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ADA 3.

Peligros Ambientales en la Infancia

En equipos deberán identificar los tipos de peligros ambientales a los que están expuestos los infantes, para ello, se apoyarán en las
presentaciones y lectura que se encuentran en este mismo apartado: LIBRO PELIGROS AMBIENTALES,
Presentarán un esquema donde expresen con claridad los tipos de peligros ambiental y en qué consiste cada uno de ellos, a las que
puede estar expuesto el infante.

 Naturaleza de los peligros para la salud ambiental

 Peligros físicos
Los peligros físicos son las formas de energía potencialmente nocivas en el ambiente que pueden resultar en peligrosidad

inmediata o gradual de adquirir un daño cuando se transfiere en cantidades suficientes a individuos expuestos.
Se trata de aquellos factores ambientales de naturaleza física que pueden provocar efectos adversos a la salud según sea
la intensidad, exposición y concentración de estos
OTRA DEFICIÓN
- Fuentes
Este tipo de peligros pueden provenir tanto de formas de energía naturales como antropogénicas. (Las fuentes
antropogénicas son aquellas causadas por el hombre).
La liberación de energía física puede ser súbita y no controlada, como el caso de un ruido fuerte explosivo, o puede ser
constante y más o menos bajo control, como en las condiciones de trabajo con la exposición a largo plazo a niveles
inferiores de ruido constante.
- Tipos de peligros físicos
 Ruido y vibraciones
El ruido se define como un sonido indeseable, y este viaja en forma de ondas por medio del aire o cambios de
presión, y esto produce vibraciones en el tímpano, el cual las transfiere a el resto del aparato auditivo, y ahí dentro,
las llamadas células ciliadas son las encargadas de responder a las vibraciones del fluido enviando los impulsos
nerviosos al cerebro, el cual se encarga de interpretar los impulsos como sonido o ruido.
Los sonidos intensos producen ondas mayores que los menos intensos. Estas ondas mayores producen mayores
vibraciones dentro del oído, que pueden dañar las células ciliadas. A veces el daño es temporal y se repara
naturalmente después de unos minutos o días.
Ej. El zumbido del oído que uno experimenta después de asistir a un concierto de música fuerte.
En otras ocasiones el daño puede ser permanente cuando es a altas intensidades de ruido. Las células ciliadas,
como todas las células nerviosas, no pueden reemplazarse y presentan muy limitada capacidad para repararse a sí
mismas.
Cada año millones de trabajadores industriales pierden proporciones importantes de su capacidad auditiva debido a
exposiciones al ruido intenso en sus lugares de trabajo. Los niveles altos de ruido pueden ocurrir también en el
ambiente general, pero principalmente asociados al tránsito y a los sistemas de transporte.
Ej. Niveles de ruido sobre una acera de una calle abarrotada, un tren subterráneo rápido con ventanas
abiertas
Aún con los niveles de más baja intensidad, el ruido puede ocasionar perturbaciones del sueño, originar tensión y
reducción de la calidad de vida. El problema del ruido comunitario y sus efectos perturbadores está aumentando a
medida que más y más gente vive en las ciudades, donde el ruido del tránsito, del vecindario y la industria
raramente se encuentra bajo cualquier control.
La intensidad del sonido se mide en decibeles (dB). Los niveles se ajustan usualmente para reflejar cómo escucha el
oído humano. Se puede hacer uso de la escala A y medir con un instrumento manual llamado sonómetro (medidor
de nivel sonoro)

Incrementar la intensidad del sonido aumenta el riesgo de pérdida del sentido de la audición. El riesgo de sufrir la
pérdida de sensibilidad auditiva comienza con la exposición prolongada a sonidos de aproximadamente 75 dB(A)
Muchos países usan 85 dB (A) como límite seguro del ruido en puestos de trabajo. Como regla general, si una voz
fuerte no es comprensible a una distancia de un metro debido al ruido de fondo excesivo, el nivel de ruido está sobre
85 dB (A) y pudiera ser probablemente riesgoso.
En la medida que la intensidad aumenta, la longitud del tiempo de exposición que ocasiona disminuciones de
sensibilidad auditiva decrece.
Por ejemplo, aproximadamente 15% de los individuos expuestos a 90 dB(A), por ocho horas al día durante una vida
de trabajo entera (40 años), experimentará una pérdida importante de la agudeza auditiva. A 85 dB(A) el riesgo es
de 10%.
Las pérdidas auditivas causadas por ruido pueden ser impedidas a través de un programa de control del ruido y al
mismo tiempo de vigilancia de la salud de los trabajadores para la detección temprana de las pérdidas auditivas.
Muchos programas en la industria incluyen la remisión de los empleados afectados a especialistas, controles
administrativos para limitar la duración de asignaciones de los trabajadores a áreas ruidosas y medidas de control
del ruido.
En adición al ruido, la energía vibratoria puede también ser transmitida directamente a otras partes del cuerpo
humano. El uso de múltiples herramientas o equipo manual puede resultar en afecciones de la salud, como
resultado de la vibración de brazo y mano.
El efecto más característico de exposición prolongada a la vibración de la mano es la vasculitis de vibración, o
“enfermedad del dedo blanco”, un tipo de vasoconstricción espontánea o inducida por el frío que resulta en una
reducción de la sensación al tacto delicado, la vibración, o la temperatura, y que ocasiona un dolor marcado. Se la
ha nombrado de este modo, por el aspecto blanco de los dedos ante la contracción de los vasos sanguíneos. Las
vibraciones pueden también transmitirse al cuerpo entero cuando se conducen vehículos como bulldozers,
excavadoras, camiones y automóviles sobre terreno irregular o caminos con baches. Estas vibraciones pueden
dañar el sistema musculoesquelético.

 Radiaciones ionizantes
Es la disociación de los átomos en el cuerpo humano lo que ocasiona un efecto biológico nocivo. Los iones son
altamente reactivos y dañan la estructura de células críticas, incluyendo proteínas y el ADN.
Es definida como radiación electromagnética con la energía suficiente para separar un electrón desde un orbital.
Los átomos inestables, que poseen demasiados o pocos neutrones, tratan de ser más estables emitiendo partículas
y/o radiación electromagnética (energía). El tipo de radiación emitida (alfa, beta, gamma) depende del tipo de
inestabilidad. La emisión de radiación desde un átomo inestable se llama decaimiento o desintegración. Cada tipo
de átomo inestable tiene una vida media conocida, ésta representa el tiempo requerido para que la mitad de los
átomos decaiga, emitiendo radiación.
Ej.

Una unidad de radioactividad es llamada un becquerel (Bq). Es equivalente a la desintegración de un átomo por
segundo. La cantidad de daño ocasionada por esta radioactividad depende de un número de factores,
especialmente el tipo de radiación.
Tipos:
1) Radiación alfa
Partícula pesada. No es muy penetrante y es muy fácil protegerse cuando la fuente es externa al cuerpo. La
radiación alfa no puede penetrar la superficie de la piel. Sin embargo, cuando las partículas que emiten
radiación alfa se inhalan o ingieren, ellas pueden ionizar los átomos en células vivas, produciendo un daño
importante.
2) Radiación beta
Partícula menos pesada, también constituyen un peligro si la fuente se inhala o ingiere. Comparada a la
radiación alfa, presenta una penetración más alta (dependiendo de la energía y la densidad del material) pero
tiene una tasa menor de disociación que la radiación alfa.
3) Radiación gamma
Frecuentemente se presenta junto con la emisión de partículas beta. Esta radiación electromagnética, por su
frecuencia y energía altas, puede penetrar relativamente fácil pero tiene un valor de disociación inferior.
Tanto las fuentes internas como externas pueden constituirse en un peligro. Ej. Los rayos X son rayos gamma
producidos por una máquina, en tanto los rayos cósmicos son rayos gamma provenientes del espacio
4) Radiación de neutrones
Estos pueden ocasionar daños significativos en la célula por la ionización debido a que la partícula pesada
conlleva una cantidad alta de energía. El material que atraviesan se transforma en radioactivo y los neutrones
son absorbidos por los núcleos de los átomos del material, entonces estos últimos se inestabilizan y también
decaen. A este fenómeno se le llama activación neutrónica.
El conocimiento del tema está basado en observaciones, experimentos con animales y el estudio de los efectos de
exposiciones humanas a dosis altas, tal como en la investigación de los supervivientes de los bombardeos atómicos
de Japón.
Los efectos de la radiación ionizante se dividen en dos tipos básicos:
- Efectos umbrales (también conocidos como no-estocásticos o determinísticos)
Siguen una relación dosis-respuesta en un individuo único, al igual que cuando se ingiere una sustancia tóxica.
- Efectos no-umbrales (estocásticos)
Ocurren o no, de acuerdo con una probabilidad dependiente de la magnitud de la exposición. Ej. Después de
una exposición a niveles altos de radiación, un grupo o población puede enfrentar un incremento del riesgo para
determinados tipos de cáncer pero, en esta exposición, pudiera resultar afectada tanto una persona expuesta a
una dosis mayor, como también otras con exposiciones relativamente menores.
Se considera que ocurren como resultado de la exposición a un amplio rango de dosis, aun relativamente bajas.

Fuentes de la radiación:
Fuentes naturales, como la radiación cósmica; exposición interior en edificaciones por los materiales de
construcción; exposición al radón; tratamientos médicos (terapia para el cáncer y radiografías para observar
órganos internos.)
Otras fuentes son los artículos de consumo como los detectores de humo, interruptores de luz, despertadores,
relojes luminosos.
Otra fuente de radiación ionizante son los accidentes nucleares, como en el caso de Chernobyl, las pruebas
nucleares y plantas eléctricas nucleares.
Efectos a exposiciones en dosis altas
Quemaduras en la piel, daño a la médula ósea, esterilidad aguda, muerte y enfermedad por radiación.
Ocurren a exposiciones mucho más altas que aquellas que sucederían a los trabajadores en operaciones
normales o al público desde descargas ambientales de la producción eléctrica nuclear
Los cánceres de mayor interés concernientes a la radiación son: del pulmón, leucemia, piel, seno y tiroides.
El embrión humano y el feto son particularmente sensibles a la radiación, y el riesgo de inducción de cáncer es
consecuentemente más alto que en la población general, mientras el riesgo de daño genético es probablemente
por lo menos igual de alto. Como resultado de la observación de malformaciones en los estudios de animales,
se recomienda que la exposición ocupacional de mujeres encinta debería controlarse de forma tal que la dosis
al feto no exceda 1 mSv (mili Sieverts, medida común que toma en cuenta la dosis absorbida y el tipo de
radiación) durante el curso del embarazo.

 Radiación no ionizante
La energía es transportada por la propagación de perturbaciones en los campos eléctricos y magnéticos que se
encuentran siempre en ángulos rectos el uno respecto al otro. Los dos campos varían en fase coordinadamente en
la forma de un movimiento ondulatorio.
La radiación electromagnética con una longitud de onda sobre 10-10, no tiene energía suficiente para ocasionar
disociaciones. Por lo tanto, esta parte del espectro se refiere como de las radiaciones no ionizantes.
La radiación electromagnética con una longitud de onda sobre 10-10, no tiene energía suficiente para ocasionar
disociaciones. Por lo tanto, esta parte del espectro se refiere como de las radiaciones no ionizantes. En años
recientes, ha habido interés considerable sobre este peligro, porque el agotamiento de la capa de ozono
estratosférico ha conducido al aumento de las exposiciones a la radiación UV.
Otro tipo de radiación no ionizante, al que millones de personas se exponen, son los campos electromagnéticos
(EMF, siglas en inglés). Estos se desarrollan alrededor de las líneas de conducción eléctrica, maquinaria e
instalaciones eléctricas en hogares, transmisores de radio y teléfonos portátiles. En la mayoría de las situaciones
las dosis son demasiado bajas para ocasionar cualquier efecto en la salud. Sin embargo, se ha informado acerca de
un número de posibles impactos en la salud, incluyendo el cáncer, pero las investigaciones no han dado un cuadro
claro aún. La luz es en sí un tipo de radiación que puede ocasionar ceguera si el ojo se expone directamente a una
intensidad muy alta, tal como cuando una persona mira directo al sol por demasiado tiempo.
Otro tipo de radiación no ionizante, al que millones de personas se exponen, son los campos electromagnéticos
(EMF, siglas en inglés). Estos se desarrollan alrededor de las líneas de conducción eléctrica, maquinaria eléctrica e
instalaciones eléctricas en hogares, transmisores de radio y teléfonos portátiles. En la mayoría de las situaciones
las dosis son demasiado bajas para ocasionar cualquier efecto en la salud. Sin embargo, se ha informado acerca de
un número de posibles impactos en la salud, incluyendo el cáncer, pero las investigaciones no han dado un cuadro
claro aún. La luz es en sí un tipo de radiación que puede ocasionar ceguera si el ojo se expone directamente a una
intensidad muy alta, tal como cuando una persona mira directo al sol por demasiado tiempo.
El efecto a la salud mejor documentado por la exposición a la radiación UV es el cáncer de piel. La gente de piel
delgada está en riesgo, particularmente si trabaja afuera, en ocupaciones que no proveen mucha protección contra
el sol. El baño de sol excesivo es otra exposición que agrega riesgo al cáncer de piel. El cáncer de piel es cada vez
más común en países con personas de piel sensible, tal como el Reino Unido y Escandinavia.
Otro efecto importante de la radiación UV a la salud es las cataratas (opacidad del cristalino del ojo). Las cataratas
pueden conducir a la ceguera y son cada vez más comunes en la vejez. Este efecto es ocasionado por la
exposición directa de los ojos a la radiación UV.
Un tercer efecto potencial de la radiación UV en la salud es el cambio en el sistema inmunológico, pero hasta hoy
sólo ha sido demostrado en animales. Si exposiciones elevadas a la radiación UV reducen la función del sistema
inmune en la gente, podrían entonces aumentar las enfermedades infecciosas en las personas expuestas y podría
disminuir la eficacia de las inmunizaciones en los niños contra enfermedades transmisibles, como sarampión y
hepatitis. En este momento no se sabe si este es un problema real.
Las exposiciones ocurren cerca de las líneas de potencia de alto voltaje, particularmente las líneas aéreas de
voltajes muy altos, que han llegado a ser cada vez más comunes en décadas recientes con el incremento de los
aparatos eléctricos en el hogar y la presencia creciente de la electricidad en la vida urbana.

 Luz, láseres
La luz visible es un tipo de radiación no ionizante. No es tan poderosa como la radiación UV y principalmente
ocasiona daño al ojo después de sobre exposición. El láser (que es luz amplificada por la emisión estimulada de
radiación) es la luz que se ha sincronizado de modo tal que la radiación es de una frecuencia específica y las ondas
de luz viajan todas en fase y en pulsos. Esto hace que llegue más energía directamente al ojo que cuando
se trata de luz normal. La luz de láser de alta energía puede por lo tanto resultar extremadamente
dañina al ojo, y puede igualmente producir quemaduras en la piel y otros materiales. Aunque la luz de
láser sea un peligro ocasional en escenarios ocupacionales,

la carencia de iluminación suficiente, particularmente en el ambiente de trabajo, es un problema


mucho más general. La mala iluminación aumenta el riesgo de daños en las fábricas, así como también
en carreteras, y aumenta la fatiga de la vista en la gente que tiene que leer o desempeñar tareas de
precisión en su trabajo. La tensión de la vista puede conducir a dolores de cabeza y a diversos síntomas
psicosomáticos.

 Presión
Los efectos adversos directos de estos cambios de presión se llaman barotraumas y son de interés particular en
medicina aeroespacial y submarina.
Los problemas de salud asociados con la compresión generalmente ocurren cuando no hay manera de equilibrar
las presiones en un espacio encerrado. Los efectos de descompresión son más comunes y pueden ser severos
cuando una persona emerge desde un ambiente presurizado. Estas ocurren cuando un buzo retorna a la superficie
demasiado rápidamente o cuando los trabajadores que se encuentran en cámaras comprimidas, tales como
compuertas presurizadas flotantes, han sido despresurizados demasiado abruptamente.
Efectos potencialmente serios, incluyendo la enfermedad de la descompresión, embolia de aire y necrosis aséptica
(muerte de áreas pequeñas) de los huesos.
Sin embargo, se debe recordar que ya a 2000 metros de altura la reducción de la presión de oxígeno por el aire
inhalado puede ocasionar insuficiencias respiratorias en las personas no acostumbradas a esta altura y arriba de
4000 metros puede conducir a inconsciencia y náusea, a menos que se tomen las debidas precauciones.
 Extremos de temperatura
Los peligros asociados con extremos de temperatura pueden dividirse en la exposición al calor y la exposición al
frío. El calor y el frío afectan el bienestar y la salud de millones de personas cada año. La adaptación al clima, el
tipo de vivienda, el vestuario y otras precauciones, determinarán los impactos en la salud.
La regulación interna de la temperatura en presencia de las variaciones de temperatura en el ambiente resulta
necesaria para la vida humana. Los problemas suceden cuando una de las tres condiciones siguientes ocurre:
1) las variaciones de temperatura son tan extremas que exceden la considerable capacidad del cuerpo para
adaptarse;
2) los mecanismos de adaptación, como la vasodilatación o la sudoración, se afectan; o
3) la exposición a los extremos de temperatura se concentra en una parte particular de cuerpo, como en la
congelación o quemaduras térmicas.
El cuerpo humano regula la temperatura mediante el sistema nervioso central (SNC), esto es disipando el calor en
forma de vasodilatación y sudoración, o que aumentan el calor como tititar, conservar el calor (vasoconstricción).
También envía señales que hacen a uno consciente de estar caliente o frío, y que inician cambios conductuales,
tales como cambios en la ropa, búsqueda de refugio, o modificación de actividad.

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