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Consulta un autor de los poetas malditos y presentar, brevemente su biografía y uno de sus

poemas. Máxima 5 minutos

R// https://youtu.be/zDSFGiqVfPg

Arthur Rimbaud

De familia perteneciente a la pequeña burguesía, su padre, como el de Arthur Rimbaud, era


capitán del ejército. Al mes siguiente, la joven pareja empezó a vivir con los padres de
Mathilde, fue entonces cuando Arthur Rimbaud aparece en su vida y la cambia
completamente. Rimbaud se muda con ellos por invitación de Verlaine, el cual había
descubierto el genio precoz del adolescente. Al poco tiempo ambos se hacen amantes y
después de que el comportamiento de Rimbaud escandalizara a los círculos literarios
parisienses, Verlaine deja a su mujer y se va con el joven poeta a Londres.
Arthur Rimbaud En el café, fotografiado por Dornac. En julio de 1873 viaja con Rimbaud a
Bruselas (Bélgica). El 10 de julio de 1873, Verlaine dispara dos veces sobre su joven amante,
que resulta herido en una muñeca. El poeta es condenado por el juez Théodore t'Serstevens a
dos años de cárcel, que cumple, primero en Bruselas y, posteriormente en el nuevo penal de
Mons. Durante su estancia en la prisión (octubre de 1873 a enero de 1875) Verlaine elabora la
base de un libro que no verá nunca la luz (Carcelariamente).

En 1883, publica en la revista Lutèce la primera serie de los «poetas malditos» (Stéphane
Mallarmé, Tristan Corbière, Arthur Rimbaud), que contribuye a darlo a conocer. En esta época
pasa el tiempo entre el café y el hospital. Al día siguiente de su entierro, varios paseantes
cuentan un hecho curioso: la estatua de la Poesía, ubicada en la plaza de la Ópera, perdió un
brazo, que se rompió junto con la lira que sujetaba, en el momento en que el coche fúnebre de
Verlaine pasaba por allí
Y pasamos a un poema que escribió este poeta maldito que se llama:

Grotesco
Sus piernas por toda montura,
Por todo bien el oro de sus miradas,
Por el camino de las aventuras
Marchan harapientos y huraños.

El prudente, indignado, los arenga;


El tonto compadece a esos locos aventurados;
Los niños les sacan la lengua
Y las chicas se burlan de ellos.

Sin más que odiosos y ridículos,


Y maléficos, en efecto,
Y tienen el aire, en el crepúsculo,
De un mal sueño.

Y con sus agrias guitarras,


Crispando la mano de los liberados,
Canturrean unos aires extraños,
Nostálgicos y rebeldes

Y es, en fin, que sus pupilas


Ríe y llora – fastidioso-
El amor de las cosas eternas,
¡Viejos muertos y antiguos dioses!

Id, pues, vagabundos sin tregua,


Errad, funestos y malditos,
A lo largo de los abismos y de las playas
Bajo el ojo cerrado de los paraísos.

La naturaleza del mundo se aísla


Para castigar como es preciso
La orgullosa melancolía
Que te hace marchar con la frente alta,

Y, vengando en ti la blasfemia
De inmensas esperanzas vehementes,
Hiere tu frente de anatema.

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