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Cuando recibimos al Señor, Él nos equipa para hacer su voluntad. Una de las
cosas que nos da es su armadura espiritual para pelear contra el diablo. Una de
las partes más importante de la armadura de Dios es el yelmo de la salvación, el
cual protege nuestra mente.
¿Qué es el yelmo? . El yelmo romano era como un casco que cubria la cabeza
y parte de la nuca del soldado romano. Podemos tener una espada de doble filo,
el escudo de la fe y el resto de la armadura, pero si nuestra cabeza no esta
cubierta con el yelmo, ¡el enemigo nos puede destruir rápidamente con un solo
golpe!.
1. Como cristianos debemos recordar que somos soldados (II Ti. 2:3-4), que
estamos en una guerra espiritual (Efe. 6:12; II Cor. 10:3) y que como tales
debemos estar, todo el tiempo, vestidos de la armadura de Dios (Efe. 6:13).
1. La cobardía nos impide cumplir con la voluntad de Dios. Es por eso que
este tipo de pensamientos van a condenar aquellos que los cultivan (Apoc.
21:8).
1. Los pensamientos dignos son aquellos que son honestos, serios y sobrios
en acciones (Rom. 12:17; II Cor. 8:21; I Tes. 4:12).
1. Los pensamientos justos son aquellos que tienen que ver con la justicia,
especialmente en el trato que le damos a otros (Deum. 16:20; Salmo 82; Prov.
11:1; 20:7).
1. Los pensamientos amables son aquellos que tienen que ver con la
amabilidad y el amor que nosotros debemos tener los unos con los otros (Jn.
13:34-35; Efe. 4:32).
1. Los pensamientos honorables son aquellos que tienen que ver con lo que
es de buen nombre; por lo tanto si saturamos nuestros pensamientos con la
verdad, nuestras acciones reflejaran su esencia y sin duda nuestra reputación
dará honra a nuestro Dios, siendo reconocidos al mismo tiempo como personas
de andar cristiano (Prov. 22:1; Ecl. 7:1; Mat. 5:13-16; cf. I Ped. 2:12).
2. Por lo tanto, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en eso
meditemos.
Conclusión:
1. Satanás siempre está activo y anda como león rugiente buscando a quien
devorar (I Ped. 5:8).