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Recuerdo caminar por aquellas calles, de un gris adoquinado y haber visto aquel
hombre. El que siempre estaba sentado en aquellos escalones entumecidos de frío,
tan enrollado y comprimido para lograr concentrar, aquel poco calor que emanaba
de su cuerpo.
Siempre que lo veía, me preguntaba que tan mala había sido su vida, o si era
culpable de algo. Porque él estaba muy solo y abandonado en aquellos fríos
escalones de hormigón.
Un hombre humilde, con esposa, la típica mujer amable y bondadosa que siempre
cuida de su familia, dos hijos una nena y un varón. Siempre causando alboroto y
alegría para quienes eran sus padres. Y él es un hombre honrado, humilde y
trabajador para su hogar.
Al final el hombre aceptó ir, por el hecho de que amenazaban a su esposa e hijos
con sables y armas de fuego.
Al llegar, a donde debería estar su hogar se encuentran unas ruinas. El hombre cae
arrodillado, mientras en sus mejillas ruedan unas lágrimas. Desesperado el
hombre busca una pista de su familia, de siesta sigue viva, pasa buscando durante
6 horas, hasta que debajo de una piedra encuentra un cofre, pequeño y dentro de
este, unas 86 cartas dirigidas a él, las cartas estaban agrupadas y atadas con una
moña roja, el decide desatar esa moña y abrir una de las cartas. Él con sumo
cuidado abre la que eligió, y en esta decía:.
-Jaime desde que te fuiste las cosas fueron de mal en peor, nuestro hijo fue
acusado y mandado a la horca por robar y nuestra hija fue acusada de traición
y asesinada cuando venía para casa. Y te escribo esta carta por un asta pronto,
no resisto estar tan sola en esta casa,mire donde mire solo hay miseria y
oscuridad, la casa ya no tiene vida es sólo un rincón olvidado en el espacio. No
resisto esta soledad. Y por eso es una despedida. Espero que nos encontremos
en la otra vida querido mío. Si lees esta carta es porque volviste a casa.No
termines con tu vida, sigue hasta que la muerte te reclame y podamos estar
juntos una vez más. Eso es todo lo que voy a escribir en esta carta, espero que
cumplas mi último deseo, vivir como quieras pero no termines con tu vida. Ya
estaremos juntos los cuatro como siempre.
Jaime,con cada palabra que leía se le caían lágrimas por no haber estado con su
familia cuando más lo necesitaron.
Y eso es lo que pienso cada vez que paso junto a aquel hombre entumecido de frío,
sentado en aquellos escalones de hormigón.