Tomado de: Crema, Roberto: Psicodanza y Análisis Transaccional.
Traducción Grupo Danzar La Vida. Bogotá. 1990
Caricias
El análisis de las caricias es una de las grandes
contribuciones del A.T. (Análisis Transaccional)
para la ciencia del comportamiento, siendo
uno de sus instrumentos más potente de
modificación de conducta.
El término original “stroke” en obras diversas
fue traducido por estímulo, toque, mimo y
caricia. El estímulo, sin embargo, es muy
genérico y el toque sugiere contacto físico.
Entre mimo y caricia me parece más adecuado
el último término, introducido inicialmente por
KERTES, siendo actualmente el más utilizado
entre los analistas transaccionales
latinoamericanos.
En A.T. la caricia es un estímulo intencional y
emocionalmente dirigido de un ser vivo hacia
otro ser vivo, con probabilidad de respuesta.
Implica individualizar y reconocer al otro. Su
importancia se debe de hecho de ser
considerado una necesidad básica y primaria,
cuya privación compromete la existencia física
y psíquica del organismo.
La necesidad de las caricias fue evidenciada por
varios experimentadores, a nivel humano e
infrahumano; LEVINE, trabajando con ratones,
evidenció que la estimulación por el manoseo
y por la tensión (caricias) acelera la maduración
de la respuesta de tensión y comportamiento
adulto no natural del animal. La indiferencia
lógica es la acelera la maduración del Sistema
Nervioso Central, ya que la maduración de la
estructura es paralela a la de la función.
HARLOW, trabajando con cachorros de Rhesus
en “el Amor de cachorros de Micos” mostró
que los micos que son criados sin madres o
sustitutos adecuados de la madre
(generadores de caricias) dejan de desarrollar
completamente relaciones sociales y lazos
afectivos cuando maduran. Descubrió también
que la estimulación táctil, más que cualquier
otro factor, es importante en el
comportamiento afectivo que está
principalmente condicionado por el contacto
corporal de la madre, lo que está en
contracción con la idea conductista de que la
afección es una respuesta aprendida y derivada
de la asociación con la reducción del hambre y
la sed.
La extrapolación de estas evidencias para el ser
humano es enteramente posible y susceptible
de comprobación experimental. BERNE
afirmaba que “la habilidad de la psiquis
humana para mantener la coherencia de los
Estados del Ego parece depender de un
cambiante fluir de estímulos sensoriales”
(1975).
Como LEVINE demostró, las crías de ratones
que no son manipulados se enferman y muchos
desarrollan el marasmo y mueren. Lo mismo
sucede con los bebés humanos que necesitan
que los sostengan y acaricien. Los estudios
prueban que los niños de los orfanatos que no
son tocados tienen un índice mayor de
mortalidad. “En realidad, cualquier ser humano
a quien no se acaricie con palabras alegres o
manos suaves se marchitará y morirá por
dentro” (Berne, 1975)
El trabajo realizado por SPITZ demuestra que la
privación sensorial en el niño puede resultar no
sólo en cambios psíquicos sino también en
deterioro orgánico, lo que evidencia el aspecto
vital de la estimulación sensorial. En su obra
“Hospitalización, Génesis de las Condiciones
Psiquiátricas en la Primera Infancia” acentúa
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que las formas más esenciales y afectivas del
estímulo sensorial son las que provienen del
contacto social y la intimidación física, razón
por la cual habla más de la privación emocional
que de la privación sensorial. A su vez, BOMBY
confirmó estas evidencias en un contexto más
amplio, en estudio realizado en la ONU,
correlacionando tal privación con disturbios
emocionales.
RIBBLE evidenció que los niños necesitan,
además de nutrición oral, tres tipos de
estimulación sensorial: la táctil, cinestésica y
auditiva. La estimulación táctil exige contacto
directo entre la madre y el hijo (a), con
acariciamiento y suave presión; la cinestésica,
movimientos leves, arrullo; y la auditiva, el
conversar y cantar para el bebé.
LEBOYER demostró, de una vez por todas, la
importancia del contacto en el cuerpo del
bebé, defendiendo el nacimiento sin violencia.
El niño capta el mundo a través de las manos
que lo sostienen.
Sabiendo que la soledad es un factor
considerable en las enfermedades mentales,
los estudios realizados por un grupo de
psicólogos en Canadá, comprobaron que la
total privación sensorial, (de caricias) durante
apenas 24 horas, en cama cómoda en un cuarto
pequeño aprueba de sonido, lleva al individuo
inicialmente a la meditación y a las fantasías,
quedando gradualmente más difícil la
concentración y el pensamiento lógico hasta
determinar períodos de “mente en blanco”,
alucinaciones y confusión. Fueron identificados
tres estados básicos: a) gran ansiedad y
episodio psicótico, en los predispuestos; b)
depresión difusa y profundo sentimiento de
infelicidad; y c) la agresividad y extrema
irritabilidad. En fin, una desorganización de
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todos nuestros Estados de Ego. No es de
extrañar, por tanto, que la presión solitaria
haya sido utilizada desde los tiempos más
remotos hasta los días actuales, siendo uno de
los castigos más temidos, no solo por los
prisioneros endurecidos por la brutalidad
física, como afirmaba BERNE.
En síntesis, las caricias son necesidades vitales
cuya satisfacción o insatisfacción,
principalmente en la infancia, son
determinantes para el equilibrio psicosomático
del individuo. Un niño lleno de caricias es sano
y se desarrolla normalmente en cuanto que
uno carente se puede debilitar al punto de
morir físicamente o por los menos
psíquicamente. Hay mucha propaganda sobre
la importancia de la alimentación adecuada
para la salud física y mental. Lo que estoy
afirmando es que es tan importante nuestra
necesidad de nutrición como nuestra
necesidad de recibir caricias y afecto.
BERNE decía que alguien que jamás ha sido
acariciado, su mente se marchita y se seca su
humanidad. Afirmaba que se pude postular
una cadena biológica partiendo de la privación
emocional y sensorial, pasando por la apatía y
cambio degenerativos hasta la muerte. “En
este sentido el hambre de caricias tiene la
misma relación con la sobrevivencia del
organizamos humano, que el hambre de
comida.” (1964). Toneladas de drogas y comida
son ingeridas diariamente para sustituirlas. Su
carencia provoca debilidad orgánica, ya
comprobada experimentalmente, después de
lo cual una gripa, una diarrea o cualquier
infección puede matar al niño. Y cuando esto
ocurre, las personas orientadas por lo aparente
comentan: “murió de gripe” – “murió de
diarrea”, cuando en realidad el niño murió de
falta de afecto, falta de amor, falta de caricias.
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O entonces por no recibir estimulaciones y
caricias suficientes de las personas que están
cerca, el niño, raquítico de afecto, se queda
triste, pierde la alegría de vivir y su desarrollo
mental es retardado, probablemente en
función de maduración del Sistema Nervioso
Central que necesita de estimulaciones. O
hiberna refugiándose en un enajenamiento
creciente, supliéndose de auto - caricias a
través de sus propias fantasías, lo que es último
recurso para continuar viviendo, pero que lo
aparta gradualmente de los otros y de la
realidad objetiva. Y cuando las personas que
gustan de rotular dicen: “oligofrenia” y
“autismo como tendencia a la esquizofrenia”,
cuando en la realidad el niño sufre de una falta
crónica de caricias. Es tiempo ya de que estos
hechos sean considerados cuando hablamos
de profilaxis física y mental.
La economía de las caricias
Las unidades del reconcomiendo humano, que
llamamos caricias, puede ser positivas o
negativas, dependiendo de si provocan
bienestar o malestar en el otro. Estas últimas
pueden ser agresivas o de lástima. Las caricias
pueden ser también físicas o simbólicas
(verbales o no verbales), incondicionales y
condicionales. Para el recién nacido la
necesidad de las caricias se traducen por el
contacto físico, que en la medida de su
crecimiento es sustituido por caricias verbales,
surgiendo así el hambre del reconocimiento
adulto. Existen todavía las falsas caricias “de
plástico”, que son dadas para obtener algún
interés velado, muy utilizadas por los
vendedores y subordinados. Las caricias
positivas físicas incondicionales son las más
potentes, e infelizmente las menos utilizadas
en nuestra cultura.
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Cualquier caricia es mejor que ninguna caricia,
felizmente las caricias positivas contribuyen
para que la persona se desarrolle
emocionalmente sana, sintiéndose OK. Pero las
personas que no consiguen obtener caricias
positivas se contentarán con caricias negativas,
que, así mismo, son a favor de la vida. CAPERS
y HOLAND afirman que existe un Cociente de
Supervivencia, número absoluto de las caricias
que se recibe, que cuando está en déficit,
vuelve a la persona más abierta para recibir
caricias negativas y falsas, mejores que nada.
Como afirma STEINER, “aceptar caricias
negativas es como beber agua contaminada; la
necesidad extrema hace que desconsideremos
las cualidades perjudiciales de aquello que
exigimos para vivir” (1976). Esto explica el por
qué los niños prefieren portarse de manera
inadecuada, lo que les cuenta zurras
homéricas, a recibir la indiferencia de los
padres; y delincuentes que prefieren robar y
ser golpeados y presos a recibir la indiferencia
de la sociedad. Todo lo que necesitan son
caricias para mantener su Cociente de
Sobrevivencia. Creo que una persona que no
recibe ninguna caricia debe poseer una
sensación de no estar viva que le puede llevar
a la locura o al suicidio. Ciertamente sentimos
que existimos en la misma proporción con la
recibimos caricias. Y sólo quien recibe o recibió
caricias se encuentra en condiciones de darlas.
Sabemos actualmente que las caricias que una
persona recibe en la infancia son las que, más
tarde, ella dará. En otras palabras, nosotros
aprendemos y nos acostumbraremos a recibir
algún tipo de caricias cuando somos niños, lo
que nos predispone a buscar recibir el mismo
tipo cuando somos adultos. Este enfoque nos
ayuda a comprender el carácter
sadomasoquista y lo que vulgarmente
llamamos “mujer de malandro”. Es posible
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 Tomado de: Crema, Roberto: Psicodanza y Análisis Transaccional.
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anotar, tratándose de un problema de La precaria economía de caricias vigente se

aprendizaje y no de algún proceso misterioso basa en injunciones que los niños aprenden,
estructural, es posible para estas personas consistiendo en el entrenamiento básico para
aprender a recibir, aceptar y dar caricias, lo que el Script que STEINER denominó Falta de Amor:
es deseable. a. No des caricias, cuando quieras;
b. No pidas caricias, cuando las necesites;
STEINER fue quien por primera vez utilizó el c. No aceptes caricias, cuando las
término economía de caricias. Se inspiró en quieras;
REICH que inventó el término “economía d. No rechaces caricias, cuando no las
sexual” en su análisis político-económico de la quieras;
neurosis, que postulaba la existencia de una e. No te des caricias a ti mismo.
manipulación de la energía sexual para obtener
el control social. Este científico creía que el Tenemos que hacer justo lo contrario, para
orgasmo total (que extrapola mucho la noción combatir esta “brujería”: dar, darse, pedir,
tradicional de orgasmo sexual) libertaría la recibir y aceptar caricias positivas; rechazar las
sexualidad reprimida que forja una estructura negativas cuando son indebidas, es el
social. entrenamiento para la salud. STEINER concluye
su análisis afirmando que su premisa,
También STEINER considera que las reglas confirmada por la experiencia, es que “a
sociales vigentes llevan a la mayoría de los medida que los seres humanos se van
seres humanos a un estado de déficit de volviendo cada vez más satisfechos en sus
caricias que puede variar de blando a serio. necesidades de caricias, será más capaces de
Para el autor, existen regulamientos exactos buscar y conseguir la armonía consigo mismos,
sobre cómo las caricias deben ser con los otros y con la naturaleza” (1976).
intercambiadas. “Los niños son controlados
regulándoles su obtención de caricias, y los
adultos trabajan y responden a las exigencias
sociales en el sentido de obtenerlas. La
población hambrienta de caricias y un gran
número de empresas, tales como salones de
masajes, el Instituto Esalen, la Compañía
Americana de tabacos y la General Motors
están ocupadas en venderlas a sus
consumidores” (1975). Todas racionan caricias
viviendo un régimen de escasez, alimentando
por una fantasía de que nos existen caricias
suficientes para todos. En cuanto en verdad
todas poseen un potencial ilimitado de caricias
que, vale decir, quedan más nutridas y gustosas
en la producción que son dadas y cambiadas.