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LA ÉTICA PROFESIONAL Y SUS PRINCIPIOS RECTORES

Desde hace tiempo se ha intentado relacionar la actividad profesional con el comportamiento


moralmente correcto.
La ética profesional alcanza una complejidad debido a los distintos niveles y sujetos que
interactúan en la relación profesional.
Como primer sujeto se encuentra el profesional en cuestión, es una persona con su opción moral
propia lo que influye en su comportamiento y decisiones profesionales, como segundo el
profesional forma parte de un colectivo que intenta disponer de elementos regulativos de
actuación consensuada (código profesional). También ocurre que la actividad profesional se
desarrolla en el contexto de instituciones que tienen sus propias orientaciones y objetivos. Y por
último pero no menos importante, la relación profesional supone la interacción con un usuario o
cliente concreto que también posee su propia concepción moral.
Tradicionalmente se ha venido a entender el fenómeno moral como un acontecimiento de dos
caras o aspectos:
- Por una parte está la dimensión del bien, de la búsqueda de la felicidad, alcanzable
mediante el desarrollo de determinadas conductas basadas en actitudes llamadas
virtudes.
- Por otra, está la dimensión de la justicia, del cumplimiento del deber, del
establecimiento de procedimientos, de formalidades que posibilitan la promulgación de
normas correctas.
Si trasladamos estos aspectos al ámbito de las profesiones podemos hablar de la existencia tanto
de una ética como de una deontología profesional. La primera se enfocaría en perfilar y definir
el bien de una determinada profesión (no solo el personal del propio profesional sino su
aportación al bien social o común), mientras que la segunda se ocuparía de las obligaciones
propias de dicha actividad.
Adentrarnos en el terreno de la ética profesional no es sino participar en la reflexión de las
éticas aplicadas, en la elaboración de los marcos de aplicación de los grandes principios éticos a
las concretas circunstancias y características de una actividad humana específica. Esto quiere
decir que la ética profesional supone la adecuada articulación de las dimensiones de
fundamentación y de aplicación.
A la hora de desarrollar una ética profesional como ética aplicada a un determinado ámbito es
necesario evitar dos posturas extremas e inadecuadas:
a. La primera, calificada como moralismo, consistiría en hacer de la moral la única medida
del comportamiento humano, ignorando a su vez la autonomía de los diversos ámbitos
de la vida.
b. La segunda, radicalmente opuesta a la anterior, ha sido formulada como la tesis
separatista, que basándose en las características propias del ámbito profesional concreto
postula la especificidad de las normas morales que le acompañan.
Evitando las dos posturas extremas del moralismo y del separatismo, se podría conseguir que se
percibiera que la ética no es tanto un límite exterior y ajeno a la disciplina profesional en
concreto sino una dimensión fundante e integrante de la misma.
LOS PRINCIPIOS DE LA ÉTICA PROFESIONAL
Los principios fundamentales donde se puede construir la ética profesional son:
-Principio de beneficencia: El ente profesional tiene la responsabilidad de brindar un servicio en
pro de las personas a la que está dirigido el mismo sin causar ningún tipo de acción que valla en
contra de este.
El objetivo fundamental que promueve este principio es que todo profesional debe contribuir
para que incrementar mejoras en las condiciones de vida de los seres humanos, prestando un
buen servicio y obteniendo como resultado una satisfacción interna o alegría por el logro
obtenido.

Principio de autonomía
Este es uno de los grandes principios para la ética profesional, aquí se plantea la acción que
posee el profesional de ponerse límites a sí mismo, dejando de lado las dependencias
proteccionistas y demostrando que puede tomar decisiones propias responsablemente en la
prestación de sus servicios y pudiendo así autoconstruirse como un ente productivo ante la
sociedad.
Este principio a su vez lo podemos subdividir en:
1. Autonomía como elección: Es la capacidad que posee el profesional de construirse, de
mostrar que es el soberano absoluto y juez máximo de su vida y las decisiones que
puede tomar en torno a ella (este parámetro hace alusión a una persona con una vida
plena y con todas las necesidades básicas cubierta), aquí el profesional entiende que
tiene una vida realizada y que como tal esta presto a seguir dando el todo por le todo.
Teniendo en cuenta que más importante que hacer el bien es hacerlo libremente, que es
mejor equivocarse libremente que acertar sin libertad.

2. Autonomía como autolegislación: según Kant, en este renglón no buscamos la


satisfacción propia, sino la del deber cumplido de cualquiera de los ámbitos en los que
nos encontremos, y que nos obliga a regirnos por reglas de actuación general.

3. Autonomía como autenticidad: en esta tercera entrega de la autonomía se presentaría


como autenticidad, esta postura, reflejada en el comunitarismo, tiende a corregir los
excesos del pensamiento liberal cuando destaca la libertad de elección del sujeto por
encima de todo.

A menudo la incompatibilidad entre la autonomía kantiana y la autenticidad


comunitarista, es necesario unificarla, para descubrir su complementariedad mutua, la
autonomía muestra la posibilidad de elección por parte del sujeto, mientras que la
autenticidad ofrece los contenidos para dicha elección.

4. Autonomía como autodecisión: esta es la cuarta versión de la autonomía, aquí se


muestra la libertad de tomar decisiones de manera más clara e integra y se planta de
forma intransferible a otros y se comporta de manera responsable e incorruptible.

El principio de la justicia
La justicia ha adquirido distintos significados a través de las épocas según las circunstancias y
en base a quien la defina, algunas son ‘’La justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a
cada uno su propio derecho’’, ‘’ La imparcialidad’’, o la expuesta por Carlos Marx ‘’ cada uno
según su capacidad, a cada uno según su necesidad’’, donde de varias definiciones de la misma
da lugar a ciertos principios de justicia que debemos aplicar a la ética profesional.

Tenemos en primer lugar la justicia sinónimo de armonía y orden según Platón y Aristóteles,
basado en su primicia aplicándolo a la ética profesional y las personas con las que nos
relacionamos en las prácticas profesionales tenemos que tomar en cuenta que no son individuos
aislados y lo que hagamos con ellos tienen repercusiones sociales.

En segundo lugar, se encuentra la tradición liberal utilitarista, que sigue el principio de la


mayor felicidad para el mayor número, un concepto similar al de la democracia, que nos pide
tomar en cuenta factores externos, aunque tengamos que imponernos en ciertos casos contra los
intereses particulares del cliente.

En tercera posición se presenta la tradición liberal contractualista, basada en la teoría de la


justicia distributiva, tópico que debemos tomar en cuenta para la ética profesional, donde la
igualdad de los sujetos debemos tomarla como imparcialidad y equidad, con el fin de eliminar
con tratamientos privilegiados a determinados clientes o empleados sobre otros.

La tradición socialista en cuarta lugar, se vincula a la búsqueda de la igualdad o supresión de


privilegios injustificados haciendo alusión a la prevención de toda actividad profesional
monopolista, dotándole a la persona de un poder injusto.

LOS ERRORES DEL DIALOGO PROFESIONAL DESDE SUS


PROTAGONISTAS
Los principios de beneficencia, autonomía y justicia remiten, respectivamente, al profesional, al
usuario o cliente y al responsable de la globalidad (empresario o político según la circunstancia)
a tener estos en cuenta para el adecuado ejercicio de la profesión, y tomar en consideración que
si en el dialogo profesional está ausente alguno de estos tres principios básicos, el principio que
representa desaparece y como resultado tenemos un dialogo incompleto, que dan origen a los
errores del paternalismo, anarquía y demagogia.

El paternalismo, consiste en el dialogo entre el experto y la autoridad competente, sin hacer


caso al cliente, quiere imponer al cliente una determinada solución generalmente más avanzado
y con mayores prestaciones sin mostrar al cliente otras soluciones alternativas que pueden ser
también efectivas es decir con la ausencia del principio de autonomía.

La anarquía, un error del ámbito profesional que consiste en los acuerdos de las decisiones
entre el experto y el cliente, sin consultar con los responsables implicados, ya sean estos de una
organización o empresa, o las autoridades públicas afectadas. Donde, aunque se beneficien el
cliente y el profesional, el bien común de la organización o la sociedad se ve dañado.
La demagogia, donde en este caso los que se ponen de acuerdo son los políticos, autoridades o
instituciones y los clientes, sin prestar atención a los que los profesionales dicen o aportan,
quizás por ahorrar dinero y no contratar expertos, un ejemplo de esto puede ser que los políticos
de distintas regiones pueden autorizar desvió de aguas de rio, teniendo en cuenta a los vecinos o
lugareños interesados de distintas regiones, pero sin tener en cuenta las consecuencias
ambientales o riesgos de inundación que pueden traer en consecuencias.

ALGUNOS PROBLEMAS DE LA ACTIVIDAD PROFESIONAL


Dentro de los problemas más comunes que se reflejan en la actividad profesional, podemos
destacar la corrupción, el corporativismo y la tecnocracia.

La Corrupción
Cuando hacemos referencia la termino corrupción desde el punto de vista de la ética, nos
basamos en el concepto de sustituir los bienes internos de la actividad por los externos (dinero,
prestigio o poder), anteponiendo el bien del usuario por su enriquecimiento personal.

Como consecuencia, la actividad profesional queda corrompida, generando desconfianza hacia


el personal profesional, produciéndose la sustitución del mérito por otros motivos (económicos,
sociales o políticos).

Con miras a poner punto final a la corrupción, adicionalmente a las leyes, es necesario una
moralización social.

El Corporativismo
Hace referencia a sociedades o sectores profesionales, con tendencia abusiva a la solidaridad
interna y a la defensa de los intereses del grupo.

Este fenómeno se basa en la defensa, ocultación, des-responsabilización u obstrucción a la


investigación y consecuente penalización, comportamientos inmorales o ilegales de un
particular respecto al grupo.

Las Tendencias Tecnocráticas


La Tecnocracia es el ejercicio del poder por parte del personal técnico especializado que ejercen
su cargo público buscando soluciones eficaces más allá de las ideologías y consideraciones
políticas.

En los planteamientos de la ética profesional, debates públicos sobre sus cuestiones más
problemáticas y en toda cuestión sociopolítica han de participar tres instancias: los profesionales
expertos, los clientes afectados y los responsables políticos. Concluyendo que las tendencias
tecnocráticas diluyen los aspectos éticos de la actividad profesional.

De manera generalizada, la ética profesional con el objetivo de desarrollar una articulación entre
la ética y la profesión, donde se alcanza gran complejidad en distintos niveles y sujetos que
interactúan en la actividad profesional, como la necesidad de considerarlos y la tensión
permanente.

La misma basada en el principio de beneficencia el cual obliga al profesional a brindar un buen


servicio al usuario, actuando siempre en beneficio del mismo. Asimismo, en el principio de
Autonomía, sustentándose en condición de posibilidad de acción moral, teniendo la capacidad
de autoconstruiste sin la necesidad de acciones externas. A su vez, el principio de Justicia,
sustentado en 4 tradiciones, el cual busca la igualdad de los sujetos, indicando que nuestra
conducta como profesional tiene repercusiones de carácter social.

Cuando hacemos referencia a los errores que se cometen en el dialogo profesional, podríamos
indicar que cada sujeto está relacionado a un principio, Beneficio-Profesional, Autonomía-
Usuario y Justicia-empresario.

También, se engloban los problemas que recurrentemente podemos identificar en la actividad


profesional, donde podemos citar la corrupción, en el cual prima el lucro profesional antes que
el beneficio del usuario; el corporativismo, donde se presenta una un comportamientos
inmorales e ilegales de un particular con respecto al resto del grupo; tendencias tecnocráticas,
donde se busca la manera de aplicar a la política metodologías de gobierno que se rigen por
datos empíricos y experimentales, en lugar de consideraciones ideológicas.

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