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Universidad Cristiana de Honduras

UCRISH

Asignatura: Sociología (3-2021-52488)

Catedrático: Lic. Emerson Baron Ortiz Herrera

Tema: Pensamiento Sociológico

Alumno: Ubaldo Oveniel Guerra Cabrera – 21705010017

Fecha: 26 de septiembre, 2021

San Pedro Sula, Cortés

Mi boca hablará sabiduría, y el


pensamiento de mi corazón inteligencia.
Salmos 49:3
Pensamiento Sociológico

1. Enumere por lo menos cuatro (4) problemas que podrían ser objeto de una
investigación Sociológica.

Problemas económicos:

Se entiende por problemas económicos al conjunto de fenómenos producidos cuando


los recursos no son suficientes para satisfacer las propias necesidades. Esto puede
ocurrir tanto con los recursos de las naciones, organizaciones y personas.

En la mayoría de los países (incluidos los países desarrollados), muchas personas son
pobres y eso afecta considerablemente la economía, ya que entre más pobreza existe
menos probabilidades hay de salir adelante. Por esa razón, es de mucha importancia
que un país este económicamente bien, que la población este educada en cuanto a
carreras académicas u otros rubros, que haya un desarrollo para lograr la estabilidad
social en lo económico.

Salud pública:

Las condiciones de salud generalizadas (a menudo caracterizadas como epidemias o


pandemias) son motivo de preocupación para la sociedad en su conjunto. Pueden
dañar la calidad de vida, la capacidad de las personas para contribuir a la sociedad
(por ejemplo, trabajando) y, lo que es más problemático, provocar la muerte.

Las enfermedades infecciosas son a menudo problemas de salud pública porque


pueden propagarse rápida y fácilmente y afectar a un gran número de personas. Uno
de los principales intereses que tiene la salud pública, es combatir los brotes de
enfermedades infecciosas minimizando su propagación geográfica y numérica y
tratando a los afectados, lo cual puede considerarse problemas de salud pública a
largo plazo, porque si se descuida, la fuerza laboral que saca adelante al mundo en
general se verá afectada.
Desigualdad social:

La desigualdad social es "el estado o la calidad de ser desigual". Es la raíz de una


serie de problemas sociales que ocurren cuando factores como el género, la
discapacidad, la raza y la edad pueden afectar la forma en que se trata a una persona.
Un ejemplo pasado de desigualdad como problema social es la esclavitud, donde se
maltrataba a las personas, y no compartían los mismos derechos que la población de
altos recursos.

Varios movimientos de derechos civiles han intentado opacar un poco la desigualdad y


con frecuencia lo han logrado, promover la igualdad y extender los derechos a grupos
marginados. Estos incluyen el movimiento por los derechos de las mujeres, el
movimiento de derechos civiles en los Estados Unidos por la igualdad afroamericana e
incluso el movimiento de derechos LGBT.

Racismo ambiental:

El racismo ambiental existe cuando un lugar o pueblo en particular está sujeto a


prácticas ambientales problemáticas debido a los componentes raciales y de clase de
ese espacio. En general, el lugar o pueblo está habitado por grupos minoritarios y de
menores ingresos. A menudo, hay más contaminación, fábricas, vertederos, etc. que
producen peligros ambientales y riesgos para la salud que no se ven en ciudades más
prósperas.

El racismo ambiental incluye la exposición a residuos tóxicos, inundaciones,


contaminación por la extracción de recursos naturales e industriales, carencia de
bienes esenciales o la exclusión de la administración y toma de decisiones sobre las
tierras y los recursos naturales locales, que muchas veces es a favor de la población
con más poder.
2. La política de Platón y Aristóteles:

Política según Platón

El esquema platónico piensa que la política como el arte del orden, legitimado por los
designios de una naturaleza inmutable.

Para Platón, el objeto de la política es el “bien del alma” de los ciudadanos,


refiriéndose a la virtud. El deber del político es luchar para que sus ciudadanos sean
más virtuosos. El ejemplo de virtud era la persona moderada y justa, que controla sus
pasiones y guarda un orden interior. En definitiva, un político debía dirigir sus
discursos a fin de que la justicia nazca en las almas de sus conciudadanos y
desaparezca la injusticia, en que se produzca la moderación y se aleje la
intemperancia y en que se arraigue en ellas toda virtud y salga el vicio”.

La política es el arte de gobernar a los hombres con su consentimiento. El buen


gobierno no depende del número de titulares, sino de la aplicación del arte y la ciencia
política, pero la multitud jamás dominará esa ciencia.

¿Quiénes mandan?

Según Platón, el único ciudadano que se dedicaba al arte de la política era Sócrates
(la sofocracia es el mejor gobierno, el perfecto), y terminó muerto precisamente por
eso: “lo que constantemente digo no es para agradar, sino que busca el mayor bien y
no el mayor placer”.

Deben gobernar los que saben, los sabios, los versados en ciencia política. Con leyes
o sin leyes, rico o pobre, uno o varios, nada de eso importa. Los que saben el arte y la
ciencia de la política: puede ser un filósofo rey o varios filósofos-reyes.

Existe otro modo en que el político debe ser maestro de virtud para sus ciudadanos: el
ejemplo. El político, por medio de la legislación, debe inculcar en sus ciudadanos
virtudes básicas para la convivencia. Que un político nos diga que es honesto, no nos
garantiza nada, debe demostrarlo. No necesita dar sermones sobre la justicia, sino
que la vivan, no que prediquen sobre la honestidad, sino que la encarnen, no que
perjudiquen a la nación, sino que le sirvan.
Política según Aristóteles:

El pensamiento aristotélico está vinculado con Platón, basándose en las doctrinas


políticas. Para Aristóteles, la política era un examen del modo en que los ideales, las
leyes, las costumbres y las propiedades se interrelacionan en los casos reales.

Combinaba sus observaciones naturalistas con su pensamiento político, precediendo


a la etología y sociobiología. Pensaba que el hombre es un "animal político", es decir,
un ser que vive en una ciudad. La evidencia en que la naturaleza no hace nada en
vano, nos ha dotado de la capacidad de hablar, haciéndolos capaces de compartir
conceptos morales como la justicia. Cada cosa cuando se completa su crecimiento lo
llamamos la naturaleza de cada cosa y que el objeto para el que existe una cosa, su
fin, es su principal bien; y la autosuficiencia es un fin y un bien principal, hasta llego a
considerar a las abejas y hormigas animales políticos. Aristóteles sienta las bases de
un modelo teórico social que reconoce como piedra angular –aunque no
exclusivamente- la observación empírica.

Dicho objeto de estudio es más que relevante, sobre todo porque al tratarse de
acciones y no de entes inmutables y eternos, el conocimiento que se desprende del
primer ámbito tiene que ser un conocimiento enrolado en el terreno de la contingencia.

No obstante, incurriríamos en un grave error si interpretamos el pensamiento


aristotélico desde una perspectiva que despoja al mismo de su ontología naturalista y
teleológica con respecto a la política, pues justamente el gran esfuerzo aristotélico
estriba en una posible reconciliación entre naturaleza, concebida como el reino de la
necesidad, y contingencia, concebida como reino de la libertad.

De esta forma, la ciudad aparece como una construcción humana, centrándosete en


las acciones humanas. Si bien esta recibe el impulso decisivo de la naturaleza,
centralizado en una antropología de la sociabilidad, la esencia de la política dependerá
también de las posibles convenciones de cada uno. El impulso político-social
constituye una dinámica intrínseca a la propia naturaleza humana, pero es a partir de
ese impulso de sociabilidad que pueden diagramarse distintas especificaciones
políticas, de acuerdo con las convenciones particulares, los conflictos particulares, los
regímenes diferentes, en última instancia la pluralidad y diversidad de las
constituciones en juego.

Para Aristóteles, el conflicto es constitutivo de las relaciones humanas y por tanto de la


política; ésta es la razón por la que su preocupación primaria no es la temática del
orden sino la problemática de la gobernabilidad, donde el conflicto aparece como una
prioridad que no hay que anular, sino justamente administrar. Una prueba que legitima
nuestra afirmación tiene su base en la prioridad que asigna Aristóteles a la existencia
de las clases sociales, tomadas incluso como un hecho natural.

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