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Las siguientes actividades están basadas en el texto titulado “El alzado”. Durante la lectura,
encontrarás algunas preguntas que te ayudarán a monitorear tu proceso de comprensión, no son
para que las respondas por escrito, solo verificar que puedes responderlas en tu mente, si no
puedes hacer eso, sabes que debes devolverte y tratar de buscar la respuesta más atrás en el
mismo texto. Si deseas, puedes responderlas al lado de cada una, pero no es necesario. Luego,
aparecen varios ejercicios que sí debes realizar en torno a lo que leíste.
Juan Bosch
(República Dominicana, 1909-2001)
EL ALZADO
(Cuentos escritos antes del exilio, 1975)
Al abrazar al viejo le hizo daño sentirle tan huesudo, como si no tuviera carne. Él, en
cambio, era todo músculo. Y alto, además.
No se dijeron una palabra. Entraron de brazos y Moro se quedo mordisqueando la grama.
De vez en vez le corría por la piel un temblor.
El hijo se sentó en la hamaca, tiró a un rincón el sombrero de fieltro y se despojó del
revólver. Todo el cinturón era un alineamiento de balas. Luego se incorporó y puso el arma en
una silla.
El viejo le miraba, le miraba: aquel mechón de cabellos lacios y negros, que le caía sobre la
frente como un chorro de alquitrán; y los ojos, pequeñitos y a flor de piel; y los dientes muy
blancos y muy parejos.
Juan Antonio despertó a los ladridos. El corazón le dijo lo que sucedía y de un salto corrió
hasta la silla. Con el revólver en la mano, sigilosamente paso a la otra habitación. Su padre
dormía. Trató de ver por la rendija y en la penumbra adivino la línea de soldados, que a otro le
hubiera parecido una sinuosidad del terreno. Cuando volvió el rostro ya el viejo se había
incorporado.
—Estoy cogido, taita —dijo secamente.
¿A quién buscaban los soldados?
Juan Antonio no quiso entender el significado de esas palabras. ¿Acaso el padre lo creía
cobarde? Y apretó más el revólver, como queriendo deshacerlo a fuerza de dedos.
Lentamente, como si nada sucediera, el viejecito todo huesos comenzó a vestirse. Después,
con paso seguro, atravesó su cuarto y llegó a la puerta que daba al camino. Resuelto, sin
titubeos, la abrió; y antes de que el sargento diera orden de disparar, deshizo la distancia que les
separaba y asombro a la soldadesca con su voz aplomada:
—Mi hijo está ahí y se rinde si le aseguran que van a fusilarnos juntos.
¿Por qué crees que el viejo quería que los fusilaran juntos?
Dijo, cruzó los brazos y se dio a ver cómo el sol comenzaba a poner oro en los cogollos de
los pinos.
Fin.
Actividades
III. En el texto hay varias palabras en color rojo. Observa que la computadora te
marcas alguna de ellas porque tienen un error ortográfico. Otras, aun con el error,
no te las marca. También hay algunas en rojo que no tienen ningún error. Fíjate
que el sistema de acentuación de nuestra lengua necesita atención, pues hay casos
muy particulares. Tu tarea consiste en trascribir las palabras rojas y marcarles las
tildes a las que lo necesiten según su significado en el texto.
Silbó
Quedó
Dibujó
Incorporó
Calculó
Pasó
Adivinó
Agregó
Miró
Llegó
Desgranó
Asombró