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RECUSO

OFREZCO PRUEBA
OPORTUNAMENTE SE FIJE AUDIENCIA
SE APARTE
RESERVAS
Señor Juez Federal:
Pablo J. LANUSSE, en mi carácter de abogado defensor de
MAURICIO MACRI, con domicilio electrónico constituido 20179029015 conforme Acordada
CSJN 38/2013 (Estudio LANUSSE & Abogados, tel./fax: 11-4371-4052), me presento ante el
Sr. Juez subrogante en la causa FMP 8559/2020 caratulada “Iuspa Benítez…” del registro de la
Secretaría Penal del Juzgado interinamente a su cargo, y respetuosamente digo:
I.- OBJETO
En legal tiempo y forma y de conformidad con lo establecido en los
artículos 18 y 75, inciso 22 de la Constitución Nacional, 8.1. de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, 14.1. del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y artículos 55,
siguientes y concordantes del Código Procesal Penal de la Nación, vengo a recusar al Sr. Juez
Dr. Martín Bava por la causal de prejuzgamiento y temor fundado de parcialidad en perjuicio de
mi ahijado procesal el Ingeniero Mauricio Macri.
Para el hipotético caso de no obtener un pronunciamiento favorable, y
encontrándose en juego la correcta interpretación, aplicación y reconocimiento de la garantía de
ser oído por un juez imparcial, el debido proceso y la defensa en juicio, hago expresa reserva de
recurrir en casación e introduzco el pertinente caso federal.
II.- DE LA RECUSACIÓN
Como dije, son dos las causales que justifican este planteo de
recusación que ponen en crisis la garantía de ser oído y juzgado por un juez imparcial -quien
además es manifiestamente incompetente-, y ellas son el prejuzgamiento y el temor fundado de
parcialidad que genera la actuación del Sr. Juez recusado en la persona del Ing. Mauricio Macri,
quien se encargara de anticiparlo en su escrito de presentación en estas actuaciones.
Sin perjuicio de que habré de analizar separadamente cada una de las
causales invocadas para dar debido cumplimiento a las condiciones de admisibilidad de este
planteo, las mismas deberán conjugarse armónicamente entre sí de manera conjunta e integral
para dimensionar y reconocer la vulneración que genera en mi ahijado procesal la intervención

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del Sr. Juez Dr. Bava a la garantía de ser oído y juzgado por un juez imparcial, al debido
proceso, la defensa en juicio y la recta administración de justicia.
Tal como seguidamente se expondrá, se encuentran rotas en cabeza
del Sr. Juez recusado las condiciones esenciales que distinguen al juez imparcial frente al caso
concreto: el equilibrio, la templanza, la ecuanimidad, la limitación jurisdiccional y la distancia
anímica de no involucramiento personal, lo que se proyecta en perjuicio de mi ahijado procesal.
Prejuzgamiento -art. 55, inc. 10 del CPPN-
Es sabido que en principio no constituye causal de prejuzgamiento las
manifestaciones que realizan los magistrados en las decisiones que oportunamente deben
adoptar a lo largo de un proceso. Más sí se verifica esa situación cuando lo expuesto por un Juez
expone y evidencia un posicionamiento de interés personal frente al caso concreto que aniquila
su ecuanimidad, equidistancia, templanza e imparcialidad y demuestra su compromiso
emocional, intelectual y lógico que lo excluye de su condición de garante del debido proceso, la
recta administración de justicia y la defensa en juicio.
Esa es la situación que ocurre con la intervención del Sr. Juez
subrogante Dr. Martín Bava, y que debe justificar su apartamiento del caso, sin que ello y lo que
seguidamente se dirá afecte su persona ni investidura.
Dado el escaso tiempo permitido al Sr. Macri y su defensa para
acceder a la causa y su prueba por la inminencia de las fechas dispuestas por el Sr. Juez
recusado para convocarlo a prestar declaración indagatoria (la primera de ellas era de público
conocimiento que estaba fuera del país -lo que también sabía V.S. conforme lo reconoce en su
decreto de fecha 7 de octubre de 2021, punto b-, y la segunda tampoco satisface lo establecido
en el artículo 8.2. “c” de la CADH), este planteo se habrá de circunscribir especialmente al auto
de mérito dictado el 1° de octubre de 2021, reservándonos el derecho de ampliar al respecto.
De la resolución aludida, surgen manifestaciones que demuestran
objetiva y fundadamente el claro compromiso emocional, cognitivo y personal del Sr. Juez
recusado con las supuestas maniobras respecto de las cuales está convocado a investigar con
ecuanimidad, igualdad de armas, imparcialidad y respetando el estado de inocencia que ampara
a toda persona sometida a un proceso.
Ese compromiso emocional, cognitivo y personal del Sr. Juez
recusado lo ha llevado a realizar fragmentaciones de situaciones descriptas, para forzar sus
convicciones, más no la realidad objetiva que debía exponer en aras del debido proceso y la
defensa en juicio, como también afirmaciones asertivas ajenas a la etapa de instrucción en que
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nos encontramos y especialmente sin haber oído aún a mi ahijado procesal que lo llevan a dar
por ciertas las hipótesis de investigaciones y a ingresar en el conocimiento y juzgamiento de
hechos que escapan a su competencia jurisdiccional, lo cual armónicamente analizado dan por
acreditada la causal del inciso 10 del artículo 55 del ordenamiento ritual.
Ese compromiso emocional, cognitivo y personal del Sr. Juez
recusado, lo llevó incluso, en su retórica expuesta en el auto de mérito antes aludido, a colocarse
en una suerte de potencial víctima de lo que él ya sentencia apodícticamente como un plan
sistemático de inteligencia ilícito.
Ese compromiso emocional, cognitivo y personal del Sr. Juez
recusado lo lleva a tener que enfatizar, inusualmente visto, su supuesta competencia territorial.
Y ese compromiso comienza a desnudarse con una omisión grosera en esa construcción
antojadiza donde se quiere dar por cierta y aparentemente como irrevisable tal supuesto del
juzgado interinamente a su cargo.
Me refiero a que el Sr. Juez recusado omite toda consideración a lo
resuelto en relación con la causa CFP7808/2020 del Juzgado Federal en lo Criminal y
Correccional n° 4, Secretaría n° 7, en especial a la resolución de la Sala II del 30 de diciembre
de 2020, comunicada a este Juzgado Federal de Dolores hace ya varios largos meses.
De la lectura del acápite III Cuestión de competencia en la resolución
del 1° de octubre de 2021, se observa que allí se hacen constantes remisiones a autos de mérito
recaídos en la causa FMP 8580/2020 y a su conexidad con la presente causa.
Sin embargo, es inexplicable que el Sr. Juez recusado haya omitido lo
resuelto por la Sala II de la Excma. Cámara Federal de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional de la Capital Federal en la causa CFP7808/2020, donde dispuso hacer lugar -con
el alcance mencionado- al planteo de inhibitoria formulado por Gustavo Arribas con el
patrocinio letrado de Andrés Coronato y Jorge Sourigues. Es inexplicable esa omisión por el
nivel de detalle que dedicó el Sr. Juez recusado en su desarrollo retórico en dicho acápite III de
su resolución. Sin embargo, lo inexplicable desde la mirada de un tercero neutral encuentra
razón de ser a partir de aquel compromiso emocional, cognitivo y personal del Sr. Juez Bava
con el caso concreto y en perjuicio de mi ahijado procesal.
En sus consideraciones el Sr. Juez recusado también afirmó: la
gravedad institucional que demandan avanzar de una vez por todas en el juzgamiento del
espionaje político-judicial llevado a cabo de manera sistemática en la Argentina.

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Esta afirmación nos lleva a preguntarnos qué quiere decir de una vez por
todas. La respuesta solo se puede encontrar en el compromiso emocional, cognitivo y personal del Sr.
Juez recusado frente al caso concreto, que lo distancia de la garantía de juez imparcial que debe
reconocer y hacer operativa en beneficio del Sr. Mauricio Macri. Es evidente que esa manifestación
denota un interés preexistente del Sr. Juez recusado con un tema en donde él ya prejuzga y da
apodícticamente por cierto al concluir afirmando que fue llevado a cabo de manera sistemática en la
Argentina.
Es de público conocimiento que no hay sentencia judicial alguna pasada en
autoridad de cosa juzgada que sostenga la afirmación que da por cierta el Sr. Juez recusado. Esa retórica
y ese posicionamiento de interés personal y cognitivo del magistrado lo coloca en una clara situación de
prejuzgamiento y de extralimitación de su propia competencia, construyendo conclusiones que quiere
presentar como ciertas y consolidadas e incluso extensivas a todo el país desconociendo los límites
territoriales de su propia jurisdicción, cuando en realidad provienen de su exclusivo arbitrio y
voluntarismo, consecuencia de su compromiso emocional y directo con el caso bajo su conocimiento, lo
que lo desautoriza como juez imparcial y justifica su apartamiento.
Esa construcción voluntarista y extralimitada se concatena con el desborde
jurisdiccional que asume el mismo Sr. Juez recusado en el acápite b. Inconvenientes con los teléfonos
relatados por las familias víctimas de su resolución en análisis.
Allí el Magistrado dijo Al respecto, teniendo en cuenta que si bien ello no es
el objeto puntual de esta investigación y más allá de lo que se analizará en apartados siguientes de la
presente, no puede dejar de mencionarse que gran parte de quienes prestaron declaración testimonial en
autos, manifestaron haber tenido problemas con sus aparatos de telefonía celular, correos electrónicos o
bien en la propia línea telefónica.
Como se observa, ese desborde jurisdiccional no es más que producto de la
falta de ecuanimidad, templanza y serenidad anímica del Sr. Juez recusado producto de su compromiso
emocional, cognitivo y personal frente al caso concreto y en perjuicio de mi ahijado procesal.
La cita de una circunstancia que no constituye parte del objeto procesal de
autos, como el mismo Magistrado lo reconoce, no hace más que buscar una fundamentación meramente
aparente que vulnera el debido proceso y la defensa en juicio en contra de mi ahijado procesal -por no
haber sido parte en aquel proceso-, y es consecuencia del compromiso personal del Sr. Juez que recuso a
partir del cual se entromete en cuestiones ajenas a su competencia y jurisdicción, dando por cierto hechos
que no lo son, incurriendo así en un prejuzgamiento indirecto que intenta utilizar en contra de la suerte
procesal de mi ahijado procesal en una clara extralimitación in malam partem.
En esa misma dirección, se encuentra la intromisión del Sr. Juez recusado
en las tareas de búsqueda del submarino ARA San Juan en el acápite Contexto histórico y contexto
particular en el que acontecieron los hechos.
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Allí el Magistrado afirma que Se abrieron licitaciones públicas
multimillonarias para que distintas empresas internacionales puedan buscar exhaustivamente la
embarcación. No está demás agregar que el resultado de dichas licitaciones quedó manchado con
ciertas irregularidades en el marco de la adjudicación y hasta fueron procesados funcionarios públicos
por dichas maniobras.
Nuevamente hay que preguntarse cuál es el sentido de una afirmación como
esta última. Claro que estuvo demás esa apreciación personal, subjetiva y parcial del Sr. Magistrado
recusado por cuanto no solo es un nuevo desborde de su jurisdicción y competencia para entrometerse
eventualmente en otra supuesta investigación, sino que se erige en un claro prejuicio absolutamente
infundado e innecesario a los fines propios del auto de mérito que debía dictar. Su explicación encuentra
respuesta una vez más, para un observador neutral, en el compromiso emocional, personal y cognitivo
del Sr. Juez que lo lleva a carecer de la templanza y serenidad frente al caso concreto recayendo así en el
uso de falacias que destruyen toda argumentación lógica que se precie de tal.
Esa apreciación, además, se erige nuevamente como un prejuzgamiento
indirecto con el cual no solo se intenta construir -falacia mediante- una sospecha infundada, sino que
también persigue desacreditar innecesaria e indebidamente impidiendo toda defensa u oposición alguna
al respecto, por no constituir el objeto procesal de autos. Todo ello conculca el debido proceso, la defensa
en juicio y la garantía de ser oído y juzgado por un juez imparcial.
La extralimitación que vengo detallando se extiende a lo que se expone en
el acápite b. Contexto particular en el que se cometieron los hechos. b. i. Consideraciones generales.
Allí, entre otros pasajes, se expone lo siguiente:
“…en Lomas de Zamora se iniciaban los expedientes FLP Nº 5056/2020 y
14149/2020, causas en las cuales se vislumbraba un entramado de operaciones de inteligencia ilegal
con objetivos similares a los investigados en la referida causa FMP Nº 88/2019. En aquella causa se
investiga, entre otras cosas, el rol de la AFI y del sistema de inteligencia del Servicio Penitenciario
Federal durante los años 2016-2019. Estos últimos fueron quienes llevaron a cabo acciones de espionaje
ilegal en el Complejo Penitenciario Federal I, para vigilar y controlar los movimientos y las acciones
que desarrollaban las personas que se encontraban privadas de su libertad, en su gran mayoría ex
funcionarios públicos de la gestión de gobierno anterior al momento de los hechos. Entre estas escuchas
ilegales surgían las referidas anteriormente que motivaron las causas paralelas antes mencionadas, en
el fuero porteño…”
Debo resaltar que mi ahijado procesal no es parte en ninguna de las causas
citadas. Eso no sería lo más grave. Lo que aniquila la imparcialidad del Magistrado que recuso, es que,
entrometiéndose nuevamente en investigaciones que no están a su cargo, y en los que el Sr. Mauricio
Macri no es parte, da por cierto apodícticamente hechos que aún se encuentran en etapa de instrucción -

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como el mismo Dr. Bava lo reconoce- y todo ello para definir un contexto en el que -dice- se cometieron
los hechos por los que recién ahora nos convoca a prestar declaración indagatoria.
Este prejuzgamiento, en la causa propia, y de forma indirecta juzgando
como ciertos hechos que exceden su competencia y jurisdicción lo lleva al Sr. Juez recusado a afirmar
apodícticamente que existió un entramado de operaciones de inteligencia ilegal con objetivos similares;
que el Servicio Penitenciario Federal fueron quienes llevaron a cabo acciones de espionaje ilegal y que
existieron escuchas ilegales en ese ámbito durante el período 2016-2019.
Esta nueva extralimitación afecta el debido proceso, la defensa en juicio, la
imparcialidad y el deber de motivación, lo que impone el apartamiento del Sr. Juez subrogante recusado.
Esas afirmaciones, además de provenir del voluntarismo del Sr. Juez, por no
existir sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada que le permita dar apoyo, son producto de su
compromiso personal, emocional y cognitivo, lo cual se encuentra en las antípodas de la garantía de
imparcialidad que debe hacer operativa frente al caso concreto y en beneficio del Sr. Mauricio Macri.
Esas afirmaciones se emparentan más con diatribas ajenas a la templanza y
serenidad que debe contener todo auto de mérito, que debe verse despojado de tales desbordes y
extralimitaciones. La defensa en juicio, el debido proceso, la recta administración de justicia y la garantía
de ser oído y juzgado por un juez imparcial así lo imponen. Su violación, como ha quedado expuesto,
justifica el apartamiento del Sr. Juez recusado.
Tan es así, que el Dr. Bava afirma … Lo que pretendo en este apartado es,
de una manera muy sintética y concreta, ilustrar cómo todos estos procesos judiciales en los que se
investigan hechos de espionaje ilegal ocurridos en distintas jurisdicciones, se encuentran íntimamente
vinculados y responden a un mismo plan.
Vemos entonces que el Sr. Juez recusado se arroga la jurisdicción y
competencia de otros magistrados y el conocimiento de otras investigaciones que no le son
propias, para dar por cierto que ocurrieron hechos de espionaje ilegal en distintas
jurisdicciones y que todo ello respondió a un mismo plan.
No hay sentencia alguna pasada en autoridad de cosa juzgada que
avale tal prejuzgamiento. No hay razón plausible alguna para que el Sr. Juez recusado ensaye un
posicionamiento en clara extralimitación de su jurisdicción y competencia para dar apariencia de
fundamentación a un auto de mérito que debe estar signado por la provisoriedad, y no el valor
apodíctico que pretende darle a sus consideraciones cargadas de su subjetividad y compromiso
personal, cognitivo y emocional que lo llevan nuevamente a violar el debido proceso, la defensa
en juicio y la garantía de juez imparcial frente al caso concreto y al Sr. Mauricio Macri.
Lo que vengo exponiendo se agiganta aún más con las siguientes
afirmaciones expuestas en el apartado sobre Los dichos de Majdalani.
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Allí, concluyendo, se expone: Este accionar no puede ser admisible y
es deber del Poder Judicial sancionar, no sólo por imperativo legal, sino como garantía de no
repetición de estas prácticas aberrantes.
Aquí el Sr. Juez recusado incurre en un claro prejuzgamiento al
señalar que este accionar -que ya da por cierto- debe ser SANCIONADO por el Poder Judicial
de la Nación. Es decir, el Sr. Juez recusado destruye el debido proceso que se apoya en los
cuatro tradicionales pilares reconocidos por la pacífica jurisprudencia de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, que no son otros que la acusación-defensa-prueba-sentencia. Y a su vez,
destruye también el estado de inocencia que ampara a mi ahijado procesal. Todo ello producto
del compromiso personal, emocional y cognitivo del Dr. Bava.
Dijo la Corte Suprema que “el respeto de la defensa en juicio supone
la observancia de las formas sustanciales relativas a la acusación, defensa, prueba y
sentencia”1
Para el sr. Juez recusado los hechos ya están probados y sólo auspicia
y anhela una sanción. De tal manera, desconoce el derecho de defensa, nos expone a un juicio
meramente simbólico donde nos coloca como convidados de piedra y figura decorativa, cual
época inquisitiva, y así aniquila su condición de garante del proceso y su imparcialidad.
Es evidente que ante un juez que da por cierto el hecho que todavía se
está investigando y que sólo exige su sanción, nadie puede sentirse oído por alguien imparcial.
Y en ese contexto y prejuzgamiento el Sr. Juez recusado convoca a declaración indagatoria a mi
ahijado procesal. Si creemos realmente que ese acto sensible del proceso es la primera
oportunidad de defensa real, material, concreta y personal, es evidente que ante el Sr. Juez
subrogante Dr. Martín Bava es imposible de materializar, dado que ya juzgó tales hechos como
ciertos y solo prevé a su respecto una sanción.
Y profundizando la gravedad constitucional de las manifestaciones en
análisis del Sr. Juez recusado, no podrá perderse de vista que a su prejuzgamiento dando por
cierto los hechos y esperando solo una sanción a su respecto, señala que la pena, como única
conclusión posible para este simulacro de juicio, debe ser para que las supuestas hipótesis que él
ya establece como verdades apodícticas no se repitan. Huelgan palabras al respecto sobre los
fines de la pena, pero no deja de ser una demostración más de la falta de templanza,

1
Cfr. CSJN, “Fermín, Mauricio s/causa nº 2061” resuelta el 22 de julio de 2008, F.654.XLII; RHE.
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ecuanimidad, serenidad, equilibrio e imparcialidad del magistrado en cuestión, que impone su
urgente apartamiento.
Es que a ello, no puede omitirse exponer y analizar el adjetivo con el
que el Sr. Juez recusado se refiere a los hechos que da por ciertos y respecto de los cuales solo
exige una sanción. Me refiero a la expresión aberrantes.
La connotación de esa expresión expone la carga personal, emocional
y cognitiva del Sr. Juez recusado frente al caso concreto y como tal esa carga y compromiso
destruyen el debido proceso y la defensa en juicio por el prejuzgamiento que ello significa y la
ausencia palmaria de imparcialidad en su ánimo, todo en perjuicio de mi ahijado procesal que,
repito, aún no fue oído en autos.
Lo dicho se encadena con otra de las manifestaciones del Sr. Juez
recusado cuando sostuvo que Todo esto es de una gravedad inconmensurable para nuestro país,
nuestra democracia y nuestra historia, y como dije, es deber del poder judicial investigarlo y
sancionarlo. La falta de templanza y de equilibrio propios del auto de mérito que se estaba
dictando demuestra la ausencia de imparcialidad por prejuzgamiento y por compromiso
personal, emocional y cognitivo del Sr. Juez recusado.
A los hechos que el Sr. Juez recusado ya dio por ciertos y que solo
auspicia respecto de ellos una sanción, según su particular posicionamiento frente al principio
del debido proceso y la defensa en juicio, ahora vemos que los califica, en esta instancia del
proceso y sin aún haber oído a mi ahijado procesal, como de gravedad inconmensurable para
nuestro país, nuestra democracia y nuestra historia.
Tal actuación se aparta del paradigma de juez constitucional
imparcial, ecuánime, prudente e imparcial que debe colocarse equidistante de las partes y del
caso concreto para convertirse sin duda alguna frente a las mismas y frente a la sociedad en
guardián del debido proceso y de la garantía de ser oído sin prejuicios condicionantes como
significan los antes expuestos.
Los desbordes que vengo exponiendo, que no hacen más que
acreditar el compromiso personal, cognitivo y emocional del Sr. Juez recusado, y con ello de su
prejuicio respecto del caso concreto, que redunda en perjuicio de mi ahijado procesal, se
extiende cuando también afirma Lo que interesa de la resolución acompañada por la letrada es
que en ella se hace mención a la idéntica denuncia que hace el entonces Ministro de Defensa
Aguad, efectuada inmediatamente después a la realizada por la letrada en representación de las
víctimas. Como surge de la resolución del 11 de julio del 2018, el Dr. Rafecas refiere que a raíz
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de los dichos en la Bicameral, Aguad formuló la denuncia que dio origen a la causa 6554/2018,
la cual fue acumulada a la causa que él se encontraba instruyendo. Esta cuestión no debe ser
tomada a la ligera, porque si bien hasta la fecha no se ha podido comprobar si efectivamente
las líneas telefónicas de los familiares de los tripulantes del ARA San Juan fueron intervenidas;
lo cierto es que, al menos para abril del año 2018, las más altas autoridades del Gobierno de la
Nación involucradas en el tema, como lo es el Ministro de Defensa de la Nación, se
encontraban en pleno conocimiento de un posible espionaje a los familiares…. El hecho de que
las máximas autoridades de la Agencia no hayan medidas dirigidas a investigar y, llegado el
caso, neutralizar ese espionaje es una prueba cabal de que todas estas acciones se realizaron
en connivencia con las máximas autoridades del Poder Ejecutivo Nacional.
Nuevamente el Sr. Juez subrogante que aquí recuso ingresa en un
tema ajeno a su competencia y jurisdicción, da por cierto extremos que el propio Juzgado
Federal a cargo del Juez Rafecas no había acreditado, y construye insinuaciones con el solo fin
de dar apariencias de fundamentación y generar sospechas inválidas que exclusivamente
provienen de su compromiso personal y de su prejuicio frente al caso concreto.
Vemos como se retuerce la ley y aquello que es un deber de un
funcionario público -denunciar una hipótesis delictiva- se convierte en una presunción in malam
partem y se construyen a partir de eso afirmaciones meramente voluntaristas y prejuiciosas que
exhiben la parcialidad del Sr. Juez recusado, lo que impone su apartamiento.
Para finalizar este apartado de prejuzgamiento, no puedo dejar de
mencionar lo que expone respecto de mi ahijado procesal, cuando el Sr. Juez recusado afirma
apodícticamente En este contexto, el Presidente de la Nación no solo ordenó la realización
constante de acciones ilegales sobre los familiares de los marinos mencionados, sino que
recibió el análisis de esa información efectuado por la Agencia Federal de Inteligencia, acorde
al lugar que le correspondía al imputado en el ciclo de inteligencia como máximo responsable
político en la determinación de los lineamientos y objetivos estratégicos. En consecuencia, a
partir del análisis de la información que se le remitía, el imputado impartió las directivas
generales para el desarrollo de las conductas antes descriptas y para ello, destinó recursos
económicos, técnicos, tecnológicos, humanos y logísticos para llevar adelante las tareas ilícitas
antes descriptas.
Como se observa para el Sr. Juez recusado el Presidente Mauricio
Macri no HABRIA ordenado, recibido, impartido y/o destinado, sino que para el magistrado
esas acciones SON UN HECHO INCONTRASTABLE, por lo que no trepida en afirmar que
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ordenó, recibió, impartió y destinó. El prejuzgamiento y anticipo de criterio es notorio. No
estoy cuestionando esa retórica y toma de posición sobre el hecho investigado en un auto de
mérito dictado contra mi ahijado procesal. Estoy cuestionando este censurable prejuzgamiento
ocurrido al momento de convocarlo a prestar declaración indagatoria y sin antes oír a esta
parte.
El Sr. Juez recusado no satisface el estándar de juez imparcial y por
ende no hace operativa la garantía de ser oído con tales condiciones como se reconoce en
beneficio de toda persona investigada, como derivación razonada de su estado de inocencia, que
también así se ve vulnerado. Todo ello impone su urgente apartamiento y diferir la declaración
de mi ahijado procesal hasta que esta recusación sea resuelta en definitiva, a fin de no convertir
a este proceso en una mise en scene propia de otro tiempo que quedó en el pasado, o al menos
así lo creíamos.
Se enseña que “el principio de inocencia tiene como efecto el
derecho del imputado de ser tratado como inocente y el deber de los demás habitantes y del
Estado de respetar y no vulnerar de ningún modo ese estado mediante expresiones o
resoluciones que lo consideren prematuramente culpable; de manera tal que la mera
imputación oficial en su contra y el consecuente proceso no pueden en modo alguno tomarse en
cuenta para que ningún organismo del Estado se sirva de ellos para alterar, restringir o
extinguir ninguna situación de su vida, como tampoco ningún habitante o institución, incluido el
periodismo, pueden efectuar manifestaciones que lo consideren culpable del hecho que se le
atribuye. Todo ello, hasta que no exista una sentencia condenatoria firme”2.
Queda así acreditada la causal de prejuzgamiento analizada.
Temor fundado de parcialidad
Lo dicho precedentemente evidencia claramente el temor fundado de
parcialidad que se erige como herramienta eficaz para lograr el apartamiento de un magistrado
frente al caso concreto y la persona sometida a proceso.
Si no se considerara acreditada la causal contemplada en el inciso 10
del artículo 55 del ordenamiento ritual, las manifestaciones anteriormente vertidas en tal
dirección deberán ser reencausadas a través de esta causal de temor fundado de parcialidad.
A lo expuesto deberá agregarse que el Sr. Juez recusado en el auto de
mérito del pasado 1° de octubre de 2021 realizó cuanto menos una fragmentación in malam

2
Cfr. Jauchen, Eduardo “Tratado de Derecho Procesal Penal”, tomo I, pág. 180, Rubinzal – Culzoni, Santa Fe,
2012.
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partem de las declaraciones brindadas por la Sra. Silvia Majdalani y el Sr. Gustavo Arribas para
intentar a partir de ello y de su compromiso personal, cognitivo y emocional con el caso
concreto y en perjuicio de mi ahijado procesal, construir forzadamente aparentes afirmaciones
que no son tales y con ello pretender atribuir al Sr. Mauricio Macri una supuesta responsabilidad
en los hipotéticos hechos por los que dispuso su citación a declarar.
La extensión in malam partem que se construye a partir de la
segmentación y alteración de las expresiones de la antes nombrada sobre la información que se
enviaba a la custodia presidencial, da cuentas del temor fundado de parcialidad que embarga a
mi ahijado procesal y que justifica el apartamiento del Sr. Juez recusado.
Lo mismo surge a partir de las infelices expresiones utilizadas por el
Sr. Juez recusado cuando se refiere al Sr. Winkler, al señalar En este punto corresponde señalar
que resulta extremadamente llamativo que el imputado Eduardo Winkler continúe revistando en
la planta permanente del Congreso de la Nación, nada más y nada menos que en la Comisión
Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia. Veámoslo en
forma esquemática. Se trata de una persona que se desempeñó muchos años en el poder
legislativo, desde donde su función fue fortalecer los mecanismos democráticos de control sobre
el aparato de inteligencia nacional. Luego fue enviado en comisión al organismo más
importante de esa estructura y desde un cargo gerencial llevó adelante tareas de inteligencia
prohibidas por la ley. Posteriormente, volvió al poder legislativo a refugiarse en el despacho,
nada más y nada menos que, del vicepresidente de la Comisión encargada de revisar la
actuación de la AFI durante los últimos años, que derivó en el Informe mencionado
anteriormente.
Como se observa una vez más la parcialidad, el compromiso y el
interés personal, emocional y cognitivo del Sr. Juez recusado quedan a la luz, y abonan
fundadamente el temor que aquí se expone para que se disponga su apartamiento. Expresiones
como llamativo, que no hace más que denotar un subjetivismo inapropiado del magistrado; o
refugiarse, reconociendo que se alude al despacho del un senador de la Nación y no un bunker
de delincuentes o dar por cierto que llevó adelante tareas de inteligencia prohibidas por la ley
que demuestran un prejuicio y prejuzgamiento concreto por dar por cierto conductas aún en
etapa de investigación, no hacen más que agigantar el temor fundado de parcialidad del Sr. Dr.
Martín Bava, lo que impone su apartamiento del proceso.

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Ese temor fundado de parcialidad se verifica también a partir de
expresiones del Sr. Juez recusado donde se auto coloca en posible víctima de los hechos que él
mismo está investigando.
Así manifestó De lo contrario, todos somos potenciales objetivos de
una investigación “preventiva” de los servicios de inteligencia, para más adelante agregar:
Sostener que en estos hechos tan banales se encuentra en riesgo la seguridad nacional es de
una peligrosidad que deja en estado de indefensión a todos y todas los ciudadanos y ciudadanas
del país, debido a que cualquier persona puede ser sospechosa y así justificar la elaboración de
un informe y estar dentro de los archivos de la Agencia Federal de Inteligencia.
En ese universal todos se coloca el mismo Sr. Juez recusado. Y
evidentemente allí se encuentra la explicación a muchos de los desbordes jurisdiccionales, la
adjetivación censurada, los prejuicios, los prejuzgamientos, la fragmentación in malam partem y
demás desvíos que hasta aquí expuse y que no hace más que acreditar objetivamente el temor
fundado de parcialidad que debe justificar el apartamiento del Sr. Dr. Martín Bava sin que ello
signifique mella alguna a su persona ni investidura.
Lo conjetural, subjetivo y parcial del Sr. Juez recusado continua
cuando para forzar la incluso inexistente responsabilidad meramente objetiva que intenta
construir in malam partem de mi ahijado procesal, afirma que Esos reconocimientos fueron
efectuados por la Dirección General de Protección de Estado de la Policía Federal Argentina y
por Agrupación Seguridad e Inteligencia de la Casa Militar de la Presidencia de la Nación y se
motivan en las tareas realizadas por los agentes de la Delegación, el día 13 de julio del 2018 en
la ciudad de Mar del Plata, en virtud de una visita Presidencial. Sin perjuicio de que me
referiré en detalle más adelante sobre cómo esta cuestión implica el reconocimiento, desde lo
más alto del Poder Ejecutivo Nacional, a las tareas ilícitas que acá se juzgan…
Esta construcción antojadiza es producto exclusivo de la parcialidad
que embarga el compromiso personal, cognitivo y emocional del Sr. Juez recusado en relación
con el caso concreto y en perjuicio de mi ahijado procesal.
La trascendencia y gravedad de esta construcción antojadiza radica en
que es formulada previamente a escuchar en declaración al Sr. Mauricio Macri, lo que
demuestra, que no puede ser ante el Sr. Juez recusado quien mi ahijado procesal exponga su
primer acto esencial de defensa, por cuanto es evidente, de los propios dichos del Sr. Dr. Bava
que él no necesita escuchar a mi asistido para tener ya una opinión y una decisión formadas en
su contra y en relación con la imputación que se le dirige.
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De esa forma las previsiones de los artículos 298, siguientes y
concordantes del ordenamiento ritual en cuanto a las formalidades de la declaración indagatoria
quedan en meramente simbólicas, por cuanto todo demuestra que la suerte procesal de mi
ahijado procesal ya está sellada. De hecho, como señalé anteriormente para el Sr. Juez recusado,
los hechos ya son ciertos y solo cabe sancionarlos. Qué esperar entonces del deber de analizar y
evaluar lo que uno tenga para decir en una declaración ante un Magistrado que, dicho con todo
respeto, no satisface ni hace operativa la garantía de ser oído y juzgado por un juez imparcial.
Un tercero neutral, un observador objetivo no reconocería en el Sr.
Juez Bava la condición de juez imparcial, como tampoco la constitucional distancia con el caso
concreto, ni ecuanimidad, templanza, serenidad y equilibrio anímico ni cognitivo.
Un tercero neutral, un observador objetivo reconocería que la
adjetivación, los desvíos y desbordes jurisdiccionales y de competencia, las fragmentaciones in
malam partem, la construcción antojadiza y voluntarista de la retórica utilizada, son derivación
necesaria y excluyente de un compromiso personal, emocional y cognitivo del Sr. Juez recusado
respecto del caso y de mi ahijado procesal que aconsejan holgadamente su apartamiento en aras
de garantizar una recta administración de justicia, el debido proceso y la defensa en juicio.
Un tercero neutral, un observador objetivo reconocería sin esfuerzo
alguno que en su argumentación aparente, el Sr. Juez recusado se colocó en una situación pari
passu de víctima de lo que él ya da por cierto, y para lo que solo exige una sanción lo que
impone su apartamiento del proceso.
Un tercero neutral, un observador objetivo reconocería sin esfuerzo
alguno que el Sr. Juez recusado ya emitió un veredicto de certeza sobre la existencia de las
hipótesis que está investigando, y que con ello aniquila en perjuicio del Sr. Mauricio Macri el
derecho a ser oído y juzgado por un juez imparcial en la determinación de sus derechos.
Un tercero neutral, un observador objetivo reconocería sin esfuerzo
alguno que en ese contexto la propia conducta del Sr. Juez recusado convierte en meramente
simbólica a la declaración a la que convocó al Sr. Mauricio Macri.
En ese escenario, no ya un tercero neutral ni un observador objetivo,
sino la sociedad toda censuraría, sin dudar, la intervención del Sr. Juez recusado por cuanto su
presencia tiñe la búsqueda de verdad que debe orientar esta investigación penal, para que cuando
la Justicia hable no queden dudas de sus motivaciones y conclusiones.
No debe perderse de vista que, tal como señalara Bauman, “no se
trata de que el juez sea parcial; es suficiente que existan motivos que justifiquen la desconfianza
13
sobre la imparcialidad del juez. Las razones no deben llevar concretamente a esta desconfianza,
siendo suficiente que sean idóneas para insinuar esa conclusión.”3
Es del caso destacar el voto de Lord Hutton4 cuando expresó con
meridiana sensibilidad que “en su voto en Reg v. Gpugh [1993] A.C. 646, 659, mi noble y docto
colega Lord Goff of Chieveley hizo referencia a la gran importancia que tiene la confianza en la
integridad de la administración de justicia, y expresó: ‘en cualquier circunstancia, existe un
interés público supremo en generar confianza en la integridad de la administración de justicia,
principio que se asocia siempre con lo expresado por Lord Hewart C.J. en Rex v. Sussex
Justices, Exparte McCarthy [1924] I K.B. 256, 269, en el sentido de que es ‘de fundamental
importancia que no sólo se imparta justicia, sino que se cause en forma manifiesta e indudable
la impresión de que se ha impartido justicia’. Más adelante, en p. 661B, refiriéndose al caso de
Dimes, expresó: ‘…Deseo llamar la atención sobre el hecho de que hay ciertos casos en los que
se estimó que las circunstancias son tales que, de confirmarse la resolución, inevitablemente se
sacudiría la confianza pública en la integridad de la administración de justicia. Estos casos
concitan en todo su vigor el requerimiento formulado por Lord Hewart C.J. en el sentido de que
no sólo debe impartirse justicia sino que manifiestamente debe causarse la impresión de que se
ha impartido justicia”.
Sabemos que la garantía de imparcialidad se encuentra amparada
constitucionalmente a través del artículo 75, inc. 22, de la Constitución Nacional. Los
instrumentos internacionales allí previstos, entre los que se encuentran la ya mencionada
Convención Americana sobre Derechos Humanos, que en su art. 8.1, dispone que "Toda
persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías... por un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial..."; como también el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, que en su art. 14.1., prevé que “Todas las personas son iguales ante los tribunales y
cortes de justicia. Toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas
garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial…”, siendo por ello que le
otorgan a la garantía de imparcialidad jerarquía constitucional en nuestro sistema jurídico y
como tal es rectora de todo proceso judicial.

3
Cfr. Bauman, Jurgen, Derecho Procesal Penal, traducción: Conrado A. Finzi, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1986,
p. 157; con similares palabras, Roxin, Claus, Derecho Procesal Penal, traducción: Gabriela E. Córdoba y Daniel R.
Pastor, Ed. del Puerto, Buenos Aires, 2003, p. 43.
4
Cfr. Cámara de Los Lores, sentencia in re Pinochet, del 17 de diciembre de 1998, con fundamentos del 15 de
enero de 1999.
14
Julio Maier,5 nos enseña que la imparcialidad judicial, considerada
"principio de principios" identificable con "la esencia del concepto de juez en un Estado de
Derecho" refiere a la necesidad de que el caso sea decidido por quien es completamente
ajeno a éste "el concepto refiere, semánticamente, a la ausencia de prejuicios a favor o en
contra de las personas o de la materia acerca de las cuales debe decidir".
De modo tal, la imparcialidad del juez frente al caso implica la
objetividad de la actividad jurisdiccional, que posibilita la realización de un juicio justo, y con
ello cobran sentido los principios instrumentales de juez natural e independencia judicial.
La imparcialidad así prevista y exigida a los Sres. jueces, intenta
impedir que sobre éstos pese cualquier temor de parcialidad, y a través de su apartamiento se
trata de evitar la mínima sospecha que recaiga sobre la ecuanimidad impartida en un proceso
judicial, lo que por supuesto lejos está de constituir un cuestionamiento sobre los atributos
personales del juez interviniente, sino por el contrario, recae sobre motivos estrictamente
objetivos en cuanto a la relación del Magistrado frente al caso concreto, persiguiéndose evitar
incluso aquella parcialidad posible que se dé sin intención o que provengan en forma
inconsciente.
Frente a ello, el derecho procesal, prevé como solución el cese de la
intervención del juez en el caso concreto, cuando existe algún motivo legítimo de apartamiento.
Estas causales previstas en la norma procesal hacen efectiva la garantía constitucional de
imparcialidad y por ello, tal como lo sostiene ampliamente la jurisprudencia de nuestro más Alto
Tribunal, debe admitirse como tal, a todo motivo que funde seriamente el temor de parcialidad
en el caso concreto, aun cuando aquel no esté previsto expresamente en la ley procesal.
Así se ha “…sostenido reiteradamente que los motivos enumerados
en el art. 55 del Código Procesal no deben ser considerados taxativos y excluyentes; así como
la tesis de que en el procedimiento penal el concepto de ley vigente no se limita al Código
Procesal Penal de la Nación, sino que abarca a la Constitución Nacional y a los Pactos
Internacionales de Derechos Humanos con jerarquía constitucional (C.N.C.P. Sala IV causa n°
1619 “GALVAN, Sergio Daniel s/recusación”, Reg. 2031.4 y Causa “MEDINA, Daniel
s/recusación” causa nº 2509, Daniel Jorge s/recusación”, Reg. 3456.4)…”6
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en el caso "Piersack”, de
fecha 1/10/82 afirmó que: a) la imparcialidad se define como ausencia de prejuicios o

5
Derecho procesal penal, Ed. Del Puerto, 1996, 2» ed., t. 1, p. 742, 739
6
Cfr. CFCP, Sala III, causa CCC 16850/2019/24/1
15
parcialidades y su existencia debe ser apreciada tanto subjetiva como objetivamente; b) mientras
que el aspecto subjetivo implica la averiguación sobre la convicción personal de un juez parcial
en un caso, el aspecto objetivo se vincula con el hecho de que el juez ofrezca las garantías
suficientes para excluir cualquier duda razonable; c) en este aspecto objetivo, todo juez en
relación con el cual pueda haber razones legítimas para dudar de su imparcialidad debe
abstenerse de conocer en el caso, ya que lo que está en juego es la confianza que los tribunales
deben inspirar a los ciudadanos en una sociedad democrática.
Nótese además que el citado Tribunal Europeo aceptó la existencia de
temor de parcialidad pese a que en el caso no se había demostrado que los hechos lo justificaran,
lo que trajo aparejado el reconocimiento de que la verificación de un temor fundado por parte de
quien se encuentra legitimado como parte en el proceso, resulta suficiente, aún cuando los
hechos no lo demuestren.
En nuestro caso el temor fundado de parcialidad surge cabalmente del
análisis de todo lo ya expuesto, que acredita fundada y objetivamente el compromiso personal,
cognitivo y emocional del Sr. Juez recusado, y su prejuzgamiento sobre los hechos materia de
investigación, de los que se coloca en una situación próxima de víctima potencial.
En similar sentido el Tribunal Europeo se expidió en el caso "De
Cubre”, de fecha 26/10/84, en donde sostuvo que "incluso las apariencias pueden revestir
importancia", “Justice must not only be done; it must also be seen to be done": "debe recusarse
todo juicio del que se pueda legítimamente temer una falta de imparcialidad”. Afirmando que
ello deriva de la confianza que los tribunales deben inspirar de una sociedad democrática.
Por su parte, tanto la doctrina como la jurisprudencia nacional son
contestes en la actualidad, a la hora de expedirse sobre los criterios de interpretación de las
disposiciones que regulan el instituto de la recusación en el ordenamiento procesal, al sostener
que éstas no pueden ser interpretadas de manera taxativa.
En términos generales, la primera de ellas, ha dicho “No quedan
dudas de que las disposiciones contenidas en los pactos internacionales sobre derechos
humanos son operativas, es decir que pueden y deben hacerse efectivas con prescindencia de
normas que las reglamenten”. “En el estado actual (…) el criterio adecuado debe surgir de una
interpretación en la que se asigne prevalencia a las normas de mayor jerarquía, dejando de
lado las pautas restrictivas contenidas en los códigos procesales penales.” “Es necesario que
se actualicen las previsiones legales sobre excusación y recusación para ponerlas a tono con
las exigencias derivadas de las normas de rango constitucional estableciendo causales abiertas
16
como las que contemplan los artículos 47, inciso 13 del CPP de Buenos Aires y 60, inciso 12 del
CPP de Córdoba.” “Mientras ello no ocurra la imparcialidad como garantía debe
interpretarse desde la Constitución. Debiendo asignarse a las causales legales descriptas en
los Códigos Procesales Penales carácter meramente ejemplificativo.” “La apreciación
restrictiva de las causales del orden en la tramitación del proceso, no resulta procedente en
tanto afecta un objetivo superior cual es la necesidad de que la justicia se imparta por un
tribunal imparcial.”7 (negrillas me pertenecen)
En el mismo sentido Julio Maier, sostiene "que son aquellos
interesados en el resultado del procedimiento –cuyos intereses quedarán comprometidos en la
sentencia-, quienes, en primer lugar, sufren el temor de parcialidad que funda el apartamiento
de los jueces, y por otra parte, que ninguna regulación abstracta puede abarcar todos los
motivos posibles que, en los casos futuros, pueden fundar, concretamente, la sospecha de
parcialidad de un juez. Es por ello que resulta razonable permitir, a quienes pueden recusar,
invocar y demostrar otro motivo que funde seriamente el temor de parcialidad en el caso
concreto.”8
También nuestra jurisprudencia, ha escogido idéntico rumbo, al
otorgar como regla de aplicación a las causales de recusación, un sentido amplio y meramente
enunciativo. De este modo, al igual que el criterio adoptado por la Corte Suprema de Justicia de
la Nación en sus más recientes fallos, la tendencia jurisprudencial, hace operativa la garantía de
imparcialidad prevista en los instrumentos internacionales receptados por nuestra Constitución
Nacional, a través de una interpretación amplia y atenta al juego armónico de los principios
rectores de todo proceso judicial.
Resulta ilustrativo el voto del Dr. Fayt en el fallo 310:2845, de fecha
15 de diciembre de 1998, oportunidad en la que sostuvo que “...si bien es cierto que las causales
de recusación deben admitirse en forma restrictiva, ese principio no puede ser interpretado de
modo tal que torne ilusorio el uso de un instrumento concebido para asegurar la imparcialidad
del órgano jurisdiccional llamado a decidir una controversia, condición de vigencia de la
garantía del debido proceso”9

7
FLEMING, Abel, LÓPEZ VIÑALS, Pablo, “Garantías del imputado” Rubinzal-Culzoni, Sta. Fe, 2007, ps.
553/555.
8
MAIER, Julio, “Derecho procesal penal”, p. 754).
9
(cfr. CSJN Fallos 310:2845 y sus citas; c. 69. XXXIV, rta. El 15 de diciembre de 1998, citada por la Sala IV de la
Cámara de Casación Penal en la causa nº 1619, registro 2031.4 de fecha 31 de agosto de 1999, “Galván, Sergio
s/recusación).
17
En el Fallo “Llerena” se ha dicho que “Las causales de recusación no
pueden interpretarse en una forma rígida y ritual que desnaturalice su ámbito de aplicación y
las convierta en meras fórmulas vacías e incapaces de subsanar lesiones evidentes a debido
proceso” 10
En esa misma causa el Sr. Ministro Dr. Petracchi también sostuvo que
“...el instituto de la recusación tiene como basamento garantizar el adecuado ejercicio de la
función judicial y asegurar a los habitantes del país una justicia imparcial e independiente y
ello se traduce en la necesaria separación de la causa de aquel magistrado que no se encuentra
en condiciones objetivas de satisfacer tal garantía”.
En ese sentido la Excma. Cámara Nacional en lo Criminal y
Correccional Federal, Sala I, ha sostenido que “Hallándose en juego en materia de recusación
el alcance a ser juzgado por un tribunal imparcial, consagrada por el art. 8.1 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, de rango constitucional (art. 75, inciso 22 de la C.N.) en
caso de duda jamás debe interpretase en contra de aquel cuya garantía puede verse
comprometida...” 11
“La imparcialidad es la condición de “tercero” del juzgador, es
decir, la de no ser parte, ni estar involucrado con los intereses de éstas, ni comprometido con
sus posiciones; y la actitud de mantener durante el proceso la misma distancia de la hipótesis
acusatoria que de la hipótesis defensiva, hasta el acto mismo de la sentencia. No es casual que
el triángulo con que se grafica esta situación siempre sea equilátero; tampoco que la justicia se
simbolice con una balanza, cuyos dos platillos están equilibrados y a la misma distancia del
fiel. Implica, a su vez, la igualdad de posibilidades entre acusación y defensa para procurar
mediante afirmaciones y negaciones, ofrecimiento y control de pruebas de cargo y de descargo,
y alegaciones sobre la eficacia conviccional de todas ellas, desequilibrar los platillos de la
balanza a favor de los intereses de cada una representa o encarna (verdadero “control de
calidad de la decisión final).”12
En ese sentido, la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal, en
la causa 1429, de fecha 19 de noviembre de 1997, registro nro. 1895, al disponer el apartamiento
del a quo, afirmó: “es capaz de generar razonable sentimiento de aversión u odio entre dos

10
(voto del Dr. Petracchi, en la causa nº 3221, L. 486. XXXVI, “Llerena, Horacio s/abuso de armas”, rta. El 17 de
mayo de 2005).
11
causa 29.365, reg. 318 de fecha 10 de mayo de 1999.
12
Ib Idem.
18
personas de término medio el hecho de que una de ellas –en este caso el juez- piense que la
otra, en la sub causa el imputado- es la mentora ideológica de una “campaña de desprestigio”
o de una “operación de inteligencia” llevada a cabo mediante intromisiones en su vida privada
con el propósito de averiguar sus costumbres y bienes –tendientes a obtener su descrédito
personal y funcional, y hasta su eventual enjuiciamiento por mal desempeño o delito en
ejercicio del cargo. Y ello es así, a pesar de que el magistrado lo niegue –aún con la mayor
sinceridad del mundo- aunque parezca una situación de dos estados espirituales –uno del juez y
otro del imputado o actor civil-, es, no obstante, la situación del uno que puede crear la del
otro…”. Concluyéndose así, que la solución acordada era la que mejor conciliaba con la garantía
constitucional del debido proceso en cuyo núcleo se sitúa el principio de imparcialidad.
En esta misma dirección la Sala II del mencionado Tribunal de
Casación Penal en los autos nro. 1912, caratulados: "Cavallo, Domingo s/excusación Doctor
Urso", resueltos el 8 de octubre de 1998, registro nro. 2215, sostuvo que "...no basta con que el
juez sea imparcial sino que debe aparecer como tal indudablemente ante las partes, y las
expresiones volcadas por el doctor Jorge Urso en cuanto a su estado de ánimo podrían dejar
alguna duda en los litigantes respecto del futuro de la causa que debe ser zanjado en beneficio
de la garantía del juez imparcial y la defensa en juicio...".
Sabemos que ya antes de la reforma constitucional de 1994, a través
de la que se incorporaran a nuestra Constitución Nacional los citados instrumentos
internacionales, la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo “Ekmedkjian c/
Sofovich”13 sostuvo que la "la interpretación del Pacto debe guiarse por la jurisprudencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos- uno de cuyos objetivos es la interpretación del
Pacto de San José"14 y que "entre las medidas necesarias en el orden jurídico interno para
cumplir el fin del Pacto deben considerarse comprendidas las sentencias judiciales"15
En igual sentido se expidió en el caso "Giroldi s/ recurso de
casación"16 de 1995, en el que reconoció jerarquía constitucional a la Convención Americana
sobre Derechos Humanos afirmando "tal como la Convención citada efectivamente rigen en el
ámbito internacional y considerando su efectiva aplicación jurisprudencial por los tribunales
internacionales competentes para su interpretación y aplicación."

13
J.A., 1992-111, pág. 194.
14
CDJN “Ekmeskjian c/Sofovich” (considerando 21)
15
In Idem (considerando 22)
16
ED, T 163, pág.161.
19
Así sostuvo que "como órgano supremo de uno de los poderes del
Gobierno Federal, le corresponde -en la medida de su jurisdicción- aplicar los tratados
internacionales a que el país está vinculado en los términos anteriormente expuestos, ya que de
lo contrario podría implicar la responsabilidad de la Nación frente a la comunidad
internacional” 17.
En igual dirección, esa misma Sala, en la causa 38.429, con fecha
27/10/2005, resolvió “La jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, se hace
eco de este avance y deja claro ciertas pautas que no pueden ser ignoradas a la hora de
abordar el instituto de la recusación (v. L. 486. XXXVI, “Llerena, Horacio Luis s/abuso de
armas y lesiones –arts. 104 y 89 del Código penal –causa Nº 3221-“, rta. 17/05/05).
Partiendo de distinguir los dos aspectos de la garantía –el objetivo y
el subjetivo-, se define al primero como el temor de parcialidad que puede sentir el justiciable
frente a hechos objetivos, más allá de la persona en sí del juzgador. El interés particular de este
último, su convicción, atañe al plano subjetivo.
La importancia de la distinción radica en que el temor de parcialidad
se concibe como algo independiente de la honorabilidad, honestidad o desempeño concreto de
los jueces. Y ello se explica a partir de que el centro de gravedad, el eje del asunto, gira en
derredor del justiciable como titular de la garantía. Entender la recusación como un derecho
de quien es juzgado es un presupuesto necesario para cualquier análisis sobre la materia.
Esta misma Sala ya había distinguido las dos caras y definido al
aspecto objetivo como aquel que refería a si el juez ofrece las garantías suficientes para excluir
cualquier duda sobre su imparcialidad, llegando a afirmar que “todo juez en relación con el
cual puede haber razones legítimas para dudar de su imparcialidad debe abstenerse de
conocer en el caso” (CCCF, Sala I. c. 35051 “Gauna, Fernando s/recusación”, rta.. 6/5/03,
reg. 331)
Pero lo relevante es que ahora con toda claridad lo anuncia el más
Alto Tribunal desde el lado de la garantía del justiciable, lo que implica reconocer una pauta de
interpretación amplia. En este sentido, el fallo “Llerena” lo hace explícito al apoyarse en
Ferrajoli cuando explica que mientras “si para la acusación esta recusabilidad tiene que estar
vinculada a motivos previstos por la ley, debe ser tan libre como sea posible para el imputado.
El juez, que … no debe gozar del consenso de la mayoría, debe contar, sin embargo, con la

17
CDJN “Ekmeskjian c/Sofovich” (considerando 12)
20
confianza de los sujetos concretos que juzga, de modo que éstos no sólo no tengan, sino ni
siquiera alberguen, el temor de llegar a tener un juez enemigo o de cualquier modo no
imparcial” (del considerando 24)”18 (negrillas me pertenecen)
En el referido fallo, la Sala I, citando el precedente formulado por el
Procurador General de la Nación en el caso “Zenzerovich”, sostuvo, “El temor de parcialidad
se convierte, como describe Maier, en un motivo genérico de exclusión del juez, que da cuenta
de un sistema abierto en contraposición a la doctrina que bregaba por una interpretación
taxativa o restrictiva de las causales incluidas en los códigos de procedimiento...” (negrillas me
pertenecen)

De este modo sostuvo “Estamos, pues, frente a una toma de posición


clara, que abandona la interpretación restrictiva de las causales que permiten la aplicación
del instituto cuando se trata de atender a la tranquilidad del justiciable de contar con un
tribunal imparcial. Una larga trayectoria en ese sentido de la Corte Europea de Derechos
Humanos (Delcourt -17/1/70-, Piersack -1/10/82-, De Cubre -6/10/84-), que fuera luego fuente
de su similar a nivel interamericano (Schmidt -13/11/85-), es definitivamente incorporada a
nivel nacional.” (negrillas me pertenecen)
Con cita de Roxin, la referida Sala I, sentó en su precedente “Un juez
que no está excluido, puede ser recusado por temor de parcialidad, cuando exista una razón
que sea adecuada para justificar la desconfianza sobre su imparcialidad…no se exige que él
realmente sea parcial, antes bien, alcanza con que pueda introducirse la sospecha de ello
según una valoración razonable” (Roxin, Claus, “Derecho Procesal Penal”, Ed. Del Puerto,
BsAs., 2000, págs. 42/43)” (negrillas me pertenecen)
En esa dirección, es dable recordar lo sostenido por el Tribunal
Constitucional del Reino de España -mediante sentencia n. 145/88, del 12/7/88- en donde en
relación al temor de parcialidad, expresó que: “No se trata, ciertamente, de poner en duda la
rectitud personal de los jueces que lleven a cabo la instrucción ni de desconocer que ésta
supone una investigación objetiva de la verdad, en la que el instructor ha de indagar, consignar
y apreciar las circunstancias tanto adversas como favorables al presunto reo”. Sin embargo,
“deberá abstenerse todo juez del que pueda temerse legítimamente una falta de imparcialidad
pues va en ello la confianza que los tribunales de una sociedad democrática han de inspirar a
los justiciables, comenzando, en lo penal, por los mismos acusados”. “...Ocurre que la

18
CCCF, Sala I, c. 38.429 “Incidente de recusación promovido por Rosatti, Horacio Daniel” Juzgado 11-Secretaría
21. Registro Nº 1223, de fecha 27/10/2005.
21
actividad instructora, (…) puede provocar en el ánimo del instructor, incluso a pesar de sus
mejores deseos, prejuicios e impresiones a favor o en contra del acusado que influyan a la hora
de sentenciar. Incluso aunque ello no suceda es difícil evitar la impresión de que el juez no
acomete la función de juzgar sin la plena imparcialidad que le es exigible" 19
“La imparcialidad es la condición de “tercero” del juzgador, es
decir, la de no ser parte, ni estar involucrado con los intereses de éstas, ni comprometido con
sus posiciones; y la actitud de mantener durante el proceso la misma distancia de la hipótesis
acusatoria que de la hipótesis defensiva, hasta el acto mismo de la sentencia. No es casual que
el triángulo con que se grafica esta situación, siempre sea equilátero; tampoco que la justicia se
simbolice con una balanza, cuyos dos platillos están equilibrados y a la misma distancia del
fiel. Implica, a su vez, la igualdad de posibilidades entre acusación y defensa para procurar
mediante afirmaciones y negaciones, ofrecimiento y control de pruebas de cargo y de descargo,
y alegaciones sobre la eficacia conviccional de todas ellas, desequilibrar los platillos de la
balanza a favor de los intereses de cada una representa o encarna (verdadero “control de
calidad de la decisión final).”20
Pretender ser indiferentes a este dato objetivo de la realidad, que
nadie se encuentra en condiciones de negar, conllevaría al pleno desconocimiento de los
derechos de Imparcialidad, Igualdad y Debido Proceso salvaguardados en nuestra Constitución
como rectores irrenunciables de todo proceso penal en un Estado de Derecho.
Hay una serie de previsiones que vale recordar, y que alguien ha
definido sintéticamente con la palabra neutralidad, que esquematizan nuestro derecho orgánico
y “pretenden lograr en ese ámbito la ansiada aproximación al ideal de la imparcialidad del
juzgador: la independencia de los jueces en todo poder estatal que pueda influir en la
consideración del caso, la llamada imparcialidad frente al caso: determinada por la relación
del juzgador con el caso mismo –según su objeto, comprendida la actividad previa de los jueces
referida al caso, y los protagonistas del conflicto-, mejor caracterizada como temor o sospecha
de parcialidad del juez, que persigue el fin de posibilitar su exclusión de la tarea de juzgador un
caso concreto, cuando él afecta su posición imparcial, y el mencionado como principio del juez
natural o legal, que pretende evitar toda manipulación de los poderes de Estado para asignar
un caso a un tribunal determinado, de modo de elegir los jueces que lo considerarán ad hoc.”21

19
(citado por Maier, ob. cit., p. 757 y ss.).
20
Ib Idem.
21
MAIER, Julio B. J. “Derecho procesal penal” Tomo I Fundamentos, Editores del Puerto, 1996. pg. 741/742
22
“No solo por ser independiente de los poderes del Estado el juez
reúne todas las condiciones que garantizan su ecuanimidad al decidir el caso. La
independencia es una condición necesaria para garantizar la ecuanimidad, pero no es la única,
ni es por ello, suficiente. Otra de esas condiciones necesarias es colocar frente al caso,
ejerciendo la función de juzgar, a una persona que garantice la mayor objetividad posible al
enfrentarlo. A esa situación del juez, en relación al caso que le toca juzgar, se la denomina,
propiamente, imparcialidad.”22
La imparcialidad del juez frente al caso, en un sentido genérico,
indica la búsqueda de objetividad de la actividad jurisdiccional, esto es, el apego estricto a la ley
para posibilitar la realización de un juicio justo.
De modo tal que si bien las causales de recusación son de
“interpretación restrictiva” esta exigencia no puede ser entendida como un cercenamiento del
derecho a un tribunal imparcial, pues ello sería poner a la ley por encima de la Constitución”23
Lo contrario, implicaría, como bien lo resalta en su voto el Juez
Petracchi, poner en riesgo de convertir a las causales de recusación expresadas en el CPPN en
“meras fórmulas vacías e incapaces de subsanar lesiones evidentes al debido proceso”24 Así, el
nombrado Ministro de la Corte, ha sustentado su posición en las conclusiones alcanzadas por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia dictada en el caso “Herrera Ulloa
c/Costa Rica”.
El referido Tribunal Internacional, en aquella oportunidad, ha dicho
que “bajo el análisis objetivo, se debe determinar si, aparte del comportamiento personal de los
jueces, hay hechos averiguables que podrían suscitar dudas respecto de su imparcialidad. En
ese sentido, hasta las apariencias podrán tener cierta importancia”.25
La CSJN ha considerado que el test objetivo destinado a demostrar la
imparcialidad del juez frente al caso concreto, exigirá que el juzgador demuestre “garantías
suficientes tendientes a evitar cualquier duda razonable que pueda conducir a presumir su
parcialidad frente al caso (…) puesto que, si de alguna manera puede presumirse, por razones
legítimas, que el juez generará dudas acerca de su imparcialidad frente al tema a decidir, debe

22
In Idem pg. 752.
23
Considerando 7 del voto del juez Petracchi.
24
Considerando 8 del voto del Juez Petracchi.
25
Considerando 18 del voto del juez Petracchi.
23
ser apartado de su tratamiento, para preservar la confianza en los ciudadanos y, sobre todo, del
imputado en la administración de justicia, que constituye un pilar de sistema democrático”26
En materia de recusación a la hora de resolver y analizarse su
procedencia debe tenerse en cuenta que en caso de duda jamás debe interpretarse en contra de
aquél cuya garantía puede verse comprometida. La recusación y la imparcialidad son dos ejes
esenciales colocados a favor de toda persona sometida a proceso. Ello así dado que en la especie
se halla en juego la discusión acerca del alcance de la garantía de ser juzgado por un tribunal
imparcial, consagrada por el artículo 8.1 de la Convención Americana sobre derechos Humanos,
de rango constitucional en virtud de lo estatuido por el artículo 75, inciso 22, de la Constitución
Nacional.
“El juez, que, como se ha dicho en el apartado 37.5, no debe gozar
del consenso de la mayoría, debe contar, sin embargo, con la confianza de los sujetos concretos
que juzga, de modo que éstos no sólo no tengan, sino ni siquiera alberguen, el temor de llegar a
tener un juez enemigo o de cualquier modo no imparcial”27
La Cámara Federal de Casación Penal tiene dicho también que “En
este sentido, se tiene presente el criterio del alto tribunal -aplicable al caso- de acuerdo al cual
el prejuzgamiento consiste en revelar con anticipación al momento de la sentencia, una
declaración de ciencia en forma precisa y fundada sobre el mérito del proceso, o bien,
expresiones que permitan deducir la actuación futura del magistrado por haber anticipado su
criterio en la causa, de manera tal que las partes alcanzan el conocimiento de la solución que
se dará al litigio por una vía que no es la prevista por la ley, en garantía de los derechos
comprometidos (Fallos: 313:1277, 320:2488). A su vez, lo decisivo es establecer si, desde el
punto de vista de las circunstancias externas (objetivas), existen elementos que autoricen a
abrigar dudas con relación a la imparcialidad con que debe desempeñarse un juez (Fallos:
329:3034)…”28
También estableció la Corte Suprema de Justicia de la Nación que
“La causal de prejuzgamiento se configura cuando el juez formula, con anticipación al
momento de la sentencia, una declaración en forma precisa y fundada sobre el mérito del

26
Considerando 13, párr. 1º del voto de los jueces Zaffaroni y Highton de Nolasco. Ver comentario NADDEO,
Cecilia C. “La imparcialidad del juzgador frente al caso concreto: el proble de los jueces correccionales en la
justicia nacional” en “El Sistema Penal en las Sentencias recientes de la Corte Suprema Ad-Hoc, Director Daniel
Pastor.
27
Cfr. Ferrajoli, Derecho y Razón, pág. 581/2, Editorial Trotta, edición 1995.
28
Cfr. Sala III, Causa Nº FRO, 81000095/2010//CFC4, “Porra, Ariel Zenón y otros s/recurso de casación”, resuelta
el 21 de abril de 2015, registro 566/15
24
proceso, o bien cuando sus expresiones permiten deducir su actuación futura por haber
anticipado su criterio, de manera tal que las partes alcanzaban el conocimiento de la solución
que dará al litigio por una vía que no es la prevista por la ley en garantía de los derechos
comprometidos”29
Las expresiones del Sr. Juez recusado en la resolución analizada son
de una envergadura tal que permiten anticipar claramente, como ya se dijo, que para él lo que
debería abordar como un hipótesis de investigación ya es un hecho apodícticamente cierto
respecto del cual solo auspicia, anhela y pretende una sanción. La contundencia de tales
manifestaciones, carentes de oportunidad, serenidad, equilibrio y ecuanimidad, genera un
contexto excepcional que impone su apartamiento, por cuanto ha destruido en perjuicio del Sr.
Mauricio Macri el derecho a ser oído por un magistrado imparcial, y con ello el debido proceso
y la defensa en juicio. Dichas expresiones nos permiten deducir, según criterio de nuestro
Máximo Tribunal, la actuación futura del Sr. Dr. Martín Bava, sabiendo -aún antes de
escucharnos- cuál será la solución que ya tiene asumida para la situación procesal de mi ahijado
procesal.
En ese sentido la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha dicho
que ella “…requiere, para su configuración, que el juez haya emitido intempestivamente
opinión acerca de las cuestiones sometidas a su conocimiento y que no se hallan en estado de
ser resueltas, de modo que permita anticipar cuál será su decisión en la causa”30
Antes de terminar, debo señalar que la recusación aquí interpuesta, de
ninguna manera deberá interpretarse en detrimento de la investidura del Sr. Magistrado Dr.
Martín Bava, dado que con este planteo solamente pretendo asegurar con amplitud y hacer
operativa la garantía constitucional que ampara al Sr. Mauricio Macri de ser oído por un juez
imparcial. Derivación razonada y prudente de todo ello, impone que -por separado- solicite la
suspensión de la audiencia ordenada hasta que este planteo sea resuelto en definitiva.
Frente a ello, en base a lo normado en el art. 55, inciso 10 y sgtes. del
CPPN, en función de la garantía de Juez imparcial reconocida y amparada por el artículo 8.1. de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, 6.1 de la Convención Europea de
Derechos Humanos, y el 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, por

29
S. 143. XXIV.; Sumario instruido en la Comisaría 15a. por averiguación de los delitos de explosión, homicidio,
lesiones calificadas y daños (arts. 186, 80. incs. 4° y 5°, 92 y 183 del C.P.) con motivo del atentado contra la
Embajada de Israel s/ excusación. Resuelta el 24 de noviembre de 1995. T. 318, P. 2469
30
Díaz Romero, María del Carmen Beroiza de c/ Córdoba, Provincia de y otros s/ daños y perjuicios. Resuelta el 13
de febrero de 2001; T. 324, P. 265
25
prejuzgamiento y en aras de despejar todo temor fundado de parcialidad que el Sr. Juez
subrogante Dr. Martín Bava genera en mi ahijado procesal, es que solicito se acepte la presente
recusación y se aparte del trámite de la presente causa.
En su defecto se dé la intervención legalmente prevista a la Excma.
Cámara del Fuero para que, previo trámite contemplado en el ordenamiento ritual, sea quien
resuelva en definitiva conforme a lo aquí requerido.
III.- PRUEBA
Para el hipotético caso de que la presente recusación no sea aceptada
por el Sr. Juez Dr. Martín Bava, solicito, en la oportunidad del artículo 61 del C.P.P.N. la
producción de la siguiente prueba:
a.- Se agreguen copias completas de las causas 6419/2018 y
6554/2018 del registro del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional n° 3 de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires a cargo del Sr. Juez Dr. Daniel Rafecas.
b.- Se libre oficio al Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional n°
8 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a cargo del Sr. Juez Dr. Marcelo Martínez di Giorgi
requiriendo una amplia certificación del estado actual y resoluciones de mérito que se hayan
adoptado en el marco de la causa FLP14149/2020.
c.- Se certifique, por donde corresponda, si existe sentencia alguna
pasada en autoridad de cosa juzgada que haya acreditado apodícticamente acciones ilícitas de
espionaje en el ámbito del Servicio Penitenciario Federal que el Sr. Juez recusado afirma
cometidas dentro de los años 2016-2019. Esa prueba permitirá acreditar y alegar al respecto, si
las afirmaciones del Sr. Juez recusado exponen hechos objetivos de a realidad, o son
consecuencia de su subjetividad, prejuzgamiento y parcialidad.
d.- Se certifique, por donde corresponda, si existencia sentencia
alguna pasada en autoridad de cosa juzgada que haya acreditado apodícticamente acciones de
escuchas ilícitas en el ámbito del Servicio Penitenciario Federal que el Sr. Juez recusado afirma
como consumadas durante el período 2016-2019. Esa prueba permitirá acreditar y alegar al
respecto, si las afirmaciones del Sr. Juez recusado exponen hechos objetivos de a realidad, o son
consecuencia de su subjetividad, prejuzgamiento y parcialidad.
e.- Se libre oficio al Senador Nacional Juan Carlos Marino, a fin de
que informe si en el despacho del nombrado legislador se refugió al Sr. Eduardo Winkler, DNI
21.812.422, como afirma que ocurrió el Sr. Juez recusado.

26
f.- Se libre oficio al Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional n°
4, Secretaría n° 7 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a fin de que remita fotocopias
certificadas de las actuaciones CFP7808/2020.
g.- Se certifique, por donde corresponda, si existe sentencia alguna
pasada en autoridad de cosa juzgada que haya acreditado apodícticamente la existencia de algún
plan sistemático de inteligencia ilegal en la Argentina durante el período 2016-2019 como dio
por cierto el Sr. Juez recusado. Esa prueba permitirá acreditar y alegar al respecto, si las
afirmaciones del Sr. Juez recusado exponen hechos objetivos de a realidad, o son consecuencia
de su subjetividad, prejuzgamiento y parcialidad.
IV.- AUDIENCIA DEL ARTÍCULO 61 DEL C.P.P.N.
Una vez producido el eventual informe del Sr. Juez recusado
rechazando las causales aquí expuestas, y producida la prueba requerida en el capítulo anterior,
solicito que se fije la audiencia contemplada en el artículo 61 del ordenamiento ritual, para
poder alegar a su respecto, lo que garantizará el amplio contradictorio sobre la sensible cuestión
ventilada y así tutelar el debido proceso y la defensa en juicio.
Para el caso de que se rechacen las causales invocadas y en la medida
que no se suspenda la audiencia de la declaración indagatoria ordenada respecto de mi ahijado
procesal -lo que se fundamentará por separado- formulo las pertinentes reservas de requerir la
nulidad de todos los actos procesales que se celebren con intervención del Sr. Juez recusado
para el supuesto de que termine siendo apartado por una instancia revisora superior.
V.- RESERVAS
Para el hipotético caso de no encontrar una resolución favorable al
planteo de recusación que efectúo, hago expresa reserva de recurrir en casación e introduzco el
caso federal ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Ello así en virtud de que sus efectos no resultarían susceptibles de
reparación ulterior31, causando a esta parte un agravio irreparable en cuanto vulnera los derechos
y garantías tutelados en nuestra Constitución Nacional (artículo 18 CN) y en los tratados
Internacionales incorporados a ella, al privársele a mi ahijado procesal del derecho a ser oído
con las debidas garantías y a ser juzgado por un juez imparcial.

31
Así lo menciona el Dr. Carrió: “...en el caso “Tiscornia”, la Corte señaló que cuando lo que se cuestiona es la
propia jurisdicción del órgano judicial interviniente, cabe atribuir carácter definitivo a la sentencia, por causar un
agravio de insusceptible reparación ulterior”. En Carrío, Alejandro “Garantías Constitucionales en el proceso
penal”, ed. Hamurabi, pag. 51.
27
La Corte Suprema de Justicia de la Nación en el ya citado fallo
“Llerena”, con fecha 17/05/2005 resolvió “Existe cuestión federal suficiente si la defensa pone
en discusión el alcance de la garantía del juez imparcial reconocida dentro de los derechos
implícitos del art. 33 C.N.., y se deriva de las garantías de debido proceso y de defensa en
juicio.” “Es admisible el recurso extraordinario tratándose de planteos acerca de las causales
objetivas de recusación de los magistrados, cuando está en juego la inteligencia del art. 18 C.N.
y de los tratados internacionales incorporados a ésta”.
VI.- PETITORIO
Por todo lo expuesto al Sr. Juez es que solicito:
a.- Tenga por promovido en legal tiempo y forma el presente planteo
de recusación, por prejuzgamiento y temor fundado de parcialidad en su contra.
b.- Dé trámite de rigor a este planteo. Para el caso de que las causales
de recusación no fueren admitidas por el Sr. Juez recusado, se eleve la cuestión al Superior, para
que allí se abra el incidente a prueba, se ordene la audiencia del caso y oportunamente se haga
lugar a su apartamiento.
c.- Tenga presente la introducción del caso federal.
PROVEER DE CONFORMIDAD
SERA JUSTICIA

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