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LAS FUNCIONES GRAMATICALES

OBJETIVOS.

Introducir a los alumnos en el conocimiento de las teorías sintácticas contemporáneas;


fundamentalmente de aquellas que tienen una concepción funcional del lenguaje.
Presentar la teoría correspondiente a la distinción entre predicados, argumentos, operadores,
variableS y cuantificadores.
Estudio de los conceptos de sujeto, predicado y complementos a la luz de la psicología de la forma.

ESQUEMA.

1. El concepto de función en sintaxis.

2. Criterios tradicionales en el estudio de las funciones sintácticas.


2.1. Criterios semánticos.
2.2. Criterios formales.
2.3. Criterios comunicativos.

3. Predicados, argumentos y satélites.

4. Funciones sintácticas y leyes perceptivas: la lingüística perceptiva de A. López García.

CONTENIDOS BÁSICOS.

1. EL CONCEPTO DE FUNCIÓN EN SINTAXIS.

Ya señalamos en su momento que en la tradición gramatical europea toda la gramática queda


articulada en dos grandes apartados: Morfología y Sintaxis; y que el segundo apartado se concebía como
el estudio de las relaciones entre palabras en el marco formal dado por el concepto de oración. De manera
que en esta tradición la sintaxis se concibe como el estudio de las funciones gramaticales (o sintácticas) y
de las clases de oraciones. La historia de las teorías gramaticales ha ido acumulando conceptos más o
menos diferenciados a propósito de las funciones gramaticales, formulados desde distintos puntos de
vistas, y en cada momento dependientes de la concepción general que imperara sobre el lenguaje en
general y la gramática en particular. En la segunda mitad del siglo XX el estado de las cuestiones
sintácticas se complica enormemente, pues desde los orígenes de la Gramática Generativa, la sintaxis
suele ocupar un lugar central en mucha teoría lingüísticas; es más, muchas de ellas son exclusivamente
teorías sintácticas; y la avalancha de modelos teóricos afecta de tal modo al conjunto de la ciencia del
lenguaje, que en el momento actual sólo tiene sentido plantear las distintas teorías sintácticas u optar por
alguna de ellas que se considere más adecuada por alguna razón. Esto último es lo que haremos en este
tema, pues dejamos para otra asignatura la presentación de los diferentes modelos teóricos.

La gramática tradicional nos ha enseñado a identificar en toda oración conceptos como los de sujeto,
predicado y complementos; conceptos éstos definidos con una cierta mezcolanza de criterios que dan
cuenta tanto de una cierta falta rigor metodológico en algunos casos, como de la complejidad y dificultad
que implica dar explicaciones plenamente coherentes. Así, el sujeto de una oración se ha definido según
tres criterios, unas veces bien diferenciados, y las más de forma confusa y simplemente acumulativa. Del
sujeto se ha dicho que es:

• El agente (persona, animal o casa que realiza la acción significada por el verbo).
• El elemento formalmente marcado como tal (en nuestra lengua, el elemento que concuerda
en número y persona con el verbo)
• Aquello de lo que se habla o dice algo (frente al predicado que es lo que se dice de lo
anterior).
Conviven, como vemos, tres definiciones de sujeto que no han de coincidir necesariamente con
un mismo constituyente oraciones; y para ver esto claro bastan algunos ejemplos muy sencillos; si
observamos, en nuestra propia lengua, una oración activa y su correspondiente pasiva ya nos muestran
aparentes desajustes entre estos tres conceptos de sujeto, de forma que, por ejemplo:
a. El técnico reparó el ordenador
y
b. El ordenador fue reparado por el técnico,

nos hacen ver que el sujeto formal de a. es el agente y el elemento concordante, mientras que el sujeto
gramatical de b. es el objeto de a, y en este caso el sujeto formal no es el agente sino el paciente. Si,
además, nos preguntamos por el tercer concepto de sujeto (aquello de que se habla o dice algo), vemos
que si proyectamos sobre el primer ejemplo la pregunta ¿de quién o de qué se habla?, la respuesta es “del
técnico”; y si proyectamos la misma pregunta sobre la oración pasiva, hemos de concluir que diríamos
que hablamos del ordenador y no del técnico; o, lo que es lo mismo, que decimos algo del ordenador en b,
y decimos algo del técnico en a; hablamos de cosas diferentes. Y, sin embargo, también nos parece que
ambas oraciones son idénticas en cuanto a los contenidos referenciales.

Lo mismo podríamos decir del modo de explicar otras funciones gramaticales básicas como las
que se refieren a los complementos; el complemento directo se define nocionalmente diciendo que es el
complemento obligatorio de los verbos transitivos, que en algunas lenguas tiene una marca formal (el
acusativo en latín), y de él dice la gramática tradicional que cuando no aparezca ha de sobrentenderse
para la perfecta comprensión lógica de la oración; así, una oración como
a. En casa comemos a las tres,
nos ofrece las siguientes particularidades según la gramática tradicional:

- tenemos objeto lógico (comer en verbo transitivo).


- no tenemos ningún constituyente que represente al objeto.
- resulta que también hay un elemento que identificamos como aquellos de lo que se habla y
éste no es ni el sujeto ni el objeto, sino un elemento circunstancial.
- y resulta pertinente la siguiente objeción al análisis tradicional: ¿de qué sirve decir que hay
un complemento sobrentendido “algo” o “comida”, si está claro que de tal nunca quiso
hablar el emisor?, ¿por qué ha de explicar el análisis sintáctico lo que nunca quiso que
apareciera el hablante como parte de su discurso?, ¿por qué no explicar más bien la razón
por la que sólo aparecen esos elementos y no otros?

En la concepción tradicional de la gramática conviven, como decimos, tres criterios no bien


diferenciados para explicar las funciones gramaticales:

- Criterios lógico-semánticos.
- Criterios formales.
- Criterios comunicativos.

Y en la tradición logicista, además, el análisis sintáctico queda prácticamente reducido al análisis


de las funciones lógico-semánticas; lo que algunos autores han llamado una concepción sustancialista de
las funciones gramaticales. En palabras de R. Simone, “este tipo de concepción se basa evidentemente en
una análisis ontológico de la acción, o sea, en una descomposición idealizada de los ‘estados de cosas’,
de las situaciones extralingüísticas de las que el enunciado habla” (R. Simone, Fundamentos de
lingüística, pág. 289). La mayor limitación de esta concepción consiste, justamente, en haberse propuesto
como la única importante para el análisis sintáctico, y en su intento de reducir todas las particularidades
formales y funcionales de una oración al esquema lógico semántico subyacente. Veremos más adelante
que el aspecto del que se ocupa la teoría tradicional de las funciones sintácticas tiene sentido en un marco
teórico más amplio en el que puede ser integrada con pleno sentido.
2. PREDICADOS, ARGUMENTOS Y SATÉLITES.
En ciertas teorías gramaticales contemporáneas, que responden globalmente al concepto de
gramáticas funcionales, y que sólo en parte están vinculadas con la más clásica de las
escuelas funcionalistas que es el funcionalismo praguense, se partes de los siguientes
supuestos para la explicación de las funciones sintácticas:

• En todas las lenguas del mundo hay dos tipos de unidades fundamentales: nombres y
verbos; o mejor, en todas las lenguas del mundo se pueden identificas dos clases de
constituyentes oracionales básicos: aquellos que identifican entidades del mundo real, y
aquellos otros que identifican los procesos, estados o acciones en los que aparecen
implicados los primeros; en las lenguas, estas dos clases de unidades tienen su
representación categorial básica en la distinción entre nombres y verbos. Los nombres
sustantivos identifican entidades, y los verbos identifican los procesos, estados o acciones;
cada verbo puede ser, pues, considerado el espacio en el que los partícipes de los distintos
procesos aparecen implícitamente; los nombres no son ora cosa que la rotulación o la
identificación puntual e cada uno de sus partícipes. Así, por ejemplo, el verbo entregar,
implica tres partícipes. Podemos decir que entregar es un predicado con tres partícipes, que
en términos de lógica simbólica denominamos argumentos. Con la sencilla fórmula
f (x1... xn)
se explica que cada verbo es una función con un número determinado de argumentos;
entregar es una función o relación establecida entre x1, x2 y x3. Si convenimos en sustituir
los argumentos por nombres concretos, vemos que se trata simplemente de una operación
de identificación en la que x1 puede ser Juan, x2 puede ser un paquete y x3 el conserje; si,
además, rotulamos semánticamente los argumentos, tendremos que el conserje puede ser
agente o destinatario, que Juan puede ser agente o destinatario y que x2 ha de ser el objeto.

• Las predicaciones establecidas entre funciones y argumentos pueden globalmente ser


modificadas o determinadas por la indicación de las circunstancias espaciales y temporales
en las que sucede el acontecimiento representado. Es lo que tradicionalmente identificamos
como complementos circunstanciales, y que hemos de entender como elementos
extrapredicativos, o externos al espacio estricto de la predicación.

• Al hablar, fundamentalmente representamos para otros sucesos, acontecimientos o estados, y


comenzamos justamente por seleccionar el verbo adecuado, que posteriormente
completamos en su estructura semántica. Si se sigue este recorrido, la gramática puede dar
explicaciones de cómo es el proceso de construcción de una oración, como proceso de
superposición de distintos niveles funcionales, explicando estos niveles funcionales, según
su pertinencia o aportación propia en el complejo espacio pluridimensional que es una
oración.

• Los niveles funcionales diferentes nunca se conciben como el paso trasformatorio de uno a
otro, sino como espacios funcionales propios y pertinentes en sí mismo; es decir, que el
ejemplo citado En casa comemos a las tres, nunca se puede explicar en términos funcionales
diciendo que es la realización más o menos destartalada de algo así como Nosotros comemos
(¿algo?) a las tres en casa; sino que el hecho de que algún argumento no esté presente en la
secuencia real tiene su propia explicación funcional, y el orden de aparición de los
elementos también es funcionalmente pertinente. La teoría sintáctica debe ser lo
suficientemente completa como para dar cuenta de los valores funcionales de estos
fenómenos, que se conciben jerárquicamente organizados en algunos modelos. Así, según
Hengeveld, se han de tener en cuenta estos tres niveles de organización del enunciado:

- Nivel del acto de la enunciación, que caracteriza el enunciado como la


realización de un determinado acto de habla.
- Nivel del contenido proposicional representado como real o no real: es
decir, el nivel en el que el evento representado se presenta como real,
posible, irreal, etc.

- Nivel de la denotación de eventos, o nivel en el que se considera(n) el/los


acontecimiento(s) puro(s) localizados en el tiempo.

Son éstos, planteamientos que en la segunda mitad de siglo tienen su origen, entre otras fuentes,
en la moderna escuela de Praga; así es clásico el trabajo de F. Danes “A three levels approach to Syntax”,
donde propone un modelo de explicación sintáctica que distinga tres niveles funcionales diferentes:

• Nivel de la estructura gramatical de la oración.


• Nivel de la estructura semántica de la oración.
• Nivel de la organización del enunciado.
El nivel semántico atiende a las generalizaciones lingüísticas relevantes de los significados léxicos,
y donde son pertinentes categorías como actor, acción, resultado de la acción, determinaciones
circunstanciales, relaciones causales, finales y de consecuencia, etc. El nivel gramatical es autónomo y no
dependiente del contenido semántico, y especifica las particularidades formales que en cada lengua tiene
el nivel sintáctico. Y el nivel de la organización del enunciado aporta lo necesario para la actualización de
un enunciado en un acto de comunicación, explotando las posibilidades que ofrece la necesaria
linearización del mismo, el contexto, la situación y la actitud del hablante hacia el mensaje y hacia el
receptor; factores estos que configuran el llamado principio de dinamismo comunicativo; las categorías
propias de este nivel son las identificadas por los conceptos de tema y rema.

Especial relevancia ha tenido en las últimas décadas las propuestas teóricas de S. C. Dik, quien,
en 1978, en su obra Gramática Funcional, distinguió tres niveles funcionales diferentes, que identificó
como:

- Nivel de las funciones semánticas.


- Nivel de las funciones sintácticas.
- Nivel de las funciones pragmáticas.

Las funciones semánticas especifican los papeles que representan los referentes de los términos
implicados en el estado de cosas designado por la predicación en que aparecen. Las funciones sintácticas
expresan la perspectiva desde la que se presenta ese estado de cosas en la expresión lingüística. Y el nivel
de las funciones pragmáticas especifica el estatus informativo de los constituyentes dentro de la más
amplia localización comunicativa en que parecen.

La construcción de una oración supone, según Dik, una operación fundamental de ordenamiento
lineal de los partícipes realizada según la perspectiva de uno de ellos; de este modo, una estructura
argumental del tipo

Dar v (x1 : Juan (x1)) Ag (x2 : libro (x2)) Met (x3 : María (x3)) Rec.

Puede dar como resultado dos ordenamientos lineales diferentes según el conjunto se represente desde la
perspectiva de uno u otro de los partícipes implicados:

- Juan dio un libro a María.


- Un libro fue dado por Juan a María.
- Un libro dio Juan a María.

En inglés tenemos gramaticalmente garantizadas tres posibilidades de linearización:

- John gave the book to Mary.


- The book was given to Mary by John.
- Mary was given the book by John.
Según esto, el concepto de sujeto es básicamente perspectivístico en la teoría gramatical de Dik; y
expresamente lo define como “el constituyente que se refiere a la entidad que se toma como punto de
partida para la representación del estado de cosas en que participa.
El mismo tipo de argumentación sigue Dik para la explicación de la otra función sintáctica que
considera básica: el objeto; pues éste supone un segundo momento de selección en el que el objeto puede
ser seleccionado en primer lugar: Juan dio el libro a María, o, en segundo lugar: Juan dio a María el
libro.

3. FUNCIONES SINTÁCTICAS Y LEYES PERCEPTIVAS: LA LINGÜÍSTICA PERCEPTIVA DE A. LÓPEZ GARCÍA.

En el propio ámbito de las teorías lingüísticas españolas de las últimas décadas el tema de las
funciones gramaticales en general, y sintácticas en particular, ha sido objeto de importantes y valiosos
tratamientos para la teoría gramatical; y cada día se consolidan más algunas teorías como importantísimas
aportaciones al conjunto de la ciencia del lenguaje. Es lo que sucede especialmente con los sólidos
modelos teóricos formulados por el profesor A. López y su escuela, donde el tema que no ocupa tiene una
especial relevancia. El conjunto de la teoría lingüística del profesor A. López se conoce con distintos
nombres, nosotros hablaremos ahora de lingüística perceptiva, pues una de los principios básicos consiste
en comprobar cómo la percepción de lo lingüístico sigue leyes muy similares a las leyes perceptivas
universales propias del ser humano. En el ámbito de las funciones sintácticas resulta que los diferentes
niveles de análisis, los distintos tipos de funciones, semánticas, sintácticas, pragmático-comunicativas y
otras, se corresponden, como veremos a continuación con otros tantos niveles perceptivos. Tras sucesivas
formulaciones con terminología todavía un tanto vacilante, en el año 1989 A. López llega a proponer el
siguiente modelo plurifuncional que da cuenta de los distintos niveles funcionales implicados en la
construcción de un enunciado:

1. Nivel de la enunciación.
1.1. Subnivel dialógico (Yo vs. función performativa (no-Yo(s)).
1.2. Subnivel situacional: foco vs. presuposición.

2. Nivel del orden: tópico vs. comentario.

3. Nivel de la concordancia: sujeto gramatical vs. predicado gramatical.

4. Nivel de la rección:
4.1. Subnivel predicativo: sujeto ont. vs. predicado ont.
4.2. Subnivel argumental: sujeto vs. función act. (no-suj.(s)).

Efectivamente, no podemos hablar del sujeto sin más, sino que hemos de hablar de diferentes
niveles en los que encontramos en cada uno de ellos un tipo de función diferente. Así, el sujeto puede ser
entendido en el nivel de la rección como agente, o como término opuesto al predicado; en el nivel de la
concordancia ha de entenderse como elemento gramaticalmente marcado por la relación de concordancia.
En el nivel del orden encontraríamos lo que la gramática tradicional llamaba a veces sujeto psicológico:
tópico o tema en la lingüístico contemporánea, aquello de lo que se habla y que no es necesariamente
coincidente con el sujeto gramatical ni con el agente o sujeto lógico. Y en nivel de la enunciación, el
sujeto de la enunciación es el hablante emisor, que actualiza una determinada función performativa, y que
construye sus enunciados sobre la dicotomía foco vs. presuposición.
Estos cuatro niveles funcionales diferentes tienen su correlato psicológico perceptivo. La Psicología
de la forma, ya distinguió desde los años treinta cuatro leyes perceptivas fundamentales. , que vemos
resumidamente:

1. Ley de la buena forma, según la cual los estímulos tienden a asociarse siguiendo pautas
convencionales que establecen “buenas formas” aceptadas por la comunidad: visualmente se puede
representar así:
A C

B D

La percepción inmediata es A con D, y B con C; y no AB y CD.

2. Ley de la proximidad, según la cual los estímulos próximos tienden a asociarse perceptivamente.

Como y no como

3. Ley de la igualdad, según la cual los estímulos iguales o semejantes tienden a asociarse de forma
inmediata.

como

y no como

4. Ley de la clausura, según la cual los elementos percibidos tienden a establecer configuraciones
cerradas.

tiende a verse antes que:

En el ámbito de los cuatro niveles funcionales encontramos el correlato de cada una de estas
leyes perceptivas. Así, el nivel de la rección se corresponde perceptivamente con la ley de la clausura,
pues los signos que se complementan mutuamente tienden a agruparse: regente-reción-regido. El nivel de
la concordancia se corresponde perceptivamente con la ley de la igualdad, pues no es otra cosa la
concordancia sino la asociación inmediata de dos signos formalmente idénticos. El nivel del orden se
corresponde perceptivamente con la ley perceptiva e la proximidad, de manera que percibimos el
anunciado en bloques perceptivos que nos agrupan el tema y el rema según relaciones de orden lineal. Y
el nivel de la enunciación se corresponde perceptivamente con la ley perceptiva de la buena forma, pues
lo dicho, lo puesto se fundamenta en lo presupuesto que no hace aceptable, posible y “bueno” según el
conjunto de convenciones socioculturales.
Como podemos comprobar, una teoría como ésta permite integrar en un solo modelo explicativo los
siguientes fenómenos sintácticos:

• Las funciones son funciones semánticas puesto que agente, objeto, instrumento,
destinatario, identifican a los partícipes en el acontecimiento que se pretende representar.
• Las relaciones de concordancia y todas las relaciones formalmente marcadas nos identifican
constituyentes gramaticales según las estructuras propias de cada lengua.
• La funciones pragmático-comunicativas del tipo tema/rema o tópico/comentario, constituyen
el nivel del orden de los constituyentes del enunciado, en el que se identifican funciones
comunicativas: aquello de lo que se habla y lo que se dice de ello.
• La adecuación enunciativa establece otro nivel funcional en el que en un enunciado se
considera la relación de interdependencia entre el enunciado y las presuposiciones
subyacentes que lo hacen posible en un determinado contexto comunicativo.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA COMENTADA.

En la obra de V. BAÉZ SAN JOSÉ, Fundamentos de la gramática de dependencias, Síntesis, Madrid, 199*,
encontramos una buena introducción a la sintaxis funcional que en parte ha sido presentada aquí, pero
desde la teoría de L. Tesniére. El libro clásico de la gramática funcional de S. C. DIK es Gramática
funcional, SGEL, Madrid, 1981. La obra de J. GARRIDO MEDINA, Lógica y Lingüística, Síntesis, Madrid,
1988, es muy útil para que los estudiantes de lingüística se doten de los conocimientos necesarios de
lógica para poder entender la lingüística moderna y en particular las teorías que tienen una
fundamentación lógica, como la vista en este tema sobre argumentos y predicados. La concepción
funcionalista de la sintaxis la encontramos claramente explicada en el libro de S. GUTIÉRREZ ORDÓÑEZ,
Principios de sintaxis funcional, Arco/Libros, Madrid, 1997. La bibliografía de A. LÓPEZ GARCÍA sobre
lingüística perceptiva es muy amplia, pero es básica, aunque requieran ciertos conocimientos previos, su
obra Fundamentos de Lingüística Perceptiva, Gredos, Madrid, 1989; sus estudios sobre sintaxis del
español, Gramática del español I. La oración compuesta, Arco Libros, Madrid, 1996, y Gramática del
español II. Los capítulos VII y VIII de la obra e J. CARLOS MORENO, Curso de Universitario de
Lingüística General, Tomo I, Síntesis, Madrid, 1991 contienen una resumida presentación de los modelos
funcionalistas actuales en sintaxis. Un buen manual introductorio a los temas clásicos de sintaxis lo
encontramos en la obra de S. STATI, La sintaxis, Nueva Imagen, México, 1976.
TEXTOS DE APOYO.

Todo contexto tiende a arropar los enunciados que acoge proporcionándoles interpretaciones
adecuadas que siguen, en el nivel de enunciación, la ley de la buena forma: por eso cuando a un cierto
enunciado se le asocia una interpretación que rompe con dicha tendencia natural, se obtienen efectos
cómicos o sarcásticos. Similarmente el nivel del orden no puede establecer sus reglas del juego sino entre
elementos agrupados por la ley de la proximidad, dejándolas en suspenso en caso contrario. El nivel de la
concordancia, que agrupa elementos que comparten algún rasgo formal, se relaciona obviamente con la
ley de la semejanza. El nivel de la rección, en fin, hace depender un elemento de otro y tiende a constituir
así entidades clausas más amplias que obedecen a la ley de la clausura.

A. LÓPEZ GARCÍA, Fundamentos de lingüística perceptiva, pág. 97.

La tradicional concepción nocional de transitividad (y el término en sí mismo) sugiere que los


efectos de la acción expresada por el verbo pasan del agente (o actor) al paciente (o término). No hay
necesidad de poner de relieve la falta de adecuación de la definición nocional de la transitividad a muchas
oraciones en inglés (y en español). Tal como expone Robins: “La debilidad de las definiciones semánticas
queda bien ilustrada aquí: pegar, en (Yo) te pego, es sintácticamente un verbo transitivo, elegido a
menudo como ejemplo porque de la acción referida en él puede decirse que “pasa a través” de mi puño a
ti; pero oír en (Yo) te oigo queda colocado exactamente en las mismas relaciones sintácticas respecto de
los dos pronombres, y se considera un verbo transitivo, a pesar de que en este caso la “acción”, si es que
de hecho se refiere alguna acción, va en sentido contrario; ¿y quién hace qué, y a quién, en la situación
referida por el verbo sintácticamente similar en (Yo) te amo?” En sus límites propios, esta crítica a la
noción tradicional de transitividad (que se ha expresado muchas veces) es correcta.

J. LYONS, Introducción en la lingüística teórica, pág. 363.

Las funciones sintácticas son roles que ordenan la estructura jerárquica de la secuencia. Las
funciones sintácticas formales no dependen del significado de los funtivos. Esto permite que un mismo
sintagma, sin variación de contenido, pueda aparecer en múltiples funciones y que segmentos con
significado distinto estén capacitados para contraer una misma función:
Es necesario diferenciar entre funciones sintácticas abstractas y funciones sintácticas concretas.
Las primeras son como casillas vacías dispuestas a ser ocupadas por sintagmas:

Sujeto Predicado

Las funciones sintácticas abstractas imponen a los segmentos que las ocupen dos tipos de
condicionamientos:

a) Restricciones categorías: sólo los nombres, por ejemplo, pueden ser sujeto.
b) Restricciones formales: el objeto indirecto ha de llevar la preposición /a/.
Sin embargo, nunca imponen restricciones de contenido: en principio, cualquier nombre puede
ocupar esa casilla que denominamos sujeto.
Las funciones sintácticas concretas son el conjunto formado por la función abstracta y por el
sintagma concreto que la ocupa en un decurso determinado:
Sujeto Predicado
Juan trabaja

S. GUTIÉRREZ ORDÓÑEZ, Principios de sintaxis funcional, págs. 74 y 75.


TEST DE AUTOEVALUACIÓN.

1 El que en todas las lenguas del mundo existan nombres y verbos


a. Es pura casualidad.
b. Responde a la necesidad lógica mínima de poder expresar sucesos o acontecimientos.
c. No es una realidad empíricamente comprobada.

2. Funciones y argumentos son categorías lógicas que se corresponden con


a. Sujeto y objeto.
b. Sujeto y predicado.
c. Nombres y adjetivos.
d. Procesos, estados o acciones, y los partícipes implicados en ellos.

3. Según la Gramática funcional de Dik, y otras, los conceptos de Agente, Meta y Receptor
a. Pertenecen al nivel de las funciones pragmáticas.
b. Pertenecen al nivel de las funciones sintácticas.
c. Pertenecen al nivel de las funciones semánticas.

5. Una oración activa y su correspondiente pasiva


a. Tienen el mismo significado lingüístico.
b. Tienen al mismo significado referencial.
c. Tienen el mismo sentido.

6. Decir que en la oración “Hoy comemos con Isabel” hay elipsis


a. Es analizar las funciones formales estrictamente.
b. Es analizar sólo la ausencia del complemento directo desde un estricto planteamiento logicista.
c. No está justificado desde ningún punto de vista.

7. Los hechos de concordancia entre constituyentes oracionales


a. Indican también concordancias semánticas.
b. Indican relaciones formales inmediatas entre constituyentes oracionales.
c. Es un fenómeno de redundancia innecesaria.

8. La ley perceptiva de la igualdad se corresponde en el plano sintáctico con


a. El nivel de las funciones semánticas.
b. El nivel de la estructura predicativa.
c. El nivel de las funciones sintácticas o formales.

9. Las categorías léxicas


a. Contienen información sintáctica.
b. No contienen información sintáctica.
c. Sólo contienen información léxica.

10. Los elementos circunstanciales se distinguen de los otros elementos oracionales


a. En nada, pues todos son obligatorios.
b. En los circunstanciales no son semánticamente necesarios y los otros elementos sí.
c. En que los circunstanciales son obligatorios y los otros elementos no lo son.

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