un lugar que genera un nuevo sentido como a la permanente
excedencia del sujeto respecto del lugar posible.”(Berenstein 2001:101). En un vinculo el otro me
impone una exigencia psíquica por su ajenidad: “un sentido instituyente de una subjetividad en uno
y en otro merced al trabajo de sostener la presencia.” (Berenstein 2001: 112) El efecto de esta
presencia (Puget) es la imposición de la alteridad y esto que denominamos ajenidad. Lo que se
produce es un descoloque (Puget), algo que no es del orden de la representación y que me exige
una tramitación. Recordemos que la lógica de la representación, según Alaugnier (1997), esta
apuntalada en lo biológico en cuanto sigue el mecanismo de metabolizar, es decir la función
mediante la cual se rechaza un elemento heterogéneo o, inversamente, se lo transforma en un
material que se convierte en homogéneo a él. Vano esfuerzo de representar lo que, en algo, nunca
podrá serlo. Aquí lo ajeno se vuelve motor del vínculo.
9
pertenencia a un vínculo, ya sea del que se participa en una comunidad, red social
o relación de confianza.
Aquí consideramos que es importante pensar los sentimientos como
dimensión importante a tener en cuenta. Tanto en su consideración de expresión,
de mediación emocional, como motor del relacionamiento y existencia de los
sujetos y sus vínculos. Está presente en las tramitaciones subjetivas que deben
hacer las personas en su diario existir en las comunidades, en su diario transitar.
No responde –totalmente- a la lógica de la representación (simbólica), tiene la
posibilidad de un enclave de descolocamiento de una situación dada (lo no
esperado de una respuesta por ejemplo).
Establecer un vínculo es crear, construir un lugar 24 al cual pertenecer. Se
constituyen dos movimientos al decir de Puget: se pasa de un estado de facto del
vínculo, se esta con el otro y se tiene un lugar, es decir una inscripción en el orden
territorial25, y se pasa a fijar un territorio con otro. Hace falta una investidura
referencial sobre este territorio que implica el reconocimiento de la ajenidad del
otro, aunque eso ajeno del otro no se inscribirá nunca en mi (aunque siempre
intente re-conocerlo). Entonces “la pertenencia deviene territorial y referencial, y
en este proceso el sentimiento de pertenencia se consolida instaurando así un
defensa contra la angustia de la no-razón de ser, fijando lugares, límites entre un
afuera y un adentro.”(Puget 2000:463).
Se pude considerar el vínculo como un lugar construido, en un sentido, como un
conector, un espacio intermediario, transicional, que al decir de Kaës seria “una
mediación entre dos elementos discontinuos, mediación de la separación,
acercamiento en lo mantenido-separado. El intermediario es una instancia de
articulación de diferencias, un lugar de continuidad de transformación, de
24
En este sentido coincidimos con Pomares y Perez (2000) en el carácter construido del lugar,
como espacio-territorio significado, construido histórica y socialmente.
25
Territorio en el sentido que establece Puget (2000:462) “...cuando me refiero a territorio, si bien
pueda tener un referente empírico, deseo significar una noción de espacialidad excluyente
creadora de escenas donde los lugares ocupados irán armando tramas.(...)No la considero
proyección del esquema corporal, siendo necesario crear una categoría de especialidad que
proviene de la constitución de los grupos sobre la base de las fronteras, con clivajes propios de
permitido, posible-imposible”
10
simbolización. El intermediario26 es, por fin, una instancia de oposición, de
conflicto y de diferenciación entre elementos complementarios y antagónicos.” (
Käes citado por Bernard 1997:114).
Intentar comprender que es un vinculo es un movimiento, un “ir hacia” una
consideración epistemológica que tuvo que ser repensada, re-inventada en sus
consideraciones mas teóricas (en el caso del psicoanálisis la metapsicología:
desde sus aspectos económicos, tópicos y dinámicos). En particular nos referimos
aquí a como tuvo que incluirse una metafísica, al decir de Dussel, que superara
una ontología de lo mismo. Es decir la emergencia del Otro como exterioridad, un
mas allá de la comprensión de un sujeto en el psicoanálisis en los limites de una
teoría que afirmaba incluir lo exterior por la vía de lo originario mítico.
“Es así que cuando hablamos del encuentro con el otro nos referimos a otra
persona, diferente, distinta, y a la vez similar en algún sentido, pero que para
poder acercarnos y hacer acciones en conjunto, comprender qué es lo que le pasa
y qué nos pasa a nosotros con otros, necesitamos reflexionar sobre lo que
pensamos, hacemos y sentimos en ese hacer con otros” (Barrault 2006). Esto nos
posiciona en una ética del respeto por el otro en su diferencia, en su alteridad, en
su “absolutamente otro” (Levinas).
El vínculo impone una exigencia vincular, un trabajo psíquico que deben
realizar sus integrantes del orden de lo intersubjetivo. El cómo se tramite esta
exigencia se apuntala en lo pulsional–intrapsiquico, lo intersubjetivo-grupal y lo
social-cultural. Es un interjuego de confrontación de ordenes diferentes entre lo
ajeno y distinto (alter) que se le presenta al sujeto, y lo que denominamos especie
de apertura hacia lo distinto. Algo del sujeto es un movimiento de apertura hacia lo
distinto, mas allá de la Totalidad que es el sujeto para sí mismo. Un mas allá de la
reproducción de un realidad vincular que siempre se busca pero nunca se
encuentra tal cual (el orden de lo diferente). Se puede pensar como una exigencia
psíquica que permite un espacio, un entre, lugar posibilitador, a la vez de
26
Un rasgo de estas formaciones es justamente su carácter bifronte (Kaes 1996), como dos caras
que permiten la circulación de mandatos sociales, la aseguración de la inclusión en un conjunto
social mas amplio como la negación de lo “que vendría a poner en cuestión la formación y el
mantenimiento de ese vínculo”
11
reproducción y de creación. El cómo se resuelva (tramite) esta exigencia dará
cuenta de estas posibilidades.
A la vez el otro puede ser pensado en relaciona a lo colectivo, no es el
otro individual aunque la singularidad de su presencia sea insoslayable.
Pensar lo múltiple, la multiplicidad de relaciones, abre las posibilidades de
lo nuevo y de múltiples maneras de subjetivación. Como dice Virno
(2003:81) la experiencia colectiva –diría él la multitud- es el terreno de una
individuación nueva, mas radical.
También en los vínculos se da un proceso de sostenimiento subjetivo
que en parte se puede pensar como partícipe de apoyos sociales o como
apuntalamiento múltiple (Kaës) del sujeto. En un punto estos conceptos se
relacionan, en tanto refieren a la posibilidad de “sostén”, necesariedad de
dos partes existentes para la existencia del apoyo 27.
El pensar el apuntalamiento como múltiple puede darnos algunos elementos
para considerar como los sujetos -individual y colectivamente- pueden estar en
una gama de posiciones al límite de la “sobrevivencia” o sostener posiciones de
ruptura y enunciación, en condiciones agobiantes , criticas, de hegemonías. Nos
permite pensar estrategias de intervención contemplando los avatares de la
subjetividad contemporánea y local de los sujetos/as con quienes nos
encontramos en las comunidades.
27
Apoyo social es una categoría utilizada en la Psicología Comunitaria, y ha sido desarrollada por
diversos autores (Musitu, GilLacruz 2000, Garcia Fuster 1997). Según Musitu, siguiendo a Lin, el
apoyo social es entendido como “el conjunto de provisiones expresivas o instrumentales -
percibidas o recibidas- proporcionadas por la comunidad, las redes sociales y las personas de
confianza añadiendo que estas provisiones se pueden producir tanto en situaciones cotidianas
como de crisis.”
12
saber con certeza como nos irá. Lo conocido de relaciones anteriores no nos
alcanza, no solo es mirar lo “mismo” de otras relaciones, sino la apertura a lo
distinto. No existe relación cuando las partes son las mismas, ni siquiera fusión,
son lo mismo. Es decir “una relación real entre términos diferentes debe mostrar
esa diferencia” (Badiou 2000:108).
El atravesar en lo comunitario
13
puede transitar la experimentación28. Ya no hay la garantía de un fin prefijado
como el sujeto de la revolución. Es el hacer sin garantías de un resultado definido,
el hacer en la creación de posibles. En sentido similar es que Zibechi dice “los
sectores populares -e indígenas y comunitarios- solo descubren sus potencias al
desplegarlas”29. Este es un sentido relacionado a sostener prácticas de constante
sostenimiento de una subjetividad poco ajustada a lo estable.
28
En relación a esto Lazzarato (2006) se refiere al militante como quien introduce una
discontinuidad en lo que existe, es un experimentador. Por otro lado Ana Fernández (2006) habla
sobre espacios-tiempos de experiencia, así los llama: experienciarios.
29
Gutierrez y Gomez, en el prólogo de Dispersar el poder (2006) pag.20
30
Para profundizar sobre las multiplicidades se puede considerar Fernandez (2006) que realiza
una consideración tomando aportes de Deleuze, y también Badiou (1999) respecto del concepto de
lo múltiple.
31
La noción de idea es el modo recortado (limitado) de considerar la dimensión expresiva de la
subjetividad (pensamientos, afectos y acciones). Solemos tener “presente” primordialmente lo que
“dijo” tal o cual vecina y dejar de lado las intensidades. Respecto de estas, se puede consultar el
interesante análisis que plantea Fernandez (2006, 2007).
32
Es un modo de nombrar la especificidad del encuentro de las psicólogas comunitarias con la
gente en los propios territorios donde vive la gente.
33
En el sentido posicionamiento que orienta miradas, intervenciones, haceres en un territorio
particular.
34
Participe en tanto conectado y desconectado en una lógica de red, o como lo resalta Fernández
(2007) retomando a Guattari: rizomática.
14
dejarnos sorprender ante lo nuevo, pero también hacer lugar a lo colectivo. Tanto
en su visibilidad como en la construcción en común colectiva.
35
Tomando de Berenstein (2004) y en relación a como pensar los vínculos: “un vinculo hace
devenir otro con otro, ambos devienen otros de los que eran antes de ese vinculo y los lugares
adquirirán otros sentidos mas móviles, mas cambiantes” (Berenstein 2007: 27)
36
En trabajos anteriores (2006b) ya hacíamos referencia a lo distinto (Dussel 1987) que no se
subsume a la lógica de lo mismo.
37
Nos referimos a la experiencia de lo “construido en común” mas que “lo comun”. En el sentido de
lo que no esta, un vacío, un algo que en todo caso se produce por el encuentro y construcción, por
el mas de uno (Pujet 2006, conversaciones con Silvia Plaza -2007-, Esposito 2003).
38
Pujet (2001), Fernandez (2006)
39
En relación a un posicionamiento político que considera las extremas desigualdades que existen
como injustas, y la necesidad permanente de trabajar, luchar, hacer, pensar y decir, para aportar a
una construcción de un modo mas justo de vivir en sociedad que sea para todos y no solo para
algunos.
15
En un sentido especifico refiere a un dispositivo40 de trabajo en la
Psicología Comunitaria: Es una manera de decir que se construyen espacios de
posibilidad del establecimiento de múltiples vínculos. Espacios de existencia, de
posibilidad de encuentro, de modos de mutualidad, tramitación de conflictos,
aprendizaje, complejización e historización de la relación, de transformación y
sostenimiento múltiple de la subjetividad.
40
Agamben (2005)
41
A contrapelo de hegemonías actuales que instalan, promueven, la des-existencia, el no
reconocimiento de los sujetos como tal, como lo plantea Pujet (2001) respecto de grandes sectores
de la sociedad: “En casos de extrema violencia, un sujeto o conjunto puede quedar reducido a un
estado de pura-presencia por lo cual es mirado sin ser visto”.
42
Como dice Fernandez y otros (2006): se refieren de esta manera a que instalan un modo de
estar-hacer-habitar los espacios. Un tipo de prácticas y subjetivaciones (Fernandez 2006).
43
Conversaciones con Silvia Plaza en 2005.
16
Implica también el favorecimiento, facilitación –se podría decir desde el punto
de vista de la Psicología Comunitaria- de un movimiento histórico, de memoria, de
resignificación y construcción permanente sobre las situaciones. En parte se
puede pensar como el “pensamiento crítico” sobre una situación.
Es entonces que se organiza, configura de una determinada manera, no de
cualquiera. La lógica de este conjunto se la puede pensar, analizar, por
organizadores grupales y colectivos, en el sentido de esquemas predisponentes y
estados de complejización crecientes. Estos organizadores son tanto en relación a
la representación que se tiene del espacio (organizadores socioculturales e
intrapsíquicos, en el caso de los grupos por ejemplo –Kaës -), como a la
conformación de los vínculos.
Esto quiere decir que no es lo mismo cualquier intervención en estos
espacios, no se configuran “de por si” en un sentido trascendente. O dicho de otra
manera: se puede intervenir para favorecer espacios de encuentros entendidos
como aquí se plantea.
Se plantea la necesidad de pensar lo situacional de estos vínculos, de
estos espacios de encuentros, de los procesos comunitarios: “la comunidad
efectiva entonces no es una entidad dada definibles en términos de ´ser´
con tales y cuales propiedades a priori. La comunidad efectiva es un hacer –
y sobretodo un hacerse-.(...) la comunidad efectiva nunca es ´la´ comunidad
sino siempre ésta comunidad”. (Corea-Aldea-Lewcowicz 1998).
17
sino solo marcas de distinción que buscan operar como disparadores de
pensamiento, problematización44.
44
Siempre existe el riesgo de que las nominaciones sean tomadas de manera dogmática llevando
a discusiones inútiles que paralizan las profundizaciones teóricas y las intervenciones.
45
Existe una extensa y prolifera producción teórica y de experiencias sobre los grupos (Kaës,
Bernard, Bauleo, Fernandez, Pichon-Rivere, etc.) que excede en mucho lo planteado por este
trabajo. Esta es solo una muy breve referencia a algunos aspectos que me parecen más claros a
comparar con los espacios de encuentros.
18
comunitarios”
El hacer Centrado en el grupo Hacia el adentro del grupo
es un momento más. Esta
siempre presente el hacer
con/para otros de la
comunidad
Omar Barrault
omar_barrault@yahoo.com.ar
Agosto 2008
19
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