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gruñón.

9. Todas las drogas tienen el mismo poder adictivo: El poder de


adicción de una droga es mayor en la medida que involucre selectivamente a
ciertos receptores de dopamina. Si utiliza otros sistemas químicos cerebrales
el poder adictivo cambia. La cocaína es más adictiva que el tabaco y el
alcohol; la marihuana utiliza el sistema de la anandamida, es menos adictiva;
la heroína activa el sistema opioide cerebral y su mecanismo de acción en el
cerebro es diferente. El poder adictivo de cada droga depende de su dosis y
de los mecanismos que tiene el organismo para eliminarla, además, la edad y
sexo de quien la consume influyen en el proceso de adicción. Por lo anterior,
no todas adicciones son las mismas y por lo tanto, los principios para el
manejo y atención de un paciente con adicción deben ser distintos y
especializados.
10. 10. Te amo con todo mi corazón: El amor es una interacción directa
entre la liberación de dopamina, endorfinas. Comunicación directa entre el
sistema límbico y la corteza cerebral. Amamos con el hipotálamo,
etiquetamos nuestro cariño con el sistema límbico, memorizamos los besos
en el hipocampo, sentimos caricias con el lóbulo parietal, se nos va la parte
inteligente, la corteza prefrontal del cerebro, entre más enamorados estamos,
tomamos decisiones terribles y sin lógica. La amígdala genera conductas, los
ganglios basales interpretan gestos y ademanes. La ínsula responde a las
emociones inmediatas. El VTA y el cíngulo se excitan y finalmente el lóbulo
temporal asocia las palabras, la música y prosodia. El corazón no realiza estos
procesos, amamos y sufrimos con el cerebro.

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15 COSAS QUE PODEMOS HACER PARA MEJORAR EL CEREBRO

1. Comer menos alimentos adictivos

Comer helado, chocolate y papas fritas tiene algo en común en el cerebro: incrementar la
dopamina, el neurotransmisor responsable de la felicidad; estos son los alimentos que
más rápido generan adicción. Desde la infancia descubrimos que comerlos nos genera
mucho placer. Sin embargo, después de los 30 años de edad, el metabolismo se hace
lento, tendemos a subir más rápido de peso, aun a pasar de hacer mejores dietas o más
ejercicio. Comer estos alimentos que generan adicción tiene el problema de ganar calorías
fácilmente, y en la etapa adulta subimos más rápido de peso. Por eso, aunque nos den
felicidad, es necesario saber controlar su ingesta, nuestra salud lo agradece.

2. Un café para el cerebro: menos demencia senil

Estudios recientes indican que tomar de 2 a 3 tazas de café al día disminuye la


probabilidad de padecer Alzheimer, enfermedad que se caracteriza por olvidar los hechos
más recientes de la vida. La cafeína, que es el químico activo del café, incrementa la
actividad neuronal. Un buen hábito puede ser tomar café gradualmente, sin exagerar, sin
caer en la adicción, para activar nuestras neuronas.

3. El ejercicio cambia positivamente al cerebro

Realizar actividades aeróbicas con regularidad incrementa la función cardiovascular,


muscular y hormonal, además de que se oxigena mejor al cerebro. Se produce un estado
neuroquímico fascinante, incrementa las endorfinas, dopamina, factores de crecimiento y
la anandamida, lo cual nos permite estar felices, nos cambia la actitud a un estado
positivo de felicidad y nos disminuyen los dolores. Hacer ejercicio en forma rutinaria
incrementa la atención, la memoria y el aprendizaje. Una persona que corre, baila o hace
aerobics tiene una mayor conexión entre sus neuronas.

4. Reír más para dormir mejor

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Las personas que ríen más tienen una mayor cantidad y calidad de sueño reparador, el
sueño que nos hace descansar. Soñar también contribuye a mejorar la memoria, nos
garantiza aprender más. Reír tiene efectos a corto plazo: una sesión de risas antes de
dormir genera un relajamiento intenso, garantiza entrar más rápido al sueño MOR… es
más fácil llegar a los sueños. Reír por las noches tiene muchos impactos positivos:
disminuir la tensión, cambiar la liberación de sustancias neuroquímicas estresantes y
ayudar a envejecer menos. Además de contribuir a iniciar el siguiente día con mejor
actitud.

5. Flavonoides para las neuronas para que se conserven jóvenes y


funcionales

Las moléculas denominadas flavonoides son abundantes en el vino, las verduras, las
frutas, el café, chocolate, en las infusiones para preparar té. Estas moléculas capturan
radicales libres, es decir retrasan el envejecimiento. Además de incrementar nuestro
sistema inmunológico en su función y otorgar más sangre al cerebro. Estudios recientes
indican que los flavonoides favorecen la recuperación en procesos de lesiones cerebrales
y mejoran la actividad de memorizar. Un copa de vino, un té o comer arándanos o fresas
tienen efectos benéficos en el cerebro.

6. Meditación para mejorar la actividad neuronal

Meditar tiene efectos muy benéficos e irreversibles en el cerebro. Realizar una


meditación de 30 a 40 minutos al día gradualmente disminuye la actividad de las áreas
cerebrales relacionadas con la agresión y la violencia. Estudios de resonancia magnética
han demostrado que personas que promedian entre 5 a 8 años de meditación han logrado
disminuir de tamaño de la amígdala cerebral, estructura del cerebro que inicia las
conductas de enojo, asco y violencia. Es decir, meditar otorga a nuestro cerebro
tranquilidad, un mejor estado de ánimo y modificar la anatomía para ser más tolerantes
ante la adversidad social.

7. Hacer buenos hábitos le toma su tiempo al cerebro

Un buen deseo que se convierte en un excelente hábito lleva un proceso de construcción


de 28 a 30 días para consolidarse en nuestro cerebro. Decidir cambiar nuestra actividad

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no depende del deseo, depende de hacerlo y estar convencidos de lograrlo. Llegar al éxito
programado tiene necesariamente un cambio cerebral. Las decisiones de bajar de peso,
aprender otro idioma, regresar a los estudios, provocan cambios en las comunicaciones
neuronales, en forma gradual y progresiva. Si hay una retroalimentación positiva el
proceso se favorece, sin embargo, el cansancio, la aparición de otras necesidades, el
olvido o las críticas negativas, hacen olvidar el objetivo inicial. Entre más repiten una
actividad con emoción positiva se conectan más neuronas con mayor eficiencia, después
del día 28, el proceso es irreversible, el hábito se logra. Las redes neuronales funcionan
con eficiencia. Es decir, un hábito depende de un periodo crítico, saberlo llevar permitirá
consolidarlo.

8. Aprender, aprender y aprender: hace funcionar mejor al cerebro

Un proceso que se realiza como leer, analizar y recordar hace que el cerebro siempre esté
conectado. Entre más se ocupan las neuronas, éstas responden conectándose más entre
sí. Aprender 3 cosas al mes garantiza un cerebro muy activo, jovial y dinámico. Un
nuevo reto produce aprendizaje, el cual ya no se pierde. Independientemente de la edad,
el cerebro puede seguir aprendiendo, evidentemente lo realiza más rápido en la infancia,
sin embargo este proceso madura y puede hacerse más eficiente en los adultos. Un
cerebro que aprende difícilmente se enferma. Los viajes, nuevos sabores, conocer
personas, resolver problemas tienen un resultado favorable: conectan mejor al cerebro y
en consecuencia otorgan una capacidad para mejorar sus decisiones.

9. Fumar menos para vivir más

El cerebro es uno de los órganos que recibe con mayor impacto negativo el efecto del
tabaquismo. Fumar produce un compuesto, la carboxihemoglobina, el cual en la sangre
tiene efectos negativos que repercuten en todo el organismo, sin embargo a nivel
neuronal disminuye la vida de estas células. Fumar de 2 a 3 cigarrillos al día durante un
año es capaz de reducir hasta 10 años la vida del cerebro. El proceso es irreversible.
Todos los días en forma natural perdemos entre 5 a 15 mil neuronas, una persona que
fuma hace que esta pérdida sea de 30 a 70 mil neuronas.

10. Abrazar más para una mejor salud

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Abrazar, besar, saludar, tener un orgasmo tienen efectos semejantes en el cerebro: liberar
oxitocina. Esta hormona es la que produce la sensación de apego. La oxitocina disminuye
la ansiedad, el estrés. Tener niveles elevados de oxitocina nos hace decir más la verdad.
Nos hace sociables, nos quita la expresión de irritabilidad. Un hábito necesario en la vida
es abrazar y besar más, nos garantiza una mejor salud mental.

11. Enojarse menos y jerarquizar los problemas: un cerebro más


sano

Enojarnos no es malo pero prolongar el enojo, sí. El cerebro está capacitado para
reaccionar con irá ante lo adverso, ante la injusticia o ante una amenaza. Un problema
común que solemos hacer es prolongar el tiempo de nuestra molestia, haciendo un
proceso crónico. Esto modifica nocivamente la neuroquímica cerebral y las conexiones
neuronales que a largo plazo pueden ser perjudiciales. Algunas vías neuronales se
sobreactivan predisponiendo un estado de hipervigilancia, estrés y molestia,
prevaleciendo un estado en que se considera que todo es una amenaza constante. Por lo
tanto, es mejor jerarquizar nuestros problemas, atender lo que sí es necesario y saber
diluir con el tiempo. No todos los problemas en la vida tienen la misma importancia. Es
necesario focalizar lo necesario. Es decir, es preciso escoger nuestras batallas. Un cerebro
maduro y sano sabe cuándo es importante enojarse y cuándo atenuar.

12. No te lleves trabajo a casa: saber descansar es la base de una


buena salud mental

Trabajar en tiempo destinado al descanso es un desgaste nocivo para el cerebro. Utilizar


las vacaciones o fines de semana para adelantar trabajo no nos hace más eficientes.
Indica que no sabemos organizarnos. Sin embargo, en el fondo, el cerebro aprende a
trabajar de esta forma y continúa su vida predisponiéndose a la depresión, al estrés
crónico y a no disfrutar sus éxitos. Las personas que se llevan la oficina a la casa tienen
antecedentes de problemas con la pareja o la familia y tienen un mayor riesgo a
enfermarse. Descansar no es perder tiempo, es una necesidad.

13. El celular motivo de muchas discusiones: todo con medida

Sabemos comprar, personalizar, utilizar y manejar un teléfono celular, pero en contraste

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