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LA LEALTAD, UNA CARACTERÍSTICA DEL CRISTIANO

Base Escritural: 2 Reyes 2: 1-13

Introducción

Nuestra sociedad carece de personas leales. Personas en quienes se pueda


depositar la confianza. Personas que formulen comentarios constructivos, no
críticas destructivas. La sociedad está reclamando hombres y mujeres así,
que tanto en el desenvolvimiento laboral como eclesial y social en todos los
órdenes, constituyan un ejemplo vivo de que el poder transformador de
Jesucristo tocó sus vidas y sigue transformando almas cada día.

Se conoce como lealtad al carácter de una persona que es leal. El término


de lealtad expresa un sentimiento de respeto y fidelidad hacia una
persona, compromiso, comunidad, organizaciones, principios morales,
entre otros.

Desarrollo del tema

1. Todo está bajo el control de Dios (v. 1)

La Escritura señala que: “Aconteció que cuando quiso Dios alzar a Elías


en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo de Gilgal” (versículo 1).

Es natural pensar que uno de los más caros anhelos de todo siervo, es estar
delante de su Señor. Y en el caso de los cristianos, ir a la presencia misma
del Dios de poder, en quien hemos creído. Otro aspecto apenas natural es
meditar en qué nos espera al término de años y años de trabajo en la obra.
Elías no lo pidió, pero el Padre le tenía dispuesto llevarlo a sus atrios, en
condiciones que el profeta jamás imaginó. Fue un premio que ni siquiera
pasó alguna vez por su mente.

a. Dios hace las cosas en su tiempo

No podemos ni debemos presionar que Dios haga las cosas. Su reloj y


su calendario son diferentes de los nuestros. Pero algo que jamás podemos
olvidar es que el Señor sabe todas nuestras obras y en su momento, hará
brillar nuestra justicia delante de los hombres.

b. Debemos esperar en la voluntad de Dios

El Creador sabe cómo hace sus cosas. Ni usted ni yo podemos decirle cómo
hacerlas. Pero en esencia hay una idea central aquí: Dios hace las cosas en
el momento oportuno y de la mejor manera.
Note que la Biblia señala que “Aconteció que cuando quiso Dios alzar a
Elías...”. No fue cuando el profeta quiso ni en las circunstancias que
quizá esperaba. Fue de la forma y en el tiempo que Dios dispuso, en su
infinita voluntad.

2. La lealtad se expresa a Dios, con nosotros y con quienes nos rodean


(v.2).

Precisa el pasaje bíblico que:

“Y dijo Elías a Eliseo: Quédate ahora aquí, porque Jehová me ha


enviado a Bet-el. Y Eliseo dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te
dejaré. Descendieron, pues, a Bet-el” (versículo 2).

Una característica que debe rodear al creyente de hoy, es la lealtad. Lealtad


para con Dios, siendo fieles a sus preceptos; lealtad con nosotros,
siendo leales y consecuentes con nuestros valores y principios; y
lealtad con quienes nos rodean: los superiores, nuestros compañeros
de trabajo, vecinos y sobre todo, con nuestra familia. La deslealtad,
además de generar desconfianza, lleva a que nuestras palabras pierdan
credibilidad y enfrentemos el marginamiento social por representar personas
poco confiables.

a. Ir hasta las últimas consecuencias

No podemos menos que admirar a Eliseo. Una actitud de acompañar a su


superior y amigo hasta las últimas consecuencias. Caminar con él en las
buenas y en las malas. No como hoy, en nuestros días, en que tenemos
amigos en tanto las cosas marchan bien. Apenas surgen los problemas,
perdemos a los amigos. Las palabras de Eliseo deben retumbar todavía en
nuestros oídos: “Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré”.

Mat 24:13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo

b. Lealtad es sinónimo de no criticar

Los desleales cuestionan y critican a todos, hasta los que llaman sus mejores
amigos. Participar en estas actitudes, además de afectar nuestro testimonio
cristiano, genera heridas en aquellos que depositaron toda su confianza en
que estaríamos a su lado en los momentos de crisis pero también en los de
victoria.

La biblia nos advierte de cómo debe ser nuestra actitud frente a la critica Pro
25:23 El viento del norte ahuyenta la lluvia, Y el rostro airado la lengua
detractora
3. Las personas leales aprenden y en el momento oportuno, ayudan a
construir, no a destruir con sus comentarios (v. 9)

En el pasaje leemos que: “Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo:


Pide lo que quieres que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y
dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mi”
(versículo 9).

Leer esta historia me hizo recordar a cierto líder al que le brindaron cobijo en
una iglesia. Al comienzo, todo eran comentarios halagadores hacia su pastor.
No había conversación en la que no exaltara las dotes del ministro a cargo
de la congregación. Pero cuando se sintió fuerte, comenzó desde su
posición de líder, a hacerle la guerra. Destruyó su imagen, puso en
entredicho su moral y llegó hasta pretender quedarse pastoreando la grey.
Este líder recibió el rechazo de quienes encontraron en él, no solo a un mal
cristiano sino a un amigo desleal.

a. De los amigos se aprende

Aprender es asimilar las cosas buenas y positivas que tienen nuestros


amigos. No necesariamente debemos acoger lo malo y los defectos
conductuales. En nuestras amistades es seguro encontraremos elementos
valiosos. A su vez, usted y yo, como cristianos leales, debemos generar
enseñanzas, ejemplo y buen testimonio para con quienes nos rodean.

Tit 2:10 no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para


que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador

b. La lealtad significa decir las cosas a tiempo

El mejor amigo no es quien guarda nuestros errores para evitar conflictos. Al


contrario, es alguien que, debido a su lealtad nos hace caer en cuenta de los
errores. Pero de una manera sabia, no destructiva. Es manifestar interés
genuino por hacernos caer en cuenta de las fallas a tiempo, antes que sea
demasiado tarde.

Pro 15:23 El hombre se alegra con la respuesta de su boca; Y la


palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!

Conclusión

La historia que relata el pasaje trae una excelente lección para los cristianos
de hoy. Una enseñanza que nos lleva a reflexionar sobre nuestro grado de
lealtad para con quienes nos rodean. Y por supuesto, una tácita instrucción
para que cambiemos definitivamente nuestra forma de pensar y de actuar,
recobrando el valor de la lealtad.

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