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TEMA 3 – TEOLOGÍA II

QUIÉN ES DIOS (QUID SIT): LA ESENCIA DE DIOS


Al tratado de la existencia de Dios que, como hemos visto, es el recorrido que la
razón natural hace desde lo sensible a la realidad de Dios, le sigue naturalmente
el tratado sobre la esencia de Dios. Antes de abordar el tema, vamos a realizar
una breve explicación filosófica sobre la palabra esencia, para luego
comprender su aplicación en Dios.
La esencia:
Es verdad que todos los seres existen, pero no todos tienen la misma forma de
existencia. Ejemplo. Un hombre es un ser, un árbol es un ser, un perro es un ser,
un diamante es un ser, etc. Todos ellos tienen en común la existencia, todos ellos
existen, pero no todos ellos tienen la misma forma de existencia. Lo que da la
forma de existencia es la esencia. El hombre tiene una esencia que lo hace ser
hombre, el árbol tiene una esencia que lo hace ser árbol, el perro tiene una
esencia que lo hace ser perro, el diamante tiene una esencia que lo hace ser
diamante. Todos ellos, el hombre, el árbol, el perro y el diamante, tienen diversas
formas de existencia en virtud de sus respectivas existencias.
Es la esencia, la que da una determinada existencia. Dicho todo esto ya
podemos definir qué es la esencia: “esencia es aquello que hace que una
cosa sea esa cosa y no otra”. Por ejemplo: ¿Qué es aquello que hace que el
hombre sea hombre? La respuesta de aquello que hace que el hombre sea
hombre y no otra cosa es su animalidad- racional. El ser un animal dotado de
razón lo hace ser hombre, esa es su esencia, y ella, la esencia lo define como
hombre. Hay otros seres racionales que no son hombres, y no lo son porque
carecen de la animalidad que sí tiene el hombre, no referimos a los ángeles. Si
queremos definir qué es un ángel, diremos que es un ser espiritual dotado de
razón, pero se diferencia del hombre en que no tiene cuerpo animal, el ángel es
un ser espiritual no corporal. Ya podemos entender lo que es una esencia,
aquello que hace que una cosa sea eso y no otra cosa. La esencia de la cosa
la encontramos en la cosa misma, el hombre lo que hace es descubrirla. El
hombre no puede dar esencia a cosa alguna, es Dios quién al crear dio esencia
las cosas, las hizo ser lo que son, y al hombre le dio inteligencia para descubrir
esa esencia de las cosas para que así supiera la verdad sobre ellas.
La Esencia de Dios:
Si el Dios conocido como existente por la razón natural no es el ser del hombre
o del mundo, es necesariamente la plenitud del Ser, es el Ser por esencia.
Su esencia, es decir, su Ser como tal, no puede ser igual al ser del hombre o del
mundo ya que si lo fuera sería o una imaginación del hombre, o el mundo mismo
del cual el hombre sería una parte sin distinción real. Lo que denominamos
esencia, es decir, la respuesta a la pregunta ¿quién es?, sería, en este caso,
algo ilusorio porque el ser indistinto sería lo común a todos, Dios inclusive.
Visto de otra manera: si Dios es el mundo y el hombre, la palabra Dios no tendría
contenido real, sería una especie de sinónimo de hombre y mundo. Otra
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posibilidad es que sólo Dios exista, en cuyo caso, el mundo y el hombre serían
mera ilusión, algo así como un sinónimo de Dios. Ambas posibilidades
desembocan en lo mismo: sólo existiría este mundo inmanente, es decir, más
allá de lo que podemos conocer por los sentidos y la experiencia directa no
existiría nada. El panteísmo desemboca en el materialismo y el agnosticismo.
Mientras que en los seres que no somos Dios podemos distinguir entre el ser (el
acto de ser) y la esencia (lo que somos), en Dios la distinción no existe porque
su esencia es el Ser mismo. Si Dios es el ser en sí mismo, todos los demás
seres dependen de Él mientras que Él no depende de nada, es el Ipsum esse
subsistens (El ser que subsiste por sí mismo).

Por otra parte, el "ser" en cuanto "subsistente" (IPSUM ESSE SUBSISTENS),


reúne todas las condiciones para expresar la esencia de Dios:

1. En primer lugar, ese concepto no designa un mero modo de ser, sino la


perfección que analógicamente corresponde, ante todo, a Dios y que es el
núcleo de su esencia.
2. El ser subsistente es lo que diferencia específicamente a Dios de los
demás seres, que "tienen" ser, pero "no son" el ser. Y el ser subsistente y
absoluto de Dios (IPSUM ESSE SUBSISTENS) tiene toda su realidad objetiva
independientemente del entendimiento humano.
3. El ser subsistente es así mismo la raíz de la que derivan todas las demás
perfecciones y atributos divinos, pues, como afirma Sto. Tomás, no puede
faltar ninguna perfección en el ser de Dios que es el SER SUBSISTENTE EN
SI MISMO.

Llegados a este punto es muy importante una consideración sobre los límites del
conocimiento humano y el objeto de ese conocimiento que es Dios.
El conocimiento de Dios como Ser por esencia es un conocimiento real, cierto y
preciso, pero nunca exhaustivo. Es decir, sabemos que Dios es Dios, pero no
sabemos, ni podemos saber, todo de Él. Dios es un horizonte inagotable de
conocimiento, es infinitamente inteligible porque es infinitamente inteligente. Por
esta razón es que Dios es para nosotros el Incognoscible de tal forma que si
pudiéramos definir de modo completo a Dios, eso que definiríamos no sería Dios
sino un producto de nuestro limitado entendimiento. Siendo esto así, no podemos
sin embargo negar la posibilidad de conocerlo, y conocerlo como Dios. Si nos
limitáramos a decir que Dios es lo totalmente Otro, sin contacto con el ser que
depende de Él, no podríamos afirmar nada de Él, ni siquiera su existencia. Esta
es la doctrina denominada deísmo, según la cual, no existiría relación entre Dios
y sus creaturas. El deísmo desemboca, en la práctica, en ateísmo, es decir, en
la negación de Dios como ser existente y cognoscible.
¿Cómo hablar de Dios? A modo de extensión, revise los siguientes numerales
del Catecismo de la Iglesia Católica: 39 – 43.
En nuestro lenguaje sobre Dios siempre usamos la analogía, es decir, la
referencia a una cualidad que conocemos en nosotros y el mundo que nos rodea,
que está de modo eminente en Dios. La analogía se sitúa entre el lenguaje
unívoco, una forma de hablar que no admite posibilidad de significados diferentes
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(por ejemplo, cuando uso la palabra piedra al referirme a una piedra concreta), y
el lenguaje equívoco que admite diferentes significados (por ejemplo, cuando
uso la palabra Lima, que puede referirse a la ciudad, la fruta, el instrumento o el
verbo). La analogía no es unívoca porque no podemos agotar el significado de
las palabras que decimos de Dios y tampoco es equívoca porque sabemos a
ciencia cierta a qué nos referimos. Así por ejemplo cuando decimos que Dios es
bueno, la bondad a la que nos referimos es la que conocemos como creaturas,
pero no podemos agotar lo que es bondad significa en Dios. La bondad que
predicamos es unívoca como opuesta al mal pero inagotable como referida a
Dios.
Una vez que hemos estudiado la Esencia de Dios, como el “IPSUM ESSE
SUBSISTENS”, según nuestro modo analógico de entender las cosas; ahora
debemos estudiar los atributos divinos. Para esto debes revisar el vídeo sobre
“Los Atributos Divinos”.

Fuente: Rodríguez M. (2019) Apuntes de Teología. Ed. n/a. Arequipa, Perú.

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