Está en la página 1de 10

Escrito tipo ensayo

Luisa Fernanda Castillo Ocampo

Laura Valentina Fonseca Arango

Fundación Universitaria del Área Andina, Facultad de ciencias humanas

Psicología

Actividad Eje 4

Sandra Soler Daza

24 de mayo de 2021
¿LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD NECESITAN MEDICACIÓN?

Desde siempre nos han medicado todo tipo de malestar, desde unos simples mocos hasta un

dolor de dedo, para todo hay fármacos que alivian; los trastornos mentales no son una

excepción, el parkinson se medica, el déficit de atención igual y así como la depresión,

ansiedad o hiperactividad, pero ¿La personalidad puede ser medicada?, al inicio creí que era

algo que no se podía, pues era cambiar la forma de ser de una persona pero en realidad tiene

bastante sentido ya que como lo dice José Luis Marín y M.ª José Fernández los trastornos de

personalidad son “una afectación crónica del humor, impulsividad, agresividad, cognición o

ansiedad, existiendo un correlato biológico, más o menos complejo” (Tratamiento

farmacológico de los trastornos de personalidad, 2007), y como cualquier cosa en exceso

puede llevar a un gran cambio en nuestra rutina cotidiana no creo que sería tan mala idea

porque así pueden ser controlados o contrarrestados sus efectos.

Por ejemplo la impulsividad es una respuesta precipitada a cualquier estímulo o la

incapacidad de controlar una acción así lo afirma José Luis Marín y M.ª José Fernández; no

creo que esto sea algo que toda persona quiera en su vida, implicaría pérdidas de oportunidad,

durante todo nuestro recorrido por la vida nos encontramos con situaciones en las que

debemos controlar nuestros impulsos y no lograr hacer implicaría tener conflictos en

prácticamente cualquier lugar al que vamos.

No todos los trastornos deben ser medicado así de la nada y deben haber prioridades entre

ellos, unos que tengan mayor relevancia o mayor causa para ser medicado, debe tener un

examen previo por personas especializadas para eso como lo son los psiquiatras, así lo

confirman Enrique Chávez-León, Bernardo Ng, Martha Patricia Ontiveros-Uribe “Para

iniciar el tratamiento se debe efectuar una evaluación psiquiátrica completa y tener un


diagnóstico integral.” (Salud Mental, Vol. 29, No. 5, septiembre-octubre 2006). Los

trastornos con mayor relevancia principalmente serían la esquizofrenia.

Estos son unos de los resultados obtenidos en el estudio:

Fluoxetina (hasta 60 mg/día) (n= 13) Placebo (n= 9) Mejoría en ambos grupos. La fluoxetina

disminuyó Semanas: 13 significativamente la ira. (Salzman y cols. (64)

Fluoxetina (20 a 60 mg/día) (n= 27) Placebo (n= 13) La mejoría con fluoxetina se observó en

la escala Semanas: 12 de Impresión Global Clínica. Produjo también disminución de la

agresividad y la irritabilidad ( Coccaro y cols. (15)

También se deben tener en cuenta otros factores como la hospitalización por posibles daños o

agresión a otros o a sí mismos, que serían una acción suicida, en este caso tienen lugar las

“clínicas psiquiátricas” donde normalmente las personas con este tipo de conductas

mantienen sedadas.

Como todo medicamento tiene efectos secundarios que se deben vigilar algunos pueden ser

normales otros pueden ser señales de alerta, no se deben confundir con los síntomas pre

existentes. Algunos de los efectos colaterales de los que se deben estar pendientes son “ los

cambios en el peso corporal, en glucosa y lípidos, así como la disquinesia tardía” (Enrique

Chávez-León, Bernardo Ng, Martha Patricia Ontiveros-Uribe, 2006)

Muchas veces se considera que los problemas dolores o trastornos deben ir acompañados con

otras terapias fuera de fármacos, y es cierto pueden servir aunque no tienen el mismo efecto

en la solución del problema, la terapia tiene resultados mucho menores al trabajo con el

medicamento solo así lo confirman Enrique Chávez-León, Bernardo Ng, Martha Patricia

Ontiveros-Uribe:
“La fluoxetina combinada con olanzapina (10 mg/día y 2.5 mg/día) y la olanzapina

administrada sola (2.5 mg/día) mejoran más los síntomas depresivos, la impulsividad

y la agresividad que la fluoxetina a dosis bajas (10 mg/día) (82). La fluoxetina (40

mg/día) como tratamiento coadyuvante en la terapia conductual dialéctica no produjo

el efecto aditivo esperado”

Se ha considerado que las personas con trastorno de personalidad no se podían beneficiar

del tratamiento farmacológico, aún es contradictorio ya que existe la convicción de que los

fármacos pueden alterar el estado mental, pero propiamente serían incapaces de modificar la

personalidad.

Los criterios de los trastornos incluidos en el grupo A (esquizoide, esquizotípico y paranoide)

comparten el aislamiento social, desapego, suspicacia y ciertas alteraciones cognitivas de tipo

psicótico/perceptivo (sobre todo en el esquizotípico). Los fármacos que actúan en las

alteraciones de este grupo lo hacen de manera similar a como lo harían sobre la esquizofrenia.

Los trastornos del grupo B formado por los trastornos antisocial, narcisista, límite e

histriónico, los sujetos con alguna de estas alteraciones manifiestan diversos grados de

impulsividad, agresividad y disregulación emocional. Los trastornos más estudiados de este

grupo son el antisocial y el límite. Parece existir relación biológica con las patologías por

abuso de sustancias, trastornos de la alimentación y somatomorfos.


En el grupo C se incluyen los trastornos por evitación, dependiente y obsesivo-compulsivo de

la personalidad, que basan su relación biológica con diversos trastornos de ansiedad,

somatización y del estado de ánimo. Hasta el momento hay mucha menos investigación

neurobiológica referida a las alteraciones de este grupo. A pesar de ello parece haber acuerdo

respecto a la reducción de la actividad dopaminérgica y aumento de la serotoninérgica.

Los psicofármacos esenciales son aquellos que satisfacen las necesidades prioritarias de la

atención de salud mental de una población. Se seleccionan teniendo en consideración su

importancia para la salud pública, los datos probatorios de eficacia y seguridad y la

rentabilidad relativa. Deben estar disponibles dentro del contexto de los sistemas de

prestación de servicios de salud mental en funcionamiento, en cualquier momento, en las

cantidades adecuadas, en las formas y dosis farmacéuticas apropiadas, con calidad

asegurada e información adecuada, y a un precio que el individuo y la comunidad puedan

costear. Los psicofármacos esenciales sirven para paliar los síntomas de los trastornos

mentales, abreviar el curso de muchas enfermedades, reducir la discapacidad y prevenir las

recaídas.

Existe un gran número de tratamientos para el manejo farmacológico de los trastornos

mentales. Se ha observado que muchos de estos tratamientos son eficaces en las etapas

agudas y para prevenir recaídas, pero otros muchos siguen sin demostrar su eficacia en los
tratamientos a largo plazo y el control diario de los trastornos mentales. En consecuencia, no

todas las farmacoterapias “eficaces” son “esenciales”; esto puede resultar más claro una vez

que se conozcan más a fondo factores tales como la eficacia de los tratamientos a largo

plazo, las ventajas en relación a opciones más baratas.

Se han seleccionado los siguientes medicamentos de la Lista Modelo de Medicamentos

Esenciales de la OMS (LME) para el tratamiento y control de los trastornos mentales:

clorpromazina, flufenazina, haloperidol (medicamentos utilizados en los trastornos

psicóticos); amitriptilina, fluoxetina (medicamentos utilizados en los trastornos depresivos);

carbamazepina, carbonato de litio, ácido valproico (medicamentos utilizados en los trastornos

bipolares); diazepam (medicamento utilizado en la ansiedad generalizada y los trastornos del

sueño); clomipramina (medicamento utilizado en los trastornos obsesivo-compulsivos y los

ataques de pánico); metadona y buprenorfina (medicamentos utilizados en los programas de

tratamiento de la dependencia de sustancias psicotrópicas (véase cuadro en la otra hoja).

Debe señalarse que la clorpromazina, la flufenazina, el haloperidol, la amitriptilina y el

diazepam se indican como ejemplo de la clase cuyos datos probatorios son los mejores en

cuanto a eficacia y seguridad. En algunos casos, estos quizá sean los primeros

medicamentos que se autoricen para la comercialización; en otros, los compuestos

autorizados posteriormente quizás sean más seguros o más eficaces. Cuando no exista
ninguna diferencia en cuanto a los datos de eficacia y seguridad, el medicamento que figurará

en la lista será generalmente el que tenga al precio más bajo, de acuerdo con las fuentes de

información internacional sobre el precio de los medicamentos. Por lo tanto, en la LME de

la OMS la amitriptilina representa a los antidepresivos tricíclicos; la clorpromazina

representa a las fenotiacinas; el diazepam representa a las benzodiazepinas; la flufenazina

representa a los antipsicóticos inyectables de acción prolongada; el haloperidol representa a

las butirofenonas.

Los estudios de rentabilidad recientes se han centrado en buscar las ventajas de las clases más

nuevas de medicamentos en relación con las más antiguas y conocidas. Por ejemplo, los

antidepresivos más nuevos se compararon con los antidepresivos tricíclicos más antiguos y

los antipsicóticos más nuevos con los convencionales. Los resultados indicaron que aunque

los psicofármacos más nuevos pueden tener menos efectos secundarios o tener otros

diferentes, la eficacia no es significativamente mayor y son generalmente más caros.

Todos los estudios analizados y especialmente los ensayos clínicos expuestos de la mayor

calidad encontrada acerca de los nuevos anticonvulsivantes y los antipsicóticos atípicos

proporcionan cierto grado de evidencia científica favorable para recomendar la adopción del

tratamiento investigado en tan solo determinados agrupamientos de síntomas. En ninguno de

esos ensayos se obtienen resultados globalmente desfavorables al tratamiento. Sin embargo,

las muestras son pequeñas, algunos ensayos se han analizado estadísticamente por la

metodología de casos válidos en lugar de hacerlo por intención de tratar, y en conjunto la

estadística de los resultados no es demasiado importante ni definitiva.

En muchas ocasiones no estuve de acuerdo con la medicación, pero en estos casos es una

forma de controlar la forma de reacción o de continuar con una rutina estable, no con algo
que pase sin previo aviso, sin tener en cuenta lugar o situación, además está confirmado que

tienen buenos resultados, claro está todo con consentimiento de la persona y asi no dañar su

estabilidad emocional, no causar desequilibrios mentales y evitarles un entorno para nada

bonito a lo largo de su vida.

REFERENCIAS
Marín, J. L., & Fernández Guerrero, M. (2007). Tratamiento farmacológico de los trastornos

de personalidad. Clínica y Salud, 18(3), 259-285. Tomado de

https://scielo.isciii.es/pdf/clinsa/v18n3/v18n3a02.pdf

Caballo, V.E. (2004). Conceptos actuales sobre los trastornos de la personalidad. En Caballo,

V.E. (coord.). Manual de trastornos de la personalidad. Descripción, evaluación y

tratamiento. Madrid: Síntesis.

https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_nlinks&ref=1432637&pid=S1130-

5274200700030000200002&lng=es

Chávez-León E, Ng B, Ontiveros-Uribe MP. Tratamiento farmacológico del trastorno límite

de personalidad. Salud Mental. 2006;29(5):16-24. Tomado de

https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumen.cgi?IDARTICULO=13904

Blanco, P, Fernández C, Rivas, C & Sirvent, C 2007, ‘Tratamiento médico-psiquiátrico de los

trastornos de la personalidad. Tomado de https://www.aesed.com/upload/files/vol-33/n-

1/v33n1_1.pdf

Ilustración 1. Índice Q Clinical Psychology


Ilustración 2. Índice Q Clinical Psychology

También podría gustarte