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EVOLUCION HISTÓRICA DE LA MINERÍA Y CONCESIÓN MINERA

ORDENANZAS DEL PERÚ.-


Fueron normas dictadas para regular el régimen administrativo y judicial
del Virreynato del Perú, recopiladas el 17 de diciembre de 1963 y mandadas
guardar por Ley Nº 37 del Título I del Libro 2º de la Recopilación de las Leyes
de los Reinos de las Indias.

Comprende: Ordenanzas de Minas de Toledo, Ordenanzas del Virrey


García Hurtado de Mendoza de 1º de marzo de 1593; adiciones y limitaciones a
las anteriores del Licenciado Juan de Dios Lupidama, 1598; Ordenanzas del
Virrey Luis de Velazco, entre 1602 y 1603; Varias Reglas y Cédulas, que
confirmaron Privilegios y Ordenanzas de los Mineros.

3.1 ORDENANZAS DE MINERÍA.-


Las Ordenanzas de Minería de Nueva España o de México, fueron
aprobadas el 23 de mayo de 1783, disponiendo el depotismo ilustrado su
aplicación al Perú a través de las 56 “Declaraciones de Escobedo”, oficializadas
por el Rey Carlos III por Real Cédula de 8 de diciembre de 1785.

Los Títulos I al IV, tratan del Tribunal General de Minería, Jueces y


Diputados Reales de Minería, modos de elegirlos, jurisdicción y procedimientos
en las instancias; el V, del dominio de las minas y su concesión; el VI, del
descubrimiento y la petición de minas; el VII de quienes pueden descubrir,
denunciar y trabajar; el VIII, de las pertenencias y demasías; el IX, de la
explotación; el X, de las Minas de desagüe; el XI, de las minas de Compañía; el
XII, de los operarios e ingenieros de minas; el XIII, de las aguas y provisiones;
el XIV, de los maquileros; el XV de los aviadores; el XVI de los bancos de avío;
el XVII, de los peritos y del beneficio de minas; el XVIII de la enseñanza de
minas; y el XIX, de los privilegios de las minas.

Con estas Ordenanzas, se inicia propiamente el Derecho como rama


autónoma de las ciencias jurídicas. Las Ordenanzas rigieron en casi todos los
dominios Españoles de América y continuaron vigentes después de la
Independencia, concretamente en el Perú hasta el 31 de diciembre de 1900.

La característica fundamental de las Ordenanzas de Minería es que las


Minas se consideraron como bienes nacionales y los jueces del ramo en
nombre del Estado conceden la propiedad de ellas a los denunciantes y
descubridores.

Las Minas se conceden a los particulares en propiedad y posesión, de


manera que pueden venderlos, permutarlos, arrendarlos, donarlos, dejarlos en
testamento por herencia, enajenar, etc. Se podía descubrir, solicitar,
registrar y denunciar cualquier tipo de mineral, metálico o no metálico,
incluyendo oro, plata, piedras preciosas, así como metales básicos.
Durante el régimen legal fijado en las Ordenanzas de Minería las minas
eran de propiedad del Estado que sucedía a la persona del Rey; el Estado podía
concederlas en posesión y propiedad para que fueran explotadas por
particulares; el derecho de posesión y propiedad quedaba asimilado a la
propiedad civil toda vez que las concesiones podían ser objeto de tráfico jurídico
como cualquier bien, siempre que se trabajaran; la posesión y propiedad del
concesionario estaba supeditada al pago puntual del Impuesto semestral de 15
soles por pertenencia, cuyo incumplimiento se consideraba como causal de
extinción del derecho minero.

Las Ordenanzas hizo suyo el sistema regalista por el cual la corona


Española ejercía el dominio de los recursos minerales y las otorgaba a los
particulares en propiedad.

3.2 CÓDIGO DE 1901.-


Desde 18263 se crearon diversas comisiones para la elaboración de dicho
cuerpo de leyes, que subsumiera las relaciones propias de la industria minera
para promulgarse el primer Código de Minería del Perú el 6 de julio de 1900, que
entró en vigencia el 1º de enero de 1901, por mandato contenido en el artículo
220º y que además derogaba todas las Ordenanzas, Leyes, reglamentos y
disposiciones anteriores, referentes a minas, exceptuándose en lo que no se
oponía al Código, es decir la Ley de 05/12/1879 sobre la organización de la
Escuela de Ingenieros, la de 22/12/1888 sobre guano, la de 22/12 sobre la
propiedad salitrera, la de 8/11/1890, sobre impuesto a la propiedad minera, la
de 11/01/1896, referente al estanco de sal y los aranceles, que seguirían
rigiendo mientras no se modificaran

Aprobado por el Presidente López de Romaña. Este Código mereció fuertes


críticas al momento de su dación por su carácter privatista. Este Código califica
a la propiedad minera una vez adquirida legalmente de irrevocable y perpetua
como la propiedad común, sólo sujeto a caducidad por falta de pago del
impuesto anual de 30 soles por pertenencia. La propiedad minera confería el
derecho de explotación y libre disposición de todas las sustancias contenidas
dentro de los planos verticales trazados por los lados del perímetro de la
concesión. La unidad de medida de las concesiones era la pertenencia que
equivalía a un rectángulo de 2 hectáreas, se materializaba como un sólido
prismoidal de base rectangular de dos hectáreas de extensión.

Las sustancias minerales metálicas se encontraban dentro del sistema de


dominio eminente del Estado, al declarar en su artículo 1º que era objeto de la
propiedad minera, con la amplitud que el Código determina: Los yacimientos de
sustancias minerales o fósiles susceptibles de ser industrialmente utilizados; las
haciendas de beneficio y los sitios necesarios para su construcción; las aguas,
en cuanto seas necesarias para la fuerza motriz o cualquier otro uso en las minas
y haciendas de beneficio; y las escorias, relaves, desmontes y demás objetos
que pueden ser adquiridos.

Las sustancias no metálicas eran reservadas para el propietario del


terreno superficial, al señalar en su artículo 2º que pertenecía exclusivamente al
dueño del suelo las piedras silíceas, pizarras, areniscas o asperones, granitos,
piedras y tierras calizas, mármoles, y en general todos los materiales análogos
de construcción y ornato.

Resulta entonces que el dominio que ejercía el Estado sobre los recursos
minerales era relativo, pues se admitía la coexistencia del sistema de dominio
eminente de los recursos minerales que le corresponde al Estado y el Sistema
de accesión, que establece que el propietario del terreno superficial ejerce la
propiedad por accesión de los minerales que se encuentren en la superficie.

Este Código se caracteriza por su espíritu liberal, por su aparente


simplicidad y orden, así como por la preferencia otorgada al concesionario
minero para la utilización de los terrenos superficiales frente a los
derechos de sus propietarios. El concesionario recibió el derecho a expropiar
a falta de acuerdo con tales propietarios.

Este Código rige durante 50 años, siendo derogado finalmente por el


Código de 1950.

3.3 CODIGO DE 1950.-


El 21 de enero de 1950 la Comisión Codificadora para la elaboración del
proyecto de un nuevo Código de Minería, puso en conocimiento público el texto
del Proyecto en cuya oportunidad se consultó a los organismos técnicos,
recibiéndose observaciones de la entonces Escuela Nacional de Ingenieros, el
Instituto de Ingenieros de Minas, El Colegio de Abogados de Lima, la Sociedad
Nacional de Minería, el Banco Minero del Perú, la Sociedad Progreso de la
Pequeña Minería y otras entidades, así como los profesionales en derecho e
ingenieros. Las observaciones y sugerencias sirvieron para la confección del
texto definitivo. El Código derogó desde el 1º de julio de 1950 todas las leyes,
reglamentos, resoluciones y decretos supremos sobre la materia que trataba el
mismo.

Uno de los principios rectores del Código, señalaba en el artículo 1º, que
todo lo relativo a la explotación por los concesionarios tenía el carácter de
utilidad pública, institución muy vinculada al sistema de dominio eminente de
los recursos minerales que ejerce el Estado, en contraposición al sistema de
accesión donde no podría hablarse de utilidad pública, al resultar exclusivo y
excluyente el dominio privado.

Este Código señala que "Las sustancias minerales de toda naturaleza


que se encuentren en el suelo y en el subsuelo del territorio nacional son bienes
de propiedad del Estado, salvo los derechos legales adquiridos. Todo lo
relativo a su explotación por los concesionarios es de utilidad pública".

En el Art. 3º de este Código se define el concepto de concesión, al


señalarse que "el Poder Ejecutivo concederá a las personas naturales y jurídicas,
nacionales o extranjeras de derecho privado que lo soliciten, el derecho a
explorar hasta por cinco años o para explotar indefinidamente toda clase
de sustancias minerales". Se establece dos tipos de concesiones, los de
exploración por el plazo de hasta 5 años y los de explotación por un plazo
indefinido, provenientes de la transformación de las anteriores o de un denuncio
formulado directamente para explotación.

La unidad de medida de la concesión minera se define como "un sólido de


profundidad indefinida limitado en el terreno por los 4 planos verticales,
correspondientes a un cuadrado horizontal de 1 hectárea. La extensión de las
concesiones podía ser de 1 a 1,000 hectáreas.

El Código precisaba que todo concesionario de minas pagaría el impuesto


a las utilidades de la industria y comercio en la forma y tasa que establecía la
ley, es decir gravando las utilidades propias pero no el capital industrial.
Asimismo, señalaba que el pago del canon territorial y del impuesto a las
utilidades exoneraba al concesionario durante 25 años, desde el 12 de mayo de
1950, de todo otro gravamen o impuesto creado o por crearse, ya sea nacional,
regional o local, así como de cualquier tributación sobre la concesión o sobe los
productos que se obtengan, inclusive los existentes derechos de exportación,
garantía otorgada al concesionario a fin que pudiera desarrollar sus actividades
libre de temor de los gravámenes.

Las causales de caducidad estaban referidas exclusivamente a la falta


de pago del canon minero y sobrecanon territorial durante dos años
consecutivos. Estableció una clarísima preferencia a favor del concesionario
minero sobre el propietario del terreno superficial que podía ser expropiado y
objeto de toda clase de servidumbres en aras de la explotación minera y
también a utilizar gratuitamente los terrenos eriazos ubicados fuera del
perímetro de la concesión.

El Estado podía explorar y explotar su riqueza minera "directamente por


organismos estatales o por medio de compañías o sindicatos fiscalizados que se
establezcan con tal objeto. Este Código destaca con nitidez el dominio originario
del Estado sobre las sustancias minerales, con excepción de los derechos
adquiridos, al mismo tiempo que se caracteriza por ser un instrumento legal
privatista en cuanto que impulsó la actividad minera privada con exoneraciones
tributarias.

3.4 LEY GENERAL DE MINERIA DECRETO LEY 18880.-


Promulgado el 8 de junio de 1971 por la Junta Militar, derogo el Código
de Minería de 1950. Con alto contenido político propio del Militarismo que
imperaba en casi toda Latinoamérica, señaló que el desarrollo de la industria
minera estableció como factor fundamental la actividad empresarial del Estado
para asegurar su crecimiento y que el pueblo peruano obtenga de sus riqueza
naturales el beneficio a que tiene derecho; La necesidad de impulsar las labores
de prospección para poner de manifiesto nuevas reservas mineras,
proporcionando al descubridor garantías suficientes, y a la vez, facilitando al
Estado una fuente importante de conocimiento del potencial minero nacional.
Esta ley define que "la concesión minera es un inmueble distinto y
separado de la superficie en donde está ubicada" en virtud de la cual se otorgaba
a su titular un derecho real. La unidad de medida fue definida en los mismos
términos que el Código de 1950, teniendo la concesión una extensión mínima
de 1 hectárea y una máxima de 1,000. Los derechos del concesionario sobre
el terreno superficial de la concesión y del derecho a usar gratuitamente los
terrenos eriazos así como establecer servidumbres e incluso a expropiar
predios de terceros, fueron definidos en forma similar o quizás más contundente
de la establecida en el Código de 1950.

El cambio más significativo en el presente Decreto Ley fue la obligación


de invertir y producir para mantener vigente la concesión, sin perjuicio de
pagar el canon territorial. La ley estableció causales de caducidad distinta
para las concesiones de exploración y explotación. Con relación a la
segunda, además de la antigua causal del no pago del canon territorial durante
dos años consecutivos, se establecieron cinco causales adicionales vinculadas al
incumplimiento de las obligaciones de invertir así como de producir.

La Ley de Minería estableció un status jurídico a los pequeños productores


mineros, otorgándoles beneficios y exonerándoles del pago del impuesto al
patrimonio y otros tributos, así como el beneficio de una tasa rebajada en las
publicaciones de los avisos de denuncios en el diario oficial El Peruano.

Durante la vigencia de esta Ley el concesionario se generó un ambiente


de inestabilidad que fue perjudicial para el buen desarrollo de la industria
minera, ya que la concesión podía llegar a caducar por múltiples razones más
allá de su control. El papel del Estado en la Industria Minera toma importancia,
ya que se le dedica el Título Segundo de la Parte Primera de la Ley General de
Minería. En dicho título se definió al denominado Derecho Especial del
Estado "como el derecho que éste tiene de ejercer determinada actividad de la
industria minera con excepción de la comercialización". Estos no se acogían al
sistema de amparo por el trabajo.

Así también, se faculta al Estado para decretar la no admisión de


denuncios mineros, la reserva de ciertas sustancias minerales, la creación de
áreas de reserva nacional sobre las que no era posible otorgar concesiones, la
constitución de los Derechos Especiales del Estado sobre áreas de reserva
nacional a favor de Minero Perú y también para Planta de Beneficio, Refinación
y Labores Generales.

3.5 LEY GENERAL DE MINERIA, DECRETO LEGISLATIVO 109.-


Nuevo ordenamiento jurídico que aún rige parcialmente y pone de lado
los excesos estatizantes del Decreto Ley 18880. Las concesiones de exploración
y explotación continuaron con el régimen muy parecido del anterior. La
concesión minera otorgaba a su titular un derecho real, consistente en la suma
de los atributos reconocidos por la Ley a favor del concesionario. El concesionario
mantuvo sus derechos a la utilización gratuita del terreno superficial de la
concesión y también fuera del perímetro de la misma, así como de imponer
servidumbres y expropiar propiedades de terceros, con el único requisito de
acreditar la importancia de la actividad minera y de indemnizar al propietario.

Este Decreto Legislativo fue promulgado con la deliberada intención de disminuir


el papel del Estado en la minería, pero sin eliminarlo drásticamente.

En la actualidad aún subsiste la mayor parte del articulado de este Decreto


Legislativo que no fue derogado por el Decreto Legislativo 708, pero dentro de
su contexto marcadamente distinto en el aspecto técnico de la configuración de
la concesión minera y del régimen procesal para su otorgamiento.

3.6 LEY DE PROMOCIÓN DE LAS INVERSIONES EN EL SECTOR MINERO,


DECRETO LEGISLATIVO Nº 708.-
El 14 de noviembre de 1991 se publicó en el diario oficial El Peruano, la
ley de Promoción de las Inversiones en el Sector Minero, la misma que es
reproducción íntegra del Proyecto, publicado en octubre del mismo año.
Dicha ley otorga competencia al Registro Público de Minería para el conocimiento
del procedimiento ordinario y la titulación minera, a cargo de la Oficina de
Concesiones Mineras, sin perjuicio de continuar con la función propia de registro,
establecido con el Código de Minería de 1950.

Se criticaba a la norma de promoción por la doble competencia que asumía


el Registro Público de Minería: función concedente y de registro, al estimarse
que alteraba el principio de la fe pública registral, al convertir al registro en Juez
y parte.

En cuanto a las actividades mineras, según la ley, el acto administrativo


que faculta a la exploración, explotación, beneficio, labor general y transporte
minero, es la concesión minera; en tanto el cateo, la prospección y la
comercialización son libres, sin acto administrativo previo. Con dicha
declaración, la ley se encuadra dentro de una economía liberal, al existir libertad
de comercialización de minerales y libertad de contratación.

En cuanto a las concesiones mineras, el Estado a través de su escasa o


nula actividad empresarial y los particulares, en igualdad de condiciones, pueden
ser titulares de concesiones mineras, eliminándose el régimen de los derechos
especiales que se convirtieron por mandato legal al régimen de concesiones
mineras.

3.7 TEXTO ÚNICO ORDENADO DE LA LEY GENERAL DE MINERÍA


APROBADO POR D.S. Nº 014-92-EM.-
La Novena Disposición Transitoria del Decreto Legislativo Nº 708, dispone
que en un plazo de 60 días calendarios contados a partir de la vigencia de dicho
Decreto Legislativo, se aprobará por Decreto Supremo el Texto Único Ordenado
de la Ley General de Minería, el mismo que mediante el D.S. Nº 014-92-EM de
fecha 04/06/1992 se aprueba, la misma que de acuerdo a la Tercera Disposición
final de la Ley Nº 26821, Ley Orgánica de Aprovechamiento Sostenible de los
Recursos Naturales, viene a ser la Normatividad minera, asimilada a ley
orgánica, que desarrolla el artículo 66º de la Constitución Política de 1993.

NORMATIVA JURÍDICA MINERA A TRAVÉS DEL TIEMPO SEGÚN


NORMATIVIDAD EN PERÚ

Código 1950 Dec.Leg.


1950-1971 109
1981-1991
Presidente Presidente Presidente Presidente
Presidente
de la de la de la de la
Constituci
República República República Repúblic
onal Arq.
Sr. Sr. Gral. Div. a Sr.
Fernando
Eduardo Manuel A. EP Juan Alberto
Belaunde
López de Odría Velasco Fujimori
Terry
Romaña Alvarado

Código 1901 Ley N° D.S. N° 014-


1901-1950 18880 EM
1911-1981 1992 a la
fecha

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