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Unidad 5.

LA SOCIEDAD CIVIL Y LA RESPONSABILIDAD


SOCIAL

Actividad 7. Proyecto Integrador Etapa 3

LICENCIATURA EN DERECHO

DRA. SANDRA FLOR CANALES BASULTO


M. Docente

ETICA Y RESPONSABILIDAD SOCIAL


Materia

Alumnos Equipo #28:


CARLOS GUILLERMO DIAZ ROBLES - 280175896
JORGE ARMANDO GUERRERO RIOS - 870190462
ANDREA GUADALUPE RAMOS PANIAGUA - 650077758
MA. ISABEL SERRANO RODRIGUEZ - 870190464

México a 18 de abril de 2021


PRESENTACIÓN

La Ética profesional aplicada al Derecho, nos da la capacidad crítica y autocritica


para la toma de decisiones correctas, basados en la impresión que dejan sus
acciones, dentro de la profesión de Derecho, es imprescindible la práctica de la
Ética. El abogado interpreta jurídicamente la Ética profesional, que también se
conoce como deontología del abogado, ya que en esta se encuentran las
razones del porqué es necesario el comportamiento digno y profesional, como
ciudadano y abogado, la Ética es lo que rige la práctica profesional del abogado,
garantizando la mejor atención al cliente. La Ética y la moral son una parte
fundamental, en su vida profesional, su personalidad ética y digna presencia, se
proyectan a través de sus valores y principios morales para buscar mediante el
ejercicio de su profesión la justicia, con conductas éticas en busca de un bien
social. Es necesario identificar la influencia que tiene la ética en el
comportamiento del ser humano, analizar los códigos de honor y los valores que
rigen la vida de un abogado, reflexionar sobre el ejercicio profesional del
abogado y conocer los principios éticos en que se sustenta, también identificar
los valores que rigen en su profesión y su vida, reflexionar sobre la importancia
de la honestidad, además el abogado debe conocer las normas éticas
internacionales, que rigen la interacción entre las naciones del mundo.

La profesión jurídica tiene como referencia la naturaleza de su propia


profesión, pues quienes solicitan los servicios de un profesional en el Derecho,
esperan en este una determinada conducta. Varios códigos, entre ellos el Código
de Ética Profesional de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados, (BMA, se
sostienen constantemente en un análisis profundo de la profesión jurídica. A lo
largo de la historia se presenta la misma situación con otros códigos en México,
como el Código de Ética del Poder Judicial de la Federación o el Código
Nacional Mexicano de Ética Judicial, bajo una norma positiva, estos permiten
esclarecer el contenido ético, pues la Ética como ciencia hace referencia a la
bondad o maldad de cierta conducta en el ser humano, en el caso de los
profesionales del Derecho, existe un referente realista que permite conocer la
bondad o malicia de esos actos.

En relación al ejercicio de la profesión jurídica, existe un referente objetivo o


realista, se puede decir, que se está frente a una sola ética: la ética del
profesional del Derecho, para conocer cuáles actos son considerados
éticamente buenos y cuáles éticamente malos, como referencia objetiva está la
conducta que se espera del profesional del Derecho, junto con los principios
ejercidos en la profesión a lo largo de la historia. En el ejercicio del Derecho en
nuestro país han sido aprobadas leyes estatales que lo regulan, entre ellas la
Ley de Profesiones del Estado de Nuevo León, que surgen con el propósito de
fomentar el Código de Ética Profesional de la Barra Mexicana, Colegio de
Abogados, (BMA), presentado en febrero de 2017, que sustituye al Código de
Ética Profesional de 1948. Este texto inicia con una reflexión acerca del papel
que representan los Códigos de Ética en el ejercicio de la profesión jurídica.

La ética profesional es un asunto trascendental para el desarrollo de las


sociedades y no debemos dejar su aplicación únicamente a la conciencia de los
propios profesionales. Haciendo referencia a este tema, el texto del Código de
Ética del Poder Judicial de la Federación respecto a la ética señala:
“Si bien la ética se traduce en un comportamiento humano que se caracteriza
en ser unilateral, inherente a la conciencia del sujeto y sólo imperativo para él,
resulta vital para la sana convivencia dentro de una colectividad, y
particularmente importante en la función judicial para la trascendencia social que
adquiere (…)”

A través del documento denominado “Declaración de Deberes”, el organismo


señala que la “Roseta” que portan con orgullo los integrantes del Colegio, es
señal de pertenencia a la Barra Mexicana, y distintivo que simboliza el
reconocimiento a las normas establecidas en dicho Código de Ética. es signo
distintivo que se otorga a sus afiliados y se recibe como signo del compromiso
asumido para respetar y hacer respetar el Código de Ética.
Inventario Conceptual

Antes de empezar a desarrollar el tema, se detallarán cada uno de los principios


dentro de los cuales se encuentran los universales, que son propios de la
Deontología en general, pero también haremos alusión a los propios de la
Deontología del Abogado y así mismo señalaremos algunos casos concretos
derivados de la práctica de la profesión del Derecho en la sociedad, y en los
cuales tienen aplicación, siendo estos principios los siguientes:

-Principios universales y los generales sectoriales de la Deontología.


-Principio de independencia y libertad profesional.
-Principio de dignidad y decoro profesional.
- Principio de diligencia, corrección y desinterés.
- Principio de información y de reserva.
- Principio de Lealtad procesal.
- Principio de colegialidad.
- Principio de humildad profesional (el cual agregamos de nuestra parte).

En cuanto al Principios de Dignidad y Decoro hay necesidad de determinar que


se entiende por dignidad, y que por decoro. Comúnmente estos dos vocablos
han sido utilizados y comprendidos como sinónimos, ya que ambos se refieren a
la forma o manera como vive y se comporta el ser humano.

La primera palabra aplicada al profesional hace alusión a la forma de


comportamiento del profesional del Derecho que debe de estar caracterizada por
la excelencia, la seriedad e incluso el decoro. Este segundo vocablo, lo podemos
entender, como un comportamiento digno, en donde se encuentran presentes el
pudor y la decencia.
Probidad intelectual
Principios universales y los generales sectoriales de la Deontología. Carlo Lega
nos dice, por principio de cuentas nos comenta, que no existe un acuerdo total
respecto a la terminología aplicada a este tipo de principios, que por su
naturaleza lo son de la Deontología profesional en general y en vía de
consecuencia consideramos que también resultan válidos para la Deontología
del Abogado; además agrega, que se pueden subdividir en dos tipos, en el
primero se encuentra el principio de obra según ciencia y conciencia, y en el
segundo está ubicado el de probidad profesional; por otra parte, pero dentro de
esta misma clasificación, encontramos a los principios generales sectoriales, que
como su nombre lo indica, tienen un contenido y aplicación limitada a varias
profesiones pero no a todas y materialmente no se encuentran presentes de
igual manera en cada una de ellas, un ejemplo de esto, lo encontramos en el
principio de colegialidad, que aunque está presente en varias profesiones, no se
materializa de igual manera en los Médicos, que en los Abogados o que en los
Ingenieros; y finalmente también están algunos principios deontológicos de una
profesión en particular, tal es el caso, nos dice el autor que estamos citando, del
principio de lealtad procesal, que es propio de la Deontología del Abogado.

Rechazo a actos delictuosos.


Los profesionistas serán civilmente responsables de las contravenciones que
cometan en el desempeño de trabajos profesionales, los auxiliares o empleados
que estén bajo su inmediata dependencia y dirección, siempre que no hubieran
dado las instrucciones adecuadas o sus instrucciones hubieren sido la causa del
daño.

El abogado ha de velar porque su cliente guarde respeto tanto a los jueces y


otros funcionarios, cuanto a la contraparte, a sus abogados y a los terceros que
intervengan en el asunto, y porque no ejecute actos indebidos. Si el cliente
persiste en su actitud reprobable, el abogado debe renunciar al patrocinio.

Reserva y secreto profesional.


Este tema está contenido en el Principios Deontológico de Información y
Reserva.

Al igual que en los demás principios, en éstos de información y reserva,


tomaremos como base las ideas de Carlo Lega. El primero de estos principios o
sea el de información consiste, en el deber deontológico que tiene el Abogado de
brindar a su cliente y a sus colegas cuando el caso así lo amerite, todas las
informaciones, datos, y noticias que se encuentren derivadas del asunto que se
le confió o que se le va a confiar.

El decálogo del Abogado.

Decálogo de Ángel Ossorio y Gallardo (1873.1946)


Abogado Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (1930-1933)

I. No pases por encima de un estado de tu conciencia.


II. No aceptes una convicción que no tengas.
III. No te rindas ante la popularidad ni adules la tiranía.
IV. Piensa siempre que tú eres para el cliente y no el cliente para ti
V. No procures nunca en los tribunales ser más que los magistrados pero no
consientas ser menos.
VI. Ten fe en la razón que es en lo que general que prevalece.
VII. Pon la moral por encima de las leyes.
VIII. Aprecia como el mejor de los textos el sentido común.
IX. Procura la paz como el mayor de los triunfos.
X. Busca siempre la justicia por el camino de la sinceridad y sin otras armas que
las de tu saber.
Decálogo del Abogado de Eduardo J. Couture (1904-1957)
Abogado Catedrático del Derecho Procesal de la Universidad de Montevideo,
Uruguay.

I. Estudia. El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos


serán cada día un poco menos Abogado.
II. Piensa, El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
III. Trabaja. La Abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la Justicia.
IV. Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en,
conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por la Justicia.
V. Sé leal. Leal como tu cliente al que no puedes abandonar hasta que
comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando el sea
desleal contigo, Leal para con el Juez que ignora los hechos, y debe confiar en lo
que tú le dices y que, en cuanto al Derecho, alguna que otra vez debe confiar en
el que tú le invocas.
VI. Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea
tolerada la tuya.
VII. Ten paciencia. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su
colaboración.
VIII. Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia
humana; en la Justicia, como destino normal del Derecho, en la Paz como
substitutivo bondadoso de la Justicia; y sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la
cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz.
IX. Olvida. La Abogacía, es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras
llenando tu alma de rencor llegaría un día en que la vida sería imposible para ti.
Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
X. Ama tu profesión. Trata de considerar la Abogacía de tal manera que el día
que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti
proporcionarle que sea Abogado.

Los cinco principios Éticos más importantes, para el abogado son:

1.- Ejercicio libre de la profesión.


El código ético del abogado considera el libre ejercicio de sus funciones, sin
presiones de ningún tipo, un abogado puede decir si acepta o no un caso, goza
de plena libertad para realizar acciones que necesite para seguir, respetando la
ley, para defender a su cliente. El abogado tiene total independencia para
rehusarse a tomar o seguir un caso. Los cinco principios Éticos más importantes,
para el abogado son:

2.-Mantener el secreto profesional.


El código de ética profesional del abogado menciona que el abogado tiene la
obligación de mantener en privado cualquier comunicación o información que
reciba de su cliente. Es por esto que no debe aceptar casos en contra de un
cliente anterior, sin importar si se trata del mismo procedimiento en que le
defendió, u otro nuevo y así evitar que se utilice en su contra, la información
recibida bajo secreto profesional.

3.-Informar al cliente.
El abogado debe definir sus honorarios y posibles gastos al cliente. Debe
explicar las costas por desestimación, así como la viabilidad de las acciones o
recursos a interponer. Aunque no es obligatorio, el código ético del abogado
recomienda realizar una hoja de encargo que refleje el presupuesto y las
actuaciones a seguir. Así como también, el abogado debe informar al cliente de
posibles relaciones personales, familiares o de amistad con la parte contraria,
que pudieran afectar el caso.

4.-Solicitar la venia del abogado anterior que llevaba el caso.


El cliente tiene derecho a cambiar de abogado en cualquier momento, pero al
contratar un nuevo abogado, este debe solicitar la venia al anterior. Si el nuevo
abogado no puede ponerse en contacto con el anterior, puede solicitar la venia al
Colegio o decano. El abogado anterior, por su parte, está obligado a entregar
toda la información y documentación que posea sobre el caso.

5.-Comunicar cualquier cambio al abogado contrario.


Los principios éticos del abogado indican que este solo se relacionará con la
parte contraria a través de su abogado. La comunicación entre ambos es
confidencial, a menos que exista un acuerdo que indique lo contrario. A su vez,
el abogado debe comunicar lo antes posible a la parte contraria cualquier cambio
del cliente si se está negociando un acuerdo.

-Origen e historia de la Ética Profesional en la carrera de


Derecho

La relación entre ética y derecho constituye un antiguo y animado tema de


filósofos y juristas; pero también de políticos y educadores.
Se trata de un asunto constante y relevante, que contribuye a desentrañar el
sentido histórico y actual de un sistema jurídico, y suele concurrir en su
desarrollo.
A menudo, la reforma del derecho corresponde a una modificación en las
convicciones éticas y prevalecientes; entonces el proceso legislativo sirve como
cauce —o así se entiende y se dice— a un progreso moral: sea que lo recoja,
sea que lo propicie.
El derecho es un conjunto de normas que rigen la conducta humana y en esto se
parece a la Ética, sin embargo, difieren entre las normas propias de cada una.

Existen cuatro diferencias principales:


a. Las normas de la Ética son autónomas (cada individuo debe darse sus normas
propias) y las del Derecho son heterónomas (las normas provienen de una
autoridad diferente al individuo).
b. Las normas de la Ética rigen aspectos internos y las del Derecho aspectos
externos.
c. Las normas de la Ética son unilaterales (el cumplir una norma no implica el
surgimiento de un derecho o una obligación por parte de otras personas), y las
del Derecho son bilaterales (una obligación implica un derecho y viceversa).
d. Las normas de la Ética son incoercibles (aún cuando tienen un carácter
obligatorio, generalmente no conllevan un castigo explícito en el caso de no
cumplirlas) y las del Derecho son coercibles (la autoridad que ha establecido
ciertas normas civiles, tiene la facultad de exigir el cumplimientos de ellas, y para
llevar a cabo dicha tarea, impone vigilancia, fiscalización, sanciones, etc.).

Justificación de la importancia de la Ética profesional

Hemos hablado del origen e historia de la ética en la profesión de derecho, así


como de los principios aplicables a la ética y la deontología. Dado por hecho este
preámbulo, la ética profesional es tan importante en el desarrollo profesional de
cualquier profesión, especialmente en Derecho. Como se mencionó
anteriormente nuestra profesión requiere de principios éticos, que coadyuvaran
por mencionar, a forjar el comportamiento profesional digno, basado en los
Principios de Dignidad y Decoro. Si bien interviene la voluntad de cada individuo
en el cómo actuar, estos principios formarán los criterios generalmente son
aceptados para formar una ética profesional, en la que cada profesionista pueda
conducirse con seguridad, al estar cumpliendo con un estándar aprobado. Lo
anterior no solo fortalecerá el actuar del individuo, o la confianza en el gremio,
sino que también le proveerá una gratificación interna, al resultarle adecuado su
actuar, otorgándole seguridad y bienestar propio y el reconocimiento de la
sociedad, situaciones que lo conducirán a seguir en la forja de su carácter ético
profesional. Por último, el que alguien actúe de manera ética profesionalmente,
también debe ser reconocido por lo colegas, clientes, maestros y terceros. Lo
que magnificara la satisfacción personal y profesional, generando un modelo a
seguir a su alrededor.

Valores y su prioridad en el ejercicio de la profesión

Hablando de los principios propios del Abogado, así como también de los valores
en los que se basa esta profesión, reconocemos que, en su actuación
profesional, todo abogado tiene el deber de ceñirse a los siguientes principios:

DILIGENCIA: mostrando disposición de hacer con prontitud e interés,


conocimiento y pericia, las cosas que se tienen que hacer;
PROBIDAD: desplegando una conducta guiada por el convencimiento de
hallarse asistido de la razón, cumpliendo cabalmente con los deberes, sin
incurrir en actuaciones abusivas o inmorales;
BUENA FE: ajustando su conducta al modelo de comportamiento admitido
como socialmente correcto, bajo el convencimiento propio de que así debe ser;
LIBERTAD E INDEPENDENCIA: asumiendo con responsabilidad la decisión
de actuar de una manera o de otra, o de no hacerlo, sosteniendo las opiniones
propias y ejecutando los actos sin admitir intervención ajena en la decisión de
llevarlos a cabo.

Basamos nuestra profesión en los siguientes valores:


JUSTICIA: reconociendo la dignidad intrínseca de todos los individuos como
sustento de los derechos, actuar en busca de su plena realización,
coadyuvando en la obtención de lo que a cada uno corresponde en atención a
las circunstancias del caso concreto, exigiendo la efectiva realización de los
derechos de unos sin detrimento de los derechos de los demás, procurando
evitar los conflictos o resolviéndolos con equidad;
LEALTAD: observando los propios deberes y contribuyendo a la salvaguarda
de los intereses cuyo cuidado le sean confiados, haciendo uso de los medios
legítimos, con independencia de los resultados;
HONRADEZ: siendo intachable en su actuar, sin acudir a medios impropios
para obtener los resultados que podrían esperarse de su actuación;
DIGNIDAD: respetándose como individuo y como profesionista y exigiendo de
los demás el respeto debido;
RESPETO: guardando las consideraciones debidas hacia los demás, hacia las
instituciones y normas, sin incurrir en abuso.

Los cinco principios Éticos más importantes, para el abogado son:

1.- Ejercicio libre de la profesión.


El código ético del abogado considera el libre ejercicio de sus funciones, sin
presiones de ningún tipo, un abogado puede decir si acepta o no un caso, goza
de plena libertad para realizar acciones que necesite para seguir, respetando la
ley, para defender a su cliente. El abogado tiene total independencia para
rehusarse a tomar o seguir un caso.
2.-Mantener el secreto profesional.
El código de ética profesional del abogado menciona que el abogado tiene la
obligación de mantener en privado cualquier comunicación o información que
reciba de su cliente. Es por esto que no debe aceptar casos en contra de un
cliente anterior, sin importar si se trata del mismo procedimiento en que le
defendió, u otro nuevo y así evitar que se utilice en su contra, la información
recibida bajo secreto profesional.
3.-Informar al cliente.
El abogado debe definir sus honorarios y posibles gastos al cliente. Debe
explicar las costas por desestimación, así como la viabilidad de las acciones o
recursos a interponer. Aunque no es obligatorio, el código ético del abogado
recomienda realizar una hoja de encargo que refleje el presupuesto y las
actuaciones a seguir. Así como también, el abogado debe informar al cliente de
posibles relaciones personales, familiares o de amistad con la parte contraria,
que pudieran afectar el caso.

4.-Solicitar la venia del abogado anterior que llevaba el caso.


El cliente tiene derecho a cambiar de abogado en cualquier momento, pero al
contratar un nuevo abogado, este debe solicitar la venia al anterior. Si el nuevo
abogado no puede ponerse en contacto con el anterior, puede solicitar la venia al
Colegio o decano. El abogado anterior, por su parte, está obligado a entregar
toda la información y documentación que posea sobre el caso.
5.-Comunicar cualquier cambio al abogado contrario.
Los principios éticos del abogado indican que este solo se relacionará con la
parte contraria a través de su abogado. La comunicación entre ambos es
confidencial, a menos que exista un acuerdo que indique lo contrario. A su vez,
el abogado debe comunicar lo antes posible a la parte contraria cualquier cambio
del cliente si se está negociando un acuerdo.

Participación de los profesionales en Derecho, respecto a la


responsabilidad social.
Hoy que se ha puesto de moda hablar de la responsabilidad social es bueno
saber en qué consiste la responsabilidad social de nosotros, los abogados. De
plano no se refiere a nuestra relación con los clientes ni la que tenemos con
nuestros colegas. Tampoco a la visión reduccionista que la identifica con la
defensa gratuita de los derechos de personas que carecen de recursos.

Veamos el tema en su real dimensión. La responsabilidad, en general, es clave


para el funcionamiento de la sociedad y del propio Derecho, porque en esencia
el tema se encuentra ligado a la aceptación y el respeto del otro. Una profesión
que carece de una proyección en la sociedad se descalifica a sí misma y a la
larga se autodestruye. Por ello, la responsabilidad social del abogado es
importante no solo por razones éticas, sino por elementales razones prácticas.
Esta línea de pensamiento me recuerda las reflexiones de Umberto Eco, quien
afirmaba que el vértigo tecnológico en el que vivimos no nos puede conducir al
laberinto existencial de creer que podemos prescindir del otro. “Es el otro, su
mirada, lo que nos define y nos forma”. Porque sin el otro o los otros, y la
legitimidad que ellos nos confieren, no hay posibilidades de un éxito sostenible
en ninguna profesión y menos la de abogado.
Pero vayamos al punto; en primer lugar ¿frente a quién es responsable el
abogado?, pues frente a la sociedad, porque la primera de sus obligaciones es
contribuir a que el Derecho funcione. Desde luego, si el abogado concibe el
Derecho y la abogacía de una manera meramente instrumental, pensará que su
fin es solo ganar dinero. Sin embargo, una mirada institucional de la profesión,
una visión más allá de uno mismo, nos conduce a identificar nuestro papel en la
sociedad. Porque el Derecho no puede ser visto simplemente como un cúmulo
de conocimientos técnicos para el éxito personal. Una mirada de este tipo,
ceñida estrictamente al utilitarismo, actúa socavando la confianza social en la
abogacía.
En el terreno práctico ¿cómo se concreta nuestra responsabilidad social?, pues
comprometiéndonos a: 1) participar activamente en el mejoramiento de la
profesión, lo cual se consigue con programas de capacitación continua y un
efectivo control de las inconductas; 2) participar en el patrocinio de causas
vinculadas al interés público, lo que se conoce generalmente como servicios
legales pro bono (latín de “por el bien público”), compromiso que cualquier
abogado, independientemente de su experiencia y estatus, puede asumir; y, 3)
participar en el mejoramiento del sistema legal y judicial por nuestra particular
ubicación, que nos permite identificar deficiencias en el sistema.
En suma, acciones enderezadas a que cada vez un mayor número de personas,
sobre todo aquellas que se encuentren en situación de vulnerabilidad o exclusión
social, tengan un efectivo acceso a la justicia; que las libertades y los derechos
de igualdad sean realmente efectivos, principalmente para los sectores
marginados y, en general, todo esfuerzo por consolidar el Estado de Derecho y
garantizar los derechos humanos.
Hoy que el utilitarismo es exaltado como modelo de cultura del éxito, hay que
afirmar que este es un éxito fugaz, barato. El verdadero éxito, el más
permanente, está en el cumplimiento de nuestra responsabilidad social.

-Dilemas éticos comunes en el campo laboral

El abogado debe afrontar el dilema de ofrecer un escenario de victoria al


cliente o, por el contrario, una previsión fatalista. No es fácil cuando de ello
depende el éxito económico de la actividad profesional. La profesión de abogado
bajo el peso práctico de medidas de supuesta agilización procesal que
encarecen el litigio, el dilema ético brota tras exponer el cliente su problema,
momento en que el abogado se ve obligado a asesorarle sobre si hay que
embarcarse en un pleito o si por el contrario hay que soportar la situación.
Guerra o retirada.
La decisión no es fácil y el cliente la tiene que adoptar, el abogado debe
asesorarle sobre las posibilidades razonables de victoria e incluso con suma
prudencia exponerle un pronóstico orientativo, con indicación de las
consecuencias de los escenarios posibles. Bien sea la posible derrota con
imposición de costas y pérdida de tasas judiciales, unido al pago del acopio
previo de pruebas documentales o pericias de parte. O bien, la posible victoria
con recuperación de costas (quizás no todas), e incluso, cabe la victoria parcial
(con mayor o menor beneficio) o incluso pírrica (ganar el pleito aun a costes
desproporcionados), y en todo caso, con la sentencia caliente en la mano, tendrá
que informar al cliente en ocasiones de que es punto y final al litigio, pero en
otras de punto y seguido. Es decir, informarle de que se ha ganado o perdido la
batalla, pero no la guerra, pues puede haber recursos de apelación o casación, e
incluso incidentes de ejecución que prolongarán la agonía por mucho tiempo.
Este interesante tema, tras conversar con dos honrados y solventes
abogados administrativistas, que me confesaron por separado que de cada
cuatro clientes que se asomaban por el despacho, tres de ellos desistían del
litigio tras exponerles el abogado con franqueza la realidad detallada de costes
económicos hasta tener la solución definitiva, tanto si se ganaba como si se
perdía (costes de pruebas previas, tasas, pericias, costas procesales, etc.), a
veces el “consentimiento informado»” lleva al paciente a desistir de la cirugía y al
cliente a desistir del litigio.

Veamos con detalle las caras del problema ético para el abogado:

Más allá de los dilemas clásicos del abogado, (¿asunto de su especialidad?,


¿conflicto de intereses?, ¿cliente difícil?, etc.), uno de los dilemas éticos más
comunes del abogado, actualmente radica en su manera de afrontar el escenario
de incertidumbre del desenlace propio de todo litigio.
El abogado puede mostrar la botella medio llena o medio vacía. El dilema
ético radica en cierto “conflicto de intereses subyacentes” ya que, si se ofrece un
escenario excesivamente optimista y con altas probabilidades de victoria,
contará con un cliente que seguirá su consejo y su labor e ingresos profesionales
se incrementarán. En cambio, si le ofrece un escenario pesimista y con altas
posibilidades de derrota, el cliente pagará la consulta y el abogado no tendrá
ocasión de afrontar un proceso ni cobrar por ello, se estrecharán las manos y si
te he visto, no me acuerdo.
En suma, el abogado debe examinar desinteresadamente el litigio y ponerse
en la situación del cliente, preguntándose qué haría él si tuviera que decidir por
su propio interés si embarcarse o no en un litigio de abogacía egoísta
Lo cierto es que el mayor error de un abogado novicio es asegurar al cliente
que el pleito está ganado o perdido con seguridad puesto que hay tres factores
de interferencia entre el derecho invocado por el abogado y la Justicia que
tuercen el rumbo del destino que resultaría en una aséptica aplicación del
Derecho positivo.

-Responsabilidad social, sociedad civil y profesión.


Conclusiones
Hoy la responsabilidad social es un tema muy relevante; sin duda, es transversal
a todas las profesiones. El derecho, y en particular el ejercicio de la abogacía, no
pueden permanecer ajenos a ello. Nuestra futura profesión es una herramienta
valiosa y eficiente en la búsqueda del bien común, entendida su trascendencia
puede identificarse fácilmente el rol social de la carrera. La abogacía viene
evolucionando a través de la reivindicación de la ética y el profesionalismo de la
carrera busca recuperar el prestigio de la abogacía en el país, movilizando así a
la opinión pública y transmitiendo una imagen más solidaria, a la vez que
humana, y más cercana a los necesitados de amparo jurídico.

Por una parte, y en el caso que nos ocupa, se parte de la relación que existe
entre la ética y la moral en el ejercicio profesional. Si tomamos como
antecedentes los referentes incuestionables de la deontología jurídica con el
deber moral de los operadores jurídicos, se puede observar que la ética se
ocupa de analizar qué valores deben estar presentes y las metas que se deben
alcanzar en el ejercicio de su profesión. En la misma línea, la ética profesional,
está íntimamente relacionada con la moral personal y colectiva. Este
razonamiento parte de la consideración que defiende que el abogado debe tener
presente que es un servidor de la defensa legítima de los derechos de su cliente
y por tanto, la relación de confianza y de responsabilidad debe primar en todo
caso, unido al respeto por su dignidad personal.

El objetivo de la ética no es otra que la de dotar de respuestas a los actos


asumidos por la moral del sujeto. Un análisis sobre el tema que nos ocupa,
quedaría abreviado en la reflexión que hace la profesora Cortina Orts (Cortina
Orts, 1989), cuando defiende que “la ética a diferencia de la moral, tiene que
ocuparse de lo moral en su especificad, sin limitarse a una moral determinada,
tiene que dar razón del porqué de la moral”. O bien, lo que otros autores como
Gutiérrez (Gutiérrez Sáenz, 2005), entiende cuando defiende que la ética “trata
de emitir juicios sobre la bondad o maldad moral de algo, pero dando siempre la
causa o razón de dicho juicio”
Entendida la ética como el comportamiento o conducta que tiene el ser humano
ante el grupo social, permite hacernos una breve idea de la ética que debe tener
el abogado como servidor de la justicia y colaborador de la Administración de
Justicia. En consecuencia, la labor del abogado quedaría resumida en el deber
de salvaguardar y garantizar con obediencia las normas jurídicas-morales así
como, la tutela judicial efectiva de todos los ciudadanos, empleando en todo
caso, los medios éticos-legales de los que dispone.
REFERENCIAS:
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Bien común. Vol.13 (151). [archivo PDF]. Recuperado de
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 Código de Ética - Barra Mexicana de Abogados, http://www.bma.org.mx ›


codigo-de-etica---xii-2016-PDF

 Cruz Barney, Óscar, La abogacía: su responsabilidad social y el sistema


pro bono, Investigador en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
UNAM,
https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/hechos-y-derechos/article/vie
w/7252/9188#:~:text=La%20colegiaci%C3%B3n%20obligatoria%20de%2
0la%20abogac%C3%ADa%20es%20el%20medio%20id%C3%B3neo,bo
no%20organizado%2C%20medible%20y%20reportable.

 http://congreso.investiga.fca.unam.mx/docs/xviii/docs/16.14.pdf

 JOSÉ R. CHAVES. (2014). El gran dilema ético que comparten abogados


y pescaderos. 2014, de delaJusticia.com Sitio web:
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 PRINCIPIOS ÉTICOS DEL ABOGADO,


https://cursos.aiu.edu/Etica%20Juridica/PDF/Tema%203.pdf

 Universidad del Valle de México (Productor). (2018). La sociedad civil y la


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https://blog.lemontech.com/valores-de-un-abogado/

 Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Derecho, División


de Universidad Abierta, Ética profesional del jurista, Segundo semestre,
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