Está en la página 1de 3

EL DIABLO: ¿CÓMO VENCERLO?

Los diablos eran ángeles buenos, que decidieron volverse malvados, se revelaron
y rechazaron a Dios. Satanás es el príncipe y se opone personalmente a Dios.

Todos estamos bajo su poder y es por el diablo el pecado y sus consecuencias.


Obra mediante la tentación y el engaño. Posee un inmenso poder de seducción,
poder con el cual sedujo a Adán y Eva y trato de seducir a Cristo directamente. Sin
embargo, su poder no es infinito ni ilimitado, es poderoso por ser un espíritu puro,
pero siempre será una creatura. Dios permite que el diablo nos atormente porque
el tiempo en tierra es un tiempo de prueba y a través de su gracia el corazón sale
purificado y la fe fortalecida.

Jesús habla frecuentemente del diablo y actúa en su contra, a través de los


milagros, liberaciones demoniacas y la predica

Se vence al diablo a través de un conjunto de acciones, con una genuina vida en


fe, permanente vigilancia, acogiendo y testimoniando el Evangelio, luchando
contra tentaciones y seducciones, huyendo y evitando el pecado, utilizando
correctamente el discernimiento, orando y cuando sea necesario recurrir al
exorcismo.

Un exorcismo es una oración para la liberación de una persona endemoniada por


el maligno, el exorcismo es un evento que concierne a la comunidad en nombre de
Cristo y de la iglesia. Un exorcista es un hombre en oración que actúa en nombre
de la iglesia con la fuerza del Espíritu Santo. Un ministerio que es don de Dios,
conferido por el Obispo exclusivamente a sacerdotes al interno de la diócesis y,
por eso, por ellos ejercido por medio de la Iglesia. Piedad, ciencia, integridad de
vida, equilibrio, discernimiento, preparación teológica y experiencia espiritual,
capacidad de escucha, son imprescindibles requisitos para un ministerio que es
también un camino de santidad particular porque lleva al enfrentamiento directo
con el demonio. En particular al exorcista se le pide la prudencia tanto para acertar
la presencia del maligno, como para observar las normas establecidas por la
Iglesia.
Los fenómenos diabólicos extraordinarios de la posesión, de la obsesión, de la
vejación y de la infestación son posibles, pero, de hecho, al parecer de los
expertos, son raros. Se pueden reconocer por hablar con muchas palabras de
lenguas desconocidas o entenderlas, hacer conocidas cosas distantes o
escondidas, demostrar fuerzas más allá de las propias posibilidades, aversión
vehemente hacia Dios, la Santísima Virgen María, los Santos, la Cruz y las
Imágenes sagradas.
Por último, para evitar al maligno podemos evitar las cosas sensacionales, estar
atentos a medios de comunicación que tengan interés en fenómenos malsanos, no
recurrir a la magia o poderes ocultos, conocer el significado del lenguaje usado por
la sagrada escritura y recordar lo contrario a la dignidad del ser humano, a la fe en
Dios Padre y en Jesucristo Salvador.

Creo que en nuestros tiempos es muy fácil ser tentado por el demonio, los medios
de comunicación facilitan la transmisión de mensajes que nos seducen, al mismo
tiempo nuestra generación va perdiendo el interés por la tradición de la iglesia y la
verdad. De este modo es que el maligno está tomando dominio sobre una parte de
la población y no hace perder el sentido de cristiana y actuamos fuera de la gracia
del Señor.

Está en nosotros ordenarnos en nuestra fe y permanecer dentro del Evangelio


para no permitir que el demonio siga engatusándonos y llevándonos a través del
camino de oscuridad que nos aleja de la salvación y nos pode en contra de Dios
Padre.

También podría gustarte