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La Línea Gustav (o de Invierno) consistió en una serie de fortificaciones construidas en Italia

durante la Segunda Guerra Mundial por la Organización Todt de la Alemania nazi, pensada con
el fin de evitar o, al menos, ralentizar el avance de las tropas aliadas por la península Itálica en
dirección hacia el norte.

La línea fortificada se extendía desde el mar Tirreno, justo al norte del punto en el cual el río
Garellano (Garigliano en italiano) desemboca en el mismo, seguía hacia el oeste a través de los
montes Apeninos y llegaba hasta la desembocadura del río Sangro en el mar Adriático. El
centro principal de la línea, donde la misma cruzaba el gran eje de comunicaciones norte-sur
(hoy en día la autopista 6), se encontraba al pie del monte Cassino y de la abadía de
Montecassino que estaba en su cumbre.

La línea había sido fortificada, incluyendo emplazamientos de cañones, búnkeres de cemento,


nidos de ametralladora, alambre de espino y campos de minas. Se trataba en realidad de la
más sólida y poderosa de las líneas defensivas alemanas ubicada al sur de la ciudad de Roma.
La línea Bernhardt se encontraba algo más al sur.

Tras el desembarco en Italia de los Aliados en septiembre de 1943, el Gobierno italiano había
capitulado (armisticio de Cassibile), pero el Ejército alemán proseguía con los combates,
habiendo logrado reunir unas 15 divisiones para la defensa.

El primer objetivo de las tropas aliadas era alcanzar Roma, la capital de Italia, y para ello la vía
más evidente era el valle del río Liri, cercano y al norte de Cassino.

Las tropas alemanas en Italia se encontraban al mando del mariscal Albert Kesselring, mientras
que la defensa de la Línea Gustav había sido confiada al general Heinrich von Vietinghoff, del X
Ejército alemán.

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