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Esta Claire Zachannanssian de ahora fue Klara Wäscher en Güllen. Una joven pelirroja,
sin bienes, hermosa, indómita. Estuvo enamorada de Alfred III. Los amores de Klara y
Alfred tuvieron un fruto. Pero Alfred eludió el matrimonio, comprando dos testigos por
unos tragos, que juraron falsamente haberse acostado con Klara. Así Alfred quedó en
libertad para casarse con Mathilde, cuyos padres tenían algunos bienes, una tienda. El
hijo de Klara y Alfred murió a los pocos meses de nacer. Y Klara pasó a un burdel de
Hamburgo. Allí, en el burdel, la conoció Zachannanssian, el multimillonario, quien, al
morir, la dejó todas sus inmensas riquezas. Y ahora, vieja, pero rica, Claire
Zachannanssian vuelve a su ciudad natal, donde tuvo que sufrir los efectos de la llamada
justicia, a comprar la ocasión de hacer, a su vez, justicia.
Aunque la exigencia de la vieja dama —la justicia, la muerte violenta de Alfred III— es
rechazada al principio, unánimemente, en nombre de la Humanidad, por todos los
habitantes de Güllen, poco a poco esas hermosas y grandes palabras de la primera hora
van siendo sustituidas por otras grandes palabras bajo las cuales llega a admitirse el
crimen que propone Claire Zachannanssian. No pueden evitarlo. Claire Zachannanssian,
con su avasallador poder, es la dueña única de Güllen y de sus industrias, a las que ha
condenado a la inactividad. La muerte de Alfred III las volvería a su antiguo esplendor
y, además, un río de dinero iría a parar a las arcas del Ayuntamiento y al bolsillo de
cada una de las familias residentes en la ciudad. Y el crimen, la justicia vindicativa de la
vieja dama, se consuma, Alfred III muere violentamente a manos de las autoridades y
personas respetables de Güllen. Se certifica su muerte por ataque al corazón.
La visita de la vieja dama continúa, en la quinta década del s. XX, la línea expresionista
que dio su grandeza e interés al tea.alemán anterior a 1933, y que logró pervivir en
Bertolt Brecht. F. D., sin salirse del marco del bloque occidental, a diferencia de Brecht,
y sin comprometerse, con propósito sumamente objetivo, desprovisto de bagaje
ideológico, confina su maestría al puro juego escénico, a la presentación problemática
con resultados irónicos y grotescos, disfrazando, en lo posible, el contenido moral.
“Propongo hombres—dice—, no marionetas; una acción, no una alegoría; un mundo,
ninguna moral. No busco confrontar el mundo ene sta obra; cuanto se desprenda de ella
será cosa del tea, y del público.” … Pero, nos preguntamos, ¿qué significa su
protagonista Claire Zachannanssian? Al tratar de decirlo, no podemos rpescindir del
mundo griego. Para el profesor de Güllen, un humanista, ella es como una Parca, como
una diosa griega del destino; podríamos añadir por nuestra cuenta que es Némesis,
aunque ella prefiera presentarse, en su lenguaje irónico, como la Justicia. Y para
cualquiera de los habitantes de Güllen, no tan humanistas, ella es una especie de Plan
Marshall que puede resolver la economía pública y privada, que es lo que al parecer
importa, a cambio de algo que no importa, por el momento, mucho.
ED. Zürick, Die Arche, 1956. Con epil. De F.D. TRAD/CAST. Tea, suizo
contemporáneo, Madrid, Aguilar, 1961, trad. De J. Moral Arroyo.