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Delitos contra la vida: homicidio y daño a la propiedad El 6 de enero de 2017, Octavio Guerra

celebró un contrato en carácter de arrendatario con Juan Rulfino, como arrendador de la casa
ubicada en la calle de Guadalajara 103, Colonia Roma Norte, Delegación Cuauhtémoc, en la Ciudad
de México. El 30 de enero, Octavio Guerra se mudó a ese domicilio con su familia: Elena Garras, su
esposa, y Ricardo Guerra, su hijo de 2 años. La pareja contaba con los servicios de la señora
Guadalupe Amores para realizar actividades de limpieza en el domicilio y, eventualmente, cuidar a
Ricardo. El 7 de septiembre, un sismo de 8.2 grados en la escala de Richter afectó la Ciudad de
México. Como consecuencia, el inmueble arrendado presentó daños. En los días posteriores al
evento, un técnico de Protección Civil y un Director Responsable de Obras acudieron a verificar las
condiciones de la casa y emitieron opiniones al respecto. Octavio Guerra contactó telefónicamente
a Juan Rulfino para comentarle sobre las opiniones emitidas por los especialistas. Ante ello, Juan
Rulfino comentó que velaría porque se realizaran las reparaciones pertinentes. Por instrucciones
de Juan Rulfino, el 11 de septiembre, Jaime Sabina llevó a cabo obras de reparación en el
domicilio. El 19 de septiembre, se encontraban en el domicilio Guadalupe Ramos en sus labores de
aseo y cuidando de Ricardo. A las 13:14 horas acaeció otro sismo de 7.1 grados en la escala de
Richter que afectó la Ciudad de México, provocando el derrumbe de la casa. La señora Guadalupe
Ramos resultó ilesa, pero Ricardo Guerra falleció a consecuencia del siniestro. Entrevista a Octavio
Guerra Por medio de la presente denuncia me gustaría hacer del conocimiento de esta fiscalía que
mi hijo Ricardo Guerra falleció el día 19 de septiembre del presente año a consecuencia del
derrumbe de la casa que arrendaba, ubicada en la calle Guadalajara con número 103, Col. Roma
Norte, en la delegación Cuauhtémoc de esta Ciudad de México. Igualmente, hago de su
conocimiento que yo me encontraba arrendando dicho domicilio, propiedad del Sr. Juan Rulfino.
Soy abogado penalista, estudié en la UNAM y posteriormente hice la maestría en Derecho Penal
en el INACIPE. Tengo un despacho penal en Santa Fe que con el tiempo ha ido creciendo. Tengo
cuatro empleados y quiero contratar más abogados. Hace cuatro años conocí en una comida a la
que hoy es mi esposa, Elena Garras, también abogada. Nos enamoramos perdidamente. Yo vivía
con mis papás, pero en 2013 me renté un departamento con Elena en Cerrada de Félix Cuevas 36,
Col. Tlacoquemécatl del Valle, y ese año nos casamos. Siempre tuvimos la intención de tener una
familia. A principios de 2014 recibimos la gran noticia de que íbamos a tener un hijo, lo que nos
llenó de alegría. Ricardo nació el 19 noviembre de 2014. Desde que recibimos la noticia de que
íbamos a ser padres supimos que íbamos a necesitar una casa para formar nuestra familia, pero
aún no teníamos dinero. Afortunadamente, en 2016 llevé unos casos muy importantes que nos
dieron la oportunidad de cambiarnos de casa. Todo diciembre estuvimos buscando casas hasta
que, casi a final de año, mi esposa encontró una casa que nos pareció maravillosa en la Roma
Norte. Era grande, de dos pisos, bien ubicada y era muy barata para la zona. El día 6 de enero del
presente año celebré un contrato de arrendamiento con Juan Rulfino. El señor Rulfino era un
señor bastante agradable. Por cuestiones de la mudanza y otros pendientes, empezamos a vivir en
la casa el 30 de enero. Estábamos muy contentos con la casa, era grande, barata y muy bien
ubicada. Éramos realmente felices. Como teníamos espacio de sobra, pudimos colocar muy
cómodamente unas obras de arte que tenía mi esposa. Entre ellas, una serie de ocho grabados
taurinos de Francisco de Goya y una escultura de José Kuri Breña. Un día le pregunté a un amigo
que trabaja en una galería de arte cuánto valían todas las obras y me dijo que tan solo la escultura
de Kuri Breña podía venderse, cuando menos, en 3 millones de pesos. Elena y yo nos íbamos a
trabajar en la mañana y regresábamos entre las 19:00 y 20:00 horas, de lunes a viernes. Elena
llevaba a Richi a la guardería y pasaba por él. Como no estábamos en la casa, contratamos a la Sra.
Guadalupe Amores para que todos los días fuera a hacer el aseo. Cuidaba a Richi ocasionalmente
porque él se hallaba muy bien con la señora y la quería mucho. La noche del 7 de septiembre
estábamos durmiendo Elena, Richi y yo, cuando a las 23:49 horas sonó la alarma sísmica y hubo un
temblor de 8.2 grados que afectó muchas zonas del país, sobre todo en el sur, donde fue el
epicentro. En la Ciudad de México no fue tan grave, pero sí ocurrieron algunos daños. Cuando
sonó la alarma, Elena me despertó gritando que estaba temblando, ante ello le dije que se saliera
y que yo iba por Richi. Fui a su cuarto, lo saqué cargando y llegamos con mi esposa a la calle, quien
ya estaba afuera. Veíamos cómo se movía toda la casa. Cuando acabó el temblor, nos esperamos
aproximadamente una hora afuera. Como la casa seguía en pie, las demás personas estaban
entrando a sus casas y no recibimos noticias de que hubiera habido mayores daños en la Ciudad
de México, nos metimos. Revisé la casa, pero se había ido la luz y era de noche. Le dije a Elena que
nos fuéramos a dormir, que a la mañana siguiente revisaría bien la casa. Esa noche Richi durmió
con nosotros. El 8 de septiembre en la mañana, le di la indicación a los empleados del despacho
que no fueran a trabajar y me propuse a revisar la casa. Me di cuenta de que tenía una grieta
grande en la columna de la sala, por lo que me asusté. Llamé a protección civil y,
aproximadamente a medio día, llegó el Sr. Carlo Fuente. Les tomó fotografías a las grietas e
inspeccionó los materiales de la casa y levantó un formato de inspección. Nos dijo que había un
daño estructural que era importante que se atendiera a la mayor brevedad. Que no se iba a caer la
casa, pero que sí había daños estructurales, sobre todo en una columna que se encuentra en la
sala y era importante atenderlos cuanto antes. Nos sugirió marcarle a un Director Responsable de
Obra (DRO) para que determinara con mayor certeza el alcance de los daños e hiciera las
recomendaciones de reparación. Ante ello, consultamos al padrón para contactar a un DRO, no
nos importaba pagarlo nosotros. Ese mismo día, le marqué al Ing. Fernando de los Pasos para que
fuera a ver el inmueble, me dijo que no había problema y que iría ese día a las 17:00 horas. No
obstante, no acudió. Por la carga de trabajo no pude marcarle sino hasta el domingo, 10 de
septiembre. Me dijo que ese mismo día iba, ya que tenía un tiempo libre. Llegó como a las 5:00 de
la tarde, tuve que salirme del trabajo para verlo y revisó la casa. Nos dijo que había varias grietas
en muros divisorios que no presentaban mayor problema, pero nos dijo que había una columna, la
que está en la sala de la casa, que tenía un daño estructural muy importante. Sugería llevar a cabo
obras de reparación lo más pronto posible y que en definitiva no se habitara la casa mientras no se
hicieran esas reparaciones. Ese mismo día le llamé muy asustado al Señor Rulfino y le comenté lo
que nos había dicho el DRO. Me dijo que no nos preocupáramos, que no pasaba nada, que la casa
estaba muy bien construida y que seguramente no era mayor problema. Comentó que los
directores de obra eran muy dramáticos para no tener ningún tipo de responsabilidad y que la
casa había aguantado muy bien el terremoto del 85. La verdad me convenció y como apenas nos
acabábamos de mudar, no quería tener que volver a pasar por todo el proceso de mudanza otra
vez, además de que me encantaba la casa. Le comenté al Sr. Rulfino que estaba bien y que el DRO
nos iba a enviar la versión electrónica del dictamen por email. Me dijo que al día siguiente iba a
mandar a arreglar la casa. También me dijo que era muy importante que estuviera presente en la
reparación. Le mandé por la madrugada el dictamen del DRO, porque a esa hora lo recibí, e
inmediatamente me acusó de recibido. Le tomé captura de pantalla en ese momento para que no
hubiera ninguna duda al respecto, por cualquier cosa. En la mañana del 11 de septiembre, el señor
Rulfino me marcó para decirme que había visto el dictamen del DRO que le había mandado y que
le había dado instrucciones muy específicas al señor Jaime Sabina, quien era la persona que iba a ir
a la casa para hacer las reparaciones. Incluso me dijo que había instruido al Sr. Sabina de acuerdo
con el dictamen. Ese mismo día, más tarde, llegó el Sr. Sabina. Lamentablemente me surgió un
imprevisto, por lo que yo no estaba en la casa, así que la Sra. Guadalupe lo atendió. Se quedó
haciendo los arreglos con la señora Guadalupe Amores. Cuando llegué a casa, la señora Guadalupe
me dijo que el señor Sabina ya había terminado. A mí me pareció raro que en un solo día y unas
cuantas horas hubiese hecho las reparaciones, pero pues yo no soy ingeniero y no tengo ni idea de
esas cosas. Así de primera vista, me pareció que había hecho un buen trabajo, por lo que me
quedé tranquilo. Le puso concreto a las grietas y cubrió de cemento la columna. El día 19 de
septiembre salí a trabajar. Como ese día se conmemoraban los 32 años del terremoto del 85, la
guardería no prestó servicios pues hizo la recomendación de que se participara en el simulacro con
los hijos pequeños para saber cómo actuar. Elena y yo le dijimos a la Sra. Guadalupe que nos
hiciera favor de cuidar a Richi en la casa porque no nos podíamos quedar para el simulacro. Nos
dijo que no había ningún problema. Más tarde, yo me encontraba trabajando cuando a las 13:17
horas se produjo un sismo de 7.1 grados que afectó gravemente a la Ciudad de México y otras
partes del país, yo me asusté mucho. Después del temblor intenté comunicarme con mi esposa y
con la Sra. Guadalupe para ver cómo se encontraban. Me contacté con mi esposa, pero me dijo
que no había podido llamar a la casa, cosa que yo tampoco pude. Me preocupé mucho y me dirigí
a la casa. Por el tráfico y el corte de calles hice como dos horas de camino. Cuando llegué, como a
las 15:30 horas, vi que la casa se había colapsado. Había un grupo de personas quitando algunos
escombros de la casa. En ese momento, me preocupé mucho por Richi y por la Sra. Guadalupe. Me
identifiqué como habitante de esa casa y le pregunté a los rescatistas que dónde estaban las
personas que se encontraban adentro. Me dijeron que recién habían sacado a una señora mayor
de edad y que la habían llevado en ambulancia al hospital, que la señora se encontraba
completamente bien, pero de cualquier forma requería revisión médica. Estaba como loco y muy
desesperado, me puse a quitar escombros con ellos. Cuando levantamos una de las losas, vi que
había un cuerpo pequeño y que se trataba de mi hijo Ricardo. Inmediatamente lo tomé entre mis
brazos y lo colocamos en una camilla para llevarlo al hospital. Me subí en la ambulancia, los
paramédicos le tomaban los signos vitales y yo le decía “Richi despierta, papá está aquí”, pero no
presentaba señales de vida. Una vez en el hospital me confirmaron que había fallecido por motivo
del derrumbe, y que había recibido un golpe mortal en la cabeza. Elena me alcanzó en el hospital,
le dije lo que había pasado y se puso a llorar mientras me abrazaba. Es por estos hechos que en
este momento presento formal denuncia en contra del Sr. Juan Rulfino. Estoy seguro de que las
reparaciones que le indicó al Sr. Sabina no fueron realmente las que decía el dictamen. Exhibo
como pruebas el contrato de arrendamiento, los documentos de protección civil y del director
responsable de obra, así como la copia de pantalla del correo que le mandé al Sr. Rufino que
incluía el dictamen del DRO y confirmación de recepción. Sobra decir que perdimos todas las
facturas de todas nuestras cosas. Las obras de arte fueron completamente destrozadas, así como
sus certificados de autenticidad. Solamente quiero que se haga justicia. Entrevista a Elena Garras
Mi nombre es Elena Garras, soy abogada egresada de la UNAM y con una maestría en Derecho
Laboral por parte de la misma universidad. Actualmente trabajo en un despacho laboral y llevamos
asuntos de despidos injustificados. Mi padre era coleccionista de arte. Cuando murió, me heredó
unas obras de arte de carácter invaluable. Entre ellas, una serie de ocho grabados taurinos de
Francisco de Goya y una escultura de José Kuri Breña. Como nunca tuve la intención de venderlas,
jamás fui a ver a un valuador ni a nadie por el estilo. Conocí a mi esposo Octavio Guerra hace 5
años, la verdad me pareció un hombre maravilloso, me enamoré perdidamente de él y después
nos mudamos a un departamento en la colonia Del Valle. Como era muy pequeño y siempre
quisimos tener una familia decidimos que era mejor cambiarnos a un lugar más espacioso. En
2014 le dije a Octavio que íbamos a tener un hijo, se puso muy feliz y empezamos a buscar un
hogar más grande. En diciembre de 2016, encontré un anuncio de una casa que estaba disponible
para rentar en la Roma y le dije que fuéramos a verla. Nos recibió el Sr. Rulfino, un señor muy
encantador. Nos mostró la casa y nos pareció espléndida. Era de dos pisos, bien ubicada, muy
bonita, y muy barata. En una ocasión le pregunté al Sr. Rulfino que por qué era tan barata y me
dijo que porque había vecinos que se asustaban mucho con los sismos, que la casa se movía
mucho pero que eran unos exagerados. No le dije nada a mi esposo porque no me pareció tan
importante, pensaba que mucha gente exageraba con eso de los sismos. Ahora sé que tenían
razón. Nos mudamos a la casa el 30 de enero. Éramos muy felices ahí. Los fines de semana llevaba
a nuestro hijo Ricardo al Parque México, me encantaba llevarlo ahí. No quería cambiar nuestra
casa por nada del mundo. Como estaba grande, pude colocar los grabados de Goya y la escultura
de Kuri Breña en la casa. Era un hogar realmente hermoso. Entre semana llevaba a Richi a la
guardería y la Sra. Guadalupe Amores hacía el aseo en la casa, aunque ocasionalmente cuidaba a
Richi. El día 7 de octubre estábamos durmiendo cuando empezó a temblar, casi a las 12:00 de la
noche. Sentí que la cama se movía y desperté a Octavio. Él fue por Richi mientras yo salí a la calle.
Cuando regresamos del temblor se había ido la luz, por lo que hasta el día siguiente pudimos ver
todas las grietas que se habían hecho. Ese día Octavio le marcó a Protección Civil y como a
mediodía llegó el Sr. Carlo Fuente. Después de ver la casa y que había daños estructurales, dijo
que era necesario que un DRO hiciera un dictamen con precisión. Octavio, como a las 14:00 horas,
habló con el DRO, el Ing. Fernando de los Pasos, y este le dijo que iba a ir ese mismo día como a las
17:00 horas, pero no fue. Pasaron unos días y Octavio no le marcaba, por lo que lo presioné y el 10
de septiembre, finalmente, fue e hizo un dictamen. Nos dijo que recomendaba no habitar la casa
en tanto no se hicieran unas reparaciones en una columna y demás cuestiones que señalaba el
dictamen. Más tarde, Octavio le marcó muy asustado al señor Rufino, pero este nos convenció de
quedarnos, que al día siguiente mandaba a hacer las gestiones correspondientes con base en el
dictamen, que no pasaba nada. El Sr. Sabina, quien había sido enviado por el señor Rulfino, llegó el
11 de septiembre a la casa e hizo los arreglos. La Sra. Guadalupe lo atendió. Yo no vi nada porque
me fui a trabajar, solo sé que hizo las reparaciones. Colocó cemento a unas paredes y a una
columna. La verdad yo no estaba muy convencida de que fuera suficiente, pero no le dije nada a
mi esposo. No obstante, en la noche le mandé un mensaje por WhatsApp al Sr. Rulfino. Como no
me contestó, le mandé una nota de voz diciéndole que tenía unas dudas de la reparación y estaba
algo preocupada. El día 19 de septiembre fui a trabajar, como siempre, al despacho que queda en
el Ajusco, por Six Flags. Richi se había quedado con la Sra. Guadalupe porque no iba a haber
servicio de guardería ese día. Como a la una y cuarto comenzó un temblor horrible. Salí corriendo
inmediatamente a la calle. Cuando pasó el temblor intenté comunicarme con la señora Guadalupe
para saber si Richi y ella estaban bien, no pude hacerlo y me asusté mucho. Después, me llamó
Octavio para ver si estaba bien y le dije que no había podido hablar con Guadalupe. Me dirigí hacia
mi casa, pero hice muchísimo tiempo y nomás no llegaba. Como a las 16:00 horas me habló
Octavio para decirme que fuera al Hospital Ángeles de la Roma, que era urgente porque Richi
estaba lastimado. Cuando llegué al hospital, Octavio me dijo que Richi había fallecido, no puedo
explicar cómo me sentí, es incomprensible el dolor de perder a un hijo. No me quedó de otra más
que llorar. Quiero entregarles las capturas de WhatsApp del mensaje y la nota de voz que le envié
al Sr. Rulfino. Sé que las palabras se las lleva el viento, por eso se las traje. A él no le importó nada
nuestra seguridad ni la vida de nuestro hijo, estoy deshecha. Siento que jamás me podré recuperar
de esta pérdida. También traigo conmigo una fotografía de la escultura de José Kuri Breña y una
foto que conservaba de uno de los 8 grabados de los Goya que teníamos, son la única prueba de
que tenía esas obras de arte. Entrevista Guadalupe Amores Mi nombre es Guadalupe Amores,
tengo 69 años de edad, estoy casada y no tengo hijos. Desde hace varios años me he dedicado el
aseo de casas para apoyar a mi marido en la economía del hogar. Yo empecé a trabajar con
Octavio y Elena desde que se casaron, al inicio iba dos veces por semana a su departamento en la
del Valle, pero desde que nació Richi me pidieron que fuera de lunes a viernes. Yo llegaba a las
8:00 a. m. y me iba por ahí de las 4:00 p. m. Para mí resultaba muy conveniente porque era un
trabajo estable que además quedaba cerca de mi casa. También me gustaba porque la Sra. Elena
tenía unas obras de arte que me gustaba mucho ver, tenía muchos cuadros, también unas placas
de unos toros que eran muy famosas y una escultura de un señor acostado o algo así. Ellos
siempre han sido muy buenas personas conmigo. Richi era un amor de niño, muy bien portadito y
cariñoso, me gustaba mucho cuando llegaba a cuidarlo y siempre estaba feliz conmigo. Respecto a
lo ocurrido, recuerdo bien el temblor de la noche del 7 de septiembre, estuvo fuertísimo, yo me
encontraba en mi casa que se ubica en la Colonia Escandón, pero por suerte no ocurrió nada.
Recuerdo que al día siguiente que era viernes y fui a trabajar a la casa de la Sra. Elena, cuando
llegué me dijeron que no había luz en la casa y también vi que había unas grietas pequeñas en una
pared, pero una grande en la columna de la sala. Yo me asusté mucho, les dije que se veía mal la
casa, que parecía peligroso, ellos me dijeron que también estaban asustados y que iban a llamar a
protección civil. De hecho, me dieron el día libre para que me fuera a la casa, que ellos iban a
hacer los arreglos y que volviera hasta el lunes, que no me preocupara. Regresé al lunes 11 a
trabajar y me dijeron que iba a venir un señor Sabina a hacer los arreglos a las grietas. Me dio
mucho gusto pues, además de que ya se nos estaba pasando el susto, ya iba a quedar la casa bien.
Los señores me dijeron que nada más me pusiera a lavar la ropa y a planchar unas camisas del
señor Octavio. Cuando llegó el Sr. Sabina, le señalé las grietas. Le dije que no sabía exactamente lo
que había que hacer, que yo creía que con echarle cemento a las grietas bastaba. Me dijo que le
iba a poner cemento a las grietas e iba a cubrir de concreto la columna porque eso le había dicho
el Sr. Rulfino. Le hice un café y le di una de las dos tortas de chilaquiles que había comprado para
desayunar. El señor fue solo ese día y parece que dejó todo arreglado. Los días siguientes
transcurrieron normalmente. Cuando yo llegaba a la casa, el señor Octavio se iba y la Sra. Elena
llevaba a Richi a la guardería. El día 19 de septiembre, cuando llegué a la casa, la Sra. Elena me dijo
que me iba a dejar a Richi, que por favor me quedara hasta que llegara y me iba a dar un pago
extra, lo cual acepté con gusto, no solo por el dinero, sino porque me gustaba mucho cuidar a
Richi, puesto que yo no tuve hijos. Me recordó que iba a haber el simulacro del sismo a las 11:00 a.
m. y que podía salir a la calle con Richi para escuchar la alerta sísmica y saber cómo actuar en caso
de sismo. Me acuerdo de que, en la mañana, a la hora del simulacro, empezó a sonar la alarma y
me llevé a Richi a la banqueta afuera de la casa. Ahí vi que mucha gente también salió a participar
y Richi empezó a llorar. Yo creo que por toda la gente que había, además del sonido de la alarma
sísmica. Le dije a Richi que no se preocupara, que era “un juego” para aprender a cuidarnos, pero
que ya íbamos a regresar a casa a ver la tele. Luego volvimos a la casa, Richi estuvo viendo unas
caricaturas del Netflix, unas de un científico con bata y su nieto de camisa amarilla, yo me quedé
un ratito con él y luego se quedó dormido en un sillón de la sala. Seguí mi trabajo y de vez en
cuando iba a ver que estuviera bien. Dio como la una de la tarde y me fui al cuarto de la Sra. Elena,
que está en el segundo piso, a tender la cama. De pronto sentí un movimiento fuerte, agarré mi
celular y quise bajarme a la sala para ver que Richi estuviera bien. El movimiento se sentía cada
vez más fuerte, todo se cimbró, los vidrios se empezaron a romper, las cosas se empezaron a caer.
Tuvieron que pasar unos segundos para que entendiera que estaba temblando. Bajé las escaleras
lo más rápido que pude y corrí para salir de la casa con Richi. Pude ver que seguía en el sillón y
estaba llorando. Corrí más rápido para cargarlo, pero, justo antes de ingresar al área de la sala,
pude ver que la columna de la sala a la que le habían puesto cemento se desplomó y de repente
sentí algo en la espalda, caí y no podía moverme. Nunca perdí la conciencia, pero me vi atrapada
entre los escombros. Había un halo de luz que me permitía ver un poco de la calle. De inmediato,
empecé a gritar como loca, sentía que me moría y, después de no sé cuánto tiempo, llegaron unas
personas desconocidas y me ayudaron a salir de entre los escombros, todo era confuso en ese
momento. Me subieron a una ambulancia, me llevaron al hospital de la Roma, me revisaron y la
verdad que fue un milagro porque solo tenía raspaduras y moretones además de un ligero
descalabro, pero nada de cuidado. Estoy totalmente destrozada, no puedo creer lo que pasó,
cuando me enteré del fallecimiento de Richi me quise morir. Confieso que me he sentido hasta
culpable, yo ya estoy vieja, yo ya viví. Richi era solo un niño, apenas iniciaba su vida, me duele en
el alma lo que ocurrió y ver la tristeza de mis patrones que siempre han sido tan buenas personas
y tan amables conmigo. De verdad, tengo una tristeza que no se me quita. Siendo todo lo que
deseo manifestar. Entrevista a testigo Carlo Fuente Mi nombre es Carlo Fuente. Acabé la
preparatoria y decidí estudiar Ingeniería Civil en la UNAM. Actualmente curso el 8º semestre de la
carrera y trabajo en Protección Civil como técnico operativo desde hace 6 meses. Siempre me
llamaron la atención las construcciones que han sido afectadas por algún desastre natural, por eso
entré a Protección Civil. Por agosto, decidieron prepararnos a los estudiantes que ya casi
acabamos la carrera para ser técnicos operativos en caso de algún siniestro. Nos dieron un curso
de 2 semanas y me nombraron técnico operativo, fui el mejor del curso. Cuando fue el sismo del 7
de septiembre, como no se había caído ningún edificio en la ciudad ni había habido mayores daños
estructurales, nos dijeron que fuéramos a revisar los edificios afectados por el sismo a manera de
práctica. El 8 de septiembre, Protección Civil recibió una llamada de Octavio Guerra pidiéndonos
que fuéramos a revisar su casa, por lo que a las 12:00 horas aproximadamente acudí al domicilio
ubicado en la calle Guadalajara 103, Colonia Roma Norte, Delegación Cuauhtémoc, Ciudad de
México. Llegué y me recibió el señor Octavio Guerra. Le dije que este era un procedimiento de
rutina y que mi labor consistía, principalmente, en llevar a cabo una evaluación rápida del
inmueble que, si era necesario, habría que llamar a un Director General de Obras de la Delegación
para llevar a cabo una inspección más detallada. Le tomé fotografías a las grietas que había, la
mayoría en muros no estructurales, pero había una en una columna de la primera planta que me
llamó mucho la atención. Por ello, le dije que había un daño estructural importante que había que
atender. Que no sabía si la casa estaba en riesgo, puesto que solamente era una evaluación rápida,
pero que había que atenderla cuanto antes. También les dije que había que marcarle a un Director
Responsable de Obra para conocer con exactitud. Posterior a ello, llené la “Forma de Inspección
Post sísmica Evaluación Rápida” del gobierno de la Ciudad de México donde hice las anotaciones
pertinentes. Entre otras cosas, señalé que era imposible identificar la magnitud de los daños, por
lo que establecí que la seguridad era incierta. Me habrá tomado media hora revisar el inmueble,
puesto que me tenía que ir a revisar otro, pero le recordé al Sr. Guerra que marcara al DRO
urgentemente, que esto era una evaluación rápida, pero que no era suficiente. El Sr. Guerra me
dijo que estaba asustado y que marcaría inmediatamente. Lamentablemente, tuve que vaciar la
memoria de mi cámara por motivo de los colapsos y todos los edificios a los que fui después del 19
de septiembre, por ello, no conservo las fotografías de aquel día. Entrevista a Fernando de los
Pasos Hago de su conocimiento que soy ingeniero civil, inscrito en el padrón de Directores
Responsables de Obra (DRO) de la Ciudad de México. Inicié mi carrera trabajando en
constructoras, sobre todo en la edificación de condominios horizontales y casas pequeñas en las
afueras de la Ciudad de México, en Toluca y en Querétaro. Hace un par de años inicié estudios y
especialización en seguridad estructural, sobre todo a partir del sismo de 2014, decidí que mi labor
debería orientarla más al fortalecimiento y seguridad de estructuras en la Ciudad de México, de
ahí que comencé mi proceso de certificación, pude hacerlo y empadronarme el pasado mes de
agosto. Nunca pensé que en fechas tan cercanas fuera a tener tanto trabajo al respecto pues,
como bien dicen, los sismos no son predecibles. Así pues, con el sismo ocurrido el 7 de septiembre
comencé a tener mucho trabajo para revisar los posibles daños en las edificaciones de la Colonia
Cuauhtémoc. Pasando el del 19 de septiembre, que era aún menos esperado, todos los DRO
quedamos totalmente saturados de trabajo, triste y lamentablemente por este último sismo.
Respecto al caso que nos ocupa, he de decir que con motivo del sismo ocurrido el día 7 de
septiembre, realicé un dictamen sobre la seguridad estructural de la casa ubicada en el número
103 de la calle Guadalajara en la colonia Roma Norte, ello el día 10 de septiembre del año en
curso. Para ello, me había contactado el señor Octavio Guerra. Había quedado de ir el 8 de
septiembre, pero me pasé todo el día viendo obras y se me pasó. Me volvió a marcar el día 10 en
la mañana, me dio mucha pena que se me hubiera olvidado y le dije que ese mismo día iba.
Cuando llegué, no tuve que estar mucho tiempo ahí para percatarme del daño estructural que
había sufrido la casa pues, si bien era cierto que había grietas en un muro divisorio, lo que sí
resultaba riesgoso era el daño visible en la columna de la primera planta que estaba en la sala. No
me llamó la atención respecto a sus causas, pues tengo entendido que el segundo piso de esa casa
se edificó posteriormente a la edificación original. Es decir, fue una modificación adicional de
como se había concebido el proyecto, de hecho, el segundo piso, se construyó años después de la
primera obra. También me enteré de que el dueño de la casa compró el inmueble con
posterioridad a dicha modificación. Eso lo supe a voz del inquilino Octavio Guerra. Para realizar el
dictamen fue suficiente con una visita de aproximadamente 40 minutos, pues los daños eran
evidentes. Recuerdo haberle dicho al señor Octavio que era importante que abandonaran el lugar
en tanto no se hicieran las reparaciones según recomendé, pues estaba en riesgo su integridad y la
de su familia. Estuve todo el día haciendo el dictamen escrito, lo acabé en la noche y en la
madrugada se lo mandé al Sr. Guerra. Al enterarme del colapso de la casa y de los hechos
ocurridos, quedé muy consternado, pues, sin duda, recuerdo bien haberle dicho los riesgos que
corría. No tengo muy claro por qué razón permanecieron en el domicilio; lamento mucho, en
verdad, el fallecimiento del niño. Entrevista a Juan Rulfino Mi nombre es Juan Rulfino, me dediqué
mucho tiempo al comercio informal y me fue muy bien vendiendo muebles por todas las partes
del país. Como sabía que no iba a tener una jubilación formal, decidí desde joven invertir en
inmuebles para arrendar. Poco a poco fui comprando casas y departamentos en varios lugares de
la Ciudad de México. No solo conseguí muchos inquilinos por la calidad de las casas, sino también
porque todos los inquilinos me han dicho que soy muy buen arrendador, atento y comprometido
en su bienestar. Hace siete años me retiré del comercio y ahora ya solamente vivo de los
alquileres. El mercado inmobiliario en la Ciudad de México se ha vuelto muy complicado, sobre
todo cuando eres particular, porque las empresas inmobiliarias han acaparado gran parte del
mercado. Últimamente he tenido problemas para conseguir inquilinos, por lo que he bajado
bastante el precio de los alquileres, honestamente, ya no me interesa hacer el “gran negocio”, mi
interés los últimos años ha sido el de asegurarme una vejez digna junto con mi esposa, Inés Cruz.
La verdad yo no sé por qué estoy aquí. Yo no tuve nada que ver con la desgracia que sufrió la
familia Guerra. De verdad lo siento mucho y me apena en sobremanera el fallecimiento de su hijo
pequeño, una verdadera desgracia. A ellos los conocí por diciembre porque puse un letrero en una
de mis casas, específicamente la ubicada en calle Guadalajara 103, colonia Roma Norte. Fueron a
verla en diciembre, los atendí amablemente y les encantó la casa. Les llamó la atención que fuera
tan barata la renta e incluso la Sra. Elena me preguntó al respecto. Le dije la verdad, que la gente
se había espantado por los sismos, pero que no había mayor problema, que exageraban. Esa casa
la compré en 1994 más o menos. Fue construida en el 68 y en el 86 le pusieron un segundo piso.
Firmé con el Sr. Guerra el pasado 6 de enero y se mudaron ahí el 30 de enero junto con su niño,
Ricardo, quien era un chiquillo encantador. Estuvieron ahí varios meses, a veces les marcaba para
saludarlos y preguntarles cómo se sentían en la casa. Me decían que eran muy felices, que había
espacio de sobra para unos bosquejos de Goya y una escultura de Kuri Breña que tenían. Me daba
mucho gusto que estuvieran bien porque tenía muy pocos inquilinos y podía tener problemas
económicos si se iban. El día 10 de septiembre me encontraba en mi casa cuando me marcó el Sr.
Guerra muy asustado. Dijo que había ido a la casa un señor de protección civil el 8 y un DRO ese
día. Me sorprendió que no me hubiera marcado para avisarme. Me comentó que estaba asustado
y preocupado por su seguridad. Yo le dije al Sr. Octavio que no se preocupara, que los DRO eran
muy dramáticos para librarse de todo tipo de responsabilidades, lo cual es cierto y lo digo con
conocimiento de causa. Le dije que me enviara el dictamen del DRO para que yo le diera
instrucciones al Sr. Jaime Sabina, quien me ayuda desde hace años en las obras de mis casas, y las
arreglara inmediatamente. También le dije que era muy importante que estuviera en la casa para
que verificara que el Sr. Sabina hiciera su trabajo conforme al dictamen. En la madrugada recibí,
mediante correo electrónico, el dictamen del DRO enviado por el Sr. Guerra, le confirmé de
recibido inmediatamente. A las 7:00 horas del 11 de septiembre, Inés me recordó de marcarle al
Sr. Sabina. Le llamé y le di instrucciones muy específicas al respecto, con base en el dictamen. Me
dijo que no había problema. Después le marqué al Sr. Guerra para decirle cuáles habían sido las
instrucciones que le había dado al Sr. Sabina, me dijo que estaba bien. En la tarde, le hablé al Sr.
Sabina para ver si ya había quedado todo bien. Me dijo que sí. Después, volví a llamarle al Sr.
Guerra en la noche para ver si todo estaba bien y saber cómo se sentían. Me dijo que ya estaban
más tranquilos y que estaban muy agradecidos por mis atenciones y la rapidez de mis gestiones,
que el Sr. Sabina había hecho un buen trabajo y que podían dormir en paz. Eso me dio mucho
gusto y no quise molestarlos más. Le llamé a un familiar y me fui a dormir. No fue hasta la mañana
que vi un mensaje de WhatsApp y escuché un audio de la Sra. Garras diciéndome que no estaba
tranquila con las reparaciones y que tenía unas dudas, unas cosas sobre las reparaciones. Me
pareció rarísimo porque yo ya había hablado con su esposo y él ya me había dicho que estaban
tranquilos y agradecidos. Por otra parte, como no me volvió a mandar más mensajes o notas de
voz, no le di importancia. El día 19 de septiembre me enteré de que se había caído la casa y que el
pequeño Ricardo lamentablemente falleció. Lamento enormemente lo que ocurrió, no porque
haya perdido la casa, sino por la muerte del pequeño, la casa se repone como sea, una vida no.
Eran una familia muy encantadora y no me imagino lo que deben de estar pasando, pero yo no
tuve la culpa, los terremotos así son, males de la naturaleza. Quiero entregarles mi registro de
llamadas telefónicas para que vean que efectivamente le llamé al Sr. Guerra después de que fue el
Sr. Sabina. Entrevista a Jaime Sabina Mi nombre es Jaime Sabina. Acabé la primaria y decidí
dedicarme al negocio familiar, que era de arreglos domésticos. Desde pequeño me ponían a
trabajar con mi papá y mis hermanos en diversas chambas. Al principio, sobre todo, de plomería.
Hacíamos todo tipo de cosas, desde carpintería, electricidad, plomería, hasta albañilería. Con el
tiempo, y después de que falleció mi papá, comencé a hacer cosas por mi cuenta y fui ganando
clientes porque era muy bueno. En la década del 2000 conocí al Sr. Juan Rulfino porque me
contactó por recomendación de un cliente para que le hiciera un arreglo del sistema eléctrico a
una de las casas que tiene. Le gustó mucho lo que hice y me empezó a contratar para hacer
arreglos en sus casas, como tenía muchas casas y departamentos y me pagaba bien, me dediqué
casi por completo a trabajar con él. Tengo muy buenos recuerdos con él. Los inquilinos casi
siempre estaban felices con sus atenciones y cada vez que reportaban algún desperfecto en las
casas, iba, y muy rápido lo arreglaba, lo cual también agradecían. Me acuerdo de que en el
temblor de 2014 los inquilinos de la casa de la calle Guadalajara se fueron porque se movía mucho
y se había agrietado. También uno de los departamentos que tiene en la calle Mazatlán presentó
grietas, fue un DRO y alarmó a los inquilinos diciendo que había que evacuar el edificio, pero es
puro choro porque después fui a arreglarlo y en este último sismo ese edificio no presentó ni una
sola grieta. Respecto de los hechos, recuerdo que como a las 07:15 horas del 11 de septiembre me
marcó el Sr. Rulfino para decirme que una de sus casas necesitaba reparaciones. Me dijo que
necesitaba que la casa quedara bien reforzada, que les colocara cemento a las grietas y cubriera la
columna de cemento. Cuando hay un sismo y una construcción se agrieta siempre me da la misma
instrucción, por lo que no me pareció nada raro. Llegué ese día con la familia Guerra, solo se
encontraba la Sra. Guadalupe Amores, quien me abrió y me señaló las grietas y la columna. Le
pregunté por el Sr. Guerra para que él revisara que el trabajo lo estuviera haciendo correctamente
según el dictamen. Me dijo que no estaba y que no sabía exactamente qué se tenía que hacer, que
ella pensaba que con poner cemento a la columna bastaba, pero que le pusiera bien. Como lo que
me dijo de poner cemento coincidía con lo que me había dicho el Sr. Rulfino, asumí que eso era
suficiente. Luego me ofreció un café y hasta una torta de chilaquiles porque había comprado dos
antes de llegar al trabajo y que andaba desayunando. Recuerdo que había una escultura de un
hombre acostado que me llamó mucho la atención con un letrerito que decía José Kuri Breña. Me
puse a chambear, le coloqué cemento a las grietas y recuerdo que el señor Rulfino me dijo que le
pusiera mucho cemento a una de las columnas que estaba en la sala. Cuando acabé, le marqué al
señor Rulfino diciéndole que ya había terminado, estaba muy agradecido y me dijo que les iba a
marcar a los Guerra para ver si hacía falta algo, que cualquier cosa me avisaba. Es todo lo que
tengo que decir. Supe, después, que se cayó la casa, pero yo solo hice lo que el Sr. Rulfino me dijo.
Siempre es y ha sido así. El temblor fue muy fuerte. Muchos edificios y casas por la zona se
cayeron. Para mí que no tuvo que ver con la construcción sino, más bien, con la magnitud del
sismo. Incluso, como ya le comenté, había un departamento del señor Rulfino que presentaba aún
más grietas, pero que la reparé y en este sismo no tuvo ninguna rajadura. Entrevista a Inés Cruz Mi
nombre es Inés Cruz. Soy ama de casa y esposa de Juan Rulfino. Llevamos casados 25 años. Me
enamoré de él porque es un hombre honesto, caballeroso y siempre al pendiente de mí. Durante
mucho tiempo lo acompañé en sus viajes cuando vendía muebles. Ahora que ya está retirado
solamente se encarga de administrar bien las casas que renta. Nunca pude ser madre, al principio
pensé que me dejaría por eso, pero no le importó. Siempre voy a estar agradecida con él y soy feliz
en mi vida gracias a él. Como arrendador, Juan era muy atento. Siempre les marcaba a sus
inquilinos para preguntarles si estaban bien, si necesitaban algo. Casi todos sus inquilinos lo
recomendaban. No obstante, por todo esto de las empresas inmobiliarias y demás, actualmente
estamos pasando por un momento económicamente difícil. Trabaja muy cercanamente con el Sr.
Sabina, quien siempre ha hecho un muy buen trabajo dándole mantenimiento a las casas y
departamentos. Respecto de los hechos, recuerdo que por el sismo del 7 de septiembre una de
sus casas, la que está en Guadalajara 103, tuvo unos daños. El 10 de septiembre en la noche, Juan
me dijo que le recordara que tenía que llamar al Sr. Sabina para que hiciera las reparaciones en el
inmueble, pero que todavía no podía decirle con exactitud qué se tenía que hacer porque
necesitaba el dictamen del Director General de Obras. Le pregunté si estaba bien en el edificio y
me dijo que el Sr. Guerra le había dicho que estaban preocupados y asustados, ante lo cual les dijo
que se quedaran tranquilos y que el mandaría a alguien a arreglar. El día 11 en la mañana me
desperté a las 6:30 horas para hacer el desayuno, prendí el televisor y la radio que están en la
cocina y me puse a hacer unos huevos. Siempre me gusta ver las imágenes de la tele mientras
escucho música en la radio. Como 20 minutos después se despertó Juan, le pregunté si ya le había
llegado el dictamen del DRO y me dijo que sí, que lo había recibido en la madrugada. La verdad yo
duermo como tronco, entonces ni me enteré. Le recordé, entonces, que le marcara al Sr. Sabina
para que arreglara la casa de Guadalajara 103. Me lo agradeció y me dijo que en unos minutos le
marcaba. Como a las 7:20 horas aproximadamente, mientras seguía cocinando, escuché que Juan
hablaba con alguien por teléfono. Supongo que era el Sr. Sabina porque le decía que había que
meterle mano a una casa y no sé qué cosas. Pude escuchar algo de pelar la columna, poner fierros
y colocar concreto. A la tarde recuerdo que volvió a hablar con el Sr. Sabina y en la noche tuvo otra
llamada, pero la verdad no escuché con quién estuvo hablando. Ese día nos dormimos como a las
10:30 de la noche. Ahora sé que la casa se cayó. Me da mucha lástima. Juan está devastado. Me
dijo que le había dicho al Sr. Sabina todas las indicaciones del dictamen. Lo peor es la muerte del
niño, no quiero imaginar lo que se siente perder a tu hijo de esa manera. Lo siento mucho por los
padres. Una gran tristeza.

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