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Índice
1. JUSTIFICACIÓN DEL TRABAJO....................................................................................2
2. INTRODUCCIÓN ..............................................................................................................2
3. EL TÉRMINO APÓSTOL..................................................................................................3
4. LOS DOCE APÓSTOLES ..................................................................................................3
5. IDENTIFICACIÓN. ...........................................................................................................7
6. LOS APÓSTOLES. UNO A UNO. ...................................................................................9
I. PEDRO ..................................................................................................................................................................9
II. JUAN ...............................................................................................................................................................15
III. ANDRÉS...........................................................................................................................................................18
IV. TOMÁS.............................................................................................................................................................20
V. MATEO ...........................................................................................................................................................22
VI. JUDAS ISCARIOTE ........................................................................................................................................25
VII. SANTIAGO “EL MENOR”............................................................................................................................27
VIII. FELIPE. .............................................................................................................................................................29
IX. SIMÓN EL ZELOTES. ....................................................................................................................................31
X. SANTIAGO “EL MAYOR”...........................................................................................................................34
XI. BARTOLOMÉ..................................................................................................................................................36
XII. TADEO. ............................................................................................................................................................39
7. CONCLUSIÓN. ................................................................................................................41
8. ANEXO. .............................................................................................................................42
9. BIBLIOGRAFÍA................................................................................................................43
SIGLAS Y ABREVIATURAS
NOTA.- Utilizaremos las abreviaturas bíblicas de la Biblia de Jerusalén (Nueva edición revisada y aumentada, Bilbao,
Desclée de Brouwer, [1998]; de esta edición tomaremos también los textos bíblicos, mientras no se indique lo
contrario).
1
Los Apóstoles.
2. Introducción
El modo de abarcar el tema propuesta será el siguiente:
− Luego una pequeña síntesis, desde una lectura sapiencial de la escritura, que
trata aspectos en general sobre la llamada, institución, misión... de los doce. Es
como dar un paso más en el intento por desentrañar la trama de lo que vivieron
aquellos hombres.
Indicar también que la principal fuente utilizada son los estudios realizados a partir de la
Sagrada Escritura, aunque en algún momento también recurriremos a lo que dice la
tradición.
2
Los Apóstoles.
3. El término apóstol1
El apóstol es un enviado, un emisario, delegado para cumplir una misión oficial (Mt
10,2; Mc 6,30; Jn 13,16). En sentido estricto y evangélico, «apóstol es el portador del
mensaje cristiano. Los apóstoles son los testigos de Jesucristo resucitado, los que testifican
que Jesús de Nazaret es el Mesías anunciado, el Hijo de Dios que muere y resucita2. El
colegio apostólico está formado por los «doce3» (Mt 10,5; 20,17; 26,14; Jn 6,66-70). La
elección de los doce está narrada de formas diferentes (Mt 10,1-4; Mc 3,13-19; Lc 6,12-16; Jn
1,35-51). En los evangelios sinópticos aparecen siempre en tres grupos: 1) Pedro, Andrés,
Santiago y Juan; 2) Felipe, Bartolomé, Mateo y Tomás; 3) Santiago el de Alfeo, Simón, Judas
de Santiago y judas Iscariote (Lc 6,1316). Los tres grupos se mantienen siempre en las listas,
pero el orden a veces varía (cf. Mt 10,2-4; Mc 3,16-19; Lc 6,13-16). Los apóstoles deben
anunciar el reino de Dios (Mt 28,18; Mc 16,15ss) en unión con Pedro, que es siempre el
primero (Mt 16,18). Son el fundamento de la Iglesia (1 Cor 15,7; 2 Cor 5,20; Gál 1,19), y, por
tanto, gozan de autoridad en ella, pero no deben olvidar que es una autoridad de servicio.
Ellos se presentan como "servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios" (1 Cor
4,1). Su función es, por tanto, netamente pastoral.
1
Para el desarrollo de este apartado como el del siguiente nos hemos centrado fundamentalmente en los artículos
MARTIN, Evaristo, “Apóstol” y PÉREZ, Gabriel, “Doce (los)”, ambos recogidos en FERNÁNDEZ, Felipe (dir.), Diccionario
de Jesús de Nazaret, Burgos, Monte Carmelo, 2001.
2
Se señalan para ser «Apóstol de Jesucristo» estos dos datos: haber recibido de Cristo la misión de predicar y haber
visto a Jesús Resucitado. Por ello San Pablo tiene que subrayar que vio a Jesús Resucitado por el camino de Damasco y
que recibió de él su misión de predicar (cf. Cor 9,1; 15,7-9; Gál c.1)
3
El número doce en la Biblia es un número perfecto, que designa el pueblo de Dios, representado en el A. T por las
doce tribus de Israel (Ex 24,4; Mt 19,28; Lc 22,30) y en el N. T por los doce apóstoles (Mt 19,28). Jesús elige a doce
para que sean los proclamadores de su mensaje (Mt 10,1; 11,1; 20,17; Mc 3,14; 4,10; 6,7; 9,35; 10,32; 11,11; 14,43; Lc
6,13; 8,1; 9,1; 18,31; 22,47); estos doce, unas veces se llaman discípulos (Mt 10,1), y otras, apóstoles (Mt 10,2; Lc
22,14). Otras veces se llaman simplemente "los doce" (Mt 26,14; Mc 3,16; Jn 6,67. 70-71). El número doce está, sin
duda, en relación con los doce signos del Zodíaco y con los doce meses del año. Como era un número perfecto, era
también un número redondo (Mt 9,20; 14,20; Mc 5,25.42; 6,43; Lc 2,42; 8,42-43; 9,17; Jn 6,13; 11,9). (cf. MARTIN,
Evaristo,”Doce”, en DJN, p.294)
3
Los Apóstoles.
En tercer lugar vamos a hacer una aproximación a la misión que les dio: «para que
estuviesen con él y para enviarlos a predicar con poder de expulsar demonios» (Mc 3,14b-
15).
En el envío que les hará más adelante señalará también la de «curar enfermos»,
además de señalarles las «actitudes a observar» en la misión que les confía (6,7-13).
Al igual que hemos hecho antes, dividimos el texto en fragmentos para una
mejor comprensión:
− «Para que estuviesen con él». Tenemos aquí un dato histórico con una profunda
significación teológica: los Doce deberán estar con él, acompañándole
4
Los Apóstoles.
Por último vamos a ver qué diferencias hay cuando hablamos de apóstoles y
cuando hablamos de discípulos.
5
Los Apóstoles.
constituyen un grupo restringido dentro del más amplio de los discípulos. Lo que nos
parece más probable por las razones siguientes: en Mc 4,10 se distingue a los Doce de
«los que seguían a Jesús» (juntamente con los Doce); y en 3,34 se designa a «los que
estaban a su alrededor» como verdaderos discípulos. Además, hay dos características
que se aplican sólo a los Doce y no a los discípulos en general: «estar con Jesús» y
«enviarlos a predicar» (Mc 3,14s). Si bien nunca se yuxtaponen las dos expresiones: «los
Doce» y «los discípulos», ni aparece la expresión «los Doce y los demás discípulos»
(argumento para la identificación), la mención de ambos subgrupos indica que no son
equiparables.
Lucas y Juan también distinguen entre el grupo de los Doce y un grupo más
amplio de discípulos: Lc 6,13 dice: «Cuando se hizo de día llamó a sus discípulos, y
eligió doce entre ellos, a los que llamó también apóstoles». Y después de enumerar a los
doce, escribe: «Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud
de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo». Sigue el sermón de la montaña
lucano. Por lo que se refiere a Juan resulta igualmente claro: Muchos de sus discípulos,
al oírle (el sermón eucarístico) dijeron: Es duro este lenguaje. ¿Quién puede
escucharlo?... Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no
andaban con él. Jesús dijo entonces a los Doce: ¿También vosotros queréis marcharos?»
(6,60.66s, Cf. 19,38).
6
Los Apóstoles.
5. Identificación.
Lo primero que vamos hacer es acercarnos a las distintas listas, con distintos
nombres, que aparecen en el NT para así poder obtener una posible concordancia entre
ellas, y descifrar por tanto los doce nombres de los apóstoles. Indicar además, que éstos
son los cimientos de la Iglesia cristiana por lo que nos interesa estudiarlos y así conocer
que era para ellos ser apóstoles y qué debe de ser para nosotros ser discípulos.
Consideraciones4:
Mc y Mt hablan de Simón el Cananita mientras que Lc habla de Simón el Zelotes. En los mejores
Manuscritos del griego, la palabra que representa a Cananita, no es kananités, sino kananaios. Ésta, no
describe la nacionalidad de Simón, sino su partido político: Zelotes, que era un nacionalista judío
fanático. Por lo que en ambos casos se está hablando de la misma persona.
El apóstol Judas hermano de Santiago, se refiere realmente a Judas hijo de Santiago, aunque se
tradujo de la primera forma para identificar a este Judas con el de la Epístola de Judas donde se
presenta a sí mismo como hermano de Judas.
Tadeo y Judas el hijo de Santiago deben de ser la misma persona. No era extraño que un hombre
tuviera tres nombres. Tadeo pude haber tenido como otro de sus nombres Judas, y cuando este
nombre se hizo vergonzoso, haber desaparecido para quedarse con Tadeo. O quizás, Tadeo fuera el
mismo nombre que Theudas, que pudo convertirse en Judas.
En el cuarto Evangelio aparece Natanael como uno de los doce, y sin embargo no aparece en ninguna
de las listas. Esto puede ser debido, por diversos motivos5, a que Natanael y Bartolomé sea la misma
persona.
4
Estas consideraciones, según BARCLAY, William, Los hombres del Maestro, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1988,
p.18-21, han sido hechas a partir del estudio de las distintas revisiones a las que se ha sometido a la escritura, así como
de la información que se desprende de los mejores Manuscritos.
5
Motivos: Natanael no aparece nunca en los Evangelios Sinópticos ni en cuarto Evangelio; Bartolomé no puede ser en
ningún caso un primer nombre -Bar significa hijo de y Bartolomé significa Hijo de Tolmai-; en los Evangelios
Sinópticos, Felipe y Bartolomé aparecen siempre juntos, sin embargo, en el cuarto Evangelio se conecta íntimamente a
Felipe y Natanael.
7
Los Apóstoles.
8
6. Los apóstoles. Uno a uno.
I. PEDRO
ª Brevemente
Es el hombre que se convirtió en roca
Lo podemos definir como aquel que siempre que caía y fallaba, siempre
recobraba su coraje e integridad. Pudo haber tenido muchos defectos, pero tuvo
siempre la gracia salvadora del corazón que ama. Una mirada de los ojos de Jesús
siempre podía hacer volver a Pedro al camino del honor y de la fidelidad.
ª Profundizando:
Aparece el primero en las listas, y es el que mejor conocemos. En el NT tiene otros
tres nombres:
1) Simón (Mc 1,16; Jn 1,40 y 41). Es como su nombre propio (aparece 75 veces).
Mateo le llama Simón llamado Pedro (Mt 4,18; 10,2). Y como Simón permaneció
hasta el final del día. Distintas ocasiones en que el llamado de este modo:
3) Pedro. Fue el mismo Jesús quien le dio a Simón su nuevo nombre (Mc 3,16; Lc
6,14; Jn 1,42). En el Evangelio de Juan dice: “«Tú, eres Simón, el hijo de Juan; tú te
llamarás Cefas» que quiere decir piedra” (es mencionado 154 veces con este
sobrenombre). Cefas y Pedro son formas diferentes de decir el mismo nombre
(Pedro en griego y Cefas en arameo). Simón significa paloma y Cefas significa
piedra. Por lo que Jesús, esta queriendo decir: “Hasta ahora has sido como una
paloma aleteante y asustadiza; pero si me tomas como Maestro y me das tu vida, haré de ti
una roca”. Los escritores del evangelio suelen referirse a el con los dos nombres
juntos: Simón Pedro (Mt 16,16; Lc 5,8; Jn 1,40; 6,68; 16,6.7.34.36; 18,10.15.25; 20,6;
21,2.3.7.11.15.16.17).
Podemos decir de Pedro que fue pescador, y fue estando en la barca y con las
redes cuando Jesús lo llamó (cf. Mc 1,16). Estaba casado (cf. 1 Co 9,5). Su casa estaba
en Cafarnaún 6y pede ser que fuera la sede de Jesús cuando estuvo en esta ciudad,
porque allí acudió Jesús al salir de la sinagoga, y fue allí donde curó a la madre de la
mujer de Pedro (cf. Mc 1,29s; Lc 4,38; Mt 8,14).
Pedro era un galileo típico. Se dice de los galileos -según Josefo7- que eran
siempre aficionados a las innovaciones, por naturaliza , dispuesto a los cambios , y se
deleitaban con las sediciones… siempre estaban disponible para seguir a un dirigente
y empezar una insurrección. Eran de temperamento impulsivo y dados a las disputas,
pero también eran los más caballerosos de todos. El Talmund dice de los galileos:
«siempre ansiaban más el honor que la ganancia».
Pronto alcanzó el lugar principal entre los doce. Cuando Mateo lo nombra en
su lista «el primero, Simón» (Mt 10,2), primero es en griego protos, pero también
significa jefe, por lo que además de ser primero en la lista, Mateo podría estar
queriendo decir que era el dirigente del grupo de los apóstoles.
Pedro está también, junto con Santiago y Juan, entre los más cercanos a Jesús:
resurrección de la hija de Jairo (cf. Mc 5,27; Lc 8,51); en el Monte de la Transfiguración
(cf. Mt 17,1; Mc 9,2; Lc 9,28); en el Huerto de Getsemaní (cf. Mt 26,37; Mc 14,33). Pedro
y Juan fueron los enviados a preparar la última Pascua en Jerusalén (cf. Lc 22,8).
6
“Excavaciones arqueológicas recientes han permitido descubrir, bajo el piso de mosaico octagonal de una pequeña
iglesia bizantina, vestigios de una iglesia más antigua construida sobre esa casa, como atestiguan las inscripciones con
invocaciones a Pedro”. (BENEDICTO XVI, Pedro, «el pescador». Audiencia General (17-5-2006). Publicado en
Ecclesia 3315 (2006) 933-934)
7
Josefo, Vida, 17: Guerras de los Judíos, 3,3,2, en HM, p.26
En los evangelios aparece como portavoz de los doce. Es el que pregunta el
significado de una parábola difícil (cf. Mt 15,15; Lc 12,41). Pregunta cuántas veces
debe de perdonar (cf. Mt 18,21) y cuál será la recompensa de los que habían dejado
todo para seguir a Jesús (cf. Mt 19,27). Es quien pregunta sobre la higuera que se
había secado (cf. Mc 11,21) y sobre el significado de lo que Jesús había dicho sobre el
final próximo (cf. Mc 13,3). También fue a Pedro a quien se dirigieron los judíos para
preguntarle si Jesús pagaba sus impuestos (cf. Mt 17,24). El fue quien respondió
cuando Jesús preguntó quién le había tocado entre la multitud (cf. Lc 8,45). Pedro es
quien hace preguntas sobre el Cristo Resucitado (cf. Jn 21, 20-22).
También Pedro es el primero a quien lava los pies en la última Cena (cf. Jn 13,
6) y ora sólo por él para que no desfallezca en la fe y pueda confirmar luego en ella a
los demás discípulos (cf. Lc 22, 30-31). Esto muestra cómo el ministerio confiado a
Pedro es uno de los elementos constitutivos de la Iglesia que nace del memorial
pascual celebrado en la Eucaristía.
1) El gran descubrimiento.
2) La gran promesa.
8
La siguiente reflexión está tomada de BENEDICTO XVI, Pedro, la roca sobre la que Cristo fundó la Iglesia.
Audiencia General (7-6-2006). Publicado en Ecclesia 3315 (2006) 936-937
Acto seguido, Jesús pronuncia la declaración solemne que define, de
una vez por todas, el papel de Pedro en la Iglesia: "Y yo a mi vez te digo que tú
eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (...). A ti te daré las llaves del reino
de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la
tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16, 18-19). Al ser Pedro el primer
hombre que descubrió quién era Jesús, al ser el primero que hizo la confesión
de fe que ha sido la confesión de todos los que han entrado en la Iglesia, fue el
primer miembro de la Iglesia, y por tanto el cimiento.
Las tres metáforas que utiliza Jesús son en sí muy claras: Pedro será el
cimiento de roca sobre el que se apoyará el edificio de la Iglesia; tendrá las
llaves del reino de los cielos para abrir y cerrar a quien le parezca oportuno;
por último, podrá atar o desatar, es decir, podrá decidir o prohibir lo que
considere necesario para la vida de la Iglesia, que es y sigue siendo de Cristo.
Siempre es la Iglesia de Cristo y no de Pedro. Así queda descrito con imágenes
muy plásticas lo que la reflexión sucesiva calificará con el término: "primado
de jurisdicción".
3) La gran reprimenda
9
Esta conclusión la podemos obtener del libro de Enoc 46,2-5; cf. 48,2-10
4) La gran negación.
5) La gran misión.
10
Lo que sigue a continuación hasta el final del apartado está tomado de la catequesis de BENEDICTO XVI, Pedro, «el
apóstol». Audiencia General (24-5-2006). Publicado en Ecclesia 3315 (2006) 934-935
Parecería que Jesús se ha adaptado a Pedro, en vez de que Pedro se
adaptara a Jesús. Precisamente esta adaptación divina da esperanza al
discípulo que ha experimentado el sufrimiento de la infidelidad. De aquí nace
la confianza, que lo hace capaz de seguirlo hasta el final: "Con esto indicaba la
clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: "Sígueme"" (Jn 21,
19).
6) La gran realización.
ª Brevemente
Es el hijo del trueno que se convirtió en el apóstol del amor
Es el supremo ejemplo de cómo Jesús puede tomar a un hombre como es y
utilizar sus dones naturales, temperamento y poderes para la grandeza.
ª Profundizando:
Es posible que Juan, antes de ser discípulo de Jesús lo fuera de Juan el Bautista.
Esto aparece en la escena del cuarto evangelio cuando Juan el Bautista señala a Jesús
como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y dos de sus discípulos
marchan tras Él. Uno se llamaba Andrés, y del otro no se dice el nombre, por lo que
se puede deducir que es el mismo Juan (cf. Jn 1, 35-40).
Juan siempre forma parte del grupo restringido que Jesús lleva consigo en
determinadas ocasiones. Está junto a Pedro y Santiago cuando Jesús, en Cafarnaún,
entra en casa de Pedro para curar a su suegra (cf. Mc 1, 29); con los otros dos sigue al
Maestro a la casa del jefe de la sinagoga, Jairo, a cuya hija resucitará (cf. Mc 5, 37); lo
sigue cuando sube a la montaña para transfigurarse (cf. Mc 9, 2); está a su lado en el
Monte de los Olivos cuando, ante el imponente templo de Jerusalén, pronuncia el
discurso sobre el fin de la ciudad y del mundo (cf. Mc 13, 3); y, por último, está cerca
de él cuando en el Huerto de Getsemaní se retira para orar al Padre, antes de la
Pasión (cf. Mc 14, 33). Poco antes de Pascua, cuando Jesús escoge a dos discípulos
para enviarles a preparar la sala para la Cena, les encomienda a él y a Pedro esta
misión (cf. Lc 22, 8).
En los tres primeros evangelios Juan aparece casi siempre junto con Santiago,
son inseparables, y actúan y hablan como si fuera uno solo. De estos tres primeros
evangelios, podemos hacer un retrato de Juan:
− Juan aparece también en una ocasión, en los sinópticos, como un hombre con el
corazón intolerante. Juan prohíbe continuar con el trabajo de curaciones que está
haciendo a un hombre que está expulsando demonios en nombre de Jesús y no
es del grupo de los doce. Aunque Jesús le dice que lo deje ya que el que no está
contra Jesús está a su favor (cf. Mc 9,39-40; Lc 9,49-50).
11
Hay tres listas de las mujeres que estuvieron junto a la cruz de Jesús al final. En Marcos la lista es: María Magdalena,
María la madre de Santiago el Menos, de Joset y Salomé (cf. Mc 15,40). En Juan la lista es: la madre de Jesús, la
hermana de su madre, María la esposa de Cleofás y María Magdalena (cf. Jn 19,25). En Mateo la lista es: María
Magdalena, María la madre de Santiago y Joset y la madre de los hijos del Zebedeo (cf. Mt 27,56). María Magdalena
aparece en todas las listas, María la madre de Santiago y Joset y María la esposa de Clofás deben de ser la misma
persona. Si esto es así, la otra persona se llama Salomé, hermana de la madre de Jesús y madre de los hijos del Zebedeo.
Esto querría decir que Salomé era la madre de Santiago y de Juan y era hermana de María la madre de Jesús y que, por
consiguiente, Santiago y Juan eran primos carnales de Jesús. (cf. BARCLAY, William, HM, p39).
12
”hubo una secta gnóstica que tenía un evangelio según Judas, y que veía en Judas el gnóstico ideal, el único entre
todos los hombres que había entendido a Cristo y le había ayudado a morir” (id, p.41)
intolerante), y el Discípulo Amado que es figura del amor. A pesar de todo ello,
parece más coherente aceptar la visión tradicional que identifica a Juan con el
Discípulo Amado, y pensar que el hecho importante en la vida de Juan es el cambio
que Jesucristo realizó en él, por el que el hijo del trueno se convirtió en el apóstol del
amor.
En los Hechos de los Apóstoles Juan aparece pero nunca habla, siempre se le
encuentra junto con Pedro, y este último es el portavoz de los dos: cuando el hombre
tullido fue curado en la Puerta Hermosa del Templo (cf. Hch 3,1-10); cuando los dos
fueron llevados a la prisión y cuando Pedro hizo su valiente discurso ante el Sanedrín
(cf. Hch 4,1-22); también fue con Pedro a Samaría para ver los sorprendentes
resultados de la predicación de Felipe (cf. Hch. 8,14).
13
Dos razones da Barcklay para explicar esto: “1) Existe una carta escrita por Polícrates que fue obispo de Efeso
alrededor del año 190d.C. En ella, describe a Juan como «un sabio y un maestro», que se reclinó sobre el pecho del
Señor y que fue sacerdote y vistió la diadema sacerdotal (Eusebio, Historia Eclesiástica, 3,31). Si Polícrates está en los
cierto, entonces Juan tenía relaciones con los sacerdotes a alto nivel y la entrada a la casa del Sumo Sacerdote sería
fácil. 2) La segunda explicación pude ser la más probable. H.V. Morto en The stops of the Master nos da una
información muy interesante: «En las calles escondidas de Jerusalén hay un pequeño tugurio oscuro, ahora, creo, una
cafetería árabe, que contiene piedras y arcos que, en tiempos, formaron parte de una primitiva iglesia cristiana. La
tradición franciscana dice que esta iglesia fue erigida en el solar de una casa que había pertenecido a Zebedeo, el padre
de Juan. Esta familia, dice los franciscanos, eran mercaderes de pescado de Galilea, con una sucursal en Jerusalén,
desde la que suministraban, entre otros, a la familia del Sumo Sacerdote». Esto explicaría cómo conocía a Juan el
portero de la casa del Sumo Sacerdote…” (id., p 43-44)
Precisamente, en Patmos, "arrebatado en éxtasis el día del Señor" (Ap 1, 10), san
Juan tuvo visiones grandiosas y escuchó mensajes extraordinarios, que influirán en
gran medida en la historia de la Iglesia y en toda la cultura cristiana.
III. ANDRÉS
ª Brevemente
Es el hombre que presentó a los demás a Jesús.
Es aquel al que la vida le puso una situación en que había sido muy fácil haber
crecido resentido y amargado, pero que vivió alegre y feliz al aceptar el segundo
puesto y a que su único empeño fue servir a Jesucristo y no glorificarse a sí mismo.
ª Profundizando
Andrés era de Betsaida14 (cf. Jn 1,44), era pescador de oficio y Jesús lo llamó
para ser pescador de hombres cuando se encontraba arreglando las redes (cf. Mc 1,16-
18; Mt 4,18-20).
14
Adjuntamos a modo de anexo un mapa de Palestina en tiempos de Jesús para ofrecer la posibilidad de situar dicho
lugar.
cuarto, como acontece en Marcos (Mc 3, 13-18) y en los Hechos de los Apóstoles (Hch
1, 13-14). En cualquier caso, gozaba sin duda de gran prestigio dentro de las primeras
comunidades cristianas.
Andrés y Pedro vivían juntos (cf. Mc 1,29) y tan pronto como Andrés
descubrió a Jesús fue a buscar a este último. Fue como un compartir el mayor
descubrimiento a lo largo de su vida.
Andrés nunca estuvo en el grupo de los íntimos de Jesús, pero debió estar
justo al margen, como cuando compartió con ellos el preguntar a Jesús sobre las cosas
que iban a suceder (cf. Mc 13,3). A Andrés, como no era muy conocido, se le describe
e identifica normalmente como el hermano de Pedro que si lo era. Aparece con ese
nombre en las litas de los doce en Mateo y Lucas (cf. Mt 10,2; Lc 6,14), y en el pasaje
que Jesús da de comer a cinco mil hombres cuando condujo al muchacho a Jesús (cf.
Jn 6,8).
− Fue uno de los dos primeros que se unieron a Jesús y no fue uno de los del
círculo interno. Juan sí.
− Fue el que llevó a Pedro a Jesús y sin embargo es Pedro el que tiene
preeminencia.
Nunca recibió el primer puesto pero fue también de ese tipo de hombres de
quien depende todo dirigente y que es la columna vertebral de la Iglesia Cristiana y
la sal de la tierra.
Buscaba con optimismo. Como en el caso del muchacho con cinco panes y
cinco peces, Andrés, por lo menos esperaba que Jesús pudiera usar con grandeza
cualquier regalo que una persona le pudiera llevar. Nunca se le ocurrió que hubiera
alguien que no fuera de utilidad a Jesús.
15
Andrés y Felipe, los dos Apóstoles con nombres griegos, hacen de intérpretes y mediadores de este pequeño grupo de
griegos ante Jesús. (cf. BENEDICTO XVI, San Andrés. el primer llamado. Audiencia General (14-5-2006). Publicado
en Ecclesia 3317 (2006) 1017-1018)
Buscaba de manera universal. Aún siendo judío -y eso que los judíos creían
que la salvación era sólo para su pueblo, como pueblo elegido-, fue uno de los
primeros en ver la universalidad del evangelio. Jesús llevaba un mensaje para todos.
Con las palabras: "Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en
verdad os digo: si el grano de trino no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da
mucho fruto" (Jn 12, 23-24), profetiza la Iglesia de los griegos, la Iglesia de los paganos,
la Iglesia del mundo como fruto de su Pascua.
IV. TOMÁS.
ª Brevemente
Es el hombre que, dudando, se afianzó.
Tomás es aquel que su primera reacción siempre era no hacer lo que se le
había dicho, y no creer lo que se le pedía. Pero precisamente el hecho de que Tomás
creyera con tal dificultad le hizo creer con gran intensidad una vez estaba
convencido. Y nunca un argumento resolvía sus dudas; era siempre la presencia de su
Señor. Tomás hacía una y otra vez el descubrimiento que todo cristiano tiene que
hacer: que por sí mismo todo es imposible, pero con Dios nada hay imposible.
ª Profundizando:
En los tres primeros evangelios no se nos dice nada de Tomás más que su
nombre; en el cuarto es donde aparece como personaje claramente definido. Aparece
como «Tomás llamado Dídimo». Su nombre deriva de una raíz hebrea, «ta'am»,
Tomás es la palabra hebrea y Dídimo la palabra griega para mellizo. En los Hechos de
Tomás se le llama normalmente Judas, y es que en el mundo antiguo no había
apellidos por lo que era necesario añadirle un segundo nombre para no confundirlo
con otro que se llamase igual. Tomás o Dídimo es un segundo nombre distintivo de
tal modo que el nombre completo puede haber sido Judas el gemelo. En el relato del
evangelio hay un Judah o Judas que en Mc 6,3 y Mt 13,55 aparece como hermano de
Jesús. Esto vendría a significar que Jesús y Tomás estaban muy unidos.
16
“A este respecto, san Agustín comenta: Tomás «veía y tocaba al hombre, pero confesaba su fe en Dios, a quien ni
veía ni tocaba. Pero lo que veía y tocaba lo llevaba a creer en lo que hasta entonces había dudado» “(In Iohann. 121, 5,
en BENEDICTO XVI, Tomás: el final luminoso de la duda. Audiencia General (27-9-2006). Publicado en Ecclesia
3330 (2006) 1479-1480).
Tomás también estaba cuando Jesús resucitados se encontró con los discípulos
en el mar de Galilea (cf. Jn 21, 2). Ahora había aprendido la lección y estaba allí en
compañía de los creyentes.
V. MATEO
ª Brevemente
Es el hombre que fue despreciado por todos.
La gente podría haber dicho que no había otra persona menos prometedora
que Mateo, pero en las manos de Jesucristo pasó a ser el primer hombre que escribió
las enseñanzas de Jesús, un misionero del evangelio y un héroe de la fe
ª Profundizando
A nivel personal sabemos poco, pero como recaudador de impuesto podemos
saber mucho de este tipo de personas. Al comparar los relatos de la llamada de Mateo
(cf. Mc 2,14; Mt 9,9; Lc 5,27-28) según los tres primeros evangelios podemos conocer
todos los hechos que se conocen sobre él y de este modo, hacer algunas deducciones.
17
Hacemos una aproximación al significado de este nombre dicendo: ”Leví, Hijo de Jacob y de Lía. Lía asocia a Leví
con el verbo «unir»” (KNOOPPERS, Gari, “Levi”, en METZGER, Bruce M.-COOGAN, Michael D. (ed.), Quién es
quién en la Biblia, Madrid, Acento Editorial, 2002, p237)
18
A este respecto, explica Barclay:El método romano de recaudar impuesto conducía en sí mismo al abuso. Bajo la
República, la recaudación de impuestos había sido arrendada. Grandes corporaciones financieras compraron el derecho
a recaudar impuestos dentro de una provincia por una determinada suma de dinero. Después procedían a sacar todo el
dinero que podían a los provincianos y por lo tanto conseguían una buena ganancia. Bajo la República estos
arrendadores de impuestos, a menudo, hacían la vida imposible a los infortunados provincianos. Bajo el Imperio hubo
grandes reformas, y el gobierno romano empezó a recaudar los impuestos directamente, o bien a ejercer una supervisión
mucho más estricta sobre los que lo hacían. Pero incluso bajo el sistema reformado se necesitaban agentes del gobierno
y el abuso era todavía posible y frecuente. Fue bastante sorprendente que, aún así, los mismo recaudadores de impuesto
despertaron un odio personal todavía más implacable. Bajo el antiguo sistema, las grandes corporaciones financieras a
las que se arrendaban los impuestos habían tenido su propio personal formado por escribanos cualificados, secretarios y
contables, preparados para ser enviados a cualquier provincia. Pero bajo el nuevo sistema, el gobierno empleó como
agentes a personas de las mismas provincias; y por lo tanto, se miraba a los recaudadores como colaboracionistas que se
habían vendido a sí mismos al servicio de los enemigos y opresores de su país para su propio beneficio. (cf.
BARCLAY, William, HM, p73-74)
los paganos y a las prostitutas19. Además, se les prohibía ser testigo o juez. Incluso se
les prohibía el culto, esto fue por lo que en la parábola el publicano permanecía a
distancia (cf. Lc 18,13). También el mismo arrepentimiento se veía como algo difícil
para un recaudador de impuestos.
19
Cf. MARTIN, Evaristo,”Publicanos”, en DJN, p.1072
20
El denario era una moneda de plata que equivalía a unos nueve peniques -alrededor de 0,12 €-, y para hacer una
evaluación del impuesto se debe recordar que el salario diario de un hombre en Palestina era normalmente de un denario
al día. (cf. BARCLAY, William, HM, p74)
21
Según Barclay, había un impuesto de importación y exportación que podría ser entre el dos y medios y el doce y
medio por ciento del valor de las mercancías, o podía elaborarse según un sistema de tarifas en ciertos artículos, como
se hacía en Siria. Había un dinero que había que pagar cuando se cruzaba un puente, cuando se utilizaban los caminos
principales, cuando se entraba al puerto, cuando se utilizaba un mercado, cuando el viajero entraba en una ciudad
amurallada... La paz romana, los caminos romanos, la burocracia oficial romana, el buen orden y el gobierno romanos
gastaban dinero para su administración y el gobierno fue fecundo en descubrir diferentes tipos de impuestos que le
permitieran pagarlo. (cf. id. 75)
Mateo era uno de estos. Estaba al servicio de Herodes Antipas22, y fue en
Cafarnaún donde se sentó en el despacho de impuestos (cf. Mc 2,14). Su oficina
estaría al lado de la orilla del mar, y debe de había de haber escuchado a menudo la
predicación de Jesús. Algo en la invitación de Jesús llegó directamente al corazón de
Mateo, y el día que lo llamó Jesús salió presto tras de El. Tal y como cuenta Lucas lo
primero que hizo fue una fiesta en su propia casa para los únicos amigos que tenía,
esto es, su compañeros recaudadores de impuestos y otros proscritos de la sociedad,
para así, de algún modo, posibilitar el encuentro de estos con Jesús. Los escribas y
fariseos estaban sorprendidos de que Jesús comiera en semejante compañía, pero
Jesús les dijo: «No necesitan médico los que están sanos, sino los que están mal. No
he venido a llamar a conversión a justos sino a pecadores» (Lc 5,31s). Sería imposible
imaginar un hombre que tuviera menos probabilidad de ser apóstol, sin embargo, fue
Jesucristo el que vio este apóstol enterrado en el recaudador de impuestos.
Con todo lo anterior, podemos deducir, que ya bien sea de un modo directo
como indirecto, Mateo está relacionado con la redacción del evangelio que lleva su
nombre, y esto nos permite concluir quién fue este hombre: aquel que cuando dejó su
mesa de recaudador se llevó la pluma consigo; y este hombre, que una vez fue
despreciado por todos, pasó a ser el primer hombre que presentó al mundo un relato
de la enseñanza de Jesús.
22
Para llevar a cabo el gobierno, Palestina se dividió en dos: Samaría y Judea al sur, que estaban directamente bajo el
procurador romano, y Galilea al norte, que estaba gobernada por Herodes Antipas, sometido a los romanos. Lo más
probable es que el puesto de Mateo fuera fronterizo. El gran camino del Este iba desde Damasco hasta el puerto del mar
Mediterráneo de Acre. Primero pasaba a través del territorio de Iturea y Traconitis, que pertenecía a Filipo -hermano de
Herodes-, y en Cafarnaún entraba a Galilea y al territorio de Herodes. Probablemente Mateo se ocupaba del tráfico de
ese camino y en el mar de Galilea”. (cf. id. 76-77)
23
Eusebio (La Historia Eclesiástica, 2, 24, 5; cf. Ireneo, Contra las Herejías, 3, 1; Orígenes, citado en Eusebio, 6, 25,4)
dice: «De todos los discípulos del Señor sólo Mateo y Juan nos han dejado sus memorias; y se dice que ellos recurrían a
escribir sólo bajo la presión de la necesidad, ya que Mateo, que predicó anteriormente a los hebreos, cuando estaba a
punto de ir también a otros, poniendo por escrito su evangelio en su lengua nativa, compensó a aquellos de los que era
separado, por la pérdida de su presencia». Jerónimo (Sobre hombres ilustres, 3; cf. Prólogo a Mateo) dice: «Matero,
también llamado Leví, y que pasó de recuadador de impuestos a apóstol, fue la primera persona en Judea que escribió
un evangelio de Jesucristo en palabras y letras hebreas para los circuncidados que creyeran; pero no se sabe con
suficiente certeza quién lo tradujo después al griego»... (cf. id. 78)
24
Alrededor del 85 o 90 d.C. por un cristiano -judío de la segunda generación- desconocido que vivía en un iglesia
situada en Antioquía de Siria (cf. KINSGSBURY, J.D-OVERMAN, J.A., “Mateo”, en QQB, p 259).
25
Añadimos esta interesante afirmación: “Según Leon Dofour: «El evangelio de Mateo presenta los caracteres de un
escrito griego, tanto en razón del vocabulario como en razón de su estilo. Indudablemente estos helenismos no dirimen
el pleito de la traducción, por que un buen traductor sabe adaptarse al genio de la lengua a que traduce. Pero la situación
en su conjunto se pronuncia a favor de la redacción en griego. Los abundantes semitismos significan tan sólo que en Mt,
lo mismo que en Mc y Lc, hubo un fondo arameo»”. (VILLAPADIERNA, Carlos de,”Mateo, Evangelio de”, en DJN,
p.802)
Por último añadir como ya hemos dicho anteriormente que los Evangelios en
la figura de Mateo, nos presentan una auténtica paradoja: quien se encuentra
aparentemente más lejos de la santidad puede convertirse incluso en un modelo de
acogida de la misericordia de Dios, permitiéndole mostrar sus maravillosos efectos en
su existencia. La buena nueva del Evangelio consiste precisamente en que Dios ofrece
su gracia al pecador.
ª Brevemente
Una negación sin resolver
ª Profundizando:
El nombre de Judas suscita entre los cristianos una reacción instintiva de
reprobación y de condena. El significado del apelativo "Iscariote" es controvertido: la
explicación más común dice que significa "hombre de Keriot" (ish Kerioth), aludiendo
a su pueblo de origen, situado cerca de Hebrón y mencionado dos veces en la sagrada
Escritura (cf. Jos 15, 25; Am 2, 2) por lo que debe de haber sido el único del grupo de
los apóstoles que no era galileo. Otros lo interpretan como una variación del término
"sicario", como si aludiera a un guerrillero armado de puñal, llamado en latín "sica"26.
Las versiones siriacas generalmente omiten la I inicial y nombran a Judas, Judas
Scariot. Scortya, en latín scortea, significa manto de piel27. Por último, algunos ven en
ese apodo la simple trascripción de una raíz hebreo-aramea que significa: "el que iba a
entregarlo". Esta designación se encuentra dos veces en el cuarto Evangelio: después
de una confesión de fe de Pedro (cf. Jn 6, 71) y luego durante la unción de Betania (cf.
Jn 12, 4).
26
Los sicarii eran nacionalistas salvajes y fanáticos comprometidos no sólo a guerrear contra los romanos, sino a matar
y asesinar en cualquier momento. Judas era un nacionalista judío violento, que se había unido a Jesús con la esperanza
de que por su medio se realizarían sus sueños de nacionalismo. Aunque todo esto es improbable ya que Iscariote se
llamaba también su padre: «Judas Iscariote, hijo de Simón Iscariote» (Jn 6,71; 13,26) (cf. BARCLAY, William, HM,
p91).
27
Quizá Judas vería este tipo de manto, porque esos mantos tenían bolsillos que se podían utilizar como monederos, y
Judas era el tesorero del grupo de los apóstoles. De todos modos, es mucho más probable que este nombre se refiriera a
que tanto Judas como su padres trabajasen en el comercio de las pieles.(cf. id. 91).
28
Aproximadamente unos 7€.
después en su ejecución con el beso que dio al Maestro en Getsemaní (cf. Mt 26, 46-
50).
Se trata, por tanto, de una figura perteneciente al grupo de los que Jesús se
había escogido como compañeros y colaboradores cercanos. Esto plantea dos
preguntas al intentar explicar lo sucedido. La primera consiste en preguntarnos cómo
es posible que Jesús escogiera a este hombre y confiara en él. Ante todo, aunque Judas
era de hecho el ecónomo del grupo (cf. Jn 12, 6; 13, 29), en realidad también se le
llama "ladrón" (Jn 12, 6). Es un misterio su elección, sobre todo teniendo en cuenta que
Jesús pronuncia un juicio muy severo sobre él: "¡Ay de aquel por quien el Hijo del hombre
es entregado!" (Mt 26, 24). Es todavía más profundo el misterio sobre su suerte eterna,
sabiendo que Judas "acosado por el remordimiento, devolvió las treinta monedas de plata a
los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo: "Pequé entregando sangre inocente" (Mt 27,
3-4).
29
Paso a resumir las hipótesis que plantea Barclay que parecen interesantes: 1) que Jesús conociera lo que estaba
pasando en su mente y corazón , en cuanto a ese espíritu traidor, y Judas decidió eliminarle al no soportar que conociese
ese interior; 2) que al considerarse como un intruso ya que no era galileo y no estaba entre los íntimos ni primeros,
viviera ciertos celos y amargura que hicieran que al final el amor se convirtiera en odio y entregó a Jesús; 3) porque vio
que el juego había terminado, y esto tiene dos interpretaciones: a) que buscara una cobarde seguridad y delatara a sus
cómplices para salvarse; b) es posible que previera el encuentro frontal con Roma y que organizara el encuentro con
Jesús no para matarle, sino, simplemente, para quitarlo discretamente de en medio y ponerle bajo control antes de que
fuera hecho el daño final; 4) es posible que Judas viera a Jesús, con sus poderes de palabra y de obra, como la persona a
través de la cual el sueño de dominación del mundo -como así pensaban los judíos- podría hacerse realidad, y sin
embargo vio fracasar su esperanza, por lo que entregó a Jesús porque el amor se había convertido en odio, al negarse el
Maestro a ser lo que él quería que fuera; 5) por pura avaricia de dinero y amor a la ganancia -es posible que en ese
momento hubieran puesto precio a la cabeza de Jesús y que Judas le traicionara para conseguir el dinero-. (BARCLAY,
William, HM, p94-97)
30
Hipótesis citada por BENEDICTO XVI, En Judas Iscariote vemos cómo Jesús respeta nuestra libertad. Audiencia
General (18-10-2006). Publicado en Ecclesia 3335 (2006) 1686-1687.
31
Hipótesis citada por BARCLAY, William, HM, p98-99.
propósito de entregarlo" (Jn13, 2); de manera semejante, Lucas escribe: "Satanás entró en
Judas, llamado Iscariote, que era del número de los Doce" (Lc 22, 3). De este modo, se va
más allá de las motivaciones históricas y se explica lo sucedido basándose en la
responsabilidad personal de Judas, que cedió miserablemente a una tentación del
Maligno. En todo caso, la traición de Judas sigue siendo un misterio. Jesús lo trató
como a un amigo (cf. Mt 26, 50), pero en sus invitaciones a seguirlo por el camino de
las bienaventuranzas no forzaba las voluntades ni les impedía caer en las tentaciones
de Satanás, respetando la libertad humana. Es como decir que a Judas no se le va a
permitir llevar a cabo su propósito sin que Jesús le hiciera una última llamada. En el
cuarto evangelio (cf. Jn 13, 18-30) se puede ver con mayor nitidez lo que sucedió en la
última cena, y como Jesús lo trató como al anfitrión, como al favorito, para ver si
arrancaba de él el arrepentimiento32.
Una de las cosas más bonitas que se han podido decir de él, la dijo Orígenes.
Sugirió que, cuando Judas se dio cuenta de lo que había hecho, se apresuró a
suicidarse por si podía encontrarse con Jesús en el Hades, el mundo de los muertos, y
allí, con el alma al descubierto, implorar el alma de su Señor (Orígenes, Sermones
sobre Mateo, 35)
ª Brevemente
Columna de la Iglesia de Jerusalén.
32
Es muy interesante hacerse una idea mental de lo que allí sucedió y que nos describe Barclay: “Para visualizar lo que allí
sucedió, necesitamos intentar ver cómo estaban colocados los discípulos en la Ultima Cena. En la antigüedad, los invitados se
reclinaban en sofás bajos, apoyándose sobre el codo izquierdo y con la mano derecha libre para coger la comida y la bebida.
Generalmente en cada sofá había tres personas. Claramente Juan estaba a la derecha de Jesús, porque estaba reclinado en su pecho
(Jn 13,23). Pero la posición en la que se colocaba al invitado de honor era a la izquierda del anfitrión, para que éste reclinara su
cabeza en el pecho de la persona a su izquierda. Cuando leemos la narración de Juan, parece claro que Judas ocupaba el sitio de
honor. En una celebración de la Pascua, entre otras, debía de haber tres cosas sobre la mesa. Había lo que se llamaba charosheth, una
pasta hecha con manzanas, dátiles, granadas y nueces, y que representaba la arcilla con la que el pueblo había hecho los ladrillos
durante su esclavitud en Egipto. Había hierbas amargas, como endibias, rábanos picantes, achicoria y marrubios que les recordaban
lo amargo de la esclavitud. Y había un pan sin levadura. En un momento de la ceremonia se ponían algunas de las hierbas entre dos
trozos del pan sin levadura, se untaban en la charosheth y se comían. Eso se llamaba sopa y era un signo de honor que el anfitrión en
persona la preparara y la diera a un invitado. Jesús dio la sopa a Judas (Jn 13,26), y lo más probable es que Judas estuviera colocado
junto a Jesús. Además, todo parece indicar que la conversación de Jesús con Judas fue privada, que los otros discípulos ciertamente
no sabían, ni podían oír tan apenas, lo que estaba pasando entre ellos. Cuando Judas salió, los otros no sabían a dónde iba. Si lo
hubieran sabido, no le habrían permitido salir de esa habitación vivo. Pensaron que, como era el tesorero, se había ido a arreglar el
asunto del ofrecimiento a los pobres que era parte de la costumbre de la Pascua (Jn 13,29)” (id. p87-88)
33
En la escritura aparecen cuatro personas con el nombre de Santiago: Santiago el Mayor (apóstol, hijo de Zebedeo y
Salomé; hermano de Juan evangelista), Santiago el Menor (hijo de Cleofás y de María, la cual estuvo junto a Jesucristo
en la cruz; hermano de José y primo de Jesús), Santiago de Alfeo (apóstol, hijo de Alfeo) y Santiago padre del apóstol
Judas. Para profundizar en el estudio presente, hemos considerado -como hacen muchos autores, entre ellos
BENEDICTO XVI, Las lecciones del Santiago el Menor. Audiencia General (28-5-2006). Publicado en Ecclesia 3319
(2006) 1090-1091, que Santiago el Menor y Santiago de Alfeo es la misma persona, aunque esto obligue a identificar a
Alfeo con Cleofás.
ª Profundizando:
Cuando Pablo llegó a Jerusalén con la colecta para los pobres, fue recibido por
Santiago y los ancianos (cf. Hch 21,18). En las cartas de Pablo encontramos lo mismo.
En su primera visita a Jerusalén después de su conversión, se encontró con Santiago y
Pedro (cf. Gal 1,19). En su visita catorce años más tarde, Santiago, Pedro y Juan son
los pilares de la Iglesia, y son ellos los que afirman el acuerdo de que Pablo debe de
ser el apóstol de los gentiles (cf Gal 2,9). Es Pablo también, el que le atribuye una
aparición específica del Resucitado (cf. 1 Co 15,7).
De su muerte, podemos decir que, según nos cuenta la tradición, murió mártir
por Cristo35. La información más antigua (Roma, siglo I) la ofrece el historiador judío
34
Algunos dicen que Santiago no fue uno de los doce originales aunque podemos llamarle apóstol por lo que Pablo dice
sobre él: «Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor» (cf. Gal 1,19) Esto lo dice cuando
describía su primera visita a Jerusalén, ya convertido, cuenta su encuentro con Pedro. Algunos dicen que esta frase
implique a Santiago, pero lo que es innegable es que se está refiriendo a que para Pablo y para la Iglesia Cristiana,
Santiago figuraba como un apóstol, y ciertamente fue el dirigente sin discusión de la Iglesia de Jerusalén. (cf.
BARCLAY, William, HM, p99)
35
Según indica Barclay encontramos dos historias sobre la muerte de Santiago: la descrita arriba por el historiador judío
Josefo y que viene narrada en: Antigüedades de los Judíos, 20,9,1; y otra a través de Eusebio en: La Historia
Eclesiástica 2,23. Reproducimos también parte del texto de Eusebio que es el más completo:” Las autoridades judías se
alarmaron al ver la gran cantidad de gente que se convertía al cristianismo y fueron a él y le dijeron:«Te suplicamos que contengas a
la gente que anda extraviada detrás de Jesús... porque todos confiamos en ti. Debes persuadirles para que no anden por mal camino.
Por lo tanto, colócate en el ala del templo donde todo el mundo pueda oír tus palabras». Era el tiempo de la Pascua y la ciudad estaba
llena de gente. De esta manera, colocaron a Santiago en el ala del templo, pero su mensaje no fue el que esperaban o deseaban oír.
«¿Por qué me preguntáis sobre Jesús el Hijo del Hombre?», gritaba. «Está sentado ahora en los cielos, a la derecha del
Todopoderoso, y está a punto de venir en las nubes». Los dirigentes judíos se enfadaron. «Estábamos equivocados», dijeron, «al
permitir tal testimonio sobre Jesús; subamos y tirémosle abajo, que por temor puede que la gente no le crea». «¡Oh! ¡Oh!», decían,
«incluso el justo se ha ido por el camino equivocado». Así que le tiraron desde el pináculo del templo, y le apedrearon; mientras le
apedreaban, él oraba: «Yo te suplico, Dios y Padre, que les perdones, porque no saben lo que hacen». Uno de los sacerdotes intentó
detener el homicidio. «Dejad de apedrearle», gritaba, «el justo está rezando por vosotros». Pero un batanero subió corriendo y golpeó
la cabeza de Santiago con el palo que utilizaba para sacudir sus ropas. Y de esta manera murió el apóstol.”. (cf. BARCLAY,
William, HM, p101-103)
Flavio Josefo que nos cuenta que la muerte de Santiago fue decidida, con iniciativa
ilegítima, por el sumo sacerdote Anano, hijo del Anás que aparece en los Evangelios,
el cual aprovechó el intervalo entre la destitución de un Procurador romano (Festo) y
la llegada de su sucesor (Albino) para decretar su lapidación, en el año 62.
Reproducimos el texto a continuación: «De esta manera Ananías, siendo el tipo de hombre
que era, y pensando que se le presentaba una gran oportunidad, porque Festus había muerto y
Albinus no había llegado todavía, celebró un consejo judicial; y llevó ante él al hermano de
Jesús llamado el Cristo -de nombre Santiago- y algunos otros, y bajo la acusación de violar la
Ley los entregó para ser apedreados».
VIII. FELIPE36.
ª Brevemente
El primer hombre llamado a seguir a Jesús.
ª Profundizando:
Los tres primeros evangelios no dan más que su nombre (cf. Mc 3,18; Mt 10,3;
Lc 6,14), sin embargo, adquiere gran importancia en el cuarto evangelio y en su
conexión con el libro de los Hechos de los apóstoles.
36
Felipe el apóstol va a estar siempre expuesto a que le confundan con Felipe uno de los siete (cf. Hch 6,5). El de los
siete fue el que tuvo la sorprendentemente exitosa campaña de Samaria (cf. Hch 8,1-25), y la persona a través de la que
se convirtió el eunuco etíope (cf. Hch 8,26-40); y también fue este Felipe con el que Pablo estuvo en Cesarea (cf. Hch
21,8). Incluso las autoridades más dignas de crédito de la Iglesia Primitiva confundían a los dos Felipes. Tertuliano
habla de que el apóstol fue arrebatado por el eunuco etíope (Tertuliano, Sobre el Bautismo, 18) e incluso el historiador
Eusebio refiere lo acontecido en Hch 21,8 al apóstol Felipe (Eusebio, La Historia Eclesiástica, 3, 31, 5). En el
calendario de las Iglesias Copta y Armenia hay una conmemoración de «Felipe diácono y apóstol». Incluso en la
antigüedad, la gente encontraba muy difícil recordar que había dos Felipes, y diferenciarlos.(cf. id. 105-106)
Era de Betsaida - una pequeña localidad que pertenecía a la tetrarquía de uno
de los hijos de Herodes el Grande, el cual también se llamaba Felipe (cf. Lc 3, 1) -, la
misma ciudad de donde eran Pedro y Andrés (cf. Jn 1,44) y si era de esta ciudad, lo
más probable es que también fuera pescador de oficio.
Según cuenta Juan, Felipe fue el primer hombre al que Jesús dirigió las
palabras: «¡Sígueme!» (Jn 1,45). A partir de ese momento aparece cuatro veces en el
cuarto evangelio:
1. Tras la llamada de Jesús, lo primero que hizo fue ver a Natanael y hablarle de
ese Jesús que había descubierto y que le había descubierto a él. Dijo a Natanael
que habían encontrado a aquel de quién hablaban Moisés y los profetas. Y
aunque Natanael parece un poco escéptico: «¿De Nazaret puede haber cosa
buena?», Felipe no discute y le responde: «Ven y lo verás» (cf. Jn 1,43-46). De
aquí podemos deducir de algún modo que Felipe tenía un espíritu misionero y
que sabía como hacer frente a los escépticos al intentar evitar la discusión.
Se han hecho dos sugerencias interesantes sobre esta escena. Se ha dicho que
Felipe estaba a cargo de la intendencia de los doce, y que cuando se trataba de
un asunto de alimentación, Jesús se lo pasaba a él. Otra sugerencia es que la
respuesta de Felipe fue tan inmediata y segura que debía de haber estado
calculando mentalmente cómo se podría alimentar esa multitud37.
37
En Palestina con un denario se podían comprar normalmente doce barras de pan de trigo o treinta y seis de cebada, de
un palmo de diámetro y como una pulgada y media de altura. Por tanto, quizás Felipe estaba calculando el mínimo
irreducible necesario para dar a cada persona de la multitud que había un trocito. También podemos verlo de otra
manera: un denario era la paga diaria de un trabajador, por lo que es como si Felipe dijera: «Ni la paga de un año valdría
para comprar lo suficiente para dar un poco a cada uno de esta multitud». (cf. id. 108)
asunto a alguien que sepa que tiene un carácter más fuerte y más decisivo que
el suyo. La otra interpretación, es que nos encontramos ante el indicio de su
prestigio particular dentro del Colegio apostólico. En este caso, de modo
especial, actúa como intermediario entre la petición de algunos griegos y Jesús
—probablemente hablaba griego y pudo hacer de intérprete—. Felipe sabe que
no es el destinatario último de las peticiones de quienes se le acercan, sino el
Señor.
ª Brevemente
El hombre que empezó odiando y terminó amando.
Simón, es aquel que en un tiempo habría matado a la gente por lealtad, por ser
celoso y fiel defensor de la Ley. Después del encuentro con Jesús se convirtió en el
hombre que vio que Dios no quiere que se utilice otra Ley sino el Amor.
ª Profundizando:
Simón el Zelotes que aparece en Lucas y en los Hechos de los apóstoles y
Simón el Cananeo del que hablan Mateo y Marcos, es la misma persona38. Cananeo y
38
En Lucas es Simón, llamado Zelotes (cf. Lc 6,15; Hch 1,13) -la palabra griega zēlōtēs significa fanático- y esto no
presenta ninguna dificultad. El problema viene cuando Mateo y Marcos lo llaman Simón el Cananeo (cf. Mt 10,4; Mc
3,18). Los manuscritos griegos tienen dos interpretaciones. Unos que dicen Kananitēs y traducen por Canaanita. Esto,
Zelotes son la misma palabra, la primera en hebreo, la segunda en griego. Vienen a
significar “ser celoso” y se utilizaba para aquellos que eran celosos. Los celos son los de
los celosos de la santidad y el honor de la Ley.
Pasamos ahora a hacer una interesante crónica histórica de cómo surgieron los
zelotes39:
con bastante seguridad es erroeno ya que Canaan en griego es Chanaan, y su adjetivo es Chananaios. Si vamos a aceptar
Kananitēs, entonces debemos de traducirlo por Cananeo, no canaaneo, como hicieron las versiones antiguas inglesas, tal
como la Biblia de Ginebra. Jerónimo en su Comentario sobre Mateo aceptó la interpretación de Kananitēs, pero la
relacionó con Caná de Galilea; y a partir de allí surgió la conjetura de que Simón no era otro que el novio de la boda de
Caná de Galilea, y la historia de que después de la fiesta se hizo discípulo y seguidor de Jesús. A pesar de ello, hay que
abandonar esta interpretación porque el adjetivo de Caná es Kanaios y no Kananitēs. La interpretación de los
manuscritos más antiguos y mejores es Kananaios, que es la palabra correcta para traducir Cananeo. Esta palabra se
deriva del verbo hebreo Kana, que significa ser celoso; y se utilizaba para aquellos que eran celosos de la Ley; zēlōtēs
es precisamente la misma palabra en griego; también significa el que es celoso.(cf. id 113-11).
39
La presente crónica histórica está tomada BARCLAY, William, HM, p114-1148. Aunque consideramos como
válidos los datos citados, hay que añadir que según indica BERNABÉ, ”Contexto”, en DJN, p.211, no todos los autores
mantienen que los zelotes fueran un grupo de resistencia armada que existió, como los Fariseos o Saduceos, durante
todo el s. I, sino que sostienen que este grupo apareció cuando ya había estallado la Guerra Judía (67 o 68 d.C.), y que
fue una coalición de grupos de bandidos campesinos que, según los romanos iban avanzando hacia Jerusalén desde el
noroeste, se fueron juntando en su camino hacia la ciudad del templo. Allí se unieron con gente de la ciudad y con
sacerdotes de la clase baja. Esta coalición tomó represalias contra la aristocracia sacerdotal y la nobleza, haciendo
grandes purgas entre ellos y robando sus posesiones.
Algunos años antes de esto, los judíos se habían enfrentado con el salvaje
intento de Antíoco Epifanio de eliminar su nación y su fe. Por aquellos días los
Macabeos se habían levantado como salvadores de su país; y cuando Matatías,
padre de los Macabeos, estaba muriendo, su mensaje al partir fue: «Ahora hijos,
mostrad vuestro celo por la Ley; dad vuestra vida por la alianza de nuestros
padres» (1M 2,50). Así que los Zelotes40 eran patriotas judíos fanáticos celosos de
la Ley y que odiaban encarnecidamente el poder extranjero.
Así que los Zelotes eran pues nacionalistas judíos fanáticos que sentían
una heroica indiferencia por los sufrimientos que llevaba consigo la lucha por lo
que ellos veían como la pureza de su fe.
40
Josefo los describe: «Judas el Galileo fue el autor de la cuarta secta de la filosofía judía... Tienen (los Zelotas) una
unión inviolable con la libertad, y dicen que Dios es su único Gobernante y Señor. No les importa matar con cualquier
tipo de muerte, ni prestan atención a la tortura de sus familiares y amigos, ni tales temores les hacen llamar señor a
ningún hombre. Y como esta resolución inamovible es conocida por muchos, no hablaré más sobre el tema; porque no
temo que no se crea algo de lo que he dicho sobre ellos, sino que lo que he dicho se queda corto si lo comparamos con
la resolución que mostraban cuando padecían sufrimientos» (Josefo, Antigüedades de los Judíos, 18,1,6, en HM, p116).
escaparon dos mujeres y cinco niños escondiéndose en una cueva» (Josefo,
Guerras de los judíos, 7,8,9).
1. Fue un milagro que Simón pudiese convivir con Mateo en el mismo grupo de
los apóstoles. Esto se dio gracias a la llamada de Jesús, y porque su amor es
capaz de superar cualquier barrera humana, social o política. En otro tiempo,
Mateo, por su condición de recaudador de impuestos y por tanto, de
implicación con Roma, habría sido uno de sus peores enemigos.
2. Después de la Cruz, Simón todavía estaba allí (cf. Hch 1,13). Esto podría ser un
dato muy significativo para deducir que aquí Simón había llegado a ver que
debía de renunciar a la daga por la Cruz. Había dedicado su vida a la reforma
por la política del poder y tenía que aceptar el camino del amor sacrificado.
ª Brevemente
El primero de los doce en ser mártir
Santiago fue un hombre acogió con prontitud la llamada del Señor dejándolo
todo. Es aquel que fue fiel Cristo y que amó hasta derramar su sangre. Y el que tuvo
que sobrellevar el vivir bajo la sombra de Juan que era más “famoso” que él. Fue
también ejemplo de optimismo divino y de una fe victoriosa al formular la petición
de ocupar los primeros puestos ya que tenía la certeza de que Jesús era Rey.
ª Profundizando:
− Juan fue a Éfeso vivió casi hasta los cien años y murió en paz lleno de
años y de honor.
Dentro del grupo de los apóstoles, Santiago y Juan pertenecen, junto con
Pedro, al grupo de los tres discípulos privilegiados que fueron admitidos por Jesús a
los momentos importantes de su vida. Las dos ocasiones más significativas son las
siguientes:
41
Es interesante para entender esto, acudir al símil que hace BARCLAY, William, HM, p126. Dice: “Hay una moneda
romana cuya inscripción es un buey frente a un altar y a un arado, con las palabras: «Preparado para las dos cosas». El
buey debe de estar preparado para el dramático sacrificio en el altar o la pesada rutina del arado.”
42
BENEDICTO XVI, Santiago el Mayor o la prontitud para acoger la llamada del Señor. Audiencia General (21-6-
2006). Publicado en Ecclesia 3317 (2006) 1019-1020, también lo explica así: “...podemos decir que el camino no sólo
exterior sino sobre todo interior, desde el monte de la Transfiguración hasta el monte de la agonía, simboliza toda la
peregrinación de la vida cristiana, entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, como dice el concilio
Vaticano II. Siguiendo a Jesús como Santiago, sabemos, incluso en medio de las dificultades, que vamos por el buen
camino”
Esta maduración de la fe fue llevada a cabo en plenitud por el Espíritu Santo
en Pentecostés, de forma que Santiago, cuando llegó el momento del testimonio
supremo -es la única vez en la que Santiago aparece solo-, no se echó atrás. Al inicio
de los años 40 del siglo I, el rey Herodes Agripa, nieto de Herodes el Grande, como
nos informa san Lucas, "por aquel tiempo echó mano a algunos de la Iglesia para
maltratarlos e hizo morir por la espada a Santiago, el hermano de Juan" (Hch 12, 1-2). La
concisión de la noticia, que no da ningún detalle narrativo, pone de manifiesto, por
una parte, que para los cristianos era normal dar testimonio del Señor con la propia
vida; y, por otra, que Santiago ocupaba una posición destacada en la Iglesia de
Jerusalén, entre otras causas por el papel que había desempeñado durante la
existencia terrena de Jesús.
Una tradición sucesiva, que se remonta al menos a san Isidoro de Sevilla, habla
de una estancia suya en España para evangelizar esa importante región del imperio
romano. En cambio, según otra tradición, su cuerpo habría sido trasladado a España,
a la ciudad de Santiago de Compostela. Ese lugar se convirtió en objeto de gran
veneración y sigue siendo meta de numerosas peregrinaciones, no sólo procedentes
de Europa sino también de todo el mundo. Así se explica la representación
iconográfica de Santiago con el bastón del peregrino y el rollo del Evangelio,
características del apóstol itinerante y dedicado al anuncio de la "buena nueva", y
características de la peregrinación de la vida cristiana.
XI. BARTOLOMÉ.
ª Brevemente
Es el hombre que buscando se dejó encontrar.
ª Profundizando:
− En las listas de los doce en los tres primeros evangelios y en los Hechos, los
nombres de Felipe y Bartolomé aparecen siempre juntos, como si fuera
natural hablar de ellos al mismo tiempo; y en el cuarto evangelio vemos que
fue Felipe el que llevó a Natanael a Jesús (Jn 1,45). Entonces, como Felipe está
estrechamente conectado con Bartolomé y Natanael, puede ser que
Bartolomé y Natanael sean la misma persona.
44
Se le ha identificado a Natanael: 1) Ha sido identificado con Simón el Cananeo. En algunos manuscritos del NT
llaman a Simón con el nombre de Kananitēs. Algunos lo tomaron equivocadamente con el significado de hombre de
Caná. En Juan 21,2 vemos que Natanael también era un hombre de Caná; y por eso se hizo la identificación. Esto no
puede ser así, porque Simón no era el hombre de Caná sino el Cananeo o Zelotes. 2) Epifanio, no sabemos en base a
qué, identificó a Natanael con el discípulo anónimo camino de Emaús (Lc 24,13-25; Epifanio, Herejías, 23). En esa
escena, uno de los discípulos con los que se encuentra Jesús en el camino de Emaús se llama Cleofás, y el otro
permanece anónimo. Epifanio creía que el discípulo sin nombre era Natanael. 3) Natanael ha sido identificado con el
Discípulo Amado, y, por consiguiente, con el mismo Juan. Las primeras palabras que Jesús dirigió a Natanael fueron:
«Mirad a un israelita de verdad en quien no hay engaño» (Jn 1,47). Es como si Jesús dijera: «Aquí está realmente el
discípulo perfecto para mi propósito». 4) La identificación de Natanael con Esteban. La base de esta idea es que Jesús
prometió a Natanael que vería el cielo abierto, y los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre (Jn 1,51).
Cuando Esteban fue martirizado, se dice de él que vio el cielo abierto y a Jesús en pie a la diestra de Dios (He 7,56). Se
dice, pues, que heredó la promesa hecha a Natanael, y por eso los identifican. (cf. id. p.136-137).
hay engaño!» (Jn 1, 47). Se trata de un elogio que recuerda el texto de un salmo:
"Dichoso el hombre... en cuyo espíritu no hay fraude" (Sal 32, 2), pero que suscita la
curiosidad de Natanael, que replica asombrado: "¿De qué me conoces?" (Jn 1, 48). La
respuesta de Jesús no es inmediatamente comprensible. Le dice: "Antes de que Felipe te
llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi" (Jn 1, 48). No sabemos qué había
sucedido bajo esa higuera. Es evidente que se trata de un momento decisivo en la
vida de Natanael45.
Para mucha gente en Palestina la higuera era una especie de cuarto privado.
La higuera crece hasta una altura de unos quince pies, pero sus ramas se extienden
hasta alcanzar unos veinticinco pies. Era costumbre tener una higuera a la puerta de
casa. En Palestina las casas de los más pobres tenían sólo una habitación; y, a
menudo, cuando buscaban tranquilidad para orar y meditar, buscaban la intimidad
bajo la sombra de la higuera. De hecho, Jesús le estaba diciendo a Natanael:
«Natanael, te he visto en oración, en tu devoción privada, en el único sitio privado
que tienes; y allí he visto en lo secreto y privado de tu corazón, y conozco la
búsqueda que hay ahí». Es como si Jesús como Dios mismo comprendiera el lejano
pensamiento de Natanael. A Natanael le parecía sorprendente que alguien tuviera el
poder divino de leer los secretos de su corazón. «Rabí», dijo, con asombro reverencial,
«tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel» (Jn 1, 49). En ella se da un primer e
importante paso en el itinerario de adhesión a Jesús. Las palabras de Natanael
presentan un doble aspecto complementario de la identidad de Jesús: es reconocido
tanto en su relación especial con Dios Padre, de quien es Hijo unigénito, como en su
relación con el pueblo de Israel, del que es declarado rey, calificación propia del
Mesías esperado. Al momento Jesús prometió a Natanael cosas todavía mayores; le
prometió que sería testigo del triunfo último y la gloria final (Jn 1,43-51).
3. Natanael era un hombre de oración. Jesús le vio debajo de la higuera (Jn 1,48);
y esto implica que pasaba muchas horas allí. A su estudio, añadía la oración.
4. Natanael era un hombre que no se andaba a medias tintas. «Tú eres el Hijo de
Dios», dijo a Jesús, «tú eres el Rey de Israel» (Jn 1,49). Cuando se entregaba, se
entregaba del todo. Cuando descubrió a Jesucristo, ningún sitio le parecía
bueno para El sino era el más alto.
45
BENEDICTO XVI, La adhesión a Jesús puede ser vivida y testimoniada nos dice el apóstol Bartolomé. Audiencia
General (4-10-2006). Publicado en Ecclesia 3335 (2006) 1682-1683, aporta esta interesante reflexión: “Él se siente
tocado en el corazón por estas palabras de Jesús, se siente comprendido y llega ala conclusión: este hombre sabe todo
sobre mí, sabe y conoce el camino de la vida, de este hombre puedo fiarme realmente.”
5. Era un hombre fiel. Permaneció con los apóstoles después de la agonía de
Jesús (Jn 21,2).
XII. TADEO.
ª Brevemente
Es un hombre de fe plena
ª Profundizando:
46
En relación con este tema, el Papa BENEDICTO XVI, La adhesión a Jesús puede ser vivida y testimoniada nos dice
el apóstol Bartolomé. Audiencia General (4-10-2006). Publicado en Ecclesia 3335 (2006) 1682-1683 dice: “Pensemos
en la conocidísima escena del Juicio final en la capilla Sixtina, en la que Miguel Ángel pintó a san Bartolomé
sosteniendo en la mano izquierda su propia piel, en la cual el artista dejó su autorretrato.”
47
BARCLAY, William, HM, p145-146, da una interpretación interesante a estas palabras. Explica que en un
manuscrito latino a este judas se le llama Judas Zelote, y esto implicaría que era un nacionalista exagerado y violento
con el sueño de que las personas elegidas conseguirían el poder y el dominio del mundo. Por tanto, con la pregunta a
Jesús estaría queriendo decir algo similar a: «Está muy bien decirnos que eres el Mesías y mostrarnos que eres el
elegido de Dios. Pero seguro que ha llegado la hora en que es necesario que lo manifiestes públicamente. Seguramente
ha llegado el momento en que debes salir a la gente y mostrarles quién eres y demostrar tu poder». Y la respuesta de
Jesús fue que cualquier manifestación suya era imposible, excepto a los corazones obedientes y llenos de amor; pero
que cuando un hombre diera a Jesús amor y obediencia, el Padre y el Hijo harían del corazón de este hombre su morada.
De algún modo, le estaba diciendo que el camino del poder nunca puede ser un sustituto del camino del amor.
allá de lo superficial, le está explicando que al Resucitado hay que verlo y percibirlo
también con el corazón, de manera que Dios pueda poner su morada en nosotros.
− Constatar que la Escritura junto con la Tradición y el Magisterio de la Iglesia son las
fuentes claras de la Relación.
− Se hace necesario una lectura sapiencial del texto sagrado para ir más allá de que el
texto dice e intentar ver, interpretar, lo que está queriendo decir.
− Hacer una aproximación a lo que vivieron, sintieron, conocieron estos hombres tan
cercanos a Jesús es siempre de gran ayuda. Por un lado porque al ser persona de
“carne y hueso” es como más fácil identificarte con alguno de ellos, y por otro lado
sus palabras y obras tienen la capacidad de interpelar, cuestionar ...
8. Anexo.
Fuente: MAY, Herbert G. (dir.), Atlas Bíblico Oxfort, Madrid, Verbo Divino, 1988, p.85
9. Bibliografía.
BARCLAY, William, Los hombres del Maestro, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1988.
FERNÁNDEZ, Felipe (dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Burgos, Monte Carmelo, 2001.
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Editorial, 2002.
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MAY, Herbert G. (dir.), Atlas Bíblico Oxfort, Madrid, Verbo Divino, 1988.
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Ecclesia 3317 (2006) 1017-1018.
BENEDICTO XVI, Santiago el Mayor o la prontitud para acoger la llamada del Señor. Audiencia
General (21-6-2006). Publicado en Ecclesia 3317 (2006) 1019-1020.
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BENEDICTO XVI, En Judas Iscariote vemos cómo Jesús respeta nuestra libertad. Audiencia
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