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Tomo II
EUGENIO MARÍA
A RAMÍREZ
ÍA AM CRUZ
TRATADO DE
DERECHOS REALES
DERECHO DE PROPIEDAD - COPROPIEDAD
TOMO II
4a EDICIÓN
ACTUALIZADA
Y REVISADA
BNP: 2017-0205
II
La propiedad no solo es el derecho real por excelencia, sino que, como dice
Castán, “ha sido la propiedad, en todas las épocas de la historia y con unas u otras
características, semillero de problemas, en torno a los cuales se han librado los más
rudos combates”. Quiere decir, pues, que esta institución –la más importante de
todo ordenamiento jurídico, político, económico–, ha rebasado siempre los marcos
meramente jurídicos, para captar la preocupación de filósofos, sociólogos, econo-
mistas, historiadores, políticos...
Acaso por ello, no ha podido darse una definición válida para todas las épocas
y para todos los pueblos, de lo que es la propiedad. Esto se debe, indudablemen-
te, a que ella no es sino el reflejo de cada realidad económica, social y política en
un momento dado.
Precisamente en este estudio, se incluyen algunas de las más célebres definicio-
nes que se han dado (con valor relativo, referencial), abarcando desde la que tenían
los romanos –que confundían el derecho con el bien u objeto– hasta una de las re-
flexiones más innovadoras, cual es la del fundador del socialismo, Karl Marx, para
quien no es posible definir la propiedad de una manera independiente, eterna, sin
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Tratado de Derecho Reales
riesgo de caer en una ilusión metafísica, puesto que no es una cosa inmutable y sa-
grada, sino una cosa relativa y contingente, producto de la organización económi-
ca de las sociedades a través de la historia.
III
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Preámbulo
IV
El código peruano –como todos los de su género– refleja los cambios expe-
rimentados (aunque solo parcialmente) en las condiciones económicas y mate-
riales del país. El Perú, básicamente durante el periodo del gobierno militar de
Velasco (1968-75), fue testigo de una reforma agraria que, si bien no del todo
exitosa, alteró sustancialmente las relaciones de producción agrarias. Se naciona-
liza además el petróleo, las industrias, los servicios públicos, los recursos natu-
rales, que estaban en manos privadas. Los gamonales y terratenientes desplaza-
dos se orientan a nuevas actividades tales como la banca, la minería, la industria,
la construcción y tráfico inmobiliarios, configurando una burguesía monopólica
que se mueve ahora en la urbe.
Inexplicablemente, el codificador del 84, ignorando estos cambios –princi-
palmente en el agro– no los legisló positivamente. Y mucho menos lo haría a es-
tas alturas que estamos de vuelta, pues, según queda dicho, rige un derecho in-
dividualista, reflejo del capitalismo vigoroso en todo el mundo. De todas formas,
son muchas las críticas que, desde una óptica técnica, haremos al texto civilista y
que, progresivamente, las iremos develando en el discurrir de este tomo.
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Abreviaturas
ap. Apartado
art. Artículo
arg. Argentino
argum. Argumento
ABGB Código Civil de Austria
BGB Código Civil de Alemania
Const. Constitución
Cód. Código
Cfr. Confróntese
cit. citado
CC Código civil peruano, salvo indicación de referirse a
otro. La cita de artículos sin referencia a cuerpo legal,
corresponde a los del Cód. civ. nacional.
Cód. arg. Código argentino
Cód. de Com. Código de Comercio
CP Código Penal
CPC Código Procesal Civil Peruano
Code Código civil francés
Códice Código civil italiano
Dig. Digesto
Dec. Reg. Decreto reglamentario
enc. encíclica
ed. edición
Fasc. fascículo
Inst. Instituciones
Ibídem allí mismo
Ídem lo mismo
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Tratado de Derecho Reales
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PRIMERA PARTE
FUNDAMENTACIÓN
HISTÓRICA,
FILOSÓFICA Y CONSTITUCIONAL
DE LA PROPIEDAD
TÍTULO I
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
DEL DERECHO DE PROPIEDAD
CAPÍTULO I
LA PROPIEDAD EN EUROPA
1. CUESTIÓN PRELIMINAR
El tema de la propiedad es objeto de estudio desde las más diversas ópticas:
filosófica, histórica, sociológica, etc. El presente trabajo es más bien de orden jurí-
dico. Sin embargo, ello no puede servir de pretexto para dejar de hacer un breve
esbozo de la evolución histórica de la propiedad. La mayoría de la doctrina clásica
omite este estudio, pues considera que es objeto de la historiografía.
Hay que advertir, por otra parte, que un estudio de esta índole no es nada
fácil. Sobre todo si tenemos en cuenta que este tema abarca dos grandes perio-
dos: la prehistoria y la historia (o civilización). La dificultad radica principalmente
en el primer periodo, debido a la todavía parcial e incompleta información que
se posee, lo que ha hecho decir a algunos autores que “los datos de la prehistoria
sobre los orígenes de la propiedad representan meras conjeturas”(1).
La propiedad privada no ha existido siempre, como tampoco lo han sido las
clases sociales, el Estado, la división del trabajo, etc. La aparición de la propiedad
privada está íntimamente ligada a la de estos fenómenos.
De acuerdo con un criterio generalizado se sostiene que en la evolución de
la propiedad –en sus fases o periodos– se observa una línea constante, uniforme
para todos los pueblos. Es bien sabido que, en dicho proceso evolutivo, se distin-
guen tres modos o formas de propiedad, a saber: a) propiedad colectiva, b) pro-
piedad familiar, y c) propiedad individual. Es necesario referirnos, aunque sea de
una forma bastante sucinta, a tales fases(2).
(1) Esto es cierto, lo que pretende ser aprovechado para afirmarse que “incluso datos correspondientes al
dominio en los pueblos antiguos son muy incompletos y se prestan, con frecuencia, a diversas interpre-
taciones”. No obstante, debemos advertir que, si lo que busca esta tesis es crear confusión y hasta negar
el carácter colectivo que la propiedad tuvo indudablemente en las épocas más antiguas, ello no tiene
asidero.
(2) Esta concepción –que sostiene el criterio de que el proceso evolutivo del dominio ha seguido una
línea constante y uniforme en todos los pueblos: propiedad colectiva, familiar e individual–, pretende
ser modificada por corrientes más o menos “modernas” basadas en las investigaciones arqueológicas y
antropológicas de la Escuela de Fustel DE COULANGES y, sobre todo, de la Escuela de Viena. Así,
RUIZ-GIMÉNEZ –citado por CASTÁN–, fundándose principalmente en esta última, concluye que: “no
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Tratado de Derechos Reales
I. LA PROPIEDAD COLECTIVA
3. EL SALVAJISMO
Esta primera etapa prehistórica se caracteriza, como dice el profesor Arturo
Valencia Zea, por dos notas: la defensa que tuvo que efectuar el hombre ante
una naturaleza que le era hostil, y subsistir, es decir, conservarse como especie.
A la sazón el hombre vive en las cuevas, teniendo como armas el palo y la pie-
dra. Luego (estadio medio del salvajismo), descubre el fuego. El hombre vive fun-
damentalmente de la pesca y la caza (alimento ocasional)(3); se caracteriza por
el nomadismo, esto es, no tenía lugar fijo de habitación. En esta primera etapa
(estadios: inferior y medio) del salvajismo, no existió ninguna clase de propiedad.
Posteriormente (estadio superior), inventa el arco y la flecha (cuerda); ahora
la naturaleza ha sido en gran parte dominada y el hombre tiene cierto dominio
o maestría en la producción de algunos medios de subsistencia, apareciendo las
primeras instituciones y, como dice Federico Engels(4), se dan los primeros “indi-
cios de residencia fija en aldeas”. Aquí el nomadismo de la caza y la pesca cede
al laboreo de las tierras (vida sedentaria), por lo que se produce, expresa Manuel
Bruned(5), “la ocupación inmobiliaria”.
es posible sostener sin visión parcial o prejuicio ideológico la tesis de un generalizado y pleno régimen
colectivista originario, como tampoco podría defenderse –y ciertamente con menos títulos– la preva-
lencia de la propiedad privada en todo ese largo proceso evolutivo de los pueblos más antiguos. Quedan
suficientes restos de propiedad personal, familiar y comunal, como para que sea científicamente obligado
admitir una conjugación de figuras y momentos heterogéneos”. Cfr. CASTÁN TOBEÑAS, José María.
“La propiedad y sus problemas actuales”. En: Rev. de Legisl. y Juriprudencia, Madrid, p. 241.
Este criterio, evidentemente, no tiene nada de nuevo y su propósito, a pesar de la advertencia de RUIZ-
GIMÉNEZ, está fuertemente influenciado de ideas conservadoras e intenta refutar la tesis colectivista,
que es la que siempre ha gozado de mayor predicamento.
(3) BRUNED, Manuel. Fundamento del Derecho de Propiedad y Seguridad Social. BRUNED cree ver aquí un
derecho de propiedad a traés de la ocupación de los bienes naturales: “(...) aquella (ocupación), coetánea
a las primeras y rudimentarias manifestaciones de la vida del hombre, tuvo que limitarse, lógicamente,
en su etapa inicial, a la caza y la pesca, fase común de toda agrupación humana embrionaria, no solo por
constituir el esfuerzo menos sistematizado para cubrir las necesidades, sino también por ser el más apro-
piado a la vida nómada que caracteriza, generalmente, a dichas agrupaciones”, pp. 8 y 9.
(4) ENGELS, Federico. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Moscú, Editorial Progreso,
pp. 19-21.
(5) De ahí que, “el derecho de propiedad primitivo, consecuente con dicha ocupación, debió revestir, racio-
nalmente, la forma comunal, porque en realidad pertenece al grupo que realiza el acto ocupante (clan,
tribu) (...)”. BRUNED, Manuel, Ob. cit., pp. 9 y 10.
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4. LA BARBARIE
El primer estadio (inferior) comienza, según Engels(7), con la introducción
de la alfarería. El rasgo característico del periodo de la barbarie es la “domestica-
ción y cría de animales y el cultivo de las plantas”. Igualmente “se realizan gran-
des acumulaciones de riquezas. Pero el dueño o poseedor no es el individuo, sino
la tribu o clan”(8). Este estadio (inferior) es coincidente con la nueva edad de pie-
dra o periodo neolítico.
El estadio medio comienza en el Este con la domesticación de animales, y en
el Oeste, con el cultivo de las hortalizas por medio del riego y con el empleo de
adobes y de la piedra para la construcción(9). En este estadio “desaparece poco a
poco la antropofagia”.
El estadio o etapa superior se caracteriza por la industria de los metales. El
hierro, el cobre y el estaño fueron los primeros metales trabajados (pulidos) por
el hombre. Se encuentra aquí por vez primera el arado de hierro tirado por ani-
males domésticos, lo que hace posible la roturación de la tierra en gran escala -la
agricultura-, hecho que produce un aumento prácticamente casi ilimitado de los
medios de existencia. “El arte de la construcción progresa y aparecen los primeros
poblados o aldeas” (Valencia). El paso al estadio de la civilización se produce con
el invento de la escritura alfabética y su empleo para la notación literaria(10).
A estas alturas, “’la propiedad continúa siendo colectiva, pero surgen los
primeros rasgos de la propiedad privada sobre algunas cosas muebles y sobre
otros objetos de adorno personal” (Valencia).
5. LA CIVILIZACIÓN
La civilización sucede a la prehistoria (salvajismo y barbarie). Federico
Engels(11), cita a Morgan, quien generaliza a esta como “el periodo en que el
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(15) AREÁN, Beatriz. Curso de Derechos Reales. Privilegios y Derecho de Retención, p. 197.
(16) VALENCIA Zea, Arturo. Ob. cit., p. 146 y ss.
(17) VALENCIA Zea, Arturo; cita, p. ej., la ciudad sumeria de Erech, que en el año 4,000 no era sino un
poblado de tribus de agricultores, pero hacia el año 3,000 se había convertido en ciudad-Estado, Ob.
cit., p. 146.
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La propiedad en Europa
y esclavos. Puesto que para el esclavismo el hombre era un bien, entonces fue
convertido en “instrumento de producción” y era un “objeto de propiedad
privada”(20).
(20) El hombre era reducido a la esclavitud de diversas formas: 1) mediante la piratería o caza de esclavos (así
lo hacían los romanos y los griegos con los hombres vencidos); 2) en esas mismas naciones, los deudores
que no podían pagar sus deudas a sus acreedores, devenían esclavos; 3) los hijos de los esclavos nacían
esclavos. Los esclavos eran el principal “instrumento de producción”, siendo utilizados en las más diver-
sas ocupaciones: agricultura, ganadería, minas, construcción de casas y puentes, etc. Cfr. VALENCIA
Zea, Arturo. Ob. cit., p. 152 y ss.
(21) BRUNED, Manuel. Ob. cit., p. 13.
(22) PUIG PEÑA, Federico. Ob. cit., p. 61.
(23) Muchos autores clásicos sostienen un punto de vista diferente. Así, los MAZEAUD, afirman que siendo
un derecho absoluto: “Toda restricción es contraria a su naturaleza”. Vide: MAZEAUD, Henri, Leon y
Jean. Lecciones de Derecho Civil. Parte Segunda. T. IV. Propiedad, p. 14. Obviamente, este criterio hoy en
día no tiene validez alguna, puesto que el dominio se encuentra restringido, a pesar de que en los años
más recientes se observa una vuelta al individualismo.
(24) PETIT, Eugene. Tratado Elemental de Derecho Romano. Buenos Aires: Editorial Albatros, pp. 240-242.
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propiedad quiritaria se hallaba protegida por una acción de tipo real: la rei vindi-
catio o acción reivindicatoria.
Esta perspectiva fue luego ampliamente superada por la realidad y, debido
en lo fundamental a la labor del pretor, se admitió, al lado de la propiedad quiri-
taria, una propiedad, por así decirlo, de segundo orden, denominada in bonis esse
o propiedad bonitaria (por eso llamada también pretoria). “El reconocimiento de
esta propiedad se relaciona con la más vieja distinción de las cosas en mancipi y
nec mancipi” (Puig Peña). Esta propiedad no es sino el resultado de aquellas tran-
sacciones que se realizan cuando falta alguna de las formalidades antes descritas.
Esta propiedad bonitaria se encuentra protegida por acciones y excepciones espe-
ciales. Así, si el propietario bonitario era despojado de su casa, perdiendo la pose-
sión, estaba amparado por una acción in rem especial, la acción publiciana (Publi-
ciana in rem actio). En síntesis, el propietario quiritario se hallaba protegido por el
derecho civil, y el bonitario, por el derecho natural.
Este dualismo del dominio (duplex dominium) se mantuvo durante mucho
tiempo en el derecho romano, hasta que Justiniano abolió la propiedad quiri-
taria, “consagrando la pretoria (o bonitaria) que de hecho venía siendo la única
forma de propiedad” (Sohm). Justiniano, pues, unificó el sistema a base de esta
última, “llegándose al concepto de propiedad única, propiamente individual y sin
diferencias en cuanto a las personas ni a las cosas”. A partir de allí , el Derecho
romano presentó un régimen único de propiedad individualista(27).
Tal unificación se debe a que durante la gestión de Justiniano “desapa-
recieron la mayor parte de las causas que motivaron este desdoblamiento de la
propiedad; así la distinción de las res mancipi y nec mancipi había desaparecido; la
sucesión pretoriana se fusionó con la sucesión civil, etc. Desde entonces, cual-
quier persona, siendo propietario bonitario, tenía la propiedad plena y entera,
quedando por ello plenissimus et legitimus dominus. No hay pues más que, como al
principio, una sola propiedad, pero una propiedad que desde el punto de vista de
su objeto y de su transmisión obedece a reglas mucho más amplias”(28).
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Tratado de Derechos Reales
I. Las res mancipi eran los bienes originariamente de propiedad del grupo o
consorcio gentilicio (Bonfante), o sea los más necesarios al grupo fami-
liar y por ello desde los tiempos primigenios conformaban el dominio
verdadero y propio del pater familias: el mancipum. Entre las res man-
cipi podemos considerar: 1) los fundos itálicos (fundo situado in italico
solo). Son las tierras, fundos, terrenos, casas o edificaciones de los ciuda-
danos romanos, ubicados en la península itálica, comprendida enton-
ces por las regiones de Traspadena y Liguria al norte; Sabinia, Etruria
e Italia propiamente dicha, al centro, y Magna Grecia, al sur; 2) los
esclavos; 3) las bestias de tiro y carga (caballos, bueyes, asnos, mulas);
4) los instrumentos y útiles de trabajo; y, 5) además de los bienes corpo-
rales, las servidumbres de predios rústicos, o sea las tres formas de ser-
vidumbre de paso (iter, actus, via) y la servidumbre de acueducto. Todos
los demás bienes eran res nec mancipi.
Solo el dominio de esta clase de bienes estaba regulado por el ius civile.
Según Pietro Bonfante, res mancipi significaba, probablemente, res man-
cipii, o sea objeto de propiedad.
II. Las res nec mancipi estaban constituidas por los bienes de exclusiva pro-
piedad del individuo. Fuera de los enumerados en el ítem anterior,
todos los demás eran res nec mancipi. Estos bienes eran adquiridos por un
modo simple y natural (traditio), y no por la mancipatio.
Entre las res nec mancipi citaremos: 1) los fundos provinciales (aunque
para algunos no lo eran, por gozar del privilegio del ius italicum). No
eran considerados romanos. Estos fundos, tierras o inmuebles provin-
ciales correspondían al Estado por derecho de conquista; sobre ellos solo
se originaban relaciones jurídicas de hecho y de simple tenencia (no son
pasibles de apropiación privada). El Estado concede el uso y goce de
estas tierras “a cambio de un impuesto en especie, en dinero, llamado
tributo, estipendio o vectigal” (Ponssa). En estos “también los propieta-
rios pueden ejercitar la reivindicación para defender sus derechos, pero
es una rei vindicatio utilis”. Como anota Nina Ponssa, “con la desapari-
ción de diferencias entre fundos itálicos y provinciales, entre otras cosas
por aplicación de impuestos a fundos itálicos, termina la distinción
entre estos dos tipos de propiedades”. Se diferenciaba de la quiritaria
por el canon(29); 2) las servidumbres de predios urbanos; 3) los predios
“estipendiarios” y los “tributarios”; 4) cierta clase de bienes muebles por
naturaleza y animales.
En el orden práctico, en el Derecho romano clásico la diferencia entre
ambos tipos de bienes era muy clara, pues se derivaba de las distintas
(29) Cfr. PONSSA DE LA VEGA, Nina. Manual de los Derechos Reales en Roma, pp. 75 y 76.
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(30) Cfr. ROTONDI, Mario. Instituciones de Derecho Privado, Barcelona, pp. 215 y 216; PONSSA DE LA
VEGA DE MIGUENS, Nina, Ob. cit., pp. 28-30; VIEIRA PUERTA, Rodrigo. Los Derechos Reales según
el Derecho Romano y el Código Civil Colombiano, p. 21; BONFANTE, Pietro. Instituciones de Derecho Romano,
pp. 246-249.
(31) BONFANTE, Pietro. Ob. cit., p. 248. Así también ROTONDI, Mario que sigue a BONFANTE, Pie-
tro. Ob. cit., pp. 215-216; PONSSA DE LA VEGA DE MIGUENS, Nina. Ob. cit., p. 30.
(32) ROTONDI, M., Ob. cit., p. 217.
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(44) Cfr. PEÑA GUZMÁN, Luis A. Derecho Civil. Derechos Reales. T. II, p. 9; AREÁN, Beatriz. Ob. cit., pp.
197-198; ARROYO, Ob. cit., p. 181.
(45) AREÁN, Beatriz. Ob. cit., p. 198.
(46) MAZEAUD, Henri, Leon y Jean. Ob. cit., p. 15.
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(47) Véase: PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., pp. 152 y 153.
(48) CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., p. 242.
(49) Cit. por ARROYO C., Dulio. Ob. cit., pp. 182 y 183.
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advenir la misma, aclarando el ilustre jurista francés que lo que se hizo enton-
ces fue suprimir las cargas feudales. Al hacer esto, no hizo sino resolver el pro-
blema que quedaba en pie: “el problema de liberar a la tierra y a sus dueños de
los grandes tributos y cargas a que estaban sometidos. Esto es precisamente lo
que aconteció cuando, en la célebre sesión de la noche del 4 de agosto de 1789,
la Asamblea Constituyente liquidó sin indemnización, el dominio eminente, esta-
bleciendo únicamente el dominio útil”(53); de esta forma, abolió los derechos feu-
dales. ¡Pero esto es justamente una transmisión de la propiedad: el dominio útil
reemplazó al dominio eminente!
Al desaparecer la dualidad de la propiedad aparece ahora esta como algo,
por decirlo así, libre de ataduras y cargas, una propiedad desvinculada, totalmente
diferente de la feudal. De esta forma, depurado el derecho de todo tipo de cargas,
“se considera que en manos de sus titulares debía producir las más beneficiosas
consecuencias de índole económica para las que se suponía dotado, con arreglo al
espontáneo juego de las fuerzas de esta índole, individualistamente potenciadas,
pero, en definitiva, beneficiosa para la colectividad en su conjunto”. Fue, pues,
como expresa Ramón Martín-Mateo, “el contenido económico de la propiedad,
en cuanto riqueza más que poder, lo que animó desde un principio los esfuerzos
liberales”(54).
Lo que se refuerza porque al proclamar los revolucionarios los principios de
libertad, igualdad y fraternidad –sobre todo el primero, puesto que, conectado el
derecho de propiedad con las libertades innatas del individuo, la apropiación de
bienes constituía una manifestación cardinal–, ello los lleva a hacer del derecho
de propiedad un derecho individual y absoluto. Rápidamente esta doctrina fue
plasmada y la propiedad fue definida, a nivel del ius scriptum, como un derecho
“sagrado e inviolable” (Declaración de los derechos del hombre y del ciuda-
dano, artículo 17). Luego también sería definida así en la Constitución de 1791.
Esta idea de considerar el dominio como algo absoluto (el propietario puede
hacer con sus bienes lo que desee, incluso destruirlos) fue llevada hasta sus extre-
mos y, contra lo que siempre se ha considerado, excedió largamente la libertad y
carácter absoluto que le otorgó el derecho romano(55).
(53) Hay quienes creen ingenuamente que, en la noche del 4 de agosto de 1789, los señores “renunciaron”
a sus derechos (cfr. MAZEAUD, Henri, Leon y Jean. Ob. cit., p. 16; SALVAT, Raymundo Miguel. Tra-
tado de Derecho Civil Argentino. T. II, p. 11). Pero ello no es así, pues siendo la revolución un fenómeno
incontenible, no tenían absolutamente ninguna alternativa. La burguesía había arrasado el poder de los
señores feudales. El capitalismo, finalmente, había triunfado sobre el feudalismo.
(54) MARTÍN MATEO, Ramón. “La determinación del contenido de la propiedad inmobiliaria”. En: Perspec-
tivas del Derecho Público en la segunda mitad del siglo XX. T. V, p. 156.
(55) La doctrina clásica siempre ha considerado que en Roma se permitía que el propietario pudiera hacer
cualquier cosa con sus bienes; sin embargo, el término abutendi era entendido como consumo, en aque-
llos bienes consumibles. De ninguna manera como facultad de destruir, ni siquiera en la época en que el
dominio era considerado como la plena in re potestas.
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en el título donde consta, el cual, por ser bien temporal, resulta susceptible de
propiedad(61).
Este escollo inicial ha sido ampliamente superado por la realidad, pues hoy
en día nadie discute la propiedad sobre bienes inmateriales, y casi todas las legis-
laciones del mundo la admiten.
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Esta doctrina considera –y no sin razón, al menos en parte– que este sujeto
de derecho irreal (persona jurídica), ha sido idealizado con la intención de man-
tener el concepto tradicional de propiedad. Pero, como agrega José Puig Brutau,
cuando los conceptos jurídicos son considerados como algo más de lo que son,
es decir, como simples instrumentos o elementos que intervienen en el razona-
miento del juzgador, aparecen las más graves contradicciones. Así, el accionista
ostentará unos derechos más vagos que los del beneficiario de un trust. Al igual
que este, no tiene un derecho propio al disfrute directo de ninguna parte de la
propiedad corporativa; sus acciones le atribuyen una “expectativa de trato legal”,
más que la posibilidad de ejercitar una serie de hipotéticos derechos subjetivos.
Se afirma que no es el accionista, sino los directivos efectivos de la empresa, quie-
nes tienen la dominación real del patrimonio social, “hasta el punto de que solo
la posibilidad de revocar su nombramiento evita la decisiva identificación de la
dirección con la propiedad”. Nosotros pensamos que precisamente por lo anterior
(facultad de revocar el mandato del gestor), el derecho de propiedad sigue perte-
neciendo íntegramente al dominus.
De otra parte (a diferencia del liberalismo que consideraba a la propiedad
a semejanza de la de los bienes muebles, pertenecientes a un sujeto de derecho
que coincidía con la persona natural y que por lo tanto podía disponer de ellos),
hoy han surgido nuevas dificultades de nuevos hechos. Así, siendo hoy el criterio
para calificar a un interés digno de protección el criterio económico, se afirma que
no puede quedar reducido el concepto a los bienes materiales, pues el talento y el
trabajo, podrán medirse en dinero. Aquí encuadra la denominada propiedad inte-
lectual e industrial. En efecto, nadie en la actualidad discute la validez y recono-
cimiento de esta última.
De los dos hechos expuestos, coincidimos con José Puig Brutau en que la
idea del derecho de propiedad desborda nuevamente los límites rigurosamente
perfilados del dominium romano. Y, con J. Commons se dice que antaño la pro-
piedad significaba la atribución de todo objeto corporal; la propiedad, hogaño,
alude a cualquiera de las posibles actividades implícitas en la titularidad sobre el
bien, comprendidas las actividades de adquirir, usar y disponer del bien. “La una
es propiedad en el sentido de cosas poseídas, la otra es propiedad en el sentido de
valor en cambio de las cosas. Una se refiere a objetos físicos, la otra a bienes que
tienen mercado”(64). La era virtual actual se caracteriza no solo ya por las grandes
fortunas procedentes de la propiedad intelectual, sino también por la aparición
de bienes mucho más sofisticados (Internet, smartphones, satélites, etc.).
Sin embargo no podríamos concluir sin advertir que, a pesar de estas dispo-
siciones donde se pretende dar una nueva interpretación del contenido del dere-
cho de propiedad (diferente a la tradicional), todas estas exégesis tienden, en
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de un fondo agrario del Estado, con todas las tierras susceptibles de ser utili-
zadas para la explotación; d) concesión a los trabajadores y uniones de estos, a
las aglomeraciones urbanas y a los establecimientos y empresas del Estado, del
derecho del goce directo de las tierras (usufructo), en las condiciones que la ley
determina (arts. 1 al 7).
Además del Código Agrario, el Código Forestal (1923) y el Código Minero
(1923), llevan a la práctica esos postulados, conteniendo una detallada reglamen-
tación del nuevo régimen, inspirado, como es obvio, en los principios de la pro-
piedad colectiva y del pensamiento socialista de Marx y Lenin(68).
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CAPÍTULO II
LA PROPIEDAD EN EL PERÚ
I. ÉPOCA PREINCAICA
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(74) Vide: BAUDIN, Louis. El Imperio Socialista de los Incas, pp. 153-156.
(75) SIVIRICHI, Atilio. Derecho Indígena Peruano, pp. 69-71.
(76) BASADRE, Jorge. Ob. cit., p. 151.
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Tratado de Derechos Reales
(77) Cfr. ARCE HELBERG, Víctor. El Derecho de Propiedad. Prescripción y Abandono, p. 22. El autor cita expre-
siones de Manuel FABILA.
(78) Cit. por ARCE HELBERG, Víctor. Ibídem.
(79) ARCE HELBERG, Víctor. Ibídem.
(80) ARCE HELBERG, Víctor. Ibídem.
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V. LA REPÚBLICA
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No obstante, bien puede concluirse con el Amauta: ¡El indio, a pesar de las
leyes de doscientos años de régimen republicano, no se ha hecho individualista!
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TÍTULO II
NATURALEZA JURÍDICA
Y FUNDAMENTO
DEL DERECHO DE PROPIEDAD
CAPÍTULO I
PARTE GENERAL
(89) Vide: MONTÉS, Vicente. La Propiedad Privada en el Sistema del Derecho Civil Contemporáneo, pp. 62-66.
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Tratado de Derechos Reales
Este esquema, sin embargo, que tuvo su momento de esplendor a finales del
siglo XIX y principios del XX, viene siendo en la actualidad sometido a una revi-
sión constante.
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Parte general
Los romanos eran muy prácticos, siempre eludieron dar una definición abs-
tracta del dominio. Rea mea est era una breve expresión romanística que da, como
dice Ferranti, una idea sintética del derecho de propiedad. Ella indica la relación
de señorío de la persona sobre el bien.
Para las Partidas de Alfonso el Sabio, es “el derecho de gozar y disponer libre-
mente de nuestras cosas en cuanto las leyes no se opongan” (Ley Nº 27, tít. 28,
part. 5; Ley 10, tít. 55, part. 7).
Clemente De Diego da una interesante definición pues, para él, propie-
dad y familia, con sus derivados, contratación y sucesión mortis causa, constitu-
yen el objeto principal del Derecho civil y la raíz de todos los tipos de relaciones
jurídico-civiles.
En opinión del romanista alemán Rudolf Sohm, es el señorío jurídico abso-
luto sobre un bien; y aunque se le impongan limitaciones, ellas siempre habrán
de ser externas y consistirán en derechos de otras personas o en preceptos de poli-
cía o de derecho público(90).
Los eminentes juristas franceses Marcel Planiol y Georges Ripert la concep-
túan así: “Es el derecho en virtud del cual una cosa se halla sometida, de modo
perpetuo y exclusivo, a la acción y a la voluntad de una persona”. Esta definición
tiene el mérito de contener todos los caracteres que le atribuye la doctrina clásica.
Martin Wolff sostiene que la propiedad es el derecho más amplio de seño-
río que puede tenerse sobre un bien.
Julien Bonnecase la define así: “Es el derecho real tipo, en virtud del cual,
en un medio social dado, y en el seno de una organización jurídica determinada,
una persona tiene la prerrogativa legal de apropiarse, por medios materiales o
jurídicos, de toda la utilidad inherente a una cosa mueble”.
Karl Marx, fundador del socialismo científico, sostiene críticamente: “En
cada época histórica la propiedad se ha desarrollado de un modo diferente y en
una serie de relaciones sociales completamente distintas. De ahí que la propie-
dad no sea una cosa eterna, inmutable y sagrada, como lo afirman los juristas,
sino una cosa relativa y contingente, producto de la organización económica de
las sociedades a través de la historia. Por eso pretender dar una definición de la
propiedad, como de una relación independiente, de una categoría abstracta
y aparte, de una idea eterna, no puede ser más que una ilusión de metafísica o
jurisprudencia”.
(90) Cfr. CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Las Instituciones de Derecho Civil. Los Derechos Reales. T. I, pp. 157-161.
57
CAPÍTULO II
TEORÍAS LEGITIMISTAS DE LA PROPIEDAD
59
Tratado de Derechos Reales
60
Teorías legitimistas de la propiedad
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Tratado de Derechos Reales
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Teorías legitimistas de la propiedad
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Teorías legitimistas de la propiedad
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Tratado de Derechos Reales
(117) Cfr. CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., p. 163; GAVIRIA GUTIÉRREZ, Enrique. Ob. cit., p. 31;
VALIENTE NOAILLES, Luis. Ob. cit., p. 160.
(118) Cfr. BRUNED, Manuel. Ob. cit., p. 29.
(119) Cit. por BRUNED, Manuel. Ob. cit., p. 30.
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Teorías legitimistas de la propiedad
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Tratado de Derechos Reales
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Teorías legitimistas de la propiedad
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Tratado de Derechos Reales
70
Teorías legitimistas de la propiedad
58. ANTECEDENTES
Como hemos expresado reiteradamente, a resultas de la Revolución francesa
volvió a imperar la concepción romana de la propiedad llevada al extremo.
Empero, esta tendencia liberal a ultranza pronto entró en crisis, pues se estimó
que la ley podía limitar las facultades del propietario. Es así como apareció otra
concepción que la supeditaba al interés colectivo: la teoría de la función social de
la propiedad. A partir de ese momento, se justifica el dominio no por los beneficios
que obtiene el dominus, sino por aquellos que, de su existencia o mantenimiento,
derivan en provecho de la sociedad(127). Los defensores de esta corriente la conside-
ran “el más importante hito dentro de la evolución del concepto”.
Quien enuncia esta teoría a comienzos del siglo XX es Leon Duguit, aun
cuando ya a mediados del XIX, Comte y Gierke (éste, hacia 1899 en Alemania,
decía que el derecho civil debía comprender las leyes sociales, las cuales no tenían
(126) Cfr. BRUNED, Manuel. Ob. cit., pp. 33 y 34; PEÑA GUZMÁN, Luis Alberto. Ob. cit., pp. 18-20;
GAVIRIA GUTIÉRREZ, Enrique. Ob. cit., pp. 31-38.
(127) Cfr. CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., p. 163.
71
Tratado de Derechos Reales
que ser de excepción), utilizan esta expresión. Pero no en el sentido completo que
luego se le dio.
Muchos autores(128) no discuten este carácter social. Aunque insisten en no
desligarlo del aspecto individual (o natural) de la propiedad. Tal es el caso, tanto
del positivismo cuanto del catolicismo.
El positivismo, sea estatal, sea sociológico, suele hacer radicar el funda-
mento en la norma jurídica del Estado o bien, con fórmula más amplia, en la
mera utilidad social (Comte, Gide, Duguit, Leroy-Beaulieu, Cimbali, etc.).
(128) Vide: CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., pp. 229-231.
(129) Cit. por MARTÍN MATEO, Ramón. Ob. cit., pp. 163 y 164.
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Teorías legitimistas de la propiedad
(130) Vide: FUEYO LANERI, Fernando. “La propiedad y las soluciones que el derecho ofrece al orden social”.
En: Estudios de Derecho Civil en Homenaje a Héctor Lafaille, p. 313.
(131) Cit. por SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., pp. 24-26.
(132) Cfr. VALIENTE NOAILLES, Luis. Ob. cit., p. 161.
(133) Cit. por NOVOA MONREAL, Eduardo. El Derecho de Propiedad Privada, Temis, Bogotá, 1979, p. 61.
(134) Cfr. CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., Ibídem.
73
Tratado de Derechos Reales
74
Teorías legitimistas de la propiedad
75
Tratado de Derechos Reales
65. EL PLURALISMO
Es consecuencia de la diversidad de normas especiales dictadas para atenuar
los efectos del individualismo, vía la intervención y, generalmente, en función de
las peculiares características de determinados tipos de bienes (intervención estatal
que, en estos momentos, está reducida a su mínima expresión).
El pluralismo suscita problemas relativos a la determinación de las carac-
terísticas específicas de la propiedad en cada uno de los tipos, a la interconexión
entre ellas y, principalmente, en orden al conflicto entre el interés del titular y el
interés de la colectividad representado por el Estado.
76
Teorías legitimistas de la propiedad
77
Tratado de Derechos Reales
(139) Cfr. MONTÉS, Vicente. Ob. cit., pp. 93-98. El profesor MONTÉS desarrolla ampliamente este tema,
de cuyo texto tomamos estos conceptos.
(140) MARX, Karl. El Manifiesto del Partido Comunista, Cap. II, Progreso, Moscú, 1979.
78
Teorías legitimistas de la propiedad
70. CONCLUSIONES
Las doctrinas solidaristas de la función social –que oscilan entre una limi-
tación al goce y, en caso extremo, a la disposición–, así como la doctrina socialista
de la propiedad, hoy por hoy, han sido puestas de lado. No es que no tengan vali-
dez científica, sino que, ante el auge de un liberalismo extremo (neoliberalismo),
necesariamente pasan a un segundo plano.
El neoliberalismo –algunas de cuyas tesis criticadas han sido ya descritas–
domina también en el Derecho y, específicamente, en el Derecho civil. Plantea
una propiedad libre de ataduras, de restricciones. Y además tutelada en detalle,
donde la figura de la expropiación casi no se aplica. En un contexto así, la función
79
Tratado de Derechos Reales
80
TÍTULO III
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL
DE LA PROPIEDAD
CAPÍTULO ÚNICO
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL
DE LA PROPIEDAD
(143) En efecto, el artículo 34 de la Constitución del 33 disponía: “La propiedad debe usarse en armonía con el
interés social (...)”.
(144) Literalmente, el artículo 29 establecía: “(...) A nadie se le puede privar de la suya sino por causa de utili-
dad pública probada legalmente y previa indemnización justipreciada”.
83
Tratado de Derechos Reales
(145) Como dice Vicente MONTÉS al comentar el artículo 33 de la Constitución española vigente, “una ley
que la derogara o abrogara, o desconociera, debería ser considerada como inconstitucional”. Ob.
cit., p. 152.
(146) La Ley Nº 24.723 de 09/10/1987, que pretendió expropiar y estatizar el sistema bancario, financiero y
de seguros en el Perú, finalmente no pudo aplicarse, aun cuando existan fundadas razones para justificar
la institución de la expropiación.
(147) Tal fue, por lo demás, el espíritu imperante entre los constituyentes de 1978-79, y específicamente en
los legisladores de las bancadas aprista y socialcristiana, quienes, siendo mayoría, aprobaron esta fórmula
conciliadora.
(148) MONTÉS, Vicente. Ob. cit., p. 152, nota 238.
84
La regulación constitucional de la propiedad
(149) Véase: RUIZ ELDREDGE, Alberto. La Constitución comentada, Imprenta Editora Atlántida, Lima, 1979,
p. 212.
85
Tratado de Derechos Reales
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La regulación constitucional de la propiedad
(151) La función social, dice Vicente MONTÉS, “ha de indicar la verdadera medida de la valoración de la
legitimidad del comportamiento del propietario en la reglamentación actual, configurando una garantía
que no debería excluir ni una delimitación por la que progresivamente se restringiera el ámbito de la
propiedad, reservando categorías a la propiedad pública, ni una reducción directa o indirecta, mediante
vínculos y límites, del contenido del derecho del propietario, siempre que no afecte a ese contenido esen-
cial aludido...”, Ob. cit., p. 171.
87
Tratado de Derechos Reales
88
La regulación constitucional de la propiedad
(153) RUBIO, Marcial, y BERNALES, Enrique. Perú. Constitución y Sociedad Política, Desco, Lima, 1981, p. 472.
(154) RUBIO, Marcial. Para conocer la Constitución Peruana, 1983, p. 115.
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Tratado de Derechos Reales
(155) CHIRINOS SOTO, Enrique. La Constitución al alcance de todos, Editorial Andina, 2ª ed., Lima, 1980, p. 135.
90
La regulación constitucional de la propiedad
91
SEGUNDA PARTE
EL DERECHO DE PROPIEDAD
EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
TÍTULO I
EL DERECHO DE PROPIEDAD
CAPÍTULO I
LA PROPIEDAD. PARTE GENERAL(*)
(*) Bibliografía: BARBERO, Domenico. Sistema del Derecho Privado, T. II, 1967, p. 217 y ss.; TRABUCCH,
Instituciones de Derecho Civil, T. I, 1967, p. 419 y ss.; DE RUGGIERO, Roberto. Instituciones de Derecho
Civil. Vol. I., Instituto Editorial Reus, Madrid, p. 530 y ss.; CASTÁN TOBEÑAS, José María. Derecho
Civil Español Común y Foral, T. II., Instituto Editorial Reus, 5ª ed., Madrid, 1941, p. 53 y ss.; BARASSI,
Lodovico. Instituciones de Derecho Civil, Vol. II. José María Bosch Editor, Barcelona, 1955, p. 7 y ss.;
ALBALADEJO, Manuel. Derecho Civil. T. III (Derecho de Bienes), Vol. I (Parte General y derecho de
propiedad), Librería Bosch, Barcelona, 1974; BRUGI, Biagio. Instituciones de Derecho Civil, p. 171 y ss.;
PUIG PEÑA, Federico. Tratado de Derecho Civil Español. T. III. Vol. I., Editorial Rev. de Derecho Pri-
vado, Madrid, p. 55 y ss.; BORDA, Guillermo. Manual de Derechos Reales, Editorial Perrot, 2ª ed. revi-
sada y actualizada, Buenos Aires, 1981, p. 138 y ss.; HEDEMANN, J. Tratado de Derecho Civil. Vol. II
(Derechos Reales). Editorial Rev. de Derecho privado, Madrid, 1955, p. 12 y ss.; BONNECASE, Julien.
Elementos de Derecho Civil. T. I., Edit. José María Cajica Jr., México, 1945, p. 641 y ss.; WOLFF, Martin;
ENNECCERUS, Ludwig; y KIPP, Theodor. Tratado de Derecho Civil, T. III (Derecho de Cosas),Vol. I.
Bosch Casa Editorial, Barcelona, 1944, p. 297 y ss.
(156) Vide: CASTÁN TOBEÑAS, José María. Derecho Civil Español Común y Foral. T. II, p. 53.
97
Tratado de Derechos Reales
(157) ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José Antonio. Curso de Derechos Reales, T. I, Editorial Civitas S.A., Madrid,
1986, p. 25.
(158) Según ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José Antonio. El sistema aristotélico-tomista, tal como en el dere-
cho romano clásico, es claramente objetivista y considera propiedad los bienes (cosas) mismos; “por
otra parte, en el derecho histórico la propiedad tiene también un claro sentido estamental y familiar. La
concepción subjetivista e individualista de la propiedad es en realidad una manifestación concreta de la
concepción subjetivista e individualista de la teología y filosofía a partir del nominalismo y la reforma
protestante”, Ibídem.
(159) Véase: ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José Antonio. Ob. cit., p. 26.
98
La propiedad. Parte general
99
Tratado de Derechos Reales
(162) VALVERDE Y VALVERDE, Calixto. Tratado de Derecho Civil Español, T. II., Taller Tipográficos Cuesta,
4ª ed. corregida y aumentada, Valladolid, 1936., p. 35.
(163) DE DIEGO, Felipe Clemente. Instituciones de Derecho Civil Español. T. I., Artes Gráficas Julio San Martín,
Madrid, 1959, pp. 359 y 360.
100
La propiedad. Parte general
Son estos los dos sentidos o aspectos en que puede ser entendido el derecho de
propiedad(164).
Subjetivamente, el derecho de propiedad, a su vez, se da en dos sentidos o
aspectos: 1) en abstracto, lo que se llama derecho a la propiedad es mera posi-
bilidad, poder de entrar en esa relación con la naturaleza, para buscar los elemen-
tos útiles y aprovecharlos en la satisfacción de sus necesidades; 2) en concreto, es
la actuación de esa posibilidad, el poder que sobre ciertos objetos de la naturaleza
tiene el hombre para aprovecharlos en sus necesidades. Se le llama a esta pro-
piedad de derecho porque representa la suma de bienes que conforme a dere-
cho, están a disposición de una persona(165). En otras palabras, según Calixto Val-
verde, propiedad de derecho quiere decir “la propiedad que se tiene, se posee
y se goza conforme al derecho positivo, que es variable según las circunstancias y
condiciones de cada país”(166).
(164) Cfr. VALVERDE Y VALVERDE, Calixto. Ob. cit., p. 35; DE DIEGO, Felipe Clemente. Ob. cit., p. 361.
(165) DE DIEGO, Felipe Clemente. Ob. cit., p. 361.
(166) VALVERDE Y VALVERDE, Calixto. Ibídem.
(167) PONSSA DE LA VEGA DE MIGUENS, Nina. Manual de Derechos Reales en Roma, p. 61.
(168) DE DIEGO, Felipe Clemente. Ob. cit., p. 376.
(169) Ley 1ª, Tít. XXVIII, Partida; también CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., p. 57; DE DIEGO,
Felipe Clemente. Ob. cit., p. 376.
101
Tratado de Derechos Reales
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La propiedad. Parte general
103
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104
La propiedad. Parte general
(182) Véase: VALLET DE GOYTISOLO, Juan. Panorama del Derecho Civil, p. 145.
(183) Sobre el particular ver el tomo I de este Tratado, Nº 257.
(184) BARASSI, Lodovico. Ob. cit., p. 7.
(185) ALBALADEJO, Manuel. Derecho Civil. T. III, Vol. I, p. 192.
105
Tratado de Derechos Reales
(186) Cfr. DE DIEGO, Felipe Clemente. Ob. cit., p. 375; CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., p. 55.
(187) Cfr. CARBONNIER, Jean. Ob. cit., p. 141; CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., p. 55.
(188) Véase: CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., p. 56.
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Tratado de Derechos Reales
(191) Véase nuestro tomo I de este Tratado, Nº 267, entre otros ítems.
108
La propiedad. Parte general
109
Tratado de Derechos Reales
110
La propiedad. Parte general
bienes; de ahí colige Calixto Valverde que tiene “su razón de existen-
cia en la personalidad”(198). Esta tesis no tiene ninguna vigencia. Hace
mucho tiempo se estableció que la propiedad nada tiene que ver con la
personalidad humana; no es un derecho inherente a ella.
II. No son pocos los que la basan en el trabajo, tanto entre los juristas
antiguos como entre los modernos. Entre estos últimos, Alberto Trabu-
cchi expresa que propiedad y trabajo “son dos elementos sobre los que
se construye todo el derecho privado patrimonial”(199).
III. Un buen sector de la doctrina ve en la propiedad el medio más indicado
para satisfacer sus necesidades. Así, para Castán, el fundamento está
en las necesidades del hombre y de las agrupaciones humanas (familia y
sociedad), que precisan la apropiación de los bienes del mundo exterior
útiles a la subsistencia y progreso de uno y otras(200). Si se observa bien,
la satisfacción de esas necesidades no solo competen al hombre sino a la
familia y a la sociedad en general.
De ahí infiere Clemente de Diego que el título o fundamento no está
aisladamente en el acto individual de la ocupación o del trabajo, ni
en los actos sociales del contrato o la ley. Prisco, dice acertadamente
–anota De Diego– que es exigencia ineludible del hombre a cumplir en
la tierra, pues no solo tiene derecho a la vida, sino el deber de conser-
varla, y los medios externos, es decir los elementos de la naturaleza, son
necesarios e indispensables para ello. Hay pues un derecho y un deber
de aprovecharse de los medios necesarios para el mantenimiento de la
vida(201).
IV. Para la Iglesia Católica la propiedad privada es una institución de Dere-
cho natural. Así lo ratifican numerosos documentos, entre ellos las
Encíclicas Rerum Novarum de León XIII y Mater et Magistra de Juan
XXIII (supra, Nº 57).
Según León XIII, si el hombre fuera despojado del derecho de propie-
dad privada se produciría “una odiosa e insoportable servidumbre para
todos los ciudadanos”, “causaría inevitablemente la ruina de la persona-
lidad de un pueblo” (Vallet).
V. La propiedad privada –se arguye– no puede ser justificada rusoniana-
mente por un contrato social, de recíproca garantía entre los propieta-
rios, ya que este no puede resistir –como dice Paschukanis– la situación
social de concurrencia de propietarios y no propietarios.
111
Tratado de Derechos Reales
(202) Cfr. VALLET DE GOYTISOLO, Juan. Ob. cit., pp. 146 y 147.
(203) Vide: VALLET DE GOYTISOLO, Juan. Ob. cit., pp. 147 y 148.
(204) DUGUIT, cit. por ALLENDE, Guillermo. Ob. cit., p. 372.
112
La propiedad. Parte general
113
Tratado de Derechos Reales
114
La propiedad. Parte general
no se debe usar con ánimo maléfico, con ánimo de dañar a nadie. Spota
cree que el individualismo de Vélez se debe al “pueblo fuerte que que-
ría”, “de ese pueblo que supiera luchar y labrar su porvenir”(210).
V. El ordenamiento jurídico peruano no ha estado ajeno a estas tendencias
doctrinarias del Derecho comparado. Es así como la derogada Consti-
tución Política de 1979, estableció en su artículo 124 que la propiedad
“obliga a usar los bienes en armonía con el interés social”. Y agregaba
que la ley señala las garantías, pero también las obligaciones y limita-
ciones de la propiedad.
El Código Civil por eso, al definir a la propiedad (art. 923) como el
poder jurídico que confiere los atributos más amplios: uso, goce, dis-
posición y reivindicación, estipula también que ella debe ejercerse “en
armonía con el interés social y dentro de los límites de la ley”.
VI. Pero el mundo, en los tiempos más recientes, especialmente a partir de
la caída del sistema socialista (1989), ha visto renacer y fortificarse a
las corrientes individualistas extremas. Rápidamente esto se ha refle-
jado en el derecho positivo. El Perú no puede ser la excepción y el libe-
ralismo doctrinario introdujo en la Constitución de 1993 ese espíritu.
El artículo 70 dispone que la propiedad “se ejerce en armonía con el
bien común”. Se ha prescindido pues de la noción de “interés social”,
en buena cuenta de la función social que debe cumplir la propiedad.
(210) Véase: SPOTA, Alberto G. Curso sobre temas de Derecho Civil, pp. 11 y 12.
(211) Cfr. DE DIEGO, Felipe Clemente. Ob. cit., p. 363.
115
Tratado de Derechos Reales
acertadamente sostiene Clemente de Diego, “no son más que figuras variadas
que surgen y se dibujan en el seno de la propiedad”(212).
De ahí que el contenido de estos derechos reales limitados pueda determi-
narse positivamente: el usufructuario puede poseer y disfrutar; el titular de un
derecho de paso (servidumbre), pasar; el acreedor garantizado, satisfacerse sobre
el bien entregado en garantía mobiliaria. Pero en cuanto a la propiedad no es
posible agotar enunciativamente las múltiples posibilidades del señorío (Wolff).
Claro está que es menester no olvidar que el derecho de propiedad está limitado
por la misma ley.
116
CAPÍTULO II
EL DERECHO DE PROPIEDAD
EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
(213) Cfr. ROMERO ROMANA, Eleodoro. Derecho Civil. Los Derechos Reales. T. I, pp. 110 y 111.
117
Tratado de Derechos Reales
118
El derecho de propiedad en el Código Civil peruano
limitación (esta presupone un minus respecto al estado normal), sino que determi-
nan el estado normal”.
En resumidas cuentas, el propietario sigue teniendo una relación de señorío
inmediato sobre el bien.
(216) Sobre la teoría general de los derechos reales nos ocupamos extensamente en el tomo I de este Tratado,
Nº 32 y ss.
119
Tratado de Derechos Reales
relaciones de propiedad, esto es, las relaciones sociales de propiedad que surgen
en toda sociedad al utilizarse los bienes. Esto supone que el Código Civil, en su
parte pertinente a los derechos reales, no viene a ser otra cosa que la superes-
tructura que norma la estructura socio-económica de un determinado país, en
este caso, el Perú. De ahí que esas relaciones de propiedad sufren una modifi-
cación cuando es transformada la base estructural y, por consiguiente, necesitan
una nueva regulación y normatividad jurídica.
120
El derecho de propiedad en el Código Civil peruano
121
CAPÍTULO III
ATRIBUTOS DEL PROPIETARIO(*)
106. ENUMERACIÓN
La propiedad es, según hemos dejado sentado, el poder jurídico pleno y,
además, unitario, toda vez que concede sobre los bienes el señorío global de todos
los atributos o facultades.
Según Manuel Albaladejo, los atributos del dominus no son una serie de
sumados cuya adición dé por resultado la propiedad, sino que son solamente
aspectos parciales del señorío total que esta es. “El tener todas estas facultades
–agrega– no es causa de que sea propietario, sino consecuencia de serlo: Así, que
A usa, goza, dispone, etc., de la cosa X porque es propietario de ella, y no es pro-
pietario porque pueda usar, gozar o disponer de ella”.
Estos atributos están invívitamente contenidos en el artículo 923 del
Código Civil. La doctrina tradicional señala los siguientes: a) el ius utendi (uso);
el ius fruendi (disfrute); el ius abutendi (disposición); d) el ius vindicandi (reivindi-
cación). Este último atributo de la reivindicación, comprendido expresamente
en la definición del numeral 923, no obstante es un atributo común a todos
los derechos reales en general, vía la persecutoriedad. No es pues exclusivo del
dominio.
No incluimos en esta clasificación al ius possidendi o derecho de posesión,
puesto que la posesión “puede consistir en usar, también en tan solo disfrutar”,
es decir que, de una u otra manera, la posesión está relacionada con el uso o
con el disfrute, o con ambos. El propietario siempre tiene derecho a la pose-
sión, sea ejercitándola directamente, sin intermediarios (ius possessionis), sea ejer-
citándola por interpósita persona, en cuyo caso conserva la posesión mediata (ius
possidendi).
(*) Bibliografía: SALVAT, Raymundo Miguel. Tratado de Derecho Civil Argentino. T. II, pp. 47-49;
MONTÉS, Vicente. La propiedad privada en el sistema del Derecho Civil Contemporáneo, p. 246 y ss.;
CASTAÑEDA, Jorge Eugenio Instituciones de Derecho Civil. Los Derechos Reales. T. I, p. 172 y ss.
123
Tratado de Derechos Reales
124
Atributos del propietario
facultad de usar y gozar, tal acontece con el usufructo y la habitación, por ejem-
plo; el ius abutendi es característico del dominio. Solo el propietario puede dispo-
ner del bien.
Siendo un atributo esencial para la doctrina, su ejercicio (como transferencia
o traslación), constituye la expresión más intensa del goce, pues representa la rea-
lización total del valor de cambio de los bienes.
Pero para algunos juristas como Montés, la disposición no es un elemento
esencial del derecho subjetivo de propiedad; a lo más, lo considera un elemento
normal. Ello porque no puede descartarse –anota–, que en determinados casos
el ejercicio del derecho, represente para el propietario el modo esencial del dis-
frute del propio bien (por ejemplo, en el supuesto de bienes destruidos). Desde
esta perspectiva, la disposición sería una extensión del derecho de disfrute, y más
exactamente su consecuencia extrema(221).
Goce y disposición suponen comportamientos diferentes, la facultad de dis-
posición se realiza a través de una manifestación que asume la figura de un nego-
cio jurídico con eficacia real. En cambio, la facultad de disfrute “se traduce en
un comportamiento material o también en una actividad negocial que, por otra
parte, solo alcanza eficacia obligatoria, no real” (Montés)(222).
125
Tratado de Derechos Reales
(224) Cfr. AVENDAÑO V., Jorge. Atributos y caracteres del derecho de propiedad. En: Para leer el Código Civil
(1984), PUC, p. 99
126
Atributos del propietario
127
Tratado de Derechos Reales
925, etc.). Esto origina, por lo menos, una evidente contradicción, cuya
solución pasa por una uniformización de las normas.
128
CAPÍTULO IV
CARACTERES DEL DERECHO DE PROPIEDAD(*)
115. ENUMERACIÓN
En principio, los caracteres del derecho de propiedad, al igual que los atri-
butos, están incluidos en el artículo 923 del Código Civil.
Es un hecho que la propiedad, que es el derecho real por excelencia, no solo
confiere al propietario el ius persequendi (derecho de persecución) y el ius preferendi
(derecho de preferencia), sino que, según la doctrina clásica, la propiedad tenía
tres caracteres esenciales, a saber: a) un derecho absoluto, b) un derecho exclu-
sivo, c) un derecho perpetuo.
No obstante la doctrina más reciente no hace ya la misma enumeración.
Quizás si la nota característica aceptada sin discusión sea la exclusividad o exclu-
sivismo; en cambio, la propiedad no es propiamente perpetua (o por lo menos,
tiene sus excepciones); tampoco es absoluta e ilimitada (en el sentido de globali-
dad o indeterminación de facultades concretas), en lo cual coincidimos con Gui-
llermo Borda. Además hay que agregar la elasticidad, aunque es común a otros
derechos subjetivos.
Se puede así decir que hoy la propiedad es:
a) un derecho abstracto y elástico
b) un derecho exclusivo
c) tendencialmente perpetua.
Modernamente, se suele decir que la propiedad es el señorío más pleno
sobre un bien. Con esta definición se persigue evitar considerarla como una sim-
ple suma de facultades (Álvarez Caperochipi).
(*) Bibliografía: PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Tratado Práctico de Derecho
Civil Francés. T. III, p. 199 y ss.; SALVAT, Raymundo Miguel. Tratado de Derecho Civil Argentino. Dere-
chos Reales. T. II, pp. 42-46; JOSSERAND, Louis. Derecho Civil. T. I, Vol. II, p. 81 y ss.; MAZEAUD,
Henri, Leon y Jean. Lecciones de Derecho Civil. T. IV, p. 35 y ss.; MESSINEO, Francesco. Manual de
Derecho Civil y Comercial. T. III, p. 259 y ss.; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio Instituciones de Derecho Civil.
Los Derechos Reales. T. I, p. 171 y ss.
129
Tratado de Derechos Reales
La propiedad, por otra parte, se presume libre (cualquier derecho que la cons-
triña debe ser probado)(226).
Veamos cada uno de los mencionados caracteres.
130
Caracteres del derecho de propiedad
131
Tratado de Derechos Reales
132
Caracteres del derecho de propiedad
133
Tratado de Derechos Reales
(236) Vide: MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. Los Derechos Reales, p. 45.
(237) Vide: ROMERO ROMANA, Eleodoro., Ob. cit., p. 112.
(238) Véase: PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., T. III, pp. 199 y 200.
(239) Así, BARASSI, Lodovico. Ob. cit., p. 9.
(240) Así, BORDA, Guillermo A. Ob. cit., p. 147.
134
Caracteres del derecho de propiedad
sobre el bien otros derechos al lado del de propiedad sin que quede
desnaturalizada(241).
En nuestra opinión esta es una verdad a medias. En efecto, la propiedad
convive con otros derechos (usufructo, uso, superficie, etc.), pero estos
no son sino derivación o desmembración de ella, por eso se les llama
derechos reales relativos o limitados; no pueden existir sin la propie-
dad. Ergo, no hay dos propiedades (no es el caso de la copropiedad)
sobre un mismo bien. Si en un predio, por ejemplo, hay usufructo, el
propietario continúa teniendo la posesión mediata.
III. Se puede pues concluir sosteniendo que el derecho de propiedad es
exclusivo porque es oponible (aunque los demás derechos reales tam-
bién lo sean) a quien pretenda inmiscuirse en su bien y porque sobre
un mismo bien no pueden haber.dos derechos idénticos (p. ej., dos pro-
piedades; no es el caso de la copropiedad); el hecho de que coexistan o
hayan dos derechos (p. ej., propiedad y usufructo) no invalida la tesis, al
contrario, la confirma.
Es bueno señalar, igualmente, que si bien el derecho de propiedad es
exclusivo, ello no significa que no tenga que soportar ciertos límites por
razones de utilidad pública, como tradicionalmente han sido los deriva-
dos de las conducciones e instalaciones telefónicas, telegráficas, de ener-
gía eléctrica, etcétera(242).
Por otro lado, como diría Barassi, “una clara y casi plástica consecuen-
cia” de la exclusividad es el derecho a cercar el predio (art. 965 del CC).
Corona el exclusivismo la facultad de reivindicar el bien, dentro de los
límites derivados de la usucapión y de la posesión de buena fe (arts.
927, 950, 951).
IV. En el Derecho comparado europeo también se observan matices y hasta
caracteres distintos.
1. Así, en el derecho francés, la doctrina inicialmente consideró a la
exclusividad una derivación del “absolutismo” del goce del artículo
544 del Code. De otra parte, entendida la facultad de exclusión
como dirigida a impedir la intromisión de un tercero en el goce o
disfrute del titular del dominio, derivaba hacia una confusión en
(241) Leamos a Calixto VALVERDE Y VALVERDE: “Si se quiere decir con el carácter exclusivo del derecho
de propiedad, que al pertenecer a una persona no pertenece a ninguna otra, esto es decir una vulgaridad,
puesto que en este sentido todos los derechos, sean de la clase que quieran, son exclusivos, de igual modo
que el derecho de propiedad”, Ob. cit., p. 61.
La tesis no es válida, pues los demás derechos reales limitados son una derivación o desmembración de la
propiedad, no tienen vida autónoma fuera de ella. Claro, puede ser exclusivo el derecho de usufructo que
tiene el usufructuario, pero solo sobre esa parcela o franja de derecho, aunque no tiene un derecho igual
o idéntico que el del propietario. No hay dos propietarios sobre el mismo predio.
(242) Cfr. BRUGI, Biagio. Ob. cit., p. 176.
135
Tratado de Derechos Reales
(243) Sobre el tema, consúltese a V. MONTÉS, Vicente. Ob. cit., pp. 75 y 76.
(244) ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José Antonio. Ob. cit., pp. 39 y 40.
136
Caracteres del derecho de propiedad
137
Tratado de Derechos Reales
138
CAPÍTULO V
EXTENSIÓN, OBJETO Y ELEMENTOS
DEL DERECHO DE PROPIEDAD
139
Tratado de Derechos Reales
que comprende por igual a los objetos materiales como a los inmateria-
les) que usa nuestro Código (art. 923), sino del texto de la Constitución
vigente que reconoce el derecho a la libertad de creación intelectual,
artística, técnica y científica, así como a la propiedad sobre dichas crea-
ciones y a su producto (art. 2, 3º), es decir, los derechos sobre los pro-
ductos del ingenio humano.
En la legislación comparada, prima un espíritu –al definir a la propiedad–
distinto al de la nuestra. En algunos países se considera única y excluyentemente
objeto de la propiedad, las cosas, entendidas estas como bienes materiales. Tal es
el criterio, por ejemplo, del código alemán (art. 903). En ciertos códigos como el
francés (art. 544) y el italiano (art. 832), entre otros, se habla de cosas pero su
sentido es comprensivo tanto de los objetos materiales cuanto de los inmateriales.
(246) WOLFF, Martin; ENNECCERUS, Ludwig, y, KIPP, Theodor. Tratado de Derecho Civil. T. III (Derecho
de Cosas),Vol. I. Bosch Casa Editorial, Barcelona, 1944, p. 301 y s.
140
CAPÍTULO VI
LIMITACIONES AL DERECHO DE PROPIEDAD
141
Tratado de Derechos Reales
127. CLASIFICACIONES
Existen diversas clasificaciones de las limitaciones.
Así, el profesor Clemente de Diego(249) las divide en: (i) en atención al
motivo que las inspira, pueden ser limitaciones de interés público o privado;
(ii) en relación a la causa, son impuestas por la ley o resultan de la voluntad del
propietario; (iii) según la parte de la propiedad en que inciden, algunas afectan
al dominio en su conjunto (la expropiación) o solo a alguna de sus facultades
fundamentales.
No obstante, es Louis Josserand(250) quien hace una importante clasificación,
bastante admitida por la doctrina:
1. Limitaciones derivadas del carácter de la función social del dere-
cho de propiedad. Aparte de la exigencia de que la propiedad debe
ejercitarse en armonía con el interés social (art. 923 del CC in fine) (La
Constitución en vigor ya no regula la función social del dominio), aquí
se encuentra comprendida la teoría del ejercicio abusivo del derecho,
normada por el artículo 924 del código.
2. Restricciones establecidas en interés de la colectividad. Estas,
como ya hemos dicho, atañen principalmente a la propiedad inmueble.
Su normatividad corresponde al derecho administrativo. Aquí se
encuentra evidentemente la figura de la expropiación, garantizada en
forma muy tenue por el artículo 70 de la Constitución. Las razones que
motivan este tipo de restricciones –causas de seguridad nacional o nece-
sidad pública (reemplazantes de las nociones de necesidad y utilidad
públicas o interés social de la Constitución derogada)–, según el Código
Civil “no pueden modificarse ni suprimirse por acto jurídico” (art. 925).
Igualmente caen dentro de estas restricciones los impuestos.
142
Limitaciones al derecho de propiedad
143
CAPÍTULO VII
CLASES DE PROPIEDAD
129. ENUMERACIÓN
No es fácil hacer una clasificación de la propiedad, si tomamos en considera-
ción los diversos criterios que entran a tallar en ello.
Empero, siguiendo la postura del maestro Jorge Eugenio Castañeda pode-
mos decir, sintéticamente, que existen dos grandes grupos:
I. En cuanto a su extensión, la propiedad puede ser:
1. Propiedad plena. Es la propiedad total, plena, donde todos los
atributos y caracteres se refunden en el dominus (art. 923).
2. Nuda propiedad. Esta es consecuencia de los llamados derechos
reales sobre bien ajeno (iura in re aliena), o sea los derechos reales
limitados (dígase: uso, usufructo, habitación) que concede el pro-
pietario pleno a otra persona. Sin duda es de carácter temporal y
es una consecuencia neta de la elasticidad del dominio; al cesar o
extinguirse el derecho menor, el bien automáticamente se reintegra
al dueño.
II. Con relación a los bienes que son objeto de propiedad, ella adopta una
amplia gama de tipos:
1. Propiedad civil. Está regulada por el Código Civil, es la más
extensa. Se subdivide, a su vez, en numerosas clases. La más rele-
vante, la summa divisio rerum del Derecho moderno, es la que los
denomina bienes muebles e inmuebles.
2. Propiedad minera. Está normada por sus leyes y reglamentos
especiales, a los que se aludirá en el lugar indicado.
3. Propiedad agraria. Regula todo ese vasto campo de los predios
rústicos y responde igualmente a sus leyes propias (D.Leg. Nº 653,
Ley Nº 26.505, etc.).
145
Tratado de Derechos Reales
146
TÍTULO II
LOS MODOS DE ADQUIRIR
LA PROPIEDAD
CAPÍTULO I
TEORÍA DEL TÍTULO Y EL MODO(*)
(*) Bibliografía: CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., p. 130 y ss.; VALVERDE Y VALVERDE,
Calixto. Ob. cit., p. 148 y ss.; DE DIEGO, Felipe Clemente. Ob. cit., p. 399 y ss.; VALLET DE
GOYTISOLO, Juan. Ob. cit., p. 172 y ss.
(251) Cfr. DE DIEGO, Felipe Clemente. Ob. cit., p. 399.
149
Tratado de Derechos Reales
(252) Cfr. DE DIEGO, Felipe Clemente. Ob. cit., pp. 399-400; VALLET DE GOYTISOLO, Juan. Ob. cit., p. 172.
(253) KASER, cit. por VALLET DE GOYTISOLO, Juan. Ob. cit., p. 173.
(254) Vide: CASTÁN TOBEÑAS, José María. Derecho Civil Español Común y Foral. T. II, pp. 131-133.
(255) Cód. Ley Nº 20, Tít. III, Lib. II. Vide, CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., p. 131.
150
Teoría del título y el modo
(256) Dig. Fragm. 31, Tít. I, Lib. XLI. Vide: CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., p. 132.
(257) VALVERDE Y VALVERDE, Calixto. Tratado de Derecho Civil Español. T. II, p. 148.
(258) DE DIEGO, Felipe Clemente. Ob. cit., p. 399.
(259) BARASSI, Lodovico. Ob. cit., p. 39.
151
Tratado de Derechos Reales
152
Teoría del título y el modo
(261) D’ALESSANDRO SAULLO, José. El estudio de la propiedad. En: Rev. de la Facultad de Derecho y Cien-
cias Sociales, 1956, Nº 1, enero-marzo, Montevideo, p. 15.
(262) GAYO expresa lo siguiente: “La mancipatio, como lo hemos dicho precedentemente, es una especie de
venta imaginaria y se trata de uno de los derechos propios del populus romano. El procedimiento es así:
en presencia de no menos de cinco testigos ciudadanos romanos púberes y de otro de la misma condi-
ción que debe sostener una balanza de bronce y es llamado librepens, aquel que recibe in mancipatio, y,
teniendo el bien, dice: ‘Afirmo que este esclavo es mío de acuerdo con el derecho de los quirites y que me
lo he comprado con este cobre y esta balanza de cobre’”. Institutas I, I, 119; Cfr. PONSSA, Nina, Ob.
cit., p. 89.
153
Tratado de Derechos Reales
por aquellos que gozan del ius commerci(263); 2) la in iure cessio, consis-
tía en una cesión del dominio hecha ante el magistrado (pretor) y ella
tenía lugar en la forma de una reivindicación(264); según Nina Ponssa,
se desarrollaba a manera de proceso(265); 3) la usucapio; 4) la adjudica-
tio; y 5) la lex. Se afirma que los dos primeros modos –mancipatio e in
iure cessio–, que son además los más importantes, desaparecido el “for-
malismo”, ellos también desaparecen; (ii) los modos naturales, estableci-
dos por el derecho natural o derecho de gentes, y aplicables a las res nec
mancipi; y son: la traditio, la ocupatio y ciertos modos o formas especiales
que no estaban sujetas a un principio común(266).
II. Los jurisconsultos escolásticos hacen además otra clasificación de estos
últimos –es decir, de los modos naturales–, dividiéndolos en: i) modos
originarios, mediante los cuales se adquiría la propiedad de un bien
que carecía de dueño; el derecho de propiedad surge directamente en
la persona de su titular, por consiguiente, hay creación de un derecho
de propiedad que no existía. Así sucede, por ejemplo, en la apropia-
ción, en la accesión, en la usucapión. En estos modos se adquiere la pro-
piedad en toda su plenitud, sin cargas o gravámenes; ii) modos deri-
vados o derivativos, en estos se presupone que la propiedad corresponde
a alguien, el derecho pasa de una persona a otra; no existe entonces
creación, sino transmisión de un derecho de propiedad. En estos modos
derivativos, como existe transmisión, el adquirente recibe el derecho
de propiedad con las limitaciones, cargas o gravámenes que el anterior
dominus hubiere constituido, ya que funciona el principio de que “nadie
puede transmitir a otro un derecho mejor o más extenso que el que por
sí mismo tiene”. Así acontece, verbigracia, en la tradición.
Se afirma que todavía distinguieron entre: a) modos originarios simpli-
citer, en que solo se transmitía el dominio, por ejemplo, la ocupación;
y, b) modos originarios secundum quid, en que transferían los bienes con
sus frutos, verbigracia, la accesión(267).
III. De otra parte, al transmitirse los patrimonios se observa otra clasifica-
ción de los modos de adquirir, a saber: i) transmisión a título univer-
sal (per universitatem), cuando un patrimonio pasa enteramente de una
154
Teoría del título y el modo
155
Tratado de Derechos Reales
doctrina general para todas las adquisiciones. El modo en las obligaciones deri-
vativas es la tradición (sistema romano), conforme a los artículos 609 y 1.095 de
ese corpus. El derecho español es –agrega Castán– “un sistema ilógico y sin base
científica, que ni se ha atrevido a abandonar la teoría del título y modo (como
hizo el código francés), ni tampoco la ha adaptado a las exigencias modernas,
como las legislaciones germánicas (austríaca, alemana, suiza, sueca, etc.)” que
exigen el registro(270).
El código argentino anterior establecía palmariamente en su artículo 2.524,
que la propiedad se adquiría por: 1) apropiación, 2) especificación, 3) accesión,
4) tradición, 5) percepción de los frutos, 6) sucesión en los derechos del propieta-
rio, 7) prescripción.
Por otra parte, en el Derecho alemán, Martin Wolff(271) clasifica los modos
de adquirir la propiedad inmueble de la siguiente manera: a) por negocio jurí-
dico, b) por sucesión universal (transmisión hereditaria), c) por usucapión, d) por
apropiación de fincas nullius (ocupación), e) por subrogación real, f) por acto del
Estado.
156
CAPÍTULO II
MODOS DE ADQUIRIR EL DOMINIO
EN EL CÓDIGO CIVIL(*)
(*) Bibliografía: SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., T. II, p. 141 y ss.; MAZEAUD, Henri, Leon y
Jean. Ob. cit., p. 181 y ss.; BONNECASE, J., Ob. cit., p. 651 y ss.; CASTÁN TOBEÑAS, José María.
Ob. cit., p. 130 y ss.; PEÑA BERNALDO DE QUIRÓS, Ob. cit., p. 24 y ss.; PONSSA DE LA VEGA
DE MIGUENS, Nina. Ob. cit., p. 89 y ss.; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., I, p. 183 y ss.
(272) CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., pp. 130 y 131.
(273) PEÑA BERNALDO DE QUIRÓS, Manuel, Ob. cit., p. 24.
157
Tratado de Derechos Reales
(274) ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José Antonio. Ob. cit., pp. 112 y 113.
(275) Para BORDA, Guillermo A. la usucapio es un modo originario, porque “el adquirente no recibe su dere-
cho del antecesor de tal manera que el dominio de uno y otro están disociados. Esa consideración es
válida aun en el caso de la usucapión breve, en la que se exige justo título, porque el justo título no es la
causa de la adquisición del dominio sino solo la prueba de la buena fe”. Véase: BORDA, Guillermo A.
Ob. cit., p. 165. Estamos plenamente de acuerdo.
158
Modos de adquirir el dominio en el Código Civil
159
CAPÍTULO III
LA APREHENSIÓN(*)
(*) Bibliografía: WOLFF, Martin; ENNECCERUS, Ludwig y KIPP, Theodor. Tratado de Derecho Civil. T. III
(Derecho de Cosas),Vol. I. Bosch Casa Editorial, Barcelona, 1944, p. 463 y ss.; SALVAT, Raymundo
Miguel. Ob. cit., II, p. 144 y ss.; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., p. 184 y ss.
(278) BRUGI, Biagio. Ob. cit., pp. 217-218.
(279) ROTONDI, Mario. Ob. cit., p. 267.
(280) BARASSI, Lodovico. Ob. cit., p. 43.
(281) PLANITZ, Hans. Ob. cit., p. 164.
(282) DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Ob. cit., p. 185.
(283) La fuente de este modo de adquirir el dominio por ocupación la hallamos en el Digesto, que prescribe: Res
nullius cedit primo ocupanti: “la cosa de nadie pertenece al primer ocupante”. Quod enim nullius est, id ratione
naturali ocupanti conceditur: “lo que no tiene dueño, por razón natural pertenece al que lo ocupa”. Dig.,
lib. XLI, tít. ley 3ª.
(284) Igual ha ocurrido en el Derecho alemán. H. PLANITZ define a la ocupación como “la toma de posesión
por acto propio sobre la tierra sin dueño o sobre la tierra coquistada (landnahme: toma de tierra) es la
forma más antigua de adquirir la propiedad sobre fincas”, pero reconoce que esta modalidad, existente
en el Derecho romano y en el Derecho común, no existe más. Véase Principios de Derecho Privado Germá-
nico, p. 164.
161
Tratado de Derechos Reales
este sentido, como sí la había en el código derogado (art. 822, 4º). Sin lugar a
duda ello puede motivar las más diversas interpretaciones, con la consiguiente
complicación y perjuicio del patrimonio del Estado.
(285) Véase: BRUGI, Biagio. Instituciones de Derecho Civil, pp. 217 y 218.
162
La aprehensión
Caben dentro de esta definición, como bienes nullius apropiables, por ejem-
plo, las piedras, las conchas u otras análogas, como serían el coral, las algas, las
perlas, el ámbar, etc. Aparentemente, como cree Eleodoro Romero Romaña, se
trataría de “cosas sin valor”. Sin embargo, dada la enorme riqueza ictiológica de
nuestro mar, la liberalidad de este precepto podría causar el enriquecimiento des-
mesurado de algunas personas(286).
La fuente remota de este artículo se halla en el Digesto: Quae (res) terra, mari,
coelo que capiuntur protinus eorum fiunt, qui primi possesionem covum aprehenderit: las
cosas que se cogen en la tierra, en el mar o en el aire, son de aquellos que primero
las ocupan(287).
En el Derecho comparado, el numeral 958 del BGB prescribe: “Quien toma
la posesión en nombre propio de una cosa mueble sin dueño, adquiere la propie-
dad de ella”.
146. ELEMENTOS
El fenómeno de la aprehensión, para que proceda, presupone la existencia
de los elementos o requisitos siguientes:
1. Que se trate de bienes muebles que no pertenezcan a nadie, o sea, res
nullius. Se excluyen por tanto los bienes inmuebles.
2. Que haya aprehensión material del bien, es decir toma de posesión efec-
tiva del mismo (elemento material).
La doctrina clásica consideraba que requiere dos elementos: uno material,
el inicio de la posesión, y otro subjetivo, que es la intención de tener el bien
como propio, de retener para sí la posesión (según algunos, la propiedad), que es
el animus occupandi(288).
Tocante al segundo elemento –el animus occupandi–, debemos afirmar,
siguiendo el criterio del maestro Jorge Eugenio Castañeda, que la intención o
voluntad del aprehensor carece de importancia(289). Y es que nuestro código es
objetivista. Quien aprehende o coge un bien o un animal nullius, obviamente
tiene la voluntad de apropiarse de él, pero ello va implícito ya en el acto de apre-
hensión. Basta, por ende, la toma física de la posesión.
(286) En efecto, desde antiguo se ha advertido esto. Como dice E. ROMERO: “Si se descubrieran bancos de
perlas u otras cosas de positivo valor es indudable que se considerarían dentro del patrimonio del Estado,
el que fijaría las normas para su explotación por los particulares”, Ob. cit., p. 198. Por eso en el artículo
929 del Código Civil vigente se agrega: “salvo las previsiones de las leyes y reglamentos”.
(287) Dig. Lib. XLI, Tít. II, ley 4ª.
(288) Así, ROTONDI, Mario. Ob. cit., p. 267; BARASSI, Lodovico. Ob. cit., p. 43.
(289) VALENCIA ZEA, Arturo, es de un parecer opuesto, pues con respecto a este punto, considera como uno
de los caracteres “que exista la intención de hacerla propia”, Ob. cit., p. 330.
163
Tratado de Derechos Reales
164
La aprehensión
I. LA PESCA(*)
(*) Bibliografía: PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., III, p. 521 y ss.; SAL-
VAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., p. 153 y ss.; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., I, p. 189 y ss.
(290) PALACIO PIMENTEL, Gustavo. Elementos de Derecho Civil Peruano (1979). T. I, p. 231.
165
Tratado de Derechos Reales
(291) Esta norma reemplazó al D.S. Nº 01-94-PE, publicado el 15 de enero de 1994, que durante su vigencia
fue objeto de diversas modificaciones.
(292) Cfr. GÓMEZ PÉREZ, Pascual. Los derechos llamados subjetivamente reales, p. 584.
(293) ROMERO ROMANA, Eleodoro. Ob. cit., p. 201.
(294) El Decreto Legislativo Nº 1147, publicado el 11 de diciembre de 2012, derogó a la Ley Nº 26.620; sin
embargo, sigue vigente el mismo Reglamento de la ley anterior, pues si bien la Disposición Complemen-
taria Transitoria Segunda estipula que el Decreto Legislativo 1147 debe ser reglamentado “en un plazo
de 180 días”, ello no ha sucedido hasta la fecha.
166
La aprehensión
167
Tratado de Derechos Reales
168
La aprehensión
(295) Hemos sotenido, y lo repetimos, que esta norma se inspira en una Ponencia nuestra que presentamos en
el I Congreso Internacional de Derecho, organizado por la Universidad Autónoma del Perú, durante los
días 14 y 15 de junio de 2012. Luego, apareció una versión resumida en la Revista RAE. Jurtisprudencia,
Nº 53, noviembre 2012, publicación de Thomson Reuters. Puede verse también en nuestra web site:
<www.eugenioramirezcruz.net>.
169
Tratado de Derechos Reales
170
La aprehensión
II. LA CAZA(*)
155. DEFINICIÓN
El cazador se hace propietario por aprehensión del animal que haya matado,
capturado o herido, es decir, cazado.
La caza, expresa Pascual Gómez Pérez, es un derecho subjetivo íntimamente
unido a la propiedad de la finca (predio), se considera como accesorio de ella, y
corresponde a su dueño(296).
(*) Bibliografía: PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., T. III, p. 515; SAL-
VAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., p. 149 y ss.; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., T. I, p. 192 y ss.
(296) GÓMEZ PÉREZ, Pascual. Ob. cit., pp. 583-584.
(297) En efecto, BORDA sostiene lo siguiente: “En nuestros días, la caza interesa más desde el punto de vista
de los perjuicios que puede producir, ya sea a los propietarios del suelo, ya sea a la conservación de la
fauna, que como medio de adquirir el dominio”. Cfr. BORDA, Guillermo A. Ob. cit., 1989, p. 170.
(298) Cfr. ROMERO ROMANA, Eleodoro. Ob. cit., pp. 198-199.
171
Tratado de Derechos Reales
(299) En efecto, en España, en casos especiales la ley de caza (art. 12) “lo atribuye al usufructuario y al enfi-
teuta, y no al nudo propietario, ni al censualista; y si la finca está en administración o depósito, al admi-
nistrador o depositario”. En caso de arrendamiento, el derecho de caza se presume reservado a favor del
arrendador. Si la heredad estuviese en condominio, cada comunero puede ejercitar su derecho, personal-
mente o por representación. Véase GÓMEZ PÉREZ, Pascual. Ob. cit., pp. 583 y 584.
(300) Dig. Lib. XLI, tít. I, ley 1ª.
172
La aprehensión
del mar y que vuelan por el aire, esto es, los animales feroces, las aves y los peces,
pertenecen a los que los ocupan”. Y agrega: Vel quae exbis apud nos sun edita: “o los
que nacen de los que tenemos en nuestro poder”(301).
El Código vigente, de manera similar al derogado, no diferencia –como
sí se hacía en el Derecho romano–, ni establece la clasificación de los animales,
a saber: domésticos, domesticados y salvajes. De todas formas, vamos a fijar la
noción de cada uno de ellos.
De entrada la doctrina estima que, en general, pueden ser cazados todos
los animales no domesticados y los salvajes (Romero), criterio que sí establecía el
Código Civil de 1852.
I. Animales salvajes o fieros. Aquellos que viven en estado de “libertad
natural”. Estos animales vagan libremente y no pueden ser cogidos sino
por la fuerza (Díez-Picazo y Gullón).
Los animales salvajes, en suma, son los que se encuentran como res
nullius en la tierra o en el agua, de suerte que se constituyen en el
objeto típico de aprehensión.
Puédese hablar de propiedad de un animal salvaje si es que están efecti-
vamente sujetos al hombre, y cesa al concluir este señorío, pues vuelve
a ser nullius y, por tanto, aprehensible (Barassi).
Es necesario, empero, establecer el momento en que se produce la adqui-
sición del señorío sobre el animal. En nuestro Derecho, no necesaria-
mente es exigible su aprehensión material total (o sea, cogerlo o tomarlo,
muerto o vivo), sino que basta que haya caído en las trampas, o incluso
que el animal herido sea perseguido sin interrupción (art. 930). La solu-
ción, sin embargo, no es unánime en el derecho comparado(302).
Martin Wolff, basándose en el numeral 960 del BGB, hace una subdi-
visión de los animales salvajes en: a) “no amansados”: se convierten en
bienes nullius si recobran la libertad, excepto si el propietario los persi-
gue sin demora; y, b) “amansados”, si el hombre ha logrado que el ani-
mal se acostumbre a volver espontáneamente a un sitio determinado.
Estos se convierten en nullius, si pierden la costumbre de volver al para-
dero a ellos destinado(303). En realidad estos últimos son los amansados.
Ahora bien: ¿Cuáles son esos animales salvajes? La lista es, lógicamente,
larga. Estos animales que viven en estado de libertad natural son, por
173
Tratado de Derechos Reales
ejemplo, los lobos, nutrias, osos, corzos, leones, tigres, elefantes, cebras,
canarios, palomas salvajes, moscas, pumas, etc. También las abejas son
animales salvajes pero, una vez llevadas a la colmena, pasan a la catego-
ría de domesticadas (Salvat).
II. Animales amansados o domesticados. Se trata de animales que,
siendo por su naturaleza salvajes, se encuentran ordinariamente al ser-
vicio del hombre y de sus necesidades (Rotondi); se puede afirmar que
este los reduce y se acostumbran a él. Viven en contacto con el hom-
bre, pudiendo separarse o fugarse (incluso periódicamente) de su custo-
dia, siempre y cuando conserven el hábito de retornar. El señorío sobre
ellos se subordina pues a esta consuetudine vel animus revertendi. Hay una
instintiva predisposición al retomo al propietario dentro de un periodo
prudencial de tiempo. El Derecho peruano no regula este punto. El
derecho italiano prescribe dos días si son enjambres de abejas y veinte
días para los demás animales amansados (Códice, arts. 924, 925). Ven-
cido ese plazo se tornan irreivindicables, o, lo que es lo mismo, pasan a
ser propiedad de quien se ha apoderado de ellos(304).
En nuestra opinión, estos animales amansados constituyen una cate-
goría intermedia entre los salvajes y los domésticos. Deben conservar
la costumbre de volver espontáneamente a un lugar o paradero fijo; si
la pierden, recobran su estado de “libertad natural” y tórnanse nueva-
mente en salvajes, pudiendo ser aprehendidos.
1. ¿Cuáles son esos animales amansados? Ensayemos una breve enu-
meración. Las abejas son salvajes, pero llevadas a la colmena, pasan
a la clase de domesticadas (Salvat); el corzo, animal salvaje, si el
hombre lo ha amansado (Wolff); los conejos de criadero no son
apropiables, siguen siendo propiedad del dueño del criadero; los
peces de estanque, las palomas de criadero, etc. Su aprehensión
constituye, por tanto, un robo y no una aprehensión.
2. ¿Qué sucede si estos animales, palomas, conejos, peces, emigran? El
código nacional guarda silencio. En Italia, Lodovico Barassi asevera
que cuando estos animales “pasaron espontáneamente de su respec-
tivo criadero a otro perteneciente a distinto dueño, este, siempre
que no los haya atraído por medio de algún artificio o fraude no
tiene lugar la adquisición”(305).
(304) Cfr. BARASSI, Lodovico. Ob. cit., pp. 43 y 44; ROTONDI, Mario. Ob. cit., p. 267; DÍEZ-PICAZO Y
PONCE DE LEÓN, Luis Y GULLÓN, Antonio. Ob. cit., p. 186.
(305) Para BARASSI, Lodovico. esta “no es en modo alguno ocupación, aunque el código la regule al tratar de
esta. Probablemente tenía razón el código anterior que la consideraba (aunque también la discutiese la
doctrina) como una adquisición. Véase: BARASSI, Lodovico. Ob. cit., p. 45.
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(306) En el pasado, en aplicación de la ley anterior y por medio de la Resolución de la Comisión de Sancio-
nes Nº 324-97-PE/CS del Ministerio de Pesquería (El Peruano, 21 de noviembrede 1997), se sancionó a
la Compañía Hotelera Los Delfines S.A., con una multa de cinco unidades impositivas tributarias, por
haber infringido el artículo 18 del Decreto Supremo Nº 002-96-PE (Reglamento para la conservación
y protección de los cetáceos menores), según estipulaba el artículo 1. El motivo fue que mantenía en
cautiverio a dos cetáceos menores (delfines) de la especie Tursiops truncatus, sin autorización del entonces
Ministerio de Pesquería.
No se puede dejar de mencionar que la imposición de la medida obedeció a la presión de la opinión
pública, especialmente de los grupos ecologistas.
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(*) Bibliografía: WOLFF, Martin; ENNECCERUS, Ludwig y KIPP, Theodor. Ob. cit., p. 488 ss.; PLA-
NIOL, MARCEl; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., III, p. 524 y ss.; MAZEAUD, Ob.
cit., p. 294 y ss.; SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., II, p. 154 y ss.; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio,
Ob. cit., I, p. 204 y ss.
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(310) ALBALADEJO lo define diciendo que “es hallador el que encuentra la cosa y la recoge (se apodera de
ella)”, Ob. cit., III, I, p. 267.
(311) Véase: ROTONDI, Mario. Ob. cit., p. 268.
(312) En efecto, BRUGI es de un parecer opuesto: “el tesoro es una res nullius en sentido especial y admitir que
no exista su propiedad es una petición de principio”, Ob. cit., p. 220.
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172. DEFINICIÓN
Se consideran perdidos todos aquellos bienes u objetos que quedan sin
poseedor, aunque sin convertirse en nullius. Los bienes perdidos, extraviados u
olvidados no son apropiables, y ello porque en rigor no carecen de propietario. Lo
que sucede es que, como advierten Planiol, Ripert y Picard, en la mayor parte
de casos, el dueño de los bienes perdidos está imposibilitado de reclamarlos, por
ignorar su paradero.
La razón de esto estriba en que el hallar es una gestión que no repre-
senta la actuación de un negocio jurídico (cae dentro del concepto de gestión
de negocios sin mandato). Por esto, también puede hallar el incapaz de obrar
o ejercitar, siempre que tenga voluntad posesoria (Wolff).
(*) Bibliografía: WOLFF, Martin; ENNECCERUS, Ludwig y KIPP, Theodor. , Ob. cit., p. 488 y ss.;
CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., I, pp. 208 y ss.; PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y
PICARD, Maurice. Ob. cit., T. III, p. 528 y ss.; MAZEAUD, Henri, Leon y Jean. Ob. cit., p. 296 y ss.
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(314) En efecto, BARASSI considera que tanto los objetos extraviados u olvidados, como los objetos abandona-
dos, no pueden ser apropiados (ocupados). Véase: BARASSI, Lodovico. Ob. cit., p. 46.
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CAPÍTULO IV
LA ESPECIFICACIÓN
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Tratado de Derechos Reales
Según Hans Planitz, igual fórmula adopta el BGB (art. 950). “Solo si la materia
es más valiosa que el trabajo, pertenece la nueva cosa al propietario de la mate-
ria”. En cambio, el antiguo Derecho estipulaba lo contrario. Para el Espejo de
Suabia –agrega Planitz–, “obtenía la propiedad del objeto nuevo el dueño de
la materia. Si este rehusaba la obra creada, el especificador estaba obligado a
indemnizar los daños”(316).
La fuente de la especificación la encontramos en el Digesto: Res abesse viden-
tur...etiam hae, quarum corpus mane, forma mutata est; et ideo si corruptae redditae sint,
vel transfiguratae videri abesse, quoniam plerunque plus est in manus pretio, quam in re:
“Perece la cosa aunque exista la materia de ella, si se muda su forma, por lo que
si se vuelve alterada o transformada, parece que pereció, pues muchas veces es de
más valor la forma que la materia”(317).
192
La especificación
Así, el vino sale de la uva; un cuadro se hace con madera; con el acero se
puede construir un avión; con un metal precioso se hace una sortija.
La formación de la nova species (bien nuevo) difiere de la reparación, así como
de la destrucción y de la disolución en las partes materiales integrantes. Debe
tratarse, pues, de una alteración o modificación de cierta trascendencia. En buena
cuenta, la especificación no es otra cosa que lo que hoy se llama en el lenguaje
económico valor agregado.
Esta figura de la especificación, por ello, se produce mayormente en la
industria y en las labores y oficios manuales. Así, habrá especificación en los pro-
ductos del trabajo del panadero, del zapatero, del carpintero o mueblista, del
cocinero, etc. Todos ellos son especificantes.
Según Wolff, la especificación no solo existe al formarse el “producto aca-
bado”, sino basta incluso con prepararlo o hacerlo a medías.
En Alemania, una ley especial considera como especificación el trabajo
hecho en la superficie de ciertos cuerpos mediante la escritura, dibujo, pintura,
grabado, impresión, fotografía, etcétera.
En doctrina, se discute y se ha discutido a quién pertenece la nova species, si
al artífice (especificador o fabricante) o al dueño de la materia prima. El código
francés considera que se trata de una accesión de mueble a mueble. En esa misma
línea, para el código español es una subespecie de accesión respecto a muebles(320).
El Código Civil peruano (art. 937, ap. 1°), resuelve este problema estable-
ciendo que la propiedad de la nova species se atribuye al artífice si procedió de
buena fe(321), pero no resuelve el supuesto en que este procediera con mala fe. Se
puede decir que, al conceder la propiedad de la nova species al artífice, el código
nacional se inclina por la solución que los proculeyanos sostenían en el Derecho
romano.
Finalmente, no es necesario que el especificador ejecute personalmente los
trabajos; el código no lo exige.
En cambio en Alemania, se considera que la especificación es necesaria-
mente acto humano, pero no declaración de voluntad, ni acto jurídico, sino “acto
real”. No es posible, por ende, la representación. No obstante, acepta que se
pueda adquirir por especificación con la colaboración de otros, por ejemplo, ayu-
dantes, criados, o con la mediación de otros (Wolff).
193
Tratado de Derechos Reales
194
CAPÍTULO V
LA ACCESIÓN(*)
(*) Bibliografía: MAZEAUD, Henri, Leon y Jean. Lecciones de Derecho Civil. Parte General. Vol. IV, p. 304 y ss.;
PLANIOL, MARCEl; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., III, p. 230 y ss.; BONNECASE,
J., Ob. cit., I, p. 653 y ss.; SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., III, p. 177 y ss.; MESSINEO, Fran-
cesco. Ob. cit., III, p. 312 y ss.; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., I, p. 196 y ss.
(322) Veamos lo que sostienen los profesores Luis DÍEZ-PICAZO y Antonio GULLÓN: “No puede genera-
lizarse la idea que la tierra es lo principal, y lo construido sobre ella, p. ej., lo accesorio. De hecho, la
tierra no es otra cosa que un elemento que se liga con otros en un ciclo productivo para que un bien de
utilidad social aparezca. Puede ocurrir incluso que el valor social y económico de la construcción sea muy
superior al valor del suelo, que se haya necesitado de una inversión de capital superior a ese valor del
suelo (piénsese en obras de infraestructura o urbanización), y en todo caso una iniciativa empresarial (que
es trabajo humano) que debe ser tenida en cuenta adecuadamente”. Véase Sistema de Derecho Civil. T. III,
p. 172.
195
Tratado de Derechos Reales
185. DEFINICIÓN
La accesión es un modo originario de adquirir la propiedad, tanto mue-
ble como inmueble. En virtud de la accesión, el propietario de un bien
adquiere lo que se une, adhiere o incorpora materialmente a él, sea natural, sea
artificialmente.
En consecuencia, la accesión es un modo de adquirir el dominio, basada
en la adherencia o incorporación de elementos extraños a los bienes de nuestra
propiedad.
En una palabra, la doctrina coincide en que es accesión cualquier incre-
mento o ampliación del bien(325).
Por otro lado, también designa esta palabra, si bien no en la hipótesis que
tratamos, el bien accesorio unido al principal.
(323) Vide: ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José Antonio. Ob. cit., pp. 133 y 134.
(324) Como bien anotan DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. “no es justo que
la creación de riqueza y utilidad social que el acto de construir lleva consigo, sobre todo cuando la realiza
un constructor de buena fe, dé lugar en todo caso a un derecho de un dueño de suelo menos valioso para
adquirir la obra en las condiciones, además, perjudiciales para el primero con arreglo al artículo 361 del
Código Civil español”, Ob. cit., p. 173.
Nuestro artículo 941, similar al artículo 173 del código hispano, es un tanto más justo, pues el dueño
del suelo, cuando opte por hacer suyo lo edificado, debe pagar un valor que no es el comercial (actual)
sino uno que resulta del promedio entre el valor del costo y el valor actual.
(325) Así, para BARASSI, Lodovico. es accesión cualquier incremento del bien, Ob. cit., p. 47. CASTÁN
TOBEÑAS, dice que son incrementos o ampliaciones objetivas del dominio, Ob. cit., p. 155.
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La accesión
(326) Vide: AVENDAÑO V., Jorge. Anteproyecto del Libro de Derechos Reales (Exposición de Motivos). En: Pro-
yectos y anteproyectos de la Reforma del Código Civil T. I, PUC, p. 796.
(327) Dig. Lib. 34, Tít. II, fr. 191, párr. 13; cit. por PLANIOL, Ob. cit., p. 230.
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Tratado de Derechos Reales
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La accesión
192. ENUMERACIÓN
Dentro de la accesión inmobiliaria natural, llamada también accesión natu-
ral en provecho de un inmueble, es decir aquella que se realiza por acción espon-
tánea de la naturaleza, el Código contempla los casos de aluvión y de avulsión,
legislados en los artículos 939 y 940, respectivamente. Este tipo de accesión
implica modificar la configuración de los predios por obra de las aguas.
Si bien es cierto el Código solo contempla estos dos casos, en el Derecho
romano y en algunas legislaciones modernas, conjuntamente con estos, se enu-
meran otros. En efecto, los romanos consideraron, por lo menos, el aluvión, la
avulsión, el cauce abandonado, las islas, etcétera.
Precisamente, el derogado Código de Aguas contemplaba varias hipótesis,
a saber: cauces abandonados (art. 41), cauces públicos (art. 43), avulsión (art.
44), invasión de terreno por el río (art. 45), formación de islas (art. 46) y aluvión
(art. 47). Estas modalidades de accesión inmobiliaria natural estuvieron ya legis-
ladas en el Código Civil de 1852, no así en el Código de 1936, ni tampoco en el
vigente, excepto las citadas.
El hecho de que el Código en vigor solo norme el aluvión y la avulsión, se
debe a que estas instituciones responden a una realidad agraria y feudal ya supe-
rada, sin mayor aplicación práctica, máxime si tenemos en cuenta que la Ley de
Recursos Hídricos (Ley Nº 29.938), determina que todas las aguas y los bienes
naturales vinculados a ellas son bienes de dominio público hidráulico (art. 7) y
constituyen patrimonio de la Nación (art. 2).
199
Tratado de Derechos Reales
A. EL ALUVIÓN
200
La accesión
194. CONDICIONES
Deben confluir tres condiciones o requisitos:
I. Los incrementos o acrecentamientos de tierra deben formarse sucesiva e
imperceptiblemente.
II. Los fundos o predios deben confinar con la ribera o estar a lo largo de
los ríos o torrentes o corrientes de agua; no el mar, porque la zona ribe-
reña de este pertenece al Estado(335).
III. Este incremento –aunque no se dice expresamente– debe formarse
espontáneamente, es decir, ser obra de la naturaleza, ya que se trata de
un caso de accesión natural.
Según Lucrecia Maisch(336), “es necesario que la nueva tierra quede per-
fectamente unida a la propiedad de quien accede”.
B. LA AVULSIÓN
(335) El código derogado así lo establecía en el artículo 822, 2°. El código vigente nada dice al respecto, den-
tro de su concepción extremadamente individualista.
(336) Ibídem. Lucrecia MAISCH sigue aquí el criterio del código argentino anterior en su artículo 2.581,
según el cual el aluvión debe estar definitivamente formado, esto es, que “haya llegado a unirse con el
terreno de la ribera y a formar parte integrante del fundo ribereño”. Cfr. SALVAT, Raymundo Miguel.
Ob. cit., p. 188. No falta razón, empero, a quienes estiman que este requisito no es exigible en nuestro
país, puesto que la ley no lo exige.
(337) MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. Ob. cit., p. 53.
201
Tratado de Derechos Reales
El artículo 940 preceptúa: “Cuando la fuerza del río arranca una porción
considerable y reconocible en un campo ribereño y la lleva al de otro propietario
ribereño, el primer propietario puede reclamar su propiedad, debiendo hacerlo
dentro de dos años del acaecimiento. Vencido este plazo perderá su derecho de
propiedad, salvo que el propietario del campo al que se unió la porción arrancada
no haya tomado aún posesión de ella”.
Se trata de una hipótesis difícilmente realizable, en la que una porción con-
siderable y reconocible de terreno (una parte de materias incorporadas al suelo,
que puede ser tierra, arena o plantas) ribereño, es arrancada por la fuerza del río
en forma instantánea y agregada por adjunción o superposición a un predio infe-
rior o ubicado en la ribera del río opuesto. En tal caso, dicha porción de terreno
puede ser reivindicada por el propietario original, en el término de dos años de
acaecida. Caso contrario –esto es, si no la reclama dentro de los dos años–, per-
derá su derecho, excepto que el propietario adquirente no haya tomado aún pose-
sión de ella. En consecuencia, es facultativa del propietario a cuyo predio se ha
unido la parte del terreno, la decisión de hacer valer o no la accesión.
Finalmente, para que exista avulsión es necesario que la porción (tierras,
arena o plantas), haya sido llevada por una fuerza súbita, es decir, por la acción
violenta y repentina de las aguas en un momento dado. Si falta esta condición, es
decir si la agregación se ha formado sucesiva e imperceptiblemente, no estaría-
mos ya frente a la avulsión, sino al aluvión.
En palabras de Luis Díez-Picazo y de Antonio Gullón, “es una brusca
mutación de tierras por efecto de una fuerza extraordinaria”(338). En términos
similares se expresa Biagio Brugi(339).
En síntesis, esta figura se da a consecuencia de la acción violenta de las
aguas, especialmente en oportunidad de las grandes crecientes.
197. CONDICIONES
Consideramos las siguientes:
1. Debe tratarse de una porción considerable y reconocible de terreno,
esto es, que sea notada, advertida, vista;
2. Las tierras, arena o plantas deben ser arrancadas violentamente por el río;
3. Que resulte de la fuerza o violencia de las aguas del río, es decir, será
espontánea y no provocada;
(338) DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Ob. cit., p. 181.
(339) Para BRUGI significa “la agregación violenta, por la fuerza de un torrente o río, de una parte considerable
y reconocible de un fundo contiguo al curso de aquel y el traslado de la misma hacia un predio inferior o
hacia la ribera opuesta o a un punto del río, de manera que forma una isla”. Véase: BRUGI, Ob. cit., p.
226.
202
La accesión
203
Tratado de Derechos Reales
(340) Código de Aguas, artículo 41: “Los cauces de los ríos que queden abandonados por variar naturalmente
el curso de las aguas, pertenecen a los dueños de los terrenos ribereños en toda la longitud respectiva.
Si el cauce abandonado separaba heredades de distintos dueños, la nueva línea divisoria correrá equidis-
tante de unas y otras”.
(341) Para el Reglamento de la ley de la materia, los cauces o álveos “son el continente de las aguas durante sus
máximas crecientes” (art. 108), al paso que las riberas son “las áreas de los ríos, arroyos, torrentes, lagos,
lagunas, comprendidas entre el nivel mínimo de sus aguas y el que este alcance en su mayores avenidas o
crecientes ordinarias” (art. 111).
204
La accesión
(342) Ley General de Aguas (derogada): “Cuando por erosión, las aguas de los cursos naturales amplíen la
dimensión transversal de su cauce, la ampliación formará parte del álveo, si los propietarios de los pre-
dios en donde se ha producido, no cumplieran con lo determinado en el artículo anterior” (art. 83).
(343) BRUGI, Biagio. Ob. cit., p. 227.
(344) Código de Aguas, artículo 43: “Los cauces públicos que queden en seco a consecuencia de trabajos auto-
rizados por concesión especial, son de los concesionarios, a no establecerse otra cosa en las condiciones
con que aquella se hizo”.
(345) CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., p. 197.
(346) Código de Aguas, artículo 45: “El dueño conservará su derecho de propiedad en el terreno que, por
haberlo cortado el río, quedare separado de su fundo”.
205
Tratado de Derechos Reales
respecto al antiguo cauce, este podía ser dividido entre los propietarios de los
terrenos colindantes, según el artículo 41 del mismo Código de Aguas abrogado.
La derogada Ley General de Aguas la legislaba en el artículo 84(347). El pre-
cepto tenía cierta similitud con el artículo 45 del también derogado Código de
Aguas.
El reglamento de la Ley de Recursos Hídricos determina algo similar:
“Cuando un nuevo cauce deje aislados o separados terrenos de un predio o estos
fueran inundados con motivo de las crecientes de las aguas, dichos terrenos con-
tinuarán perteneciendo a su propietario, cuando estas se retiren” (Reg., art. 122).
En otras palabras, cuando un cauce deje aislado o separado a un terreno de pro-
piedad privada, el propietario de este no lo perderá, seguirá siendo suyo, cuando
las aguas se retiren.
(347) Ley General de Aguas, artículo 84: “Cuando un nuevo cauce deja aislados o separados terrenos de un
predio, dichos terrenos continuarán perteneciendo a su propietario”.
(348) Véase: PONSSA DE LA VEGA, N., Ob. cit., p. 102.
(349) Véase: BRUGI, Ob. cit., p. 226.
(350) Código de Aguas, artículo 46: “En los ríos navegables son del dominio público los terrenos de nueva
formación convertidos en islas”.
“En los ríos no navegables, corresponderán estas islas a los propietarios de la orilla hacia donde ellas se
formen, pero si no se formaren en un solo lado, serán divisibles entre los dueños de las orillas, con una
línea que se supone tirada por medio del río”.
206
La accesión
El Código Civil de 1852 regulaba estas hipótesis en sus artículos 498 y 499,
según los ríos fueran navegables o no.
La solución del artículo 46 del derogado Código de Aguas era: a) en los ríos
navegables, las tierras convertidas en islas eran de dominio público; b) en los ríos
no navegables, correspondían estas islas a los propietarios de la orilla donde ellas se
formaban, empero si no se formaban en un solo lado, eran divisibles entre los dos (o
más) dueños por una línea que se suponía era tirada por el centro del río(351).
(351) Cfr. ROMERO ROMANA, Eleodoro. Ob. cit., p. 152; MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. Ob.
cit., p. 53.
(352) CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., p. 202 y s.
207
Tratado de Derechos Reales
(353) LAFAILLE, Héctor. cit. por ROMERO ROMANA, Eleodoro. Ob. cit., p. 123.
208
La accesión
208. DEFINICIÓN
Se da cuando una persona, con materiales propios, edifica o construye sobre
un terreno que no le pertenece. Esa construcción pasa a ser, en principio, por
efecto de la accesión, propiedad del dueño del suelo. Esta fórmula, que en general
puede considerarse acertada, viene desde el Derecho romano y se basa en el afo-
rismo superficies solo cedit. Empero, la ley establece diferencias y resuelve los
conflictos que se presenten, según que el edificador haya construido de buena o
mala fe en el terreno ajeno.
No siempre lo construido tiene más valor. De ahí que la citada regla super-
ficies solo cedit haya sufrido una atenuación. Esto tomando en consideración
que la creación de riqueza que toda construcción implica, especialmente cuando
es de buena fe, no otorga necesariamente el dominio al dueño del suelo; puede
conferirse al constructor. Para ello se tendrá en cuenta si hay buena o mala fe.
Muchas veces la unión o incorporación es el resultado –como expresan
Díez Picazo y Gullón– “de un actuar humano, y el rígido principio de que lo
accesorio sigue a lo principal, es decir, que el dueño de la cosa principal hace
suya la accesoria, no puede despojar toda la consideración que merece al que
obra de buena fe, otorgándole en consecuencia algunos derechos para remediar
su empobrecimiento”(354). El Derecho peruano ha valorado muy bien esto. En
efecto, la buena fe origina que, lejos de aplicarse mecánicamente la regla super-
ficies solo cedit, el dueño del suelo tiene la facultad de optar por la propiedad
de la obra (art. 941), no una adquisición automática de la misma, como dirían
Díez-Picazo y Gullón.
El Derecho italiano, en cambio, considera que el constructor tiene un dere-
cho de superficie(355).
El Código peruano –como, p. ej., también el código español– habla repeti-
damente de “edificación”, cuando el término más apropiado es el de “construc-
ción”, pues no hay que excluir que “lo realizado fuese una obra distinta de la edi-
ficación, que se une o incorpora de forma permanente al suelo” (Díez-Picazo y
Gullón).
(354) Véase: DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Ob. cit., p. 173. El artículo
941 de nuestro código tiene equivalencia con el artículo 361 del código hispano.
(355) Cfr. BARASSI, Lodovico. Ob. cit., II, pp. 48-49.
209
Tratado de Derechos Reales
obligar al invasor a que le pague el terreno. En el primer caso, el dueño del suelo
debe pagar el valor de la edificación, cuyo monto será el promedio entre el costo
y el valor actual de la obra. En el segundo caso, el invasor debe pagar el valor
comercial actual del terreno”.
Su antecedente inmediato lo encontramos en el artículo 868, primera parte,
del código derogado.
I. Cuando el edificador o constructor edifica de buena fe en terreno ajeno,
el dueño del suelo tiene las siguientes alternativas: 1) puede hacer
suyo lo edificado (en vía de accesión industrial adquiere la construc-
ción), hipótesis en la cual debe pagar el valor de dicha edificación, cuyo
monto será el promedio entre el costo nominal y el valor actual de la
obra, para lo cual se necesitará hacer una tasación de la construcción;
o, 2) puede obligar o exigir al constructor que pague el valor comercial
actual del terreno.
Se presenta aquí “una creencia basada en un error excusable, sobre el
dominio del suelo: cree pertenecerle, o una creencia, también asentada
sobre un error excusable, sobre el alcance del título que ostenta: cree que
le faculta para obrar como lo ha hecho”(356). Tal es la buena fe del cons-
tructor: cree ser el dueño del terreno. Por cierto que si el suelo está ins-
crito por ejemplo, el constructor no podrá alegar buena fe. Es por ello
que el artículo 941 le confiere dos opciones o alternativas al dominus soli.
Ahora bien: esta solución, que podríamos llamar moderna, no siempre
es aceptada. Para el maestro peruano Max Arias Schreiber Pezet, el
propietario es perjudicado en cualquiera de las dos alternativas, “ya que
se vería obligado a pagar el valor de la construcción que no proyectó o
a vender el terreno respecto del cual tenía otros proyectos”(357). Concidi-
mos totalmente con este parecer: el dueño del suelo resulta siendo obli-
gado a optar entre dos alternativas que él no buscó, que no proyectó.
Esta hipótesis sucede cuando, por ejemplo, un adquirente (A) compra
un terreno en determinada zona urbana, y por error construye o edifica
de buena fe en el lote correspondiente a otra persona (B). En tal caso,
y de conformidad con el primer supuesto de este artículo, la edificación
corresponde a B (dueño del suelo), pero debe pagar el valor de la cons-
trucción, o, de lo contrario, A adquirirá lo construido, pagando el valor
comercial del terreno, si así lo estima el dueño del suelo.
(356) DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Ob. cit., p. 174. El artículo 941 del
código peruano es similar al artículo 361 del código español, por lo que los comentarios son plenamente
aplicables.
(357) ARIAS SCHREIBER PEZET, Max. Los derechos reales en el Código Civil, p. 60.
210
La accesión
(358) Cit. por SERRANO ACEVEDO, José. El artículo 900 del Código Civil y la comprobación ante notario del
derecho de propiedad, México D. F., p. 43. El artículo 900 del C.c. mexicano regula esta hipótesis en los
siguientes términos: “El dueño del terreno en que se edifique, siembre o plante de buena fe, tendrá dere-
cho de hacer suya la obra, siembra o plantación, previa la indemnización prevista en el artículo 897, o
de obligar al que edificó o plantó a pagarle el precio del terreno, y al que sembró, solamente su renta. Si
el dueño del terreno ha procedido de mala fe, solo tendrá derecho de que se le pague el valor de la renta
o el precio del terreno, en sus respectivos casos”, Ob. cit., p. 40. Como se ve, en el código mexicano se
contempla en un solo numeral (el 900) los casos de buena y de mala fe.
(359) Véase: DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Ibídem.
(360) Rev. J. P., 1958, p. 675.
211
Tratado de Derechos Reales
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La accesión
(372) DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Ob. cit., p. 176.
219
Tratado de Derechos Reales
(373) El código erróneamente dice la “indemnización de daños y perjuicios”, pero no hay modalidad indemni-
zatoria de, sino por los daños y perjuicios.
(374) ROMERO ROMANA, Eleodoro. Ob. cit., p. 156.
220
La accesión
considerando tal vez que para sembrar en terreno ajeno hay que ser poseedor
y que son de aplicación por consiguiente, las normas establecidas en el código
según se trate de posesión de buena o de mala fe”. Pensamos que este argumento
sigue siendo válido, tal como lo hemos esbozado líneas arriba (supra, Nº 220).
223. ENUMERACIÓN
En este rubro estudiamos la accesión natural en provecho de un mueble.
El código solo considera una hipótesis de accesión mueble, que es, a su vez, una
modalidad de accesión natural: las crías de animales (art. 946).
(375) CESTAU, cit. por CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., p. 203.
221
Tratado de Derechos Reales
Por otra parte, para el legislador las crías son frutos naturales, y las consi-
dera como tales, hasta que estén en el vientre de la madre, aunque el animal sea
no nato, esto es, que no haya nacido (art. 946, párr. 2º). Sin embargo, a este res-
pecto, debemos repetir, con Castañeda, que los frutos del bien no le correspon-
den al propietario de este por accesión, sino por extensión del dominio.
Finalmente, el parágrafo 3º del artículo bajo comentario, considera los casos
de inseminación artificial en que se utilicen materiales (elementos reproductivos)
ajenos. También en esta hipótesis, el propietario del animal hembra adquiere la
cría por accesión, empero la ley establece dos soluciones: 1) Si usa de buena fe los
elementos reproductivos de animal ajeno, debe pagar el valor del elemento repro-
ductor; 2) Si actúa de mala fe, esto es, a sabiendas de que los elementos repro-
ductivos son ajenos, debe pagar el triple del valor.
En suma, los efectos son distintos, según que la utilización (posesión) de ele-
mentos reproductivos sea de buena o de mala fe. En la legislación comparada, la
corriente de considerar la cría de animales como modo de adquirir la propiedad
por accesión es mayoritaria, tal por ejemplo, la francesa (Code, art. 547, ap. 3º).
225. CRÍTICA
Conforme a la doctrina y a la legislación comparada, tres son las modali-
dades de accesión mobiliaria industrial o artificial, a saber: la adjunción, la mez-
cla y la confusión. Ello no obstante, el Código peruano no las regula dentro del
capítulo de la accesión(376), a pesar de que esa es la tendencia en la mayoría de
las legislaciones, tales como la francesa (arts. 565 y 577), argentina (arts. 2.594,
2.595, 2.597, 2.598 del CC anterior), entre otras; por el contrario, los redactores
del código las han tratado subsumidas dentro de la especificación (art. 937, párr.
2°), lo cual técnicamente es desafortunado.
En cuanto a la especificación, no existe discusión en que ella es diferente
de la accesión (Romero Romaña), y por tanto no puede ser equiparada a las
anteriores.
La inclusión en un solo numeral (937) de estas cuatro figuras se debe, pro-
bablemente, a su escasa importancia actual, ya que, en la praxis, no tienen mayor
diferenciación.
(376) El profesor Max ARIAS SCHREIBER PEZET (con quien coincidimos) considera acertada la crítica, pues
son dos casos distintos de adquirir la propiedad mueble en un mismo precepto. Véase: Los derechos reales
en el Código Civil (1992), p. 60.
222
La accesión
229. LA CONFUSIÓN
Es la unión o mezcla de dos cuerpos líquidos de la misma especie (aunque
sean de diferente calidad o cantidad) en un mismo receptáculo, perdiendo su
individualidad u originalidad.
Así sucede cuando mezclamos la gasolina o el aceite de propietarios distin-
tos en un mismo recipiente.
223
Tratado de Derechos Reales
224
CAPÍTULO VI
TRANSMISIÓN DE LA PROPIEDAD
MUEBLE. LA TRADICIÓN(*)
(*) Bibliografía: MAZEAUD, Henri, Leon y Jean. Ob. cit., p. 235 y ss.; BONNECASE, Ob. cit., I, p. 661
y ss.; WOLFF, M., Ob. cit., 1944, p. 383 y ss.; SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., II, 1952, p. 228 y
ss.; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio El derecho de propiedad en los bienes muebles (1945), p. 10 y ss.
(377) Cfr. PLANITZ, Hans. Ob. cit., p. 174.
225
Tratado de Derechos Reales
226
Transmisión de la propiedad mueble. La tradición
227
Tratado de Derechos Reales
granero o cofre), mientras que en otros deberá desprenderse físicamente del bien
en favor del adquirente”(382). Y es que la tradición no solo es material, sino tam-
bién jurídica.
(382) BOZA, B., cit. por AVENDAÑO V., Jorge. Ob. cit., p. 200.
(383) Sobre el particular, consúltese ampliamente el Tomo I de este Tratado, Nºs 415 y ss.
228
Transmisión de la propiedad mueble. La tradición
229
Tratado de Derechos Reales
230
Transmisión de la propiedad mueble. La tradición
231
Tratado de Derechos Reales
hurto, las apropiaciones ilícitas y otras figuras delictivas”(388) que estarían com-
prendidas en el artículo 948 de nuestro corpus.
(388) CASTAÑEDA, Jorge Eugenio El derecho de propiedad en los bienes muebles, pp. 12-13.
(389) ROMERO ROMANA, Eleodoro. Ob. cit., p. 212.
(390) ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José Antonio. Ob. cit., p. 102.
232
Transmisión de la propiedad mueble. La tradición
233
Tratado de Derechos Reales
234
Transmisión de la propiedad mueble. La tradición
está “en que respecto a los inmuebles esta publicidad se halla reglamentada y
organizada, mientras que la posesión es la publicidad en bruto e inorgánica, en su
forma elemental y natural, como la vida nos la presenta”.
235
Tratado de Derechos Reales
(398) Cfr. CASTAÑEDA, Jorge Eugenio Prólogo de El derecho de propiedad en los bienes muebles, p. 6.
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243
Tratado de Derechos Reales
perdidos. Por ende, la compra de dichos bienes al amparo de tal numeral legitima
el derecho del comprador, quien en esa virtud es el adquirente del bien y, consi-
guientemente, no procede que se le promueva acción reivindicatoria.
En suma, el artículo 1.542 constituye una excepción a la excepción conte-
nida en la última parte del artículo 948(401).
(401) BIGIO CHREM, Jack. La compraventa y la transmisión de la propiedad. En: Para leer el Código Civil, 1984,
PUC, pp. 205-211.
(402) CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., p. 226.
244
Transmisión de la propiedad mueble. La tradición
son reivindicables. Por ejemplo, el dinero y los bienes fungibles (éstos son de la
misma especie y calidad, y por tanto no pueden distinguirse ni identificarse).
Para que la reivindicación opere, debe siempre recaer sobre bienes particu-
lares, ciertos y determinados. En el caso de la moneda metálica (que luego de
mucho tiempo volvió a la circulación en el Perú), las piezas del mismo valor son
iguales.
245
Tratado de Derechos Reales
246
Transmisión de la propiedad mueble. La tradición
247
CAPÍTULO VII
TRANSMISIÓN DE LA PROPIEDAD
INMUEBLE. EL CONTRATO(*)
(*) Bibliografía: PLANIOL, MARCEl; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Tratado práctico de Derecho
Civil Francés. T. III., Cultural S.A., La Habana 1946, p. 534 y ss.; WOLFF, Martin; ENNECCERUS,
Ludwig, y, KIPP, Theodor. Tratado de Derecho Civil. T. III (Derecho de Cosas),Vol. I. Bosch Casa Edito-
rial, Barcelona, 1944, p. 361 y ss.
249
Tratado de Derechos Reales
(406) Véase: SPOTA, Alberto G. Curso sobre temas de Derecho Civil, pp. 240 y 241.
(407) Véase: ÁRIAS SCHREIBER, Max. Los derechos reales en el Código Civil, p. 61.
(408) SPOTA, Alberto G. Ob. cit., pp. 241 y 242. El gran tratadista argentino Alberto SPOTA se pregunta:
¿Cuál era el derecho argentino anterior a la reforma del artículo 2.505 y también antes de la que intro-
dujo la ley 17.711? Según SPOTA, hasta allí “el sistema argentino se basó en una publicidad precaria,
con excepción del derecho real de hipoteca y, por extensión, el derecho real de anticresis”. Argentina
vivió muchos años con un código que establecía el requisito de la escritura pública y de la tradición para
que se construyeran, mediante actos jurídicos entre vivos, derechos reales sobre inmuebles, con excep-
ción de la hipoteca y la anticresis. Según VÉLEZ, en la publicidad registral, Argentina no estaba prepa-
rada por ser territorio tan dilatado, sin embargo esto no se armonizaba con la exigencia de VÉLEZ para
250
Transmisión de la propiedad inmueble. El contrato
las hipotecas (arts. 3.134, 3.135, 3.137 y 3.149); la publicidad la daba la tradición (art. 577), la forma,
la escritura pública (art. 1.184, inc. 1).
El artículo 2.005 del Código argentino anterior –reformado por la Ley Nº 17.711– establecía que “la
adquisición o transmisión de derechos reales sobre inmuebles solamente se juzgará perfeccionada
mediante la inscripción de los respectivos títulos en el registro inmobiliario de la jurisdicción que corres-
ponda y aun más, se agrega que esas adquisiciones o transmisiones no son oponibles a terceros mientras
no se hallen inscriptas en esos registros”, SPOTA, Alberto G. Ibídem.
(409) BIGIO CHREM, Jack., Ob. cit., p. 202 y s.
251
Tratado de Derechos Reales
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Transmisión de la propiedad inmueble. El contrato
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Tratado de Derechos Reales
(415) Casación Nº 2460-2010 de Lima (consid. 6°). Véase el texto completo en el anexo 6.
254
Transmisión de la propiedad inmueble. El contrato
255
Tratado de Derechos Reales
(418) Exp. Nº 329-96, Lambayeque. Cf. nuestro libro Jurisprudencia Civil y Comercial, 1997, Edit. Grijley,
pp. 143-144.
(419) Véase: REVOREDO DE DEBAKEY, Delia (compiladora). Código Civil. Exposición de Motivos y Comenta-
rios. T. VI-B, 1985, pp. 849-850. El codificador, para aclarar la cuestión, pone el ejemplo que reprodu-
cimos a continuación: “Un ejemplo puede aclarar este punto: ‘A’ transfiere un inmueble a ‘B’ (Derecho
real) pero no se inscribe la compraventa y ‘C’ acreedor de ‘A’, traba embargo sobre el inmueble vendido
que aparece inscrito a nombre de ‘A’ (Derecho de crédito). Por lo que, en aplicación de la regla contenida
en el artículo que comentamos, tratándose de derechos de diferente naturaleza, se aplican las disposi-
ciones del derecho común, es decir si ‘B’ acredita aque su título emana de un documento de fecha cierta
anterior al embargo, el inmueble adquirido no responde frente al gravamen anotado. Contrario sensu,
si la transferencia del inmueble se efectuó con posterioridad a la fecha de la anotación del embargo, este
prevalece sobre el derecho real”.
256
Transmisión de la propiedad inmueble. El contrato
(420) Casación Nº 2339-2010 de Lambayeque (consid. 4°). Véase el texto completo en el anexo 9.
(421) Casación Nº 3870-2009 de Lambayeque). Véase el texto completo en el anexo 10.
257
Tratado de Derechos Reales
(422) WOLFF, Martin; ENNECCERUS, Ludwig, y, KIPP, Theodor. Ob. cit. (1936), p. 202.
(423) Vide: BRUGI, Biagio. Ob. cit., pp. 232-233.
(424) SPOTA, Alberto G. Ibídem.
(425) PÉREZ GONZÁLEZ y ALGUER, notas a WOLFF, Ob. cit., p. 210.
258
CAPÍTULO VIII
LA USUCAPIÓN O PRESCRIPCIÓN
ADQUISITIVA DE DOMINIO(*)
273. CONCEPTO
Etimológicamente designa a la adquisición por el uso.
Podemos decir que es un modo de adquirir la propiedad (o de algún
otro derecho real) de bienes (muebles o inmuebles) que estén en el comer-
cio jurídico, por medio de la posesión continua, pacífica y pública, a título
de dueño y por el tiempo (plazo) fijado por la ley.
Es prácticamente la noción unánime que tiene la doctrina, si bien Biagio
Brugi anota que debe tratarse de posesión de bienes que estén en el comercio(426);
(*) Bibliografía: WOLFF, Martin; ENNECCERUS, Ludwig, y, KIPP, Theodor. Ob. cit., 1944, p.
419 y ss.; PLANIOL, MARCEl; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., III, p. 589 y ss.;
MAZEAUD, Henri, Leon y Jean. Ob. cit., p. 196 y ss.; MESSINEO, Francesco. Ob. cit., T. III, p. 314 y
ss.; CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., T. I, p. 230 y ss.; SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit.,
p. 235 y ss.; LEVITÁN, J. Prescripción adquisitiva de dominio.
(426) En efecto, BRUGI sostiene que es un modo de adquirir la propiedad de bienes en el comercio (que la
posesión pueda surtir efecto), mediante su posesión actuada por el tiempo y en las condiciones queridas
por la ley. BRUGI, Ob. cit., p. 230.
259
Tratado de Derechos Reales
(427) CASTÁN TOBEÑAS dice que es un modo de adquirir de dueño, continuada por el tiempo señalado en
la ley; Ob. cit., p. 170.
(428) PEÑA BERNALDO DE QUIRÓS: “Es la adquisición del dominio (o de un derecho real), mediante la
posesión en concepto de dueño (o titular) continuada por el tiempo determinado por la ley”. Derechos
Reales. Derecho Hipotecario, p. 52.
(429) ALBALADEJO, uno de los mejores juristas actuales de España, sostiene que: “Es la adquisición del
dominio u otro derecho real poseíble, por la posesión continuada del mismo durante el tiempo y con las
condiciones que fija la ley”, Ob. cit., T. III, Vol. I, p. 130. Destaca también que los bienes sean poseíbles,
es decir, que estén en el comercio jurídico.
(430) MODESTINO, cit. por CASTÁN, Ibídem.
(431) MAZEAUD, Henri, Leon y Jean. Ob. cit., p. 196.
(432) ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José Antonio. Ob. cit., p. 143.
(433) Cfr. ÁRIAS SCHREIBER, Max. Los derechos reales en el Código Civil, p. 61.
260
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
275. ELEMENTOS
En síntesis, toda usucapión debe reunir, como base, los siguientes elementos:
a) La posesión del usucapiente, toda vez que solo se puede usucapir si es
que se posee; y
b) El plazo o transcurso de tiempo que determina la ley.
261
Tratado de Derechos Reales
Amén de estos, existen otros elementos o requisitos que exige la ley para
cada caso específico, que veremos posteriormente.
277. REQUISITOS
Los elementos o requisitos son de varios tipos.
La doctrina clásica (Sánchez Román, De Diego)(440), considera los siguientes
elementos:
1. Elementos personales. La capacidad de las personas y la buena fe.
2. Elementos reales. La aptitud de los bienes. Debe tratarse de bienes que
estén en el comercio jurídico.
3. Elementos formales. El justo título, la posesión, el tiempo y la inscrip-
ción en el registro (obviamente cuando son bienes inmuebles).
En el desarrollo de este capítulo trataremos de cada uno de ellos.
262
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
263
Tratado de Derechos Reales
III. Todavía puede decirse, con términos de José Antonio Álvarez Capero-
chipi(441) que suscribimos, que el auténtico fundamento “es el signifi-
cado constituyente de la apariencia como única realidad del dere-
cho y de la propiedad”, “algo más que un medio de prueba de la
propiedad o instrumento de seguridad del tráfico, es la realidad misma
(la única realidad) de la propiedad. El substrato dogmático de un orden
social patrimonial”. “La apariencia es la exteriorización habitual de los
criterios de justicia y retribución de un ordenamiento”.
264
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
(443) BULLARD G., Alfredo. Cfr. AVENDAÑO V., Jorge. Ob. cit., p. 208.
(444) Ibídem.
(445) CASTAÑEDA, Jorge Eugenio Instituciones de Derecho Civil. Los Derechos Reales. T. I, p. 232.
265
Tratado de Derechos Reales
266
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
267
Tratado de Derechos Reales
(447) Casación Nº 3653-2009 del Cusco. Véase el texto completo en el anexo 13.
(448) AVENDAÑO V., Jorge. Anteproyecto..., p. 791.
268
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
Esta tesis superada de que los bienes de dominio privado del Estado sí están
sometidos al ámbito del derecho civil, y no así cuando se trata de bienes de domi-
nio público, hoy casi no tiene vigencia. Para sus defensores (Aubry y Rau; Ber-
thelemy; Duguit; Colin y Capitant), el Estado no tiene sobre ellos un verda-
dero derecho de propiedad, sino solamente una especie de superintendencia que
se resume en una función de guarda, de vigilancia. Los representantes de la teo-
ría moderna han establecido que, por el contrario, las dependencias de dominio
público sí son objeto de un derecho de propiedad que, con el beneficio de cier-
tas reservas y de particularidades incontestables, pertenecen al Estado. Tal es la
posición sostenida por Hauriou, Picard, Louis Bernard, Josserand, entre otros;
y es, sin lugar a dudas, la que ha ganado más terreno en el curso de los últimos
años(449). A nivel del derecho positivo, el Códice italiano, por ejemplo, incluye a los
bienes públicos del Estado.
Precisamente debido a esta confusión, al no haber hecho esta distinción el
artículo 950, la Contraloría General de la República, verbigracia, tuvo que emitir
la Resolución Nº 008-85-CG, publicada en El Peruano el 19 de febrero de 1985,
estableciendo que los organismos y empresas sujetos al Sistema Nacional de Con-
trol “dictarán las normas que regulen el uso y destino de sus bienes inmuebles en
poder de terceros en relación con las normas establecidas en el Código Civil sobre
usucapión”.
269
Tratado de Derechos Reales
270
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
271
Tratado de Derechos Reales
272
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
(456) Ibídem.
273
Tratado de Derechos Reales
que la prescripción actúa, disolventemente, sobre los órganos de defensa del dere-
cho subjetivo y no sobre la parte nuclear del interés”.
Nuestro Código recoge este espíritu en su artículo 1.275 al disponer que:
“No hay repetición de lo pagado en virtud de una deuda prescrita...”.
De esto se colige que la prescripción no extingue el derecho y, por consi-
guiente, no existe pago indebido, a pesar de haberse pagado una deuda prescrita.
El deudor (obligado) no podrá repetir, es decir no podrá exigir la devolución de lo
pagado.
Nuestra legislación, en suma, determina expresamente que la prescripción
liberatoria no afecta el derecho, extingue únicamente la acción.
274
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
I. USUCAPIÓN INMOBILIARIA
275
Tratado de Derechos Reales
A. LA USUCAPIÓN LARGA
299. REQUISITOS
Se suele decir que el requisito o condición única es la posesión. Pero a esta
debemos agregar una segunda condición: el plazo o transcurso de tiempo.
En suma, se requieren dos requisitos:
1. La posesión, que no es cualquier posesión, sino que debe ser: a) conti-
nua, b) pacífica, c) pública, y, d) a título de propietario.
276
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
277
Tratado de Derechos Reales
(458) Casación Nº 4298-2010 de Lima Norte. Véase el texto completo en el anexo 14.
(459) LEVITÁN, José. Ob. cit., p. 74.
278
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
(460) Casación Nº 227-2014 del Santa. Véase el texto completo en el anexo 15.
(461) Casación Nº 4194-2014 de Lima. Véase el texto completo en el anexo 16.
(462) Ibídem.
(463) Casación Nº 1258-2010 de Lima. Véase el texto completo en el anexo 17.
279
Tratado de Derechos Reales
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La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
(466) Casación Nº 4352-2010 de La Libertad (consid. 8°). Véase el texto completo en el anexo 18.
(467) Casación Nº 2064-2011 de Piura. Véase el texto completo en el anexo 19.
(468) Cit. por LEVITÁN, Ob. cit., p. 51 y s.
281
Tratado de Derechos Reales
presume. Agrega este autor que: “Jamás nadie pudo traer prueba directa del
animus. Son las circunstancias probadas de ocupación del inmueble, del man-
tenimiento de la posesión, del ejercicio continuo de actos posesorios sobre el
inmueble, las que autorizan a dar por probado el animus. Si no hay prueba alguna
que desvirtúe que la ocupación del inmueble es a titulo de poseedor, si no hay
indicio alguno que haga suponer que la ocupación se detenta como simple tene-
dor, si no hay vestigios siquiera de prueba que puede dar lugar a suponer remo-
tamente que la ocupación del inmueble se tiene con obligación de restituirlo, por
mediar contrato de locación, o préstamo de uso o cualquier otro contrato nomi-
nado o innominado, debe inferirse que la ocupación del inmueble se tiene a título
de poseedor, o sea con animus domini. No admitirlo, es colocar al prescribiente en
la imposibilidad material de acreditar su posesión”(469).
De lo expuesto podemos deducir que, acreditado el corpus por medio de
todos los instrumentos materiales que franquee nuestra legislación al usuca-
piente, se presume el animus domini de él. Y así deberá tenerlo presente el juez.
282
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
283
Tratado de Derechos Reales
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La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
(471) Confróntese nuestro libro Antología Jurisprudencial. Comentarios a las ejecutorias más recientes de la Corte
Suprema (1996), Lima, pp. 25-26. Véase el texto completo de esta sentencia en el anexo 9.
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Tratado de Derechos Reales
B. USUCAPIÓN CORTA
286
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
287
Tratado de Derechos Reales
habere: “Comprador de buena fe se dice de aquel que ignoró que la cosa era ajena,
o juzgó que podía venderla al que la vendió”(472).
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La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
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Tratado de Derechos Reales
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La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
(481) Casación Nº 2334-2011 del Cusco. Véase el texto completo en el anexo 24.
(482) Rev. de T., 1941, p. 13 y s.
(483) Casación Nº 1564-2011 de Huánuco. Véase el texto completo en el anexo 25.
291
Tratado de Derechos Reales
(484) Casación Nº 1502-2011 del Callao. Véase el texto completo en el anexo 26.
(485) Casación Nº 3946-2009 de Lambayeque. Véase el texto completo en el anexo 27.
(486) Rev. J. P., 1950, p. 608.
292
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
293
Tratado de Derechos Reales
294
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
325. REQUISITOS
De acuerdo con lo dispuesto por el artículo 951, deducimos los siguientes
requisitos o elementos para adquirir por usucapión un bien mueble:
a) Posesión continua, pacífica, pública y como propietario.
b) Plazo prescriptorio de dos años; y
c) Buena fe del poseedor.
No menciona la ley el justo título, puesto que tratándose de bienes mue-
bles, la posesión misma es el título.
326. REQUISITOS
En este tipo de usucapión, el poseedor adquiere la propiedad del bien aun-
que sea de mala fe. Por consiguiente, solo se exigirá:
295
Tratado de Derechos Reales
327. ENUMERACIÓN
En esta parte de la institución de la usucapión como modo de adquirir la propie-
dad, estudiaremos todo el proceso que comprende desde la iniciación de la usucapio,
pasando por la interrupción, la suspensión, hasta llegar a los efectos de la misma.
A. INICIACIÓN DE LA USUCAPIÓN
329. DEFINICIÓN
Con la interrupción, el periodo o tiempo o plazo anterior a ella que se
hubiere cumplido, desaparece, se anula, queda definitivamente inutilizado, per-
dido. La interrupción reduce a la nada la usucapión en curso; ello porque desapa-
rece una de las dos condiciones necesarias (la posesión continua). Y en el supuesto
de que la usucapión se reanude deberá estimarse como si recién hubiere comen-
zado. Es decir, que debe existir la continuidad de la posesión, porque si se pre-
senta interrupción en ella, caduca y no valen los años transcurridos.
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La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
(491) PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 613 y s.
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V. EL PROCESO DE USUCAPIÓN
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declarado propietario por usucapión. Ello es así porque el artículo 2.014 estipula:
“El tercero que de buena fe adquiere a título oneroso algún derecho de persona
que en el registro aparece con facultades para otorgarlo, mantiene su adquisición
una vez inscrito su derecho, aunque después se anule, rescinda o resuelva el del
otorgante por virtud de causas que no consten en los registros públicos (...)”.
Ahora bien: pero si –volviendo al mismo ejemplo– Secundus (nuevo propie-
tario) muestra indiferencia y no reclama la posesión del inmueble, y Tercius conti-
núa poseyendo y dicha posesión se prolonga durante diez años, resulta indiscuti-
ble que adquiriría la propiedad por usucapión contra Secundus.
310
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
error conceptual se debe a que, como bien anota Lucrecia Maisch von Hum-
boldt(501), “quien adquirió el bien es el nuevo propietario y en consecuencia es el
sujeto activo y no el pasivo de la acción”. Siendo el usucapiente el sujeto activo de
la rei vindicatio sería absurdo que la promoviera contra él mismo.
(501) MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. Los Derechos Reales en el Código Civil Peruano de 1984. En: El
Código Civil Peruano y el Sistema jurídico latinoamericano, p. 319.
(502) CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., pp. 289 y 290.
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Tratado de Derechos Reales
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La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
313
Tratado de Derechos Reales
artículos 486, 2°, y 504, 2° del Código adjetivo. Este instrumento pro-
cesal, vigente desde 1993, corrige de esta forma una contradicción del
anterior que solo lo estimaba procedimiento “no contencioso”, a pesar
de que el Código Civil lo llamaba “juicio”. En realidad se trata de un
verdadero proceso, o sea que hay un proceso contradictorio, conten-
cioso, donde hay demandante y demandado, pudiendo inclusive ser el
Estado. El usucapiente (demandante) debe probar la posesión de él y/o
de sus causantes, necesaria para el plazo fijado por la ley (diez años con-
forme al artículo 950).
II. El proceso de títulos supletorios (llamados también supletivos o susti-
tutivos) solo procede cuando no hay títulos originales. Si estos existen,
es decir si su dominio le corresponde a un titular o dueño distinto del
demandante, tal petición resulta improcedente. De aquí se deduce que
solo puede plantearlo el propietario (que es también el poseedor actual)
y no el mero poseedor. El problema radica en que el dominus carece de
instrumentos o títulos comprobativos de su derecho de propiedad (no
carece de derecho). ¿A qué se debe ello? Esta situación se presenta gene-
ralmente por negligencia, debido a que nunca se extendieron los docu-
mentos comprobatorios de las enajenaciones o porque han desapa-
recido los que se otorgaron. Por ejemplo: A vende un bien a B; luego
este enajena a C, quien posteriormente fallece, transmitiendo a su vez
la herencia a D. Esta cadena de enajenaciones se ha producido durante
los últimos treinta años. El derecho de propiedad de D, actual posee-
dor, es inatacable, puesto que lo adquirió de quienes tenían derecho. Sin
embargo, el problema es, repetimos, que no hay títulos comprobativos.
Para ello recurrirá a los títulos supletorios. La prueba obligatoria es la
posesión (que es la exteriorización y materialización del derecho de pro-
piedad), toda vez que a falta de títulos originales, ella los suple o reem-
plaza. Pero ello no altera la calidad jurídica del título. De ahí que con
mucha razón se diga que los títulos supletorios constituyen verdaderos
“duplicados” o actuados judiciales sustitutivos de los títulos originales.
En la usucapión, ocurre lo contrario. Esta no la interpone el propieta-
rio (o mejor dicho, quien es propietario usucapiente pero aún no decla-
rado), sino el poseedor usucapiente, y para ello recurre al juez a fin de
que lo declare formalmente propietario. Aquí no hay falta de títulos,
estos existen pero corresponden al propietario negligente (contra quien
corrió la usucapión). Luego, obviamente habrá un cambio en la calidad
jurídica del título. El dominio pertenece ahora al poseedor usucapiente.
Por ello es que debe plantear el proceso correspondiente a fin de can-
celar el asiento a favor del antiguo propietario (art. 952). La semejanza
que tiene con los títulos supletorios es en cuanto a la prueba: la pose-
sión que debe probar (diez o cinco años, según corresponda), no obs-
tante, su objetivo es diferente, puesto que el usucapiente busca probar
314
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
(504) Cfr. AVENDAÑO V., Jorge. Los títulos supletorios y la acción declarativa de prescripción. En: Themis, 1965,
Nº 1, oct-dic., pp. 3-5.
315
Tratado de Derechos Reales
que quien le enajenó no tenía su derecho inscrito. En tal supuesto, es obvio que
tendrá que recurrir a la usucapión, donde deberá probar su posesión y, eventual-
mente, sumar las posesiones de sus antecesores.
316
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
317
Tratado de Derechos Reales
318
La usucapión o prescripción adquisitiva de dominio
(507) La pasada legislación agraria ponía de relieve el tema de la “explotación económica” del suelo o predio.
El derogado artículo 27 de la Ley de Predios Rurales (Dec. Leg. Nº 667), estipulaba que para probar
dicha explotación económica, debían cumplirse ciertos hechos.
319
CAPÍTULO IX
OTROS MODOS DE ADQUIRIR EL DOMINIO
371. ENUMERACIÓN
Además de los tratados en los capítulos anteriores, existen otros modos de
adquirir el dominio, a saber: a) la percepción de frutos; b) la inscripción en el regis-
tro; c) la sucesión en los derechos del propietario; y, d) la ley, para casos específicos.
De todos los enumerados, solo el primero, es decir la percepción de frutos,
se encuentra regulada en el Libro de los Derechos Reales; el tratamiento de los
otros modos se constata en otros libros del Código Civil. Es por ello que sola-
mente haremos un estudio esquemático de estos institutos.
I. LA PERCEPCIÓN DE FRUTOS
(508) Así, BARASSI, Lodovico. refiriéndose al artículo 821, aps. 1° y 3° del Códice, si bien este último código solo
clasifica a los bienes en naturales y civiles. Cfr. BARASSI. Instituciones de Derecho Civil (1955). Vol. I, p. 149.
321
Tratado de Derechos Reales
322
Otros modos de adquirir el dominio
323
Tratado de Derechos Reales
324
Otros modos de adquirir el dominio
325
Tratado de Derechos Reales
IV. LA LEY
326
TÍTULO III
LA PROPIEDAD PREDIAL
CAPÍTULO I
ASPECTOS PRELIMINARES
(513) Dig., ley 49, tít. I, lib. VI; y, ley 24, tít. II, lib. VIII. Cfr. ARIAS SCHREIBER, Exégesis..., p. 24.
329
Tratado de Derechos Reales
(514) MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. Algunos aspectos que deberían ser esclarecidos en el Libro de Derechos
Reales del Código Civil de 1984. En: Libro Homenaje a José León Barandiarán (1985), p. 324.
330
Aspectos preliminares
rústicos se rigen por las disposiciones de este Código y además por las leyes que
específicamente los regulen”.
La política legislativa es incoherente, puesto que, al lado de esta margina-
ción contiene normas de carácter netamente rural tales como el aluvión y la avul-
sión, regulados por los artículos 939 y 940, respectivamente(515).
La derogatoria del artículo 883 no resuelve el problema, antes bien, lo pro-
fundiza. La ley agraria que lo derogó (D.L. Nº 653) contiene, a su vez, una nueva
contradicción con el artículo que deroga, pues el artículo 2, inciso “a” dispone
que: “El Estado otorga seguridad jurídica sobre la tenencia y propiedad de las tie-
rras rústicas. Los derechos reales sobre ellas, se rigen por el Código Civil y las
disposiciones contenidas en la presente ley”. Esto es contradictorio porque, por
una parte, se deroga el numeral 883 para que los derechos reales sobre predios
rústicos se rijan por la ley especial, y por otra parte, se dice que se regirán por el
Código Civil.
Constituye un error remitir la regulación de estos derechos reales sobre pre-
dios rústicos a la legislación ordinaria, que es aleatoria y está sujeta a las contin-
gencias políticas (véase más extensamente sobre la cuestión el tomo I, Nº 49).
(515) Para MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia, estas normas resultan “chocantes y contradictorias”, toda
vez que en su calidad de ponente, se tergiversaron sus propuestas. Así, el artículo 939 recoge parcial-
mente el numeral 117 de la Ponente, que en ningún momento excluía a los predios rústicos del Código
Civil “en el que se dispone que los fundos ribereños adquieren por accesión las tierras que sedimenten
los ríos o torrentes”. Respecto al artículo 940, agrega “que reproduce literalmente el numeral 118 de la
Ponencia, regula la adquisición por accesión de los fundos ribereños por el fenómeno denominado avul-
sión, es decir cuando la fuerza del río arranca una porción considerable y reconocible de otro fundo y lo
une al propio”, Ob. cit., p. 324.
331
Tratado de Derechos Reales
332
CAPÍTULO II
EXTENSIÓN DEL DERECHO
DE PROPIEDAD PREDIAL
333
Tratado de Derechos Reales
334
Extensión del derecho de propiedad predial
335
Tratado de Derechos Reales
“abre la posibilidad al señor del suelo para enajenar el subsuelo para cualquier
edificación”(519).
Fluye de esto que la propiedad del suelo puede ser separada de la superfi-
cie, bien sea por medio de pacto, de prescripción o de la ley. Se trata, como ya
se ha dicho, de una innovación acorde con la realidad del mercado inmobilia-
rio que no figuraba en el código derogado; aunque, en verdad, si bien este no
autorizaba expresamente esta situación legal, en muchos casos se ha dado en la
praxis. De suerte que el temperamento del legislador ha sido el de reconocerla
legalmente(520).
Esta regla de que el subsuelo pueda ser objeto de una propiedad distinta,
tiene importancia principalmente cuando se trate de minas de todas clases que
se encuentren en él, ya que constituyen un inmueble que pertenece al Estado. En
este caso, existirá desdoblamiento de la propiedad territorial y superposición de
dos propietarios inmobiliarios de un mismo predio (uno es el Estado).
No siendo mina, el dominus puede dar en concesión el subsuelo. Aquí el con-
cesionario no es ya propietario de la mina, sino dueño de un derecho real inmobi-
liario de naturaleza especial (Josserand).
Se desprende de lo anterior que la propiedad del subsuelo no implica la pre-
sunción legal de la propiedad de la superficie o suelo.
(519) MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. Los Derechos Reales en el Código Civil de 1984, p. 320.
(520) Cfr. AVENDAÑO V., Jorge., Anteproyecto..., p. 800.
336
Extensión del derecho de propiedad predial
337
Tratado de Derechos Reales
(522) MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. Ibídem. AVENDAÑO sostiene un criterio diferente, ya que
considera que con esta norma se sanciona la existencia de la propiedad horizontal: Anteproyecto, p. 800.
Pero la propiedad horizontal constituye una materia distinta.
338
Extensión del derecho de propiedad predial
339
Tratado de Derechos Reales
340
CAPÍTULO III
RESTRICCIONES DE LA PROPIEDAD PREDIAL
341
Tratado de Derechos Reales
342
Restricciones de la propiedad predial
343
Tratado de Derechos Reales
398. CONCEPTO
Se trata de limitaciones derivadas de los derechos del Estado respecto a la
propiedad privada, establecidas por disposiciones de derecho público. Estas res-
tricciones afectan casi exclusivamente la propiedad inmueble, puesto que no
existe mayor interés en el uso que el dueño haga de sus bienes muebles.
En esta materia se entrelazan principios de Derecho administrativo con
principios propios del Derecho privado (el llamado régimen administrativo de la
propiedad privada).
Estos intereses públicos que favorecen a la colectividad deben ser consegui-
dos aun a costa del sacrificio de los intereses privados; los intereses públicos o
generales siempre deben primar –en un eventual conflicto– sobre los intereses
particulares.
Se habla de limitaciones (y no solo de límites), porque la limitación es el
efecto de una norma o de un acto especial (o sea, de algo sobrevenido y no nece-
sario), mientras que el límite es un naturale iuris, siendo como es todo derecho
subjetivo, siempre limitado (Messineo).
Estas restricciones no son otra cosa que medios para obtener finalidades
públicas, o sea funciones públicas, o para brindar servicios públicos.
344
Restricciones de la propiedad predial
social, sino de la base o sustento que debe tener el legislador para imponer res-
tricciones a la propiedad.
Por otro lado, el concepto de interés público consignado en el código dero-
gado (art. 851), ha sido sustituido por el de “causa de necesidad y utilidad
públicas”. El concepto de necesidad alude a lo indispensable, aquello de lo cual
no puede prescindirse. La noción de utilidad se refiere más bien al beneficio o
ventaja que la comunidad o el público han de obtener como consecuencia de las
limitaciones de la propiedad.
El estudio de estas restricciones corresponde al Derecho administrativo; no
obstante, si bien esta es la fuente principal de las restricciones de interés público,
no es la única. En el Código Civil puede afirmarse que hay algunas normas, a saber:
1. La expropiación (art. 928);
2. Reparación o demolición de una obra que amenaza ruina (art. 956);
3. Sujeción de los predios a la zonificación, a los procesos de habilitación y
subdivisión y a las limitaciones legales respectivas (art. 957).
400. LA EXPROPIACIÓN
Es la limitación por excelencia; constituye un signo inequívoco de la supe-
rioridad y hegemonía de los derechos del Estado (públicos) sobre la propiedad
privada.
El artículo 928 del código, contiene una norma de simple remisión, al pres-
cribir que: La expropiación se rige por la legislación de la materia.
A la fecha rige el Decreto Legislativo Nº 1192, que aprueba la Ley Marco
de Adquisición y Expropiación de inmuebles, transferencia de inmuebles de pro-
piedad del Estado y liberación de interferencias para la ejecución de obras de
infraesctructura, norma publicada el 23 de agosto de 2015; derogó a la anterior
Ley General de Expropiaciones, Nº 27.117 (1999).
De otra parte, la expropiación, en tanto privación del dominio, constituye,
en último término, un modo de extinción del derecho de propiedad, conforme
al artículo 968, 3º del mismo código. Es por ello que el tratamiento más amplio
de la misma lo haremos más adelante al tratar dicho tópico (infra, Nº 543 y
siguientes).
De conformidad con el artículo 70 de la Constitución, procede la expropia-
ción cuando contenga tres caracteres o elementos fundamentales:
1. Que sea por causa de seguridad nacional o necesidad pública;
2. Previo pago en efectivo de la indemnización justipreciada, esto es, una
indemnización proporcionada al valor del bien; y
3. Es necesario que sea calificada o declarada por una ley expresa.
345
Tratado de Derechos Reales
346
Restricciones de la propiedad predial
347
Tratado de Derechos Reales
403. A) LA ZONIFICACIÓN
La Ordenanza Nº 620(525) (El Peruano, 4 de abril de 2004), regula y regla-
menta el proceso de aprobación del Plan Metropolitano de Acondicionamiento
Territorial y Desarrollo Urbano de Lima y de sus Planes Urbanos Distritales, así
como de la modernización y actualización del Plano de Zonificación Gene-
ral de los Usos del Suelo y los Planos de Zonificación Distrital de Lima
Metropolitana, todo ello “en función a los nuevos indicadores de desarro-
llo físico, ambiental, social y económico que actualmente registra la Metrópoli”
(Ord. 620, art. 1).
Hay aquí que diferenciar dos aspectos: desarrollo urbano y zonificación.
1. Acondicionamiento territorial y desarrollo urbano.
El Plan Metropolitano de Acondicionamiento Territorial y Desarrollo
Urbano de Lima (PLAM de Lima) “es el instrumento de gobierno muni-
cipal que permite orientar la distribución equilibrada de la población
en el ámbito provincial, promover el aprovechamiento sostenible de sus
recursos naturales y económicos, así como desarrollar el uso racional de su
infraestructura, equipamiento y servicios, fundamentándose en los prin-
cipios rectores de densificar e intensificar el uso del suelo, preservar y
mejorar el medio ambiente, promover la iniciativa privada en la ejecución
de los programas y proyectos de inversión, priorizar la inversión pública
en los sectores deficitarios y de pobreza urbana, propiciar la participación
de la sociedad civil en la planificación del territorio, concertar permanen-
temente con el gobierno central, gobiernos municipales y el sistema de
cooperación internacional y aplicar técnicas de simplificación administra-
tiva para facilitar el oportuno desarrollo de la metrópoli” (art. 4).
La norma encargó al Instituto Metropolitano de Planificación de la
Municipalidad Metropolitana de Lima (IMP) formular el nuevo PLAM
de Lima en un plazo de doce meses, tomando como base “el Plan de
(525) Derogó a la Ordenanza Nº 134, publicada el 25 de diciembre de 1997, que tenía la misma finalidad.
348
Restricciones de la propiedad predial
349
Tratado de Derechos Reales
350
Restricciones de la propiedad predial
404. B) LA HABILITACIÓN
Entendemos por habilitación al proceso que acarrea cambio de uso de
tierras rústicas o eriazas y que requiere la ejecución de determinados servi-
cios públicos, tales como agua, fluido eléctrico, desagüe, veredas, etcétera.
I. El tema de las Habilitaciones Urbanas está regulado por la Ley
Nº 29.090 (El Peruano, 25 de setiembre de 2007), modificada por el
Decreto Legislativo Nº 1225 (El Peruano, 25 de setiembre de 2015);
nuevamente modificada por la Ley Nº 30.494 (El Peruano, 2 de agosto
de 2016). El Reglamento de la ley, aprobado mediante Decreto
Supremo Nº 008-2013-Vivienda, fue modificado, a su vez, por el
Decreto Supremo Nº 014-2015-Vivienda (El Peruano, 28 de agosto de
2015), en diversos artículos.
Define a la Habilitación Urbana en el artículo 3, numeral 1. Poste-
riormente, la Ley Nº 29.476 (El Peruano, 18 de diciembre de 2009)
varió en parte la definición, al modificar el numeral 1 del artículo 3
de la citada Ley Nº 29.090; en rigor, hay dos cambios: (i) elimina la
incorporación de “pistas y veredas”, en el párrafo 1°; y, (ii) les da a las
áreas de uso público irrestricto (“aportes gratuitos”), así como a las de
servicios públicos complementarios, la condición de “bienes de domi-
nio público del Estado” (párr. 3°), lo cual es importante, y es una
351
Tratado de Derechos Reales
352
Restricciones de la propiedad predial
353
Tratado de Derechos Reales
fija un plazo perentorio para que las habilitaciones urbanas y las edifi-
caciones –ejecutadas sin licencia o que no tengan conformidad de
obra después del 20 de julio de 1999 hasta la publicación de la Ley
Nº 29.090 (25 de setiembre de 2007)– sean regularizadas hasta el 26
de setiembre de 2017 y conforme al procedimiento establecido en el
Reglamento de Licencias de Habilitación Urbana y Licencias de Edifi-
cación. Las edificaciones que no se hayan regularizado dentro de este
plazo, “serán materia de demolición”, de acuerdo con lo dispuesto por
el artículo 93 de la Ley Orgánica de Municipalidades (Ley Nº 29.090,
art. 30, modificado por la Ley Nº 30.494).
El artículo 30 prescribe literalmente: “Las habilitaciones urbanas y las edi-
ficaciones que hayan sido ejecutadas sin licencia o que no tengan confor-
midad de obra después del 20 de julio de 1999 hasta la publicación de la
Ley Nº 29090, Ley de regulación de las habilitaciones urbanas y de edi-
ficaciones, pueden ser regularizadas hasta el 26 de setiembre de 2017, de
acuerdo a lo estipulado en la primera disposición complementaria transi-
toria del Decreto Legislativo Nº 1225 y conforme al procedimiento esta-
blecido en el Reglamento de Licencias de Habilitación Urbana y Licencias
de Edificación. Todas aquellas edificaciones que no cumplen con las
normas urbanísticas y de protección del patrimonio histórico, o que no
se hayan regulartizado al vencimiento del plazo establecido en el primer
párrafo, serán materia de demolición, de conformidad con lo previsto
en el artículo 93 de la Ley N° 27972, Ley Orgánica de Municipalidades.
Las municipalidades podrán establecer programas de regularización
de habilitaciones urbanas y/o edificaciones mediante incentivos a los
contribuyentes, determinando las condiciones, requisitos, respetando
la normativa nacional existente, a fin de regularizar las edificaciones
existentes y la respectiva actualización de su Registro Predial” (Ley
Nº 29.090, art. 30, modificado por la Ley Nº 30.494).
IV. Una vez concluidas las obras de habilitación urbana, se solicita la recep-
ción de las mismas, para lo cual se presentarán diversos documentos,
según dispone el artículo 19 de la Ley Nº 29.090(526), modificado por la
Ley Nº 30.494.
Entre estos requisitos exigidos, hay que resaltar que, conforme al
artículo 3,1° de la Ley Nº 29.090, el solicitante debe acreditar,
mediante copia notarial de la minuta, la transferencia de las áreas de
aportes a las entidades receptoras de las mismas, es decir, a los muni-
cipios (Ley Nº 29.090, art. 19, “e”; modificado por la Ley Nº 30.494).
Estos “aportes gratuitos y obligatorios” son, como se sabe, para fines
(526) Ley Nº 29.090, artículo 19, modificado anteriormente por la Ley Nº 29.476.
354
Restricciones de la propiedad predial
405. C) LA SUBDIVISIÓN
Se entiende por tal a todo proceso de partición de tierras. Dicha parti-
ción puede ser sin cambio de uso (aquí la partición de terrenos habilitados en
fracciones será destinada al mismo uso asignado al terreno matriz) o también con
cambio de uso.
La subdivisión solo es factible cuando la misma esté en concordancia con
el Plan Regulador o Estudio de Zonificación correspondiente, y mientras exista
posibilidad de dotación de servicios públicos con que cuenta la zona.
355
Tratado de Derechos Reales
406. D) LA INDEPENDIZACIÓN
Para estos efectos, se entiende por independización, a la división sin cam-
bio de uso, en parcela, de un predio rústico ubicado en zona de expansión urbana
(II, XXIII, 1 del Reg.).
407. CONCLUSIÓN
En suma, la característica de estas instituciones –la zonificación, la habilita-
ción y la subdivisión–, es que pertenecen al ámbito del Derecho administrativo,
y, de otra parte, atañen a la regulación y organización completa de la ciudad (el
mejor uso de los suelos y de la tierra; los servicios públicos que esta necesita, tales
como, el agua, la luz, y otros complementarios como veredas, áreas verdes, etc.,
así como la partición y parcelación de la misma).
Por medio de la zonificación, se regula y condiciona el uso de los suelos
(propiedad predial), lo cual se lleva a cabo a través de los procesos de habilitación
urbana, subdivisión e independización de tierras y la edificación. Se busca pues
el crecimiento y expansión armoniosa de la urbe, como resultado de la correcta
incorporación de las tierras a la urbanización.
Todas estas figuras están legisladas actualmente por las mencionadas nor-
mas: Ordenanza Nº 620-2004-MM; Ordenanza Nº 1617; Ordenanza Nº 912;
Ley Nº 29.090 (2007); Ley Nº 29.476 (2009), así como el Plan Regulador y
Zonificación, el Registro Nacional de Construcciones, y otras normas conexas.
No obstante tratarse de figuras de Derecho público, el Código Civil las
recoge y reconoce en su artículo 957. El fundamento es que el legislador no
puede dejar de normar las principales transformaciones efectuadas en la propie-
dad urbana y que, como hemos sostenido, se caracteriza por el intenso proceso
de urbanización en desmedro de la tierra, con el consiguiente florecimiento de la
industria de la construcción y el tráfico inmobiliario.
356
Restricciones de la propiedad predial
357
Tratado de Derechos Reales
Esta teoría “surge en un entorno agrario para regular las relaciones cotidianas
entre los propietarios rústicos de fundos colindantes o contiguos”. En otro con-
texto, modernamente, en un entorno industrial los problemas entre predios se
multiplican, “pues el desarrollo tecnológico presenta nuevas posibilidades de
agresión (químicas, biológicas, industriales, etc.)”(528).
410. CONCEPTO
Son las llamadas relaciones u obligaciones de vecindad, es decir, restriccio-
nes en interés recíproco de los vecinos.
Tienen que ver, pues, con el ejercicio y límites de la propiedad en su rela-
ción con los predios vecinos; o también puede concebírseles como “los condicio-
namientos que las interdependencias de fincas imponen al ejercicio del derecho
de propiedad” (Álvarez-Caperochipi).
Se trata de restricciones entre los inmuebles próximos o colindantes (por el
solo hecho de la contigüidad existente entre predios pertenecientes a dos o más
dueños). Estas obligaciones –consistentes en derechos y obligaciones– que tienen
los vecinos entre sí, constituyen una derivación del carácter “social” del dominio
de la época contemporánea. Castañeda llega al extremo de afirmar que el hom-
bre no interesa al derecho como individualidad, sino como una unidad social.
Según Martin Wolff, la vida social exige una transacción; tanto la actividad
de un vecino (el núcleo “positivo” de su propietario), como el derecho de exclu-
sión de otro (el núcleo “negativo” de la suya) requieren una cierta limitación.
Resulta obvio que si un propietario ejerciera absoluta e indefinidamente su
derecho, causaría perjuicio a los derechos “igualmente intensos y respetables” de
sus vecinos, y que también la ley protege. Así sucedería si, por ejemplo, un pro-
pietario construyera una ventana en una pared colindante con la de su vecino,
o que causare ruidos molestos al mismo. En términos de Louis Josserand, que
nosotros reproducimos, “los derechos de propiedad que recaen sobre fundos veci-
nos deben hacerse concesiones recíprocas, para no lesionarse mutuamente”.
El tema ha sido enfocado desde la teoría de las inmisiones, con sus agresio-
nes clásicas (humos, ruidos, vibraciones o trepidaciones, exhalaciones, emanacio-
nes nocivas, etc.) hasta la actual del ejercicio abusivo del derecho con sus posi-
bilidades de agresiones (biológicas, industriales, químicas, nucleares). Aunque en
cualquiera de los casos, debe primar el criterio o principio general de la normal
tolerancia. Empero hay que tener en cuenta “las necesidades de la producción y
las condiciones del medio ambiente (una zona industrial tendrá exigencias dis-
tintas a un barrio residencial), y la prioridad de un uso determinado, que implica
358
Restricciones de la propiedad predial
(529) Cfr. TRABUCCHI, Alberto. Instituciones de Derecho Civil. T. I, pp. 431 y 432.
(530) Los párrafos que se reproducen en adelante, algunos de ellos textualmente, corresponden al sustancioso
trabajo de José Antonio ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, tantas veces citado, p. 72.
359
Tratado de Derechos Reales
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Restricciones de la propiedad predial
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Tratado de Derechos Reales
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Restricciones de la propiedad predial
363
CAPÍTULO IV
DERECHOS O FACULTADES
DEL PROPIETARIO PREDIAL
421. ENUMERACIÓN
Resulta lógico que, al lado de las obligaciones impuestas al propietario
(sobre todo las limitaciones por razón de vecindad), este tenga indiscutibles dere-
chos o facultades sobre su predio, que operan con gran vigor, máxime si el dere-
cho de propiedad es el derecho real por excelencia, el más completo.
El código peruano reconoce los siguientes derechos al titular o dueño de un
predio: a) El derecho de cercamiento; b) El derecho de deslinde y amojonamiento;
y, c) El derecho de corte de ramas y raíces de árboles (que invadan su predio).
I. CERCAMIENTO DE UN PREDIO
365
Tratado de Derechos Reales
366
Derechos o facultades del propietario predial
426. DEFINICIÓN
La acción de deslinde o actio finium regundorum (llamada así en el Derecho
romano), es una operación consistente en establecer límites de separación de dos
terrenos no construidos, de lo cual debe quedar constancia material; para ello es
necesaria la cooperación entre los propietarios (o poseedores) de los inmuebles o
predios colindantes, por lo menos en el deslinde voluntario.
El deslinde es de dos clases o modalidades: a) extrajudicial. Si los titula-
res vecinos proceden de acuerdo, en cuyo caso se lleva a cabo amistosamente, no
se necesita de un proceso; b) judicial. Si uno de los vecinos se opone o se niega a
llevar a cabo el deslinde, el código permite al otro titular colindante obligarlo, es
decir demandarlo en proceso (art. 966).
El deber de concurrir al deslinde es, por tanto, una verdadera obligación deri-
vada de las restricciones por razón de vecindad entre los dueños de predios rústicos.
367
Tratado de Derechos Reales
efecto, una ejecutoria antigua dispone que: “Aunque exista línea de separación
entre dos predios, el juicio de deslinde tiene por objeto decidir si es esa u otra la
que debe servir de lindero”(533).
368
Derechos o facultades del propietario predial
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Tratado de Derechos Reales
370
Derechos o facultades del propietario predial
371
CAPÍTULO V
DEL REGISTRO PREDIAL
AL REGISTRO DE PREDIOS
373
Tratado de Derechos Reales
Por otro lado, el Registro Predial de Lima quedó integrado al Registro Pre-
dial Urbano, y este mantuvo, por excepción, sus competencias sobre el ámbito
rural del departamento de Lima.
374
Del registro predial al registro de predios
(539) El derogado artículo 22 disponía: “Quien esté poseyendo y explotando económicamente un predio rural
de propiedad de particulares en forma directa, continua, pacífica y como propietario, por un plazo mayor
de cinco años, podrá solicitar la inscripción de su derecho de posesión en el Registro Predial”.
375
Tratado de Derechos Reales
(540) El Decreto Legislativo Nº 667 establecía en su artículo 23, párrafo 3, modificado por la Ley Nº 26.838
(El Peruano, 10 de julio de 1997), determinaba que “de no presentar oposición alguna durante los 30 días
siguientes a la fecha del primer día de su publicación, se procederá a la inscripción, en forma automática,
del derecho de propiedad del solicitante, sin requerirse declaración judicial previa”.
(541) El numeral 24 legislaba la oposición a la inscripción de la usucapión y el 25 establecía que si dicha oposi-
ción “versara solo sobre parte del predio rural, el derecho de posesión sobre la parte restante, se convertirá
en derecho de propiedad”. Estas normas fueron, técnicamente, mal redactadas, pues confundían la mera
posesión con la posesión ad usacapionem y con la propiedad. Esto se confirma cuando el Reglamento estipuló
que: “El poseedor con derecho inscrito podrá usar, disfrutar, disponer de su derecho y defenderlo de terce-
ros” (D.S. Nº 001-90-VC, artículo 106, párr. 1°). El poseedor común y simple no tiene el atributo de la
disposición del bien; por otro lado, quien ha adquirido por usucapión, ya no es poseedor sino propietario.
376
Del registro predial al registro de predios
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Tratado de Derechos Reales
378
Del registro predial al registro de predios
(542) Esta norma vino a reemplazar a la anterior Resolución Nº 248-2008-Sunarp/SN, publicada el 30/8/2008.
Esta, a su vez, reemplazó a la Resolución Nº 540-2003-Sunarp/SN, publicada el 21/11/2003; este regla-
mento fue a su vez modificado por la Resolución Nº 215-2004-Sunarp/SN, publicada el 31 de mayo de
2004. Este reglamento permitió continuar con la unificación de los registros de la propiedad inmueble.
379
Tratado de Derechos Reales
registrales provenientes de los registros que le dan origen, así como por los asien-
tos que en él se extiendan, organizados mediante un sistema automático de pro-
cesamiento de datos.
“Por cada predio se abrirá una partida registral en la cual se extenderán
todas las inscripciones que a este correspondan ordenadas por rubros. Por cada
acto o derecho se extenderá un asiento registral independiente” (art. 4, 2°
párr.). Esta norma hay que entenderla de manera correcta: si bien cada predio da
lugar a una partida registral, en el ámbito de los derechos reales muchos de estos
no son otra cosa que desmembraciones de la propiedad; así, de este derecho se
derivan los derechos reales de usufructo, uso, habitación, superficie. De acuerdo
con el precepto, por cada uno de estos derechos reales se extenderá un asiento
registral independiente, pero ello debe entenderse que están en función al predio
matriz, ya que, repetimos, son desmembraciones de la propiedad.
380
Del registro predial al registro de predios
381
TÍTULO IV
MODALIDADES
DE LA PROPIEDAD INMUEBLE
CAPÍTULO I
LA PROPIEDAD HORIZONTAL(*)
(*) Bibliografía: PLANIOL, MARCEl; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., III, pp. 278 y ss.;
MAZEAUD, Henri, Leon y Jean. Ob. cit., p. 45 y ss.; CASTÁN TOBEÑAS, José María. Derecho Civil
Español Común y Foral, II, p. 204 y ss.; PUIG BRUTAU, José. Fundamentos de Derecho Civil, III, II, p. 60 y
ss.; ALLENDE, G., Panorama..., p. 386 y ss.; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Instituciones..., p. 399 y ss.;
ALBALADEJO, Manuel. Derecho Civil, III, I, p. 324 y ss.; BORDA, Guillermo A. Manual de Derechos
Reales, p. 341 y ss.
(543) Véase: BORDA, Guillermo A. Ob. cit., p. 341.
(544) LÓPES, cit. por ARIAS SCHREIBER, M. Exégesis..., T. V, pp. 32 y 33.
385
Tratado de Derechos Reales
386
La propiedad horizontal
(548) MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. Ob. cit., p. 327. Lucrecia MAISCH deja constancia que su
Ponencia proponía la creación de “un sistema ad hoc en base no a la horizontalidad o verticalidad de las
construcciones sino al de ‘unidades inmobiliarias’, posición que finalmente no prosperó”, Ibídem.
(549) Indudablemente esa es la corriente en el derecho comparado en cuanto a su fundamentación, o sea, su
relación estrecha con el problema de la vivienda, como anota CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob.
cit., p. 206. En el Derecho español, v. gr., la ley de 21/07/1960, que reformó una vez más el artículo
396 del Código Civil hispano, establece en su Exposición de Motivos, que ella favorece el acceso a la
propiedad urbana mediante una inversión de capital que al dirigirse a lo indispensable para atender las
necesidades de la persona, “es menos cuantiosa y, por lo mismo, más asequible a todos y la única posible
para grandes sectores de personas”. Cfr. PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., T. III, vol. 2, pp. 63 y 64.
387
Tratado de Derechos Reales
455. DEFINICIÓN
Se trata de una modalidad particular de propiedad que se produce cuando el
dominio de los diferentes pisos, o las secciones, departamentos o locales en que se
divide cada edificio o modalidad multifamiliar, puede pertenecer o corresponder
a varias personas. Evidentemente, cada piso, sección o departamento de él, perte-
necerá a un propietario diferente. Se parte de la idea de que “así como un edificio
puede pertenecer entero en propiedad a una persona, cabe también que sus dife-
rentes pisos correspondan a sendas personas” (Albaladejo).
La legislación peruana no la define, aunque da una cobertura más amplia –y
que corresponde al auge de este instituto–, comprendiendo no solo a los departa-
mentos ubicados en los edificios, sino también a quintas, centros y galerías comer-
ciales, campos feriales y las mal llamadas “casas en copropiedad” (art. 1). La ley
omite mencionar a las unidades vecinales, ciudades satélites y agrupamientos resi-
denciales, tan generalizados y que sí estaban mencionados en su antecesora.
388
La propiedad horizontal
456. TERMINOLOGÍA
Esta forma de propiedad inmueble recibe diversas denominaciones, a saber:
propiedad por departamentos, propiedad de casas por pisos, o simplemente, pro-
piedad de pisos, división horizontal de la propiedad edificada, dominio horizon-
tal, etc. No obstante, más frecuente y aceptada es la denominación de propiedad
horizontal, según expresa Manuel Albaladejo, “por no extenderse hacia arriba,
englobando el edificio, en una propiedad conjunta con la del suelo, sino haber
diversas propiedades horizontalmente superpuestas unas a otras”. Y esta es preci-
samente la terminología que utiliza la doctrina nacional.
389
Tratado de Derechos Reales
(552) Bol. del Reg. Púb., 1959, Nº 25, 2ª época, pp. 11 y 12.
(553) Cfr. PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., p. 66.
(554) Véase: CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., p. 206.
(555) Véase: VALIENTE NOAILLES, L., Ob. cit., p. 297 y ss.
(556) Cfr. TRABUCCHI, Alberto. Ob. cit., p. 444.
(557) BATLLE VÁSQUEZ, cit. por PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., p. 69.
390
La propiedad horizontal
391
Tratado de Derechos Reales
Todos estos bienes son comunes por ser indispensables al uso y disfrute de
todos los dueños; la doctrina y la legislación comparadas siempre han conside-
rado que estos elementos están sometidos al régimen de copropiedad forzosa.
Empero, la ley peruana, como se dijo, admite su enajenación o transferencia, lo
que podría generar una gran cantidad de conflictos.
La lista contenida en el numeral referido es necesariamente enunciativa, o
lo que es lo mismo, no es taxativa ni definitiva; así por ejemplo, es obvio que la
puerta general de entrada, las puertas comunes, los crematorios, los vestíbulos,
etc., tienen carácter de bienes comunes, aunque la ley no lo diga. Ello es así porque,
el legislador no puede prever el desarrollo de la técnica y sus aplicaciones a la
industria de la construcción, que, de hecho generan nuevas formas y servicios, no
siendo factible ser enumerados.
392
La propiedad horizontal
393
Tratado de Derechos Reales
464. CONSTITUCIÓN
La constitución de la propiedad horizontal puede efectuarse de cualquier
forma o modo en que sea posible que los departamentos o secciones, o los pisos
de una edificación, lleguen a pertenecer a diferentes propietarios o a uno mismo
como bienes distintos. De ordinario, sucede: a) por enajenación que hace el domi-
nus de un inmueble o edificación entera de sus departamentos, secciones o pisos;
b) por construcción de una edificación, como fraccionada inicialmente en depar-
tamentos o pisos que constituye objeto de propiedades diversas; c) porque una
edificación (inmueble), que sea copropiedad por cuotas de varios copropietarios,
se divida entre ellos por departamentos o pisos.
466. CONCLUSIÓN
La propiedad privada sobre inmuebles no recae ni obedece a un concepto
único y uniforme, sino que observamos diversas modalidades, una de las cuales
precisamente es la propiedad horizontal. Pueden ser resumidas así, siguiendo el
criterio de Arturo Valencia Zea(560).
I. Cuando una casa o una edificación (en el caso de la propiedad hori-
zontal) pertenece en su totalidad y en dominio exclusivo, a un solo
propietario;
II. Cuando un inmueble aparece desmembrado, se produce una partición
del derecho de propiedad; así, cuando A es un usufructuario y B es el
nudo propietario. Al sumar el usufructo y la nuda propiedad, aparece la
propiedad exclusiva y plena sobre el inmueble;
III. La copropiedad representa simplemente una pluralidad de copropie-
tarios colocados en una misma situación jurídica en relación con una
misma edificación o inmueble, donde la extensión del derecho pro
394
La propiedad horizontal
395
CAPÍTULO II
LA MULTIPROPIEDAD
468. DENOMINACIONES
Diversos son los nombres que designan a la institución de la multipropie-
dad. Tiempo compartido o propiedad en tiempo compartido, y sus equiva-
lentes temps partagé, en Francia; time sharing, en los Estados Unidos; igualmente,
propiedad vacacional, copropiedad en el tiempo, fideicomiso turístico, son
algunos de los nombres más empleados en el Derecho comparado.
En nuestro medio, se suele hablar de multipropiedad. No vamos a expli-
car, en este extremo del tópico, cuál es la denominación más apropiada, aunque
sí creemos que, de entrada, hay que rechazar su asociación e identificación con la
copropiedad, en cualquiera de sus variantes.
(561) Así, BORDA, Guillermo A. Tendencias actuales del derecho de propiedad. En: Congreso Internacional de
Derecho Civil (1990), p. 540.
397
Tratado de Derechos Reales
(562) Vide: KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída. Nuevas tendencias en materia de derecho de propiedad (Clubes de
campo, cementerios privados, multipropiedad). En: Congreso Internacional de Derecho Civil (1990), pp. 551 y
552.
(563) Así, TORRES Y TORRES LARA, Carlos. La Multipropiedad. En: Congreso Internacional de Derecho
Civil (1990), p. 555 y ss.
398
La multipropiedad
399
Tratado de Derechos Reales
400
La multipropiedad
401
Tratado de Derechos Reales
(573) Vide: TORRES Y TORRES LARA, Carlos. Ob. cit., pp. 557, 576.
(574) KEMELMAJER, A., Ob. cit., p. 552.
(575) CALO, E., y, CORDA, T., Ob. cit., p. 119.
402
La multipropiedad
403
CAPÍTULO III
PROPIEDAD DE LOS SEPULCROS
475. DEFINICIÓN
Existe una interesante polémica respecto a esta figura sui generis.
Para Planiol y Ripert los sepulcros son “concesiones en los cementerios”,
donde la administración ha querido considerar a la concesión como un arrenda-
miento; aunque no es un derecho de propiedad civil, porque aun cuando la con-
cesión sea perpetua, en algunos casos resulta resoluble, precaria; así, cuando se
ordena el desplazamiento (traslado) de la necrópolis. Sin embargo, en tales casos
se concede al concesionario un derecho similar en el nuevo terreno(578).
En realidad no hay una norma que establezca que se trata de copropiedad
con indivisión forzosa, si bien es cierto que es costumbre considerar a los mauso-
leos como propiedad de la familia. Según Jorge Eugenio Castañeda, es una pro-
piedad familiar de naturaleza indivisible(579).
Este hecho de considerar así a los sepulcros y mausoleos se refuerza por la
situación de que, como afirma Castañeda, jamás en una partición de herencia se
le ha adjudicado a determinado heredero el mausoleo. “De otro lado –agrega–,
nunca figuran los mausoleos en los inventarios de bienes causados al fallecimiento
de una persona”(580).
Para la jurisprudencia francesa no es una propiedad, ni siquiera una propie-
dad sui generis, sino que se trata de un derecho real de goce. En esa línea, Louis
Josserand sostiene que es una concesión de dominio público, por tanto, las sepul-
turas se consideran como objeto de un derecho real de goce.
Su carácter inalienable podría derivarse del artículo 648, 8° de nuestro
Código adjetivo, que estipula que los sepulcros son bienes inembargables.
(578) Cfr. CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Instituciones de Derecho Civil. Los Derechos Reales (1954), I, 2ª. ed.,
pp. 397 y 398.
(579) CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Instituciones de Derecho Civil. Los Derechos Reales. T. II, p. 18.
(580) CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., T. II, Ibídem.
405
Tratado de Derechos Reales
(581) SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit. (1959), T. III, pp. 192 y 193.
(582) SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., p. 193.
(583) SALVAT, Raymundo Miguel. Ibídem.
(584) CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ibídem.
406
Propiedad de los sepulcros
Sin embargo, como anota Argañaras(585), esta tesis solo puede soste-
nerse partiendo de la base que los cementerios municipales no sean bie-
nes públicos, sino bienes privados de la autoridad concedente, y ello
tradicionalmente no fue así.
En realidad existe una tendencia mayoritaria a considerar que la conce-
sión de la parte de terreno para erigir allí un sepulcro o mausoleo (con-
cesión ad aedificandum), “es una figura jurídica de carácter netamente
administrativo, regida por el derecho administrativo y extraña, por
ende, al régimen del Código Civil” (Argañaras, en las notas a la obra
de Salvat). Y esta comprobación –de que la concesión no es una venta
ni un arrendamiento– “se basa en que el bien no puede ser afectado a
otros usos, pues tal concesión caduca el día en que el cementerio es des-
afectado, y al concesionario solo le queda un derecho personal contra
la autoridad que lo privó de la concesión, a fin de que le conceda otro
lugar en el nuevo cementerio” (Hauriou)(586).
II. Cementerio. No hay en el Derecho moderno una ley, como si la había
en el Derecho romano y canónico, que los colocaba fuera del comercio
(Coviello). Según Nicola Coviello: a) en los cementerios municipales,
no son bienes patrimoniales sino de uso público, y, por lo mismo, fuera
del comercio; b) en los cementerios particulares, si pertenecen a asocia-
ciones religiosas o particulares, por ejemplo, están en el comercio(587).
III. La doctrina y la legislación nacionales son deficientes en esta materia,
aunque hay algunas normas desperdigadas que pueden darnos algunas
luces. Sobre todo a partir de la legislación más reciente.
Los cementerios pueden ser públicos o privados. Las Municipalidades
(Provinciales o Distritales) son los entes encargados de controlar su fun-
cionamiento. Esto es lo que aparece de la Ley de Cementerios y Servi-
cios Funerarios (Ley Nº 26.298, publicada el 28 de marzo de 1994).
El cambio en la naturaleza jurídica de la propiedad de los cementerios,
origina algunas alteraciones en su análisis. Antes, los cementerios eran
solo públicos, estando bajo la administración de las Municipalidades
(Ley Orgánica de Municipalidades Nº 23.853, art. 11,5°). Ahora, pue-
den ser públicos o privados, y, por ende, la construcción, habilitación,
conservación y administración de ellos varía según la calidad de su titu-
lar (Ley 26.298, art. 3; Ley 23.853, art. 65, 15°).
En cuanto a los sepulcros particulares, capillas mortuorias, sepul-
cros de familia, monumentos, su condición jurídica es igual a la de los
407
Tratado de Derechos Reales
408
Propiedad de los sepulcros
409
Tratado de Derechos Reales
410
Propiedad de los sepulcros
411
Tratado de Derechos Reales
412
CAPÍTULO IV
OTRAS MODALIDADES
DE PROPIEDAD INMUEBLE
413
Tratado de Derechos Reales
414
Otras modalidades de propiedad inmueble
415
Tratado de Derechos Reales
416
Otras modalidades de propiedad inmueble
417
TÍTULO V
LA PROPIEDAD INTELECTUAL
O PROPIEDAD SOBRE
BIENES INMATERIALES
CAPÍTULO I
LOS BIENES INMATERIALES
421
Tratado de Derechos Reales
puede distinguirse y separarse de los bienes que le dan una realidad práctica
(Noyes)(607).
Estos derechos reales (propiedad industrial, derechos de autor) confieren un
monopolio a su titular, es decir, “confieren el derecho, más o menos limitado, a
una explotación exclusiva; en ambos casos se trata de proteger el talento o poder
creador del individuo”(608).
En el Derecho antiguo, Gardiner señalaba que entre las dos propiedades
existía una diferencia: el autor de una obra literaria no tiene el monopolio de lo
producido en el mismo sentido que el inventor, “pues si otro autor llegara a escri-
bir independientemente una obra que pudiera considerarse idéntica a la primera,
el primer autor no podría excluir al segundo del mercado. En cambio, quien por
primera vez realiza un invento y obtiene el registro correspondiente, puede impe-
dir la explotación del mismo invento incluso por parte de quien haya llegado a
inventar lo mismo con absoluta independencia”(609). Indudablemente esto no se
ajusta a la verdad pues, en la praxis, es muy difícil, por no decir imposible, que
haya dos personas que escriban exactamente lo mismo. Si un autor cita frecuen-
temente el trabajo de otro, con la debida aclaración mediante notas de pie de
página, ello es válido, de lo contrario, para la ley se trata de un plagio.
422
Los bienes inmateriales
(610) Con razón, RUIZ ELDREDGE expresa que: “No pueden igualarse, los poemas de Vallejo con marcas de
bebidas o de pastas dentífricas”. No cabe, pues, ni jurídica, ni éticamente igualarse derechos de índole
tan disímil. Y agrega el autor que durante la Asamblea Constituyente (que elaboró la Constitución de
1979), llegó a presentarse un proyecto por la Comisión Especial de Régimen Económico en que “se
declaraba inexpropiables estos derechos de propiedad contrariando los criterios más elementales sobre la
expropiación”, Ob. cit., p. 215.
423
CAPÍTULO II
LOS DERECHOS DE AUTOR(*)
(*) Bibliografía: PLANIOL, MARCEl; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., T. III, p. 497 y
ss.; JOSSERAND, Louis. Ob. cit., T. I, Vol. II, p. 145 y ss.; SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., T. II,
p. 489 y ss.; PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., T. III, 2, p. 210 y ss.; MESSINEO, Francesco. Ob. cit., III,
p. 379 y ss.; ALBALADEJO, Manuel. Ob. cit., T. III, Vol. I, p. 368 y ss.; DÍEZ-PICAZO Y PONCE
DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Ob. cit., T. III, p. 223 y ss.; BORDA, Guillermo A. Ob. cit.,
p. 674 y ss.
425
Tratado de Derechos Reales
(611) En España, luego de esta norma, el derecho es reconocido por las Reales Órdenes de 4 de enero de 1834
y de 5 de mayo de 1837, y plenamente con el carácter de propiedad literaria en la ley de 10 de junio de
1847. Esta vez fue sustituida por la ley de 10 de junio de 1879, y su Reglamento de 3 de setiembre de
1880. Cfr. DE DIEGO, Felipe Clemente. Ob. cit., I, p. 621.
426
Los derechos de autor
sobre dichas creaciones y a su producto (art. 2, 8°). La norma revela que la crea-
ción está elevada a la categoría de derecho fundamental del hombre.
En el orden procesal, la libertad de creación artística, intelectual y científica
esta defendida por el proceso de amparo, que podrá interponer ante los tribuna-
les todo autor que se considere afectado, conforme estatuye el Código Procesal
Constitucional(612) en su artículo 37, 5°. Norma similar estatuía la derogada Ley
Nº 23.506, en su artículo 24, 6°.
De otra parte, el Código Civil regula diversas normas relativas a los dere-
chos autorales, dentro del Libro de Derecho de las Personas. Así, partiendo de la
protección constitucional, determina que: “Los derechos del autor o del inventor,
cualquiera que sea la forma o modo de expresión de su obra, gozan de protección
jurídica, de conformidad con la Ley de la materia” (art. 18).
En el Libro de Derecho Familiar, el código establece que los derechos de
autor e inventor son bienes propios de cada cónyuge (art. 302, 5°). Por ello
mismo, puede administrarlos, gravarlos, y, en general, disponer de ellos. Sin
embargo, esta posición es discutible y claramente contradictoria con lo dispuesto
en el numeral 310, según el cual son bienes sociales “los que cualquiera de los
cónyuges adquiera por su trabajo, industria o profesión”; por consiguiente, su
carácter social o común deriva del hecho que tal trabajo intelectual es realizado
por el cónyuge durante el matrimonio.
En materia de Derecho Internacional Privado, también el código contiene
un precepto referente a la materia en su artículo 2.093.
497. CONCEPTO
No cabe duda que el derecho de autor confiere una facultad o conjunto de
facultades al autor sobre la obra científica, artística o literaria producto de su
talento. Sobre ella ejerce un dominio exclusivo y directo, pudiendo publicarla
o no, reproducirla, modificarla, actualizarla, y, en general, tendrá el derecho de
explotarla y disponer de ella como mejor le parezca.
La doctrina comparada se muestra coincidente con esto. Así, Clemente de
Diego (613) expresa que consiste en el derecho exclusivo que se reconoce al autor
de publicar y reproducir sus obras. Importante, por su amplitud, es la definición
que da Manuel Albaladejo: se entiende por propiedad intelectual “el poder o
conjunto de facultades que la Ley concede al autor de una obra científica, artís-
tica o literaria, sobre la misma. De forma que esta queda sometida al señorío
427
Tratado de Derechos Reales
428
Los derechos de autor
429
Tratado de Derechos Reales
(621) Véase: DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Sistema de Derecho Civil. T. III,
p. 226.
(622) Cfr. MESSINEO, Francesco. Ob. cit., p. 379.
(623) SALVAT, Raymundo. Ob. cit., p. 494.
430
Los derechos de autor
431
Tratado de Derechos Reales
499. CARACTERES
Son varias las notas que lo tipifican:
1. Trátase de un derecho subjetivo. Hay “un poder jurídico que el orde-
namiento atribuye y confiere a la persona, a quien confía su ejercicio y
su defensa”, para todos los fines dignos de tutela jurídica. “Como dere-
cho subjetivo posee sustantividad y autonomía técnica”(629).
2. Es un derecho subjetivo de naturaleza real. La propiedad incorporal está
reconocida por el ordenamiento jurídico peruano (art. 884), resaltando
que es un derecho de naturaleza real que recae sobre un bien mueble
(art. 886, 6°).
3. Es un derecho subjetivo de carácter absoluto. Salta a la vista que es una
facultad o un conjunto de facultades que, de modo directo e inmediato,
el autor ejerce sobre la obra de su elaboración (creación) “y se desarro-
lla en una serie de actos o conductas de este titular” (Díez-Picazo y
Gullón), no es por tanto relativo; en otro sentido, es absoluto porque
es oponible erga omnes.
4. Se trata de un derecho temporalmente limitado. Es pues un derecho
(subjetivo) de duración limitada, corta, frente a la propiedad típica que,
aparentemente, era perpetua, si bien, como se dijo, la propiedad no es
ya totalmente perpetua.
(629) DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Ob. cit., p. 227.
432
Los derechos de autor
500. DIFERENCIAS
En estos momentos no existe mayor problema en diferenciar entre “la pro-
piedad que recae sobre las cosas materiales y la propiedad o derechos sobre los
productos de la inteligencia (sobre bienes incorpóreos o inmateriales), en los que
al lado del interés y del derecho individual de autor, existe igualmente el derecho
de la colectividad”. De acuerdo con Planiol, la diferencia esencial radica en el
objeto sobre el que recae. Obviamente, como ya hemos dicho, la propiedad ordi-
naria recae sobre objetos materiales, al paso que los derechos de autor sobre bie-
nes incorporales.
En suma, Eleodoro Romero(632) establece nítidas diferencias entre una y otro:
1. El dominio recae sobre objetos materiales y los derechos autorales sobre
las ideas (materializadas) y productos de la inteligencia;
2. El dominio es perpetuo, transmitiéndose después de la muerte por la
herencia. En cambio los derechos de autor son temporales por defini-
ción, teniendo como duración la vida del autor y un plazo determinado
concedido a los herederos. Vencido este plazo, la obra pertenece a la
comunidad o colectividad;
(630) DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Ob. cit., p. 228.
(631) DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis y GULLÓN, Antonio. Ob. cit., p. 227.
(632) ROMERO ROMANA, Eleodoro. Ob. cit., pp. 224-225.
433
Tratado de Derechos Reales
434
Los derechos de autor
(633) Cfr. PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., pp. 223 y 224.
(634) KAYSER, cit. por PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., p. 224.
(635) Muy sonado ha sido el proceso en nuestro país donde la Editorial Navarrete fue sancionada por los tri-
bunales, a raíz de la publicación incompleta y fragmentada de la novela Matalaché, del escritor Enrique
LÓPEZ ALBÚJAR, lo que motivó la denuncia de sus deudos y herederos. El caso puede servir de punto
de partida en la defensa de los derechos autorales.
(636) Es célebre el caso del gran escritor francés Anatole FRANCE con LEMERRE, expuesto por MARVIN y
que reproduce PUIG BRUTAU: “El autor había escrito una Historia de Francia en 1882, cuando todavía
no era famoso. Una editorial se la compró por 3,000 francos, pero no la publicó. Muchos años después,
en plena fama del autor, el editor anunció la publicación de la obra. A la demanda de Anatole FRANCE,
el tribunal prohibió la publicación fundándose en que el retraso excesivo hacía que la publicación fuese
extemporánea e injustificada, pues a cambio de sacar provecho de la fama del autor, la reputación de este
podría sufrir menoscabo”. Cfr. PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., pp. 228 y 229.
435
Tratado de Derechos Reales
436
Los derechos de autor
437
Tratado de Derechos Reales
438
Los derechos de autor
(637) LIPSZIC, Delia. Opiniones vertidas por la jurista argentina durante la celebración del I Congreso Nacio-
nal de Derecho de Autor, realizado en Lima, del 18 al 21 de julio de 1989.
439
Tratado de Derechos Reales
patrimonial, lo cual supone que la obra pasa al dominio público y, por consecuen-
cia, al patrimonio cultural común.
Integran también el dominio público las expresiones del folklore (canciones,
leyendas). De hecho hay que ubicar también aquí a las obras de los autores falle-
cidos que no dejan herederos ni causahabientes.
440
Los derechos de autor
mediante su impresión sobre el papel u otro producto análogo, sin alterar el ori-
ginal, salvo autorización escrita, tomando a su cargo los gastos que ello ocasione
y poniendo en venta los ejemplares correspondientes, en cantidad suficiente para
hacer llegar la obra a conocimiento del público, entregando al autor la retribu-
ción convenida o, a falta de acuerdo, la que el juez señale en proceso abreviado
(antes, de menor cuantía), previo informe técnico a que se refiere el artículo 145.
El contrato debe constar por escrito (art. 96).
No obstante, y siguiendo la corriente de la legislación civil peruana, dicha
inscripción registral no es obligatoria sino facultativa. En efecto, el artículo 170,
apartado 2° de la ley especial prescribe: “El registro es meramente facultativo
para los autores y sus causahabientes y no constitutivo, de manera que su omi-
sión no perjudica el goce ni el ejercicio pleno de los derechos reconocidos y garan-
tizados por la presente ley”.
441
Tratado de Derechos Reales
442
Los derechos de autor
de la obra sin la autorización del autor (art. 217); formas agravadas (art. 218);
plagio y simulación de obra (art. 219); falsa autoría, agravantes y concertación
(art. 220); elusión de medida tecnológica efectiva (art. 220-A); productos desti-
nados a la elusión de medidas tecnológicas (art. 220-B); servicios destinados a la
elusión de medidas tecnológicas (art. 220-C); delitos contra la información sobre
gestión de derechos (art. 220-D); etiquetas, carátulas o empaques no auténticos
(art. 220-E); manuales, licencias, otra documentación, o empaques no auténticos
relacionados a programas de ordenador (art. 220-F); incautación preventiva y/o
comiso definitivo (art. 221).
Si bien es cierto que algunas leyes que se han expedido contienen circuns-
tancias agravantes, en realidad no se observa que se haya dictado prisión efectiva
a los autores de este tipo de delitos.
443
Tratado de Derechos Reales
444
Los derechos de autor
(639) Cfr. PLANIOL, MARCEl; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., p. 502.
445
Tratado de Derechos Reales
446
Los derechos de autor
(641) En el Derecho español, PUIG BRUTAU describe cómo se tuvo en cuenta, en materia de cartas, “la Real
Orden de 12 de agosto de 1908, que con motivo del pretendido registro de la obra ‘Correspondencia de
Emilio Castelar, 1868-1898’, distingue la propiedad material de las cartas y la propiedad intelectual. La
primera corresponde al destinatario o persona para la que fueron escritas, pero la segunda es del autor
o persona que las escribió, pues el género epistolar está protegido por la Ley de Propiedad Intelectual,
como toda obra del espíritu”. Cfr. PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., pp. 220 y 221.
La ley de derechos de autor peruana, en cambio, no enumera a las cartas en su artículo 5.
447
CAPÍTULO III
LA PROPIEDAD INDUSTRIAL(*)
517. DEFINICIÓN
En principio, la propiedad industrial es una forma o modalidad de la pro-
piedad incorporal (art. 884 del CC) que recae sobre los inventos o descubrimien-
tos industriales; es, por tanto, de naturaleza mobiliaria (art. 886, 6°); “no siendo
invento –anota Clemente de Diego– otra cosa que un pensamiento que por una
desconocida combinación de fuerzas naturales proporciona un progreso esencial
en la técnica”(642).
La ley reconoce este derecho al inventor (o adquirente) de un procedimiento
o descubrimiento de aplicación industrial, o también, al que adopta o crea deter-
minados signos o distintivos especiales (modelos, diseños, secretos, marcas, nom-
bres, lemas, certificados, signos, denominaciones, dibujos, rótulos, etc.) indus-
triales o comerciales(643), productos de su trabajo que la ley distingue de otros
similares.
El Derecho antiguo le daba también el nombre de derecho de invención,
de igual manera, derecho de patentes, y más recientemente, derecho marca-
rio. Estos dos últimos nombres, sin duda obedecen a que antes solo se consi-
deraba dos grupos de derechos como objeto de tutela: las patentes y las mar-
cas, respectivamente. No obstante, el derecho se ha diversificado de manera
considerable.
(*) Bibliografía: PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., T. III, p. 500 y ss.;
JOSSERAND, Louis. Ob. cit., I, II, p. 152 y ss.; MESSINEO, Francesco. Ob. cit., T. III, p. 386 y ss.;
PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., III, 2, p. 235 y ss.; ALBALADEJO, Manuel. Ob. cit., T. III, Vol. I,
p. 377 y ss.
(642) Cfr. DE DIEGO, Felipe Clemente. Ob. cit., I, p. 624.
(643) ALBALADEJO, repitiendo lo mismo que sostiene sobre la propiedad intelectual (derechos de autor),
afirma que se llama propiedad industrial “al derecho que, para su exclusiva explotación o utilización,
tiene el inventor o creador (o adquirente) de procedimientos, modelos o dibujos industriales, o el que
adopta determinados distintivos (denominaciones, marcas, signos, dibujos, rótulos, etc.) industriales o
comerciales”. Cfr. ALBALADEJO, Ob. cit., III, I, p. 377.
449
Tratado de Derechos Reales
Ahora bien: lo cierto es que se considera que este derecho otorga una pro-
piedad exclusiva. Según Francesco Messineo(644) consiste en el poder exclusivo de
poner en práctica una invención industrial, nueva e idónea para tener aplicación
y para sacar de ella provecho en el territorio del Estado.
Pero la protección del mismo está subordinada a la obtención de una
patente (u otro derecho) que depende de un acto administrativo de concesión,
y es, al mismo tiempo, el signo material del derecho de inventor. Por tanto, sin
concesión de patente no hay derecho de inventor tutelado, o sea, exclusivo.
De esto se deducen dos elementos que hay que considerar: a) un invento,
que sirva de base al derecho patentado, de suerte que si, en rigor, no existe el
invento, ningún derecho surge a su favor; y, b) una declaración ante las autorida-
des públicas encargadas de expedir las patentes y otros derechos similares.
Es muy importante señalar que el derecho existe independientemente de la
ley; como anota correctamente Clemente de Diego, “la ley no crea la propiedad
industrial, y su función se limita a reconocer, regular y reglamentar el derecho
que por sí mismo hayan adquirido los interesados”(645).
450
La propiedad industrial
451
Tratado de Derechos Reales
(649) En efecto, al comentar el artículo 129 de la Constitución derogada, RUIZ ELDREDGE afirma que “la
protección a la propiedad industrial ha sido reclamada desde el siglo pasado por los países desarrollados,
y las empresas de esas naciones querían garantizarse en todo el mundo. Por el contrario los países sub-
desarrollados veían su interés, como es lógico, vinculado a que los inventos pudieran emplearse lo más
pronto posible; y que las marcas de fábrica, nombres, modelos y diseños no tuvieran una protección
mayor de 3 o 10 años”, Ob. cit., p. 215.
452
La propiedad industrial
larga data, hasta ser derogado por la nueva ley, pero incluso así, se mantienen
en vigencia los artículos 110, 111, 118, 119, 120 y 121 del citado D.S. Nº 001-
71-IC, según lo prescribe la disposición final tercera de la ley. También han sido
derogadas la Decisión 85, la Decisión 311 y la Decisión 313.
Anteriormente ha regido, por poco tiempo, la Ley General de Propiedad
Industrial, Decreto Ley Nº 26.017, de 27 de diciembre de 1992, publicada el 28
del mismo mes y año. Luego nuestro país suscribió la Decisión 344 de la Comi-
sión del Acuerdo de Cartagena, que tuvo vigencia desde el 1 de enero de 1994.
Asimismo, el Perú se adhirió al Convenio de París para la protección de la Propie-
dad Industrial y al Acuerdo sobre los aspectos de los Derechos de Propiedad Inte-
lectual relacionados con el Comercio, parte integrante del Acuerdo que establece
la Organización Mundial del Comercio.
En estos momentos se encuentra en vigor la Ley de Propiedad Industrial,
aprobada por el Decreto Legislativo Nº 823, de 23 de abril de 1996, publicado al
día siguiente.
453
Tratado de Derechos Reales
Esta norma “se emite para complementar las disposiciones contenidas en las
Decisiones 486 y 632 (Régimen Común sobre Propiedad Industrial), las cuales
serán consideradas Ley nacional” (Dec. Leg. Nº 1075, disposición complementa-
ria final primera).
En cuanto a los delitos contra la propiedad industrial, dispone que “previamente
a que el Ministerio Público emita acusación u opinión, según sea el caso, la Direc-
ción Competente del INDECOPI, deberá emitir un informe técnico dentro del tér-
mino de cinco días” (Dec. Leg. Nº 1075, disposición domplementaria final tercera).
Ahora bien: los delitos contra la propiedad industrial están regulados por
los artículos 222 al 225 del Código Penal. Son los siguientes: fabricación o uso
no autorizado de producto y su patente (art. 222), penalización de la clonación o
adulteración de terminales de telefonía celular (art. 222-A), uso o venta no auto-
rizada de etiquetas, sellos o envases que contengan marcas registradas (art. 223),
allanamiento, incautación preventiva y/o comiso definitivo (art. 224), condición y
grado de participación del agente (art. 225).
Mediante Decreto Supremo Nº 007-2009-RE (El Peruano, 17 de enero de
2009), el Perú ratificó la adhesión al “Tratado sobre el Derecho de Marcas y su
Reglamento”, hecho ocurrido el 27 de octubre de 1994, en la ciudad de Ginebra,
Confederación Suiza (art. 1).
454
La propiedad industrial
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Tratado de Derechos Reales
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La propiedad industrial
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Tratado de Derechos Reales
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La propiedad industrial
459
Tratado de Derechos Reales
le proporcione alguna utilidad, ventaja o efecto técnico que antes no tenía (Dec.
Leg. Nº 823, art. 97).
Comete delito contra el modelo de utilidad, aquel que almacena, fabrica,
utiliza con fines comerciales, oferta, distribuya, vende, importa o exporta, en
todo o en parte, “un producto amparado por un modelo de utilidad obtenido en
el país” (art. 222, inc. b del CP; texto según la Ley Nº 27.729).
460
TÍTULO VI
LOS MODOS DE EXTINCIÓN
DE LA PROPIEDAD
CAPÍTULO I
LOS MODOS EXTINTIVOS EN EL CÓDIGO CIVIL
533. CONCEPTO
Si los modos de adquisición son los hechos o formas como se obtiene y per-
fecciona la propiedad de un bien, los modos de extinción vienen a significar exac-
tamente lo contrario: son las formas o hechos por los que se pierde la misma.
En opinión de Manuel Peña Bernaldo de Quirós, “son los hechos que tie-
nen como efecto que el dominio o el derecho real sobre una cosa deje de estar
atribuido a una persona”(653).
Esta pérdida o extinción se produce algunas veces mediante un acto unilate-
ral (abandono); otras, por acto bilateral (adquisición o enajenación del bien); por
último, debido a una disposición de la autoridad administrativa (expropiación).
463
Tratado de Derechos Reales
En principio, debemos decir que este numeral, que fue incluido en el nivel
de la Comisión Revisora, es una disposición nueva en nuestro sistema civil. El
código derogado no contenía ninguna disposición semejante.
464
Los modos extintivos en el Código Civil
465
Tratado de Derechos Reales
mueble, ya porque ha habido una ejecución y remate del bien por parte
del acreedor.
466
Los modos extintivos en el Código Civil
467
CAPÍTULO II
LA DESTRUCCIÓN O CONSUMO DEL BIEN
469
Tratado de Derechos Reales
470
CAPÍTULO III
LA ENAJENACIÓN DEL BIEN
(ADQUISICIÓN DEL BIEN POR OTRA PERSONA)
471
Tratado de Derechos Reales
472
CAPÍTULO IV
LA EXPROPIACIÓN
473
Tratado de Derechos Reales
Su basamento teórico aparece con el Derecho natural, “el cual buscó dicha
fundamentación en el derecho de soberanía del Estado (ius emines de Hugo Gro-
tius) y, a causa de la inviolabilidad de la propiedad privada, exigió justa causa e
indemnización plena al expropiado (Montesquieu)”(661).
Estos principios fundamentales fueron admitidos en primer lugar en Ingla-
terra, luego en la Constitución norteamericana y después en la Revolución fran-
cesa de 1789. A partir de allí figura ya con su actual carácter de garantía de
inviolabilidad del derecho de propiedad (“la propiedad es sagrada e inviolable”)
en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y en la Constitu-
ción de Francia de 3 de setiembre de 1791. De allí pasó al Código de Napoleón,
desde el cual se originó un verdadero auge de este instituto, explayándose a las
modernas legislaciones europeas. En Alemania, por ejemplo, según expresa Hans
Planitz, desde el siglo XIX aumentó su importancia, a consecuencia de la cons-
trucción de ferrocarriles(662).
En adelante, todas las Constituciones del mundo han incluido precep-
tos referentes a la expropiación, si bien con un carácter de medida excepcional
o limitativa del derecho de propiedad privada; para nada debe confundírsela
con la expropiación generalizada de los medios de producción que postulaba el
marxismo.
474
La expropiación
549. DEFINICIÓN
En general, la expropiación puede ser definida como la privación for-
zosa o imperativa de la propiedad; como contraprestación, el afectado recibe
una indemnización. Se trata de una facultad exclusiva del Estado que, haciendo
uso del ius imperii que lo caracteriza, priva a alguna persona (natural o jurídica;
pública o privada) de su dominio, obviamente en forma unilateral.
También, según Falcón –citado por Castán–, es la privación del dominio
privado, decidida por el Poder público en nombre de un interés colectivo. Fer-
nández de Velasco es más concreto: “mediante la expropiación se sustrae total o
parcialmente una propiedad privada en beneficio de una empresa especialmente
protegida por la ley, siempre mediante previa indemnización”(663).
Antaño, algunos tratadistas la consideraban “una venta forzosa, en la que
el propietario está en la obligación de enajenar el bien en interés de la colectivi-
dad(664)”. No obstante, este criterio no es aceptado, puesto que en sentido exacto
no es una venta, porque no hay consentimiento.
Para comprender este instituto, es preciso entender que el sistema jurídico-
político universal siempre ha estimado que la propiedad era un derecho sacro-
santo, “sagrado e inviolable”, conforme lo establecía la Declaración de Derechos
(663) Cit. por CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., p. 186.
(664) Cfr. ROMERO ROMANA, Eleodoro. Ob. cit., p. 180.
475
Tratado de Derechos Reales
(665) Cit. por CASTEJÓN PAZ, Benito, y, RODRÍGUEZ ROMÁN, Emilio (1967). Derecho Administrativo y
Ciencia de la Administración, p. 198.
(666) GÓMES, Orlando. cit. por ARCE, Ibídem.
476
La expropiación
551. FUNDAMENTO
La expropiación se justifica ampliamente por la superioridad de los intereses
colectivos, esto es el pueblo mismo, sobre los privados.
El fundamento racional de ella se encuentra, como bien anota Garrido
Falla(668), “de una parte, en la necesidad que puede tener la Administración
de bienes de los particulares para satisfacer las necesidades públicas; y de otra,
en el mismo carácter de la propiedad como un derecho subordinado al interés
público”.
En la actualidad, la expropiación reviste más importancia que antes, por-
que la sociedad capitalista más avanzada ha tejido formas más sutiles de concen-
tración de la propiedad privada, prueba de ello son los monopolios y oligopo-
lios como forma de dominación de los sectores de menores recursos económicos;
ante tal panorama, el Estado no tiene sino que intervenir, a fin de imponer reglas
mínimas de equidad.
552. ELEMENTOS
En toda expropiación se observan tres elementos, a saber: sujetos, objeto y fin.
(667) Cfr. CASTEJÓN PAZ, Benito, y, RODRÍGUEZ ROMÁN, Emilio. Ob. cit., pp. 198 y 199.
(668) Cit. por CASTEJÓN PAZ, Benito, y, RODRÍGUEZ ROMÁN, Emilio. Ob. cit., p. 199.
477
Tratado de Derechos Reales
478
La expropiación
(669) Cfr. ÁLVAREZ GENDÍN, Sabino. Tratado General de Derecho Administrativo. T. I. Bosch, pp. 415 y 416.
479
Tratado de Derechos Reales
(670) Este error ya lo contenía la anterior Ley Nº 27.117, que contradecía en cierto modo lo que establecía
su antecesora –el Dec. Leg. Nº 313–, que negaba tajantemente la posibilidad de discutir la declaración
de necesidad y utilidad públicas, así como la nulidad de la expropiación. El artículo 23.1 disponía: “El
sujeto pasivo de la expropiación puede demandar judicialmente la nulidad de la expropiación cuando
esta no haya sido dispuesta conforme a lo establecido en los artículos 3 y 4 de la presente ley. Es discu-
tible la declaración de necesidad pública o seguridad nacional dispuesta por el Congreso de la República
mediante ley expresa, cuando no se ciña a lo dispuesto por esta ley”. Indudablemente, había aquí una
480
La expropiación
regresión. Si el Congreso ha aprobado la ley expropiatoria, es obvio que tiene que haber tipificado de
necesidad pública o seguridad nacional el objeto de la medida.
(671) ÁLVAREZ GENDÍN, Ob. cit., pp. 417-418.
481
Tratado de Derechos Reales
(672) Casación Nº 4039-2010 de Lambayeque (consid. 8°). Véase el texto completo en el anexo 28.
482
La expropiación
483
Tratado de Derechos Reales
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La expropiación
485
CAPÍTULO V
EL ABANDONO
559. DEFINICIÓN
En principio, podemos decir que el abandono es la dejación (voluntaria) de
un bien, por ello mismo es acto unilateral. En esto se diferencia de la pérdida del
bien, que es involuntaria.
José M. Castán Tobeñas(674) sostiene que “el abandono es la renuncia del
derecho de propiedad u otro cualquier derecho real, hecha voluntariamente por
el titular mismo”. Sin embargo, en esta definición se le asocia con la renuncia,
lo que no es exacto. Se diferencia claramente. Para algunos, el abandono es una
487
Tratado de Derechos Reales
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El abandono
489
Tratado de Derechos Reales
490
El abandono
562. NO USO
Tampoco cabe confundir el abandono (del derecho de propiedad) con el no uso.
Por no uso se extinguirán en principio los derechos reales sobre bien ajeno,
susceptibles de posesión, mas no el derecho de propiedad. Por ejemplo, el usu-
fructo, la superficie, etcétera.
El no uso es diferente también de la prescripción extintiva.
563. ELEMENTOS
El abandono presenta dos elementos: a) un elemento material, que es el
corpus; es la desposesión del bien, la pérdida de la posesión; y, b) un elemento
intencional o volitivo, que es el animus, o sea la voluntad del titular de no querer
491
Tratado de Derechos Reales
492
El abandono
No obstante, otros autores sostienen que debe incidirse sobre “la volun-
tad implícita en un determinado comportamiento, que no es lo mismo
que la voluntad tácita, sino más bien, indica voluntad presunta”(687). De
ahí que Pontes de Miranda afirme que el abandono se refiere a “aque-
llos casos en que no hubo declaración unilateral, explícita de voluntad”.
La intención mayormente se presume. Esta presunción es una conse-
cuencia de la dejación de la posesión, desposesión que no es ilimitada en
el tiempo, sino que tiene un plazo fijado por el código: veinte años, en
cuyo caso el predio pasa al dominio del Estado (art. 968, 4º).
493
Tratado de Derechos Reales
(689) En efecto, la Ley de Predios Rurales (Dec. Leg. Nº 667), parcialmente vigente, al tratar de la prueba de
la explotación económica exigía la constatación de ciertos actos materiales (existencia de sementeras, de
plantaciones, de cultivos o de crianza de ganado de acuerdo a la capacidad de los pastos, o en su caso, de
labores de preparación de suelos), en su artículo 27, pero este ha sido derogado.
Esto se debe a que rige en esta época la liberalización del mercado de tierras, aunque con ciertos matices
o rezagos del anterior Derecho agrario.
494
TÍTULO VII
ACCIONES QUE PROTEGEN
LA PROPIEDAD
CAPÍTULO I
DEFENSA CIVIL DE LA PROPIEDAD.
LAS ACCIONES REALES
497
Tratado de Derechos Reales
(693) GAYO, 4, 2: In personam actio est, qua agimus cum aliquo, qui nobis vel ex contractu vel ex delicto obligatus est,
id est cum intendimus. Dare, facere, praestare, oportere. Cfr. IGLESIAS, Ob. cit., p. 241.
(694) GAYO, 4, 3: In rem actio est, cum aut corporalem rem intendimus nostrum esse, aut ius aliquod nobis competere,
veluti utendi aut utendi fruendi, eundi agendi aquamve ducendi vel altius tollendi prospiciendire, aut cum actio ex
diverso adversrio est negativa. Cfr. IGLESIAS, Ob. cit., pp. 241-242.
(695) Véase: BONFANTE, P., Ob. cit., pp. 112-114.
(696) IGLESIAS, Ob. cit., pp. 242-243.
498
Defensa civil de la propiedad. Las acciones reales
499
Tratado de Derechos Reales
Civil establece como regla general de la competencia, el juez del lugar del domi-
cilio del demandado, salvo disposición legal en contrario (art. 14) y, como compe-
tencia facultativa, además de ese juez del domicilio del demandado, “el juez del
lugar en que se encuentre el bien o bienes tratándose de pretensiones sobre dere-
chos reales” (art. 24, 1º).
Las acciones personales, por su parte, presentan las siguientes notas carac-
terísticas: a) se plantean (ejercen) únicamente contra el o los obligados (deudo-
res); b) “tienden a la extinción del derecho, porque una vez ejercida la acción y
cobrado el crédito se extingue la obligación”(698); c) es competente (competencia
facultativa) el juez del lugar señalado para el cumplimiento de la obligación (art.
14 del CPC).
570. CLASIFICACIÓN
Las acciones reales, según el objeto sobre el que recaen, pueden ser mobilia-
rias e inmobiliarias.
El código peruano no contiene un artículo que, como el 2.757 del código
argentino anterior, estipule que las acciones reales son: la acción reivindicato-
ría, la acción confesoria y la acción negatoria. Aunque estas tres, en rigor, solo
son una subdivisión de las acciones petitorias. Y las acciones reales son petitorias,
pero también posesorias.
I. Las acciones petitorias protegen la titularidad del derecho sobre el
bien: dicha titularidad es desconocida, negada, directa o indirectamente
por otra persona (Messineo). Por ello mismo, se dice que atañen a la
existencia del derecho real sobre el bien. En general, tienen como fina-
lidad reclamar el dominio de un bien. Teóricamente, es factible que por
estas acciones se protejan los bienes muebles, pero es prácticamente
muy difícil encontrarlas en relación a estos últimos; se diría que casi se
dan solo en los bienes inmuebles.
Las acciones petitorias revisten, a su vez, varias modalidades: las reivin-
dicatorias, aquellas donde se discute el derecho de propiedad sobre un
bien (generalmente, inmueble). La acción petitoria por excelencia es la
rei vindicatio; las confesorias, de alcance menor, tutelan a las desmembra-
ciones dominiales como el usufructo, las servidumbres, etc.; por último,
la acción negatoria, que protege a los poseedores de inmuebles contra
quienes les impidan el libre ejercicio de los derechos reales, a fin de que
esa libertad sea restablecida.
II. Las acciones posesorias defienden la posesión en sus dos variantes:
tanto como derecho a poseer (acción posesoria propiamente dicha) (ius
500
Defensa civil de la propiedad. Las acciones reales
(699) Sin embargo, SALVAT critica el artículo 2.757 del cód. arg. anterior, que enumera tres acciones reales:
“las acciones reales que nacen del derecho de propiedad son: la acción reivindicatoria, la confesoria y la
negatoria”. El error se debe a que “las acciones reales no solo nacen del dominio. Hay que agregar a ellas
las acciones que competen al acreedor hipotecario, prendario o anticresista”. Además, “la acción confe-
soria, tiene propiamente por objeto el reconocimiento y la protección de las servidumbres tanto reales
como personales”. Cfr. SALVAT, Raymundo Miguel. Derechos Reales. T. I, p. 25.
El código peruano solo reconoce como servidumbres a las reales, esto es, las que protegen a los pre-
dios, ya que el usufructo, uso y habitación, fueron considerados servidumbres personales en el Derecho
romano, mas no en el moderno.
(700) Cfr. SALVAT, Raymundo Miguel. Ibídem.
(701) LAFAILLE, Héctor. cit. por ALLENDE, Ob. cit., p. 292.
(702) Cfr. BRUGI, Biagio. Ob. cit., p. 235.
(703) SEGOVIA, cit. por ALLENDE, ibid.
(704) Véase: ALLENDE, Ob. cit., p. 291.
501
Tratado de Derechos Reales
502
CAPÍTULO II
LA ACCIÓN REIVINDICATORIA(*)
574. DEFINICIÓN
En principio, la palabra reivindicación tiene su origen en las voces latinas
res que significa “bien”, y vindicare, “reclamar aquello de que se ha desposeído a
alguno”; vale decir que, etimológicamente, esta acción persigue la restitución de
un bien.
El Código Civil no define qué es la acción reivindicatoria.
En doctrina, la reivindicación es la acción que ejercita una persona para
reclamar la restitución de un bien del que pretende ser propietario. Se basa, por
tanto, en la existencia del derecho de propiedad y tiene como finalidad la obten-
ción de la posesión (Planiol, Ripert y Picard).
(*) Bibliografía: PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit., III, p. 304 y ss.;
MAZEAUD, Henri, Leon y Jean. Ob. cit., p. 349 y ss.; JOSSERAND, Ob. cit., I, II, p. 169 y ss.; MES-
SINEO, Ob. cit., III, p. 365 y ss.; CASTAÑEDA, Ob. cit., I, p. 405 y ss.; MONTÉS, Ob. cit., p. 267 y
ss.; ALBALADEJO, Ob. cit., III, I, p. 277 y ss.; BORDA, Manual..., p. 642 y ss.
503
Tratado de Derechos Reales
504
La acción reivindicatoria
I. TITULARES DE LA ACCIÓN
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Tratado de Derechos Reales
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La acción reivindicatoria
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La acción reivindicatoria
(737) Casación Nº 88-2014 de Lima Sur. Véase el texto completo en el anexo 36.
515
Tratado de Derechos Reales
592. FUNDAMENTO
El fundamento de la acción reivindicatoria radica en el ius persequendi (dere-
cho de persecución) y en la inherencia del derecho al bien, que es principio de los
derechos reales en general, y del derecho de propiedad, en particular.
Por otro lado, el código protege el ius vindicandi del propietario, como una de
las facultades básicas que nos viene desde el viejo Derecho romano (art. 923).
516
La acción reivindicatoria
517
Tratado de Derechos Reales
518
La acción reivindicatoria
(740) Así, se ha considerado que: “Si en la diligencia de inspección ocular se ha comprobado que la demandada
se halla en posesión de la fracción de terreno materia de la acción, es infundada la demanda de reivindi-
cación”. R. Trib. Agr., 16/11/1976; N. Leg., Nº 93, p. 452.
(741) Según la ejecutoria de 26 de noviembre de 1982: “La Ley de Reforma Agraria número 17716 considera
la conducción indirecta de la tierra como una forma antisocial, por lo que es prohibido a los campesinos
beneficiarios del Título XV del referido dispositivo legal ceder su uso”. El Peruano, 05/12/1983.
(742) Así, la ejecutoria del 11 de abril de 1977, dice: “En el Fuero Agrario la acción reivindicatoria de un pre-
dio rústico enfeudado en caso de ser amparada no conlleva la entrega del bien sino que se convierte en
una acción crediticia sobre el monto de la indemnización por expropiación del predio”. N. Leg., Nº 98,
p. 388.
519
CAPÍTULO III
LA ACCIÓN NEGATORIA(*)
600. DEFINICIÓN
I. Llamada también negatoria servitutis o acción de libertad de la propie-
dad, es la figura opuesta a la acción declarativa de dominio. Mediante
ella, el propietario de un inmueble pretende que se declare que su
bien no se encuentra sometido al derecho real (servidumbre, usu-
fructo, uso, habitación, anticresis, etc.) que otro se atribuye sobre
él, es decir, que se encuentra exento de cargas y gravámenes. La
sentencia debe ordenar el cese de la servidumbre u otro gravamen que
perturbe la posesión del inmueble, con la consiguiente indemnización
por los daños y perjuicios. Arturo Valencia Zea(745), citando a Aubry,
Rau y Bartin, afirma que: “Si alguien ha establecido de hecho una ser-
vidumbre de tránsito u otro gravamen que constituye una perturbación
(*) Bibliografía: WOLFF, Ob. cit. (1944), p. 545 y ss.; MESSINEO, Ob. cit., III, p. 371 y ss.; ALBALA-
DEJO, Ob. cit., III, I, p. 294 y ss.
(743) Cfr. BRUGI, Biagio. Ob. cit., p. 240.
(744) MONTÉS, Vicente. Ob. cit., p. 307.
(745) VALENCIA ZEA, Arturo. Ob. cit., p. 299.
521
Tratado de Derechos Reales
522
La acción negatoria
523
Tratado de Derechos Reales
Mario Rotondi, el actor agota su misión “probando la propiedad cuando sea con-
tradicha; al demandado corresponderá probar la limitación, es decir, la existencia
de un derecho suyo que la limite (servidumbre, etc.)”(754).
En rigor, titulares de la acción no son únicamente los propietarios sino los
poseedores de inmuebles; de acuerdo con el artículo 2.801 del código argentino
anterior, en general ampara a todos los titulares de derechos reales que se ejercen
mediante la posesión. Por ello comprende también a los acreedores hipotecarios
impedidos de ejercer libremente sus derechos. Se le concede –manifiesta Borda–
por la siguiente razón: “los acreedores hipotecarios en su carácter de tales, tienen
interés en que el inmueble gravado no sufra ningún desmedro en su valor, desmedro
que puede resultar del establecimiento de una servidumbre sobre el inmueble”(755).
603. REQUISITOS
La acción negatoria, según se dijo, no se halla legislada por el Código Civil
nacional, como tampoco en la mayoría de las legislaciones extranjeras.
Doctrinariamente(757), se pueden distinguir los siguientes requisitos:
I. En principio, el actor debe justificar su dominio actual, mediante la pre-
sentación del correspondiente título. Según Vicente Montés, el deman-
dante puede tener la posesión o no, aunque su título sí debe ser actual.
II. Debe probar los actos de perturbación que el demandado le haya cau-
sado en el goce o ejercicio de su propiedad. Dicha perturbación ha de
ser realizada con la pretensión de ostentar un derecho real sobre el bien
(p. ej., usufructo, servidumbre, etc.), pues para reprimir perturbaciones
524
La acción negatoria
605. EFECTOS
La negatoria servitutis produce los siguientes efectos: la declaración judi-
cial de que no existe el pretendido derecho real del demandado (Montés); esto
implica pues que priva al demandado de todo ulterior ejercicio del derecho real
que indebidamente estaba ejerciendo sobre el bien de otro. Además, con propie-
dad, Borda señala dos efectos accesorios: (i) obtener del demandado la repara-
ción (indemnización) por los daños y perjuicios sufridos por el actor, (ii) inclusive,
ello va aparejado a la imposición u obligación al demandado a que se abstenga de
nuevas infracciones mediante una fianza (implica pues la cesación de la perturba-
ción). El juez decide si la fianza es justa o innecesaria(762).
La acción negatoria se considera, de igual forma, imprescriptible.
525
CAPÍTULO IV
LA ACCIÓN CONFESORIA
606. DEFINICIÓN
Su ámbito se reduce al no comprendido por la acción reivindicatoria, o
sea: las servidumbres activas, sin que importe la mayor o menor gravedad de la
lesión(763). Se contrapone idealmente a la acción negatoria: tiende a que se declare
la existencia de una servidumbre sobre el fundo (sirviente), en contradicción con
el propietario del mismo, por parte del propietario del predio dominante(764).
Tiene pues un objeto propio y concreto: el reconocimiento y la tutela de
las servidumbres activas(765). Pero el Derecho moderno ha ampliado su campo de
acción y ya no solamente protege a las servidumbres activas (como en el Derecho
romano), también tutela al acreedor hipotecario contra los actos del deudor que
disminuyan o afecten la garantía.
La acción confesoria, oriéntase a que se declare la existencia de la servidum-
bre que beneficia al predio dominante (por eso se dice servidumbre activa).
Debe tratarse de actos que constituyan un impedimento absoluto para el
ejercicio de ellos; “si solo importan una lesión o desconocimiento parcial de esos
derechos, la acción que corresponde es la negatoria y no la confesoria”(766).
Nuestro código no legisla este tipo de acción. El código argentino anterior
lo hacía desde tiempo atrás en sus artículos 2.795 y 2.796.
527
Tratado de Derechos Reales
528
CAPÍTULO V
LA ACCIÓN DE DESLINDE
(769) En la legislación comparada, algunos códigos, como el italiano y el argentino (derogado), v. gr., no per-
miten patentemente la acción de deslinde en los predios urbanos. PLANIOL aclara que el deslinde es
“una operación que consiste en fijar la línea de separación de dos terrenos no edificados y marcarla con
signos materiales”.
(770) Cfr. MESSINEO, Francesco. Ob. cit., p. 370.
529
Tratado de Derechos Reales
530
La acción de deslinde
615. CARACTERES
Pueden citarse los siguientes:
I. Es una acción real, desde que tiene por objeto determinar los linderos
verdaderos de dos predios vecinos, y además porque deriva de un dere-
cho real expresamente contenido en el numeral 966;
II. Es una acción imprescriptible. Si bien el código vigente ya no estipula
como lo hacía el derogado en su artículo 862, que puede interponerse
531
Tratado de Derechos Reales
532
La acción de deslinde
618. B) EL AMOJONAMIENTO
El amojonamiento o acción de fijación de hitos o términos, es considerada
una acción personal y no real. Mediante ella se procede a la delimitación material
de dos predios (cuyos confines no son ni controvertidos ni negados), mediante la
colocación (a costa común de los dos propietarios) de los signos de lindero (hitos
o mojones) que faltan o que hayan llegado a ser no reconocibles(780).
En el ordenamiento procesal peruano, de ordinario se establecía la siguiente
jerarquía: primero se efectúa el deslinde, y luego el amojonamineto. El artículo
544 del código adjetivo derogado establecía que: “Ejecutoriada la sentencia, a
petición de cualquiera de los interesados, el juez ordenará la colocación de mojo-
nes o hitos en la línea divisoria”. El Código Procesal en vigor no trae una norma
similar, aunque ello es obvio.
533
CAPÍTULO VI
OTRAS ACCIONES REALES
(782) Una ejecutoria de 26 de agosto de 1940 dispuso que: “El tercero a quien se le embarga bien por deuda
que no es suya, debe ejercitar la acción para probar su dominio, y la existencia y entidad del daño; pero
no puede pretender que por vía incidental, en el cuaderno de embargo, se le indemnice los daños y per-
juicios que dice haber sufrido”. R. de F. (1940). T. XXVII, Nº 7-12, p. 375.
535
Tratado de Derechos Reales
536
Otras acciones reales
537
TÍTULO VIII
ACCIONES QUE TUTELAN
LA PROPIEDAD
CAPÍTULO I
LAS ACCIONES PERSONALES
541
Tratado de Derechos Reales
Así por ejemplo, además de las causales por vencimiento de contrato, exis-
ten otras señaladas en los artículos 1.697 y 1.698 del Código Civil.
En los casos de contratos de arrendamiento de bienes de duración inde-
terminada, procedía en la pasada legislación procesal el proceso el aviso de
despedida.
Pues bien, el Código Procesal en vigor ha simplificado estas vías en una
sola: el proceso de desalojo.
En suma, el propietario podrá recuperar su inmueble mediante el proceso de
desalojo que es personal, de naturaleza sumarísima, sin tener que recurrir a una
acción como la reivindicatoria, que es de conocimiento, es decir más prolongada,
de prueba plena.
542
Las acciones personales
base en la carencia de título del demandado para retener ulteriormente (y, por con-
siguiente, para poseer) la cosa, o bien en la nulidad o rescisión, o en la resolución
de un contrato traslativo de dominio; tiende, ante todo, a la posesión de la cosa”.
Mediante esta acción el demandante (acreedor) solicita al demandado (deu-
dor) la restitución o devolución del bien, debido a la no concretización o a la frus-
tración del contrato traslativo del dominio.
En la legislación peruana, podemos incluir entre estas acciones de restitu-
ción a la acción de nulidad, de rescisión y de resolución de un contrato que trans-
fiere la propiedad.
La rescisión y la resolución de un contrato están previstas en los artículos
1.370 y 1.371 del código, respectivamente. Un contrato será nulo cuando trans-
greda las normas y formas estipuladas por la ley, estando regulados en el Libro de
Fuentes de las Obligaciones.
543
CAPÍTULO II
LA ACCIÓN DECLARATIVA DE DOMINIO
627. DEFINICIÓN
Llamada también acción de declaración de certeza (positiva) de su
derecho. En esta acción no hay despojo de la posesión del dueño, únicamente
se discute, amenaza o se pretende desconocer su derecho, el actor no está obli-
gado por ello a probar la posesión del demandado, ni tampoco se exige que este
carezca de derecho para tenerla en su poder frente al demandante. En suma, el
actor busca simplemente obtener una declaración o constatación judicial de que
es el dueño del bien, “sin aspiraciones de ejecución en el mismo pleito, aunque
pueda tenerla en ulterior proceso” (Montés, quien cita una ejecutoria del tribu-
nal supremo español, de 3 de mayo de 1944). En otros términos, mediante esta
acción se busca que “se defina y fije la situación jurídica de la cosa discutida, esta-
bleciendo a quién pertenece y qué derechos pueden alegarse sobre ella”(787).
Esta acción, agrega Francesco Messineo(788), “presupone solamente que otro
niegue o discuta el derecho del propietario, sin que este último haya sido privado
de la posesión de la cosa, de manera que el propietario no pide obtener de nuevo
la posesión, solo pide que judicialmente se afirme, con eficacia erga omnes, que
aquella determinada cosa le pertenece a él, previa demostración –por su parte–
del fundamento del derecho alegado. Tal demostración lleva consigo la carga de
probar la inexistencia del derecho del demandado”.
La acción declarativa de dominio –como su nombre lo indica– no busca la
condena del demandado y la reintegración de la posesión del bien, sino solo una
declaración indubitable de dominio. El legitimado pasivo (demandado) puede
ser cualquiera que discuta o ponga en entredicho el derecho de propiedad del
demandante.
545
Tratado de Derechos Reales
Para que esta acción que es personal, sea exitosa, Montés(789) dice que deben
haber tres elementos concurrentes: debe acreditarse el hecho jurídico que da exis-
tencia a la propiedad; la actuación del titular; y la identidad del bien.
La legislación peruana no regula esta acción defensiva de la propiedad.
628.
DIFERENCIA ENTRE LAS ACCIONES DECLARATIVA Y
REIVINDICATORIA
I. Presentan notorias diferencias, que se deben a diversos criterios, según
se desprende de la legislación, jurisprudencia y doctrina comparadas(790).
1. En principio, de acuerdo con el derecho ejercitado, la acción decla-
rativa de dominio es una acción personal, “solo utilizable contra
determinada persona que sea sujeto pasivo de la realización jurídica
que se pretende hacer valer”, al paso que la reivindicatoria es acción
real que se plantea contra todo poseedor o detentador del bien. En
esta última, el demandado es poseedor del bien.
2. Tomando en consideración el concepto autónomo de la acción y
su finalidad en el orden procesal, la acción declarativa “se detiene
únicamente en los límites de una declaración o expresión judicial
del pretendido derecho, sin aspiraciones de ejecución en el mismo
pleito, aunque pueda tenerlas en ulterior proceso, pues si a veces
es conciliable con alguna medida de ejecución que no le haga per-
der su finalidad esencialmente declarativa, nunca esa medida se tra-
ducirá dentro del proceso incoado en reintegración de una posesión
detentada”, mientras que la reivindicatoria siempre será una acción
de condena, porque busca la recuperación del bien (de su posesión)
dentro del mismo litigio (o, cuando menos, acción constitutiva).
II. En el orden jurisprudencial, podríamos ubicar en este extremo el
siguiente caso (Cas. Nº 3941-2009 de Lima), cuya pretensión princi-
pal es correcta: que se declare la propiedad en forma proporcional a
todos los que concurrieron a la adquisición de un terreno, propiedad
que pretende ser desconocida por el demandado. Sin embargo, la Corte
de Casación declara fundado el recurso de casación, porque las instan-
cias de mérito se han excedido, pues “indebidamente se le concede otor-
gar reconocimiento de propiedad, más la transferencia de derechos y
acciones”(791).
546
TERCERA PARTE
COPROPIEDAD
CAPÍTULO I
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
DE LA COPROPIEDAD
(792) PLANITZ, Hans. Principios de Derecho Privado Germánico, pp. 103 y 104.
549
Tratado de Derechos Reales
(793) WOLFF, Martin. Tratado de Derecho Civil. T. III, Vol. I, pp. 550-551.
(794) PLANITZ, Hans. Ob. cit., p. 104.
(795) Cfr. PUIG BRUTAU, José. Ob. cit. T. III, Vol. II, p. 8.
(796) PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., p. 9.
550
Antecedentes históricos de la copropiedad
551
CAPÍTULO II
IDEAS GENERALES(*)
(*) Bibliografía: PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., III, 2, p. 5 y ss.; CASTÁN TOBEÑAS, José. Ob. cit., II,
p. 192 y ss.; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., II, p. 9 y ss.; DE RUGGIERO, Roberto. Ob. cit.,
p. 578 y ss.; BARASSI, Lodovico. Ob. cit. p. 53 y ss.
553
Tratado de Derechos Reales
(800) Así, pueden ser consultados: DE RUGGIERO, Ob. cit., p. 578 y ss.; PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., p. 5 y
ss.; CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., p. 192 y ss.; CASTAÑEDA, Ob. cit., p. 9; BARASSI, Ob.
cit., p. 53.
554
Ideas generales
555
Tratado de Derechos Reales
556
Ideas generales
557
CAPÍTULO III
COPROPIEDAD. CONTENIDO
DE LA INSTITUCIÓN(*)
640. DEFINICIÓN
I. La voz técnica romana es communio, que denota una relación jurídica
ideada como única. Esta relación “la denominaron los intérpretes con-
dominium o comproprietas, tomando como aspecto más importante el de
una comunidad de propiedad y considerando a cada comunero como
propietario”(810).
II. Se llama copropiedad a la comunidad aplicada al derecho de propie-
dad; la copropiedad no es más que una especie o modalidad, la más
caracterizada e importante de la comunidad.
Como bien se ha dicho, “comunidad es cotitularidad de cualquier dere-
cho, y copropiedad es la cotitularidad del derecho de propiedad”(811).
III. Si en la propiedad la característica total es la titularidad exclusiva sobre
un bien, en la copropiedad existen derechos confluyentes y comunes
–si bien no opuestos– sobre el bien. Desde esta perspectiva, se define
a la copropiedad como una propiedad común o pro indivisa. Derecho
real donde la titularidad dominial pertenece a varios sujetos. Hay pues
indivisión.
IV. De lo anterior deducían los juristas antiguos –como Clemente De Diego–
que el condominio “no es un derecho real distinto esencialmente del
(*) Bibliografía: LAFAILLE, Héctor. Curso de Derecho Civil. Derechos Reales. T. I, p. 435 y ss.; BARASSI,
Lodovico. Ob. cit. T. II, p. 53 y ss.; JOSSERAND, Louis. Ob. cit., III, I, p. 328 y ss.; MESSINEO, Fran-
cesco. Ob. cit., III, p. 529 y ss.; PLANIOL, MARCEl; RIPERT, Georges y PICARD, Maurice. Ob. cit.,
III, p. 251 y ss.; DE RUGGIERO, Ob. cit., p. 578 y ss.; CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., II,
p. 192 y ss.; VALVERDE, C. Tratado de Derecho Civil Español. T. II, p. 226 y ss.; CARBONNIER, J., Ob.
cit., II, I, p. 158 y ss.; PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., III, II, p. 5 y ss.; SALVAT, Raymundo Miguel.
Ob. cit., III, p. 3 y ss.; WOLFF, Ob. cit., III, I, p. 548 y ss.; CASTAÑEDA, Ob. cit., II, p. 9 y ss.
(810) Véase: BRUGI, Biagio. Instituciones de Derecho Civil, pp. 188 y 189.
(811) Véase: PÉREZ-GONZÁLEZ y J. ALGUER, notas a WOLFF, p. 554.
559
Tratado de Derechos Reales
dominio, es una forma del dominio nada más, un fenómeno que puede
afectar al dominio”. Esta doctrina concibe la cuota parte del copropietario
“no como objeto del derecho, sino como la proporción en que utilidades
y cargas se han de imputar a los condueños. El derecho de cada uno de
estos se refiere a la cosa entera y cualitativamente es igual en cada uno,
aunque puede ser distinto en cuanto a la proporción, y la concurrencia de
varios derechos iguales produce limitaciones respectivas en cuanto al goce
y disposición de la cosa, a fin de que no sufra quebranto ningún derecho
de los partícipes”. El dominio es, en suma, “el dominio participado, que
corresponde por cuotas partes a varios sobre una misma cosa”(812).
V. Para algunos autores, la copropiedad total es una suma de derechos de
distintos titulares, que integrados pueden dar un resultado igual a la
propiedad, pero que separadamente no son iguales a ella ni cuantita-
tiva, ni siquiera cualitativamente(813).
VI. Calixto Valverde y Valverde la considera tan solo una variación o un
accidente de la propiedad. Es la simultaneidad en el derecho, que varios
individuos tienen respecto a un bien, en el cual poseen una parte ideal o
alícuota.
La propiedad común es una sola propiedad, porque la unidad del bien
determina la propiedad de él (Bemmelen)(814).
VII. Se puede decir que hay copropiedad desde el instante o momento en
que un solo y mismo bien pertenece, en su conjunto, a varios suje-
tos y sin que se pueda asignar una parte (porción) material y deter-
minada a ninguno de ellos en particular. El mismo bien, entonces,
pertenece en su totalidad a los diversos copropietarios, de modo
tal que cada condueño tiene su parte y todos son dueños de
todo el objeto (bien). Esta es la tendencia de la mayoría de la doctrina
560
Copropiedad. Contenido de la institución
VIII. Debe quedar pues sumamente clara la definición del derecho real de
copropiedad, para nosotros derecho distinto del de propiedad.
Existe copropiedad desde el instante en que un mismo (o varios) bien
pertenece, en su conjunto, a varios sujetos y sin que se pueda asignar
una cuota material a ninguno de ellos en particular; cada copropietario,
por ficción, es dueño de la totalidad del bien.
La figura tiene características peculiares.
1. Si, por ejemplo, Juan, Carlos y Jorge son copropietarios de un
inmueble, ello no quiere decir que cada uno de ellos tenga una cuota
material equivalente a 1/3 sobre el bien sino sobre la totalidad del
bien. El derecho de copropiedad de cada uno se circunscribe a una
fracción aritmética 1/2, 1/3, 1 /4, 1/8 (1/3 en el presente caso); aun-
que esta cuota no puede establecerse materialmente en una u otra
zona del inmueble, sino que recae, como bien aclara Jean Carbon-
nier, “sobre todo el bien y sobre cada uno de sus átomos”. Son pues
fracciones ideales, partes alícuotas y matemáticas o fracciones arit-
méticas que únicamente se materializan con la partición.
(815) PLANIOL-RIPERT-PICARD: “Cuando una cosa pertenece a varios copropietarios, se halla en indivisión
si el derecho de cada copropietario se refiere al total, no a una porción determinada, de la cosa común.
La parte de cada uno no será, por tanto, una parte material, sino una cuota-parte que se representará por
un quebrado. El derecho de propiedad está dividido entre ellos; la cosa es indivisa”, Ob. cit., p. 251.
(816) Para JOSSERAND: “Hay copropiedad desde el momento en que una sola y misma cosa pertenece,
en su conjunto, a varias personas, sin que se puedan originar partes materiales y divisas, sin que nin-
guna de ellas pueda decir: esto es solo mío... La copropiedad es una propiedad plural”, Ob. cit., I, III,
pp. 328-329.
(817) Estima CARBONNIER: que en la copropiedad “el mismo bien pertenece en su totalidad, a dos o más
propietarios, de suerte que cada uno tiene su parte y todos son dueños de todo el objeto. El derecho
de copropiedad de cada uno queda –en virtud de la concurrencia de los demás– cifrado en una parte
alícuota o fracción aritmética, ½, 1/3, ¼, si bien esta cuota no puede localizarse materialmente en una
u otra zona de la cosa, sino que recae sobre todo el bien y sobre cada uno de sus átomos”. Derecho Civil,
T. II, Vol. I, p. 158.
(818) Para PUIG BRUTAU, José. es “la situación jurídica que se produce cuando la propiedad de una cosa
pertenece pro indiviso a varias personas”. Fundamentos de Derecho Civil, III, 2, p. 24.
(819) BARASSI, luego de estimar difícil dar una definición, considera que en la comunidad “cada condueño tiene
un derecho de propiedad sobre la totalidad de la cosa (concepción materialmente), pero como coexisten varios
derechos sobre la misma, es natural que cada uno de dichos limite el contenido de los demás, es decir, se
limiten mutuamente respecto a la intensidad del ejercicio (como consecuencia de la elasticidad del dere-
cho de propiedad)”, p. 54.
(820) Para MESSINEO: “es una comunidad de propiedad por cuotas (pro indiviso), llamada también estado de
indivisión. Es, pues, una comunidad del derecho de propiedad, por lo que se debe considerar que también
el derecho del individuo copropietario (derecho de cuota) tiene naturaleza real”, p. 529.
(821) CASTAÑEDA, luego de reproducir la definición de PLANIOL, Marcel; RIPERT, Georges y PICARD,
Maurice; coinciden con la doctrina general, en que el derecho de cada copartícipe se extiende al bien en
su totalidad, Ob. cit., II, p. 14.
561
Tratado de Derechos Reales
562
Copropiedad. Contenido de la institución
563
Tratado de Derechos Reales
564
Copropiedad. Contenido de la institución
645. CARACTERES
Son una derivación de la definición que proporciona el código. Observamos
los siguientes:
I. Pluralidad de sujetos. O sea, varias personas; el código dice “dos o
más personas” que en conjunto ejercitan el derecho.
Teóricamente, como expresa Raymundo Salvat(831), el número es ili-
mitado, pero prácticamente, se establece siempre en un número muy
reducido de personas.
Es obvio que siendo uno solo el titular del derecho, no habrá copropie-
dad; sencillamente estaremos frente a la propiedad.
565
Tratado de Derechos Reales
566
Copropiedad. Contenido de la institución
(834) Véase, sobre el particular, CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., p. 193; PUIG BRUTAU, José.
Ob. cit., pp. 6 y 7.
(835) Véase: CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., p. 194; PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., p. 24.
(836) Vide: BARASSI, Ob. cit., p. 54.
567
Tratado de Derechos Reales
Aquí existe una pluralidad de sujetos que ostentan una sola titulari-
dad y un solo derecho. Aunque sus voluntades siguen siendo distintas,
deben manifestarse conjuntamente(837).
En contraposición a la anterior, se inspira en cambio en una concepción
colectivista. Predomina no el derecho del individuo, sino el del grupo.
Todos los copropietarios forman una colectividad, perdiendo en ella
la individualidad como titulares independientes. El bien pertenece a
la colectividad, no a los individuos singularmente, pero en virtud del
vínculo corporativo, cada uno tiene sobre el bien, derechos y facultades
de goce con mayor o menor extensión, según la particular naturaleza
del vínculo (De Ruggiero).
Luis Díez-Picazo aclara la noción en los términos siguientes: “La comu-
nidad se considera como una situación permanente y estable y además
como una forma ventajosa de realizar determinadas funciones económi-
cas, por ejemplo, explotación de una unidad agrícola por los vecinos de
un lugar o por los miembros de un grupo familiar”.
Sus principales rasgos distintivos, que Messineo sintetiza tan bien, son:
“la falta de cuotas (ideales), como pertenencia exclusiva de los indivi-
duos, y también la falta de límites prefigurados a la medida del derecho
correspondiente a cada participante. Y de ahí, la falta de pertenencia
de la cosa a todos los participantes, considerados en su totalidad, y la
responsabilidad solidaria e ilimitada de los componentes”. Además, no
está sujeta a disolución. Se trata de una forma de propiedad colectiva,
o sea de un derecho único con varios sujetos (titularidad múltiple)(838).
En esta copropiedad germánica, el comunero no puede disolver dicho
estado mediante la partición –acaso como derivación de que no tiene
tal propiedad por cuotas–, sino tan solo un derecho a la liquidación
final. Lo que la asemeja más a la sociedad, aunque se diferencia de esta,
pues en la sociedad no se requiere la unanimidad para disponer, gra-
var o arrendar el bien, como sí se exige en la copropiedad romana (art.
971, 1º). Quiere decir que, en tanto el bien pertenece a varios conjunta-
mente, ninguno de ellos tiene la propiedad de una cuota (material).
Este sistema germánico no es recogido por nuestro codificador, que más
bien opta por la tesis romana.
III. Su naturaleza jurídica. Se suele hablar de la existencia de cuotas en
la copropiedad romana y de su ausencia en la copropiedad romana.
La cuota –ya se ha dicho– no es más que una medida, el límite de la
(837) PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., p. 7; CASTÁN TOBEÑAS, José María. Ob. cit., p. 194; DE RUG-
GIERO, Ob. cit., p. 583; ROTONDI, Mario. Ob. cit., p. 276; CASTAÑEDA, Ob. cit., p. 17.
(838) Cfr. MESSINEO, Francesco. Ob. cit., III, p. 542.
568
Copropiedad. Contenido de la institución
569
Tratado de Derechos Reales
570
CAPÍTULO IV
DERECHOS DE LOS COPROPIETARIOS(*)
653. ENUMERACIÓN
Son muchas las facultades de que está investido el copropietario. En gene-
ral, se puede decir que disfruta de un pleno derecho de copropiedad sobre su por-
ción indivisa (cuota ideal) y carece de toda atribución sobre el conjunto del bien o
sobre parte material alguna del mismo(843).
Se puede decir que son de dos clases:
I. Disposición, uso y goce del derecho de cada copropietario. Con relación
al derecho individual de cada copropietario, es decir, sobre la totalidad
del bien, el copropietario tiene las siguientes facultades: uso y derecho a
servirse (art. 974), disfrute (art. 976), disposición de la cuota ideal y sus
frutos (art. 978), reivindicación (art. 979), pedir la partición (art. 984),
tanteo o preferencia (art. 989), retracto (art. 1.599, 2°), establecer ser-
vidumbres (art. 1.042), asumir la administración del bien común (art.
973).
II. Disposición, uso y goce del bien común. El copropietario, respecto al
bien común, puede disponer de su cuota ideal y de sus frutos, asimismo
puede gravar el bien (art. 977), puede arrendarlo (art. 1.669).
I. DERECHOS INDIVIDUALES
(*) Bibliografía: LAFAILLE, Héctor. Ob. cit., p. 446 y ss.; PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., p. 31 y ss;
SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., p. 23 y ss.; MESSINEO, Francesco. Ob. cit., p. 531 y ss.; CAS-
TAÑEDA, Ob. cit., p. 23 y ss.
(843) LAFAILLE, Héctor. Ob. cit., p. 446.
571
Tratado de Derechos Reales
572
Derechos de los copropietarios
573
Tratado de Derechos Reales
(845) Para CASTAÑEDA, empero, era un derecho y no una obligación, al comentar dicho artículo 899 del
código derogado, Ob. cit., p. 23.
574
Derechos de los copropietarios
575
Tratado de Derechos Reales
576
Derechos de los copropietarios
577
Tratado de Derechos Reales
578
Derechos de los copropietarios
579
Tratado de Derechos Reales
ejercitar este derecho y retraer la venta, cuando alguno de los copropietarios, sin
cumplir con las formalidades legales, haya vendido su cuota alícuota a un tercero.
La formalidad está referida precisamente a que los condóminos tienen preferencia
frente a un tercero.
Resulta evidente, de otra parte, que no procederá el retracto cuando se
haya vendido o enajenado la totalidad del bien, puesto que para ello se requiere
acuerdo por unanimidad (art. 971, 1°), no pudiendo ningún copropietario desde-
cirse de su consentimiento prestado.
Es claro que, a diferencia del tanteo o preferencia (que se ejercita antes de la
subasta), el retracto solo procede después de consumada la venta.
580
Derechos de los copropietarios
581
Tratado de Derechos Reales
582
Derechos de los copropietarios
583
CAPÍTULO V
OBLIGACIONES DE LOS COPROPIETARIOS(*)
669. ENUMERACIÓN
La labor de enumerar las obligaciones de los copropietarios es ardua, pues
estas no están del todo claras en el subcapítulo correspondiente (artículos 974-
982), ya que muchas veces aparecen como un correlato de los derechos. Así
sucede, por ejemplo, con los artículos 978, 980, 984, sobre todo.
A pesar de ello, vamos a considerar las siguientes:
1. Obligación de responder proporcionalmente por las mejoras (art. 980).
2. Obligación de los copropietarios a concurrir en los gastos (art. 981).
3. Obligación al saneamiento por evicción (art. 982).
4. Obligación de los copropietarios a hacer la partición del bien común
(art. 984).
(*) Bibliografía: MESSINEO, Francesco. Ob. cit., III, p. 531 y ss.; CASTAÑEDA, Ob. cit., II, p. 33 y ss.
(858) Ley 6, tít. XV, Partida 6ª; vid. ARIAS SCHREIBER, Ob. cit., p. 100.
585
Tratado de Derechos Reales
(859) MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. Ob. cit., pp. 203 y 204.
(860) Dig. Lib. 50, tít. 16 de verborum significatione, frag. 79; vide. CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., p. 33.
(861) Dig. párr. 3, ley 4, tít. III, lib. X; vide. ARIAS SCHREIBER, Max, Ob. cit., p. 101.
586
Obligaciones de los copropietarios
587
Tratado de Derechos Reales
588
CAPÍTULO VI
ADMINISTRACIÓN DEL BIEN COMÚN
675. DEFINICIÓN
En esencia, la administración es un acto de gestión y representación del
bien comunitario (indiviso). La labor del administrador es inevitable en la medida
que el bien debe explotarse. Es gestor porque al recibir el mandato de la admi-
nistración, lleva a cabo la explotación y aprovechamiento del bien, y es represen-
tante, porque tiene la personería de los copropietarios, lo que significa que es un
mandatario.
589
Tratado de Derechos Reales
590
Administración del bien común
591
Tratado de Derechos Reales
592
Administración del bien común
593
CAPÍTULO VII
PARTICIÓN(*)
(*) Bibliografía: LAFAILLE, Héctor. Ob. cit., p. 466 y ss.; VALENCIA ZEA, Arturo. Ob. cit., T. II,
p. 411 y ss.; CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., T. II, p. 51 y ss.
(867) LAFAILLE, Héctor. Curso de Derecho Civil. Derechos Reales. T. I, p. 466.
(868) CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit. T. II, p. 51.
595
Tratado de Derechos Reales
(869) Partidas, ley 1, tít. XV, partida 6ª; vide: ARIAS SCHREIBER, p. 105.
(870) Cit. por AVENDAÑO V., Jorge. Ob. cit., p. 68.
596
Partición
687.
LA PARTICIÓN ES ACTO JURÍDICO PLURILATERAL DE
DISPOSICIÓN
I. Se puede decir que la partición (o división material) del bien puede
ser: voluntaria, cuando tiene como fuente a la propia voluntad de los
copropietarios, o judicial, si emana de un fallo judicial.
1. La partición voluntaria (o convencional) constituye, como dice
Arturo Valencia Zea(873), un negocio jurídico plurilateral de dispo-
sición. “Es negocio jurídico plurilateral, por cuanto exige el con-
curso de las declaraciones de voluntad de todos los copropietarios”
597
Tratado de Derechos Reales
(el artículo 986 estipula que los copropietarios pueden hacer par-
tición por convenio unánime), “negocio jurídico de disposición,
por cuanto cada comunero permuta su derecho real de cuota en
la cosa común por un derecho unitario de propiedad” (el artículo
983 del Código de fondo ratifica esta permuta de derechos de los
copartícipes).
2. La partición judicial es la que resulta de un fallo o sentencia judicial,
cuando uno o varios de los copropietarios se oponen a la partición
judicial. Es ahí cuando le autoriza el artículo 984; y aun cuando se
haya pactado indivisión, el pacto de indivisión no puede celebrarse
por más de cuatro años; si bien es cierto este puede ser renovado
(art. 993), ello supone precisamente que haya acuerdo unánime. De
lo contrario cualquiera podría pedir la partición.
II. La partición es fuente de la nueva propiedad singular (unitaria). “Se
trata de una transmisión inter vivos, que tiene como causa la misma
voluntad de los copropietarios o la sentencia judicial”(874). De ahí con-
cluye Arturo Valencia Zea –basándose en el artículo 765 del Código
Civil colombiano, que coloca entre los títulos traslativos de propiedad
“las sentencias de adjudicación en juicios divisorios” y “los actos lega-
les de partición”–, que los actos de partición representan una fuente
directa de la propiedad, un modo adquisitivo de la propiedad(875).
Y, en rigor, toda partición se asemeja a una suerte de permuta; es una
permuta –lo dice además el artículo 983 del código– donde el copro-
pietario cambia o cede su derecho real de cuota en el bien común (es,
pues, adquirente), por un derecho singular (unitario) de propiedad. Los
demás copropietarios son transmitentes.
Pongamos el siguiente ejemplo: Primus, Secundus y Tercius son copropie-
tarios por partes iguales de novecientos quintales de café. Al momento
de hacerse la partición, obviamente le tocan trescientos a cada uno. De
suerte que Primus es adquirente de trescientos quintales, al paso que
Secundus y Tercius son los transmitentes. He ahí entonces la permuta que
se da en la partición.
598
Partición
599
Tratado de Derechos Reales
(880) Así, CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Ob. cit., p. 61. Coincidimos con la postura del maestro.
(881) BRUGI, Ob. cit., p. 235.
(882) Véase: ALLENDE, Ob. cit., p. 292.
(883) SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., I, p. 25.
(884) Véase: ALLENDE, Ob. cit., pp. 291-292.
600
Partición
Como se trata de un proceso doble en que cada uno de los interesados es, a
su vez, demandante y demandado, no cabe desistimiento de la acción(885).
601
Tratado de Derechos Reales
602
Partición
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Tratado de Derechos Reales
604
Partición
(889) Ley 2, Tít. I, lib. X del Fuero Juzgo; vide: ARIAS SCHREIBER, Ob. cit., p. 110.
605
Tratado de Derechos Reales
606
Partición
el sorteo para partir bienes pro indiviso, de acuerdo con el artículo 986, párrafo
segundo, del código. Obviamente esto se inscribe dentro de la partición conven-
cional, por lo que es necesario que deben estar de acuerdo en aplicar el sorteo
todos los copropietarios; aquí la suerte suplirá a la voluntad.
Ya el artículo 1.774 del código abrogado permitía esta solución aleatoria,
y que el profesor Max Árias Schreiber Pezet considera sin fundamento haberla
suprimido.
607
Tratado de Derechos Reales
608
Partición
(892) Casación Nº 2093-2014 del Cusco. Véase el texto completo en el anexo 42.
609
Tratado de Derechos Reales
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Partición
611
Tratado de Derechos Reales
612
CAPÍTULO VIII
EXTINCIÓN DE LA COPROPIEDAD
(895) ROMERO ROMANA, Eleodoro. cit. por MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. Ibídem.
(896) CASTAÑEDA, Ob. cit., p. 17.
(897) PUIG BRUTAU, José. Ob. cit., p. 35.
613
Tratado de Derechos Reales
destrucción o pérdida del bien (arts. 968, 2º, y, 992, 3º, respectivamente); la
adquisición del bien por otra persona, o sea la enajenación del bien (artículos
968, 1º, y, 992, 4º, respectivamente); la expropiación de la propiedad (art. 968,
3º) que, en cierto modo, coincide con la causal de pérdida del derecho de propie-
dad de los copropietarios (art. 992, 5°) que, en sustancia, deriva de la expropia-
ción, por ejemplo. Indudablemente esto confirma la gran similitud en los supues-
tos de pérdida de ambos derechos.
Igualmente, y tal como lo hemos hecho al desarrollar la propiedad (supra,
Nº 533), puede afirmarse que, de todas ellas, solamente una causal es de extin-
ción, que es aquella que resulta cuando se produce la destrucción total del bien.
Todas las demás son causales de pérdida.
Todos estos supuestos, además, se refieren indistintamente a bienes muebles
como a inmuebles.
En síntesis, las causales de pérdida de la copropiedad” tienen orígenes dis-
tintos, pudiendo basarse en:
1. La voluntad de las partes: división y partición del bien común (art.
992, 1°); la reunión de todas las cuotas en un solo propietario, lo que
en Derecho de Obligaciones se llama consolidación (art. 992, 2º); la
enajenación del bien a un tercero (art. 992, 4º).
2. La ley: pérdida o resolución del derecho de los copropietarios (art. 992, 5º).
3. Acto fortuito: destrucción total o pérdida del bien (art. 992, 3º). Esto
escapa a la voluntad de los condóminos.
Haremos el estudio de cada una de ellas siguiendo el orden propuesto.
614
Extinción de la copropiedad
Finalmente, hay que recalcar que el código es repetitivo al regular los temas
de la indivisión y de la partición. En efecto, el libro de sucesiones (título II de la
sección cuarta) y luego el libro de derechos reales (capítulo quinto) nuevamente
trata del tema. Aunque con una diferencia: el primero se ocupa de la copropiedad
que deriva de la herencia, mientras que el libro de derechos reales abarca la copro-
piedad hereditaria y también la que tiene como fuente el contrato. El artículo 845
es muy enfático cuando dispone que la copropiedad (indivisión) hereditaria se rige
por las disposiciones de la copropiedad del libro de derechos reales.
615
Tratado de Derechos Reales
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Extinción de la copropiedad
617
Tratado de Derechos Reales
II. Nuestro código –art. 985, in fine– no admite esta figura, pues indica
que “ninguno de los copropietarios ni sus sucesores pueden adquirir por
prescripción los bienes comunes”.
Creemos que es una solución justa. Admitir la tesis contraria es algo
peligroso. Todos los copropietarios poseen en nombre de dueños, y si se
permitiera la usucapión por uno de los copartícipes, originaria que, por
ejemplo, el administrador planteara la usucapión, cuando bien sabemos
que el administrador dirige la gestión por encargo de los otros condó-
minos, tanto así que debe entregarles los beneficios en proporción a sus
cuotas. Nuevamente hay aquí un problema de enfoque distorsionado.
Se cree que porque la propiedad se puede ganar por usucapio, automá-
ticamente ello también debe ser así en la copropiedad. Nada más equi-
vocado. De ahí que estemos totalmente de acuerdo con la solución del
código nacional.
618
CAPÍTULO IX
PACTO DE INDIVISIÓN
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Tratado de Derechos Reales
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Pacto de indivisión
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Tratado de Derechos Reales
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Pacto de indivisión
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Tratado de Derechos Reales
a pesar de esa presunción iuris et de iure, un tercero contrata con uno de los copro-
pietarios, tendrá que respetar la vigencia del pacto de indivisión.
A pesar de ello, y según el mismo apartado 4º del artículo 993 y el artículo
850, se podrá liquidar la indivisión. Especialmente cuando ha vencido el plazo
del pacto y no se ha producido la renovación.
624
CAPÍTULO X
MEDIANERÍA(*)
722. DEFINICIÓN
La medianería es la copropiedad permanente, pues la partición o liquidación
está suspendida.
A la medianería se le suele llamar también copropiedad con indivisión for-
zosa, aunque en sí es una modalidad de esta.
(*) Bibliografía: MESSINEO, Francesco. Ob. cit., T. III, p. 536 y ss.; JOSSERAND, Ob. cit., I, III, p. 341
y ss.; SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., III, p. 87 y ss.; ALBALADEJO, Ob. cit., T. III, Vol. I, p.
214 y ss.; ROMERO ROMANA, Eleodoro. Ob. cit., II, p. 273 y ss.
(903) Dig. Ley 8, tít. II, lib. VIII; vid. ARIAS SCHREIBER, Ob. cit., p. 123.
(904) JOSSERAND, Louis. Ob. cit., p. 341. Véase, también: SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., p. 97.
625
Tratado de Derechos Reales
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Medianería
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Medianería
En esta materia hay dos reglas que resuelven el problema: una tradicional
–la que contiene el art. 994– que consiste en que el propietario está obligado a
probar su derecho de propiedad; otra regla, moderna y práctica (tomada de los
arts. 953 y 955 del código mexicano), donde la presunción de medianería no es
aplicable cuando hay signos evidentes, exteriores que demuestren la propiedad
individual de la pared o muro. La profesora Lucrecia Maisch propuso esta última
fórmula, con la cual “se libera el propietario de tener que probar su propiedad
sobre la pared que ha construido dentro de su propio lindero”(916). Se fundamenta
en la obligación que tiene el legislador de ser “permeable a la evolución y supera-
ción del derecho”. Indudablemente esto hubiera significado un cambio significa-
tivo en nuestro Derecho. Y, en efecto, no le falta razón a Lucrecia Maisch. En la
práctica –especialmente en Lima– vienen construyéndose paredes y muros dentro
del terreno de cada propiedad y con su propio dinero, por lo que es obvio que en
ese caso la pared es privativa, o sea, exclusiva del propietario. La expresión “esta
pared no es medianera” que se coloca en las nuevas residencias es ejemplificativa.
A pesar de ello, el propietario no se ve liberado de tener que probar la propiedad
que tiene sobre la pared ubicada dentro de su terreno. En aplicación del artículo
994, se presume medianera. La carga de la prueba recae en aquel propietario que
niega la existencia de la medianería. Si se hubiera admitido la tesis de Lucrecia
Maisch, estaría salvado el escollo.
629
Tratado de Derechos Reales
(918) Véase, sobre el particular: SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., pp. 96-97.
(919) Véase: SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., p. 125.
(920) Lo mismo decía J. E. CASTAÑEDA al comentar el artículo 910, precedente del artículo 994 del cód.
vigente. Véase, Ob. cit., p. 95.
630
Medianería
631
Tratado de Derechos Reales
(925) Cfr. WOLFF, Martin. Tratado de Derecho Civil (1936), III, I, p. 344.
(926) WOLFF, Martin. Ibídem.
632
Medianería
(927) PÉREZ GONZÁLEZ, Blas, y, ALGUER, José, notas a WOLFF, Ob. cit., p. 347.
(928) La copropiedad o medianería del muro, como expresa MESSINEO, Francesco “en cuanto importa car-
gas, no se adquiere ipso iure, o contra la voluntad del propietario a quien la misma pueda favorecer, es
necesario que se la pida. Sin embargo, la ley facilita la obtención de la comunidad del muro, aun cuando
el otro propietario, o sea, el propietario exclusivo, se resista a concederla (comunidad forzosa). Véase:
MESSINEO, Francesco. Ob. cit., p. 538.
633
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Medianería
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Tratado de Derechos Reales
636
Medianería
a servirse de la pared o muro medianero para todos los usos a que ella
está destinada según su naturaleza, con tal que no causen deterioros en
la pared, o comprometan su solidez, y no se estorbe el ejercicio de igua-
les derechos para el vecino(938).
O sea pues que el medianero o colindante tiene la facultad de servirse,
usar y apoyarse de la pared medianera para todo aquello que le favo-
rezca, siempre y cuando no ocasione deterioro o perjuicio en ella. Espe-
cialmente, no debe afectar los cimientos y bases de las paredes y muros
medianeros; tampoco estorbarse los derechos de los colindantes unos
a otros. Es obvio que, de producirse deterioros y menoscabos, deberán
ser indemnizados. En suma, el derecho a utilizar y servirse de la pared
medianera está pues limitado por el derecho correlativo del vecino.
III. Ahora bien: ¿Hasta dónde alcanza este derecho del colindante? No
debe perderse de vista que la medianería no es sino una modalidad de
copropiedad forzosa. Luego, el derecho del colindante no está materia-
lizado, no tiene una cuota material sino una cuota ideal, abstracta que
abarca la totalidad del bien, en este caso de la pared o muro media-
nero(939), siempre y cuando no estorbe o perjudique los derechos del
vecino.
IV. El colindante no puede abrir ventanas o claraboyas en la pared medianera,
aunque en realidad ella es más bien una obligación (infra, Nº 731).
637
Tratado de Derechos Reales
(941) WOLFF, Martin. Ob. cit., T. III, Vol. I, p. 344, nota a pie de pág. Nº 6.
(942) Cfr. SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., p. 151.
(943) Véase: SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., pp. 151 y 152.
638
Medianería
Repite los viejos preceptos contenidos en los códigos de 1852 (art. 1.148)
y de 1936 (art. 916), sin efectuar mayores innovaciones, a pesar de los grandes
cambios ocurridos, y del enorme desarrollo de la industria de la construcción.
I. Cada uno de los colindantes puede levantar, elevar o alzar a su costa la
pared medianera sin tener necesidad de pedir autorización al vecino, y
menos de indemnizarlo; corren por su cuenta los gastos de la reparación
y otros que se requieran.
Obsérvese bien: el colindante puede alzar a su costa la pared media-
nera sin necesidad de pedir autorización o consentimiento al vecino y
tampoco sin tener que indemnizar al vecino por el mayor peso que car-
gue sobre ella. Esto último no lo dice el código nacional, aunque sí lo
establecía el artículo 2.732 del código argentino anterior(944). Induda-
blemente tenía razón Eleodoro Romero Romaña(945) en considerarlo uno
de los derechos más curiosos de la medianería, pues le otorga el derecho
de poder elevar la pared, “aunque ello no convenga al otro colindante”.
Aunque mucho más curiosa es la situación siguiente que se produce:
el exceso o plus de la pared que se levanta es un bien propio. Enton-
ces tenemos que, por un lado, en la base la pared es medianera hasta
cierta altura, pero luego, es decir más arriba, es una pared privada o
exclusiva. El código no estipula si la mayor altura de la pared media-
nera sigue siendo medianera o si se transforma en una pared privada o
propia del que la construyó. Parece que es la última hipótesis, si bien
no deja de haber cierta contradicción lógica. En todo caso, tenemos que
el colindante puede obtener la medianería pagando la mitad del valor
actual, conforme señala el artículo 995.
Era racional entonces la norma señalada por el artículo 911 del código
abrogado, que no ha sido repetida en el código actual: la pared solo es
medianera hasta la altura del edificio o predio menos elevado.
II. Igualmente, el código en vigor no ha incluido una norma como la com-
prendida en el artículo 912 del código anterior: “El exceso de la pared
se reputa que pertenece al dueño del edificio más elevado, salvo prueba
en contrario”.
La hipótesis no solamente comprende el supuesto de que se levantara la
pared medianera, sino que tuviese que ser reforzada para que soportara
la sobreedificación (Castañeda).
III. ¿Cuál es el motivo de elevar o alzar una pared medianera? Indudable-
mente que para obtener una mayor seguridad del predio, pero también
para lograr una mayor privacidad frente al colindante. Claro que en el
639
Tratado de Derechos Reales
(946) SALVAT, Raymundo Miguel. cit. por ÁRIAS SCHREIBER, Max. Ibídem.
(947) LAFAILLE, Héctor. cit. por ÁRIAS SCHREIBER, Max. Ob. cit., p. 132.
640
Medianería
(948) SALVAT, Raymundo Miguel, comentándolo, estima que se refieren también al caso en que el muro es
medianero solo en parte: en la parte en que el muro es medianero, cada uno de los vecinos contribuye
por mitad, pero en la parte en que el muro es privativo de uno de ellos, es este vecino el único que debe
soportar los gastos de reparación o reconstrucción. Véase: SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit., p. 143.
(949) Así, L. MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. Ob. cit., p. 213.
(950) Véase: SALVAT, Raymundo Miguel. Ob. cit, p. 145.
641
Tratado de Derechos Reales
642
CAPÍTULO XI
OTROS DERECHOS REALES
SUSCEPTIBLES DE COMUNIDAD
735. ENUMERACIÓN
La copropiedad es una modalidad de la comunidad, la más caracterizada
quizá. Pero hay otras formas. Mejor dicho, hay otros derechos reales susceptibles
de comunidad.
He aquí algunos de ellos:
1. Coposesión.
2. Co-usufructo.
3. Derechos de uso y habitación.
4. La propiedad de las comunidades campesinas.
5. Derecho de servidumbre.
Algunos tratadistas (Messineo, Puig Brutau, Castañeda) suelen considerar
también aquí a los sepulcros y cementerios privados. Son derechos complejos, y
por eso los tratamos aparte (supra, Nº 473 y ss.). Otro tanto puede decirse de los
derechos de autor y la propiedad industrial (supra, Nº 492 y ss.), aunque para
nosotros no hay allí copropiedad; simplemente es una modalidad de la propiedad.
736. COPOSESIÓN
Viene a ser una posesión por fracciones aritméticas (cuotas ideales), en la
cual se realiza la división del contenido del derecho, mientras es inconcebible una
coposesión in solidum(954).
De acuerdo con nuestro código, existe coposesión cuando dos o más
personas poseen un mismo bien conjuntamente (art. 899). Quiere decir que
el objeto del derecho, o sea el bien, pertenece colectivamente a varias personas, a
quienes se les denomina coposeedores.
643
Tratado de Derechos Reales
737. CO-USUFRUCTO
I. En el Derecho español se plantea el caso de estar en usufructo una
porción indivisa del bien que se tiene en común (art. 490 del código
español).
II. Se suele hablar de una semejanza de la copropiedad con el usufructo
plural. Éste puede ser de dos clases: sucesivo y conjunto (art. 1.022). El
usufructo sucesivo se caracteriza porque el derecho se ejerce por varias per-
sonas en forma sucesiva, o sea, una después de otra. Quiere decir que
el derecho corresponde a la persona que, en determinado momento, lo
ejercita. Aquí no se presenta la pluralidad.
En sentido contrario, en el usufructo conjunto el derecho recae en
varias personas en forma conjunta, simultánea. Aquí sí hay pluralidad
de personas sobre el mismo objeto y, por tanto, gran similitud con la
copropiedad. Empero hay diferencias. El usufructuario (o mejor, cousu-
fructuario) no tiene, obviamente, el derecho de propiedad; en cambio,
el copropietario sí lo tiene.
III. Acerca de si existe una situación de comunidad entre el usufructuario y
el nudo propietario (Puig Brutau), hay respuestas encontradas.
Para nosotros no se presenta, no hay comunidad entre el usufructuario
y el nudo propietario, simplemente porque los grados posesorios no son
de la misma naturaleza; el usufructuario tiene la posesión inmediata y
el nudo propietario conserva la posesión mediata.
644
Otros derechos reales susceptibles de comunidad
645
CAPÍTULO XII
ACCIONES QUE TUTELAN LA COPROPIEDAD
739. ENUMERACIÓN
I. Las acciones en defensa del copropietario son, en sustancia, las mismas
que tutelan al propietario; de ellas algunas son legisladas y otras no:
acción reivindicatoria, acciones posesorias, interdictos, desalojo (art.
979); igualmente, la acción de declaración de certeza, la acción negato-
ria, la acción de liberación, la acción de restitución, etc., que el código
nacional no regula. En cuanto a la acción de deslinde (o de linderos),
creemos que tutela la propiedad y no la copropiedad.
II. De ordinario estas acciones deben ser ejercitadas conjuntamente por
todos los copropietarios y dan lugar a un litisconsorcio activo.
Aunque es también concebible “la defensa de un copropietario contra
el otro o contra todos los otros que atenten contra su derecho”(958).
La copropiedad produce pues, anota Martin Wolff, pretensiones rea-
les, tanto contra los comuneros como contra terceros. Frente al comu-
nero que tenga la posesión exclusiva, el copropietario tiene una partis
vindicatio dirigida a que se le dé la coposesión; frente al comunero que
se extralimite de su derecho a usar el bien, tiene la pretensión nega-
toria. En el Derecho germano antiguo era discutible hasta qué punto
el propietario singular podía accionar contra terceros. En la actua-
lidad, puede deducir no solo la pretensión negatoria, sino también la
pretensión de entrega con referencia a la totalidad del bien, aunque
esta última solo puede hacerla valer para exigir que el bien sea entre-
gado a todos los copropietarios o consignado a favor de todos ellos,
o, en todo caso, si los bienes no son susceptibles de consignación, que
sean entregados a un depositario judicial (BGB, art. 1.011, en rela-
ción con el art. 432). Pero el copropietario podrá contentarse también
647
Tratado de Derechos Reales
648
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA
651
Tratado de Derechos Reales
652
Bibliografía
653
Tratado de Derechos Reales
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655
Tratado de Derechos Reales
656
Bibliografía
657
Tratado de Derechos Reales
658
ANEXOS
ANEXOS
Anexo 1
661
Tratado de Derechos Reales
662
Anexo 2
663
Tratado de Derechos Reales
664
Anexo 3
665
Tratado de Derechos Reales
666
Anexos
667
Tratado de Derechos Reales
defensa del accionante, se verifica del tenor de la sentencia que la misma no con-
tiene pronunciamiento alguno a mejor derecho de propiedad o de nulidad de
título de propiedad que invoca como suyo el emplazado, sino que dicha resolu-
ción se circunscribe al texto del petitorio expresado en la demanda y a los puntos
controvertidos fijados: en consecuencia al verificarse que la sentencia se limita a
resolver tales extremos se verifica el cumplimiento del principio de congruencia;
Octavo.- Analizado lo expuesto precedentemente, se advierte que la sentencia
impugnada no ha sido debidamente motivada conforme lo prevén las normas
antes comentadas al no haberse pronunciado respecto a la prescripción adquisi-
tiva de dominio que alegó el recurrente en su escrito de contestación a la
demanda, lo que se corrobora con la copia certificada expedida por la Superinten-
dencia Nacional de los Registros Públicos - Sunarp en donde se verifica que el
inmueble materia de litis ha sido independizado a favor de la sociedad conyugal
formada por Luis Alberto Salas Carbajal y su cónyuge Gladys Saravia de Salas en
mérito de la declaración de propiedad por prescripción adquisitiva de dominio a
su favor seguida ante la Municipalidad Provincial del Callao, la misma que debe
valorarse; Noveno.- Estando a las conclusiones que anteceden, debe ampararse el
presente recurso, por la causal de contravención de normas que garantizan
el derecho a un debido proceso, y estando a lo previsto en el acápite dos punto
uno del inciso segundo del artículo trescientos noventa y seis del Código Procesal
Civil, declararon: FUNDADO el recurso de casación interpuesto por Luis
Alberto Salas Carbajal a fojas ochocientos noventa y tres; en consecuencia NULA
la resolución de vista de fojas trescientos diez, su fecha dieciocho de diciembre del
año dos mil ocho; ORDENARON que el Colegiado Superior expida nuevo fallo
con arreglo a ley y a lo expuesto precedentemente; MANDARON se publique la
presente resolución en el diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los
seguidos por la Sucesión Carlos Sánchez Manrique contra Luis Alberto Salas Car-
bajal, sobre Accesión de Propiedad por Edificación y otros; y los devolvieron.
Ponente Señor Miranda Molina, Juez Supremo.- SS. TICONA POSTIGO,
PALOMINO GARCÍA, MIRANDA MOLINA, SALAS VILLALOBOS,
ARANDA RODRÍGUEZ.
668
Anexo 4
CAS. Nº 5214-2006-LIMA. Lima, tres de mayo del dos mil siete.- VIS-
TOS; y, CONSIDERANDO: Primero: Que, el recurso de casación interpuesto
por Manuel Quispe Romero cumple con los requisitos de forma para su admisi-
bilidad, conforme lo exige el artículo trescientos ochenta y siete del Código Pro-
cesal Civil; Segundo: Que, su recurso se sustenta en las causales contenidas en
los incisos primero y tercero del artículo trescientos ochenta y seis del Código
Procesal citado, denunciando: i) la aplicación indebida o la interpretación erró-
nea de una norma de derecho material, respecto del artículo novecientos vein-
titrés del Código Civil, pues la demanda se basa en dicho numeral concordante
con el artículo novecientos veintisiete del Código Civil, siendo que la sentencia
de primera instancia a mérito del artículo denunciado y dos mil trece del Código
Sustantivo, declara fundada la demanda, sin embargo la sentencia de vista ha
aplicado indebidamente e interpretado erróneamente dichos fundamentos lega-
les, fundamentando la resolución en aspectos jurisprudenciales, existiendo norma
material clara respecto del hecho controvertido, no obstante ello, sustenta sus
considerandos en el reconocimiento de la existencia del predio sublitis identifi-
cado legalmente, más aún tal reconocimiento fue efectuado por los demandados,
asimismo afirma que el recurrente tiene un derecho adquirido e inscrito legal-
mente en el predio sublitis, sustento que apareja en la demanda y la Sala inter-
preta erróneamente que su pedido reivindicatorio sobre la fábrica del inmueble
sería materia de otra acción, pues la fábrica precaria que existe en el inmueble
sub materia ha sido construida por los demandados en forma indebida y precaria,
por lo que no puede constituir un elemento de reclamo legal, ya que su derecho
de propietario está amparado en la partida registral. Existe una conexión lógica
entre los hechos y el petitorio pues, agrega, ha reclamado su derecho de propieta-
rio que ampara la ley en la vía procedimental correspondiente, aplica una norma
procesal incongruente y que incurren en contradicción con el artículo ciento vein-
tiuno del Código Procesal Civil; ii) la contravención de las normas que garanti-
zan el derecho a un debido proceso, pues las normas invocadas en su demanda
son claras y precisas fundamentadas en el Código Civil. Frente a un contrato de
arrendamiento de duración indeterminada conforme al artículo mil setecientos
tres del Código Civil, por lo que la Beneficencia Pública de Lima al no haberse
pactado consensualmente el monto de la renta ni menos el periodo de la renta,
debió primero ponerle fin al contrato indeterminado debiendo haber cursado
una Carta Notarial poniéndole fin al Contrato de Arrendamiento de duración
669
Tratado de Derechos Reales
670
Anexo 5
671
Tratado de Derechos Reales
de Compra Venta, celebrada entre María del Rosario León González y Carlos
Enrique Fernández Verde, quedando de esta forma acreditada la existencia de la
mala fe del propietario respecto a la construcción realizada en los aires de acuerdo
al artículo novecientos cuarenta y dos del Código Civil, ya que se ha edificado
sobre el primer piso, en los aires. Tercero.- Que, se debe tener presente que el
recurso extraordinario de casación es eminentemente formal y excepcional, por lo
que tiene que estar estructurado con precisión y estricta sujeción a los requisitos
que exige la norma procesal civil para su admisibilidad y procedencia, esto es,
debe puntualizar en cuál de las causales se sustenta –infracción normativa o apar-
tamiento inmotivado del precedente judicial–, tener una fundamentación clara y
pertinente respecto de la referida causal y demostrar la incidencia directa de la
infracción sobre la decisión impugnada; es decir, es carga procesal de los justicia-
bles recurrentes saber adecuar los agravios que denuncian a las causales que para
dicha finalidad taxativamente se encuentran previstas en la norma procesal, pues
el Tribunal de Casación no está facultado para interpretar el recurso de casación,
ni de integrar o remediar las carencias del mismo o dar por supuesta y explícita la
falta de causal, tampoco subsanar de oficio los defectos incurridos por el recu-
rrente en la formulación del recurso de casación. Cuarto.- Que, en ese sentido, al
evaluar los requisitos de procedencia previstos en el articulo trescientos ochenta y
ocho del Código Procesal Civil, se advierte que la recurrente satisfizo el primer
requisito previsto en el inciso uno del referido artículo, toda vez que no consintió
la sentencia de primera instancia, pues al serle adversa, la impugnó; pero, por
otra parte, si bien precisa que su recurso se sustenta en la causal de infracción
normativa, y así observa la segunda condición establecida en el inciso segundo
del artículo aludido, sin embargo esta causal exige que tal infracción incida direc-
tamente sobre la decisión contenida en la resolución impugnada, conforme lo
requiere de forma patente el inciso tercero del referido artículo, lo que no cumple
la casante; por cuanto, respecto al acápite a), se advierte que las instancias de
mérito han observado y respetado el derecho al debido proceso en su manifesta-
ción de la motivación de las resoluciones judiciales y valoración de los medios
probatorios en conjunto, toda vez que cumple con exponer las razones que deter-
minaron la decisión, pues han expedido la sentencia impugnada con la debida
valoración de las pruebas, ya que en ella se aprecia que los fundamentos de hecho
y de derecho son coherentes, congruentes y conforme a la valoración de los
medios probatorios en conjunto; por ende, no hay infracción normativa de las
normas procesales que indica; por otra parte, en relación al acápite b), se tiene
que la recurrente no demuestra en qué consistiría “no haberse aplicado la norma”
que invoca, ni propone, en todo caso, cuál sería la correcta aplicación de las nor-
mas que señala a la relación fáctica establecida en las instancias de mérito, por lo
que se tiene que los Jueces no han desconocido o soslayado la norma pertinente,
toda vez que han comprobado las circunstancias fácticas para la aplicación de las
normas que determinaron la decisión; más bien se aprecia que los fundamentos
del recurso interpuesto se dirigen a cuestionar las conclusiones fácticas de las ins-
tancias de mérito, pretendiendo que en Sede Casatoria se vuelvan a valorar
672
Anexos
pruebas tales como los planos que presentó en su recurso de apelación y los expe-
dientes administrativos dos mil seiscientos doce - dos mil tres, dos mil ochocien-
tos veinte - dos mil tres, dos mil cuatrocientos cuarenta y nueve - dos mil cinco y
seiscientos noventa y nueve - dos mil nueve, de la Municipalidad Providencial de
Trujillo, entre otros, que considera la impugnante, acreditarían su pretensión, no
obstante que los mismos ya han sido materia de evaluación, valoración conjunta
y de pronunciamiento por parte de las instancias de mérito, que han resuelto la
controversia planteada ante el Órgano Jurisdiccional al establecer con claridad y
precisión que los aires referidos a la azotea del primer piso corresponden a la pro-
piedad del demandado conforme a la transferencia realizada a través de las Escri-
turas Públicas y ello determina la falta de legitimidad para obrar de la recurrente,
es decir carece del derecho de propiedad sobre los aires o azotea aludidos; asi-
mismo, se concluyó que las construcciones realizadas por el demandado sobre los
referidos aires han sido realizadas dentro del derecho de propiedad que le corres-
ponde; por lo tanto, no se configura la infracción normativa. Quinto.- Que,
siendo así, de conformidad con lo dispuesto en el artículo trescientos noventa y
dos del Código Procesal Civil, reformado por la mencionada Ley, corresponde de-
sestimar el recurso de casación en todos sus extremos. Por estos fundamentos;
declararon: IMPROCEDENTE el recurso de casación interpuesto por Ranulfo
José Jiménez Díaz abogado de Manuela Rosa González viuda de Narro mediante
escrito de fojas trescientos diecisiete del expediente principal, contra el auto de
vista de fojas trescientos cinco del mismo expediente, de fecha trece de enero del
año dos mil once; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el
diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos por Manuela Rosa
González viuda de Narro contra Carlos Enrique Fernández Verde, sobre Accesión
de Propiedad por Edificación; y los devolvieron. Ponente Señor Tocona Postigo,
Juez Supremo.- SS. TICONA POSTIGO; ARANDA RODRÍGUEZ; PALO-
MINO GARCÍA; VARCÁRCEL SALDAÑA; MIRANDA MOLINA.
673
Anexo 6
CAS. N° 2460-2010-LIMA. Lima, once de agosto del año dos mil diez.-
VISTOS; y, CONSIDERANDO: Primero.- Es materia de conocimiento de esta
Sala Suprema el recurso de casación interpuesto por Alberto Lucio Arias Lino
para cuyo efecto este Colegiado debe proceder a calificar los requisitos de admisi-
bilidad y procedencia de dicho medio impugnatorio, conforme a la modificación
establecida por la Ley número 29364; Segundo.- En cuanto a la observancia por
parte del impugnante de los requisitos de admisibilidad del recurso previsto en
el artículo 387 del Código Procesal Civil, se aprecia lo siguiente: 1.- Se interpone
contra una sentencia emitida por una Sala Superior que ha puesto fin al proceso;
2.- El recurrente ha optado por presentar el recurso ante la citada Sala Superior;
3.- Se interpone dentro del plazo de diez días de notificada la resolución impug-
nada; y 4.- Se adjunta la tasa judicial correspondiente al recurso interpuesto; Ter-
cero.- Respecto a los requisitos de procedencia del recurso previsto en el artículo
388 del mencionado Código Procesal, se verifica lo siguiente: a.- El recurrente
no consintió de la resolución de primera instancia que le fue desfavorable; y
b.- Se denuncia en casación la causal de infracción normativa que incide directa-
mente sobre la decisión impugnada; Cuarto.- El impugnante al fundamentar el
recurso propuesto lo hace consistir en los puntos siguientes: a.- Al resolverse se
ha aplicado indebidamente el artículo 1135 del Código Civil, por cuanto el pre-
dio sublitis desde el veinticinco de agosto del año mil novecientos cincuenta y
cuatro, fecha en la cual lo transfirió su propietaria originaria, la Compañía Anó-
nima Chaclacayo Limitada a favor de Rosa Valentina Flores Moreno, y dejó de
pertenecer al dominio de dicha empresa, lo que está corroborado con la senten-
cia ejecutoriada emitida en el año mil novecientos setenta y dos por la Primera
Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima que declaró improcedente la
rescisión del contrato de compraventa interpuesta por la misma demandante;
b.- Al emitirse la resolución de vista se ha inaplicado lo previsto en el artículo
949 del Código Civil, por cuanto en el caso de autos solo existe la transferen-
cia inmobiliaria de fecha veinticinco de agosto del año mil novecientos cincuenta
y cuatro a favor de Rosa Valentina Flores Moreno desde cuya data el predio sub
materia salió de la esfera patrimonial de su originaria propietaria, y posterior-
mente se realizaron las transferencias privadas hasta su adquisición definitiva por
el recurrente con fecha dos de febrero del año mil novecientos noventa de Vic-
toria Camarena Rafael, en su condición de sucesora de Alejandrina Rafael Solís,
quien lo adquiriese de Rosa Valentina Flores Moreno; y c.- La recurrida infringe
674
Anexos
el debido proceso por cuanto los órganos de instancia no han calificado debida-
mente las copias certificadas de las sentencias expedidas en el año mil novecien-
tos setenta y dos, de la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Lima, que mediante ejecutoria declaró improcedente la demanda de rescisión
de contrato de compraventa interpuesta por la misma demandante contra Rosa
Valentina Flores Moreno, lo cual acredita –según refiere– que el predio no per-
tenece a la parte demandante desde que salió de la esfera patrimonial de la pro-
pietaria originaria Compañía Anónima Chaclacayo Limitada, lo cual a su enten-
der no ha sido merituado; Quinto.- Conforme a lo previsto en el artículo 388
del citado Código Procesal, quien recurre en casación debe describir con clari-
dad y precisión la infracción normativa o el apartamiento inmotivado del prece-
dente judicial y asimismo debe demostrar la incidencia directa de la infracción
sobre la decisión impugnada; Sexto.- En cuanto a las alegaciones expresadas en
el punto a del fundamento anterior, se aprecia que se pretende el reexamen de
los hechos debatidos a lo largo del proceso, por cuanto para determinar la apli-
cación en el caso concreto de lo previsto por el artículo 1135(1) del Código Civil,
la Sala Civil Superior ha verificado la existencia de dos títulos de propiedad, arri-
bándose finalmente a la conclusión que el título de la accionante es oponible al
título que detenta el demandado en razón que ha sido inscrito primero. Por con-
siguiente, los hechos esgrimidos por ambas partes litigantes se subsumen en la
norma legal antes anotada cuya pertinencia para resolver el conflicto intersubje-
tivo surgido ha sido debidamente dilucidado al emitirse la resolución impugnada;
Sétimo.- Respecto a lo alegado por la impugnante en el punto b, es menester
tenerse en cuenta que la finalidad esencial del recurso de casación radica en la
adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto y la uniformidad de
la jurisprudencia nacional emitida por la Corte Suprema de Justicia de la Repú-
blica. En el presente caso, las alegaciones del recurrente pretenden la revalora-
ción de los medios probatorios aportados al proceso incidiéndose que al reali-
zarse la venta del inmueble sub litis a favor de Rosa Valentina Flores Moreno el
referido inmueble salió de la esfera patrimonial de su propietaria originaria; sin
embargo, tal aseveración ha sido debatida en el desarrollo del proceso, conclu-
yéndose que los títulos que sustentan el derecho de propiedad del accionante no
resultan oponibles al título de propiedad inscrito que ostenta la entidad accio-
nante, destacándose que en casación como se ha anotado, no es factible revalorar
tal situación fáctica porque esta Sala Suprema no constituye una tercera instan-
cia de mérito como erróneamente pretende el impugnante; Octavo.- En cuanto
a lo sostenido por el recurrente en el punto c del fundamento anterior, lo que en
el fondo se pretende es la revaloración probatoria de las referidas instrumentales,
675
Tratado de Derechos Reales
lo cual es ajeno a la finalidad del recurso de casación, pues tales medios proba-
torios han sido oportunamente merituados por las instancias de fallo tal como
emerge de la propia resolución de vista. Adicionalmente a lo expuesto, la ale-
gación del recurrente en el sentido que la entidad accionante carece de título de
propiedad del bien en controversia, no resiste análisis alguno en atención a que
la hipótesis fáctica para promover la demanda de mejor derecho de propiedad
precisamente radica en la existencia de dos o más títulos que se oponen sobre
un mismo bien, lo cual ha sido apreciado en el presente caso por los órganos de
mérito. Por tales razones y en aplicación de lo dispuesto en el artículo 392 del
Código Procesal Civil declararon: IMPROCEDENTE el recurso de casación
interpuesto por Alberto Lucio Arias Lino, mediante escrito obrante a folios ocho-
cientos treinta y seis; contra la sentencia de vista de folios setecientos noventa
y siete, su fecha veintitrés de marzo del año dos mil diez; DISPUSIERON la
publicación de la presente resolución en el diario oficial El Peruano; bajo responsa-
bilidad; en los seguidos por Lotizadora El Sol Sociedad Anónima contra Alberto
Lucio Arias Lino sobre Mejor Derecho de Propiedad; y los devolvieron. Ponente
Señora Aranda Rodríguez, Juez Supremo.- S.S. TICONA POSTIGO, PALO-
MINO GARCÍA, MIRANDA MOLINA, SALAS VILLALOBOS, ARANDA
RODRÍGUEZ.
676
Anexo 7
677
Tratado de Derechos Reales
(65000 m2), alegando que dicho dominio corre inscrito en la Ficha número
83153 y su continuación en el código de predio número PO1170026 del Regis-
tro de Predios de Lima. Agrega que sobre dicho terreno, su representada ha eje-
cutado una Habilitación Urbana de tipo Progresivo denominada Urbanización La
Castellana del Norte, según los términos de la Resolución de Gerencia número
110-2006/GDU-MDPP de fecha treinta y uno de marzo de dos mil seis expedida
por la Gerencia de Desarrollo Urbano de la Municipalidad Distrital de Puente
Piedra y que los demandados, alegando un supuesto derecho de propiedad sobre
un área de trescientos sesenta metros cuadrados (360 m2) del predio descrito, se
han posesionado del área correspondiente a los Lotes diecisiete, veintitrés y vein-
ticuatro de la Manzana A de la Habilitación Urbana La Castellana del Norte,
Distrito de Puente Piedra. Sostiene que los demandados sustentan su derecho
sobre los referidos lotes de terreno a mérito de un contrato de compraventa de
fecha dos de agosto de mil novecientos noventa y nueve, celebrado por unos
supuestos propietarios llamados Emilia Calluchi Salcedo y Augusto Chucari
Calluchi, quienes les han transferido el área de trescientos sesenta metros cuadra-
dos (360 m2) en base a un supuesto derecho de propiedad contenido en la Reso-
lución Directoral Nº 087-88-DGRRA/AR de fecha dieciocho de febrero de mil
novecientos ochenta y ocho cuyo artículo primero dispone: Aprobar el acuerdo de
fecha 24 de diciembre de 1983 en la parte que la Cooperativa Agraria de Usua-
rios Tambo Inga se compromete a otorgar a doña Emilia Calluchi Salcedo la
extensión superficial de 9,000 m2. Asimismo refiere que el derecho de propiedad
de su representada prevalece respecto del supuesto derecho alegado por los con-
vocados, toda vez que el contrato de compraventa de fecha dos de agosto de mil
novecientos noventa y nueve y la Resolución Directoral número 087-88-
DGRRA/AR de fecha dieciocho de febrero de mil novecientos ochenta y ocho,
resultan inejecutables y por ende carentes de efectos jurídicos respecto del dere-
cho inscrito de la recurrente, dado que fue suscrito por persona que carecía de
facultades para efectuar la disposición de bienes de propiedad de su representada.
Añade que la Resolución Administrativa alegada por el supuesto vendedor no
constituye una traslación de dominio, toda vez que el Ministerio de Agricultura
no es el propietario de la parcela Lote número veintidós del ex fundo Tambo
Inga, por lo que no tenía facultades para disponer del terreno ajeno, siendo que
en el referido acto administrativo no se precisan los linderos, medidas perimétri-
cas, colindancias y ubicación del área de nueve mil metros cuadrados (9000 m2),
el cual forma parte de un área de mayor extensión, agregando que la autoridad
administrativa solamente aprueba acuerdos emitidos por persona jurídica distinta
a la recurrente. Refiere asimismo que a la fecha de suscripción del contrato pri-
vado de compraventa y de la expedición de la Resolución Directoral número 087-
88-DGRRA/AR de fecha dieciocho de febrero de mil novecientos cincuenta y
ocho, los vendedores Emilia Calluchi Salguero y Augusto Chucari Calluchi no
eran propietarios de la Parcela número veintidós, más aun si el referido contrato
de compraventa no constituye documento de fecha cierta, careciendo de efectos
jurídicos y de oponibilidad al derecho inscrito de la recurrente, en aplicación de lo
678
Anexos
dispuesto por el artículo 2022 del Código civil, igualmente sostiene que al existir
un conflicto de intereses sobre derechos reales respecto del bien descrito, deberá
prevalecer el derecho de su representada, quien ostenta el derecho debidamente
inscrito registralmente, respecto de los términos de una resolución administrativa
que no constituye una traslación de dominio y que resulta inejecutable al no ser
oponibles sus efectos a su actual propietaria. Refiere asimismo, que pese a que los
emplazados tenían pleno conocimiento de que su representada es la propietaria
de los lotes descritos, en forma dolosa y de mala fe han construido viviendas de
material noble con la finalidad de apropiarse de terrenos ajenos, por lo que solici-
tan que los convocados procedan a efectuar la demolición de las construcciones y
cancelen la suma de USS 50,000.00 (cincuenta mil con 00/100 dólares america-
nos) por concepto de indemnización por daños y perjuicios en aplicación de lo
dispuesto en el artículo 943 del Código Civil. 2. Contestación de la demanda.
Emplazados los demandados Elmer Edilberto Flores Navarro contestó la
demanda mediante escrito de fojas ciento sesenta y siete, habiéndose declarado
inadmisible dicho escrito, concediéndosele plazo para que subsane la omisión
advertida, sin embargo al no cumplirse con la subsanación, mediante resolución
número seis, de fojas ciento noventa y uno, su fecha diecinueve de agosto de dos
mil ocho, se declaró rebeldes a los demandados. 3. Puntos controvertidos: Se
fijaron como puntos controvertidos los siguientes: a) Determinar si procede
declarar el mejor derecho de propiedad al accionante respecto de los lotes dieci-
siete de la manzana A con un área de ciento veinte metros cuadrados (120 m2),
lote veintitrés de la manzana A con un área de ciento veinte metros cuadrados y
el lote veinticuatro de la manzana A con un área de ciento veinte metros cuadra-
dos de la Urbanización La Castellana del Norte, distrito de Puente Piedra.
b) Determinar si los demandados cuentan con justo título que sea oponible al
título cuyo reconocimiento de mejor derecho de propiedad solicita el accionante
respecto de los lotes materia del presente proceso. c) Determinar si como conse-
cuencia del reconocimiento del mejor derecho de propiedad procede como pre-
tensión accesoria la restitución del lote de terreno numero diecisiete de la man-
zana A con un área de ciento veinte metros cuadrados, lote de terreno número
veintitrés de la manzana A con un área de ciento veinte metros cuadrados y lote
de terreno número veinticuatro de la manzana A con un área de ciento veinte
metros cuadrados ubicados en la Urbanización La Castellana del Norte, distrito
de Puente Piedra. d) Determinar el daño emergente material y desmedro patri-
monial ocasionado por los demandados en los lotes de terrenos materia sub litis.
e) Determinar si procede ordenar a los demandados efectuar la demolición de las
edificaciones construidas en los lotes materia del presente proceso. f) Determinar
si procede el pago de una indemnización por daños y perjuicios en la suma de
cincuenta mil dólares americanos por parte de los demandados. 4. Sentencia de
primera instancia: Culminado el trámite correspondiente, el Juez mediante sen-
tencia de fojas trescientos doce, su fecha treinta de diciembre de dos mil diez,
declaró: 1) improcedente la tacha propuesta por el demandado, 2) fundada la
demanda sobre mejor derecho de propiedad interpuesta por Constructora
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Tratado de Derechos Reales
680
Anexos
681
Tratado de Derechos Reales
682
Anexos
que son, en definitiva, dada la existencia de nulidad, los que sirven como material
fáctico para solucionar la controversia en debate. No hay pues infracción alguna
al artículo 197 del Código Procesal Civil. Quinto.- Que en relación a los defectos
de fondo, el recurrente señala que se habrían infringido los artículos 140, inciso
4° y 219 inciso 6° del Código Civil. Ambos dispositivos abordan el tema de la
validez del acto jurídico, señalando que para ello deberá respetarse la observancia
de la forma prescrita por la Ley, bajo sanción de nulidad. En esa línea interpreta-
tiva, el recurrente manifiesta que tratándose de bienes afectos a reforma agraria,
se prohibía la venta de los bienes y se establecía una reserva de dominio a favor
de la Dirección General de Reforma Agraria, tal tesis no puede ser aceptada por
tres razones fundamentales: (i) lo que se encuentra en discusión en un proceso de
mejor derecho de propiedad es la existencia de dos títulos de propiedad y no pro-
piamente los títulos de dominio anteriores; (ii) el presente proceso no versa sobre
nulidad de acto jurídico, siendo relevante mencionar que el titulo presentado por
la empresa demandante tiene como antecedente una inscripción registral que no
ha sido anulada; y (iii) la propia calidad de propietario que alega el recurrente
contravendría su dicho desde que si considera que los bienes no podían ser vendi-
dos tampoco podría alegar su calidad de propietario. Sexto.- Que finalmente, el
recurrente menciona que se habrían vulnerado los artículos 83, 84, 86 literales c)
y d) y 114 de la Ley número 17716- Ley de Reforma Agraria. Al respecto debe
mencionarse que la constructora Palermo S.R.L. es la cuarta adquirente del bien,
en efecto el tracto sucesivo del mismo ha sido de la Cooperativa Tambo Inga a
Ananías Balbín Contreras (fojas diez), de este a Hilario Collazos Collazos (fojas
once) y de este último a la empresa demandante. Todas las transferencias se
encuentran inscritas en los Registros de Predios Rurales PO número 1170026.
En ese sentido la invocación a las normas de reforma agraria resultan irrelevantes
para decidir esta controversia, dada la existencia de tracto sucesivo y de inscrip-
ción registral, las mismas que a tenor del artículo 2013 del Código Civil, “se pre-
sume cierta y produce todos sus efectos, mientras no se rectifique o se declare
judicialmente su invalidez”. Sétimo.- Que estando a lo expuesto no se aprecia la
existencia de las infracciones normativas alegadas. V. DECISIÓN: Declararon
INFUNDADO el recurso de casación de fojas cuatrocientos treinta y seis, inter-
puesto por Elmer Edilberto Flores Navarro, en consecuencia NO CASARON la
sentencia de vista de fecha dieciocho de agosto de dos mil once, obrante a fojas
trescientos ochenta y cinco, DISPUSIERON la publicación de la presente reso-
lución en el diario oficial El Peruano conforme a Ley en los seguidos por Construc-
tora Palermo S.R.L. contra Elmer Edilberto Flores Navarro y otro, sobre mejor
derecho de propiedad, interviniendo como ponente el Señor Juez Supremo Calde-
rón Puertas. SS. ALMENARA BRYSON, HUAMANÍ LLAMAS, ESTRELLA
CAMA, RODRÍGUEZ CHÁVEZ, CALDERÓN PUERTAS.
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Anexo 8
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Anexos
vicios y declarar nula, como es la sentencia que declara fundada el mejor derecho de
propiedad, posesión, reivindicación y entrega inmediata del inmueble, incurriendo así
la sentencia de vista en nulidad, la sentencia también incurre en nulidad puesto que
ninguna disposición señala como condición u otro requisito la habilitación del abo-
gado que firma el recurso, constituye transgresión a la ley las pretensiones contradic-
torias, una de mejor derecho de propiedad y otra de reivindicación, como se persuade
en la demanda, la Sala ha omitido valorar la prueba y habría avalado tales omisiones
en clara transgresión de la norma en alusión y finalmente que existe un emplaza-
miento defectuoso; y, ii) Respecto a la causal de contravención de las normas
que garantizan el derecho a un debido proceso, señala que el Juzgado ha omi-
tido resolver y de prescindir la inspección judicial actuada en autos, ignorando que la
Comunidad Campesina de Azapampa es posesionaria y propietaria de una extensión
superficial de 1.6818.75 hectáreas, otorgada por Resolución Apoyo Externo N° 142-
Orans del seis de diciembre de mil novecientos setenta y seis, la Comunidad Campe-
sina es la única propietaria de las tierras comunales, presentó medios probatorios
expedidos con fecha posterior al inicio al proceso, los cuales fueron rechazados, la
vista de la causa se llevó a cabo el veinticuatro de octubre del dos mil ocho y la sen-
tencia se emite el nueve de diciembre del dos mil nueve”; y, II) RECURSO DE
CASACIÓN interpuesto por el codemandado, don Silvino Mendoza Carhua-
maca, al haberse denunciado: “la infracción normativa referida a la contraven-
ción de las normas que garantizan el derecho a un debido proceso, indicando
que; i) La sentencia adolece de motivación suficiente, vulnerándose lo dispuesto por
el artículo 139 inciso 5 de la Constitución Política del Estado, así como el artículo 12
de la Ley Orgánica del Poder Judicial; ii) Las pretensiones contenidas en la demanda
son mejor derecho de propiedad, mejor derecho de posesión, reivindicación y entrega
de bien, señalando además que ni en la sentencia de primer grado, y menos la de
segundo, se aluden a normas de oponibilidad (art. 1135 del Código Civil) o normas
registrales (art. 2009 al 2023 del Código Civil) para concluir que la demandante es la
propietaria del bien “Por tener mejor derecho de propiedad.”; iii) Se incurre en error
cuando la actora invoca mejor derecho de posesión, muy a pesar que reconoce no
ejercer lo posesión inmediata o directa del Fundo Echadero I; iv) Las resoluciones no
cumplen con la identificación plena del inmueble; si las constancias y certificados
tenían tres meses de duración, no se entiende por qué esos documentos son valorados
desmedidamente, vulnerándose el artículo 178 del Código Civil; se produce incon-
gruencia procesal pues la Sala primero señala que los documentos tenían tres meses
de vigencia y después valora aquellos documentos extemporáneos; v) Se debió nom-
brarse un curador procesal a fin de que asuma la defensa de Silvino Mendoza Carhua-
maca, quien recién toma conocimiento del proceso; vi) Debió actuarse pruebas de ofi-
cio; vii) No se ha acatado lo dispuesto en le artículo 242 in fine del Código Procesal
Civil; viii) No se ha compulsado que desde el contenido de la demanda se presentan
diversos vicios procesales: a) no existe una correcta acumulación originaria de pretensiones;
b) se emplaza a una persona natural (y no así a la comunidad) porque esta es el Presidente del
Consejo de Administración; c) no se indica cuál es la pretensión principal alternativa o subordi-
nada; y, ix) No se ha actuado la inspección judicial. Finalmente alega que su pedido
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Tratado de Derechos Reales
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Anexos
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Tratado de Derechos Reales
identificación plena del inmueble; si las constancias y certificados tenían tres meses de
duración, no se entiende por qué esos documentos son valorados desmedidamente,
vulnerándose el artículo 178 del Código Civil; se produce incongruencia procesal
pues la Sala primero señala que los documentos tenían tres meses de vigencia y des-
pués se valora aquellos documentos extemporáneos; v) Debió nombrarse un curador
procesal a fin de que asuma la defensa de don Silvino Mendoza Carhuamaca, quien
recién tomó conocimiento del proceso; vi) Debió actuarse pruebas de oficio; vii) No
se ha acatado lo dispuesto en el artículo 242 in fine del Código Procesal Civil; viii) No
se ha compulsado que desde el contenido de la demanda se presentan diversos vicios
procesales: a) no existe una correcta acumulación originaria de pretensiones; b) se
emplaza a una persona natural (y no así a la comunidad) porque esta es el Presidente
del Consejo de Administración; c) no se indica cuál es la pretensión principal alterna-
tiva o subordinada, y; ix) No se ha actuado la inspección judicial. Finalmente alega
que su pedido casatorio es anulatorio total, debiendo anularse la resolución apelada y
ordenarse al Juez que emplace mediante edictos a don Silvino Mendoza Carhuamaca,
así también indica que la Sala debe revocar íntegramente la apelada y declarar infun-
dada la demanda. Octavo: Con relación al agravio contenido en el acápite i), debe
precisarse que la sentencia recurrida contiene los fundamentos necesarios que justifi-
can la decisión adoptada, resultando congruente con los puntos controvertidos de
este proceso y las pretensiones demandadas, siendo insuficiente alegar un defecto de
motivación sin precisar de modo claro y concreto los vicios o defectos incurridos en el
razonamiento o en la valoración de la prueba, conforme lo ha efectuado el recurrente,
razón por la cual deviene en desestimable este extremo. Noveno: Con relación al
acápite ii), el recurrente pretende cuestionar la sentencia recurrida al no haberse sus-
tentado en normas sobre oponibilidad o registrales que concluyan en el mejor dere-
cho de propiedad de la demandante. Al respecto, se tiene que las sentencias de
mérito han concluido sobre la valoración de los medios de prueba que la recurrente
ha acreditado contar con documentos que sustentan su derecho de propiedad sobre el
inmueble sublitis, pretendiendo el recurrente introducir normas que no han sido
materia de discusión en este proceso ni alegadas oportunamente por el recurrente,
por lo que, devienen en impertinentes las normas invocadas previstas en los artículos
1135 y 2009 al 2023 del Código Civil, al no ser materia de este proceso ni acreditada
su pertinencia en relación a los hechos acreditados. Décimo: Con relación al acápite
iii), cabe señalar que el reconocimiento que hiciera la demandante de la posesión ejer-
cida por los demandados sobre el predio sublitis no niega ni menos desvirtúa su dere-
cho a ser considerada como propietaria legítima del mismo, atendiendo a que está la
pretensión principal dilucidada en este proceso y que la omisión respecto al pronun-
ciamiento sobre el derecho de posesión en las sentencias de mérito no ha sido alegado
como perjuicio por la demandante, a quien en todo caso correspondería invocar dicho
agravio, de conformidad con el artículo 174 del Código Procesal Civil. Décimo Pri-
mero: Con relación al acápite iv) se advierte que la fundamentación esgrimida reitera
los expuestos en la tacha deducida contra los medios probatorios ofrecidos por la
parte demandante, la cual fue desestimada en atención a que cumplen con la finali-
dad de acreditar el derecho de propiedad de aquella, no existiendo límite temporal de
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Anexos
los mismos al interior de un proceso judicial, por lo que siendo ello así deviene en
desestimable este argumento. Décimo Segundo: Con relación al acápite v), el
mismo igualmente reitera un argumento debidamente desvirtuado por la sentencia
recurrida en el sentido que no se presentó en autos ninguno de los supuestos que
hagan exigible designar un curador procesal, de conformidad con lo previsto en el
artículo 61 del Código Procesal Civil, atendiendo a que el recurrente fue debida-
mente emplazado en su domicilio, por lo que, este extremo merece igualmente ser
rechazado. Décimo Tercero: Con relación al acápite vi), debe precisarse que la
actuación de pruebas de oficio por parte del Juez no constituye un aspecto que pueda
ser denunciado vía casación al no constituir una obligación del órgano jurisdiccional
sino una atribución que corresponde ser ejercida dentro de los límites establecidos por
el artículo 194 del Código Procesal Civil, por lo que, corresponde desestimarse este
agravio. Décimo Cuarto: Con relación al acápite vii), cabe remitirnos a lo expuesto
en el fundamento décimo primero de la sentencia recurrida en lo referido a la reitera-
ción al cuestionamiento de la tacha efectuada por el recurrente. Décimo Quinto:
Con relación al acápite viii), el recurrente invoca como vicios procesales una indebida
acumulación originaria de pretensiones, sin indicarse cuál es la pretensión principal,
alternativa o subordinada, así como un defecto en el emplazamiento efectuado ya que
se ha comprendido a una persona natural, no así a la Comunidad. De los fundamen-
tos alegados se advierte que los mismos corresponden a cuestionamientos que debie-
ron efectuarse oportunamente en la etapa postulatoria, por lo que, habiéndose efec-
tuado el saneamiento del proceso los vicios alegados devienen en extemporáneos, sin
perjuicio de que su invocación en modo alguno configure una situación que amerite
necesariamente la nulidad de lo actuado, dado que en modo alguno alteran el sentido
de la decisión adoptada ni han generado indefensión a la parte recurrente, quien no
ha demostrado de manera clara y concreta cuál es el agravio directo o la defensa que
se le impidió efectuar como consecuencia de los vicios denunciados, conforme exige el
artículo 174 del Código Procesal Civil. Décimo Sexto: Finalmente, con relación al
acápite ix), nos remitimos a lo señalado en el fundamento cuarto de la presente reso-
lución en torno al agravio alegado por la no actuación definitiva de la inspección judi-
cial ordenada en autos, deviniendo igualmente en desestimable; por todo lo cual, no
siendo atendible ninguno de los agravios invocados por el recurrente para declarar la
nulidad de la sentencia recurrida, corresponde confirmarla al no haberse desvirtuado
las conclusiones arribadas en la misma. 4. DECISIÓN: Por tales consideraciones y de
conformidad con el artículo 397 del Código Procesal Civil, declararon: INFUNDA-
DOS los recursos de casación interpuestos por don David Gómez Yupanqui, de fojas
ochocientos noventa, y don Silvino Mendoza Carhuamaca, obrante a fojas novecien-
tos dos, contra la sentencia de vista de fojas setecientos sesenta y cinco, de fecha
nueve de diciembre de dos mil ocho; y DISPUSIERON la publicación de la pre-
sente resolución en el diario oficial El Peruano; en los seguidos por doña Georgina Vic-
toria Poma Gómez, sobre Mejor Derecho a la Propiedad y otros; y los devolvieron.
Vocal Ponente: Acevedo Mena. SS. ACEVEDO MENA, PONCE DE MIER, YRI-
VARREN FALLAQUE, AREVALO VELA, TORRES VEGA.
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Código Civil: Señala que la Sala Superior ha dejado de aplicar el artículo 985
del Código Civil, según el cual “la acción de partición es imprescriptible y nin-
guno de los copropietarios ni sus sucesores pueden adquirir por prescripción los
bienes comunes”, pues en virtud de dicha norma se debió declarar improcedente
la demanda, debido a que las demandantes en realidad ejercen la copropiedad
del inmueble que pretenden adquirir conjuntamente con los recurrentes. III.
Apartamiento inmotivado del precedente judicial: Señalan que en la resolu-
ción recurrida en casación la Sala Superior se ha apartado sin motivación alguna
del precedente establecido reiteradamente en las Casaciones mil quinientos cua-
renta y ocho guión dos mil cinco guión Lima, mil trescientos setenta guión dos
mil tres guión Santa y seiscientos cuarenta y siete guión mil novecientos noventa
y nueve guión Santa, las cuales establecen que la no controversia de la posesión
se debe prolongar en el tiempo hasta el momento en que se demanda la pres-
cripción adquisitiva y no solo hasta que se cumple el plazo de prescripción, por
consiguiente, consideran que la demanda debió ser declarada infundada, pues las
demandantes no cumplen con el elemento objetivo de la prescripción adquisi-
tiva de dominio consistente en la posesión pacífica del predio objeto de litigio.
Quinto.- Que, del examen de la argumentación expuesta, se advierte que esta no
cumple con los requisitos exigidos en los incisos 2 y 3 del artículo 388 del Código
adjetivo, ya que no describen en forma clara y precisa en qué consisten las infrac-
ciones normativas que denuncian, menos aún demuestra la incidencia directa
que tendrían aquellas sobre la decisión impugnada, por las siguientes razones:
En relación a la infracción propuesta en el acápite l) Se aprecia que a través de
la supuesta infracción del artículo 950 del Código Civil, los impugnantes pre-
tenden cuestionar la valoración probatoria efectuada por las instancias de mérito
respecto del requisito objetivo de la posesión pacífica del predio en litigio, así
como el elemento subjetivo del “animus domini”, no obstante debe indicarse que
dicho cuestionamiento en realidad constituye un pedido de revaloración de las
pruebas, sin embargo, dicha labor es ajena a los fines del recurso de casación, el
cual, de acuerdo al artículo 384 del Código Procesal Civil, modificado por la Ley
29364, se restringe al análisis de cuestiones eminentemente jurídicas. En cuanto
a la infracción propuesta en el punto II), debe anotarse que esta no resulta aten-
dible, toda vez que el artículo 985 del Código Civil, según el cual la acción de
partición es imprescriptible y ninguno de los copropietarios ni sus sucesores pue-
den adquirir por prescripción los bienes comunes, es una norma que no guarda
relación y, por ende, incidencia en la presente controversia, pues lo que se dis-
cute en este proceso es la adquisición del predio en litigio por prescripción adqui-
sitiva, de acuerdo a lo preceptuado en el artículo 950 del Código sustantivo. En
relación a la infracción anotada en el punto III), debe precisarse que esta debe
ser desestimada debido a que las Sentencias Casatorias citadas por los impugnan-
tes no reúnen los requisitos establecidos en el artículo 400 del Código Procesal
Civil, modificado por la Ley 29364, para ser consideradas como precedente judi-
cial vinculante. Sexto.- Que, en cuanto a la exigencia prevista en el inciso 4 del
referido artículo 388, si bien los recurrentes cumplen con indicar que el pedido
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cuenta el artículo 2014 del Código Civil que consagra el principio de la buena
fe pública registral; además sostiene que no es cierto lo señalado por el Ad-quem,
de que el rubro de su empresa es la construcción, ya que se dedican a la orga-
nización de espectáculos taurinos, artísticos, etcétera; finalmente, señala que no
se ha considerado lo expresado por el artículo 70 de la Constitución Política del
Perú que ampara el derecho de propiedad, así como lo dispuesto por el artículo
200 del Código Procesal Civil; II) La contravención de las normas que garan-
tizan el derecho a un debido proceso, inciso 3 del artículo 139 del Cons-
titución Política del Perú: Alega que la impugnada no ha determinado con
exactitud el segundo y tercer punto controvertido, esto es, la fecha en que vie-
nen poseyendo los accionantes el inmueble sublitis y si les asiste o no el dere-
cho a prescribir sobre el mismo inmueble.- Quinto.- Examinadas las denuncias
I) y II), debe indicarse que: i) La Sala Civil ha establecido que los accionantes
han entrado en posesión del predio materia de litis en mérito al acuerdo verbal a
que llegaron con Hildeberto Roque Castillo y María Ricardina Aguilar Cabrera,
quienes habían poseído el inmueble desde mucho tiempo antes a la suscripción
a su favor, según contrato de compra venta de derechos y acciones de fojas cua-
tro (desde antes del dos de octubre de dos mil siete); asimismo se han merituado
los recibos de pago de servicios que acreditan que desde marzo de mil novecien-
tos noventa y cuatro a julio de dos mil doce hasta que se realizó la inspección
judicial en el presente proceso, los demandantes han fijado su domicilio pública-
mente en Jirón Lloque Yupanqui número trescientos setenta y seis, Distrito de
Los Baños del Inca, por lo que se demuestra que los accionantes poseyeron el
bien en el año mil novecientos noventa y cuatro, y continúan poseyendo, con lo
que se ha probado no solo la posesión del predio en concepto de propietarios sino
además el tiempo de esta, con lo que se advierte que la Sala Civil ha señalado la
fecha desde cuando se viene poseyendo el bien además cumple con señalar el por
qué les asiste el derecho a prescribir; ii) En cuanto a la denuncia de que adquirió
el bien al amparo de la fe registral prevista en el artículo 2014 del Código Civil,
debe señalarse que dicha norma no es aplicable al caso de autos, pues lo que es
materia de debate en el presente proceso es la prescripción adquisitiva de domi-
nio; asimismo, en cuanto a la denuncia de que no es cierto lo señalado por el
Ad-quem de que el rubro de la empresa demandante es la construcción cuando
esta se dedica a la organización de espectáculos taurinos y otros, debe señalarse
que si bien en la parte in fine del numeral once de la sentencia impugnada se
señala que la empresa demandante se dedica al rubro de la construcción (según
alegación del abogado en el informe oral-conforme lo señala el Ad quem) debe
señalarse que dicha alegación equivoca al no ser el sustento de la impugnada,
además porque en nada variaría la cuestión fáctica establecida en autos; iii) Los
argumentos denunciados se encuentran orientados a que este Supremo Tri-
bunal reexamine el material probatorio, situación no prevista en sede casato-
ria conforme lo prevé el artículo 384 del Código Procesal Civil.- Por estas con-
sideraciones y con la facultad conferida en el artículo 392 del Código Procesal
Civil, declararon: IMPROCEDENTE el recurso de casación interpuesto por
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CAS. N° 4298-2010-LIMA NORTE. Lima, veinte de enero del año dos mil
once.- VISTOS y ATENDIENDO: Primero: El recurso de casación interpuesto
con fecha dieciséis de setiembre del año dos mil diez, por la demandada Bea-
triz Natividad Virú Espinoza, cumple con los requisitos de admisibilidad regula-
dos en el artículo 387 del Código Procesal Civil, modificado por la Ley número
29364, al haberse recurrido contra una sentencia, interponiendo el citado recurso
ante la Sala Superior que emitió la resolución impugnada, dentro del plazo de
ley, según se aprecia de la cédula de notificación que obra a folios mil quinien-
tos cincuenta y siete, y acompaña la respectiva tasa judicial a folios mil quinien-
tos setenta y cuatro; Segundo: Respecto al requisito de procedencia previsto en
el inciso 1 del artículo 388 del Código Procesal Civil, este es cumplido pues apeló
la resolución adversa de primera instancia a folios mil trescientos setenta y seis;
Tercero: En cuanto a los requisitos de procedencia previstos en los incisos 2 y 3
del artículo 388 del Código Procesal Civil, se denuncian las siguientes infraccio-
nes: Primera infracción.- Descripción e incidencia.- Infracción a los artícu-
los 139 inciso 3 de la Constitución Política del Estado, 384 inciso 3, 386 inciso
3, 171, 188 y 197 del Código Procesal Civil, refiriendo que no hay congruencia
en la sentencia de mérito, señalando que hubo una litis que las partes siguieron
con fecha diecinueve de julio del año mil novecientos ochenta y nueve, produ-
ciéndose una interrupción en la prescripción, no habiendo una posesión pacífica
y continua, sino violenta al existir un conflicto de intereses. Analizada la funda-
mentación presentada, se advierte que no se demuestra la incidencia directa de
la infracción invocada sobre la decisión impugnada, por cuanto el proceso de rei-
vindicación seguido por las partes data de fecha veintiséis de noviembre del año
mil novecientos noventa y tres, y en él, la resolución de segunda instancia, expe-
dida con fecha quince de febrero del año mil novecientos noventa y seis, declaró
improcedente la demanda presentada por la ahora recurrente; siendo que en la
sentencia recurrida se ha establecido como término inicial para el cómputo del
plazo de prescripción una fecha posterior a ese proceso. Segunda infracción.-
Descripción e incidencia.- Infracción a los artículos 3 del Título Preliminar y
9 del Código Civil, 7 inciso 8, y artículo 8 del Código Procesal Civil, señalando
que no se le puede privar de su propiedad, por existir prohibición expresa de no
revivir procesos fenecidos. Analizada la fundamentación presentada para
tal infracción, se aprecia no haberse descrito con claridad y precisión la infrac-
ción normativa, no solo por confundir en un solo elemento aspectos sustantivos
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posesorios realizados por la empresa Perfil Plast Sociedad Anónima, la cual fue
constituida el siete de febrero del año mil novecientos sesenta y cuatro (folios
doscientos ochenta y tres) la que según Ficha Registral obrante a folios trece del
expediente, tiene como socios a la Sucesión Esteban Solari Perelii y a Judith
Angélica Blanca Solari Becerra de Berisso, y dicha persona jurídica desde el año
mil novecientos sesenta y cuatro realiza sus operaciones en el área de cuatrocien-
tos metros cuadrados; por tanto, la Sala Civil Superior debió analizar dicha cir-
cunstancia, estableciendo en primer término a las personas que resultan titulares
de la relación jurídica material a fin de ser consideradas o no a ser parte de la
relación jurídica procesal; en tal sentido, para Juan Montero Aroca: “La capaci-
dad para ser parte se encuentra en la aptitud para ser titular de los derechos, car-
gas y obligaciones que se derivan de la relación jurídica que es el proceso y es el
correlativo en el campo procesal de la capacidad jurídica civil, mientras que la
capacidad para comparecer en juicio lo es de la capacidad de obrar y atendiendo a
la posibilidad de realizar con eficacia los actos procesales. La primera se tiene o no
se tiene; mientras que la segunda en el caso de no tenerse se suple por medio de
la representación en sus diversas manifestaciones (...)’’ Cuarto.- Asimismo, la
Sala de mérito no ha tenido en consideración que conforme al petitorio de la
demanda los Lotes números ciento veintidós y ciento veintitrés del bien inmueble
constituyen una sola unidad inmobiliaria con un área de setecientos metros cua-
drados, así como la calidad de poseedora de Perfil Plast Sociedad Anónima dicho
bien, pues conforme lo establece el artículo 78 del Código la persona jurídica
tiene existencia distinta de sus miembros y ninguno de estos ni todos ellos tienen
derecho al patrimonio de ella ni están obligados a satisfacer sus deudas; por
tanto, la Sala de mérito deberá analizar los siguientes medios probatorios obran-
tes en el expediente principal: a) Los documentos de folios siete a dieciséis, vein-
tiuno a veinticuatro, b) Recibos de agua y luz de folios treinta y ocho a noventa y
seis; c) Recibos de arrendamiento de folios noventa y siete a ciento dieciséis;
d) Plano de folios ciento setenta y ciento setenta y uno, en los cuales se indican
que cada lote posee un área de trescientos cincuenta metros cuadrados; e) Con-
trato de arrendamiento de folios ciento cincuenta y tres; y cualquier otro medio
probatorio que conduzca a obtener un fallo ajustado a derecho y resolver el con-
flicto de intereses intersubjetivo, teniéndose en consideración el Segundo Pleno
Casatorio Civil, Punto VII de las Conclusiones, recaída en la sentencia casatoria
número dos mil doscientos veintinueve - dos mil ocho - Lambayeque, en lo que
fuere aplicable. Quinto.- En tal sentido, si bien el primer párrafo del artículo 396
del Código Procesal Civil dispone que cuando se declare fundado el recurso por
infracción de una norma de derecho material, la resolución deberá revocarse,
integra ó parcialmente según corresponda, es decir, la Sala Civil Superior debe
resolver la causa sin devolverla a la instancia inferior; sin embargo, el reenvío se
impone en el caso de autos en virtud a la consideración expresada en el motivo
tercero de esta resolución en atención a que el examen de las pruebas es ajeno a la
misión de la Corte de Casación, no siendo factible resolver el conflicto de intere-
ses, sino que en atención al principio de la instancia plural consagrado por el
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(1) MONROY GÁLVEZ, Juan. “Apuntes para un estudio sobre el recurso de casación en el proceso civil
peruano”. En: Revista Peruana de Derecho Procesal. Tomo I, Lima Setiembre, 1997, pág. 31.
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(2) Código Civil comentado, Tomo V, Derechos Reales, Editorial Gaceta Jurídica, Lima 2010, pág. 236.
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(3) Papaño, Kipert, Dillon y Causse, citados por Claudio Berastain Quevedo en Código Civil Comentado,
Op. cit., pág. 241.
(4) Caso Apitz Barbera y otros, sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de fecha 05 de
agosto de 2008, fundamento 77.
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aquellos casos en que las decisiones son recurribles, les proporciona la posibilidad
de criticar la resolución y lograr un nuevo examen de la cuestión ante las instan-
cias superiores (...)”(5). III. DECISIÓN: Por tales consideraciones: declararon
FUNDADO el recurso de casación interpuesto por la demandada Superinten-
dencia Nacional de Bienes Estatales - SBN, de fecha dieciséis de setiembre del
año dos mil diez, obrante a fojas cuatrocientos cuarenta y dos, en consecuencia;
NULA la sentencia de vista de fecha seis de agosto de dos mil diez, de fojas cua-
trocientos treinta y cuatro, emitida por la Sala Civil Descentralizada de Sullana
de la Corte Superior de Justicia de Piura; ORDENARON a la Sala Superior emi-
tir un nuevo pronunciamiento; en los seguidos por don Franceso Giusti Barba-
rossa contra la Superintendencia de Bienes Nacionales (hoy Superintendencia
Nacional de Bienes Estatales), sobre Prescripción Adquisitiva de Dominio; DIS-
PUSIERON la publicación del texto de la presente resolución en el diario oficial
El Peruano, conforme a ley; y los devolvieron. Juez Supremo Ponente: Rueda Fer-
nández.- SS. ACEVEDO MENA, VINATEA MEDINA, MORALES PARRA-
GUEZ, RODRÍGUEZ CHÁVEZ, RUEDA FERNÁNDEZ.
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por sus padres), sin embargo, la anotación de donación solo está suscrita por su
padre Manuel Núñez Cabrera, mas no por su madre Paula Neira Cruz (fallecida en
fecha dieciséis de septiembre de mil novecientos ochenta), posterior a la anotación
de la supuesta donación (veintiuno de agosto de mil novecientos ochenta), por lo
que en el supuesto que su padre hubiese donado, es nulo de pleno derecho, al no
haber participado la copropietaria, muy aparte de la formalidad exigida por ley,
antes referida. CONSIDERANDO: Primero.- Que, mediante la presente
demanda, Andrés Catalino Núñez Neira pretende que judicialmente se le declare
propietario por prescripción adquisitiva de dominio, del bien inmueble sito en la
calle Progreso número cuatrocientos diecinueve, distrito y provincia de San Ignacio,
departamento de Cajamarca, el cual adquirió según refiere mediante documento de
donación otorgado con fecha veintiuno de agosto del año mil novecientos ochenta,
por su padre Manuel Núñez Cabrera, precisando que a mérito de dicho documento
imperfecto, es que ha mantenido la posesión como propietario durante veinticuatro
años aproximadamente de manera quieta, publica, pacífica y continua, mediando
justo título y buena fe y en ejercicio de sus derechos inherentes a la propiedad y
posesión. Segundo.- Que, las instancias de mérito, coincidentemente, han decla-
rado fundada la demanda interpuesta considerando básicamente que: i) la donación
fue celebrada el veinticuatro de agosto del año mil novecientos ochenta, esto es,
durante la vigencia del Código Civil de mil novecientos treinta y seis, el mismo que
en su artículo 1474 tercer parágrafo no sancionaba con penalidad de nulidad la
inobservancia de alguna formalidad; ii) el bien inmueble sublitis no pertenece a la
masa hereditaria de Manuel Núñez Cabrera por cuanto no se encuentra probado
que a la fecha de celebración de la donación el bien inmueble haya pertenecido a la
masa hereditaria del donante, dado que a dicha época el padre no había fallecido;
iii) no se encuentra probado que se haya instituido masa hereditaria del causante, ni
que se hubiese acreditado la fecha de fallecimiento del donante; iv) se encuentra
establecido que el demandante ha ostentado la posesión pública, pacífica, continua,
a título individual y como propietario por espacio de veinticuatro años sobre el pre-
dio sub materia. Tercero.- Que, el artículo 950 del Código Civil, en cada uno de sus
dos párrafos, regula las formas de adquirir la propiedad del bien inmueble por pres-
cripción: 1) mediante la posesión continua, pacífica y pública como propietario
durante diez años (prescripción “larga”); o, 2) ejerciendo la posesión durante el lapso
no menor de cinco años, siempre que medie justo título y buena fe (prescripción
“corta”). Por, consiguiente, en nuestra legislación sustantiva confluyen dos formas de
obtener la propiedad de un bien inmueble por prescripción adquisitiva, una a través
de la denominada usucapión larga cuando quien prescribe la cosa, o sea, el usuca-
piente, no deriva su derecho del propietario anterior, porque no obtiene la cosa de
él, mientras que en la prescripción breve el usucapiente obtuvo la cosa siempre por
transmisión, nunca por ocupación. Además, no debe confundirse el requisito de
prescripción adquisitiva ordinaria de poseer el bien como propietario, con el requi-
sito de la prescripción extraordinaria de poseer el bien con justo título; pues mien-
tras el primero supone que el poseedor se comporta como propietario, en cambio en
el segundo, debe existir un título o documento de por medio. Cuarto.- Que, el
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Tratado de Derechos Reales
justo título a que se refiere el segundo párrafo del artículo 950 de la norma material
precitada, ha sido definido por Max Arias Schreiber Pezet y Carlos Cárdenas Quirós
como el “... instrumento de orden legal destinado a la transmisión de la propiedad (la com-
praventa, permuta, dación en pago, el aporte a la formación del capital de una sociedad, la
herencia, el legado, entre otros)”, el mismo que sería perfecto “... de no mediar circunstancias
ajenas al adquirente y propias del enajenante que impiden una transferencia efectiva”(1).
Quinto.- Que, en efecto, el concepto de justo título contenido en el segundo
párrafo del artículo 950 del Código Civil si bien se relaciona con la institución de la
prescripción corta también debe ser entendido como el título traslativo que por sí
habría bastado para operar la transferencia del dominio, reuniendo las condiciones
legales, pero en el que falta la calidad de dueño en la persona que efectuó la trans-
misión (subrayado nuestro). Sexto.- Que, en el presente caso, se advierte que si bien
las instancias de mérito han ceñido su accionar sobre la base de la fijación de puntos
controvertidos de fojas trescientos cincuenta y nueve del expediente principal, no
obstante, no han establecido debidamente sobre si la prescripción adquisitiva de
dominio solicitada por el demandante es por la denominada prescripción adquisitiva
larga o la prescripción adquisitiva corta, situación que resulta necesario dilucidar a
los efectos de verificar si el usucapiente cumple a cabalidad con los requisitos de
posesión pacífica, pública, continua y con animus domini por el lapso de tiempo que
exige la primera parte del artículo 950 del Código Civil para efectos de usucapir el
predio sublitis o en su defecto, determinar si el demandante cumple con los requisi-
tos de justo título y buena fe a que se contrae la exigencia prevista en el segundo
párrafo del artículo 950 de la norma sustantiva citada. Sétimo.- A ello, se debe de
agregar que las instancias de mérito han desarrollado el análisis de su fundamenta-
ción jurídica sobre la base del documento de donación a favor del demandante efec-
tuada por su padre Manuel Núñez Cabrera –lo que haría razonar en principio que
el Órgano Jurisdiccional habría sujetado su decisión sobre la base de la prescripción
adquisitiva corta– sin embargo, no han efectuado un análisis puntual y acabado res-
pecto de los requisitos de “justo título” y “buena fe” de la norma en comento y en
todo caso si el demandante cumple a cabalidad o no con tales requisitos. Octavo.-
De otro lado, no pasa desapercibido para este supremo colegiado que la denomi-
nada “Acta de Conciliación y Aplicación del Principio de Oportunidad”, cuya copia
certificada obra a fojas ciento cuarenta y cinco del expediente principal, contendría
un reconocimiento expreso del demandante en cuanto a que el bien inmueble mate-
ria de prescripción pertenecería a la herencia de Manuel Núñez Cabrera y por consi-
guiente, el demandante como los demandados tendrían derechos hereditarios sobre
el mismo. Por consiguiente, dicha situación resulta necesario analizarla a la luz de lo
dispuesto en el artículo 985 del Código Civil y de ser el caso conforme a lo estable-
cido en el artículo 660 del acotado Código material, sin que obste en contrario los
argumentos sostenidos por las instancias de mérito en cuanto a que dicho medio
(1) ARIAS-SCHREIBER PEZET, Max y CÁRDENAS QUIROS, Carlos. Exegesis del Código Civil Peruano de
1984, Tomo X Registros Públicos, 1ª edición setiembre 2001, Editorial Gaceta Jurídica S.A. p. 137.
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Anexo 21
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mayor a los catorce años. Segundo: Que mediante escrito de fojas ciento cuaren-
tiséis, los codemandados Fernando Emilio Melgar Vargas y doña María Lucila
Jordán Páez de Melgar, contestan la demanda, expresando ser los legítimos pro-
pietarios con derecho inscrito del bien sub materia, el cual fue adquirido el diez de
marzo de mil novecientos ochentisiete, de quienes eran sus propietarios don
Eugenio Camacho Vicente y doña Rosa Jesús Agapito Ramos, señalando que los
demandantes no acreditan ejercer la posesión de la parcela D - 40, del predio rús-
tico denominado “Buena Vista”, de manera continua y pacífica, más aún si por
ante el Décimo Juzgado Especializado Civil de Lima se viene tramitando un pro-
ceso iniciado por los demandantes sobre nulidad de acto jurídico. Tercero: Que
la sentencia de vista corriente a fojas setecientos veintidós, al revocar la apelada y
declarar improcedente la demanda, concluyó acerca de la falta de interés para
obrar de los demandantes, al establecer que el contrato de compra venta del diez
de junio de mil novecientos ochentisiete, con el que pretendían acreditar su
ingreso y posesión sobre el predio sub materia, no constituye justo título con-
forme a las exigencias previstas en el artículo 950 del Código Civil, al haber ope-
rado válidamente la transferencia de la propiedad efectuada por don Eugenio
Camacho Vicente y doña Rosa Jesús Agapito Ramos, esto es, de quienes al
momento de su celebración tenían la calidad de propietarios. Cuarto: Que, con-
secuentemente, corresponde a este Supremo Tribunal, dilucidar si la interpreta-
ción efectuada por la Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima,
sobre el artículo 950 del Código Civil, así como respecto al contenido y carácter
del justo título que exige la anotada norma para adquirir la propiedad por pres-
cripción, correspondiente a su espíritu y literalidad. Quinto: Que, por la pres-
cripción adquisitiva de dominio se adquiere la propiedad, sobre la base de una
posesión mantenida bajo determinadas condiciones y requisitos que señala la ley,
y que permite convertir al poseedor en titular del derecho de dominio. Sexto:
Que conforme lo establece el artículo 950 del Código Civil, a efecto de adquirir
la propiedad por prescripción, es exigible la posesión continua, pacífica y pública,
como propietario durante diez años, y también a los cinco años, cuando median
justo título y buena fe. Sétimo: Que, por definición, el justo título es el acto jurí-
dico encaminado a la disposición onerosa o gratuita de la propiedad de un bien,
que cumple con todos los requisitos del acto jurídico señalados en el artículo 140
del Código Civil, para considerarlo como un acto válido, pero que no produce
efectos transmisivos de propiedad, porque el que actúa como enajenante, carece
de facultad para hacerla; consecuentemente, el justo título deberá tener como
características, el ser un acto traslativo de dominio, no encontrarse sujeto a causal
de nulidad y tener existencia efectiva. Octavo: Que, en el caso concreto, con-
forme ha sido admitido en autos, mediante documento privado otorgado ante el
Juez de Paz Letrado del Distrito de Lurín, con fecha diez de junio de mil nove-
cientos ochentisiete, los codemandantes adquirieron el inmueble sublitis de la
sociedad conyugal conformada por doña Rosa Jesús Agapito Ramos y don Euge-
nio Camacho Vicente, documento imperfecto cuya validez no ha sido materia de
cuestionamiento en este u otro proceso judicial, acreditándose plenamente su
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Tratado de Derechos Reales
existencia jurídica y que les ha permitido venir poseyendo el citado bien por un
tiempo mayor a los catorce años. Noveno: Que, asimismo, tal y como exponen
los codemandados en su escrito de contestación a la demanda de fojas ciento cua-
rentiséis, estos adquirieron el predio sublitis de la sociedad conyugal conformada
por doña Rosa Agapito Ramos y don Eugenio Camacho Vicente, a través de la
minuta de fecha diez de marzo de mil novecientos ochentisiete, esto es, en una
fecha anterior a la celebración del contrato de compra venta suscrito por sus ven-
dedores con los recurrentes, ocurrida el diez de junio de mil novecientos ochenti-
siete, procediendo a inscribir dicho acto en los Registros Públicos según es de
verse de la Partida Electrónica N° 42256366 corriente a fojas ciento quince, con
fecha cuatro de febrero del dos mil. Décimo: Que de lo expuesto, se advierte en
primer término, que al diez de junio de mil novecientos ochentisiete, la sociedad
conyugal conformada por Rosa Jesús Agapito Ramos y don Eugenio Camacho
Vicente no se encontraba facultada para vender la parcela D - 40 del predio
“Buena Vista”, y en segundo lugar, el acto jurídico celebrado en dicha fecha con
los accionantes, constituye un acto válido y traslativo de dominio, toda vez que
permitió a los demandantes el ingreso a la posesión del bien en cuestión y en la
creencia de ser propietarios, concurriendo de esta manera los elementos que con-
figuran el justo título exigido para adquirir y consolidar la propiedad, en aplica-
ción del segundo párrafo del artículo 950 del Código Civil, tanto más, si como lo
ha establecido el artículo 949 del Código Civil, la sola obligación de enajenar un
inmueble determinado hace al acreedor propietario de él. Undécimo: Que, de
otro lado, al haberse inscrito la transferencia del inmueble, materia de autos,
recién en el año de mil novecientos noventinueve, evidentemente los actores no
conocían de dicho acto jurídico, concurriendo de esta manera la buena fe en la
fórmula legal exigida para la prescripción corta prevista en el segundo párrafo del
artículo 950 del Código Civil. 4.- DECISIÓN: Por tales consideraciones y en
atención a lo dispuesto en el inciso 1 del artículo 396 del Código Procesal Civil:
A) Declararon: FUNDADO el recurso de casación interpuesto a fojas setecientos
treintitrés, por don Félix Díaz Berrocal y don Javier José Gutiérrez Cárdenas; en
consecuencia, CASARON la sentencia de vista de fojas setecientos veintidós, su
fecha doce de enero del dos mil nueve. B) Actuando en sede de instancia REVO-
CARON la sentencia apelada obrante a fojas seiscientos ochenticinco, su fecha
diecinueve de mayo del dos mil ocho, que declaró infundada la demanda;
REFORMÁNDOLA la declararon FUNDADA y, en consecuencia, se declara
propietarios a los demandantes de la parcela identificada como D - 40 del predio
“Buena Vista”, de una extensión de 0.37 hectáreas, ubicada en el distrito de
Lurín, provincia y departamento de Lima. C) DISPUSIERON la publicación de
la presente resolución en el diario oficial El Peruano conforme a ley; en los segui-
dos contra don Fernando Emilio Melgar Vargas y doña María Lucila Jordán Páez
de Melgar, sobre prescripción adquisitiva de dominio; y los devolvieron.- Vocal
ponente: Vásquez Cortez. SS. VÁSQUEZ CORTEZ, TÁVARA CÓRDOVA,
RODRÍGUEZ MENDOZA, ACEVEDO MENA, MAC RAE THAYS.
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CAS. N° 2308-2010-LIMA. Lima, diecisiete de agosto del año dos mil diez.
VISTOS y CONSIDERANDO: Primero.- Que, viene a conocimiento de este
Colegiado Supremo el recurso de casación interpuesto por Pierre Freire Gatti
contra la sentencia de vista, su fecha dieciséis de marzo del año dos mil diez, para
cuyo efecto se debe proceder a calificar los requisitos de admisibilidad y proce-
dencia de dicho medio impugnatorio, conforme a la modificación establecida
por la Ley número veintinueve mil trescientos sesenta y cuatro “Ley que modi-
fica diversos artículos del Código Procesal Civil”; Segundo.- Que, el fundamento
en el cual se sustenta el recurso de casación de fojas setecientos cincuenta, es la
infracción normativa de carácter procesal, consistente en la vulneración al
debido proceso (art. ciento treinta y nueve de la Constitución Política del Estado)
señalando el recurrente que el actor planteó la demanda de Prescripción Adquisi-
tiva de Dominio, sin embargo, de los medios probatorios apareja un Contrato de
Promesa de Compra Venta con la Inmobiliaria Villa Marina Sociedad Anónima
Cerrada, empero de la ficha de la partida del Registro de Propiedad Inmueble,
aparece inscrito el predio a nombre de Ana Luisa Medina Sánchez. Agrega, el
actor no tendría posibilidad de inscribir el título que posee vía Otorgamiento de
Escritura Pública, en tanto que ya no existe tracto sucesivo en relación de él con-
forme lo establece en el Código Civil (art. dos mil quince); Tercero.- Que, en tal
sentido, verificados los requisitos de admisibilidad previstos en el artículo tres-
cientos ochenta y siete del Código Procesal Civil, el referido medio impugnatorio
cumple con ellos, a saber: i) Se recurre contra una sentencia expedida por la Sala
Superior, ii) Se ha interpuesto ante la Sexta Sala Civil de la Corte Superior de Jus-
ticia de Lima; iii) Fue interpuesto dentro del plazo de diez días de notificado con
la resolución impugnada; y, iv) Adjunta arancel judicial por concepto de recurso
de casación; Cuarto.- Que, antes del análisis de los requisitos de fondo es necesa-
rio precisar que el recurso de casación es un medio impugnatorio extraordinario
de carácter formal que solo puede fundarse en cuestiones eminentemente jurídi-
cas y no en cuestiones fácticas o de revaloración probatoria, es por ello, que este
medio impugnatorio tiene como fines esenciales la adecuada aplicación del dere-
cho objetivo al caso concreto y la uniformidad de la jurisprudencia nacional por
la Corte Suprema; en ese sentido, su fundamentación por parte del recurrente
debe ser clara, precisa y concreta, indicando ordenadamente cuáles son las denun-
cias que configuran la infracción normativa; Quinto.- Que, lo denunciado por
el recurrente constituyen supuestos de infracción normativa de carácter procesal,
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mediado por más de cinco años, tanto más si resultó vencedor en el proceso penal
por el despojo que sufrió, por lo que es de aplicación lo previsto en el artículo
907 del Código Civil. Agrega, que el demandante supo antes del año de la
adquisición que le habían vendido un bien ajeno, y además estuvo procesado en
el juicio penal por lo que también sabe que su vendedor fue condenado; b) Res-
pecto a la causal de infracción normativa procesal de los artículos 50 inciso 6,
122 inciso 3 y 197 del Código Procesal Civil, se denuncia que no se ha cumplido
con analizar en forma debida y razonada el expediente penal en el cual fue conde-
nado Rodolfo Valiente Castillo por el delito contra el patrimonio en la modalidad
de estelionato y contra la fe pública (falsificación de documentos en general) en
agravio de la Cooperativa de Vivienda El Pacífico Limitada, entre otros, relacio-
nando el requisito de la buena fe del demandante con los hechos antes señalados.
Agrega, que no se habría analizado la demanda de reivindicación presentada con
fecha seis de junio del año dos mil, obrante a folios trescientos ochenta y uno del
expediente principal, por lo que la impugnada adolecería de motivación defec-
tuosa. CONSIDERANDO: Primero.- Habiéndose declarado procedente una
causal por infracción normativa material y procesal, debe analizarse en primer
lugar la causal procesal, pues debido a su naturaleza y a los efectos que produce,
si mereciera amparo carecería de objeto pronunciarse respecto a la causal mate-
rial. Segundo.- Según se advierte de autos, Ludgerio Asencio Reyes y su esposa
Belinda Regina Valdivia Merino, postulan la presente demanda solicitando como
pretensión principal se declare que son propietarios por prescripción adquisitiva
de dominio, del bien inmueble ubicado en la Manzana “V”, Lote número veinti-
siete, urbanización El Pacífico, segunda etapa del distrito de San Martín de Porres
con un área de doscientos metros cuadrados, encontrándose en posesión pacífica,
pública y continua como propietaria desde el año mil novecientos noventa y cua-
tro hasta la actualidad; y como pretensión subordinada a la primera se les declare
propietarios por prescripción adquisitiva larga del predio sub materia, alegando
que los demandados tomaron posesión del bien inmueble materia de controversia
desde el mes de junio del año mil novecientos noventa en mérito al Contrato de
Compraventa celebrado con Rodolfo Valiente Castillo de fecha veintidós de
noviembre del año mil novecientos ochenta y nueve, el cual fue cancelado en dos
partes y desde esa fecha hasta la actualidad prosiguen en la posesión del mismo.
Agregan que durante la posesión del bien inmueble construyeron la fábrica que
existe actualmente en dicho bien, el cual comprende un sótano y dos plantas, y si
bien es cierto que respecto a dicho bien aparece como propietario registral la
Cooperativa de Vivienda El Pacífico Limitada fue porque a la fecha de celebración
del contrato de compraventa todavía no se había independizado el lote. Añaden
que la posesión de dicho bien inmueble la ostentan desde julio del año mil nove-
cientos noventa en que ingresaron al bien inmueble en forma pacífica hasta la
actualidad, habiendo formado su hogar conyugal en el inmueble sub materia.
Tercero.- Por sentencia de primera instancia de fecha veintidós de julio del año
dos mil nueve, el Cuarto Juzgado Especializado en lo Civil de la Corte Superior
de Justicia de Lima Norte, declaró fundada en parte la demanda declarando a los
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demandada era la propietaria del aludido bien inmueble ni mucho menos que la hayan
despojado de la posesión (...), si bien en el proceso penal acompañado la demandada entabló
una denuncia penal contra el demandante por el delito de usurpación en el año mil nove-
cientos noventa, sin embargo se desprende que el inmueble adquirido por la citada deman-
dada fue mediante documento privado de fecha veintiocho de agosto del año mil novecientos
noventa y nueve inscrito su derecho el siete de abril del año dos mil, en tal situación tam-
poco ha probado de modo fehaciente que cuando denunció la comisión del delito el cual
finalmente se extinguió por prescripción de la acción penal haya ostentado la condición de
propietaria que produzca consecuencias jurídicas como la interrupción de la prescripción, no
existiendo medio probatorio dirigido a probar que los demandantes hayan adquirido la
posesión por la fuerza ni se haya interrumpido la posesión (...)”; consecuentemente
tampoco se configura la causal de infracción normativa material denunciada.
Sétimo.- Por tanto, el pedido revocatorio de la resolución expedida por las ins-
tancias en grado inferior, materia del presente recurso de casación no resulta
amparable por la infracción normativa material y procesal denunciada; en conse-
cuencia, el presente recurso debe declararse infundado. Por tales consideraciones
y estando a la facultad conferida por el artículo 397 del Código Procesal Civil,
declararon: INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Nélida Beatriz
Díaz Chávez mediante escrito obrante a folios mil trescientos cincuenta y ocho;
en consecuencia: NO CASARON la sentencia de vista de fecha veintiuno de
abril del año dos mil diez, obrante a folios mil trescientos treinta y cinco; DIS-
PUSIERON la publicación de la presente resolución en el diario oficial El
Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos por Ludgerio Asencio Reyes y otra
contra Nélida Beatriz Díaz Chávez y otros, sobre Prescripción Adquisitiva de
Dominio; y los devolvieron. Ponente Señora Aranda Rodríguez, Jueza Suprema.-
S.S. TICONA POSTIGO; ARANDA RODRÍGUEZ; PALOMINO GARCÍA;
VALCÁRCEL SALDAÑA; MIRANDA MOLINA.
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y uno del Código Civil. Cuarto.- Los extremos A) y B) deben desestimarse, por
cuanto la recurrente pretende una nueva valoración de los medios probatorios,
lo cual no es parte del oficio casatorio, de conformidad con los fines estableci-
dos por el artículo trescientos ochenta y cuatro del Código Procesal Civil; ello por
cuanto el Ad quem ha cumplido con valorar las cartas a que alude la recurrente
(554-2008-JL-ENACE, 1450-2007-JL-ENACE), tal como puede apreciarse en el
punto quince, ab initio, de la sentencia impugnada. Por consiguiente, no existe la
infracción denunciada, por lo cual no se da cumplimiento, en rigor, a la exigen-
cia del artículo trescientos ochenta y ocho, inciso segundo del Código Procesal
Civil. Quinto.- La denuncia contenida en el apartado C) carece del requisito de
claridad y precisión, establecido en el artículo trescientos ochenta y ocho, inciso
segundo del Código Procesal Civil, puesto que la recurrente se limita a invo-
car la infracción de los artículos ciento noventa y siete, ciento noventa y uno y
ciento ochenta y ocho del Código Procesal Civil, artículo sétimo de la Ley Orgá-
nica del Poder Judicial, en concordancia con el artículo primero del Título Preli-
minar del Código Civil; sin embargo, de modo incongruente, su argumentación
está orientada a la revaloración de los medios probatorios; además, esto último
es ajeno al oficio casatorio, conforme se ha manifestado antes. Por las conside-
raciones expuestas, de conformidad con el artículo trescientos noventa y dos
del Código Procesal Civil, declararon: IMPROCEDENTE el recurso de casación
interpuesto por la Comisión de Gestión de Comercio Informal Mi Perú - Venta-
nilla - Mercado Central, a través de su representante Deysi Raquel Uribe Mejía
contra la sentencia de vista de fecha veintiséis de enero del año dos mil once a
fojas doscientos cincuenta y siete del expediente principal; DISPUSIERON la
publicación de la presente resolución en el diario oficial El Peruano; bajo respon-
sabilidad; en los seguidos por Comisión de Gestión de Comercio Informal Mi
Perú - Ventanilla - Mercado Central contra la Empresa Nacional de Edificacio-
nes - ENACE en liquidación, sobre Prescripción Adquisitiva de Dominio, y los
devolvieron. Ponente Señor Miranda Molina, Juez Supremo.- SS. TICONA POS-
TIGO, ARANDA RODRÍGUEZ, PALOMINO GARCÍA, VÁLCARCEL SAL-
DAÑA, MIRANDA MOLINA.
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predial aparece a nombre de César Augusto Orrego Graner, por lo que se puede
inferir que la referida persona (fallecida en el año mil novecientos setenta y tres)
dispuso el pago, lo cual resulta absurdo, sin evaluar la Sala Superior que por exi-
gencia de las normas reguladoras de las declaraciones juradas del impuesto pre-
dial y la rigidez del procedimiento, la Municipalidad Provincial de Chiclayo, con-
signó en el formulario de declaración jurada a quien aparecía registrado en su
base de datos; y CONSIDERANDO: Primero.- Al haberse declarado proce-
dente el recurso por infracción normativa de normas de alcance procesal y sustan-
tivo, corresponde analizar en primer término las infracciones procesales, pues de
ser amparadas conllevarían a que este Supremo Colegiado establezca el alcance
de a nulidad procesal hasta el acto donde se produjo el vicio insubsanable y tras-
cendente, con lo cual carecería de objeto el análisis de las infracciones sustantivas;
Segundo.- Del análisis y desarrollo de la segunda infracción declarada proce-
dente por esta Sala Suprema, tenemos que los artículos 188, 191 y 197 de
Código Procesal Civil están relacionados a los fines de la actividad probatoria y su
valoración conjunta y razonada por parte de los Magistrados, pero ese razona-
miento y valoración no deben quedar en la esfera interna del Juzgador sino que,
como una de las garantías contenidas en el derecho al debido proceso contenido
en el inciso 3 del artículo 139 de la Constitución Política del Estado, se exige que
los Magistrados exterioricen su razonamiento factico jurídico y la forma en que
han valorado las pruebas en su conjunto (siempre que hayan sido admitidas y
actuadas en el proceso) las que finalmente permitirán conocer la forma en que
arribaron un fallo o sentencia. Todos estos elementos y garantías para los justicia-
bles deben estar plasmados en la parte considerativa de las resoluciones judiciales
donde los Magistrados desarrollan su argumentación y motivan debidamente sus
decisiones tal como lo prescribe el inciso 5 del artículo 139 de la Constitución
Política del Estado, de manera que las partes procesales puedan ejercer su dere-
cho de defensa reconocida en forma expresa en nuestro Tribunal Constitucional
en el considerando once del Expediente numero 1230-2002-HC/TC - Lima de
fecha veinte de junio del año dos mil dos; Tercero.- En el caso concreto tenemos
que el A quo ha actuado y valorado las declaraciones testimoniales ofrecidas por
la recurrente en su demanda, lo cual se ve reflejado en su sentencia de fojas nove-
cientos treinta en sus considerandos cuarto y quinto; es más, le sirven de argu-
mento para señalar la existencia de una posesión continua, pacífica y pública por
parte de los accionantes, mas no para determinar su posesión como propietarios,
al existir otros medios probatorios que le causaron tal convicción al juez, lo que
denota la valoración conjunta del caudal probatorio. La Sala Superior al
momento de resolver el recurso de apelación, reproduce los fundamentos de la
sentencia apelada y además agrega sus propios considerandos, situación prevista
en el artículo 12 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, señalando que existen
determinados actos o hechos que causan convicción que una persona se conduce
como propietario como por ejemplo el pago de tributos y servicios, donde la
prueba testimonial carece de eficacia probatoria, pues ellos se debe acreditar con
prueba documental; Cuarto.- Asimismo la recurrente en su demanda adjunta
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Anexos
una Declaración Jurada de Impuesto Predial del año mil novecientos noventa y
seis a nombre de César Augusto Orrego Graner (obrante a fojas veinte), la misma
que la Sala considera no idóneo o impertinente para probar su posesión como
propietarios, situación que resulta atribuible a los accionantes quienes tienen la
carga de la prueba de los hechos en que sustentan su pretensión, al amparo del
artículo 196 del Código Procesal Civil, por lo tanto, no se evidencia vulneración o
infracción alguna a las normas procesales invocadas en este extremo y de su fun-
damentación se tiene que en puridad se pretende una revalorización de los
medios probatorios, situación que, es ajena a los fines de la casación; Quinto.- En
cuanto a la primera infracción, se tiene que el artículo 950 del Código Civil esta-
blece los requisitos que debe cumplir el poseedor para adquirir un inmueble por
prescripción, siendo estos: la posesión continua, pacífica y pública como propieta-
rio (el subrayado es nuestro), y se encuentra acreditado y probado tanto en las
resoluciones de primera como segunda instancia, que han llegado a dicho con-
vencimiento de la valoración conjunta y razonada de las pruebas aportadas en el
proceso, que los accionantes, si bien han acreditado su posesión continua, pacífica
y pública, no han ejercido esas atribuciones como propietarios tal como lo exige
la citada norma, toda vez que existe en autos un reclamo por incumplimiento de
salarios impagos ante la autoridad administrativa de trabajo por parte del señor
Conrado Olivera Vílchez en su condición de guardián del predio materia de litis
de fojas setecientos veintiuno y señala como su centro de trabajo el inmueble que
se pretende usucapir, así como el embargo que trabaron por dicho concepto y
que obra en fojas doscientos setenta y cinco, quedando acreditada su relación de
dependencia o subordinación respecto al señor César Orrego Graner, por lo que
al incumplir dicho requisito (poseer como propietario) que debe ser concurrente
con los demás citados, carece de objeto examinar o contabilizar el tiempo de
posesión que tienen sobre el inmueble, y es que el recurso de casación al ser de
naturaleza extraordinaria, tiene por finalidad la aplicación del derecho objetivo al
caso concreto y la uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte
Suprema de Justicia de la República no pudiendo este Supremo Colegiado, reali-
zar una reexamen de los hechos ni una revaloración de las pruebas actuadas, tal
como se pretende en el fondo. Estando a las consideraciones precedente y a lo
previsto por la primera parte del artículo trescientos noventa y siete del Código
Procesal Civil, declararon: INFUNDADO el recurso de casación interpuesto a
fojas mil seis por Adriana Coronado Carranza contra la sentencia de vista de
fecha diez de agosto del año dos mil nueve, en consecuencia NO CASARON la
sentencia de vista obrante a fojas mil, expedida por la Segunda Sala Civil de la
Corte Superior de Justicia de Lambayeque; y , DISUPUSIERON la publicación
de la presente resolución en el diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en
los seguidos por Adriana Coronado Carranza y otro contra Martin Orrego
D’Almeida y otro, sobre Prescripción Adquisitiva de Dominio; y los devolvieron.
Ponente: Señor Palomino García, Juez Supremo.- SS. TICONA POSTIGO,
PALOMINO GARCIA, MIRANDA MOLINA, ARANDARO RODRIGUES,
VALCARCEL SALDAÑA.
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Anexos
alegando que los citados informes periciales deben de ser valorados, solo por el
hecho de no haber sido observados en acto procesal distinto al de la Audiencia de
informe y debate pericial, sin considerar por lo dispuesto por este artículo;
c) Infracción normativa del artículo 18 de la Ley N° 27117. Indica que, de
esa norma, se podría afirmar que la actualización a la que se refiere está orientada
al periodo de tiempo surgido desde la fecha de realización de la pericia oficial y
obligatoria del CONATA y el de la fecha de presentación de la demanda, la que
se da en aproximadamente casi un año, cálculo del cual que no tendría, según el
INEI, porque surgir el importe de S/. 496,513.14 (cuatrocientos noventa y seis
mil quinientos trece Nuevos Soles con catorce céntimos) cifra que más bien
resulta ser diferencial de la tasación emitida por el REPEJ en relación a la del
CONATA, a pesar de ello el A quo en sentencia corroborada por el Ad quem
señala que dicho monto se aplica en función de los índices pre fijados por el
INEI, olvidando que CONATA emitió el referido dictamen conteniendo la tasa-
ción comercial actualizada, de fecha seis de diciembre de dos mil seis, conclu-
yendo que el predio tenía un valor de S/. 1’505,692.36 (un millón quinientos
cinco mil seiscientos noventa y dos Nuevos Soles con treinta y seis céntimos), sin
embargo al haberse emitido otra pericia valorativa por el REPEJ, arroja como
suma del precio S/. 2’002,205.50 (dos millones dos mil doscientos cinco Nuevos
Soles y cincuenta céntimos) siendo esta última la que tomará en cuenta el juzga-
dor al momento de resolver; d) Infracción normativa del artículo 525 del
Código Procesal Civil. Sostiene que, al momento de emitir el fallo, la recurrida
se basa en el dispositivo materia de denuncia respecto de que la tasación realizada
por peritos judiciales deberá ser actualizada, debiendo someterse a contradicción
de ser el caso; sin embargo, al existir norma expresa y específica sobre la materia
debe considerarse a esta última por haber sido la más idónea al caso sub materia,
en razón de que dicha ley de expropiaciones señala textualmente un procedi-
miento distinto al fijado por el cuerpo normativo materia de denuncia; en tal
sentido, dicho fallo cuestiona la supuesta falta de diligencia en la representación
de la demandante relacionada a las observaciones sobre las pericias emitidas en el
proceso, no obstante, en la sentencia de primera instancia, se detalla “este dicta-
men no fue observado por las partes”, afirmación que no es cierta pues la parte
demandante lo observó alegando que debió realizarse el debate pericial y además
que la tasación debe hacerse a la fecha de expedición de la resolución que aprueba
la expropiación, tomando en cuenta que solo resulta aplicable la actualización de
dicha indemnización conforme a los índices del INEI sobre la base del valor
comercial del bien, porque los peritos han considerado obras y bienes inexistentes
al momento de la publicación en el Diario Oficial. III. CONSIDERANDO: Pri-
mero.- Como se observa de la demanda de fojas ciento cincuenta y nueve la pre-
tensión radica en que se declare expropiado el bien denominado “El Limón”, ubi-
cado en el Distrito de Vega Cañaris, Provincia de Ferreñafe, Departamento de
Lambayeque, con unidad catastral actual N° 00179, de un área total de 36,7485
hectáreas, disponiéndose la transferencia del derecho de propiedad de ese
inmueble cuyas características, linderos y medidas perimétricas están consignadas
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demandada por escrito que corre de fojas quinientos cincuenta y seis a fojas qui-
nientos sesenta, presentado con fecha seis de febrero del año dos mil nueve apela
de la precitada resolución alegando entre otros agravios que el demandante se ha
desistido de la pretensión de devolución de dinero la cual constituye la materiali-
zación de la pretensión de resolución de contrato, es decir, no obstante que la
pretensión alternativa no tiene contenido al haber quedado vinculada incluso al
acto de desistimiento, el Juzgador declara fundada la misma lo que no es legal
por cuanto no puede haber pronunciamiento judicial sobre una controversia que
ha sido objeto de desistimiento. Quinto.- Que, por resolución número sesenta y
cuatro obrante de fojas seiscientos ocho a fojas seiscientos once dictada con fecha
siete de octubre del año dos mil nueve, la Sala Superior confirma la apelada en el
extremo que declara fundada la pretensión alternativa de resolución contractual,
determinando que de lo actuado no se verifica que al dieciocho de julio del año
dos mil cinco se haya designado a otra persona como representante de la Asocia-
ción de Comerciantes La Libertad así como que al no haberse acreditado suficien-
temente la representación de la asociación mal podría emitirse pronunciamiento
en cuanto a su apersonamiento a los autos, no existiendo ninguna obligación de
notificarle las resoluciones emitidas, no pudiendo alegarse vulneración alguna al
debido proceso y al derecho de defensa. Sexto.- Que, sobre el particular debe
precisarse que acorde a lo previsto por el artículo 344 del Código Procesal Civil la
resolución que aprueba el desistimiento de la pretensión produce los efectos de
una demanda infundada con la autoridad de la cosa juzgada, acto que no reque-
rirá la conformidad del demandado debiendo el Juez revisar únicamente la capa-
cidad de quien lo realiza y la naturaleza del derecho que sustenta la pretensión,
teniendo en cuenta lo dispuesto sobre la improcedencia del allanamiento en lo
que corresponda; si el desistimiento no se refiere a todas las pretensiones o si solo
es deducido por uno de los demandantes, el proceso continuará respecto de las
pretensiones y personas no comprendidas en él, en cuyo caso debe tenerse pre-
sente lo dispuesto sobre litisconsorcio necesario, no obstando el desistimiento de
la pretensión, el trámite de la reconvención. Sétimo.- Que, en tal sentido, el
demandante mediante escrito obrante a fojas doscientos setenta y siete formuló
desistimiento de la pretensión alternativa referente a la devolución del valor
actualizado en moneda nacional de la cantidad ascendente a un millón cincuenta
y seis mil intis, la cual constituye el importe pagado por la adjudicación y dere-
cho de parqueo de seis puestos, petición que fue aceptada por el A quo a través de
la resolución número veintiuno corriente a fojas doscientos ochenta y dos, coli-
giéndose que correspondía emitir pronunciamiento en relación a la pretensión
principal sobre la entrega de inmueble y la pretensión alternativa respecto a la
resolución contractual de las adjudicaciones; extremos sobre los cuales el Juez de
la causa se ha pronunciado en la sentencia apelada, al no encontrarse impedido
de emitir pronunciamiento sobre las mismas; no obstante la Sala Superior ha
omitido pronunciarse respecto al extremo alegado por la asociación demandada,
limitándose a confirmar la recurrida en base a otras consideraciones. Octavo.-
Que, en tal sentido si bien es cierto que la Sala Superior omitió pronunciarse
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Preliminar del Código Procesal Civil, artículo 4 del Texto Único Ordenado de la
Ley Orgánica del Poder Judicial, inciso 3 artículo122 del Código Procesal Civil, e
inciso 6 artículo 50 del Código Procesal Civil; y, III. CONSIDERANDO: Pri-
mero.- Sobre el caso que nos atañe corresponde efectuar previamente un resumen
de la controversia de su propósito. En ese sentido se aprecia que mediante la
demanda de Reivindicación, Adquisición de Propiedad por Accesión, Desocupa-
ción, Pago de Frutos e Indemnización por Daños y Perjuicios, interpuesta por
Inmobiliaria Acamu Sociedad Anónima Cerrada, pretende que el Conservatorio
Regional de Música del Norte Público “Carlos Valderrama” le entregue la posesión
del inmueble de su propiedad constituido por un lote de terreno de un área superfi-
cial de cuatro mil novecientos setenta y tres punto setenta y tres metros cuadrados
(4,973.73 m2), ubicado en la Avenida América Sur número dos mil doscientos
sesenta y dos, esquina con la Calle Delfín Corcuera, de la Urbanización Santa María
- Primera Etapa, Provincia de Trujillo, Región La Libertad, cuyo derecho de propie-
dad aparece inscrito en la Partida Electrónica número 11015891 del Registro de la
Propiedad Inmueble de Trujillo, así como también se le declare la accesión del
muro perimétrico levantado sobre los linderos del lote de terreno de su propiedad y
pago de frutos civiles e indemnización por daños y perjuicios; se le pague en forma
solidaria entre el Conservatorio Regional de Música del Norte Público “Carlos Val-
derrama” y Carmen Rosa Díaz Terrones, la suma de doscientos mil nuevos soles
(S/.200,000.00); sustentando que por Resolución Suprema número 103-73-VI-DB
de fecha trece de marzo de mil novecientos setenta y tres, se afectó en uso al Minis-
terio de Educación un lote de terreno de cuatro mil novecientos setenta y tres
punto setenta y tres metros cuadrados (4,973.73 m2) ubicado con frente a la Ave-
nida América, Manzana “A” de la Urbanización Santa María, de la Ciudad de Truji-
llo, Provincia de Trujillo, Región La Libertad, para ser dedicado exclusivamente a la
construcción de un local para el funcionamiento del Conservatorio Regional de
Música del Norte Público “Carlos Valderrama” de la Ciudad de Trujillo, quedando
inscrito en el Asiento número D-1 de la Ficha Registral número 45278 del Regis-
tro de Propiedad Inmueble de Trujillo. Sin embargo, la Jefatura de Adquisiciones y
Recuperaciones de la Superintendencia de Bienes Nacionales al haber verificado
que el terreno en referencia venía siendo utilizado como cochera, por Resolución
número 128-2002/SBN-GO-JAR de fecha catorce de agosto de dos mil dos, la
Jefatura de Adquisiciones y Recuperaciones de la Superintendencia de Bienes
Nacionales declaró la desafectación a favor del Estado del referido lote de terreno
de cuatro mil novecientos setenta y tres punto setenta y tres metros cuadrados
(4,973.73 m2), quedando inscrita dicha disposición en el Asiento número E00001
del rubro de cancelaciones de la Partida Electrónica número 11015891 del Registro
de Propiedad Inmueble de Trujillo. Por Resolución número 157-2002/SBN-GO-
JAR de fecha veintisiete de setiembre de dos mil dos, dictada por la Jefatura de
Adquisiciones y Recuperaciones, se declaró infundado el recurso de reconsideración
interpuesto por el Conservatorio Regional de Música del Norte Público “Carlos Val-
derrama” de la Dirección Regional de Educación La Libertad impugnando la Reso-
lución número 128-2002/SBN-GO-JAR. Por Resolución número 002-2003/
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Anexos
SBN-GO de fecha veinte de enero de dos mil tres, dictada por la Gerencia de Ope-
raciones de la Superintendencia de Bienes Nacionales, se declaró infundado el
recurso de apelación del Conservatorio Regional de Música del Norte Público “Car-
los Valderrama” contra la Resolución número 157-2002/SBM-GO-JAR que a su
vez declaró infundado el recurso de reconsideración presentado contra la Resolución
número 128-2002/SBN-GO-JAR dándose por agotada la vía administrativa. Es así
que, la Superintendencia de Bienes Nacionales otorga en donación el referido lote
de terreno a la Municipalidad Provincial del Callao y esta a su vez, mediante Con-
trato de Permuta, lo transfiere a la demandante Inmobiliaria Acamu Sociedad Anó-
nima Cerrada, dicho acto jurídico se encuentra inscrito en Registros Públicos.
Segundo.- Emplazada la demanda, el Conservatorio Regional de Música del Norte
Público “Carlos Valderrama” de Trujillo, contestó la demanda, señalando que luego
de haberse agotado la vía administrativa, recurrió al Poder Judicial para interponer
una Acción de Amparo contra la Superintendencia de Bienes Nacionales, la misma
que concluyó con la resolución de fecha veinticinco de agosto de dos mil tres, que
declara fundada la demanda; haciendo la precisión que mientras se encontraba en
curso el Proceso de Amparo, se materializaba la transferencia del referido lote de
terreno, lo que motivó a iniciar un proceso de Nulidad de Actos Jurídicos e Inscrip-
ciones Registrales, demandando la nulidad de todos los asientos registrales, con la
cual se concluye que la Inmobiliaria Acamu Sociedad Anónima Cerrada en la
actualidad no ostenta título de propiedad inobjetable que pueda acreditar su dere-
cho a la reivindicación. En igual forma el Gobierno Regional de La Libertad con-
testa la demanda, indicando que el lote de terreno materia de litis, es de propiedad
del Estado y que el demandante no es propietario del inmueble que peticiona por-
que la Resolución Jefatural número 128-2002/SBN-GO-JAR y que sirve de sus-
tento legal para desafectar el inmueble sub materia ha sido declarada inaplicable
para el Conservatorio Regional de Música del Norte Público “Carlos Valderrama”,
según sentencia de amparo consentida y que por tal motivo no tienen efecto jurí-
dico las inscripciones registrales y documentos que dieron origen. Tercero.- El
Segundo Juzgado Especializado Civil Transitorio de Descarga de la Corte Superior
de Justicia de La Libertad, expide sentencia (Resolución número veintinueve),
declaró fundada en parte la demanda sobre Reivindicación, Accesión, Desalojo,
Pago de Frutos Civiles e Indemnización por Daños y Perjuicios; en consecuencia
dispone que se reivindique y entregue a favor de la demandante, el inmueble ubi-
cado en la Avenida América Sur número dos mil doscientos sesenta y dos, esquina
con la Calle Delfín Corcuera, de la Urbanización Santa María - Primera Etapa, Ciu-
dad de Trujillo, Provincia de Trujillo, Región La Libertad, el cual se encuentra debi-
damente inscrito en la Partida Electrónica número 11015891 del Registro de la
Propiedad Inmueble de Trujillo; declara propietaria por accesión a la Inmobiliaria
Acamu Sociedad Anónima Cerrada, del muro perimétrico levantado sobre los lin-
deros del lote de terreno materia de litis, así como cualquier otra edificación de
material noble que pudiera haberse construido sobre el inmueble materia de litis,
sin obligación de pago alguno; fundada en parte la demanda en cuanto al pago de
frutos civiles, los que deberán ser cancelados a partir del diecisiete de marzo de dos
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mil diez con sus respectivos intereses legales hasta la fecha de desocupación del
inmueble; infundada la pretensión de pago de Indemnización por Daños y Perjui-
cios; sustentando que se ha acreditado que el inmueble sublitis, es de propiedad de
la demandante Inmobiliaria Acamu Sociedad Anónima Cerrada, verificándose ade-
más que el tracto sucesivo que publicita el registro ha sido idóneo toda vez que sus
asientos registrales se han realizado en forma coherente respetando los antecedentes
dominiales, advirtiéndose que en ellos no obran inscripciones judiciales que hayan
declarado la nulidad de alguno de ellos, por tanto, los asientos registrales son váli-
dos surtiendo todos sus efectos legales. Cuarto.- La Sala de Vista expide la senten-
cia (Resolución número treinta y siete), de fecha ocho de abril de dos mil trece, con-
firmando la apelada que declaró fundada en parte la demanda, señalando que: i) Se
pretende discutir la acreditación del derecho de propiedad de la demandante, sin
embargo, las argumentaciones son insuficientes, pues la Escritura Pública de Per-
muta es plenamente vigente y no ha sido declarada extinta por sentencia de fondo;
y ii) La nulidad de las Resoluciones Administrativas fue declarada en el Proceso de
Amparo incoado por el Conservatorio Regional de Música del Norte Público “Car-
los Valderrama”, no alcanza a la validez de la transferencia de propiedad a favor de
la ahora demandante Inmobiliaria Acamu Sociedad Anónima Cerrada, toda vez
que la sentencia no lo declara Así en su fallo. Quinto.- Previamente a resolver los
agravios denunciados por los recurrentes es necesario precisar lo siguiente: a) Por
Resolución Suprema número 103-73-VI-DB12 de fecha trece de marzo de mil
novecientos setenta y tres, el Estado resuelve: “aféctase al Ministerio de Educación,
para la construcción de un local para el funcionamiento del Conservatorio Regional de Música
del Norte Público “Carlos Valderrama”, el terreno de cuatro mil novecientos setenta y tres
punto setenta y tres metros cuadrados (4,973.73 m2), ubicado con frente a la Avenida Amé-
rica en la Manzana “A” de la Urbanización Santa María, de la Ciudad de Trujillo”; b)
Por Resolución número 128-2002/SBN-GO-JAR13 de fecha catorce de agosto de
dos mil dos (Declaran desafectación de terreno ubicado en la Provincia de Trujillo a
favor del Estado), al constatar que el Conservatorio Regional de Música del Norte
Público “Carlos Valderrama” lo estaba utilizando como cochera, incumpliéndose de
esta manera la finalidad de la afectación; c) Ante la disconformidad del Conservato-
rio Regional de Música del Norte Público “Carlos Valderrama”, se inició el corres-
pondiente procedimiento administrativo, interponiendo para tal efecto un recurso
de reconsideración, sustentando que el Decreto Supremo número 023-2001-ED le
autorizaba a alquilar el referido bien con la finalidad de captar ingresos propios,
recurso que se declaró infundado por Resolución número 157-02/SBN-GO-JAR14
de fecha veintisiete de setiembre de dos mil dos; d) Por Resolución número 002-
2003/SBN-GO15 de fecha veinte de enero de dos mil tres, se resuelve: “declarar
infundado el recurso de apelación interpuesto por el Conservatorio Regional de
Música del Norte Público “Carlos Valderrama” contra la Resolución número 157-
2002/SBN-GO-JAR de fecha veintisiete de setiembre de dos mil dos, que declaró
infundado el recurso de reconsideración presentado contra la Resolución número
128-2002/SBN-GO-JAR de fecha catorce de agosto de dos mil dos (...); e) La de-
safectación del referido terreno sublitis se encuentra inscrita registralmente con
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aplicable por la temporalidad de la norma, hoy inciso a del numeral 2.2 del artículo
2 del Decreto Supremo número 007-2008-VIVIENDA; y ii) Infracción norma-
tiva del artículo 138 de la Constitución Política del Perú.- Indica que se debió
aplicar el control difuso de la Constitución Política del Perú, porque siendo el
terreno un bien público es inalienable e imprescriptible y por ello todo acto de dis-
posición es nulo y no hay reivindicación ni accesión. Décimo sexto.- Respecto del
primer (i) agravio, se ha determinado en el desarrollo de esta ejecutoria que cuando
el Estado desafectó en uso el bien inmueble que fuera afectado inicialmente a favor
del Ministerio de Educación en mérito a la Resolución número 128-2002/SBN-
GO-JAR, transfirió en donación el terreno sublitis a la Municipalidad Provincial
del Callao y esta a su vez por Contrato de Permuta a la Inmobiliaria Acamu Socie-
dad Anónima Cerrada, no encuadrando los argumentos que sustentan el recurso al
caso de autos, donde se discute si le corresponde o no restituir la posesión del
terreno de cuatro mil novecientos setenta y tres punto setenta y tres metros cuadra-
dos (4,973.73 m2) a la accionante, en su condición de titular registral, teniendo en
cuenta que fue el mismo Estado quien propició las referidas transferencias; por
dichas razones, también el segundo (ii) agravio carece de sustento legal, no advir-
tiéndose que la sentencia de vista presente una motivación insuficiente / defectuosa,
pues respeta los estándares en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional: “como lo
ha precisado este Colegiado en reiterada jurisprudencia, el derecho a la motivación de las reso-
luciones judiciales no garantiza una determinada extensión de la motivación, por lo que su
contenido constitucional se respeta, prima facie, siempre que exista: a) fundamentación jurí-
dica, que no implica la sola mención de las normas a aplicar al caso, sino la explicación y jus-
tificación de por qué tal caso se encuentra, o no, dentro de los supuestos que contemplan tales
normas; b) congruencia entre lo pedido y lo resuelto, que implica la manifestación de los argu-
mentos que expresarán la conformidad entre los pronunciamientos del fallo y las pretensiones
formuladas por la partes; y c) que por sí misma exprese una suficiente justificación de la deci-
sión adoptada, aun si esta es breve o concisa, o se presenta el supuesto de motivación por remi-
sión (...)” (Sentencia del Tribunal Constitucional número 4348-2005-PA/TC) no
resultando cierto lo alegado por el recurrente sobre la falta de motivación de la
resolución impugnada o la transgresión a la tutela jurisdiccional efectiva. IV.
DECISIÓN: Por los fundamentos precedentes y en aplicación de lo establecido por
el artículo 397 del Código Procesal Civil, declararon: INFUNDADO el recurso de
casación interpuesto por el Gobierno Regional de La Libertad y Conservatorio
Regional de Música del Norte Público “Carlos Valderrama”; en consecuencia, NO
CASARON la sentencia de vista (Resolución número treinta y siete) de fecha ocho
de abril de dos mil trece, expedida por la Primera Sala Especializada Civil de la
Corte Superior de Justicia de La Libertad; DISPUSIERON la publicación de la
presente resolución en el diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los segui-
dos por Inmobiliaria Acamu Sociedad Anónima Cerrada contra el Conservatorio
Regional de Música del Norte Público “Carlos Valderrama” y otros, sobre Reivindi-
cación y otros, y los devolvieron. Ponente Señor Cunya Celi, Juez Supremo. SS.
ESTRELLA CAMA, VALCÁRCEL SALDAÑA, CABELLO MATAMALA,
RODRÍGUEZ CHÁVEZ, CUNYA CELI.
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ser mediante una invasión usurpadora y que los actos sean ilícitos, lo que no ocu-
rre en el caso de autos. Décimo: Este Tribunal Supremo advierte que de acuerdo
a lo estipulado en el artículo 400 del Código Procesal Civil, modificado per la Ley
N° 29364, que expresamente establece: “La Sala Suprema Civil puede convocar
al pleno de los magistrados supremos civiles a efectos de emitir sentencia que
constituya o varíe un precedente judicial. La decisión que se tome en mayoría
absoluta de los asistentes al pleno casatorio constituye precedente judicial y
vincula a los órganos jurisdiccionales de la República, hasta que sea modificada
por otro precedente. Los abogados podrán informar oralmente en la vista de la
causa, ante el pleno casatorio. EI texto íntegro de todas las sentencias casatorias y
las resoluciones que declaran improcedente el recurso se publican obligatoria-
mente en el Diario Oficial, aunque no establezcan precedente. La publicación se
hace dentro de los sesenta días de expedidas, bajo responsabilidad”. De lo que se
colige que no existe doctrina jurisprudencial respecto de la reivindicación, por lo
que no corresponde invocar su interpretación errónea. Además que la recurrente
no ha cumplido con demostrar la incidencia de la inaplicación de las normas
sobre la decisión contenida en la resolución impugnada; por lo que, al no haberse
cumplido con los requisitos previstos en el artículo 388 del Código Procesal Civil,
modificado por el artículo 1 de la Ley N° 29364, el recurso de su propósito
deviene en improcedente. Por estas consideraciones, y en aplicación del artículo
392 del Código Procesal Civil, modificado per el artículo 1 de Ia Ley N° 29364,
declararon: IMPROCEDENTE el recurso de casación interpuesto por la Asocia-
ción de Tejidos de Punto y Plano Apymes T. P. P. l. S. G. P, de fecha treinta y uno
de agesto de dos mil once, obrante a fojas mil ciento treinta y cuatro, contra la
sentencia de vista de fecha veinte de julio de dos mil once, obrante a fojas mil
cuarenta y ocho; en los seguidos por la Presidencia del Consejo de Ministros con-
tra la Asociación de Tejidos de Punto y Plano Apymes T. P. P. l. S. G. P y otros,
sobre reivindicación; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en
el diario oficial El Peruano, conforme a ley; y los devolvieron; Vocal Ponente: Ace-
vedo Mena.- SS. ACEVEDO MENA, CHUMPITAZ RIVERA, VINATEA
MEDINA, YRIVARREN FALLAQUE, TORRES VEGA.
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poseedor debe actuar con animus domini sobre el bien materia de usucapión (...)”; Sexto.-
De lo expuesto, se arriba a la conclusión que la Sala de mérito al resolver el con-
flicto intersubjetivo efectuó una interpretación sistemática de lo previsto en el
artículo 952 del Código Civil, adecuándola teleológicamente con lo previsto en el
artículo 950 del citado Código, cuya norma regula los requisitos genéricos de la
prescripción adquisitiva de dominio, por esa razón arriba a la conclusión que el
derecho invocado por la demandada no es un derecho que se adquiera por el sim-
ple transcurso del término prescriptorio sino que debe existir un reconocimiento
judicial. Si se considera que en la sentencia expedida en el Segundo Pleno Casato-
rio Civil inclusive se ha precisado que para acceder a la prescripción adquisitiva
de dominio se requiere de una serie de elementos configuradores tales como:
a.- La continuidad de la posesión, b.- La posesión pacífica, c.- La posesión
pública, y d.- Que dicha posesión sea como propietario; en ese sentido, queda
claro que se requiere del reconocimiento judicial por los cauces previstos en nues-
tro ordenamiento legal a fin de verificar la concurrencia de los indicados elemen-
tos; no obstante ello, el alegado derecho a la prescripción adquisitiva no ha sido
determinado como punto de la controversia y en ese sentido mal podría emitirse
un pronunciamiento al respecto, pues se violaría el principio iura novit curia pre-
visto en el artículo VII del Código Procesal Civil. Por consiguiente, no verificán-
dose la infracción normativa material en los términos propuestos el recurso de
casación debe rechazarse por infundado. Por las consideraciones expresadas,
declararon: INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Segundo
Hipólito Agreda Chávez en representación de Victoria Mercedes Ramírez de
Roncal mediante escrito obrante a folios ciento veinte; en consecuencia: NO
CASARON la sentencia de vista de folios ciento ocho, su fecha doce de agosto
del año dos mil nueve; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución
en el diario oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos por Magda
Asunción Benites Vejarano contra Victoria Mercedes Ramírez de Roncal, sobre
Reivindicación; y, los devolvieron. Ponente Señora Aranda Rodríguez, Jueza
Suprema.- SS. TICONA POSTIGO, CAROAJULCA BUSTAMANTE, PALO-
MINO GARCÍA, MIRANDA MOLINA, ARANDA RODRÍGUEZ.
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sin buena fe, pues señala que los compradores conocían del parentesco de la recu-
rrente pues todas las partes procesales viven en el inmueble reclamado. 2. Con-
testación de la Demanda. Mediante resolución de fecha siete de abril de dos
mil diez (página sesenta y cuatro), Maximina Rojas Medina, contesta la demanda
señalando que el inmueble en litigio fue comprado por su padre Pedro Rojas Ore-
llana, quien aprovechando el estado de soltera de su madre puso el inmueble a su
nombre a fin de asegurar la propiedad a favor de su hija ya que al momento en
que se adquirió el inmueble era menor de edad. Agrega que su madre no cola-
boró con pago alguno para la compra del inmueble. Añade que la demandante
vive en el mismo inmueble debido a que la recurrente le brindó un espacio
debido a los problemas que tenía. De igual forma mediante escrito de fecha siete
de abril de dos mil diez (página setenta y siete), los demandados José Luis Chac-
mana Rojas y Carmen Liliana Valencia Enciso contestaron la demanda, señalando
que al momento de adquirir el inmueble lo adquirieron de la titular registral del
mismo, el cual se encontraba independizado, sin ninguna limitación o derecho
que pudiera impedir el derecho de propiedad. Añaden que al momento que
adquirieron el inmueble este solo era superficie, habiendo ellos construido la
fábrica del mismo. 3 Puntos Controvertidos. Conforme aparece en la página
ciento noventa y uno, se fijaron los puntos controvertidos siguientes: (i) Si pro-
cede el derecho de petición de herencia a la demandante Juana Luz Alvitres
Medina de la persona que en vida fuera su madre Juana Medina Quispe. (ii) Si
procede que se le declare heredera de su madre Juana Medina Quispe y si ello
debe inscribirse en la Partida Electrónica Nº 11339629 del registro de sucesión
intestada, como en las Partidas números 3089905 y PO3256015 del Registro de
Propiedad Inmueble. (iii) Si procede la reivindicación del inmueble constituido
por el lote 14 A, manzana P, etapa primera, del pueblo joven José Carlos Maria-
tegui, distrito de Villa María de Triunfo, provincia y departamento de Lima, a
favor de la demandante; y, (iv) Si procede declarar nula la compra venta cele-
brada por los demandados, el día veintitrés de mayo de dos mil tres. 4. Senten-
cia de Primera Instancia. Culminado el trámite correspondiente, el Juez emite
la resolución de fecha veintiocho de junio de dos mil doce (página doscientos cin-
cuenta y cinco), la misma que declara fundada en parte la demanda; esto es, se
declara fundada la pretensión de petición de herencia al establecerse el vínculo
entre la demandante y su madre Juana Medina Quispe, declarándose heredera de
la misma conjuntamente con la demandada Maximina Rojas Medina; por otro
lado, se declara improcedente la demanda respecto a la pretensión de reivindica-
ción del inmueble constituido por el lote 14 A, manzana P, etapa primera, del
pueblo joven José Carlos Mariategui, distrito de Villa María de Triunfo, provincia
y departamento de Lima, por no haberse comprobado la mala fe de los codeman-
dados, sin embargo y conforme lo prescrito en el artículo 666 del Código Civil, se
ordena se le restituya el precio del bien a la demandante al haber sido reconocida
como heredera legítima y forzosa, con costas y costos. 5. Recurso de Apelación.
Mediante escrito de fecha veintitrés de julio de dos mil doce (página doscientos
setenta y nueve), la demandada Maximina Rojas Medina apeló la sentencia;
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(1) Gonzales Barrón, Gunther. Introducción al Derecho Registral y Notarial. Jurista Editores. Lima 2008, p. 234.
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(2) Artículo 2014.- El tercero que de buena fe adquiere a título oneroso algún derecho de persona que en
el registro aparece con facultades para otorgarlo, mantiene su adquisición una vez inscrito su derecho,
aunque después se anule, rescinda o resuelva el del otorgante por virtud de causas que no consten en los
registros públicos.
La buena fe del tercero se presume mientras no se pruebe que conocía la inexactitud del registro.
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había sido pagado y que estaban asumiendo el riesgo del mismo. Concluyen que en
la fecha en que se trabó el embargo sobre el terreno litigioso, esto es, el veintisiete de
marzo de dos mil seis, no existía jurídicamente el edificio, ni los departamentos, ni
inscripción registral alguna, pues la declaración de fábrica del edificio recién fue pre-
sentada ante la municipalidad distrital de Miraflores el veintiuno de mayo de dos mil
siete. Quinto.- Que, el Juez por sentencia obrante a foja tres mil veinte, emitida el
veintinueve de mayo de dos mil nueve, declaró fundadas las demandas de tercería de
propiedad. En rigor dicha decisión se sustenta en que la ley Nº 27157 tiene por
objeto establecer procedimientos para el saneamiento de la titulación, así como el
procedimiento para la tramitación de la declaratoria de fábrica y el régimen legal de
las unidades inmobiliarias que comprenden bienes de propiedad exclusiva y de pro-
piedad común. El Juez considera que de la revisión de las actas de entrega y certifica-
dos de finalización de obras y zonificación que obran en autos se constata que los
departamentos, estacionamientos y depósitos comprados fueron construidos y entre-
gados a los terceristas, por lo que, corroborada la existencia de los mismos y acorde a
lo preceptuado por el artículo 949 del Código Civil, los contratos de compraventa de
los terceristas tienen plena eficacia desde sus suscripciones y otorgan a los demandan-
tes un derecho real de propiedad sobre aquellos y cuyos alcances se extienden bajo el
régimen de propiedad común al terreno litigioso, por consiguiente concluye que con-
frontados los derechos discutidos prevalece el derecho de propiedad de los terceristas
por ser anterior al crédito de los demandados acorde a las reglas contenidas en el arti-
culo 2022 segundo párrafo del Código Civil. Sexto.- Que apelada la sentencia de pri-
mer grado, la sala civil por resolución obrante a fojas tres mil doscientos dieciséis,
confirma en parte la apelada y la revoca solo en cuanto se refiere al depósito
Nº 7. La decisión impugnada en la casacón sostiene que tratándose de contratos de
compraventa de bien futuro los derechos están supeditados al cumplimiento de la
condición suspensiva, esto es, a la existencia del bien objeto de la venta. Señala que
en el presente caso todos los bienes de los demandantes fueron entregados a sus res-
pectivos propietarios antes que se trabe el embargo, incluso dentro del mismo año
dos mil cinco conforme se comprueba –entre otros– con las actas de entrega de los
departamentos, advirtiendo que de la revisión de los contratos de compraventa no se
aprecia que las partes hayan pactado la existencia jurídica del bien atendiendo a lo
dispuesto por la ley Nº 27157, toda vez que estas acuerden que una vez construidos
los departamentos se realizará la entrega a sus propietarios, señalando que la acotada
ley solo dispone el trámite para los procedimientos de saneamiento de la titulación y
de Unidades Inmobiliarias y el procedimiento para la tramitación de la declaratoria
de fábrica, es decir, regula temas que no conforman el derecho de propiedad según lo
configura el artículo 923 del Código Civil. Sétimo.- Que, es del caso señalar que los
recurrentes denuncian la infracción normativa por interpretación errónea de los
artículos 27 y 28 de la ley Nº 27157, normas que según afirman, debieron interpre-
tarse sistemáticamente con lo dispuesto en el artículo 1534 del Código Civil para
concluir que los efectos jurídicos de la compraventa de bienes futuros de los terceris-
tas están sujetos a la condición suspensiva de que el objeto de los mismos llegue a
existir, siendo esto así y en aplicación del artículo 27 de la precitada ley, solo con la
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cuadrados (1.204.03 m2), a favor de Teodosio Quispe Ríos; ii) En la Manzana “C”
Lote número uno, de dos cientos veinte metros cuadrados (2,120 m2), a favor de
Florentino Filomeno Sedano Rojas: Lote número dos, de dos mil ciento veinte
metros cuadrados (2,120 m2), a favor de Pedro Sedano Rojas, en representación
del Club Centro Social “Defensor Cocharcas”; lote número cinco, de mil sesenta
metros cuadrados (1,060 m2), a favor de Teodosio Quispe Ríos; lote número seis,
de mil sesenta (1,060 m2), a favor de Agapito Chaiña Perales; lote número siete,
de tres mil doscientos ochenta y seis metros cuadrados (3,286 m2), a favor de
Demetrio Sedano Rojas. Que, no sucedió lo mismo con el lote número tres a
favor de Rufino Sedano Rojas; desde que falleció este, en todo momento el socio
demandado ha pretendido apoderarse no solo del terreno que corresponde al
fallecido sino también del terreno que corresponde al Club. Que, habiéndose
generado estado de desconfianza, los recurrentes, el socio demandado y Filomeno
Sedano Rojas decidieron dejar sin efecto la promesa de transferir gratuitamente al
Club Centro Social “Defensor Cocharcas” el lote número dos de la Manzana “C”.
Esta revocatoria fue sometida a consideración de la Asamblea General que acordó
dividir en partes iguales el referido predio entre los socios fundadores. Que, está
demostrada la actitud temeraria y de mala fe de los representantes legales de la
Asociación Pro Vivienda Campo Sol, Pedro Sedano Rojas y María Hilario de
Sedano para otorgar la Escritura Pública de Independización Provisional y Com-
praventa Garantizada, con el propósito de perjudicar sus derechos de propiedad,
respecto del terreno signado como lote número dos de la Manzana “C”. Esta
Escritura Pública ha sido inscrita en la Partida número uno uno cinco nueve dos
seis cero dos del Registro de Propiedad Inmueble de Lima favor de la sociedad
conyugal conformada por Pedro Sedano Rojas y María Hilario de Sedano. La can-
celación de este asiento debe declararse como consecuencia de la declaración de
nulidad de la Escritura Pública, referida; Segundo.- Que, tramitada la demanda
según su naturaleza, el Juez de la causa, mediante sentencia de fojas doscientos
cuarenta y cuatro, su fecha trece de junio del año dos mil seis, que declara fun-
dada en parte la demanda; ordena que los demandados Pedro Sedano Rojas y
María Hilario de Sedano transfieran a cada uno de los demandantes el veinte por
ciento (20 %) de las acciones y derechos que les corresponde, respecto del predio
Lote número dos, Manzana “C”, Campo Sol, Lurigancho Chosica; asimismo,
declara infundada la demanda en los extremos de nulidad de Escritura Pública y
cancelación de su inscripción registral. Como sustento de su fallo ha señalado que
en la Audiencia de Pruebas de fojas doscientos treinta y cinco Pedro Sedano Rojas
reconoce haber recibido de los demandantes y de Filomeno Sedano Rojas la suma
de ciento seis mil nuevos soles (S/. 106,000.00), por la transferencia del predio
sub litis, dinero que fue pagado a la Asociación a fojas veintinueve donde obra el
“Recibo para cancelar terreno”, de fecha dos de abril del año mil novecientos
ochenta, donde se consigna que la cantidad entregada es para que se cancele por
los dieciséis lotes de terreno que han comprado para cada asociado, según la rela-
ción que en el propio recibo se consigna. Que, de las pruebas glosadas se con-
cluye que los accionantes con el codemandado Pedro Sedano Rojas están
794
Anexos
795
Tratado de Derechos Reales
796
Anexos
797
Anexo 41
798
Anexos
799
Anexo 42
800
Anexos
Perú; artículos 50 inciso 6), 122 incisos 3) y 4), artículos III, VII y IX del Título
Preliminar del Código Procesal Civil y artículo 12 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial. Argumenta que la motivación escrita de las resoluciones judiciales cons-
tituye un deber de los magistrados e implica que señalen en forma expresa la ley
que aplican con el razonamiento jurídico al que arribaron y los fundamentos fác-
ticos que sustentan la decisión. Que, es clara la falta de motivación con solo hacer
una rápida lectura de la misma, en la parte que se denomina pretensión impug-
natoria no hace mención alguna a los argumentos de la apelación de sentencia,
con los que se tendría el material necesario para contraponer los considerandos de
la sentencia apelada. Al no invocar fundamento legal alguno avala los dispositi-
vos expuestos en la apelada, referidos a la copropiedad, herencia, derechos y obli-
gaciones de los copropietarios, quienes pueden solicitar la partición. Que, la sen-
tencia señala que los demandantes y demandados son copropietarios, porque el
abuelo Manuel Huamanrimachi dejó el bien por el testamento a su hija Bonifacia
Huamanrimachi de Peñalba y por declaración de herederos los mencionados, pre-
guntándose de dónde sacó su título don Manuel y si estará inscrita esa propiedad.
Concluye que la demanda debió declararse inadmisible, hasta que se acredite la
propiedad del bien y al no poder acreditar tal hecho, declararse la improcedencia
de la misma. Agrega que antes que se anule la sentencia número trescientos ocho
se enteró que el bien que se pretende dividir, tenía titularidad a favor de tercero,
lo cual comunicó a la Tercera Sala Civil de Cusco, acompañando el certificado
catastral que lo acreditaba, sin embargo ello no se hace referencia en la sentencia
de vista número trescientos veinticinco. Considera que el Juez debe adecuar las
formalidades al logro de los fines del proceso, y si ya había pasado el periodo de
ofrecimiento de pruebas, debió actuar medios probatorios de oficio para resolver
con justicia. Finalmente, indica que no se ha adjuntado medio probatorio idóneo
por el que Manuel Huamanrimachi hubiese sido declarado propietario del bien
sub litis, siendo insuficiente el testamento otorgado por él y que se puede haber
acreditado la calidad de herederos, que no es lo mismo que copropietarios, no
existe copropiedad si no existe bien en calidad de propiedad. b) Apartamiento de
los precedentes judiciales: Casación Nº 1634-2003 del 30.04.2004 respecto al
deber de motivación de las resoluciones y Expediente número 13804-2002-Aya-
cuho del doce de mayo de dos mil tres sobre la condición de copropietario. Señala
que esta jurisprudencia es incorporada en la sentencia número trescientos veintio-
cho, haciendo la atingencia que en el caso de autos, los actores han acreditado su
calidad de herederos, lo que le hace temer por las resoluciones que esté expi-
diendo esa judicatura, pues usa indistintamente los conceptos de copropietario y
heredero. Sexto.- Que, respecto a la causal denunciada en el literal a), del exa-
men de la argumentación expuesta por el recurrente, se advierte que esta no
cumple con los requisitos exigidos en los numerales 2) y 3) de la norma acotada,
al no describir con claridad y precisión la infracción normativa denunciada; así
mismo tampoco demuestra la incidencia directa de los argumentos que expone
sobre la decisión impugnada, limitándose a señalar lo que considera constituye
un vicio trascendente para declarar la nulidad de la sentencia de vista recurrida,
801
Tratado de Derechos Reales
802
ÍNDICE GENERAL
ÍNDICE GENERAL
Preámbulo................................................................................................ 7
Abreviaturas............................................................................................. 11
PRIMERA PARTE
FUNDAMENTACIÓN HISTÓRICA,
FILOSÓFICA Y CONSTITUCIONAL
DE LA PROPIEDAD
TÍTULO I
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
DEL DERECHO DE PROPIEDAD
CAPÍTULO I
LA PROPIEDAD EN EUROPA
1. Cuestión preliminar.............................................................................. 17
I. La propiedad colectiva.......................................................................... 18
2. La propiedad colectiva de las sociedades prehistóricas............................ 18
3. El salvajismo........................................................................................ 18
4. La barbarie........................................................................................... 19
II. La propiedad familiar............................................................................ 19
5. La civilización....................................................................................... 19
6. Roma y la propiedad familiar................................................................ 20
7. La propiedad familiar entre los germanos.............................................. 21
8. Las primeras civilizaciones de propiedad privada................................... 21
805
Tratado de Derechos Reales
CAPÍTULO II
LA PROPIEDAD EN EL PERÚ
806
Índice general
TÍTULO II
NATURALEZA JURÍDICA Y FUNDAMENTO
DEL DERECHO DE PROPIEDAD
CAPÍTULO I
PARTE GENERAL
CAPÍTULO II
TEORÍAS LEGITIMISTAS DE LA PROPIEDAD
49. La cuestión del fundamento del derecho de propiedad........................... 59
50. Teorías diversas..................................................................................... 59
I. Teorías que fundamentan el derecho de propiedad en un hecho
individual............................................................................................. 60
51. Teorías de la ocupación......................................................................... 60
52. Teoría del trabajo.................................................................................. 61
II. Teorías que fundamentan el derecho de propiedad en un hecho colectivo 62
53. Teoría del contrato social...................................................................... 62
54. Teoría de la ley..................................................................................... 64
III. Teorías que fundamentan el derecho de propiedad en un aspecto
sociológico y económico........................................................................ 66
55. Posición sociológica y económica........................................................... 66
IV. Teorías que fundamentan el derecho de propiedad en la naturaleza
racional y social del hombre.................................................................. 67
807
Tratado de Derechos Reales
TÍTULO III
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL
DE LA PROPIEDAD
CAPÍTULO ÚNICO
LA REGULACIÓN CONSTITUCIONAL
DE LA PROPIEDAD
808
Índice general
SEGUNDA PARTE
EL DERECHO DE PROPIEDAD
EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
TÍTULO I
EL DERECHO DE PROPIEDAD
CAPÍTULO I
LA PROPIEDAD. PARTE GENERAL
81. Etimología y acepciones........................................................................ 97
82. La propiedad como principio epistemológico del derecho...................... 98
83. Consideración del aspecto funcional privado de la propiedad................. 99
84. La propiedad como concepto fundamental de los derechos reales........... 99
85. Acepciones del término. La propiedad en sentido económico................. 99
86. La propiedad en sentido jurídico: derecho de propiedad........................ 100
87. Aproximación a un concepto general de la propiedad............................ 101
88. La propiedad en la doctrina y la legislación comparadas........................ 102
89. Posibilidad de llegar a un concepto general........................................... 105
90. Propiedad y dominio. Concepto y diferencias........................................ 106
91. Propiedad y posesión............................................................................ 108
92. Propiedad plena y propiedad nuda........................................................ 108
93. Dominio público y propiedad privada................................................... 109
94. Fundamentos de la propiedad............................................................... 110
95. La función social de la propiedad.......................................................... 112
96. La propiedad y los demás derechos reales.............................................. 115
CAPÍTULO II
EL DERECHO DE PROPIEDAD
EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO
97. Panorama general................................................................................. 117
98. La propiedad en el Código de 1852....................................................... 117
99. El dominio en el Código de 1936.......................................................... 118
809
Tratado de Derechos Reales
100. Concepto legal de propiedad. El artículo 923 del Código Civil vigente.. 118
101. Se conserva la propiedad individual....................................................... 118
102. Problemas no resueltos por el Código................................................... 119
103. Derechos reales y propiedad................................................................. 119
104. Los “olvidos” del Código Civil............................................................... 120
105. La tutela de la propiedad rústica............................................................ 120
CAPÍTULO III
ATRIBUTOS DEL PROPIETARIO
106. Enumeración........................................................................................ 123
107. El ius utendi.......................................................................................... 124
108. El ius fruendi......................................................................................... 124
109. El ius abutendi....................................................................................... 124
110. Sentido del término abusus.................................................................... 125
111. Origen de las expresiones ius utendi, fruendi y abutendi............................ 126
112. El ius vindicandi.................................................................................... 126
113. Los atributos del propietario en el artículo 923. Análisis....................... 126
114. El criterio de Aubry y Rau..................................................................... 128
CAPÍTULO IV
CARACTERES DEL DERECHO
DE PROPIEDAD
115. Enumeración........................................................................................ 129
116. Derecho abstracto (antes que absoluto) y elástico.................................. 130
117. Amplitud y limitaciones a la abstracción............................................... 132
118. Derecho elástico................................................................................... 133
119. Derecho exclusivo................................................................................. 133
120. Derecho tendencialmente perpetuo....................................................... 136
CAPÍTULO V
EXTENSIÓN, OBJETO Y ELEMENTOS
DEL DERECHO DE PROPIEDAD
121. Extensión del derecho de propiedad...................................................... 139
810
Índice general
CAPÍTULO VI
LIMITACIONES AL DERECHO
DE PROPIEDAD
CAPÍTULO VII
CLASES DE PROPIEDAD
129. Enumeración.................................................................................. 145
130. Otras formas de propiedad.................................................................... 146
TÍTULO II
LOS MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD
CAPÍTULO I
TEORÍA DEL TÍTULO Y EL MODO
811
Tratado de Derechos Reales
CAPÍTULO II
MODOS DE ADQUIRIR EL DOMINIO
EN EL CÓDIGO CIVIL
CAPÍTULO III
LA APREHENSIÓN
143. Noción preliminar................................................................................ 161
144. Definición de aprehensión..................................................................... 162
145. Régimen legal...................................................................................... 162
146. Elementos............................................................................................ 163
147. Objetos apropiables.............................................................................. 164
148. Los bienes abandonados........................................................................ 164
149. Modalidades de aprehensión................................................................. 164
150. La caza y la pesca. Importancia............................................................. 164
I. La pesca .............................................................................................. 165
151. Definición y régimen legal.................................................................... 165
152. Industrialización y ámbito de la pesca................................................... 165
153. Limitaciones a la libertad de pescar....................................................... 166
154. Legislación restrictiva complementaria.................................................. 168
II. La caza................................................................................................. 171
155. Definición............................................................................................ 171
156. Trascendencia de la caza....................................................................... 171
157. Modos de adquirir por caza .................................................................. 172
158. Clasificación de los animales................................................................. 172
159. Animales que pueden cazarse, en el derecho peruano............................ 175
160. Restricciones a la libertad de cazar........................................................ 175
161. Legislación restrictiva complementaria.................................................. 175
812
Índice general
CAPÍTULO IV
LA ESPECIFICACIÓN
179. La especificación o transformación........................................................ 191
180. La especificación a través de la historia.................................................. 191
181. Definición y régimen legal.................................................................... 192
182. Naturaleza jurídica............................................................................... 194
183. Casos no previstos por el Código........................................................... 194
CAPÍTULO V
LA ACCESIÓN
184. Principios rectores de la unión de objetos.............................................. 195
185. Definición............................................................................................ 196
186. Principio general y regulación............................................................... 196
187. Hipótesis sobre la accesión.................................................................... 197
813
Tratado de Derechos Reales
814
Índice general
CAPÍTULO VI
TRANSMISIÓN DE LA PROPIEDAD MUEBLE.
LA TRADICIÓN
231. Transmisión de la propiedad en los muebles y en los inmuebles............. 225
232. Noción histórica................................................................................... 225
233. Concepto de tradición........................................................................... 225
234. La importancia de la tradición.............................................................. 227
235. A) Adquisición de la propiedad a domino. la tradición............................ 227
236. Excepciones a la regla........................................................................... 228
237. Modalidades de la tradición.................................................................. 228
238. La transmisión mobiliaria en la legislación comparada........................... 230
239. B) Adquisición de la propiedad mobiliaria a non domino......................... 230
240. La regla: “en materia de muebles, la posesión vale como título”............ 231
241. Fundamento jurídico de esta regla........................................................ 232
242. Requisitos para la adquisición por la posesión....................................... 233
815
Tratado de Derechos Reales
CAPÍTULO VII
TRANSMISIÓN DE LA PROPIEDAD
INMUEBLE. EL CONTRATO
816
Índice general
269. Conflicto entre dos o más compradores del mismo bien inmueble
(concurso de acreedores).................................................................. 253
270. Conflicto entre un derecho real y un derecho obligacional............... 255
271. La transmisión inmobiliaria en la legislación comparada......................... 257
CAPÍTULO VIII
LA USUCAPIÓN O PRESCRIPCIÓN
ADQUISITIVA DE DOMINIO
817
Tratado de Derechos Reales
818
Índice general
819
Tratado de Derechos Reales
CAPÍTULO IX
OTROS MODOS DE ADQUIRIR EL DOMINIO
820
Índice general
TÍTULO III
LA PROPIEDAD PREDIAL
CAPÍTULO I
ASPECTOS PRELIMINARES
CAPÍTULO II
EXTENSIÓN DEL DERECHO
DE PROPIEDAD PREDIAL
821
Tratado de Derechos Reales
CAPÍTULO III
RESTRICCIONES
DE LA PROPIEDAD PREDIAL
822
Índice general
CAPÍTULO IV
DERECHOS O FACULTADES
DEL PROPIETARIO PREDIAL
421. Enumeración........................................................................................ 365
I. Cercamiento de un predio .................................................................... 365
422. Definición y régimen legal.............................................................. 365
423. Carácter obligatorio del cercamiento............................................... 366
II. Deslinde y amojonamiento ............................................................. 366
424. Contradicción flagrante del codificador........................................... 366
425. Régimen legal................................................................................. 367
426. Definición....................................................................................... 367
427. Etapas que comprende el deslinde................................................... 367
428. Quiénes se benefician con el deslinde.............................................. 367
429. Objeto del deslinde......................................................................... 367
430. Diferencias entre el amojonamiento y el deslinde............................. 368
431. Naturaleza jurídica de la acción de deslinde..................................... 368
432. Requisitos del deslinde.................................................................... 369
433. El deslinde es una acción reivindicatoria.......................................... 369
434. Caracteres de la acción de deslinde.................................................. 370
435. Deslinde extrajudicial...................................................................... 370
436. Efectos del deslinde......................................................................... 370
437. Valor del acta de deslinde................................................................ 370
III. Corte de ramas y de raíces de los árboles que invadan predio ajeno.. 371
438. Régimen legal................................................................................. 371
439. Frutos que caen en el predio colindante ................................................ 371
823
Tratado de Derechos Reales
CAPÍTULO V
DEL REGISTRO PREDIAL
AL REGISTRO DE PREDIOS
TÍTULO IV
MODALIDADES
DE LA PROPIEDAD INMUEBLE
CAPÍTULO I
LA PROPIEDAD HORIZONTAL
824
Índice general
CAPÍTULO II
LA MULTIPROPIEDAD
CAPÍTULO III
PROPIEDAD DE LOS SEPULCROS
475. Definición............................................................................................ 405
476. Naturaleza jurídica......................................................................... 406
477. Carácter de la concesión para sepulcros. Peculiaridades.................... 408
478. Derecho del concesionario sobre el sepulcro levantado en la parcela
de la concesión municipal................................................................ 409
479. Mausoleo familiar. principio de inenajenabilidad.............................. 410
480. Condición jurídica de los sepulcros.................................................. 410
481. Inalienabilidad de los sepulcros. limitaciones................................... 411
482. Derechos y obligaciones de los copropietarios........................................ 412
825
Tratado de Derechos Reales
CAPÍTULO IV
OTRAS MODALIDADES
DE PROPIEDAD INMUEBLE
TÍTULO V
LA PROPIEDAD INTELECTUAL O PROPIEDAD
SOBRE BIENES INMATERIALES
CAPÍTULO I
LOS BIENES INMATERIALES
CAPÍTULO II
LOS DERECHOS DE AUTOR
494. Antecedentes históricos........................................................................ 425
495. Precedentes legislativos en el Perú........................................................ 426
496. Los derechos autorales en la ley constitucional y civil............................ 426
497. Concepto.............................................................................................. 427
498. Naturaleza jurídica de los derechos autorales........................................ 428
499. Caracteres............................................................................................ 432
826
Índice general
CAPÍTULO III
LA PROPIEDAD INDUSTRIAL
517. Definición............................................................................................ 449
518. Diferencia con el derecho de autor........................................................ 450
519. Naturaleza jurídica............................................................................... 451
520. Noción de “inventor”........................................................................... 451
521. Régimen constitucional........................................................................ 452
522. Antecedentes legislativos...................................................................... 452
523. Los tratados celebrados por el perú en materia de propiedad industrial.. 453
524. Modalidades de propiedad industrial..................................................... 454
525. La patente de invención........................................................................ 455
526. Los diseños industriales......................................................................... 457
527. Las marcas de productos y de servicios.................................................. 458
528. Los nombres comerciales...................................................................... 459
529. Modelo de utilidad............................................................................... 459
827
Tratado de Derechos Reales
TÍTULO VI
LOS MODOS DE EXTINCIÓN DE LA PROPIEDAD
CAPÍTULO I
LOS MODOS EXTINTIVOS
EN EL CÓDIGO CIVIL
CAPÍTULO II
LA DESTRUCCIÓN O CONSUMO DEL BIEN
542. Régimen legal................................................................................. 469
543. Definición y naturaleza jurídica............................................................. 469
CAPÍTULO III
LA ENAJENACIÓN DEL BIEN
(ADQUISICIÓN DEL BIEN POR OTRA PERSONA)
828
Índice general
CAPÍTULO IV
LA EXPROPIACIÓN
546. Antecedentes históricos........................................................................ 473
547. Precedentes legislativos en el Perú........................................................ 474
548. Régimen legal vigente..................................................................... 475
549. Definición....................................................................................... 475
550. Naturaleza jurídica......................................................................... 477
551. Fundamento................................................................................... 477
552. Elementos....................................................................................... 477
553. Requisitos para que proceda............................................................ 479
554. La forma de pago............................................................................ 483
555. El proceso de expropiación establecido por la ley............................. 483
556. Caducidad del derecho de expropiación........................................... 484
557. El caso de la fallida expropiación de la banca.......................................... 485
CAPÍTULO V
EL ABANDONO
829
Tratado de Derechos Reales
TÍTULO VII
ACCIONES QUE PROTEGEN LA PROPIEDAD
CAPÍTULO I
DEFENSA CIVIL DE LA PROPIEDAD.
LAS ACCIONES REALES
567. Las acciones en el derecho romano. Clases....................................... 497
568. Garantías de la propiedad............................................................... 499
569. Las acciones reales. Definición y características................................ 499
570. Clasificación.................................................................................... 500
571. Acciones de carácter controvertido.................................................. 501
572. Diversas acciones que protegen judicialmente al dominio....................... 502
CAPÍTULO II
LA ACCIÓN REIVINDICATORIA
573. Régimen legal...................................................................................... 503
574. Definición............................................................................................ 503
575. Acción reivindicatoria y acciones posesorias. Diferencias........................ 504
576. Caracteres de la acción reivindicatoria................................................... 505
I. Titulares de la acción ........................................................................... 505
577. Regla general....................................................................................... 505
578. Comprador a quien no se entrega la posesión........................................ 506
579. Reivindicación por el condómino.......................................................... 507
II. Legitimado pasivo................................................................................ 507
580. Principio general.................................................................................. 507
581. Reivindicación sin posesión del bien por el demandado......................... 507
III. Objeto de la acción .............................................................................. 508
582. Regla general.................................................................................. 508
583. Universalidades de hecho y de derecho............................................ 508
IV. La prueba en la acción reivindicatoria ............................................. 508
584. Lo que debe probarse...................................................................... 508
585. Prueba de la propiedad por el demandante...................................... 509
830
Índice general
CAPÍTULO III
LA ACCIÓN NEGATORIA
599. La acción negatoria en el derecho romano............................................. 521
600. Definición....................................................................................... 521
601. Titulares de la acción....................................................................... 523
602. Contra quién se otorga.................................................................... 524
603. Requisitos....................................................................................... 524
604. Diferencia de la acción negatoria con la reivindicatoria.................... 525
605. Efectos.................................................................................................. 525
CAPÍTULO IV
LA ACCIÓN CONFESORIA
831
Tratado de Derechos Reales
CAPÍTULO V
LA ACCIÓN DE DESLINDE
611. A) La acción de deslinde. Definición..................................................... 529
612. Régimen legal...................................................................................... 530
613. Naturaleza jurídica............................................................................... 531
614. El deslinde comporta una reivindicación............................................... 531
615. Caracteres............................................................................................ 531
616. Diferencia de la acción de deslinde con la reivindicatoria....................... 532
617. Efectos del deslinde.............................................................................. 533
618. B) El amojonamiento...................................................................... 533
619. C) La acción de verificación o comprobación de linderos......................... 533
CAPÍTULO VI
OTRAS ACCIONES REALES
620. La tercería de propiedad.................................................................. 535
621. Las acciones posesorias.................................................................... 536
622. La acción de entrega o de liberación....................................................... 537
TÍTULO VIII
ACCIONES QUE TUTELAN LA PROPIEDAD
CAPÍTULO I
LAS ACCIONES PERSONALES
623. Definición y enumeración............................................................... 541
624. El proceso de desalojo..................................................................... 541
625. Tramitación del desalojo.................................................................. 542
626. La acción de restitución......................................................................... 542
832
Índice general
CAPÍTULO II
LA ACCIÓN DECLARATIVA DE DOMINIO
627. Definición....................................................................................... 545
628. Diferencia entre las acciones declarativa y reivindicatoria....................... 546
TERCERA PARTE
COPROPIEDAD
CAPÍTULO I
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
DE LA COPROPIEDAD
CAPÍTULO II
IDEAS GENERALES
833
Tratado de Derechos Reales
CAPÍTULO III
COPROPIEDAD. CONTENIDO
DE LA INSTITUCIÓN
640. Definición............................................................................................ 559
641. Régimen legal...................................................................................... 563
642. Copropiedad e indivisión...................................................................... 563
643. La cuota del copropietario..................................................................... 564
644. Fuentes de la copropiedad..................................................................... 564
645. Caracteres............................................................................................ 565
646. Formas de la copropiedad..................................................................... 566
647. Clases de copropiedad........................................................................... 567
648. Nombres diversos con que se designa al copropietario........................... 569
649. Forma de constitución.......................................................................... 569
650. Casos en que la herencia no da nacimiento a la copropiedad.................. 570
651. Copropiedad y medianería. Diferencias................................................. 570
652. Copropiedad ordinaria y copropiedad forzosa......................................... 570
CAPÍTULO IV
DERECHOS DE LOS COPROPIETARIOS
653. Enumeración.................................................................................. 571
I. Derechos individuales .................................................................... 571
654. Derecho de uso............................................................................... 571
655. Derecho de disfrute......................................................................... 574
656. Disposición de la cuota ideal y de sus frutos.................................... 575
657. Derecho a la disposición exclusiva del bien...................................... 576
658. Derecho de reivindicación............................................................... 577
659. Derecho a efectuar mejoras............................................................. 578
660. Derecho de tanteo o preferencia...................................................... 579
661. Derecho de retracto........................................................................ 579
662. Derecho a pedir la partición............................................................ 580
663. Derecho a imponer servidumbres.................................................... 580
834
Índice general
CAPÍTULO V
OBLIGACIONES
DE LOS COPROPIETARIOS
669. Enumeración.................................................................................. 585
670. Obligación de responder proporcionalmente por las mejoras........... 585
671. Obligación a concurrir en los gastos................................................ 586
672. Obligación al saneamiento por evicción........................................... 587
673. Insolvencia de uno de los coherederos.............................................. 588
674. Prohibición de practicar actos que importen el ejercicio de propiedad
exclusiva................................................................................................ 588
CAPÍTULO VI
ADMINISTRACIÓN DEL BIEN COMÚN
835
Tratado de Derechos Reales
CAPÍTULO VII
PARTICIÓN
CAPÍTULO VIII
EXTINCIÓN DE LA COPROPIEDAD
836
Índice general
CAPÍTULO IX
PACTO DE INDIVISIÓN
CAPÍTULO X
MEDIANERÍA
721. Breve noticia histórica.......................................................................... 625
722. Definición............................................................................................ 625
723. Naturaleza jurídica......................................................................... 627
724. Casos en que se origina la medianería.............................................. 628
725. Presunción de medianería................................................................ 628
726. Medianería de paredes, cercos y zanjas............................................ 629
727. Adquisición forzosa de la medianería de paredes.............................. 633
728. Derechos de los medianeros............................................................ 635
729. Derecho a utilizar la pared medianera sin deteriorarla..................... 636
730. Derecho a colocar tirantes y vigas................................................... 637
731. Derecho a elevar la pared medianera a mayor altura........................ 638
732. Obligaciones y cargas de los medianeros......................................... 640
733. Obligación de contribuir a los gastos de mantenimiento.................. 640
734. Prohibición de abrir ventanas o claraboyas............................................. 642
837
Tratado de Derechos Reales
CAPÍTULO XI
OTROS DERECHOS REALES
SUSCEPTIBLES DE COMUNIDAD
CAPÍTULO XII
ACCIONES QUE TUTELAN
LA COPROPIEDAD
739. Enumeración......................................................................................... 647
740. Reivindicación por el copropietario........................................................ 648
BIBLIOGRAFÍA
ANEXOS........................................................................................................ 661
838