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AUTORES: Fernández, F. y Zampa, S.
SUMARIO:
1. Introducción
El arbitraje se erige en nuestro sistema jurídico como uno de los principales
mecanismos de resolución de conflictos alternativo a la jurisdicción ordinaria (a los
tribunales de justicia).
Podemos observar esto en la utilización misma del lenguaje, donde términos con
significado económico se trasladan a otras disciplinas, o en la necesidad de cuantificación
incluso de las relaciones interpersonales.
1
vez más de repartos autónomos y desconfían de la planificación gubernamental orientada
a intereses más colectivos.
Este método que hoy llamamos alternativo, tuvo sus orígenes en los albores de la
vida humana en sociedad. Tal es así, que existen datos históricos y de cultura general que
mencionan algún tipo de arbitraje en distintas etapas de nuestra historia antigua.
Ejemplos de estos datos pueden encontrarse en el Antiguo Testamento, en Platón y en
las Leyes de Indias, siendo su nacimiento incluso más antiguo que el surgimiento del
mismo Estado.
Más luego, con el devenir de los Estados Nacionales, y las distintas Constituciones
Políticas, el aparato estatal comenzó a ocupar y monopolizar todo el ejercicio
jurisdiccional apropiándose de la figura del Juez y creando los Tribunales de Justicia que
hoy conocemos.
2
al día de hoy, nuestro Código Civil y Comercial, considera al Arbitraje en su articulado
como una figura que las personas pueden establecer libremente dentro de un contrato,
reafirmando su carácter totalmente legítimo y constitucional.
Por un lado, el arbitraje institucional que es el que se lleva a cabo en una institución
que lo gestiona y se encarga de todo lo atinente al mismo, y es de hecho preexistente al
surgimiento del conflicto o al acuerdo entre partes. Posee además sus propias normas y
generalmente tiene una lista cerrada de árbitros. Al mismo tiempo, la institución puede
ser estatal o privada.
Por otro lado, el arbitraje Ad Hoc (o “al efecto”) es aquel en el que las partes
escogen absolutamente todos los aspectos del futuro procedimiento arbitral, como ser
el/los árbitro/s y las reglas que van a regir el debate. Este tipo de arbitraje no existe con
anterioridad al establecimiento de la opción arbitral y como su nombre lo indica se
constituye al efecto de resolver el conflicto puntual para el que fue pensado.
También, referido a las reglas de fondo que tendrá en cuenta el árbitro para dirimir
el conflicto, el arbitraje puede ser “de Derecho” o “de Equidad”.
En cuanto al vínculo del arbitraje con la ley puede ser forzoso (que recae sobre
materias que la ley expresamente ordena que sean resueltas por esta clase de tribunales
arbitrales o de jueces árbitros); o bien arbitraje voluntario (que es aquel que recae sobre
materias que son indiferentes para la ley y que las partes pueden o no someter a arbitraje).
Todas estas características pueden combinarse entre sí para dar distintos tipos de
arbitrajes. Debe destacarse que los tipos de arbitraje que mayor garantía podrían ofrecer
para conflictos tributarios es el de derecho, institucional y forzoso, atento a que
determinados aspectos tributarios que no sean de orden público podrían ser sometidos
obligatoriamente a arbitraje en una institución especializada en la materia y según normas
preestablecidas por ley y jurisprudencia determinadas.
3. La jurisdicción arbitral
Los árbitros ejercen jurisdicción. Aunque no forman parte del PJ, cumplen con una
función sustancialmente idéntica a la de los jueces estatales: administran justicia, “dicen o
declaran el Derecho”, juzgan y resuelven de manera vinculante y definitiva una situación
3
de conflicto, mediante un acto revestido de autoridad. Como se ha dicho “la situación
jurídica que expresa el árbitro es una especie de la jurisdicción; porque ésta por definición,
es un poder-deber atribuido a órganos estructural y funcionalmente imparciales, apta
para producir la máxima certeza oficial sobre el objeto del proceso”1
Esta naturaleza jurisdiccional hace que sus decisiones estén dotadas del efecto de
cosa juzgada. La sentencia, con independencia de la naturaleza pública o privada del
juzgador, adquiere, por imperio de la ley, la calidad de un acto de autoridad, susceptible
de ser ejecutado forzadamente.
Es posible que tal examen revele que el sistema estatal asegura una sentencia justa
e imparcial, emitida en un plazo razonable, luego de un procedimiento gobernado por
1
Barrios de Angelis, D. “sistema y estructuras del arbitraje comercial internacional” en Perret,L. y
Montoya, A. Ulises, Coord. El arbitraje en el derecho latinoamericano y español, Liber Amicorum en
homenaje a Ludwick kos Rabecewitz Zubkowski, ed.Cultural Cuzco, Lima, 1989, p.569 y sgtes.
2
Lazaraff, S.” L´arbitre est- il un juge?”, en Liber Amicorum Claude Reymond, ed. Litec, Paris, 2004.
4
reglas procesales sencillas, favorables al ejercicio del derecho de defensa y generando
gastos de una magnitud razonable.
Cabe recordar que, nos encontramos ante una tutela judicial efectiva cuando,
frente a cualquier situación de conflicto originada en la falta de respeto de los derechos
y obligaciones de las personas, la parte afectada tiene a su disposición un tribunal, un
procedimiento y una vía procesal para lograr que se reponga el derecho con razonable
eficiencia. 4
Tal protección halla sustento, por un lado, en el art. 18 de la CN, que consagra la
inviolabilidad de la defensa en juicio de la persona y sus derechos.
3
Podemos afirmar que no es el caso Argentino, como ejemplo traemos a colación dos fallos concretos: el
primero, dictado por la Justicia Federal de Ejecuciones Tributarias en relación con una deuda determinada
por la autoridad fiscal en noviembre de 2000(Causa Nº 19205/2011, “AFIP - DGI c. YPF Sociedad Anónima
s/ejecución fiscal - AFIP”, Juzgado Nº 2, Justicia Federal de Ejecuciones Fiscales Tributarias, 20-10-11). El
relato del juez indica que, apelada la resolución por el contribuyente, ello dio lugar a un pronunciamiento
del Tribunal Fiscal de la Nación emitido en julio de 2003, que fue seguido de un fallo de la Cámara Federal
en septiembre de 2006 y culminó con un pronunciamiento de la Corte Suprema emitido en marzo de
2011. La sentencia del juez de Ejecuciones Tributarias mandó llevar adelante la ejecución contra la
empresa contribuyente, pero ello ocurrió recién diez años y once meces después de emitida la
determinación tributaria. El segundo, una sentencia emitida en junio de 2009. La Corte Suprema aludió a
la garantía del plazo razonable del proceso y del derecho de defensa que resulta de lo dispuesto en el art.
8º, apart. 1º, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, al resolver en una causa(CS, “Recurso
de hecho deducido por la actora en la causa ‘Fiszman y Compañía S.C.A. c. Dirección General Impositiva’”
(sentencia F. 24 XLIV), 23-6-092) en la que se debatía una cuestión relativa a la obligación del
contribuyente por impuesto a las ganancias correspondiente al período fiscal 1979, que comprometía la
aplicación de una sanción de multa por supuesta defraudación tributaria, de lo que resulta que se estaban
juzgando hechos ocurridos treinta años antes.
4
D´Alessandro, V. “Problemáticas actuales y nuevas fronteras de los medios de impugnación nacionales
e internacionales”, revista El Derecho nro.14110 año LIV, ED 270, 28/12/16.
5
Asimismo, este derecho, definido por la propia Corte Suprema como la posibilidad
de ocurrir ante algún órgano jurisdiccional en procura de justicia y obtener de él sentencia
útil relativa a los derechos de los litigantes5, no se agota con el solo acceso al órgano
judicial, sino que debe brindar a los administrados una tutela judicial efectiva a sus
derechos individuales, en orden a satisfacer un adecuado servicio de justicia.6
5
Fallos: 199:617, 305:2150, entre otros.
6
D´Alessandro, V. “Problemáticas actuales …Op.cit.3.
7
Ello así en tanto –con excepción de los juicios de apremio–, en cualquiera de las vías procesales que
involucren a un contribuyente y al fisco, el contribuyente siempre será el “actor” y el fisco el
“demandado”, lo que coloca a este último en una posición de simple “defensa”.
8
D´Alessandro, V. “Problemáticas actuales …Op.cit.3.
9
D´Alessandro, V. “Problemáticas actuales …Op.cit.3.
6
desvalorización monetaria en los casos de repetición de gravámenes y xiv) el carácter
declarativo de las sentencias que condenan al fisco a dar sumas de dinero.
Por su parte, mientras que la mayoría de los CDI suscriptos por la Argentina
incluyen el procedimiento amistoso, no han adoptado el arbitraje como método de
solución de controversias fiscales internacionales10.
10
El protocolo del CDI con Chile dice: “En el caso que Argentina cambie su política en lo que respecta al
arbitraje como procedimiento de acuerdo mutuo de resolución de controversias, las autoridades
competentes se consultarán para considerar la negociación de un acuerdo para la modificación del
Convenio. Asimismo, las autoridades competentes harán lo posible para implementar de la manera más
eficiente posible el procedimiento de acuerdo mutuo contemplado en el Artículo 26”. Por su parte, en el
protocolo al CDI con Suiza se lee: “En el caso que la República Argentina cambie su política en lo que
respecta al arbitraje como procedimiento de acuerdo mutuo de resolución de controversias, las
autoridades competentes se consultarán para considerar la negociación de un acuerdo para la
modificación del Convenio”.
11
D´Alessandro, V. “Problemáticas actuales …Op.cit.3.
7
Volviendo al ámbito fiscal subnacional, es cierto que Argentina ha contado con
Tribunales Arbitrales para el control y aplicación del régimen de unificación de impuestos
internos, del régimen de Convenio multilateral para la aplicación del Impuesto sobre los
ingresos brutos, y para el régimen de coparticipación federal de los impuestos a las
ganancias, al patrimonio y al valor agregado.
En un principio, las partes intervinientes, provincias y Estado nacional eran las que
detentaban la acción para denunciar las violaciones a esos regímenes. Luego, las leyes
14.390 (unificación de impuestos internos) y la ley 14.788 (coparticipación federal)
admitieron la participación con igual derecho para los contribuyentes, enmendando así
la exclusión que tuvieron desde el inicio de cada uno de estos regímenes12.
12
Giuliani Founrouge y Navarrine, “Impuesto a los Ingresos Brutos”, Depalma, Buenos Aires, 1982, p. 93
13
Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela
14
La resolución puede verse en la página www.iladt.org.
15
Op.cit.14.
8
que, ya sea por la urgencia con que resulta necesario cambiar el estado de cosas o por la
convicción de que no es posible mejorar la gestión de los mecanismos judiciales
tradicionales, la solución debe encontrarse en la admisión de medios alternativos de
solución de controversias. Tan pronto se menciona la conveniencia de admitir los
métodos alternativos, se hace necesario explorar la conveniencia de limitar su ámbito de
aplicación. La recomendación de la ILADT indica en forma terminante que “la aceptación
de los medios alternativos no concierne a la potestad tributaria normativa sino a la de
aplicación de los tributos”.
16
Spisso, Rodolfo, Acciones y recursos en materia tributaria, Buenos Aires, LexisNexis (ver Cap. XIV,
“Juicio por jurados en materia tributaria”), citado por D´Alessandro, op.cit.3.
9
Universidad de Buenos Aires, se expresaron críticamente sobre lo dicho en las jornadas
citadas en el acápite anterior.17
1º. Que la actuación de órganos jurisdiccionales —como la que despliega el Tribunal Fiscal
de la Nación, y los tribunales de igual naturaleza en el orden provincial—, y de los jueces
y tribunales federales y provinciales —que conforman el Poder Judicial de la Nación, de
las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires—, en razón de su imparcialidad
e independencia afianzan y garantizan plenamente la forma republicana de gobierno en
un país que ha adscrito desde su organización institucional al modelo de Estado
Constitucional de Derecho.
17
http://www.derecho.uba.ar/derechoaldia/notas/declaracion-de-todos-los-profesores-titulares-
regulares-de-finanzas-publicas-y-derecho-tributario-y-del-director-de-la-carrera/+253. 08/11/2004,
página visitada el 09/10/2019. Profesores firmantes: Arístides H. M. Corti, José Osvaldo Casás, Jorge
Héctor Damarco, Roberto M. Mordeglia, Agustín Torres, Rodolfo Spisso (en disidencia, conforme lo
expresado en el acápite anterior) y Esteban J. Urristi.
10
2º. Que en tal orden de ideas el Estado —como Legislador, Administración y Fisco— se
encuentra sometido a la ley y a la jurisdicción ejercida en forma exclusiva y excluyente
por sus jueces permanentes.
La jurisdicción es una potestad que también puede ser otorgada a los árbitros a
través de la ley (ver acápite de jurisdicción). Es facultad del legislador conforme el artículo
75 inciso 32: “Hacer todas las leyes y reglamentos que sean convenientes para poner en
ejercicio los poderes antecedentes, y todos los otros concedidos por la presente
Constitución al Gobierno de la Nación Argentina.”
Si para los conflictos entre privados introdujo, junto a la reforma del CCCN, el
arbitraje como un contrato, entendemos que también es facultad del legislador establecer
el arbitraje, sin menoscabar principios constitucionales, en temas tributarios específicos.
3º. Que el Estado no es, como pretenden afirmarlo ciertos sectores de intereses, un
moderno leviatán, sino el gerente del bien común y, por tanto, no debe vivir divorciado
de la sociedad civil, admitiendo que las limitaciones e insuficiencias de los órganos
jurisdiccionales, si es que las tienen, no deben conducir a que sean suprimidos o
reemplazados, sino que deben corregirse mediante una adecuada dotación de recursos
materiales y humanos para satisfacer el mandato constitucional de respetar, no sólo la
defensa en juicio de la persona y de los derechos (art. 18 del Estatuto Fundamental), sino,
también, la tutela judicial efectiva que demandan los tratados internacionales sobre
derechos humanos, hoy elevados al mismo rango de la Ley Suprema (art. 75, inc. 22, de
igual plexo).
Nadie duda de que el Poder Judicial debe contar con una dotación adecuada de
recursos materiales y humanos para la consecución de sus fines. Sin embargo, proponer
una agilización de los procesos en un marco que se presenta como más dinámico, de
ningún modo indica que se piense al Estado como un moderno Leviatán, ni que se
pretenda suprimir de modo alguno al Poder Judicial. Ya mencionamos qué es lo que
significa la Tutela Judicial efectiva y nada hay más real que la propia realidad para traducir
estos conceptos que, en muchos casos, devienen platónicos para los contribuyentes.
11
Compartimos la postura de Spisso ya mencionada, más arriba, donde la propia
CN admite juicios por jurado sin mencionar como deben estos estar compuestos.
4º. Que el hecho de que el Estado haya resignado en las últimas décadas importantes
cometidos, no es, según lo entendemos, un argumento válido y suficiente para aceptar,
sin más, la declinación de la función jurisdiccional en temas sensibles como los referidos
a la cuantificación y percepción de las rentas públicas.
5º. Que es difícil aceptar que las obligaciones tributarias puedan ser negociadas, y hasta
remitidas por simples actos administrativos y, menos aún, por resoluciones deferidas a
terceros extraños a la justicia institucional y a la organización estatal.
6º. Que la transacción —como regla general— no es el medio adecuado para resolver
diferendos tributarios, ya que en tal caso se comprometen principios constitucionales
superiores como el de “reserva de ley”, “igualdad ante el impuesto y las cargas públicas”,
“generalidad”, “capacidad contributiva”, e “indisponibilidad de los créditos tributarios”.
12
Jurídicamente podemos asignarle dos acepciones18: a) Desde el punto de vista del
derecho sustancial es un acto jurídico bilateral (contrato) por el cual las partes, haciendo
concesiones recíprocas, extinguen obligaciones litigiosas o dudosas. En otras palabras, es
uno de los modos (contractual) de extinción de las obligaciones. b) Desde el punto de
vista del derecho procesal, la transacción es una de las formas anormales de terminación
del proceso. Para que adquiera plena validez, asimilando los efectos del acuerdo a una
sentencia definitiva y firme (título ejecutorio), los ordenamientos procesales suelen exigir
la homologación judicial de los convenios transaccionales de las partes.
Sintetiza el concepto indicando que20 "Se trata de rechazar la idea de que el poder,
una vez aprobada la Constitución, se ejerce sólo de arriba abajo. Se trata de implementar
eficazmente la idea de que el poder no ha de estar sólo "sometido" a la Ley y al Derecho,
sino que también ha de ser "compartido" en su ejercicio conforme a la Ley y al Derecho,
por los ciudadanos que son sus últimos titulares; y de que las intervenciones del poder
judicial –el de más difícil conexión con un título de legitimación democrático- sean
reducidas al mínimo y sean controladas –a través de la elección por ejemplo- o
participadas –a través de un jurado por ejemplo- por los ciudadanos. Son estas ideas,
entiendo, las que se abren paso y se reflejan ya en la doctrina y la legislación tributaria
del grupo pionero de las democracias occidentales. Frente a él, España acalla las voces
aisladas que la defienden con el silencio de legislador y de la Administración tributaria
que-de modo más aislado y excluyente que en cualquier otro ámbito del ordenamiento-
prepara y redacta los proyectos de ley. Un silencio que encuentra su base teórica y
doctrinal-como ya antes he dicho- en el principio de legalidad y en la indisponibilidad de
la obligación tributaria sin prestar demasiada atención al alcance teórico cualitativo de
aquellos supuestos en que la propia ley flexibiliza la aplicación de tales principios:
significativamente en los acuerdos concursales y en la tasación pericial contradictoria y
18
GARRONE J. A. "Diccionario Manual Jurídico Abeledo-Perrot". Ed. Abeledo-Perrot. Bs. As. 2000. P.733
19
FERREIRO LAPATZA, J . "Solución convencional de los conflictos en materia tributaria" en Revista
Argentina de Derecho Tributario. Ed. La Ley N 2 . Abril – Junio 2002. P 341.
20
FERREIRO LAPATZA, J. "Solución…Op.cit.19
13
de modo más atenuado en los "acuerdos" sobre precios de transferencia, sobre gastos
en I + D sobre amortizaciones, reinversión, etc."
.7º. Que los “acuerdos tributarios” sólo pueden ser pensables dentro del marco de la
determinación, versando exclusivamente sobre aspectos del hecho imponible y de
imposible o difícil prueba, lo cual no importará, en caso alguno, transacción sobre la
pretensión fiscal, sino tan solo precisar los presupuestos fácticos que se tomarán de base
en el proceso liquidatorio.
8º. Que el arbitraje tributario sólo puede ser admitido en el orden interno a partir de
modalidades institucionalizadas como la que ilustra el derecho interjurisdiccional o
intrafederal (Comisión Arbitral del Impuesto sobre los Ingresos Brutos —y su Plenario—
o la Comisión Federal de Impuestos), que no dejan de constituir instancias públicas
estatales con una dilatada tradición de prácticamente medio siglo.
No hay fundamento respecto de que una instancia pública puede ser mejor
garantía para los contribuyentes que un acuerdo arbitral “privado” donde participen
árbitros de diferentes estamentos de la sociedad interesados en la materia tributaria.
9º. Que pregonar las ventajas del arbitraje internacional obligatorio en materia tributaria
—más allá de que pueda admitírselo excepcionalmente en supuestos de manifiesta
14
sustancia internacional— denota una vocación inusitada a abdicar de nuestra soberanía,
renunciando al juzgamiento de actos estatales iuri imperii.
Cada vez más, aunque no tenemos conocimiento de algún caso con temas
tributarios vinculados en el caso de Argentina, casos vinculados con temas tributarios
llegan a organismos internacionales de Arbitraje.
10º. Que, por otro lado, las conclusiones a que se arribara en las apuntadas Jornadas son
inaceptables para los argentinos que hemos nutrido el derecho de gentes americano con
las doctrinas elaboradas, en su hora, por Bernardo de Irigoyen, Carlos Calvo y Luis María
Drago.
11º. Que la pretendida inapelabilidad de los laudos arbitrales por el Estado, no se hace
cargo de la mejor doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que ha
procedido recientemente a su revisión cuando se hubiese infringido el orden público
constitucional (art. 27 de nuestra Carta Magna).
12º. Que las conclusiones de las Jornadas referidas carecen del equilibrio y la mesura
que obliga a sopesar, junto con los derechos de los contribuyentes, sus correlativas
obligaciones al levantamiento de las cargas públicas y su normal percepción a fin de
atender las necesidades impostergables de la comunidad y la preservación de bienes
macrosociales, al tiempo que importan un menoscabo gratuito a los jueces
permanentes de la Nación.
8. Conclusiones
15
Proponer o discutir la posibilidad de existencia de tribunales arbitrales en el
ámbito tributario de ninguna manera significa renunciar o desconocer el principio de
tutela judicial efectiva, ya que la propia CSJN ha reconocido que este principio no está
garantizado exclusivamente por la posibilidad de presentarse ante un órgano judicial a
plantear un conflicto.
16
9. Bibliografía
- D´Alessandro, V. (2016) “Problemáticas actuales y nuevas fronteras de los medios
de impugnación nacionales e internacionales”, revista El Derecho nro.14110 año
LIV, ED 270.
- Ferreiro Lapatza, J.(2002) "Solución convencional de los conflictos en materia
tributaria" en Revista Argentina de Derecho Tributario. Ed. La Ley N 2 . Abril –
Junio 2002- Buenos Aires.
- Garrone, J.A. (2000) "Diccionario Manual Jurídico Abeledo-Perrot". Ed. Abeledo-
Perrot. Bs. As.
- Giuliani Founrouge, C. y Navarrine,S. “Impuesto a los Ingresos Brutos”, (1982)
Depalma, Buenos Aires.
- Lazaraff, S.” L´arbitre est- il un juge?”(2004), en Liber Amicorum Claude Reymond,
ed. Litec, Paris.
- Perret,L. y Montoya, A. Ulises, Coord. (1989) El arbitraje en el derecho
latinoamericano y español, en Liber Amicorum en homenaje a Ludwick kos
Rabecewitz Zubkowski, ed. Cultural Cuzco, Lima.
Páginas web
- www.iladt.org
- www.derecho.uba.ar/derechoaldia/notas/declaracion-de-todos-los-profesores-
titulares-regulares-de-finanzas-publicas-y-derecho-tributario-y-del-director-de-la-
carrera/+253.
Fallos
“AFIP - DGI c. YPF Sociedad Anónima s/ejecución fiscal - AFIP”, Juzgado Nº 2, Justicia
Federal de Ejecuciones Fiscales Tributarias, 20-10-11
17