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CANCER DE COLÓN

ANATOMÍA

El recto es la porción pélvica del tubo digestivo que se continúa, proximalmente, con el colon
sigmoideo y distalmente con el conducto anal. La unión rectosigmoidea se sitúa anterior a la
vértebra S3. En este punto, las tenias del colon sigmoideo se dispersan y forman una capa
longitudinal externa continua de músculo liso, y desaparecen los apéndices omentales grasos .

El término «recto» se acuñó en estudios antiguos en animales para describir la parte distal del
colon; sin embargo, el recto humano se caracteriza por diversas flexuras. El recto sigue la
curvatura del sacro y el cóccix, y forma la flexura sacra del recto. El recto termina
anteroinferiormente el vértice del cóccix, inmediatamente antes de dar un brusco giro
posteroinferior (la flexura [ángulo] anorrectal del conducto anal) que se produce cuando el
intestino atraviesa el diafragma de la pelvis (elevador del ano). El ángulo de unos 80° que
forma la flexura anorrectal es un mecanismo importante para la continencia fecal; se mantiene
durante la situación de reposo por el tono del músculo puborrectal y por su contracción activa
durante las contracciones peristálticas, si no se produce la defecación. El recto tiene forma de
S en la vista lateral, con las flexuras de la unión rectosigmoidea superiormente y la unión
anorrectal inferiormente. Cuando el recto se observa anteriormente, se aprecian tres flexuras
laterales del recto bien marcadas (superior e inferior en el lado derecho, e intermedia en el
lado izquierdo) (fig. 3-32). Las flexuras se forman en relación con tres pliegues internos
(pliegues transversos del recto): dos en el lado izquierdo y uno en el lado derecho. Los pliegues
descansan sobre porciones engrosadas de la capa muscular circular de la pared rectal. La
porción terminal dilatada del recto, situada directamente superior y sostenida por el diafragma
pélvico (elevador del ano) y el ligamento anococcígeo, es la ampolla del recto. La ampolla
recibe y retiene la masa fecal que se va acumulando hasta que sea expulsada con la
defecación. La capacidad de la ampolla para relajarse y acomodar la llegada inicial y las
llegadas posteriores de materia fecal constituye otro elemento esencial para el mantenimiento
de la continencia fecal. El peritoneo cubre las caras anterior y lateral del tercio superior del
recto, sólo la cara anterior del tercio medio y ninguna superficie del tercio inferior, porque es
subperitoneal (v. tabla 3-3). En el hombre, el peritoneo se refleja desde el recto hacia la pared
posterior de la vejiga urinaria, donde forma el suelo del fondo de saco rectovesical. En la
mujer, el peritoneo se refleja desde el recto hacia la porción posterior del fórnix de la vagina,
donde forma el suelo del fondo de saco rectouterino. En ambos sexos, las reflexiones laterales
del peritoneo desde el tercio superior del recto forman las fosas pararrectales (fig. 3-31), que
permiten que el recto se distienda cuando se llena de heces. El recto descansa posteriormente
sobre las tres vértebras sacras inferiores y el cóccix, el cuerpo o ligamento anococcígeo, los
vasos sacros medios y los extremos inferiores de los troncos simpáticos y los plexos sacros. En
el hombre, el recto se relaciona anteriormente con el fondo de la vejiga urinaria, las porciones
terminales de los uréteres, los conductos deferentes, las vesículas seminales y la próstata . El
tabique rectovesical se sitúa entre el fondo de la vejiga urinaria y la ampolla del recto, y está
estrechamente relacionado con las vesículas seminales y la próstata. En la mujer, el recto se
relaciona anteriormente con la vagina, y está separado de la porción posterior del fórnix y del
cuello uterino por el fondo de saco rectouterino . Inferior a este fondo de saco, el débil tabique
rectovaginal separa la mitad superior de la pared posterior de la vagina del recto.

VASCULARIZACIÓN DEL RECTO


La continuación de la arteria mesentérica inferior, la arteria rectal superior, irriga la porción
proximal del recto . Las arterias rectales medias derecha e izquierda, que suelen originarse de
las divisiones anteriores de las arterias ilíacas internas en la pelvis, irrigan las porciones media
e inferior del recto. Las arterias rectales inferiores, que se originan en las arterias pudendas
internas en el periné, irrigan la unión anorrectal y el conducto anal. Las anastomosis entre las
arterias rectales superiores e inferiores pueden proporcionar una posible circulación colateral,
aunque las anastomosis con las arterias rectales medias son escasas. La sangre del recto drena
a través de las venas rectales superior, medias e inferiores.Se producen anastomosis entre las
venas portales y sistémicas en la pared del conducto anal. Como la vena rectal superior drena
en el sistema de la vena porta hepática, y las venas rectales medias e inferiores drenan en la
circulación sistémica, esta comunicación es un área clínicamente importante de la anastomosis
portocava .El plexo venoso rectal submucoso rodea el recto y comunica con el plexo venoso
vesical en el hombre y con el plexo venoso uterovaginal en la mujer. El plexo venoso rectal
consta de dos porciones :el plexo venoso rectal interno, profundo a la mucosa de la unión
anorrectal, y el plexo venoso rectal externo, externo a la pared muscular del recto. Aunque
estos plexos se denominan rectales, son principalmente «anales» por su localización, función y
relevancia clínica (v. «Drenaje venoso y linfático del conducto anal»).

INERVACIÓN DEL RECTO El recto está inervado por los sistemas simpático y parasimpático (fig.
3-33). La inervación simpática procede de la médula espinal lumbar, a través de los nervios
esplácnicos lumbares y los plexos hipogástricos (pélvicos), y a través de plexos periarteriales de
la arteria mesentérica inferior y las arterias rectales superiores. La inervación parasimpática
procede de los niveles S2-S4 de la médula espinal, y discurre por los nervios esplácnicos
pélvicos y los plexos hipogástricos inferiores derecho e izquierdo, hasta el plexo rectal
(pélvico). Como el recto es inferior (distal) a la línea de dolor de la pelvis, todas las fibras
aferentes viscerales siguen a las fibras parasimpáticas, retrógradamente, hasta los ganglios
sensitivos de los nervios espinales S2-S4.

CIRCULACIÓN GASTROINTESTINAL (ESPLÁCNICA)

Un comentario final y general que debe hacerse sobre el sistema digestivo, tiene que ver con
las características circulatorias singulares de éste. El flujo sanguíneo a estómago, intestinos,
páncreas e hígado está dispuesto en una serie de circuitos paralelos, y toda la sangre de
intestinos y páncreas drena a través de la vena porta hacia el hígado .La sangre de intestinos,
páncreas y bazo drena a través de la vena porta hepática hacia el hígado y desde este órgano,
a través de las venas hepáticas, hasta la vena cava inferior. Vísceras e hígado reciben alrededor
de 30% del gasto cardiaco a través del tronco celiaco y las arterias mesentéricas superior e
inferior. El órgano hepático recibe alrededor de 1 300 ml/min de la vena porta y 500 ml/min de
la arteria hepática durante el ayuno, en tanto el riego portal aumenta todavía más después de
las comidas.

Colon figura(8-35)

Los mecanismos celulares en el colon son similares a los de las células principales en la porción
distal de los túbulos contorneados y los tubos colectores renales .La membrana apical contiene
canales de Na+ y K+, que son responsables de la absorción de Na+ y de la secreción de K+. Al
igual que las células principales renales, la síntesis de los canales del Na+ está inducida por
aldosterona, lo que conduce a un aumento en la absorción de Na+ y secundariamente, a
incrementos en la secreción de K+. El mecanismo por el que la aldosterona incrementa la
secreción de K+ en el colon es similar al de las células principales renales: aumento en el
número de canales de Na+, de la entrada de Na+ a través de la membrana apical, del bombeo
de Na+ hacia el exterior a través de la membrana basolateral gracias a la Na+-K+ ATPasa, del
bombeo de K+ hacia el interior de la célula y finalmente, de la secreción de K+ a través de la
membrana apical. Incluso en el colon se aprecia la dependencia de la secreción de K+ del ritmo
de flujo; por ejemplo, en la diarrea el ritmo de flujo elevado del líquido intestinal produce un
aumento en la secreción colónica de K+, con lo que aumentan las pérdidas fecales de K+ en las
heces y, por tanto, de la probabilidad de hipopotasemia.

En el intestino delgado(figura 25-29)

, el transporte activo secundario de sodio es importante para lograr la absorción de glucosa,


algunos aminoácidos y otras sustancias, como los ácidos biliares (véase antes). Por lo contrario,
la presencia de glucosa en la luz intestinal facilita la reabsorción de sodio. En el periodo
interdigestivo, cuando no hay nutrimentos en la luz intestinal, se absorben sodio y cloruro de
manera conjunta desde la luz, mediante la actividad acoplada de un intercambiador de sodio-
hidrógeno (NHE) y de un intercambiador de cloruro-bicarbonato en la membrana apical, en un
llamado mecanismo electroneutral

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