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Texto La Esencia de Dios
Texto La Esencia de Dios
posibilidad es que sólo Dios exista, en cuyo caso, el mundo y el hombre serían
mera ilusión, algo así como un sinónimo de Dios. Ambas posibilidades
desembocan en lo mismo: sólo existiría este mundo inmanente, es decir, más
allá de lo que podemos conocer por los sentidos y la experiencia directa no
existiría nada. El panteísmo desemboca en el materialismo y el agnosticismo.
Mientras que en los seres que no somos Dios podemos distinguir entre el ser (el
acto de ser) y la esencia (lo que somos), en Dios la distinción no existe porque
su esencia es el Ser mismo. Si Dios es el ser en sí mismo, todos los demás
seres dependen de Él mientras que Él no depende de nada, es el Ipsum esse
subsistens (El ser que subsiste por sí mismo).
Llegados a este punto es muy importante una consideración sobre los límites del
conocimiento humano y el objeto de ese conocimiento que es Dios.
El conocimiento de Dios como Ser por esencia es un conocimiento real, cierto y
preciso, pero nunca exhaustivo. Es decir, sabemos que Dios es Dios, pero no
sabemos, ni podemos saber, todo de Él. Dios es un horizonte inagotable de
conocimiento, es infinitamente inteligible porque es infinitamente inteligente. Por
esta razón es que Dios es para nosotros el Incognoscible de tal forma que si
pudiéramos definir de modo completo a Dios, eso que definiríamos no sería Dios
sino un producto de nuestro limitado entendimiento. Siendo esto así, no podemos
sin embargo negar la posibilidad de conocerlo, y conocerlo como Dios. Si nos
limitáramos a decir que Dios es lo totalmente Otro, sin contacto con el ser que
depende de Él, no podríamos afirmar nada de Él, ni siquiera su existencia. Esta
es la doctrina denominada deísmo, según la cual, no existiría relación entre Dios
y sus creaturas. El deísmo desemboca, en la práctica, en ateísmo, es decir, en
la negación de Dios como ser existente y cognoscible.
¿Cómo hablar de Dios? A modo de extensión, revise los siguientes numerales
del Catecismo de la Iglesia Católica: 39 – 43.
En nuestro lenguaje sobre Dios siempre usamos la analogía, es decir, la
referencia a una cualidad que conocemos en nosotros y el mundo que nos rodea,
que está de modo eminente en Dios. La analogía se sitúa entre el lenguaje
unívoco, una forma de hablar que no admite posibilidad de significados diferentes
TEMA 3 – TEOLOGÍA II
(por ejemplo, cuando uso la palabra piedra al referirme a una piedra concreta), y
el lenguaje equívoco que admite diferentes significados (por ejemplo, cuando
uso la palabra Lima, que puede referirse a la ciudad, la fruta, el instrumento o el
verbo). La analogía no es unívoca porque no podemos agotar el significado de
las palabras que decimos de Dios y tampoco es equívoca porque sabemos a
ciencia cierta a qué nos referimos. Así por ejemplo cuando decimos que Dios es
bueno, la bondad a la que nos referimos es la que conocemos como creaturas,
pero no podemos agotar lo que es bondad significa en Dios. La bondad que
predicamos es unívoca como opuesta al mal pero inagotable como referida a
Dios.
Una vez que hemos estudiado la Esencia de Dios, como el “IPSUM ESSE
SUBSISTENS”, según nuestro modo analógico de entender las cosas; ahora
debemos estudiar los atributos divinos. Para esto debes revisar el vídeo sobre
“Los Atributos Divinos”.