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Jacques Bergier - Los Libros Condenados
Jacques Bergier - Los Libros Condenados
Título original:
Traducción do
J. FERRER ALKU
Portada do
R. M UNTAÑ OLA
P r ln te d In S p a ln
Im p r e s o en E spañ a
D e p ó s it o L e jía !: B. 1 G .0 1 9 -1 9 7 B
IS B N : 8 4 -0 1 -4 4 0 9 3 -9
G R A F IC A S G U A D A , S. A . —- V ir g e n d e G u a d a lu p e , 3 3
E sp lu ga s de L lo b r e g a t (B a r c e lo n a )
PRÓLOGO
EL LIBRO DE TOTH
2 —- l o s lib r o ; c o n d en ad os
18 Jacques Bcrgier
I
22 Jacques Bergier
i
i
Co m ple m e n t o al C a p ít u l o p r im e r o
I
C a p ít u l o II
a. de J. C.
desde hasta
Co m ple m e n to al C a p ít u l o II
mamos técnica.
Se le atribuyen libros sobre la piedra filoso
fal. Esto 110 está demostrado. Los libros de T ri
temo fueron prolijamente comentados por el
alquimista inglés George Ripley, que escribió:
«Suplico a los que saben, que no publiquen.»
Después de su muerte, se pretendió que el abad
Tritem o practicaba la magia negra. Uno de los
jesuítas más severos de la Inquisición, Del Río,
se preguntará por qué la Esteganografía, que,
sin embargo, sólo circulaba en forma de notas
incompletas, no había sido incluida entre los
libros prohibidos y censurados. En una pala
bra, entre los libros que son objeto de mi en
sayo.
Hubo que esperar a 1610, para que se publi
case en Frankfurt, por Mathias Becker, la pri
mera edición de lo que quedaba de la Estega
nografía. Lleva la indicación de «con privilegio
y permiso de los Superiores», pero no figura
en ella el im prim atur. Lo cual hace que poda
mos preguntarnos de qué Superiores se tra
taba.
El libro contiene un prólogo, que desaparece
rá después, en el que figura esta curiosa frase:
«P ero tal vez alguien objetará: si quieres que
esta ciencia permanezca oculta, ¿por qué has
querido revelar el sentido de los textos en cues
tión?
«T e responderé que lo hice para' que se be
neficiasen de estos excelentes principios ciertos
grupos de personas a los que pertenezco, a fin
de librarlos de múltiples peligros, y de poner
los al abrigo de ciertos accidentes fortuitos.»
Es un punto de vista perfectamente razona
ble. Pero el libro, incluso expurgado, parecía
aún demasiado peligroso. Por consiguiente, esta
edición, por incompleta que fuese, fue incluida
en el índice por la Congregación del Santo O fi
cio, en 7 de setiembre de 1609. Esta prohibición
duraría hasta el año 1930.
En 1616, se publicó una defensa del abad T ri
temo por el abad Cigisemón, del monasterio
Lús libros condenados 59
benedictino de Ceón, Baviera. En 162t, aparece
una nueva edición, reducida. Lleva igualmente
la mención de «con el permiso y el acuerdo de
los Superiores», Evidentemente, esta ve/, no
puede tratarse de superiores eclesiásticos, pues
to que la obra (¡gura en el índice desde 1609.
¿Quiénes son, pues, estos misteriosos Superio
res?
Existe, en las bibliotecas, cierto número de
estas ediciones. En ellas se encuentra, sobre
todo, una teoría general de las claves de trans
posición, tal como se emplean, todavía en nues
tros días, en la diplomacia y el espionaje.
Según los eruditos, cierto número de ejem
plos de transposición contendrían al menos una
parle de las instrucciones que figuraban en la
edición completa destruida. Ninguna de estas
instrucciones es muy convincente. Mucho más
larde, el padre Le Brun observa que el empleo
de los secretos de la Esteganografía requiere la
utilización do un sistema de aparatos: algo no
muy distinto, según parece, cíe nuestra radio
actual. «H e oído decir más de una vez que al
gunas personas se habían comunicado secretos,
a más de cincuenta leguas de distancia, por
medio de agujas imantadas. Dos amigos cogían
sendas brújulas, alrededor de las cuales estaban
grabadas las letras del alfabeto, y se dccía que,
si uno de los amigos hacía que la aguja señalase
una de las letras, la otra aguja, aunque estuvie
se a varias leguas de distancia, giraba inmedia
tamente hacia la misma letra.»
Esto resulta interesante. Un sistema de apara
tos de esta clase sería perfectamente verosímil
en nuestros días, gracias a los transistores.
Pero, si hubo hombres dotados de este poder a
principios del siglo xvit, tenían la ventaja de
poseer un medio de transmisión absolutamente
indeleclable y, además, completamente natural,
que no requería ningún pacto con el diablo ni
ponía en peligro el alma del usuario.
Si una sociedad se adueñó de estos secretos,
es bastante lógico que quisiera conservarlos.
I
60 Jacques B ergier
E L M A N U S C R IT O V O Y N IC II
E L M A N U S C R IT O M A T H E R S
E L CASO D E L PR O F E S O R F IL IP O V
salvadores de la Humanidad.
¿Qué pasaría hoy si alguien descubriese la
m anera de u tilizar el procedim ien to de F ilip ov
para transmitir a distancia la energía do las ex
plosiones nucleares, de las bom bas A y II? Se
ría, evidentem ente, el apocalipsis y la destruc
ción total del mundo.
E ste punto de vista, ya se trate del in ven to
de F ilip o v o de otros inventos, em pieza a ser
co m p a rtid o p o r muchos. La ciencia m oderna
confiesa que se ha vuelto, hoy, dem asiado peli
grosa, y ya hemos citado en el p ró lo go las ad
vertencias form uladas por sabios em inentes.
Son unas advertencias muy graves. P o r lo
dem ás, los dirigentes del m ovim ien to «S o b re
v iv ir », profesores Grothendieck y Chevalley, no
se co n form a n con esto, sino que pretenden ais
la r com pletam ente la ciencia e im p ed ir toda
colaboración entre sabios y m ilitares. Puestos
en esta tesitura, habría que im p ed ir tam bién la
colaboración de los sabios con los revolu cio
narios, sea cual fuere el m atiz p olítico de és
tos. ¡Im agin em os a unos contestatarios que, en
vez de co locar bom bas de plástico en las puer
tas de las casas, hiciesen vo la r por los aires, gra
cias al procedim ien to de Filip ov, el E líseo o
M atignonl
E l invento de Filip ov, em pleado con fines m i
litares o revolucionarios, m e parece ser de aque
llos que pueden aniquilar por en tero una civi
lización. Los descubrim ientos de este orden no
deben d ifu n d irle.
Y , sin em bargo, pueden tener tam bién apli
caciones pacíficas. G orki publicó una en trevista
que sostuvo con Filip ov, y lo que más le había
im p resion ad o era la posibilidad de tran sm itir
la en ergía a distancia y, de este m odo, industria
liza r rápidam ente los países que tenían nece
sidad de ello. Pero no hablaba en absoluto de
una aplicación m ilitar.
Glcnn Seaborg, presidente da la com isión
am ericana de energía atóm ica, anunció recien
tem ente posibilidades análogas: una energía
Los libros condenados 117
LA D O B LE H É L IC E
— Reconstrucción de la personalidad.
— Control de la m em oria y nueva im planta
ción de recuerdos.
— Organism os com pletam ente reconstruidos.
— Hibernación.
— Prolongación de la juventud.
—- Organism os m onocelulares fabricados sin
téticamente.
— Regeneración de los órganos.
— Supresión de la vejez.
— Síntesis de organism os vivos com pletos.
— Cerebros separados del cuerpo.
— Asociación del cereb ro con el ordenador.
— E xtracción e in jertos de genes.
— Enlaces en tre cerebros.
La paranoia o m anía persecutoria es una en
ferm edad mental que nos amenaza a todos. Por
esto no hay que pecar de im prudente al ima
ginar vastas conspiraciones de ám bito mundial
y a lo largo de toda nuestra H istoria.
Sin em bargo, creo que, si existieron otras c i
vilizaciones antes que la nuestra, y si fueron
destruidas p o r un abuso de los poderes de la
ciencia y de la técnica, el recuerdo de estas ci
vilizaciones y de su m u erte puede inspirar muy
bien una conspiración encam inada a evitar que
se repitan tales catástrofes.
lin a ideología de esta naturaleza puede en
contrarse sin dificultad en los escritos de ,1o-
scph de M aistre, de Saint-Yves d 'A lvcyd re o de
René Gucnon. Esta ideología consiste en ad
m itir Ir existencia de una Trad ición más anti
gua que la H istoria, y de centros poseedores
de esta Trad ición , fu ertem en te protegidos; para
ella, la ciencia, las técnicas y los conocim ientos
de toda clase constituyen un peligro perm a
nente.
Es una ideología totalm ente reaccionaria.
Pero hay sobrados ejem plos, en la H istoria, de
hom bres u organizaciones en el poder que sos
tuvieron estas teorías hlpertradicionnles, para
que podam os im aginar que una organización
secreta los pone en m ovim iento.
Podrían en contrarse m anifestaciones visibles
Jacques Bergier
P^ps.
P rólogo
LOS H O M B R E S .D E N E G R O ................... 7
C a p ít u l o p r im e r o
E L L IB R O DE T O T H ................................ 15
C o m p le m e n t o : COMO E N C O N T R Ó NE-
F E R K A P T A II EL, LI13R0 D E T O T U . 27
C a p ít u lo II
LO OUE SE D E S T R U Y Ó E N A L E J A N
D R ÍA ........................................................29
C o m p le m e n t o : ¿ Y LAS T IR A M ID E S ? . 39
III
C a p ít u lo
L A S E S T A N C IA S DE D Z Y A N . , , . „ 41
IV
C a p ít u lo
E L S E C R E T O D E L ABAD T R IT E M O . . 53
C a p ítu lo V
LO Q U E V IO JO H N D E E E N E L E S PE
JO N E G R O ...............................................63
C a p ítu lo VI
E L M A N U S C R IT O V O Y N I C H ...................75
C a p ítu lo V II
E L M A N U S C R IT O M A T I I E R S ....................87
C a p í t u l o V III
E L LTBRO QUE V U E L V E LOCO E X CA
L I B U R ........................................................99
IX
C a p ít u lo
E L CASO D E L P R O F E S O R F IL IP O V . . 111
C a p ítu lo X
L A D O B L E H É L I C E ............................ . 121
E p íl o g o « « • • • • • • • • • • . 131
Jacques Bergiei
dé Toth», de Id
D z y a n , d e l H h á ttÜ t
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